Cortar un tanque, fundir su hierro, hacer un paísPor Juan Diego Incardona, Coordinador del Área de...

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Cortar un tanque, fundir su hierro, hacer un país 22 de marzo de 2011, ECuNHi, predio de las Madres dentro de la ex ESMA. Dos días antes de cumplirse los 35 años del golpe, las Madres empiezan a romper en pedazos un tanque militar, para fundirlo luego y hacer con el caldo de hierro los bustos de los más emblemáticos próceres de nuestra independencia: José de San Martín, Mariano Moreno y Manuel Belgrano. El alegórico gesto de los pañuelos blancos sorprende y plantea certidumbres sobre el emocionante momento político que atraviesa el país. Sólo en una patria que ya no será nunca más igual a la de antes, esto es posible. “Lo que hacemos no tiene que ver con la locura, sino con la pasión y la política”, sintetiza Hebe de Bonafini. Otra victoria definitoria de la vida sobre la muerte, de los pañuelos blancos sobre la derrota. ARGENTINA $ 5

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Cortar un tanque, fundir su hierro, hacer un país

22 de marzo de 2011, ECuNHi, predio de las Madres dentro de la ex ESMA. Dos días antes de cumplirse los 35 años del golpe,

las Madres empiezan a romper en pedazos un tanque militar, para fundirlo luego y hacer con el caldo de hierro los bustos

de los más emblemáticos próceres de nuestra independencia: José de San Martín, Mariano Moreno y Manuel Belgrano.

El alegórico gesto de los pañuelos blancos sorprende y plantea certidumbres sobre el emocionante momento político

que atraviesa el país. Sólo en una patria que ya no será nunca más igual a la de antes, esto es posible. “Lo que hacemos

no tiene que ver con la locura, sino con la pasión y la política”, sintetiza Hebe de Bonafini. Otra victoria definitoria de la

vida sobre la muerte, de los pañuelos blancos sobre la derrota.

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Revista de la Fundación Madres de Plaza de MayoAÑO III . NÚMERO 21 / ABRIL 2011

ESCRIBEN: PARODI / ZAFFARONI / TOMADA / PUIGROSS / DRI / LLONTO / CABALLERO / BARCESAT / CEDRON / BARONE / FATALA / Y MÁSMadres RevoluciónMadres x Todos y Todas

SUPLE HiStoria dE

La MiSión SUEñoS

CoMPartidoS

nº2

EDICIÓN ESPECIAL

34 AÑOS DE LUCHA

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Amorosas y nuestras

Decir “Madres de Plaza de Mayo” es decir coraje, pasión, vida con mayúscula; lucha, justicia y amor plural a todas luces revolucionario. Porque ellas son eso: guerreras inagotables, vendaval que crece, corazón sincero, corazón valiente, corazón materno latiendo por los demás, cumpliendo los sueños de sus hijos, haciéndolos realidad.Treinta años después, aquí están, erguidas sobre sus logros, sobre sus certezas, sobre sus propias esperanzas y las nuestras, mostrándonos el camino y más; di-ciéndonos “se hace haciendo” y más; llamándonos a seguir, a no claudicar, a creer en nosotros mismos, a construir el futuro, a cuidar las flores que hemos sembrado y seguirán creciendo y cambiarán la historia.Las Madres amorosas y nuestras no han dado ni darán jamás un paso atrás. Recon-forta saberlo. Las Madres amorosas y nuestras sostienen la bandera de la victoria y son el más hermoso y necesario espejo en el que debemos y podemos mirarnos.Y nosotros, agradecidos por la canción de cuna con que arrullaron nuestros miedos, por la ilusión encendida con que amamantaron nuestras esperanzas, por el lugar de todos en su mesa compartida y su venturosa manera de querernos en cada gesto; nosotros –digo, el pueblo, los hombres y mujeres que tenemos el privilegio de haberlas conocido– seguiremos andando a la luz de sus pañuelos con la certeza profunda de no equivocar el camino.

Teresa Parodi

16MADRES REVOLUCIÓN

Madres x Todos y Todas

“SUEÑOS COMPARTIDOS” Año III Nº 21 / ABRIL 2011 / REPÚBLICA ARGENTINAEditorial: Fundación Madres de Plaza de Mayo/ ISSN 1852-4745 / Propiedad Fundación de Madres de Plaza de Mayo Reg. INPI EXPEDTE. 784.377Director Demetrio Iramain. Coordinación Periodística Equipo de Prensa Madres Editora General Lucía García Editores Daniel Roncoroni/ Sandra Conte/Agustín Crivelli/Liliana Szwarcer/ Luis Zarranz Escriben en este número Daniel Ballester /Eduardo Barcesat/ Orlando Barone/ Lohana Berkins/ Pedro Brieger/ Roberto Caballero / Raúl Castro/ Juan “Tata” Cedrón / Sergio Ciancaglini/ Gustavo Cirielli/ Cocinando política/ Renato De Nicola/ Rubén Dri/ Embajada de Cuba/ Abel Fatala/ Lucía García/ Yael Geller/ Alejandro Goldín/ Víctor Heredia/ Juan Incardona/ Demetrio Iramain/ Alicia Kirchner /La garganta poderosa/ Andrés “Cuervo” Larroque/ Pablo Llonto/ Araceli Mastellone/ Carlos Oviedo/ Nanci Parrilli/ Adriana Puigróss/ Silvina Rivilli/ Sebastián Romero/ Carlos Rodriguez/ Martín Sabatella/ Ana Sabio/ Alberto Sileoni /María Sucarat/ Carlos Tomada/ Marcelo “Patón” Torres/ Enrique Vázquez/ Inés Vázquez/ Francisco “Cacho” Ventrici/ Eugenio Zaffaroni/ Luis Zarranz Corrección Demetrio Iramain/ Liliana Szwarcer/ Luis Zarranz / Diego Fernández Romeral Asesor de Producción Pablo Moratorio Historieta Jorge Meijide Humor gráfico Fabián Prol Edición de fotografía Cesar Capasso / Jeremías Cifarelli Fotografía Sebastián Romero Fotos Archivo de Madres Juan Martín Bonacci Diseño y diagramación Nicolás Gil/ Sebastián Santos Producción Imprenta Marcelo Moreira Impresión Imprenta de las Madres. Domicilio: Hipólito Yrigoyen 1584. CP 1089 Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Tel/Fax: (0011) 4383 6430. E mail: [email protected]

Historia de la Misión Sueños Compartidos

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Cuando pequeña los militares secuestraron y desaparecie-ron a mi pediatra. Yo deseaba entonces que todos los tra-bajadores del hospital, la gente de mi barrio hicieran como cuando un niño se pierde en la playa, que todos aplaudieran llamando la atención de lo que había sucedido. Pero no fue-ron aplausos, fueron pasos: pequeños, grandes, cansados, vigorosos, pasos de mujer, pasos de madres.Durante 34 años esos pasos fueron marcando el camino a seguir en cada etapa. Gracias Madres, porque, cual si la patria fuera una niña perdida en la playa, la alzaron a upa, se la cargaron en sus hombros hasta encontrar los padres amorosos, responsables, angustiados y preocupados por cuidarla, a Néstor y Cristina Gracias Madres por cobijarnos y alimentarnos el alma con capacidad de lucha y resistencia a los años de la entrega neoliberal.Gracias por enseñarnos a amar la vida.Gracias por ser mamás de la patria y el pueblo todo, siempre.

Las Madres nos hacen mejores, sacan lo mejor de cada uno de nosotros. Nos hacen jóvenes, creativos, combati-vos, revolucionarios. Nos enseñan a vivir compartiendo, porque así nos hacemos grandes en serio. Nos ilusionan con sus sueños y nos maravillan cuando los hacen rea-lidad. ¡Y nos incluyen!Nos curan las heridas, nos inyectan vida, ganándole siem-pre a la angustia, al egoísmo, a la muerte. Las Madres nos transforman en una usina de propuestas y acciones colecti-vas. Nos dan las consignas que cada día nos hacen sentir la alegría, el honor, la emoción y el compromiso de estar vivos.A ellas les debemos lo que somos. Por su lucha, por sus conquistas, por su ejemplo, por la lucidez para anticiparse y por su fuerza inagotable.Desde Córdoba, todo el agradecimiento y la admiración por sus treinta cuatro años de lucha. Todo el amor que sentimos por ellas y todo lo que hacemos no alcanzará nunca para retribuir lo que ellas hicieron y hacen todos los días por nosotros. Por eso, ¡gracias, Madres! ¡No va-mos a aflojar!

Con la patria a upa

El encuentro de la vida

Por Araceli Mastellone, Directora del PAMI La Plata, Integrante de Las Cristinas

Por Silvina Rivilli, Grupo 13 de Agosto - Solidaridad Madres Córdoba

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Rebeldía. Amor. Libertad. Alegría. Coraje. Pasión. Espe-ranza. Hogar. Pañal. Lucha. Espejo. Pañuelo. Integridad. Solidaridad. Parir. Hijos. Sueños. Fortaleza. Ternura. Calor. Jueves. Locura. Calidez. Revolución. Construcción. Cami-nar. Pasos. Marcha. Desobediencia. Plaza. No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos. Valor. Audacia. Creatividad. Esfuerzo. Valentía. Compañero. Casa. Uni-versidad. “El otro soy yo”. Juventud. Fuego. Constancia. Persistencia. Indomables. Ética. Corazón. Abrazo. Perseve-rancia. Utopía. Memoria. Patria. Compañera. Radio. Ejem-plo. Lucidez. Vida. Cobijo. Jóvenes. Heroicidad. Socializar. Maternidad. Derechos Humanos. “La única lucha que se pierde es la que se abandona”. Dignidad. Latinoamérica. Resistencia. Encuentro. Calle. Barrio. Sencillez. Humil-dad. Combatir. Comunicación. Antiimperialismo. Justicia. Política. Saber. Firmeza. Tozudez. Inteligencia. Banderas. Generosidad. Manos. Puños. Victoria. 30.000.En estos 34 años de recorrido, cualquiera de estas palabras definen a las Madres. Tienen muchos sinónimos, sí, pero son únicas.

Cincuenta años en la historia de una persona pueden poner en evidencia una infinita cantidad de historias.Cincuenta años en la historia del mundo pueden re-sultar bastante poco tiempo.Cincuenta años en la historia de un país pueden apenas dar un panorama de un período.Pensar en los últimos cincuenta años de la historia de nuestro país implica observar y resaltar un tiempo de grandes conflictos, convivencias, luchas, destruc-ciones y construcciones.Sin embargo, sólo treinta y cuatro años de historia de las Madres de Plaza de Mayo nos hacen reflexio-nar sobre esta fuerza implacable de la vida frente a la muerte, este impulso innegable de lucha en períodos sombríos y esta constante construcción de memoria, historia y cultura.Cultura es cultivar y, desde Ediciones Madres de Pla-za de Mayo, compartimos el sueño de las Madres de formar personas de pensamiento amplio, respetuoso y dignificante. Honramos y agradecemos el valor y el ejemplo. Y las acompañamos en este festejo florido de vida.

