Cornelis Van de Ven - El Espacio en Arquitectura

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1 Cornelis van de Ven; El espacio en arquitectura La evolución de una idea nueva en la teoría e historia de los movimientos modernos Madrid: Cátedra, 1981 Zhuozhing yuan en Suzhou «Hacemos puertas y ventanas para una habitación.» CAPÍTULO PRIMERO Lo inexistente que se hace tangible Treinta rayos convergen en el cubo de la rueda; Y de esta parte, en la que no hay nada, depende la utilidad de la rueda. La arcilla se moldea en forma de vasos, Y precisamente por el espacio donde no hay arcilla es por lo que podemos utilizarlos como vasos. Abrimos puertas y ventanas en las paredes de una casa, Y por estos espacios vacíos podemos utilizarla. Así, pues, de un lado hallamos beneficio en la existencia; De otro, en la no-existencia. LAO-TSE (h. 550 a. de C.) 1 El núcleo de la filosofía de Lao-Tse es el Tao, o Vía del Devenir, y viene a expresar la idea de que nada es permanente en un mundo que no cesa de cambiar 2 . Todo concepto 1 Lao Tse, Tao Te-Ching, citado por la trad. ingl. de J. C. H. Wu, Nueva York, St. John University Press, 1961, capítulo XI. 2 Lao Tse, Tao Te-Ching, The Book of ihe Way and its Vjrtue, traducción de J. J. L. Duyvendak, Londres, Murray, 1954, que contiene excelentes anotaciones sobre el pensamiento taoísta. El editor traduce «tao» como «el camino». En el libro 1, cap. 1, podemos leer: «El camino que puede ser verdaderamente considerado como el Camino no tiene nada de permanente... Porque es, por supuesto, a través de la constante alternancia del Ser y el No-ser como pueden observarse las maravillas del uno y las limitaciones del otro.»

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Cornelis van de Ven; El espacio en arquitectura La evolución de una idea nueva en la teoría e historia de los movimientos modernos

Madrid: Cátedra, 1981

Zhuozhing yuan en Suzhou

«Hacemos puertas y ventanas para una habitación.»

CAPÍTULO PRIMERO

Lo inexistente que se hace tangible

Treinta rayos convergen en el cubo de la rueda; Y de esta parte, en la que no hay nada, depende la

utilidad de la rueda.

La arcilla se moldea en forma de vasos, Y precisamente por el espacio donde no hay arcilla

es por lo que podemos utilizarlos como vasos.

Abrimos puertas y ventanas en las paredes de una casa,

Y por estos espacios vacíos podemos utilizarla.

Así, pues, de un lado hallamos beneficio en la existencia;

De otro, en la no-existencia.

LAO-TSE (h. 550 a. de C.) 1

El núcleo de la filosofía de Lao-Tse es el Tao, o Vía del Devenir, y viene a expresar la idea de que nada es permanente en un mundo que no cesa de cambiar2. Todo concepto

1 Lao Tse, Tao Te-Ching, citado por la trad. ingl. de J. C. H. Wu, Nueva York, St. John University Press,

1961, capítulo XI. 2 Lao Tse, Tao Te-Ching, The Book of ihe Way and its Vjrtue, traducción de J. J. L. Duyvendak, Londres,

Murray, 1954, que contiene excelentes anotaciones sobre el pensamiento taoísta. El editor traduce «tao»

como «el camino». En el libro 1, cap. 1, podemos leer: «El camino que puede ser verdaderamente

considerado como el Camino no tiene nada de permanente... Porque es, por supuesto, a través de la

constante alternancia del Ser y el No-ser como pueden observarse las maravillas del uno y las

limitaciones del otro.»

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estático, como los expresados por el contemporáneo de Lao-Tse, Confucio, son considerados por los taoístas como un error. La flexibilidad del pensamiento taoísta refleja una verdadera anticipación del carácter evolutivo de las ideas de los hombres, que se observa también en la idea del espacio, tema de esta investigación.

El legendario Anciano, Lao-Tse, estableció los cimientos del principio filosófico y fenomenológico de polaridad hace más de dos mil quinientos años. En los capítulos iniciales de su libro, el Tao Te-Ching, unió en un solo concepto el Ser el No-ser, noción que ha permanecido a lo largo de la historia de la civilización humana como una de las más vibrantes. Por supuesto, esta unidad de dos principios opuestos sigue siendo la estructura vital de la estética del espacio contemporánea, como se expondrá más adelante.

