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  • Construccin femenina de ciudadana

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    Construccin femenina de ciudadana

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    Con Clyde Soto y Mary Monte hemos realizado una primera investigacin acerca de lasmujeres que en Paraguay no se conformaron con el rol que el patriarcado les asign y desde lasociedad lucharon por el reconocimiento de sus derechos, por ocupar lugares tradicionalmentevedados por la discriminacin de gnero, y por la democracia poltica, social y cultural enParaguay. El trabajo, que abarca el perodo comprendido entre 1900 y 1960, se denominaAlquimistas. Documentos para otra historia de las mujeres (CDE, 1993). Este artculo da un pasohacia nuevas preguntas surgidas durante la redaccin y correcciones de Alquimistas... que megustara trabajar en el futuro.

    Me tom el atrevimiento de dar forma de hiptesis a mis preguntas relacionadas con eltema de la construccin de ciudadana. La investigacin a partir de ahora exigir trabajar mejorel contexto poltico y las historias de otros sujetos. Pero cuando estaba releyendo las hiptesisme produjo gran placer darme cuenta de que me anim a plantear cuestiones generales a partirde un conocimiento fragmentado de la historia de las rebeldes.

    Ciudadana

    La ciudadana es un derecho que concede la potestad de intervenir en el poder polticode una sociedad determinada. Actualmente est consagrado en los sistemas legales,generalmente al mximo nivel jurdico, es decir, en las constituciones de cada Estado, como elderecho que tienen ciertas personas a gobernar y decidir quin gobierna. Este es el concepto dela ciudadana poltica, aunque el concepto global segn lo desarroll Marshal comprendetambin los derechos civiles y sociales. Desde mi punto de vista, solamente cuando se tienenderechos polticos se puede acceder a la ciudadana plena, aunque toda persona sea sujeto dederechos y obligaciones. El concepto de ciudadana poltica -del que nos ocuparemos en estetrabajo, porque por ese derecho lucharon las sufragistas- est estrechamente vinculado a los dedemocracia y de conformacin de una comunidad poltica. Su ejercicio est conectado a losconceptos de soberana popular, pluralismo, participacin poltica, libertad e igualdad, que sonconceptos que hacen al fondo de la democracia. Y en ese sentido, la ciudadana est vinculadacon los derechos polticos y los derechos humanos.

    La ciudadana es, por lo tanto, un derecho y un ejercicio (expresin o accin). Ambospueden coincidir, y entonces la soberana reside efectivamente en los sujetos de ese derecho.Ellos se gobiernan directamente o deciden quines, de entre ellos, sern sus gobernantes.Tambin ejercen los derechos fundamentales y los otros derechos reconocidos legalmente. Esposible, sin embargo, que ambos no coincidan. Que existan colectivos a quienes se les niega elderecho, pero cuyas acciones corresponden al ejercicio de la ciudadana. Y, por el contrario,colectivos a los que se les reconoce el derecho pero que no pueden ejercerlo. Existe coincidenciaentre derecho y ejercicio de la ciudadana en los sistemas democrticos y ambos estndivorciados en los sistemas autoritarios.

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    Ciudadana y proceso histrico

    Basada en nuestra investigacin documental sobre las mujeres que no estuvieronconformes con el rol que les haba asignado el patriarcado en el siglo XX en Paraguay e inspiradaen los estudios de E. P. Thompson sobre la clase obrera inglesa, querra proponer las siguienteshiptesis:

    1. Las expresiones y acciones de ciudadana preceden al reconocimiento de la mismacomo derecho.

    2. El derecho positivo y su interpretacin reflejan las relaciones de poder y los valoresvigentes en la sociedad, y en muchos casos son respuesta a la accin de la sociedad civil, esdecir, a la parte organizada de la poblacin.

    3. En las democracias modernas se ha desarrollado un proceso de extensin del derecho ala ciudadana a colectivos inicialmente excluidos.

    4. Los colectivos a quienes se extiende el derecho a la ciudadana no han luchado porellos en forma homognea; solamente una parte de cada uno de esos colectivos se ha expresadoy accionado previamente para obtener el reconocimiento de los derechos ciudadanos de todo susector.

    5. Esa parte del colectivo establece vinculaciones y consigue apoyo de individuos yorganizaciones de otros colectivos, que forman parte de la comunidad poltica, o incluso puedenformar parte de ms de un colectivo. No todo el colectivo que conquista sus derechos los asumeactivamente.

    6. En los autoritarismos, el derecho a la ciudadana reconocido legalmente a lacomunidad poltica no puede ser ejercido por sta en sus componentes bsicos.

    7. No existe linealidad en el ejercicio de la ciudadana. Importantes avances pueden sercortados, retrotraerse los derechos a estados anteriores, pero algunos de ellos pueden permanecerparcialmente o incluso crecer en situaciones adversas. La duracin de avances y retrocesos esvariable.

    8. Las identidades se forman en las luchas por la obtencin de derechos yreivindicaciones, pero no permanecen inmutables, pueden extenderse, achicarse o desaparecer.A veces, ello trae aparejada una prdida de la memoria histrica.

    9. Hay una correspondencia entre ejercicio activo de la ciudadana, produccinintelectual, organizacin y recuperacin de la memoria histrica.

    A continuacin fundamentar estas hiptesis, basada en Alquimistas...., de cuyo texto heextrado prrafos completos.

    Las expresiones y acciones de ciudadana preceden el reconocimiento de la misma como derecho

    La ciudadana fue formal y sobre todo explcitamente reconocida a las mujeresparaguayas mayores de 18 aos, por ley no 704 de 1961. Con seguridad, a lo largo del siglo XXhubo continuas luchas por el reconocimiento de los derechos polticos de las mujeres, pero esposible tambin que existan precedentes que la ignorancia de la historia no nos permite incluiren este trabajo (1).

    Se expresaron como ciudadanas las concepcioneras que en 1901 protestaron por laeleccin como senador de Jos Segundo Decoud, al igual que las integrantes del Comit ProPaz, que en 1904 solicitaron a Benigno Ferreira que no desatara una guerra civil, y lasintegrantes de la Unin Democrtica de Mujeres que en 1946 formaron la ms importanteorganizacin social para lograr la amnista y la vigencia de las libertades de "profesar su culto,pensar libremente, trabajar sin hambre y vivir sin miedo".