Difícil nos resulta escribir, nombrar sentimientos, po-ner en palabras temblores del cuerpo que nos ocurren cuando las escuchamos relatar, al pasar, alguna anéc-dota de sus andanzas o simplemente actualizarnos sobre la vida de alguna madre que hace tiempo no vemos o sobre alguno de sus hijos, nietos o bisnietos.Difícil resulta no conmoverse cuando nos preguntan por nuestras vidas, nuestros hijos o nuestras parejas.Definitivamente nos gusta el saludo diario, nos ava-lanzamos hacia la puerta de la librería cuando alguna madre se asoma a saludar.

Madres queridas:Desde este espacio celebramos sus 34 años de lucha libertaria e inclaudicable.Su puntería a la hora de indicar hacia dónde y contra quiénes.Y su enseñanza diaria para quienes las vemos como nuestras mejores compañeras en la larga lucha por la libertad y la independencia.Gracias por su confianza, por el calor que nos brindan y por el amor que derraman.

SINÓNIMOS DE LO ÚNICO

CULTIVOS

SUEÑOS

Por Equipo de Prensa Madres (Lucía García, Sebastián Romero y Luis Zarranz)

Por Ediciones Madres de Plaza de Mayo (Belén Dezzi, Coral Santos, Cristián Tejo Arroyo)

Por Librería de las Madres (Fernando Ashkar, Karina Downie, Leonardo Rodriguez y Diego González)

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La palabra está cansada. Se ha quedado muda. Ya no tiene cómo decirlas. No sabe cómo abarcarlas, con una sola, en toda su magnitud. Corre y no alcanza a seguir el tren de las Madres, el humo de su locomotora. Quizás un texto largo, de muchos términos y arduas dicciones, que se volvería –no obstante– obsoleto. Redundante. Obvio. Probemos, sin embargo. Hebe recuerda que cuando Mary Ponce de Bianco y Esther Balestrino de Careaga fueron secuestradas, el 8 de diciem-bre de 1977, mientras reunían el dinero para publicar una solicitada dos días después, ella misma fue a darle la te-rrible noticia a Azucena. “Tenemos que parar todo y salir a buscarlas”, le sugirió Hebe. “No. Lo importante ahora es sacar la solicitada. Para buscarlas están los abogados”. El resto es historia conocida. La solicitada en reclamo a la

dictadura de una extensa lista de desaparecidos salió pu-blicada en La Nación, el 10 de diciembre de 1977. Cuando Azucena Villaflor salió de su casa rumbo al kiosco a comprar su segundo ejemplar, una patota la secuestró. Hebe y el resto entendieron el mensaje. La tarea era la lu-cha. Enfrentar a la dictadura. Prolongar el reclamo por los hijos e hijas secuestrados. Vencer la impunidad. Levantar las mismas banderas revolucionarias de los desaparecidos. Continuar sus batallas emancipatorias. Ver un niño feliz. Ayudar a que sus padres tengan trabajo. Hacer que estudien y duerman bajo una vivienda digna, bella desde el piso hasta las paredes. Poner todas sus fuerzas en reconstruir el país que el Terrorismo de Estado rompió en pedazos. El desafío, para ellas, siempre fue la vida. El futuro. Lo sigue siendo. Para lo demás están los abogados.

Muchas veces, al conocer gente, alguien me pregunta: –Che, ¿y vos dónde trabajás?Entonces, se me infla el pecho, porque estoy a punto de pro-nunciar una frase poderosa, esa combinación de palabras que resume, en una oración, la historia de amor y resistencia de este país durante los últimos treinta y cuatro años.–Madres de Plaza de Mayo.El interlocutor abre los ojos y siempre, antes de seguir la conversación, se queda un rato callado. Yo le digo más:–Trabajo en el Espacio Cultural Nuestros Hijos, adonde antes estaba la ESMA.La conversación entra en un nuevo paréntesis (y en ese silencio retumban, cortando el tiempo, los bombos que acompañaban el desembarco del 31 de enero de 2008, cuando Hebe y las Madres de la Plaza tomaban por asalto los cuarteles). La charla gira inevitablemente, como tam-bién giró, ciento ochenta grados, la Historia. –Ahora –cuento–, hay música, teatro, artes, literatura, cine… Vienen los abuelos de PAMI, los chicos de las escuelas…

La vida

Nosotros,también, sus hijos

Por Demetrio Iramain, Poeta. Director de la Revista Sueños Compartidos

Por Juan Diego Incardona, Coordinador del Área de Letras. ECuNHi

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¿Cómo decir lo henchidos que están hoy los más de cinco mil quinientos corazones que cada día laten al calor del amor de las Madres? Corazones que antes de Sueños Compartidos apenas latían por el cansancio del cartoneo, la búsqueda infructuosa de trabajo, las largas filas para atenderse en la salita, la parca cena con mate cocido y galleta. Al principio se escuchaba en los barrios decir “yo trabajo en una obra de Madres”; hoy, “somos trabajadores y trabajado-ras de Sueños Compartidos”. Así de simple parece, pero tan profundo es el cambio: antes, la mirada individual; ahora el colectivo de hombres y mujeres. Antes un verbo; hoy, sujetos que se reconocen en su trabajo. Y el sueño en construcción de un país para todos y todas.Antes estábamos en medio de la noche y las Madres eran su negativo, bañadas por el brillo de la luz, acostumbrándonos al amor imperecedero. Y nos rociaban acariciando, encendiéndonos.Después llegaron los tiempos en que las carrocerías de todo tipo se oxidaron y cayeron podridas, tiempos de vergüenza por la pobreza, tiempos en que la más loca idea parece pobretona en tanta vida desparramada por los actos de las mujeres y de los hombres. Tiempos de Néstor y de Cristina, tiempo de Madres.

Tiempo de Madres

Vamos por todo

Por Trabajadoras y trabajadores de la Misión Sueños Compartidos Por Ángel Cadelli, Trabajador del Astillero Río Santiago

A Las Madres todas, y a Hebe, pedazo de vida inagotable.

Allá atrás en una isla del tiempo hay pedazos de nosotros que redimena la joven militancia de un proyecto,

se quedaron para siempre en esa islaabortadas su vida y su esperanzaaquellos treinta mil pedazos nuestros.

Juventud maravillosa nos decíanfuturo de la Patria, que lucha y vuelvesentimiento liberado, amor sin techo.

Pero después nos masacraron.Nos arrancaron los pedazosa sangre y fuego reprimieron

a la juventud maravillosaal luche y vuelvea aquel amor, aquel proyecto.

Sujeto colectivo destrozadoque pelea por juntarse nuevamentesin más herramienta que recuerdos.

Tendencia masacrada que resistejuntando botellitas de los náufragosmensajes de la isla, del infierno.

Y con ojos asombrados, aunque más viejoslee las botellitas que repitenla voluntad, la misma fe, aquel empeño.

Ni una sola habla de rendirsenadie en aquella isla se resignasolo hay coraje, amor, proyecto.

Que no se engañe el enemigoque los pedazos aún pelean…y aún aman, a través nuestro.

Marchamos unidos con sus HIJOS y sus Madresavanzamos cuidando su memoria e idealesprotegiendo su calor, su pensamiento.

Y por si alguna duda les cupieratambién hoy, otra vez y como siemprearde la consigna en nuestro pecho:

Por el Pueblo y por la Patriani un paso atrás, siempre adelante…¡vamos por todo, compañeros!

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No debe haber nada más bello que las Madres. No lo hay, estoy convencido. Si es verdad, que desde su aparición en la escena política de nuestro país han embellecido todas las luchas, como por ejemplo, la de las empresas recuperadas en producción.A uno se le llena el alma cuando con esa generosidad que las caracteriza nos dicen hijos y nos unen a esos maravi-llosos revolucionarios, quienes pensaron un mundo con mas inclusión y que hicieron posible con su lucha, que hoy estemos transitando estos grandes momentos de cambios.

De un autor anónimo leí una vez una frase que inmedia-tamente asocie a mi relación con Las Madres, decía así: “Algunas personas llegan a nuestras vidas, se quedan un tiempo y pronto se van, otras se quedan para siempre, nos dejan huellas en el corazón y uno nunca mas vuelve a ser el mismo.”

No he vuelto a ser el mismo luego de conocerlas. Algo me hizo click. Quiero seguir sus huellas, esas que nos conducen a la revolución.

Lo más bello que hay

Homenajearlas al cumplir 34 años de incansable lucha es homenajear también el nacimiento de una Argentina nueva que aprendió de ustedes y con ustedes que es po-sible cambiar la historia de muerte, mentira y silencio. Son, queridas Madres, las responsables de haber forja-do varias generaciones de militantes y luchadores que nacimos y crecimos con su ejemplo. Nos enseñaron que el camino hacia la victoria es largo pero que se recorre con lealtad y convicción y que nuestra meta es la igual-dad y la justicia. Hemos aprendido al verlas haciéndose presentes y poniendo el cuerpo en cada rincón del país

un nacimientopara acompañar la lucha. Como Frente Nacional Campesino somos testigos del valor de su imprescindible presencia ya que nos han acompañado en el nacimiento de nuestra organización y eso las convierte en ejemplo pero a la vez en nuestras compañeras. Hoy más que nunca, en este presente lleno de futuro en que se necesita el compromiso de todos, junto a las Madres camina en la plaza el pueblo argentino para conti-nuar la gran obra de reconstrucción que honra la memo-ria de sus hijas e hijos, invocando sus sueños para forjar la patria grande, embanderados con las consignas de un proyecto nacional y popular profundamente igualitario que no cesará en su lucha.

Por Benigno López, Frente Nacional Campesino

Por Francisco Martínez, Textiles Pigüé. Empresa Recuperada.

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Cuando el pueblo despedía a Néstor Kirchner en octubre y lo instalaba en la memoria para siempre, el joven trabajador en Plaza de Mayo decía una palabra que no olvidaríamos: re-cuperamos la dignidad. Una palabra de dolor y esperanza, profundamente política. Cuando en 1983 los argentinos revivíamos la democracia, el derecho a luchar por nuestros derechos, reci-bimos una lección imborrable de los años de dictadura: la lucha persistente y heroica de las Madres de Plaza de Mayo había preservado ante el mundo la dignidad de la patria. Pudimos darnos cuenta así que, a pesar del terrorismo de Estado y la sistemática eliminación física de cual-quier lucha popular, la dignidad de la Argentina había sido salvada por esas mujeres heroicas, su tenacidad y su mirada larga de verdad y justicia. Los argentinos y el mundo que nos acom-pañaba sabíamos que más temprano que tarde, esa lucha daría sus frutos, permitiría la reparación a las víctimas y desterraría el olvido. Cada vez que Néstor y Cristina recibieron después a las Madres en la Casa Rosada había

La dignidad de una patria para todosPor Carlos Tomada, Ministro de Trabajo, Empleo y Seguridad Social

Por Rodolfo Mattarollo, Representante especial de UNASUR en Haití.

