Corea Cono Sur

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103 Corea y el Cono Sur de América: el jardín de senderos que se bifurcan. Mario Matus G. Analista del Instituto Internacional de Gobernabilidad E-mail: [email protected] Resumen Este artículo analiza las dimensiones estructurales que explican el proceso de divergencia entre Corea del Sur y el Cono Sur de Amé- rica Latina entre 1960 y 1997. Se pone especial acento en destacar que los roles cumplidos por el Estado coreano como agente promo- tor de claves institucionales dinamizadoras del desarrollo -tanto en la superación de barreras de “Antiguo Régimen”, en la construc- ción de capacidades empresariales basadas en un modelo de apren- dizaje e innovación tecnológica, en la construcción de capital hu- mano y en la formulación de una estrategia exportadora original- correspondieron a diversas capacidades históricamente adquiridas que escasamente han estado presentes en el Cono Sur y que se sin- tetizan en la impotencia del Estado en cumplir integralmente estas tareas de largo aliento, incluso en lo que se refiere a proporcionar entornos estables para la actividad económica. Desde ese punto de vista, se señala que el Cono Sur ha entrado sólo recientemente en una dinámica de aprendizaje de estas capacidades, pero se advierte que aún es un proceso lento, parcial e incompleto, dadas las limita- ciones estructurales impuestas por la especificidad de la región, el tardío inicio del proceso y el sesgo dominante contra toda actua- ción del Estado. Introducción A comienzos de la década de 1960 América Latina parecía con certeza des- tinada a ser la región emergente que seguiría los pasos de las naciones más desarrolladas. En aquellos años, el PIB per cápita de la región era en promedio el segundo en importancia después de las naciones más industrializadas, y tanto los países árabes, como Europa del Este y Asia Oriental, quedaban relegados a lugares posteriores. Cuarenta años más tarde la renta per cápita de América Latina sólo supera a la de Asia Meridional y a la de África (BID, 2000:VI). No es de extrañar que los países árabes, con sus recursos energéticos, hayan so- brepasado a América Latina, como tampoco resulta incongruente que la renta promedio de los países de Europa del Este la haya aventajado, dadas las mejo- Revista Instituciones y Desarrollo Nº 11 (2002) págs. 103-165. Institut Internacional de Governabilitat de Catalunya, Còrsega 255, 5º 1ª 08036 Barcelona, España

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Mario Matus

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    Corea y el Cono Sur de Amrica: el jardn de senderos que se bifurcan.

    Mario Matus G.Analista del Instituto Internacional de GobernabilidadE-mail: [email protected]

    Resumen

    Este artculo analiza las dimensiones estructurales que explican elproceso de divergencia entre Corea del Sur y el Cono Sur de Am-rica Latina entre 1960 y 1997. Se pone especial acento en destacarque los roles cumplidos por el Estado coreano como agente promo-tor de claves institucionales dinamizadoras del desarrollo -tanto enla superacin de barreras de Antiguo Rgimen, en la construc-cin de capacidades empresariales basadas en un modelo de apren-dizaje e innovacin tecnolgica, en la construccin de capital hu-mano y en la formulacin de una estrategia exportadora original-correspondieron a diversas capacidades histricamente adquiridasque escasamente han estado presentes en el Cono Sur y que se sin-tetizan en la impotencia del Estado en cumplir integralmente estastareas de largo aliento, incluso en lo que se refiere a proporcionarentornos estables para la actividad econmica. Desde ese punto devista, se seala que el Cono Sur ha entrado slo recientemente enuna dinmica de aprendizaje de estas capacidades, pero se advierteque an es un proceso lento, parcial e incompleto, dadas las limita-ciones estructurales impuestas por la especificidad de la regin, eltardo inicio del proceso y el sesgo dominante contra toda actua-cin del Estado.

    Introduccin

    A comienzos de la dcada de 1960 Amrica Latina pareca con certeza des-tinada a ser la regin emergente que seguira los pasos de las naciones msdesarrolladas. En aquellos aos, el PIB per cpita de la regin era en promedioel segundo en importancia despus de las naciones ms industrializadas, y tantolos pases rabes, como Europa del Este y Asia Oriental, quedaban relegados alugares posteriores. Cuarenta aos ms tarde la renta per cpita de AmricaLatina slo supera a la de Asia Meridional y a la de frica (BID, 2000:VI). Noes de extraar que los pases rabes, con sus recursos energticos, hayan so-brepasado a Amrica Latina, como tampoco resulta incongruente que la rentapromedio de los pases de Europa del Este la haya aventajado, dadas las mejo-

    Revista Instituciones y Desarrollo N 11 (2002) pgs. 103-165. Institut Internacional de Governabilitat deCatalunya, Crsega 255, 5 1 08036 Barcelona, Espaa

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    ras relativas ocurridas en la era Krushev, y a pesar del posterior deterioro gene-ral de las condiciones de vida a partir de 1990. Pero si llama la atencin que laregin de Asia Oriental, conformada entre otros pases, por los llamados 4tigres asiticos tambin lo haya hecho, considerando que Amrica Latina con-t con condiciones iniciales ms favorables para desarrollarse y que la fase decrecimiento asitica fue mucho ms tarda, producto de la situacin de post-guerra. En todo caso, como puede apreciarse en la figura 1, slo a partir de 1980la divergencia entre ambas regiones comenz a hacerse notar.

    Figura 1. Trayectoria comparada del PIB per cpita PPA del Cono Sur deAmrica Latina vs/ media de 3 tigres asiticos (a precios corrientes in-ternacionales)

    Fuente: diseo propio, a partir de World Bank; "World Development Indicators on CD-ROM 2000". Washington2000.Nota :La media de Amrica Latina no incorpora a Mxico, Bolivia y Cuba, para los que no haban suficientesdatos. La media de Asia Oriental incluye a Hong Kong, Corea y Singapur. Los datos de Taiwan eran insuficientes.

    Desde cundo empez realmente la evolucin divergente de ambas regio-nes? Qu fenmenos impulsaron direcciones tan distintas?. En gran medida, laliteratura especializada se ha encargado de justificar la necesidad y la potenciade esa comparacin como la indagacin de los principales interrogantes queresultan de ella, pero poco se ha avanzado en localizar los principales procesossubyacentes. Por ello, resulta sumamente esclarecedor comparar la envergaduray el carcter de las principales transformaciones ocurridas en ambas regiones,en la idea de identificar su naturaleza y la amplia gama de sus consecuencias,especialmente desde un trasfondo econmico institucional. Por qu, en ltimainstancia, conviene apelar a razonamientos institucionales?. Esperamos que losargumentos que siguen puedan ser lo suficientemente elocuentes para justificarsu presencia. Comencemos nuestro examen.

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    A partir de la figura 1 podemos constatar ciertas dinmicas interesantes. Laprimera observacin general es que hubo tres oleadas de divergencia entre lostres tigres asiticos para los que disponamos de datos estandarizados (HongKong, Corea y Singapur) y el Cono Sur y Amrica Latina, en general. La primerafase de divergencia fue relativamente suave -por lo mismo, casi imperceptible-y transcurri entre 1975 (momento en que exista casi un total paralelismo conel promedio latinoamericano) y 1980. A partir de ese ao se abre una segundafase en la que al mal desempeo econmico de Amrica Latina durante la dca-da de 1980 se suma el acelerado despegue de las economas del Asia Oriental,generando una brecha que se va ensanchando a ritmos cada vez mayores entre1981 y 1988. A partir de ese ltimo ao, la estabilizacin latinoamericana -conseguida con fuertes programas de ajuste- no logra evitar el empeoramientode su atraso relativo respecto a los tres pases asiticos considerados, situacinque se mantiene hasta 1997, momento en el que asom la llamada crisis asiti-ca. La duplicacin de la brecha de renta entre la segunda y tercera fase, sugierea su vez, que el atraso relativo de Amrica Latina respecto al Sudeste Asiticono es meramente atribuible a la "dcada perdida" de 1980, sino ms bien questa se debe a una suma de efectos acumulados, vinculados a un conjunto deexperiencias y capacidades insatisfactorias, respecto a las que la crisis de ladeuda -en lo que toca a las condiciones internas y al grado de madurez de laspolticas econmicas- sera un reflejo.

    Una segunda observacin que corrobora la fuerza del proceso de divergen-cia es que, abstrayendo el desempeo por pases (en el que Chile representa uncaso de relativo pero limitado xito), ninguna de las regiones de Amrica Latina(Cono Sur, Comunidad Andina y A. Central + Caribe Latino) escap a estatendencia general. A pesar de que cada subconjunto evolucion a distintos ni-veles, ninguno de ellos logr generar un proceso de relativa convergencia soste-nida, no obstante la dcada de 1990 signific una clara mejora respecto alperodo anterior. La razn es que mientras alguna regin de Amrica Latina serecuperaba y volva a crecer a tasas significativas (como aparenta ser el caso delCono Sur), los tres pases asiticos considerados crecan a tasas muy superiores,lo suficiente como para ensombrecer el progreso real americano e impedir an-lisis triunfalistas adjudicables al conjunto del Cono Sur, paradjicamente a pe-sar de que tanto en trminos de progresos en Desarrollo Humano como endisminucin de la Pobreza Humana apareca una clara senda de avance.

    Una tercera observacin se refiere a la relacin entre transformaciones es-tructurales, cambios en la poltica econmica y los efectos resultantes. Como esde esperar, tuvo que mediar un plazo -diferente segn la envergadura del cam-bio- para que algunas transformaciones o lineamientos de poltica econmicaen las regiones comparadas decantaran sus efectos sobre ambos procesos y ge-neraran en ellos un sentido divergente. En algunos casos, podemos estimar unarepercusin relativamente inmediata, y en otros, los efectos slo pueden serobservables claramente en una perspectiva ms larga. En cualquier caso, ambasdinmicas expresan el grado de virtud/defecto de las operaciones de polticaeconmica como de las transformaciones de tipo estructural a travs de ten-

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    dencias de largo plazo. En lo que sigue, trataremos de demostrar que estas din-micas de largo plazo pueden ser ledas como aprendizaje de capacidades econ-micas de tipo institucional.

