Coraggio - Conocimiento y Politicas publicas para la Economía-Social-y-Solidaria

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  • ConoCimiento y poltiCas pbliCas de eConoma soCial y solidaria

    problemas y propuestas

  • ConoCimiento y poltiCas pbliCas de eConoma soCial y solidaria

    problemas y propuestas

    Jos Luis Coraggio, editor

    PauL singer

    Jean-Louis LaviLLe

    Luiz inCio gaiger

    verniCa andino

    vCtor JCome C.

    PaCiente vzquez mndez

    Fausto Jordn B.

    Xavier dvaLos

  • Primera Edicin, 2012

    330.155C8101c

    Coraggio, Jos Luis, ed. ConoCimiento y PoLtiCas PBLiCas de eConoma soCiaL y soLidaria. ProBLemas y ProPuestas / Jos Luis Coraggio, ed. 1 ed. Quito: Editorial IAEN, 2012.223 p.; 15 X 21 cms

    isBn: 978-9942-9906-5-5

    1. eConoma 2. eConoma soCiaL 3. PoLtiCa eConomiCa 4. PoLtiCa soCiaL 5. PoLtiCa PBLiCa i. ttuLo

    InstItuto de Altos estudIos nAcIonAlesdecAnAto GenerAl de InvestIGAcInAv. Amazonas N37-271 y Villalengua esq.Edificio administrativo, 5to. pisoTelf: (593) 02 382 9900, ext. 312www.iaen.edu.ecInformacin: [email protected]

    Direccin editorial: Juan GuijarroMaqueta: David Rivera VargasDiagramacin: Henry Rengifo F.Diseo portada: David Rivera VargasCorreccin de estilo: La Caracola editoresImpresin: Imprenta Mariscal

    Quito - Ecuador, 2012

    CC BY-NC-SAEsta licencia permite compartir-copiar, distribuir, ejecutar

    y comunicar pblicamente la obra, y hacer obras derivadas.

  • 7ndice

    Presentacin 9

    Prlogo 11Jos Luis Coraggio

    Parte I. Planteamientos generales entre conocimiento y polticas de Economa Social y Solidaria

    1. A experincia brasileira nas polticas pblicas para a ESS 27 paul singer

    2. La Economa Social y Solidaria en Europa y en Francia 41

    Jean-louis laville

    3. Avances y lmites en la produccin de conocimientos sobre la economa solidaria en Brasil 55

    luiz inCio gaiger

    4. Economa social y solidaria: las relaciones entre conocimiento y polticas pblicas 85

    Jos luis Coraggio

    5. Solo se puede ver bien con el corazn 105 verniCa andino

  • 8Parte II. Planteamientos a partir de casos y enfoques especficos

    6. Importancia del conocimiento de la gnesis y actores de la economa popular y solidaria en las polticas pblicas: el caso de las comunas circunsquiteas 123

    vCtor JCome C.

    7. Algunas ideas acerca de investigaciones que pueden contribuir al diseo de polticas pblicas orientadas al desarrollo de la economa popular y solidaria 153

    paCiente vzquez mndez

    8. Acciones de poltica pblica en Economa Social y Solidaria 167

    Fausto Jordn b.

    9. Las polticas pblicas para la Economa Social y Solidaria en Ecuador. El estado del conocimiento: lneas de investigacin en marcha y las prioridades de investigacin 187

    Xavier dvalos

    10. Conclusiones, reflexiones y recomendaciones 217 Jos luis Coraggio

    Anexo 225

  • 9PresentAcIn

    En la Constitucin de Montecristi, en el artculo 283, se establece que el sistema econmico es social y solidario. El Instituto de Altos Estudios Na-cionales (IAEN) ha asumido el reto de aportar desde la academia a la cons-truccin de este sistema, para lo cual integr en la Escuela de Gobierno y Administracin Pblica un equipo de docentes investigadores que anali-zan, desde una perspectiva multidisciplinaria, la asociatividad popular en la sociedad ecuatoriana. La obra que ponemos en sus manos es un produc-to acadmico resultado del Seminario Internacional sobre Lneas de Inves-tigacin en Economa Social y Solidaria, organizado por esta Universidad en el mes de noviembre del ao 2011.

    Esta obra se une a las actividades de los ltimos tres aos que ha reali-zado el IAEN desde la Escuela de Gobierno y Administracin Pblica, tales como los Cursos Superiores en Economa Social y Solidaria; la vinculacin de los docentes con comunidades tradicionalmente excluidas; la investiga-cin-accin sobre las actividades de los productores agrcolas con mayores necesidades sociales, institucionales y de infraestructura que tiene el pas; entre los procesos ms destacados.

    En este contexto, agradezco a los autores y especialmente a su editor, el profesor Jos Luis Coraggio, por su inters manifiesto por entregar su valiosa experiencia acadmica, alcanzada no solo a nivel nacional sino en diversas latitudes, resultado de una praxis llevada a cabo desde las aulas y en la ejecucin de programas sociales diversos en la regin.

    Finalmente, mi gratitud al equipo de la Escuela de Gobierno y Admi-nistracin Pblica, y a todas las personas que apoyan el fortalecimiento de la Economa Social y Solidaria, y les animo para que continen aportando e incidiendo, tanto desde la academia como desde la investigacin-accin, en la poltica pblica hacia la consecucin de una sociedad incluyente y de-mocrtica, para todas y todos.

    Arturo VillavicencioreCtor

    instituto de aLtos estudios naCionaLes

  • 11

    PrloGo

    Jos Luis Coraggio

    Los diez trabajos recopilados en este volumen son trabajos originales, pre-sentados en el Seminario organizado por el Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN) con el ttulo: Lneas de investigacin en polticas p-blicas para la Economa Social y Solidaria realizado del 9 al 11 de noviem-bre de 2011.

    Hemos dividido el volumen en dos secciones. La primera est concen-trada en cinco artculos que analizan la relacin general entre conocimien-tos y polticas pblicas para la Economa Social y Solidaria (ESS). La se-gunda incluye otros cuatro trabajos que se refieren a esa relacin a partir de la presentacin de estudios especficos del Ecuador, haciendo referen-cia al encuadre conceptual que plantea la Constitucin de 2008. En gene-ral, hemos concentrado nuestra atencin en los aspectos vinculados con la cuestin de la produccin de conocimientos para las polticas pblicas, antes que en la descripcin de estas ltimas.

    Paul Singer, actual responsable de la Secretara de Economa Solidaria (se-naes) del Brasil, si bien tiene a su pas como referente emprico, nos entre-ga un ensayo de alcance mucho ms amplio. Comienza por caracterizar el contexto en que se definen las polticas pblicas de la ESS, sociedades don-de predomina el modo de produccin capitalista. Define el objetivo de la ESS como la construccin de otro modo de produccin basado en formas cooperativas, en las que la propiedad de los medios de produccin es co-lectiva y la gestin es democrtica. Destaca que, aunque la competencia en-tre las cooperativas tiende a ser evitada, al encontrarse en el mercado con las empresas capitalistas resultan tensionadas por una inevitable disputa.

    Pasando a la necesidad de conocimientos producidos cientficamente, comienza con un ejemplo: un resultado esperado del desarrollo de ese mo-do de produccin es una distribucin ms justa de la riqueza; ahora bien, aunque la justicia puede definirse a partir de valores igualitaristas, las in-

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    vestigaciones empricas muestran que en general los ingresos de los traba-jadores cooperativistas tienden a diferenciarse, aplicando un concepto de justicia basado en la contribucin del trabajo de cada uno. Esto ilustra la relevancia de estudios empricos objetivos para controlar las visiones idea-listas del igualitarismo.

    El autor subraya la dimensin educativa de las polticas pblicas de la ESS, tanto para inducir a los trabajadores a que adopten esa opcin co-mo para desarrollar las capacidades de quienes ya la practican. A su juicio, las universidades e institutos tecnolgicos juegan un papel importante en la transmisin de conocimiento, y se destaca la institucionalizacin de las incubadoras de cooperativas populares. Al respecto, el autor subraya que en el proceso de incubacin participan estudiantes formados para ense-ar las prcticas asociativas, que aprenden adicionalmente en una relacin con los trabajadores caracterizada como intercambio de conocimientos.

    Entrando ya a las necesidades especficas de conocimiento que tienen el diseo y gestin de las polticas pblicas para la ESS, Singer plantea co-mo un objetivo de las investigaciones el poner a prueba la hiptesis de que tales polticas son superiores a las predominantes, aun cuando en esta eta-pa se basen en un procedimiento de ensayo y error. El autor entiende que tanto las polticas como el conocimiento tienen un carcter siempre pro-visorio, lejano de la pretensin de verdad absoluta, entre otras cosas por-que el objeto de estudio es un flujo de problemas reales y de conocimiento, que se reorienta en su relacin con las acciones pblicas dirigidas a enca-rar los problemas sociales.

    Al respecto, propone distinguir entre dos modos de produccin de co-nocimiento, ambos necesarios para los gestores de polticas pblicas. En primer lugar el estilo acadmico, intencionalmente neutro, que tiene la ven-taja de ser ms riguroso y controlado por una comunidad profesional, pe-ro que se basa en informaciones secundarias pretritas, lo que lo limita pa-ra captar el momento presente del proceso, donde las polticas de ESS se desenvuelven buscando solucionar los problemas que van surgiendo. Sin embargo, destaca que ese tipo de estudios puede permitir proyectar esta-dsticamente evoluciones histricas y tendencias a largo plazo, como las del empleo, la distribucin del ingreso y sus causas, conocimientos impor-tantes para basar polticas pblicas dirigidas a lograr cambios estructura-les como los que l propone. En segundo lugar el estilo prctico, en el que, a travs de la investigacin-accin, el investigador militante se posiciona en relacin directa con las fuerzas, conflictos y trasfondos culturales diver-sos en que se desenvuelven las polticas, y se produce un conocimiento que

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    orienta las prcticas pblicas sobre la marcha. Seala que un paso siguien-te de este estilo es investigar situaciones piloto para poner a prueba las po-lticas pblicas innovadoras.

    Tambin seala la gran utilidad, para una poltica de ESS, de contar con registros sistemticos peridicos de la ESS, para dar seguimiento a los efec-tos de las polticas nacionales pero tambin con formatos concertados con otros pases, a fin de posibilitar estudios comparativos, confiando en que esos conocimientos contribuirn a afirmar la oportunidad de avanzar efec-tivamente en la construccin de ese modo de produccin pos-capitalista.

    Finalmente, dado el sentido transformador y la necesidad de articular la diversidad de polticas particulares de la ESS, Singer destaca la impor-tancia de contar con dos fuentes continuas de informacin: una especfica, referida a captar el desenvolvimiento interno de la ESS; y otra ms abarca-dora, que d seguimiento a la realidad socioeconmica y poltica del con-junto de la ESS como parte de la realidad del pas.

