Coser Lewis_Nuevos Aportes a La Teoria Del Conflicto Social

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Nuevos aportesa la teoría delconflicto socialLewis Coser

Amorrortu editoresBuenos Aires

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Director de la biblioteca de sociología, Luis A. RigalContinuities in the Study 01 Social Conilict, Lewis A. Coser,1967.Traducción, María Rosa Vigan6.

Unica edición autorizada por el autor y debidamente pro­tegida en todos los países. Queda hecho el dep6sito quepreviene la ley nO? 11.723. © Todos los derechos reservadospor Amorrortu editores S. C. A.

La reproducción total o parcial de este libro en forma idén­tica o modificada, escrita a máquina, por el sistema multi­graph, mimeógrafo, impreso, etc., no autorizada por loseditores, viola derechos reservados. Cualquier utilizaci6ndebe ser previamente solicitada. ;.,;¡'

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Introducci6n

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Hace ya más de diez años, al publicarse mi libro anterior,1

expresé la esperanza de que contribuyese a reavivar el es­tudio del conflicto social, al que entonces no se prestabasuficiente atención, y en especial el estudio de sus funciones,como algo diferenciado netamente de sus disfunciones. Miensayo intentó codificar y consolidar los esquemas concep­tuales pertinentes a los datos sobre el conflicto social, e írn­pulsar la formulación de futuras investigaciones, a partir delas contribuciones del pasado. Dado que en ese momento10 que interesaba eran los modelos de equilibrio y la armo­nía de la estructura social, quise compensar el análisis con­centrando la atención en tipos conflictivos de interacción, altiempo que subrayaba las funciones definidas del conflictosocial en los grupos y en las relaciones interpersonales.Es muy grato poder reconocer que en el ínterin otros so­ciólogos realizaron aportes significativos al examen de estetema, y en general lo enfocaron desde mi punto de vista.Este no es lugar para hacer una lista detallada de talestrabajos, pero creo que es mi deber mencionar, por lo me­nos, algunos de los que más impulsaron el desarrollo de lasteorías del conflicto social.En la primavera de 1965, mientras daba los últimos toquesa mi libro, el profesor Max Gluckman, de la Universidadde Manchester, pronunció una serie de seis conferencias,2publicadas al poco tiempo bajo el título de Custom andConilict in Airica." Cuando las leí, mi trabajo estaba aúnen prensa, por lo que me llamó mucho la atención lasorprendente similitud de nuestros respectivos enfoques; en

1 Lewis A. Coser, The Functions of Social Conilict, Nueva York,TIte Free Press, 1954. (Las funciones del conjlicto social, México,Fondo de Cultura Económica, 1961.)2 En el Tercer Programa de la British Broadcasting Corporation.3 Max Gluckman, Custom and Conflicl in Africa, Nueva York, TheFree Press, 1956.

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especial me satisfizo advertir que un científico social traba­jando en su mayor parte con materiales antropológicos afri­canos, hubiera arribado a conclusiones teóricas muy semejan.tes a las mías. Gluckman tom6 su propio y extenso trabajode campo como punto de partida pero también se bas6 enlos estudios de algunos destacados antropólogos británicos,como E. E. Evans-Pritchard, Elizabeth Colson, Meyer Fortese 1. Schapera. La tesis central del libro se refiere cal modoen que los hombres disputan entre sí en términos de algunasde sus lealtades consuetudinarias, pero reprimen el uso dela violencia debido a otras lealtades conflictivas que tambiénles son impuestas por la costumbre. El resultado es que losconflictos en un coniunto de relaciones ... llevan al resta­blecimiento de la cohesión social lo .4

