Contracorriente #21

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ELLOS QUIEREN OTROS PACTOS DE LA MONCLOA IMPIDÁMOSLO 27E: avancemos en levantar una alternativa a la política de Toxo y Méndez ETA: del reformismo armado al reformismo “pacífico y democrático” Telepizza: empresa y burocracia sindical contra los jóvenes trabajadores precarios por la reconstrucción de la cuarta internacional / ó rgano de Número 21 // Febrero 2011 [email protected] // www.clasecontraclase.org Precio 1 € // Apoyo 1,50 € Las negociaciones Gobierno-sindicatos y la propuesta de “acuerdo global”

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Contracorriente #21 | Periódico de Clase contra Clase - Estado Español

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ELLOS QUIEREN OTROS PACTOS DE LA MONCLOA

IMPIDÁMOSLO

27E: avancemos en levantar una alternativa a la política de Toxo y Méndez

ETA: del reformismo armado al reformismo “pacífico y democrático”

Telepizza: empresa y burocracia sindical contra los jóvenes trabajadores precarios

por l a recons t rucc ión de la cuar ta in te r nac iona l / ó rgano de

Número 21 // Febrero 2011 [email protected] // www.clasecontraclase.org Precio 1 € // Apoyo 1,50 €

Las negociaciones Gobierno-sindicatos y la propuesta de “acuerdo global”

2 EDITORIAL

Si escucháramos a alguna persona-lidad pública defender la necesidad de “un acuerdo global, más allá de las pensiones, que daría más tran-quilidad a la sociedad para afrontar la crisis y enviaría un mensaje más nítido a los mercados”, ¿de quién podría tratarse?. Y si además dos colegas suyos insisten en la nece-sidad de que el diálogo Gobierno-sindicatos debe ampliarse con la presencia de la patronal y el PP, ¿de quiénes hablamos?. ¿Un alto cargo del Ministerio de Economía?, ¿del FMI?, ¿de la Comisión Eu-ropea?, ¿de la CEOE?... nada de eso, se tratan de las declaraciones de Fernando Lezcano, Secretario de Comunicación de CCOO, y sus colegas no son otros que el mismo Fernández Toxo, Secretario Gene-ral de CCOO y Toni Ferrer, Secre-tario de Acción Sindical de UGT.En estas están los dirigentes de los sindicatos mayoritarios. En vez de organizar la resistencia contra los ajustes históricos que se están lan-zando, prefieren estudiar la mane-ra de llegar a unos nuevos “Pactos de la Moncloa” que descarguen la crisis contra nosotros y les permita seguir tranquilos en sus sillones de burócratas sindicales.

Toxo y Méndez, agentes indirectos del ajuste de Zapatero

Cuando empezó la crisis Toxo y Méndez fueron a la Moncloa a apo-yar públicamente el rescate milmillo-nario del Gobierno a la banca (hasta 200.000 millones en ayudas, créditos y avales). Los dos años siguientes se mantuvieron de brazos cruzados mientras llegábamos a los 4 millones y medio de parados, firmando ERE tras ERE, aislando las luchas de em-presa y sin defender a los trabajadores inmigrantes y precarios. Y cuando la crisis de la deuda situó a ZP en una posición aún más ofensiva contra los trabajadores pasaron a una política de “dosificación de la movilización”, que pensaba más en descomprimir algo de la presión que viene de las bases obre-ras que en plantear un verdadero plan de lucha con el que derrotar los planes del Gobierno.

Así han dejado pasar el tijeretazo de mayo y la reforma laboral de sep-tiembre. En ambos casos se llamó a jornadas de huelga de 24hs, de funcio-narios y general, sin ninguna perspec-tiva de continuidad. No había plan de lucha. Aún así el 29S demostró que, a pesar de los nefastos efectos que la política de las direcciones sindi-cales ha tenido en la organización y capacidad de lucha, había una gran disposición al combate por parte de millones de trabajadores. Como de dosificar se trataba, tras el 29S Toxo y Méndez clausuraron la lucha para que las “aguas volvieran a su cauce”. La campaña de que la huelga había fra-casado, desplegada por todos los ter-tulianos y periodistas “adictos al Ré-gimen”, ha contado en esta política de desmovilización la mejor herramienta de demostración. Y es que las luchas en Grecia, Irlanda, Portugal, y sobre todo Francia, donde sus pares en la dirección de las grandes centrales tu-vieron que lidiar con unas bases que les rebasaron e impusieron huelgas in-definidas en sectores estratégicos, les asustaban tanto como a Zapatero, el Rey, la patronal y el resto de partidos del Régimen.

Los ataques han seguido, y lo máxi-mo que han hecho estos verdaderos burócratas sindicales, ha sido convo-car manifestaciones un sábado por la tarde, el 18 de diciembre. Mientras, el Gobierno ha anulado el subsidio de 420 euros, anuncia la privatiza-ción de AENA y Loterías del Estado,

regala nuevas exenciones fiscales a la patronal, sube más de un 10% la luz, los salarios de 2011 arrancan con una pérdida de poder adquisitivo del 1,5%, de un 3% en el caso de las pensiones... Parece que ninguno de estos ataques perturba el sueño de estos “ministros sin cartera”. Esta actitud los convier-te en verdaderos agentes “pasivos” de los ajustes de Zapatero. Su colabora-ción, manteniendo paralizada a la clase obrera, es un servicio valiosísimo para el Gobierno y la burguesía española.

El “acuerdo global”, o como pasar a ser agentes directos del ajuste

La amenaza del 18 de diciembre de Toxo de otra huelga general en ene-ro parece que se ha quedado un mero “calentón”. Tan poco le duró que al día siguiente, junto con Méndez, acu-dió rápido a la Moncloa a una de las habituales reuniones “secretas” con Zapatero. Y ya en enero, cuando el Gobierno pretende aprobar otra de sus medidas “estrella”, el pensionazo, es-tos dirigentes se están esforzando por ver la manera de llegar a un “acuerdo global” sobre como hacernos a los tra-bajadores los paganos de la crisis.

De la huelga en enero a la mesa de negociación, nuevamente. Se llegue a acuerdo o no, la vuelta al diálogo los convierte en responsables de que el “pensionazo” vaya a aprobarse el 28 de enero sin la más mínima resisten-cia. Entre sesión y sesión, comidita

Toxo y Méndez buscan convertirse en agentes directos de los ajustes de Zapatero

Las negociaciones Gobierno-sindicatos y la propuesta de “acuerdo global”

Editorial

- Toxo y Méndez buscan convertirse en agentes directos de los ajustes de Zapatero - pág. 2

Estado español

- ETA Del reformismo armado al ,reformismo “pacífico y democrático” - pág. 4

Mov. Obrero

- Telepizza: Las direcciones de CCOO, UGT y la patronal, contra la organización de los jóvenes trabajadores precarios - pág. 6

- Un debate en la izquierda sindical - pág. 8

- 27E Huelgas contra el pensionazo - pág. 10

Contraportada

- Túnez, de la revuelta a la caída revoluciónaria del dictador - Continua en pág. 11

StaffConsejo Editorial:

Santiago LupeGuillermo FerrariFederico Grom

Redacción:

Asier UbicoCarlos MuroCynthia Lub

Colaboran en este número:

Philippe Alcoy Ciro Tappeste

Tapa, diseño y Maquetación: Federico Grom / Silvio García

SUMARIO

C/Berenguer de Bardaji 20-22CP 50010 Zaragoza // teléfono Zaragoza 625 389 389 // teléfono Barcelona 699 789 036

3EDITORIAL

y comidita, los días pasan a favor del Gobierno que en breve aumentará la edad de jubilación a los 67 sin contes-tación. Y lo que es peor algunos de los recortes en esta materia, como la am-pliación de los años para el cálculo de la pensión (que reducirá su cuantía en-tre un 15 y un 20% según los propios sindicatos), cuentan ya con el apoyo de estos dirigentes.

Pero a la complicidad de estos diri-gentes se une el riesgo de su propues-ta de “acuerdo global”, lanzada por Toxo el 11 de enero y avalada por el Consejo Confederal de CCOO (tam-bién por el mal llamado “sector crí-tico” dirigido por el PCE) y la UGT. Con ella los dirigentes de CCOO y UGT pretenden apoyar abiertamente el grueso del ajuste contra los trabajado-res, a cambio de algunas migajas me-nores o promesas que poder “ofrecer” a sus bases para venderles el acuerdo. Y ¿de qué migajas se está hablando?, tales como que para los despedidos por ERE (el 90% de los despidos son individuales, no estarían incluidos) no haya despido objetivo si las pérdidas de la empresa son “coyunturales”, que con 41 años de cotización se pue-da uno jubilar a los 65 años (es decir cotizando sin ningún parón desde los 24, algo imposible con un paro juvenil del 40% y la alta tasa de precariedad y contrataciones parciales que afectan a este sector, a las mujeres y a los inmi-

grantes), y “perlas” del estilo. Quieren repetir la “hazaña” de los

Pactos de la Moncloa de 1977. En-tonces el Gobierno de Suárez, con el resto de partidos de las Cortes, en es-pecial el PCE de Carrillo, rubricaron una hoja de ruta para salir de la crisis a costa de multiplicar el paro y cer-cenar en un 25% el salario de los tra-bajadores en los años siguientes, entre otros ataques. Camacho y Redondo, los Toxo y Méndez de entonces, los aceptaron gustosos por el “bien de la democracia”. Hoy es el PSOE quien quiere encabezar algo similar. Junto con los partidos políticos, en especial el PP, la CEOE y las dos centrales sin-dicales mayoritarias, pretenden acor-dar la intensidad y ritmos con los que se va a efectuar el mayor ataque contra los trabajadores desde la Dictadura. Las justificaciones a esta traición no son tan “altruistas” como las de 1977. No se trata de “salvar la democracia”, sino de “contentar a los mercados”.

Con pacto o sin él es necesario tirar abajo a los dirigentes traidores

Independientemente de que finalmen-te logren llegar a un acuerdo o no, los trabajadores no podemos seguir de-jando el timón de nuestro futuro en manos de estos dirigentes. Si se fir-man unos nuevos Pactos de la Mon-cloa la burocracia sindical habrá pasa-

do directamente a ser agente activo de los ajustes, militará para que pasen sin resistencia empresa por empresa. Si el Gobierno no le ofrece “migajas” sufi-cientes es posible que se vean forza-dos a seguir regulando el malestar, lla-mando a jornadas de protesta aisladas. En ambos casos los trabajadores nos enfrentamos a una necesidad imperio-sa, la de construir en el movimiento obrero un ala que imponga el fin de todo diálogo social y el inicio de un plan de lucha hasta derrotar los planes de Zapatero y la burguesía.

Un escenario con “pacto global” sería un varapalo histórico para nues-tra clase. Aún así el malestar con la situación actual y el descrédito de es-tas direcciones traidoras podría hacer posible que sectores de estas mismas centrales, unidos con la izquierda sin-dical, pudiésemos ir constituyendo desde los tajos dicha ala. Si finalmen-te no se llega a un acuerdo como el que se busca se facilitaría la salida a la lucha de los trabajadores, como en el 29S. Y sobre estas experiencias po-dríamos reagrupar en mejores condi-ciones a los luchadores más valiosos en torno a una política que busque superar las timoratas medidas de los dirigentes actuales de CCOO y UGT, transformándolas en las puntas de lan-za de un verdadero plan de lucha.

Por ello desde Clase contra Clase creemos que hoy por hoy está plantea-

da la oportunidad y la posibilidad para la izquierda sindical y los sectores de la base de CCOO y UGT contrarios a su dirección (como los miles que el 18 de diciembre cantaban consignas en favor de otra huelga general) de iniciar una fuerte campaña unitaria en los centros de trabajo donde levante-mos las consignas de:¡Abajo las negociaciones con el Go-bierno!¡No queremos unos nuevos Pactos de la Moncloa!¡Por una Huelga General y un plan de lucha hasta derrotar el pensionazo y el resto del ajuste del Gobierno!

Es posible impulsar pronunciamientos de delgados y comités, concentraciones, asambleas, paros... en aquellos sectores donde los “disconformes” con la políti-ca de Toxo y Méndez tienen presencia e incluso dirigen. Apoyarse en estos com-bates aún parciales, como también en las huelgas del 27 de enero en Galicia y Euskadi, para torpedear sus intenciones de pacto y paz social. En definitiva ir forjando un movimiento desde las ba-ses que ponga a la clase obrera a la altu-ra de los ataques que enfrentamos y se prepare para todos los escenarios posi-bles, tanto el de tener que quebrar unos nuevos Pactos de la Moncloa como el de tener que acabar con la política de “dosificación” del conflicto hasta ahora están manteniendo.