    Luiz Incio Gaiger, tambin del Brasil, se refiere tanto a los avances como a los lmites en la produccin de conocimiento sobre la economa solida-ria (ES) en ese pas. Comienza con un recuento histrico del surgimiento y desarrollo de la ES y su relacin con la produccin cientfica y las polti-cas pblicas.1 Segn describe, si al inicio esas experiencias fueron ignora-das por las instituciones cientficas, la situacin cambi desde los aos no-venta, dada la importancia que le asignaron las organizaciones civiles, los sectores acadmicos sensibilizados y los poderes pblicos, en particu-lar los que tenan una orientacin de izquierda. Tales poderes evoluciona-ron hasta contar con polticas de ES interministeriales (involucrando 22 ministerios) coordinadas por la senaes, dando lugar a una red de gestores pblicos de ES.2 La relacin entre poderes pblicos y universidades puede ejemplificarse con la demanda reciente de parte del Ministerio de Justicia de un estudio sobre las peculiaridades del acto cooperativo y sus organiza-ciones, antes de proceder a la revisin del marco jurdico.

    Igualmente se destaca el desarrollo conjunto (investigacin cientfica, Estado y sociedad civil) de un Mapa Nacional de la ES, cuya primera ver-

    1 Cabe destacar que Gaiger se refiere no solo al Estado y a los trabajadores-emprendedores, sino tambin al papel de las organizaciones de la sociedad civil.

    2 Es importante sealar que las organizaciones civiles tambin se articularon en una red de promotores de la ES, integrndose con la red antes nombrada en el Foro Brasileo de Eco-noma Solidaria (FBES), conjuntamente con las representaciones de los emprendimien-tos; todo esto, sobre bases regionales confluentes a escala nacional y con capacidad para co-construir polticas pblicas con las entidades gubernamentales.

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    sin data de 2007, y abarca 22.000 emprendimientos. A la fecha de esta pu-blicacin, se ha completado una segunda versin de dicho registro siste-mtico, que ampla las variables cubiertas, incluye la generacin de datos sobre los organismos de apoyo y extiende su cobertura a las condiciones familiares a partir de las mujeres trabajadoras. Todo lo cual es caracteriza-do por el autor como una ampliacin de las fronteras, que permite hacer visibles emprendimientos solidarios y categoras que estn en los intersti-cios y zonas recnditas de la sociedad, incluso desconocidos por el movi-miento social de ES. En su trabajo, el autor comparte algunos de los ha-llazgos e hiptesis resultantes del anlisis de los resultados del Mapa que constituye, sin duda, el caso ms avanzado de registro de la ES en esta re-gin, y que tiene la virtud de ser demandado y utilizado por el Estado pa-ra dar fundamento emprico a sus polticas pblicas.

    Pasando a cuestiones generalizables del proceso de produccin de co-nocimiento que pueden aprenderse del proceso brasileo, Gaiger hace va-rios sealamientos relevantes para dar respuestas a la pregunta motivado-ra de este seminario.

    El primero es que hay un salto cualitativo cuando la ESS o ES pasa de ser materia de algunos investigadores especialmente motivados a con-vertirse en un objeto de estudio legitimado tanto por las instituciones de ciencia y tcnica como por los programas de formacin de grado y pos-grado. El autor cuantifica este salto al indicar que en 2011 hay registrados 5508 investigadores de la ES, a lo que se suman 18.805 en reas afines (ES y Polticas Pblicas, Cooperativas, Cooperativismo, Asociacionismo). Una consideracin adicional importante es que quienes investigan estos temas tienden a hacerlo en conexin con los programas de apoyo y con los acto-res de la ES, sin perder por eso su nivel acadmico.

    Un segundo sealamiento es que la senaes cuenta con un departa-mento de Estudios y Divulgacin que, como antes recogamos del traba-jo de Paul Singer, demanda y divulga conocimientos ms apegados al fluir del proceso de la ESS, de los cuales Gaiger da varios ejemplos. Entre otros: Tipologa de la Economa Solidaria y Autogestin; Caracterizacin de Po-lticas Municipales y Estaduales de Economa Solidaria; Programas y Ac-ciones de Apoyo a la Economa Solidaria en el Gobierno Federal; Estudios Sobre el Marco Jurdico de la Autogestin y de la Economa Solidaria; La Nueva Ley de Quiebras y los Emprendimientos Auto-gestionarios; Anlisis del Mapeamiento de la Economa Solidaria en Brasil; Identificacin de las demandas y potencialidades de las comunidades remanentes de los qui-lombos (CRQ) (investigacin-accin); Ampliacin, Tratamiento, Anli-sis y Diseminacin de los Datos del Segundo Mapeamiento Nacional.

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    Una tercera consideracin que puede deducirse de su exposicin es que los sistemas de produccin de informacin van acompaando cam-bios en la gestin de las polticas pblicas, como en el caso de la descentra-lizacin territorial.

    Por ltimo, destaca dos relaciones adicionales: las reglas coercitivas que el sistema universitario y cientfico impone a los investigadores lo que lo convierte en un actor adicional en el campo de la produccin de co-nocimientos, y la tensin entre las demandas (e insatisfacciones) de los agentes sociales que buscan respuestas inmediatas a sus problemas, mien-tras que la produccin cientfica requiere un paso intermedio por la pro-blematizacin de sus objetos, con el fin de evitar que se definan apegados a la praxis social. Sin embargo, sin renunciar a la necesidad de investigacio-nes rigurosas que no eludan su papel crtico, el autor cuestiona la preten-dida neutralidad de las ciencias sociales, cuya evolucin nos recuerda que se da en un campo donde hay confrontacin de poderes.

    Jean-Louis Laville hace sus aportes a partir de la historia y actualidad de la ESS en Francia, interrogndose sobre cmo las nuevas izquierdas asumirn esa propuesta, lo que involucra una dimensin de conocimiento-reconoci-miento de la ESS. En lo que respecta a la produccin de conocimiento, pro-pone una hiptesis general: los cambios en los modelos socioeconmicos proyectados conllevan cambios en la relacin entre investigadores y actores. Hay entonces historicidad en la relacin que nos convoca en este seminario.

    El autor destaca que la redefinicin de las formas correspondientes a cada modelo y su relacin con el sistema econmico dominante implica, de por s, nuevos objetos de estudio y, por lo tanto, nuevos protagonismos disciplinarios. As, la economa social, cuyas organizaciones se distinguen por su estatuto jurdico (asociaciones, cooperativas y mutuales), combi-na la empresa con la asociacin entre personas.3 En ese caso, identificar y cuantificar las organizaciones de la economa social era un procedimiento sencillo, y hasta los aos ochenta eran pocos los investigadores especiali-zados que realizaban estudios monogrficos.

    Con el acceso de la izquierda al poder, ocurrido en 1981, se multi-plica el financiamiento para este tipo de investigaciones, pero bajo el im-pacto del fenmeno del desempleo surgen nuevos lineamientos. Como consecuencia, el estudio de las cooperativas de trabajo cobra mayor im-portancia. Adems, aparecen nuevas experiencias que se acercan a la fron-

    3 El autor destaca que, de asumir la definicin anglosajona del tercer sector, otras seran las formas a estudiar.

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    tera de lo que hasta entonces se entenda como economa social. Por ejem-plo, la respuesta de los jvenes al desempleo como bsqueda de formas autnomas de actividad a nivel local. Se extienden formas de investiga-cin-accin que procuran comprender los nuevos procesos originados en la sociedad civil, diferenciados del clsico proceso de creacin de empresas. Surge as una nueva categora: los servicios de proximidad. Se van esta-bleciendo algunas de sus caractersticas distintivas: construccin conjunta de oferta y demanda de servicios, hibridacin de recursos (participacin en los mercados, redistribucin pblica, relaciones de reciprocidad). Esta no-vedad lleva a los investigadores a proponer a la Comisin Europea realizar una experimentacin con esas nuevas formas. Se advierte aqu el potencial proactivo de una investigacin que incide sobre las decisiones pblicas. Por otro lado, se promueven investigaciones comparativas internacionales (inters similar al que propuso Paul Singer). Adems, a medida que avan-zan las nuevas formas, los investigadores profundizan sus diferencias con la economa social y el tercer sector.

    Laville identifica una tercera etapa, caracterizada por incluir el exa-men crtico de las nuevas polticas pblicas y su adecuacin a las nuevas formas socioeconmicas; se proponen e implementan formas participati-vas de asignacin de los recursos pblicos. De estos trabajos emergen pro-puestas de accin pblica que tienen en cuenta las fases de constitucin de esos emprendimientos: prefiguracin, inicio y reagrupamiento territorial de las actividades. Como en el caso de Brasil, las nuevas polticas vinculan estrechamente a decisores pblicos, investigadores y actores. Como resul-tado de estos conocimientos y su eficacia para la definicin de polticas de ESS, se crea una Secretara de Estado cuya duracin es la del gobierno so-cialista. Esto trae a colacin algo que no fue destacado en los trabajos an-teriores: las relaciones entre investigacin, sociedad civil y gobierno varan con la orientacin poltica de estos ltimos. Nuevamente aparece la histo-ricidad de la relacin. De hecho, el triunfo del socialismo en 2002 da lugar a la creacin de una Secretara delegada de la ESS.

    En la relacin entre produccin y encarnacin del conocimiento, Lavi-lle indica que la mayor atencin de los investigadores y de los poderes p-blicos a la ESS dio lugar a cerca de veinte programas de maestras vincu-lados a esta temtica. Adems de afirmar que la relacin no es solo entre investigadores y gobiernos, el autor seala que la investigacin-accin no se limita a las relaciones de los investigadores con los actores sino que in-cluye ahora a los poderes pblicos. Todo lo cual va generando una nue-va cultura compartida en relacin a la ESS. La relacin entre esos tres ele-mentos se modifica adicionalmente porque, como destaca el autor, los

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    investigadores actan como mediadores entre dos lenguajes distintos, contribuyendo a la vez a elaborar las demandas de los actores sociales y a compatibilizar las polticas. Es importante observar que esta relacin ha permitido que los financiamientos de la investigacin estn menos atados a las necesidades inmediatas de las polticas, valorndose formas menos instrumentales de produccin de conocimiento. Eso ha abierto la posibi-lidad de evitar el cors de indicadores y criterios que impiden la creativi-dad en el proceso de investigacin. Por ejemplo, los estudios en profundi-dad han permitido comprender mejor la lgica de los diversos actores de la ESS, algo que no se obtiene cabalmente por un registro que apunta a me-dir variables y producir cuadros estadsticos.

    Para finalizar, Laville seala dos desafos: por un lado, investigar la re-lacin entre proyecto, organizacin y gestin; y, por otro, llenar el vaco de nuevas metodologas con el enfoque de economa plural.

