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Segunda instancia 41672 Gerardo Alejandro Mateus Acero Justicia y Paz República de Colombia Corte Suprema de Justicia CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN PENAL Magistrado Ponente JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ Aprobado acta Nº 269 Bogotá D.C., veintiuno de agosto de dos mil trece. VISTOS La Sala resuelve el recurso de apelación interpuesto por los representantes, tanto de los terceros como del Banco Agrario, contra la decisión proferida por la Magistrada con Funciones de Control de Garantías de Justicia y Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bucaramanga, mediante la cual les negó el reconocimiento de dineros correspondientes a compensaciones; como consecuencia de la decisión de restitución a la víctima, de dos bienes inmuebles ubicados en el municipio de Charalá,

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Segunda instancia 41672 Gerardo Alejandro Mateus Acero

Justicia y Paz

República de Colombia

Corte Suprema de Justicia

CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN PENAL

Magistrado Ponente

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ

Aprobado acta Nº 269

Bogotá D.C., veintiuno de agosto de dos mil trece.

VISTOS

La Sala resuelve el recurso de apelación

interpuesto por los representantes, tanto de los

terceros como del Banco Agrario, contra la

decisión proferida por la Magistrada con

Funciones de Control de Garantías de Justicia y

Paz del Tribunal Superior del Distrito Judicial de

Bucaramanga, mediante la cual les negó el

reconocimiento de dineros correspondientes a

compensaciones; como consecuencia de la

decisión de restitución a la víctima, de dos bienes

inmuebles ubicados en el municipio de Charalá,

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dentro del proceso transicional adelantado en

contra de GERARDO ALEJANDRO MATEUS

ACERO.

ANTECEDENTES

El desmovilizado GERARDO ALEJANDRO

MATEUS ACERO –alias Rodrigo- del Frente

Comuneros Cacique Guanentá del Bloque Central

Bolívar Sur de las Autodefensas Unidas de

Colombia, en desarrollo de su versión libre confesó

–en sesión de 21 de octubre de 2009- que despojó

a la señora Alejandrina Ortiz de Vega de dos

inmuebles, cuya propiedad le ordenó transmitir a

favor de uno de sus colaboradores, Wilson Ómar

Maldonado Otero; siendo los dos bienes:

- Una casa de habitación ubicada en la zona

urbana del Municipio de Charalá, en la Calle

21 No 15-21 inscrita al folio de matrícula

inmobiliaria 306-0013969; y,

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- Un predio rural llamado El Bosque, ubicado

en la vereda La Grima del mismo municipio,

inscrito en el folio de matrícula inmobiliaria

306-0000163.

Por tal razón, a solicitud de la Fiscalía, se dio

inicio a todo el trámite incidental dirigido hacia la

restitución de tales inmuebles a favor de la

mencionada víctima; dentro del cual se hicieron

parte en condición de terceros afectados de buena

fe:

- En relación con la casa de habitación ubicada

en la zona urbana de Charalá: Ángel Miguel

Pico Vargas, actual propietario inscrito1 de

dicho bien.

- En relación con el inmueble rural: Nelson

Orlando Franco León y Luz Helena Reyes

Maldonado2 –actuales titulares del derecho de

1 Quien según el certificado de tradición, anotación 10, adquirió el 15 de febrero de 2002 de manos

de Wilson Ómar Maldonado Otero; persona que a su vez, según anotación 7, adquirió por

escritura pública celebrada el 24 de agosto de 2001 de Nohemy Rojas de Chaparro, quien era la

propietaria desde julio de 1997. 2 De acuerdo con el correspondiente folio de matrícula inmobiliaria, ellos adquirieron el predio por

compraventa que hicieron en abril de 2008 a María Rosa Gualdrón Calderón (anotación 20), quien

a su vez, según anotación 19, compró a -su cuñado- Wilson Ómar Maldonado Otero, por medio

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dominio-, así como el Banco Agrario,

institución que obra como acreedora

hipotecaria de dichos propietarios inscritos.

