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Copyright © 2015 The New York Times DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015 Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY VENTANA de la injusticia global y una causa principal del cambio climático. El Pontífice intensificó ese argumento a principios de julio cuando ofre- ció una disculpa histórica por los crímenes de la Iglesia católica durante el colonialismo español, incluso mientras hacía un llamado a un movimiento mundial contra un “nuevo co- lonialismo” arraigado en un orden económico no equitativo. El Papa argentino parecía estar pidiendo una revolución social. “Ésta no es la teología de siempre; esto es él gritando desde la cima de la montaña”, dijo Stephen F. Schneck, de la Universidad Católica de América en Washington. El último Pontífice que se colocó tan audaz- mente en el centro del momento global fue Juan Pablo II, quien durante los ochenta impulsó a la Iglesia a confrontar lo que muchos veían como el desafío de esa época: el comunismo. El men- saje anticomunista de Juan Pablo II encajó con la agenda de los conservadores políticos ansio- sos de una línea más dura contra la Unión So- viética y, a su vez, alineó a parte de la jerarquía religiosa con la derecha política. Francisco ha definido el desafío económi- co de esta era como el fracaso del capitalismo global para crear justicia, equidad y medios de vida dignos para los pobres. La crítica cada vez más fuerte del Santo Padre llega cuando gran parte de la humanidad nunca sido tan rica ni estado tan bien alimentada, si bien la creciente desigualdad y las repetidas crisis financieras han intranquilizado a votantes, creadores de políticas y economistas. El populismo izquierdista está en alza en paí- ses inmersos en la zozobra económica, como España y Grecia. Incluso algunos defensores del libre mercado revalúan ahora los defectos del capitalismo sin restricciones. George Soros, quien ganó miles de millones de dólares en la bolsa, y luego gastó una buena parte de ese dinero en promover la propagación de los libres mercados en Europa Oriental, ahora argumenta que el péndulo ha oscilado demasiado hacia el otro lado. Muchos estudiosos católicos argumentarían que Francisco simplemente continúa una línea de la enseñanza social católica que ha existido durante más de un siglo y fue seguida incluso por sus dos predecesores conservadores, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Francisco tiene un fuerte sentido de urgencia “porque ha estado en las líneas del frente con gente real, no sólo números e ideas abstractas”, dijo Schneck. “Esa experiencia de la vida real de trabajar con los más marginados en Argen- tina ha sido la fuente de su inspiración como Por DOREEN CARVAJAL MAGALUF, Mallorca — Para una foto- grafía de sus vacaciones en este pueblo tu- rístico, dos visitantes limpiaron el rostro de un amigo borracho con un volante arrugado que anunciaba una barra libre de cocteles. Luego sostuvieron su cuerpo entre los dos mientras otro amigo les tomaba fotos con un teléfono inteligente. Nadie les prestó mucha atención en Pun- ta Ballena, una avenida iluminada con luces de neón y bordeada de bares, clubes noctur- nos, restaurantes de kebabs y tiendas con nombres como Sorry Mom Tattoo. Pero de hecho, el desfile de transeúntes no era el ob- jetivo público. Era más importante impre- sionar a la gente en casa al transformar una noche de juerga en Magaluf en una imagen viral en Facebook, Instagram o Twitter. Desde posar desnudos en Machu Picchu hasta filmar sus clavados desde el balcón a la piscina del patio de un hotel, viajeros en todo el mundo se han embarcado en lo que funcionarios y expertos en viajes describen como una epidemia de narcisismo e impru- dencia, al tiempo que intentan convertir a centros vacacionales y sitios históricos en artículos de utilería para sus videos y foto- grafías personales. En meses recientes, ha habido numerosos casos en que los turistas han insultado las sensibilidades locales —y con frecuencia causado extensos daños— al correr enor- mes riesgos para tratar de retratarse en un momento memorable. Los funcionarios en populares destinos turísticos desde España hasta Malasia ahora empiezan a contraatacar y estudian nuevas medidas estrictas para controlar las conducta más destructivas. Éstas incluyen imponer multas y sentencias carcelarias a los visitantes revoltosos, limitar el turismo en grupo e incluso dar una cucharada de su propia medicina a quienes hacen desmanes al publicar fotografías de sus ocurrencias en un intento por avergonzarlos pública- mente. “Antes estaba perfecto tomar una foto de la Torre Eiffel o el Monte Everest, pero eso ya no es suficiente”, dijo Jesse Fox, pro- fesora asistente de comunicaciones en la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus. “Ahora los turistas tienen que colocarse en la imagen. Se trata de ‘yo’, no del lugar que visito”. Ese narcisismo, afirmó, “resulta en estas conductas extremas y tontas”. En marzo, dos mujeres de California fueron arrestadas en Roma bajo cargos de vandalismo tras grabar sus iniciales en una pared del Coliseo y tomar una fotografía. En mayo, dos turistas en Cremona, Italia, que se habían subido a una escultura de már- mol de Hércules del siglo 18 para retratarse, causaron que su corona se hiciera añicos. Algunos incidentes van más allá del des- cuido y muestran una falta de respeto por las costumbres locales. Los funcionarios malasios recientemente encarcelaron a cuatro turistas de Canadá, Holanda y Gran Bretaña durante tres días bajo cargos de indecencia pública luego de que se tomaron fotografías de sí mismos, Por JIM YARDLEY y BINYAMIN APPELBAUM ASUNCIÓN, Paraguay SUS DISCURSOS PUEDEN combinar la furia bíblica con la fatalidad apocalíptica. El Papa Francisco no sólo critica los excesos del capitalismo global; los compara con el “excremento del diablo”. No sólo argumenta que la “codicia de dinero” es mala. La llama una “dictadura sutil” que “condena y esclaviza a hombres y mujeres”. Durante una reciente visita a Latinoamérica, Francisco renovó sus críticas izquierd- istas a las desigualdades del capitalismo, al describirlo como una causa fundamental Es hora de dejar de lado la s falsas disculpas Ofenden a lugareños turistas narcisistas que buscan fama viral Critica el Papa al capitalismo A los niños se les enseña a disculparse con quienes han lastimado, pero muchos ocasionalmente ven una injusticia en esa práctica: “Pero es que NO lo siento”, sue- len protestar. Incluso los adultos a veces siguen batallando con cuándo y cómo decir “lo siento”. Sin embargo, las mujeres a menudo pi- den perdón por cosas que no son su culpa, escribió Sloane Cros- ley en The New York Times. Al preguntar- se cuál sería el motivo de esto, recurrió a un estudio en la revista Psychological Science que arrojó que las mujeres tienen “un umbral más bajo para lo que cons- tituye una conducta ofensiva”. Pero no quedó totalmente convencida. “Hay algo incongruente en la conducta femenina que no puede ser achacado a ser cortés por reflejo”, escribió. Mientras comía en un restaurante, Crosley encontró tierra en su ensalada, y luego se disculpó con el mesero antes de pedir el menú de nuevo. Esa lógica, propuso ella, es un intento de la persona que se disculpa por atraer la atención a algo por lo que la persona que recibe la disculpa debería sentirse culpable. “Es un caballo de Troya para una molestia genuina, una táctica remanente de siglos de tener que formular exigencias básicas de manera agradable para obtener lo que queremos”, explicó. Es la misma mentalidad utilizada cuando nos disculpamos con alguien que acaba de chocar con nosotros al ir caminando. Desafortunadamente, esta táctica raras veces tiene la consecuencia deseada. “Así que deberíamos dejar de hacerlo”, escribió Crosley, porque estas disculpas falsas están “consumiendo tiempo que debería usarse para hacer declaraciones lógicas y directas, expre- sar opiniones y transmitir ideas precisas de lo que queremos”. Laura Zigman también se disculpa cuando no lo siente realmente, aún si debería sentir remordimiento porque, de hecho, sí hizo algo indebido. Así que, ¿dejó casi vacío el tanque de gasolina del auto cuando su esposo necesitaba usar- lo? La respuesta de ella: “¡Siento mucho no estar tan obsesionada con el indicador de gasolina como tú!”, escribió en The Times. “Estas disculpas apáticas son tan ver- gonzosas que uno pensaría que quienes las decimos nos sentiríamos tan repug- nados por nuestra conducta infantil y por nuestra falta de carácter que nos deten- dríamos en medio de una e inmediata- mente (y quizás sinceramente) expresa- ríamos vergüenza y arrepentimiento”, escribió. Podría pensar que así es, pero estaría equivocado. En busca de una solución, le pidió con- sejo a Marjorie Ingall, cofundadora del sitio Sorrywatch.com. La respuesta de Ingall fue “pensar en la disculpa como un acto de integridad y valentía, porque lo es”. La mejor manera de abordarlo, acon- sejó Ingall, es “respirar hondo y saltar, como si tuviera 11 años y se estuviera ti- rando por primera vez a la piscina desde el trampolín alto”. Eso no parece aplicar a las citas hoy en día. Porque si el amor significa nun- ca decir “lo siento”, entonces no estar enamorado ahora significa no tener que decir absolutamente nada. En vez de ello, puede recurrir al “ghosting”, o la ley del hielo. Como lo explicó The New York Times, “ghosting se refiere a poner fin a una re- lación romántica al cortar todo contacto e ignorar los intentos de una ex pareja por localizarnos”. Nada de llamadas, nada de mensajes. El silencio dirá más que mil palabras, aunque ninguna de ellas será “lo siento”. TESS FELDER Sus comentarios son bienvenidos en [email protected]. Contin úa en la página 2 Continúa en la página 2 INTELIGENCIA Revalúan qué lugar ocupa Alemania. PÁG. 2 EL MUNDO Buscan restituciones de La Habana. PÁG. 4 DINERO Y NEGOCIOS Nueva mirada sobre derechos laborales. PÁG. 5 ARTE Y DISEÑO Kenia sigue el ritmo del country. PÁG. 8 CIRO FUSCO/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY El Papa Francisco cree que el reto de nuestra época es crear un sistema económico que proporcione vida digna y sustento para los pobres, sobre lo cual habló en Latinoamérica. SAMUEL ARANDA PARA THE NEW YORK TIMES Los destinos turísticos imponen medidas severas contra la conducta escandalosa que algunos turistas suben en línea para amigos en casa. Una noche de juerga en Mallorca.

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Copyright © 2015 The New York Times

DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015Una colaboración con INTERNATIONAL WEEKLY

VENTANA

de la injusticia global y una causa principal del cambio climático. El Pontífice intensificó ese argumento a principios de julio cuando ofre-ció una disculpa histórica por los crímenes de la Iglesia católica durante el colonialismo español, incluso mientras hacía un llamado a un movimiento mundial contra un “nuevo co-lonialismo” arraigado en un orden económico no equitativo.

El Papa argentino parecía estar pidiendo una revolución social.

“Ésta no es la teología de siempre; esto es él gritando desde la cima de la montaña”, dijo Stephen F. Schneck, de la Universidad Católica de América en Washington.

El último Pontífice que se colocó tan audaz-mente en el centro del momento global fue Juan Pablo II, quien durante los ochenta impulsó a la

Iglesia a confrontar lo que muchos veían como el desafío de esa época: el comunismo. El men-saje anticomunista de Juan Pablo II encajó con la agenda de los conservadores políticos ansio-sos de una línea más dura contra la Unión So-viética y, a su vez, alineó a parte de la jerarquía religiosa con la derecha política.

Francisco ha definido el desafío económi-co de esta era como el fracaso del capitalismo global para crear justicia, equidad y medios de vida dignos para los pobres. La crítica cada vez más fuerte del Santo Padre llega cuando gran parte de la humanidad nunca sido tan rica ni estado tan bien alimentada, si bien la creciente desigualdad y las repetidas crisis financieras han intranquilizado a votantes, creadores de políticas y economistas.

El populismo izquierdista está en alza en paí-ses inmersos en la zozobra económica, como España y Grecia.

Incluso algunos defensores del libre mercado

revalúan ahora los defectos del capitalismo sin restricciones. George Soros, quien ganó miles de millones de dólares en la bolsa, y luego gastó una buena parte de ese dinero en promover la propagación de los libres mercados en Europa Oriental, ahora argumenta que el péndulo ha oscilado demasiado hacia el otro lado.

Muchos estudiosos católicos argumentarían que Francisco simplemente continúa una línea de la enseñanza social católica que ha existido durante más de un siglo y fue seguida incluso por sus dos predecesores conservadores, Juan Pablo II y Benedicto XVI.

Francisco tiene un fuerte sentido de urgencia “porque ha estado en las líneas del frente con gente real, no sólo números e ideas abstractas”, dijo Schneck. “Esa experiencia de la vida real de trabajar con los más marginados en Argen-tina ha sido la fuente de su inspiración como

Por DOREEN CARVAJAL

MAGALUF, Mallorca — Para una foto-grafía de sus vacaciones en este pueblo tu-rístico, dos visitantes limpiaron el rostro de un amigo borracho con un volante arrugado que anunciaba una barra libre de cocteles. Luego sostuvieron su cuerpo entre los dos mientras otro amigo les tomaba fotos con un teléfono inteligente.

Nadie les prestó mucha atención en Pun-ta Ballena, una avenida iluminada con luces de neón y bordeada de bares, clubes noctur-nos, restaurantes de kebabs y tiendas con nombres como Sorry Mom Tattoo. Pero de hecho, el desfile de transeúntes no era el ob-jetivo público. Era más importante impre-sionar a la gente en casa al transformar una noche de juerga en Magaluf en una imagen viral en Facebook, Instagram o Twitter.

Desde posar desnudos en Machu Picchu hasta filmar sus clavados desde el balcón a la piscina del patio de un hotel, viajeros en todo el mundo se han embarcado en lo que funcionarios y expertos en viajes describen como una epidemia de narcisismo e impru-

dencia, al tiempo que intentan convertir a centros vacacionales y sitios históricos en artículos de utilería para sus videos y foto-grafías personales.

En meses recientes, ha habido numerosos casos en que los turistas han insultado las sensibilidades locales —y con frecuencia causado extensos daños— al correr enor-mes riesgos para tratar de retratarse en un momento memorable.

Los funcionarios en populares destinos turísticos desde España hasta Malasia ahora empiezan a contraatacar y estudian nuevas medidas estrictas para controlar las conducta más destructivas. Éstas incluyen imponer multas y sentencias carcelarias a los visitantes revoltosos, limitar el turismo en grupo e incluso dar una cucharada de su propia medicina a quienes hacen desmanes al publicar fotografías de sus ocurrencias en un intento por avergonzarlos pública-mente.

“Antes estaba perfecto tomar una foto de la Torre Eiffel o el Monte Everest, pero eso ya no es suficiente”, dijo Jesse Fox, pro-

fesora asistente de comunicaciones en la Universidad Estatal de Ohio, en Columbus. “Ahora los turistas tienen que colocarse en la imagen. Se trata de ‘yo’, no del lugar que visito”.

Ese narcisismo, afirmó, “resulta en estas conductas extremas y tontas”.

En marzo, dos mujeres de California fueron arrestadas en Roma bajo cargos de vandalismo tras grabar sus iniciales en una pared del Coliseo y tomar una fotografía. En mayo, dos turistas en Cremona, Italia, que se habían subido a una escultura de már-mol de Hércules del siglo 18 para retratarse, causaron que su corona se hiciera añicos.

Algunos incidentes van más allá del des-cuido y muestran una falta de respeto por las costumbres locales.

Los funcionarios malasios recientemente encarcelaron a cuatro turistas de Canadá, Holanda y Gran Bretaña durante tres días bajo cargos de indecencia pública luego de que se tomaron fotografías de sí mismos,

Por JIM YARDLEY y BINYAMIN APPELBAUM

ASUNCIÓN, ParaguaySUS DISCURSOS PUEDEN combinar la furia bíblica con la fatalidad apocalíptica. El Papa Francisco no sólo critica los excesos del capitalismo global; los compara con el “excremento del diablo”. No sólo argumenta que la “codicia de dinero” es mala. La llama una “dictadura sutil” que “condena y esclaviza a hombres y mujeres”.