    Jos Luis Coraggio comienza por afirmar que para analizar la relacin en-tre conocimiento y polticas pblicas hay que caracterizar tanto el estilo de gestin pblica como el de produccin de conocimiento. Pone como ejem-plo que reinstalar la planificacin nacional en Ecuador puede implicar una modelizacin y demanda de informaciones fuertemente formalizada se-gn los cnones de la investigacin cuantitativa. La poltica pblica tie-ne, as, una matriz cognitiva especfica que reclama determinados tipos de conocimiento. El caso de Francia, que expuso Laville, muestra que si la re-lacin no es unilateral (demandas del Estado al sistema de investigacin), la actividad de investigacin relativamente autnoma puede incidir cam-biando esa matriz.

    El autor afirma que el neoliberalismo ha marcado coherentemente una matriz cognitiva cuantitativista, tanto en las agencias del Estado como en el sistema de investigacin cientfica. Esto se hara ms evidente cuando se reconoce que el Estado no es solo demandante sino productor de masas de datos, que en gran parte son la materia prima de los estudios acadmicos. Coraggio agrega que las organizaciones de la sociedad civil tambin son a la vez demandantes y productores de conocimientos. La circulacin de las lites profesionales entre los tres mbitos vendra a sellar cierto isomorfis-mo entre lo que aparentemente son posiciones contrapuestas.

    Profundizando sobre esa hiptesis inicial, el autor destaca los presu-puestos generalmente compartidos del individualismo metodolgico, el utilitarismo y la racionalidad instrumental. Los modelos de una raciona-lidad basada en el clculo exacto resultaran consistentes con el proceso

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    de mercantilizacin de las visiones y relaciones que impulsa el neolibera-lismo. Da como ejemplo el surgimiento de los criterios de costo-eficiencia para evaluar las polticas pblicas y la predominancia de lo que, siguien-do a Max Neef, denomina satisfactores singulares (opuestos a los sinr-gicos). Todo esto llevara a criterios que privilegian lo cuantitativo sobre lo cualitativo, incluso para evaluar el carcter cientfico del conocimien-to por parte del Estado-usuario. Ante el paradigma de la exactitud, Corag-gio propone no despreciar la ambigedad en conceptos y datos, propia de un proceso magmtico como el del desarrollo de formas econmicas an no consolidadas.

    En la misma lnea, afirma que esa matriz cognitiva y esos criterios de eficiencia contribuiran a desalentar otras formas de produccin de cono-cimiento, como la investigacin-accin o la participativa, entre otras cosas, por ser consideradas innecesariamente costosas para los resultados que pue-den proveer a las decisiones pblicas. Esto supone un estilo particular de gestin que el autor considera predominante como resultado de las dcadas de neoliberalismo. El caso de la poltica de ESS en Brasil, en el que hemos visto que se aprecia este tipo de estudios, sera as una excepcin.

    Segn Coraggio, no se tratara de negar la utilidad de las investiga-ciones cuantitativas, sino de evitar su absolutizacin, subordinndolas a los objetivos trascendentes de las polticas pblicas, tal como en el caso de Ecuador lo declara la misma Constitucin. Al igual que Singer y Lavi-lle, propone valorar el papel de la investigacin en la generacin de espa-cios pblicos, donde actores sociales y agentes pblicos acuerden cules son las necesidades prioritarias y los mejores medios para resolverlas. To-do lo cual llevara a la conclusin de que las polticas de ESS requieren un modelo especialmente adecuado de produccin y apropiacin del conoci-miento especfico. Esas polticas tambin reclamaran otras elaboraciones conceptuales tericas y operativas, como las referidas a los trminos soli-daridad, eficiencia, economa popular o sujeto.

    Respecto a los sistemas rectores de las actividades de desarrollo de la ciencia y la tcnica, el autor seala que el neoliberalismo ha producido un efecto de mercantilizacin (aun si no hubiera abierta privatizacin), y ge-nerado un cuasi-mercado de presentacin de proyectos y competencia por recursos de investigacin, lo que privilegia instrumentos cuantitativos de evaluacin por resultados y no favorece la cooperacin entre investigado-res, especialmente necesaria en el campo de la ESS.

    Finalmente, Coraggio, al igual que Laville, introduce la poltica y sus coyunturas como un elemento del contexto en que se definen los signifi-

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    cados de la relacin entre conocimiento y actores estatales y de la sociedad civil. En particular, propone tener en cuenta que produccin, transparen-cia, interpretacin y difusin de conocimientos se dirimen en parte por una lucha poltica. Tambin, en coincidencia con Gaiger, cuestiona la pre-tensin de neutralidad de la investigacin cientfica, as como su supuesta superioridad con respecto a otros modos de conocimiento.

    Vernica Andino, tambin en la lnea de cuestionar los presupuestos de la relacin entre conocimiento y polticas pblicas, plantea una pregun-ta que considera previa a la que convoca este seminario: Qu tipo de in-vestigadores y qu tipo de investigacin pueden efectivamente contribuir a generar el conocimiento necesario para que se promueva una sociedad solidaria?. La autora evala que las respuestas esperables del sistema ac-tualmente dominante no seran las correctas. Por ello, sita el tratamien-to del problema en un proceso de cambio cultural, dentro de lo que deno-mina una comunidad de nmadas, que se interrogan en camino a una sociedad solidaria cuyo contenido y razn ser preciso definir, aunque sin pretender llegar a frmulas universales. Los miembros de esa comunidad se preguntaran, por ejemplo: Para qu queremos cambiar el sistema eco-nmico?; qu tipo de sistema queremos tener? Lo que equivale a pregun-tarse por qu investigar sobre economa solidaria?

    Andino afirma que la crtica al antropocentrismo y al patriarcado es parte de esa transformacin cultural, sin la cual no se conformarn los su-jetos capaces de responder las preguntas operativas de la poltica pblica para una ESS, pues lo que est en juego es una transformacin total de las relaciones en comunidad. En consecuencia, no se trata de ubicar la meto-dologa ms adecuada para visibilizar los valores de otros ni de generar datos estrictamente cientficos. Siguiendo a Anbal Quijano, la tarea sera ni ms ni menos que descolonizar el pensamiento.

    Por otro lado, la autora considera que el problema no est en los con-tenidos sino en la forma de los procesos de investigacin. Para ella, esto se resume en la frmula investigacin-accin participativa, que desarrolla la capacidad para mirar desde la perspectiva de los otros. Por esa va, las pol-ticas pblicas deberan abrir espacios de libertad para la diversidad de su-jetos con los cuales son pensadas.

    Ese cambio de perspectiva no se lograra sin que cambien las condi-ciones de entorno de trabajo de investigadores y agentes pblicos, de mo-do que les permitan tener otras prcticas, otras experiencias que varen su modo de vivenciar el mundo. Sintetizando, ese proceso de transformacin

  • Jos Luis Coraggio20

    cultural deber dar testimonio de que es posible vivir en una sociedad so-lidaria, basada en el amor y sin dominacin.

    Adems, la autora reclama coherencia. Por ejemplo: no pueden finan-ciarse polticas pblicas que promueven una economa solidaria con recur-sos que provienen de la violencia con la Madre Tierra (extractivismo). Igual-mente, una poltica pblica que promueva lazos sociales solidarios deber privilegiar los niveles locales donde se dan las relaciones de proximidad, des-centralizando al Estado y volviendo participativa la democracia.

    Esto incluye, segn Andino, comenzar por el propio lugar de la inves-tigacin, es decir las universidades, que actualmente tienen un sistema de produccin y legitimacin del saber que reproduce el sistema que se quie-re cambiar. Finalmente, concluye que esto significa no solo modificar las estructuras sino tambin las prcticas investigativas, promoviendo el di-logo de saberes que, advierte, no puede reducirse a una consulta a los acto-res sobre modelos que ya hayan sido definidos.

    Paciente Vzquez Mndez inicia su trabajo por afirmar que el buen vivir supone una economa solidaria, a la que caracteriza tal como hace Sin-ger como un nuevo modo de produccin dentro del cual destaca la eco-noma popular y solidaria. Pero agrega que ese modo de produccin supone una nueva forma de vida. Ese otro mundo posible requiere otra investiga-cin, ms ligada a las experiencias y aprendizajes propios; no organizada desde centros especializados de investigacin, sino apegada a los aconteci-mientos; incluyente de los diversos actores involucrados, de modo que iden-tifique con ellos los problemas relevantes y las vas para superarlos.

    A lo largo de su trabajo, el autor va sugiriendo lneas de investigacin que considera necesarias para la poltica pblica de la ESS. Una primera es la que buscara identificar las diferencias de contenidos y sentidos del buen vi-vir entre culturas, as como el modo de ser de la economa popular y la soli-daria, y definir en consonancia las polticas pblicas para cada caso.

    Sin embargo, incursiona en esquemas generales que puedan orientar las metodologas de la investigacin. En primer lugar, compara el esqueleto de actividades y flujos correspondiente al prototipo general de la empresa soli-daria con el de la empresa privada. En segundo lugar, propone una presen-tacin analtica general del proceso econmico como ciclos de produccin, circulacin, distribucin y consumo, incluyendo el lado financiero.

    Siguiendo con la comparacin arriba citada, desarrolla ese modelo pa-ra una empresa de Economa Social y Solidaria (familiar o asociativa), y luego para una empresa privada. Finalmente, propone un esquema de ar-

  • Prlogo 21

    ticulacin de ambos tipos de organizacin econmica, y propone hipte-sis para ser puestas a prueba, como la del intercambio desigual entre am-bas formas.

    Su descripcin conceptual de los ciclos y de su vinculacin permite or-ganizar un programa de investigacin que ayuda a concretar esos concep-tos en actividades y formas especficas. Esto, como dira Gaiger, puede dar bases firmes para comprender la lgica de la economa popular y sus di-ferencias con la popular solidaria. En este sentido, su esquema est abier-to para reconocer y diferenciar las formas familiares, comunitarias y aso-ciadas de organizacin de la produccin, la circulacin y el consumo; y adems supera el esquema de los mapeamientos a travs de encuestas in-dividuales, pues permite trabajar directamente a partir de conjuntos com-plejos articulados.

    Su propuesta de investigacin no se limita a las actividades mercantiles sino que intenta captar la complejidad de las unidades de la economa popu-lar y solidaria, incluyendo tanto aspectos cuantitativos como cualitativos, f-sicos como monetarios, objetivos como subjetivos. As, dice que tambin los aspectos culturales, ambientales, organizativos en los que se desenvuelve dicha economa, deben ser considerados en las investigaciones.