El trámite incidental concluyó con decisión

adoptada el pasado 8 de mayo mediante la cual la

Magistrada con Funciones de Control de Garantías

de Bucaramanga resolvió: 1) negar una nulidad

pretendida por los terceros, 2) levantar la medida

cautelar de suspensión del poder dispositivo que

había ordenado sobre los dos inmuebles, 3)

ordenar la restitución definitiva de los

mencionados bienes, libres de todo gravamen, a

favor de la víctima Alejandrina Ortiz de Vega, 4)

ordenar al registrador de instrumentos públicos la

cancelación de varias anotaciones en el folio de

matrícula inmobiliaria de la casa ubicada en la

zona urbana, 5) ordenar al registrador de

instrumentos públicos la cancelación de varias

anotaciones del folio de matrícula inmobiliaria del

predio rural, 6) no ordenar el pago de

compensaciones y mejoras a favor de quienes

de escritura pública suscrita el 21 de julio de 2006; quien a su turno, según anotación 14, adquirió

el 17 de enero de 2002, de manos de la víctima, Alejandrina Ortiz de Vega.

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intervinieron en el incidente en calidad de

terceros, 7) compulsar unas copias a fin de que se

investiguen posibles delitos cometidos en el

trámite del incidente, con excepción de las pedidas

por los terceros para que se indague penalmente a

sus vendedores; y, 8)comisionar a la Fiscalía para

que verifique la entrega material de los bienes a la

mencionada víctima.

Contra el numeral 6º de la decisión adoptada –la

denegación de las compensaciones y mejoras-, al

igual que contra la decisión de no compulsar

copias para la investigación penal – una parte del

numeral 7º- se interpuso el recurso de reposición

y en subsidio de apelación en nombre de dos de

las víctimas - Orlando Franco León y Luz Helena

Reyes Maldonado-, y directamente el de apelación

por parte del apoderado del Banco Agrario S.A.,

exclusivamente contra la negativa de la

compensación en su favor.

El recurso horizontal fue negado y en

consecuencia, el proceso fue remitido a esta

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Corporación a efectos de que resuelva las

apelaciones.

LA DECISIÓN CUESTIONADA

Los apartes materia del recurso de apelación,

como ya se anotó fueron dos:

- La negativa a compulsar las copias para que

se investigue penalmente a Roky Antonio

Maldonado y María Rosa Gualdrón, petición

elevada por el representante de los terceros,

indicando como sustento que dentro de lo

analizado en el proceso no se encuentran

elementos para inferir la comisión de un

hecho ilícito específicamente en lo referente a

esa tradición; y, que en todo caso, nada

impide a quienes se consideran afectados con

el proceder de tales personas, a formularles la

correspondiente denuncia.

- La declaración que realiza el a quo en relación

con que 1) los apelantes no son de buena fe

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exenta de culpa, por lo que no tienen derecho

a la compensación, por la falta de

demostración de dicho elemento a lo largo del

debate probatorio; y, 2) que al Banco Agrario

no se le puede tener como un tercero de

buena fe exenta de culpa, por cuanto su

actuar no fue lo suficientemente precavido al

momento del análisis del bien inmueble que

recibía en garantía hipotecaria.

LA APELACIÓN

Sólo fue materia de impugnación lo relacionado

con uno de los bienes, esto es, del inmueble rural

ubicado en la vereda La Grima, finca “El Bosque”.

El representante de los terceros, en primer

término indicó que la policía judicial nunca realizó

una inspección completa de la finca “El Bosque” lo

cual conllevó a que no se pudiesen observar las

mejoras que él reclama como realizadas allí, pues

los análisis se hicieron respecto de la casa de

habitación, cuando las inversiones alegadas se

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efectuaron en los pastizales y en el ganado, ya que

sus representados tenían como meta la creación

de un negocio lechero, por lo que esa falta de

valoración impidió la constatación de las obras

llevadas a cabo en dicho predio rural, las cuales

valorizaron el bien y por tanto les debe ser

reconocida la compensación por tales mejoras.

En segundo término solicita que se modifique la

negativa de compulsar copias en contra de Roky

Antonio Maldonado y María Rosa Gualdrón3, dado

que ellos debían conocer la situación jurídica del

inmueble rural objeto de restitución y valiéndose

de que sus representados estaban viviendo en

España cuando lo adquirieron, y por tanto

ignoraban tal contexto ilegal que rodeaba su

propiedad, ellos, Maldonado y Gualdrón, se

aprovecharon dolosamente de dicho

desconocimiento, lo cual amerita ser investigado

penalmente.

3 Quienes al parecer interesaron a los esposos Franco León y Reyes Maldonado en la compra del

inmueble mencionado.

