contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

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EL CONTRATO DE TRABAJO DEL FUTBOLISTA PROFESIONAL EN COLOMBIA. MAYRON QUINTERO UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA 2014

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quisiera compartir con ustedes esta pequeña investigación que aun sigo adelantando sobre el contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia, sus características y una perspectiva de derecho comparado...

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EL CONTRATO DE TRABAJO DEL FUTBOLISTA PROFESIONAL EN COLOMBIA.

MAYRON QUINTERO

UNIVERSIDAD LA GRAN COLOMBIA

2014

BOGOTA D.C

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El futbol es un deporte que jurídicamente no ha sido estudiado sino hasta hace pocos años, por

ello es un tema basto en complejidad conceptual y jurídica. Teniendo esto en cuenta, la presente

investigación se dividirá en cinco capítulos a fin de que el lector comprenda en su totalidad los

conceptos y relaciones jurídicas básicas que nacen del vínculo entre jugador de futbol profesional

y el club.

Dicho capítulos corresponderán al jugador de futbol como deportista profesional, derechos

deportivos y compensaciones, contrato de trabajo del jugador de futbol profesional, conflictos

entre futbolista y clubes (jurisdicción) y conclusiones.

De antemano es importante señalar que nuestra posición frente a la pregunta problema es que la

normatividad que existe en Colombia frente a la relación laboral entre un club de futbol y un

futbolista profesional es insuficiente pues contiene varios vacíos conceptuales así como hace

omisión de muchas de las características especiales de este contrato laboral (por ejemplo el

horario de trabajo, los salarios...) lo anterior hace que cuando las partes se encuentren frente a una

controversia en razón del contrato de trabajo, la jurisdicción ordinaria en su especialidad laboral

sea insuficiente por no conocer las características de este contrato laboral especial, igual situación

ocurre con aquellas instancias previstas por la FCF pues a pesar de tener un conocimiento más

amplio de este contrato aun padece de lagunas conceptuales que de no ser resueltas hace

prácticamente imposible la apropiada resolución de un litigio sobre el contrato de trabajo de un

jugador de futbol profesional con su club.

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PALABRAS CLAVE:

Puesto que el tema de las relaciones laborales de los jugadores de futbol profesional para con sus

respectivos clubes es un tema que no ha sido estudiado a profundidad en nuestro país, se

señalaran algunos conceptos básicos a fin de que el lector comprenda en debida forma la presente

investigación.

Contrato de trabajo

Derechos deportivos

“Pase” del jugador

Club o SAD

Futbolista profesional

Tribunal de arbitramento deportivo (TAS)

FIFA

AFA

FAA

FCF

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INTRODUCCIÓN.

El futbol es el deporte más consumido en el mundo. Como deporte hace que los sentimientos de

millones de personas se unan a un mismo compas dentro de 90 minutos, sin importar la raza,

genero, religión, nacionalidad o estrato social; el futbol tiene el mágico poder de unir o separar a

las personas, las introduce en un campo en donde pueden desahogar sus sentimientos más

profundos teniendo al futbol como un catalizador, hoy por hoy este hermoso deporte trasciende

los límites del deporte y se ha introducido en el comercio, la política y los fenómenos sociales.

Como negocio es indudable que el futbol es una industria cuyo producto (el espectáculo) es

consumido por todo el mundo, esto quiere decir que el futbol es un deporte que genera millones

de ganancias no solo por el concepto de taquilla sino también por los derechos de televisar los

encuentros, las publicidades que los jugadores realizan o que el mismo club realiza explotando su

derecho de imagen, genera millones de ingresos en instrumentos deportivos que son publicitados

pero a su vez también contribuyen a otros rubros económicos como la hotelería, los bares,

restaurantes, el turismo mismo entre otros.

Por las consecuencias económicas que el futbol trae consigo es necesario el estudio de las figuras

jurídicas que dentro de este deporte intervienen, en el caso particular de esta investigación se

entrará a estudiar el contrato de trabajo de los jugadores de futbol profesionales en Colombia

teniendo muy en cuenta normas de ordenamientos jurídicos extranjeros dado que el futbol como

producto y como deporte se ha visto absorbido por la globalización que hace de la situación

laboral de futbolistas un campo investigativo novedoso dentro del derecho.

En ese orden de ideas se ha planteado el siguiente interrogante:

¿Está debidamente regulado el contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

en relación a las características especiales de esta relación contractual y las normas

internacionales?

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Jugador de Futbol como deportista profesional.

Si se entiende al futbol como un deporte espectáculo, cuya explotación recae sobre el deportista

quien es el generador clave de los ingresos a los clubes y que como contraprestación a sus

servicios deportivos recibe una remuneración expresada en dinero, hablamos entonces de un

jugador de futbol profesional. Es decir que la práctica del deporte trasgrede el límite de una

actividad recreativa por una actividad laboral propiamente dicha, en la normatividad colombiana

la federación colombiana de futbol (Estatuto del jugador, art 2) define a esta clase de

trabajadores como:

“Jugador profesional es aquel que tiene un contrato de trabajo escrito con un club y

percibe un monto igual o superior a un (1) salario mínimo legal mensual vigente.

Cualquier otro jugador se considera aficionado.”