En las circunstancias que se vivían en la Argentina dictatorial, se requería tener la audacia necesaria para ganar la calle, hacer visible lo invisible, nombrar lo innombrable. Y lo in-nombrable era la desaparición consumada clandestinamente por el Estado terrorista, ante el silencio de la clase política, de las instituciones llamadas a la mediación social como la Iglesia y de los medios masivos de comunicación.Para enfrentar ese momento de negación, las Madres pasea-ron el espejo que reflejaba los crímenes de la dictadura, el úni-co que podía mostrarlos dentro y fuera del país: su presencia física en la plaza pública por antonomasia, la Plaza de Mayo.

HACIENDO VISIBLE LO INVISIBLE

La comprensión social de la lógica de todo plan guberna-mental de crímenes de lesa humanidad exige hacerse cargo de un contexto significativo y no tan sólo de una sumatoria de datos empíricos. Tanto en Europa después de la segunda guerra mundial, como luego en la Argentina, se ha discutido sobre el co-nocimiento que había alcanzado la sociedad global de los crímenes que se estaban cometiendo. Para que prácticas como la desaparición y la tortura produz-can un efecto de terror eficaz y prolongado es preciso que la metodología sea de alguna manera conocida por los sectores sociales a los que va dirigida. Por un lado la certeza de que se practica, por el otro la negación de su existencia, que se mantiene en secreto.Esta situación límite hará de las Madres el garante por ex-celencia de la verdad, la racionalidad y la defensa de los vín-culos primarios, el amor y la vida, frente a la fría y metódica locura del terrorismo de Estado.

triunfado la verdad.Dicen que la memoria de los pueblos les permite evitar los errores del pa-sado y quizás tienen razón. Lo que sí es verdad es que sólo la memoria, el recuerdo persistente de las injusticias y víctimas del pasado, hacen posible nuestra historia e identidad y, luchar en el presente. Nos permite en defini-tiva una patria para todos.

Esa dignidad de pueblo que construye-ron las Madres en los años de plomo es fundamento de los logros del pre-sente. Por eso, un Néstor que se agi-ganta en la memoria popular declaró en la Asamblea de Naciones Unidas de 2003, ante millones de espectadores: “Somos hijos de las Madres de Plaza de Mayo”. No lo olvidaríamos nunca.

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Mucho se ha dicho sobre la importancia de la lucha de las Madres en el pasado cercano, pero poco sobre su signifi-cación para el presente y el futuro, que creo que es tanto o más trascendente.Vivimos en un mundo de las víctimas que reclaman re-presión, más penas, autonomía para las policías, menos libertad y más orden.Es urgente enfrentar la táctica mundial de manipulación mediática del dolor, que pretende instalar Estados que se limiten a proveer represión, desacreditando toda tentativa de Estado social.No es necesario ofender la inteligencia de nadie entrando en detalle sobre los intereses que movilizan esta ola mundial.El ejemplo de las Madres, como organización de víctimas con amplia resonancia, pero que nunca pidió violar garantías ni penas de muerte, aplicar leyes extraordinarias, ejercer ven-ganza indiscriminada, estigmatizar a sectores sociales inci-tando a la violencia, es lo que podremos mostrar a las otras víctimas para prevenirlas acerca de la trampa que les tienden los intereses bastardos para manipular cruelmente su dolor.

un ejemplo de amor a la vidaPor Adriana Puiggrós, Pedagoga y Diputada Nacional

Treinta y cinco años de una lucha consecuente, anudando el dolor dentro del pecho. Con la cabeza en alto: ¿vieron ustedes que las Madres nunca están inclinadas, aunque sus hom-bros a veces ya tiren para abajo? La dignidad las sostiene y reconstituye cada día. Pudieron sostenerse individualmente porque se tomaron del brazo y formaron un colectivo; funda-ron instituciones sobre las que cayeron distintos pronósticos: podían devenir en organismos burocráticos, durar un corto tiempo, ser espacios para la melancolía o proyectarse de ma-nera inédita. Hicieron publicaciones, promovieron actividades de difusión cultural, construyeron una Universidad y, cuando se derogaron las leyes de obediencia debida y punto final y comenzaron nuevamente los juicios a los asesinos de sus hijos, es decir cuando el Estado argentino se hizo, finalmente, responsable de la masacre, ellas se involucraron aún más, si fuera posible, en la búsqueda de la Verdad y la Justicia sin que la Memoria evocada por cada pequeño acto que ocurre en los tribunales bloquee su amor por la vida. Eligieron proyectar-se de manera inédita: construir viviendas, salas de atención médica, escuelas. “Lo que nuestros hijos hubieran querido, por lo que ellos lucharon”, dicen. Así es: sus treinta mil hijos dieron la vida por la vida y, para gloria de este país, ellas lo comprendieron.

Las Madres nunca pidieron

pena de muerte Por Eugenio Raúl Zaffaroni, Profesor Emérito de la U.B.A.

Madres de la democracia modernaPor Alberto Sileoni, Ministro de Educación

Siempre es un extraordinario honor abrazarnos con las Madres de Plaza de Mayo; grandes mujeres que hace 34 años, en medio del miedo y el silencio colectivo, por amor a sus hijos desafiaron al poder y pusieron cuerpo y alma para expresar la denuncia pública en un país ocupado por sus propias fuerzas militares. Desde entonces encarnaron una lucha tenaz y pacífica por la verdad y la justicia. No hay duda de que son de las que más han contribuido en la construcción de la democracia moderna en la Argentina. Por eso, tenemos que agradecerles a ellas como a nadie, nuestro presente. Como educadores, creemos que al horror, a la oscuridad y a la muerte tenemos que responderle desde la vida, reafirmando nuestra identidad pero celebrando al mismo tiempo las diferencias, en la tolerancia de poder interac-tuar con aquellos que nos rodean. Ésta es la forma de recordar y la democracia que elegimos y defendemos desde el 2003.Y todos, Hebe y los que estamos con ella, vamos a trabajar mucho para no dar ni un paso atrás y para que este presente que vive la Argentina, se profun-dice para seguir construyendo una sociedad justa, donde todos estemos incluidos.

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Lo digo de modo directo: Hebe es nosotros. El vínculo profundo que existe entre las luchas que comprenden el camino de expul-sión de la dictadura militar y su papel innovador, revolucionario, abierto y participativo que dio fuerza a la rebelión del pueblo, ex-plican tal vez parte de su labor incansable. Si hoy es un símbolo de la transformación de la Argentina, de la creatividad para hacer de la lucha política un instrumento para el cambio a través de la construcción de miles de viviendas para los más necesitados, es posible comprender su compromiso responsable con la lucha que encaró en la adversidad, en el riesgo permanente y en medio de la pérdida de sus hijos queridos. Por eso digo, Hebe es nosotros.Por todo esto hay que celebrar a Hebe. Celebrar su hondo senti-miento de vida, su capacidad de transformar la adversidad cuando luego de cruzar cada uno de los desiertos de la dictadura, levan-tándose sobre sus heridas, es capaz de pensar en los hijos como la tarea común de hacer un país. Y al levantarlo alzando paredes, techos, pisos, ella encuentra en cada caso una puerta en donde inscribe el lugar de los reencuentros. Lo he visto en los ojos hú-medos de mujeres sencillas que recibían su casa, un imposible hasta ese instante, en un acto de reivindicación en el que bajo esos pisos quedaban sepultados los dictadores, los saqueadores de la historia reciente del pueblo argentino.Digo que hay que celebrar a Hebe y la celebro. Es un sím-bolo nuestro de las luchas con las que hoy llegamos a este país que conduce Cristina y sueñan los sueños de Hebe y los compañeros que levantan una vivienda, una radio, una revista, una biblioteca para compartir el camino del nuevo país que construimos. La celebro en la política y en el amor profundo a su persona y a su obra. La celebro porque Hebe es nosotros.

Los militares golpistas de 1976 anunciaron que venían a poner "orden". El “orden” que impusieron fue el terror y la muerte. Un grupo de mujeres reaccionó con coraje iniciando un camino de lucha y resistencia. Eran madres que busca-ban a sus hijos en medio del horror y la barbarie.La lucha de las Madres de Plaza de Mayo durante 34 años en contra de la muerte es un eslabón imprescindible para comprender la historia de la Argentina y de América Latina.Deseo comentar en esta ocasión que en la localidad neu-quina de Junín de los Andes está el Vía Christi, que es un conjunto de esculturas que representan la vida, la pasión, la muerte y resurrección de Jesús.Las imágenes bíblicas tienen rasgos mapuches y la idea de sus creadores fue mostrar en 24 estaciones la palabra de Cristo dentro de un contexto histórico que permitiera revalo-rizar la historia latinoamericana, argentina y de mi provincia. Quiero resaltar, como un homenaje de los neuquinos a las Madres de Plaza de Mayo, la Estación Nª 12 “Jesús, María y Juan”, que se personifica a Juan con el rostro de Ceferino Namuncurá y a María (que en la escultura lleva un pañuelo igual al que usan nuestras Madres), que simboliza a estas mujeres valientes que enfrentaron los momentos más difí-ciles de nuestra historia reciente. El evangelio relata que cerca de la cruz estaban las tres Ma-rías, cuando todos los hombres, excepto el joven Juan, por miedo, estaban ocultos. Esa misma actitud demostraron las madres de nuestros hermanos torturados y desaparecidos. Nada ni nadie las pudo parar. Ni el miedo, ni la razón, ni la prudencia… “Bienaventuradas las que lloran porque reirán”...

Madres resistencia, coraje, lucha. Madres ejemplo, me-moria, esperanza. Madres alegría. 34 años de nuestras Madres en la Plaza. Más de tres décadas de una presencia que no se cuenta en años sino en pasos, en encuentros, en abrazos, en sonrisas, en llantos compartidos. Mujeres madres, mujeres abuelas, paridas por el arrebato del ho-rror, nacidas de una angustia arrasadora que ellas, como nadie jamás, supieron transformar en bandera, en causa, en sueño colectivo de una Patria justa y para todos. Más que un grito irrefrenable de justicia; mucho más que la obstinación de ver a los asesinos tras las rejas. Las Madres se volvieron vanguardia, se volvieron puño ante la arbitrariedad y mano solidaria junto al humillado. Hi-cieron suya la utopía de sus hijos, para enseñarnos que lo imposible es no luchar, que lo imposible es aceptar, bajar los brazos, seguir como si nada.No hay calle en la que estén las Madres que no querramos recorrer; porque donde están ellas, donde están ustedes, está la Argentina que soñamos.