(2a) Espacio de transición en un jardín chino (2b) Louis I. Kahn. Hospital Nacional Ayub, Dacca, Bangladesh

Sin embargo, el famoso capítulo XI del Tao Te-King, citado anteriormente, contiene

algo más que el mero enunciado del principio de dos elementos opuestos, pues refleja la superioridad de lo contenido, del espacio interior. Lo esencial es lo no-existente, que se hace tangible en forma material. La estética arquitectónica de finales del siglo XIX adelantó que la existencia de espacio es la esencia de la arquitectura y, a principios del siglo XX, ciertas tendencias artísticas, reconociendo el viejo pensamiento oriental de que la masa está al servicio

del vacío, condujeron a la desmaterialización inflexible de la ineludible solidez de la masa como, por ejemplo, el movimiento De Stijl. E, incluso en nuestros días, los pensamientos de Lao-Tse ejercen gran atracción sobre los arquitectos, quienes perciben el contenido intangible de la forma arquitectónica como lo que verdaderamente impulsa a la arquitectura [2]3.

Si observamos más atentamente la estructura del capítulo citado, podremos ver otro fenómeno, que es especialmente interesante para la arquitectura. En el primer pareado del capítulo, la convergencia de los radios en el cubo de la rueda puede ser identificada como una forma tectónica [3]. En el segundo pareado, el espacio es creado mediante el ahuecamiento de la arcilla [4], calidad técnico-material que ha sido llamada forma estereotómica por Gottfried Semper4. De este modo, los dos métodos materiales de crear espacios en arquitectura (tectónico y estereotómico), considerados frecuentemente como creación original del siglo XIX, ya fueron percibidos hace más de dos mil quinientos años.

En el tercer pareado se encuentra contenido otro pensamiento contemporáneo. Lao-Tse ya observó que el espacio contenido era más esencial que la masa sensible de que se rodea. Pero, aquí, Lao-Tse hizo hincapié en la línea fronteriza entre el espacio interior y el exterior: la pared que los separa. Lao-Tse habla de los vacíos enmarcados por puertas y ventanas, que pueden ser entendidos como los espacios transicionales que fueron de especial interés para los

3 Amos 1. T. Chang, The Existence of Intangible Content in Architectonic Form, obra basada en la

filosofía de Lao-Tse y su practicabilidad, Princeton, N. J., Princeton University Press, 1956, página 9: «A

través de la contemplación no-formal, me inclino a pensar que es la existencia de los elementos

intangibles, lo negativo en las formas arquitectónicas, lo que les da vida.» Véase también Frank Lloyd

Wright, A Testament, Nueva York, Horizon Press, 1952, pág. 130, y cuarta parte, capítulo IX, del

presente volumen. 4 Gottfried Semper, Der Stil in den Technischen und Tektonischen Künsten, Munich, F. Bruckmann,

1860-63, t. II, parte 2, pág. 8.

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arquitectos. Precisamente aquí sea quizá posible encontrar la primera tentativa escrita de interpretación de la línea fronteriza como continuidad del espacio, poniendo énfasis no tanto en el espacio interior como en aquellas partes del edificio que transmiten lo interior hacia el espacio exterior, cuestión que sigue fascinando irresistiblemente a los arquitectos contemporáneos [5].

Puesto que el espacio existe a ambos lados de la pared y, normalmente, esta línea fronteriza queda anulada en alguna parte, la separación y el nexo se presentan de modo simultáneo. Esta noción dual puede ser interpretada de varios modos. O bien la pared es la verdadera y auténtica expresión de la función interior, o bien tiene dos rostros, interior y exterior. Lao-Tse no nos proporciona justificación alguna de este segundo carácter dual, pero preocuparía a teóricos de la arquitectura como Sitte y Sörgel a finales del XIX, y a arquitectos teorizantes contemporáneos como Louis Kahn, Robert Venturi o Charles Moore [6].

(3) Gran Puerta Meridional en Todaiji, sección transversal. Forma tectónica

(4a) En el Shizi lin, de Suzhou. Forma estereotómica en arcilla. (4b) Hans Hollen. Candle Shop, Viena (1964-65). Forma estereotómica en metal.

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(5) Peter Eisenman. Casa III, Residencia Miller, Lakeville, Conn. (1974). Transición de espacio interior-exterior

Así pues, la intuición de Lao-Tse llegó hasta los tres niveles jerárquicos del espacio: en

primer lugar, el espacio como resultado de un ensamblaje tectónico; en segundo lugar la forma estereotómica que engloba al espacio; y, finalmente, los espacios transicionales que establecen el nexo entre el mundo interior y el exterior. En este poema, una idea consciente del espacio fue aplicada a la forma arquitectónica y, por consiguiente, ello representa el primer ejemplo de una estética del espacio, puesto que combina una actitud moral (el Bien) con una apreciación física de la forma (la Belleza). La filosofía occidental se ha preocupado de la idea del espacio en el ámbito de la metafísica desde la antigüedad, pero hubo que esperar hasta finales del XIX para que los teóricos de la estética comenzasen a aplicar esta idea de la filosofía a la forma arquitectónica. Y esta reciente época de la historia de la teoría arquitectónica recordó a Lao-Tse como pensador moderno.

(6) Charles Moore y MLTW. Edificio Moore. New Haven. Conn. (1967)

(a) muestra axonométrica de tres espacios interiores, creando una doble capa en la pared. (b) planos mostrando espacios autónomos dentro del rectángulo de la casa.