Construyamos una organización política de los trabajadores y el pueblo

El proceso electoral aun inconcluso, esta arribando a lo que ya muchos de nosotros habíamos previsto, la abierta imposición oligárquica de Enrique Peña Nieto (EPN) a la presidencia de la republica.

No por esperada dicha imposición, ha dejado de mostrar toda su impresionante secuela de artimañas legales e ilegales para lograr el propósito de llevar a EPN a la primera magistratura del país. La oligarquía se ha valido de cuanto recurso ha estado a su alcance para concretar dicha imposición, así se ha conocido desde la aviesa y millonaria promoción mediática del candidato priista, pasando por la compra indiscriminada de votos y magistrados, la utilización de fondos multimillonarios de dudoso origen y un larguísimo etcétera que es ya harto conocido.

Una primera enseñanza que nos deja la presente contienda electoral es que la clase dominante está dispuesta a hacer lo que sea para impedir el triunfo electoral de las fuerzas populares, y por lo tanto, estará dispuesta a pisotear cualquier precepto constitucional y legal, que se interponga en su camino para imponer a uno de los suyos en la silla presidencial. Esto, desde luego, nos obliga a sacar conclusiones acerca de la pertinencia de participar en procesos electorales en lo futuro.

Una segunda enseñanza fundamental lo es, la profunda incapacidad de las fuerzas de la izquierda electoral mexicana respecto a estos procesos político-electorales. En efecto, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) dedicó seis largos años a recorrer varias veces el país y a construir, se nos dijo, una estructura política que le permitiera impedir otro fraude más, se nos anunció que el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) se habría constituido en todos los municipios y delegaciones del país y habría afiliado a más de 2 millones de mexicanos a sus filas, empero solo alcanzaron a cubrir el 52 % ciento de las urnas electorales. Es decir, fue totalmente insuficiente la participación del MORENA, junto a los partidos coaligados de esa izquierda electoral.

Un tercer elemento a considerar en el presente balance, lo es la ausencia de un trabajo político persistente y sistemático entre las diferentes capas de la población mexicana. Lo cual, las hace presa fácil de la manipulación mediática y corporativa de las fuerzas del capital e impide la concreción de avances significativos en la esfera de lo político-electoral. Ello es derivado de la falta de una organización de izquierda consecuente, con suficiente claridad política y fortaleza en sus principios con la necesaria extensión organizativa nacional y capacidad de movilización de masas, para que esté en condiciones de responder a las expectativas que nos imponen los diferentes momentos de la lucha de clase, procesos electorales incluidos.

Sin embargo, la actual situación poselectoral dista de estar resuelta, principalmente por la irrupción en el escenario, de un protagonista inesperado hasta a principios del presente año, a saber, el movimiento estudiantil Yo Soy 132. De no haberse presentado ese factor, hoy día, las fuerzas del capital y EPN ya estarían cantando

victoria sin nubarrones al frente, pero ese movimiento vino a renovar el clima y el discurso político, a renacer las esperanzas en el cambio y a contribuir en la movilización contra la imposición peñanietista.

Sin duda alguna, el Yo Soy 132, ha representado la novedad revolucionaria de los tiempos actuales, no solo por lo profundo de sus movilizaciones en México y el mundo en contra del fraude, sino además por sus extraordinarios aportes al cuestionamiento a los aparatos de control mediático y, especialmente por sus mecanismos organizativos democráticos, que le han impedido al capital y a sus partidos políticos, el poder controlar y cooptar a ese movimiento.

En fin, nos encontramos de nueva cuenta en un conflicto poselectoral, con una inédita movilización política de masas nacional e internacional, pero con la carencia de una organización política revolucionaria solida y experimentada, “ironías de la vida” escuché decir a un camarada. Existen condiciones para la forja de un proyecto político de organización de militantes y con raigambre de masas, esa es en todo caso nuestra tarea urgente, recuperando las ricas experiencias de nuestro pasado, no para repetir errores sino para recuperar elementos programáticos y organizativos, principios y valores, militancia y convicciones, en fin, para reorganizar a un grupo de militantes valiosos junto a los cientos y miles de nuevos dirigentes que se están fogueando en la lucha política contra la imposición de EPN.

En consecuencia, les proponemos las siguientes tareas a desarrollar:

1.- La realización de una reunión general de militantes, en la perspectiva de constituir inicialmente una coordinación general para actuar en la presente coyuntura, bajo los siguientes elementos programáticos: organizar y contribuir a dirigir la lucha de clases, y en particular, contra la imposición de EPN; reanimar la lucha de los trabajadores y el pueblo en defensa de la soberanía energética, los derechos laborales y las libertades democráticas y; profundizar la batalla por la derrota del modelo económica neoliberal y el fin del caduco régimen político autoritario.

2.- La organización de comisiones que elaboren los documentos esenciales de la nueva fuerza política revolucionaria, es decir, su proyecto de programa, su declaración de principios, sus estatutos y su plan de acción.

Sin más por el momento quedamos de ustedes.

ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA DEL TRABAJO