Contra Juan Ramon Jiménez de Platero y Yo - Por Dalí y Bueñuel

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08 enero 2006 Contra Juan Ramón Sr. Dn. Juan Ramón Jiménez Madrid, febrero de 1929 Nuestro distinguido amigo: Nos creemos en el deber de decirle -sí, desinteresadamente- que su obra nos repugna profundamente por inmoral, por histérica, por cadavérica, por arbitraria. Especialmente: ¡¡ MERDE !! para su Platero y yo, para su fácil y mal intencionado Platero y yo, el burro menos burro, el burro más odioso con que nos hemos tropezado. Y para V., para su funesta actuación también: ¡¡¡¡MIERDA!!!! Sinceramente, .......................................................... LUIS BUÑUEL / SALVADOR DALÍ La historia de esta carta viene dada por el propio Dalí. Lo explica así: En aquel momento queríamos mandar, para crear una especie de subversión moral, una carta a la persona más prestigiosa de España, únicamente para provocar una reacción y que la gente dijera: ¿Por qué lo han hecho?, y tal y cual. Entonces habíamos escogido dos o tres, y habíamos pensado en Falla, que tenía un gran prestigo, para decirle que era un hijo de puta, etc.: lo más que se puede

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08 enero 2006

Contra Juan Ramón

Sr. Dn. Juan Ramón JiménezMadrid, febrero de 1929

Nuestro distinguido amigo: Nos creemos en el deber de decirle -sí, desinteresadamente- que su obra nos repugna profundamente por inmoral, por histérica, por cadavérica, por arbitraria.Especialmente:¡¡ MERDE !!para su Platero y yo, para su fácil y mal intencionado Platero y yo, el burro menos burro, el burro más odioso con que nos hemos tropezado.Y para V., para su funesta actuación también:¡¡¡¡MIERDA!!!!Sinceramente,.......................................................... LUIS BUÑUEL / SALVADOR DALÍ

La historia de esta carta viene dada por el propio Dalí. Lo explica así:

En aquel momento queríamos mandar, para crear una especie de subversión moral, una carta a la persona más prestigiosa de España, únicamente para provocar una reacción y que la gente dijera: ¿Por qué lo han hecho?, y tal y cual. Entonces habíamos escogido dos o tres, y habíamos pensado en Falla, que tenía un gran prestigo, para decirle que era un hijo de puta, etc.: lo más que se puede decir; los pusimos en un sombrero (los nombres), y salió Juan Ramón Jiménez. Justamente acabábamos de visitar a Juan Ramón el día anterior, que nos había recibido sentimentalmente: "A ver, esa juventud maravillosa...", y dijo haber encontrado unos chicos

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magníficos en nuestro grupo. Entonces, sale en el sombrero y escribimos la carta, que era una carta terrible contra Platero, que el asno de Platero era un asno podrido, aquello de las estrellas era un sentimentalismo...; además, es verdad, a mí nunca me ha gustado Juan Ramón Jiménez, encuentro que es un poeta pésimo. En aquel momento de echar la carta, Buñuel tuvo una duda, pero la echó, la echamos, y al día siguiente Juan Ramón estuvo enfermo, diciendo: "No comprendo, un día antes recibo a estos chicos; me parecen... Y al día siguiente me insultan de la manera más grosera...". Y no lo comprendió nunca. Fue una cosa incomprensible.

Buñuel y Dalí están a comienzos de 1929 trabajando muy estrechamente para gestar el guión de Un perro andaluz, la película que se filmaría en París pocos meses después. Están compartiendo una estética surrealista que les lleva a rechazar todo lo que representa la tradición, la lógica y también la figura del padre, que es lo que había sido para los poetas jóvenes Juan Ramón Jiménez. Éste representaba para ellos lo más putrefacto, palabra de uso compartido para referirse a todo lo rancio y degenerado desde su punto de vista. En la película antes citada hay una escena en que un individuo tira de dos cuerdas que arrastran dos curas maristas, un piano de cola y encima de éste dos burros podridos (¿Platero?). También hay que decir que la imagen del burro podrido venía también sugerida por el aragonés como Buñuel e inquilino de la Residencia de Estudiantes, Pepín Bello, que describió cómo iba a un barranco cerca de su pueblo a ver como se descomponían los burros muertos. Se les hinchaba el vientre y luego estallaban para regocijo del amigo Pepín Bello.

Buñuel y Dalí habían sido íntimos de Lorca, pero ahora se habían distanciado de él para desolación del poeta andaluz que, como sabemos, se había enamorado de Salvador Dalí. El propio Lorca es considerado putrefacto y en especial su libro exitoso Romancero gitano. Hay una lucha ideológica en nombre del surrealismo más extremo contra todo lo que se distancia de su modelo estético.Agustín Sánchez Vidal en su libro Buñuel, Lorca, Dalí, el enigma sin fin señala que en el ataque contra Juan Ramón o Falla hay una intencionada agresión contra Lorca puesto que ambos artistas (Juan Ramón y Falla) eran del entorno afectivo y artístico del poeta andaluz. El propio nombre de la película que hemos citado (El perro andaluz) siempre fue considerado por Lorca como una venenosa alusión a él mismo.

Dentro de su estética iconoclasta surrealista, Salvador Dalí llegó a escribir que se cagaba en su propia madre, lo que supuso la ruptura con su familia. Detestaban, entre otros, al mítico Charlot y eran entusiastas, en cambio, de Harry Langdon. Se trataba de una estética brutal y violenta de agresión, de búsqueda de lo inesperado, lo disparatado y sin explicación lógica. Todo valía contra la autoridad, el padre, el maestro, el amigo... Los tres amigos, Lorca, Dalí y Buñuel, compañeros inseparables en la Residencia de Estudiantes, forman el trío más enigmático de genios de nuestra historia artística. Sus respectivas obras están llenas de alusiones mutuas. Se amaron y se odiaron, y esto se prolongó a lo largo de sus respectivos itinerarios vitales. Juan Ramón no fue más que un símbolo, la del principal poeta de su tiempo.