La definición de deportista profesional arriba señalada y que es la usada oficialmente en

Colombia es muy ambigua para definir a este tipo de trabajadores, puesto que un jugador

profesional puede tener un contrato escrito con un club de futbol y recibiendo una remuneración

mensual no inferior a la legal, sin embargo ese contrato suscrito entre jugador profesional y club

no necesariamente debe ser un contrato de trabajo en razón a los servicios deportivos, puede ser

cualquier otro tipo de contrato de trabajo en el cual el jugador no preste sus capacidades

deportivas al club. Sumado a ello existe una vaguedad en cuanto la contraprestación, la norma

señala que recibe una paga sin embargo no especifica a que corresponde dicha paga que puede

ser una bonificación o los gastos de entrenamiento o viáticos para una competencia que pese a

superar el monto exigido no suponen para el jugador un salario propiamente dicho pues su

finalidad puede ser la de subsanar gastos de su entrenamiento y presentaciones deportivas mas no

como la norma supone, un salario como sustento económico de su vivir.

Del anterior análisis sobre la definición de jugador de futbol profesional en Colombia se observa

una falencia conceptual en la norma que como consecuencia podría colocar a deportistas

“amateur” como profesionales o a jugadores activos pero que bajo un contrato de trabajo prestan

un servicio distinto al de sus capacidades deportivas como jugadores de futbol profesional.

En comparación a la definición del jugador de futbol profesional dada en Colombia por la FCF se

encuentra la definición dada por la normatividad argentina sobre el asunto (Convención colectiva

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de trabajo suscrita entre la AFA y la FAA No 557/2009, art 2. Argentina) que define al futbolista

profesional de la siguiente forma:

“Será considerado futbolista profesional aquel que se obligue por tiempo determinado a

jugar al fútbol integrando equipos de una entidad deportiva que participe en torneos

profesionales, a cambio de una remuneración…”

Este articulo aclara un aspecto que el art 2 del Estatuto del jugador de la FCF no aclaraba y que

corresponde a la naturaleza de la actividad que el sujeto presta, es decir, a jugar al futbol a

cambio de una remuneración. Sin embargo, se considera que esta norma circunscribe a quien

presta el servicio a una las entidades deportivas que participen en torneos profesionales hecho

que es violatorio de los derechos laborales de aquellos futbolistas que por su actividad deportiva

reciben un remuneración pero que militan en equipos que no disputan torneos profesionales.

Evaluadas estas dos definiciones provenientes de naciones distintas, una de poca tradición

jurídica en lo deportivo como Colombia y una que se encuentra más avanzada en cuanto a

derecho deportivo como Argentina; se puede observar que en ambas conceptos existen falencias

y por ello es necesario citar una tercera más suficiente como la definición española (Real Decreto

1006/85 de España art 2, se regula la relación laboral de los deportistas profesionales) que define

a los deportistas profesionales así:

“Son deportistas profesionales quienes, en virtud de una relación establecida con

carácter regular, se dediquen voluntariamente a la práctica del deporte por cuenta y

dentro del ámbito de organización y dirección de un club o entidad deportiva a cambio de

una retribución.

Quedan excluidas del ámbito de esta norma aquellas personas que se dediquen a la

práctica del deporte dentro del ámbito de un club percibiendo de éste solamente la

compensación de los gastos derivados de su práctica deportiva”.

La norma española es quizá la más acertada a la hora de definir a los deportistas profesionales y

dentro de ello a los futbolistas. Pues entiende que para la existencia de un profesional del deporte

debe existir un contrato de trabajo cuyo objeto sea la prestación de servicios deportivos que estén

retribuidos económicamente y – muy importante- que dichos servicios se presten de manera

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voluntaria, es decir que el jugador no labore para un club en virtud de una indebida retención del

segundo sobre el primero en virtud de los llamados “pases” (que se trataran en el segundo

capítulo), sumado a lo ya dicho se observa que no cae en la falencia de la norma argentina que

circunscribe al jugador a equipos que disputen torneos profesionales, sino que cualquier club

puede disponer de futbolistas profesionales y finalmente realiza una aclaración sobre la

contraprestación en la norma colombiana como en la argentina en el entendido de que para la

legislación española el salario es distinto de la compensación de gastos por la actividad deportiva

(viáticos, instrumentos deportivos, etc.).

Como se puede observar al comparar estas tres normas jurídicas que definen al deportista

profesional/ futbolista, se deduce que el futbolista profesional es aquel que brinda sus servicios

deportivos –mediante un contrato de trabajo- a un club quien le hace una contraprestación

económica por dichos servicios pero que dicha contraprestación no corresponde a una

compensación por los gastos deportivos en que incurra el jugador (viajes, implementos, gastos

médicos…) sino que estos gastos se sufragan por el club contratante, dejando así dicha

contraprestación como un salario en el sentido propio de la palabra.

Cabe resaltar también, que estas normas pueden emanar del poder legislativo (España) o de las

federaciones nacionales (Colombia) o de los convenios de las federaciones con los jugadores a

quienes regulan (Argentina), pero se cual sea el caso la norma debe expresar con claridad las

características del futbolista profesional a fin de evitar conflictos jurídicos futuros entre clubes y

jugadores. Por ello se considera que en el caso colombiano, la norma no es clara y

conceptualmente es insuficiente para regular relaciones jurídicas tan complejas y nuevas como

las que surgen entre futbolistas con sus clubes que además tienen un fuerte valor dinerario.

Derechos deportivos vs Compensaciones.

Son muchas las posturas que si tienen sobre los derechos deportivos, sin embargo y para efectos

de la presente investigación se optará por hacer uso de la dispuesta en la legislación colombiana

(ley 181 de 1995, art 34) que es la más acorde a las normas internacionales sobre el tema, dicha

norma señala:

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“Entiéndase por derechos deportivos de los jugadores o deportistas, la facultad exclusiva

que tienen los Clubes Deportivos de registrar, inscribir o autorizar la actuación de un

jugador cuya carta de transferencia le corresponde, conforme a las disposiciones de la

federación respectiva.

