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    Historia y cultura regionales

    Templos y mrtires alteos

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    CUERPOACADMICOHISTORIAYCULTURAREGIONALES

    (Coordinadores)

    Historia y cultura regionales

    Templos y mrtires alteos

    UNIVERSIDADDEGUADALAJARACentro Universitario de Los Altos

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    Primera edicin, 2012

    D.R. 2012, Universidad de Guadalajara Centro Universitario de Los Altos Carretera a Yahualica, Km. 7.5 Tepatitln de Morelos, Jalisco, Mxico.

    ISBN:

    Impreso y hecho en MxicoPrinted and made in Mexico

    Proyecto financiado por PROMEP-SEP.

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    Contenido

    Introduccin . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7Jos de Jess Hernndez Lpez

    Relevo patronal en Lagos: de San Sebastin a Nuestro PadreJess del Calvario. Religin y etnicidad . . . . . . . . . . . . 15Mario Gmez Mata

    La devocin al Seor de la Misericordia en la naciente Tepatitln . . . 37Miguel ngel Casillas Bez

    Santo Toribio Romo (1900-1928) . . . . . . . . . . . . . . 53Alfonso Reynoso RbagoCndido Gonzlez Prez

    Miguel Gmez Loza . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65Cndido Gonzlez PrezAlfonso Reynoso Rbago

    Tranquilino Ubiarco Robles o el cielo en oferta . . . . . . . . . 75Hugo Adrin Medrano

    Jos Sabs Reyes Salazar. Vida ordinaria, martirio estetizado . . . . . 89 Jos de Jess Hernndez Lpez

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    Introduccin

    Jos de Jess Hernndez Lpez

    Este libro se inscribe en el marco de las celebraciones oficiales con lasque se conmemoraron los aniversarios de las dos revoluciones que mar-caron la historia nacional; a saber, los doscientos aos del inicio de laIndependencia de Mxico y el centenario del comienzo de la Revolu-cin mexicana.

    La celebracin del aniversario de ambos acontecimientos sirvipara convocar a mltiples actores sociales para reflexionar en torno ala trayectoria seguida por la nacin mexicana en los ltimos dos siglos,as como para ofrecer alternativas y reflexiones con las cuales proyectar

    la construccin de una nacin menos dispareja, es decir, con un fuer-te compromiso para acortar la brecha entre los diferentes niveles so-cioeconmicos que la conforman.

    Las reflexiones de este documento pretenden subrayar la importan-cia de tomar en cuenta tambin los fenmenos histricos y sociales derelevancia regional.

    La presente obra est integrada por seis artculos cuyos respectivosautores, desde diferentes perspectivas, reflexionan y ofrecen ideas parael anlisis de la realidad regional altea, tomando como eje articulador

    el papel que ha desempeado la religin en la historia y cultura de estacomarca; pero que, por extensin, servir para pensar en muchas regio-nes dentro del concierto nacional.

    Los acontecimientos nacionales tuvieron innegable impacto en lavida cotidiana de los pobladores de la Nueva Espaa hace doscientosaos, o del Mxico de hace cien aos, cierto es tambin que esos impac-tos fueron diferenciales y por ello puede afirmarse que si bien aquellos

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    Jos de Jess Hernndez Lpez

    acontecimientos representaron beneficios para algunos personajes y co-munidades, para otros fueron perjudiciales.

    Hay acontecimientos locales y regionales que impactan ms la vida

    cotidiana que los nacionales. De hecho, hay eventos regionales que hantrascendido sus propias fronteras al grado de modificar la dinmica na-cional.

    La Independencia y la Revolucin mexicana fueron acontecimien-tos ms o menos cercanos, pero en los cuales no estuvieron involucra-dos directamente los alteos. La regin siempre fue semiperifrica algobierno virreinal o al nacional, por tratarse de una zona de trnsitoentre la sede del poder poltico y las zonas mineras donde se genera-ba la riqueza econmica de la Nueva Espaa; o bien porque esta zona

    como abastecedora de carne, cueros y grasa animal estaba articuladacon los centros de poblacin ms importantes, a saber las capitales delos actuales estados de Guanajuato, Zacatecas, Jalisco o incluso de laCiudad de Mxico.

    Desde hace ms de 200 aos, los pobladores de Los Altos de Jaliscohan tenido particulares relaciones con el Estado nacional, y por elloson como ya se dijo antes una especie de semiperiferia donde loseventos nacionales no han impactado directamente; ms bien, han sidoacontecimientos regionales los que han marcado la identidad del alteoas como su forma de establecer relaciones con ese Estado.

    Algunas de las caractersticas reconocidas por propios y extraos,y de las cuales dan cuenta tambin los autores de estos artculos, sonprecisamente el alto valor que tiene la propiedad privada de la tierra,la importancia de los vnculos familiares que configuran verdaderas fa-milias extensas o parentelas, y el peso singular de la religin como unfactor que confiere identidad, y por lo tanto, contribuye a la unidadfamiliar, comunitaria y regional. Se trata de una dimensin ideolgicaque alcanza para configurar la vida toda del alteo: sus relaciones in-terpersonales, sus relaciones con la tierra y el agua, sus relaciones con

    el Estado; stas ltimas manifiestas en la gesta cristera acontecida en lasegunda dcada del siglo XX.

    La ideologa altea recuerda la tica protestante descrita por We-ber en su clsico libro La tica protestante y el espritu del capitalismo.La defensa de la fe y con ella de lo que se ha conquistado, conservado

    y mantenido durante tantos aos es ms importante que la caridad yuna actitud de mansedumbre y conformismo. La educacin familiar atodas luces soportada por la doctrina catlica ms que la educacin

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    Introduccin

    del Estado ha desempeado un papel fundamental en la construccinde la mentalidad altea.

    Mientras para ciertas comarcas del pas los eventos nacionales re-

    fieren a acontecimientos prximos y familiares, en Los Altos de Jaliscono se niega su trascendencia, pero son otros los hroes y las fechas quetienen mayor peso y representacin en la memoria colectiva. Aqu loshroes son mrtires y las fechas corresponden con las festividades pa-tronales o con celebraciones en las cuales se recuerda el martirio o lamuerte de alguno de los personajes participantes en la gesta cristera,dicho sea de paso, distinguidos por la Iglesia catlica como beatos ytestimonio de la fe catlica en 1992, aniversario de los quinientos aosdel descubrimiento de Amrica.

    Aun cuando la religin es un factor de identidad, cohesionador yconformador de la conciencia individual con la conciencia social, MarioGmez Mata nos recuerda en su documento que las diferentes advoca-ciones y manifestaciones materiales de la fe, es decir, las cofradas y lostemplos, refieren a una sociedad estamental, con un marcado racismoheredado y practicado todava en la actualidad, y por ende, elementoconstituyente del ser alteo.

    Mario Gmez realiza una excelente revisin de documentacin his-trica para mostrar cmo la eleccin de patronos en la villa de Lagos yen los pueblos que con el tiempo han quedado incorporados a la man-cha urbana, puede ser vista como una seal de las necesidades, caracte-rsticas o acontecimientos en los cuales estaban insertos los parroquia-nos. Existe una interesante relacin entre las necesidades concretas ylas virtudes conferidas a un santo.

    Ibricos y portugueses como lite se diferenciaban tambin en suculto de los mestizos, indgenas conquistados o aliados espaoles, perotambin de negros y mulatos, todos los cuales conformaron las socie-dades laguenses de varios siglos y tenan tambin sus propios cultos ycelebraciones.