    En resumen, a partir de un diagrama relativamente sencillo, el au-tor nos muestra un gran espectro de cuestiones que pueden ser puestas a prueba a travs de su implementacin. Tambin devela algo que es de inte-rs general para la temtica de este libro: las hiptesis y el instrumento con que interactan, en tanto un mismo modelo bsico se operacionaliza de formas distintas segn la hiptesis considerada. Por ejemplo, no es lo mis-mo preguntarse por la eficiencia comparativa de una empresa privada y una solidaria, que indagar sobre si su intercambio es equitativo o desigual y con qu criterios (equivalencias de valor, justicia social).

    Vctor Jcome plantea dos cuestiones que considera cruciales: por un la-do, que las investigaciones deben incluir los procesos de gnesis de las or-ganizaciones de la economa popular y solidaria (EPS); y, por otro, que los conocimientos sobre los emprendimientos deben incluir la comprensin de cmo se especifican en las comunidades concretas los principios ge-nerales de organizacin econmica. Respecto a lo primero, indica que el origen de la EPS del Ecuador se encuentra en las poblaciones de raz in-dgena, por lo que su conocimiento histrico desde las formas de orga-nizacin de los pueblos originarios, pasando por la colonizacin espaola y culminando con su integracin/adecuacin al espacio periurbano en las

  • Jos Luis Coraggio22

    ltimas dcadas es muy importante para la comprensin de la EPS real-mente existente. Tambin sugiere que no debe tomarse a las comunidades como un todo homogneo sino como conjuntos donde hay unidad pero tambin diferenciaciones internas y entre comunidades. A esto agrega un elemento no marginal: para que los actores participen en la elaboracin de las polticas pblicas, es necesario que compartan un lenguaje, como el que propone la Ley de Economa Popular y Solidaria (LEPS), a lo que pue-den contribuir las investigaciones mismas. El autor ilustra estas proposi-ciones generales a travs del ejemplo de la comuna periurbana de San Jos de Cocotog, que, como demuestra, cabe dentro de la caracterizacin de las organizaciones de EPS que hace la LEPS.

    Al presentar su caso, el autor est mostrando, de hecho, que en el estu-dio de estas comunidades la economa no puede separarse de lo cultural, ni tampoco de lo poltico, tanto en lo interno como en lo relativo al sistema po-ltico del Ecuador. Tambin nos plantea que el espacio social ha sido atrave-sado por nuevos actores, como las organizaciones de la sociedad civil, cuyas intervenciones inciden sobre la situacin econmica y que, por tanto, deben ser incluidas en la investigacin. Finalmente, muestra que las estrategias de insercin de esta comunidad no pueden comprenderse sin registrar los cam-bios en su contexto regional y nacional (podramos agregar el nivel interna-cional, vinculado claramente con los procesos migratorios).

    Jcome hace un ejercicio de aplicacin de los principios de integra-cin social originados en la obra de Karl Polanyi, mediante el cual seala la utilidad de un enfoque sustantivo de la economa, a diferencia del en-foque reduccionista de la economa de mercado. Llegando al momento de las propuestas, surge una conclusin muy relevante: para poder pensar en programas y polticas pblicas, es importante conocer todo lo indicado, pues las relaciones e instituciones de las comunidades son por s mismas un recurso a movilizar a travs de su participacin, con un potencial eco-nmico que es necesario para lograr su reproduccin y desarrollo desde la perspectiva del buen vivir.

    Fausto Jordn sita la EPS, y sus cambios recientes, en el contexto de la crisis del empleo asalariado; detalla los conceptos de la Constitucin del Ecuador que, directa o indirectamente, apuntalan una poltica pblica de apoyo y promocin de la EPS, y afirma que solo el Estado puede genera-lizar los procesos de desarrollo de tal economa. Seala que para la de-finicin de esas polticas el gobierno de la Revolucin Ciudadana se ha equipado mediante la creacin de organismos especializados, como el Ins-tituto de Economa Popular Solidaria y la Corporacin Nacional de Fi-

  • Prlogo 23

    nanzas Populares. A la vez, desde una perspectiva especialmente interesa-da en el desarrollo rural, plantea que es necesario avanzar en la aplicacin del Cdigo Orgnico de Ordenamiento Territorial, Autonoma y Descen-tralizacin (Cootad). Esto sugiere que las polticas para la EPS atraviesan el sistema institucional pblico y que las polticas deben ser integrales, in-cluso, como afirma, entre las diferentes escalas, desde lo nacional a lo lo-cal. Tambin seala que contra esto atenta la burocratizacin del Estado.

    En relacin a lo anterior, aunque el autor valora el papel de organis-mos de la sociedad civil, en particular las ONG y comunidades que han ve-nido mostrando la posibilidad de tales emprendimientos, considera que ahora es el Estado, con su nueva institucionalidad, el que debe pasar a ge-neralizar esas experiencias. Ejemplifica, en lo que toca al conocimiento, con la experiencia institucional acumulada por el Instituto Nacional Autno-mo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), que ha generado un nuevo nivel de partida para futuras investigaciones, de cuyas evidencias cita nu-merosos casos.

    El autor constata la magnitud de los problemas socioeconmicos y la irracionalidad en el modo predominante de manejo de los recursos, lo que deriva en una fuerte inequidad adicional. A partir de ello, afirma que el conocimiento requerido para encarar estos problemas debe resultar de la combinacin de tcnicas ancestrales con las de ltima generacin en la bsqueda de la ESS, como es el caso de la seguridad alimentaria a nivel de comunidades rurales. Sealacomo lo hace Vctor Jcome en su trabajo que la ESS ya es practicada en muchos conglomerados rurales, pero que al-canzar su sostenibilidad es un problema no resuelto.

    Jordn enfatiza en que, cuando se trata de definir polticas integrales de mediano y largo plazos que ataquen la multiplicidad de acuciantes pro-blemas, como las polticas de soberana alimentaria, de derechos de la na-turaleza y otras de igual envergadura, es preciso que el Estado convoque a los institutos y universidades, a las ONG y a las comunidades, a las asocia-ciones locales de productores y de consumidores, a compartir objetivos e intercambiar conocimientos. Y ve a la ESS como un espacio multiescalar para esas alianzas y definiciones de poltica pblica.

    En una lnea convergente con la de Andino, Jordn destaca que la po-ltica pblica y sus gestores deben desarrollar su capacidad de escuchar, es decir, de conocer en dilogo con los que se presume destinatarios de las polticas, intercambiando saberes y conocimientos.

    Finalmente, sugiere varias lneas de investigacin que indican que la ESS requiere megaproyectos de investigacin, tales como: estudios de cuen-

  • Jos Luis Coraggio24

    cas completas enmarcadas en la problemtica del ambiente, la educacin y los derechos de los recursos naturales; ms all de los micro-emprendi-mientos, propone encarar estudios de corredores de la produccin y circulacin; finalmente, estudios de las estructuras de poder y de exclusin social como com-ponentes de metodologas dirigidas a generar condiciones para otras alter-nativas de ocupacin y empleo.

    Xavier Dvalos hace un recuento de trabajos de investigacin ya realiza-dos en Ecuador durante el perodo 2000-2011. Para ello, propone un ins-trumento que traduce conceptos tericos a algunos conceptos operativos necesarios para la produccin de datos. As, clasifica las actividades de ESS de acuerdo a una tipologa que adopta para organizaciones de este tipo: de autoproduccin (produccin para el propio consumo); solidaria de subsistencia (de produccin para alcanzar la reproduccin de la mano de obra), y de economa social capitalizada (con el objetivo de mejorar el nivel o calidad de vida). Como toda tipologa, puede ser discutida, substituida o completada con otras, pero muestra un camino frtil para organizar las investigaciones.

    Otra contribucin de Dvalos es que en su antologa incluye investiga-ciones que pueden proveer informacin y visiones tiles para los objetivos de este seminario, aunque respondan a una problemtica previa a la teori-zacin de la ESS. Por ejemplo: sector informal, unidades rurales o mode-los de desarrollo. En la misma lnea, podran incluirse las bases de datos y anlisis que gener el sistema nacional de estadsticas y censos, que pro-veen informacin til y que pueden mejorarse incluyendo otras variables propias de la ESS.

    El autor tambin propone algunas lneas prioritarias de investigacin: programas pblicos con incidencia en la ESS; puesta a prueba emprica de hiptesis alternativas sobre la tipologa de las organizaciones de la ESS, con la intencin de focalizar las polticas pblicas aumentando su efica-cia y eficiencia; anlisis de la Ley de Economa Popular y Solidaria y de su Reglamento, previniendo algunos de los problemas tipificados por la teo-ra de las organizaciones, y elaborando polticas y modos de gestin pbli-ca que los eviten.

    Finalmente, propone una sistematizacin propia de las lneas de in-vestigacin que detect durante este seminario.

  • IPlAnteAmIentos GenerAles entre

    conocImIento y PoltIcAs de economA socIAl y solIdArIA

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    CaPtuLo Primero

    A exPerIncIA brAsIleIrA nAs PoltIcAs PblIcAs PArA A ess

    paul singer

    1. Polticas pblicas para a ESS

    Polticas pblicas para a ESS visam amparar o desenvolvimento de uma economia caracterizada pela propriedade coletiva dos meios de produo e pela gesto participativa democrtica do processo econmico de pro-duo e distribuio e pela repartio da renda gerada pelo empreendi-mento segundo critrios de justia distributiva definidos em conjunto pe-los participantes do mesmo. Os empreendimentos que atuam segundo os princpios da Economia Social e Solidria (ESS) constituem um modo de produo, que se desenvolve em economias nacionais,nas quais o capita-lismo est presente h mais tempo e se caracteriza por relaes sociais de produo baseadas na propriedade privada dos meios de produo, sendo o trabalho executado por assalariados, cuja participao na renda gerada no empreendimento definida contratualmente entre empregador e em-pregados, a partir da contradio entre seus interesses, pois quanto maior a folha de pagamento dos trabalhadores tanto menor ser o montante de lucro auferido pelos donos do capital. E vice-versa.

    A propriedade privada do capital se concentra normalmente numa pe-quena frao da populao economicamente ativa. A maioria no proprie-tria de meios de produo s tem acesso a eles mediante a venda de sua capacidade de produo aos capitalistas por valores determinados pela re-lao entre oferta e demanda de fora de trabalho. A repartio da renda entre salrios e lucros se define num contexto dominado pelo antagonis-mo entre as classes sociais, em geral regulado pela legislao do trabalho vigente e pela capacidade de luta das organizaes sindicais de assalaria-dos e de empregadores em confronto.

  • Paul Singer28

    Diante do fato de que o capitalismo o modo de produo mais an-tigo e dominante, a cultura que prevalece na sociedade tende a considerar normal a subordinao dos que executam o trabalho pelos que determi-nam as normas que regem o trabalho e o destino das mercadorias por ele produzidas. Esta diviso de atribuies e poderes entre patres e emprega-dos condiciona a subordinao dos ltimos aos primeiros. A ESS surge co-mo reao de trabalhadores contra esta subordinao e visa precisamente elimin-la atravs da propriedade coletiva do capital pelos trabalhadores, entre os quais deve prevalecer total igualdade de direitos de participao nas decises que definem a diviso do trabalho e dos rendimentos que de-le decorrem.