Durante una reciente visita a Latinoamérica, Francisco renovó sus críticas izquierd-istas a las desigualdades del capitalismo, al describirlo como una causa fundamental

Es hora de dejar de lado la s falsas disculpas

Ofenden a lugareños turistas narcisistas que buscan fama viral

Critica el Papaal capitalismo

A los niños se les enseña a disculparse con quienes han lastimado, pero muchos ocasionalmente ven una injusticia en esa práctica: “Pero es que NO lo siento”, sue-len protestar. Incluso los adultos a veces

siguen batallando con cuándo y cómo decir “lo siento”.

Sin embargo, las mujeres a menudo pi-den perdón por cosas que no son su culpa, escribió Sloane Cros-ley en The New York Times. Al preguntar-

se cuál sería el motivo de esto, recurrió a un estudio en la revista Psychological Science que arrojó que las mujeres tienen “un umbral más bajo para lo que cons-

tituye una conducta ofensiva”. Pero no quedó totalmente convencida. “Hay algo incongruente en la conducta femenina que no puede ser achacado a ser cortés por reflejo”, escribió.

Mientras comía en un restaurante, Crosley encontró tierra en su ensalada, y luego se disculpó con el mesero antes de pedir el menú de nuevo. Esa lógica, propuso ella, es un intento de la persona que se disculpa por atraer la atención a algo por lo que la persona que recibe la disculpa debería sentirse culpable. “Es un caballo de Troya para una molestia genuina, una táctica remanente de siglos de tener que formular exigencias básicas de manera agradable para obtener lo que queremos”, explicó.

Es la misma mentalidad utilizada cuando nos disculpamos con alguien que acaba de chocar con nosotros al ir caminando. Desafortunadamente, esta táctica raras veces tiene la consecuencia deseada. “Así que deberíamos dejar de hacerlo”, escribió Crosley, porque estas disculpas falsas están “consumiendo tiempo que debería usarse para hacer declaraciones lógicas y directas, expre-sar opiniones y transmitir ideas precisas de lo que queremos”.

Laura Zigman también se disculpa cuando no lo siente realmente, aún si debería sentir remordimiento porque, de hecho, sí hizo algo indebido. Así que, ¿dejó casi vacío el tanque de gasolina del auto cuando su esposo necesitaba usar-

lo? La respuesta de ella: “¡Siento mucho no estar tan obsesionada con el indicador de gasolina como tú!”, escribió en The Times.

“Estas disculpas apáticas son tan ver-gonzosas que uno pensaría que quienes las decimos nos sentiríamos tan repug-nados por nuestra conducta infantil y por nuestra falta de carácter que nos deten-dríamos en medio de una e inmediata-mente (y quizás sinceramente) expresa-ríamos vergüenza y arrepentimiento”, escribió. Podría pensar que así es, pero estaría equivocado.

En busca de una solución, le pidió con-sejo a Marjorie Ingall, cofundadora del sitio Sorrywatch.com. La respuesta de Ingall fue “pensar en la disculpa como un

acto de integridad y valentía, porque lo es”. La mejor manera de abordarlo, acon-sejó Ingall, es “respirar hondo y saltar, como si tuviera 11 años y se estuviera ti-rando por primera vez a la piscina desde el trampolín alto”.

Eso no parece aplicar a las citas hoy en día. Porque si el amor significa nun-ca decir “lo siento”, entonces no estar enamorado ahora significa no tener que decir absolutamente nada. En vez de ello, puede recurrir al “ghosting”, o la ley del hielo.

Como lo explicó The New York Times, “ghosting se refiere a poner fin a una re-lación romántica al cortar todo contacto e ignorar los intentos de una ex pareja por localizarnos”.

Nada de llamadas, nada de mensajes. El silencio dirá más que mil palabras, aunque ninguna de ellas será “lo siento”.

TESS FELDERSus comentarios son bienvenidos en [email protected].

Continúa en la página 2

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INTELIGENCIA

Revalúan qué lugar ocupa Alemania. PÁG. 2

EL MUNDO

Buscan restituciones de La Habana. PÁG. 4

DINERO Y NEGOCIOS

Nueva mirada sobre derechos laborales. PÁG. 5

ARTE Y DISEÑO

Kenia sigue el ritmo del country. PÁG. 8

CIRO FUSCO/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

El Papa Francisco cree que el reto de nuestra época es crear un sistema económico que proporcione vida digna y sustento para los pobres, sobre lo cual habló en Latinoamérica.

SAMUEL ARANDA PARA THE NEW YORK TIMES

Los destinos turísticos imponen medidas severas contra la conducta escandalosa que algunos turistas suben en línea para amigos en casa. Una noche de juerga en Mallorca.

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INTERNATIONAL WEEKLY

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E L M U N D O

2 DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por MAX BEARAK

Un sombrío video ha estado circulan-do entre los campesinos en las soleadas planicies de Maharashtra, un enorme estado indio, pasando de un teléfono ce-lular a otro.

En el video, un hombre está parado con dos toros en un mercado de gana-do. Clama que sus bestias de carga es-tán viejas, no pueden trabajar y que sus escasos ahorros casi han desapareci-do. Necesita vender los animales, pero ninguno de los clientes habituales —los intermediarios hindúes que venden los toros a musulmanes para ser sacrifica-dos— está comprando. Sin el dinero de los toros viejos, dice, nunca podrá com-prar otros nuevos.

“¿Cómo se supone que siga cultivan-do?”, grita. “¿Debo ahorcarme aquí en este mercado?”.

La amenaza no parece hueca. Esta zo-na en el interior de la India se ha vuelto tristemente célebre a nivel internacional por los suicidios: desde 2011, unos cuatro campesinos al día, en promedio, se han quitado la vida. Las malas cosechas son frecuentes. Los agricultores a menudo piden préstamos anuales, y muchos los liquidan en parte con la venta de toros ya no aptos para trabajar. Aunque la ma-yoría de estos agricultores son hindúes, que veneran a la vaca como a una madre abnegada, tierna y sagrada, les importa poco lo que suceda con los toros, al ver-los en términos más prácticos, como una póliza de seguro.

Sin embargo, ese seguro se venció en octubre del año pasado cuando el parti-do nacionalista hindú Bharatiya Janata (o BJP) ganó las elecciones en Maharas-htra, un estado que incluye a Mumbai. Para marzo, el partido había aprobado una legislación durante mucho tiempo estancada —la Ley de Preservación Animal de Maharashtra— que prohíbe la matanza de “progenie de vacas” y ha-ce que la venta e incluso la posesión de carne de res sea castigable con penas de cárcel de hasta cinco años.

La ley ha bloqueado la cadena de sumi-nistro de ganado, un medio de sustento para más de un millón de maharashtria-nos de cualquier religión, de acuerdo con representantes sindicales. Para los no indios, podría ser una sorpresa incluso que haya una industria de carne vacuna en el país. Aproximadamente el 80 por ciento de sus 1.250.000.000 de habitantes se proclaman hindúes, una tercera parte de ellos es vegetariana en cierto grado y, de acuerdo con las Naciones Unidas, In-dia tiene el menor consumo de carne en el mundo.

Pero India también tiene elß “inven-tario bovino” más grande del mundo, con poco más de 300 millones de vacas y búfalos de agua. La carne de búfalo es la exportación agropecuaria más valiosa de India. Musulmanes, intocables, cris-tianos y algunos hindúes comen carne de vaca. Antes de la prohibición, era común en Mumbai encontrar kebabs de carne a las orillas de las carreteras y estofados de vaca o bistecs en restaurantes elegan-tes.

El mercado de ganado en el poblado de Savda solía rebosar de comerciantes que compraban toros. Para cuando Bhanu-das Bhaviskar, un campesino de 38 años de un pueblo al pie de una colina, llegó allí en abril, había pasado dos semanas visi-tando más de media docena de mercados con sus toros. Aún no los había vendido. Cada vez que tenía que transportar a sus animales a un mercado diferente, le cos-taba 1.600 rupias, unos 25 dólares, y sus ahorros menguaban. Había contado con usar el dinero de la venta de los toros pa-ra poder liquidar préstamos que tenía.

“Si no puedo pagar mi préstamo en-tonces tendré que pedir otros y luego...”. No terminó la oración.

La prohibición a la carne de vaca fue ratificada en abril por la Suprema Corte de Bombay. Si bien aquellos que comían carne vacuna podían ajustar sus dietas, la derrota legal fue desalentadora para los cientos de miles de miembros de la comunidad qureshi en Maharashtra. En el rompecabezas de castas de India, los qureshis, que son musulmanes, son

la pieza responsable de la matanza de ganado. Casi todos los miembros de la comunidad usan Qureshi como apellido, así que muchos usan sólo el nombre de pila.

Badshah, quien solía vender visceras a restaurantes locales, no ha ganado di-nero desde que la prohibición entró en vigor. “Ni siquiera se cómo escribir mi propio nombre; la mayoría de nosotros no sabe”, dijo, en referencia a los qures-his. “He pasado toda mi vida haciendo lo mismo. Decir que hay una prohibición a la carne, es como decir que hay una pro-hibición a los qureshis”.

Badshah y cientos de otros qureshis trabajan en el matadero Deonar, en Mumbai. Cuando Deonar abrió en 1971, era el matadero más grande de Asia, con maquinaria moderna. Pero ésta se ha deteriorado. Ahora la matanza y el pro-cesamiento en las 16 cavernosas salas de matanza son realizados por qureshis usando cuchillos y puro músculo.

El subgerente general de Deonar di-jo que antes de la prohibición, el 80 por ciento de los animales sacrificados eran toros, un promedio de 450 diarios. El res-to eran búfalos. Aunque los qureshis de Deonar luchan para entrar al negocio de la carne de búfalo, muchos han caído en una existencia precaria.

Qadar sacó un préstamo con intereses altos. Dio las escrituras de su casa como garantía. Sharif, quien tiene 29 años y ha trabajado en Deonar desde que tenía 12, ahora conduce un auto-rickshaw sin li-cencia; ha ganado sólo lo suficiente para

enviar a dos de sus cuatro hijos a la escuela desde que disminuyó el trabajo en el matadero. Ramzan, un carnicero, aún trabaja en una pequeña tienda, pero es el único empleado que queda.

“Vendíamos 250 kilos de carne al día”, dijo. “Ahora que es sólo búfalo, ha baja-do a 40”.

Mohammed Ali Qureshi, director de la Asociación de Comerciantes de Res de los Suburbios de Bombay, dijo que no tenía soluciones para aquellos que ahora vi-ven al día. “Éste es el tra-bajo que hemos hecho du-

rante siglos”, comentó. “Somos expertos en esto. No sabemos hacer nada más”.

Aunque no se ha realizado un sondeo oficial, Mohammed Ali Qureshi estimó que 500.000 personas o más, muchas de las cuales son qureshis, han perdido su empleo debido a la prohibición.

Milind Ranade, organizador de Sar-va Shramik Sangh, uno de los sindica-tos más antiguos de India, enfatizó que aunque la mayoría de los que perdieron su empleo podrían ser musulmanes, el sustento de muchos más hindúes podría correr peligro por la prohibición.

“El BJP quiere que esto sea visto co-mo un asunto comunitario porque es apreciado por su base de votantes. Y, por supuesto, es una manera de castigar a los musulmanes”, señaló Ranade. “Pero ¿y los millones de granjeros hindúes que vendían ganado como una fuente clave de ingresos?”.

La prohibición ha entrado en vigor mientras el ritmos de vida en la rural Maharashtra experimenta sutiles cam-bios. Estos vuelven a los toros menos necesarios en la granja. Los tractores se han vuelto menos costosos y muchos granjeros los compran o los rentan.

El Gobierno también subsidia la inse-minación artificial y por aproximada-mente 1.50 dólares por procedimiento, granjeros como Sanjay Tupkar dicen que no sólo ahorran dinero de la alimen-tación de los toros, sino que también ob-tienen prole más productiva.

Vender toros para la matanza es a ve-ces su uso más rentable.

Pontífice”.Con frecuencia, Francisco ha dicho que

el cambio debe provenir de las bases, ya sea de gente pobre o de los organizadores comunitarios que trabajan con ellos. Pa-ra él, los pobres han ganado conocimien-to que es útil y redentor, aun cuando una “cultura desechable” los hace a un lado.

En Bolivia, el Santo Padre elogió a las cooperativas y otras organizaciones lo-cales que, dijo, proporcionan economías

productivas para los pobres. “¡Cuán diferen-te es esto de la situación que resulta cuando aquellos rezagados por el mercado formal son explotados como escla-vos!”, dijo una noche.

Algunos, sin embargo, encuentrran discordantes estos comentarios. “Me gustaría que Francisco se concentrara en lo positivo, en cómo un libre mercado guiado por un marco ético, y el estado de derecho, puede ser parte de la solu-ción para los pobres”, dijo el reverendo Robert A. Sirico, presidente del Instituto Acton para el Estudio de la Religión y la Libertad en Michigan, que aboga por la economía de libre mercado.

Los críticos más agudos del Papa lo han acusado de ser un marxista o un co-munista latinoamericano, aún cuando se opuso al comunismo durante su épo-ca en Argentina.

Evo Morales, el presidente de Bolivia quien lució una insignia del Che Gue-vara en su saco durante el discurso de

Francisco, aclamó al Papa como un al-ma gemela, aunque el Pontífice pareció sorprendido cuando Morales le regaló un crucifijo de madera con la forma de la hoz y el martillo.

La agenda principal del Papa era em-pezar a renovar el catolicismo en La-tinoamérica y reposicionarlo como la Iglesia de los pobres.

En diversas partes de América La-tina, la asociación entre la Iglesia y las élites de poder económico permanece intacta. En Chile, un país socialmente

conservador, algunos miembros de la élite corporativa también pertenecen al Opus Dei, la organización católica tradi-cionalista fundada en España.

Nick Hanauer, un capitalista de ries-go de Seattle, cree que Francisco estaba dejando entrever un punto sobre el capi-talismo, encarnado en su uso del térmi-no “hipoteca social” para la riqueza acu-mulada, una deuda con la sociedad que hizo posible su acumulación. Hanauer dijo que las élites económicas deberían aceptar la necesidad del cambio por ra-zones tanto morales como pragmáticas.

El Santo Padre dijo no tener una “re-ceta” para cambiar rápidamente al mundo.

“¿Qué pueden hacer esos estudiantes, esos jóvenes, esos activistas, esos mi-sioneros que vienen a mi barrio con los corazones llenos de esperanzas y sue-ños, pero sin ninguna solución real para mis problemas?”, preguntó. “¡Mucho! Pueden hacer mucho.

“Ustedes, los humildes, los explo-tados, los pobres y los desfavorecidos pueden hacer y están haciendo mucho. Incluso diría que el futuro de la humani-dad está en gran medida en sus manos”.

desnudos, en el Monte Kinabalu, en Borneo.

Este mes, un video en YouTube que muestra a un turista acechando a un centinela en el Castillo de Wind-sor, cerca de Londres, se tornó viral. Cuando el turista lo tocó, el soldado le apuntó con su rifle y bramó: “¡Aléjese del guardia de la reina!”.

Algunos actos pueden ser autodes-tructivos, como en la proliferación del “balconazo”, cuando turistas ebrios saltan entre balcones o se tiran a pis-cinas en el patio, que a menudo resulta en lesiones o incluso la muerte.

Las visitas turísticas interna-cionales sumaron un récord de 1.130.000.000 el año pasado, reporta la Organización del Turismo Internacio-nal. Los chinos se ubicaron en primer sitio entre los que gastaron más en turismo el año pasado, al hacer cir-cular 165.000.000.000 de dólares en el extranjero.

Gastar tanto dinero ha dado a al-gunos viajeros un sentido de prerro-gativa, señalan las autoridades, y el gobierno chino tomó el inusual paso este año de crear una lista negra para bloquear las visas de viaje para algu-nos de sus ciudadanos más ofensivos, entre ellos una pasajera que arrojó agua caliente a una azafata en una disputa sobre los asientos.

En Magaluf, donde el “turismo de borrachera” se ha salido de control, el alcalde quiere reclutar a oficiales de policía de Gran Bretaña para ayudar

a manejar a los turistas británicos.El año pasado, un video salió a la luz

de un juego entre turistas en un club de Magaluf que obsequiaba un coctel como premio por realizar sexo oral. Esta temporada, circuló un clip de un enano medio desnudo dando latigazos a un futuro esposo en una despedida de soltero. “El video fue como una ex-plosión”, dijo Alfonso Rodríguez, al-calde de Calvià, que abarca Magaluf, respecto al video del sexo oral.