Cada vez son más los trabajadores que padecen “las medidas” dictadas por el Gobierno de Zapatero. Son más los tra-bajadores que se están dando cuenta de la verdadera política de Zapatero. Muchos de ellos no salen de su asombro porque ese Gobierno está liderado por un partido que se llama “Socialista” y “Obrero”. Sin embargo, todas sus medidas económicas, como veremos, no son socialistas y sólo benefician a la gran patronal en detrimen-to de los mismos trabajadores. Muchos trabajadores han votado a Zapatero para evitar que la derecha post-franquista asu-miera con un programa neoliberal. Ahora eso es lo que hace la “izquierda”. Zapatero está haciendo lo que necesitan las 37 gran-des empresas del Estado Español.

El peor ajuste en décadas...

Eso es lo que está haciendo Zapatero. La patronal en acuerdo con las direcciones sindicales han “ajustado” sus plantillas provocando despidos de más de dos millo-nes de personas durante el 2009. Todo un récord. El año anterior Zapatero había ga-nado las elecciones negando que hubiera una crisis económica. Ese mismo año éste gobierno “progresista” le dio a la banca avales por 200.000 millones de euros. Es decir, que los máximos responsables de la crisis han sido premiados largamente. Por no mencionar las millonarias ayudas del FROB a las cajas o los 1000 euros que las administraciones pagaron a las automovi-lísticas por cada coche vendido.

El Gobierno de Zapatero y Rubalcaba se está encargando de hacer pasar una ba-tería de medidas que sólo benefician a la

banca y la gran patronal y tranquilizan a los acreedores y a los prestamistas.

En junio han realizado un brutal recor-te de los gastos del estado, siempre con el objeto de demostrar que pueden “honrar las deudas”. Esto significó una reducción considerable en las partidas de derechos sociales. Un recorte del 5% del salario de los funcionarios públicos. La anula-ción del cheque bebé y los 400€ que sólo duró dos temporadas. Todos estos recortes fueron acompañados en todas las Comu-nidades Autónomas (CCAA), ya sean de presididas por los socialiberales o por los populares. Las plantillas en sanidad y edu-cación se están reduciendo drásticamente, no se cubren las bajas, los servicios se dan cada vez con menos personal.

Es tan fuerte el ajuste de Zapatero que ahora se plantean controlar las cuentas de las CCAA. Lo cual significa una fuerte intervención del Estado centralista contra

las CCAA que son las encargadas de rea-lizar muchos servicios sociales. Entre el Gobierno y las CCAA están tratando de cargarse los servicios sociales y cada vez son más las voces del poder que piden a gritos las privatización de la sanidad. No podemos olvidar que se están barajando proyectos para incluir las ETT en la con-tratación para trabajar en la Administra-ción Pública.

En setiembre votaron en el Congreso una Reforma Laboral realmente muy lesi-va contra los derechos de los trabajadores y contra la representación obrera. Las empre-sas que muestren balances malos pueden descolgarse de los convenios colectivos y acordar con el comité de empresa. Además, esta situación puede permitir a los patro-nes echar a los trabajadores por unas pocas monedas. Muchas veces estas indemniza-ciones son aceptadas por los propios diri-gentes sindicales ¿con el paro enorme que

¿Qué nos prepara Zapatero para el 2011?

por GUILLERMO FERRARI

El ajuste que quiere la gran patronal

4 ESTADO ESPAÑOL

hay, cómo se puede defender una política así desde las organizaciones obreras?

A finales de diciembre se encargó de de-cretar el Estado de Alarma (sólo usado por Franco anteriormente) y sacar el Ejército para obligar a trabajar los controladores a punta de pistola. Atentó contra el derecho de huelga y están hablando de impedir las huelgas de los servicios públicos. Sacó el derecho a la calle y se puso claramente en contra de los trabajadores. Anunció la privatización de la Lotería y de AENA, dejando jugosos negocios en manos pri-vadas. Como si esto fuera poco anuló la reducida ayuda de 426€ de los parados con la subvención agotada.

Ahora en enero se preparan para dar otro zarpazo sobre los intereses de la cla-se obrera. Lleva varias semanas de nego-ciaciones con las direcciones de CCOO y UGT para reducir las pensiones y aumen-tar la edad de la jubilación. El objetivo es ampliar el período de años para calcular-

las, es aumentar los años que haya que co-tizar, reducir drásticamente las pensiones de viudedad i orfandad, etc. En síntesis, quieren reducir las nuevas pensiones en un 30% y se plantean la privatización de todo el sistema. Si logran ésto significará que la banca podrá administrar una enorme masa de dinero y que ésta se apropiará de una parte de las mismas.

Para el PSOE no importa que haya un paro juvenil del 40%, que el paro supere el 20%. Ni que 1,2 millones de parados no tengan ingreso alguno y en 2011, 1 mi-llón más vaya a sumarse a esta situación. Tampoco importa que la precariedad labo-ral supere largamente la media europea, ni tampoco que el despido sea más bara-to. Que los derechos de los trabajadores sean avasallados continuamente por la patronal. No importa que varias decenas de miles sean echados de sus domicilios por los impagos. Para ellos no importa que más de la mitad de los pensionistas no

lleguen a cobrar el SMI y que los futuros cobren una miseria. No, eso no importa. Para estos Social Liberales sólo importa garantizar los negocios de las 37 grandes empresas a las que recibe con todo lujo de atenciones en la Moncloa, que todo siga “atado y bien atado”.

Todo el Régimen del ‘78 contra los trabajadores

El Rey, en su mensaje de navidad, tuvo un “detalle” realmente inusual. Él mismo declaró su apoyo a las medidas de Zapate-ro. En lugar de uno de esos mensajes ge-nerales se volcó claramente a intervenir en política interior para apoyar el mayor ata-que contra los trabajadores desde la Dic-tadura de su “padrino”. Esta es una señal inequívoca de que las instituciones juegan fuerte al apoyo a éste Gobierno.

Incluso el PP, que critica todo lo que hace Zapatero, con la esperanza de volver

a La Moncloa, no parece que se vaya a atrever a votar en contra. En el Parlamento se ha abstenido cuando eso era necesario. Y sólo critica las medidas de Zapatero por no ser lo que necesitan los empresarios. Donde el PP gobierna, como en Valencia, Murcia y Madrid, los recortes y las me-didas antiobreras se suceden de la misma manera que en las CCAA que gobiernan los socialliberales del PSOE o los partidos nacionalistas.

Los partidos nacionalistas burgueses como PNV, CC o CiU han sido decisivos en diferentes votaciones parlamentarias para que se aprueben los peores ajustes de la his-toria del Estado Español.

La clase obrera no puede confiar en este Gobierno ni en el reaccionario régimen del ‘78. Para enfrentar el duro ataque, solo debe confiar en sus propias fuerzas. Hay que acabar en las calles con el durísimo ajuste que Zapatero y el Régimen del ‘78 están aplicando.

Declaración de alto el fuego permanente de ETA Del reformismo armado al reformismo “pacífico y democrático”

Tras el cese de toda “actividad armada ofensiva” declarado en septiembre por ETA, los dirigen-tes de la Izquierda Abertzale han continuado avanzando en su viraje hacia los nuevos métodos de lucha “democráticos y pacíficos”. Se trata de un cambio de métodos que no rompe con la estrategia histórica del MLNV2, la de presión (esta vez “no violenta”) y negociación con el Estado español para la consecución del derecho de autodeterminación.

El Acuerdo de Gernika firmado el 24 de septiembre por la Izquierda Abertza-le y más de treinta organizaciones polí-ticas, sindicales y sociales de Euskadi, ahondaba en esta dirección. Demandaba a ETA la declaración de “un alto el fue-go permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional” como una de las condiciones para poder abrir “un primer estadio de normalización política”, que tendría que acompañarse de un buen número de medidas por par-te del Estado español que garantizasen

el ejercicio de unos mínimos derechos democráticos y una política penitencia-ria más humanitaria para los presos po-líticos vascos. Este acuerdo había sido precedido días antes por la Declaración de Bruselas, con similar contenido, fir-mada por diversas personalidades inter-nacionales como la Fundació Nelson Mandela o los Nobel de la paz sudafri-cano e irlandés, Frederik W. De Klerk y John Hume.

Se abría entonces un proceso de de-bate interno dentro de la organización armada que ha concluido con la decla-ración de un alto el fuego “permanente, general y verificable” del pasado 9 de enero (hecha pública un día más tarde). Con este paso ETA responde parcial-mente a las demandas de los dirigentes de la Izquierda Abertzale. ETA daba un paso más, el mayor de su historia, hacia el abandono de la lucha armada para in-tentar facilitar los planes de reingreso a las instituciones de la Izquierda Abert-zale y la disminución de la represión contra los luchadores vascos. De hecho este paso está acompañado del anuncio de que a finales de enero se presenta-rán los estatutos de un nuevo partido político al Ministerio del Interior en los

que se comprometerán a acatar la anti-democrática Ley de Partidos. El obje-tivo inmediato es la vuelta a las institu-ciones con las elecciones municipales y forales del 25 de mayo.

El Gobierno y el Régimen continuarán con la política de mano dura

Tras la tregua de septiembre el Go-bierno de Zapatero ha permanecido completamente firme en su campaña de persecución y represión contra la misma organización armada y contra el conjun-to del MLNV. El conjunto de los partidos del Régimen han continuado aplaudien-do la “política anti-terrorista” del PSOE. Durante estos meses las detenciones no han cesado y las medidas de excepción han continuado, violándose sistemática-mente derechos fundamentales como el de reunión o manifestación.

Nada apunta a que el abandono de las armas vaya a hacer cambiar esta política. Rubalcaba ya anunció que no era la de-claración esperada. Cospedal pide, como buena nacional-católica, que además de rendirse, se arrepientan y “pidan perdón a las víctimas”. Y en general el conjunto

de los partidos de la “unidad de los demó-cratas”, incluido el PNV e IU6, avalan que continúe la mano dura dada la “in-suficiencia” del comunicado. De hecho, y a modo de operación ejemplarizante de por dónde iban a seguir yendo los tiros, un día después la policía francesa en co-laboración con la española detenía a dos militantes de ETA acusados de ser los di-rigentes de su aparato informático.

¿A donde va el MLNV?

Como vemos el Gobierno de Zapatero y el Régimen del 78 parece que va a dar poco o ningún margen a los intentos del MLNV para integrarse en las vías “democráticas y pacíficas”, tal como aspira. Es quizá una muestra extrema del callejón sin salida al que conduce la estrategia histórica marca-da por ETA (presión-negociación), y con la que no se rompe en absoluto, sino más bien se modifican los métodos con los que se ejercerá la presión.

La propuesta “Euskal Herria Zutik”1 mantiene la apuesta por conquistar una “confluencia soberanista”. El agente histórico para la consecución del de-recho de autodeterminación sería pues una alianza entre los sectores populares

por SANTIAGO LUPE

5ESTADO ESPAÑOL

y obreros vascos con la misma burgue-sía vasca. Parece que no se ha sacado ninguna lección de todo un siglo de co-laboración de los burgueses de Euskadi con Franco primero y Juan Carlos I y los distintos Gobiernos de la democracia, después. Arnaldo Otegui en su última entrevista en Gara2 aclara que la con-fluencia con el PNV es una aspiración a la que no se renuncia, y nos dice: “El señor Urkullu miente cuando dice que no ha sido invitado a conformar esta alianza, o al Acuerdo de Gernika: si el PNV no está es porque ha decidido no estar”. Y es que para Otegui y el MLNV “la contradicción principal que verte-bra el proceso de liberación es la que se da entre Euskadi por un lado y los esta-dos español y francés por otro”, y por lo tanto “las contradicciones de clase, u otras en nuestra política de alianzas, deben ser gestionadas y resueltas con inteligencia, sin que las ramas nos im-pidan en ningún caso ver el bosque”.

Se mantiene pues una estrategia de colaboración de clases opuesta por el vértice a la alianza con el resto de tra-bajadores del Estado para luchar contra el Régimen del 78. Un enemigo común que a la vez que subyuga al pueblo vas-co negándole el ejercicio de sus dere-chos democráticos está implementando un ataque contra los trabajadores vascos y del resto del Estado sin precedentes desde el franquismo. Desde esta estra-tegia la única salida que se vislumbra es

la de forzar un proceso de negociación con el Estado español para encontrar nuevas formas de autogobierno y el ejercicio del derecho de autodetermina-ción. El mismo objetivo que los más de 50 años de lucha armada de ETA pero ahora como dice el mismo Otegui “los tiempos actuales exigen la superación definitiva de un ciclo político-militar y su sustitución por una estrategia de or-ganización, acumulación y lucha exclu-sivamente democrática”.