    (1) Es urgente la realizacin de estudios desde una perspectiva de gnero del siglo XIX, as como de los siglosanteriores.

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    Por su parte, las integrantes del Instituto Cultural de Amparo a la Mujer, que funciondesde 1953, hasta que fue prohibida en 1956, accionaron como ciudadanas democrticas,luchando contra la dictadura del general Alfredo Stroessner. En este caso, la ciudadana seejerci como accin contra el despotismo y por la instauracin de un sistema polticodemocrtico.

    Pero hubo tambin individualidades y organizaciones que se expresaron comociudadanas a travs de escritos, apoyos a proyectos de ley y acciones tendientesespecficamente a la igualdad legal entre mujeres y hombres, principalmente en cuanto a losderechos civiles y a la obtencin de reconocimiento de los derechos polticos de las mujeres:

    - Serafina Dvalos y Virginia Corvaln a travs de sus escritos y su participacin enorganizaciones de gnero;

    - los y las integrantes del Centro Feminista Paraguayo de 1920 y de la AsociacinFeminista de 1929;

    - las integrantes de la Unin Femenina del Paraguay de 1936, las del Consejo deMujeres de la Repblica del Paraguay de la dcada de los cuarenta, las de la Liga ProDerechos de la Mujer y de la Asociacin de Universitarias Graduadas del Paraguay de ladcada de los cincuenta y principios de la de los sesenta.

    Lo que personalmente no me es claro es si quienes participaron en organizaciones gremial-laborales, defendiendo sus intereses sectoriales, pero sin tener el elemento de pensar a la comunidadpoltica en su conjunto, pueden ser considerados como luchadores por la ciudadana. De cualquiermanera, las importantes luchas gremiales de las mercaderas, carameleras, costureras, etc., pueden serconsideradas como formas de ejercicio de una ciudadana no reconocida.

    En el caso de las maestras, si bien la mayora de sus luchas estuvieron concentradas en tratarde mejorar salarios y otras condiciones laborales, generalmente incorporaban elementos polticoscomo la exigencia de cumplimiento de las leyes por parte de los gobernantes y la defensa del sistemapoltico democrtico. Parecera que en ese caso s hubo un ejercicio de ciudadana previo alreconocimiento del derecho en las leyes. Para ms, algunas de sus principales dirigentes como ElidaUgarriza, Emiliana Escalada y Juana Merlo fueron tambin dirigentes de organizaciones feministas,que reivindicaban la consagracin jurdica de la ciudadana femenina.

    Para finalizar, se debe sealar que no hubo una postura coherente y nica por parte de loshombres que tenan el poder del Estado y de los saberes reconocidos. Como bien seala SerafinaDvalos en su discurso pronunciado en el Primer Congreso Internacional Femenino de la RepblicaArgentina, realizado en Buenos Aires en 1910, cmo era posible que ella hubiese sido designadacomo integrante del Superior Tribunal de justicia, cargo que constitucionalmente requera laciudadana, con apoyo de los profesores de la Facultad de Derecho, y no se le permitiese votar enelecciones o presentarse como candidata a cargos electivos?

    El derecho positivo y su interpretacin reflejan las relaciones de poder y los valores vigentes en lasociedad y , en muchos casos, son respuestas a la accin de la sociedad civil, es decir, a la parteorganizada de la poblacin

    Estas afirmaciones forman parte de los saberes conocidos y reconocidos por cualquierestudiante de derecho o de ciencia poltica. Pero queremos recordar que:

    a) Las leyes estn hechas por instituciones o instancias que poseen la facultad de dictar lasreglas a las cuales deben atenerse todas las personas que integran una comunidad determinada.

    La institucin que cuenta con el poder para que los que integran una sociedad cumplan loque disponen sus dirigentes es el Estado. Este ha adoptado diversas formas, pero en todas lasconocidas histricamente las mujeres han estado, si no totalmente excluidas, por lo menos ensituacin de subordinacin, es decir, que otros ejercan poder sobre ellas. Las desigualdades,privilegios y discriminaciones que pudieran existir tienen que ver con el poder que cada colectivotiene en la sociedad y el Estado, es decir, en la comunidad poltica en su conjunto. Con la

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    Repblica -ms concretamente, con su instauracin violenta a partir de las revoluciones francesay norteamericana- se eliminaron los privilegios de la nobleza y se consagr la igualdad ante la leyde los ciudadanos. Lase bien: de los ciudadanos y no de las ciudadanas. Aunque ni siquieratodos los hombres eran ciudadanos; inicialmente slo lo eran los propietarios y de raza blanca.Las cultas feministas paraguayas de principios de siglo lo tenan bien claro, y es por ello queSerafina Dvalos cita en su libro un prrafo de las memorias de la Asociacin Americana para elSufragio de las mujeres, que dice: "La llamada Repblica Americana es una oligarqua dehombres. Nuestras soadas libertades no nos caern del cielo, hay que luchar por ellas paraobtenerlas" (Dvalos, 1990; p. 38).

    Y as ha sido en la mayora de los procesos histricos. Hasta que las mujeres, los negroshombres, los y las indgenas adquieren mayor poder -aunque ms no fuere para presionar- y lahistoria va cambiando.

    b) En cuanto a que la interpretacin del texto legal depende de la ideologa de quienestienen poder y a sus valores, quisiera ofrecer algunos ejemplos encontrados en la investigacin.

    En sus respectivas tesis doctorales de 1907 y 1925, Serafina Dvalos y Virginia Corvaln(1925) (2) afirmaban que no existan impedimentos constitucionales para que las mujerespudiesen elegir y ser elegidas para cargos pblicos y mandatos. Ms an, ellas demostraban quela Constitucin de 1870 reconoca la ciudadana a las mujeres, ya que ningn artculo las excluay las consideraban incluidas en los siguientes artculos:

    "Art. 18: Todos los habitantes de la Repblica gozan de los siguientes derechos conformea las leyes, que reglamentarn su ejercicio. De navegar, comerciar, de trabajar y ejercer todaindustria lcita, de reunirse pacficamente, de peticionar a las autoridades, de entrar, permanecer,transitar y salir del territorio paraguayo libre de pasaporte, de publicar sus ideas por la prensa sincensura previa, de usar, de disponer de su propiedad y asociarse con fines tiles, de profesarlibremente su culto y aprender".