    Aunque pueda parecer uniforme, la prctica de la religin muestraen sus diferentes imgenes, arquitecturas y rituales, relaciones comple-

    jas e innegablemente atravesadas por el poder. Esas prcticas servan oeran evidencia de una increble demarcacin de los espacios geogrfi-cos y, puede inferirse, de ciertos elementos inherentes a esos espacios:calidad de suelos, abundancia de agua, existencia de flora, o simple-mente cercana con el centro de la localidad correspondiente con elcentro poltico.

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    Jos de Jess Hernndez Lpez

    El artculo de Mario Gmez es una interesante pieza de historia so-cial. Que la iglesia catlica tenga mecanismos y estructuras para cohe-sionar y aglutinar es indudable, pero la profunda desigualdad social

    cuyo resultado es una sociedad piramidal puede evidenciarse en los ele-mentos antes descritos as como en las manifestaciones de religiosidadpopular en abierto contraste con las fastuosas y encumbradas celebra-ciones de santos, cuya proteccin y devocin era practicada por ciertos

    y reducidos grupos a lo largo de la historia laguense.Un nazareno ser quien se convierta en el punto de cohesin de

    los diferentes sectores sociales. El nazareno tiene la capacidad deatravesar la estructura social, de ser significativo para los diferentesestratos sociales, pero el orden social no se rompe. Cabe entonces la

    pregunta: es el nazareno un factor ideolgico que atraviesa la es-tructura social y por tanto su papel es justo el de mantener ese ordenasimtrico?

    Miguel ngel Casillas tambin hace uso de informacin histricapara mostrar el surgimiento de la devocin al Seor de la Misericordiaen Tepatitln, imagen que recuerda a Jesucristo en la Cruz quien, a pe-sar del suplicio, tiene misericordia hacia sus victimarios.

    En el recuento histrico llevado a cabo por el autor va entreveran-do la fundacin de Tepatitln y los motivos de ndole ecolgica por loscuales se fund esa villa donde actualmente se encuentra ubicada. Loanterior da pie a dos reflexiones: en tierras ridas y con estrechez deaguas, el Seor exhibe su misericordia en parajes donde la calidad delos suelos y las corrientes de agua garantizan la reproduccin de los gru-pos humanos. Luego entonces, una forma de mostrar el reconocimientode su magnanimidad es considerndolo patrono.

    El documento de Casillas sugiere adems una reflexin similar a lasealada antes al glosar el texto de Mario Gmez, en el siguiente sen-tido: la devocin popular sigue caminos distintos a los oficiales o a losdictados por las lites polticas o religiosas.

    Todava en el mismo tenor, el artculo sobre Toribio Romo, de au-tora compartida por Alfonso Reynoso y Cndido Gonzlez, permitesealar dos asuntos harto relevantes: devocin oficial versus devocinpopular, y el hecho de que esa devocin popular haya puesto en valorla figura de un santo, por sobre muchos otros, pero cuyos beneficioseconmicos no se desparraman.

    Sobre el primer punto, el anlisis de los autores sugiere que tras elreconocimiento oficial de la Iglesia catlica del testimonio de vida, de

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    Introduccin

    fe y de compromiso social de Toribio Romo, virtudes que le alcanzaronpara elevarlo a los altares y considerarlo ejemplo a seguir, sobrevino undesbordado culto y fe a Toribio, denominado tambin el Santo Polle-

    ro debido a que, segn se cuenta, ayud a un migrante en condicionesrealmente adversas durante su cruce por la frontera divisoria de dosEstados nacionales. Es la fe en un santo alteo, en un artificio culturalde los alteos, lo que ayuda a relacionarse exitosamente frente a lasadversidades estatales y climticas.

    La segunda idea propuesta por el documento sugiere dos reflexio-nes. La primera alude a cmo la devocin popular actualiza y moder-niza las cualidades de los santos: ms que su ejemplo de martirio enun contexto de conflictivas relaciones entre el Estado y la Iglesia, es el

    martirio hecho vida cotidiana por los migrantes de carne y hueso dondeencuentran la solidaridad de Toribio. Es en el caminar por la fronteradonde se encuentra al santo y donde pone en accin sus virtudes. Tori-bio deja de ser un santo de altar, encerrado en un nicho, inspirador debuenas acciones tras visitarlo y rezarle en su santuario; por el contrario,Toribio es un migrante, se solidariza en el caminar. Hay, por tanto, unaseria diferencia entre la promocin oficial del santo y la devocin po-pular.

    La segunda reflexin va en ese sentido, ya que mientras en ciertossectores de la iglesia local o diocesana se estimula la construccin de unsantuario con mltiples servicios para los peregrinos, al grado de con-

    vertir Santa Ana delegacin de Jalostotitln, lugar de nacimiento delsanto y donde radican todava algunos de sus familiares en un centrode boyante turismo religioso, al mismo tiempo, los beneficios econmi-cos obtenidos por la prestacin de servicios hacia peregrinos, viajeros yturistas, no se desparraman y quedan en unas cuantas manos.

    Lo anterior cuestiona la existencia o no de una sana distancia entrela mentalidad lucrativa del comerciante y la vivencia y el testimonio dela fe de quienes promueven y ofrecen servicios en Santa Ana. Cmo se

    conjugan o experimentan?La brecha entre el migrante indocumentado que intenta cruzar a

    otro Estado nacional, desprovisto de seguridad econmica, y el xitoeconmico del santuario de Santo Toribio, en el cual participan sin dis-crepancia ni reparo alguno la iglesia local y el ayuntamiento, constitu-

    yen realidades de nuestro tiempo, las cuales, segn la evidencia empri-ca, pueden convivir con cierta normalidad.

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    Jos de Jess Hernndez Lpez

    Un matiz que podra explicar el acercamiento institucional entrela Iglesia y el Estado se lee con claridad en el siguiente artculo escri-to al alimn por Cndido Gonzlez y Alfonso Reynoso. Se trata de la

    biografa de Miguel Gmez Loza, quien combinaba la abogaca con sudefensa de las causas cristeras, dada su cercana con el maestro Anacle-to Gonzlez Flores.

    En ese recuento biogrfico los autores muestran cmo ciertos per-sonajes, entre ellos Gmez Loza, debieron incursionar en el mundode la poltica, especficamente mediante la incursin en corporacionescvico polticas como la Unin Latinoamericana o el Partido CatlicoNacional. De hecho Gmez Loza llegara a ser gobernador cristero,en una clara manifestacin de la importancia de saltar de la defensa de

    la cultura altea bajo la proteccin del manto de la fe esto es, de susformas de hacer la vida y de reproducir un peculiar orden social, segnlo sealado antes con el documento de Mario Gmez, de su forma deeducar con sus particulares contenidos hacia otro tipo de defensa, lapoltica, incluso hasta llegar a hacerse de las instituciones formales delEstado, cosa que se conseguira desde hace mucho en Los Altos, pero anivel nacional desde la ltima dcada del siglo XX.

    Adems de esta conexin con la historia nacional sugerida por eldocumento de Gonzlez y Reynoso, est la dimensin personal que nodescuidan los autores al recordar episodios y destacar actitudes conlas cuales se da cuenta de virtudes encomiables por parte de MiguelGmez, cuyos apellidos fueron invertidos precisamente con un sentidometafrico, ya que l haba sido hermano, mentor y madre para sushermanos. Se recuerda que la transmisora directa de la ideologa en elmbito familiar es precisamente la madre.

    Los dos ltimos artculos de este libro pasan de la dimensin perso-nal hacia la construccin poltica e ideolgica que se ha hecho de estospersonajes, en cuyo tiempo se suscitaron acontecimientos en los cualesquedaron atravesados.