Se mantiene pues una estrategia de conciliación de clases y en última ins-tancia reformista, que aspira a emular la farsa del proceso de paz irlandés, don-de el Sin Fein ha acabado integrado en el régimen de autonomía mutilada del Ulster. Aún así está por verse si el Ré-gimen del 78 estará dispuesto a realizar siquiera las mínimas concesiones que se demandan, o si por el contrario seguirá por el camino de palo tras palo.

Romper con la estrategia de ETA, por una estrategia de clase y revolucionaria

Desde Clase contra Clase no conside-ramos que el terrorismo individual prac-ticado por ETA haya permitido avanzar en la lucha por el derecho de autode-terminación. De hecho creemos que la estrategia de la organización armada ha dejado una herencia en el MLNV que hoy se traduce en que el abandono de

la lucha armada puede convertirse en un trampolín para una integración, aún par-cial o desde una oposición testimonial, al Régimen del 78. El reformismo ins-titucional, político o sindical no es pues una alternativa al reformismo armado.

Consideramos imprescindible insertar la lucha por los derechos democráticos del pueblo vasco en la lucha revolucio-naria contra el Régimen heredero del franquismo y la burguesía centralista. Esta tarea solo puede ser llevada adelan-te con la plena independencia de toda la clase obrera del Estado y en lucha contra la burguesía centralista, ya sea española o francesa, y la nacionalista vasca.

Esta última nunca podrá ser una aliada pues solo busca regatear me-jores condiciones para seguir explo-tando a los trabajadores y sectores populares de Euskadi. La burguesía española no va a someter a discusión su dominio territorial en una mesa de negociación. Sólo un Gobierno de los trabajadores, la única clase que no se sustenta en la explotación ajena, pue-de permitir el derecho a la autodeter-minación del pueblo vasco y el resto de las nacionalidades del Estado es-pañol. Por ello la única alianza que puede ayudar a la lucha de MLNV sería la de la clase trabajadora de todo el Estado con los sectores po-pulares, asumiendo las demandas de-mocráticas legítimas de los pueblos vasco y catalán.

La actual crisis del capitalismo espa-ñol y la dura prueba que va a someter el Régimen del 78, que no es fácil que pase, abren nuevas posibilidades para que la lucha por los derechos demo-cráticos de Euskadi salga del callejón sin salida a la que la ha llevado la di-rección de ETA y la Izquierda Abert-zale. Comenzando por la derogación de la Ley de Partidos, restituyendo la libertad de reunión y asociación a la Izquierda Abertzale , así como la li-beración de todos los presos políticos. Y desplazándose hacia una estrategia de clase y revolucionaria que fortalez-ca la lucha por la revolución proleta-ria en el conjunto del Estado español. Esta es la única estrategia que puede resolver en forma democrática el pro-blema nacional del pueblo vasco, así como el de otras nacionalidades opri-midas por el Estado español.

Notas1 Euskal Herria en pié”. Es el documento aprobado en asambleas de base en 2009 con la participación de 9.000 personas en el que se fija abiertamente la nueva apuesta por vías exclusivamente “pacíficas y democrá-ticas”. Para leer una crítica a esta propuesta; http://clasecontraclase.org/spip.php?article490 2 Entrevista a Arnaldo Otegui en GARA 12/01/2011. Dis-ponible en: http://www.gara.net/azkenak/01/242666/es/El-Estado-debera-asumir-una-gestion-politica-pa-ra-construir-escenario-soluciones-definitivas

Hace más de 50 años un sector de la pe-queña burguesía vasca optó por una estra-tegia para su lucha nacional que está to-talmente opuesta a la independencia de la clase trabajadora y la lucha revolucionaria por derribar el Régimen. Esta estrategia ha llevado a un callejón sin salida que, sobre todo desde 2007, ha abierto un intenso de-bate en el seno del MLNV. Como expli-camos en este periódico la dirección de la Izquierda Abertzale, y cada vez más la de ETA también, ofrecen una salida que cam-bia los métodos pero deja intacta la estra-tegia reformista de presión-negociación.

Desde Clase contra Clase creemos que los marxistas revolucionarios debemos aportar a la discusión que atraviesa las fi-las de la Izquierda Abertzale. Y debemos hacerlo peleando precisamente contra el tránsito de un reformismo armado a otro “pacífico y democrático”, que como en Ir-landa del Norte, no va a traer consigo la

consecución del derecho de autodetermi-nación, sino a lo sumo la integración en el Régimen de los dirigentes abertzales y la desactivación reaccionaria del conflicto. Hoy por hoy hay una lucha política y estra-tégica que dar por el giro a una estrategia revolucionaria y de clase. Todo sin dejar de apoyar y luchar contra la represión que padecen los luchadores vascos, la negación de sus derechos democráticos fundamen-tales y la libertad de todos los presos.

Sin embargo algunas organizaciones que se reclaman del marxismo revolucio-nario o la extrema izquierda, como En Lu-cha (EL) e Izquierda Anticapitalista (IA), están optando por sumarse al abandono de esta perspectiva y ser parte de los co-ros “pacíficos y democráticos” que cantan la esperanza de conquistar el derecho de autodeterminación a través del “diálogo y la negociación” con el Régimen heredero del franquismo. La perspectiva revolucio-naria queda completamente ausente en to-das sus declaraciones sobre el tema.

Izquierda Anticapitalista considera que

“cerrar la etapa de la lucha armada y transi-tar exclusivamente por los medios políticos” abre “un horizonte de ilusión y de esperanza para la ciudadanía”, y apoya totalmente la propuesta “Zutik Euskal Herria” y la Decla-ración de Gernika que “se ha convertido en un referente incuestionable para lanzar un verdadero proceso de resolución del “con-flicto vasco”. El derecho de autodetermina-ción de Euskadi vendrá pues para IA de un “proceso de diálogo, negociación y acuerdos políticos”. Y para que éste tenga lugar “los gobiernos español y francés, (…). Deben en-tender y aprovechar la oportunidad abierta y trabajar activamente por una salida justa, dialogada y negociada para el contencioso vasco, que incluya el ejercicio del derecho del pueblo vasco a decidir libremente su futuro”.

En Lucha también considera que el alto el fuego permanente es “un paso más hacia la resolución del conflicto político en Euskal Herria”, e igualmente considera que uno de los agentes que deberán permitir la nor-malización y la consecución del derecho de autodeterminación será el Gobierno del Es-

tado español que “debe apostar de una vez por todas por el diálogo y la negociación política y derogar la Ley de Partidos”.

La confianza en que se podrá alcanzar un pacto con la burguesía española para que ésta ceda por medio del diálogo parte de su dominación territorial es de un reformismo utópico brutal. Estas ilusiones, alimentadas por Otegui y compañía, son fogoneadas por estos grupos que además hablan desde el marxismo revolucionario y el anticapitalis-mo, regalando un barniz más de izquierda al nuevo reformismo de la dirección abert-zale. Los compañeros de Clase contra Cla-se consideramos que los revolucionarios no podemos caer en lo que es una adaptación programática y estratégica a estas tres dé-cadas de democracia burguesa. Muy al contrario debemos seguir peleando por una estrategia obrera revolucionaria para la con-quista del derecho de autodeterminación de todas las nacionalidades en el marco de la lucha contra el Régimen del 78 y por im-poner un Gobierno de los trabajadores y sectores populares.

Los “coros” del nuevo reformismo “pacífico y democrático” de la Izquierda Abertzalepor SANTIAGO LUPE

Izquierda Anticapiltalista y En Lucha

6 MOV. OBRERO

Telepizza

Las direcciones de CCOO, UGT y la patronal, contra la organización de los jóvenes trabajadores precarios

El 22 de Octubre la delegación de Telepizza en Zaragoza quiso aca-bar por las bravas con un proceso de organización sindical que daba sus primeros pasos. La preparación de la huelga del 29S había sacado a la luz a uno de los trabajadores que hasta el momento venía trabajando clandestinamente, y éste fue puesto en la calle con un despido impro-cedente fulminante. Sin embargo, tres meses más tarde, sin duda se puede decir que a la patronal le ha salido el tiro por la culata.

La campaña de “boicot a Telepizza” consigue imponer unas elecciones sindicales

La lucha por la readmisión del com-pañero despedido estuvo desde el prin-cipio unida a las demandas salariales y laborales de adentro y a la defensa del derecho a levantar un Comité de Em-presa para defenderlas. Iniciamos una campaña de boicot por fuera de la em-presa, apoyada por muchos estudiantes y trabajadores de otras empresas, al-gunas también en lucha, con bloqueos telefónicos, concentraciones en tien-das, reparto y pegada de panfletos... La fuerte movilización llenó de moral a muchos trabajadores para dar el paso y organizarse para luchar. Permitió poner a la empresa en jaque, abriéndo-nos un mayor margen de maniobra, y obligando a muchos jefes de tienda a tener que tolerar forzosamente que mu-chos de sus trabajadores nos apoyaran. No ha sido pues un “boicot” aislado y “contrario a los trabajadores” como vende la patronal. Contactamos de for-ma clandestina con los trabajadores del interior que se solidarizaron contra el despido, reuniendo a cada vez mas jóvenes en asambleas clandestinas en torno a la idea de levantar una Plata-forma reivindicativa que luchase por mejorar las condiciones de trabajo.

La principal reivindicación ha sido la de volver al Convenio de Hostele-ría, del que las direcciones de UGT, y más tarde de CCOO, nos sacaron a mi-tad de los 90. Se trata por un lado, de

recuperar las mejores condiciones de ese sector, que es el nuestro, y por el otro, y quizá más importante, intentar revertir una de tantas divisiones que se han ido imponiendo a los trabajadores para crear bolsas de mano de obra más barata y precaria y debilitar nuestras fuerzas. Estas ideas han motorizado la unión de los trabajadores para organi-zarnos y enfrentar los diferentes obs-táculos que se nos han presentado.

El principal ha sido la “Santa Alian-za” entre la empresa y la burocracia sindical de CCOO y UGT. Todos ellos se han unido para emprender una lucha contra la organización independiente de los trabajadores para luchar por me-jorar nuestras condiciones laborales y salariales y por conseguir acabar con la segregación de las filas obreras.

Las direcciones de CCOO y UGT brindan a la empresa listas pro-patronales

Después de varias asambleas y citas clandestinas decidimos solicitar a la Fe-deración de Hostelería y Comercio de CCOO que convocase elecciones sindi-cales. Esto lo hicimos sin depositar en ningún momento esperanzas en que los dirigentes de esta central fuesen a actuar como aliados verdaderos, pues conocía-mos su “historial” en la empresa. Sin embargo la legalidad sindical en este país es tan anti-democrática que nin-gún sindicato que no tenga la condición de “mayoritario” (como son UGT y CCOO) puede presentar un preaviso de elecciones. Así la patronal y los dirigen-

tes de los mayoritarios mantienen sin so-bre salto un “estatus quo” que beneficia a ambos y nos perjudica a los trabajado-res. Para que la izquierda sindical o un sector de trabajadores sin sindicarse en CCOO y UGT puedan promover la or-ganización de los trabajadores, lo tienen mucho más difícil. Necesitan los votos y firmas del 51% de la plantilla reunida en asamblea, algo imposible en sectores con una represión sindical como este.

La dirección de CCOO nos pidió a cambio presentarnos por su sindica-to, lo cual no fue en ningún momento problema para nosotros siempre que pudiésemos seguir defendiendo una Plataforma que ponía en cuestión la política de estos burócratas sindicales. De hecho esto entraría dentro de la pe-lea que los trabajadores tenemos que dar por empezar a recuperar nuestras organizaciones que hoy por hoy están dirigidas por personajes que piensan más en mantenerse en su cómodo si-llón que en defendernos. Creamos pues una candidatura unitaria, en la que tam-bién estábamos compañeros de CGT e incluso de la UGT, soldada por la de-fensa de la Plataforma reivindicativa y los métodos de democracia obrera para encarar la lucha contra la patronal.

Sin embargo esta pelea no pudo ni comenzar. Cuando los compañeros decidimos por mayoría, darnos a co-nocer y hacer público a todos los tra-bajadores de las tiendas las reivindica-ciones que proponíamos, la dirección de CCOO nos llamó a una reunión. Allí nos expuso sin reparo, que o bien retirábamos la Plataforma reivindica-tiva o bien, nos salíamos de la lista. Además sus “condiciones” incluían firmar una contra-manifiesto pro-pa-tronal donde se decía que “no se iba a cuestionar un Convenio que lleva 15 años de existencia”, y que no se podían levantar reivindicaciones que podían “poner en cuestión la compe-tencia y los beneficios de la empresa”. Las “órdenes” provenían de la Fede-ración Estatal de Hostelería y Comer-cio de CCOO, después de una llamada del Departamento de Recursos Huma-nos de la multinacional. Que sean las cúpulas sindicales las que vetan la lucha de los trabajadores más preca-rios, demuestra que los ataques a los

trabajadores han venido avalada por esta burocracia sindical.