    "Art. 26: La Nacin Paraguaya no admite prerrogativas de sangre ni de nacimiento, no hayen ellas fueros personales ni ttulos de nobleza. Los habitantes son iguales ante la leyy sonadmisibles a cualquier empleo sin otra condicin que la idoneidad. La igualdad es la base delimpuesto y las cargas pblicas".

    "Art. 35: Son ciudadanos paraguayos: 1) Los nacidos en territorio paraguayo. 2) Los hijos depadre o madre paraguayos por el solo hecho de avecindarse en el Paraguay. 3) Los hijos deparaguayos nacidos en territorio extranjero, hallndose el padre en actual servicio de la Repblica:stos son paraguayos naturales aun para los efectos en que las leyes fundamentales o cualesquieraotras requieran nacimiento en territorio paraguayo. 4) Los extranjeros naturalizados gozarn de todoslos derechos polticos y civiles, de los nacidos en territorio paraguayo, pudiendo ocupar cualquierpuesto menos el de presidente y vicepresidente de la Repblica, Ministros, Diputados y Senadores".

    "Art. 38: Todos los ciudadanos paraguayos sin los impedimentos del artculo siguiente tienenderecho al sufragio desde la edad de diez y ocho aos cumplidos".

    "Art. 39: Se suspende el derecho de sufragio: 1) Por ineptitud fsica o moral que impida obrarlibre y reflexivamente. 2) Por ser soldado, cabo o sargento de tropa de lnea o guardia Nacionalmovilizada de mar y tierra bajo cualquiera denominacin que sirvieren. 3) Por hallarse procesadocomo reo que merezca pena infamante".

    "Art. 40: Se pierde la ciudadana: 1) Por quiebra fraudulenta. 2) Por admitir empleos,funciones, distinciones o pensiones de un Gobierno extranjero sin especial permiso del Congreso".

    Ni la aceptacin unnime de sus tesis doctorales, en las que con stos y muchos otrosargumentos Serafina Dvalos y Virginia Corvaln demostraron que solamente una interpretacinerrnea era la que impeda que las mujeres pudiesen ejercer el derecho a votar y ser electas.

    (2) Su texto se reproduce ntegramente entre los documentos del captulo 2 de Bareiro/Soto/ Monte,1993.

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    A pesar de sus altos cargos en el poder judicial, Serafina Dvalos muri en 1957 sin que lospatriarcas dominantes le permitiesen jams ejercer el sufragio activo o pasivo.

    c) En cuanto a que las leyes "en muchos casos son respuesta a la accin de la sociedad civil",se pueden encontrar numerosos ejemplos de concesin de derechos y tambin de restriccin de losmismos. Aparentemente, ello depende del poder que se haya adquirido con las luchas.

    En el caso de conquista de derechos, es indudable que si los derechos polticos de las mujeresfueron consagrados en 1961, siendo el ltimo pas americano que los reconoci, se debi a lasacciones de las organizaciones de mujeres, en especial de la Liga Pro Derechos de la Mujer.

    En el caso de retroceso o restriccin de derechos, podemos ofrecer el siguiente ejemplo. Enfebrero de 1925, las maestras y maestros de Asuncin primero, y las del todo el pas despus,presentaron la renuncia colectiva a sus cargos. La medida tena como objetivo presionar al poderejecutivo por el cumplimiento de la Ley Orgnica del Magisterio, y se recurri a la renuncia porquehaba disposiciones legales que prohiban la huelga de funcionarios (y funcionarias) pblicos. Laprincipal dirigente de esta lucha, que dur ms de dos meses y termin en derrota, fue lafeminista Elida Ugarriza.

    Quince aos despus, la Carta Poltica totalitaria impuesta por la dictadura del generalEstigarribia, que consult a la voluntad popular por plebiscito, incluy la siguiente disposicin,en homenaje a la lucha de las maestras: "Art. 17:.... Queda prohibida la huelga de funcionariospblicos, as como el abandono colectivo de los cargos".

    Nada menos que a nivel constitucional se contesta a una accin colectiva socio-gremialderrotada, pero la respuesta jurdica muestra su trascendencia.

    En las democracias modernas se ha desarrollado un proceso de extensin del derecho a la ciudadana acolectivos inicialmente excluidos

    Chantal Mouffe nos ayuda a precisar el concepto de democracia moderna al decir: "Esimportante aclarar que la expresin democracia moderna se distingue de su forma clsica por elpapel que juega en ella el pluralismo. La democracia moderna es el resultado de dos lgicasdiferentes, a saber: la lgica de la soberana popular por un lado, y por el otro, la lgica delliberalismo en el sentido de liberalismo poltico, o ms precisamente de pluralismo" (Mouffe,1991; p. 19).

    Ella agrega que es fundamental para la democracia la vigencia de los principios deigualdad y libertad para todos. Y para todas, le agregaramos las feministas que sabemos que elmasculino no siempre engloba al femenino y que es mejor precisar que seguir quedandoexcluidas.

    Lo cierto es que mucho tiempo y mucha lucha hubo desde que los hombres blancospropietarios obtuvieran la ciudadana, hasta que el movimiento obrero conquistara el voto"universal" para los hombres sin bienes. Tambin en Paraguay eran electores solamente lospropietarios, hasta la Constitucin de 1870.

    Hasta hoy no ha llegado en todo el mundo la igualdad y la libertad para las personas deraza negra. El apartheid sudafricano ha sido hasta hace muy poco una afrenta a la concienciademocrtica del mundo.