A continuación se ejemplificaba esta visión global medianteuna serie de brillantes análisis de los sistemas políticos afri­canos, de las lealtades conflictivas de parentesco, de la bru­jería y de la representación ritual de las tensiones societales.Gluckman continuó elaborando este enfoque en obras pos­teriores, entre las que se destaca especialmente Politics, Lawand Ritual in Tribal Society; 11 aquí maneja con suma sensi­bilidad la eterna discusión respecto del peso relativo delcambio y del equilibrio sociales. Rehúsa considerar estos tér­minos como si fueran polos opuestos, y sostiene en cambioque casi como vemos equilibrio en los sistemas sociales .también encontramos perturbaciones y cambio constantes .Las perturbaciones y el cambio de las partes son inherentesa estos sistemas lt •

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Entre las contribuciones específicamente sociológicas a lateoría del conflicto social, la obra del sociólogo alemán RalfDahrendorf parece ser la más fértil e importante. Su prin­cipal aporte es Soziale Klassen und Klassenkonflikt in derindustriellen Gesellscbajt, publicada en 1957 y cuya versi6nal inglés, revisada y ampliada, es Class and Class Conilictin Industrial Society. T La segunda parte, <Toward a Socio­logical Theory of Conflict in Industrial Society>, aunque se

4 Ibid., pág.2.5 Max Gluckman, Politics, Law and Ritual in Tribal Society, Chica·80, AJdine Company, 1965.6 Ibid., pág. 280.7 Ralf Dahrendorf, Class and Class Con/tict in Industrial Society,Stanford, Calif., Stanford University Press, 1959. (Las clases socialesy su conflicto de la sociedad industrial, Madrid, Rialp.)

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basa en obras teóricas anteriores, abre una cantidad de rumobos nuevos. Aquí solo mencionaré uno de ellos, la impor­tante distinción entre dos dimensiones del conflicto social: laintensidad y la violencia. <La intensidad se refiere al gastode energía y al grado de inclusión de las partes en conflic­to. .• Por el contrario ... la violencia del conflicto se re­fiere a sus manifestaciones más que a sus causas; la cuestiónreside en las armas que se elijan ... lO 8 Dahrendorf recalcaque ambas pueden variar independientemente y son por lotanto aspectos distintos en cualquier situación de conflicto.Expone situaciones específicas en las cuales la intensidad, laviolencia o ambas a la vez son atenuadas o acrecentadas; porejemplo, los grupos organizados en conflicto tienden a recu­rrir en menor proporción a medios violentos de combate quelos carentes de organización. Sin duda estas y otras valiosasdistinciones analíticas deben ser incorporadas a cualquier co­dificaci6n fu tura de una teoría general del conflicto social.Luego de publicada la versión alemana de Las clases socia­les y su conflicto, Dahrendorf siguió interesándose en eltema; publicó una serie de ensayos, entre los cuales se des­tacan «Out of Utopia: Toward a Reorientation of Sociolo­gical Analysis> 9 y <Toward a Theory of Social Conflict>. 10

Junto con otros artículos pertinentes, fueron recopilados mástarde en su libro Sociedad y libertad. 11 Pienso que su lecturapuede ser provechosa para todo aquel que se ocupe delexamen del conflicto social, aunque temo que la posturapolémica de Dahrendorf respecto de la teoría parsoniana y delo que él considera teoría funcional, lo ha llevado a menudoa formulaciones que difícilmente resistan bien el análisis.En particular, si se comparan las primeras obras de Dahren­dorf con las últimas, se observa un cambio en la posición re­lativa que en ellas ocupa la teoría del conflicto. En su primerlibro sostiene que carecemos de una teoría sociológica aptapara integrar exitosamente las concepciones relativas al con­flicto social y el consenso social, y en consecuencia, lossociólogos deben trabajar, al menos por ahora, con teoríasseparadas sobre la integración y el conflicto. Más tarde, sin

8 tus; pigs.211.212.9 American [ournal o/ Sociology, LXIV, 2, 19.58. pigs.115·127.10 Tbe Journal o/ Conilict Resolution, n, 2, 1958.11 Ralf Dahrendorf, Gesellscha/t und Freibeit, Munich, R. Piperand Co., 1961. (Sociedad 'Y libertad: hllCÚl un análisis sociol6gico deZ. «tuaJidad, Madrid, Tecnos, 1966.)