IMPOSIBLE ES NO LUCHARPor Martín Sabbatella, Diputado Nacional Nuevo Encuentro

Hebe es nosotros

Las Madres, presentes en el Vía Christi

Por Abel Fatala, Subsecretario de Obras Públicas

Por Nanci Parrilli, Senadora Nacional por la Provincia de Neuquén

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Si algo he admirado, siempre, de las Madres, es la constancia, la perseverancia y su maravillosa in-transigencia; el no haber bajado nunca sus reivin-dicaciones, el seguir persiguiendo y construyendo, al mismo tiempo, la vida de los hijos, de todos los hijos, para ser más precisos.Un ejemplo de lo que debe ser una lucha reivindi-cativa, sin claudicaciones, sin rebajar o degradar las consignas; una uniformidad semántica que blinda el lenguaje. Son los hijos y es la condición humana. Un tratado de antropología, reservorio de la condición humana, escrito en las baldosas de la Plaza de Mayo, su Plaza.Es ese gesto/símbolo de Hebe cuando desde la sala de la Universidad Popular de Madres de Pla-za de Mayo llama a los hijos a sumarse entre los presentes, para que sepan que no hay ausencias cuando hay lucha, cuando hay memoria, cuando en cada construcción renace la vida.Esto es único, como todo lo genuino y así lo me-moramos.Un fuerte abrazo, Madres, en el compromiso y en la continuidad.

A muchos de nosotros, cuando niños en la escuela primaria, nos hacían memorizar poemas alegóricos a las madres. Por entonces la palabra “Madre” no significaba más que la forma poética de referirnos a mamá.Hoy, los que reivindicamos la lucha popular de nuestros compañeros desaparecidos, asociamos la palabra MADRE a lucha justa, a gesta, a honestidad y sobre todo a ternura.Los genocidas no contaban en su plan criminal, tener que enfrentarse a semejante contendiente. Ellos, acostumbrados a la miseria del secuestro y la tortura, al juego infame de guerras inexistentes, a hipótesis de conflicto de escritorio, no podían comprender qué fuerza movilizaba a esas mu-jeres de pañuelos blancos que no se dejaban amedrentar por el terror. Es que no alcanzaron a razonar que no existe el proceso biológico que haga parir revolucionarios, existe y ellas lo han demostrado, el proceso conciente y racional de educar hijos por el camino correcto, por ese camino que nuestros hermanos, sus hijos, supieron andar de sus manos, conducidos por los recovecos donde la conciencia convoca al cambio, al bien común.Ellas, que hacen fácil lo imposible, que nos dan el permiso de transitar a su lado la historia, que nos regalan sus sueños cada día, resignifican en toda su extensión lo revolucionario de la palabra Madre.

Las Madres de Plaza de Mayo fueron y serán vida. Las que algunos señalaron peyorativamente como “las locas de la Plaza de Mayo”, fueron capaces no sólo de denunciar a los genocidas. Interpelaron también a una sociedad, que en gran parte prefirió mirar el horror corriendo apenas los visillos de las cortinas, o entornando las persianas, detrás del “por algo será”. Lo más difícil es ser testigos de la injusticia y revelarse, no resignarse y denunciarla. Quizás lo más fá-cil sea siempre pedir venganza. Lo primero forma parte de la memoria actualizada de 34 años de vida. Lo segundo es primitivo. Las Madres, nunca renegaron de sus hijos. No está en su naturaleza. Pero nada las obligaba a levantar la bandera caída, en la lucha transformadora. Y esto es inde-pendiente de la legitimación ideológica. Tiene que ver con las convicciones. Por eso militaron y siguen militando la vida. Abriendo espacios, manteniendo viva la conciencia política, generando justicia social, acompasando los nuevos tiempos, los cambios de época. Siempre al lado de los más débiles, aportando a la construcción de un país diferente.

34 años de epopeyaPor Eduardo S. Barcesat, Abogado Constitucionalista

madreMilitando la vida Por Hugo Omar Gallardo y Sergio Gandolfo, Abogados de las Madres

Por Alicia Kirchner, Ministra de Desarrollo Social. Referente de la Corriente de Liberación Nacional (Colina)

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Transformar el sufrimiento en lucha

En sus 34 años de historia, deseamos festejar junto a ustedes la vitalidad y la potencia de crear vida con valentía y amor, rasgos propios de Madres de revolucionarios que siguen sembrando ideales y cosechando esperanzas, ha-ciendo la revolución día a día, transformando todo sufrimiento en lucha.Nos transmiten vida en cada creación y en cada proyecto que las tiene como protagonistas, una vez más, de la historia rebelde de nuestros pueblos. Sus marchas son una movilización permanente que contagia entusiasmo a cada paso que dan y nos impulsan a seguir fortaleciendo cada dispositivo creado por ustedes, junto a ustedes.Cada 30 de abril, año tras año, la historia marca en la agenda una fecha como acontecimiento revolucionario a ser celebrado. Aquellas “locas” que supieron transformar ésa y otras difamaciones perversas en potencia creadora, demuestran que la salud mental es otra cosa de lo que las hegemonías sostienen, siendo los Congresos Interna-cionales de Salud Mental y Derechos Humanos el territorio creado por las Madres para, año a año, encontrarnos amorosamente y seguir transformando dignamente aquello que debe ser transformado.

Por Núcleo Organizador Congresos Internacionales de Salud Mental y Derechos Humanos (Mariano Tejo Arroyo, Marité Morua y Gimena Moyano)

Por Yael Geller, Dirección Salud Mental de Santa Fe. Sudakas – Movimiento de Trabajadores de Salud de Santa Fe

Parto colectivoTreinta y cuatro años de aquel alumbramiento.Parto colectivo, parir de hijos.Tantísimos años de nacimientos ininiterrumpidos, de crear vida, de propalar semillas, de conjugarlas y crear nuevas realidades.Las Madres, con su ternura, nos hacen hijos de una historia donde filiarnos para construir nuevos sueños. Nos enseñan cada día a amar, trabajar, disfrutar lo disfrutable, crear, cantar, cambiar, luchar, inventar.Convidan vida, coraje y los mejores anhelos.Enseñan “que las cosas del pueblo no se curan con remedios, se curan amando”.Enseñan a tomar grande la vida, a engrandecer la patria, a compartir sueños, a que no hay razón para no hacer aquello que siendo necesario parece imposible y en esta tarea, a no ceder un paso.Esos pasos que en esa plaza de encuentros, de parir cada jueves se hacen marcha, y alumbran desde siempre hacia este país latinoamericano y popular.Treinta y cuatro años para celebrar el amor y reafirmar nuestra apuesta militante.por siempre junto a ustedes, junto a los hijos, Néstor y Cristina, por este proyecto tan soñado de vida digna para todos,¡¡¡Gracias Madres!!!, gran abrazo, y nuestro amor por siempre.

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SEGUIREMOS CONSTRUYENDOPor Carlos Oviedo, Médico. Ex Director del Hospital Luisa C.Gandulfo de Lomas de Zamora

Querida Hebe, queridas Madres de Plaza de Mayo:En este nuevo aniversario, todos los sectores del pueblo argentino les rinden homenaje a ustedes, las Madres, nuestras Madres, porque nos han dado un ejemplo de lucha por la memoria, la verdad y la justicia transfor-mándola en algo mucho más grande que un hecho rei-vindicativo, en concreciones llenas de vida y esperanza como son las miles de viviendas, escuelas, hospitales y centros de salud que ustedes construyen día a día.Me hubiese gustado poder construir un nuevo sueño desde el Hospital Gandulfo junto a la Universidad de Madres de Plaza de Mayo formando nuevos trabajado-res de la salud que, siguiendo el ejemplo de los docto-res Ramón Carrillo y Floreal Ferrara, peleen cotidia-namente por el derecho a la salud de nuestro pueblo. Lamentablemente, un grupo de hombres pequeños lo obstaculizaron pero estoy seguro que desde cualquier otro lugar donde estemos seguiremos construyendo sueños compartidos como aquellos que tuvieron y te-nemos todos sus hijos.

Las Madres, dignidad y lucha inclaudicablePor Rubén Dri, Filósofo y Teólogo

Cuando más siniestras se mostraban las sombras que la dictadura militar genocida proyectaba sobre el país, una tenue luz comienza mostrarse, estableciendo un círcu-lo luminoso alrededor de la Pirámide de Mayo. Esa luz mortecina fue creciendo en intensidad y extensión, hasta iluminar todo el ámbito de la nación y más allá de ésta, sus fulgores abarcaron el continente latinoamericano y desde allí se expandieron a todo el universo.Es la luz de las Madres de Plaza de Mayo. La marcha que jueves a jueves realizan en el centro mismo del poder significa que esa luz se encendió para nunca apagarse. El círculo no tiene comienzo ni fin, siempre está en movi-miento, es el “eterno retorno”. Es la lucha inclaudicable, que atraviesa todas las tinieblas, haciéndolas retroceder. Es la bandera de la dignidad que no se negocia y a la que nunca se renuncia.Las Madres de Plaza de Mayo expresan lo mejor de nues-tras utopías, de nuestros proyectos, de nuestros ideales y de nuestras luchas. Se trata de una lucha intransigente, sin claudicaciones, pero al mismo tiempo de una lucha con alegría, que exalta la vida y la libertad.

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Revelando rebeldíaPor Sebastián Romero, Fotógrafo de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.

Ver sus miradas, aprender sus movimientos, observar sus gestos, mirar sus pasos. Conocer sus voces, sentir sus manos en cada saludo, contemplar los silencios.Compartir sus fuerzas, encontrar el pañuelo blanco sin nombres, anónimas de ser todas una, como faro entre la muchedumbre que las sigue, como luces en la Plaza, en los barrios, en las charlas, en los actos, en cada lugar donde están. Una foto y otra foto, cada una en un momento distinto del tiempo que crece y crece con ellas.Es la imagen la que cambia, son sus pensamientos los que quedan. Son los pasos los que avanzan hacia el encuentro eterno con sus hijos. Y otros ojos, jóvenes, que las aplauden, las abrazan, las acarician, las escuchan, las imitan.Tal vez abunden instantes, disparos, flashes pero lejos de eso las encuentro en las fotos de todos los días. Fotografías espontáneas, cotidianas, allí donde no hay otro lugar más que ser testigo y dejar que todo suceda. Sin control, únicamente encontrando sus ojos y miradas. Y el pañuelo blanco.Madres, cada vez que hago una foto no es un disparo: es un saludo.Salud a estos 34 años, Madres.Celebro ser su fotógrafo y el lugar de compartir, estar cerca. Como no creo en los años, celebro la experiencia de acompañarlas y permitirme vivir parte de su historia.