    Fueron duras luchas por la igualdad, principio bsico de la democracia, y tal como loplantearon valientes mujeres desde un inicio, ellas participaron en la conquista de la libertad yla igualdad, pero no pudieron recogerlos frutos. Los varones se aduearon de todo el poder bajoprotesta de las mujeres. La aceptacin de la discriminacin es tambin un mito. Un texto queilustra esta afirmacin es el siguiente: "...Augustos legisladores, cargaris de cadenas las manosque con tanto ardor os ayudaron a construir el altar de la patria? Haris esclavas a aquellas quehan contribuido con celo a haceros libres? (...) los poderes del esposo y de la esposa deben serlibres e individuales (...) No sera injusto consagrar en el esposo toda la facilidad del vicio,

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    mientras que a la esposa, cuya existencia es frgil y sometida a males sin fin, le tocara ensuerte toda la dificultad de la virtud?" (Palm D'Aelders, 1791, en Simn Rodrguez, 1992; p. 29).

    Entre los documentos publicados en Alquimistas... puede verse que las luchadoraseuropeas y sus ideas no eran desconocidas para los intelectuales paraguayos de principios desiglo; por lo visto, nuestro aislamiento del pensamiento mundial comenz ms tarde. En suensayo Sobre el feminismo, de 1901, Arsenio Lpez Decoud le dedica prrafos elogiosos, entreotras, a Throigne de Mericourt y tambin comenta que Cecilio Bez escribi sobre ella en elmismo sentido, en un documento que no habamos podido conseguir entonces. Y hablando deBez, hay una espina que no nos sale cuando pensamos que l fue presidente de la Repblicaentre 1905 y 1906 y no us el poder que tuvo para consagrar la igualdad de derechos de lasmujeres. Aunque posiblemente su poder haya estado bastante limitado, pues se cuenta quedurante todo su mandato interino cada maana preguntaba si segua siendo presidente.

    Lpez Decoud conoca tambin la lucha y el trabajo de Olimpia de Gouges, de quiendice que fue autora del primer y verdadero programa feminista. En efecto, esta mujer defendila igualdad de derechos entre ambos sexos, y reformul la "Declaracin de los derechos delhombre y del ciudadano", que haba escrito Lafayette en 1879. Slo dos aos despus de laRevolucin, ella present a la Asamblea Nacional un proyecto de ley de "Declaracin de losderechos de la mujer y la ciudadana" (ver el texto completo,n Simn Rodrguez, 1992; pp. 34-39) que le vali ser asesinada en la guillotina de la Revolucin Francesa, pues, como bien diceMara Elena Simn Rodrguez, el haber dicho que "Todas las mujeres nacen libres e iguales enderechos" fue un desafo lanzado a los hombres -es decir, al poder- que justific su condena alridculo, a la violencia y a la muerte" (ibd., p. 39).

    Los argumentos de nuestras feministas intelectuales, de las acciones de las organizadas,los siete proyectos de igualdad legal de las mujeres presentados a lo largo de este siglo, seplasmaron en las leyes 85 aos despus de que Serafina defendiera su tesis. Tanta lucha ylucidez temprana no fueron suficientes para tener el poder de convertir las razones en derechopositivo. La plena ciudadana que reconoce las diferencias y la necesidad de generar igualdadpara las mujeres y los pueblos indgenas apenas fue consagrada en la Constitucin Nacional de1992.

    Los colectivos a quienes se extiende el derecho a la ciudadana no han luchado por ellos en formahomognea, solamente una parte de cada uno de esos colectivos se ha expresado y ha accionadopreviamente para obtener el reconocimiento de los derechos ciudadanos de todo su sector

    Las organizaciones que lucharon por el reconocimiento de iguales derechos civiles ypolticos para hombres y mujeres han sido pequeas en relacin con la poblacin. Los y lasintegrantes del Centro Feminista de 1920 no pasaban de 50 personas, y las de la AsociacinFeminista de 1929 no eran ms de 30. Hacia 1920, la poblacin paraguaya era deaproximadamente 800 mil habitantes, de los cuales por lo menos la mitad eran mujeres. En 1930,la poblacin era de cerca de un milln y las mujeres, como mnimo, 500 mil.

    Las organizaciones mayores en nmero de integrantes como la Unin Femenina delParaguay de 1936 y la Liga Pro Derechos de la Mujer no pasaron de 500 integrantes. Y se fuetambin el nmero de las participantes en la asamblea del 19 de diciembre de 1946, de la UninDemocrtica de Mujeres. Hasta 1970, la poblacin rural de Paraguay era de casi el 60%, y hasta1985 no se registraron -o por lo menos no tenemos referencias- organizaciones de mujerescampesinas que hayan demandado derechos especficos de su gnero.

    Las organizaciones feministas que a lo largo del siglo lucharon hasta lograr en 1961 laigualdad de derechos polticos no son representativas de lo que eran las mujeres en el conjuntode la sociedad. Se trata de minoras esclarecidas y activas que, sin embargo, no han reclamadopara s ser la "vanguardia" del gnero, como frecuente en las organizaciones obreras socialistas ycomunistas reclamaban ser la "vanguardia del proletariado". No hablaban como dirigentes de las

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    mujeres, sino como parte de un colectivo discriminado por el sistema. Pero la afirmacin podraser relativizada si se toma en cuenta la extensin en el magisterio de las renuncias en 1925, queinvolucr a la mayora de los trabajadoras y trabajadoras de ese sector. Pero aun as, fue un casonico, que se mantuvo por dos meses y termin en derrota. Las otras movilizaciones slo fueronseguidas por parte del gremio, que incluso estuvo abiertamente dividido.

    Lo interesante es que, a pesar de haber sido pequeas, han tenido gran protagonismo ensus respectivas pocas, y que aun sin conexin directa, e incluso desconociendo a susantecesoras, una y otra vez surgieron organizaciones con objetivos, propuestas y caractersticassimilares. Todas lucharon por la igualdad jurdica, se conectaron internacionalmente conorganizaciones o feministas o instituciones de mujeres, y desarrollaron formas democrticas deorganizacin y accin.

    Esa parte del colectivo establece vinculaciones y consigue apoyo de individuos y organizaciones deotros colectivos, que forman parte de la comunidad poltica, o incluso pueden formar parte de ms deun colectivo. No todo el colectivo que conquista sus derechos los asume activamente

    Una constante en las primeras organizaciones de gnero fue la participacin de hombresdestacados en el mbito pblico. Aunque ms no sea porque las mujeres no eran reconocidascomo ciudadanas y, por lo tanto, no podan ser parlamentarias, todos los proyectos de ley fueronpresentados por diputados o representantes hombres, que los defendieron activamente.

