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CRíTICA, Ru¡". H¡.,."o.mer¡ •• ". ti. Filo.o/f. Vol. XX, No. 69 (••go.to 1988): 79-107 CONTINGENCIA A PRIORI MARGARITA M. VALDÉS Instituto de Investigaciones Filosóficas, UNA M 1. Introducción En su trabajo intitulado Naming and Necessity,1 Saul Kripke pretende introducir la posibilidad de conocer a priori 2 verdades contingentes, esto es, proposiciones que resultan ser verdaderas del mundo real, m*, pero que podrían ser falsas respectó a algún otro mundo posi- ble m n (N &N, pp. 54-55). La tesis es presentada como una consecuencia de otras tesis centrales en la obra de Kripke: (1) El carácter necesario o contingente de las proposiciones es independiente de nuestro conocimiento de ellas; la categoría de necesidad pertenece al ámbito de la metafísica, en tanto que la de aprioridad al de la epistemología; éstas son categorías lógicamente in- dependientes y no hay argumentos convincentes que las conecten, esto es, que demuestren que una proposición p 1 Saul A. Kripke, No.ming o.nd Nece"ily (en adelante se citará N&N), Basil BlackweIl, Oxford, 1980. Edición revisada y aumentada. (Tra- ducción al casteIlano, El nombrar y lo. nece,ido.d, UNAM, México, 1985.) 2 En la nota 26 de N &N, Kripke 'estipula' que llamará 'o. priori' a los enunciados cuya verdad se siga de una 'definición' que fija la referen- cia de un nombre. En otros pasajes, en cambio, utiliza la expresión "o. priori" con una acepción más amplia para calificar a aqueIlos conoci- mientos que obtenernos sin necesidad de mirar cómo es este mundo. Es en este segundo sentido, bastante vago por otra parte, que entendere- mos la expresión "o. priori" en este trabajo. De otra manera la verdad de la tesis de Kripke se seguiría trivialmente de su propia estipulación. 79

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CRíTICA, Ru¡". H¡.,."o.mer¡ •• ". ti. Filo.o/f.

Vol. XX, No. 69 (••go.to 1988): 79-107

CONTINGENCIA A PRIORI

MARGARITA M. VALDÉSInstituto de Investigaciones Filosóficas, UNAM

1. IntroducciónEn su trabajo intitulado Naming and Necessity,1 SaulKripke pretende introducir la posibilidad de conocer apriori2 verdades contingentes, esto es, proposiciones queresultan ser verdaderas del mundo real, m*, pero quepodrían ser falsas respectó a algún otro mundo posi-ble mn (N &N, pp. 54-55). La tesis es presentada comouna consecuencia de otras tesis centrales en la obra deKripke: (1) El carácter necesario o contingente de lasproposiciones es independiente de nuestro conocimientode ellas; la categoría de necesidad pertenece al ámbitode la metafísica, en tanto que la de aprioridad al dela epistemología; éstas son categorías lógicamente in-dependientes y no hay argumentos convincentes que lasconecten, esto es, que demuestren que una proposición p

1 Saul A. Kripke, No.ming o.nd Nece"ily (en adelante se citará N&N),Basil BlackweIl, Oxford, 1980. Edición revisada y aumentada. (Tra-ducción al casteIlano, El nombrar y lo. nece,ido.d, UNAM, México, 1985.)2 En la nota 26 de N &N, Kripke 'estipula' que llamará 'o. priori' a losenunciados cuya verdad se siga de una 'definición' que fija la referen-cia de un nombre. En otros pasajes, en cambio, utiliza la expresión "o.priori" con una acepción más amplia para calificar a aqueIlos conoci-mientos que obtenernos sin necesidad de mirar cómo es este mundo. Esen este segundo sentido, bastante vago por otra parte, que entendere-mos la expresión "o. priori" en este trabajo. De otra manera la verdadde la tesis de Kripke se seguiría trivialmente de su propia estipulación.

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es necesaria si, y sólo si, p es conocida a priori; (2) losnombres propios son designadores rígidos, es decir, sidesignan a un individuo x en m* designarán a ese mismoindividuo en todo mn en el que exista x; las descripcio-nes definidas, en cambio, no son designadores rígidos,3'pues es posible que designen a un individuo x en m*ya otros objetos diferentes de z en otros mundos posi-bles." Así, por ejemplo, el nombre propio "Aristóteles"designa en todo mundo posible o situación contrafácticaal mismo individuo al que de hecho designa este nom-bre en el mundo real, en tanto que la descripción "eldiscípulo más notable de Platón" designa a Aristótelesen m* pero podrá designar a otros individuos diferen-tes de Aristóteles en otros mundos posibles, por ejem-plo, en un mundo posible en el que Aristóteles muere alos cinco años. (3) Una descripción definida usada paraidentificar o seleccionar al individuo que haya de ser elreferente de un nombre, lúa simplemente la referenciadel nombre en cuestión, pero no nos proporciona un sen-tido necesariamente asociado al nombre, ni convierte al

s Kripke distingue, como es bien sabido, entre descripciones defini-das esenciales y accidentales. Las primeras son designadores rígidosdebido a que seleccionan a su referente por ser el único individuo queposee cierta propiedad esencial, la cual, desde luego, será tenida porel objeto en todo mundo posible en el que exista. Las descripcionesdefinidas accidentales, en cambio, son designadores no rígidos, puesseleccionan un único objeto mediante una propiedad accidental. A lolargo de este trabajo, cuando se hable de "descripciones" ha de enten-derse que se trata de descripciones definidas accidentales. Esta clasede descripciones son las comúnmente usadas para fijar la referenciade un nombre y las que se requieren para que surja la posibilidad deconocer /J priori verdades contingentes. No trataré en este trabajo latesis kripkeana conforme a la cual habría también verdades necesariasconocidas /J polteriori.

lo M. Dummett en su libro Frege. Philo,oph,l 01 L/Jngu/Jge, Duckworth,Londres, segunda edición, 1981, esp. pp, 112-115, alega que la dis-tinción entre designadores rígidos y no rígidos se reduce en últimotérmino a la distinción entre términos singulares con alcance amplioy restringido respectivamente en contextos modales. Kripke rechazaesta interpretación en la "Introducción" a N&N, esp. pp, 5-9 Y 14.

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nombre en una especie de abreviatura de la descripción;la relación entre el nombre y la descripción accidentalque fija su referencia es contingente. Esto explica elhecho de que cuando fijo la designación de un nombre,pongamos como ejemplo "Kripke", mediante una des-cripción definida, digamos "el autor de N &N" , puedomás tarde afirmar sin contradecirme que Kripke podríano haber sido el autor de N &N; "el autor de N &N"sólo se usó en m* para fijar la referencia de "Kripke"en todo mn, pero no para establecer una identidad desentidos entre la descripción y el nombre. La rigidez delnombre y la no rigidez de la descripción hacen imposi-ble sostener que el nombre y la descripción que fija sureferencia "signifiquen" lo mismo, o hayan de designar,necesariamente, al mismo individuo en toda situacióncontrafáctica o mundo posible.