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Su papel en la historia es el de abre cami-nos, nuevos y creativos. Su originalidad se revela como la revolución política y cultu-ral más profunda de la contemporaneidad argentina. Si las Madres de Plaza de Mayo hablan de felicidad presente es porque está habiendo revolución.

Por Inés Vázquez,Antropóloga social. Rectora de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

En los últimos años podemos constatar cierto cambio en la percepción social de la lucha emprendida por las Madres de Plaza de Mayo. El reconocimiento a su trabajo político ya no se circunscribe a la empatía por el imagi-nable –aunque nunca completamente imaginado- dolor por la pérdida de sus hijos e hijas. Tampoco la captación de su lucha permanece sólo en la notable valentía puesta en juego por mujeres madres criadas ellas mismas en la cultura de la debilidad y el sosiego femeninos. Co-mienza a valorarse desde hace un tiempo su lugar en la contienda política de nuestra sociedad a partir del modo profundamente revolucionario con que las Madres de Plaza de Mayo han rasgado las formas preexistentes de intervención en los asuntos públicos, los que conciernen al conjunto de la sociedad.El dolor propio, sin mediaciones ni representación posi-ble, la valentía jugada una y otra vez en actos y en ideas han madurado en ellas y desde hace ya décadas, una no-ción transformada y por eso mismo transformadora de la cultura política argentina. La pasión, siempre denostada por los poderes y las concepciones teóricas antipopula-res, asumida por ellas como parte dinámica de la acción y el pensamiento políticos; tanto como la incorporación del conflicto ético a sus prácticas de resistencia, es de-cir, la asunción y defensa de principios que no dependen de coyunturas o presiones, han devenido pilares de esa nueva, en contexto, construcción emancipadora.Ellas se han propuesto como puente entre la formidable acumulación histórica de relaciones liberadoras protago-nizada por sus miles de hijos e hijas y la proyección-con-creción de esa línea de avance popular en un futuro que –por fuerza- portaría las fértiles huellas de ese cuerpo

político, relacional, emancipador, tendido por ellas contra y sobre la cultura genocida en nuestro país.Su papel en la historia es el de abre caminos, nuevos por olvidados o por sepultados en el horror, y nuevos tam-bién, por originales, creativos sin atisbo de cansancio ni pretensión de elitismo, nutridos de convicción y desvelo porque ese entusiasmo gane más y más conciencias.Su originalidad se revela como la revolución política y cultural más profunda de la contemporaneidad argentina. Podemos constatarlo a través de varios planos. Un plano: porque deliberadamente asumen y buscan hacer produc-tivo en el presente el legado revolucionario de los años 60’ y 70’ encarnado en lo/as 30.000. Otro plano: porque en ese desafío, como corresponde a un proceso de trans-formación auténtico, han generado hechos y propuestas revolucionarios propios, tales como la marcha circular, las Marchas de la Resistencia, el rechazo al cobro de reparaciones económicas por la vida de lo/as despare-cido/as, entre otros, enriqueciendo con ellos la gesta emancipadora de muchos pueblos del mundo, además del nuestro. En un tercer plano, porque han logrado una síntesis conceptual de alto impacto en las coordenadas político-culturales de la formación social argentina al de-signar al conjunto de lo/as luchadores reprimidos por el genocidio, como revolucionarios. Esto es, no a partir de su calidad pasiva, victimizada, ni tampoco de su pertenencia partidaria, sino a partir de su identidad política básica, punto de unión de visiones estratégicas, metodológicas y existenciales diversas. Y finalmente, porque se han cons-tituido en una especie de marca pasos de los proyectos transformadores surgidos en el país en los últimos años. Si las Madres de Plaza de Mayo hablan de felicidad pre-sente, en construcción, después del genocidio, después de veinte años de impunidad demócrata, es porque ha habido y está habiendo revolución: en sus existencias personales, en las relaciones sociales impregnadas (aun-que se demore en reconocerlo) por el parte aguas de su definitiva presencia en la Plaza de Mayo; y revolución también en la visión del Estado, en la noción y la vivencia de maternidad, en la cultura política que hoy, tras un tiempo inaugurado por dos presidentes compañeros de sus hijos, se pronuncia por la esperanza, la solidaridad, la justicia a través de miles de voces nacidas –lo sepan o no- de aquellos solitarios, agredidos pasos dados por las abre caminos, un 30 de abril, hace treinta y cuatro años luz, en la Plaza de la Revolución.

La Revolución de las Madres

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PARA TODOSPor Cacho, trabajador de la UPMPM, Sede 2

Las Madres de Plaza de Mayo viven en la memoria de sus hijos, de sus sueños y esperanzas de un país mejor como el que ellos soñaron. En 34 años jamás abandonaron su lucha pese a la adversidad, ni hubo nada que las detuviera.Sus hijos están en todas las luchas del pueblo, en todos los piquetes, en cada manifestación, en cada fábrica recuperada, en cada acto de cultura.La creación de la Universidad re-fleja su accionar político: trabajar para estudiar, entender para crear conciencia, el saber y la cultura deben estar al alcance de todos. Como integrante de esta Univer-sidad quiero manifestar mi cariño, admiración y respeto por estas Ma-dres que ya son un símbolo en la historia de nuestro país.

El día a día de la luchaPor Trabajadores de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo

Pensar en 34 años para muchos de nosotros es mucho tiempo, y más, cuando se trata de organización, de resistencia, de lucha, de tanta impor-tancia como son las Madres de Plaza de Mayo. Pero, justamente con ellas, vivimos el presente y el minuto a minuto de sus actividades, demostrando así que no se cansan de parir proyectos, sueños, realidades, sonrisas, emociones, trabajo, educación, salud y dignidad. Como trabajadores, algunas veces nos sentimos agobiados entre las res-ponsabilidades, nuestros deberes, y tantas otras cosas. Pero ellas están, presentes, con ganas, atentas a las cosas que se dicen, que se expresan, contagiándonos su alegría y la fuerza de su lucha.Para nosotros, que somos del sector mantenimiento de la Universidad Popular, ésas son las Madres, las que nunca dan un paso atrás, las que nos muestran otros aspectos de la vida, las que nos enseñan que siem-pre hay una oportunidad de seguir adelante, estudiando, trabajando y superándonos como personas. Por eso, en estos 34 años, les decimos solamente gracias Madres por dejarnos compartir el día a día y ser par-tícipes de esta historia.

Mario Izaguirre, Ruben Batalla, Miguel Quinodoz, Pablo Caggiano, Neri Calderón, Tony, Raquel Rodríguez, Antonia Balmaceda, Adriana Ríos y Pablo Barquín.

AMIGASPor Carlos Rodríguez, Periodista y Docente de Periodismo de Invetigación UPMPM

-No, amigos no. Es una palabra muy grande. Podemos ser compañeros, pero no amigos. Amigo es Carlitos Rodríguez…

Eran los años previos al retorno a la vida constitu-cional en la Argentina y las Madres de Plaza de Mayo organizaban una nueva Marcha de la Resistencia. Hebe de Bonafini nunca me había dado ningún trato especial. Es más, yo pensaba que me ignoraba. Has-ta que de pronto me tiró la distinción más grande que recibí en mi vida. Lo hizo mientras conversaba con un periodista norteamericano que trataba de convencerla para que le diera un largo y exclusivo reportaje: “Pero Hebe, no te olvides que nosotros somos amigos”. Allí vino la réplica de Hebe y yo me quedé duro, sentado en la mesa “de recepción y tertulia” que las Madres tenían en la vieja sede de la Asociación, en Hipólito Yrigoyen 1442. Me quedé duro con Juanita y María como testigos. Recién tomé conciencia cuando Hebe me puso las dos manos sobre los hombros. El “Carlitos Rodríguez” era yo. “No estoy soñando”, me dije, pero seguí pensando que era un sueño. Y lo era. Y lo es. Un sueño logrado. Ser considerado amigo por Hebe y por las Madres, es un premio que nunca terminaré de agradecer y disfrutar.

Pañuelos y verdadesPor Pablo Llonto, Periodista y Abogado

Había llegado la hora más inoportuna. Eso es lo que sintieron los periodistas cercanos a la dictadura la tarde del 29 de abril de 2010. Dinámicas, precisas, preciosas e inquebrantables, las Madres presidían el Tribunal que juzgaría a la prensa canalla y cómplice.En aquellos días parecía que todos sudaban. Los veleidosos cronistas de La Nación, de Clarín, de Atlántida, de Perfil. Los que hoy conviene ignorar por un momento, los que pretendían impunidad o un eterno silencio acerca de su silencio, veían que se acercaba el momento de la verdad. ¡Horror! Alguien mostraría notas y frases complacientes y aduladoras con generales, almirantes y brigadieres.Y atacaron a las Madres. Quisieron excavar archivos y serpentearon entre balbuceos y gestiones para que el juicio no llegara. Querían que las Madres arrugaran.Justo a las Madres. A quienes se pasaron la vida leyendo noticias, recortándolas como retazos, golpeando puertas de emisoras, de agencias, de redacciones. A ellas que supieron del cansancio y la tristeza de aquellos noticie-ros que nada denunciaban, nada decían.Por eso allí, en la Plaza, sobre el mismo lugar donde están las huellas más libres de la Argentina; allí sobre sus huellas, la tarde del 29 de abril de 2010, las Madres proclamaron un día de justicia.La prensa de la vergüenza, tumbada ante la sencillez de los pañuelos. Los pañuelos de la verdad.

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MadresPor Víctor Heredia, Cantautor

Creo que nada hubiera sido sin ellas: ni la democracia, ni la justicia, ni nosotros mismos. Existe una conciencia íntima que dicta y debate su ética, que susurra hasta dónde hay que ir para cumplir estrictamente con lo justo, con lo que co-rresponde. Pero esa discusión interna tiene como único parámetro una visión solitaria de la realidad, con sus dudas, miedos, conveniencias. Nos pregunta-mos miles de veces a lo largo de nuestra militancia, ¿hasta dónde arriesgarse? ¿valdrá la pena? Entonces militamos o vertimos opinión según el consenso que nuestro debate interno sugiere desde su óptica egocéntrica, desde su evaluación del costo. Pero, por suerte, en nuestra trágica realidad estuvieron ellas, dando cátedra, dictando su ejemplo heroico desde la Plaza. Cuando las vi en la marcha por primera vez, volvía de un corto exilio en Madrid haciendo cuentas, elucubrando cómo comportarme ante la censura y cómo moverme en mi país mientras bus-caba a mi hermana embarazada y a mi cuñado también secuestrado. Pero las vi en la marcha de los jueves y fue como ver a la mismísima ética corporizada. En ese momento desaparecieron mis tribulaciones; mi conciencia estaba allí, tenía rostro de madre, llanto y dolor de madre, valentía de mujer que nos señalaba cálidamente nuestra tarea ante el oprobio de los represores. Nada hubiera sido sin ellas: ni la lucha posterior, ni la democracia, ni los juzgamientos, ni el rescate de nuestra propia dignidad. Nada. Mucho menos este regusto a victoria y a futuro que amanece con cada día.