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embargo, dice que <toda la vida social es conflicto, porquees cambio". 12 Esto huele a un imperialismo panconflictivo;parece una tentativa equivocada, que descuida el análisis delas estructuras relativamente perdurables bajo el pretextode que <todo es cambio". Nos recuerda la fría réplica neo­kantiana de Heinrich Rickert a la filosofía vitalista de GeorgSimmel: <El movimiento es un concepto relacional y pre­supone algo inmóvil en relación con lo cual algo se estámoviendo." 13 Considerar toda la vida social como cambio,sin prestar atención a su origen y a su resultado, podríallegar a ser un obstáculo no solo para el análisis de lasestructuras sociales sino también para el ulterior desarrollode la teoría del conflicto. Asimismo, resulta poco prove­choso, y lo demostraré más adelante, sostener --como lohace Dahrendorf en sus últimos trabajos- que el funda­mento de todo orden social reside en la coerci6n antes queen el consenso.Dahrendorf ha criticado mi trabajo alegando que se centraexclusivamente en las funciones integrativas del conflictosocial y desatiende aquellos tipos de conflicto que producenrupturas en los sistemas sociales y llevan a un cambio socialfundamental. Creo que esta crítica es apenas justificable,como se verá en varios estudios incluidos en este volumen.De cualquier modo, causa gracia señalar que, refiriéndose aesto, un sociólogo británico, john Rex, en Problemas fun­damentales de la teoría sociológica, 14. critica tanto a Dah­rendorf como a Gluckman y a mí por descuidar o no darsuficiente relevancia a los conflictos disruptivos en gran es­cala. En la parte 11 de esta Introducción haremos un análisismás amplio de estos importantes temas.Pierre van der Berghe, en cDialectic and Functionallsm:Toward a Theoretical Synthesis..15 señala inteligentementecómo podrían superarse las oposiciones estériles al estilo deconflicto y estabilidad, equilibrio y desequilibrio. Sostieneque tanto el funcionalismo como la dialéctica hegeliano-

12 tus; pág. 235.13 Citado en Lewis A. Coser, ed., Georg Simmel, Englewood Qiffs,N. J., Prentice-Hall Inc., 1965, pág. 23.14 John Rex, Key Problems 01 Sociological Theory, Londres, Rout­ledge and Kegan Paul, 1961. (Problemas lundamentales de la learlasocio16gic~, Buenos Aires, Amorrortu, 1968.)15 Amertcan Sociological Reoieto, XXVIII, 5, octubre de 1963, págs.695-705.

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marxista ofrecen criterios unilaterales de la sociedad, perocomplementarios y conciliables. Considera su esfuerzo comoel prolegómeno a una teoría de la sociedad <que logre ba­lancear adecuadamente la estabilidad y las diversas fuentesde cambio endógeno y exógeno, el consenso y el conflicto, elequilibrio y el desequilibrio>Johan Galtung, de la Universidad de Oslo, con quien tuveel privilegio de trabajar durante los seis meses que pasé enNoruega en 1961, se ocupó durante varios años de una seriede problemas de la sociología del conflicto. La mayoría desus artículos más recientes fueron publicados en The Journalof Peace Researcb (Oslo ), que él edita. Entre ellos se des­taca especialmente cA Structural Theory of Aggression",llIen el que expone la tesis de que hay mayores probabilidadesde agresión entre individuos, grupos o naciones cuando susrespectivas posiciones sociales sufren de un <desequílibríode rango", es decir, cuando los individuos o grupos tienenrangos desiguales en diferentes dimensiones de status, demodo tal que están muy arriba en una de ellas y muy abajoen otra. Aplica esta conceptualización a numerosas áreas, queabarcan desde las relaciones entre naciones hasta las revolu­ciones y la conducta desviada. El artículo es sumamente inte­resante y merece mayor difusi6n entre los sociólogos norte­americanos.Un ensayo que exige menci6n especial es el de Raymond W.Mack y Richard C. Snyder, <The Analysis of Social Con­flict-Toward an Over-view and Synthesis".n Creo que esla mejor codificación de los trabajos te6ricos y empíricosexistentes en el campo del conflicto social. Pese a lo muchoque se ha escrito desde que fuera publicado, continúa siendoindispensable para todo el que se interese en esta área deindagación.No hablaré aquí sobre la variedad de estudios que intentanformular una teoría del conflicto mediante la teoría de losjuegos u otros modelos matemáticos. Me result6 provechosala lectura de libros tales como Conilict and Dejense.i" de