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La representante del Banco Agrario insistió en

que dicha institución crediticia debía ser

considerada como un tercero de buena fe exenta

de culpa toda vez que cumplió con los

lineamientos que se exigen a la hora de otorgar un

crédito hipotecario, y que si bien entre la

aprobación del empréstito y la constitución de la

hipoteca sobre el inmueble transcurrió más de un

mes, también lo es que la suspensión del poder

dispositivo del inmueble solo se inscribió en el

registro inmobiliario hasta noviembre de 2011,

esto es, cuando la hipoteca ya se había realizado –

en mayo de ese mismo año-, lo que hacía

imposible que el banco tuviese conocimiento del

proceso penal que se adelantaba.

Agregó, a su vez, que al momento de constituirse

el gravamen, el notario preguntó al señor Nelson

Orlando Franco León –uno de los actuales dueños

y quien hipotecó la finca al Banco Agrario, a

sabiendas de que ya se había iniciado el incidente

de restitución en el proceso transicional- si existía

algún inconveniente legal para dicho acto, lo cual

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negó, cuando en realidad debió poner de

manifiesto la iniciación del incidente; por lo que el

Banco si actuó de buena fe y fue engañado por sus

deudores hipotecarios.

Los no recurrentes:

La Fiscalía considera que la decisión apelada se

debe mantener en su integridad, argumentando

que, con la interposición del recurso lo que se

busca es dilatar la entrega del bien a la víctima;

aunado a que las mejoras que solicitan los

terceros nunca se demostraron en el transcurso

del incidente, y además, que su reconocimiento no

fue objeto de la decisión.

Sobre lo alegado por la representante del Banco

Agrario, indica, que sí se logró demostrar que este

no fue diligente en su actuar, ya que el simple

estudio de los documentos solicitados para la

constitución de la hipoteca no es suficiente, de

acuerdo con la exigencia predicada por la Corte

Constitucional en sentencia C-740 de 2003, en la

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que se señalan los requisitos de la buena fe

creadora de derecho o exenta de culpa, contexto

en el cual se concluye que el banco se abstuvo de

averiguar la situación real del bien, no obstante

que su lugar de ubicación es una zona que sufrió

gran afectación del fenómeno paramilitar; amén

que su valor de adquisición –diez millones de

pesos-, no se compadece con el monto del

préstamo con él garantizado–cincuenta millones-,

situación que contribuye a desdibujar la cautela

que se exigía del banco.

El defensor del postulado solicita se mantenga la

decisión para que se le reintegren los bienes a la

víctima Alejandrina Ortiz de Vega y con eso se de

cumplimiento a uno de los compromisos

adquiridos por su representado, y en igual sentido

se pronuncia el postulado GERARDO ALEJANDRO

MATEUS.

El ministerio Publico coadyuva lo planteado por

los no recurrentes y reitera la petición de que se

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confirme la decisión y se dé pronta justicia y

reparación a la señora Alejandrina Ortiz de Vega.

CONSIDERACIONES

La Corte es competente para conocer de esta

apelación en virtud de lo dispuesto en el artículo

26 de la Ley 975 de 2005, modificado por el 27 de

la Ley 1592 de 2012.

Cuestión preliminar. De acuerdo con el artículo

26 de la Ley 975 de 2005 en su versión inicial, así

como en su modificación contenida en el artículo

27 de la Ley 1592 de 2012, sólo son susceptibles

de apelación los autos interlocutorios y las

sentencias.

Como se ha puesto de presente en líneas

anteriores, dentro de las varias determinaciones

adoptadas en la providencia materia de

impugnación, está incluida la de negar la

compulsa de copias a fin de que se investiguen los

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posibles comportamientos con consecuencias

punitivas de María Luisa Gualdrón Calderón y

Roky Antonio Maldonado, la cual también fue

materia de apelación.

Así, como quiera que la decisión de no compulsar

copias es de sustanciación y por tanto no es de

aquellas apelables, la Sala revocará parcialmente

el auto mediante el cual se concedió el recurso al

respecto; estando siempre a salvo la posibilidad

que tienen quienes se sienten perjudicados con el

proceder de otras personas, de poner en

conocimiento de la administración de justicia tales

hechos.

En ese orden, la discusión queda limitada a la

impugnación de la denegación de compensación

a los intervinientes en calidad de terceros, pero

como el titular inscrito del inmueble urbano se

abstuvo de apelar la decisión, queda restringido el

debate a las pretensiones de Nelson Orlando

Franco León y Luz Helena Reyes Maldonado, así

como al Banco Agrario S.A..