DUEÑAS DE LA DIGNIDADPor Raúl Castro, Director, letrista y fundador de la murga uruguaya “Falta y Resto”

Las Madres de Plaza de Mayo son un símbolo de vida. Son un símbolo de vida que están siempre presente, para Falta y Resto y para todos los cantores, para todos los artistas latinoamericanos, es más diría que hasta mundial. Creo que las Madres de Plaza de Mayo son las dueñas de la dignidad de América Latina. Y su lucha es la lucha de todos nosotros por un mundo más justo. Ya trascendieron sus motivos personales para transformarse en la lucha de sus propios hijos, de los hombres y mujeres que murieron, que dieron su vida, que fueron asesinados o desaparecidos para conseguir un mundo mejor.Las Madres de Plaza de Mayo son una bendición que tenemos los rioplatenses.

SUS SUEÑOS Y LOS NUESTROSPor Juan "Tata" Cedrón, Músico

Las Madres de Plaza de Mayo son la continuación de los ideales por los cuales lucharon sus hijos. Como ciudadano de esa generación me reconozco plenamente.Sí: Universidades, viviendas dignas, comunicación, solidaridad, lucha cotidiana y además sinceridad sin hipocresías, con un lenguaje claro y directo, entendible por todos.Sus sueños eran nuestros sueños.

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No vamos a fallarlesPor Revista La Garganta Poderosa

Son nuestra garganta, nuestras poderosas, nuestras Ma-dres. Desde hace 34 años, los militantes no estamos solos, porque un grupo de mujeres decidió convertir su dolor en todos estos sueños compartidos. Y tras sus huellas, nació un día La Poderosa, que ahora grita con La Garganta, como ustedes nos enseñaron a gritar. Desde cada asamblea, en cada villa de América Latina, brindaremos este abril por un nuevo aniversario de la lucha madre, que sigue amamantan-do un futuro de Hombres Nuevos, como sus hijos, nuestros vecinos, nuestros hermanos, nuestra sangre. Madres de la Plaza, las villas las abrazan, porque es-tán, siempre están, “embarriándose” los pies, como los 30 mil compañeros que redactan nuestra memoria, con sus embajadoras de pie, tan presentes, tan presente… Hace tres meses nomás, tras escuchar el primer grito de nuestra revista villera, los parásitos de la dictadura nos quisieron acallar con palos, en Villa Gesell. Y ahí, como ayer, como hoy, las Madres del Pueblo pusieron el cuerpo para defendernos, como nos defendieron desde el parto de La Poderosa. Porque vencieron al olvido, porque transformaron al do-lor, porque parieron a nuestros hermanos y porque siguen siendo la juventud rebelde, ¡las adoptamos! Y no vamos a fallarles: aunque 30 mil veces nos desaparezcan, 30 mil ve-ces volveremos a aparecer. Siempre, presentes. Siempre, hasta la victoria. Siempre, hijos de Hebe. ¡Gracias, mamás!

Pañuelo y palomaPor Orlando Barone, Periodista

Un pañuelo blanco anudado al cuello y plegado en triángulo sobre la cabeza, a priori solo luce como una señal demasiado débil y en inferioridad de condiciones ante el Mal que enfren-taban. Pero ese aparente detalle de inocente identificación fue un gesto de mutua fraternidad y de audacia. Es como si para resistir a un terremoto se le opusiera una hierba. ¿O al principio no hubo pañales de bebés convertidos en pañuelos? Y si Picasso es el ya eterno dueño de la paloma de la paz nada más que por garabatearla con una carbonilla, ellas son el pañuelo blanco para siempre nada más que por plegarlo en sus cabezas. Así es como las Madres de la Plaza situaron ese trocito de tela en la historia. Si Arquímedes dijo: “Dadme un punto de apoyo y moveré el mundo”, ellas lo movieron con un pañuelo. Porque los desaparecidos que buscaron, y buscan, son contemporáneos del mundo. Están vivos, gracias a ellas. Hace treinta y cuatro años las Madres eran treinta y cuatro años más jóvenes. Entonces cargaban el infortunio de la tragedia y de la impotencia; hoy están aliviando aquel peso negro: las aligera y anima la pulsión de vida y de Justicia del nuevo tiempo. El pañuelo no es una anécdota.

El enigmaPor Sergio Ciancaglini, Revista Mu

Había una vez unas señoras que tomaron dos decisiones subversivas: apagaron el televisor, y salieron a la calle. Hicieron lo que hicieron, y cambiaron la historia de lo que se nombra como derechos humanos, ciudadanía, parti-cipación y otras palabras muy redondas, como tapas de empanadas, a las que ellas llenaron de contenido. Les dijeron muchas cosas, desde “locas” aquí, a “heroínas”, en otras geografías. Casi nadie dijo: “mujeres”. Solas, empecinadas, inclasificables, hicieron algo práctico: se convirtieron en un medio de comunicación. El pañal/pa-ñuelo, la Plaza, las marchas, las intervenciones calleje-ras, las siluetas, los escraches. Las palabras contra todos los silencios, para decir cuál era la verdad en el laberinto de los seres desaparecidos, y de la miseria planificada. Nunca copiaron recetas. No entregaron cerebros y cora-zones a academias, partidos, iglesias ni otros expertos de la nada. Crearon cada gesto, cada momento, cada paso. Se crearon a sí mismas. El miedo tiene fama de paralizar. Pero a ellas las obligó a moverse, apretar los dientes, pujar, transpirar, gritar de dolor. Así parieron muchas cosas, empezando por dos elementos que constituyen la genética de toda vida: energía y comunicación. Contada esta aventura, nos deja a todos un enigma: ¿qué somos y seremos capaces de hacer para continuarla?

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La primera vezPor Pedro Brieger, Periodista especialista en Información Internacional

La primera vez que escuché hablar de las Madres de la Plaza de Mayo yo estaba muy lejos, en el Estado de Is-rael. Por circunstancias personales de la vida a fines de 1973 me había ido a vivir allí. Me enteré del golpe y sus efectos por los medios de comunicación y los exiliados que llegaban. En 1978 un amigo de toda la vida ya había desaparecido. La angustia de la distancia no me impidió buscar la manera de difundir los horrores de la dictadura. Y a pesar de mi pasión futbolera soy de los que lamentó de verdad que la última pelota de la final diera en el poste en vez de derrotar a Fillol y a los militares.Cuando me encontré con los padres de Miguel me costó entender porqué no querían hablar. Su hijo ya se había convertido en aquello que todavía no se sabía muy bien como denominar y que –con el tiempo- convirtió la pala-bra “desaparecido” en ícono de lucha por la vida. Sé que la mamá de Miguel siempre me agradeció que yo intentara darles una mano desde tan lejos. Pero ella no se sumó a las Madres que daban vuel-tas a la plaza como “locas” clamando por sus hijos. Creo que le daba vergüenza. No la culpo. Su historia, como la de mi propia madre, ya estaba cargada de tragedias al ha-ber huido de los nazis en Ale-mania. Pero me ayudó más a valorar a las otras madres, las que ponían el cuerpo en público. Cuando regresé en diciembre de 1984 una de las primeras cosas que hice fue participar de las Marchas de la Resistencia. En esa época nadie me conocía y tampoco importaba. Yo, a ellas, ya las conocía.

El terror de los represoresPor Enrique Vázquez, Periodista

El terrorismo de Estado no sólo consistió en reprimir y eli-minar a la generación de los ’70 sino en “advertir” a las generaciones siguientes lo que les podía ocurrir. Sin em-bargo, hubo un grupo de individuos cuya conducta no pudo ser alterada por el miedo. Ese grupo se llama Madres de Plaza de Mayo.Al cabo de 34 años, la persistencia de las Madres permite comprobar que, al sobreponerse al miedo, las cosas que se deben hacer se pueden hacer. Si en la segunda mitad de los ’80 muchos nos resignamos a intentar sólo aquello que a priori parecía factible y en los ’90 casi todos claudicaron ante el poder económico, la primera década del siglo XXI nos muestra una Argentina en la que millones de chicos y jóvenes redescubren el potencial de la

acción política y reverdecen debates aletargados sobre la dimensión humana, el com-promiso con los demás y la ruptura de la insolidaridad.Hoy los que viven aterrados son los eventuales represores. Ninguna pesadilla les debe ser tan disuasiva como pensar que cada madre pueda convertirse en nuevas Madres.Se ha dicho que estas Ma-dres fueron paridas por sus hijos: ellos las guiaron hacia el camino que finalmente emprendieron sin retorno ni desvío posible.Pero es de toda justicia reco-nocer también que ellas, con esfuerzo y dolor, parieron nuevas generaciones de ar-gentinos liberados del pecado original del miedo.

Por Alejandro Goldin, AM 530, La Voz de las Madres

¡Qué lindo momento que vive nuestro pueblo! Y las Madres son “culpables” de este cambio de clima, de este cambio de época, donde sus sueños locos, esos que mamaron de sus hijos, poco a poco comienzan a concretarse. Nunca dieron un paso atrás y en los peores momentos fueron un faro que iluminaba y guiaba a muchos y muchas que nos sentíamos solxs, desamparadxs, perdidxs en la neblina neoliberal que “asesinaba” a las ideologías (en realidad a nuestra ideología), y nos invitaba a aceptar mansamente una nueva derrota, esta vez, definitiva.Y un día las Madres tuvieron el coraje de pedir perdón a un Presidente patagónico, alto, desgarbado, del que habían dicho que era más de lo mismo, porque captaron gestos y actitudes diferentes.Y al poco tiempo percibieron que ese “flaco” era realmente un compañero de sus hijos, y que una nueva etapa había comenzado.Y las Madres apoyaron a Néstor y a Cristina en cada medida transformadora, y los acompañaron en los momentos difíciles. Con todo el peso que tiene ese respaldo, porque las Madres escribieron las mejores páginas de nuestra histo-ria, porque son un símbolo ético-político, porque son nuestras próceres contemporáneas, pero bien de carne y hueso.