A las tres tesis anteriores podríamos añadir una cuar-ta tesis kripkeana, la de que el nombre no tiene, en con-tra de lo que pensó Frege, un sentido o un significadodescriptivo necesariamente asociado. Conocemos direc-tamente a los individuos en nuestras inmediaciones (yno sólo indirectamente a través de sus rasgos cualitati-vos) y les damos nombres que refieren directamente aellos (y no indirectamente a través de predicados satis-fechos únicamente por el referente del nombre). Decirque los nombres no tienen un sentido fregeano quieredecir, de acuerdo con Kripke, dos cosas: (a) que notienen un significado conceptual o descriptivo asociadonecesariamente y (b) que en el caso en que asociemosmentalmente alguna descripción a un nombre, no seráesa descripción la que determine la referencia del nom-bre (N&N, p. 59). No son las descripciones que usamoseventualmente para fijar la referencia de un nombre lasque determinan su referencia; ésta se determina, en elcaso de la introducción de un nuevo nombre, mediante la

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intención del hablante de referirse a un individuo parti-cular y, en el caso en que algún hablante use un nombrepreviamente introducido en el lenguaje, por la cadenacausal que va desde el uso de ese hablante en esa ocasiónparticular hasta el bautismo originario en el que alguienle asignó un referente al nombre en cuestión.

De esta manera, si aceptamos las tesis anteriores pa-rece seguirse, nos dice Kripke, la consecuencia de que almenos en algunas ocasiones es posible conocer a prioriciertas verdades contingentes expresadas mediante iden-tidades que hacen uso de un nombre y de una des-cripción definida accidental. Veamos cómo se deriva di-cha supuesta consecuencia siguiendo para ello un ejem-plo del propio Kripke. Consideremos el caso en el que,antes de haber observado a Neptuno, Leverrier intro-duce el nombre "Neptuno" ("N" de aquí en adelante)para designar a cualquiera que sea el objeto que satis-faga la descripción "la causa de las perturbaciones en laórbita de Urano" ("el <p" de aquí en adelante). Parececlaro que al introducir Leverrier "N" de esta manera, noestá usando ni proponiendo que se use "el <p" como unaabreviatura o un sinónimo de "N". Si así fuera, Leve-rrier no podría afirmar sin contradecirse que N podríano haber sido el <p, y su afirmación de que N es el <psería trivial o analítica. El hecho de que Leverrier puedapensar consistentemente en una situación contrafácticaen la que debido, por ejemplo, a un accidente cósmico Nno fuese el <p, muestra por lo menos dos cosas: (1) quela proposición de que N es el <p es contingente, pues sunegación es posible, y (2) que el significado o sentidode "el <p" no es el significado o sentido (si es que hayalguno) de "N"; "N es el <p" es una oración sintéticacuya verdad no se sigue solamente de los significadosde los términos que aparecen en ella. Así, un resultadode lo anterior parece ser el de que al afirmar Leverrier

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que N es el cp, antes de haber observado a Neptuno porel telescopio, estaba expresando una proposición verda-dera (puesto que N efectivamente es el cp), contingente(dado que es concebible que N no fuese el cp) y, dadoque Leverrier fijó la referencia de "N" mediante la des-cripción "el cp" , una proposición cuya verdad Leverriersabe a priori, esto es, sabe que es verdadera sin nece-sidad de recurrir a ninguna experiencia u observaciónulterior. (N &N, pp. 56 y 79.)

La tesis de Kripke, como vemos, no se apoya sólo enalgunos casos aislados de enunciados que serían contin-gentes si bien conocidos a priori, sino que es una tesisgeneraf conforme a la cual contamos con un mecanismoen nuestro lenguaje que nos permite la introducciónsistemática de enunciados con aquellas características.Veamos, pues, cómo funcionaría dicho mecanismo.

Sea N un nombre cualquiera (un designador rígido)y "el cp" una descripción que de hecho, en m·, satisfaceun objeto x y mediante la cual fijamos la referencia deN. "El cp" es, además, una descripción accidental dez, es decir, una descripción que satisface x en m· peroque podría no satisfacer en otros mn• Asumamos que notenemos ningún conocimiento directo de x, ni ningunaotra forma de identificar a x independiente de la des-cripción "el cp" . Si en esas condiciones afirmamos que Nes el cp, nuestra afirmación parece expresar una verdadcontingente cuyo conocimiento no depende de ningunaobservación ulterior y, en ese sentido, es a priori. Cual-quier nombre y cualquier descripción que se ajustasen alesquema anterior podrían, pues, generar proposicionescontingentes de las que el hablante tendría supuesta-mente un conocimiento a priori. Tomemos, por ejem-

a O/r. K. Donnellan, "The Contingent 4 priori and Rigid Designa-tion", en 00nlempor4r, Per,pectilJe, in tñ« Philo,oph, o/ LangvlJge, P. French,T. Uehling y H. Wettatein [eds.), Univ, ofMinnesota Presa, 1979.

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plo, el nombre "Acautli" y la descripción "el primerazteca sacrificado en honor a Huitzilopochtli"; decimosentonces:

(E) Llamaré "Acautli" a quien sea que haya sido el pri-mer azteca sacrificado en honor a Huitzilopocht1i.

Con esto hemos fijado la referencia de "Acautli". Acontinuación afirmamos:

(C) Si existe (existió) el primer azteca sacrificado enhonor a Huitzilopochtli, Acautli es el primer aztecasacrificado en honor a Huitzilopochtli; o, simple-mente

(C/) Acautli es el primer azteca sacrificado en honor aHuitzilopochtli.

(C) expresa una proposición contingente, pues es con-cebible un mundo posible en el que su antecedente seaverdadero y su consecuente falso. (C/) también expresauna proposición contingentemente verdadera (asumien-do, desde luego, que algún individuo satisfaga la des-cripción "el primer azteca sacrificado en honor a Huit-zilopochtli"). Sin embargo, dada nuestra estipulación(E), parece que no tenemos que apelar a ninguna ob-servación o experimento en el mundo para poder esta-blecer la verdad de (C) y (C/) y, en este sentido, seríanverdades conocidas a priori.6

La mera posibilidad de que existan enunciados con-tingentes cuya verdad sea conocida apriori parece iren contra de nuestras intuiciones y de las de toda latradición filosófica. En efecto, por un lado, se piensa

e Para que un nombre pueda introducirse de la manera antes señala-da, de acuerdo con Kripke, es necesario que se trate de un nuevo nom-bre. Es evidente que no podemos fijar a nuestro arbitrio la referenciade nombres que ya tienen un uso establecido en nuestra comunidadlingüística.

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que si hay algo que podamos conocer a priori; es decir,sin. necesidad de mirar cómo es este mundo, lo cono-cido habrá de ser algo verdadero de todo mundo po-sible. Si la manera como es este mundo no tiene queser investigada para establecer la verdad de p, entoncesp ha de ser verdadera necesariamente. Por otro lado,si p es contingente, esto es, si p es verdadera de estemundo pero no de cualquier mundo posible, parece in-dispensable indagar mediante la observación cómo eseste mundo para conocer la verdad de p. Kripke mismoexpresa este tipo de consideraciones (N &N, pp. 38-39);sin embargo, dada su tesis concerniente a la indepen-dencia lógica de las nociones epistemológicas frente a lasmetafísicas, concluye que no es una tesis trivial la de quesólo porque algo haya sido conocido a priori tenga queser necesario, como tampoco es trivial la tesis de que.una verdad necesaria tenga que ser conocida a priori.