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Para la Sala no queda duda de que con ocasión de

lo reconocido por el desmovilizado MATEUS

ACERO, la señora Alejandrina Ortiz de Vega fue

obligada a transferir el dominio que tenía sobre la

finca a favor de Wilson Ómar Maldonado Otero –al

parecer testaferro de las autodefensas-, después

de lo cual miembros de dicha organización

hicieron presencia en el inmueble para desalojar

al mayordomo, según se dice en el proceso;

operación que se repitió en relación con la casa de

habitación ubicada en la zona urbana de Charalá,

la cual había sido comprada por la señora Ortiz

de Vega, pero como aún no le habían formalizado

la tradición, se vio obligada a pedirle al vendedor

que le hiciera la escritura de venta a favor del

mencionado Maldonado Otero; ventas por las que

nunca recibió pago alguno, pues apenas se le

“perdonó la vida”, porque la tildaban de ser

auxiliadora de la guerrilla.

Los días 13, 14 y 15 de junio de 2012 se celebró

audiencia de formulación de imputación contra

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MATEUS ACERO, entre otros, por los delitos de

fraude procesal, obtención de documento público

falso, desplazamiento forzado y destrucción y

apropiación de bienes protegidos, por los hechos

desplegados contra la señora Alejandrina Ortiz

de Vega, los cuales aceptó.

Por tal razón, la señora Alejandrina Ortiz de

Vega, indiscutiblemente es víctima de MATEUS

ACERO y por tanto merecedora de que le sean

restituidos sus bienes, tal como aconteció en

audiencia de 8 de mayo pasado.

Los aspectos del disenso, como se ha señalado,

están vinculados con los derechos de

intervinientes que se presentan como terceros de

buena fe, siendo oportuno destacar que la Sala ha

advertido reiteradamente sobre la importancia de

las expectativas de dichos participantes

incidentales4, a quienes, en todo caso, no les cabe

la condición de víctimas en el trámite

transicional5.

4 Tal como se condensa en la decisión de 30 de marzo de 2011, radicado 34415.

5 Como se puso de presente desde el auto de 5 de octubre de 2011, radicado 36728.

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En efecto, los artículos 97 y 98 de la Ley 1448 de

2011, han dispuesto dos tipos de

compensaciones, siendo una de ellas dirigida a las

víctimas a quienes no se puede garantizar la

restitución del bien objeto de despojo; y la otra, la

prevista en el artículo 98, a los terceros de buena

fe exenta de culpa, que se vean perjudicados con

la restitución ordenada.

Es la segunda especie de las compensaciones

cuyo reconocimiento solicitan los apelantes, la

cual está prevista en la ley de la siguiente manera:

“ARTÍCULO 98. PAGO DE COMPENSACIONES. El

valor de las compensaciones que decrete la sentencia

a favor de los opositores que probaron la buena fe

exenta de culpa dentro del proceso, será pagado por

el Fondo de la Unidad Administrativa Especial de

Gestión de Restitución de Tierras Despojadas. En

ningún caso el valor de la compensación o

compensaciones excederá el valor del predio

acreditado en el proceso.

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En los casos en que no sea procedente adelantar el

proceso, y cuando de conformidad con el artículo 97

proceda la compensación en especie u otras

compensaciones ordenadas en la sentencia, la

Unidad Administrativa Especial de Gestión de

Restitución de Tierras Despojadas tendrá

competencia para acordar y pagar la compensación

económica correspondiente, con cargo a los recursos

del fondo. El Gobierno Nacional reglamentará la

materia.

El valor de las compensaciones monetarias deberá

ser pagado en dinero.”

Como claramente se puede advertir del inciso

primero de dicho canon, la compensación sólo

podrá ser ordenada al opositor que haya probado

su buena fe exenta de culpa, dentro del proceso.

Y, si bien, su reconocimiento, en principio está

asignado a los jueces civiles del circuito y

magistrados especializados en la restitución de

tierras, creados con la Ley 1448 de 2011, el

artículo 38 de la Ley 1592 de 2012 ha dispuesto

los eventos excepcionales en que la discusión

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sobre la restitución sobre los predios entregados o

denunciados por el desmovilizado debe

permanecer en el proceso transicional de la Ley

975 de 2005, siendo el que se debate en el asunto

de la referencia uno de ellos, tal como ha tenido

ocasión de precisarlo la Sala en varios

pronunciamientos6, en uno de los cuales advirtió7:

“ a) Régimen de transición para los trámites

incidentales en curso al momento de entrar a

regir la Ley 1592 de 2012.