Próceres contemporáneas

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El pibito y la mamáPor Gustavo Cirelli, Vicedirector de Tiempo Argentino

Era una fría mañana de jueves de julio de 2007. Esa tarde, como hacía 30 años, las Madres rea-lizarían su marcha en la Plaza, sería la 1585. Aún faltaban unas horas cuando caminábamos len-to junto a Hebe por el obrador que la Asociación tenía –y aún tiene- a metros en la Villa Oculta, cerca del baldío llamado Parque Indoamericano. Eran días en que aún Buenos Aires no se había te-ñido de macrismo explícito, y el punterísmo PRO no había meti-do la cola para desatar la guerra entre pobres, acá nomás, en el sur de la ciudad. Las Madres ya estaban ahí, construyendo casas y sueños, haciendo la revolución posible, tomando, en actos, la posta de hacer este mundo, al menos, un poco más habitable, como imaginaron sus hijos. En aquella recorrida, dentro del “Elefante blanco”, ese edificio que permaneció en el abandono por décadas, las Madres habían montado, entre otras cosas, un jardín maternal para los hijos de las mujeres del barrio que tra-bajaban –trabajan- en la obra. Fue ahí, en una salita colorida, que un pibito de tres años, -lo imagino hoy de guardapolvo blanco jugando en la escuela- que al ver entrar a Hebe gritó, feliz, “mamá”, corrió, y se colgó de ella, “hola mamá”, repetía, entre besos, y reía. Hebe tam-bién. Es lindo ver reír a Hebe, que quizá no recuerde la escena, por cotidiana, por repetida. Ahí, frío y barro, jueves, las Madres, custodias de la memoria y la resistencia, viejas indomables, abrazaban -abrazan- al futuro. Cómo cada día, de cada año, de los últimos 34.

Conocí a Hebe y a las Madres en 1985. Tenía 15 años, militaba en un Centro de Estudiantes, y debo admitir que las rebeldes eran ellas. Cuando nadie daba los nombres de los represores, ellas lo hacían. Cuando reinaba el posibilismo, ellas lo desafiaban. Me marcaron a fuego con sus consignas, pero sobre todo con sus acciones. De las Madres aprendí que la distancia entre lo posible y lo imposible es ponerse a caminar. Si hoy dirijo un diario es por eso. Siempre le digo a mis compañeros: nosotros vamos por la vida agarrados de los pañue-los. Ellas no saben esa voluntad gigante que sembraron en mí. En 1989, me pude fotografiar con ella en un Congreso Mundial de la Juventud, realizado en Corea del Norte. Esa foto es mi tesoro y quería compartirla con ustedes. Hoy la revista “Sueños compartidos” está asociada con Tiempo Argentino.De aquella foto a este presente, puedo decir que soy uno de los tantos hijos que ustedes, Madres queridas, parieron con su ejemplo.

Me marcaron a fuegoPor Roberto Caballero, Director de Tiempo Argentino

Roberto Caballero, con pelo largo, y Hebe de Bonafini, en la Isla de Sal, en 1989, rumbo a Corea del Norte. El ahora Director de Tiempo Argentino, por entonces dirigente estudiantil.

Es extrañoPor María Sucarrat, Secretaria de Redacción de Tiempo Argentino

Es extraño. Los procesos de búsqueda, en general, se abren como un abanico inmenso pero marchan siempre en una sola dirección. Se busca hacia delante, o hacia atrás, en el futuro y en el pasado, en los lados, arriba o abajo. Se busca para encontrar. Y para beneficio de una sola persona, o de muchas, la búsqueda es unidireccional. Quizá irradie algún efecto hacia los costados y les venga bien a otros dos o tres, además del protagonista. ¿Pero que una búsqueda beneficie a cientos de miles? ¿A millones? Es extraño. Eso ocurre con las Madres. Sus re-corridas, sus esperas, sus rondas y corridas. Los golpes, la esperanza, la bronca, el grito de justicia. Todo iba, y va, en una sola dirección: la del rastro de sus hijos. Algunas son viejitas ya. Y a sus chicos no encuentran. Pero hallaron a otros. A cientos de miles o millones que se sienten adoptados, que fueron buscados por ellas que trocaron la venda en pañuelo y les permitieron mirar lejos y alto. Gracias a Hebe y a todas las Mamitas, que nos encontraron a nosotros, que no somos ellos, pero que les daríamos la vida, si lo necesitaran.

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Las Madres son el gran símbolo del compromiso. Con ellas aprendimos que las luchas deben ser de todos los días, minuto a minuto, sacando fuerza desde donde no la tenemos.El compromiso de las Madres es la fuerza militante, aque-lla donde el final parece lejano, pero la utopía de llegar la hace cercana, palpable.Las Madres son el reflejo del pueblo argentino. Ese pue-blo que sufrió proscripción por parte del poder estable-cido, pero que aguantó con coraje. Ese pueblo que sufrió la dictadura asesina, pero que peleó por verdad, justicia y memoria. Ese pueblo que fue saqueado por los gobier-nos neoliberales, pero que se hartó y parió un gobierno nacional y popular.

Nuestra sangre es la sangre de las Madres. Ustedes tie-nen un hijo y ese hijo es nuestro padre: Néstor. El que vive en el pueblo. El hijo de las Madres que inició el camino de Justicia y Memoria. Ese mismo Néstor que también construyó el camino para que los jóvenes nos hagamos cargo de continuar el proyecto más liberador que haya vivido la Argentina.Las Madres y sus pañuelos blancos están presentes en cada joven que hoy se siente orgulloso de vivir en un país donde los asesinos del pueblo reciben la condena de la sociedad y la Justicia. Somos los jóvenes que estamos creciendo con Memoria.Somos la juventud que tiene la sangre valiente de las Madres y de sus hijos.

Donde vayan, la luz siempre estará encendidaPor Marcelo "Patón" Torres, Jefe de Gabinete de la Secretaría de Gestión y Articulación del Ministerio de Desarrollo Social

La Plata era un territorio hostil para la vida en los setenta. Pocos lugares fueron tan castigados por la represión de los milicos. De a miles se suman los compañeros desaparecidos. Y fue donde nací y viví, y donde las Madres empezaron a des-atar el nudo; treinta años después la historia comenzaría a saldarse por la voluntad incansable y diaria de los pañuelos.Como estudiante secundario y militante político me tocó vivir la dictadura; en cada lucha que llevábamos adelante con los compañeros nos acompañaban las Madres en presencia y símbolo; en cariño y en palabras: “aquellos que no conocen la lucha no conocen el amor”.Estaban siempre. ¿Quiénes estaban siempre en aquellos días?A fines de los ochenta viajamos las juventudes políticas a Corea del Norte donde participamos del Festival de la Juven-

tud. Nos acompañaban Hebe y Juanita. La lucidez de las Ma-dres en definir tanto el oprobio capitalista (estábamos a días de la caída del Muro de Berlín) como el represivo régimen de Kim Il Sung nos sorprendió, me sigue sorprendiendo. Los conceptos tienen vigencia hoy, en la esperanzadora realidad que se espeja en nuestra América.Y desde 2006, las Madres volvieron a correr el arco de la dignidad. Llevan adelante otro mojón en la historia grande de la Patria: la Misión Sueños Compartidos, en línea trazada con los pasos ya caminados, se desparrama por todo el país a caballo de trabajo, de educación, de viviendas.

Las mil flores que mentaba Néstor; he aquí quienes empe-zaron con su cultivo.

Gran símbolo del compromisoPor Andrés Larroque, Secretario General de La Cámpora

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Maestrasde la vidaPor Alumnas y alumnos del taller “Cocinando Política” en el ECuNHi

Creemos, sinceramente, que son ustedes las gestoras de este momento social y político que estamos viviendo, un país democrático y politizado y como antes, con los jóvenes comprometidos y en la calle. Su lucha histórica de 34 años es el andamiaje del modelo actual que se acerca cada día más al que soñamos en los 70. Son la historia viva de la Argentina y podemos mimarlas, cuidarlas, escucharlas, compartirlas, acompañarlas y luchar junto a ustedes. Y es en esta lucha donde hoy renacemos, sí, volvemos a nacer paridas y paridos por ustedes. Maestras de la vida, enseñaron al mundo entero lo que es luchar por los derechos humanos, la justicia, la verdad y la memoria. Ahora sí, señoras, llegaron para ustedes los años de re-conocimiento y alegría que tan merecidos tienen.

¡Madres de la Plaza, las travas las abrazan!

Soy Lohana Berkins. Hay muchas personas que no sa-ben que el nombre que me identifica es un homenaje a mi madre, que se llamaba Ana. Ella tuvo una importancia determinante para llegar a ser quien soy en la vida.En cambio, en la militancia social, las Madres de Plaza de Mayo fueron y son nuestras referentes. Siempre nos maravilló pensar en estas mujeres a quie-nes la vida les había puesto como mayor desafío resolver las cuestiones domésticas o hacer el mejor postre que Doña Petrona sugería desde la pantalla del capitalismo burgués, y que de pronto se vieron llamadas a levantar las banderas de los ideales que dejaron su hijos e hijas. Ellas tuvieron la capacidad de aceptar el desafío. Nos maravilla pensar en las actitudes de irreverencias al poder que tuvieron cuando fue necesario. O tener la suficiente capacidad de sentirse jóvenes para dejarse parir por sus hijos e hijas y, de ese modo, volver a parir miles de hijos e hijas nuevas.Irrumpir sobre el espacio social de manera activa, creando la Universidad, construyendo hogares para quienes no tenemos casas, impulsando cooperativas.Y fundamentalmente tener la apertura suficiente para ampliar el terreno de los Derechos Humanos a temáti-cas tales como el aborto, la salud sexual, las construc-ciones de identidades de género y las sexualidades no hegemónicas.Putas, gays, travas, lesbianas tuvimos, gracias a las Ma-dres, herramientas para salir de la clandestinidad y parti-cipar juntas en la construcción de una munda más justa.Por todo esto las reconocemos y seguimos creyendo que juntas podremos fundar una nueva matria latinoameri-cana y popular donde reprimir el deseo sea tan criminal como permitir el hambre. Dirigente de la Asociación de Lucha

por la Identidad Travesti (ALIT)

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Símbolo de firmeza y esperanza de América latinaPor Embajada de Cuba en Argentina

Madres: hace 34 años sus hijos desaparecidos por la brutal dictadura les reclamaron evitar que murieran las ideas y las convicciones, ¡y ustedes han sabido cumplir con creces el mandato de sus hijos inmortales! La extraordinaria obra cumplida por ustedes es paradigma de entereza y valentía en el mundo. En esa larga tradi-ción de lucha, surgió la entrañable relación que une a las Madres con nuestra Revolución. El pueblo cubano y José Martí han sido testigos de su presencia en la Plaza junto al Comandante en Jefe, la misma plaza que las ha acogido para celebrar el Día Internacional de los Trabajadores y para reclamar la devolución a su padre y a Cuba de un niño secuestrado por la mafia terrorista de Miami. Ustedes, Madres latinoamericanas, se han opuesto a las

indecorosas maniobras de gobiernos que cambian su sobe-ranía por limosnas yanquis y han rechazado, una y otra vez, el bloqueo a Cuba del imperio del Norte. Ustedes, Madres latinoamericanas, junto a las Madres cubanas, han unido sus voces para solidarizarse con Cinco Héroes Cubanos que son hoy prisioneros políticos en cárceles de los Estados Unidos.Nuestro pueblo ha sentido la estrecha solidaridad y el ca-riño que ustedes, Madres de Plaza de Mayo, han demos-trado hacia nuestra pequeña Isla, que lucha sin descanso contra un Goliat enfurecido, porque no hemos renunciado a nuestro derecho de independencia y soberanía.Madres de Plaza de Mayo, Madres a las que sentimos como nuestras, que constituyen un ejemplo para las nuevas gene-raciones y para el futuro de nuestra región. A ustedes dedi-camos las palabras de José Martí a su madre: “… En vísperas de un largo viaje, estoy pensando en Usted. Yo sin cesar pienso en Usted. Usted se duele, en la cólera de su amor, del sacrificio de mi vida; y ¿por qué nací de Us-ted con una vida que ama el sacrificio? Palabras, no puedo. El deber de un hombre está allí donde es más útil. Pero conmigo va siempre, en mi creciente y necesaria agonía, el recuerdo de mi madre.”