    Nos setores da economia dominados pelo capitalismo, verifica-se a concorrncia entre os empreendimentos, que naturalmente tende a con-centrar a propriedade do capital nos mais poderosos, o que no pode deixar de aprofundar a subordinao dos trabalhadores aos seus patres. Nos setores dominados pela ESS, a concorrncia entre os empreendimen-tos tende a ser evitada, pois os seus donos os trabalhadores no alme-jam maximizar seus ganhos, mas fortalecer seus empreendimentos inclu-sive associando-os em redes ou em cooperativas de segundo e terceiro grau formadas pelas cooperativas singulares. Quando empreendimentos capi-talistas e solidrios se encontram no mesmo mercado a concorrncia en-tre os mesmos torna-se inevitvel: os empreendimentos capitalistas tm mais facilidade de dispor de capital em comparao com os empreendi-mentos solidrios, cuja vantagem relativa decorre da solidariedade entre seus trabalhadores-proprietrios assim como entre os prprios empreen-dimentos solidrios.

    Em cada pas, a disputa entre capitalismo e ESS um fato da vida, que se trava tanto no plano propriamente econmico quanto no plano polti-co e ideolgico. O capitalismo tende a ser dominante econmica e social-mente, mas seus frutos tendem a ser rejeitados pela maioria da populao, que raramente se beneficia deles. Por isso, cada vez mais comum que a ESS seja fomentada por governos democraticamente eleitos. Assim sendo, a luta de classes se desenrola em diferentes planos: patres e empregados se confrontam dentro dos setores da economia que so capitalistas. Na economia como um todo pode haver confrontos entre os diferentes mo-dos de produo, no plano poltico eventualmente na disputa pela apro-priao de fundos pblicos e/ou pelo espao de crescimento que a legis-lao, que regula a tributao da renda auferida por empresas capitalistas e empreendimentos solidrios oferece a um e outro modo de produo.

  • A experincia brasileira nas polticas pblicas 29

    neste contexto que se definem as polticas pblicas de ESS. Em mui-tos pases tais polticas sequer existem, em outros surgem como modali-dades de assistncia social, visando proteger e eventualmente reinserir so-cial e economicamente as pessoas e famlias que as crises do capitalismo, periodicamente marginalizam ou chegam a arruinar. Mas, neste semin-rio nos interessam os pases que adotam a ESS como modo preferencial de produo e por isso esto determinados a promover a sua expanso quan-titativa e o seu fortalecimento econmico e institucional.

    Para simplificar a exposio vamos adotar a hiptese de que o governo que deseja fomentar a ESS no limita suas polticas ao apoio aos mais po-bres, mas as estende tambm aos empreendimentos solidrios que dispem de capital prprio, mas sem praticar polticas que transformam empreendi-mentos capitalistas no em crise diretamente em empreendimentos de ESS. Esta hiptese se aplica experincia brasileira dos ltimos 8 anos, que cons-titui a base emprica deste ensaio. Ela combinou o apoio a empresas capita-listas com o fomento de empreendimentos da ESS. Esta postura do governo respeita as opes livremente adotadas pelos cidados, sejam empreendedo-res ou trabalhadores, por um ou outro modo de produo.

    2. Polticas pblicas de ESS

    As polticas de ESS tm freqentemente como objetivos: 1) transmitir con-hecimentos a trabalhadores e trabalhadoras que possam estar interessa-dos em optar pela ESS, para habilit-los a fazer esta opo conscientes das vantagens e desvantagens que ela implica; e 2) capacitar as pessoas j de-cididas a tentar a sorte na EES a dar os passos necessrios a uma insero efetiva na ESS seja mediante a associao com outros trabalhadores que fazem a mesma opo para formar novos empreendimentos solidrios, ou seja pela entrada em empreendimentos solidrios j em funcionamento.

    As polticas que perseguem o primeiro objetivo tm carter educati-vo, pois visam difundir conhecimentos sobre a realidade da ESS no pas e as diversas modalidades que seus empreendimentos assumem confor-me as caractersticas das regies em que se situam e os ramos de produo de que participam. Uma parte destas polticas se dirige aos educandos dos sistemas de ensino profissional desde o nvel elementar at o universitrio. No Brasil, as pessoas que no puderam cursar a escola quando jovens tm a oportunidade de recuperar seu atraso atravs do programa Educao de Jovens e Adultos (EJA), que realizado mediante convnios entre o gover-no federal e entidades da sociedade civil sem fins de lucro. No EJA, a eco-nomia solidria ensinada em todas as modalidades.

  • Paul Singer30

    No ensino superior, a economia solidria matria que pode ser ofe-recida em cursos de graduao e ps-graduao. Alm disso, ela se desta-ca nas atividades de extenso universitria, sob a forma de incubadoras de cooperativas populares, que atuam em cerca de uma centena de universida-des federais, estaduais e comunitrias. As incubadoras so formadas por professores e alunos das mais diferentes reas da universidade, o que lhes confere carter interdisciplinar. Elas incubam agrupamentos de trabalha-dores que cogitam de se associar em cooperativas. A incubao realiza-da por formadores, em sua maioria estudantes de graduao, que recebem conhecimentos que os habilitam a ensinar aos trabalhadores os princpios da economia solidria e as formas de sua aplicao s prticas econmi-cas associativas.

    A incubao consiste no s de ensino, mas tambm de acompanha-mento das cooperativas em formao, durante o qual os estudantes par-ticipam de atividades em que se decidem os passos que a cooperativa de-ve dar para alcanar seus objetivos. Os estudantes aprendem a enfrentar os desafios que cooperativas populares, isto , formadas por gente pobre, tm de superar. Neste processo, os estudantes conseguem muitas vezes asses-sorar as cooperativas, inclusive oferecendo acesso a tecnologias sociais, de que os estudantes tomam conhecimento por meio de contatos com pro-fessores, pesquisadores e tcnicos que trabalham na universidade.

    A incubao um processo de aprendizagem mtua entre universit-rios e trabalhadores. Os formadores estudantis transmitem conhecimen-tos que recebem na condio de alunos, mas tambm na de agentes de fo-mento da ESS. Cada cooperativa em incubao provoca intensa troca de conhecimentos entre os incubadores estudantis na medida em que enfren-tam desafios e aproveitam oportunidades que diferem entre as cooperati-vas em incubao porque decorrem das circunstncias especficas em que cada uma delas se desenvolve.Na incubadora da Universidade de So Pau-lo, que pude coordenar desde sua fundao por cerca de 5 anos, havia reu-nies semanais dos formadores estudantis com os professores e tcnicos, em que as experincias vividas nos processos de incubao eram intensa-mente discutidos. Nestas reunies, o aprendizado mtuo era evidente e a produo de novos conhecimentos a partir das experincias vividas era vi-tal para o aperfeioamento dos processos de incubao.

    O Programa Nacional de Incubadoras de Cooperativas Populares (ProninC) fomenta a formao de incubadoras nas universidades e nos Ins-titutos Federais de Educao Tecnolgica (IFET) em que ainda no exis-tem. Deste programa participam nada menos que 8 ministrios do gover-

  • A experincia brasileira nas polticas pblicas 31

    no brasileiro, que realizam polticas de ESS em parceria com incubadoras. Estas polticas visam, em geral, o desenvolvimento de novas atividades econmicas mediante o fomento a empreendimentos de ESS nas reas em que estes ministrios atuam. Um exemplo significativo Ministrio da Jus-tia, sob cuja jurisdio se encontra o sistema penitencirio nacional. A grande maioria dos que cumprem penas no Brasil formados por homens jovens de baixssima escolaridade, muitos j tendo mulher e filhos, que sustentavam com ganhos obtidos por meio de atividades delituosas. Uma vez cumprida a pena, os egressos das prises voltam sociedade, com m-nimas possibilidades de encontrar emprego, no s pela falta de qualifi-cao mas tambm pelo estigma de terem sido condenados. Conseqen-temente, as taxas de reincidncia no crime so altssimas. Tendo em vista reduzir a reincidncia, o Ministrio da Justia entrou no ProninC e em par-ceria com a Secretaria Nacional de Economia Solidria (senaes) executa um programa de desenvolvimento econmico das reas em que grande a presena do crime e da violncia por meio do fomento de empreendimen-tos da ESS, com a participao de incubadoras. O programa prev tambm a criao de cooperativas de trabalho nas penitencirias, com o objetivo de facilitar a insero scio-econmica dos egressos, uma vez cumprida a pe-na. O programa prev a conexo das cooperativas em penitencirias com as cooperativas localizadas nas reas em que vivem as famlias dos conde-nados, de modo a garantir que os egressos possam prosseguir em seu tra-balho cooperativo depois de cumprida a pena.

    O exemplo da poltica de fomento da EES pelo Ministrio da Justia apenas uma de diversas polticas de ESS, promovidas por vrios rgos do poder pblico. O Brasil um pas semi-desenvolvido, em que grande parte da populao pobre por ter sido marginalizadados processos de desenvolvimento. O capitalismo um modo de produo dinmico, que se expande a maior parte do tempo, mas se contrai quando entra em cri-se. Nestas ocasies, as oportunidades de emprego praticamente somem e muitos trabalhadores que estavam empregados perdem esta condio e por isso se tornam pobres. Quando a crise finda e a economia capitalista volta a crescer, uma parte dos trabalhadores que foi excluda pelo desem-prego consegue se reinserir, mas nem todos tm esta sorte, seja porque du-rante o tempo em que ficaram desempregados no puderam se atualizar profissionalmente, seja porque esto velhos demais para conseguir dispu-tar empregos com outros flor da idade.

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    Como sabido, o capitalismo dificilmente emprega a totalidade de pessoas que almejam um emprego, sendo normal a existncia de um exr-cito industrial de reserva. Quando ocasionalmente a demanda por mo de obra tende a exceder a oferta, a tendncia dos salrios subir, o que pode-ria comprimir os lucros, se as empresas no pudessem repassar o aumen-to de seus custos com a folha de pagamentos aos preos dos produtos que vendem. Como quase sempre este repasse feito, os momentos de pleno emprego so acompanhados por presses inflacionrias, que tm o con-do de se reproduzir ampliadamente. O temor inflao induz os gover-nosa adotar polticas de conteno do crdito e de reduo do gasto p-blico, para reverter a conjuntura. O resultado quase sempre a queda das vendas e dos investimentos, que ocasionam a reduo da demanda por for-a de trabalho e a reconstituio do exrcito industrial de reserva, ou seja, a excluso social e o aumento da pobreza.