La tesis de Kripke de que pueda haber enunciadoscontingentes conocidos a priori ha dado lugar a unaamplia discusión en la literatura filosófica reciente." M.Dummett expresa directamente que si dicha tesis deKripke es efectivamente una consecuencia de su teoríade los nombres propios, ella es suficiente para conside-rar que hay algo equivocado en los argumentos que sus-tentan dicha teoría.8 K. Donellan, por su parte, intentamostrar que lo que Kripke piensa que es una consecuen-cia de su tesis acerca de la rigidez de los nombres en re-alidad no lo es. G. Evans, a su vez, argumenta en contrade la explicación de Donnellan y pretende encontrar enotro rasgo del lenguaje, no en la rigidez de los nombres,

7 Cfr. K. Donnellan, op. cit.; G. Evans, "Reference and Contingency",Tñe MOrli,t, 1978; Stephen Schiffer, "Naming and Knowing", en French,Uehling y Wittstein (eds.), op. cit.; M. Durnrnett, op. eit., "Appendix"al cap. V.s Véase M. Durnrnett, op. cit., p. 121.

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el origen de los enunciados contingentes a priori.9 Evansintenta disolver la aparente paradoja distinguiendo en-tre dos tipos de contingencia, una profunda (que tieneque ver con aquello que hace verdadero a un enunciado)y otra superficial (que depende de la manera diferentecomo encajan los nombres y las descripciones definidasdentro del alcance de un operador modal) y mostrandoque donde Kripke creyó ver una contingencia profunda,en realidad no hay más que una contingencia superficial,la cual no tiene por qué inquietarnos.

II. La 80lución de DonnellanEn su artículo "The Contingent a priori and Rigid Des-ignation", Donnellan introduce una útil distinción enesta discusión, a saber, la distinción .entre saber que pes una oración verdadera y conocer la verdad expresadapor p.IO En la mayoría de los casos en que sé que p ex-presa una verdad, conozco la verdad expresada por p,pero bien pudiera darse el caso de que aun sabiendo quep es verdadera desconociera la verdad expresada por p.Donnellan ofrece algunos ejemplos que ilustran esta dis-tinción. Supongamos que en un Congreso Internacionalde Matemáticas escucho al matemático X demostrarante una audiencia de especialistas el teorema p. Losmatemáticos más capaces de juzgar sobre la corrección

. 11 La posibilidad de contar con oraciones superficialmente contingen-tes conocidas IJ p;iori, depende, según Evans, de que contemos conpropiedades en cuya especificaci6n se hace referencia al mundo real;por ejemplo, la propiedad de ser de hecho' (o realmente) rojo. Así, laoración "Todo lo que es de hecho rojo es rojo" es contingente en elsentido de que hay un mundo posible mn en el que no todo lo que esrojo en m" es rojo en mn• Sin embargo conocemos aparentemente IJ

priori su verdad. Sobre esto volveremos más adelante. .10 Kripke reconoce esta distinción que hace Donnellan en N&N, p. 69:"por supuesto, cualquiera que sepa el uso de 'es llamado' en el idioma,sabe que si 'quarks' significa algo, entonces 'los quarks son llamados"quarks" 'expresa una verdad, aun cuando no sepa lo que el enunciadosignifica" .

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de la prueba se hallan presentes y celebran que se hayaprobado la verdad de p. Sin embargo, mi falta de for-mación matemática me impide seguir por mí misma laprueba paso por paso, pues desconozco el significadoexacto de algunos símbolos que X usa en su demos-tración. Meses más tarde aparece publicada la prueba .de p en el Journal of Mathematics, 10 cual confirmami creencia de que la prueba es correcta pues sé quelos editores de esa revista son sumamente meticulosos.Sobre la base de la aceptación generalizada por partede la comunidad matemática del teorema p, estoy en laposición de saber que p es verdadero aun cuando, segúnDonnellan, de~conozca la verdad expresada por p, estoes, desconozca (parcialmente) el significado de p. Otroejemplo sería el de una persona A quien escucha a otrapersona B decir" A Xirau yo 10 llamo 'Xirau'" o "Xirause llama 'Xirau'" y A no sabe quién o qué es Xirau. Apuede alegar que sabe que la oración dicha por B esverdadera aunque no sepa la verdad que expresa, puesno sabe acerca de qué objeto concreto es la oración, estoes, no sabe cuál individuo forma parte de la situaciónen el mundo que hace verdadera a p. (A no podría decirque la situación que hace verdadera la afirmación de Bes el hecho de que B llama "Xirau" a Xirau, pues sino sabe quién o qué cosa es Xirau, no sabe cuál es esehecho. Esto es, A no puede afirmar que sabe acerca orespecto de un individuo particular que él es llamado"Xirau".) .

De acuerdo con Donnellan, 10 único que se sigue dela tesis de Kripke de que hay designadores rígidos enel lenguaje que pueden introducirse mediante el uso dedescripciones definidas. que fijan su referencia, es quepodemos saber a priori que ciertas oraciones son ver-daderas pero no que conozcamos la verdad expresadapor dichas oraciones. Esto es, con respecto al ejemplo

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de Neptuno, Leverrier sabe a priori que "Neptuno es elcp" es una oración verdadera, e incluso puede saber apriori que es contingentemente verdadera, pero no sabecuál es la verdad expresada por la oración, esto es, noconoce (ni a priori ni a posteriori en el ejemplo) la pro-posición expresada. Esto, de.acuerdo con Donnellan, estanto como afirmar que Leverrier, en el ejemplo aducidopor Kripke, desconoce al menos parte del significado dela oración que profiere. u

Donnellan ofrece ciertas razones intuitivas en favorde su interpretación. Veamos esto mediante otro ejem-plo. Supongamos que otro astrónomo contemporáneo aLeverrier, digamos Galle (quien de hecho observó porprimera vez a Neptuno) hubiese visto a través del teles-copio al planeta en cuestión, le hubiese bautizado como"Neptuno" , hubiese estudiado su trayectoria y despuésde múltiples observaciones y cálculos hubiese concluidoque Neptuno, ese planeta observado por él, es la causade las perturbaciones en la órbita de Urano. ¿Pode-mos, en algún sentido, sostener que Leverrier (antesde observar a Neptuno) y Galle (habiendo observadoa Neptuno) saben lo mismo cuando afirman ambos queN es el cp? ¿Podemos afirmar que ambos conocen lamisma verdad? Parece que no. Es claro que Leverriersabe que hay algo que es el cp. Esto lo sabe a posteriori,esto es, sobre la base de una serie de observaciones ycálculos, los cuales le llevan a postular, como la únicaexplicación posible de los datos observados, que existeun cuerpo celeste que sigue una determinada trayecto-ria y que es la causa de las alteraciones observadas enla órbita de Urano. Leverrier puede incluso predecir laposición exacta en la que el planeta postulado se encon-trará en ciertas fechas precisas. Pero Leverrier no sabe

11 Cfr. op. eit., p. 51.

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cuál objeto en el mundo real es el cp. Galle, en cambio,sabría que ese objeto, con el que él está en relaciónepistemológica directa mediante la observación, es el cp.