Ben Newberry, de 26 años, de Gales, dijo sorprenderse cuando la policía lo detuvo por llevar un vaso vacío.

“No estamos causando problemas”, dijo Newberry, quien paseaba por Punta Ballena con un grupo en una despedida de soltero, vestido como una señora barbuda en ropa de encaje y una peluca gris. “Es Magaluf, y Ma-galuf tiene mala reputación. Todo el mundo simplemente trata de pasarla bien”.

En Florencia, Italia, el alcalde, Da-rio Nardella, subió hna advertencia en Facebook en junio luego de que al-guien rompió un dedo de la estatua del Rapto de Políxena, de Pio Fedi.

Nardella intentará aprobar una ley que castigue a los vándalos con seve-ras penas carcelarias.

“Quien atenta contra la cultura, atenta contra el corazón de la historia y la identidad de una comunidad”, ad-virtió.

TOM JAMIESON PARA THE NEW YORK TIMES

El Papa critica al capitalismo en su gira latinoamericana

Una prohibición en India genera cambios de vida

Viene de la página 1

Viene de la página 1

Dañan a Hércules y se desnudan en Machu Picchu.

Europa, nuevamente en un momento de crisis, enfrenta el dilema de cómo lidiar con el poder alemán. El interro-gante alemán ha regresado.

Ha existido, de diferentes formas, desde 1945, aquel momento de autoani-quilación total que los alemanes llaman “Stunde null”, u hora cero. ¿Cómo re-construir el país mientras se lo mantie-ne bajo tutela estadounidense? ¿Cómo asegurar que se mantuviera como pig-meo político aún cuando había crecido de las ruinas para convertirse en un ti-tán económico? ¿Reunificarlo o no, y có-mo hacerlo dentro de la OTAN y la Unión Europea? ¿Cómo integrar Alemania a Europa de una forma tan absoluta que jamás volviera a verse tentada a seguir un camino errado, o “Sonderweg”?

Para principios del siglo 21, estas cuestiones habían sido resueltas. Esta-dos Unidos había ayudado a moldear a la República Federal de Alemania y ga-rantizado su seguridad. La Unión Euro-pea había distendido la enemistad fran-co-alemana, el azote eterno de Europa; un entendimiento tácito le dio a Francia

primacía política aún cuando Alemania tenía el poder económico.

La unificación alemana había sido lograda sin neutralidad en un momento de debilidad rusa y destreza estadouni-dense. Se había introducido una divisa común, el euro, que obligó a Alemania a renunciar al marco alemán, símbolo reverenciado de la recuperación, y amarrado la riqueza del país al resto de Europa.

Una Alemania unida, anclada en Occi-dente, con fronteras irrefutables, existía dentro de una Europa completa y libre.

Sin embargo, el euro fue un arma de doble filo. Concebido para amarrar a Alemania con Europa, en lugar de eso ató a países europeos mucho más débiles a Alemania, en lo que para al-gunos, sobre todo Grecia, demostró ser una camisa de fuerza insostenible. Le inyectó potencia al dominio económico alemán al tiempo que la máquina de ex-

portaciones de Berlín se puso a trabajar con empeño. Unió a países de cultura mediterránea mucho más permisiva y flexible a los decretos alemanes de disciplina, previsibilidad y austeridad. Produjo una creciente presión para entregar soberanía —puesto que una unión monetaria sin unión política es problemática— que inevitablemente fue cedida al poder alemán.

Otros dos acontecimientos empujaron a Alemania al papel de liderazgo que su historia le ha enseñado a ver con des-confianza. Francia se debilitó. No había forma de disfrazar el hecho de que la sociedad franco-alemana ya no era una de iguales.

El segundo acontecimiento fue que Estados Unidos decidió que era mo-mento de dejarle Europa a los europeos. Washington ni siquiera es parte de los acuerdos de Minsk que constituyen un intento para poner orden a la anexión

de Crimea por parte de Vladimir Putin y su fomento de una pequeña guerra en Ucrania Oriental.

Alemania, por supuesto, sí lo es.Precisamente lo que más inquietaba

a los alemanes, y también a sus vecinos, ha ocurrido. Alemania domina Europa a un grado inimaginable hace tan sólo 15 años.

Sin embargo, el dominio alemán des-pierta resentimiento, en Grecia, donde las referencias irreverentes a los nazis son comunes; en Francia, donde ha crecido el sentimiento de que la severi-dad alemana hacia una Grecia de por sí humillada es excesiva; en Italia, donde se resiente la austeridad impuesta por Alemania; y en otros países con un alto desempleo y estancamiento económico, donde la antigua ira hacia Alemania no ha disminuido con el paso del tiempo.

En Gran Bretaña, el argumento a fa-vor de permanecer en la Unión Europea

ha sido complicado por el hecho de que, como país que no utiliza el euro, nunca será parte del círculo íntimo de poder, la eurozona dominada por Alemania.

Los políticos británicos antieuropeos, sin mencionar a la poderosa prensa antieuropea de Rupert Murdoch, tienen una abundancia de material con este tema.

¿Es el dominio alemán compatible con una mayor integración europea o demostrará ser una fuerza fragmenta-dora?

Angela Merkel ha intentado navegar la tenue línea entre la furia hacia Grecia dentro de su partido de centroderecha y su propia determinación de mantener unido al euro, y a Europa. Ha resistido las muchas voces alemanas que dicen, “al diablo con Grecia. ¡Suficiente!”. Pe-ro, en general, a pesar del acuerdo para un rescate provisional de Grecia alcan-zado tras charlas maratónicas, Merkel se ha excedido en rigidez, austeridad y lecciones de responsabilidad.

Los métodos alemanes son buenos pa-ra ellos. Pero si Berlín quiere que todos los europeos los sigan, la Europa que le ofreció a la Alemania de posguerra un camino a la salvación se vendrá abajo.

Envíe sus comentarios a [email protected].

Epidemiade turistasrevoltosos

ANDRES STAPFF/REUTERS

El Pontífice, aquí en Paraguay, parece tener un sentido de urgencia sobre la desigualdad en la sociedad.

Laurie Goodstein y Simon Romero contribuyeron con reportes.

Priti Khan contribuyó reportes.

En el estado indio de Maharashtra, los toros araban los campos y luego eran vendidos al matadero cuando se volvían muy viejos.

INTELIGENCIA/ROGER COHEN

Resurge el interrogante alemán

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E L M U N D O

DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015 3THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Ex funcionario de la ONU ve una tenue luz en Gaza

De Chechenia a Ucrania

OLYA ENGALYCHEVA/ASSOCIATED PRESS

Batallones islámicos, en su mayoría chechenos, llegan a Ucrania para combatir a pro rusos.

Por ANDREW E. KRAMER

MARIUPOL, Ucrania — Ves-tido con ropa de camuflaje, con una espesa barba entrecana que caía sobre su pecho y un cuchillo Bowie al cinto, el hombre daba una impresión atemorizante en el restaurante casi vacío. Los meseros merodeaban cerca de la cocina y, por más que inten-taba llamarlos con la mano, el hombre, un ex jefe militar che-cheno que se hace llamar “Mu-sulmán”, no lograba hacer que le llevaran más té.

Incluso para los ucranianos curtidos por más de un año de guerra contra los separatistas apoyados por Rusia, la apari-ción de combatientes islámicos, en su mayoría chechenos, en los poblados cerca de las líneas del frente es una sorpresa, y para muchos de los ucranianos, una que reciben con beneplácito.

“Nos gusta combatir a los ru-sos”, dijo el checheno, quien se negó a dar su nombre verdade-ro.

Está al mando de uno de tres batallones islámicos de volunta-rios, de entre aproximadamente 30 unidades de voluntarios que combaten en Ucrania Oriental. Los batallones islámicos son desplegados en las zonas más conflictivas, razón por la que estaba ahí el checheno. Los combates se han intensificado en los alrededores de Mariupol, un puerto marítimo estratégi-co y centro industrial. Monito-res de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa dicen haber visto envíos nocturnos constantes de equipo militar ruso por una vía de tren al norte de Mariupol.

Al anticipar un ataque en los próximos meses, a los ucrania-nos les alegra tener toda la ayu-da posible. En su opinión, tienen

una desventaja porque los go-biernos occidentales han rehu-sado proporcionar a las fuerzas gubernamentales un apoyo mi-litar que no es ni remotamente parecido al que han recibido los rebeldes de Rusia. El Ejército, corrupto y mal financiado, ha sido ineficaz en gran medida. Por lo tanto, los ucranianos dan la bienvenida al apoyo de mili-cianos, incluso si son islámicos como los de Chechenia.

A los comandantes ucrania-nos les preocupa que los grupos separatistas planeen capturar las vías de acceso a Mariupol y sitien la Ciudad. Para contra-rrestar eso, la ciudad ha decidi-do depender de una variedad de milicias islámicas y de derecha

para su defensa.El ex jefe militar checheno

está al mando del grupo Jeque Mansur. Está subordinado a la milicia ucraniana nacionalista Sector de Derecha. Ni el grupo Jeque Mansur ni Sector de De-recha están incorporados a la Policía o al Ejército, y las auto-ridades ucranianas se rehúsan a decir cuántos chechenos com-baten en Ucrania Oriental. Nin-guno es remunerado.

Fuera de un enemigo, estos grupos no tienen mucho en co-mún con los ucranianos.

A decir de todos, los che-chenos son soldados valiosos. Los comandantes ucranianos elogian sus habilidades como

centinelas y francotiradores, al indicar que se introducen a tierra de nadie para patrullar y pelear. Se dice que sus llamados de “Allahu akbar” o “Dios es grande”, infunden temor en el corazón de los rusos.

Para los ucranianos, la deci-sión de abrir discretamente el frente a figuras como el cheche-no ha llevado a su lado a algunos hombres endurecidos por las batallas. Él, que había estado viviendo en Francia, fundó los batallones chechenos el otoño pasado junto con Isa Musayev, un emigrante de Chechenia que residía en Dinamarca.

Musayev, dijo el checheno, había recibido la aprobación de miembros de alto nivel del go-bierno ucraniano, pero “no ha-bía documentos, no había nada escrito”, y añadió que Musayev fue muerto en combate en febre-ro.

Aunque religiosos, se cree que los grupos chechenos en Ucrania Oriental se adhieren a un tipo más nacionalista del mo-vimiento separatista checheno, de acuerdo con Ekaterina Siko-rianskaia, una experta en Che-chenia de la organización Inter-national Crisis Group.

No todos están convencidos. Las autoridades francesas, nerviosas por el extremismo islámico en las comunidades inmigrantes, detuvieron a dos miembros del batallón Jeque Mansur este año bajo acusacio-nes de pertenecer al grupo ex-tremista Estado Islámico, dijo el checheno. Negó que alguno de los dos fuera miembro.

“Toda Europa tiembla de miedo hacia los rusos”, dijo. “Es benéfico para Europa que com-batamos aquí como voluntarios, pero no todo el mundo lo entien-de”.

Por JODI RUDOREN

JERUSALÉN — Robert Tur-ner era reconocido en todas par-tes en la Franja de Gaza, e inclu-so lo llamaban su “gobernador” en son de broma. La mayoría de la gente lo conocía simplemente como “Sr. Bob”.

Turner dejó la Franja de Gaza el 9 de julio tras desempeñar-se como director en Gaza de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Medio Oriente durante tres años, o dicho de otra manera, durante dos guerras entre Israel

y Hamas, el grupo miliciano que controla el enclave costeño.

Turner dijo que había menos esperanza y mucha más pobreza y desempleo en la Franja de Ga-za hoy que cuando llegó, pero que aún entre el ritmo parsimonioso de la reconstrucción y las encar-nizadas peleas internas palesti-nas, él divisaba una semilla de oportunidad.

“Hay un cambio muy real en Israel”, dijo, al apuntar a accio-nes de la posguerra que per-miten algunas exportaciones de Gaza a Cisjordania e Israel,

y más permisos de viaje para hombres y mujeres de negocios. “Cuando hablé con ellos sobre esos cambios antes de la guerra, me dijeron que eran imposibles. A la fecha, los cambios son prác-ticamente intrascendentes —no están creando suficientes em-pleos— pero el cambio de impo-sible a posible es importante”.

La agencia de Turner es el gobierno de facto para los 1.3 millones de palestinos clasifica-dos como refugiados entre la po-blación de Gaza de 1.8 millones. Sus 13.000 empleados operan 240 escuelas y 21 clínicas (cada médico atiende a un promedio de 100 pacientes al día), recogen la basura en 8 campamentos de refugiados, proporcionan asis-tencia alimenticia a 848.000 per-sonas y supervisan un programa de construcción de 200 millones de dólares.

Durante la guerra el verano pasado, 91 de sus escuelas brin-daron refugio a 292.000 resi-dentes desplazados; el último finalmente salió a mediados de junio. Ninguna de las 9.000 casas destruidas de los refugiados ha sido reconstruida, pero la agen-cia ha distribuido 100 millones de dólares para reparaciones y subsidios de rentas.

“Si no podemos abrir nuestras escuelas en septiembre, creo que la reacción de nuestra población será bastante severa”, dijo Tur-ner. “Realmente somos la última institución de pie”.

Tras 25 años de labor huma-

nitaria, Turner, de 51 años, ha regresado a su nativa Columbia Británica para ocupar un puesto superior en el ministerio de Bos-ques y Arqueología.

Si Turner tuviera una vari-ta mágica para hacer un solo cambio en Gaza, “la respuesta sencilla sería levantar el sitio”, dijo. Pero el problema “no es só-lo Israel”, añadió, al señalar que Hamas, la Autoridad Palestina, Egipto, Irán, Arabia Saudita y “una multiplicidad de actores internacionales” contribuyen a la disfunción.

“Pro palestino y pro Israel es una falsa dicotomía. No habrá, a largo plazo, un estado israelí democrático para los judíos en ausencia de un estado palesti-no, y tampoco habrá un estado palestino pacífico a largo plazo en ausencia de Israel. Esta idea de que tienes que estar a favor de uno y contra el otro es absurda”.

Pelean combatientes islámicos sin paga contra rebeldes.

Cambios en Israel podrían ayudar a los refugiados.

WISSAM NASSAR PARA THE NEW YORK TIMES

Robert Turner, ex director de una agencia de la ONU, dice que el sitio debe ser levantado.

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E L M U N D O

4 DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por RAPHAEL MINDER

MADRID — Aunque fue hace más de medio siglo, Carmen Gómez Álva-rez-Varcácel, hoy de 90 años, recuerda vívidamente su última hora en suelo cu-bano.

Se preparaba para abordar un transat-lántico con destino a España, con la es-peranza de escapar del nuevo gobierno comunista de Fidel Castro, cuando fue detenida por unos milicianos resueltos a confiscar sus artículos de valor. Trató de entregar sólo su joyero, pero le ordena-ron también darles las piezas que llevaba puestas: un collar, anillos, un reloj de oro y los aretes de diamantes y zafiros de su madre.

Su familia había prosperado en Cuba, donde era propietaria de siete casas en El Cerro, un distrito en La Habana, y una tienda que que vendía “de todo, desde whisky hasta telas”, dijo. Pero después de la revolución, se sintieron doblemente rechazados como españoles y como bur

gueses, así que huyeron, dejando atrás lo que no podían cargar y, para desconsuelo de Álvarez-Varcácel, algunas de las co-sas que sí podían.

“Los hombres de Fidel robaron hasta lo que heredé de mi madre, y todo ello mientras me gritaban insultos y me lla-maban una gusana que huía de vuelta a España”, recordó en una entrevista re-ciente.