    A presena da pobreza nos pases em que a economia capitalista no , portanto, casual, mas uma condio essencial para que a explorao da mo de obra ocorra normalmente. Para dar oportunidade a todos de participar do desenvolvimento e deste modo erradicar a pobreza, torna-se indispensvel desenvolver, ao lado das empresas capitalistas, empreendi-mentos de ESS que no visam o lucro e por isso no promovem a disputa pela renda entre o capital e o trabalho em seu seio. claro que empreen-dimentos solidrios tambm precisam produzir um excedente para ser in-vestido na expanso da capacidade produtiva e no aperfeioamento da mesma. Os scios de cooperativas limitam suas retiradas mensais para que uma parte da receita, que eles consideram adequada, possa ser colocada em diversos fundos de inverso. Este sacrifcio de ganho aceito pelos trabalhadores porque sabem que os recursos poupados para serem investi-dos continuam sendo deles e sero aplicados para melhorar seu padro de vida. A autogesto torna a poupana coletiva perfeitamente aceitvel para os scios, pois eles sabem que ela no passa de um adiamento do consumo que ser vantajoso para eles no futuro.

    A situao totalmente diferente nas empresas capitalistas porque a) oexcedente toma a forma de lucro e apropriado inteiramente pelos em-presrios e b) a deciso de eventualmente ampliar o excedente tomada unilateralmente pelos empregadores e s chega ao conhecimento dos tra-balhadores pela leitura do balano anual, quandoa deciso j foi imple-mentada e o aumento do lucro pode ser comparado com o montante de salrios pagos aos empregados. Coisas assim ocorrem normalmente nas empresas capitalistas e do lugar a lutas conduzidas pelos sindicatos que visam o aumento dos salrios para recuperar a participao dos trabal-

  • A experincia brasileira nas polticas pblicas 33

    hadores na receita resultante do seu trabalho. Os empregadores resistem s reivindicaes dos empregados porque visam a obteno duma taxa de lucro comparvel usufruda pelos capitais concorrentes. Sendo a taxa de lucro extrado da empresa considerado insuficiente pelos dirigentes da mesma, eles no hesitaro em fech-la no lugar em que est para reabr-la em outra localidade, eventualmente em outro continente, em que os sal-rios e/ou os tributos so menores, de modo a alcanar a taxa de lucro al-mejada.

    Podemos concluir, portanto, que se a reduo da pobreza um objeti-vo prioritrio do governo, torna-se necessrio que ele promova o desenvol-vimento da economia nacional por meio do fomento da ESS. O que requer diversas polticas pblicas que visam distintos objetivos:

    a. Disseminar entre a populao trabalhadora a convico de que o emprego assalariado no a nica nem necessariamente a melhor opo para ganhar a vida de forma digna; que h outras opes en-tre as quais se destaca o exerccio por conjuntos de trabalhadores associados de atividades por conta prpria.

    b. Oferecer aos trabalhadores que do preferncia a esta opo opor-tunidade de adquirir meios de produo e as habilidades profissio-nais necessrias para utiliz-los eficazmente e administr-los cole-tivamente.

    c. Estimular o desenvolvimento de sistemas financeiros solidrios cujos servios so necessrios para que os empreendimentos pro-dutivos cooperativos possam desenvolver plenamente suas poten-cialidades.

    3. Poltica pblica de desenvolvimento local por meio da ESS

    Uma poltica que no Brasil se mostrou importante a promoo do desenvol-vimento local por meio da ESS. Em vez de limitar as polticas de ESS ao apoio a trabalhadores que j decidiram se associar para desenvolver autonoma-mente atividades econmicas, contatar comunidades em bolses de po-breza e oferecer-lhes a oportunidade de desenvolver suas economias atra-vs da criao de empreendimentos cooperativos, viabilizados pela ao de agentes de desenvolvimento. Uma vez a comunidade tendo decidido se inte-grar ao Programa de Desenvolvimento Local de ESS, ela convidada a de-

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    signar entre os seus membros uma pessoa que ser o agente de desenvolvi-mento. Este ter por encargos:

    a. Motivar todos componentes da comunidade para que tomem parte ativa no processo, de modo que todos participem das tomadas de decises e da criao de empreendimentos solidrios.

    b. Se integrar red de agentes, que em cada estado dirigida por um coordenador diretamente ligado direo nacional do Programa. A funo da rede de agentes conectar cada comunidade em des-envolvimento s polticas pblicas municipais, estaduais e federais que sero imprescindveis para o desenvolvimento: banco comuni-trio, educao pblica, sade pblica, saneamento bsico, infra-es-trutura de energia, transporte, comunicao, armazenamento etc.

    A poltica de desenvolvimento local solidrio decorre do reconhecimento de que o desemprego, a misria e a excluso social no so situaes indivi-duais, mas coletivas. Ao contrrio do que supe a ideologia individualista, que atribui pessoa que sofre uma destas situaes a culpa de se encontrar nela, a ESS percebe que esta culpa o mais das vezes deriva da estrutura de classes em que a sociedade capitalista se divide e da conjuntura cclica que rege a dinmica da economia de mercado. Logo, reverter tais situaes exi-ge aes comuns de todas as vtimas, que sejam concomitantes para que se possam se apoiar mutuamente. Se numa favela ou num povoado, em que todos so pobres, um ou dois moradores decidem iniciar algum negcio quase certo que ele estar condenado ao fracasso por causa falta de po-der aquisitivo dos moradores, que se traduz em demanda insuficiente pe-las mercadorias que os negociantes colocarem venda.

    Agora se uma parte grande da favela ou povoado resolver iniciar uma srie de negcios que possam satisfazer as necessidades bsicas dos mora-dores ao mesmo tempo, todos estaro produzindo e vendendo mercado-rias e portanto ganhando dinheiro, o que torna possvel que todos que es-tavam ociosos condio freqente em comunidades pobres passem a produzir e comercializar, o que viabiliza os negcios e a satisfao das ne-cessidades bsicas de todos. O que se verifica, portanto que o desenvol-vimento solidrio objetiva resgatar da pobreza todos ao mesmo tempo, o que eticamente aconselhvel e economicamente indispensvel.

    Cumpre notar que o desenvolvimento local capitalista completa-mente diferente. Ele, em geral, desencadeado por iniciativa de alguma grande empresa privada, que investe em alguma explorao agrcola ou em extrao mineral, vegetal ou animal, visando vender a produo no merca-do mundial ou ento por alguma grande empresa pblica encarregada de

  • A experincia brasileira nas polticas pblicas 35

    realizar alguma obra de infra-estrutura, em geral de grande monta e lon-ga durao. Nestes casos inegvel que h benefcios, mas que atingem a uma frao s da comunidade: parte dos moradores consegue emprego, os negcios que servem aos novos assalariados vendem mais, lucram mais e se expandem. A arrecadao fiscal do municpio aumenta, o que permite prefeitura eventualmente fazer investimentos e expandir servios.

    Mas, como estes benefcios so s para alguns, o efeito total do pro-cesso aumentar a desigualdade, apesar da quantidade de pobres ter se reduzido em nmero absoluto e relativo. que a distncia em termos de rendimento monetrio e de padro de vida entre ricos e pobres se amplia a olhos vistos, por efeito do desenvolvimento capitalista. O ganho dos que ocupam cargos de direo nas novas empresas notavelmente maior do que o que ganhavam os ricos antes do desenvolvimento ter lugar. Nas comunidades pobres, pouco ou nada desenvolvidas, os poucos que no so pobres, em geral, usufruem rendas modestas em relao ao que gan-ham ricos em comunidades desenvolvidas, mas bem maiores do que o po-vo ganha em geral. Quando alguma destas comunidades passa por um desenvolvimento capitalista, surge uma nova elite, em geral vinda de fo-ra, e cujos membros tm proventos semelhantes ao da elite em sociedades desenvolvidas.

    Desenvolvimento solidrio e desenvolvimento capitalista no s so bem diferentes enquanto processos de transformao social e econmi-ca, como produzem sociedades distintas. O resultado do desenvolvimento realizado por meio da ESS tende a ser uma sociedade em que simplesmen-te no h pobres e ricos, mas trabalhadores em empresas no hierrquicas, nas quais os desnveis de ganhos ou inexistem ou so controlados por dis-positivos estatutrios. Observando as cooperativas atuais, verifica-se que os ganhos maiores equivalem, em geral, cinco ou seis vezes aos ganhos me-nores. Importa lembrar que estes intervalos so decididos em geral em as-semblias de todos trabalhadores do empreendimento, em que a maioria se situa no extremo inferior da distribuio. Eles poderiam facilmente de-cidir que os ganhos de todos sejam iguais, o que de fato praticado em algumas cooperativas. No obstante, ao que parece, na maioria das coo-perativas h alguma desigualdade de ganhos, adotada pela maioria por critrios de justia: os trabalhadores esto convictos que determinados s-cios, seja pelos servios que prestam ao coletivo ou pelo que sabem e po-deriam ganhar alhures, merecem ganhar mais. So sociedades sem classes, em cuja base econmica reina a democracia: nela ningum manda e nin-gum obedece.

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    No resta dvida que as sociedades capitalistas so caracterizadas no s por enormes desnveis entre ricos e pobres, mas pela tendncia destes desnveis aumentarem ao longo do tempo. Esta tendncia est estatistica-mente comprovada, apesar de que hoje a maioria das sociedades capita-listas serem democracia polticas. Aps a II Guerra Mundial, a vitria dos pases democrticos sobre o nazi-fascismo inaugurou um perodo de he-gemonia social democrtica, em que os Estados nacionais instituram o chamado Estado de Bem Estar Social, durante o qual a desigualdade foi nitidamente reduzida atravs da previdncia social e da legislao trabal-hista, que garantia ao assalariado um padro de vida considerado digno. Mas, nos ltimos 30 anos grande parte destas conquistas foi revogada em conseqncia da voga do neoliberalismo. Durante este perodo houve in-tenso crescimento da produtividade do trabalho e por tanto aumento co-rrespondente da produo de riqueza nas economias do capitalismo de-mocrtico. Este aumento foi apropriado em grande medida pelos capitais aplicados na intermediao financeira e na especulao nas Bolsas de Va-lores e pelos que administram estes capitais. Tudo indica que o principais beneficirios do progresso das ltimas 3 dcadas o famoso 1% da popu-lao, que denunciado pela rebelio dos Indignados, acampados (desde o dia 15.10.2011) junto aos centros financeiros das metrpoles e cidades de muitas dezenas de pases.

    4. Conhecimentos necessrios para o desenho e gesto de polticas pblicas para a ESS

    Desenhar e gerir polticas pblicas so um processo contnuo de ensaio e erro, no qual polticas tentativas so aplicadas em escala piloto e depois so cuidadosamente avaliadas para que o conhecimento assim gerado per-mita aplicar melhoramentos a ela. No caso em discusso aqui, trata-se de polticas pblicas que visam implantar as bases de uma outra economia. Antes de sua formulao, cada poltica pblica deve responder a certa pro-blemtica que as polticas existentes no solucionam ao todo ou o fazem duma forma que deixa muito a desejar. O conhecimento de que se necessi-ta obviamente o da problemtica que a poltica a ser formulada cumpre resolver ou resolver melhor do que a(s) poltica(s) existente(s).