    Conocidos los factores concurrentes en cada una de estas fases, y conside-rando los efectos a mediano y largo plazo de cada uno de los cambios de polti-ca y de replanteamiento de los escenarios econmicos, estaremos en condicinde examinar las dinmicas institucionales que subyacen a las principales trans-formaciones. Para ello, acudiremos a una tabla comparativa (Cuadro 1) de losprincipales entornos y transformaciones, y sus repercusiones dentro del mismoperodo como en otros posteriores. Hemos escogido la evolucin de los pasesdel Cono Sur, que son los que sin duda reflejan mejores desempeos econmi-cos hasta la actualidad, y el caso especial de Corea del Sur -en adelante Corea-por ser el caso ms exitoso dentro de su regin. Esta eleccin implica eliminardistancias ms significativas entre Asia Oriental y otras regiones de AmricaLatina y por tanto, favorece la identificacin de las dinmicas ms influyentesen los procesos de divergencia. En algunos casos especficos, se ha incorporadoa Mxico en la media aritmtica del Cono Sur, cuando era recomendable reali-zar comparaciones en cuanto a tamao y envergadura de las economas; enotras comparaciones en un mbito especfico - como es el caso de la educacin-se han escogido dentro del Cono Sur slo a los pases de mejor desempeo

    La primera fase de cambio la situaremos entre 1960 y 1980, en la idea deanalizar sus efectos a corto-mediano-largo plazo dentro del mismo perodo de20 aos. La segunda fase considerada ir desde 1981 a 1988. La tercera y finalir desde 1988 hasta 1997, momento de estallido de la crisis en Asia y que sededicar a la sntesis final. Por supuesto, la eleccin de los aos es convencionalpero en gran medida se sustenta en las propias periodizaciones ya usadas paraseguir la evolucin de la economa de Corea. Por ese mismo motivo, tanto losprocesos de transformacin como sus efectos tendrn a Corea como patrn dereferencia.

    Primera Fase de Cambio (1960-1980)

    Comenzaremos haciendo un paralelo de ambos procesos a partir del cuadro1, que los resume para el perodo 1960-1980. Por supuesto, algunos de los efec-tos de largo plazo deben ser trasladados a las dos fases posteriores. Cada pero-do, a su vez, presenta un entorno histrico bsico, que no debe entenderse msall de un condicionamiento muy general, dado que las transformaciones que losiguen ms abajo no responden mecnicamente a ese paisaje de tipo general.Por esa misma razn, slo se le sealan efectos genricos, que nicamente sedesglosan en el caso de transformaciones esenciales. A su vez, entre aquellas nonecesariamente existe un orden de precedencia o de causalidad lineal. Slo selas ha enunciado en virtud de su potencial transformador y de su propia especi-ficidad dentro del proceso de cambio. Evidentemente, las repercusiones son

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    parte del debate, aunque muchas de ellas ya se encuentran respaldadas por tra-bajos de gran influencia, que citaremos slo en los casos ms indispensables.

    Cuadro 1. Transformaciones y efectos comparados Corea / Cono Sur A.Latina 1960-1980

    Entornos histricos subyacentes y transformaciones o permanencias relevantes

    Efectos de corto-mediano-largo plazo dentro del perodo Fases de Cambio

    Corea Cono Sur de Amrica Latina

    Corea Cono Sur de Amrica Latina

    Entorno histrico Entorno histrico

    Aprovechamiento extremo de la experiencia colonial japonesa y situacin de post-guerra (de Corea).

    Predominio de formas populistas o de fuertes fracturas polticas, decadencia del modelo sustitutivo

    Escenario de recuperacin

    Escenario de crisis latentes

    Transformaciones relevantes del perodo

    Transformaciones o inercias relevantes del perodo

    1. Aparicin de un tipo de Estado fuerte, dotado de una gran capacidad de autonoma y gestin

    1. Mantenimiento de un Estado dbil, con escasa autonoma respecto a las presiones patrimonialistas de los agentes polticos, incluye gobiernos de facto o autoritarios

    Libertad de accin para planificar y ejecutar polticas de impacto estructural en la economa

    Polticas de impacto estructural trabadas por las crisis del modelo de crecimiento, por la dependencia a condiciones de patrimonialismo, de compromiso y a graves condiciones de agencia

    a) Reforma agraria acompaada de modernizacin, surgimiento orgnico de la industria

    a) Rezago agrario, modernizacin parcial (redistribuciones prediales), surgimiento inorgnico de la industria

    b) Urbanizacin tarda, pero intensa y vinculada al crecimiento de la actividad industrial

    b) Urbanizacin temprana, pero dislocada de una transformacin productiva armnica, crecimiento de la marginalidad urbana

    2. Superacin de barreras premodernas al desarrollo

    2. Pervivencia de condiciones de Antiguo Rgimen que coexisten con modernizacin parcial

    c) Impulsos positivos para la aceleracin de la Transicin Demogrfica

    c) Impulsos negat ivos que retardan la Transicin Demogrfica, otro factor en el mantenimiento de la pobreza

    a) Administracin discrecional de la inflacin

    b) Empeoramiento creciente en el manejo de la inflacin

    b) Control equilibrado de los dficit presupuestarios

    b) Presiones permanentes para ensanchar los dficit presupuestarios

    c) Uso heterodoxo y eficiente del tipo de cambio

    c) Predominio de tipos mltiples y variabilidad excesiva del tipo medio

    d) Evolucin muy positiva del Ahorro Interno Bruto

    d) Estancamiento y fuerte deterioro en la capacidad de ahorro

    e) Elevada inversin interna e) Estancamiento en la capacidad de inversin interna y externa

    1960-80

    3. Establecimiento de reglas macroeconmicas bsicas para estabilidad

    3. Predominio de entorno macroeconmico errtico

    f) Crecimiento notable, cambio de la estructura productiva y mayor participacin de exportaciones en la economa

    f) Crecimiento moderado, mantenimiento de estructura productiva y crecimiento moderado del peso de exportaciones en el PIB

    Fuente: elaboracin propia.

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    Algunas de las transformaciones, siendo inicialmente trascendentales, pasana la segunda y tercera fase, y con ello, adquieren mayor fuerza transformadora.En otros casos, el efecto transformador no se proyecta en el tiempo debido a laausencia de acciones que lo profundicen y lo consoliden, o simplemente a laaparicin de transformaciones en sentido antagnico, que terminan por restar-les poder y les impiden consolidarse como cambios estructurales. El grado decontinuidad de las transformaciones estructurales es lo que permite no slo sucarcter acumulativo, sino adems el sentido que otorgan al modelo de desarro-llo, y es lo que nos permitir deducir los principales desempeos institucionalesa largo plazo. Desde este punto de vista acumulativo, los 20 aos que medianentre 1960 y 1980 condensan la mayor parte de las intervenciones estructuralesen la economa y pueden combinarse muy bien con el proceso de decadencia yde abandono final (a excepcin parcial de Brasil) del modelo sustitutivo deimportaciones en el Cono Sur. Por tratarse de un perodo bastante largo, esnatural que en l se concentren la mayor parte de las transformaciones oreorientaciones fundamentales.

    Hemos situado dos contextos histricos muy dispares al comienzo de la fase1960-1980. En el caso de Corea, se trata de una situacin de recuperacingeneral despus de una seria crisis contextualizada por la Guerra de Corea. Sinembargo, a pesar del tono dramtico de la guerra, existen elementos positivos.La experiencia colonial bajo el dominio japons ha dejado ciertas experienciasfundamentales, especialmente el paradigma industrializador y capacidades em-presariales concentradas en empresas del sector pblico. La post-guerra ha sig-nificado un fuerte flujo de ayuda directa por parte de EE.UU, un traspaso decapacidades organizativas y tecnolgicas y el incentivo para acometer transfor-maciones fundamentales en reas de mucho atraso -especialmente en el sectoragrario y en la pauta de crecimiento demogrfico (Bustelo, 1994). Polticamentehablando, la tutela de EE.UU. sobre los gobiernos ha dejado una tremenda li-bertad de accin al Estado, dentro de ciertos lmites sealados por la polticaexterior norteamericana. El contraste principal con la ruina inmensa ocasiona-da por la guerra es la existencia de inmensos recursos y capacidades disponiblesa bajo costo. La dictadura de Park, desde 1961 hasta 1975 -ao de su asesinato-debe ser considerada clave en cualquier anlisis de este perodo.

    Sin embargo, los rasgos autoritarios de Corea no deben inducir a error. Apesar que la tendencia natural de algunos analistas se orienta a identificar dicta-duras con modernizacin econmica, la comparacin con el Cono Sur de Am-rica Latina seala que las dictaduras militares prolongadas no necesariamentelogran los mismos resultados. Los regmenes dictatoriales del Cono Sur, que seprolongaron desde fines de los aos 60s hasta fines de los 80s, an en el casoms "exitoso" de Chile -golpeado duramente por una crisis hasta mediados dela dcada de 1980- jams consiguieron los resultados de Corea. Lo autoritario,por tanto, no es ms que una envoltura superficial en que hay que penetrar paralocalizar las dinmicas esenciales.

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    Comparada a esta evolucin, la del Cono Sur es muy diferente. A comienzosde la dcada de 1960 estaba ingresando a una fase de considerable inestabilidadmarcada por la incapacidad del sistema poltico en conseguir mejores resulta-dos econmicos, en tanto las demandas sociales estaban aumentadoexponencialmente en la medida que se ampliaban los derechos electorales. Enmuchos casos, el caudillismo y el populismo se repartan el escenario polticodada la dificultad de los partidos en construir consensos estables (Argentina,Brasil, Paraguay). En otros casos, si bien los partidos seguan teniendo legitimi-dad y capacidad de representacin (Chile y Uruguay), se estaba generando uncuadro de polaridad que haca imposible generar una base de mnima estabili-dad (Touraine, 1989; Valenzuela, 1989). El principal problema, no obstante,era que la agudizacin del cuadro poltico segua a las frustraciones crecientesdel mbito econmico. El proceso sustitutivo vena en franca decadencia desdeinicios de la dcada de 1950. Por otra parte, los rasgos populistas se habanacentuado, reflejando en grado preocupante actitudes patrimonialistas de cap-tura de rentas en torno al Estado. Se haba forjado un desproporcionado apara-to burocrtico que inundaba de problemas de agencia no slo al sector pblicosino que adems impona su lgica rentstica en las relaciones entre el sectorprivado y el Estado (Dornbusch y Edwards, 1992). A pesar de ello, el punto departida del Cono Sur era mucho mejor al atraso relativo de Asia Oriental y as lorevelan todos los indicadores de calidad de vida. Sin embargo, las expectativassudamericanas eran sombras. No se vea la posibilidad de aprovechar lo here-dado para dar un salto cualitativo en temas de desarrollo. La cadena de golpesmilitares seguidos por largas dictaduras, en gran medida, no hizo ms que des-nudar estas falencias, y al paso, volvi a encubrirlas bajo moldes autoritarios,que en lo fundamental y salvo parcialmente en el caso de Chile, hicieron pervivirun modelo de Estado vaciado de autonoma, que continu dependiendo declientelas polticas y de proyectos populistas y que tuvo la caracterstica deaunar discursos, objetivos y demandas sociales y econmicas muy dispares. Lasdictaduras del Cono Sur hasta 1980 -en trminos generales- prosiguieron lamisma estrategia de desarrollo que haban heredado y cuando sus resultadoseconmicos empeoraron se vieron en serias dificultades, como en el caso deArgentina, cuya dictadura acudi a la Guerra de las Malvinas (1982) como sali-da poltica para intentar reconstruir su base de apoyo. La peor manifestacin deesta proyeccin del modelo de desarrollo heredado, con la excepcin de Chile(que no por ello se libr) fue la situacin de enorme indefensin en que seencontraban las economas de la zona antes del estallido de la crisis de la deudahacia comienzos de 1982.