16 Tbe Journal 01 Peace Researcb, 1, 2, 1964, págs. 95·115. Consdl­tese también Johan Galtung, «Rank and Social Integration», enJoseph Berger y otros, comp., Sociological Tbeories in Progress, Bos­ton, Houghton Mifflin Co., 1966.17 Tbe Journal 01 Con/lict Resolution, 1, 2, junio de 1957, págs.212·248.18 Kenneth Boulding, Conjlict and Delense, Nueva York, Harper andRow, 1962.

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Kenneth Boulding, The Strate?,y 01 Conflict,19 de ThomasSchelling, y Figbt, Games and Debates 20 de Anatol Rapo­port, algunos de los cuales se citan en las páginas quesiguen; pero aún no estoy convencido de que tales enfoquessean particularmente fructíferos para el desarrollo de unateoría sociolágica del conflicto social.Raymond Mack sostuvo hace poco que <Coser corre el riesgode que se otorgue a su libro Las funciones del conflicto socialesa forma peculiar de deferencia académica que consiste enque una obra sea citada por todos pero nadie le presteatenciónv.F' Mack deploraba especialmente la falta de tra­bajo empírico en torno a la teoría del conflicto, pero sucrítica me parece demasiado severa. Desde la publicación demi libro se han producido significativos avances teóricos yempíricos. Por ejemplo, Community Conflict,22 un estudiosin mayores pretensiones escrito por James Coleman, cons­tituye en verdad un valioso intento, pues somete un conjuntode proposiciones teóricas generales a la prueba del análisisempírico. Trabajando con diversas comunidades, Colemaninvestigó una serie de conflictos entablados en torno a lafluorizaci6n de las aguas, a fin de «descubrir los procesossubyacentes a las controversias comunitarias». Su análisiscontribuye en grado significativo a la mejor comprensi6n delas condiciones bajo las cuales es posible que tales contro­versias, suscitadas en un primer momento por temas lirní­tados y periféricos, se transformen poco a poco en conflictosfundamentales, que amenacen las bases del consenso comu­nitario.Pero si bien creo que algo se ha progresado, no dejo decompartir hasta cierto punto la decepci6n de Raymond Mackcuando advierto que ni mi trabajo ni el de los otros soció­lagos citados llevaron aún a iniciar más estudios empíricos.La investigación de pequeños grupos cuenta con algunas ten­tativas en este sentido, y hay algunos trabajos antropológicosque se guiaron específicamente por hipótesis desarrolladas

19 Thomas Schelling, Tbe Strategy of Conflict, Cambridge, HarvardUniversity Press, 1960.20 Anatol Rapoport, Fights, Games, and Debates, Ann Arbor, TheUniversity of Michigan Press, 1960.21 Raymond W. Mack, «The Components of Social Conflíct», enSocial Problems, XXII, 4, primavera de 1965, págs. 388·397.22 James Coleman, Community Conftict, Nueva York, The FreePress, 1957.

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en la teoría del conflicto.P Asimismo, los estudiosos delas relaciones raciales sintieron, por razones bastante obvias,la necesidad de prestar más atenci6n a esa teoría. 2 4 Perosu verificación empírica por medio de investigaciones soste­nidas me parece algo descuidada.