Por otro lado en la UGT también se recibió una llamada de Recursos Hu-manos. Pero esta fue para solicitar sus “servicios” de una manera aún más descarada. La empresa monta una lis-ta, con jefes y subjefes en la mayoría de los puestos de salida, y la UGT le presta sus siglas para darle un barniz “obrero”. Así actúan los dirigentes de la UGT en Telepizza y otras muchas empresas, como el sindicato de la pa-tronal en el Corte Inglés (FETICO) o el Sindicato Vertical, en tiempos de la Dictadura.

La lista de CGT, un sindica-lismo de base y combativo

Ante esta situación los compañeros decidimos inmediatamente por ma-yoría presentarnos a las elecciones a través de la Confederación General del Trabajo (CGT) que no puso ninguna traba para defender nuestra Plataforma reivindicativa. La política pro patronal de la burocracia de UGT y CCOO y nuestra ruptura pública nos ha per-mitido explicar en la practica que por encima de la afiliación sindical los jó-venes precarios de la lista defendemos los intereses de los trabajadores. El re-sultado de fondo ha sido que la lista se ha doblado en número, hasta 24. Pues muchos compañeros y trabajadores veían como sus demandas no iban a ser mutiladas por la compra-venta entre las bambalinas de los despachos de la burocracia sindical.

El desprestigio por la organización sindical de los trabajadores está alimen-tado por las políticas de los dirigentes de CCOO y UGT con las empresas y con el Gobierno. Con la excusa de que “hay que ir poco a poco” o que “esto es todo lo posible que podemos hacer” han ido haciéndonos retroceder año tras año. Nuestra ruptura con ellos, agota-das las posibilidades de intentar recon-quistar un poco de estas organizacio-nes, ha ayudado a prestigiar a la lista de candidatos que habíamos conquistado las elecciones sindicales. Nosotros, te-níamos una práctica política totalmen-te diferenciada de una burocracia sin-dical que acaba siempre traicionando a

por ASIER UBICO

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los trabajadores. Además muchos de ellos lo tienen muy presente en estos días cuando después de los enormes ataques que esta lanzando el Gobierno, CCOO y UGT no hacen más que sen-tarse en la mesa de negociación para ver de que manera nos hacen tragar la reforma laboral y de las pensiones. La confianza en “los sindicatos” sólo va a poder ser restablecida derrotando la política de estos dirigentes, y más en un sector como la juventud trabajadora que solo ha visto como sus condiciones laborales empeoraban día a día con su beneplácito.

La burocracia sindical, un grave problema de hondas raíces

Mucho se oye hablar ahora de los Pactos de la Moncloa de 1977. El Go-bierno y el PP junto con los principales dirigentes sindicales (Toxo y Méndez), la patronal, y casi todos los partidos del Parlamento, ya dicen que la actual crisis necesita de un acuerdo similar al de entonces. Para los que nacimos con Franco bajo tierra y su sucesor en el trono 1977 puede sonarnos a histo-ria, pero la mayor parte de los proble-mas que padecemos data de aquellos acuerdos y todos los que se han ido firmando. Las direcciones de CCOO y UGT apostaron desde el principio en integrarse como “pata sindical” en el

Régimen de la Monarquía y la Cons-titución del 78. El fuerte movimiento obrero que había metido en crisis a la Dictadura tenía que ser “desactivado” para “estabilizar la democracia”, y ¿a costa de qué?, de que los trabajadores cargaran entonces con el peso de la cri-sis de finales de los 70 y se “desarma-ran” para que a lo largo de los 80 y 90 la patronal pudiese seguir avanzando y liquidando muchas conquistas. Los dirigentes de los sindicatos jugaron el papel de “bombero” en el movimien-to obrero, y a cambio el Régimen creó todo un sistema de subvenciones y pre-bendas para tener sus “estómagos bien agradecidos”.

En los noventa, y sobre todo con el primer Gobierno de Aznar, las direc-ciones de CCOO y UGT profundiza-ron y mucho en esta política. Fue el momento del auge de la temporali-dad, la precariedad y la división de las filas obreras, y todo con sus firmas. Y fue entonces cuando en Telepizza, a cambio de no sabemos qué, los repre-sentantes de UGT y CCOO, firmaron el abandono del Convenio de Hostele-ría y se inventaron el de Delivery, de muy peores condiciones.

Todas estas traiciones solo nos han traído retroceso y derrotas. Y sobre estos retrocesos y derrotas se ha ido asentando el escepticismo y la apatía

entre muchos trabajadores, sobre todo los más jóvenes que hemos “hereda-do” muy poco de las tradiciones de lucha de nuestros padres y abuelos en los 60 y 70. Es decir el resultado de sus políticas traidoras les sirve a su vez para mantener y fortalecer su nefasto papel dentro del movimiento obrero. Es hora de romper este círculo vicioso.

Hay que avanzar empresa por empresa contra la política de la burocracia sindical

En nuestro reducido ámbito los com-pañeros de la lista de CGT estamos tra-tando de levantar una alternativa a esta política vendida. Apostamos por cons-truir Comités de Empresa que respon-dan a las ordenes de las asambleas de base de los trabajadores, y que se pueda revocar a todo delegado que no cumpla con las votaciones de las asambleas, sin tener que esperar 4 años para sustituirlo. Se trata de basarnos en la democracia obrera y no en las formas parlamenta-rias que evitan que la evolución de la conciencia y opinión de los representa-dos pueda expresarse automáticamente.

Pero además de un Comité de Em-presa realmente democrático queremos acabar con el escepticismo que nos han querido grabar a fuego. Demostrar que sí

se puede luchar, levantando reivindica-ciones justas que empiezan tratando de recuperar todo lo perdido, o mejor dicho entregado, por culpa de las direcciones de CCOO y UGT. Empezando por las divisiones que se han creado entre los trabajadores, y de las cuales nuestro Convenio de Delivery es una más. Sa-bemos que nadie nos va a regalar nada, y por ello nuestra disposición a la lucha parte de la necesidad de recuperar mu-chas tradiciones del movimiento obrero que la burocracia sindical nos ha hecho olvidar como la búsqueda de la solidari-dad de otros sectores obreros y sociales, la coordinación con otros trabajadores, la caja de resistencia...

Y no menos importante luchamos por que este proceso de organización sirva para incorporar a un sector de los traba-jadores precarios a los combates gene-rales que están por venir contra los ajus-tes históricos que impulsa el Gobierno de Zapatero. Esta “incorporación” de un sector al que la burocracia de CCOO y UGT ni defiende ni organiza creemos que puede servir para fortalecer a aque-llos sectores que se oponen a las inten-tonas de pacto de la vergüenza que están llevando adelante Toxo y Méndez con el Gobierno.

El pasado 22 de enero a las 12:00 del medio día unos 100 trabajadores de Te-lepizza, junto con estudiantes, trabaja-dores y amigos solidarios, protestamos en el centro de Zaragoza contra la pre-cariedad laboral que sufrimos y sobre-todo contra las amenazas que por parte de algunos jefes y subjefes de tiendas están sufriendo compañeros de la lista de CGT. Además la “tolerancia ofi-cial” ante las elecciones es contradicha por las dificultades que se nos imponen para hablar con los trabajadores de las tiendas (cuando al resto de listas no se les impide) y por las “desapariciones” de nuestros materiales de los tablones de anuncios. Todo por no hablar de las continuas calumnias, algunas realmente sorprendentes, que se vierte sistemática-mente contra los candidatos.

Ha sido la primera movilización con tanta presencia de trabajadores de den-tro, lo cual tiene especial merito en esta empresa caracterizada por al explota-

ción laboral y la persecución sindical. Es un buen indicio de la disponibilidad que puede haber en adelante cuando pasemos a pelear por las mejoras que levantamos en nuestra Plataforma Rei-vindicativa.

Debemos agradecer a todos los que se acercaron para solidarizarse. Principal-mente a los representantes sindicales de las empresas LEAR, HP, CAF, TUZSA, trabajadores del Centro de Tiempo Libre Cadeneta y trabajadores de la Universi-dad de Zaragoza del colectivo Babel.

La concentración también contó con la colaboración de una batukada que nos acompañaba mientras gritabamos consignas como “Telepizza explota y esclaviza” o “acoso laboral, terrorismo patronal”.

Además agradecemos a todos las orga-nizaciones sindicales, social y políticas que nos han apoyaron como la CGT, In-tersindical de Aragón, SOA, CATA, SF, SEI, PURNA, CJC y Clase contra Clase.

Concentración de los trabajadores de Telepizza contra las amenazas a la lista de CGT

Zaragoza

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En el movimiento sindical a la izquierda de CCOO y UGT, se da un debate sobre qué hacer frente a la actitud dialogante y conciliadora de los dirigentes de los sindicatos mayoritarios ante los ataques más duros desde la salida del franquis-mo. Los rumores de una posible huelga general por parte de las centrales mayoritarias se van por la cañería del diálogo y la nego-ciación, y dan lugar a rumores de “acuerdo global” que ponen los pelos de punta a todo trabajador consciente.

Este debate, a nivel de Catalunya, se expresó tanto en reuniones sindicales comunes, como en un debate realiza-do por iniciativa de kaos en la red, en el que además de participar sindicatos como CGT, CoBas, COS, IAC, Inter-sindical, CNT-AIT, CNT Catalunya, estuvieron presentes representantes de CCOO y UGT en la misma mesa.

Saludamos el acto ya que entende-mos que la izquierda sindical puede cumplir un rol importante y no debe quedarse de brazos cruzados. En este debate las posiciones de la izquierda sindical se dividían entre los que es-tán por llamar a la “huelga general” el 27 de enero coincidiendo con la convocatoria de huelga en Euskadi, Navarra y Galicia y los sindicatos que por razones obvias, opinaban que hoy por hoy no hay fuerzas suficientes en-tre las organizaciones alternativas a la burocracia de CCOO y UGT.

Ahora bien, la cuestión central para nosotros es discutir cómo la izquierda sindical puede avanzar a ir forjando esa fuerza que sea capaz de liquidar la política de paz social de Toxo y Mén-dez y emprender un plan de lucha has-ta derrotar a ZP. Sería muy lamentable que la izquierda sindical se contentara con construir por engorde pequeños “chiringuitos” bajo la sombra mons-truosa del aparato de los sindicatos mayoritarios al servicio de una direc-ción pro patronal y vendida. Este ho-rizonte estrecho no proporcionará los

elementos que podrán evitar futuras traiciones. Es decir ser una verdadera alternativa.

En primer lugar hay que reconocer cuales son las fuerzas con las que con-tamos. Si bien es cierto que una “huel-ga general” para que sea tal, debe ser “general”, la izquierda sindical cuenta

con un importante trabajo en sectores como el transportes y otros servicios estratégicos. Sí sería posible realizar huelgas parciales en dichos sectores, sería un gran paso. La convocatoria de huelga para el 27E del Comité de Con-venio de TMB es un buen ejemplo de ello. Aún si esto no fuera posible, nada impediría la organización de una gran

Un debate en la izquierda sindicalpor FEDERICO GROM

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campaña común de exigencia, con asambleas, paros, actos públicos, ma-nifestaciones, etc. de una nueva huel-ga general con un plan de lucha hasta frenar todos los ataques del gobierno. La izquierda sindical tiene presencia en numerosos centros de trabajo des-de donde poder impulsarla.

En segundo lugar tenemos el reto de confluir con miles de trabajadores que las direcciones de los mayoritarios ni or-ganizan ni defienden, y con buena parte de su base, que como se expresaba en los cánticos de las manifestaciones del 18 de diciembre están por una política distinta a la del diálogo tramposo.

La tristemente célebre frase reaccio-naria “Cada pueblo tiene el gobierno que se merece” parece ser parafrasea-da por ciertos sindicatos ultraizquier-distas: “Los trabajadores tienen las direcciones sindicales que se mere-cen” Estas conclusiones se basan en repartir “igualitariamente” la respon-sabilidad entre el “pueblo” y el “go-bierno”/ y los trabajadores afiliados y sus direcciones sindicales. Esto no sir-ve más que para justificar la realidad. Es la adaptación a la actual situación que expresan algunas centrales sindi-cales cuyo peso entre los trabajadores es marginal, precisamente por esta ra-zón, y que nos separarán cada día más de los trabajadores que rompan con la política de CCOO y UGT.