    Cecilio Bez yArsenio Lpez Decoud abrieron el debate sobre feminismo en Paraguay en1901, expresndose en defensa del derecho de las mujeres a manifestarse. Los primerosproyectos de ley de igualdad civil y poltica los present el diputado republicano TelmacoSilvera en 1919, quien adems mantena correspondencia con la feminista uruguaya PaulinaLuis e impuls la creacin del Centro Feminista.

    En esa primera organizacin de gnero participaron tambin Cipriano Ibez, dirigentedel gremio de maestros, con destacada actuacin en 1925; y Juan Vicente Ramrez. El ltimo delos citados y Silvera tambin integraron la Asociacin Feminista de 1929, junto con otroshombres como Justo Pastor Bentez y Anselmo Jover Peralta, que aos despus fueron ministros;el diputado liberal Lisandro Daz Len, autor del primer proyecto de ley de divorcio; y elintelectual Pablo Max Insfrn, en un tiempo embajador paraguayo en Estados Unidos.

    No es clara la motivacin ni mucho menos las causas que hicieron que estosintelectuales, gremialistas y polticos participaran en esas organizaciones, solamente podemosconstatar la existencia del nexo. Silveray Daz Len fueron hombres progresistas en lo poltico,social y cultural. Es incluso impresionante que Silvera fundamentara como feminista su voto afavor de la ley de divorcio. Pero los factores personales pudieron jugar tambin un importanterol, por ejemplo, Pablo Max Insfrn era en ese entonces el novio y ms tarde el marido deCarmen Gatti, una activa feminista que particip en las dos primeras organizaciones de gnero.

    Mucho menos an conocemos acerca de las influencias que pudieron llevarles a losdoctores Antonio Sosa y Manuel B. Mongels a presentar sendos proyectos de igualdad civil ypoltica en 1929 y 1952. En tanto, parecera que el doctor Hiplito Snchez Quell present elsuyo en 1951 al influjo del entusiasmo de la ratificacin de las Convenciones Interamericanasde 1948. Pero conectando un poquito ms, debemos recordar que su esposa, Teresa Cazenave,haba sido la vicepresidenta de la Unin Democrtica de Mujeres, la ms importanteorganizacin pluralista en lo poltico del perodo estudiado.

    Esta organizacin, que luch por la amnista amplia y sin restricciones en 1946, sevincul con todas las organizaciones polticas y gremiales de la poca, las que a travs decartas y otros medios manifestaban su apoyo a la Unin. Incluso los peridicos explicitaban suinters en publicar las propuestas y resoluciones de esa organizacin. Pero no fue el nicocaso. Otra de las constantes es el apoyo que las diferentes organizaciones tuvieron de la prensa,que potenci sus acciones difundindolas.

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    El doctor Luis De Gsperi, el civilista de mayor renombre de Paraguay, tambin apoy lacausa de la igualdad. Particip en la redaccin del proyecto de la Comisin de juristas de 1954y en su Anteproyecto de Cdigo Civil de 1964, cuando ya haban sido conquistados losderechos polticos; plante muy importantes avances en cuanto al status legal de la mujercasada.

    Al mismo tiempo que se establecan estos relacionamientos, las mujeres que integraronlas organizaciones de gnero tambin se destacaron en otros mbitos. La mayora fueronprofesionales, entre ellas estn nuestras primeras abogadas, mdicas, contadoras, profesorasnormales y maestras. Algunas, como Elida Ugarriza, Juana Merlo y Emiliana Escalada fuerondirigentes gremiales de primer nivel. Y tambin ocuparon altos cargos pblicos, quizs los msaltos que la dominacin patriarcal permita. En 1910, Serafina Dvalos integraba nada menos queel Superior Tribunal de justicia.

    No es posible saber en qu medida la mayora de las mujeres apreciaron el esfuerzo de lasrebeldes y sus compaeros. Relatos de 1.954 dan cuenta de que luego de la promulgacin de laley 236 de "Derechos civiles de la mujer", muchas mujeres protestaron por sentirse obligadas ahacer gestiones pblicas, y otorgaron poderes amplios a sus maridos.

    En los autoritarismos el derecho a la ciudadana reconocido legalmente a la comunidad poltica nopuede ser ejercido por sta en sus componentes bsicos

    Las dictaduras de Estigarribia, Mornigo y Stroessner se rigieron por la Constitucin de1940. Algunos accedieron al poder por elecciones y luego dieron autogolpes. Otros lo hicieron atravs de golpes ms o menos violentos, aunque luego se ocuparon de llamar a elecciones decandidato nico.

    Pero en realidad tampoco anteriormente, durante la vigencia del Estado liberal, puededecirse que haya habido elecciones competitivas. En Paraguay jams hubo traspaso del poder delEstado de un partido a otro por elecciones. Quizs haya habido mayor competencia para elegir alos miembros del poder legislativo, porque las nicas elecciones en la que dos partidos pugnaronpor la primera magistratura fueron las de 1928, pero cuyos resultados no podan sino dar lavictoria al partido entonces gobernante.

    Durante la larga historia autoritaria, tampoco los hombres podan ejercer verdaderamentelos derechos ciudadanos y si lo hacan era a travs de escritos, manifestaciones, protestas. Pero apesar de ello, las organizaciones feministas pelearon para obtener el reconocimiento formal.

    En plena dictadura stronista, ao tras ao trabajaron hasta lograr sus objetivos de serciudadanas Mercedes Sandoval de Hempel, Mara Elina Olmedo Jimnez, Leonidas Gonzlez,Mara Luisa Candia de Burt y otras numerosas integrantes de la Liga. Algunas de ellas inclusoorganizaron una manifestacin callejera en reclamo de sus derechos en vsperas de las eleccionesmunicipales de 1960.

    El 5 de julio de 1961 Alfredo Stroessner promulga la Ley 704 de "Derechos polticos de lamujer", que previamente haba sido sancionada por la Cmara de Representantes. Por lo menosen las leyes se haba consagrado la igualdad entre los gneros.