    Este conhecimento de que se necessita no pode ser descoberto ou inventado de uma vez por todas, simplesmente porque a problemtica a resolver to pouco um fato dado de uma vez por todas. A problemti-ca-alvo decorre de um processo de transformao econmica e social que

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    avana ou recua o tempo todo, o que faz com que a problemtica alvo se-ja um alvo sempre em deslocamento. Logo o conhecimento necessitado um fluxo de problemas sujeito s aes dos que precisam encontrar so-lues para eles; estas aes prefiguram a poltica, embora de forma imper-feita porque as tentativas de soluo aplicadas podem afetar a problem-tica-alvo, sem resolv-la.

    No d para caracterizar o conhecimento necessitado antes de t-lo, por causa da problemtica em fluxo, que assume novas formas na medida em que os conflitos travados entre diferentes interesses e ideologias ao re-dor das solues propostas desembocam em vitrias de uns e derrotas de outros. A nica maneira de obter o conhecimento necessitado estudar o processo de transformao, de onde provm a problemtica, e procurar entender as foras sociais e econmicas em presena que impelem o pro-cesso de transformao ou pelo contrrio procuram cont-lo ou no mni-mo retard-lo.

    Em suma, o conhecimento necessitado comea por identificar os agrupamentos econmicos, de classe, poltico-partidrios, ideolgicos, culturais, religiosos, tnicos, de gnero e orientao sexual, ubiquados no tempo e no espao, ou seja, situados na histria e na geografia do pas, do continente e do mundo. O conhecimento necessitado pode ser gerado de duas maneiras: uma a acadmica, que se baseia em fontes secundrias atas de reunies, congressos etc., leis e projetos de lei, programas eleitorais e de governos, estatsticas, resolues, entrevistas, depoimentos etc.; a ou-tra a prtica, que consiste no envolvimento do investigador diretamente com as foras em presena e em conflito, que representam interesses, ideo-logias, culturas e eventualmente tradies diversas.

    Cada uma delas tem vantagens e defeitos. A acadmica tem a vanta-gem de ser rigorosa e se submeter ao controle de uma comunidade profis-sional, que persegue o mesmo tipo de conhecimento, e capaz de detec-tar erros, omisses, enganos, contradies lgicas e assim por diante. O seu defeito que ela s trabalha com informaes pretritas, de episdios j encerrados, sendo incapaz de captar o momento presente do processo, pois o acadmico pretende ser um observador e analista neutro, que no se imiscui nos conflitos em marcha. O defeito de uma a vantagem da outra: a abordagem prtica consiste na participao no processo do investigador enquanto militante, na medida em que o processo de transformao alme-jado um processo poltico, impulsionado pelos partidrios da ESS e pre-sumivelmente obstado pelos partidrios do statu quo e quem sabe tam-bm por partidrios de outros projetos alternativos ao capitalismo.

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    Na realidade, no d para abrir mo nem de uma e nem da outra das duas maneiras de gerar o conhecimento necessitado. O rgo de governo encarregado da formulao das polticas de EES tem de promover tanto o estudo acadmico sobretudo do pano de fundo histrico da problem-tica em questo quanto o envolvimento no que est agora sendo chama-do de pesquisa-ao, que consiste no levantamento da situao objetiva das populaes envolvidas na problemtica e ao mesmo tempo de suas dis-posies subjetivas sob a forma de reivindicaes, plataformas, bandeiras de luta e semelhantes. A combinao dos resultados das duas abordagens, que pode ser levada a cabo atravs de oficina, seminrio ou conferncia, no d ainda exatamente o conhecimento necessitado mas j representa um grande passo em sua direo. O outro passo seria a formulao provi-sria de uma primeira verso da poltica almejada, a ser aplicada em esca-la piloto para submet-la a uma primeira experincia prtica e assim veri-ficar o quanto se pode esperar que ela atinja os objetivos colimados. Este passo deveria ser a continuao da pesquisa-ao que ofereceu fundamen-tos formulao provisria da poltica.

    At aqui tratamos do conhecimento necessrio formulao e ges-to de polticas pblicas singulares de ESS. Acontece que o conjunto des-tas polticas pblicas deve formar um todo razoavelmente coerente e con-sistente, j que todas almejam a mesma transformao scio-econmica. Para garantir esta consistncia indispensvel que o rgo encarregado da ESS disponha de duas fontes contnuas de informaes: uma sobre o que est acontecendo no movimento da ESS (no singular ou no plural) e ou-tra sobre o que est acontecendo na realidade scio-econmica e poltica da prpria ESS, enquanto parte integrante da realidade social e econmi-ca do pas.

    A primeira fonte deveria consistir numa conexo viva alimentada por peridica troca de idias e propostas entre o rgo do governo e a(s) direo(es) do(s) movimento(s) de ESS. Esta conexo seria no s uma importante fonte de informaes e idias, mas, mais do que isso, um es-pao de coordenao poltica entre o Estado e a sociedade civil no que con-cerne a ESS. A outra fonte poderia consistir num mapeamento sistemti-co peridico da ESS no pas atravs de levantamentos de campo de todas entidades desde empreendimentos at rgos sem fins de lucro da socie-dade civil que fomentam a ESS em todo o pas. No Brasil, a senaes vem promovendo o mapeamento da economia solidria desde 2005. Este ti-po de levantamento oferece dados preciosos para a avaliao das polticas que esto sendo realizadas, mas sobretudo permite acompanhar a proble-mtica da construo do novo modo de produo, o que oferece um con-

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    hecimento essencial para poder julgar o processo de transformao em marcha e de que forma ele vem afetando o povo mais carente de ateno e apoio, que sobrevive no que no Brasil chamamos de economia popular.

    Hoje o mapeamento da economia solidria est sendo tentado em di-ferentes pases. Seria desejvel que a metodologia destes mapeamentos fosse padronizada, na medida do possvel e do conveniente para todos par-ticipantes, pois os estudos comparativos da ESS em escala internacional seriam de valor inestimvel para dissipar o denso clima de ceticismo que ainda cerca o debate sobre a viabilidade futura da ESS e por tanto da sua relevncia para um possvel (e desejvel) mundo ps-capitalista.

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    CaPtuLo segundo

    lA economA socIAl y solIdArIA en euroPA y en FrAncIA

    Jean-louis laville

    La economa solidaria en Europa no es una realidad reciente. Apareci en el siglo XIX con la emergencia de movimientos obreros y campesinos, pe-ro fue progresivamente olvidada y/o marginalizada. Este enfoque es nue-vamente de actualidad desde hace unas dcadas. Implica a la vez el retor-no de un proyecto de economa solidaria profundamente anclado en una voluntad de transformacin social as como su articulacin a las organiza-ciones de economa social (asociaciones, cooperativas, mutualistas), mu-chas de las cuales se fueron banalizando con el tiempo. Este proyecto se re-fleja en la nueva denominacin de Economa Social y Solidaria.

    Este texto se propone examinar a la Economa Social y Solidaria (ESS) en Europa en una perspectiva histrica, mostrando la manera en que su gnesis y su actualidad son articuladas a la evolucin de un proyecto de izquierda, de lucha contra las desigualdades. Partiendo de tal enfoque, analizaremos de qu manera la ESS puede ser un componente del nue-vo proyecto de la izquierda en el siglo XXI, pero tambin las dificultades encontradas para ir en esa direccin. En un segundo momento, se preci-sar la situacin francesa, ilustrando cmo la relacin entre investigado-res y actores participa desde la dcada de 1980 en el desafo de construir otra economa.

    1. Las izquierdas y la ESS en Europa

    Para presentar a las izquierdas podemos referirnos a la definicin que se ha vuelto clsica del filsofo italiano Norberto Bobbio (1996), segn la cual aquello que caracteriza histricamente a las izquierdas es la preocupacin por la igualdad. Advertimos hasta qu punto este enfoque es actual ya que uno

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    de los problemas mayores de fines del siglo XX y de principio del siglo XXI es la explosin de las desigualdades.

    El asociacionismo solidario como proyecto original de la izquierda

    El liberalismo utilitarista se impuso como elemento constituyente de la modernidad, iniciado por las revoluciones democrticas inglesas y france-sas en el siglo XVIII. Pero desde el inicio del siglo XIX, la difusin del prin-cipio del mercado condujo a mltiples perturbaciones de la vida social. Durante este perodo tumultuoso, frente a las tentativas de instaurar mer-cados de trabajo, de la tierra y de la moneda, la economa popular consti-tuye un refugio y una proteccin para numerosos campesinos y obreros.

    Este regreso hacia una economa tradicional no es la nica reaccin frente al proyecto de la sociedad de mercado. Autores importantes como Owen y Fourier son conscientes de las amenazas antropolgicas vincula-das a la extensin de las relaciones de mercado. Segn ellos, era necesario dar la espalda al principio de inters para refundar una pertenencia colec-tiva. Sus obras siguen siendo clebres por haber propuesto nuevas reglas para una sociedad moderna.

    El primer proyecto del socialismo que se opuso al liberalismo y que en-carn a la izquierda se puede ver como una combinacin entre los recur-sos de la economa popular y la voluntad de poner en prctica ciertos es-critos utpicos.

    Este asociacionismo solidario se caracteriz por su resistencia a las fuerzas del mercado, pero su especificidad residi en la importancia de la realizacin de experiencias sociales que permitan vivir concretamente las relaciones democrticas en la vida econmica y social. Para ello, exigi el reconocimiento jurdico de las asociaciones obreras y campesinas.

    En suma, esta primera izquierda afirm la necesidad de realizar expe-riencias que permitieran la encarnacin de otras motivaciones humanas ms all del inters. Adems, para que dichas experiencias pudieran ver-daderamente contribuir a la construccin de una economa moderna, en las reivindicaciones colectivas se consider prioritaria la modificacin del marco institucional y legislativo.

    As es que, en una primera etapa, la izquierda manifest la voluntad de extender el principio de igualdad obtenido en el plano poltico al conjun-to de las relaciones sociales y econmicas. Dos temas simbolizan esta pri-mera etapa: el de la asociacin y el de la solidaridad.

  • La ESS en Europa y en Francia 43

    La ideologa del progreso y el surgimiento de varias izquierdas

    Todas las formas de auto organizacin impulsadas en la primera fase que acabamos de ver iban a ser intensamente combatidas por el liberalismo, que las descalificaba como utpicas. El liberalismo insista en la impor-tancia del desarrollo econmico. Afirmaba que lo esencial reside en la acu-mulacin de riquezas con el fin de resolver la cuestin social. Es la ideo-loga del progreso y del productivismo que se instalaba, asociada con una represin muy importante de las diferentes formas del asociacionismo so-lidario. Frente a la fuerza de esta ideologa del progreso y de la represin, la izquierda se dividira entre diferentes tendencias dentro del movimien-to socialista.