Mientras Cuba se mantenía firmemen-te comunista y era condenada al ostracis-mo por Occidente, había pocas posibili-dades de que recuperara su propiedad perdida, o siquiera de averiguar cuál había sido su destino. Pero ahora Cuba está en vías de abrir porciones de su eco-nomía y, más importante, de restablecer relaciones con Estados Unidos. Y por fin, los españoles como Álvarez-Varcácel ven la oportunidad de hacer sus recla-mos en La Habana y finalmente recibir una indemnización, aunque aspiran a una restitución

Algunos obstáculos diplomáticos han desaparecido, pero perdura otro impor-tante: España y Cuba firmaron un acuer-do en 1986 en el que Cuba acordó pagar unos 40 millones de dólares en el curso de 15 años como indemnización por bie-nes incautados, parcialmente en dinero y parcialmente en productos como tabaco.

No está claro si ese acuerdo fue la re-solución final de todos los reclamos es-pañoles. Los demandantes esperan que no. Ven la mejoría en la relación entre Washington y La Habana como “una muy buena noticia, porque muestra que el cambio está en marcha en Cuba”, ex-presó Jordi Cabarrocas, director de la compañía 1898, un fondo de inversión que representa a algunos españoles cuya propiedad fue incautada.

Aun así, el Gobierno cubano reciente-mente no ha mostrado ningún deseo de hablar de reclamos de expropiación. La embajada cubana en Madrid indicó que no tenía comentarios sobre el asunto

Gabriel González de Gregorio, descen-diente español de la familia Herrera de Cuba, dijo que el acuerdo de 1986 excluía cualquier indemnización para las fami-lias españolas más poderosas en la Cuba prerrevolucionaria. Su familia era pro-pietaria de la compañía que elaboraba la cerveza La Tropical.

El acuerdo era “claramente incomple-to pero al menos era un reconocimiento

tanto por Cuba como por Es-paña de que se habían violado derechos en Cuba y que había una obligación de indemnizar eso”, dijo. Comentó que no quiere la cervecería de vuelta, sino que simplemente busca que se le pague lo que se le quitó.

Sin embargo, Álvarez-Var-cácel preferiría recuperar sus

reliquias familiares y las joyas que fue-ron confiscadas a orillas del muelle. “Si los estadounidenses u otros recuperan algo en Cuba, yo también quiero que me devuelvan mis cosas”, dijo.

“Probablemente soy demasiado vieja para viajar y disfrutar de Cuba de nue-vo, pero la edad no es problema para mis hijos y otros integrantes de mi familia”, señaló

Españoles buscan compensación de Cuba

DIARIO DE CASAL DI PRINCIPE

Rehabilitan con arte pueblo ligado a la mafia

Un blog francés le da voz a quienes no la tienen

Indonesia revisa su historia más oscura

Por JEREMY KUTNER

PALU, Indonesia — Medio siglo des-pués de la masacre de cientos de miles de presuntos comunistas y simpatizantes, Indonesia ha mostrado poco interés en enfrentar esa sombría historia.

Una investigación de la Comisión Na-cional de Derechos Humanos, que pedía procesar a líderes militares, fue recha-zada, y los esfuerzos por establecer una comisión de verdad y reconciliación han fracasado. Los libros de texto de histo-ria ignoran o disfrazan los asesinatos. Un documental de 2012 (“The Act of Ki-lling”) sobre el tema obutvo una nomi-nación al Óscar, pero no se exhibió en los cines de Indonesia.

Hay una notable excepción: la ciudad de Palu, hogar de unas 300.000 personas en la isla de Sulawesi. Hace tres años, el alcalde hizo algo sorprendente, se discul-pó por los asesinatos, convirtiéndose en uno de los pocos funcionarios indonesios en hacerlo y el primero en hacerlo oficial-mente en nombre de su gobierno.

“Como humano, como alcalde que tie-ne responsabilidad, tengo que disculpar-me”, dijo el alcalde Rusdy Mastura en un video que grabó más tarde. “¿Por qué es difícil disculparse? ¿Por qué es difícil sacrificarse para admitir que quizá hu-bo errores entre las acciones que toma-

mos? Ahora vamos a perdonarnos unos a otros”.

Esto estuvo a punto de no suceder.Mastura había sido invitado a una re-

unión de ex prisioneros de la dictadura de Indonesia y familiares de víctimas de las masacres. Como hijo de antico-munistas comprometidos, su apoyo no estaba garantizado. Además pertenecía al Partido Golkar, que está a favor del establishment, y fue miembro de la Ju-ventud Pancasila, una organización pa-ramilitar nacionalista, organismos que durante mucho tiempo han justificado las matanzas.

Muchas reuniones como a la que Mas-tura fue invitado han quedado en sus-penso por amenazas de violencia. Sin embargo, se presentó, y contó un relato extraordinario.

Hace 50 años, cuando aún estaba en la escuela secundaria, fue puesto a trabajar en el barrido anticomunista. Fue asigna-do a vigilar prisioneros. Ahora dice que sabe que al menos cuatro de los presos de Palu fueron asesinados más tarde. En los años transcurridos desde entonces, ob-servó mientras muchos de los otros y sus familias soportaban trabajos forzados y una discriminación implacable.

Nurlaela A.K. Lamasituju, una de las organizadoras del evento, vió una opor-

tunidad. “¿Hay algo que quiera decir a los familiares de las víctimas?”, pregun-tó.

Mastura titubeó un poco y luego se dis-culpó.

Algunas personas que asistieron al evento señalaron que se dejó llevar por la emoción, mientras que el mismo Mas-tura dijo que acababa de tener una reve-lación.

Las víctimas y sus familiares, explicó en una entrevista reciente, “no sabían nada. Pero tienen que vivir en condi-

ciones que los hacen no tener futuro, particularmente sus hijos, debido a las diferencias políticas. Esto me conmovió. Fue entonces que me disculpé”.

Los activistas locales se percataron de ello, y Mastura asumió con gusto su nueva postura.

“Ningún otro líder local ha hecho al-go como esto”, afirmó Galuh Wandita, directora de programas en Indonesia y áreas cercanas de la organización Asia Justice and Rights. “Es un impulso con-tra la ola de impunidad”.

El año pasado, Mastura promulgó una regulación local que oficialmente recono-ce a las víctimas de abusos de derechos humanos en la ciudad. La regulación ha establecido un sistema para priorizar a las víctimas los servicios municipales, como obtener dinero para rehabilitar vi-viendas en mal estado. Hasta la fecha, el programa ha identificado a 485 víctimas locales de las acciones anticomunistas de 1965-66.

Ahora algunos funcionarios y activis-tas, incluyendo la Comisión Nacional de Derechos Humanos, miran a Palu como un modelo a seguir.

“Intentamos impulsar la idea de que el alcalde puede ser un ejemplo para todos los demás ediles en Indonesia”, dijo Nur Kholis, presidente de la Comisión.

La Comisión está trabajando con la ciu-dad con la esperanza de convertir la con-memoración del segundo aniversario de la declaración de Palu, este mes, en publi-cidad para la reconciliación estilo Palu.

Sin embargo, hay pocas garantías de que quedará dinero para más investiga-ciones cuando el alcalde deje el cargo, dentro de unos meses.

Para Estepien Manarisip, arrestada junto con su esposo, los cambios en Palu han sido gratificantes, pero lentos. Per-dió su empleo como maestra y su esposo, miembro del Partido Comunista, estuvo preso más de 10 años. Para mantener a sus hijos, dijo, vendía pasteles de puerta en puerta.

Si bien agradece la disculpa, dijo que los fondos aún no han llegado. Con poco menos de 80 años, esperará un poco más.

“Ya no puedo hacer nada más que po-nerme de rodillas y orar”, señaló.

Por ELISABETTA POVOLEDO

CASAL DI PRINCIPE, Italia — Si la Galería Uffizi, en Florencia, es visita obligada en Italia, entonces Casal di Principe, un poblado conocido como uno de los centros más famosos del crimen organizado de Italia, es visita a evitar.

Sin embargo, las autoridades dejaron clara su posición cuando decidieron con-vertir una estrafalaria villa confiscada a un capo de la mafia local en un museo temporario, en un poblado que jamás ha tenido uno.

Y lo que es quizás más excepcional, la Uffizi, junto con el Museo de Capo-dimonte, en Nápoles, ha apoyado el esfuerzo. Han prestado casi 20 pinturas para una exposición cuyo objetivo es ayudar a romper la “opresión militar de esta tierra”, como calificó Renato Natale, alcalde de Casal di Principe, al perdurable control de la mafia sobre la región.

Antonio Natali, director de la Galería Uffizi, que es un museo estatal, dijo que prestar las pinturas era un “gesto deci-dido”.

“Así es como el Estado muestra que está presente”, añadió. La exposición en sí tiene capas de simbolismo. Las pintu-ras son en su mayoría de seguidores del

artista barroco Caravaggio, quien tenía lazos con Nápoles, unos 40 kilómetros al sur en la región de Campania, y que du-rante mucho tiempo ha sido bastión del grupo del crimen organizado conocido como la Camorra.

Causó cierta sorpresa que la Galería Uffizi prestara nueve invaluables pin-turas a un poblado que no hace mucho generaba titulares como hogar de uno

de los grupos más poderosos dentro de la Camorra, el clan Casalesi. Sin embar-go, las pinturas llegaron bajo vigilancia armada a fines del mes pasado.

“La gente en Casal estaba acostum-brada a ver a la policía escoltando a los mafiosos; fue una dicha muy grande ver que en lugar de eso escoltara obras de arte”, dijo Antonella Diana, de Reggia di Caserta, otra institución que prestó una obra para la muestra, titulada “La luz

vence a las sombras”.En el pasado, el clan Casalesi estaba

involucrado en una variedad de acti-vidades, como el tráfico de drogas, la construcción, la eliminación de residuos e incluso la producción de leche. Hace apenas unos años, era común que hu-biera derramamiento de sangre en las calles.

La villa es un ostentoso estudio en concreto. La estructura fue cubierta en malla roja para ocultar “los mitos falsos” perpetrados por la Camorra y reemplazarlos con “valores nuevos”, dijo Raffaele Semonella, uno de los ar-quitectos.

Una preocupación, admitieron los or-ganizadores, es si acudirán los visitan-tes. “Una victoria de la Camorra sería que vaya poca gente a ver la muestra”, dijo Natali, director de la Uffizi.

La mayoría de los 22.000 residentes del poblado ha apoyado los cambios, señaló Natale. Aún así, calculó que en-tre 3.000 y 4.000 habitantes aún están “vinculados a una cultura que se opone a este clima de renacimiento”, es decir la Camorra.

La exposición, dijo Natali, es un paso para lograr eso. “Es necesario actuar para dejar algo en claro”, dijo. “De otro modo, no sucede nada”.

Por AIDA ALAMI

BONDY, Francia — Todos los mar-tes, blogueros, periodistas y jóvenes de los suburbios pobres de París realizan una junta de personal en las oficinas del Bondy Blog, bautizado en honor del barrio donde tiene su sede.

El tema de una junta reciente: có-mo hacer mejores cuestionamientos a Jean-Christophe Cambadélis, líder del Partido Socialista, durante su apa-rición en un programa de entrevistas mensual, “The Bondy Blog Café”.

Los socialistas recibieron un gran porcentaje de los votos en Bondy y otros banlieues, como se les conoce a los suburbios, en las elecciones de 2012 que llevaron a la presidencia al candi-dato del partido, François Hollande. Pero esos partidarios suburbanos, mu-chos de ellos inmigrantes, dicen haber visto pocos beneficios.

“A estas alturas, a nadie le importa siquiera si resulta electo el Frente Na-cional”, dijo uno de los asistentes, en referencia al partido de extrema dere-cha. “Han perdido la esperanza en este gobierno”.

El blog, creado durante los dis-turbios que se extendieron por toda Francia en 2005, brinda una voz a los grupos a menudo subrepresentados en la cobertura de los medios noticiosos convencionales. El Bondy Blog, que se autodenomina periodismo ciudadano, por lo común reporta problemáticas políticas y sociales, con muchos de los reporteros compartiendo escenas y momentos de sus vidas en el trabajo o en el barrio.

El blog, que registra 220.000 visitan-tes al mes, ha ganado premios por su labor.

Con los años, ha evolucionado hasta convertirse en una rica fuente para académicos, periodistas y activistas interesados en los suburbios, explicó Hisham D. Aidi, investigador de la Uni-versidad de Columbia y autor de “Re-bel Music”, un estudio sobre la política y los jóvenes musulmanes en Europa y Estados Unidos que aborda al Bondy Blog.

“El establishment francés está un poco incómodo con ellos”, aseveró. “La embajada estadounidense a menudo consulta con los periodistas y los invita a ir a Estados Unidos. Les da una voz a los residentes de los suburbios. La ma-yoría de los periodistas son de la comu-nidad, y de origen inmigrante”.

Aunque algunos en el establishment podrían sentirse incómodos con el

Bondy Blog, eso no ha impedido que los políticos hagan el peregrinaje a sus oficinas.

“Los políticos se pelean por venir”, afirmó Nordine Nabili, editor del blog.

En 2005, estallaron disturbios en los banlieues luego de que dos adoles-centes, Zyed Benna y Bouna Traoré, fueron abatidos tras huir corriendo de un retén policial. Un periodista, Serge Michel, quien trabajaba para la revista suiza L’Hebdo (sin relación con Charlie Hebdo), montó una oficina improvisa-da en Bondy, en el noreste de París, y empezó a darle seguimiento a la nota en un blog, que dejó en manos de los pe-riodistas locales después de irse.

Aunque los colaboradores del blog han sido elogiados por sus reportes, su mayor propósito es dar voz a los que no la tienen, y no rehúyen a expresar su opinión.

Este año, Widad Ketfi, de 30 años, una de los principales reporteros del blog, cubrió el juicio de los dos policías involucrados en el caso de 2005. Admite

que se sintió furiosa cuando los dos ofi-ciales fueron exonerados de los cargos, y se aseguró que su cobertura reflejara eso.

“En el juicio, estaba tan sensible y enojada que ya no era una periodista”, narró Ketfi, hija de inmigrantes arge-linos.

El Islam es un tema importante para el blog, aunque no se considera a sí mis-mo una publicación musulmana.

“El Bondy Blog trata de quitar las anteojeras que siguen usando en las redacciones de noticias”, dijo Faiza Zerouala, cuyos padres son de África del Norte. “Toda una sección de la so-ciedad en los banlieues es pasada por alto en Francia”.

“Los medios son un reflejo de la so-ciedad”, expresó Nabili sobre la cober-tura negativa que se les da a las comu-nidades inmigrantes. “Nuestro éxito es ver a muchachos que llegan de 18 o 19 años y que ni siquiera te pueden mirar a los ojos, y que hoy están conduciendo los noticieros nocturnos”.

ALESSANDRO PENSO PARA THE NEW YORK TIMES

Una pintura del Museo de Capodimonte se exhibe en la villa que le fue quitada a la Camorra en Casal di Principe.

GIANFRANCO TRIPODO PARA THE NEW YORK TIMES

Las pinturas prestadas por la Galería Uffizi llegaron custodiadas.

ULET IFANSASTI PARA THE NEW YORK TIMES

La disculpa del alcalde de Palu por la masacre de presuntos comunistas en los sesenta despierta esperanzas de una reconciliación en Indonesia.

Un estilo de periodismo ciudadano que ilumina los suburbios de París.

Carmen Gómez Álvarez-Varcácel, espera recuperar joyas y otros artículos incautados cuando dejó Cuba hace casi 60 años.

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D I N E R O Y N E G O C I O S

DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015 5THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Uber cae en un bache regulatorio

ANÁLISIS NOTICIOSO

Los grandes millonarios enfrentan la desigualdad

Un costoso proyecto para extraer gas en Australia

Victoria laboral para migrantesPor STEVEN GREENHOUSE

BURLINGTON, Vermont — No era un lugar habitual para una protesta laboral: 120 trabajadores migrantes, estudiantes y miembros del clero gritaban frente al local principal de Ben & Jerry’s, que ex-hibía un letrero que rezaba “Paz, amor y nieve” en su fachada.

El reclamo era que Ben & Jerry’s —que se enorgullece de su reputación progre-sista— exija que las granjas lecheras que le suministran leche y crema sigan un có-digo de conducta que garantice que sus trabajadores migrantes tengan un día de descanso a la semana, días de vaca-ciones y otros beneficios, como mejores viviendas. “Buscamos que Ben & Jerry’s ayude a asegurar que seamos tratados con respeto básico”, le dijo Arnulfo Ra-mírez, un trabajador lechero de Guate-mala, a la multitud el mes pasado.