La regla general consagrada en la Ley 975 de 2005

indica que las solicitudes de restitución de bienes

despojados o abandonados a causa de la violencia

generada por los grupos armados organizados al

margen de la ley deben tramitarse en el marco de la

Ley 1448 de 2011 conocida también como Ley de

Víctimas o Ley de Restitución de Tierras.

Con todo, el artículo 38 de la Ley 1592 de 2012

estableció una excepción, a saber: cuando al entrar a

regir esa normativa se encontraba en curso un

incidente de restitución de bienes, el mismo debe

6 En decisiones con radicados 40617 y 40836 de 10 de abril de 2013, entre otros.

7 Auto de 10 de abril de 2013 radicado 40617..

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continuar su trámite en la jurisdicción de Justicia y

Paz, siempre y cuando exista medida cautelar

sobre el bien.

“Artículo 38. Trámite excepcional de restitución de

tierras en el marco de la Ley 975 de 2005. Si a la

entrada en vigencia de la presente ley, existiere

medida cautelar sobre un bien con ocasión de una

solicitud u ofrecimiento de restitución en el marco del

procedimiento de la Ley 975 de 2005, la autoridad

judicial competente continuará el trámite en el marco

de dicho procedimiento. En los demás casos, se

observará lo dispuesto en la Ley 1448 de 2011”

(subrayas fuera de texto).

En ese orden, los incidentes para la restitución de

tierras que se encontraban en curso al 3 de diciembre

de 20128 deben continuarse tramitando dentro del

marco de la Ley de Justicia y Paz, siempre y cuando,

para esa fecha existiere medida cautelar sobre el

bien objeto del mismo. En tal hipótesis, el trámite se

seguirá bajo las pautas del procedimiento diseñado

en el canon 39 de la Ley 1592 de 2012, que incluyen

la aplicación de las presunciones de despojo previstas

en el artículo 77 de la Ley 1448 de 2011, así como las

figuras de compensación en especie y reubicación en

8 Fecha de entrada en vigencia de la Ley 1592 de 2012.

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los casos que no sea posible restituir a la víctima en el

predio despojado, entre otras.

Dicha excepción explica, además, que se mantenga la

atribución de competencia a los Magistrados de

Control de Garantías para conocer de la solicitud de

restitución y/o cancelación de títulos fraudulentos

contenida en el numeral 5 del artículo 13 de la Ley

975 de 2005, modificado por el artículo 9 de la Ley

1592 de 2012.

En sentido opuesto, si al entrar a regir la Ley 1592 de

2012 se adelantaba algún trámite de restitución en

donde no se hubiesen gravado los bienes

involucrados con medidas cautelares, el Magistrado

de Control de Garantías no puede continuar con la

actuación y debe remitirla al Fondo de la Unidad

Administrativa Especial de Gestión de Restitución de

Tierras Despojadas, en tanto no se satisface el

presupuesto que habilita la competencia de la

jurisdicción de Justicia y Paz para mantener el

conocimiento del asunto.”

Por tal razón, tanto la restitución como la

compensación en el asunto de la referencia, son de

competencia del Magistrado de Justicia y Paz.

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En el caso concreto, se negó la oposición a la

restitución, formulada por los mencionados

terceros al interior del trámite incidental, desde el

15 de junio de 2012, mediante decisión en que

luego de valorar los elementos de convicción

presentados, se les consideró que no eran de

buena fe exenta de culpa; la cual no fue

impugnada y por tanto adquirió ejecutoria en

aquella fecha en que se profirió.

En efecto, la decisión de negarles la compensación

en el auto apelado, se fundamentó en aquella

conclusión declarada mediante providencia

adoptada y ejecutoriada el 15 de junio de 2012,

por lo que no resulta procedente revivir ahora el

debate finiquitado en relación con la condición de

terceros de buena fe, ya concluido en aquella

época.

Esto, ya que las impugnaciones lo que pretenden

antes que nada, es remover la calificación de

terceros no exentos de culpa, lo cual corresponde

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a un debate culminado dentro del trámite judicial

de la referencia; y por tanto no están llamadas a

prosperar.