    Hugo Medrano toma como referencia para su anlisis a TranquilinoUbiarco, personaje martirizado en Tepatitln de Morelos. En la prime-ra parte de su documento pone atencin en el papel de los medios decomunicacin, orales e impresos, como herramientas coadyuvantes enel soporte y empuje de una guerra pacfica por parte de los cristeros.

    En la segunda parte, Medrano reflexiona a propsito de la cons-truccin literaria de Ubiarco, con una imagen buclica e idlica, comosi no hubiera sido humano, es decir, sin pasiones de ningn tipo, tal

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    Introduccin

    vez porque fuera un estilo narrativo y descriptivo propio del siglo XIX,pero que impide conocer el contexto y la historia tal como pudo ha-ber sucedido: se trataba de un contexto de rispidez en las relaciones

    Iglesia-Estado, y por ende, de confrontaciones polticas manifiestas enla refriega armada, pero donde el cielo estaba en oferta y slo bastabaquerer morir por Cristo.

    Contina la lnea analtica del contraste entre la vida ordinaria y laconstruccin idlica, ya presentada en los casos de Toribio y de Ubiarco,el artculo de Jos Hernndez sobre Sabs Reyes.

    El autor utiliza el concepto de estetizacin para analizar la cons-truccin ideolgica, cargada de smbolos y de imgenes posiblementepoco apegadas a la realidad, para volver algo excepcional el martirio de

    un hombre ordinario, en un contexto, como ya se dijo antes, donde elcielo estaba en oferta.De acuerdo con el autor, tres son las caractersticas de esa cons-

    truccin cosmtica de la realidad, en la cual participa cierto sector dela iglesia, pero tal vez sin medir otras consecuencias diferentes a la difu-sin de ejemplos dignos a seguir. Las caractersticas son: la construccinhollywoodesca del martirio, la generacin de mercancas basadas en laimagen de un santo y la necesidad de ligar ambas caractersticas con unatercera, la promocin de una identidad marcada profundamente por larevolucin cristera. En el fondo se encuentra una interesante combina-cin de los factores culturales, econmico polticos e ideolgicos.

    Lo anterior da pie a la siguiente reflexin: en este libro el lectorencontrar dos tipos de textos: unos donde la historia es una herramien-ta fundamental para entender la construccin de un culto y al mismotiempo de entender una sociedad, y otros donde la fe y la identidad seconstruyen a partir de imgenes de personajes que han sido desapega-das en cierto sentido de la realidad y de la historia.

    En el mismo orden ideas con las cuales dio comienzo esta intro-duccin, la publicacin de este libro espera contribuir a la reflexin,

    desde diferentes perspectivas, disonantes y encontradas entre s, de larelevancia de considerar la dimensin religiosa como un factor clave enla configuracin de historia y cultura de una regin.

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    Relevo patronal en Lagos:de San Sebastin a Nuestro Padre

    Jess del CalvarioReligin y etnicidad

    Mario Gmez MataCronista Colegiado de Lagos de Moreno

    Introduccin

    Diversos autores han destacado la raz profunda del catolicismo que

    fue sembrada en el septentrin de la meseta altea con la llegada de losprimeros colonizadores europeos a estas tierras, que quedaron bautiza-das desde el siglo de la conquista y colonizacin con una profusin denombres de advocaciones marianas, de Jesucristo y del santoral en exhaciendas, ranchos, pueblos y villas de esta franja donde se funde Ari-doamrica con Mesoamrica, y donde las tierras empiezan a tornarseflacas y yermas. Aqu la evangelizacin tom otro cariz muy diferentepor las propias circunstancias culturales de los indios chichimecas semi-nmadas a la de los indios sedentarios mesoamericanos que encontra-

    ron los peninsulares en el siglo dcimo sexto, el siglo del renacimientoy los grandes choques en el pensamiento religioso del hombre europeocon la Reforma Protestante y sus inevitables repercusiones en el terri-torio americano.

    La religin fue y es el principal eje en que ha girado la vida del la-guense y alteo como una imperiosa necesidad del hombre de explicarla trascendencia de una vida terrenal, como lo apunta el antroplogoKunz:

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    Mario Gmez Mata

    La vivencia de los fenmenos, poderes y fuerzas naturales, que no podan captar-se con los conocimientos y medios cognoscitivos existentes, llev a la idea de loextraordinario, de lo cargado de fuerza, de lo numinoso (sagrado) y exiga, paramantener el equilibrio psquico y elevar al hombre, un encuentro con actos de

    culto el sentimiento de depender de poderes superiores producto del deseo deganrselos como auxiliares en la lucha por la vida [y en vencer el misterio de lamuerte] Esto ocurri sea por el sometimiento a la voluntad humana, por el re-conocimiento o la adoracin, o por el intento del hombre mismo de adquirir unafuerza superior a la de ellos para poder dominarlos e influir en ellos por va mgica(Dittmer, 1975: 45).

    Muchos factores se analizaron en el presente estudio para buscar unmejor acercamiento al tema de veneracin de imgenes sacras que seregistr en la antigua villa proclamada para residencia exclusiva de

    espaoles-portugueses de Santa Mara de los Lagos, particularmenteel marco histrico que existi al contacto del hombre europeo con estazona del extremo norte de la meseta altea y dificultades que encon-tr en el proceso de colonizacin y en consecuencia de la interrelacincultural que se dio entre vencedores y vencidos, ms el elemento negroesclavo africano trado por los primeros estancieros al valle de Pechiti-tn desde 1542 y por las primeras familias europeas que participaron enla fundacin y primeros aos de vida de la villa mariana de los Lagos, enla construccin de su nueva sociedad, que al igual que la altea sigui

    los valores de la triada: Dios-Familia-Propiedad.Un factor importante en el proceso evangelizador en esta regin ycuyo estudio tambin es fundamental, fue el surgimiento en el siglo XVIde la Reforma Protestante de Martn Lutero y la respuesta de la Iglesiacatlica con los dogmas del Concilio de Trento y los tres concilios mexi-canos del siglo XVIpara implementarlos en territorio novohispano; lasideas dominantes del humanismo cristiano de los utopistas Toms Moro

    y Erasmo de Rtterdam que se marcaron en la organizacin de los pri-meros pueblos de indios americanos con sus iglesias-hospitales, casa

    de comunidad, etctera, que llevaron al emperador Carlos V a delegartoda la fuerza de los primeros aos de la evangelizacin en los misione-ros del clero regular, hasta el advenimiento de Felipe II en 1556 en laCorona Espaola que dio un giro radical a esa poltica evangelizadorafrenando las ideas utpicas para dar paso a la razn de Estado, que diopreponderancia al clero secular sobre el regular en las labores de evan-gelizacin, que para el ltimo tercio del siglo XVIempiezan a mostrargraves sntomas de decadencia moral (Chanfon, 1999: 62-79) que van

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    Relevo patronal en Lagos: de San Sebastin a Nuestro Padre Jess del Calvario

    a repercutir tambin en serias deficiencias de una evangelizacin su-perficial del pueblo americano fundada ms en ritos exteriores hacia lasociedad que en la compresin ntima del dogma cristiano.