La diferencia entre el conocimiento de Leverrier y elde Galle es que parece que 10 que el primero sabe es:12, 13

1. (::Ix)(cp"---'--'-x),

en tanto que 10 que sabe Galle es:

2. (::Ix)(cp x)&x = a¡---'-''':'''

(en donde a¡ es un término indicador: ese a).El conocimiento que tiene Leverrier de (1) es un co-

nocimiento a todas luces empírico.l" Lo mismo el cono-cimiento que tiene Galle de (2). ¿Qué añade Leverriera su conocimiento cuando decide darle el nombre "N"a aquello que satisface "el cp"? Parece que nada sustan-cial. Es evidente que no sabe un dato nuevo acerca de larealidad por el mero hecho de darle un nombre a cual-quiera que sea el objeto que satisface "el cp" , sin sabercuál es ese objeto. Sólo abre la posibilidad de decir quesabe que "N es el cp" expresa una verdad, aunque, comoseñala Donnellan, en algún sentido no conozca (no com-prenda cabalmente) la verdad expresada, es decir, no

12 En N&N, p. 79, n. 33, Kripke afirma: "En esta etapa [cuando Le-verrier no había observado a Neptuno] valía una equivalencia materiala priori entre los enunciados 'Neptuno existe' y 'Existe algún planetaque perturba la 6rbita de tales otros planetas en tal y cual posici6n'''.13 En la f6rmula que sigue utilizo el subrayado, siguiendo a Evans,como un operador de unicidad.14 Para que la afirmaci6n de Leverrier de que N es el <ptenga siquieravalor de verdad parece necesario que "el <p" efectivamente seleccioneun objeto. Leverrier sabe que hay algo que satisface la descripci6n "el<p"y esto lo sabe a po,teriori. Esta es la única base sobre la que puedeafirmar que ,abe que N es el <p.Si el conocimiento de Leverrier de queN es el <prequiere o presupone un conocimiento empírico previo, ¿enqué sentido podemos afirmar que sabe a priori que N es el <p? Parauna interpretaci6n similar, véase S. Schiffer, op. eit., p. 62.

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sepa cuál es el hecho singular (entendido éste como el te-ner un individuo concreto una propiedad determinada)que hace verdadera su afirmación. El conocimiento quetiene Galle de (2) es también a posteriori, pero se distin-gue del de Leverrier en que además de saber que algoes el 'P, sabe cuál objeto es el 'P, es decir, tiene unamanera directa de identificar a Neptuno independientede. la descripción "el 'P" y de otras descripciones que .eventualmente Leverrier pudiera usar para hablar delplaneta que produce las perturbaciones en la órbita deUrano, la cual en este caso consiste en que puede carac-terizarlo como ese objeto que observa en determinadaposición en la bóveda celeste en un momento dado.·

De acuerdo con la posición de Donnellan tenemos,pues, 10 siguiente:

(i) Antes de observar Leverrier a Neptuno, Leverrierno sabe (ni a priori ni a posteriori) que N es el 'P. Suconocimiento se reduce a saber que algo es la causa delas perturbaciones en la órbita de Urano y que la oración"N es el 'P" expresa una proposición verdadera.(ii) Para conocer el contenido significativo de una ora-ción en la que aparece un nombre propio es necesario elconocimiento de re del referente del nombre en cuestión(op. cit., p. 54) Ylo que determina que ese conocimientosea de re es la existencia de una conexión causal (directao indirecta) apropiada entre el hablante que hace uso delnombre y el referente del nombre. Por lo tanto, las ora-ciones (en contexto directo) en las que figura un nom-bre N están abiertas a la sustitución de N por cualquierotra expresión codesignativa y están sujetas a la genera-lización existencial. (Rechazo de nombres "fregeanos" .)Si N carece de referente, de acuerdo con Donnellan,cualquier oración p en la que aparezca N carecerá devalor de verdad y parcialmente de significado. Si, por

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otro lado, un nombre N se introduce mediante una des-cripción y resulta tener un referente del que el hablanteno tiene un conocimiento de re, entonces el hablante encuestión ignorará parcialmente las condiciones de ver-dad de las oraciones en las que aparezca N y, por ende,su contenido significativo.(iii) De lo anterior parece desprenderse la consecuenciade que es realmente imposible la introducción de unnombre mediante una descripción cuando el hablantecarece del conocimiento de re del referente del nombre.Esto es, un hablante no puede, a la manera como lo su-giere Kripke, introducir el nombre de un objeto del cualno tiene conocimiento directo mediante una descripcióny usar posteriormente ese nombre para expresar el su-puesto conocimiento de un hecho singular contingente.(iv) Si lo anterior es correcto, entonces la única maneralegítima de introducir un nuevo nombre en el lenguajepara usarlo en oraciones que expresen proposiciones sin-gulares de las que sí tenemos conocimiento, será me-diante una especie de "bautismo" en el que damos elnombre a ese objeto del que tenemos un conocimientoostensivo, directo o de re.

En suma, las exigencias que impone Donnellan paraque un nombre pueda ser usado en oraciones que expre-sen un conocimiento de una proposición singular porparte del hablante que introduce el nombre, hacen im-posible el bautismo in absentia. Leverrier, en nuestroejemplo, no puede propiamente nombrar a Neptuno has-ta no verlo. Introducir el nombre "N" mediante la des-cripción "el ep" y afirmar a continuación que N es el ep,sin haber observado a Neptuno, no lo coloca en la po-sición de conocer, no digamos ya un hecho contingente apriori, sino el contenido significativo de su propia afir-mación.

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La mera idea de que Leverrier desconozca el signifi-cado de la oración que asevera hace reaccionar a Dum-mett y, más especialmente, a Evans. ¿Cómo no va asaber Leverrier el significado de la oración "N es el ep"?¿No hay acaso algo que Leverrier entiende cabalmentecuando hace su afirmación? Parece innegable que Le-verrier entiende algo cuando afirma que N es el ep y, eneste sentido, que su afirmación no carece de significadopara él. Si efectivamente resulta incorrecto afirmar queLeverrier conoce o sabe cuál es el hecho concreto enel mundo que hace verdadera la oración que profiere,en lugar de pasar como lo hace Donnellan de esto a laconclusión de que Leverrier no sabe lo que significa suafirmación, tal vez resulte más adecuado sostener que loque Leverrier entiende (el significado de su afirmación)cuando dice que N es el ep es algo distinto a la propo-sición (o el hecho) singular expresada por la oración.¿Qué es, pues, lo que entiende Leverrier?