Ningún club profesional podrá transferir más de dos (2) jugadores o deportistas en

préstamo a un mismo club, dentro de un mismo torneo”.

Como bien señala la norma, en primer medida los derechos deportivos son efectivamente los de

registrar, inscribir o autorizar la actuación de un jugador siempre y cuando se cuente con la carta

de transferencia de este, sin embargo es falso que solo los clubes deportivos pueden ser los

titulares de los derechos deportivos de un jugador de futbol pues esto va en contravía de los

reglamentos de la FIFA cuyo antecedente fue el caso Bosman1 que se explicara de manera breve.

El caso Bosman hace referencia a las demandas que hizo un jugador belga a su equipo de Bélgica

por negarle la posibilidad de jugar en un equipo de Francia solo porque el primero

arbitrariamente no quería otorgar los derechos deportivos al jugador, es decir que lo retuvo en

contra de su voluntad y disminuyendo sus salarios situación que vulneraba los derechos de

libertad laboral del jugador además de ir en contraposición del Estatuto de Roma que permitía a

los trabajadores movilizarse con libertad para laboral en todos los estados miembros del tratado,

quiere decir que en los Estados de la Unión Europea no estaba permitida ninguna restricción para

un extranjero laborar y residir siempre y cuando este proviniera de un Estado miembro y trabajara

en un Estado miembro, situación que obligatoriamente debía cumplirse también en los contratos

con futbolistas . Este jugador colocó en entredicho todo lo relacionado al hecho de que los clubes

fueran los titulares de los derechos deportivos de un jugador y por lo tanto quienes decidieran con

quien contrataban o no y bajo qué condiciones. Como fallo en el sentido general, se le entregaron

al jugador sus derechos deportivos acabando con el monopolio de los clubes por tanto un jugador

puede contratar con el equipo que desee.

En ese entendido del caso Bosman se entiende que el único titular de los derechos deportivos de

un jugador, es el mismo jugador cosa distinta son las compensaciones que son negocios jurídicos

1 Se recomienda la lectura de este fallo a fin de entender las consecuencias jurídicas en relación a la negociación de los derechos deportivos por parte de los clubes. El lector podrá encontrar el fallo en la siguiente URL http://laboratoire-droit-sport.fr/wp-content/uploads/2014/01/Derecho-y-Contratacion-Deportiva-2010.pdf.

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y económicos que hacen los clubes para que el club “comprador” que es el que contrata al

jugador le reconozca al club “vendedor” que es el anterior club donde estaba el jugador, unas

compensaciones que corresponden a los gastos en que incurrió el club “vendedor” para el

desarrollo deportivo del jugador, gastos médicos, viajes, indumentaria, etc. Pero dichas

compensaciones nada tienen que ver con el contrato de trabajo que realice el jugador con su

nuevo club.

Sobre esto Alejandro Londoño (2010) sintetiza las consecuencias del fallo Bosman que si bien

solo aplican para el caso europeo, deben universalizarse en virtud de que la FIFA modifico sus

estatutos en armonía con este fallo, las consecuencias son:

“1. Si el jugador de Fútbol no tiene contrato de trabajo firmado con ningún club, este

podrá negociar un contrato de trabajo con el club que él quiera;

2. El pago de la compensación del club nuevo al antiguo no puede obstaculizar el libre

desarrollo y la autodeterminación del jugador.

3. No podía haber cuotas de jugadores extranjeros en los equipos”.

En relación a lo anterior de forma muy atinada la Corte Constitucional (sentencia T 498/94)

dispuso:

“Las diferencias económicas entre los propietarios de los “pases” no pueden colocar al

jugador ante la alternativa de permanecer inactivo en un organismo deportivo en el que

ya no desea laborar, o de retirarse definitivamente del fútbol profesional”.

Entendiéndose el “pase” como una compensación2.

En armonía con lo anteriormente dicho respecto a los derechos deportivos y las compensaciones

entre clubes la Corte Constitucional (Sentencia C 320/97) señala:

“…Conforme a tal disposición, se entiende que los pagos por las transferencias no

constituyen una venta del jugador, quien es persona y puede libremente contratar, sino

que son compensaciones económicas que se pagan al club de origen…”

2 Negrillas nuestras.

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De esta forma se observa que el “pase” de un jugador corresponde a la compensación que realiza

un club al otro por los gastos que el segundo incurrió en la formación del jugador que ahora juega

a favor del primero. Sin embargo la Corte incurre en un error desproporcional y gravísimo en la

interpretación de los derechos deportivos (ya señalados por la ley 181/95 art 34), interpretando

estos de la siguiente forma:

“La Corte considera que la figura de los derechos deportivos, como sistema de

compensación entre los clubes, es legítima, siempre y cuando ella no constituya o

permita un abuso de parte de los clubes, que tienda a desconocer los derechos

constitucionales del jugador, a cosificarlo y a convertirlo en un simple activo de tales

asociaciones”.

Lo anterior quiere decir que la Corte Constitucional le dio a los derechos deportivos la

interpretación que obviamente no es y que la ley 181/95 ya había definido con bastante claridad,

sin duda esta falla conceptual en que incurrió la corte traerá grandes problemas a la hora en que

un jugador debata sus derechos de inscripción y registro (derechos deportivos) frente a su club.