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Antes de proseguir con el comentario de los ensayos queconstituyen la parte principal de este libro, me gustaríavolver a tratar una cuesti6n general ya esbozada en la brevereseña de literatura corriente de la secci6n anterior. Ultima­mente, numerosos escritores tendieron a desarrollar una tesisque implica la necesidad de reconstruir la teoría sociológica,reemplazando en ella la teoría del consenso, consideradaprevaleciente hoy, por una teoría de la coerci6n o elconflicto.i" Según lo expresa uno de ellos, chaciendo baolance, la coerci6n, el conflicto y el cambio parecen ser real­mente atributos societales más básicos que el consenso y elequílíbrios.f" Temo que tal enfoque sea profundamente en­gañoso, pues no creo que se pueda demostrar que los factoresconducentes al conflicto societal sean elementos más «fun­damentales» de los procesos hist6ricos y sociales que los quecrean una armonía subyacente, ni tampoco lo contrario, osea que los hechos y la conducta que contribuyen a tal armo­nía sean los elementos más sesenciales> de la vida social. Enrealidad, el modo mismo de formular el problema me parecemis metafísico que científico. Uno podría pensar que los so-

23 Véase, por ejemplo, Robert F. Murphy, «Intergroup Hostility andSocial Cohesion~, en American Antbropologist, 59, 6, diciembre de1957, págs. 1018·1033, Y Chandra Jayawardena, Conilict and Solida­riJy in a Guianese Plantation, Londres, The Athlone Press, 1963.24 Consúltese, por ejemplo, Lewis KiUian and Charles Grigg, RacialCrisis in America, Englewood Cliffs, N. ]., Prentíce-Hall Inc., 1964,'Joseph S. Hines, «The Functions of Racial Conflíct», en SocialPtircrs, 45, 1, septiembre de 1966, págs. 1-10.2.Sof V6Ise especialmente John Horton, «Order and Conflict Theories

Social Problems as Competing Ideologies», y Bert N. Adama,«Coercion and Consensus Theories: Some Unresolved Issues», enAimican Journal of SocioloiJ', LXXI, 6, mayo de 1966, págs. 701-713r 714-717.26 uu; pág.717.

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ciólogos abandonaron hace ya bastante tiempo esa búsquedailusoria de la esencia <real», «básica" y «fundamental.. de losocial, así como de las causas primeras y últimas, en favor dela tarea más mundana (pero también más gratificadora)de establecer uniformidades y explicar el funcionamiento deestructuras y procesos sociales. Estoy en un todo de acuerdocon Robin Williams, quien hace poco refutó enérgicamentetales opiniones, expresando que «las sociedades reales semantienen unidas por el consenso, la interdependencia, lasociabilidad y la coerción . . . La verdadera tarea consiste endemostrar cómo es posible predecir y explicar las estructurasy los procesos sociales reales, teniendo en cuenta que operande esta manera_.27

Cuando nos referimos a la teoría del conflicto o a la teoríade la integración, no las consideramos ---o no deberíamoshacerlo---, como sistemas explicativos antagónicos, al estilode la astronomía de Ptolomeo y la de Copérnico. Son teoríasparciales que sensibilizan a los estudiosos hacia una u otraserie de datos, los cuales tendrán relevancia en una expli­cación teórica completa. En último análisis, todo debe in­cluirse en una sola teoría sociológica, aunque esta últimapueda estar integrada por conjuntos de teorías parciales dealcance medio, que se consideran importantes para la acla­ración de alguna dimensión social en particular. La sofisti­cada teoría política abandonó hace tiempo la estéril discusiónrespecto de cuál es la «base real.. de gobierno, si el consensoo la coerción, y la psicología dejó de preguntarse si esnatura o nurtura el principal determinante de la persona­lidad; también la sociologíadebe madurar lo suficiente comopara dejar de lado esa línea improductiva de investigación.Una teoría política madura es consciente de que tanto elconsenso como la coerción están en la base del orden polí­tico; una psicología madura es, asimismo, consciente delentrelazamiento indisoluble e intrincado de natura y nurturaen la determinación de los fenómenos psicológicos. La socio­logía daría realmente un paso atrás si, en su etapa actual,retrocediese a esa primitiva e infecunda dicotomización. Ensuma, ya es hora de comprender que siempre que nos ocupe­mos de equilibrios temporarios nos incumbe, en primer

27 Robin Williams, hijo, «Sorne Further Comments on ChronicControversies», en American ]ournal 01 Sociology, LXXI, 6, mayode 1966, págs. 717-721.