Al haber más consumidores que insis-ten en que los alimentos se produzcan éticamente, surgen movimientos por todo Estados Unidos para mejorar los salarios y condiciones laborales de sus más de 2 millones de trabajadores agrí-colas. Y a pesar de todos los obstáculos que enfrentan —como el declive del sin-dicato Unión de Trabajadores Agrícolas fundado por César Chávez y el hecho de que grandes cantidades de trabajadores agrícolas viven en EE.UU. sin autoriza-ción legal— estos movimientos comien-zan a tener cierto éxito.

El grupo Justicia Migrante comenzó a organizar a los 1.500 empleados de pro-ducción lechera de Vermont en 2009 des-pués de que uno de ellos fue arrastrado por una máquina y estrangulado por su propia ropa. El grupo cuenta con que el apoyo de Ben & Jerry’s lo ayude a per-suadir a otras compañías de que adopten sus objetivos de “Leche con dignidad”.

En Carolina del Norte, el Comité Orga-nizador de Trabajo Agrícola está presio-nando a R.J. Reynolds y sus productores de tabaco para que lleguen a un acuerdo para acelerar la sindicalización. En Ca-lifornia, Oxfam America, que trabaja con Costco y la Unión de Trabajadores Agrícolas, creó la Equitable Food Initia-

tive, para abordar las inquietudes de los consumidores de que las hortalizas sean seguras y no se cultiven bajo condiciones de explotación. Y en Florida, la Coalición de Trabajadores de Immokalee ha per-suadido a McDonald’s, Walmart, Burger King y otros para que exijan que sus pro-ductores de tomate mejoren el sueldo y las condiciones de 30.000 trabajadores.

Justicia Migrante ha presionado a Ben & Jerry’s desde diciembre, pidiéndole a la compañía que no sólo haga cumplir un

código de conducta, sino que le ofrezca a sus agricultores un bono por cumplir con estándares más altos, lo que posibilita-ría que le paguen más a los empleados. El 19 de junio, un día antes de las protestas en Burlington y otras 16 ciudades, Ben & Jerry’s firmó un acuerdo con Justicia Migrante, en el que promete desarrollar un código de conducta. (Las protestas se hicieron, dijeron los organizadores, para mantener la presión sobre Ben & Jerry’s).

Ramírez supervisa el ordeño de 240

vacas durante su turno. Gana apenas 9 dólares la hora, menos que el salario mí-nimo de 9.15 dólares de Vermont. (Para los trabajadores agrícolas no aplican muchas leyes salariales). “Me gusta el trabajo, pero no hay condiciones justas”, dijo Ramírez, quien trabaja casi 70 horas a la semana. “Sólo me he tomado seis días de descanso en mis cuatro años y medio aquí, y eso por lo general porque tenía que ir al Consulado de Guatemala”.

En las granjas que han aceptado suje-tarse a la Equitable Food Initiative, se ofrece una capacitación sustancial so-bre seguridad alimentaria, aunada a un sueldo más alto para reducir la rotación de personal.

En cada granja, un comité que incluye a gerentes de alto nivel así como a traba-jadores migrantes revisará problemas, como líderes de cuadrilla abusivos y amenazas de contaminación.

Hasta el momento, 12 productores se han unido a la iniciativa, pero sólo 6 de sus granjas han sido certificadas, lo que cubre a 2.000 empleados. El grupo espera certificar 100 granjas en el curso de los próximos años.

Kurt Schweitzer, presidente de Keys-tone Fruit Marketing, está orgulloso de que la granja de cebollas de su compañía, en Walla Walla, Washington, haya sido certificada. Dijo que los trabajadores habían recibido capacitación extensiva y ganaban al menos 15 dólares la hora. “Esto realmente muestra a estos traba-jadores que sus empleos son importan-tes”, dijo.

“Me encanta todo el concepto de que Costco o Walmart caminen tomados del brazo para decir, queremos trabajar con ustedes, en lugar de que simplemente hagan una auditoría una vez al año para saber que las cosas están bien y haremos la vista gorda”, añadió Schweitzer.

Por ALAN FEUER

En junio, cuando Johann Rupert, el magnate multimillonario de la venta de artículos exclusivos, dio un discurso en “la cumbre del lujo” del Fi-nancial Times, en Mónaco, habló más como un teórico marxista que como alguien que ha hecho su fortuna ven-diendo diamantes Cartier y plumas Montblanc. Frente a una multitud de ejecutivos de Fendi y Ferrari, Rupert argumentó que no era correcto, o ni siquiera buen negocio, que los más ricos de todos saquearan el botín del mundo.

“Es injusto y no es sustentable”, expresó.

Los políticos populistas y los intelec-tuales liberales tienen algún tiempo de arremeter contra la desigualdad en los ingresos. Pero el tema ha sido tomado recientemente por un grupo inusitado de defensores: un pequeño bando de multimillonarios.

En marzo, Paul Tudor Jones II, el inversionista de capital privado cuya fortuna se estima en casi 5 mil

millones de dólares, ofreció una con-ferencia TED en la que afirmó que la brecha extrema en los ingresos ha sido resuelta históricamente en una de tres maneras: impuestos, guerras o revolución.

Unos meses antes, el multimillo-nario Jeff Greene, un emprendedor inmobiliario, sugirió que los súper ri-cos debían pagar impuestos más altos para restaurar lo que él llamó “la eco-nomía inclusiva en la que fui criado”.

Y Nick Hanauer, un multimillonario tecnológico de Seattle, se dirigió direc-tamente en un mensaje a los “archimi-llonarios” del mundo, en un artículo polémico para la revista Politico, el año pasado: “tengo un mensaje para mis colegas obscenamente ricos, para todos nosotros que vivimos en nues-tros mundos privados dentro de una burbuja: Despierten. No va a durar”.

¿Acaso estos magnates están real-mente interesados en nivelar el terre-no de juego? O quizás sólo se trata de una irregularidad estadística, dado que la mayoría de los 1.800 multimillo-narios del mundo no está promovien-

do el cambio económico.De acuerdo con Chrystia Freeland,

autora del libro de 2012, “Plutocrats: The Rise of the New Global Super Rich and the Fall of Everyone Else” (Plutócratas: El ascenso de los nuevos súper ricos globales y la caída de todos los demás), el fenómeno del multimi-llonario socialmente consciente es significativo.

Freeland, que también es miembro del parlamento canadiense por el Par-tido Liberal, apuntó a la llamada Con-ferencia sobre Capitalismo Inclusivo, organizada en Londres el año pasado, por Lynn Forester de Rothschild, una integrante del afamado clan bancario Rothschild. El propósito de la reunión

era reorientar a los súper ricos hacia es-fuerzos enfocados en el público.

Financistas como Warren E. Buffett ya han pisado este terreno generando gran atención, pero el hecho de que se hayan incorporado otros multimillonarios, ha ayudado a cambiar la conversación, señaló Darrell M. West, un académico en la Insti-tución Brookings, en Washington.

Esto no quiere decir que estos magnates están trabajando me-ramente por razones altruistas. “Ha habido una gran reacción ne-gativa contra la des-

igualdad”, explicó. “Y algunos ricos han sentido presión para abordarla”.

Por supuesto, podría ser que al-gunos de estos mismos multimillo-narios sin pelos en la lengua estén jugando a la política. “Estas personas saben exactamente cómo mover las palancas del poder y, hasta que eso suceda, lo que digan no es nada más que palabras huecas”, apuntó Dennis Kelleher, de Better Markets, que abo-ga por las reformas económicas.

William D. Cohan, ex banquero de Wall Street, dijo que en su mayoría los multimillonarios se sienten in-clinados a abordar la desigualdad donando parte de sus fortunas, pero no buscando un cambio económico sistémico.

Y sin embargo, los extremadamen-te acaudalados, de hecho, enfrentan un riesgo perdurable a raíz de la des-igualdad: los pobres podrían final-mente perder la paciencia y volverse contra los que más tienen.

“Ése es el verdadero peligro”, ase-veró Cohan. “Éste pequeño detalle llamado la Revolución Francesa”.

CALEB KENNA PARA THE NEW YORK TIMES; ABAJO TRAVIS DOVE PARA THE NEW YORK TIMES

Protesta de trabajadores agrícolas frente al local principal de Ben & Jerry’s. El Comité Organizador de Trabajo Agrícola pide sindicalizacion de los migrantes.

Por MARK SCOTT

Airbnb tiene más de 40.000 listados en París, su destino más popular para viajeros. Las autoridades municipales lo aplauden por llevar innovación a la in-dustria hotelera.

Uber, en cambio, ha sido denunciado por las autoridades francesas y ha pro-vocado violentas protestas de taxistas.

La compañías, nacidas en San Fran-cisco, son ahora dos de los actores más grandes en la llamada economía bajo demanda, en la que los servicios están disponibles con sólo tocar un botón en un smartphone.

Sin embargo, a medida que se han ex-pandido rápidamente por el mundo, han dependido de estrategias contrastantes con los reguladores.

Desde que comenzó en 2009, Uber, un servicio de traslados por pedido, ha entrado a una ciudad tras otra con una actitud principalmente del tipo “atrá-penme si pueden”. Airbnb, un servicio para compartir casas, se ha inclinado, en cambio, hacia ganarse a políticos lo-cales.

La agresiva actitud de Uber lo ha pues-to en pugna con los líderes locales en mu-chas ciudades.

“Muchas de estas empresas en desa-rrollo inicialmente no piensan mucho en las regulaciones”, dijo Thilo Koslowski, director de prácticas automotrices en Gartner, una empresa de investigación tecnológica en California. “Todo tiene que ver con tener una estrategia de im-pacto. Hacen las cosas primero, y pre-guntan después. A medida que maduran, eso empieza a cambiar”.

Airbnb no ha salido indemne. Ha en-

frentado medidas opositoras en ciuda-des estadounidenses como Nueva York, donde algunos han argumentado que las rentas de Airbnb podrían reducir la cantidad de vivienda a largo plazo en la ciudad. Y el año pasado, fue multada en Europa por primera vez por violar una ley en la región española de Cataluña que prohíbe rentar cuartos individuales para fines turísticos.

En un principio, la startup tenía con-tacto limitado con los reguladores lo-cales. Pero para 2012, poco después de que sus listados en París comenzaron a crecer rápidamente, Airbnb abrió una oficina allí y comenzó a hablar con regu-laridad con las autoridades locales.

Ahora, para reprimir las rentas va-cacionales ilegales, un equipo de inves-tigadores en París realiza inspecciones regulares, con multas de hasta 28.000 dólares para las personas que infrinjan la ley, una regla que Airbnb apoya. Ade-más, para principios de 2016, la compañía empezará a cobrar un impuesto turístico a sus usuarios de parte de las autorida-des parisinas.

Uber empezó a operar en Francia a finales de 2011. Dos años después, los legisladores intentaban ponerle límites, proponiendo nuevas regulaciones que

obligarían a cualquier servicio de reser-vación de traslados, como Uber, a espe-rar al menos 15 minutos antes de que los choferes pudieran recoger nuevos pasa-jeros, lo que brindaría una ventaja a los taxistas tradicionales.

Una nueva ley del transporte exige que todos los choferes tengan licencia profe-sional y prohíbe que los conductores uti-licen software de geolocalización para mostrar la ubicación de sus autos, reglas que en esencia evitan que los conducto-res de UberPop, el servicio de bajo cos-to de la compañía, trabajen legalmente. Las autoridades en Alemania, España y Holanda también han prohibido el ofreci-miento de bajo costo de Uber.

Los problemas de Uber se intensifica-ron a principios de este mes, cuando los taxistas franceses bloquearon calles, quemaron llantas y atacaron a posibles choferes de Uber. Además, dos direc-tores de la compañía en Francia fueron detenidos.

“Cualquier gobierno puede clausurar-te, así que tienes que estar dispuesto a jugar el juego regulatorio”, dijo Gerald R. Faulhaber, profesor emérito de eco-nomía de negocios y políticas públicas en la Universidad de Pensilvania. “No hay vuelta de hoja”

MARK PERNICE

Por A. ODYSSEUS PATRICK

SYDNEY, Australia — Transportar cualquier cosa a la planta de procesa-miento de gas en Barrow Island es un poco complicado.

Algunos suministros viajan 15 horas desde Perth a una base de suminis-trosß para su embarque. Los camio-nes no pueden pararse debajo de los árboles, para evitar acumular insectos y excremento de aves. Cuando las per-sonas y los cargamentos finalmente llegan a la isla, un ejército de 300 perso-nas impone una cuarentena: toda cinta Velcro en la ropa y las bolsas es revi-sada en busca de cápsulas de semillas, las botas son fregadas y los pantalones con puños ni siquiera pueden desem-barcar.

Esas medidas son diseñadas para proteger la flora y fauna única en su género de la isla. Sin embargo, éstos y otros problemas logísticos también han agregado complejidad y costos a la planta de gas, llamada Gorgon. El precio original de 37 mil millones de dólares se ha disparado a 54 mil millo-nes de dólares. Es un costo especial-mente grande para absorber cuando los precios de los combustibles se han desplomado.

Chevron sabía que Gorgon sería cara. Para justificar el alto costo, la empresa decidió construir una plan-ta inusualmente grande en Barrow, a unos 60 kilómetros frente a la costa del estado de Australia Occidental. Tres gigantescas unidades de refrigeración producirían 600 millones de metros cú-bicos de gas natural al día. Luego el gas estaría listo para viajes marinos relati-vamente cortos a Japón, China, India y Corea del Sur.

La fuerza laboral capacitada, el sis-tema legal y las políticas de inversión de Australia hicieron que el país fuera atractivo Chevron aceptó compartir

el costo con Exxon Mobil, Shell y tres compañías de energía japonesas.

Aun así, los retos eran inmensos. Chevron necesitaría ensamblar una de las plantas de gas natural licuado más grandes del mundo en una isla en una zona de ciclones. Barrow no tiene una fuerza laboral permanente y está a 1.500 kilómetros de su base principal de suministros. Trasladar el gas a la planta desde el fondo del mar requeri-ría más de 130 kilómetros de tuberías flexibles.

Además de eso, la isla ha sido una re-serva natural desde 1910 y está pobla-da de animales raros. Chevron aceptó usar el sistema de cuarentena más grande jamás llevado a cabo por una

compañía privada.Setenta micrófonos están coloca-

dos alrededor de la isla para detectar a gecos caseros comunes que podrían haberse introducido. Y los choferes que transportan bienes deben seguir pro-cedimientos rigurosos, como pararse sólo en sitios aprobados para ir al baño.

Con 6.000 trabajadores apretujados en la isla, no pasó mucho para que Gor-gon se convirtiera en una pesadilla logística. La congestión impedía que algunos barcos descargaran durante hasta 35 días con un costo de 400.000 a 500.000 dólares por día, según un estu-dio de Bradon Ellem, profesor de rela-ciones de empleo de la Universidad de Sidney

IAN LANGSDON/EUROPEAN PRESSPHOTO AGENCY

La policía antimotines interviene en violentas protestas de taxistas en París contra UberPop, un servicio de bajo costo que es muy cuestionado.

¿Intentan ayudar los excesivamente ricos o es sólo una pose?

Consiguen que grandes empresas escuchen y apoyen sus reclamos

Procesan gas en una árida reserva natural en una isla de Australia.

Aurelien Breeden contribuyó con informes a este artículo

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C I E N C I A Y T E C N O L O G Í A

6 DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Cuando era niño, quería cabalgar por las colinas y montañas del Oeste esta-dounidense que siempre pasábamos en nuestros viajes en automóvil y ver qué yacía del otro lado.

Esto difícilmente me hace único. Los humanos han buscando nuevos te-rritorios desde su salida de África.

Durante la mayor par-te de mi vida, las colinas

que han atraído a algunos de nosotros han sido mundos, las tierras bajo el sol, pero más allá del cielo. Y nuestros caba-llos han sido robots con nombres como Mariner, Viking y Voyager.

