Corrupción Politica en Mex

10
Nueva Sociedad Separatas Adrián Acosta Silva ¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en Méxi- co. Artículo aparecido en Nueva Sociedad 191, mayo-junio 2004, pp. 16-24.

description

Corrupcion política en México y LAtinoamericana

Transcript of Corrupción Politica en Mex

Page 1: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD ��� ��Adrián Acosta Silva

Nueva SociedadSeparatas

Adrián Acosta Silva¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en Méxi-co.

Artículo aparecido en Nueva Sociedad 191, mayo-junio 2004, pp.16-24.

Page 2: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD �����¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en México

Adrián Acosta Silva: sociólogo mexicano, doctor en Ciencia Política por Flacso-México; investiga-dor del Cucea - Universidad de Guadalajara; acaba de publicar Una modernización anárquica, Iesalc /Unesco / U. de G., México, 2004; @: <[email protected]>.Palabras clave: sistema político, cultura política, corrupción, México.

¿Hábitos del corazón?

Adrián Acosta Silva

Los escándalos de corrupción política ocurridos enMéxico colocaron nuevamente un viejo tema en ladiscusión nacional y latinoamericana: el de la relaciónde las instituciones políticas con los comportamientospartidistas en el contexto de las democracias realmenteexistentes. Las notas siguientes exploran los recientesescándalos políticos, ofreciendo un contexto deinterpretación y análisis. La idea central es que la crisisde la política y de los partidos forma parte de un procesode debilitamiento del horizonte normativo de lademocracia mexicana, que se despliega en dosdimensiones: la debilidad de las institucionesrepresentativas, y el predominio del pragmatismopolítico de los actores.

Los escándalos políticos ocurridosen México en el primer trimestre

de 2004, producidos por una serie devideos difundidos por la televisión co-mercial entre los últimos días de febre-ro y los primeros días de marzo, tuvie-

ron un impacto severo en la opiniónpública y en el régimen político nacio-nal. Aunque los acontecimientos delagónico invierno mexicano no afectarondirectamente al partido en el Gobierno(Partido Acción Nacional, PAN), ni a

Corrupción política y escándalo en México

Page 3: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD ��� ��Adrián Acosta Silva

su principal oposición (el Partido Re-volucionario Institucional, PRI), los ac-tos de corrupción sí afectaron a dos delos otros partidos de oposición queconfiguran el mapa político mexicanoactual: el Partido de la Revolución De-mocrática (PRD), gobernante en el Dis-trito Federal y en otras cinco entida-des federativas, y cuya orientación eidentificación ideológica puede consi-derarse de izquierda, así como al Parti-do Verde Ecologista de México (PVEM),agrupación vagamente identificadacon el ecologismo. Inesperadamente,los efectos de los escándalos alcan-zaron una dimensión internacional, alcolocar al borde de la ruptura las rela-ciones de los gobiernos de México yde Cuba. Aunque las sospechas y prác-ticas de corrupción en la política seanpolvos de viejos lodos en la políticalocal, la fuerza mediática que asumie-ron esas prácticas aún después de laalternancia política ocurrida en 2000puso en entredicho la capacidad de lasinstituciones y de la joven democraciamexicana para inhibir o desplazar elpeso específico de la corrupción po-lítica en la legitimidad y credibilidaddel nuevo régimen. Los hechos colo-caron también a los partidos en el cen-tro de las reacciones de desconfianzade muchos ciudadanos respecto de lacapacidad de la democracia realmen-te existente para resolver los proble-mas de la sociedad. Los escándalos demarzo y sus secuelas pueden inter-pretarse en dos claves. La primera esla fragilidad institucional de la actualdemocracia; la segunda tiene que ver

con los límites del pragmatismo po-lítico de los actores de la posdemo-cracia mexicana. Ambas claves quizápuedan ayudar a comprender o a des-cifrar la complejidad de esta coyuntu-ra política y sus principales focos detensión.