III. Proposiciones singulares vs. contenidoscognoscitivosTanto Kripke como Donnellan comparten la idea de quelo que conoce quien asevera o piensa con verdad unaoración singular "Fx" es la proposición singular expre-sada por "Fx", esto es, el tuplo ordenado <F,x>, endonde F es una propiedad monádica y z un individuoconcreto que satisface la propiedad F. La proposiciónque Fx, a la vez, constituye el contenido cognoscitivode la oración "Fx".

Ahora bien, "lo que conoce S" cuando asevera o pien-sa que Fx, puede entenderse de varias maneras dife-rentes: (a) como el hecho en el mundo denotado por"Fx" que hace precisamente verdadera la oración encuestión, (b) como la proposición expresada por "Fx",esto es, el par ordenado constituido por la propiedad

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F Y el individuo x (independientemente de la maneracomo se le identifique) al que se le atribuye la propie-dad F,15 y (c) como el contenido del pensamiento deS cuando entiende y acepta la oración "Fx", es decir,el contenido cognoscitivo de la creencia de S cuandosabe que Fx. Estas nociones no han de confundirse niidentificarse, pues, como Frege mostró, es posible quela misma proposición expresada por "Fx" (o el mismohecho en el mundo denotado por "Fx") sea represen-tada mediante diferentes contenidos cognoscitivos en lamente de diferentes hablantes (o del mismo hablanteen diferentes momentos) que hacen uso de la mismaoración "Fx" para expresar una creencia o un conoci-miento. Sin embargo, la tesis de Kripke acerca de lareferencia como una relación puramente semántica y noepistemológica, su tesis sobre la rigidez de los nombres ysu teoría causal del nombrar, parecen conducirlo a unaidentificación tácita de las nociones de "proposición" y"contenido cognoscitivo" .

La condición de verdad exigida para todo conoci-miento pone énfasis en el carácter objetivo del cono-cimiento al requerir que lo conocido sea un hecho enel mundo, una realidad extramental, independiente delsujeto que conoce. Así, por ejemplo, para que S sepaque Aristóteles es griego, se requiere que se dé el hechoen el mundo consistente en que el individuo denotadopor "Aristóteles" posea la propiedad de ser griego. Lacondición de creencia, por otra parte, pone de relieveel carácter proposicional del conocimiento, el cual estambién objetivo en el sentido de que la proposicióncreída es compartida por todos aquellos sujetos quecomparten el mismo conocimiento, independientemente

15 La proposici6n expresada por una oraci6n se caracteriza en unasemántica de mundos posibles como la funci6n asociada a la oraci6nque lleva de mundos posibles a valores de verdad.

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de las diferentes modalidades como en su mente se re-presenten la proposición creída. Así, por ejemplo, si Scree que Aristóteles es griego y S cree que el que dehecho fue el discípulo más notable de Platón es griego,S y S creen la misma proposición. Pero, además deenfatizar el carácter proposicional del conocimiento, lacondición de creencia apunta aun componente mental,"subjetivo" , del conocimiento, consistente en la maneradistintiva como cada sujeto concibe en su pensamientola proposición creída. Es este último componente el quenos permite hablar de un 'contenido cognoscitivo' enla mente o el pensamiento de quien cree o sabe queFx diferenciable de la proposición creída y del hechosabido. Si bien en el ejemplo anterior es correcto decirque S y S creen la misma proposición, no parece co-rrecto afirmar que el contenido del pensamiento de Sy S es el mismo. Ahora bien, Kripke parece no tomaren cuenta la manera distintiva como los diferentes suje-tos epistemológicos pueden representarse mentalmentela proposición creída, esto es, parece no considerar elcomponente "mental" (subjetivo) del conocimiento eidentificar implícitamente la noción de 'proposición' ex-presada por una oración singular "Fx" con la noción decontenido en la mente del sujeto que entiende o sabe queFx. De acuerdo con Dummett y Evans, es precisamenteesta identificación ilegítima entre proposición expresaday contenido cognoscitivo la que permite a Kripke llegara la consecuencia equivocada de que es posible conocer apriori verdades contingentes. A una misma proposiciónpueden corresponderle distintos contenidos cognosciti-vos en el pensamiento de distintos hablantes y al mismocontenido cognoscitivo en la mente de dos sujetos puede

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corresponderle dos proposiciones diferentes.l" Veamoscómo es esto.

Decimos que dos oraciones p y p' tienen el mismocontenido cognoscitivo para un hablante S, si y sólo si,lo que S cree cuando entiende y acepta como verdaderaa p es lo mismo que lo que cree cuando entiende y aceptacomo verdadera a p', de manera que si S entiende p yp' es imposible que acepte como verdadera una de estasoraciones y rechace la otra. Si p y ¡I tienen el mismocontenido cognoscitivo para S, entonces S considera quelo que verificaría o falsificaría a p es lo mismo que loque verificaría o falsificaría a p'. Sin embargo, p y ¡Ipueden expresar distintas proposiciones desde un puntode vista puramente semántico modal, es decir, puedenencajar de diferentes maneras dentro del alcance de unoperador modal. Por ejemplo, sea p la oración "Acautliera hermoso" y p' la oración "El primer azteca sacrifi-cado en honor a Huitzilopochtli era hermoso"; resultaclaro que para mí, que sólo sé acerca de Acautli que fueel primer azteca sacrificado en honor a Huitzilopochtli,las oraciones p y p' tienen el mismo contenido cognos-citivo o son epistémicamente equivalentes, como diríaEvans. Sin embargo, es claro que si aceptamos que losnombres son designadores rígidos (y, por lo tanto, que"Acautli" designa al mismo individuo en todo mundoposible, es decir, a ese azteca al que de hecho designaen el mundo real) y que, por el contrario, las descrip-ciones son no rígidas (es decir, que "el primer aztecasacrificado en honor a Huitzilopochtli" puede designara distintos individuos en diferentes mundos posibles osituaciones contrafácticas) p y p' expresan proposicio-nes con diferentes características modales, pues, comoseñala Kripke, y acepta Evans, los nombres y las des-

le Para la noción de 'contenido cognoscitivo' véase esp. G. Evana, op.cit., pp. 176-177.

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cripciones se comportan de distintas maneras en los con-textos modales.

Que las proposiciones expresadas por p y p' son mo-dalmente diferentes, puede mostrarse de la siguienteforma: la proposición expresada por p es el par orde-nado <H, <a», en donde "H" representa la propie-dad de ser hermoso y "a" a Acautli, de manera queel hecho que la hace verdadera es el que Acautli, eseindividuo designado por "Acautli" en el mundo real,tenga la propiedad H ¡ningún otro individuo que tuviesela propiedad H en algún otro mundo posible mn haríaverdadera la proposición en cuestión en mn• En cambio,para que p' sea verdadera en algún otro mundo posibleo situación contrafáctica, lo que se requiere es que elobjeto que satisfaga la descripción "el primer azteca sa-crificado en honor a Huitzilopochtli" en el mundo con-siderado, sea hermoso en ese mismo mundo. Es evidenteque habrá un mn en el que Acautli no satisface la des-cripción definida en cuestión (por ejemplo, un mundoen el que Acautli no existe) sino que la satisface otroindividuo, digamos, Tlacaélel; lo que haría verdadera ap' en ese mundo posible sería el hecho de que Tlacaélel,y no Acautli, fuese hermoso.