    Junto a esta descripcin contextual, y en gran medida vinculada a ella, tene-mos un primer factor de cambio estructural. En el caso de Corea, se trata de laaparicin de una forma de Estado con fuertes atribuciones, muy asociada alcontexto de la Guerra Fra, pero con caractersticas propias muy importantes(Wade, 1990). Su rasgo principal fue la importante autonoma que asumi apartir de 1960 para disear y llevar a cabo importantsimas polticas de transfor-macin estructural del pas, que en muchos sentidos apareca muy atrasado enalgunas reas en relacin a los pases del Cono Sur de Amrica Latina. Pero este

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    aspecto no debe ser confundido con el autoritarismo, que en este caso fue unrasgo que acompa el proceso. Se trat ms bien de la capacidad del Estadopara generar un proceso autnomo de desarrollo, en vista de la ausencia defuerzas motrices o agentes transformadores de tipo moderno (burguesa,empresariado o lite modernizadora) que contaran con las capacidadesinstitucionales bsicas requeridas. En estos casos -como en el de Alemania yJapn como sus principales exponentes- el Estado lleg a adquirir las capacida-des institucionales fundamentales para arrancar el proceso y posteriormente lasdifundi a agentes externos a l (Gershenkron, 1968).

    Paradjicamente, en el caso de Corea -como en el de Japn- la presencianorteamericana no impidi la constitucin de ese tipo de Estado, sino ms bienlo estimul. Existieron condiciones favorables para que surgieran mayores com-petencias en la administracin pblica, unidas a la adquisicin y transferenciade numerosas capacidades tcnicas, de control y de eficiencia. El fantasma dela guerra y la amenaza constante de su reactivacin, ms la condicin humillan-te de depender de un aliado poderoso y un ex poder colonial (Japn) inspiraronun nacionalismo apremiante, que busc desesperadamente la obtencin de ca-pacidades que permitieran la autonoma real del pas. El proceso se vio vigoro-samente activado por una dictadura desarrollista, que tuvo la suficientemaniobrabilidad para combinar adecuadamente la imitacin y el aprendizajecon la innovacin y la audacia, en las polticas de Estado (Amsden, 1989).

    En el caso del Cono Sur, la paradoja fue la existencia de un sobredimensionadocuadro de funcionarios y tcnicos que no logr generar una poltica de Estado.La causa era la dependencia del Estado a los arreglos polticos que lo subordi-naban a transacciones sociales que favorecan a las clases medias, a un sectororganizado de los trabajadores, y por supuesto, al empresariado nacional, alcual se le beneficiaba con un mercado cautivo y formas monoplicas que legarantizaban altos beneficios a pesar de los peridicos impulsos inflacionarios.

    El Estado era el escenario natural en donde las fuerzas polticas y socialesse distribuan las escasas rentas del modelo de crecimiento, y por lo tanto, nolograba generar dinmicas nuevas que impulsaran procesos de desarrollo soste-nible. No exista un funcionariado de tipo weberiano, que escapara a la lgicapatrimonialista, y por lo tanto, la actitud clientelista se extenda por las princi-pales redes sociales (Touraine, 1989). Cualquier cambio que subvirtiera las cuotasde distribucin de los poderes dentro y fuera del Estado era indeseable. ElEstado era prisionero de las fuerzas que lograban acceder a la distribucin so-cial de las rentas. Por lo tanto, a pesar que participaba como Estado-empresarialen la produccin, funcionaba ms como asignador de recursos y de rentas quecomo factor dinamizador del desarrollo. En la medida que responda a un pactolargamente construido entre grupos que se comportaban como oligarquas y lasclases medias emergentes, no poda encarar transformaciones ms all de lassealadas por la ISI y su capacidad de maniobra era mucho menor para actuarpositivamente desarrollando transformaciones estructurales. Estos rasgos se

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    acentuaban mientras mayores grados de populismo impregnaran el sistema po-ltico y el modelo de crecimiento y mientras ms trabadas estuvieran algunasreas, como ocurri con las actividades agrcolas.

    Con el arribo de las dictaduras militares, el sentido general de este escenariono sufri una reorientacin. El Estado, ahora comandado por los militares, con-centr sus relaciones de compromiso principalmente con los empresarios y consus propias bases de sustentacin poltica. El poder se ejerci a favor de laslites en mayor medida que en la etapa anterior, pero los problemas de la con-formacin del Estado y su dependencia -ahora velada- a sus bases poltico-sociales continuaron sin resolverse, dificultando con ello el cambio hacia unnuevo paradigma, que resultaba demasiado incierto (Dornbusch y Edwards,1992). Excepcionalmente, cuando oper el cambio de paradigma, como en lasnuevas polticas econmicas sostenidas por los militares en Chile, la nueva di-reccin se sostuvo sobre bases esencialmente dbiles hasta 1985, y slo entre1985 y 1989 se recuper el crecimiento (Cussen, 2001).

    Asociadas a esta notable diferencia en el grado de autonoma y capacidaddel Estado entre ambas regiones, aparecieron o se inhibieron importantes ac-ciones transformadoras. En el caso de Corea, hubo un primer bloque de trans-formaciones que barrieron con estructuras premodernas que impedan el desa-rrollo.

    La primera de ellas fue la progresiva modernizacin de la actividad agrcolacomo principal soporte de las posteriores transformaciones econmicas. Lasherramientas ms importantes para lograrlo fueron la Reforma Agraria y la eli-minacin de la asociacin latifundio-minifundio, la constitucin de un mono-polio estatal de compra -de cosechas, de subsidios y crditos diversos-, la incor-poracin de tcnicas sencillas para elevar la productividad, la aparicin de ren-tas campesinas como base para una tributacin creciente y como principal fuentefutura de recursos fiscales, la constitucin de un importante mercado campesi-no de productos industriales, la generacin de insumos industriales de base agr-cola a bajo costo, y la gran disponibilidad de mano de obra industrial productode la emigracin a las ciudades.

    En suma, es una lgica bastante parecida a los procesos histricos que vivie-ron Europa occidental, EE.UU., y principalmente Japn, en que la moderniza-cin de la agricultura antecedi y acompa a la aparicin y fortalecimiento delsector industrial (Bairoch, 1980). A la transformacin de la agricultura y al sur-gimiento de la industria dirigida al mercado interno colabor en gran medida ladisponibilidad de stocks de capital, de tecnologa, y como explicaremos, el pro-gresivo control del crdito por parte del Estado, que redujo el impacto de losshocks externos y la dependencia a la inversin extranjera directa, que tuvo unrol muy reducido. Los resultados se notan en la Figura 2.

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    Figura 2. Modernizacin de la Agricultura 1960-1998

    Fuente: Elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators on CD-ROM 2000".Washington, D.C. 2000.

    En ella Corea muestra una cada mucho ms pronunciada de la fuerza detrabajo ocupada en agricultura (incluye caza, pesca y actividades forestales)que la que exhibe el Cono Sur y Amrica Latina entre 1960 y 1980. Con poste-rioridad, y en la medida de lo que permiten los datos disponibles, podemosobservar como esa tendencia se acentu con una cada mucho ms aguda entre1980 y 1990, mientras que tanto el Cono Sur como el conjunto de AmricaLatina mantuvieron el ritmo de reduccin ms lento que ya traan desde antes.En el caso de la participacin de las actividades agrcolas en el PIB, Coreatambin exhibe una cada ms aguda, con una pequea colina entre 1962 y1964, que de algn modo refleja el incremento de la produccin agrcola en lafase inicial de la industrializacin, como respuesta a los incentivos guberna-mentales ya mencionados. La divergencia ms notoria con el Cono Sur y Am-rica Latina, sin embargo, se produce con posterioridad a 1980 y se acentahasta hoy, en la medida que tanto el Cono Sur como Amrica Latina se hanestancado en la reduccin de la participacin de la Agricultura en el PIB, debidoa la reorientacin exportadora hacia productos agrcolas.

    El Cono Sur de Amrica Latina ni en la etapa de 1960-1980 ni en las poste-riores logr experimentar un cambio estructural de tal magnitud en el sectoragrario y esto explica la menor reduccin del rol de la Agricultura tanto en sucontribucin al PIB como en su participacin en la fuerza de trabajo.

    En Amrica Latina las reformas agrarias fueron limitadas e incompletas; engeneral, se limitaron a meras reparticiones prediales pero no incorporaron unamodernizacin integral. Por ello, normalmente no fructificaron en aumentosconsiderables de productividad. Al contrario, el modelo extensivo de explota-

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    Valor agregado Agricultura (% del PIB) Cono Sur Valor agregado Agricultura (% del PIB) A. LatinaValor agregado Agricultura (% del PIB) Corea Fza. Trabajo agrcola (%del total) Cono SurFza. Trabajo agrcola (% del total) A. Latina Fza. Trabajo agrcola (% del total) Corea

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    cin estimul el uso intensivo del trabajo y no de la tierra, gener ausentismo enlos propietarios y escaso poder para abastecer de insumos a bajos precios a laindustria. En la medida que no fue acompaado de la implantacin de moder-nas relaciones de produccin, permiti la coexistencia de haciendas y pequeoscultivos de subsistencia, cuya permanencia se asocia a la inercia de antiguosciclos primarios exportadores. El modelo sustitutivo, en vez de resolver estasinsuficiencias, trat de pasar por encima de ellas. Privilegi la inversin indus-trial, pero no resolvi el atraso agrario, y en muchas ocasiones, al establecercontroles de precios y regmenes tributarios discriminatorios, tendi a deprimiran ms a la agricultura, que termin refugindose en sus formas ms tradicio-nales. De tal modo, en vez de constituirse en el soporte fundamental del esfuer-zo industrializador, el sector agrcola se erigi en el principal lastre, que ascomo elev su estructura de costes (insumos y alimentos ms caros que sereflejaron en mayores presiones salariales e incentivos inflacionarios) impidi laformacin de mercados internos de importancia y redujo las posibilidades deacumulacin de stocks de capital en la primera fase sustitutiva (Muoz, 1986).