Hay que dar la pelea tanto organi-zando nuevas capas de la clase obrera como la juventud y los inmigrantes, como en el seno del movimiento obre-ro, es decir su porción ya organizada en los grandes sindicatos. Las organi-zaciones sindicales de izquierda deben proponerse organizar a decenas de miles de trabajadores precarios en las peores condiciones abandonados a su suerte por las direcciones de CCOO y UGT, como están haciendo los compa-ñeros de Telepizza en Zaragoza. Y con la misma fuerza exigirles a estos buró-cratas sindicales en cada asamblea, en cada campaña pública, en cada comu-nicado, que abandonen la negociación y la criminal política de paz social y emprendan el único camino que puede preservar nuestras conquistas y expan-dirlas: el de la lucha.

Para llevar a cabo lo primero se debe revisar el discurso “decresionista” de que el problema es que hay que redu-cir la producción y el consumo, por que vivimos por encima de nuestras posibilidades. Un discurso ridículo, cuando hay más de 4 millones de pa-rados y el mileurismo y submileuris-mo es un mal de masas. Este discurso

solo puede alejar a los sindicatos de izquierda de estos miles de trabajado-res precarios y con sueldos de miseria, que sentirán con razón, que no son te-nidos en cuenta.

Para llevar a cabo la tarea de trabajar sobre la base de los grandes sindica-tos, hay que abandonar el sectarismo que permite sentarse diplomáticamen-te a debatir, pero que impide muchas veces hacer asambleas comunes en los lugares de trabajo, manifestarse unitariamente pero con cortejos o blo-ques de denuncia a la política de los dirigentes de CCOO y UGT...

Por otro lado necesariamente se de-berá rebasar el ámbito catalán, vasco, aragonés...en el que algunas fuerzas sindicales nacionalistas apuestan por encorsetar la lucha, si pretendemos dar una respuesta a la altura de las cirscun-tancias. Se nos impone la más amplia coordinación para levantar un gran frente único obrero en todo el Estado contra el Gobierno de ZP y más allá de sus fronteras contra todos los planes de ajuste de las distintas burguesías.

A los trabajadores y trabajadoras de vanguardia, sin importar en qué sin-dicato hoy estén encuadrados, se nos presenta una enorme tarea. La tarea de forjar un nuevo movimiento obrero, basado en un sindicalismo militante amplio, democrático de base y de cla-se. Es decir que pelee por asambleas comunes y decisorias en los lugares de trabajo y sólo a éstas rinda cuentas. Sin infantilismos políticos sectarios, es decir con plena libertad de tendencias de las corrientes que se reclaman de la clase obrera. Que se proponga retomar las mejores tradiciones de nuestra cla-se al servicio de construir una verdade-ra alternativa a la burocracia sindical y que pueda disputarle la dirección de los grandes batallones de nuestra clase a las direcciones hoy enquistadas en las organizaciones que históricamente los trabajadores pusimos de pie para defender nuestros intereses.

Por esto, los militantes de Clase contra Clase, saludamos algunos agru-pamientos que se están produciendo y que creemos que van en esta direc-ción. Buenos ejemplos son la plata-forma “Pararle los pies” de Madrid o “Construim base” en Catalunya, en las que la izquierda sindical está con-fluyendo con delegados, comités de empresa y afiliados de CCOO y UGT contrarios a la paz social y a la políti-ca de entrega de sus dirigentes. La re-unión celebrada en Madrid el pasado 22 de enero contó con la presencia de una parte significativa de la izquierda sindical. Según declaraba el mani-

fiesto la apuesta es por construir un “polo sindical de clase, asambleario e internacionalista”. En este sentido creemos importante que LAB, ELA, CIG, CGT, CNT, COBAS y todas las centrales sindicales que comparten esta necesidad apoyen con todos sus medios estas experiencias para gene-ralizarlas y desarrollarlas en todo el Estado en el camino de preparar un gran encuentro estatal de delegados de base abierto a todos los trabajadores.

La jornada del 27E se tomó como un punto de partida para que la izquierda sindical de todo el Estado trate de con-vertirla en una jornada de lucha, con las Huelgas de Euskadi, Navarra, Ga-licia y algunos sectores en Catalunya, y manifestaciones, asambleas y otras acciones en el resto del Estado. Hay que profundizar en este camino, dar pasos en firme para desarrollar este polo por medio de la denuncia a la po-lítica de CCOO y UGT, la exigencia del fin del diálogo y el impulso de la movilización de todos los sectores obreros contrarios a dicha política.

El encuentro del 22 y la jornada de acción del 27 debemos verlos como el arranque de un plan de lucha a de-sarrollar en los lugares de trabajo, en los institutos y universidades, en los barrios; con manifestaciones en las calles, paros y huelgas; que sirva de alternativa contra la estrategia cola-boracionista de las direcciones de los dos sindicatos mayoritarios. Debemos pelear hasta conseguir imponer una dirección alternativa a la de Toxo y Méndez, el único camino para poder enfrentar en condiciones los ataques que Zapatero y el Régimen preparan contra los trabajadores.

¡Abajo el pensionazo de Zapatero!

¡No a las negociaciones se-cretas de Toxo y Méndez!

¡Por Asambleas unitarias, decisorias y de lucha en los centros de trabajo!

¡La izquierda sindical ha de unir a los luchadores!

¡Todos a las manifestaciones el 27E!

Los “serios” analistas de los me-dios de información hablaban de la responsabilidad de los trabajadores de Nissan al aceptar empeorar sus condiciones de trabajo a cambio de mantener los empleos unos años más. Jordi Hereu, alcalde “socia-lista” de Barcelona y Artur Mas, el nuevo President catalán también han alabado a los trabajadores por mantener los puestos de trabajo. El cinismo de estos políticos burgue-ses es igual que el de la patronal de la CEOE cuando su anterior presidente, Díaz Ferrán, dijo clara-mente que había que trabajar más y cobrar menos. Este es el nuevo proyecto laboral español.

¿Esto es un acuerdo entre patro-nal y trabajadores o es el resultado de un gran chantaje? Los trabaja-dores en todo el Estado Español están padeciendo este chantaje, sobre todo en pequeñas empresas o medianas. El caso de Nissan es importante porque es una gran fá-brica y es seguido por todos los trabajadores.

En Nissan la “votación” no fue libre. Hubo un gran chantaje. Los obreros votaron condicionados por la patronal que amenazaba cerrar la fábrica y llevar la producción a otros países. En los últimos años vienen sufriendo ERE’s tempora-les y despidos acordados por sus representantes laborales. UGT junto a USOC fueron los máximos responsables de éste “acuerdo”. Ellos se encargaron de convencer a los trabajadores de los objetivos de Nissan. La situación de la clase de conjunto también actúa. Hay un nivel de paro récord, ataques a las pensiones, privatizaciones, quites de conquistas, etc. Toxo y Méndez negocian con Zapatero la magnitud del ataque que sufriremos todos. Esto también actuó para que los trabajadores no vieran otra alterna-tiva: o rebajar sus condiciones la-borales, o miles en las calles. Esto es responsabilidad de los máximos dirigentes sindicales de CCOO y UGT y de los dirigentes sindicales en la empresa corresponsables del chantaje de la patronal.

Un chantaje llamado acuerdo

por GUILLERMO FERRARI

Nissan

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El pasado 23 de diciembre, en Eus-kadi y Navarra cinco centrales sindi-cales LAB y ELA, Stee-Eilas, EHNE e Hiru convocaron una huelga gene-ral contra el pensionazo de Zapatero. El lema convocante es “No al saqueo de las pensiones”. El viernes pasa-do, el sindicato gallego CIG, ratificó su convocatoria para el mismo día. Los dirigentes gallegos explicaban que había que “frenar en la calle las medidas regresivas” de Zapatero. A los mismos se han adherido la CNT y la CGT de esas localidades. Estas centrales sindicales, de reducida in-

fluencia, han convocado en Catalun-ya también una huelga para el mismo día y manifestaciones por la tarde para hacer confluir todas las voces opuestas al pensionazo. El Comité de Convenio de TMB emitió también un comunicado convocando huelga de los autobuses urbanos.

Todo indica que CCOO y UGT estarán ausentes de esta lucha, por la política colaboracionista de sus direc-ciones. Toxo y Méndez amenazaban hacer una huelga si el Gobierno no retiraba su propuesta de jubilación a los 67 años. Sin embargo, se demos-tró que sólo fue un “discursito”. La ampliación se mantiene y estos di-rigentes vendidos no se levantan de

los cómodos sillones de La Moncloa y están dispuestos a llegar a un am-plio acuerdo con el Gobierno de los 37 grandes empresarios. Acuerdo del que no sabemos nada.

Desde Clase contra Clase nos parece importantísima la iniciativa de estos sindicatos. Hay que pararle los pies a Zapatero. Seguramente, con estas ac-ciones no se podrá parar la aprobación de la Reforma de las Pensiones en este reaccionario parlamento. Unos meses antes han aprobado medidas peores y solo les preocupa votar lo que la ban-ca y las grandes empresas necesiten. Sin embargo, estas huelgas son muy importantes porque así se comienza a crear una alternativa a la estrategia

colaboracionista de los sindicatos mayoritarios. En estas semanas, estas centrales, han convocado reuniones de delegados concurridas en Nava-rra y Galicia. El 27 será un día con manifestaciones en las calles y servi-rá de encuentro para todos aquellos trabajadores que quiera luchar contra los graves ataques que estamos pade-ciendo. Lo cual nos planteará buscar entre las centrales convocantes a esta huelga una perspectiva de lucha más allá del 27E. Muchos sindicatos con-vocarán asambleas los días previos a la huelga y el mismo 27. Esa será una gran ocasión para ir organizando por abajo una gran resistencia obrera a las medidas capitalistas de Zapatero.

27E Huelgas contra el pensionazo por GUILLERMO FERRARI

El pasado 22 de enero tuvo lugar en Madrid un encuentro de diferentes organizaciones de la izquierda sindical para discutir qué pasos unitarios se pueden dar para avanzar hacia la conforma-ción de un polo sindical de clase y combativo. La reunión se cele-bró en el actual marco político, signado por la amenaza real de unos posibles nuevos pactos de la Moncloa entre el Gobierno y las direcciones de CCOO y UGT.

A la misma asistieron representan-tes del Sindicato Ferroviario, la Coor-dinadora Sindical de Madrid, el Co-mité de Convenio de TMB, COBAS, la Corriente Sindical de Izquierdas de Asturias, la Coordinadora de Traba-jadores de Andalucía, la Intersindical de Aragón, el Sindicato de la Casa de la Moneda, el Sindicato de la Eleva-ción, el Sindicato de Estudiantes de Izquierdas, la lista de CGT en Telepi-zza-Zaragoza... entre otros. También hubo representación de sectores de CCOO opuestos a la política de Toxo, como algunos delegados del metal de Sevilla, del sector informático en Catalunya o de la fábrica Magneti Marelli. La CIG mandó un saludo al Encuentro y disculpó su ausencia por celebrar ese mismo día la reunión de su máximo órgano de cara a la próxi-ma huelga del 27E. De los sindicatos vascos convocantes para el 27E estu-

vo presente como observador un re-presentante de LAB.

Se comenzó haciendo un repaso de cual era el grado de desarrollo en cada territorio de la oposición sindical a la política de los dirigentes de CCOO y UGT. De parte de la mesa se informó de que en Galicia los compañeros de la CIG confiaban en que iban a poder paralizar significativamente algunos sectores de la industria, a pesar de tener el 28% de la representación y de que CCOO esté llevando adelante una verdadera campaña anti-huelga contra el 27E. En Euskadi y Navarra la mayoría sindical que suma el 70% de la representatividad parece que va a garantizar el paro en la mayor parte de los sectores. En Catalunya serán nuevamente los autobuses de TMB el sector puntero de la movilización. En el resto del territorio las distintas fuerzas de la izquierda sindical orga-nizarán manifestaciones y asambleas, así como algunos paros, como los del transporte urbano de Zaragoza, donde el CUT de la Intersindical de Aragón propuso en el Comité de Empresa realizar paros parciales a lo largo de la jornada.

El 27E fue asumido por todos los asistentes como una primera jornada de lucha para empezar a ir constru-yendo desde la base y por medio de la movilización una alternativa de lucha a la dirección de CCOO y UGT.

Un punto importante fue la todavía

inicial aparición de sectores de oposi-ción en el seno de CCOO. La misma presencia de delegados de esta central en la reunión es un signo de que el camino para derrotar la política de diálogo y paz social pasa por la con-fluencia entre la izquierda sindical y sectores de las bases de los sindicatos mayoritarios que rompan con su di-rección. El caso quizá más importante de los que se trataron fue el de Astu-rias. Allí una asamblea de delegados del 12 de enero para debatir sobre el diálogo social acabó encorriendo al Secretario Regional y a Fernando Lezcano, de la Ejecutva Confederal, después de haberles caído toda una lluvia de intervenciones en contra de su política. Muchos de los asistentes al encuentro de Madrid recalcaron la importancia de dirigirse y ganar a es-tos sectores para la lucha.