El intento de Kripke de disociar las categorías se-mánticas y metafísicas de todo aspecto epistemológico,parece llevarlo a lo siguiente: las oraciones singularesexpresan proposiciones singulares, esto es, pares orde-nados de la forma < F" < Xl, ••• ,Xn > > en donde F"es una función proposicional n-ádica y < zj ,; ~. ,Xn >es una secuencia n-ádica de objetos, tales que la pro-posición Fn(XI ... xn) es verdadera, si y sólo si, la se-cuencia n-ádica < Xl ••• Xn > satisface la función pro-posicional F": De esta manera, si representamos a Nep-tuno mediante "a" y al predicado "ser la causa de lasperturbaciones en la órbita de Urano" mediante "FI",

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tenemos que la proposición expresada por "N es el cp"es < F1 < a > >. Esta proposición que representa unhecho en el mundo es igualado por Kripke al contenido.cognoscitivo presente a la mente de Leverrier cuandoasevera que N es el cp. Kripke no distingue entre laproposición, que bien puede ser "lo expresado por unaoración", y el contenido del pensamiento del hablanteque utiliza la oración en cuestión.

La oración aseverada por Leverrier, esto es, "N esel cp" , efectivamente expresa una proposición profunda-mente contingente, pero de ninguna manera es obvioque esa proposición constituya el contenido del pensa-miento de LeverrierP Si N forma parte esencial de laproposición expresada por "N es el cp", y Leverrier nosabe cuál es el objeto designado por "N" difícilmentepuede ese objeto formar parte del contenido de su pen-samiento.

De acuerdo con lo anterior, tenemos que distinguirentre el hecho (o la proposición) que en una semánticaformal se le asigna a una oración y el contenido cognos-citivo en el pensamiento de quien conoce lo expresadopor la oracíén.l" Esta es la distinción que tanto Dum-mett como Evans enfatizan al sostener no sólo que p yp' pueden estar asociadas a diferentes contenidos cog-noscitivos aun cuando expresen la misma proposición,cosa que Frege ya había establecido, sino que a dos pro-posiciones diferentes (digamos, las expresadas por "N es

11 M. Dummett señala también esta cuestión cuando escribe: "unhecho comunicado por un enunciado, tal como lo entiende Kripke,no puede igualarse con su contenido cognoscitivo y. .. [esto) preparala trampa en la que cae Kripke cuando habla de alguien que conoceIl priori un hecho contingente". Op. eit., p. 126; véanse también laspp. 132 Y ss. en donde Dummett discute la noción de significado enKripke presentándola como una noción no epistemológica.18 Para la distinción entre proposición y contenido cognoscitivo, véaseesp. G. Evans, op. cit., pp, 176 Y ss. Y M. Dummett, op. cit., pp. 126Y ss.

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el ep" y "el ep es el ep") puede corresponderle un mismocontenido cognoscitivo en la mente de un sujeto. Lasolución que ofrece Evans al problema planteado porKripke se apoya precisamente en esta distinción.

IV. La solución de EvansEn su artículo "Reference and Contingency" Evans ex-plora la posibilidad de contar en el lenguaje con nombresfregeanos , esto es, nombres que sí tienen un sentido,de manera que aun careciendo de referente puedan for-mar parte de oraciones significativas y, por ende, concondiciones de verdad.P Dichos nombres descriptivos ofregeanos serían introducidos mediante una estipulaciónde la siguiente forma:

(E) Llamaremos "N" al individuo que sea el ep

en donde "N" es un nombre y "el ep" una descripcióndefinida, la cual, para simplificar, ha de ser tenida comoel único criterio para la aplicación del nombre descrip-tivo. Notemos que "N" sería un designador rígido, estoes, denotaría a un solo individuo en todo mundo po-sible, a saber, a aquel que de 'hecho, en el mundo real,satisface la descripción en cuestión. Es evidente que, enel ejemplo de Leverrier,,1a manera como éste introduceel nombre "Neptuno" se ajusta a lo anterior y por lomismo es un nombre descriptivo en el sentido especifi-cado por Evans.

Aceptar que hay nombres descriptivos no es lo mismoque aceptar simplemente que éstos sean abreviaturas dedescripciones definidas. Evans admite de alguna ma-nera la rigidez de los nombres así como la no rigidez de

1t1 Estos nombres, señala Evans, requerirían ser tratados mediante una"16gica libre" en la que se restringen la. reglas de Generalizaci6n Exis-tencial y de Especificaci6n Universal, de manera que se impida puarde premlaaa verdaderas a ccnclueiones falsu.

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las descripciones definidas, de manera que si un nom-bre descriptivo es efectivamente un nombre no podráser semánticamente equivalente a ninguna descripción.Evans sostiene, sin embargo, que el contenido en lamente de S cuando usa una oración cuyo sujeto es unnombre descriptivo es idéntico al contenido en la mentede S cuando sustituye en la oración el nombre descrip-tivo por la descripción mediante la cual introdujo elnombre. De manera que si Leverrier usa la descripción"la causa de las perturbaciones en la órbita de Urano"para introducir "Neptuno", al afirmar "Neptuno es F"el contenido de su pensamiento es idéntico al contenidode su pensamiento cuando afirma "la causa de las per-turbaciones en la órbita de Urano es F" aun cuandolas proposiciones asociadas a las dos oraciones antesmencionadas sean diferentes en el sentido de ser dife-renciables desde un punto de vista modal.

Ahora bien, si F es la propiedad de ser la causa de lasperturbaciones en la órbita de Urano, parecería seguirsede lo anterior que el contenido en la mente de Leverriercuando afirma que Neptuno es F es trivial o tautológico,pero sabemos que esto no es así, pues, como indicamosen la sección 1, Leverrier pudo haber dicho consistente-mente que Neptuno no es F. Evans evita la consecuenciaanterior interpretando la descripción usada por Leve-rrier, con el fin de hacerla rígida, no como "la causa delas perturbaciones en la órbita de Urano", sino como"la causa de tales perturbaciones en el mundo real".De manera que el contenido en la mente de Leverriercuando afirma que Neptuno es F, es que la causa de lasperturbaciones en la órbita de Urano en m· es la causade las perturbaciones en la órbita de Urano, y esto no esuna situación necesaria, es contingente, pues es posibleuna situación contrafáctica o un mundo posible mn enel que la causa de las perturbaciones en la órbita de