    Notable fue la conquista de la ciudadana por parte de las mujeres en Paraguay. Lasconcepcioneras manifestndose en 1901, Serafina Dvalos, Virginia Corvaln, Elida Ugarriza,Mara Felicidad Gonzlez, Emiliana Escalada, Carmen Garcete, Ins Enciso Velloso, Dora Freis deBarthe, Beatriz Mernes de Prieto, Lilia Freis de Guerra, Gilda Carsimo y muchsimas mujeres ms conellas, fueron ciudadanas activas, da a da, luchando por sus derechos y los de los y las dems, comomujeres, como trabajadoras y como demcratas.

    Cuando la ley 704 declar que las mujeres tenan derechos polticos iguales a los de loshombres, ni unas ni otros podan ejercerlos a travs de las urnas, para elegir a los y las gobernantes oser electos(as), porque estbamos en plena dictadura. Las elecciones semicompetitivas que se

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    sucedieron entre 1963 y 1988 no podan sino tener un resultado: la victoria del dictador y de quieneslo apoyaban.

    No existe linealidad en el ejercicio de la ciudadana. Importantes avances pueden ser cortados,retrotraerse los derechos a estados anteriores, pero algunos de ellos pueden permanecer parcialmente, oincluso crecer en situaciones adversas. La duracin de avances y retrocesos es variable

    Uno de los derechos fundamentales, a travs de los cuales se ejerce la ciudadana es el de lalibertad de organizacin. Antes del reconocimiento de la ciudadana femenina en Paraguay hubonumerosas organizaciones de mujeres, pero para fundamentar esta hiptesis tomar solamente a dosde ellas: La Unin Democrtica de Mujeres y el Instituto Cultural de Amparo a la Mujer.

    No tenemos la fecha exacta de la fundacin de la Unin Democrtica de Mujeres, pero porlas cartas de respuesta a la comunicacin que sus dirigentas hicieron de la constitucin de la Unin,que estn fechadas a fines de abril de 1946 (cartas del Consejo Obrero del Paraguay, firmada porTimoteo Ojeda y Luciano Miranda; y de la Federacin Universitaria del Paraguay firmada porDomingo Bauelos y Alejandro Acosta, del 26 y 27 de abril de 1946, respectivamente), suponemosque la fundacin habr sido en ese mismo mes o en el anterior.

    La presidenta y alma mater de esta organizacin pluralista y democrtica fue doa BeatrizMernes de Prieto. Ciertamente, su objetivo no fue el de cambiar la condicin de las mujeres en lasociedad, sino conseguir una amnista amplia, libertad y democracia para todo el pueblo paraguayo.Con el protagonismo y la visibilidad que lograron sus integrantes, tambin contribuyeron a cambiar ellugar asignado a las mujeres en la sociedad. En su tiempo, la organizacin tuvo el reconocimiento yfue considerada interlocutora de las ms importantes organizaciones gremiales y polticas existentes.La Fdration Dmocratique Internationale des Femmes estableci contacto con la Unin y lessolicit establecer relaciones entre sus organizaciones. Y hasta el dictador Higinio Mornigo lasreconoci, las recibi en su despacho el 10 de mayo de 1946, las felicit y les prometi que losexiliados podran regresar al pas. Luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial se habanextendido las iniciativas que desde la sociedad presionaban para una apertura poltica en Paraguay.La misma se concret el 9 de junio de 1946 para abrirse a una primavera que lastimosamente slodur siete meses (3).

    En noviembre de 1946, la Unin estaba integrada por 54 mujeres, quienes segn supresidenta haban participado activamente desde la fundacin de la entidad (carta de Beatriz Mernesde Prieto a Teresa Cazenave de Snchez Quell, del 5 de noviembre de 1946). Doa Beatriz eraliberal; la vicepresidenta Teresa Cazenave de Snchez Quell, colorada; las secretarias EstherBallestrino y Lilia Freis de Guerra, febrerista y comunista, respectivamente. All estaba todo el espectropoltico paraguayo.

    A ellas se dirigi Timoteo Ojeda, secretario general del Consejo Obrero, para sugerirles -omejor solicitarles- su adhesin para el gran acto de recibimiento de los y las obreras exiliadas, enespecial a Adolfina Coronel, obrera textil que fuera torturada por la tenebrosa polica de MarcosFster (carta de Timoteo Ojeda a Beatriz Mernes de Prieto, del 6 de agosto de 1946).

    (3) No quiero dejar pasar la ocasin sin relatar una ancdota de las integrantes del Area Mujer del CDE con doaBeatriz. Ella es la abuela de nuestra compaera Celeste Prieto, a quien encomendamos los trabajos de diseo ydiagramacin de nuestras publicaciones. Afines de 1988 nos dijo Celeste que su abuela quera conocernos y quevendra a visitarnos. Nos preparamos como en da de fiesta para recibirla, bien vestiditas. En la mesa habanbocaditos, gaseosas y caf. Cuando lleg la que fuera presidenta de la Unin Democrtica de Mujeres, le di labienvenida como coordinadora del Area dicindole: "Hace mucho tiempo que la queramos conocer" y no pudecontinuar porque doa Beatriz me interrumpi y dijo "Uds. me queran conocer? Pero si Uds. no hicieron nadapara acercarse a m, fui yo quien decidi conocerlas, en mi vida siempre tom la iniciativa sin esperar que meinviten a donde yo quera ir". Ante la carcajada general, terminaron los discursos y se inici una linda charla entretodas.

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    A ellas les escribi el director de El Pas para expresarles su simpata, conocer lasresoluciones de la Asamblea de la Unin del 19 de diciembre de 1946, saber si el programa de laentidad incluira reivindicaciones econmicas y de derechos de las mujeres, si verdaderamente seproponan estructurar un gran movimiento pluralista en lo poltico y social, y si la Unin prestaraapoyo a las luchas por una Asamblea Nacional Constituyente (carta del director de El Pas a BeatrizMernes de Prieto, fechada en diciembre de 1946).