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hJIer, examinar las peculiares fuerzas conflictivas que llevan• su establecimiento. A la inversa, debemos estar atentos alhecho de que dondequiera que haya conflicto o disrupci6ntambién habrá fuerzas sociales que presionan hacia la im­plantación de algún nuevo tipo de equilibrio.En las páginas siguientes se hace referencia, a veces, a losdefectos analíticos que presentan ciertos modelos de armoníao consenso, predominantes hoy en las ciencias sociales. En­tiéndase claramente que con tales críticas no pretendemosafirmar que habría que invalidarlos y suplantarlos por mode­los de conflicto. Deseo prevenir a los estudiosos sobre launilateralidad de tales modelos, no sobre su inconveniencia.Como sostengo en el ensayo referente a Karl Marx, «concen­trsrse en una serie de variables, aunque pueda ser muy va­lioso y genere nuevos insigbts, siempre entraña el peligro dedescuidar, consciente o inconscientemente, la importancia deotras». Se corre el riesgo de que los teóricos sociales se con­fundan y tornen su sistema lógicamente cerrado por unsistema empíricamente cerrado.P Parece necesario, por ende,intentar determinar de qué modo el hecho de colocar pre­ponderante énfasis en una u otra serie de variables puedeconstituir un obstáculo para la comprensión cabal de la ope­ración de un sistema social, aun cuando contribuya a aclararalguno de sus aspectos. La teoría del conflicto, tal como yola entiendo, se propone explicar ciertas variables a las queno se ha prestado atención en otras teorizaciones; pero esto nosignifica suplantar el análisis de otros procesos sociales.

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Los ensayos recopilados en este volumen no respondieronoriginalmente a un plan sistemático, cuyo objetivo fuerapublicar un libro en el campo del conflicto social. Surgieronde diversas consideraciones teóricas o prácticas, y deriva­ron de preocupaciones específicas en distintos períodos. Sinembargo, quiero creer que presentan una cierta unidad deperspectiva y concepción, y que este libro puede leerse comoun todo relativamente unificado. Los artículos que ya habían

28 TaIcott Parsons, Tbe Structure 01 Social Action, Nueva York, TheFree Press, 1949, pág. 476. (Estructura de la accién social, Madrid,Guadarrama, 2 vols., 1969.)

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de las funcionessocial

I. Revisióndel conflicto

movimiento anticolonialista de las naciones nuevas. El ar­tículo se refiere especialmente a la tesis enunciada por Fanonde que es el campesinado mundial más que el proletariado,quien constituye hoy el mayor potencial revolucionariode los antiguos territorios coloniales, y analiza el mito deeste escritor sobre las virtudes regenerativas de la violencia.<El colapso del bloque soviético" trata del actual enfrenta­miento entre la Unión Soviética y China, e insinúa algunasrazones acerca de la fragmentación del poder comunista mo­nolítico en varias naciones comunistas policéntricas, en con­flicto y contendientes entre sí. El capítulo final, «Las disfun­ciones del secreto militar", analiza el enfrentamiento que hoysostienen las superpotencias en la escena internacional, yplantea ciertos interrogantes sobre el papel que juega el se­creto militar en el incremento de estos conflictos. Se sugiereque una de las vías más prometedoras para su reducci6n, asícomo para el decrecimiento de las tensiones, está constituida,tal vez, por una «política de revelaciones" que implique laeliminación del secreto entre estos poderes.

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