Como pasos siguientes se discutió la propuesta de preparar una jornada de lucha en las semanas siguientes al 27E, precedida de movilizaciones, asambleas... y en la que aquellos sec-tores donde la izquierda sindical tie-ne peso, se pudieran realizar paros y huelgas. En este sentido se informó de las conversaciones que se han abier-to entre los sindicatos del transporte para organizar una jornada de huelga estatal. Desgraciadamente la direc-ción de LAB, aunque manifestó que probablemente apoyaría cualquier iniciativa de lucha estatal, se negó a

plantearse una lucha en común con el resto de los sindicatos del Estado de oposición a CCOO y UGT por no ser el Estado español su marco territo-rial de lucha. Esta visión, que encaja con su negativa sistemática a sumar al proletariado vasco a las jornadas de huelga y movilización del resto de trabajadores -como en el 29S-, acaba dividiendo a los trabajadores en lineas nacionales impidiéndo que aquellos sectores que puedan estar a la vanguardia -los trabajadores vas-cos- puedan ayudar a sus hermanos de clase en la tarea de derrotar a Toxo y Méndez. Para la preparación de esta jornada se planteó una reunión a la que se insistiera en la invitación a otras centrales de la izquierda sindi-cal con un peso importante y que no estaban presentes, como la CGT, el SAT, la IAC, la CUSC y la Intersin-dical Canaria.

La presencia de la lista de CGT de Telepizza y las intervenciones de ésta y el SEI en favor de apostar por la de-fensa y organización de los sectores que los dirigente de CCOO y UGT “ni organizan ni defienden”, como la juventud trabajadora, fue bien re-cibida. Como resolución se encargó a los compañeros que redactaran una propuesta de manifiesto dirigido a la juventud trabajadora para que pu-dieran subscribirlo unitariamente los sindicatos presentes.

Encuentro de la izquierda sindical en Madrid

11INTERNACIONAL

país paralizado por una solapada gue-rra civil entre distintas fracciones de la burguesía y blanco de operaciones aé-reas estadounidenses en nombre de la guerra contra el terrorismo, más de mil estudiantes de la universidad de Saná, la capital, se manifestaron, llamando a los pueblos árabes a seguir el ejemplo tunecino, recordando las horas más glo-riosas de los años 1950, 60 y 70, cuando las luchas obreras y populares contra el colonialismo, el imperialismo y los re-gímenes reaccionarios, luchaban por la primavera árabe.

Lo más importante desde el punto de vista de la situación mundial tal vez sea que la caída de Ben Ali represen-tó sobre todo un golpe durísimo para los imperialistas, más particularmente la ex potencia colonial, Francia. Du-rante décadas, el régimen destouriano tunecino que canalizó la lucha por la independencia contra el colonialismo francés fue el mejor aliado de París, primero con la llegada al poder de Ha-bib Burguiba a fines de los años 1950 y luego a través de Ben Ali después de su golpe de Estado de 1987. Con Ben Ali acaba de caer uno de los aliados claves de París en Magreb, a la vez gendar-me regional y garante durante más de veinte años de las pingües ganancias y jugosos negocios que sacaron sus multinacionales, tanto las francesas como las italianas y españolas. No es una casualidad si, pocos días antes de la huída del tirano, el ministro italiano de Exteriores Franco Frattini declara-ba que “condenamos cualquier tipo de violencia, pero respaldamos a los Gobiernos que han tenido la valentía y han pagado con la sangre de sus ciu-dadanos los ataques del terrorismo”

o que su homóloga francesa, Michèle Alliot-Marie, después de haber recibi-do a Kamel Morjane, ministro de Ben Ali, el 7 de enero, proponía el asesora-miento de las fuerzas de represión tune-cinas por consejeros y policías france-ses… Tampoco es una casualidad si en el mismo corazón de Europa el proceso revolucionario despertó el entusiasmo y la solidaridad de los millones de pro-letarios magrebíes o de origen magrebí que constituyen uno de los batallones más explotados de la clase obrera, con actos y manifestaciones en el Estado español, Italia y sobre todo Francia, el sábado 15 de enero.

Las raíces de la caída de Ben Ali

El proceso tunecino no es un caso aislado, aunque sí el más acabado has-ta ahora, en una región en plena ebulli-ción. En los últimos años se sucedie-ron una serie de revueltas populares o a veces procesos huelguísticos que empezaron a marcar un punto de in-flexión en la situación regional, como en Egipto y Argelia. Tanto en el caso argelino como egipcio, se trataba de la expresión de una bronca hacia las pé-simas y cada vez peores condiciones de vida y de trabajo, el incremento del precio de los bienes de primera necesi-dad, la ausencia de libertades en países dominados por una casta enquistada en el poder a través de partidos monolíti-cos. Estos son los mismos ingredientes que hicieron estallar la crisis tunecina. Estos elementos ya habían estado pre-sentes durante el proceso de lucha que había sacudido la cuenca minera de Gafsa, en Túnez, en 2008. Miles de jó-venes parados de la ciudad de Redeyef, con el apoyo de los trabajadores y de

sectores opositores y combativos de la central única, la Unión General de Tra-bajadores de Túnez (UGTT), habían protagonizado una revuelta ahogada en sangre por pan, libertad y trabajo.A diferencia de los procesos argelinos y egipcios, esta vez el proceso tunecino de diciembre y enero no quedó circuns-cripto a un solo sector o región sino que se extendió a todo el país. Contó, por otra parte, con la participación de sec-tores claves del proletariado tunecino, tanto del sector público como de la in-dustria y del sector terciario (dominado en buena parte por multinacionales que deslocalizaron su producción y servi-cios). En fin, logró quebrar el consenso existente entre la clase dominante, for-zando la renuncia de un autócrata san-guinario que, parecía haberse conver-tido en presidente vitalicio de Túnez, apoyado en una clientela de mafiosos y policías que actuaban como socios me-nores de la expoliación planificada del país operada por los imperialismos.

De la desesperación a la revuelta, de la revuelta a la caída revolucionaria del dictador

Todo empieza a mediados de di-ciembre con el intento de inmolación de Mohamed Buazizi en Sidi Buzid, una localidad del centro del país. Fi-gura paradigmática de toda una gene-ración ya que licenciado, sin trabajo, forzado a sobrevivir como vendedor ambulante de frutas y hortalizas, el jo-ven intenta inmolarse frente a la sede del gobierno local, muriendo días des-pués a raíz de sus heridas. Este acto desesperado destapa la bronca de cen-tenares de jóvenes, severamente repri-midos por la policía. Sin embargo, a diferencia de lo que había pasado en Redeyef, Gafsa, dos años atrás, la no-ticia se difunde como un regadero de pólvora a todo el país.

Las manifestaciones que se extien-den a todo el país cobran rápidamente un carácter violento. Por primera vez en años en distintos puntos de Túnez y al mismo tiempo los manifestan-tes se enfrentan con una de las poli-cías más brutales y sanguinarias de la región que aun cuenta con 120.000 hombres y 12.000 paramilitares, es decir el cuádruple de los efectivos de las FFAA tunecinas. Se suman a los manifestantes primero los abogados, a su vez violentamente reprimidos. Con la vuelta a clases a inicios de enero después de sus vacaciones la juventud universitaria y de enseñanzas medias baja a la calle, protagonizando el mo-vimiento más profundo de la juventud escolarizada desde febrero de 1972 (suerte de “Mayo francés” estudiantil

Mientras las protestas sacudían Túnez las principales ciudades de la vecina Argelia también se incendiaron en enero. Las ra-zones por las cuales se rebeló durante una semana la juventud argelina son las mismas que llevaron, en el país limítrofe, a la caída de Ben Ali: la “hogra”, la injusticia, la au-sencia de futuro para una juventud condena-da a la desocupación y a la miseria.

La gota que hizo colmar el vaso fue el incremento por parte del gobierno de los productos de primera necesidad. El coste de la harina y del aceite se ha doblado en los últimos meses, hasta alcanzar precios ré-cord, mientras que el kilogramo de azúcar, que hace pocos meses apenas costaba 70 dinares, unos 0,7 euros, ha llegado hasta los 150 dinares, unos 1,5 euros. El salario míni-mo de 150.000 dinares (150 euros), cuando un miembro de la familia al menos tiene la suerte de cobrarlo, solo cubre un cuarto de las necesidades básica de un hogar. Cuando además empezaron a circular informaciones acerca de la posible destrucción de chabolas en el popular barrio de Bab El Oued, en la periferia de la capital, los jóvenes salieron a la calle y se empezaron a enfrentar con la policía.

El incremento de los precios de primera necesidad parecía tanto más escandaloso cuanto que el gobierno FLN de Bouteflika, que domina la escena política del país desde la independencia con métodos autoritarios, se envalentonó en los últimos meses por las importantes reservas de divisas del país gra-cias a los altos precios del crudo y del gas. Poco impacto tienen los datos económicos enarbolados por el gobierno en el 60% de desocupación que asola a la juventud ar-gelina que, las más de las veces, sueña con seguir las huellas de los “haragas”, los can-didatos a la inmigración hacia Europa que, muchas veces, mueren en pateras en medio del mediterráneo entre las costas magrebíes y las de la fortaleza europea.

La revuelta de la juventud duró más de una semana, con estallidos en distintas ciudades del interior (Orán, Setif, Batna, Annaba, Constantina, Skidda), dejando un saldo de 3 muertos, centenares de heridos y más de mil detenidos. La presión de la calle volvió a bajar, pero la cólera sigue siendo palpable según los principales periódicos independientes argelinos.

En los últimos días, fueron varios los casos de tentativos de suicidio como el de Mohamed Buazizi, tanto en Argelia como en Egipto. Hoy por hoy la difusión del pe-ligro tunecino para la burguesía argelina se materializa a través de actos desesperados. No está dicho sin embargo que Argelia no pueda conocer un proceso semejante al tu-necino a corto o mediano plazo. El gobierno se encuentra profundamente divido y atra-vesado por rivalidades, al estar enfermo el presidente Bouteflika. Ya no puede agitar el “peligro islamista” como en los años pasa-dos para disciplinar a la gente. Sus mejores aliados son por un lado las fuerzas de repre-sión, cuyos sueldos fueron incrementados de un 50% hace tres meses, y por otro la dirección de la central sindical única vin-culada al régimen, la UGTA. No está dicho sin embargo que la bronca obrera y juvenil no termine creando las condiciones de un proceso tunecino en Argelia. Es lo que más teme París y la UE, siendo Argelia un peso pesado en la región, tanto a nivel político como económico.

Argelia, otro polvorín a punto de estallar…

Viene de contraportada

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tunecino), cuando había tambaleado Burguiba por primera vez. Bien poco sirve la represión que, al contrario, empuja a los trabajadores a bajar a la calle. En muchas localidades obre-ros se manifiestan ante la sede de la UGTT local (cuya dirección nacional está estrechamente vinculada al RCD, el partido de Ben Ali) exigiendo que se proclame la huelga. En otros casos, la UGTT se suma a los paros cuando éstos ya arrancaron para que no se les escapara de las manos. Esto no es solo el caso de zonas de históricas insu-bordinación obrera como el puerto de Sfax (pulmón económico y segunda ciudad del país) o la cuenca minera de Gafsa, ya testaferros de la lucha anti-francesa en los años 1930 y 1940. La protesta obrera se extiende a todo el país, abarcando no sólo aquellas fe-deraciones como correos o educación que siempre defendieron posiciones contrarias al régimen, sino a la mayo-ría de los sindicatos.

Ante el entierro de Mohamed Bua-zizi acompañado por 5.000 personas que claman “hoy te lloramos, mañana haremos llorar a quienes te han em-pujado al suicidio”, Ben Ali opta por hablar de unas manifestaciones or-questadas por la oposición ilegal y los islamistas, financiadas por potencias extranjeras, y tacha a los manifestan-tes de terroristas. A pesar de la dura represión, Sidi Bouzid, Thala, Regueb y sobre todo Kasserine, son el teatro de manifestaciones ilegales cotidia-nas. Se asaltan locales oficiales, in-cluso comisarías. Los eslóganes más cantados son “¡Túnez quiere libertad, abajo el RCD [partido de Ben Ali]” o “¡Queremos agua y pan, que se vaya Ben Ali!”, demostrando la estrecha ar-ticulación entre demandas políticas, democráticas y sociales.

La situación cambia completamente entre el 11 y 12 de enero. Mientras en las principales localidades se saquean

las grandes cadenas de supermercados (Carrefour) y los bancos asociados con las multinacionales extranjeras y el clan Trabelsi, de la familia de Ben Ali y de la primera Dama, la UGTT regional de Sfax, motor económico del país, decreta la huelga general y las manifestaciones ganan por prime-ra vez la capital. El presidente decide sacrificar a su Ministro del Interior para intentar amortiguar las manifes-taciones. Esa noche los enfrentamien-tos recrudecen, como en Gafsa hasta muy entrada la madrugada dónde la policía asesina a siete manifestantes. La revuelta continúa en Kasserine y Beja el día siguiente donde es asaltada una sede del partido gubernamental.