    Las frgiles rentas recaudadas desde la agricultura y la escasa capitalizacindel sector industrial obligaron al Estado a mantener las exportaciones prima-rias, la emisin inorgnica y los crditos externos como principales fuentes deingresos. Sin duda, no son los nicos factores que limitaron el desarrollo indus-trial, pero como puntos de inicio son bastante desfavorables. Con posterioridada esta etapa, y ya entrando en la segunda fase (1981-1988) algunas economasdel Cono Sur recuperaron la preocupacin por modernizar la agricultura pero yaen un contexto muy diferente, sin vincularla a un nuevo impulso industrial, yms bien como nuevo pilar exportador. En esa nueva reorientacin, no se logra-ron universalizar las mismas mejoras de productividad agrcola experimentadaspor Corea.

    Una segunda fuerza que tuvo un rango meritorio similar al rol del Estado fueel tipo de vnculo entre urbanizacin e industrializacin en ambas situaciones.En el caso de Corea, la urbanizacin fue tarda en comparacin a la del ConoSur, pero ms intensa, ms uniforme, ms profunda y armnica. Los datos de lafigura 3 testimonian claramente lo primero, pero a su vez, apoyan en gran medi-da los aspectos posteriores. La intensidad se constata al observar la rapidez conque oper. La uniformidad se apoya en que no se advierten zonas importantesdel territorio que fueran impermeables a su influencia. Lo ms importante, sugrado de profundidad y armona, fue fruto de su paralelismo temporal con lamodernizacin agrcola y la reduccin de la poblacin empleada en ella, con elcrecimiento sostenido del sector industrial tanto en trminos de su produccincomo de su capacidad ocupacional y con el crecimiento sostenido de los servi-cios bsicos y equipamiento de las ciudades. Sin duda, no se trata de que noexistiera pobreza en esta etapa inicial, pero el hecho de que fuera reducida almnimo en las fases posteriores indica que la urbanizacin fue paralela al creci-miento del producto y de las actividades urbanas, y en esa medida, armnicacon tales dinmicas.

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    Mario Matus G.

    Figura 3. Industrializacin y Urbanizacin Corea versus Cono Sur 1960-1998 (%)

    Fuente: Elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators on CD-ROM 2000".Washington, D.C. 2000.

    La observacin detenida de la Figura 3 evidencia que la poblacin urbana deCorea creci de un modo mucho ms agudo que la del Cono Sur, a pesar deque aquella era una tendencia antigua, sostenida, y pausada. Dadas as las cosaspodra haberse esperado que los problemas de marginalidad urbana hubieransido mucho mayores en Corea.

    Sin embargo, lo que lo impidi fue el acelerado ritmo de crecimiento de lasactividades urbanas, y especialmente, aquellas de tipo industrial. Ntese en laparte inferior del grfico que mientras la actividad industrial del Cono Sur -medida en su participacin porcentual en el PIB- ya era importante desde losaos 60s, luego se estabiliz en una cifra cercana al 35% en los aos posterio-res, y posteriormente disminuy bajo el 30% a partir de los aos noventa. En elcaso coreano fue desde alrededor de un 20% en los aos 60s, y luego alcanzrpidamente la cifra del 30% a comienzos de los 70s. Su evolucin posterior lasita por sobre el 40% ya a mediados de los 80s. No hemos incluido aqu lasactividades urbanas de tipo terciario, pero la figura es elocuente en mostrar elgrado de coordinacin entre el crecimiento de las actividades econmicas urba-nas y el crecimiento de los asentamientos urbanos. Es precisamente esa rela-cin la que se presenta dislocada en el caso del Cono Sur de Amrica Latina,puesto que la emigracin campo-ciudad y el crecimiento demogrfico de lasgrandes ciudades no se estabilizaron en cierto ritmo de crecimiento, mientrasque el incremento de las actividades industriales se estanc desde comienzosde los 70s. Es presumible que una parte del diferencial de crecimiento urbano

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    del Cono Sur haya sido absorbido por el auge del sector servicios, pero si yasabemos que existan considerables tasas de desempleo urbano antes de esapoca, lo lgico, es que impulsara una mayor informalidad y marginalidad.

    Uno de los efectos a largo plazo de estas tendencias, combinadas con lamodernizacin del agro coreano, fue el inicio de la ms rpida transicin demo-grfica de la que se tiene noticia hasta ahora. En efecto, y como es presumible,tanto la modesta pero constante mejora de la renta familiar y la aparicin delahorro campesino, como la absorcin de grandes contingentes de emigrantespor la industria y el lento pero sostenido mejoramiento de las condiciones devida de los trabajadores urbanos, se combinaron para iniciar pautas reproductivasmodernas, el predominio de familias de tipo nuclear, y una estructura de edadesque progresivamente redujo el ndice de dependencia de nios y ancianos res-pecto a la poblacin en edad de trabajar -todo ello de forma incipiente, dadoque estos procesos se consolidaron slo en la prxima fase.

    Figura 4. Crecimiento de la Poblacin Corea vs Cono Sur (% anual) 1960-1998

    Fuente: Elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators on CD-ROM 2000".Washington, D.C. 2000.

    Tales tendencias demogrficas tambin se profundizaron debido a polticasactivas por parte del Estado, tanto en los servicios de educacin como en los desalud -que efectivamente fueron recibiendo una atencin progresiva- y queincentivaban la postergacin de la edad para contraer matrimonio y la reduc-cin del nmero de hijos por familia. Posteriormente, la mera expectativa demejorar las condiciones de vida a travs de la inversin familiar en educacin yel ahorro -a pesar de los bajsimos salarios iniciales- debi haber reforzado el

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    Cono Sur Corea

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    Mario Matus G.

    proceso. En su punto de partida, el hecho de contar con una demanda crecientede trabajo urbano y la disponibilidad de stocks de capital para impulsar lasinversiones urbanas fueron los factores necesario para iniciar el proceso.

    La Figura 4 muestra los efectos combinados divergentes tanto de la moder-nizacin agrcola, de la industrializacin y del carcter de la urbanizacin en latasa de crecimiento demogrfico. Podemos apreciar que, en promedio, la pobla-cin coreana tuvo mayores y ms permanentes incentivos para reducir su ritmode crecimiento, presumiblemente reduciendo su tasa de fecundidad, especial-mente a partir del aplazamiento de la edad en casarse y en la reduccin delnmero de hijos, los que a su vez, fueron ms planificados de acuerdo a lasnuevas expectativas de bienestar de las familias. Es notorio el contraste con lareduccin mucho ms moderada del crecimiento demogrfico del Cono Sur, apesar que se trata de algunos de los pases con ms antigua tradicin en restric-ciones a la natalidad (como Argentina y Uruguay), y que de hecho, tuvieron unareduccin bastante significativa1.

    Con estos datos a nuestra disposicin, podemos afirmar que los procesos demodernizacin agraria, industrializacin, urbanizacin y transicin demogrfi-ca del Cono Sur, slo son superficialmente parecidos a los de Corea. Si bien escierto la urbanizacin arranc desde mucho antes -desde finales de siglo XIX-estimulada por salarios relativos superiores y por mejores expectativas de vidaasociadas a la ciudad, durante este perodo no logr alcanzar la profundidad y laarmona que hemos observado para Corea.

    An existen zonas minoritarias en Argentina y Chile, y muy extensas en Bra-sil, que siguen siendo tremendamente refractarias a la urbanizacin y dondetodava persisten importantes nichos de pobreza. Esto sugiere que el grado deuniformidad fue ms reducido, que predomin la fragmentacin del territoriopor barreras que no lograron ser superadas, y que las capacidades integradorasde los mercados fueron menores.

    Pero ms all de esos lmites, el principal problema fue la relativa ausencia ydislocacin de dos dinmicas clave: en primer lugar, una industrializacin po-tente que permitiera absorber a los emigrados y brindarles expectativas favora-bles, y en segundo lugar: el estancamiento o decadencia de las actividades agr-colas, que precisamente haba complotado contra una industrializacin orgni-ca. La ausencia histrica de una industrializacin paradigmtica se reflej en suescaso impulso o en su menor peso relativo dentro de las actividades urbanasde esta primera fase. Este factor -que a excepcin de Brasil- ha seguido actuan-do hasta hoy, en esta primera fase se manifest en los problemas caractersticosde la marginalidad urbana: elevado desempleo y predominio de una fuerte seg-mentacin social que aport sus propios problemas para impedir el desarrollo.No es casual, por tanto, que a pesar del desproporcionado tamao del Estado,los esfuerzos por dotar de un equipamiento y de servicios urbanos bsicos a la1 La participacin de Brasil dentro del Cono Sur no es fundamental en esta tendencia, ya que ella hasido construida a partir de una simple media aritmtica de los 5 pases del Cono Sur.

  • 117

    Corea y el Cono Sur de Amrica

    poblacin de las megalpolis del Cono Sur fueran infructuosos. A pesar de todo,tanto Argentina, Uruguay, en parte Chile, y por supuesto Brasil, lograron desa-rrollar importantes grados de industrializacin sustitutiva durante esta fase, peroello no fue suficiente para impedir la creciente marginalidad urbana y las lacrassociales a ella asociadas, dado que el modelo industrializador - sustentado en eluso intensivo del capital y no del trabajo, dada la orientacin endgena delmodelo- produjo una demanda de empleo urbano mucho menor. Por supuesto,la precarizacin de las condiciones de vida de importantes grupos urbanos tam-bin se vio sucesivamente reforzada por la insuficiencia de los esfuerzos eneducacin y en salud y la creciente presencia de factores desintegradores queatacaron, en primer trmino, a las familias.

    Por ello, lo que explica la continuidad de la transicin demogrfica en Argen-tina y en Uruguay no es tanto la expansin de las actividades industriales comoel aprovechamiento de sus condiciones educacionales y sanitarias previas, laterciarizacin de sus economas, el crecimiento del sector pblico y el efecto deinercia de ciclos exportadores anteriores. En contraste, Brasil, Paraguay y enmenor medida Chile, que no contaban con estas mismas ventajas iniciales, tu-vieron grandes dificultades para avanzar en trminos de transicin demogrfi-ca, y en realidad sufrieron un relativo estancamiento en esta etapa, en tanto lareduccin de la tasa de mortalidad no fue paralela a una reduccin de los naci-mientos. Al contrario, los nacimientos aumentaron, debido a la reduccin demuertes asociadas al parto y a los primeros aos de infancia. En sntesis, elCono Sur experiment un proceso de urbanizacin cargado de problemas, queproyect sus consecuencias a la etapa posterior (1981-88), y mientras en Corease iniciaba una clara evolucin por las etapas finales de la transicin demogrfi-ca, tanto en Brasil, en Paraguay, y en menor medida en Chile, los estmuloscontribuyeron a retardarla, y con ello, a agregar otro peso a las etapas posterio-res. En el caso de Argentina y de Uruguay no existi ese problema dada sutradicin demogrfica, pero la ausencia de una industrializacin sustentablecontribuy implacablemente a alimentar sus nichos de pobreza urbana y susciclos reproductivos.