    Tambin nosotras querramos saber si la Unin Democrtica de Mujeres incluy alguna vezreivindicaciones especficas de mujeres o, especulativamente, si las hubiese incluido en el caso deque la guerra civil no hubiese cortado su proceso. En cuanto a lo de apoyar la Constituyente, ya tresmeses antes ellas realizaron gestiones para que fueran "...tomadas las disposiciones legales necesariasque conduzcan a la realizacin de la Asamblea Nacional Constituyente", as como para la derogacindel decreto que declaraba disuelto al Partido Liberal. El centro de sus luchas, su programa de accinera lograr la libertad de cultos y de pensamiento, el bienestar social y la vida sin temores paratoda la poblacin (carta del 14 de septiembre de 1946, dirigida a un ministro cuyo nombre noconsigna y lleva la firma de Beatriz Mernes de Prieto, Teresa Cazenave de Snchez Quell y EstherBallestrino).

    Por su parte, Speratti aporta la copia de un documento cuyo origen no cita y relata que laAsamblea del 19 de diciembre se realiz en el local de la Societ La France; se decidi elaborarun programa de accin y los estatutos de la entidad; y que la comisin provisoriay redactoraestaba conformadapor Beatriz Mernes de Prieto, Carmen Soler de Aponte, Teresa Cazenave deSnchez Quell, Lilia Freis de Guerra, Esther Ballestrino, T. Marn Iglesias de Encina, Elsa Camposde Velzquez y Lidia Fernndez (Speratti, 1989; pp. 59-60).

    Ellas trataron de mantenerse unidas y no aceptaron la renuncia planteada por doa Beatriza su cargo, en noviembre de 1946, por temor a que su militancia activa en el Partido Liberalpudiese perjudicar a la Unin por la agudizacin de la crisis poltica (carta de Beatriz Mernes dePrieto a Teresa Cazenave de Snchez Quell, del 5 de noviembre de 1.946). Pero no pudieronevitar que la dispersin se hiciese realidad despus del golpe militar colorado del 13 de enero de1947, que puso fin a la corta apertura poltica. En un comunicado del 17 de enero de 1947, quecondenaron la violencia y propugnaron la reimplantacin de la tolerancia democrtica.

    Dos meses despus no podan ya reunirse las integrantes de la Unin, ni prestar ayuda alas mujeres que desesperadas les solicitaban amparo. Beatriz Mernes de Prieto y Esther Ballestrinolo expresan en una carta dirigida a la defensora de menores y reos pobres del 9 de marzo de1947. Dos das antes haba estallado la guerra civil.

    Pero los ecos de la Unin Democrtica de Mujeres nos han llegado hasta el presente atravs de su consigna:

    Profesar su cultoPensar librementeTrabajar sin hambreY vivir sin miedo (4).

    En cuanto al Instituto Cultural de Amparo a la Mujer, Graziella Corvaln seala 1953 comofecha de fundacin de esta agrupacin formada por mujeres activistas del Partido Liberal (Corvaln,1989; p. 59). Debemos recordar que ni durante el gobierno de Federico Chaves, ni luego de suderrocamiento por golpe militar encabezado por el general Alfredo Stroessner el 4 de mayo de1954, ningn partido fuera de la Asociacin Nacional Republicana (ANR o Partido Colorado)poda funcionar legalmente.

    (4) Esas "cuatro libertades constituyen el programa de accin de la Unin Democrtica deMujeres", decan en la carta ya citada del 14 de septiembre de 1946.

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    El 4 de noviembre de 1956 deba estallar una rebelin que derrocara al gobierno,organizada por febreristas, liberales y militares institucionalistas. El 2 de noviembre fue apresadoel coronel Rafael Franco, cuando trataba de ingresar al pas, y fue posteriormente expulsado aClorinda. Inmediatamente se desat una represin de grandes proporciones en la que el ministrodel Interior, Edgar L. Insfrn, desarroll lo que posteriormente sera el modelo de represinstronista: apresamientos, declaraciones oficiales a la prensa, adhesiones del aparato de la ANR yfinalmente grandes concentraciones de colorados (Blanch, 1991; pp. 57-62).

    El Instituto Cultural de Amparo a la Mujer fue proscrito por Resolucin no 1 de laDireccin de Asuntos Polticos y Sociales del Ministerio del Interior, que deca: "Asuncin, 7 denoviembre de 1956. Por resolucin de la fecha la Direccin de Asuntos Polticos y Sociales hadispuesto: `proscribir toda actividad de la supuesta entidad denominada `Instituto Cultural deAmparo a la Mujer' cualquiera sea su forma de manifestacin, debiendo procederse policialmentea la incautacin de los documentos puestos por ella en circulacin, sin perjuicio de las sancionesque sean pasibles sus miembros por tal actividad ilcita'. La presente resolucin obedece a que nosolamente la supuesta Asociacin denominada `Instituto Cultural de Amparo a la Mujer' venafuncionando antirreglamentariamente al omitir recabar la autorizacin correspondiente, sino quetal denominacin no era ms que un rtulo del que se valan personas inescrupulosas paraprocurarse dinero para solventar al movimiento subversivo frustrado cuyo estallido debiproducirse el 4 de noviembre pasado, explotando la buena fe de unos y la vocacin sanguinariade otros" (La Tribuna, 9 de noviembre de 1956).

    Posteriormente, el 17 del mismo mes, la Seccin Informes de la Polica de la Capitalexigi que en el plazo de 48 horas todas las organizaciones sociales, estudiantiles, culturales,patronales, deportivas, recreativas, obreras y de cualquier otro tipo, se inscriban en sus registros.El motivo declarado fue que se quera evitar el funcionamiento de instituciones que se dedicasena actividades ilcitas, como el Instituto Cultural de Amparo a la Mujer (La Tribuna, 17 denoviembre de 1956).

    A pesar de las represiones, una y otra vez hombres y mujeres siguieron ejerciendo suderecho a organizarse a pesar de que muchos de ellos tuvieron que pagar "el precio de la paz".

    Las identidades se forman en las luchas por la obtencin de derechos y reivindicaciones, pero nopermanecen inmutables, pueden extenderse, achicarse o desaparecer. Esto ltimo trae aparejada unaprdida de la memoria histrica

    Las integrantes de las tres clases de organizaciones encontradas, de gnero, polticas ygremial-laborales generaron cultura en sus grupos. Eso se nota tanto en el discurso como en lasacciones. Las mayora de las mujeres -y de los hombres que integraron en las primerasorganizaciones- eran feministas, pacifistas y democrticas. Su prctica fue pluralista, con algunasexcepciones.