No cabe duda de que era de público conocimiento

que a finales de 2001 y principios de 2002 el

municipio de Charalá, como muchos otros del

país, estaba afectado por la presencia paramilitar,

la cual despojaba y aniquilaba a su antojo, y

tampoco que Wilson Ómar Maldonado Otero, un

mecánico de bicicletas conocido en el municipio,

resultó vinculado con el grupo armado al margen

de la ley que allí delinquía, y que de un momento

a otro apareció como un terrateniente que

concentró la titularidad de los bienes que

expropiaban a sus víctimas por la vía de la

amenaza, como sucedió con los de propiedad de la

señora Alejandrina Ortiz de Vega.

De esa situación que se presenta en el proceso

eran conscientes los habitantes de la región, entre

ellos, Nelson Orlando Franco León y Luz Helena

Reyes Maldonado, quienes fijaron su residencia en

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España, según sus afirmaciones, apenas a partir

de 2005; estando, en todo caso, enterados de

aquella situación y por supuesto obligados a

indagar por la procedencia lícita del bien que

ahora adquirían.

En razón de lo anterior, les fue negada por el a

quo la calidad de terceros de buena fe exenta de

culpa, en decisión de 15 de junio de 2012, la cual

no fue impugnada. Pero además, fue valorada la

actitud de Nelson Orlando Franco León, a quien

no obstante habérsele advertido que respecto del

bien del cual era comunero con su esposa, no

podía realizar transacción alguna, hizo caso omiso

y lo hipotecó por cincuenta millones de pesos al

Banco Agrario S.A..

Luego, la Sala encuentra que si a Nelson Orlando

Franco León y Luz Helena Reyes Maldonado se les

había negado la calidad de terceros de buena fe

exenta de culpa, no había sustento para ordenar

en su favor la compensación reclamada; por lo

que no observa argumentos para revocar la

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decisión impugnada en relación con ellos, y por

tanto se le impartirá confirmación integral;

dejando en todo caso a salvo la posibilidad que

tienen los mencionados intervinientes, de buscar

la reparación que consideren procedente en

cabeza de quienes les transfirieron

fraudulentamente el derecho de propiedad cuya

compensación ahora reclaman en vano.

Frente al Banco Agrario S.A. fue similar la

conclusión del a quo en relación con negarle la

calidad de tercero de buena fe exento de culpa, y

por tanto la compensación.

Esto por cuanto dicha entidad crediticia sólo

apareció en el escenario incidental cuando se

decretó la restitución definitiva del inmueble a

favor de la señora Ortiz de Vega, no obstante

habérsele llamado antes. Y, aunque aportó la

documentación relacionada con la solicitud del

crédito y el estudio de títulos del bien materia de

restitución, omitió realizar una investigación

verdaderamente diligente, toda vez que para la

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época en que se constituyó la hipoteca se le había

advertido a Nelson Orlando Franco León –en

audiencia de 29 de abril de 2011- que debía

abstenerse de realizar cualquier negociación sobre

el bien, por lo cual le hubiera bastado al Banco

haberle preguntado por la existencia de

limitaciones al respecto.

Tal como lo advierte el a quo, el estudio de títulos

se realizó el 25 de marzo de 2011 y el contrato de

hipoteca se perfeccionó solo hasta el 5 de mayo

siguiente, sin que conste que en dicho momento el

Banco interrogara a Franco León sobre

restricciones que hubiesen surgido en este período

comprendido entre la solicitud del crédito y la

constitución de la hipoteca.

En todo caso, además de ser de público

conocimiento el azote paramilitar de que eran

víctimas bastas zonas de la geografía nacional,

también era un hecho notorio que para apropiarse

de los bienes de sus víctimas, estos grupos

organizados al margen de la ley le daban

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apariencia de legalidad a sus fechorías, como en el

caso analizado, obligando a una indefensa mujer a

trasmitirles a sus colaboradores el derecho de

dominio de bienes lícitamente adquiridos,

acudiendo para ello a las instancias

institucionales.

En tal contexto, cualquier persona, natural o

jurídica que realice transacciones con bienes que

pudieron ser objeto de despojo con ocasión del

conflicto armado, debe ser extremadamente

diligente al momento de realizar transacciones

sobre ellos.