Después de haber recurrido a la fuerza extrema Ben Ali intenta retro-ceder rápidamente. Ya es demasiado tarde sin embargo. Todas las prome-sas de apertura democrática en un país policíaco y autoritario no bastan como para calmar los ánimos de los manifestantes. En un pésimo remake magrebí de De Gaulle, pretende en su discurso televisivo del 13 de enero a la noche “haber entendido a los mani-festantes”. No habla en árabe literario sino en árabe tunecino para intentar parecer más cercano “a su gente”. Les promete todo lo que negó duran-te 23 años: libertad de expresión para la prensa y de asociación para todos los partidos políticos, inclusive aque-llos condenados a la clandestinidad, promete la creación de centenares de miles de puestos de trabajo para la ju-ventud, todo esto siempre y cuando él pueda seguir en la presidencia hasta 2014, prometiendo no volver a pre-sentarse.

Al día siguiente, el 14 de enero, de-cenas de miles se logran manifestar por primera vez en años en pleno cen-tro de la capital, en la avenida Burgui-ba, frente a la sede del ministerio del Interior, símbolo por antonomasia del

régimen. Correan que lo que realmen-te quieren, es la renuncia del presiden-te. Por un lado la policía desencadena una feroz represión y por el otro Ben Ali anuncia in extremis que dimite a todo el gobierno. Ya no sirve.

Frente a la determinación de los ma-nifestantes en la capital y los enfren-tamientos y saqueos en el resto del país, el ejército se niega a reprimir. Ya se había rehusado algunos días antes Rachid Ammar, jefe de Estado ma-yor, por lo cual había sido destituido. Sectores centrales del establishment y las embajadas extranjeras le quitan el apoyo a Ben Ali. No le queda más op-ción que huir del país en avión el mis-mo día y refugiarse en Arabia Saudí, después de que su amigo Sarkozy le haya negado el derecho a asilarse en Francia. La caída de Ben Ali deja un vacío de poder que las “palomas” del RCD, el ejército y sectores de la opo-sición burguesa con el sostén del im-perialismo intentan colmar para evitar que la situación degenere aun más, en pos de proponer a mediano plazo una estabilización definitiva de la situa-ción. Lejos de cerrarse sin embargo, el proceso sigue abierto después de la huida de Ben Ali.

El gobierno fantoche de Ghannouchi, entre continuidad y reformas cosméticas

Por más que el número de manifes-tantes en la capital entre el 18 y el 19 de enero haya disminuido, que los sa-queos cesaron y que los medios inten-tan insistir en una progresiva vuelta a la normalidad en las calles de Túnez, la crisis aguda que vive el país está le-jos de haberse cerrado. Después de la huida de Ben Ali y de varios días de perfecta confusión con la continuidad de las manifestaciones, el saqueo de los palacios de los parientes del clan Trabelsi y Ben Ali, el surgimiento de comités de autodefensa en barrios y ciudades para responder a las provo-caciones de los sicarios de las fuerzas

de seguridad aun fieles a Ben Ali, la burguesía, con el poyo de las FFAA que juegan un rol crecientemente im-portante está intentando restaurar el orden. Se detuvieron a algunos de los principales responsables de la dicta-dura, como el ex jefe de la seguridad, el general Seriati. A nivel político, se desplazaron a los duros del antiguo régimen para dejar espacio a las su-puestas “palomas” del RCD, políticos menos implicados en la represión, los crímenes y las prácticas mafiosas del clan Ben Ali. Asumió como presi-dente Fouad Mebazaa, ex presidente del Parlamento, que a su vez nombró como Primer ministro al ex Premier de Ben Ali, Mohamed Ghannouchi, anunciando elecciones en un plazo de seis meses (y no dos, como lo prevé la misma Constitución). Se trata de un gobierno continuista que intenta, a través de algunos retoques y cambios, mantener una estructura capaz de ase-gurar una transición que pueda salva-guardar los intereses de la burguesía tunecina y sobre todo los negocios de los imperialistas.

Para reforzar el aspecto de cambio de fachada el Premier abrió su gobier-no a fuerzas de la “ex oposición a su majestad” y a personalidades reco-nocidas. Los principales ministerios, después de la proclamación del nue-vo gabinete el 17 de enero, siguen en mano de los hombres de confianza del RCD pero Ghannouchi reservó algu-nos puestos a la oposición, apostan-do a que bastara como para darle una imagen renovadora al nuevo poder. Es la razón por la cual el gabinete pro-clamado el lunes 17 de enero estuvo en un primer momento integrado por cuatro partidos moderados y social demócratas, entre los cuales el ex PC tunecino, Ettajdid, el Foro Democrá-tico por el Trabajo y las Libertades de Mustafa Ben Jaafar y sobre todo tres ministros de la UGTT (Abdelje-lil Bédoui, vice Premier, Anouar Ben Gueddour, y Mohamed Dimassi).

No pasaron veinticuatro horas antes de que saltara todo el acuerdo ante la

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presión de la calle y de la oposición aún ilegal (el moderado Congreso por la Re-pública del histórico opositor Moncef Marzuki, el Partido Comunista Obrero de Túnez (PCOT) de Hamma Hamma-mi y el islamista Ennahda). Marzuki junto con otros sectores de la oposición burguesa como el gremio de los aboga-dos exige la constitución de un gobierno de salvación pública sin el RCD y la di-solución del ex partido de Ben Ali. No bastaron la desafiliación del Presidente y del Premier de la dirección del ex par-tido de Ben Ali para calmar los ánimos y frente a la presión de las bases de la UGTT los tres dirigentes sindicales y Ben Jafaar dimitieron.

A pesar del anuncio de la liberación de 1.800 presos políticos, el procesamiento de Ben Ali por corrupción y la disolu-ción del ex ministerio de la Información, encargado de la censura, el 19 de enero se realizaron nuevas manifestaciones en la capital, Regueb, Kasserine y otras ciudades con asaltos a sedes del RCD. “Queremos un nuevo Parlamento, una nueva Constitución, una nueva Repúbli-ca” coreaban en la avenida Burguiba los manifestantes, “nos quitamos de encima el dictador pero aún no la dictadura”. Ghannouchi, por su parte, es incapaz de anunciar aun cuándo podrá anunciar la creación definitiva del anhelado “go-bierno de unidad nacional” para calmar a las cancillerías imperialistas mientras la agencia Moodys acaba de bajarle la nota al país, por la extrema volatilidad de la situación.

Por una alternativa revolucionaria para la clase obrera tunecina y del Magreb

La principal carta del grueso de la burguesía tunecina (el nuevo gobier-no, el Ejército, más la oposición mo-derada) y del imperialismo consiste hoy en día en apostar a una “transi-ción política a la democracia”, es de-cir una contrarrevolución democrática en la que poner a salvo lo esencial del capitalismo tunecino y los “acuerdos de expoliación” con el imperialismo. La UE, con Francia a la cabeza, ya es-tán en eso, y detrás viene la Liga Ára-be, ansiosa de que vuelva la calma, y todos los periodistas y tertulianos que hoy sí dicen que Ben Ali era un dicta-dor; todos en lucha para que se nor-malice la situación y sobre todo los movilizados vuelvan a sus casas.

Sin embargo lo burdo de las prime-ras intentonas de “democratización cosmética” hace que el movimiento de masas mantenga un rechazo fron-tal al gobierno de Unidad nacional de Ghannouchi y al mantenimiento del ex partido de Ben Ali. Uno de los obstá-

culo más profundo para estos intentos de contrarrevolución democrática resi-de en la debilidad extrema de las que fueron las mediaciones tradicionales en el mundo árabe, ya sea el naciona-lismo burgués laico o islamista o el es-talinismo, cuya existencia misma había sido proscripta por Ben Ali durante dos décadas y que hoy en día no tienen la capacidad, como en otros países de la región como Egipto o Marruecos, de representar una oposición burguesa responsable. Estos aparatos que juga-ron un rol de contención y desvío en las revoluciones posteriores a los procesos de independencia gozan de bastante peor salud que entonces para repetir su “hazaña” y el islamismo tunecino por el momento tampoco está en condi-

ciones de retomar el relevo de manera inmediata. Esta situación que favorece el desarrollo de la movilización inde-pendiente no va a ser eterna. Nuevas mediaciones pequeño burguesas, laicas o islamistas, se prepararán para capita-lizar la revolución y llevarlas a algún tipo de “transición política pactada”. Contra ellas hay que empezar a oponer un programa de acción contra el de la contrarrevolución democrática.

La ex oposición legal (Ettajdid, Movimiento de los Demócratas So-cialistas, etc.) defienden el diálogo y el gobierno de unidad nacional que buscará la reconciliación con los verdugos de la dictadura, que dejará intactos los acuerdos de sumisión de Túnez al imperialismo y que no re-

solverá ninguno de los problemas de desocupación, carestía y miseria que padecen los trabajadores y el pueblo de Túnez. Otros partidos como el de Marzuki o el islamista Ennahda de-fienden fundamentalmente la misma estrategia, aunque radicalizando sus propuestas exigiendo la constitución de un gobierno de unidad basado en la exclusión del RCD y la convocatoria de Constituyente dejando en pie por ahora todo lo que permanece del régi-men benalista.

Es necesario plantear que la única salida verdadera y auténticamente de-mocrática para Túnez, en ruptura con las “palomas” del RCD o de la oposi-ción burguesa laica o musulmana pasa por la convocatoria de una Asamblea

“A menudo la historia avanza más rápido que la diplomacia”. Con estas sabias palabras, el primer ministro del gobierno de Sarkozy, François Fillon, defendía a la ministra de exteriores, Michelle Alliot-Marie, ante las exigen-cias de dimisión de la oposición. En efecto, la ministra, pocos días antes de la caída de Ben Alí, le había propuesto la ayuda de Francia para restablecer el orden ya que “la prioridad [debía ser] el apaciguamiento después de enfren-tamientos que provocaron muertes. Un apaciguamiento que [podía] apo-yarse en técnicas de mantenimiento del orden (…) [y Francia posee] com-petencias en el asunto” (Le Monde, 11/1). Pero las palabras de Fillon más que una defensa de su gobierno, sue-nan como la confesión de que, ante la rapidez de los acontecimientos en Túnez, el imperialismo francés no tuvo tiempo de cambiar su discurso, adoptando una postura “demócrata”, ni mucho menos de preparar una al-ternativa burguesa y pro-imperialista de recambio.

La oposición burguesa y reformista en Francia (PS, Verdes, PCF, Parti de Gauche) aprovecha este hecho para presentarse como los “verdaderos re-presentantes del país de la democra-cia y de los Derechos Humanos”. Sin embargo, esta postura no resiste a los archivos, empezando por el hecho escandaloso de que el partido de Ben Ali formaba parte de la Internacional Socialista hasta hace tan solo tres días cuando tomaron la “decisión de ex-pulsarlo”. En efecto, en 1997 Lionel Jospin, primer ministro del gobierno

de la “Gauche Plurielle” (PS-Verdes-PCF), recibía con estas palabras a Ben Alí: “La corriente de intercam-bio entre nuestros dos países es cada vez más densa (…) Ella se basa en las relaciones culturales, científicas, profesionales o comerciales en pleno desarrollo. También rinde homenaje a la nobleza, a la civilidad, a la ama-bilidad de su pueblo y a la calidad de los dirigentes que Túnez se dio (…) Su visita de Estado me brinda la oca-sión de afirmar el compromiso de mi gobierno con el suyo en este periodo de transición crucial para la sociedad tunecina” (Discurso del 21/10/97, Pa-ris). Incluso sin ir muy lejos en 2008 el mismo D. Strauss-Kahn, actual di-rector del FMI y miembro del PS, en medio de todo tipo de elogios de su parte a la política económica del go-bierno de Túnez, recibía la condeco-ración de Gran Oficial del Orden de la República por parte de Ben Alí.

Es que la cuestión del apoyo al ré-gimen reaccionario de Ben Alí no es un asunto de tal o cual gobierno sino del imperialismo francés en su con-junto. El imperialismo francés es en efecto el principal inversor extranjero en Túnez (en los últimos años invirtió en promedio 90 millones de euros por año – con un pico de 300 millones en

2008), más de 1.250 empresas fran-cesas actúan en el país (40% del total de empresas extranjeras), Francia es también el principal abastecedor del mercado tunecino (20,1%) y su prin-cipal cliente (29,3% de las exportacio-nes tunecinas).