El contexto

La experiencia de la alternancia polí-tica mexicana ocurrida luego de laselecciones federales de julio de 2000,significó el reconocimiento nacional einternacional de que la transición po-lítica mexicana había llegado a buenpuerto. La salida pacífica del PRI delas oficinas del Palacio Nacional, lue-go de 70 años de ocuparlas, y la llega-da del PAN al cetro y al centro mismode la política mexicana, como produc-to de la acción ciudadana respaldadapor un sistema electoral legítimo, re-conocido y valorado por todos los ac-tores de la larga transición (represen-tado por el Instituto Federal Electoral,IFE), significó la culminación de unproceso de cambio que se había coci-nado a fuego lento durante casi 25años. Con la construcción de un siste-ma de partidos moderado, centrado entres grandes organizaciones (PAN, PRIy PRD), cuyo funcionamiento electo-ral ha logrado producir ciertos equili-brios en el Congreso, y experiencias degobiernos divididos en varios estados,la transición política mexicana pudofluir en un clima de estabilidad y re-formas graduales que culminaron enla derrota electoral del PRI.

Page 4: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD �����¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en México

Esa interpretación del cambio políticomexicano implica considerar no sola-mente la sensación de hartazgo que ellargo dominio del PRI había genera-do entre millones de ciudadanos, sinotambién el hecho de que la oposiciónpolítica creció y se consolidó justamen-te creando entre la ciudadanía expec-tativas razonables en torno de la posi-bilidad, o la certeza, de que el cambiopolítico democrático traería consigo unfortalecimiento de la vida republicana,una mejoría económica y un desplaza-miento radical de las legendarias prác-ticas de corrupción en la vida políticay social del México posrevolucionario,periodo en el cual se estructuró el es-quema de dominación política del PRI.Como en todo proceso de cambio po-lítico, esa combinación de hartazgocon ilusiones y expectativas cívicas eny sobre la democracia y la alternanciapolítico-electoral, produjo en el contex-to mexicano una poderosa fuerza quefinalmente se expresó en un cambio derégimen en el cual no solamente fuesustituido un partido en el poder porotro, sino que las bases mismas deestructuración del viejo régimen revo-lucionario –centradas en el hiperpre-sidencialismo y el control corporativovirtualmente monopartidista– fuerondemolidas por una suerte de «redescu-brimiento» del Congreso, la edificaciónde numerosos contrapesos al PoderEjecutivo, y la formación de organiza-ciones políticas basadas en la compe-tencia electoral y la búsqueda de clien-telas electorales fundamentalmente nocorporativas.

La expresión del cambio político seplasma en la composición de la repre-sentación política nacional y local resul-tante de las últimas elecciones federa-les de 2003, en la que los tres grandespartidos se la distribuyeron, como su-cede por lo menos desde 1997. Con laconfirmación de que el fenómeno delgobierno dividido llegó junto con latransformación democrática del país,la oposición al PAN representa la ma-yoría relativa del Congreso Federal, loque se refleja en las escalas estadales ymunicipales. El forcejeo político que hatenido lugar en ese escenario en los úl-timos cuatro años entre los poderes yentre los partidos, ha generado enormestensiones no solamente en decisionesclave de la economía y las finanzas pú-blicas (como por ejemplo la reformafiscal o la reforma eléctrica, que hastaahora no han podido ser abordadas yresueltas, pese a su señalada importan-cia por todas las fuerzas políticas), sinotambién en un conjunto de decisionesmínimas en torno de procedimientos,nombramientos diplomáticos, tormen-tas discursivas acerca de desafortuna-das declaraciones presidenciales, oconflictos internos de los partidos. Contodo, y frente a la veces irritante inca-pacidad para adoptar acuerdos y for-mar coaliciones políticas estables opuntuales, el sistema político parecemoverse siempre al límite en algunasdecisiones clave, que de no tomarse atiempo y en forma, pondrían al paísen el umbral de una crisis constitucio-nal, como por ejemplo la aprobaciónpresupuestal anual1.