Tal consideración ya había sido realizada por esta

Corporación, precisamente en este mismo

proceso, en decisión anterior9 al señalarse:

“… precisamente de cara a la realidad de los

distintos tipos de despojos que se produjeron de

aquellas familias que fueron obligadas a abandonar

sus fundos, en ocasiones forzándolas -mediante

amenazas de muerte- a suscribir instrumentos

9 Auto de 5 de octubre de 2011, radicado 36728.

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públicos a cambio de ningún precio, o en el mejor de

los casos de uno menor, en los que se daba

apariencia de legalidad a la supuesta tradición; en

otras ocasiones simplemente obligándolas a

abandonar sus pertenencias, y en otras creando la

apariencia de legalidad a operaciones de

falsificación, a veces con la connivencia y en otras

hasta con la participación de funcionarios de notarías

y de Oficinas de Registro de Instrumentos Públicos,

siendo así colocados en cabeza de testaferros.”

Y esto que ha sido advertido por esta Colegiatura,

también lo había notado el Legislador, y la Corte

Constitucional en relación con las personas que,

como doña Alejandrina Ortiz de Vega merecían

una protección especial, no sólo del Estado, sino

de toda la sociedad.

Así, mediante la Ley 387 de 1997 “Por la cual se

adoptan medidas para la prevención del

desplazamiento forzado; la atención, protección,

consolidación y estabilización socioeconómica de

los desplazados internos por la violencia en la

República de Colombia”, se inició formalmente el

reconocimiento y protección de los desplazados

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por la violencia, estatuto normativo que ha sido

reglamentado por una gran cantidad de decretos,

como el 173 de 1998 que creó el “Plan nacional de

atención integral a la población desplazada”, el

cual fue modificado por el Decreto 250 de 2005,

así también el 2569 de 2000 que reglamentó el

Registro Único de población desplazada y personas

residentes en riesgo de desplazamiento, para sólo

mencionar los primeros y los más importantes.

Más recientemente la expedición de la Ley 1448

de 2011 marcó un importante hito en el proceso

de protección de las víctimas del conflicto armado,

en cuyo favor se reconoce, entre otras medidas, la

restitución tanto material como jurídica, según se

lee en su artículo 72 y siguientes.

Por su parte, la Corte Constitucional mediante las

sentencias T-520 de 2003, T-419 de 2004 y sobre

todo, mediante la T-025 del mismo año y de los

autos de seguimiento, inició el recorrido de

protección de la población desplazada, y, en

particular, de las obligaciones del Estado en

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relación con la protección de sus tierras, proceso

que ha continuado mediante las sentencias T-754

de 2006, T-328 y 821 de 2007, T-159 de 2011,

entre otras.

En la mencionada Sentencia T-419 de 2004 la

Corte Constitucional precisó:

“En el caso de la población desplazada, son

ampliamente conocidos los numerosos

pronunciamientos de la Corte. Además, dada la

magnitud de este problema, se han proferido leyes

encaminadas a darle solución global, como son entre

otras, la Ley 387 de 1997 “Por la cual se adoptan

medidas para la prevención del desplazamiento

forzado; la atención, protección, consolidación y

estabilización socioeconómica de los desplazados

internos por la violencia en la República de Colombia”

y sus Decretos reglamentarios, entre ellos, el Decreto

2569 de 2000, el Decreto 2007 de 2001. Tanto la

jurisprudencia como las disposiciones legales están

encaminadas a suministrar el socorro y la ayuda

inmediata que permitan la satisfacción de los

derechos fundamentales para la subsistencia de

estas personas: vida, salud, dignidad, integridad

física, educación, vivienda.

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Sin embargo, esta grave situación de insatisfacción

de derechos fundamentales continúa y el número de

desplazados aumenta, como prueba de ello son las

numerosas acciones de tutela que se instauran en

distintas partes del país por las personas que lo

sufren, lo que condujo a la Corte en la reciente

sentencia, T-025 de 2004, a declarar el estado de

cosas inconstitucional. En efecto, en esta providencia

en la que fueron acumulados 108 expedientes,

interpuestos por 1150 núcleos familiares, la Corte

decidió : “Declarar la existencia de un estado de

cosas inconstitucional en la situación de la población

desplazada debido a la falta de concordancia entre la

gravedad de la afectación de los derechos

reconocidos constitucionalmente y desarrollados por

la ley, de un lado, y el volumen de recursos

efectivamente destinados a asegurar el goce efectivo

de tales derechos y la capacidad institucional para

implementar los correspondientes mandatos

constitucionales y legales, de otro lado”.