Pero la corte aumenta su error conceptual dentro de la misma sentencia cuando señala:

“…Así entendidos los derechos deportivos, esto es, como una relación entre los clubes

que en principio no afecta las posibilidades laborales de los jugadores, la Corte

considera que la figura no pugna con la Constitución, pues nada se puede objetar a que

la ley y los reglamentos de las federaciones prevean mecanismos para equilibrar la

competencia deportiva, y compensar los gastos de formación y promoción en que haya

incurrido un club, en relación con un determinado deportista.”

La corte indudablemente confunde los derechos deportivos -que si influyen en la relación laboral

del jugador con el club- con las compensaciones o mal llamadas “ventas” o “pases” que hacen los

clubes entre si y se ve más grave la confusión de la corte cuando dentro del mismo apartado

citado se observa la palabra “compensación” que efectivamente es equilibrar el patrimonio del

equipo luego de la partida de un jugador a fin de evitar el enriquecimiento sin justa causa.

Sin embargo la corte adopta de una manera casi inconsciente el fallo Bosman dentro de la misma

sentencia, cuando indica:

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“…en nada afecta la transparencia de las transacciones en el ámbito deportivo que un

deportista adquiera su carta de transferencia (carta que representa los derechos

deportivos)3, y sea entonces él mismo el administrador de su carrera profesional. La

medida no es entonces útil a los propósitos de la ley. Además, ella vulnera la protección

de la dignidad, la autonomía y la libertad de los jugadores (CP arts 1º, 16 y 25), ya que

impide, sin ninguna razón aparente, que un deportista, al adquirir su “pase”, pueda

entonces orientar en forma libre y autónoma su futuro profesional, por lo cual se trata de

una restricción que tiende a cosificar al jugador al convertirlo en un simple activo

empresarial”.

El anterior apartado citado en el cual se evidencia la confusión de la corte sobre los derechos

deportivos (quienes naturalmente se ven reflejados en la carta de transferencia) también sirve

como un indicio fundamentado legalmente de que en Colombia el fallo Bosman se ha

implementado y que por tanto su cumplimiento debe ser debido de acuerdo con las normas FIFA

de contratación.

En segunda medida, respecto a la cuota de transferencia impuesta por el art 34 inciso segundo de

la ley 181/95 se considera que dado que esta ley no trata sobre el caso particular del futbol sino

de los deportes en general, dicha disposición es violatoria de los derechos laborales de los

jugadores así como de la capacidad que tiene los equipos de diferentes especialidades de negociar

con otros clubes prestando jugadores todo esto porque existen deportes cuyo número de

jugadores es inferior a los once del futbol, por ejemplo el basketball usa 5 jugadores en el campo

súmese a ello que un club a fin de incrementar sus arcas puede negociar con un club que pretende

jugadores de este un préstamo con la opción de compra, esta disposición es violatoria de los

relaciones económicas de los clubes así como de la libertad laboral de un jugador que queriendo

jugar para un club no puede hacerlo pues su préstamo no es posible en virtud de dicha norma.

Sobre este apartado la sentencia C 320/974 trata el tema aunque de manera somera y sin una

decisión de fondo.

3 Negrillas nuestras.4 Se recomienda leer en detalle esta sentencia a fin de comprender que de fondo no decidió nada sobre el inciso segundo del art 34 de la ley 181/95. Además de deficiencias conceptuales al confundir derechos deportivos con las compensaciones o “pase” entre clubes.

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De este segundo capítulo se evidencia que los derechos deportivos hoy por hoy se encuentran

bajo el poder del jugador de futbol, puesto que esos derechos son los que dan pie para el

desarrollo del derecho al trabajo mediante un contrato de trabajo entre el jugador y el club.

Mientras que el “pase” es la compensación que realiza un club en favor de otro reconociendo los

gastos en que incurrió el segundo para el desarrollo del jugador que ahora milita en el primero.

Todo esto teniendo en cuenta las aclaraciones que se realizaron sobre la sentencia C 320/97, que

pese a su gravísimo error conceptual adoptó la decisión del caso Bosman como un imperativo

jurídico y de obligatorio cumplimiento en los contratos venideros entre futbolistas y clubes.

Contrato de trabajo.

Una vez estudiados los jugadores de futbol como deportistas profesionales, los derechos

deportivos y la diferencia de estos frente a las compensaciones realizadas entre clubes se debe

estudiar la figura del contrato de trabajo de los futbolistas y algunas de sus características más

importantes.

En el entendido de que los futbolistas pasan de ser “amateur” a ser profesionales mediante un

contrato de trabajo en el cual el deportista brinda sus servicios deportivos a un club existiendo

una contraprestación a favor del jugador, es necesario observar algunos puntos de vista y

normatividad al respecto.

El Estatuto del jugador (art 22) define al contrato de trabajo del futbolista.

“El contrato de trabajo es un convenio escrito por medio del cual un club profesional

contrata los servicios personales de un jugador de fútbol y éste a su vez se compromete

con el club a prestarle en forma exclusiva sus servicios como jugador profesional tanto

en el territorio nacional como fuera de él de conformidad con las órdenes que se le

impartan y en todas las labores anexas complementarias que le indique su empleador”.