Page 5: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD ��� ��Adrián Acosta Silva

En este proceso, el papel de los mediosde comunicación ha sido decisivo. Co-mo ocurre en prácticamente todo elmundo, dos son los factores que expli-can esa influencia. Por un lado, la crea-ción de un clima de libertades políti-cas y civiles favoreció la expansión ypluralidad de los medios electrónicosy escritos, pero por el otro, la políticase convirtió en un buen negocio me-diático. La política como espectáculoatrajo en muy poco tiempo la atenciónde los medios, y con ello los actores po-líticos incluyeron en sus equipos detrabajo expertos en imagen pública ymercadólogos políticos, han contratadoempresas de cabildeo político (lobby), yprocuran mantener una buena relacióncon los medios. Desde el presidente Vi-cente Fox hasta los dirigentes de lospartidos opositores, dichos comporta-mientos han confirmado rápidamenteque la americanización de la política hasentado sus raíces en los protagonistasde la vida política mexicana.

En términos del contexto económico,la transición política pudo navegar sinmuchos contratiempos en el marco delas reformas neoliberales de primeray segunda generación impulsadas porlos gobiernos priístas desde 1982 has-ta 2000, que produjeron estabilidadmacroeconómica y confianza en losinversionistas nacionales y extranjeros,pero que no terminaron con el históri-co rezago social y la desigualdad eco-

nómica, que se manifiesta en la persis-tente pobreza de más de la mitad de lapoblación rural y urbana, así como enproblemas de desempleo y marginaciónsistémicas. Lo que se ha producido des-de hace varios años es un contextoeconómico de «estabilidad morteci-na», como lo denominó recientemen-te Rolando Cordera, donde la econo-mía no crece ni distribuye, la reformafiscal no existe, y las políticas indus-triales y económicas parecen agotadasy atrapadas en la búsqueda obsesivade acuerdos comerciales internaciona-les, sin interés ni perspectiva sobre po-líticas de desarrollo que destraben y ac-tiven el empleo y permitan combatirla pobreza acumulada durante déca-das. En este campo, como en otros, lajoven democracia mexicana no ha pro-ducido una política de acuerdos entrelos partidos, ni entre el Congreso y elEjecutivo, lo que explica la sensación defracaso y de incertidumbre sobre el fu-turo luego de las elecciones presiden-ciales de julio de 2000, y de las interme-dias de 2003.

En condiciones de estancamiento eco-nómico, de improductividad política,de importancia creciente de los me-dios, la clase política surgida en la lar-ga transición mexicana ha aprendidoa jugar rápidamente a las virtudes delescándalo, de las presiones y los chan-tajes, con sus respectivas dosis de fil-traciones mediáticas, de bloqueo a lasiniciativas del nuevo oficialismo, y dedescalificación de éste a las propues-tas y proyectos de la renovada oposi-

1. Para explorar esta idea, cf. Alonso Lujambio:«El acertijo constitucional» en Nexos Nº 316, 4/2004.

Page 6: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD �����¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en México

ción política. En esas circunstancias es-tallaron los escándalos de marzo, don-de se vieron involucrados los dirigen-tes del PRD y del PVEM. Las imágenesen las que el dirigente nacional del Par-tido Verde, y además senador de laRepública, aparece negociando un so-borno de dos millones de dólares conun empresario encubierto; las escenasde corrupción y codicia que mostra-ron al secretario de Finanzas del go-bierno del Distrito Federal, apostandomiles de dólares en casinos de Las Ve-gas; y las del principal operador polí-tico del actual jefe de gobierno del D.F.,Andrés Manuel López Obrador, lle-nando una maleta con miles de dóla-res; o el delegado de Tlalpan recibien-do también miles de dólares en bolsasde plástico, ambos involucrados con unempresario de turbio pasado, mostra-ron de golpe la magnitud de la corrup-ción política en México. Esas imágenesy el contexto sociopolítico circundantehan confirmado la baja credibilidad quela política y sus actores tiene entre losciudadanos mexicanos, y la fragilidadque la idea misma de la democracia po-see en la mayor parte de los ciudada-nos, algo que fortalece la presencia delos fantasmas del escepticismo políticoy el desencanto con la democracia querecorre desde hace tiempo a las socie-dades latinoamericanas.