Acabamos de dejar atrás la última de las grandes colinas. Después de un recorrido de nueve años y medio y 4.8 mil millones de kilómetros, la nave espa-cial New Horizons pasó junto a Plutón, alguna vez el noveno planeta y el más al exterior de nuestro sistema solar, el último de los mundos conocidos en ser explorado. Este es el principio del fin de una fase de la exploración humana.

Más allá de las colinas siempre hay más colinas. Así que la New Horizons podría ahora pasar junto a los tém-panos de hielo cósmicos del Cinturón de Kuiper. Si todo marcha bien, naves espaciales como la Dawn, que actual-

mente orbita al asteroide Ceres, y la nave Rosetta que orbita al Cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, seguirán es-cudriñando al elenco secundario de los personajes del sistema solar, que como en muchas películas bien elaboradas podrían terminar siendo los personajes más interesantes.

Pero el inventario de planetas ya se terminó. Nadie actualmente con vida volverá a ver un planeta nuevo por pri-mera vez.

Cuando los astronautas de las misio-nes Apolo dejaron la Luna en 1972, nun-ca soñé que podría llegar el día en que ya no habría nadie con vida que hubiera pisado la Luna. Sin embargo, ahora pa-rece que eso podría suceder. ¿Acaso eso no parte el corazón?

Se podría decir que hemos llegado al mar, el muy gélido y negro mar entre nosotros y las estrellas. Nadie sabe si algún día cruzaremos ese mar.

Eso no quiere decir que no estén por venir descubrimientos maravillosos. El primer recorrido del sistema solar ha arrojado misterios que tomarán más de una vida humana para resolverse. Las sondas seguirán dirigiéndose a Marte cada unos cuantos años. NASA, la agencia espacial estadounidense, ahora tiene planes para enviar una na-ve espacial a Europa, la luna de Júpiter,

que tiene un océano salado debajo de su hielo, y podría algún día dirigir una sonda a través de los géisers que hacen erupción en Encélado, la luna satur-niana.

Mi favorita personal es la idea de enviar un barco a que flote en los mares y lagos de metano de Titán, la luna más grande de Saturno. Y el descubrimiento de un microbio en cualquier parte sería el máximo suceso científico de la era.

Todo comenzó cuando Mariner 2 pasó junto a Venus, en 1962. Desde entonces, mitos y esperanzas han quedado des-truidos, a partir de que Mariner 4 pasó junto a Marte tres años después y envió fotos de un mundo lleno de cráteres y de apariencia muerta. Adiós a los sueños de encontrar canales y civilizaciones antiguas. Hola a tamizar la arena roja en busca de microbios o cualquier cosa orgánica.

Yo incursioné en este juego cuando, como periodista tardío para la revista Discover, me subí al lomo de un par de

caballos llamados Voyager en los ochen-ta para el primero de dos pases junto a Saturno. No podía creer mi buena suerte.

En la sala de prensa del Laboratorio de Propulsión a Chorro, los reporteros observábamos las imágenes más re-cientes enviadas por Voyager llegando del espacio al mismo tiempo que lo ha-cían los científicos en su propio edificio a sólo unos metros de distancia. Todos veíamos nuevos territorios, cosas que nadie antes había visto, al mismo tiem-po. Era como ir montado en la punta de la nave espacial.

En ese entonces, Voyager se dirigía hacia el exterior, junto a Saturno, Urano y Neptuno, mostrando lo diverso e im-predecible que podría ser el universo. Toda llegada de una nave espacial a la superficie de un planeta era una sorpre-sa. La idea de que algo, cualquier cosa, se trasladara tan lejos de la luz y el calor del sol, allá en el litoral del sistema solar, me parecía milagroso.

El misterio de los lagartos anolis

Desmiente el tiempo a las leyes de la atracción

Termina una eraespacial y se inicia otra

Buscan cómo tratar la conmociones cerebrales

DENNIS OVERBYEENSAYO

Por BARRY MEIER y DANIELLE IVORY

En un edificio pequeño en Marrero, Luisiana, los pacientes respiran oxígeno puro dentro de una cápsula transparen-te.

El procedimiento, conocido como oxi-genoterapia hiperbárica, utiliza una cámara presurizada para ayudar a los buzos a superar el síndrome de descom-presión. Sin embargo, Paul G. Harch lo ofrece como tratamiento para conmocio-nes cerebrales.

Una de sus pacientes, Rashada Parks, dijo que había batallado con altibajos emocionales desde que se cayó y se gol-peó la cabeza hace más de tres años. Los antidepresivos no la habían ayudado. Pero luego de 40 tratamientos, o inmer-siones, de una hora, han disminuido sus síntomas.

Tres estudios realizados a un costo para los contribuyentes estadouniden-ses de unos 70 millones de dólares han arrojado que los beneficios del oxígeno hiperbárico reportados por los pacientes podrían haber sido resultado de un efec-to tipo placebo. Pero los partidarios del tratamiento están resueltos y acaban de persuadir a los legisladores de Estados Unidos a destinar más dinero para inves-tigar si los estudios tuvieron fallas.

Se ha desarrollado una industria cre-ciente en torno a las conmociones cere-brales. Se estima que 1.7 millones de esta-

dounidenses son tratados cada año tras sufrir traumatismos por caídas, acciden-tes automovilísticos, lesiones deportivas y otras causas. Aunque la gran mayoría se recupera rápidamente con reposo, los efectos persisten durante un año o más en un pequeño porcentaje de pacientes. Además de trastornos de la memoria, entre otros síntomas se pueden contar dolores de cabeza, mareos y problemas de visión y equilibrio.

En la última década, el Departamento

de Defensa de EE.UU. ha destinado más de 800 millones de dólares a la investiga-ción de lesiones cerebrales. Y al tiempo que la gente se ha vuelto más consciente de las consecuencias debilitantes a largo plazo de contusiones recurrentes, los ne-gocios han tratado de encontrar solucio-nes comerciales.

La búsqueda de maneras de tratar y evitar las conmociones cerebrales ha engendrado herramientas de monito-

reo, cascos con sensores y dispositivos de escaneo cerebral. Pero a medida que prospera esa industria, muchos exper-tos médicos plantean inquietudes res-pecto a que es un negocio en el que las creencias a menudo rebasan los datos científicos.

No hace mucho, el campo de la inves-tigación de las lesiones cerebrales era pequeño. Se ponía poca atención a la conmoción cerebral, también llamada lesión cerebral traumática leve. Eso cambió luego de que algunos informes arrojaron que cientos de miles de miem-bros de los servicios armados de EE.UU. regresaban de Irak y Afganistán afecta-dos por conmociones cerebrales a causa de explosiones y accidentes en el campo de batalla.

Algunos especialistas dicen que creen que el enfoque del Ejército respecto a las conmociones cerebrales adolecía de un problema básico. Aunque coinciden respecto a los síntomas que definen una conmoción cerebral en el momento que ocurre una, no existe una definición simi-lar para describir lo que sucede después de ella.

Hace unos años, Riddell, productor líder de cascos de futbol americano, anunció que iba encaminado a reducir las lesiones mediante el uso de sensores de impacto electrónicos para monitorear los golpes en la cabeza. La Liga Nacional

de Futbol Americano estaba tan entu-siasmada con el potencial, que estudió el desempeño de los sensores de impacto en el casco Riddell en ocho partidos de la NFL. Pero la Liga puso fin al experimen-to, al señalar que los datos generados eran demasiado vagos como para tener valor.

Sin embargo, el fin de la prueba de campo de la NFL no ha mermado el en-tusiasmo por los sensores entre entre-nadores y padres de familia. Este otoño, los jugadores de varios equipos de futbol americano universitario saldrán al cam-po de juego utilizando protectores buca-les equipados con sensores fabricados por i1 Biometrics.

Varios expertos médicos señalan que hoy existe mayor conciencia sobre las consecuencias de las conmociones cere-brales.

David W. Dodick, experto en conmo-ciones cerebrales en la Clínica Mayo, dijo que cree que un suplemento nutricional económico, N-acetilcisteína, podría ayu-dar a tratar los síntomas.

No será la primera vez que ese suple-mento sea puesto a prueba para ese uso. En 2008, el Departamento de Defensa de EE.UU. comenzó un estudio en soldados en Irak que habían sufrido una conmo-ción cerebral. Esa prueba arrojó bene-ficios, por lo que Dodick estima que la N-acetilcisteína podría ser eficaz.

Por JAMES GORMAN

Se puede denominar el caso de los lagartos mensajeros. Es un misterio con un interrogante central que ha generado mucha investigación cientí-fica: ¿cómo encuentran los animales el camino de regreso a casa?

Los lagartos en este caso son los anolis, unos reptiles abundantes, y en su mayoría pequeños, que abundan en el Caribe. El investigador princi-pal es Manuel Leal, biólogo en la Uni-versidad de Missuri, quien tiene más de 20 años de estudiar la conducta de los anolis.

Durante unos tres años, Leal ha tratado de entender cómo el anolis encuentra el camino de vuelta a su propio territorio tras ser llevado bos-que adentro. Y el caso dista mucho de estar cerrado.

Los anolis son particularmente abundantes en los bosques tropica-les en Puerto Rico. Cada especie está vinculada a un entorno específico. Muchas viven en troncos de árboles, pero sólo en una parte particular del tronco.

Los anolis del suelo viven sólo en el espacio entre el suelo y hasta una altura de unos 2 metros. Los anolis de copa viven arriba de ellas, hasta la copa del árbol. Los anolis de ramas viven en lo más alto.

Hace varios años, Leal estudiaba la competencia entre dos especies. Si retiraba todos los anolis de suelo, se preguntó, ¿acaso extenderían su te-rritorio los lagartos de copa a la parte inferior del árbol? Sin embargo, se topó con un problema. Se llevaba los lagartos de suelo lejos de su territorio para hacerles espacio a sus vecinos de arriba, y luego los liberaba. Pero los lagartos siempre volvían.

Leal se preguntó si aparecían ano-lis nuevos en territorio desocupado o si regresaban los lagartos que se ha-bía llevado. Pero, ¿cómo podía un la-garto que nunca antes había salido de casa encontrar el camino de regreso

a través de unos 20 metros de denso bosque tropical?

Primero, estableció que sí encuen-tran el camino de vuelta. Un alumno de posgrado tomaba un lagarto, lo metía en una caja, la agitaba para desorientar al anolis, se alejaba ca-minando al menos unos 75 metros en una dirección aleatoria, volvía a agitar la caja y dejaba salir al lagar-to. Les tomaba unas cuantas horas o unos días, pero alrededor del 80 por ciento de los anolis encontraba el ca-mino de vuelta.

¿Cómo lo lograron?Algunas aves e insectos pueden

detectar luz polarizada del Sol, lo que les brinda un sentido de la dirección. Y algunos animales pueden utilizar el campo magnético de la Tierra. Así que, el equipo adhirió imanes diminu-tos a la cabeza de los anolis.

Los lagartos volvieron de todas maneras. El mismo porcentaje. En el mismo lapso de tiempo.

Entonces, los investigadores crea-ron gorras con pedazos de pelotas de tenis y las sujetaron a las cabezas de los anolis para interferir con la luz po-larizada que podría llegar a un órga-no en el cerebro llamado ojo parietal. Algunas investigaciones han arroja-do que los lagartos pueden detectar la luz polarizada con ese órgano, no con sus ojos regulares.

El equipo no bloqueó toda la luz al ojo parietal, porque controla el ritmo cotidiano del lagarto. Si la bloqueas por completo, “luego de un día, sim-plemente dejan de moverse”, apuntó Leal.

¿Y cómo les fue a los lagartos?Regresaron otra vez, en el mismo

porcentaje y mismo lapso de tiempo.Finalmente, el equipo de Leal creó

simulaciones computarizadas de caminatas aleatorias, con base en la idea de que con sólo deambular al azar, los lagartos darían con su ho-gar. En la simulación no fue así.

Su siguiente paso para resolver el misterio es colocarle un dispositi-vo de rastreo con GPS a los lagartos para ver qué tipo de trayecto siguen camino a casa.

Quien tenga una sugerencia para resolver el misterio puede escribir a [email protected].

Por JOHN TIERNEY

Tras décadas de estudiar el concepto de “valor de pareja”, los sociólogos ahora tienen los datos necesarios para expli-car la elección en una historia como la de “Orgullo y prejuicio”.

En la novela de Jane Austen, el alto y apuesto señor Darcy en un principio de-nigra la apariencia de Elizabeth Bennet: “Es tolerable, pero no lo suficientemente atractiva para seducirme”. Aún peor, la posición social de su familia está “indu-dablemente muy abajo de la mía”.

Sus reacciones iniciales tienen perfec-to sentido para los psicólogos de la evolu-ción, porque estas preferencias pueden mejorar las posibilidades de transmitir los genes propios. La belleza y la simetría física son indicadores de la buena condi-ción genética de la pareja; el estatus y la riqueza hacen que sea más probable que los hijos sobrevivan a la edad adulta.

Los investigadores han encontrado

que las personas tienden a terminar con otras de similar valor de pareja.

Para probar lo superficiales que son las personas, los psicólogos de la Univer-sidad de Texas en Austin le pidieron a los estudiantes que calificaran el atractivo romántico de sus compañeros del sexo opuesto.

Al inicio del semestre, los estudiantes en gran medida estuvieron de acuerdo en quién de la clase era más deseable. Pero cuando les preguntaron de nuevo tres meses después, sus opiniones variaron ampliamente.

Estos cambios de actitud revelan que hay menos perdedores en el juego de la seducción, porque no todos compiten por la misma persona, señaló Paul Eastwick, profesor asistente en la universidad, quien publicó el estudio el año pasado.

Para probar esto, Eastwick hizo equi-po con Eli Finkel, profesor en la Univer-sidad Northwestern, en un estudio de

parejas que fue publicado en linea en Psychological Science.

Algunas de las parejas tenían 50 años de casadas; otras tenían un noviazgo de apenas unos meses. El estudio encontró que si habían empezado a salir menos de un mes después de conocerse, tendían a ser igualmente atractivas en el plano físico. Pero si se conocían desde tiempo atrás, o si habían sido amigos antes de enamorarse, era más probable que al-guien sexy terminara con alguien no tan sexy.

Este cambio gradual parece ocurrir con mucha frecuencia, dijo la antropó-loga Helen Fisher, del Kinsey Institute, quien trabaja con Match.com en su son-deo anual de solteros en EE.UU.

En el sondeo de 2012, el 33 por ciento de los hombres y el 43 por ciento de las muje-res admitieron que alguna vez se habían enamorado de alguien que al principio no les pareció atractivo. Fisher llama a esto

“amor lento”.En cuanto a Darcy, mientras conversa

con Elizabeth y disfruta su ingenio ju-guetón, ella incluso empieza a lucir dife-rente. Desde luego, se da cuenta de que no puede resistirse a ella. “He luchado en vano”, le dice. “Ya no puedo más. Soy incapaz de contener mis sentimientos. Permítame que le diga que la admiro y la amo apasionadamente”.

Emprendedores y doctores buscan un Santo Grial médico.

ANDREW RAE

MANUEL LEAL

Los anolis, como esta especie de suelo, vuelven a casa pese a los obstáculos.

NASA/JHUAPL/SWRI

FOTOGRAFÍAS POR ZACH GIBSON PARA THE NEW YORK TIMES; ARRIBA DERECHA, WILLIAM WIDMER PARA THE NEW YORK TIMES

Prospera el mercado de productos para conmociones. (En el sentido del reloj de izq.) Un medidor portátil de ondas cerebrales de BrainScope; Paul G. Harch, quien afirma que una cámara hiperbárica puede aliviar síntomas; y tecnología de escaneo cerebral en el Centro Médico Militar Walter Reed, en Bethesda, Maryland.

Una imagen de alta resolución de Plutón, enviada por la nave New Horizons de la NASA, antes de pasar junto a él.

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P E R S O N A J E S

DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015 7THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por LAURA M. HOLSON

Durante un tiempo, vivió en una pro-piedad de ocho hectáreas en Bedford, Nueva York, supervisada por un mayor-domo a quien le pagaba 50.000 dólares al año, y ofreció fiestas magníficas.

Sin familia ni jefe a quién rendir cuen-tas, podía ir a esquiar a Utah si le apete-cía y trabajar cuando quisiera. Solía ha-cer recorridos en su automóvil deportivo McLaren de 300.000 dólares y en los fines de semana tal vez llegaba a su departa-mento de 13.000 dólares al mes en Man-hattan.