La definición citada tiene varias características que dé necesario estudio; 1) establece que ningún

contrato de trabajo entre futbolistas y clubes puede ser verbal de suerte tal que una formalidad

fundamental para la existencia del mismo es que conste por escrito, 2) el club contrata con el

jugador para que el segundo brinde al primero sus servicios deportivos y lo haga de manera

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personal, siendo obvio que no puede otra persona sino el jugador contratado quien juegue, 3)

dicha prestación de las capacidades deportivas del jugador debe hacerse con exclusividad,

situación apenas lógica puesto que no tendría cabida en este deporte que un jugador milite en

varios equipos dentro de una misma temporada, 4) se evidencia dentro del artículo que el jugador

actuara bajo la subordinación del club, 5) el articulo tiene una falla elemental pues le faltó

mencionar uno de los elemento esenciales del contrato de trabajo en Colombia elemento que el

código sustantivo del trabajo (art 22 numeral 1) refiere “... mediante remuneración”, esto quiere

decir que todo contrato de trabajo requiere una contraprestación por los servicios otorgados, la

FCF incurrió en un error al no introducir este importante elemento.

Sumado a la explicación anteriormente dada, es necesario señalar la modalidad a la cual

pertenecen estos contratos de trabajo dadas sus peculiaridades, el caso argentino nos da una

visión más precisa (Barbieri, 2008, pág. 49):

“… nos parece adecuado calificarla entre los contratos laborales atípicos: es tanta su

peculiaridad que la institución del descanso dominical obligatorio, por ejemplo, es de

imposible cumplimiento, porque esos días seguramente se disputan encuentros donde el

futbolista debe prestar sus servicios al club”.

El autor esta en lo correcto afirmando que el contrato de trabajo del futbolista profesional es uno

atípico pues la norma (en el caso colombiano el código sustantivo del trabajo) no especifica esta

relación laboral en ninguna parte, sin embargo está contemplada en el Estatuto del jugador pero

al no definir sus características fundamentales, dicha norma se hace insuficiente. Es precisamente

por las particularidades del contrato que es atípico pues las instituciones de descanso dominical, a

forma en que se computa la jornada laboral, viáticos, entro otros; difieren mucho de cómo se

utilizan en un contrato convencional de trabajo.

Sin embargo en ordenamientos jurídicos como el español, dicho contrato si está tipificado y

desarrollado por una norma, dejando así la atipicidad del mismo en manos de cada ordenamiento

jurídico en particular. En España (Ley 8/1980, art 2 literal d. España) señala las “Relaciones

laborales de carácter especial… d) las de los deportistas profesionales”.

Dejado el tema de la tipicidad o no del contrato de trabajo, se trataran algunas características

propias del contrato.

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En lo referente a la naturaleza de la actividad que contrata el club y que el jugador debe prestar a

favor de este Cesar Árese ( www.infojus.gob.ar/resource/kbee:/saij-portal/.../CF130066F1.PDF)

nos dice:

“La actividad laboral es una práctica deportiva, con el despliegue de una actividad

psicofísica, técnica pero a la vez pasional y exigente del marco competitivo de la labor.

La declinación, alteración, suspensión o interrupción de estas cualidades lleva a la

conclusión de la vinculación aun cuando se trate de una persona hábil y apta para

trabajar, pero sin el nivel esperado de eficacia deportiva”.

De lo anterior cabe resaltar lo siguiente, 1) la actividad requiere de las capacidades físicas,

prestadas personalmente y que pese a ser recreativas están inmersas en un marco competitivo y

profesional, 2) puesto que el objeto del contrato es la prestación de dichas capacidades físicas y

deportivas, una vez desmejoradas, suspendidas, interrumpidas o alteradas negativamente; el

contrato se termina a pesar de que la persona sea apta para otro tipo de trabajo, pero no para el

deportivo que es para el que fue contratado.

En lo referente a la contraprestación salarial mencionada, a lo largo de la investigación hemos

observado la postura de la normatividad colombiana que sugiere que el salario es toda

contraprestación económica a favor del jugador, mientras la española reconoce como salario a las

prestaciones económicas que constituyen una contraprestación económica por los servicios del

jugador y que no comprenden las gastos de viajes, habitación (en concentraciones), implementos

deportivos y todos aquellos que fueren necesarios para el cumplimiento de la labor del deportista.

Pero no se puede dejar de lado lo que la norma argentina señale sobre el mismo (Convención

colectiva de trabajo suscrita entre la AFA y la FAA No 557/2009, art 13. Argentina):

“…Tendrán la consideración legal de salario todas las prestaciones que el club se

obligue a otorgar al futbolista y que importen para éste una ventaja económica, sean en

dinero, especie, habitación o alimentación (exceptuándose estas dos últimas el periodo de

concentraciones y/o viajes)…”

La norma citada es clara respecto a lo que se considera como salario a favor del jugador, sin

embargo si comparamos los dispuesto aquí con lo señalado en por la norma española, se observa

que en el caso argentino se deja abierta la posibilidad a introducir dentro del salario los costes de

Page 15: contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

transporte del futbolista, su implementación deportiva y todo elemento necesario para que el

jugador realice su función y que dentro del artículo citado no fueron señalados.

Aclarado ya el tema del salario dentro de este tipo de contratos deportivos, es necesario estudiar

otra característica especial de estos contratos como lo es la duración del mismo, en España

(Convenio colectivo para la actividad del futbol profesional, art 14 numeral 1. España) se

sostiene “El contrato suscrito entre el Club/SAD y el Futbolista Profesional tendrá siempre una

duración determinada…” pero es una acepción de la duración del contrato muy generalizada y

que en la práctica puede producir problemas en su interpretación, por ejemplo; si la duración de

un contrato es de 3 meses y la temporada de competición es como mínimo de 6, al momento en

que termina el contrato el jugador se encuentra en una situación desventajosa pues queda sin

trabajo durante el resto de temporada y no podrá contratar con un club hasta que dicha temporada

termine, es decir que entra en un tiempo de inactividad laboral y deportiva que disminuye sus

capacidades físicas, además claro de que no podría procurarse un salario durante ese periodo.