    En las expresiones de la alquimia que se lograra con la libertad de culto, con la democracia oel derecho al voto, se manifiesta el deseo de otra forma de hacer poltica. Sin embargo, no se puedeolvidar que eran mujeres que hacan poltica en la sociedad y que no estaban disputando cargos dedecisin del aparato de Estado. De ninguna manera puede afirmarse que, efectivamente, al entrar alos espacios masculinos continuaran con sus prcticas de informacin amplia, pluralismo ysolidaridad.

    La prdida de la memoria y de la cultura generada en esas organizaciones puede vincularse ala desarticulacin de la sociedad civil por parte del gobierno de Stroessner a fines de la dcada de loscincuenta, y la desaparicin por dos dcadas de organizaciones con reivindicaciones especficas degnero.

    Hay una correspondencia entre ejercicio activo de la ciudadana, produccin intelectual,organizacin y recuperacin de la memoria histrica

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    Entre los aos sesenta y setenta es cuando se produce el silencio sobre la tradicintransformadora de las organizaciones feministas y femeninas, y cuando surgen las nuevasorganizaciones de mujeres en los inicios de la dcada de los ochenta, lo hacen sin recuerdos de lasque les precedieron. Una posible explicacin es el rechazo que lleg a tenerse hacia las integrantesde la Liga Paraguaya de los Derechos de la Mujer, heredera transformada de la organizacin quehaba logrado la consagracin de la Ley 236/54 "De los derechos civiles" y la Ley 704/61, de igualdadde derechos polticos.

    Los motivos sobraban, las nuevas organizaciones estaban compuestas mayoritariamente pormujeres opositoras al rgimen de Stroessner y se vinculaban al feminismo latinoamericano. Mientrasque las que estaban en la Liga apoyaban abiertamente al dictador, consideraban que ya se habaconseguido la igualdad de derechos entre mujeres y hombres y rechazaban las invitaciones paraeventos amplios que les formulaban las otras organizaciones (5).

    Pero muy pronto, tres aos despus de la fundacin de la Unin de Mujeres Paraguayas(UMPA), la primera organizacin renovadora de las casi 50 que se formaran en la dcada de losochenta, ya comienzan a gestarse los primeros trabajos de recuperacin de la rebelda de las mujeres.Para marzo de 1985 Graziella Corvaln haba terminado ya la primera versin de "La accincolectiva de la mujeres urbanas en el Paraguay", en el marco de un proyecto del ConsejoLatinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) (Corvaln, 1985). La nueva identidad se va forjandocon el ejercicio colectivo activo de la ciudadana, que arranca con los preparativos para el PrimerEncuentro Nacional de Mujeres "Por nuestra igualdad ante la ley" en 1987. Quienes van produciendoconocimientos que nos ayudan contra nuestra amnesia son en su mayora mujeres que forman partede las organizaciones que integran la Coordinacin de Mujeres del Paraguay (CMP).

    Memoria y futuro

    Es mucho todava lo que queda por trabajar para conocer las diferentes formas departicipacin de las mujeres en la esfera pblica en Paraguay. Alguna vez se tiene que escribir unahistoria general incluyente de mujeres y hombres de todas las razas y etnias del pas. Algn da tendrque reformarse la universidad y se contar con recursos para producir conocimientos.

    El futuro es incierto, pero seguramente un pueblo que narre su historia como democrtica yplural tienen mejores posibilidades de construir un futuro con igualdad, libertad y justicia. Delcamino abierto por las sufragistas paraguayas se ha recorrido apenas un tramo. El reto es vencer eloscurantismo y el autoritarismo y lograr que, en da no muy lejano, los hombres y las mujeres detodas las clases sociales y etnias de Paraguay puedan ejercer su ciudadana en plenitud, tal como losoaron nuestras alquimistas.

    (5) Un ejemplo de ello fue la no aceptacin de la invitacin formulada primero por el CEPEM en abrilde 1987, para redactar un proyecto de ley de igualdad de derechos civiles; y posteriormente la negativa aparticipar en el Primer Encuentro Nacional de Mujeres "Por nuestra igualdad ante la ley", convocada por 13organizaciones.

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    Bibliografa

    Blanch, Jos Mara "La poltica del stronismo o el poder stronista", captulo II, en El precio de la paz.CEPAG. Asuncin, 1991.Corvaln, Virginia Feminismo. La causa de la mujer paraguaya. Asuncin, 1925. Corvaln, GraziellaLa accin colectiva de las mujeres urbanas en el Paraguay. CPES. Asuncin, 1985 (mimeo).Corvaln, Graziella "Las mujeres urbanas en el Paraguay: olvido, represin y cambio", en G. Corvaln(comp.), Entre el silencio y la voz. Mujeres: actoras y autoras de una sociedad en cambio. Grupo deEstudios de la Mujer Paraguaya (GEMPA) - Centro Paraguayo de Estudios Sociolgicos (CPES).Asuncin, 1989.Dvalos, Serafina Humanismo. CDE/RP Ediciones. Asuncin, 1990. La Tribuna 9 de noviembre de1956.La Tribuna 17 de noviembre de 1956.Mouffe, Chantal Ciudadana democrtica y comunidad poltica, en Laclau, E./ Mouffe, Ch., Lademocracia de fin de siglo. CDE. Asuncin, 1991.Simn Rodrguez, Mara Elena "Olimpia de Gouges: del sueo del pacto a la guillotina, en Canelobre,invierno-primavera 1992.Speratti, Juan Feminismo (edicin del autor). Asuncin, 1989.

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    Primera edicin: 1997

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    Correo-e: [email protected]

    Edicin al cuidado de Eufemia Hernndez

    Diseo de portada de Analiesse Ibarra, ABV Taller de Diseo, a partir de un detalle de Mujer (FranciscoNarvez, 1938), tomado del libro de Alfredo Boulton, Narvez, Ed. Macanao, Caracas 1981.

    Composicin electrnica: Juan Francisco Vzquez L.

    Telfono: (582) 577.0566

    Impreso en VenezuelaISBN 980317-112-7