Corrupción política y fragilidadinstitucional

Quizá lo primero que salta a la vistacon los escándalos de marzo es la enor-

me debilidad de las instituciones re-presentativas y judiciales para preve-nir y enfrentar los actos de corrupciónpolítica en el México posautoritario. Lahistórica debilidad del Estado de De-recho y del imperio de la ley, viejosprincipios liberales universales, enMéxico fueron exhibidos por miem-bros de la misma clase política que hizoposible el cambio de régimen. El de-bate público-mediático posterior a losactos de corrupción ilumina el compli-cado laberinto que estructura los inter-cambios políticos del esquema demo-crático que siguió a la experiencia dela alternancia presidencial de 2000: an-te la contundencia de las imágenes ysus secuelas públicas y privadas, altosdirigentes del PRD renunciaron al par-tido, mientras que el jefe de gobiernodel D.F. denunciaba ante el tribunal delos medios una conspiración en su con-tra, para eliminar las posibilidades desu candidatura presidencial en 2006.El dirigente del PVEM, por su parte,también declaraba haber sido objeto deuna trampa2. Las autoridades judicia-

2. Los miembros del PRD que renunciaron unasemana después de conocidos los escándalosfueron Rosario Robles, ex-dirigente nacional delpartido, ex-jefa de gobierno del D.F. (1998-2000);Ramón Sosamontes, dirigente partidista y ex-delegado político en el D.F.; René Bejarano, di-putado y coordinador de la Asamblea del D.F.,involucrado directamente en los escándalos; yfue expulsado Carlos Imaz, delegado en funcio-nes en el D.F., y ex-dirigente estudiantil univer-sitario y del PRD en el D.F. En el caso del PVEM,su dirigente nacional, Jorge González, involucra-do directamente en el intento de soborno, fueapoyado incondicionalmente por el comité na-cional de su partido en medio de la tormentapolítica de esos días. Por su parte, la estrategia

Page 7: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD ��� ��Adrián Acosta Silva

les y el Congreso permanecieron duran-te varias semanas impávidos frente alos acontecimientos, mientras que lafuerza de los medios explotaba comonunca las sensaciones de estupor, in-dignación e incredulidad de la opiniónpública. En unas cuantas semanas, eldrama político de una coyuntura crí-tica mostraba los perfiles básicos deuna crisis de la política y los partidos,en un contexto donde las institucionesactuaron, más que como contenedorese instancias resolutivas de los efectospolíticos coyunturales, como parte delárido pasaje de un escenario no me-nos árido.

Esa fragilidad tiene que ver con el de-bilitamiento de la capacidad que di-chas instituciones han mostrado en losúltimos años. El Congreso, el Ejecuti-vo y el Poder Judicial se han converti-do rápidamente en instancias con po-cas posibilidades de intervención yregulación de los asuntos políticos. Esuna paradoja químicamente pura: es-tas mismas instituciones, que ayuda-ron a pavimentar el largo camino dela transición mexicana, ahora se mues-tran debilitadas por la dinámica deconfrontación y escándalo que domi-

na la vida política nacional. Al súperpresidencialismo que caracterizó elrégimen político posrevolucionario,que significaba en los hechos y en elnivel constitucional una subordinaciónfáctica del Legislativo y de la justiciaal poder presidencial, le siguió un pro-ceso de reequilibrio donde el Ejecuti-vo fue acotado y limitado por los otrospoderes3. Al mismo tiempo, el domi-nio fáctico de los medios se ha incre-mentado de manera espectacular enlos últimos años; la agenda política seconfigura con conflictos y escándalosque aparecen mediatizados. Una espe-cie de «videocracia», de gobierno delas imágenes, parece adueñarse de losritmos, las pausas y las prisas de lavida política mexicana.

Pero otra de las fuentes de debilita-miento de la vida institucional provie-ne de los propios partidos políticos.Los continuos conflictos internos en losúltimos años han sido de dominio pú-blico, y las disputas y querellas se hanventilado frecuentemente más en losmedios que en sus propios órganos dedirección y competencia interna. Lasviolaciones a los gastos de campaña enlas elecciones federales de 2000 y 2003,

del jefe de gobierno del D.F. para defenderse delos efectos políticos de los escándalos de los fun-cionarios de su gobierno, fue la de denunciar uncomplot del Gobierno Federal, en el que partici-paron también el ex-presidente Carlos Salinas deGortari, la CIA, y dirigentes del PAN. El objeti-vo de este complot, según denunció y sigue de-nunciando López Obrador, es acabar con su po-pularidad entre los ciudadanos, en la perspecti-va de impedir su triunfo electoral presidencialen 2006.