Sin embargo, en el caso colombiano (Estatuto del jugador, art 23 numeral 2) se evidencia mayor

especificación sobre el tiempo de duración del contrato:

“Su duración mínima será el tiempo entre la fecha de inscripción y el final de la

temporada respectiva, salvo lo dispuesto para transferencias a préstamo. El término

máximo será de 3 años y podrá ser renovado…”

La visión con que la FCF emitió este artículo es muy acertada en el entendido de que la duración

del contrato entre un club y un futbolista debe tener como mínimo una temporada y como

máximo el pactado, pero cabe resaltar que (así se evidencia y se ve en la práctica) la duración del

contrato se pacta siempre por temporadas de competición o por lo menos esa debería ser una

regla general para la contratación de futbolistas.

El contrato deportivo de los futbolistas y los clubes contiene una variedad de cláusulas

innovadoras que solo se le aplican a estos trabajadores, a continuación se mostraran algunas de

ellas.

En primer medida y teniendo en cuenta que el futbolista prestara al club sus capacidades físicas,

es apenas lógico pensar que una de las clausulas más importantes del contrato será una que

Page 16: contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

obligue al deportista a cuidar su estado físico llevando un régimen de vida que no desmejore sus

capacidades, en Argentina (CCT 430/75 “Convenio colectivo del trabajo” art 18, inciso 2 literal

d) se permite el uso de esta cláusula cuyo texto “Ajustar su régimen de vida a las exigencias de

sus obligaciones” sirve para obligar al jugador a mantener sus capacidades físicas y no realizar

actividades que las desmejoren pues a fin de cuentas ese es el objeto del contrato y su

instrumento para vivir. En Colombia cabe resaltar que el Estatuto del jugador, que hace de

máxima norma en la contratación de jugadores no contiene nada sobre este tipo de cláusulas, que

en consideración nuestra deberían utilizarse para este tipo de contratos, pero que si bien es cierto

–en el caso colombiano- irían en contravía de las libertades personales de las personas pues las

cláusulas contractuales deben limitarse a regular el contrato de trabajo y no es posible que están

pretendan regular aspectos de la vida fuera del trabajo.

Como complemento de lo anterior se debe tratar sobre el tiempo que cuenta como trabajo y el que

no, con la finalidad de entender más las clausulas arriba mencionadas, dado que la legislación

colombiana no trata nada sobre este tema de vital importancia en los contratos se hará cita de la

norma española (Convenio colectivo para la actividad del futbol profesional, art 8. España):

“El tiempo que el Futbolista se encuentra bajo las órdenes del Club/SAD o sus

representantes, comprenderá: a) Entrenamientos.-Serán decididos por el Club/SAD o

Entrenador y comunicados a los Futbolistas con la necesaria antelación.

Los entrenamientos se realizarán en forma colectiva, salvo los casos de recuperación por

enfermedad, lesión u otra causa justificada que deberá ser notificada por escrito al

Futbolista. b) Concentraciones y Desplazamientos.-El Futbolista queda obligado a

realizar las concentraciones que establezca el Club/SAD, siempre que no excedan de las

36 horas inmediatamente anteriores a la de comienzo del partido, cuando se juegue en

campo propio. Si se jugase en campo ajeno, la concentración no excederá de 72 horas

(incluido el tiempo de desplazamiento), tomándose igualmente de referencia la de

comienzo del partido. c) Otros Menesteres.-Comprenden la celebración de reuniones de

tipo técnico, informativo, sauna y masaje, que deberán ser comunicadas al Futbolista con

la debida antelación”.

Page 17: contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

Más claridad no se le puede pedir a este artículo sobre el tiempo que contara como laborado por

el futbolista, sin embargo a nuestra consideración faltó hacer mención sobre los tiempos de

recuperación de los entrenamientos, aunque se debe entender que es un tema muy complejo

teniendo en cuenta las fisionomía de cada deportista así como el tiempo estimado para que se

recupere el jugador luego del entrenamiento y las formas de hacerlo. A pesar de que se debió

hacer mención de este tema de la recuperación como tiempo laboral, es un tema que antes debe

ser estudiado para determinar su viabilidad o no, pues la recuperación por lo general se hace en

casa y tratarla seria inmiscuirse más en la vida del jugador por ello la importancia de su pronto

estudio.

Otro tema muy importante dentro de las relaciones contractuales entre jugador y club –que

genera grandes cantidades de dinero- que es importante estudiar es el tema de los derechos de

imagen del jugador, situación que tampoco la legislación colombiana y en especial el estatuto del

jugador contemplan, pero que está tipificada por la FIFA (Circular No 1171 FIFA, 2008, art 6

numerales 1 y 2) a manera de recomendación:

“6.1 El club y el jugador deberán ponerse de acuerdo sobre como habrán de ser

explotados los derechos de imagen del jugador, si aplicable.

6.2 Se recomienda básicamente que el jugador pueda explotar sus derechos por sí

mismo (siempre que no surja ningún conflicto con los patrocinadores/socios del club),

mientras que el club pueda explotar los derechos de imagen del jugador como parte de un

grupo y/o equipo)”.