Pero en última instancia la impor-tancia fundamental de Túnez para el imperialismo francés residía en el rol estabilizador que este país jugaba en la región: “las ventajas de las que dispone Túnez en términos econó-micos y políticos continúan atribu-yéndole, según entiende Francia, un rol importante para la estabilidad del Magreb y para la continuidad de la construcción euro-mediterránea” se puede leer aun en la página oficial de la diplomacia francesa. En ese senti-do, el proceso revolucionario abierto en Túnez es un elemento desestabili-zador para los intereses del imperia-lismo francés en toda la región.

Es eso lo que explica el apoyo del imperialismo al “gobierno de unidad nacional”, compuesto por figurones reciclados del régimen, opositores “moderados” y por ciertas persona-lidades de la “sociedad civil”, que como agente de la contrarrevolución democrática, intenta poner fin al pro-ceso y restablecer la “estabilidad”.

Un golpe al imperialismo... sobre todo al francés

por PHILIPPE ALCOY

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Constituyente capaz de rediscutir de las bases mismas del país sobre las ruinas del régimen benalista y los acuerdos de sumisión imperialista a Francia y la UE. Esta Asamblea Constituyente no puede ser convocada más que por un gobierno obrero y popular basado en los comités de huelga y populares independiente del ejército, constituido por quienes fueron el motor de la caída revolucionaria de ben Ali, la clase obrera y la juventud.

Después de haber mantenido durante décadas un criminal diálogo con Ben Ali, la dirección de la UGTT defiende la perspectiva de un acuerdo con un go-bierno burgués de unidad nacional que estaría dispuesto a llevar a cabo una re-forma cosmética del régimen un poco más radical de lo que está proponiendo hasta ahora Ghannouchi que sabe que la segunda carta de un gobierno interino, además del ejército, sería la central sin-dical. A esta camino es necesario oponer la necesidad de terminar con toda aquella burocracia sindical que sigue a la cabeza de la central, que negoció la explotación y la opresión de la clase obrera y del pueblo con la sangre de los opositores, vendiéndolos a la policía y a los apara-tos de seguridad. La oposición combati-va de la UGTT tendría la capacidad de convocar, en base a la experiencia que acaba de hacer la clase obrera tunecina, un gran congreso de base de la central para que los trabajadores, la juventud y los estudiantes de la Unión General de Estudiantes Tunecinos (UGET) puedan recuperar la central obrera y ponerla al servicio exclusivo de sus intereses. Por otra parte debemos defender el camino del desarrollo de la autoorganización independiente de los trabajadores y el pueblo, en base a las luchas que parali-zaron las principales empresas del país. Esto pasa a través de la constitución de comités de huelga y barriales indepen-dientes de cualquier variante burguesa y autónoma del ejército en el cual no se puede depositar ninguna confianza para

pelear hasta el final contra los restos del régimen de Ben Ali y el gobierno de Unidad nacional.

Contra la falsa democracia que pro-moverá el imperialismo y las distintas alas de la burguesía tunecina debemos oponer la lucha por una Asamblea Cons-tituyente para discutir los problemas del país desde la raíz, explicando que una Asamblea Constituyente de este tipo sólo se conseguirá si los trabajadores y el pueblo imponen un Gobierno Obrero y Campesino. Sería la única perspectiva de poder capaz de terminar con la mi-seria y la desocupación, a través de un programa que incluiría un gran plan de obras públicas bajo el control de los tra-bajadores y el pueblo, la renacionaliza-ción y la expropiación de todas las mul-tinacionales imperialistas en pos de la construcción de un Túnez socialista en el marco de la lucha por una Federación de Repúblicas Socialistas del Magreb y Oriente Medio.

Sin un partido marxista revolucio-nario arraigado en el proletariado y la juventud que ofrezca a las masas una perspectiva realmente indepen-diente de cualquier facción burguesa, es imposible que el proceso tuneci-no triunfe hasta el final. Es la razón por la cual defendemos la perspecti-va de la reconstrucción de un partido mundial de la revolución socialista y de sus secciones nacionales, la IV Internacional. La caída de Ben Ali es el primer embate de un proceso re-volucionario que, de profundizarse, representaría una grieta en el sistema de dominio imperialista. Es la razón por la cual la vanguardia obrera y los revolucionarios en los países centrales hemos de desarrollar lo más posible la solidaridad práctica y política con nuestros hermanos y hermanas de cla-se del otro lado del Mediterráneo, ya que todo golpe dado a la burguesía tu-necina y a su fantoche Ghannouchi es un golpe asestado al imperialismo.

por Colectivo por una Tendencia Revolucionaria (CTR) en el NPA

Forzando a huir a Ben Ali, la mo-vilización revolucionaria de los tu-necinos le ha dado un golpe histórico al régimen y a «nuestro» imperia-lismo. Nuestro partido debe seguir construyendo en unidad la solidari-dad política con nuestros hermanos y hermanas de clase. Pero en lugar de presionar a Sarkozy, como llama el panfleto nacional del NPA, propo-nemos una estrategia revoluciona-ria: estamos en contra del remplazo de Ben Ali por otros hombres de su régimen, pero también en contra de la supuesta “transición democrática” que apunta a impedir el desarrollo de un proceso revolucionario en el que los trabajadores y los oprimidos to-marían en sus manos sus reivindica-ciones democráticas y sociales.

No habrá una verdadera solución sin la autoorganización de los tra-bajadores, su armamento contra las milicias del régimen, el combate para terminar con la tutela del impe-rialismo francés, la expropriación de los grandes grupos capitalistas, la re-construcción de una economía al ser-vicio de las necesidades del pueblo. Esto pasa por la convocatoria inme-diata a una Asamblea Constituyen-te soberana — a la que el gobierno actual no llamará y que dependerá de cómo continúe la movilización — y por el combate por un gobierno obrero y campesino. La situación en Túnez muestra toda la actualidad de

la perspectiva revolucionaria y cómo hacen falta delimitaciones estratégi-cas claras para responder a la nueva etapa de la lucha de clase interna-cional. En Costa de Marfil, nos opo-nemos al xenófobo Gbagbo como a las promesas de Ouattara, el hombre de los imperialistas hoy. Exigimos el retiro de las tropas francesas y de la ONU, apoyamos incondicional-mente la resistencia de las masas y nos pronunciamos por la derrota de los imperialistas. Orientación que defendemos para Irak, Palestina y Afganistán, contrariamente a las P1, 2 y 3 cuya orientación internacional es casi idéntica.

Aquí, luchamos para terminar con la UE, por los Estados Unidos Socia-listas de Europa. La Europa de los trabajadores no puede nacer de un vago «proceso constituyente» como dicen las P1, 2 y 3, sino que supone la revolución proletaria extendién-dose de país en país. Denunciamos la línea del Bloque de Izquierdas en Portugal, ligado a la dirección del NPA, cuyos diputados han votado el plan de «salvataje» de Grecia, es decir, ataques inauditos contra los trabajadores. Luchamos por un par-tido mundial de la revolución que reivindique el programa histórico de la IV Internacional que, frente a la barbarie del capitalismo y al horror del estalinismo, ha mantenido vivo el programa marxista.

http://collectiftrnpa.wordpress.com

Tercera Publicación de la Plataforma 4 (CTR) en el periódico del Nuevo Partido Anticapitalista de Francia

Por un internacionalismo revolucionario

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El 17/12/10 el joven con título uni-versitario que sobrevivía como vendedor ambulante, Mohamed Bouazizi, se pren-de fuego públicamente luego que la po-licía le quitara sus mercaderías. Tras una larga agonía murió el 5/1/11. Este acto desesperado destapa la bronca de cen-tenares de jóvenes que son severamente reprimidos por la policía. Las manifesta-ciones se extienden a todo el país y co-bran rápidamente un carácter violento.

Se suman a los manifestantes primero los abogados que también son violentamente re-primidos. Con la vuelta a clases a inicios de enero la juventud universitaria y de enseñan-

zas medias baja a la calle, protagonizando el movimiento más profundo desde 1972.

En muchas localidades los obreros se manifiestan ante la sede de la UGTT lo-cal (cuya dirección nacional está estre-chamente vinculada al RCD, el partido de Ben Ali) exigiendo que se proclame la huelga. En otros casos, la UGTT se suma a los paros cuando éstos ya arrancaron para que no se les escapara de las manos.

El 10 de enero, en un discurso televi-sado, Ben Ali intenta calmar los ánimos y promete 300.000 puestos de trabajo.

La movilización no cede y los días 11 y 12 de enero la situación da un nuevo giro. La UGTT regional de Sfax, motor econó-mico del país, decreta la huelga general y las manifestaciones ganan por primera vez la capital. El presidente decide sacri-ficar a su Ministro del Interior para inten-tar amortiguar el movimiento. Esa noche los enfrentamientos recrudecen, como en Gafsa hasta muy entrada la madrugada donde la policía asesina siete manifestan-tes. Ben Ali decreta el toque de queda en Beja, Gafsa, Kasserine y Telab que luego extiende a la capital que es tomada por vehículos blindados. El primer ministro, Mohamed Ghanuchi, destituye al minis-

tro de Interior, Rafik Belhaj Kacem, y anuncia la puesta en libertad de algunos detenidos. El 13/1 Ben Ali anuncia su retirada en 2014, dice haber “entendido a los manifestantes” y promete un “com-pleto y profundo cambio político”

Al día siguiente al grito de “¡Fuera Ben Ali!”, decenas de miles logran manifestar por primera vez en años en pleno centro de la capital, en la avenida Burguiba, frente a la sede del ministerio del Interior, símbolo por antonomasia del régimen. Ben Ali no puede con la presión y abandona Túnez. El primer ministro Ghanuchi asume la presidencia interina del país.

De la desesperación a la revuelta, de la revuelta a la caída revolucionaria del dictador

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Túnez, de la revuelta a la caída revolucionaria del dictador

El impacto de la primera caída revolucionaria de un dictador en este siglo en el mundo árabe no sólo ha llegado a Magreb y Orien-te Próximo sino que todos los go-biernos europeos están hoy en día preocupadísimos por la evolución de la situación.

El proceso que llevó a la caída de Ben Ali viene de lejos. Se trata de la expresión tunecina de un cabreo po-pular acumulado y agudizado por los efectos de la crisis económica mundial en la periferia semicolonial contra los regímenes surgidos de los procesos independentistas. Éstos dejaron hace décadas ya de apoyarse en una vaga retórica nacionalista o invocar el so-

cialismo árabe para pasarse con armas y bagajes a ser los mejores sirvientes del imperialismo y de su ofensiva neo-liberal y privatizadora de los últimas décadas, con todo lo que esto impli-ca en términos de miseria y opresión para las clases subalternas.

Un golpe asestado a los imperialistas y a los autócratas de Magreb y Oriente Medio

Por más que la estrategia imperialis-ta haga aguas por todas partes, tanto en Irak como, sobre todo, en Afganis-tán, algunos de los más reaccionarios medios siguen correando que la mejor manera para imponer la “democra-cia” en el mundo arábigo-musulmán pasa por su exportación (inclusive ar-mada) a partir de los países occiden-

tales. Lo que acaban de demostrar las masas tunecinas con el derrocamiento de Ben Ali tras un mes de masivas manifestaciones y protestas es que los mejores aliados de las peores dicta-duras de la región son, precisamente, los imperialistas y que la tiranía no es una fatalidad, o peor aún, un hecho consubstancial, de las masas arábigo-musulmanes. Hasta el final los países imperialistas apoyaron a uno de los regímenes más sanguinarios y dictato-riales, aunque con fachada democráti-ca, de la región. Las masas tunecinas acaban de demostrar a sus hermanos y hermanas de clase del mundo árabe, y más allá, al mundo entero, que solo podían contar con sus propias fuerzas para acabar con los regímenes reac-cionarios que dominan la región.

De esta forma acaban de asestar un duro golpe a todos los autócratas de

Magreb y Oriente Medio amigos del imperialismo, algunos en el poder des-de hace más de dos o tres décadas. Son pocos los que, como Gadafi, se atrevie-ron a declaraciones tan reaccionarias como “Ben Ali es el presidente legal de Túnez”. La mayoría de los gobiernos intenta prohibir las manifestaciones de solidaridad con la proceso revolu-cionario tunecino, como es el caso del Marruecos de Mohamed VI, o trata de marginalizarlas lo más posible. Dece-nas de activistas, pese al clima reaccio-nario que reina en Egipto, marcado por la instrumentalización de las tensiones interreligiosas, lograron concentrarse frente a la embajada de Túnez en Cai-ro, gritando “¡Ben Ali, pasa a recoger a Murabak (presidente de Egipto) para llevártelo al exilio!”. En Yemen, otro

por CIRO TAPPESTE

Continua en pág. 11

Una señal de alarma para los autócratas árabes y los imperialistas

Una esperanza para la clase obrera mundial