    El grado de autonoma del Estado para disear y ejecutar polticas de desa-rrollo nacional tambin repercuti de modo muy desigual sobre un segundobloque de aspectos, vinculado a la generacin de polticas necesarias para elestablecimiento de un entorno macroeconmico favorable.

    En el caso de Corea, la notable autonoma del Estado permiti generarlineamientos macroeconmicos estables, propicios para desarrollar polticas deincentivo al ahorro, a la inversin y a la produccin. Uno de los pilares de estaestabilidad macroeconmica fue la conquista de una inflacin moderada y rela-tivamente estable de 11,2% promedio entre 1967-1973 (WBI, 2000). Seal decierta madurez macroeconmica fue no sacrificar el crecimiento para conseguirniveles demasiado bajos. Ms bien se opt por una cifra moderada, que no per-turbara la estabilidad, pero tampoco obstaculizara el crecimiento.

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    Mario Matus G.

    Los datos de la figura 5 corroboran esta tendencia, pero asimismo muestranun sentido inverso para el Cono Sur, y para Amrica Latina en general, queexhibieron un nivel de inflacin promedio de 37,2% y de 25,6% -respectiva-mente- entre 1967 y 19732.

    Figura 5. Inflacin, variacin anual (%) de precios al consumidor porsubregiones, escala logaritmica 1967-1998

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators on CD-ROM 2000".Washington, D.C. 2000.Nota: el promedio del Cono Sur incluye a Brasil slo desde 1980, ao desde que ese pas tena datos.

    Si seguimos la figura 5, las tendencias del Cono Sur y de Amrica Latinafueron claramente alcistas y divergentes a la de Corea hasta 1975. Los efectosde esta trayectorias inflacionistas fueron mltiples, pero podemos resumirlos endos dimensiones. En su dimensin interna, la inflacin ocasion distorsiones enlos precios relativos de los factores y colabor en su asignacin inadecuada. Aeso se sum el problema ms grave de las expectativas tanto para los producto-res como para los consumidores, lo que propici presiones salariales y una pau-ta de consumo y productiva inadecuada, as como desincentivos ocasionadospor la pervivencia de barreras de entrada, prcticas oligoplicas y ralentizacinen la ampliacin del crucial mercado interno. El manejo poltico de la inflacina travs de prcticas populistas y el mayor peso de los efectos del ciclo polticocontribuyeron a agravar estas situaciones. En su perspectiva externa, las econo-mas latinoamericanas debieron sufrir una creciente prdida de competitividaden sus exportaciones primarias debido a la brecha de precios con sus principales

    2 No se debe omitir que la escala logartmica de la figura 5 reduce significativamente la magnitud realde la brecha de las tendencias inflacionarias entre el Cono Sur y Corea.

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    Media Amrica Latina Media Cono Sur Corea

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    clientes, disminuyendo su capacidad para importar bienes de capital en aquellafase crucial de intento por rescatar y profundizar el modelo sustitutivo. Alcontrario, Corea cont con mayor estabilidad debido a la menor incidencia de lainflacin, tuvo claros incentivos para un cambio estructural en el consumo, elempleo y la produccin, y en el plano externo, no perdi competitividad.

    El segundo pilar de estabilidad y de estmulo productivo en Corea fue un usodiscrecional de los dficit presupuestarios. En efecto, y tal como ocurri con lainflacin, no fue un control severo de los dficit presupuestarios, sino ms biensu uso discrecional con objetivos a largo plazo, lo que trajo mejores dividendos.Los primeros datos comparados que tenemos a disposicin, y que se muestranen la figura 6, sealan que entre 1972 y 1980 Corea tuvo un dficit presupues-tario mayor al del Cono Sur de Amrica Latina, (-1,9% promedio frente a lacifra de -1,4% del Cono Sur) pero posteriormente, a lo largo de la dcada de1980, el dficit presupuestario de Corea se redujo a un nivel significativo (-0,8% frente a un -4,0% del Cono Sur).

    Figura 6. Dficit presupuestario como % del PIB comparado 1972-1997

    Fuente: elaboracin propia, a partir de a partir de World Bank; "World Development Indicators 2000". Washing-ton, D.C. 2000.

    Esta evolucin dispar sugiere que el gasto fiscal fue muy significativo en laetapa inicial de la industrializacin coreana, e implic sacrificiosmacroeconmicos importantes, tal como una inflacin moderada, pero a la lar-ga, produjo una activacin productiva que permiti durante la dcada poste-rior, obtener una mayor austeridad y un mayor control del dficit fiscal. El ConoSur, en cambio, evolucion desde un dficit presupuestario menor y en procesode reduccin durante la segunda mitad de la dcada de 1970, para posterior-mente caer en un abismo profundo a raz de la crisis de la deuda. Esta evolucin

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    Media Cono Sur Media A. Latina Corea

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    Mario Matus G.

    sugiere que existiendo un gasto fiscal significativo en la etapa inicial, no fuebien utilizado (fase sustitutiva en agona), lo que posteriormente favoreci elempeoramiento del dficit presupuestario ya agravado por la falta de liquidez.Ambas evoluciones indican una utilizacin muy opuesta en las polticas de gas-to para dinamizar nuevas etapas de mayor activacin econmica.

    Un tercer pilar a considerar en la administracin macroeconmica de Coreafue el uso prudente del tipo de cambio real como factor de aliento a las expor-taciones. Los datos sobre la evolucin del tipo de cambio oficial respecto aldlar entre 1960 y 1998 permiten sealar que Corea utiliz inicialmente cam-bios mltiples, pero evolucion hacia un cambio nico y permiti que se redu-jera en repetidas ocasiones con el fin de ganar nuevos mercados para sus expor-taciones, o bien para salir de situaciones difciles, como en la ltima crisis. Peroms all de 4 devaluaciones significativas hasta 1980 (1961, 1964, 1975 y1980) prim una desvalorizacin lenta de la moneda nacional, que permiticonquistar posiciones en el comercio internacional y brind el apoyo bsicopara sostener el modelo exportador basado en productos industriales de tecno-loga media. Este manejo advierte nuevamente contra la bsqueda extrema deun tipo de cambio relativamente estable a un nivel estacionario y permite apre-ciar que para pases que luchan por insertarse profundamente en los mercadosinternacionales es ms importante usar el tipo de cambio como instrumento deestmulo -por supuesto, dentro del marco de una cierta estabilidad a corto y amediano plazo- que plantearse metas exageradas de estabilidad.

    El Cono Sur no mostr esas habilidades en la administracin de sus tipos decambio. En primer lugar, buena parte de los pases no contaron con un tipo decambio real nico que se impusiera a los diversos tipos y controles de cambio.Estos, a su vez, fueron concebidos para facilitar la importacin de bienes decapital requeridos por la industrializacin y para obtener mayores tributos delas empresas extranjeras asentadas en la zona, fueron nido de corrupcin y depresiones patrimonialistas y terminaron por inutilizar completamente el uso deeste instrumento en su rol de ajuste y de reactivacin. Hasta comienzos de ladcada de 1980 pases como Uruguay y Mxico todava imponan controles decambio sobre su tipo real, y hasta fines de la misma dcada lo mismo hacanArgentina y Brasil. Pero eso no fue todo. Una vez que algunos pases finalmenteadoptaban un rgimen cambiario de tipo nico real -como Chile a comienzos dela dcada de 1980- o incurran en un rgimen demasiado rgido que no se co-rresponda con la realidad y daba pie a devaluaciones bruscas, o en el caso deregmenes relativamente flotantes, permitan la apreciacin real de sus mone-das o la propiciaban a travs de intervenciones del Banco Central, con todo eldao a su competitividad que ello acarreaba3. Las sendas devaluaciones de Chi-le en los 80s y la de Mxico, Uruguay y Argentina en los 90s atestiguan la prime-ra situacin; la apreciacin del peso chileno en la segunda mitad de los 90s esprueba de lo segundo. El caso extremo de bsqueda de estabilidad cambiara

    3 Agradezco las sugerentes aportaciones de Jordi Cataln al respecto.

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    vinculada a una apreciacin suicida fue Argentina, que adopt una paridad com-pleta con el dlar -en tanto no poda generar las confianzas bsicas en su mone-da- y con ello ensanch sus desequilibrios en la balanza de cuenta corriente.

    Slo a partir de la dcada de 1990 el Cono Sur comenz a exhibir ciertaestabilidad cambiaria, que se complement con la adopcin parcial de regme-nes de "flotacin sucia" o finalmente, de flotacin libre, permitiendo cadas dela moneda nacional para responder al efecto de los shocks externos.

    Sin embargo, no estuvo ausente la tentacin revaluadora, que en gran medi-da fue influida por la presencia desproporcionada de capitales sin control, y quedej una estela de maniobras especulativas a favor de la apreciacin del tiporeal y prdida de competitividad. Sea como sea, ha sido un aprendizaje al me-nos tardo e incompleto, respecto a la experiencia de Corea. En sntesis, tantopor el uso indiscriminado de controles de cambio, como por la desacertada uti-lizacin de polticas monetarias por parte de los Bancos Centrales, el tipo decambio ha tendido a ser mucho ms variable, a apreciarse peridicamente y ajugar un rol muy inferior en las polticas de desarrollo a largo plazo del Cono Surde Amrica.

    No contamos con datos seriados para el Cono Sur y Corea, pero a travs dela Figura 7 que compara la desviacin estndar del tipo de cambio respecto ala media, tanto para Amrica Latina como para Asia Oriental- podemos apre-ciar esa paradojal mayor variabilidad de los tipos de cambio entre 1960 y 1992,a causa del abuso de mecanismos rgidos o del excesivo entusiasmo revaluador.

    Figura 7. Variabilidad de los tipos de cambio 1960-1992

    Fuente: WBI (s/f) Macroeconomy Policy in East Asia, www.worldbank.org/wbi/edimp/eastasia/.

    La evolucin dispar de estas y otras importantes macro magnitudes incididirectamente sobre el ahorro y la inversin. Siguiendo la Figura 8, el AhorroInterno Bruto de Corea evolucion de un modo espectacular, que el grfico de

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    Mario Matus G.

    tipo logartmico no resalta lo suficiente. Hacia 1960, Corea contaba con unahorro interno bruto de slo 74,9 millones de dlares, frente a 1.130 millonescomo promedio del Cono Sur, y 2.479 millones en promedio de las tres econo-mas ms importantes de Amrica Latina (Argentina-Brasil-Mxico). Ya hacia1969 Corea superaba los 1.300 millones de dlares, y hacia 1979 alcanzaba porprimera vez el nivel de ahorro interno bruto promedio del Cono Sur.

    Slo pasaron siete aos ms y en 1986, Corea super en ahorro interno brutoal promedio de las tres mayores economas de toda la regin y lleg casi a dupli-carlo en 1994 (142.373 millones frente a 79.384 millones), para mantenerse enuna situacin ms o menos estacionaria hasta 1997, cuando la diferencia seredujo levemente (158.268 millones dlares de Corea, frente al promedio de98.972 millones de los tres grandes de Amrica Latina).