Sin embargo, a medida que se acercaba a los 40 años, Fabrice Grinda, un empren-dedor de tecnología francés cuya riqueza neta asciende a 100 millones de dólares, no podía evitar sentir que algo andaba mal. De alguna forma, las ventajas de su éxito le representaban una carga.

Vivía una crisis de la mediana edad, a la inversa.

“La gente cumple 40 años y por lo gene-ral compra un reluciente auto deportivo”, dijo Grinda. “No dicen, ‘voy a sintetizar mi vida y renunciar a todas mis bienes materiales para concentrarme en expe-riencias y amistades”.

Pero eso es exactamente lo que hizo. Se mudó de la casa en diciembre de 2012, se deshizo del departamento y del auto. Em-pacó una maleta con 50 artículos.

Lo apodó “la enorme sintetización”: iba a viajar por el mundo y a trabajar mientras se hospedaba con amigos y fa-miliares.

“Cuando volví la mirada a las cosas que me importaban más, eran experien-cias, amistades y familia. Y en ninguna había invertido mucho, porque estaba demasiado ocupado y porque me sentía

anclado a mis bienes materiales”, dijo.Su primera parada fue Miami. Grinda

se quedó con un amigo de la infancia, Oli-vier Brion, su esposa y su hijo pequeño.

La visita duró una semana.“Fue un desastre”, dijo Grinda. “Pa-

ra las 22:00 horas, estaban muertos de cansancio y se iban a dormir. Yo apenas comenzaba”.

La historia de Grinda como empren-dedor se inició con una compañía de su-bastas en línea en Francia, que vendió

en el 2000. Entonces se mudó a Estados Unidos y cofundó Zingy, un fabricante de tonos de llamada para teléfonos móviles y de juegos, que vendió en 80 millones de dólares en 2004. Luego fue fundador de OLX, que se ha convertido en uno de los sitios globales más grandes para anun-cios clasificados. Ahora, es emprendedor e inversionista ángel.

Después de Miami, Grinda probó suer-te en París, hospedándose en el departa-mento de un primo, Cyril Lejeune.

Fue una visita de tres días.En total, dice Grinda, se hospedó con

unos 15 amigos y familiares en los pri-meros meses del 2013. “Todo el mundo decía, ‘es una gran idea, bienvenido”, di-jo Grinda. “El problema es que hay una gran diferencia entre la idea de ‘genial, bienvenido’ y el estar ahí 24 horas al día, siete días a la semana”.

Así que ideó un nuevo plan.“En lugar de ir a verlos y trastocar su

rutina, reunir a todos en un entorno vaca-cional tiene más sentido”, dijo.

Unas 50 personas viajaron para una estancia de dos semanas en Anguilla, una isla al este de Puerto Rico. Grinda calcula que costó 400.000 dólares. “Fue exagerado”, dice ahora.

Después de eso, se decidió por un pun-to medio. Ahora, realiza dos fiestas —en Navidad y durante el verano— en Caba-rete, República Dominicana. El costo: al-rededor de 25.000 dólares por fiesta, dijo.

Grinda dijo haber aprendido mucho de su enorme sintetización.

“Mi hogar es donde estoy”, dijo Grinda. “Y no importa si es la casa de un amigo, un sofá, en medio de la selva o una habita-ción de hotel. Pero me doy cuenta de que la mayoría de la humanidad, sobre todo las mujeres, no lo ve así”.

FA B R I C E G R I N DA

Deja los lujos para poderdisfrutar de amigos y familia

G I U L I A E N D E R S

Una autora desenreda la función intestinal

Z A I NA B BA N GU R A

Una ex refugiada que hoy protege vidas

R O B E RTO U N G E R

Un filósofo en el gobierno de Brasil

Por JESSE COBURN

MANNHEIM, Alemania — Si Giulia Enders no hubiera contraído una mis-teriosa enfermedad que la dejó cubierta de llagas, quizás nunca habría pensado mucho en su tracto digestivo. Quizás nunca se habría inscrito en la Facultad de Medicina y casi seguramente no ha-bría escrito un exitoso libro sobre la di-gestión.

En 2007, tras una serie de tratamien-tos en su mayoría ineficaces prescritos por los médicos, Enders, que entonces tenía 17 años, decidió tomar el asunto en sus manos. Convencida de que la en-fermedad estaba relacionada con sus intestinos, leyó minuciosamente inves-tigación gastroenterológica, consumió cultivos bacterianos probióticos y probó suplementos minerales.

Los experimentos funcionaron, de-jándola con una piel sana y un interés en sus intestinos.

“Experimenté con mi propio cuerpo que el conocimiento es poder”, escribe en “La digestión es la cuestión”, que ha vendido casi 1.5 millones de copias en Alemania.

Durante una entrevista reciente, En-ders, de 25 años, describió con caracte-rístico entusiasmo la primera operación de estómago que vio en persona. “Todo el cuerpo se mueve así o asá, pero los intestinos se mueven de una manera totalmente diferente”, dijo. “¡Es increí-blemente armonioso!”

El asombro de Enders por el interior del intestino sólo se compara con su incredulidad ante el limitado conoci-miento público del tema. En sus prime-ros años en la escuela de medicina, ella aprendió, por ejemplo, que es más fácil eructar recostado sobre el lado izquier-do por la posición en la que el esófago se conecta al estómago. “¿Por qué sabe eso todo el mundo?”

En 2012 oyó hablar de un espacio estu-diantil en Friburgo que estaba presen-tando un “espacio de ciencia”, un evento de micrófono abierto donde jóvenes in-vestigadores hacen presentaciones, y decidió preparar una breve conferencia sobre la digestión.

A la multitud le encantó. Enders ganó la competencia y participó en otros dos espacios de ciencia. Los videos de sus presentaciones llamaron la atención en internet, y un agente literario la contac-tó para escribir un libro.

Los fans han elogiado a Enders por traducir incomprensible investigación gastroenterológica a una prosa relajada y entretenida.

En su libro, cataloga las incontables operaciones que nuestros intestinos realizan todos los días, como el meca-nismo de limpieza que se activa unas ho-ras después de comer y mantiene al in-testino delgado increíblemente pulcro.

Esta “pequeña ama de casa”, como ella lo llama, resulta ser la verdadera fuente del gruñido que la mayoría de la gente atribuye al estómago y confunde con señal de hambre.

Luego está el creciente cuerpo de investigación que indica que nuestros intestinos pueden tener una influencia mucho mayor de la que se creía en nues-tros sentimientos, decisiones y compor-tamientos. Todavía sabemos muy poco sobre este “cerebro intestinal”, como lo llama Enders.

Estas características esenciales, pe-

ro poco conocidas, de los intestinos han cautivado a los alemanes, con algunos comentaristas invocando a Freud para explicar la fascinación de los alemanes con sus entrañas.

Enders descarta esas afirmaciones, señalando que el libro también ha en-cabezado las listas de grandes ventas en Finlandia, Holandaß y otros sitios. Ella sugiere que su atractivo reside en su abordaje franco de temas que por lo general no se tocan.

“La pena siempre desaparece cuando realmente entiendes algo”, dijo.

Por SOMINI SENGUPTA

AMÁN, Jordania — Su padre quería darla en matrimonio cuando cumplió 12 años. Su madre definitivamente no estaba de acuerdo y por esta convicción pagó un precio muy alto.

El padre de Zainab Bangura abando-nó a la familia, obligando a la madre a ganarse la vida vendiendo lo que pudie-ra en el mercado: leña, comida o telas para hacer vestidos.

“Ella decidió: ‘no importa lo que cueste. Enviaré a esta niña a la escue-la’”, recordó Bangura.

La educación cambió radicalmente el destino de Bangura, al redituarle con el tiempo uno de los puestos más pertur-badores dentro de las Naciones Unidas.

Como la representante especial del secretario general de las Naciones Unidas sobre la violencia sexual en los conflictos, Bangura documenta abusos contra las mujeres: las guerras dentro de las guerras por el poder y la riqueza. Luego instiga a los hombres que lide-ran esas guerras para que hagan algo al respecto.

También ex refugiada de guerra, Bangura, de 55 años, no es ajena a las historias de desesperación y supervi-vencia. Pero las que escuchó en una vi-sita reciente al Medio Oriente pusieron a prueba sus límites. En Irak, algunas mujeres recordaron ser compradas y vendidas como ganado.

“La religión en la que fui criada no te pide vender mujeres en el mercado”, di-jo Bangura, una musulmana.

Se crió en Sierra Leona, donde su pa-dre era un imán. De no haber sido hija única, su madre no podría haber paga-do por su educación, explicó.

La muerte de su madre fue otro mo-mento decisivo. Por costumbre, recaía en su padre la obligación de sepultar a su madre, no en ella, porque no estaba casada. Bangura estaba indignada. Y por lo tanto, el día del funeral, se casó con el hombre con el que había estado viviendo (sigue casada con él 22 años después).

“A raíz de esa experiencia, decidí convertirme en activista”, comentó.

A principios de los noventa, Sierra Leona estaba en problemas. El país estaba al borde de una guerra civil que sacudiría la conciencia del mundo con sus violaciones y amputaciones san-grientas.

En junio de 1997, a medida que el com-bate devoraba al país, Bangura huyó a la contigua Guinea.

Tras el final de la guerra, en 2002, Bangura hizo presión para asegurarse que los violadores fueran procesados. Recuerda haber llevado a una multi-tud de mujeres para protestar en los

escalones del juzgado en Freetown, la capital.

Bangura se convirtió en la ministra de relaciones exteriores de su país, an-tes de que Ban Ki-moon, el secretario general de la ONU, la nombrara a su cargo actual, en 2012.

Al lidiar con la problemática en Me-dio Oriente, Bangura se dio cuenta que tendría que abordar una serie de cues-tiones con funcionarios gubernamen-tales, entre ellas leyes que restringen la capacidad de los refugiados para traba-jar en países como Jordania y Líbano, lo que lleva a las familias a la pobreza y dejan a las mujeres vulnerables a la violencia doméstica o al acoso si se atreven a trabajar, explicó.

En Damasco, capital de Siria, se le permitió a Bangura una visita inusi-

tada a un centro de detención operado por el Gobierno —un “calabozo”, lo lla-mó ella— donde, contrario a las decla-raciones iniciales del Gobierno, había mujeres retenidas bajo custodia.

Las detenciones aún estaban frescas en la mente de las refugiadas con las que se reunió en Jordania.

“Me encadenaron las piernas duran-te 17 días”, narró una mujer. Dijo que su esposo había sido ejecutado y que obligaron a su hijo de 15 años a presen-ciarlo.

Bangura la abrazó fuertemente y es-cogió sus palabras con cuidado, como reacia a prometer algo que el mundo pudiera no cumplir.

“Los crímenes cometidos por quien sea no quedarán impunes”, aseveró.

Por SIMON ROMERO

BELÉM, Brasil — Roberto Mangabei-ra Unger, un filósofo de la Universidad de Harvard originario de Brasil que tuvo a Barack Obama como estudiante, no es dado a la charla trivial. En ocasio-

nes ha citado a Hegel y a Thomas Jefferson en el mismo comentario. Se explaya sobre temas como la condición hu-mana.

En febrero, Dilma Rousseff, presidenta de

Brasil, lo nombró secretario de Asuntos Estratégicos, encargado de fomentar el pensamiento a largo plazo sobre Brasil.

Cuando se le preguntó en alguna oca-sión si esperaba convertirse en presi-dente de Brasil, Unger dijo: “Siempre fui mucho más ambicioso que eso”.

Unger, de 68 años, es una figura singu-lar en la política brasileña. Conocido por el libro de 1998 que escribió con Cornel West, “The Future of American Pro-gressivism”, Unger alguna vez incur-sionó en la política electoral en Brasil, pero más recientemente ha optado por una trayectoria como figura pública.

En una entrevista a bordo del jet pri-vado operado por la Fuerza Aérea Bra-sileña que utiliza para viajar alrededor del país, Unger explicó que veía su papel como una especie de provocador inte-lectual. “Tengo que crear tensión dentro del gobierno y agitar en el exterior”.

Puede ser que alguien como Unger no espere llegar muy lejos en una cultura política donde los insurgentes hoy en día tienden a ser —no es broma— payasos

que expresan disgusto por el sistema o libertarios disfrazados de superhéroes. Pero Unger, un izquierdista declarado, está disfrutando de su propio ascenso, navegando los pasillos del poder en la capital, Brasilia, con la gracia de un ele-fante en una cristalería.

Su filosofía radical, cultivada en más de 15 libros, involucra llamados a sacu-dir las instituciones para evitar la “es-terilización” del potencial humano; la creencia de que la redención se logra a través de la autotransformación; e ideas como concebir a Brasil como una “gran anarquía creativa”.

La controversia rodeó a Unger cuando

ocupó el mismo puesto del 2007 al 2009 durante la presidencia de Luiz Inácio Lula da Silva. Unger consiguió el puesto a pesar de haber llamado públicamente al gobierno de Da Silva el “más corrupto de nuestra historia nacional”.

Unger está teniendo un comienzo pa-recido desde que regresó este año de Harvard.

A los científicos del clima de Brasil les preocupa que esté intentando mermar su influencia. Ha cuestionado de mane-ra poco diplomática por qué la Secreta-ría de Relaciones Exteriores es dirigi-da por un diplomático de carrera. Y ha

llamado a rebelarse contra las actuales medidas de propiedad intelectual y de patentes.

Unger nació en Río de Janeiro en 1947, de madre brasileña y padre estadou-nidense, pero sus padres lo criaron en Manhattan. Cuando era niño, Unger pa-saba las vacaciones en Río con su abuelo materno, Octávio Mangabeira, un políti-co prominente.

Después de la muerte de su padre, cuando tenía 11 años, la madre de Unger regresó a Brasil. Él estudió derecho en Río a fines de los sesenta, una época de zozobra en el país con la recrudecida dictadura militar.

Unger describe su misión como ayu-dar a Brasil “a definir una nueva estra-tegia de desarrollo”, para reforzar las capacidades educativas y ampliar las oportunidades económicas.

Llamado un “romántico absurdo” por sus críticos, Unger es notoriamente es-curridizo a veces. “Es mejor tener una voz dentro del Estado que tener una voz fuera, pero es mejor tener una voz fuera del Estado que no tener voz dentro del Estado”, dijo.

Tomando prestada una frase de “El hombre sin atributos”, una novela del escritor austriaco Robert Musil, dijo: “Los filósofos son déspotas que no tie-nen ejércitos qué mandar”. Su incursión en la política “se ha llevado mi escudo”, dijo.

“Lo que los filósofos deben evitar”, agregó Unger, “es la tentación de seguir el ejemplo de Platón y buscar influencia susurrando en los oídos de los podero-sos”.

“La pena siempre

desaparece cuando realmente entiendes algo”.

“Tengo que crear tensión dentro de la administración

y agitar en el exterior”.

“...Las cosas que me importaban más, eran experiencias, amistades y familia”.

MARIZILDA CRUPPE PARA THE NEW YORK TIMES

GORDON WELTERS PARA THE NEW YORK TIMES

WARRICK PAGE PARA THE NEW YORK TIMES

“La religión en la que fui criada no te pide vender mujeres en el mercado”.

Page 8: Copyright © 2015 The New York Times Critica el Papa al ... · llama una “dictadura sutil” que “condena y esclaviza a hombres y mujeres”. ... e ignorar los intentos de una

A R T E Y D I S E Ñ O

8 DOMINGO 19 DE JULIO DE 2015THE NEW YORK TIMES INTERNATIONAL WEEKLY

Por ROB SHARP

MONTSERRAT, España — Un calu-roso día de junio, con las escarpadas pendientes de Montserrat cerniéndo-se sobre él, el pintor estadounidense de orígen irlandés Sean Scully caminó hacia la entrada de un pequeño monas-terio a casi una hora de auto de Barce-lona. En el interior, 22 de sus obras, en-tre ellas seis lienzos abstractos con sus características franjas y bloques de co-lores, llenan de energía a un espacio de más de 1.000 años de antigüedad.