3. Es posible apuntar una intuición: la experien-cia mexicana de cambio político puede mostrarcómo un régimen hiperpresidencialista puededar paso en muy poco tiempo a un régimen hipo-presidencialista, donde el Ejecutivo cedió tantospoderes y facultades al Congreso y a las instan-cias judiciales, que terminó siendo un poder muydébil para incidir en los cambios que a juicio delpresidente y de su partido son necesarios paralegitimar su mandato y para obtener el recono-cimiento de la mayoría de los ciudadanos.

Page 8: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD �����¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en México

implicaron sanciones económicas iné-ditas y severas del IFE a los principalespartidos. La incapacidad para formarcoaliciones y acuerdos entre las frac-ciones parlamentarias ha terminadopor impedir cualquier reforma sustan-tiva relacionada con los principalespuntos de la agenda económica y so-cial elaborada por los propios partidos.Todo ello ha configurado una situa-ción donde los principales problemasnacionales han quedado supeditadosa las transacciones partidarias, lo queha impedido no solamente su trata-miento, sino hasta su propia discusión.El resultado de todo ello, es la baja con-fianza de los ciudadanos y la degra-dación de la idea misma de la políticacomo mecanismo, arte o instrumentopara alcanzar acuerdos entre actoresdiversos.

Los límites del pragmatismo

El asunto siempre escurridizo, y anti-guo, de los límites entre la ética, lamoral y la política volvió a discutirseen el contexto del escándalo. La irres-ponsabilidad del comportamiento delos actores, las escenas de codicia ypodredumbre que se pudieron apre-ciar en todos los noticieros durantesemanas, rápidamente revivieron lasviejas certezas en torno de la políticacomo inmoralidad, como fuente segu-ra e inevitable de corrupción, como elpeor de los oficios contemporáneos.Los medios, en particular, avivaron elfuego antipolítico de manera constan-te, mientras que las elites empresaria-

les y financieras declaraban su indig-nación por los acontecimientos. Másallá de esas reacciones, y de la imposi-bilidad práctica de analizar los hechosde la política con los ojos de la políticay no de la moral, como aconsejaba elviejo Maquiavelo, los acontecimientosy sus reacciones muestran el debilita-miento de la ética en el desempeño delos partidos, y los límites que tiene, opuede tener, el pragmatismo en las re-laciones políticas de los partidos y enel desempeño de las instituciones.

Como ocurre en otras latitudes, la ex-periencia mexicana de la corrupciónpolítica es una mezcla extraña de im-punidad, debilidades institucionales yoportunismo. Vistos en términos analí-ticos de las teorías de la elección racio-nal, la corrupción podría ser observa-da como el resultado de que existen másincentivos y recompensas que res-tricciones y castigos a los comportamien-tos corruptos. Esto configura «estruc-turas» simbólicas y legales que tolerano inhiben los comportamientos pro-pensos a la corrupción, lo que explicaque la moralidad de los individuos ter-mine imponiéndose siempre a la mo-ralidad institucional4. Pero vistos entérminos más «impresionistas», loscomportamientos inmorales exhibidospor las televisoras iluminan el rostroduro del pragmatismo político, es de-cir, que la clase política mexicana –o

4. Una aguda reflexión al respecto puede verseen Russell Hardin: «Moralidad institucional» enRobert E. Goodin (comp.): Teoría del diseñoinstitucional, Gedisa, Barcelona, 2003.

Page 9: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD ��� �Adrián Acosta Silva

algunos de sus actores principales–representan muy bien el principio deltodo vale que parece haberse adueña-do del espíritu de la época de la pos-transición. En otras palabras, el viejodilema entre realismo político e idea-lismo es interpretado ahora en térmi-nos de pragmatismo puro y duro, cuyohorizonte temporal es el presente, elplazo cortísimo, inmediato, frente alcual pierde todo sentido y significaciónel mediano y el largo plazo, es decir, elfuturo.