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Urano en m· no sea la causa de las perturbaciones enla órbita de Urano en mn• Lo que sucede con la afir-mación de Leverrier, nos dice Evans, es que al ser hechacon respecto a rn", se convierte en la afirmación de quela causa de las perturbaciones en la órbita de Uranoen m· es la causa de las perturbaciones en la órbitade Urano en m·. Y, como señala Evans, resulta pocosorprendente que Leverrier sepa a priori la verdad desu afirmación.P'' Es evidente que Evans, quien aceptael análisis russelliano de las descripciones definidas, nopuede sostener que una oración existencialmente cuan-tificada pueda ser conocida a priori. Si queremos iden-tificar con precisión lo que Leverrier conoce a priori,recordemos que "Neptuno" es un nombre descriptivo yque tales nombres requieren de una "lógica libre", estoes, una lógica que restrinja la aplicación de las reglasde Generalización Existencial y de Especificación Uni-versal a dichos nombres. Evans sostiene, incluso, que elnombre "Neptuno" tiene que ser descriptivo (y teneralcance restringido) para que pueda surgir la paradoja,pues, si no lo fuera, la oración "Neptuno es el ep" podríaser tratada conforme a una lógica clásica y estaría sujetaa la cuantificación existencial. 21

¿Cómo interpretar, entonces, de manera más precisa,el contenido cognoscitivo de la oración afirmada porLeverrier? Evans piensa que lo conocido por Leverrierpodría expresarse en una lógica clásica mediante unaoración que tiene la forma de un condicional, a saber,

:10 G. Evans sostiene que "podemos saber 11 priori que el mundo realposee ciertas propiedades que no poseen todos los mundos en tanto quela especificaci6n de esas propiedades exija hacer referencia al mundoreal o a lo que realmente es el caso". Op. cit., p. 183.n Si así fuera, al conocer la verdad de "N es el "," estaríamos enla posici6n de saber la verdad de la oraci6n existencialmente cuanti-ficada que resulta de aplicar la regla de G. E. a "N es el ","; peroobviamente nadie sostendría que la verdad de una oraci6n cuantifi-cada existencialmente pueda conocerse 4 priori.

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"Si existe la causa de las perturbaciones en la órbita deUrano, Neptuno es la causa de tales perturbaciones",en la cual "Neptuno" ocurre con alcance restringido,de manera que la oración podría simbolizarse de la si-guiente manera:

1. (3x)ep (7) ---+ [a]~(a)

Esta oración está asociada a una proposicron contin-gente, pues es posible una situación en la que el ante-cedente sea verdadero y el consecuente falso. La con-tingencia de 1 depende esencialmente del hecho de que"Neptuno" sea un nombre. Sin embargo, dada la ma-nera como Leverrier fijó la referencia del nombre "Nep-tuno" el contenido de su pensamiento cuando afirmaque Neptuno es el ep parece ser equivalente a lo si-guiente:22

2. (3x)ep (7) ---+ (Ix)(ep(x, m*); ep(x))La oración 2 es también contingente, pues, de nuevo,es posible que su antecedente sea verdadero y su con-secuente falso. La propiedad que exige 2 a un mundoposible para hacerla verdadera es la siguiente:

Am[(3x)(ep (x, m)) ---+ (Ix)(ep(x, m*); ep(x, m))]I

y esta es una propiedad, como señala Evans, que no todomundo posible posee.23 Pero si aplicamos 2 al mundoreal, como sucede con la afirmación de Leverrier, laoración 2 se convierte en

3. (3x)(ep (7' m*)) ---+ (Ix)(ep(x, m*); ep(x, m*))

22 Sigo la notaci6n utilizada por Evans, op. eit., p. 170, en donde in-troduce el cuantificador "(h:)" Ymuestra c6mo la oraci6n "(h:)( cp(z)¡t/J (z»" es demostrablemente equivalente a la expansi6n russelliana:(3x)(cp (¡z:)&t/J(x».2S Op. eit., p. 184.

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y esto es de acuerdo con Evans lo que Leverrier conocea priori cuando afirma que Neptuno es la causa de lasperturbaciones en la órbita de Urano. Como podemosobservar, 3 resultará verdadera tanto en el caso en quealgo sea el cp en m * como en el caso en que nada sea elcp en rn", esto es, resultará verdadera en cualquier caso.Por eso no debe sorprendernos que Leverrier conozcaa priori 'su verdad. La oración 2 es contingente en elsentido de que podría aplicarse a otros mundos posiblesen los que resulta falsa, por ejemplo, un mundo posiblemn en el que existe el cp pero en el que Neptuno (estoes, el "p en m*) no es el cp en mn•

El carácter a priori de 3, nos dice Evans, dependedel hecho de que en la especificación de la propiedadque se exige de un 'mn para la verdad de 2 se hacereferencia al mundo real. Siempre que introduzcamosuna propiedad en cuya especificación se haga referenciaimplícita o explícita al mundo real, a lo que realmentees el caso, podremos contar con oraciones que si bienestán asociadas a proposiciones 8uperficialmente con-tingentes pueden conocerse a priori. 2 es contingentesólo en el sentido de que es posible su falsedad en algúnotro mundo posible diferente de m*, pero no es profun-damente contingente, pues al aplicarla al mundo realestá garantizada la existencia de una situación objetivaque la verifique. Al conocer a priori la verdad de 3 noaprendemos nada acerca del mundo real. La existen-cia de estas oraciones superficialmente contingentes yconocidas a priori, nos dice Evans, no tiene por quéinquietarnos.

La brillante argumentación de Evans nos deja, sinembargo, con otra inquietud. ¿Es adecuado interpre-tar la oración dicha por Leverrier como una especie decondicional encubierto? De ser así, bastaría con que elantecedente del condicional fuese falso, esto es, con que

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no existiera ninguna causa de las perturbaciones en laórbita de Urano, para que pudiéramos decir con verdadque Leverrier sabe que Neptuno es el rp. Esto resultacontraintuitivo: (i) Seguramente Leverrier hubiera pro-testado si alguien hubiera venido a decirle que lo quesabía realmente era la verdad de 3. Su afirmación pre-tendió ser sustancial; de ninguna manera pensó haceruna afirmación que pudiera resultar vacuamente verda-dera, menos aun conocida a priori; (ii) Leverrier sabíaque había una causa de las perturbaciones en la órbitade Urano y esto lo sabía con base en sus observacionesy cálculos, esto es, lo sabía empíricamente; (iii) ¿quésentido tiene entonces interpretar la afirmación de Le-verrier como un condicional, si admitimos que conocíala verdad del antecedente? Leverrier parte de su cono-cimiento empírico de que existe el rp para darle luegoun nombre a un objeto que él sabe que existe aunqueno sepa cuál es ese objeto. Por otra parte, es innegableque son poderosos los argumentos de Evans en favor deconsiderar que el contenido cognoscitivo de una oraciónen la que aparece como sujeto un nombre descriptivo esidéntico al contenido cognoscitivo de otra oración queresulta de sustituir dicho nombre descriptivo por la des-cripción mediante la que se introdujo el nombre. ¿Quées, pues, lo que Leverrier sabe cuando sabe que N es elrp?