    Fue en el periodo de Felipe II cuando nacera la villa para residen-cia de espaoles de Santa Mara de los Lagos, en 1563, como parte dela idea segregacionista de separar pueblos de indios y espaoles a fin deevitar la contaminacin moral de los primeros por los segundos, unapoltica deapartheidque fortaleci la mentalidad de superioridad y do-minio total del espaol sobre las otras dos razas en fusin, la indgena,la negra africana as como de las castas que iban surgiendo, con su in-evitable racismo que hoy todava se manifiesta en la prctica cotidiana

    y de forma subyacente en los blancos alteos; racismo que por ejemplo

    exhiben los rancheros alteos de tez blanca, con mayor carga genticaeuropea, hasta en refranes populares para elegir pareja: blanco aun-que sea de tela. Esta poltica segregacionista perme la vida cotidianade las sociedad mariana laguense, y de las alteas donde convivieronlas tres razas tanto en su vida social y poltica como en la religiosidad,pues hasta al morir haba tarifas racistas; y en ese contexto la lucha porla identidad de las razas en fusin fue traslada tambin hacia la vivenciade la religin catlica donde cada elemento tnico se integraba en co-fradas a travs de las cuales elegan de entre una amplia variedad, suspatronos ad hoc con quien identificar mejor su cultura de origen.

    As nacieron las cofradas de negros y mulatos descendientes de losesclavos afro trados por los espaoles a la villa de Lagos que eligieronpatronos como el santo negro San Benito de Palermo, o el cristo mulatodel Seor de la santa Vera Cruz y la Virgen de Guadalupe con quien seidentificaron desde el siglo XVIpor la piel oscura de esta representa-cin mariana y los claros rasgos mulatos del angelito que como atlantela sostiene;1 los mestizos que eligieron como patrono de su cofradalaguense al primer santo nacido en tierras novohispanas, San Felipe deJess; los indgenas que influenciados por los evangelizadores francis-

    canos adoptaron advocaciones populares del siglo XVIy XVIIde la Vir-

    1. En el Archivo Histrico de Len, expediente AM-CTC-SUC-C.55-Exp.55-1600, en sutestamento fechado el 5 de diciembre de 1600 en Len de donde era vecina, la mulata Isabelde Len casada en Lagos el 26 de septiembre de 1584 con el espaol Francisco Velsquez,establece mandas a Nuestra Seora de Guadalupe. Estoy por terminar un estudio sobre elculto afroguadalupano en el Bajo guanajuatense y Altos de Jalisco, que explicar el culto tantemprano a la Virgen de Guadalupe por los descendientes de los esclavos africanos.

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    Mario Gmez Mata

    gen Mara, como la Limpia Concepcin, la Asuncin y de la Candelaria,para adoptarlas como sus imgenes titulares en sus capillas-hospitales ypoblados, y los espaoles y criollos que desde la parroquia mter de la

    villa de Lagos dedicada a la Virgen de la Asuncin armaron cofradas delite para venerar a Cristo y la Virgen Mara en advocaciones popularesde sus poblados espaoles de origen como el Seor del descendimiento,Nuestra Seora de la Soledad, Santsimo Sacramento, Nuestra Seoradel Rosario, Seor de la Humildad y Benditas nimas del Purgatorio.

    En ese contexto tratamos de analizar las causas que produjeron losrelevos de los patronos religiosos que tuvo la villa para espaoles deSanta Mara de los Lagos desde su fundacin en 1563 con San Sebastinhasta el siglo actual con la piadosa imagen de Nuestro Padre Jess del

    Calvario.El tema es sumamente amplio por el enfoque e interpretacionesque pudieran surgir en diferentes campos que abordan el estudio delhombre social para explicar las motivaciones del culto particular haciaalguna imagen sacra en la religiosidad popular.

    Sin embargo nuestro inters en el presente estudio estar centradoal anlisis del marco histrico en que se registr en la eleccin de lospatronos de la villa de Santa Mara de los Lagos, hoy Lagos de Moreno.

    San Sebastin, primer patrono de Santa Mara de los Lagos

    Tras el establecimiento de la Nueva Galicia en 1531, con primigeniacapital en Compostela, los evangelizadores iniciaron su ardua labor detrasmitir la nueva religin catlica, favorecidos con el apoyo regio deCarlos V a quien el pontfice Adriano VI haba concedido el derechouniversal de patronato sobre todos los beneficios eclesisticos de susreinos por medio de la bulaEximiae devotionis affectus, de 1523 (Chan-fon, 1999: 36).

    El 1 de julio de 1537, cuando empezaban las primeras rebelionesindgenas contra la invasin peninsular en territorio de Nueva Galicia,el Papa Paulo III declaraba que los naturales del territorio novohispanoeran hombres con alma y deban ser tratados como a tales, contrariandoel deseo de los conquistadores que pretendan esclavizar a los ameri-canos, al igual que a los africanos, argumentando que deban tratarsecomo animales de campo porque eran incapaces de recibir la fe catlica(Gonzlez, 1986: 20).

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    Relevo patronal en Lagos: de San Sebastin a Nuestro Padre Jess del Calvario

    Con la llegada de los espaoles, la profusin de imgenes de dei-dades prehispnicas labradas en barro, piedra y otros materiales de lospueblos sedentarios de la meseta altea, pronto fueron sustituidos por

    las mltiples imgenes de Jesucristo, la Virgen Mara, en sus diferentesadvocaciones as como de santos, vrgenes y mrtires tradas por el cultocatlico. El historiador Agustn R. Gonzlez comenta al respecto:

    Los indios estaban acostumbrados al despotismo civil y religioso, por lo que fuefcil a los conquistadores sustituir al rey al cacique, el virrey y el soldado, y al cultode Hutzilopochtli un culto desconocido para aqullos [] haba fuegos artificiales,msica, cohetes, chirimas; continuaron las danzas, las mascaradas como en tiem-pos anteriores a la conquista, y como, entonces, se bailaban hasta dentro de losmismos templos [] (Gonzlez, 1986: 24-25).

    As el 15 de enero de 1563, en el mes de San Sebastin, el capitn anda-luz Hernando Martel entonces justicia mayor de Teocaltiche y llanosde los chichimecas, recibe la orden de la Audiencia de la Nueva Galiciapara fundar una villa que se ha de llamar Santa Mara de los Lagos,en honor a la virgen de la Asuncin, culto mariano promovido por losfranciscanos y por el Rey Felipe II.

    Dos meses y medio despus de recibir la orden de fundar la nuevavilla espaola de Santa Mara de los Lagos, el 31 de marzo de 1563,Hernando Martel llegaba al punto donde actualmente se alza el Jar-dn de los Constituyentes antes plaza mayor y cumpla la orden de laaudiencia neogallega para fundar la nueva villa de Santa Mara de losLagos.

    Debe subrayarse que la villa mariana laguense para residencia depeninsulares naci en el contexto de la Guerra Chichimeca de 1550-1590 que bien ha documentado Powell, lo que se consider como ele-mento clave para que los primeros espaoles portugueses que fundaronSanta Mara de los Lagos, decidieran adoptar como su primer patronoa San Sebastin, un soldado romano converso al cristianismo asesinado

    en el ao 288 por rdenes del emperador romano Diocleciano (Butler,1998: 22-23).

    San Sebastin fue contemporneo de otro mrtir romano conver-tido al cristianismo, San Hermin, tambin asesinado por rdenes delemperador Diocleciano y enterrado en las catacumbas de Santa Ciria-ca, en Roma, de donde fue exhumado cuando el Papa Po VI, en 1791,don los restos al templo parroquial de la Asuncin en la villa de Santa

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    Mara de los Lagos, donde an se conserva en uno de sus altares latera-les del lado oriente (Rivera, 1963: 13).