    La mayor parte del movimiento obrero adopt progresivamente un anlisis marxista de la sociedad que pone el acento en la lucha de clases. Esta opcin conllevaba una desvalorizacin de las formas de auto organi-zacin que haban sido privilegiadas en el perodo precedente. El tema cla-ve pasa a ser la propiedad de los medios de produccin. Para ello, la prio-ridad afirmada por el leninismo era la toma de poder por el Estado. Este voluntarismo, que acordaba un lugar importante a las vanguardias, pro-pona un cambio de sistema econmico que durante una parte del siglo XX represent una alternativa al capitalismo. Paradjicamente, el totalita-rismo inherente a este modelo iba a conducirlo a su colapso y a validar la sentencia de Thatcher de que no existe una alternativa al capitalismo. El fracaso del marxismo-leninismo es as una experiencia mayor de la izquier-da en el siglo XX.

    Una parte minoritaria del movimiento obrero y socialista qued ata-da durante mucho tiempo a las experiencias asociativas y a su desarrollo cooperativo y mutualista. Esta parte de la izquierda se caracterizaba por su rechazo a la violencia y por su creencia en la ejemplaridad de las prcticas sociales que podran difundirse en la sociedad, ya que ellas demostraran su superioridad frente a las empresas capitalistas. Tal voluntad de impo-nerse por la va de formas econmicas no-capitalistas llev a sus actores a acentuar la dimensin econmica en detrimento de la dimensin poltica y emancipadora, las que estaban muy presentes al principio. Aun cuando las empresas de la economa social ganaron importancia en trminos eco-nmicos, fueron marginalizadas desde un punto de vista poltico y no pu-dieron realmente producir el cambio social al cual aspiraban sus actores.

    Finalmente, la corriente socialista que fue capaz de aportar un cambio real y durable que permiti civilizar al capitalismo fue la socialdemocra-cia. Ella conoci su apogeo despus de la Segunda Guerra Mundial, com-

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    binando la extensin del Estado social con los principios econmicos key-nesianos. Las socialdemocracias nacionales regularon el mercado a travs de la planificacin de ciertos sectores de actividad, desarrollando la nego-ciacin colectiva con los sindicatos, logrando la aceptacin de incremen-tos importantes de las contribuciones fiscales y sociales. Dichas contribu-ciones permitieron financiar formas de redistribucin de riquezas a travs de la generalizacin del sistema de seguridad social y del auge de polti-cas sociales.

    La socialdemocracia pensaba haber encontrado un modo de equili-brar el desarrollo econmico y el desarrollo social en una sociedad de creci-miento. Es este modelo el que se desmoron con el advenimiento del neo-liberalismo.

    La cuestin que nos queda por plantear es la del posible invento de un nuevo proyecto de izquierda para el siglo XXI.

    Hacia un nuevo proyecto de la izquierda?

    Contra el neoliberalismo, la izquierda, a menudo, se contenta con propo-ner un regreso al keynesianismo. Pero, como dice Jos Luis Coraggio, pa-ra concebir un proyecto de izquierda que sea adaptado al siglo XXI, con-viene considerar los lmites del keynesianismo y de la socialdemocracia. El keynesianismo genera una visin tecncrata del cambio social que se apo-ya en una pericia macroeconmica. De la misma manera, la socialdemo-cracia en su conjunto ha admitido una dependencia del mercado. En efec-to, en este modelo es necesario que exista un crecimiento del capitalismo mercantil para poder luego redistribuir en favor de la justicia social. La so-lidaridad est de esta manera indexada a los resultados del mercado. Tanto el keynesianismo como la socialdemocracia funcionaron con una separa-cin entre la economa (reducida al capitalismo mercantil) y lo social (re-ducido a la accin del Estado).

    Un nuevo proyecto de izquierda supone, en primer lugar, considerar la economa ms all del mercado. Esto significa que las polticas pblicas deben favorecer todas las experiencias que se apoyan en lgicas distintas a las del mercado, y en particular aquellas que valoricen formas de reciproci-dad igualitarias reanudando el proyecto del asociacionismo solidario.

    Adems, un nuevo proyecto de izquierda supone considerar lo social ms all del Estado. Esto significa que es necesario rechazar la regresin fi-lantrpica que reduce la solidaridad a formas de compasin y de benevo-lencia hacia los pobres. Se trata de reafirmar la dimensin democrtica de la solidaridad, pero tambin de combinar los dos pilares de la solidaridad

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    democrtica. Esto supone, por un lado, la accin de un Estado redistribui-dor y el reconocimiento legal de los derechos humanos as que sociales y ecolgicos; y por el otro, que se otorgue un espacio a las formas de auto or-ganizacin de la sociedad civil basadas en una solidaridad ms horizontal. Tal es el gran desafo de una nueva forma de accin pblica: lograr la arti-culacin de las experiencias de la sociedad civil con las polticas pblicas creadas especficamente para esas experiencias.

    En suma, los principales lmites de la socialdemocracia residen en una particin demasiado rgida entre lo econmico y lo social, y en la creencia de las virtudes del crecimiento. De ah la importancia de apoyarse en las experiencias civilizadoras de la socialdemocracia y, al mismo tiempo, reno-varlas gracias al respaldo aportado a las iniciativas ciudadanas. La dificul-tad consiste en no basarse exclusivamente en las virtudes del crecimiento y de la redistribucin.

    Por esta razn, una nueva orientacin de la izquierda europea alcan-zar a estructurarse tanto ms si participa de un dilogo con los concep-tos que han sido desarrollados en Amrica Latina, y en particular aquellos del Buen Vivir y de la economa plural. As, la ESS lograr no ser reducida a una subeconoma para los pobres, sino que podr convertirse en un ins-trumento de transformacin, en el marco de una transicin hacia un nue-vo modelo socioeconmico que sea a la vez ms democrtico y ms atento a los desafos ecolgicos.

    2. La relacin entre la investigacin y los actores de la Economa Social y Solidaria en Francia

    La elaboracin de un nuevo modelo socioeconmico supone, entre otras condiciones, nuevas relaciones entre investigadores y actores. Desde este punto de vista, el caso francs se construy a partir de una evolucin en tres tiempos. En un primer momento, la investigacin estaba centrada so-bre la economa social. Esta orientacin tradicional fue completada en un segundo tiempo por la experiencia y por la emergencia de un nuevo objeto de investigacin, la economa solidaria. En un tercer periodo, fue la Econo-ma Social y Solidaria la que se convirti en un objeto de polticas pblicas.

    La investigacin sobre la economa social

    Histricamente, la investigacin en Francia sobre la economa social ha si-do realizada a travs de la contribucin de un cierto nmero de autores re-

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    ferenciales en sociologa (Desroche), en economa (Vienney) o en historia (Gueslin).1 Estas investigaciones han permitido identificar un enfoque de la economa social que se fundamenta sobre caractersticas precisas. Es un conjunto de organizaciones definidas por sus estatutos jurdicos (asocia-cin, cooperativa y mutualidad) que comparten el hecho de limitar el po-der y la distribucin del capital, y de constituir en cambio un patrimonio colectivo. Estas organizaciones pueden ser vistas como la combinacin de una empresa y de una asociacin de personas. Estn constituidas por per-sonas que se asocian para crear una actividad econmica.

    Es necesario tener en cuenta que este enfoque de la economa social se diferencia del enfoque anglosajn del tercer sector (Laville, 2000) por-que no asla las asociaciones sin fines de lucro, sino que las agrupa con las cooperativas y las mutuas, todas las cuales limitan la distribucin de las ganancias. Este enfoque identifica as a las organizaciones no capitalistas.

    La investigacin en economa social se bas principalmente en estas organizaciones. Los estudios consistieron en cuantificar el nmero total de estas organizaciones para darles visibilidad en las estadsticas naciona-les, siendo fcilmente identificadas gracias a su estructura jurdica. Los es-tudios ms cualitativos muestran en cambio que la especificidad jurdica no impide un isomorfismo institucional. El conjunto de las monografas socioeconmicas pone en evidencia una tendencia a la banalizacin de las entidades de la economa social. En los estudios de economa social, el mo-delo central es el modelo cooperativo, que es portador de una ambigedad fundamental. El xito del modelo cooperativo es evaluado sobre la base de su resultado en el mercado, pero al mismo tiempo este xito lleva a una tendencia recurrente a la identificacin con las empresas capitalistas del mismo sector. Los estudios de economa social que dan cuenta de esta di-ficultad muestran que cuesta que perdure la identidad de las cooperativas establecida por los estatutos debido a que deben competir con empresas capitalistas. Es necesario observar que, en los aos ochenta, la investiga-cin en economa social es asumida por un nmero limitado de investiga-dores especialistas en estos temas.

    La emergencia de la economa solidaria como objeto de investigacin

    A partir de 1981 se inicia una nueva etapa, marcada por el cambio polti-co sustantivo que conoce Francia con el acceso de la izquierda al poder. Se

    1 Sobre las diferencias entre estos autores, puede consultarse Desroche (1983), Vienney (1994) y Gueslin (1999).

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    dispone de nuevas financiaciones para la investigacin, ms abiertas a te-mticas de economa social, pero tambin en un contexto marcado por el aumento del desempleo. Nuevos estudios son realizados, por ejemplo, so-bre el lugar que ocupan las cooperativas de trabajo; pero, en la frontera de la economa social, aparecen experiencias inditas. Dos instituciones crea-das en ese momento, la Delegacin interministerial de la Economa So-cial y la Delegacin interministerial para la insercin de jvenes van a facilitar las investigaciones sobre estas experiencias. As, la Delegacin de la Economa Social encarga un estudio sobre la duracin de los empleos generados a travs de las actividades realizadas en el marco del tratamien-to social del desempleo. Se trata de saber si estos empleos transitorios, que son destinados a encauzar el desempleo, pueden convertirse en ocupacio-nes permanentes. Por su parte, la Delegacin para la insercin de los jve-nes observa que no todos los jvenes buscan empleos en una empresa, sino que algunos procuran crear colectivamente una actividad. Estas interro-gaciones y constataciones llevan a una forma de investigacin-accin par-ticular. En toda Francia van a ser organizados encuentros que tienen por objeto debatir sobre estas formas de creacin de actividades a nivel local, especialmente aquellas organizadas por jvenes. Se crea un peridico (Jo-ven y actor) para poner en circulacin informaciones sobre estos temas. Se advierte que ese dispositivo de investigacin tiene una particularidad: los organismos de misin que tienen un a