9. Finalmente, en relación con el derecho al retorno y

al restablecimiento, las autoridades están obligadas a

(i) no aplicar medidas de coerción para forzar a las

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personas a que vuelvan a su lugar de origen o a que

se restablezcan en otro sitio; (ii) no impedir que las

personas desplazadas retornen a su lugar de

residencia habitual o se restablezcan en otro punto

del territorio, precisándose que cuando existan

condiciones de orden público que hagan prever un

riesgo para la seguridad del desplazado o su familia

en su lugar de retorno o restablecimiento, las

autoridades deben advertir en forma clara, precisa y

oportuna sobre ese riesgo a quienes les informen

sobre su propósito de regresar o mudarse de lugar;

(iii) proveer la información necesaria sobre las

condiciones de seguridad existentes en el lugar de

retorno, así como el compromiso en materia de

seguridad y asistencia socioeconómica que el Estado

asumirá para garantizar un retorno seguro y en

condiciones dignas; (iv) abstenerse de promover el

retorno o el restablecimiento cuando tal decisión

implique exponer a los desplazados a un riesgo para

su vida o integridad personal, en razón de las

condiciones de la ruta y del lugar de llegada por lo

cual toda decisión estatal de fomentar el regreso

individual o colectivo de personas desplazadas a su

lugar de origen, o su restablecimiento en otro punto

geográfico, debe estar precedida por un estudio sobre

las condiciones de orden público del lugar al cual

habrán de volver, cuyas conclusiones deberán

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comunicarse a los interesados en forma previa al acto

de retornar o restablecerse.” (sentencia T-025 de

2004, MP, doctor Manuel José Cepeda Espinosa)

Precisamente, en cumplimiento del derecho al

retorno de las personas que como la señora

Alejandrina Ortiz de Vega, fueron desplazadas

de sus fundos en las condiciones que ella vivió –

forzadas a firmar la tradición de sus bienes dando

apariencia de legalidad a una extorsión con

amenaza de muerte, tanto de ella como de su

familia-, es que tiene sentido la exigencia de la

buena fe exenta de culpa a quienes realicen

transacciones sobre tales inmuebles; y, en

consecuencia, la mera inoponibilidad derivada de

la inscripción en el registro público inmobiliario

comienza a no ser suficiente, puesto que se exige

a las entidades crediticias y a los terceros que

realizan transacciones sobre los bienes, extremar

sus cautelas a fin de confirmar, en la medida de lo

posible, que ninguno de las tradiciones

registradas en el folio de matrícula inmobiliaria

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fue producto de la fuerza intimidatoria de grupos

ilegales al margen de la ley.

En suma, el Banco Agrario S.A., no ofreció

argumentos suficientes para acreditar que

extremó sus precauciones de cara a evitar que con

su intervención prestataria se legalizaran o se

distrajeran bienes adquiridos a partir de la

ventaja humillante que otorgaba la condición de

violento de algunos de los que aparecían en la

cadena de tradiciones del inmueble en cuestión.

Por tanto, la decisión en relación con dicha

entidad crediticia, será también confirmada, sin

perjuicio de que el cobro del crédito contratado

entre Nelson Orlando Franco León y Luz Helena

Reyes Maldonado con el Banco Agrario S.A., sea

perseguido por una vía judicial diferente a la del

proceso hipotecario, más aún cuando su

representante judicial ratificó en la audiencia

adelantada ante el a quo su disposición a cumplir

con dicha obligación, para lo que esperan que el

banco les de opciones de pago; lo cual permite

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concluir que no se puede exigir compensación de

un daño aún no causado.

Como consecuencia de lo anteriormente expuesto,

la decisión apelada será confirmada.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación

Penal de la Corte Suprema de Justicia,

RESUELVE:

1º. Revocar el auto mediante el cual se concedió

el recurso de apelación contra la decisión de

ordenar la expedición de copias a fin de que se

investiguen los posibles delitos en que pudieron

incurrir Roky Antonio Maldonado y María Rosa

Gualdrón, y en su lugar negar la alzada contra

dicha decisión, por improcedente, conforme lo

analizado en la parte motiva.

2º. CONFIRMAR la decisión apelada.

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Contra esta decisión no procede recurso alguno.

Comuníquese y cúmplase.

JOSÉ LEONIDAS BUSTOS MARTÍNEZ

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

MARÍA DEL ROSARIO GONZÁLEZ MUÑOZ GUSTAVO ENRIQUE MALO FERNÁNDEZ

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO JAVIER DE JESÚS ZAPATA ORTIZ

NUBIA YOLANDA NOVA GARCÍA

Secretaria