Como se sabe, los réditos de la acciónde corrupción en la política son (o pue-den ser) potencialmente altos para losindividuos, pero también significativa-mente altos o desastrosos para la vidade las organizaciones y la vida políti-ca como acción colectiva, al debilitarla legitimidad y la confianza de los ciu-dadanos en sus instituciones represen-tativas, o delegativas, como señalabaGuillermo O’Donnell hace tiempo. Lademocracia no puede resolver por símisma los comportamientos corrup-tos, como tampoco es el aceite de ser-piente para la resolución de muchosproblemas de la vida pública. La ex-periencia mexicana ha mostrado loslímites de hierro de la democracia, suimposibilidad para resolver los asun-tos de la moral política o de la econo-mía. Cuando la competencia políticaes intensa, los estímulos dirigidos aque los políticos profesionales recu-rran a todos los mecanismos posiblespara incrementar su influencia y capa-cidad de decisión, se suelen imponer

a los escrúpulos morales o las conside-raciones éticas. En estas circunstancias,el pragmatismo se impone sin media-ciones a las responsabilidades institu-cionales, asumiendo y calculando losriesgos que la acción puede acarrear aquien corrompe o es corrompido. Nin-guna democracia escapa a los riesgosde la corrupción, y a la permanencia oexpansión de la lógica pragmática a laque generalmente obedecen. Pero elpragmatismo político no construye ofortalece las instituciones, sino quetiende a socavarlas, debilitarlas y po-tencialmente a destruirlas. Casi por de-finición, el pragmatismo no tiene futu-ro, sino que actúa bajo la lógica de loinmediato, del presente eterno, y porello suscita desconfianza, incredulidad,escepticismo entre los propios actoresde la política y sus espectadores. Lasinstituciones, por el contrario, requie-ren de comportamientos estables, re-glas precisas, promesas cumplidas.

La experiencia mexicana muestra có-mo la institucionalidad que hizo posi-ble la larga estabilidad semiautoritariade un esquema político virtualmentesin competencia, y que luego dio lugary oportunidad a cambiar de régimensin recurrir al expediente de la violen-cia o de los golpes de Estado, rápida-mente está siendo demolida por la cla-se política de la postransición, sin queesta misma construya otra institucio-nalidad, que permita configurar algoparecido a la consolidación de unademocracia sustentable. Por el contra-rio, los escándalos de corrupción que

Page 10: Corrupción Politica en Mex

Coyuntura

NUEVA SOCIEDAD ����¿Hábitos del corazón? Corrupción política y escándalo en México

siguen sacudiendo al sistema políticomexicano, parecen mostrar un proce-so de desestructuración que es susti-tuido por el vacío institucional, lo quedeja a la política en manos de los máshábiles, corruptos o demagógicos. Elresultado es una lección vieja y cono-cida: en México tenemos ya una demo-cracia, pero no tenemos demócratas.

Consideraciones finales

La democracia quizá tenga que vermás con los hábitos del corazón quecon la razón institucional, como afir-maba el viejo Tocqueville. Si ello es así,habrá que reconocer, en consecuencia,que la democracia no forma parte delos hábitos del corazón de la clase po-lítica mexicana y latinoamericana con-temporánea, por lo menos no de sumayor parte. Tal vez habrá que acep-

tar, al contrario, que otros hábitos, usosy costumbres anidan en el imaginarioy las prácticas de nuestros políticosprofesionales, cuya vigencia obedecea razones culturales, históricas o insti-tucionales, según se quiera ver. Perola coyuntura mexicana ha demostra-do cómo la debilidad institucional, elpragmatismo de los políticos, las pre-siones y novedades mediáticas, y ladesconfianza ciudadana, han configu-rado los nudos ciegos que explican lasprácticas de corrupción y escándaloque dominan la situación y las pers-pectivas de la política en México. Sinun horizonte normativo a la vista, queimprima sentido y cohesión a la pos-transición, la política mexicana y elrégimen que la cobija puede subsistiro de plano naufragar en medio del es-cándalo, la corrupción y la ineficaciapolítico-institucional.