    La devocin por San Sebastin aunque era especialista contra la

    peste habra sido adoptada por los peninsulares avecindados en La-gos como una especie de Santo Santiago, para pedir su auxilio contra loque consideraban la plaga de los chichimecas. La veneracin hacia SanSebastin en la frontera de guerra chichimeca del siglo XVI, se confirmapor ejemplo con la fundacin oficial en el da de San Sebastin del realde minas de Nuestra Seora de los Zacatecas un 20 de enero de 1548,al igual que la villa de espaoles2 de San Sebastin de Len surgidatambin un 20 de enero pero de 1576 (Gmez, 2000: 70), entre cuyosfundadores se encontraba un sacerdote que tambin habra acudido a la

    ereccin de la villa de los Lagos, Juan de Cuenca Vires, quien podrahaber influido en ambas villas para que San Sebastin fuera su primige-nio patrono y de la misma forma como se eligi a San Sebastin comopatrono de la nueva villa para espaoles de Len en la audiencia deNueva Espaa.

    La decadencia en la veneracin de San Sebastin como primer pa-trono de Santa Mara de los Lagos, est ligada a dos factores; el primeroa la emigracin de la mayora de sus primigenios habitantes que habanelegido a este santo militar a consecuencia del asedio de los indios deguerra cuachichiles y zacatecos que se unieron desde 1560 a la resisten-cia contra la invasin de los blancos en sus tierras, y segundo a raz dela pacificacin chichimeca con los convenios de paz de 1590 que des-encaden un flujo inmigratorio hacia la villa laguense de nuevas fami-lias espaolas con sus nuevas cargas religiosas, oleada que en el ltimotercio del siglo XVI empezar a moldear las lites que dominarn la

    vida religiosa, poltica y social de Santa Mara de los Lagos en los siglossubsecuentes y con ese fin.

    La oligarqua laguense invirti en la preparacin sacerdotal desus miembros lo que les permiti consolidar su mega-poder al infiltrar a

    sus familiares en el clero secular y regular novogalaico, al respecto diceFbregas (1986:194-196): La oligarqua ha expropiado la tradicin y esla promotora principal del ciclo de festividades asociadas a la religin

    2. Aunque a su fundacin como villa fronteriza en zona de guerra concurrieron tres mulatosa su ereccin, entre ellos Antonio Rodrguez de Lugo, mulato que sera su primer alcaldeordinario.

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    en toda la regin altea en Los Altos la unin tan estrecha entre laiglesia local y las instituciones polticas tiene su sustentacin empricaen la organizacin de la vida poltica local.

    En el mes de mayo de 1563, el historiador Rivera indica que el im-provisado primer templo de la villa mariana laguense ya tena imgeneselaboradas por indios tarascos a base de caa de maz o tatzingueni,como la de San Sebastin, imagen que fue rescatada en el siglo XIXpor el historiador Agustn Rivera cuando un sacerdote del templo de la

    Asuncin la iba a quemar.

    [] esta escultura prosigui sealndome un horrible santo cerca del guilaque llevaba una serpiente en el pico, es la de san Sebastin, primer patrono de laparroquia, que fue la primera escultura que hubo en Lagos. La rescat cuando

    un cura ignorante la haba mandado quemar, porque le haba llegado otra nue-va. Tiene un gran mrito; es de manufactura tarasca, hecha de trapo y rastrojo(Azuela, 1942: 120).

    As con la oligarqua consolida en el primer tercio del siglo XVII, setiene un recuento de las imgenes que veneraban en Santa Mara delos Lagos en su templo parroquial con la visita realizada a la villa de losLagos en 1641 por don Juan de Alzate, enviado del obispo Juan RuizColmenares:

    [] asimismo su seora visit lo material de dicha iglesia que cuenta con cincuen-ta pasos de largo y doce de ancho cubierta o techo de afuera de buena madera y porla parte alta exterior de tejamanil altar mayor con tabernculo propiciatorio y en elcuerpo principal un lienzo grande de buena pintura al leo de la imagen titular deNuestra Seora de la Asuncin y lo dems necesario para el adorno competente yretablo.- Dos altares colaterales el uno de un Santo Cristo del lado del evangelio,el otro de Nuestra Seora de la Concepcin de talla entera dorado de la epstolaambos [] casi uniformes retablos. Y otros dos altares en el cuerpo de la iglesiauno de nuestra Seora de la Soledad al lado del evangelio y otro de san Nicols detalla entera al lado de la epstola (APA, Libro de Gobierno 1621-1753: f. 16f).

    La imagen ms espectacular de San Sebastin de la poca colonialdejada en la villa laguense es una bellsima talla barroca de cantera quepreside la portada lateral poniente del templo de la Asuncin, al ladode San Juan Bautista, San Juan Nepomuceno y San Juan Evangelista.

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    La religiosidad en una sociedad estamentaria laguense del siglo XVII

    Para entender la evolucin de la religiosidad popular en Santa Mara

    de los Lagos en el siglo XVII cuando van a modificarse las imge-nes patronales con el arribo de Santa Catalina de Alejandra en sus-titucin de San Sebastin, es indispensable conocer la integracin yevolucin de la sociedad en la villa mariana laguense a partir de 1590cuando inicia un periodo de estabilidad y pujanza, con la coexistenciaen el mismo espacio geogrfico de tres razas: la europea, la indgena

    y la africana, desde finales del siglo XVIy cuya fusin se consolida enel siglo siguiente. En el marco de las polticas de discriminacin racialimpuestas por la Corona Espaola, los diversos grupos tnicos que con-

    vivieron en la villa de los Lagos se agruparon en las cofradas para vivirsu religin catlica con las imgenes sacras de su preferencia, estable-ciendo adems cada grupo tnico sus propios templos y marcando susespacios geogrficos.

    El elemento racial negro africano en fusin con el espaol est pre-sente en el territorio donde se fundara Lagos desde el establecimientode sus primeras estancias agropecuarias en 1542-1543. Con la funda-cin de la villa para espaoles de Lagos en 1563 la presencia afro seintensifica con los esclavos africanos que traen las familias hispanas yportuguesas para su servicio personal y para apoyo a sus actividadesagropecuarias. Por ejemplo, el poeta plasenciano perseguido por la in-quisicin, cofundador de Lagos, Pedro de Trejo traa siete esclavos parael servicio de la familia (Lpez, 1996: 15).

    Petronila fue quizs la primera mulata esclava criolla nacida en San-ta Mara de los Lagos el mismo ao de la fundacin de este poblado en1563 segn se precisa en la dote que la espaola vecina de Lagos, Ca-talina Lpez, entrega en 1583 al minero de Guanajuato Juan Gil (AHL,

    AM-JTC-CAD-C.10- Exp. 4).Por su fuerte presencia demogrfica la raza africana fue un elemen-

    to fundamental en la integracin del mapa tnico colonial, aunque elfenotipo negro desapareci muy temprano en el siglo XVIIpor la prontamezcla racial entre espaoles e indgenas.

    Aguirre Beltrn y Thomas Calvo (1992: 49) sealan que hacia 1570haba en el reino de Nueva Galicia 108,300 indgenas; 2,800 negros ymulatos esclavos; 1,000 espaoles y ya se destacaba la presencia de 600mestizos.

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    La demografa de Santa Mara de los Lagos por composicin tnicanos la describe hacia 1608 el oidor Gaspar de la Fuente cuando, en su

    visita a la villa mariana, indica la existencia de treinta vecinos espao-

    les, y en catorce o quince estancias que hay en la jurisdiccin habr cin-cuenta esclavos, y cien indios y mulatos libres (Pierre, Calvo y Jimnez,2001: 138); no precisa la presencia del elemento mestizo.