    Figura 8. Ahorro Interno Bruto (dlares corrientes) 1960-1998

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators 2000". Washington, D.C.2000.

    El esfuerzo de ahorro de la economa coreana se hace ms evidente cuandoexaminamos a travs de la Figura 9 la evolucin del ahorro interno bruto encuanto a su participacin en el PIB, desde un monto inicial muy pequeo hastauna cima sobre un 35%. Se hace evidente que Corea no slo incrementsignificativamente su ahorro interno bruto, sino que adems lo hizo aumentan-do la participacin de ste dentro del PIB, es decir, fue un esfuerzo mucho msintenso de lo que debera ser un crecimiento proporcional al producto. En cam-bio, tanto las tres mayores economas de la regin como el Cono Sur, en elmejor de los casos alcanzaron un porcentaje cercano al 25%.

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    Figura 9. Ahorro Interno Bruto (% del PIB), 1960-1998

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators 2000". Washington, D.C.2000.

    Esta importante diferencia en la capacidad de ahorro interno reuna los afectosacumulados de polticas econmicas acertadas, pero no necesariamente debatraducirse en altas cifras de inversin interna, en tanto no existieran mercadosfinancieros e instrumentos de crdito adecuados. En el caso de Corea, existiun original mecanismo de crdito, que garantiz altos niveles de inversin brutainterna, tal como lo muestra la Figura 10.

    Figura 10. Inversin Interna Bruta (como % del PIB) 1960-1998

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Debelopment Indicators 2000". Washington, D.C.2000.

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    Mientras las tres principales economas de Amrica Latina y el conjunto delCono Sur, en su mejor poca (dcada de 1970) alcanzaron una cifra de alrede-dor del 25%, Corea desde mediados de los 70s comenz una escalada de inver-sin interna bruta, que lleg a colocarse sobre un promedio de 30% durante ladcada de 1980, y por sobre 35% a lo largo de los '90s, para reducirse dramti-camente hacia 1997. Esta elevada inversin interna de Corea, que hizo casiinnecesario el uso de inversin extranjera directa, amerita que sea analizadocon detencin su mecanismo de crdito y la naturaleza de su sistema financiero.

    Toda la Banca fue nacionalizada en Octubre de 1961, y a pesar que hacia 1980hubo una suave reforma para liberalizarla parcialmente, en 1990 el Estado era pro-pietario de los cinco principales bancos comerciales, seis bancos especiales y dos detres bancos de desarrollo, y regularmente fijaba las tasas de inters, incluso en valo-res negativos para prstamos provenientes desde el exterior. A eso se agreg unafrondosa legislacin que entreg completamente el control y la asignacin del cr-dito al Estado, que procedi a racionarlo de acuerdo a directrices que favorecieronexplcitamente a las empresas exportadoras siguiendo el principio de reciprocidad,por el cual las empresas beneficiadas -en vez de recibir "donaciones incondiciona-les"- deban cumplir permanentemente con elevadas exigencias. Asimismo, la legis-lacin regul los prstamos y los crditos de entidades internacionales, por lo queen la prctica no se constituy un verdadero mercado del crdito, ni tampoco unverdadero mercado de capitales, dado que la legislacin tambin control rigurosa-mente la actividad burstil y otras entidades financieras. De ese modo, el valor realde los crditos fue muy inferior al de mercado, y su asignacin fue monitoreadaconstantemente. A estas acciones estatales debemos aadir la subvencin de losprecios energticos, la construccin de una red de infraestructura vial y ferroviaria,la distribucin de exenciones fiscales y la concesin de tipos de cambio preferentes.Por supuesto, todas estas acciones privilegiaron especialmente la produccin in-dustrial exportable.

    Este conjunto de medidas se complement con otros incentivos no crediticios:1) Incentivos comerciales (exenciones arancelarias, vinculacin del derecho comopremio al xito exportador, sistemas de asignaciones para mermas y desperdicios,venta libre de certificados de divisas en el mercado, derechos de monopolio), 2)Incentivos cambiarios (devaluaciones peridicas y tipos de cambio preferentes paraexportadores), 3) Incentivos fiscales (reduccin de tipos impositivos sobre socie-dades y personas vinculadas a las exportaciones, exencin de impuestos indirectos,sobre insumos y ventas de empresas exportadoras, desgravaciones por amortiza-cin acelerada de capital fijo, incentivos para actividades de comercializacin en elextranjero), 4) Incentivos financieros (fondos de promocin a las exportaciones,prstamos a tipo preferencial y con pago diferido para financiar importaciones debienes de capital, financiamiento de gastos de exportaciones, recursos para conver-sin de PYMES en empresas exportadoras, desarrollo de los crditos y de los segu-ros para determinadas actividades exportadoras privilegiadas), y 5) Incentivos ad-ministrativos (preferencias a exportadores en otorgamiento de licencias de fabrica-cin, tasas preferentes de servicios pblicos, simplificacin de trmites, etc). Nor-malmente, si una empresa tena xito en un sector, se le recompensaba entregndole

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    una licencia monoplica para iniciar una nueva actividad industrial sealada por elEstado. A cambio de estos incentivos se privilegiaron los objetivos de crecimientode la produccin, tanto en sustitucin de importaciones como de exportaciones,tanto en calidad como en cuota de mercado y en el nmero de sucursales en elexterior, por sobre requisitos de solvencia o de clculo de riesgo.

    Naturalmente, dado este conjunto de apoyos, la actividad exportadora debaevolucionar como lo hizo, privilegiando cada vez ms la participacin del sectorindustrial. De hecho, a las transformaciones bsicas (derribo de barreras estructura-les) y a las encargadas de generar un entorno macroeconmico estable, hay queaadir el nfasis exportador como componente fundamental de la estrategia dedesarrollo de Corea. La Figura 11 expresa claramente la distancia en el crecimientoexportador entre Corea y el Cono Sur de Amrica Latina, que en su mayor parte,estuvo hasta comienzos de la dcada de 1980 volcado al mercado interno ms quea las exportaciones. Como se puede ver, el esfuerzo de Corea por expandir susexportaciones y ganar cuotas de mercado estuvo concentrado en gran medida en ladcada de 1960 y en la de 1970, precisamente cuando el Cono Sur renunciaba acubrir esa demanda externa, mientras que en la dcada de 1980 y en la de 1990,cuando ya la industrializacin coreana se haba consolidado, su esfuerzo estuvoms centrado en reemplazar las exportaciones industriales de tipo intermedio porotras de mayor complejidad tecnolgica.

    Figura 11. Crecimiento anual exportaciones de bienes y servicios, (%),por perodos

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators 2000". Washington, D.C.2000.

    Las exportaciones cumplieron un rol muy activo en la economa coreana, yle introdujeron mayores niveles de exigencia en trminos de calidad y de precio.De ese modo, y tal como aparece en la Figura 12, las exportaciones llegaron a

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    representar ms de 30% del PIB, -y hasta casi un 40% entre 1987-88- y seconvirtieron en el motor principal de la economa entre 1972 y 1990, a pesarque esta participacin empez siendo inferior a la cumplida por las exportacio-nes del Cono Sur. A su vez, estos pases se mantuvieron en un nivel cercano al10% durante la poca de pleno auge del modelo sustitutivo de importaciones, yslo comenzaron a tener un crecimiento del peso de sus exportaciones en el PIBa partir de 1981, para alcanzar cifras cercanas al 25% despus de 1994. Esevidente que en estas cifras ms bajas influyeron todos los mecanismos quehasta aqu hemos sealado.

    Figura 12. Exportaciones de Bienes y Servicios como % del PIB, 1960-1998

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators 2000". Washington, D.C.2000.

    Es momento oportuno para sintetizar lo principal de la direccin opuesta delas transformaciones acaecidas en Corea y el Cono Sur. La historia econmica com-parada de Corea y el Cono Sur de Amrica Latina en los ltimos cuatro decenios,bien podra llevar el enigmtico ttulo de un cuento de Borges, el jardn de sende-ros que se bifurcan. A partir del examen de este primer y largo perodo hemosidentificado las claves de esta bifurcacin en su sentido inicial y estructural, sientendemos por estructural aquello que define lo esencial de una forma de organi-zacin econmica. A comienzos de la dcada de 1980, Corea haba dejado atrsprcticamente todos los resabios de una economa de antiguo rgimen, haba bo-rrado las antiguas estructuras sociales asociadas a ella, y haba impulsado exitosamenteun proceso de industrializacin que encaja perfectamente en lo que Gerschenkrondenomina "modelo de industrializacin inducida" (Gerschenkron, 1969). Cmodudar que Amrica Latina, e incluso su zona ms desarrollada (el Cono Sur) nohaba sido capaz de encarar y llevar a cabo estas transformaciones, a pesar de contaraparentemente con factores menos adversos?.

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    Sin embargo, y considerando que el proceso de divergencia -en trminos deevolucin del PIB- realmente se inici en la dcada de 1980, cabe discutir si fueel sentido, impulso y potencia de las transformaciones realizadas por Coreadurante la etapa 1960-1980 -y a su vez, la ausencia, menor entidad, o direccinequivocada de aquellas en el Cono Sur- lo que explica el inicio de un procesodivergente a comienzos de la dcada de 1980, o si el inicio de ese proceso debeatribuirse a las polticas especficas desarrolladas por Corea y el Cono Sur desdeinicios de esa dcada. Como muchos otros dilemas, ste encierra algo de false-dad, dado que no se puede negar el efecto a largo plazo de las reformas empren-didas durante el perodo anterior y los primeros efectos inmediatos de las pol-ticas implementadas a partir de esos aos. Sin embargo, nuestra hiptesis seinclina por afirmar que las reformas ya en proceso de consolidacin en el casode Corea -incompletas, contradictorias y sin coherencia en el caso del ConoSur- slo sentaron las bases de los caminos que se bifurcaban.

    Sin la incorporacin de las transformaciones empresariales y tecnolgicasemprendidas por Corea en los 80s, y sin el efecto profundamente negativo decasi una dcada de autoritarismo y resabios de una economa esencialmentepopulista en el Cono Sur, simplemente no se puede comprender la dramticacada de esta regin ni el impulso de vuelo de Corea durante la misma dcada.

    Segunda Fase de Cambio (1981-1988). Inicio oficial de la divergencia

    En esta segunda etapa de transformaciones sintetizada en el Cuadro 2- loque se haba sembrado comenz a ser cosechado, y los rasgos de la antiguasociedad coreana -salvo algunas excepciones- fueron paulatinamente desapare-ciendo, al mismo tiempo que se consolidaron las fuerzas reformadoras, se mate-rializaron nuevos arreglos institucionales entre Estado y empresarios y apare-cieron nuevas capacidades institucionales de tipo organizacional al interior delas empresas. Paralelamente, los antiguos arreglos institucionales que presidanla poltica, la economa y la sociedad latinoamericana comenzaron a derrum-barse de modo implacable, sin vislumbrarse modelos de recambio con la mismacapacidad integradora.