La memoria como gesto de amorPor Embajada del Estado Plurinacional de Bolivia en Argentina

La lucha de las Madres de Plaza de Mayo es la mayor ex-presión de resistencia, de dignidad, de amor y de memoria.El haber perdido a sus hijos e hijas, no las resignó ni las inmovilizó. Con una imparable sed de justicia, peregrinan desde hace 34 años con la esperanza de desterrar la im-punidad y que a los responsables de las desapariciones y crímenes de la dictadura, se les aplique la ley.No hay mayor gesto de amor que mantener la memoria. Las Madres de la Plaza de Mayo constituyen el símbolo de la ternura de una madre por sus hijos y por la liberación de su patria.Son centenares de jueves de la dignidad y la justicia, son jornadas en que la palabra de las Madres de Plaza de Mayo se convirtió en mensaje contundente y ejemplo para todos los defensores de la vida.Ellas continuaron con los sueños de sus hijos e hijas para construir una patria mejor.Fue su lucha la que inició el movimiento internacional para concretar la definición, en el derecho internacional, de ese espantoso delito: la desaparición forzada. El Presidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Evo Mo-rales Ayma, siempre las consideró como fuente de inspi-ración, de vitalidad, de coraje, de amor y de inclaudicable compromiso por la verdad.Con esas convicciones, la Embajada del Estado Plurinacio-nal de Bolivia en Argentina, rinde su homenaje a las Madres de Plaza de Mayo en el aniversario de su creación.

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UNA CANCIÓNPor Ana María Sabio y Omar Diessler, Grupo de Apoyo AMASU Malmö, Suecia

Hoy quisiera saber combinar mis letras de la forma más musical, más tibia, más hermosa para hacer-les una canción a ustedes, Madres.Sería una canción al coraje de quienes se anima-ron a creer en el amanecer cuando la noche era tan larga.Una canción a la valentía de quienes supieron con-vertir el dolor en lucha, doblegando la brutalidad de los verdugos.Una canción a la esperanza para quienes supieron unirse y gritar su verdad cuando nadie se atrevía.Una canción a la alegría para quienes apostaron a la vida y al amor cuando la desesperación reinaba.Una canción a la coherencia de quienes nos supie-ron guiar y no se amedrentaron ni confundieron cuando los monstruos se vistieron de corderos.Sería también una canción a la claridad de la luz que el pañuelo blanco irradia. Una canción a ese pañuelo que es la génesis de los sueños y de la vida nueva. Una canción a nuestra bandera que, entrelazada en el pañuelo, recobra hoy toda su grandiosa dignidad. Dignidad antes ultrajada por tanta bota asesina, tanta sotana infame y tanta politiquería banal.Una canción a la patria, que a pura bravura y cora-zón supo levantarse altiva de la mano de un hijo y una hija que son 30.000, son pueblo y nacieron de ustedes, del pañuelo y de la Plaza. Sería, en fin, una canción nacida con amor desde mi corazón hacia el de ustedes, escrita con ternura y compromiso.Una canción para depositarla en vuestro cálido re-gazo con la certeza de que, acunada, allí crecerá y se propagará en miles de sueños nuevos.

EL AMOR DE LAS MADRES, LA REVOLUCIÓN QUE CONSTRUYE Por Renato Di Nicola, Asociación Kabawil-Pescara (Italia)

En 2009 participamos al 33° aniversario de la Asociación como Caravana “Cultura y Revolución” porque las Madres son una auténtica revolución cultural permanente para to-dos los que quieran construir el cambio y no sólo soñarlo. Son una revolución en lo simbólico y en el método de luchar y vivir. Rompieron y rompen esquemas porque sus ideas, su política y cultura viven con los hechos que construyeron y no con lecciones académicas o dogmas.La cultura sin revolución puede encerrarse en una acumu-lación de datos, de historias sin crítica, con orden cuantita-tivo y conservativo. La revolución sin cultura crítica puede transformar el proceso de cambio en una toma de poder que a veces actúa de modo similar al poder que ha combatido e impide a la gente vivir el cambio mismo. Las Madres han parido su tiempo, sus metodologías y pen-samientos en el tiempo del imperialismo, en el tiempo de una izquierda fragmentada, incapaz de estrategias, que suicidó sus ideas de liberación con el egoísmo de la orga-nización y el dogmatismo ideológico.Las Madres impidieron que sus ideas y hechos pudieran servir para una moda, para un mercado, para dar luz a un nuevo poder imperial. No han tenido la necesidad de tomar o matar un poder: ¡construyeron de hecho un futuro diferente!A través de su revolución están viviendo la vida que decidie-ron vivir. Han dado sus vidas por el otro, como lo han hecho sus queridos hijos. El futuro ya vive en muchas estrellas que aparecen en el cielo del “hacer revolucionando”, con diferentes nombres y diferentes rostros, diferentes lenguas, diferentes culturas. Personas y luchas que aprendieron de las Madres a no ne-cesitar de un modelo-dogma: viven un sentido, un método, una pasión, una cultura. Trabajan ya sabiendo que “el otro soy yo”.Se puede hablar tanto de las Madres con recuerdos, sueños, luchas y mucho más… y ya estamos organizando la próxima Caravana para el 35° aniversario alrededor de una palabra-símbolo de las Madres: el amor. El amor como sentido, contenido y método de vida y de lucha.Mientras, los pueblos de la orilla sur del Mediterráneo se rebelan ante sus dictadores y en Italia intentamos construir una alternativa al berlusconismo, nosotros también necesi-tamos revolucionar nuestras vidas y nuestra sociedad.Por eso, también desde aquí, marchamos abrazando y ama-mos revolucionando.¡Gracias, Madres!

+infohttp://kabawil.splinder.com

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TINTA ROjA.Las Madres paso a paso Por Pablo Moratorio, Imprenta de las Madres

Hace casi 10 años empezamos el desafío de armar la producción de impresiones para el material tan rico de las Madres, cargado de mensaje histórico y político: li-bros, periódicos, luchas y memorias, afiches y revistas; maneras simbólicas de graficar la historia impresa que se mueve avasallante de futuro. Cada día un relato nace para afirmar el triunfo sobre la muerte.

Resulta inabarcable enumerar tantos logros conseguidos con uno, con otro, con miles de pasos , desde hace ya 34 años, (¿qué energía se comparará a semejante muralla de solidaridad construida?) esclarecidos, dibujando su mensaje en el cuerpo de la Patria Grande que resurge en nuestro suelo mestizo, en disputa por su libertad.

Nuestras Madres de Plaza de Mayo nunca aflojan el paso.

Y ellas van, nunca se cansan, contagiando ese fuego sa-grado, en los sueños ya cumplidos y por cumplir de Pan, Dignidad y Trabajo. Levantadas al reclamo y al aliento por nuevos logros a parir, a compartir, inspiradas en los 30.000 compañeros que día a día marchan con ellas, nos devuelven la espe-ranza diseñando, anunciando, coloreando el proyecto de país que, por fin, encontramos.

Locas de amor que en la Tierra vibran.

Mi camino, el mismo que transitaron ellasPor Pablo Ferreyra, Hermano de Mariano Ferreyra

Azucena Villaflor vivía frente a mi casa de Avellaneda. Allí mismo, a metros de nuestra puerta, fue secuestrada du-rante la última dictadura cívico-militar. Para mí, como para muchos otros, el despertar político estuvo vinculado a esa presencia constante en las calles de Sarandí. Con el correr de los años, la lucha encarnada en la figura de las Madres, portando el pañuelo blanco de la pureza, siempre con la esperanza a cuestas y bregando por tener la justicia de su lado (que no en todos los momentos acompañó la necesidad de una reparación), fue un ejemplo de perseve-rancia y fortaleza. Esa búsqueda de la verdad y la justicia inició mi militancia. Las circunstancias de la vida hicieron que hoy me encuentre transitando ese mismo camino, aquel que ellas aprendieron solas, esperando encontrar la verdad y la reparación por el crimen de mi hermano. No tengo miedo de perderme, la lucha de las Madres me inspira y me acompaña.

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POESÍA Y MADRES

La nueva simiente Por Daniel Ballester

Los poetas jóvenes reconocen en las Madres mucho más

que su épica lucha contra la dictadura fúnebre. Estos dos

poemas (el primero escrito por una brasileña, el otro por un

compatriota) reconocen en las mujeres del pañuelo blanco la

persistencia, la evolución política y el constante crecimiento

hacia objetivos claves para la transformación de la sociedad,

que es bandera inclaudicable de los 30000. Sencilla madurez

que trae la nueva simiente.

Palo de amasar Vi la foto una y otra vezSangre en el pañueloY sobre la frente una gota de esa sangre trans-formada en sudor.Quien pegó ese garrotazo jamás pensóLo que iba a ocurrirSi lo hubiera imaginadoEl garrotazo se lo hubiera pegado él.

Beatriz Silveira dos Santos (Recife, 1995)

Circulen, circulenEn las plazasen las iglesiassobre las aguasen las anchas avenidasen los silenciosos pasajesen bocacalles sin esquinasen los espejismos de la rutasmarchanno se detienen ni se detendrán.Como dice el poeta:La eternidad es jueves para siempreo como digo yola eternidad persigue sus pasos.

Jorge Mascaró (Bs. As. Villa Urquiza, 1989)

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