    En un anlisis de 114 actas de registros de bautismos en microfilmde la parroquia de Santa Mara de los Lagos del periodo de 15 de oc-tubre a 17 de diciembre de 1628 y del 9 de septiembre de 1634 al 1de octubre de 1635, se nota ya la abundancia de la poblacin indgenaque ocupa el primer lugar con ms nacimientos con un total de 67 querepresentaron casi 60%, le siguieron los espaoles con 19 nacimientos

    con 17%; en tercero los mulatos con 12 nacimientos y 10%, en cuartolos negros con 5 nacimientos que significaron poco ms de 4% y enltimo lugar los mestizos con solamente un caso, en tanto que en 10bautizos no se mencion la raza del nio pues en su mayora se trat dehijos de la iglesia es decir abandonados, hijo de padre y madre desco-nocidos (AHPA, Registros de Bautismos, 1616-1634).

    Esta fuerte presencia demogrfica indgena en la villa de Lagos per-mite crear tres pueblos indios en las orillas de la villa mariana laguense.San Juan de la Laguna, formalizado durante la visita que hizo de 1606a 1607 el oidor de la Real Audiencia de la Nueva Galicia, Juan Paz deVallecillo quien quita tierras al sacerdote Alonso Lpez de Espinar paraentregarlas al nuevo poblado. Posteriormente se da una divisin en lacomunidad de San Juan de la Laguna y se crea el nuevo pueblo de SanMiguel de Buenavista, el 10 de junio de 1692 (Gmez, 2002:115), mien-tras que el de Nuestra Seora de la Limpia Concepcin de Moya surgea travs de la organizacin de su cofrada del siglo XVII, de cuyos fondossalen los recursos para comprar en 1696 poco ms de una caballera detierra, equivalente a 42 hectreas, predio en el que se fundara el pueblode Moya el 19 de febrero de 1709 (Gmez, 2002: 110).

    Hacia el ltimo tercio del siglo XVII,con el abundante elemento in-dgena y el espaol, van a multiplicarse los mestizos. En el primer terciodel XVIII, sus nacimientos ya ocupan el segundo lugar demogrfico enla villa de Lagos de acuerdo con otro estudio que hicimos directamentede las actas de bautismo de Lagos del periodo 1713-1720 en el que ya seobserva que los nacimientos de mestizos alcanzan el segundo lugar ennmero, solamente superado por el de los indios.

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    Veamos:1. Indgenas: 37% de los bautizos.2. Mestizos: 26%.

    3. Mulatos libres: 17%.4. Espaoles: 12%.5. Mulatos esclavos: 4.45%.6. Lobos y coyotes: 2.32%.7. Sin especificar: 1.78% (APA, Bautismos, legajo 1713- 1720, sin fo-

    liar).

    As estaba ya integrado el mapa tnico en la nueva sociedad multirra-cial de Santa Mara de los Lagos, que sera el eje tnico en que girara

    la vida catlica de la villa mariana laguense, con la integracin de suscofradas.

    Las cofradas de Lagos

    La sociedad estamentaria colonial laguense se refleja en las prime-ras cofradas de espaoles, negros e indios en torno a la parroquia deLagos, que se establecieron luego del Concilio Tercero Mexicano de1585 donde se autoriza la ereccin del beneficio eclesistico en SantaMara de los Lagos, designando al espaol Hernando de Pedroza comoprimer cura beneficiado de esta villa para residencia de espaoles, loque consolida el clero secular que se hace cargo de la cura de almasno slo de espaoles que residen en la villa laguense, sino tambin denegros y mulatos esclavos y libres, as como de los indgenas, mestizos

    y otras castas.Las cofradas eran organismos de carcter religioso donde se mez-

    claban laicos y eclesisticos para fomentar el culto a determinadas re-presentaciones sacras. Funcionaban como instituciones de financia-

    miento y acumulacin y estuvieron bajo la administracin directa de laiglesia y como tales el capital y la propiedad que controlaban se consi-deraban bienes eclesisticos (Fbregas, 1986: 154).

    Desde 1596 al primer tercio del siglo XVIIse formalizaron las msimportantes cofradas para espaoles, poblacin negra e indgena entorno al templo de Nuestra Seora de la Asuncin, punto nuclear de laevangelizacin en la villa mariana laguense.

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    Fue en las cofradas donde se marc claramente la divisin tnicaen Lagos. A partir de 1596, los espaoles establecieron las primeras delSantsimo Sacramento y Nuestra Seora de la Limpia Concepcin y f-

    brica del templo parroquial; luego en el primer tercio del siglo XVIIlasde las Benditas nimas del Purgatorio, Nuestra Seora de la Soledad ySanto Entierro; San Nicols Tolentino que los espaoles despojarona los negros y para el siglo XVIIIla de San Miguel en la hacienda deLa Estancia Grande que pronto se extingui y la de el Seor de laHumildad y Paciencia de Cristo Seor Nuestro que permaneci conlarga existencia hasta 1888.

    Los negros y mulatos esclavos y sus descendientes, antes que losindios, lograron establecer su cofrada de San Nicols Tolentino, en la

    parroquia de Santa Mara de los Lagos en su templo de la Asuncin,que posteriormente de la que seran despojados por los peninsulares;tambin a principios del mismo siglo XVIIhaban formalizado en el tem-plo de la hacienda de Cinega de Mata la cofrada de San Benito dePalermo3(APCM, Bautismos, t. 1. 1662, fs 28f a 29v), un santo negro hijode esclavos: tras morir con fama de santidad en 1589, su culto acogi-do principalmente por los negros traspas rpidamente el Atlnticopara llegar al territorio Novohispano a retiradas regiones de la fronteranovogalaica, como fue el caso de la hacienda agroganadera de Cinegade Mata al norte de Lagos.

    Los afro-laguenses despojados de su cofrada de San Nicols To-lentino en el primer tercio del siglo XVII, fundan en la parroquia dela Asuncin su segunda y definitiva cofrada con el ttulo de la SantaVera Cruz cuya imagen titular fue un crucificado de color mulato debellsima talla que todava hoy subsiste y preside la capilla oriente delSantuario de la Virgen de Guadalupe, construido por esta cofrada demulatos laguenses y que indudablemente ha sido una de sus ms ex-traordinarias aportaciones al patrimonio monumental de Lagos de Mo-reno. Hasta ahora hemos logrado documentar que fue la cofrada de los

    3. San Benito el Moro naci en 1526 en San Fratello, antes llamado San Filadelfo, provincia deMesina (Sicilia), de padres cristianos, Cristbal Manassari y Diana Larcari, descendientesde esclavos negros. De adolescente Benito cuidaba el rebao del patrn y desde entonces,por sus virtudes, fue llamado el santo moro. Vivi en Palermo veinticuatro aos. Se leatribuyeron muchos milagros. En 1589 enferm gravemente y se dice que por revelacinconoci el da y hora de su muerte. Recibi los ltimos sacramentos, y el 4 de abril de 1589expir a la edad de 63 aos. Su culto se difundi ampliamente y vino a ser el protector de lospueblos negros.