Parecería que lo que sabe Leverrier es algo como losiguiente:

4. (:Jx)rp (7);

y5. (Ix)(rp(x, me); rp(x))

esto es, parece más adecuado describir el contenido desu afirmación como una conjunción de 4 y 5, Y no comoun condicional. 4, como hemos señalado, es algo que Le-

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verrier sabe empíricamente y su conocimiento de 5 de-pende a todas luces de su conocimiento de 4. 5 tampocopuede conocerse a priori, pues es también un enunciadoexistencial. Ambas' son oraciones contingentes (profun-damente contingentes) y ambas son conocidas a pos-teriori. Por lo tanto, no parece haber razón para exi-gir que el nombre "Neptuno" en la oración afirmadapor Leverrier sea tratado con una "lógica libre" y queno esté abierto a la cuantificación existencial. Podemosaceptar con Evans que "Neptuno" en este contexto esun nombre fregeano, pero sólo en el sentido de tenerasociado un contenido descriptivo, no en el sentido deno comprometernos con la existencia de un objeto enm*. Si no existe Neptuno, Leverrier conoce sin lugar adudas el significado de su afirmación, pero su oraciónno puede ser tenida como verdadera.

Resumiendo nuestro examen de la polémica entreDonnellan y Evans tenemos lo siguiente: (a) Donnellanparece equivocarse al sostener que Leverrier desconocíaparcialmente el significado de la oración "Neptuno es elr.p"; la distinción de Evans entre la proposición expre-sadapor una oración y el contenido cognoscitivo en lamente del hablante que utiliza la oración, nos permiteatribuirle a Leverrier un conocimiento cabal del signi-ficado de su oración. (b) También parece equivocarseDonnellan al sostener que Leverrier sabe a priori que"N es el r.p" expresa una verdad, pues para que Leve-rrier sepa esto es necesario que sepa que existe una ysólo una causa de las perturbaciones en la órbita deUrano y esto sólo lo puede saber empíricamente. Estoes, la única manera como Leverrier puede justificar suconocimiento de que "N es el r.p" expresa una verdad,es apelando a su conocimiento empírico de que existeel r.p en m* y recordando su propia estipulación. Si nosabe que existe el r.p en m", o si ha olvidado su propia

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estipulación, no puede saber, menos aun a priori, quela oración "N es el 'P" expresa una verdad. (c) El con-tenido cognoscitivo de la oración dicha por Leverrier esepistémicamente equivalente al contenido de la oración"El 'P en m* es el 'P". No parece adecuado atribuirle asu afirmación la forma lógica de un condicional, comolo hace Evans, pues Leverrier sabe que es verdaderoel antecedente de ese condicional. (d) Donnellan tienerazón al pensar que el nombre "Neptuno" en la frase deLeverrier debe estar abierto a la cuantificación existen-cial, pero no exactamente por las razones que él aduce,sino porque "Neptuno" tiene asociado el sentido de unadescripción definida (y rígida). (e) El análisis adecuadode la descripción "el 'P en mO" parece ser el russelliano.Esto es, para que la oración "el 'P en mOes el 'P" seaverdadera es necesario que exista algo en mOque sea el'P. Por lo tanto no parece haber lugar para atribuirlea Leverrier ningún conocimiento a priori cuando sabeque Neptuno es el 'P. .

¿Por qué Evans insiste en la falta de compromisoexistencial cuando se conoce una oración contingenteen la que aparece un nombre descriptivo? Creo que larespuesta es doble: (i) En primer lugar, Evans quieretratar de la misma manera aquellos casos, como el deLeverrier, en los que sabemos que hay algo que satisfacela descripción mediante la que introdujimos el nombrey otros casos en los que los nombres descriptivos pu-dieran ser introducidos mediante descripciones de lasque ignoramos en absoluto si hay individuos que lassatisfacen. Evans piensa que no es relevante para de-terminar "lo que conoce" un hablante que hace uso deuna oración en la que aparece un nombre descriptivoel hecho de que sepa si la descripción mediante la queintrodujo el nombre tiene o no un referente semántico.Así, por ejemplo, si yo estipulo: "'Pepe' será el nombre

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del primer oso polar que pisa suelo congolés" y luegoafirmo que Pepe es el primer oso polar que pisa suelocongolés, de acuerdo con Evans el conocimiento quetengo de lo que afirmo es a priori y del mismo tipoque el conocimiento que tiene Leverrier cuando sabeque Neptuno es la causa de las perturbaciones en laórbita de Urano. La ventaja que pueda haber en tra-tar semánticamente a "Neptuno" y "Pepe" de la mismamanera, parece perderse cuando nos percatamos de susconsecuencias epistemológicas contraintuitivas. (ii) Ensegundo lugar, Evans asume correctamente que, salvoespecificación en contrario, cuando usamos oracionesen las que aparecen nombres descriptivos, nuestra in-tención implícita es la de denotar al individuo que enel mundo real satisface la descripción, de manera queel sentido asociado a esos nombres es equivalente al delas descripciones introductoras sub indexadas con "m*";pero, por otro lado, como nada nos garantiza que todadescripción de la forma "el cp en m*" tenga un referentesemántico, nuestras pretendidas aserciones categóricasque hacen uso de tales descripciones no deben ser trata-das más que como modestos condicionales. Sin embargo,cuando sabemos que existe el referente de nuestra des-cripción introductora "el cp en m*" de un nombre des-criptivo N (lo que, por otra parte, sucede en la mayoríade los casos) ¿qué caso tiene insistir en la falta de com-promiso existencial de nuestra afirmación de la oración"N es el cp"?

Como habíamos señalado antes, hay dos maneras deentender la frase "lo que conoce S cuando sabe quecpx". Donnellan y Kripke consideran que lo que conoceS cuando sabe que cpx, es la proposición singular aso-ciada a la oración cpx, y ésta es entendida como unaentidad ext rament al , como el hecho de tener el indi-viduo fijo denotado por x la propiedad cp. Evans, en

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cambio, considera que lo relevante para determinar loque conoce S cuando sabe que cpx es el contenido en lamente de S cuando cree o acepta la oración en cuestión.El problema que se les presenta a los primeros es que,al identificar "lo que conoce" S con la proposición aso-ciada a la oración mediante la que expresa su creencia,suelen concederle al sujeto "más" conocimiento del queen realidad posee. El problema que se les presenta aquienes, como Evans, distinguen entre el contenido cog-noscitivo y la proposición expresada, es que en ocasionesparecen atribuir al sujeto "menos" conocimiento del queen realidad tiene (o un conocimiento de otro tipo), comopudimos ver con el caso de Leverrier.

Si nuestro problema es determinar el contenido cog-noscitivo de un sujeto S que expresa su pretendido c<rnocimiento mediante una oración singular en la que fi-gura un nombre descriptivo (en el sentido especificadopor Evans), parece crucial distinguir entre dos tipos desituaciones epistemológicas: (i) aquella en la que S sabeque hay algo que satisface la descripción accidental me-diante la que introdujo el nombre, y (ii) aquella en laque S no sabe tal cosa. En el primer taso (que sería el deLeverrier), si decimos que S sabe que N es el cp, pareceinevitable, como he argumentado, atribuir a S un cono-cimiento empírico; en el segundo caso, resulta contrarioa nuestras intuiciones atribuirle al sujeto cualquier tipode conocimiento.

Lo anterior plantea la necesidad de revisar la nociónkripkeana de "fijar la referencia" y distinguir entre loscasos (i) y (ii) antes mencionados. Pero eso sería yaasunto de otro trabajo.

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