    En vez de ello, predomin un cuadro de lucha anrquica entre tendenciasreformadoras en lo econmico -conservadoras en lo poltico- frente a otras queoponan principios de restablecimiento de la democracia y se debatan interna-mente frente a la necesidad de adoptar elementos de la modernizacin neoliberalo conservar elementos del "Estado de compromiso"(Dornsbusch y Edwards,1992). Estos son los rasgos medulares del nuevo contexto histrico a comien-zos de la dcada de 1980, que no hicieron ms que acentuar la debilidad delEstado latinoamericano para encarar un modelo nacional de desarrollo, en con-traste con la nueva etapa de profundizacin de tareas heredadas en el caso delEstado coreano, que paradjicamente ingres en un escenario de conflicto, yposteriormente, en un muy lento proceso de democratizacin de su sistemapoltico.

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    Mario Matus G.

    Cuadro 2. Transformaciones y efectos comparados Corea / Cono Sur A.Latina 1981-1988

    Entornos histricos subyacentes y transformaciones o permanencias relevantes

    Efectos de corto -mediano-largo plazo dentro del perodo Fases de Cambio Corea Cono Sur de Amrica

    Latina Corea Cono Sur de Amrica Latina

    Entorno histrico Entorno histrico Consolidacin de estrategia de desarrollo, obtencin de mejoras importantes en mltiples dimensiones, cuestionamiento creciente del modelo autoritario

    Proyeccin del modelo sustitutivo o remodelado neoliberal bajo regmenes autoritarios represivos

    Escenario pro-democratizacin bajo condiciones econmicas favorables

    Escenario general de empeoramiento de situacin econmica (crisis de la

    deuda) y de democratizacin en condiciones desfavorables

    Evolucin de transformaciones anteriores

    Evolucin de transformaciones anteriores

    1. Profundizacin y consolidacin de polticas de largo plazo a partir del Estado y sus relaciones con el mundo empresarial

    1. Tensin extrema del sistema poltico, acuciado por deterioro de dictaduras militares y crisis general, mayor grado de incertidumbre

    Traspaso de buena parte de la iniciativa estatal al mundo empresarial. Este asume y desarrolla tareas y desafos propios

    A las reformas inconclusas del perodo anterior se agrega la interrupcin de algunas polticas de largo plazo gravemente daadas por la crisis econmica y poltica. Se estrecha an ms el margen de maniobra de los gobiernos

    2. Superacin definitiva de barreras premodernas al desarrollo

    2. Relanzamiento de proceso de modernizacin bajo nuevas condiciones, pervivencia parcial pero importante de rasgos premodernos

    X

    a) modernizacin agrcola desigual vinculada al nuevo modelo, reformulacin de actividades industriales, b) continuidad de urbanizacin dislocada acompaada de mayor marginalidad (crisis deuda), c) transicin demogrfica casi completa pero desconectada de logros educacionales proporcionales

    1981-88

    3. Profundizacin de logros macroeconmicos

    3. Mayor grado de deterioro en comportamiento macroeconmico

    a) Control definitivo de la inflacin, b) de los dficit presupuestarios, c) Uso consolidado del tipo de cambio, d) Mayores logros en el Ahorro Interno Bruto, e) en la inversin interna, y f) mayor dinamismo, participacin y reestructuracin de exportaciones en beneficio de productos industriales de mayor valor aadido.

    b) Peor perodo de inflacin, b) agudizacin extrema de dficit presupuestarios, c) aguda variabilidad del tipo de cambio, d) cada notable en capacidad de ahorro, e) en inversin interna, y f) crecimiento significativo de exportaciones primarias, con mayor participacin en el PIB.

    Transformaciones iniciadas en este perodo

    Transformaciones iniciadas en este perodo

    1) Profundizacin de fuertes inversiones en Educacin y Capital Humano (palpables en reduccin del analfabetismo, obtencin de cobertura total en matrcula primaria y secundaria, en altos grados de eficiencia e integracin del nivel secundario en el mundo del trabajo, en crecimiento de cobertura terciaria y en logros sustantivos en I+D). Uso intensivo de estrategias de imitacin y aprendizaje tecnolgico en niveles escalonados (de bsicos a medios).

    1) Cada del gasto educacional y estancamiento en capital humano, palpable en ralentizacin de la reduccin del analfabetismo, estancamiento en el crecimiento de la matrcula primaria y secundaria neta, estancamiento en eficiencia del nivel secundario, en mejoras parciales en la cobertura terciaria y en bajo crecimiento de indicadores de I+D). Dificultades considerables para adquirir y asimilar tecnologas

    2) Escaso Capital Social complementado por original establecimiento estatal de modelo empresarial, basado en el aprendizaje e innovacin. Construccin de redes de cooptacin y de exigencias a la actividad empresarial. Sistema de incentivos y de castigos a la actividad empresarial. Adquisicin de notables capacidades gerenciales y organizacionales en las empresas.

    2) Pervivencia mayoritaria de empresariado dependiente y clientelar, con escasa iniciativa, dentro de un modelo general con excepcin de Chile- poco innovador. Predominio de "donaciones" y subvenciones asociadas a pocas exigencias al empresar iado, como parte de un pacto poltico.

    1981-88

    Desarrollo de transformaciones de Segunda Generacin

    Desarrollo parcial de reformas de segunda generacin, que coexistirn con reformas inconclusas anteriores

    3) Adopcin de estrategia exportadora de bienes de alto valor aadido que combina equilibradamente apertura externa y desarrollo de capacidades industriales propias a travs de proteccionismo moderado.

    3) Continuacin de polticas meramente proteccionistas en apoyo de una industrializacin sustitutiva ya en fase de decadencia o adopcin irreflexiva de polticas extremadamente abiertas (Chile), con costos a corto plazo.

    Fuente: elaboracin propia.

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    As y todo, las tendencias adquiridas se profundizaron y los efectos de lasreformas emprendidas se hicieron sentir en ambos casos. Lo que las diferenciaes su grado de profundidad, de consolidacin, y finalmente, su coherencia den-tro de un modelo de desarrollo. Basta seguir las trayectorias de ambas experien-cias desde la Figura 2 a la Figura 12 para ver la parcialidad o la integralidad delas transformaciones y comprender el peso relativo de sus consecuencias.

    En el caso de la modernizacin de la Agricultura (Figura 2), desde 1976Corea exhibi una segunda y ms fuerte tendencia de reduccin de la participa-cin de la Agricultura dentro del PIB, y an ms fuerte reduccin -desde 1981-de la fuerza de trabajo ocupada en labores agrcolas. De tal modo, mientrasrebaj su fuerza de trabajo agrcola desde 34,8% a 21,2% entre 1981 y 1988,disminuy desde 15,1% a 9,9% la participacin de la Agricultura en el PIB enese mismo perodo. El segundo dato nos permite hablar con propiedad de unatendencia consolidada en la modernizacin de una economa, incluso de aque-lla que enfatiza la exportacin de productos agrcolas, en tanto se conseguanincrementos de productividad y reduccin de la fuerza de trabajo. No cabe rei-terar nuevamente los efectos benficos mltiples sobre la industria y el merca-do interior. El Cono Sur, en cambio, no pudo reducir la participacin de laAgricultura en el PIB, y al contrario, debi reforzarla desde un 12,4% de 1981 aun 14,1% en 1988. Este dato seala el repliegue del esfuerzo industrializador yel renacer del modelo primario exportador, que en alguna medida retom laparticipacin del agro, pero sobre una base de modernizacin ms dbil e in-completa. El resultado insatisfactorio de esta recuperacin del rol de la Agricul-tura se advierte en que sta continu siendo en gran medida una actividad debaja productividad, lo que se refleja en una menor disminucin que la coreanaen la fuerza de trabajo empleada en ella, de 25,8% (1981) a 22,4% (1988).

    En el caso de los procesos de industrializacin y urbanizacin -Figura 3- fueen esta fase cuando la participacin de la industria coreana en el PIB pas de un39,4% a un 43,0% entre 1981 y 1988. La divergencia con el Cono Sur no seprodujo, por tanto, debido a un mal desempeo sudamericano, que en general semantuvo desde un 36,1% a un 36,0% en el mismo perodo. Esta divergenciaabsorbi el sostenido ritmo de urbanizacin de Corea, de un 58,5% en 1981 aun 70,2% en 1988, pero tambin explica el incremento de la marginalidad urba-na y el empeoramiento general de las condiciones de vida de los sectores popu-lares urbanos del Cono Sur en el mismo perodo, a pesar que su crecimientourbano, siendo importante (72,0% a 75,8 % entre 1981 y 1988) fue cuatro ve-ces menor al de Corea. Esta desvinculacin entre industrializacin y urbaniza-cin en el caso del Cono Sur, es lo que puede estar detrs del relativo estanca-miento en el ritmo de reduccin de crecimiento demogrfico (de 1,8% a 1,7%entre 1981 y 1988) mucho ms lento que el de Corea (1,5% a 1,0% para elmismo perodo), apreciable en la Figura 4.

    Respecto al comportamiento de las variables macroeconmicas selecciona-das, podemos comprobar que en el caso de la inflacin -Figura 5- fue precisa-mente entre 1981-1988 cuando Corea consolid el control sobre ella y la rebaj

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    Mario Matus G.

    de 21,3% a 7,1%. Podemos suponer que ya no era necesario tolerar mayorescifras de inflacin para activar la economa y que ahora caba buscar objetivosms ambiciosos de control de precios, para evitar distorsiones en la asignacinde los factores. En contraste, ha quedado en la memoria de muchos latinoame-ricanos la perniciosa experiencia de la hiperinflacin desatada en pases comoArgentina, en algunos de los aos incluidos en este perodo. En general, se pasde un promedio de 54,8% anual para todo el Cono Sur en 1981, a un 214,3% en1988, sin contar los peores aos. No se puede atribuir toda la causalidad delcrecimiento de la inflacin a los efectos de la crisis de la deuda. Ms all yexceptuando el caso de Chile, -que no particip de la tendencia alcista msintensa, en tanto aplic duros ajustes sobre los salarios- se encontraba presentela lgica que combinaba los mecanismos sociales y polticos de reajuste de sala-rios con las barreras de entrada comprometidas a los empresarios. En esa lgica,cada alza general de precios actuaba dentro de una espiral inflacionaria imposi-ble de detener. De tal modo, si seguimos un enfoque semi-evolucionista en elaprendizaje econmico, podramos decir que mientras Corea haba madurado auna administracin sensata de la inflacin, los pases del Cono Sur de AmricaLatina, entraron a la peor de sus experiencias inflacionistas, que desnud losefectos residuales de un modelo econmico insostenible a finales de los 80.