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    mulatos de la Santa Vera Cruz la que edifica el primer templo dedicadoal culto pblico a la Virgen de Guadalupe en la Nueva Galicia entre1717 y 1727. En la visita a Lagos que hizo en 1716 el obispo de Nueva

    Galicia fray Manuel de Mimbela an no estaba construida la capilla dela Virgen Morena del Tepeyac y 12 aos despus en 1728, en la visitadel nuevo obispo neogallego, don Nicols Carlos Gmez de Cervantes,

    ya se precisa que existe la capilla de la Virgen de Guadalupe de la co-frada de mulatos laguenses, en el mismo sitio donde en 1834-1836 lamisma afrocofrada erige el actual y suntuoso santuario guadalupano enLagos conservando la pintura original del siglo XVIIIde una Virgen deGuadalupe mulata, pues aqu la faz de esta representacin guadalupanaes autnticamente de color mulata, hecha ad hoc para la afrocofrada

    por el autor annimo de esta extraordinario leo que se encuentra enel altar principal de este santuario guadalupano laguense. En la visitadel obispo Nicols Carlos Gmez, que llega a la villa laguense el 30 denoviembre de 1728, se menciona que ya est funcionando la capilla deNuestra Seora de Guadalupe, la anterior a la actual:

    [] a treinta das de el mes de noviembre de mil setecientos veinte y ocho aos. SuSeora Ilustrsima el Sr. Dr. Don Nicols Carlos Gmez de Cervantes obispode Guadalajara, nuevo reino de la Galicia la de la Aparicin de Nuestra Seorade Guadalupe, que con el de trescientos dot don Antonio de Esquivel que esta al

    cuidado de la Cofrada de la Santa Vera Cruz visit la capilla de Nuestra Seorade Guadalupe, que est dentro desta villa y hall estar tambin decente (APA, Librode gobierno 1621-1753, fs 45f a 50f).

    Los mestizos, producto de la abundante mezcla de espaol e india yviceversa, se concentraron en mayor medida en el antiguo barrio deTriana y Jacales, hoy de San Felipe y El Refugio, respectivamente, alponiente de la villa laguense, conviviendo con mulatos, negros libres ycriollos espaoles pobres. En ese espacio los mestizos consolidaron sucofrada eligiendo al primer santo mexicano, San Felipe de Jess, como

    su protector o patrn en 1729, levantndole su primera capilla en elantiguo barrio de Triana.

    Por su parte los indgenas que, como ya vimos, desde el siglo XVIIfueron la raza ms numerosa de la villa de Lagos y su entorno desdeel segundo tercio de este siglo consolidan sus primeras dos cofradas, se-gn se confirma con la visita del obispo Juan Ruiz Colmenero a la villade Lagos en 1659 (APA, Gobierno 1621-1753, fs. 23f y 30v).

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    Una de ellas fue formalizada por sirvientes indios tlaxcaltecas y deotras etnias en la hacienda de Santa Cruz de Moya en cuya capilla deSan Diego erigen la cofrada de la Limpia Concepcin de Moya. Por su

    parte tambin indgenas sirvientes de la poderosa hacienda de San Mi-guel de la Estancia Grande establecen la cofrada de Nuestra Seora dela Candelaria, en tanto que los indgenas congregados en el pueblo deSan Juan de la Laguna crean la cofrada de la Limpia Concepcin quepara el siguiente siglo cambian a la advocacin de la Virgen de la Asun-cin, la cual hasta la fecha es la imagen titular de su pueblo y templo ycuya festividad celebran el 15 de agosto.

    Posteriormente tras la fundacin en 1692 del tercer poblado ind-gena con el nombre de San Miguel de Buenavista, que ci la villa de

    Santa Mara de los Lagos, se funda la cofrada de naturales de NuestraSeora del Buen Suceso, advocacin conocida mejor como Virgen de laCandelaria, con fiesta principal el 2 de febrero.

    Santa Catalina de Alejandra, segunda patrona de Santa Marade los Lagos

    La imposicin patronal de una imagen en los pueblos, villas y ciudadespara residencia de hispanos establecidas en el pas como ya se habacitado obedeca a una decisin de los grupos de la jerarqua sociopo-ltica o bien a miedos colectivos por epidemias, catstrofes naturales oartificiales.

    Sin duda uno de los principales promotores de la instauracin alculto de Santa Catalina de Alejandra como patrona en la villa laguensefue Diego Ortiz de Saavedra, poderoso terrateniente que concentr unenorme feudo con tierras en Lagos y Len. En el primer tercio del sigloXVIIDiego Ortiz de Saavedra y Catalina Muoz de Nava vieron llegara su hijo mayor, el licenciado presbtero Diego Ortiz de Saavedra, al

    cargo de Comisario del Santo Oficio en la villa laguense, luego de quesu padre tuvo que instituir una capellana de tres mil pesos sobre suhacienda de Jalpa en 1622 para hacer posible que Diego Ortiz de Sa-avedra hijo pudiera ordenarse como sacerdote y as pocos aos despusobtener el alto cargo de Comisario del Santo Oficio en la villa de SantaMara de los Lagos (AHLM, fondo donaciones, legajo Carlos Helgue-ra, exp. capellana de Jalpa, f. 3f ) donde caus gran escndalo cuandoeste sacerdote se enamor perdidamente de la ex afroesclava Beatriz de

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    Padilla a quien hizo duea y seora de sus haciendas en la dcada de loscuarenta del siglo XVIIconviviendo y teniendo comunicacin carnalcon ella en la hacienda de Moya, llegando al extremo de procrear un

    hijo que fue bautizado como Agustn Ortiz, segn lo afirm la mulataBeatriz cuando fue llevada ante el tribunal del Santo Oficio en juiciopromovido por sus compadres, el matrimonio espaol del alfrez realJuan Senz de Vidaurri y su esposa Luisa Ortiz Saavedra, hermana delcomisario del Santo Oficio de Lagos, quienes acusaban a su comadre lamulata Beatriz de haber hechizado al sacerdote laguense para enamo-rarlo (AGN, Inquisicin, No. 61, 1652, Vol. 561, exp. 4).

    Diego Ortiz de Saavedra, quien se avecind en Lagos en el ltimotercio del siglo XVI, tena una capilla dedicada a Santa Catalina de Ale-

    jandra en su hacienda de La Sauceda. De hecho la hacienda se conocade acuerdo a documentos de la poca como Santa Catarina de laSauceda. La imagen de Santa Catalina en 1621 ya se veneraba en eltemplo parroquial de la Asuncin en la villa laguense, segn se describeen la visita hecha por el obispo Francisco de Rivera: En la villa de losLagos en diez y ocho das del mes de junio de mil seiscientos y veinte yun aos [] don Francisco de Ribera obispo de Guadalajara de la Nue-

    va Galicia [] visita en esta dicha villa fue a la iglesia parrochial della[] mas una hechura de santa Catalina virgen y mrtir en lienzo con subastidor dorado (AHPA, Libro de Gobierno 1621-1723. f. 6v).

    La eleccin de Santa Catalina de Alejandra como segunda patronade Lagos ocurri el 4 de octubre de 1622 (Lpez, 2004: 15). Pero elculto a Santa Catalina cuyo festejo en el santoral romano est fijadoel 25 de noviembre no alcanz el esplendor deseado y al igual que elde otras imgenes sacras fue en decadencia, porque siendo una imagenimpuesta por la lite espaola, los otros grupos raciales indgenas,negros, mulatos, mestizos y castas que odiaban a los peninsulares noaceptaron el culto patronal promovido de arriba hacia abajo en unasociedad de claras divisiones raciales intensificadas con la poltica de

    preferencia a los peninsulares impulsada por los Borbones.Sin embargo al ser instituida como patrona en 1622 por la oligar-

    qua laguense de la poca, Santa Catalina de Alejandra tuvo especialprivilegio de presidir con su escultura en cantera al estilo barroco laportada lateral oriente del actual templo parroquial de Nuestra Seorade la Asuncin (construido a partir de 1741), al lado de otras vrgenes

    y mrtires como Santa Casilda y Santa Brbara. En la parte superior dela bellsima portada barroca lateral oriente del templo de la Asuncin

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    estara en altorrelieve la imagen de Santa Elena, promotora de la fiestaa la Santa Cruz en que muri Jesucristo.