En nuestra consideración, el contrato de prestación de servicios deportivos y el de imagen no

deberían estar fundidos en uno mismo, pues en su separación se evitan conflictos que en futuro

puedan surgir sobre la titularidad de esos derechos. Sumado a ello, se considera que es mejor para

el jugador seguir la recomendación de la FIFA y sea él quien explote sus derechos de imagen

pues de convertirse en un jugador apetecido y mediático, tendrá la oportunidad de aumentar

considerablemente sus ingresos mediante estos contratos a diferencia de si cediese esos derechos

al club o pactara otra cosa con este sobre dichos derechos.

Para terminar este capítulo se debe tratar lo relacionado con las cuotas de extranjeros dentro de

los clubes de futbol en América latina, es una figura que aún se utiliza pese a no ser adoptada por

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la FIFA por el fallo del caso Bosman que anteriormente explicamos y que solo aplica al caso de

Europa. En Colombia por ejemplo, la legislación no dice nada sobre las cuotas de futbolistas

extranjeros pero bajo el análisis que en esta investigación se ha realizado sobre la sentencia C

320/97 se puede señalar que en Colombia las consecuencias de dicho fallo han sido adoptadas en

la nación. Pero por otra parte existen ordenamientos jurídicos como el argentino (Convención

colectiva de trabajo suscrita entre la AFA y la FAA No 557/2009, art 31 numeral 1. Argentina)

que aun hacen uso de esta retrograda figura de las cuotas extranjeras, a saber:

“Los clubes directa e indirectamente afiliados a la AFA, que militan en las Categorías

"Primera A", "Primera B Nacional" y "Primera B", podrán celebrar y registrar contratos

hasta un máximo de cuatro (4) futbolistas extranjeros por cada club”.

¿Cómo un futbol tan rico, histórico y prestigioso como el argentino admite este tipo de figuras

que tanto daño le hacen al deporte en general? No podemos vislumbrar una posible justificación

para responder el interrogante, sin embargo alguna razón de importancia debe estar tras esta

norma. En el caso colombiano en particular y en lo relacionado a las cuotas extranjeras, creemos

que atentarían con el desarrollo del futbol colombiano que en los últimos años ha avanzado a

pasos agigantados y parte de ese crecimiento se debe a la incorporación de jugadores, técnicos y

planteamientos estratégicos venidos del extranjero. Para nosotros, cerrarse al elemento extranjero

en lo futbolístico, es cerrarse al progreso del futbol mismo.

A manera de conclusión general sobre este capítulo se puede señalar que las relaciones de

trabajo entre club y futbolista son de un carácter muy especial que deben ser tratadas por la

legislación nacional pero que al no hacerlo está incurriendo en una falta grave, si se tiene en

cuenta que el deportista también es un trabajador como todos que se encuentra dentro de una

relación muy compleja y que por dicha complejidad pueden existir controversias jurídicas entre el

club y el futbolista que ponga en riesgo sus derechos patrimoniales y laborales.

Conflictos entre futbolista y clubes (jurisdicción).

Puesto que el contrato de trabajo pactado entre un futbolista y un club contiene dentro de sí

muchas operaciones jurídicas que son complejas además ser reguladas por las federaciones de

Page 19: contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

futbol de cada país en particular y que en el caso colombiano la mayoría no han sido tratadas por

una norma jurídica, nace otra cuestión relativa a quien es el competente para dirimir las

controversias contractuales surgidas del contrato de trabajo.

Existen posturas que consideran que la competente es la jurisdicción laboral, pues el contrato por

mas especial que pudiere llegar a ser, es un contrato de trabajo a la final y debe ser tratado por la

jurisdicción ordinaria en su especialidad laboral. Por otra parte existen quienes consideran que es

la jurisdicción especial propia de la federaciones o tribunales de arbitramento deportivo quienes

deben dirimir las controversias contractuales pues este tipo de contratos por sus características

que lo hacen salirse del contrato de trabajo convencional y sumado a ello está el hecho de que en

algunos países son las federaciones de futbol quienes regulan este tipo de contratos hacen que la

jurisdicción ordinaria no este calificada para tratar casos tan particulares.

A continuación un ejemplo de la primera postura, el Dr Sicilia (1997, pag 6) considera lo

siguiente:

“…compete a la jurisdicción social (entiéndase jurisdicción social, por jurisdicción

ordinaria especialidad laboral)5 conocer de los conflictos que surjan entre los deportistas

profesionales y sus clubes o entidades deportivas, como consecuencia del contrato de

trabajo”.

Según el autor, solo los jueces laborales son los competentes de conocer las controversias que

surjan del contrato de trabajo suscrito entre un futbolista y su club. Esta es un postura muy

razonable pues se debe tener en consideración lo dicho anteriormente (el contrato de trabajo es

contrato de trabajo sin importar sus particularidades) pero es necesario que para que los jueces

laborales sean competentes no basta con que el conflicto jurídico nazca de un contrato de trabajo,

sino que estos contratos precisamente por sus características, exigen del juez un estudio del

derecho deportivo en el campo laboral para así poder emitir un fallo en correcto y que no

contradiga las disposiciones internacionales y/o nacionales sobre contratación de futbolistas así

como la costumbre, cosa que en Colombia ningún juez cumple.

Ahora bien, una cita de la segunda postura nos la brinda la FIFA (Circular No 1171 FIFA, 2008,

art 3 numeral 1) y dice:

5 Negrillas nuestras.

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“… Siempre que no se acuerde otra cosa, se aplicara la legislación nacional del país en

el que este registrado el club…”

Que quiere decir este apartado, simplemente que las partes están en su total libertad de pactar

quien dirimirá los conflictos que nazcan con ocasión al contrato de trabajo; en este orden de ideas

puede ser un órgano colegiado de las federaciones, un tribunal de arbitramento deportivo o

cualquier otra instancia que las partes consideren competente pero en el caso de que estas

guarden silencio al respecto será la jurisdicción ordinaria la competente. Esta es una postura un

poco más liberal y que haya su fundamento en el hecho de que existen órganos más competentes

que un juez común, dadas su experiencia en el ámbito deportivo, razón de mucho peso pero que

en caso de estar frente a una decisión incorrecta genera un problema para las partes a quienes

remite finalmente a la jurisdicción ordinaria ya sea por medio de un proceso laboral o haciendo

uso de la tutela.