    En el caso del dficit presupuestario -Figura 6- tambin podemos advertir lacomparacin entre aprendizaje exitoso y una relativa inmadurez fiscal. Llama laatencin de que fue ste el perodo (1981-88) en que se gener la mayor brechaen la calidad de la administracin del Gasto Fiscal entre Corea y el Cono Sur.Mientras Corea redujo significativamente a menos de la mitad su dficit fiscal(desde -3,3% del PIB en 1981 a -1,5% en 1988), los pases del Cono Sur loincrementaron significativamente (desde -1,9% del PIB en 1981 a 3,4% en1988). Podemos interpretar esta divergencia en gran medida como resultado dela Crisis de la Deuda, pero habra que recordar que fue precisamente la inade-cuada administracin de la capacidad de endeudamiento, y no slo un shockexterno, lo que la produjo. Lo que ms llama la atencin es que el excesivoendeudamiento se dio en un entorno donde -a excepcin de Brasil- ya no domi-naban las tesis industrialistas, y donde la relativa apertura y liberalizacin -delas que Chile era el paradigma- deban haber ido acompaadas de medidascautelares que no se implementaron. Gran parte de ese endeudamiento, a dife-rencia de la poca de predominio de las tesis sustitutivas, fue a parar a la espe-culacin, al enriquecimiento ilcito, a un desproporcionado gasto militar, y enalgunos casos, lisa y llanamente a la aparicin de una corrupcin mucho msdifundida.

    Ya hemos adelantado que la evolucin del tipo de cambio fue muy disparentre Corea y el Cono Sur durante el perodo anterior que culmin en 1980.Esta nueva fase -de 1981-1988- se destac por la agudizacin de estas diferen-cias. La Figura 7 muestra la violenta desvalorizacin general de las monedas enlos pases de Amrica Latina, que parcialmente se debi a la Crisis de la Deuda,pero tambin a los graves desrdenes monetarios que caracterizaron todo elperodo. En contraste, el tipo de cambio en Corea vivi una lenta devaluacin

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    (de 681 a 731 won desde 1981 a 1988), que fue paralelo al mantenimiento delos mercados externos y a la diversificacin exportadora. No se podra dejar dedestacar este otro contraste, que manifiesta una vez ms el aprendizaje coreanoy las dificultades del Cono Sur para hacer un uso adecuado de este instrumento.

    Los efectos combinados de estas condiciones generales -afectadas en el casodel Cono Sur por el shock de la deuda- se hicieron notar en el ahorro internobruto y en la inversin interna bruta con mucha mayor fuerza que en el perodoanterior. Siguiendo la figura 8 podemos apreciar que Corea ms que triplic suahorro interno bruto (de 16.573 millones dlares a 69.414 millones entre 1981y 1988), superando claramente el promedio de las tres mayores economas deAmrica Latina (Argentina-Brasil-Mxico), que a su vez, estancaron su ahorroal crecer slo desde 51.163 a 54.557 millones de dlares durante el mismoperodo. En cuanto a su participacin en el PIB -Figura 9- la divergencia fuetambin aguda, en tanto las tres mayores economas estancaron su promedioentre 23,2% a 24,6% durante los mismos aos y la participacin porcentual delahorro en el PIB coreano creci de 23,8% a 38,3%, haciendo notar la tremendacapacidad generada en la etapa 1960-1980, ahora incrementada por el cambioen la estructura exportadora, que evolucion desde una composicin mayorita-ria de productos industriales bsicos y masivos a productos industriales conmayor componente tecnolgico. Buena parte de la reorientacin exportadoracoreana se financi con el crecimiento de la inversin interna bruta -Figura 10-que como participacin en el PIB, creci desde 29,5% en 1981 a 31,2% en1988. Nuevamente cabe hacer notar la casi autosuficiencia inversora de Corea,que explica en su mayor parte el nulo efecto de la crisis de la deuda y la prescin-dencia de la inversin extranjera directa en esos aos. En contraste, las tresmayores economas de Amrica Latina vieron caer su inversin interna brutadesde 24,4% en 1981 a 21,3% en 1988, en tanto el promedio del Cono Surdecay desde 24,3% a 21,3% en esos mismos aos.

    As y todo, restringidos y acuciados por las dificultades de pago y por elgrave deterioro de los precios de sus principales productos de exportacin, lospases del Cono Sur decidieron renegociar las condiciones de la deuda y se vie-ron obligados a realizar un supremo esfuerzo exportador para servir la deuda.Los resultados no fueron satisfactorios, como se observa en la Figura 11, ya queel ritmo de crecimiento de sus exportaciones durante el perodo 1971-80 (8,8%anual) se redujo a 7,8% entre 1981-1990, haciendo ms difcil salir de la situa-cin en que se encontraban. En contraste, si bien Corea tambin redujo casi a lamitad el ritmo de crecimiento de sus exportaciones (de 21,4% en 1971-80 a11,2% para 1981-90) esto no le trajo problema alguno, ya que a finales de ladcada su economa evolucionaba a la exportacin de productos industriales demayor valor agregado y se comenzaba a adentrar en el dominio de las nuevastecnologas de punta. Por ello es que, como podemos observar en la Figura 13,la ralentizacin en el crecimiento de sus exportaciones no impidi a Corea in-crementar su participacin en el PIB desde 35,5% en 1981 a 37,5% en 1988,mientras que la reduccin en el crecimiento de las exportaciones en el caso delos pases del Cono Sur no evit que aquellas cumplieran un rol mucho ms

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    Mario Matus G.

    decisivo en el PIB, prcticamente duplicando su participacin al subir desde11,9% en 1981 a 22,6% en 1988, ni que el servicio anual de la deuda se llevaraun porcentaje mucho mayor del valor total de las exportaciones.

    Estas condiciones tan opuestas explican una buena parte de la enorme di-vergencia abierta entre Corea y el Cono Sur entre 1981-88, pero no pueden porsi solas explicar su ampliacin posterior. Corresponde, por tanto, indagar en lanaturaleza antagnica de las transformaciones y los entornos institucionalesespecficos de esa etapa posterior y ponderar su peso especfico.

    De las nuevas transformaciones que profundizaron el cambio estructural enla economa de Corea y que tambin se han sintetizado en el Cuadro 2- debe-mos destacar para este perodo, aquellas que tuvieron que ver con tres reasfundamentales: 1) la construccin de una densa plataforma de Capital Huma-no, 2) la adquisicin y desarrollo de avanzadas capacidades empresariales, vin-culadas a una estrategia de aprendizaje y asimilacin tecnolgica, y finalmente,3) el establecimiento de un modelo exportador original. Por supuesto, cada unade estas polticas se inici en la etapa anterior, y ya poda mostrar resultadoselocuentes a comienzos de la dcada de 1980, pero fue a partir de esta nuevaetapa, en que estas polticas se convirtieron en los baluartes de un nuevo im-pulso para el desarrollo.

    En contraste, la mayor parte de los pases del Cono Sur que haba exhibidoconsiderables avances parciales en cada una de estas dimensiones, mostraronun estancamiento o franco deterioro en ellas durante la dcada de 1980. Natu-ralmente, la forma tradicional de integracin con la economa mundial hacaprcticamente imposible asumir a mediano plazo el desafo tan alto planteadopor el modelo exportador coreano, ya sea porque segua primando un enfoquesustitutivo dirigido hacia el mercado interno, o porque la reformulacin hacia elmercado externo devolvi a un punto de inicio las energas productivas de lospases. En esta circunstancia tan desfavorable, las posibilidades de maniobra yde introduccin de matices eran mnimas, por lo tanto las posibilidadescombinatorias de las polticas se redujeron a formulaciones simplistas. En po-cos aos, se pas de un tipo de paradigma extremo a otro an ms extremo ytanto los agentes econmicos como los factores productivos debieronreacomodarse de modo violento, impidiendo aprovechar mejor los elementospositivos que podan rescatarse del modelo en decadencia. Por tanto, era prc-ticamente imposible que, excepto algunas actividades exitosas en la industriabrasilea, se pudiera participar en el aprendizaje de los nuevos productos y susciclos tecnolgicos, y asimilar de algn modo las capacidades empresarialesasociadas a ellos.

    A pesar de que algunos pases del Cono Sur iniciaron una transformacinradical en las formas de gestin y de organizacin de sus empresas, lo abruptode este cambio impidi reproducir y aprovechar la plena potencialidad de lassinergias y las formas de integracin del trabajo bajo el nuevo paradigma. Na-cieron empresas siguiendo el nuevo modelo, pero la mayor parte de las veces,

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    Corea y el Cono Sur de Amrica

    sin estar sostenidas por los basamentos de experiencia y de sentido existentesen el mundo desarrollado. Por ello, fue un shock, una experiencia comprimidaen menos de una dcada. La mejor evidencia del dbil basamento de la reorga-nizacin empresarial en los pases del Cono Sur fue su estancamiento relativoen trminos de Capital Humano. Si las exigencias de habilidades y de conoci-miento aplicado para las empresas haban crecido vertiginosamente en esos aos,los datos educacionales demuestran que el Cono Sur -incluso sus pases msadelantados- fren el impulso que traa desde dcadas anteriores.

    El resurgimiento del modelo primario exportador, por tanto, se bas en lautilizacin intensiva del trabajo sobre el capital, pero los rendimientos y lacompetitividad de ese modelo no se podan sostener sin un aumento real de lascapacidades en el trabajo. Slo podan hacerlo con base en el uso de mano deobra poco cualificada, y por ello la importancia desmedida que cobr el sectorprimario. Sin mejoras radicales en calificacin, el resultado fue la cada o elestancamiento en productividad. Su corolario, la prdida de participacin de laregin en el comercio mundial.

    Empecemos comparando la evolucin del Capital Humano en estos aos.Una medicin muy sencilla corresponde a la evolucin de la tasa de analfabetis-mo. La Figura 13 compara el desempeo de ambos casos.

    Figura 13. Tasa de analfabetismo adultos (% mayores de 15 aos), 1970-1998

    Fuente: elaboracin propia, a partir de World Bank; "World Development Indicators 2000". Washington, D.C.2000.

    El mrito de Corea en la reduccin del analfabetismo de adultos (mayores de15 aos) es que slo obtuvo los primeros logros importantes a partir de la se-gunda mitad del siglo XX. Prueba de ello es que hacia 1945 el pas tena un

    13,2

    12,411,7

    11,010,4

    9,89,2

    8,68,1

    7,67,1 6,8

    6,4 6,1 5,8 5,5 5,2 4,9 4,6 4,3 4,1 3,9 3,6 3,4 3,2 3,0 2,9 2,