La apertura al público de esta insta-lación permanente de la obra de Scu-lly marca el fin de la restauración del Monasterio de Santa Cecília, fundado entre los años 942 y 945, el primer san-tuario para monjes benedictinos en el área.

Además de asesorar al equipo de restauración sobre el interior del mo-nasterio, Scully, de 70 años, ha donado pinturas en lienzo, aluminio y cobre; reemplazado ventanas con vitrales; diseñado candeleros; y pintado fres-cos en las paredes. “Esta es la exposi-ción más significativa que probable-mente haya hecho jamás”, dijo.

“Esto va a estar allí durante 1.000 años”, indicó. “No se puede llegar más alto”.

Scully vive una especie de momento internacional, con obras expuestas ac-tualmente en Venecia, Dublín y Neu-haus, Austria. Hace poco se clausura-ron exposiciones en Nueva York y Sao Paulo, Brasil, y tiene una retrospectiva que recorre Asia. Inauguró una mues-tra de obras recientes en la Provenza, en Francia. Y en junio lanzó una nueva monografía, titulada “Land Sea”.

La obra de Scully se vende en cientos de miles de dólares, pero el éxito llegó paulatinamente. “Tuvo una primera prominencia en el mercado en los se-tenta, pero le tomó buena parte de la siguiente década establecerse interna-cionalmente”, dijo Sean Rainbird, de la Galería Nacional de Irlanda, que tiene 14 obras de Scully en préstamo. “Pu-do desarrollar buenas relaciones con colecciones públicas y coleccionistas privados que se han mantenido fieles”.

Sus coleccionistas, muchos de los cuales dicen admirar la combinación de emoción y técnica de Scully, inclu-yen al cantante Bono de U2; al Museo Metropolitano de Arte; y la galería Ta-

te en Londres.“Sean aborda el lienzo como un prac-

ticante de kickboxing, como yesero, como constructor”, escribió Bono en un correo electrónico. “La cantidad de pintura grita sobre una vida que es vivida”.

El camino de esa vida al proyecto de Montserrat ha sido difícil.

En un extremo del monasterio, el espacio está dominado por la obra de casi 6 metros de altura “Holly-Statio-nes” de Scully, de 2013, que consiste de 14 pequeñas pinturas abstractas incrustadas en un marco de acero Cor-Ten rojizo —una interpretación, ha di-cho, de las 14 estaciones del viacrucis. La obra es una versión reimaginada de una serie producida tras la muerte de la madre de Scully, Ivy, en 2001. Los insertos son rectángulos rojos y ama-rillos, cuya tonalidad se va aclarando al subir.

¿Se considera un hombre religioso? “Soy una persona muy espiritual”, di-jo. “Podría decir que soy católico con una fuerte base de zen”.

Es posible que sus lienzos lleven los nombres de gente de su pasado, lo que sugiere un lazo entre su vida y su arte. En una entrevista con el periódico lon-dinense The Guardian, en enero, des-cribió cómo su madre fue víctima de la violencia doméstica y la forma en que él experimentó los síntomas físicos de ansiedad extrema. “Eso no quiere de-cir que mis padres no me amaran”, dijo en el monasterio. “Pero fue traumático y, por supuesto, el arte no proviene de situaciones color de rosa. Proviene del daño”.

El artista visitó Santa Cecília por primera vez en 2005, con Josep de C. Laplana, director del Museo de Mont-serrat. “Sean no quería exhibir obras en el museo”, dijo Laplana en una en-trevista. Sin embargo, “cuando entró al monasterio dijo, ‘éste es el lugar’”. Es la primera vez que se instala arte moderno en el edificio.

Hay planes para una serie de even-tos que combinan “arte y espirituali-dad” en el monasterio, dijo Laplana.

“El monasterio es la confluencia entre lo mejor de la espiritualidad oc-cidental y lo mejor del arte contempo-ráneo”, dijo Laplana. “Y Scully es un pintor que crea desde el corazón, para el corazón”.

Celebran el natalicio de Alicia y sus maravillas

Filman para la pantalla grande con iPhones

Un monasterio revivegracias al arte moderno

La música country ya tiene una larga tradición en KeniaPor ISMA’IL KUSHKUSH

NAIROBI, Kenia — Sir Elvis, vestido con camisa a cuadros, pantalón de mez-clilla, botas y sombrero negro vaquero, afinó su guitarra bajo el techo de madera y los anuncios de cerveza con luz neón del Reminisce Bar and Restaurant. Con una señal al grupo musical, comenzó a cantar el éxito de música country de Don Williams, “It Must Be Love”. Los parro-quianos se pararon a bailar.

Ésta no sería una escena inusual en casi ningún bar country de Estados Uni-dos. Excepto que no era el este de Texas, sino Nairobi, en el este de África, donde la música country estadounidense tiene una cantidad de seguidores sorprenden-temente robusta.

“Crecí con ella, pues a mis padres les encantaba el country”, dijo Sir Elvis, nombre artístico de Elvis Otieno, de 37 años, quien se ha convertido en quien es probablemente el artista country más conocido de Kenia. Otieno nació el año en que murió Elvis Presley, y fue bautizado en su honor.

Los kenianos escuchan muchos géne-ros musicales populares estadouniden-ses. Pero es la música country la que tie-ne un fuerte dominio. La Kenyan Broad-casting Corporation tiene un programa semanal de radio, “Sundowner”, que con frecuencia incluye country, mientras que un canal de televisión privada, 3 Stones, transmite un programa llamado “Cuer-das del country”. Reminisce y el Galileo Lounge en esta ciudad tienen tocadas semanales, y la primera feria de músi-ca country en Kenia, el Boots and Hats Country Festival, se realizó en marzo.

Los cantantes country kenianos ca-da vez más componen su propia música sobre amor y nostalgia, con una onda estadounidense. Esther Konkara, una cantante que idolatra a Dolly Parton, ha grabado sus propias composiciones. Sir

Elvis planea lanzar un álbum de música gospel, y Carlos Piba, de 25 años, otro ar-tista local, dijo que esperaba grabar un día country en swahili, el idioma nacio-nal.

La máxima esperanza para estos ar-tistas, sin importar cuán improbable sea, sería cantar con sus héroes. “Si pudiera compartir un escenario con Charley Pri-de o Don Williams o Garth Brooks, sería

un sueño hecho realidad”, dijo Sir Elvis.La música country estadounidense

ha encontrado públicos alrededor del mundo, introducida por los soldados de EE.UU. en Japón, Corea, Tailandia y Ale-mania, y mediante las películas de Ho-llywood. Bases particularmente fieles de fans han crecido en lugares inesperados, como Australia, Jamaica y Sudáfrica.

Los colonizadores europeos, principal-

mente británicos, transportaron la mú-sica a Kenia en los cuarenta, durante la era colonial del país, que terminó en 1963. “Lo tomamos de ellos”, dijo John Obongo, el conductor de “Sundowner”.

David Kimotho, un director en 3 Sto-nes TV, dijo que los kenianos “pueden identificarse con las historias contadas en las canciones”: relatos de amor, fami-lia, caballerosidad, la tierra, la fe, los ca-

minos y la vida de la clase trabajadora.Una música llamada mugithi, desa-

rrollada en el centro de Kenia y cantada con acompañamiento de guitarra en el idioma kikuyu, tiene un sabor country, lo que brinda a quienes la escuchan una afinidad por la música country estadou-nidense moderna.

Los artistas más populares son los tra-dicionales como Jim Reeves, Kenny Ro-gers, Parton y Pride, dijo John Andrews, director de A.I. Records, agente de Sony Music Entertainment aquí. El country representa por lo menos el 15 por ciento de todos los CDs que se venden en Kenia, indicó.

Sir Elvis nació en el centro de Kenia. Su hobby era tocar la guitarra. “Mis padres no querían que me dedicara a la música porque se tenía la noción de que los músicos eran temerarios, borrachos y drogadictos”, comentó.

Vivió un tiempo en Noruega y EE.UU. antes de regresar a Kenia, donde pasó de tocar en bares pequeños a ser invitado a actuar en países vecinos.

“Tomó tiempo, pero funcionó”, dijo.Konkara, de 27 años, creció en un pue-

blo al norte de Nairobi y cantaba gospel en kikuyu en la iglesia. “Teníamos pa-pas, maíz, frijoles, pero lo único que no teníamos eran caballos”, dijo, compa-rando a su pueblo con el Oeste estadou-nidense.

La popularidad de la música country aquí alentó a CC Lamondt, una artista de música country de Sudáfrica que vive en Kenia, a organizar el festival en Nairobi. Muchos fans iban vestidos con jeans, bo-tas, sombreros vaqueros y chalecos de cuero.

Mary Kimani, de 48 años, una especia-lista en informática que vivió tres años en EE.UU.,estaba feliz.

“Ésta es la música que resiste el paso del tiempo”, afirmó.

Por RANDY KENNEDY

La principal virtud de “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, escribió el escritor británico G. K. Ches-terton, es cómo Lewis Carroll celebró la fluctuación, un escape “a un mundo donde las cosas no están horriblemente fijas en una idoneidad eterna, donde cre-cen manzanas en los perales y cualquier hombre que te topes puede tener tres piernas”.

Pero ¿acaso las generaciones que han envuelto a los cuentos de Alicia con un amor ferozmente protector acogerían tal mutabilidad al libro mismo y su se-cuela, “A través del espejo”? Considere el siguiente universo alterno: Un autor publica “Alicia entre los duendes”. Su libro incluye una balada tragicómica no sobre una morsa y un carpintero, sino sobre una morsa y una mariposa. O tal vez un baronet.

La cautivadora “Alice: 150 Years of Wonderland” de la Biblioteca y Museo Morgan se inauguró el mes pasado y se extenderá hasta octubre en Manhattan.

Siendo el ofrecimiento más reciente en la celebración mundial de la publicación en 1865 de “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”, narra esta clase de inquietantes relatos sobre la creación de las historias que Carroll comenzó a hilvanar para las tres hermanas Lidde-ll —Lorina, Edith y Alice— en un reco-rrido en bote de remo por el Támesis en 1862.

Las historias sobre libros casi siempre son entretenidas, particularmente cuan-do se refieren a obras veneradas impo-sibles de imaginar de otra forma. Sin embargo, en el caso de Carroll, la reve-lación arrojada por los documentos que el Morgan ha reunido es la inconfundible calidad improvisadora de los cuentos de

Alicia. El aura de improvisación se aplica al menos doblemente al personaje de Lewis Carroll adoptado por Charles Lutwidge Dodson, un matemático de la Universidad de Oxford.

La muestra, organizada por Carolyn Vega, del Morgan, fue el inicio de lo que será un ani-mado verano tardío-otoño de eventos relacionados con Ali-cia, desde el Museo y Biblioteca Rosenbach, en Filadelfia, hasta el Club Grolier, en Nueva York. Pero el Morgan aseguró la joya de la corona de la bibliografía de Alicia: el manuscrito original ilustrado a mano, “Las aven-turas de Alicia bajo tierra”, que Carroll obsequió como regalo de Navi-dad anticipado a Alice Liddell en 1864 y que la Biblioteca Británica, su hogar per-manente, ha prestado a una instituciónde Estados Unidos por primera vez en más de 30 años.

El manuscrito es el sol alrededor del cual orbitan páginas desplegadas de los diarios de Carroll; fotografías que tomó de Alice Liddell y sus hermanas; dibujos preparatorios de John Tenniel, cuyas ilustraciones se han vuelto inseparables de las historias; artículos personales de Alice Liddell; y cartas que delinean có-mo se convirtieron los cuentos en un mo-numento literario.

El simple hecho de que “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas” ha-ya visto la luz es asombroso. La primera

edición en 1865 fue rechazada por Ten-niel por defectos de impresión. Así que Carroll se encargó de mandar reimpri-mir el libro, estimando que tendría que vender 4.000 copias para recuperar la inversión.

En cierto sentido, Carroll, quien murió rico y famoso a los 65 años, en 1898, es el sueño de un curador: guardó casi todo.

Pero en la muestra, los fantásticos per-sonajes de ficción frecuentemente pare-cen más reales que su creador.

“Él parece accesible, pero luego, al fi-nal, sigue siendo una especie de figura opaca”, dijo Vega, quien se pasó dos años sumergiéndose en el mundo de Carroll, viajando a ver documentos y publicacio-nes. “Realmente es muy difícil decir lo que estaba pasando por su mente”.

Por MEKADO MURPHY

Cuando la comedia “Tangerine” tuvo su debut en el Festival de Cine de Sun-dance, en enero, fue calurosamente recibida por la crítica. Manohla Dargis escribió en The New York Times que estaba “bellamente dirigida”. Y Justin Chang, de Variety, pregonó su “aparien-cia fuertemente cinematográfica que ad-quiere un resplandor casi radiactivo”. La sorpresa es que se filmó con un iPhone de Apple.

La película está ambientada en Ho-llywood, en Nochebuena, mientras dos prostitutas transgénero (Mya Taylor y Kitana Kiki Rodriguez) buscan a un no-vio infiel. El look de la cinta es colorido, saturado e intenso, abarcando la gran-diosidad de Los Ángeles y sintiéndose íntima a la vez.

El director Sean Baker, quien escribió la película con Chris Bergoch, y cuyas películas independientes se centran en protagonistas atípicos (como inmigran-tes ghaneses o estrellas porno de Los Ángeles), dijo que la idea de “Tangerine” surgió de la locación en Hollywood. “Fue la esquina del Boulevard Santa Monica y la Avenida Highland, que es una zona roja extraoficial”, dijo.

La calidad de cámara siempre ha sido importante para Baker. Filmó su prime-ra película “Four Letter Words” (2000)

en película de 35 milímetros. Pero la si-guiente, “Take Out”, hecha con muy bajo presupuesto, utilizó video de definición estándar. No estuvo contento con el re-sultado. Para su película de 2012, “Star-let”, Baker utilizó una cámara digital Sony con lentes anamórficos de pantalla ancha que crearon una apariencia como de los años setenta, desteñida por el sol. Esa película costó 235.000 dólares. El presupuesto para “Tangerine” era me-nos de la mitad, por lo que tuvo que en-contrar alternativas que involucraran menos personal técnico.

Estudió el sitio de videos Vimeo y un

canal enfocado en cortometrajes filma-dos con iPhone. “Me impresionó mucho lo que vi”, dijo. “Pensé, ‘Esto aguanta’”.

A través de ese canal encontró una campaña en Kickstarter para Moondog Labs, una compañía que fabrica un adap-tador que se sujeta a la lente del iPhone y ayuda a los cineastas a lograr una sen-sación más cinematográfica. Contactó a la compañía para ver si podía conseguir sus adaptadores, que aún estaban en su etapa de prototipo. Mencionó a uno de sus productores ejecutivos, Mark Du-plass. Moondog le envió tres a Baker.

Él combinó los adaptadores con Filmic Pro, una app económica con varias he-rramientas útiles.

Los cineastas compraron tres iPhone 5s para la filmación, pero solo utilizaron dos a la vez, con Baker y su co cinemató-grafo, Radium Cheung, grabando en di-ferentes ángulos. Utilizaron un soporte de mano Steadicam llamado Smoothee para las tomas estabilizadas.

Para lograr algunas tomas amplias que podían haber requerido una plata-forma móvil si se utilizara una cámara tradicional, Baker se montó en su bicicle-ta, con una mano en el iPhone y la otra en el manubrio.

“Me sentí como si tuviera 12 años, fil-mando mis películas de VHS en Nueva Jersey” dijo

WILL SWANSON PARA THE NEW YORK TIMES

Sir Elvis, probablemente el artista country keniano más conocido. El género llego al país en los cuarenta.

RAUL MAIGI/MUSEO DE MONTSERRAT

Las obras de Sean Scully se exponen en el monasterio restaurado de Santa Cecília en Montserrat a una hora de auto de Barcelona

BIBLIOTECA BRITÁNICA

SHIH-CHING TSOU

Sean Baker utilizó tres iPhone 5s para filmar “Tangerine”, una comedia sobre dos prostitutas transgénero de Hollywood.

Una página del manuscrito original de los cuentos de Alicia, de Lewis Carroll,

dedicados a tres hermanas.