Determinar cuál postura es la correcta es imposible, por lo menos en el caso de Colombia, dado

que los jueces no tienen conocimiento alguno del derecho deportivo en su esfera laboral y además

de ello las lagunas normativas sobre contratación de futbolistas y clubes hace que las

federaciones se hallen insuficientes para dirimir en debida forma un conflicto a razón del contrato

de trabajo.

A continuación una tercera posición que funde las dos emitida por la FIFA (Circular No 1171

FIFA, 2008, art 10 numerales 1 y 2) a manera de recomendación:

“10.1 El contrato establece el procedimiento (arbitraje) en caso de controversias entre

las partes para todos los asuntos que no estén regulados en el propio contrato.

10.2 Sin perjuicio de la legislación nacional, las controversias entre el club y el jugador

en relación con el contrato laboral deberán someterse a un tribunal de arbitral

independiente y no partidista, el cual se ajuste a los estatutos y los reglamentos de la

federación miembro y que se componga, a partes iguales, de representantes de ambas

partes (empleador y empleado), o al TAS (Tribunal de arbitramento deportivo6). Las

decisiones de este tribunal serán firmes. Sin perjuicio de las condiciones que figuren en el

reglamento de la FIFA sobre el estatuto y la transferencia de jugadores, las controversias

6 Negrillas nuestras

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podrán ser dirimidas por el comité de la FIFA para su resolución. Con posibilidad de

interponer recurso contra el TAS.

Nota importante: los asuntos laborales son competencia de la legislación nacional. En

algunos países no está permitido el arbitraje en asuntos de derecho laboral”.

En primera medida el artículo citado recomienda hacer uso del arbitraje como un mecanismo que

brinda más celeridad para emitir un fallo y esto en razón de que existen tribunales de

arbitramento especializados en derecho deportivo lo cual brinda mayor confianza a las partes. En

segunda medida se recomienda hacer uso del arbitramento que no causa perjuicio si una decisión

emitida por un juez laboral es contraria al laudo arbitral, sin embargo en el caso en que el fallo

sea aceptado por la FIFA se entiende que es el laudo y no la sentencia la que se va a aplicar. En

tercera medida la norma entiende que algunos países no permiten el arbitramento en la

especialidad laboral por ello quedaría como único camino la jurisdicción ordinaria.

A nuestra consideración en estos casos en los cuales la jurisdicción ordinaria no está capacitada

en derecho deportivo y en mucho casos es una justicia que tarda mucho (lo cual es una verdadera

desventaja para las partes pues el jugador quedaría imposibilitado para jugar hasta que se emita

un fallo y si este es recurrido es más el tiempo que el jugador estará inactivo lo cual disminuye

sus capacidades deportivas) es mejor recurrir a los tribunales de arbitramento especializados en

derecho deportivo pues brindan mayor confianza dada su especialidad y experiencia así como su

celeridad al emitir el laudo.

Conclusiones.

Como los capítulos anteriores han sido lo bastante claros además contienen reflexiones,

comparaciones y conclusiones propias para cada uno. En este capítulo se responderá la pregunta

que se planteó al inicio de esta investigación:

¿Está debidamente regulado el contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia en

relación a las características especiales de esta relación contractual y las normas

internacionales?

Una vez hecho el examen de la poca normatividad con la que dispone el país al respecto y

comparada con la de ordenamientos jurídicos de otros países, podremos evidenciar que si bien es

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cierto el contrato de trabajo del futbolista profesional tiene un espacio en la legislación

colombiana es evidentemente que el contrato de trabajo del futbolista profesional en nuestro país

aún se encuentra en limbo normativo, no existen normas claras sobre las pautas que definan al

futbolista como un profesional ni su contrato de trabajo y súmesele a ello que existe una

gravísima confusión de la Corte Constitucional en lo referente a los derechos deportivos y las

compensaciones que hace un club a favor de otro, hecho que evidencia la deficiente regulación

legal además del desinterés de regular y en debida forma.

Sin embargo no se puede culpar de todo al legislador ni el poder judicial nacional, debemos ser

conscientes de que Colombia es un país con poca tradición futbolística si se compara con Europa,

Argentina o Brasil; es decir que nuestra normatividad sobre el deporte de los once contra once y

balón de por medio aún está en desarrollo al igual que nuestro futbol. Pero aun así debemos ser

conscientes que el futbol colombiano ha evolucionado en los últimos 5 años a una velocidad

impresionante y que la regulación jurídica de este se ha quedado atrasada en comparación a su

avance.

Por ello esta investigación pretende concientizar al lector acerca de la actual situación que vive el

futbol y sus protagonistas, además de las necesidades jurídicas de este deporte que requieren ser

satisfechas con la mayor prontitud posible a fin de convertir a Colombia en una potencia

futbolística no solo exportadora de futbolistas sino también en un ejemplo a seguir en el derecho

laboral deportivo.

“El fútbol es la única religión que no tiene ateos”

Page 23: contrato de trabajo del futbolista profesional en Colombia

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