    Un culto surgido desde la base social laguense a un nazareno,el tercer y actual patrono

    El culto a la imagen del nazareno cargando la cruz camino al Glgota,con la advocacin local de Nuestro Padre Jess del Calvario, es un casosui gneris de relevo patronal en la historia de la religiosidad popularlaguense, porque su veneracin eclosiona durante el convulso siglo delas guerras intestinas en nuestro pas, el XIX, en que todo el territorio

    nacional fue teatro de una guerra fraticida entre quienes apoyaban yquienes se oponan a la separacin de la Iglesia y el Estado; y porquepor primera vez el nuevo patrono surge de una devocin de los estra-tos sociales de la base de la pirmide social laguense, que se mantuvoinquebrantable tras las guerras de Independencia y de Reforma.

    Con la separacin de la Iglesia y el Estado las cofradas ya no vana garantizar a la oligarqua del Lagos del siglo XIXel manejo del poderreal en la nueva sociedad laguense como lo hicieron desde estas agru-paciones de laicos desde el siglo XVIhasta el primer tercio del XIXyentonces buscarn los nuevos acomodos de poder incrustndose en losmovimientos polticos dominantes de los siglos XIXy XX, lo mismo en-tre conservadores que con los liberales.

    En este marco de reconstruccin del culto catlico del siglo XIXbajo un Estado separado de la Iglesia, con constantes choques que deri-

    varon en conflictos armados como la Guerra de Reforma, y hasta en elsiguiente siglo con el movimiento cristero de 1926-1929, se va a inten-sificar en el siglo decimonnico la devocin hacia una antigua imagencolonial que perteneci a la cofrada de Nuestra Seora de la Soledad

    y Santo Entierro: la imagen de Jess Nazareno, que luego se conocera

    como el Seor del Calvario, fabricada de madera al parecer de cedro,policromada, de clara manufactura espaola de la escuela barroca deGregorio Fernndez del siglo XVII, que en el siglo XXcambiar su advo-cacin a la actual de Nuestro Padre Jess del Calvario.

    El culto a Nuestro Padre Jess del Calvario cuya mxima festividades el 6 de agosto, en que la iglesia conmemora la Transfiguracin deJesucristo en el monte Tabor, inicia en el ltimo tercio del siglo XVIIIa travs de una funcin que tom mucho auge en ese y en el siguiente

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    siglo, el de la Preciosa Sangre de Cristo que se celebraba el primer do-mingo de julio.

    La explicacin antropolgica del culto in crescendoque registr en

    el siglo XIXla escultura de un cristo sufriente camino a su martirio fi-nal, puede explicarse por el sufrimiento, muerte y desolacin que trajoa todas las familias y sobre todo de las bases sociales marginadas yempobrecidas de mestizos, indgenas, mulatos y otras castas el san-griento siglo XIXcon la guerra de Independencia y luego la de Reforma

    y la imposicin del porfiriato.Sobre la intensidad alcanzada en la religiosidad popular en el culto

    a los nazarenos en Espaa y Mxico desde tiempos de la Colonia, refie-re Moreno: [] es muy fcil entender la identificacin personal entre

    quien ve la desgarrada imagen de Jess Nazareno con la pesada cruz acuestas camino del Calvario, con las dificultades y tropiezos que todostenemos en la vida cotidiana, pues quien ms quien menos arrastra supropia cruz (Moreno, 1999: 337).

    La clave para desentraar el origen de la enigmtica y barroca escul-tura del Seor del Calvario fue la localizacin de los libros mas antiguosde la cofrada de espaoles y criollos que llev el nombre de NuestraSeora de la Soledad y Santo Entierro de la villa de Santa Mara de losLagos, porque precisamente fueron sus cofrades los que van a recibir laimagen del Seor del Calvario donada al templo de la Asuncin por larica dama espaola prominente vecina de Lagos, doa Catalina MenciaJimnez de Castro hacia 1673 (Gmez, 2003: 49) segn el inventarioque se hace en ese ao.

    El destino de esta talla de un nazareno fue el de la cofrada de Nues-tra Seora de la Soledad y Santo Entierro porque esta hermandad tenacomo fin principal organizar los actos penitenciales de Semana Santaen Lagos, donde vestidos con tnicas y capirotes de luto realizaban alestilo de las cofradas penitenciales de Espaa, procesiones del ViernesSanto llevando en andas o cargadas por las calles de la villa laguense

    las imgenes clsicas de la Pasin, Crucifixin y Muerte de Jess, deltemplo de la Asuncin hasta la cima del cerro del Calvario.

    Esta cofrada del Santo Entierro de Cristo y Nuestra Seora de laSoledad formalizada en el siglo XVII, que ya se menciona desde 1648con la visita del obispo Juan Ruiz Colmenares, fue la que tuvo bajo suresguardo una de las imgenes ms veneradas en la poca de la Co-lonia, tenida por taumaturga: la del Cristo del Descendimiento, cuyaprimera imagen fue conocida como Cristo de la Mulita por la leyenda

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    Relevo patronal en Lagos: de San Sebastin a Nuestro Padre Jess del Calvario

    de que fue un mula la que, extraviada, llev esta escultura a las puertasdel curato de Lagos. Esta imagen de bulto del siglo XVIIhecha con pas-ta de caa de maz o tatzinguenipor artesanos tarascos, actualmente se

    encuentra en un Santo Entierro en el interior de la urna ubicada a uncostado del hermoso altar de los Cinco Seores, como se les conocaen la poca colonial a la sagrada familia: Jess, Mara, Jos, Santa Ana

    y San Joaqun, del lado de la epstola en el templo parroquial de laAsuncin.

    Esta cofrada de la Soledad y Santo Entierro tambin tuvo bajo sucustodia la veneracin de la imagen del Seor del Calvario que era lla-mado en aquella poca Jess Nazareno, y desde el primer tercio delsiglo decimonnico Seor del Calvario, moldeando su nombre a la ad-

    vocacin actual de Nuestro Padre Jess del Calvario en el siglo XX,alconsolidarse en la cspide de la religiosidad popular de los catlicoslaguenses.

    Precisamente en el libro tercero de cuentas de la cofrada de la So-ledad y Santo Entierro, en su inventario de bienes, se tiene anotada ladescripcin ms antigua del Seor del Calvario, fechada el 2 de mayo de1760, que era conocida entonces como Jess Nazareno:

    tem una imagen de Jess Nazareno grande en su tnica blanca de bretaa y tnicamorada de sallasalla, soga de seda, cruz de madera, corona de ixtle sobredorada

    y pintada con seis aseriquetos en la rodilla y en cada mano y pie sobre que cargacabellera y andas de madera, vestidas de sallasalla morada con pintura de oro. Endicha villa de Nuestra Seora de la Asuncin de los Lagos a dos das del mes demayo de mil setecientos y sesenta aos... Francisco Xavier Solis. Ignacio Cayetano.Agustin Seijas, Pedro de Santiago Guerra. Ante m Sebastin Arce y Castilla.Recibo de don Ignacio Cayetano de Aguiar y Seijas, mayordomo que acaba de serdesta cofrada. Juan de Dios Ortiz Parada (APA, Libro de la Cofrada de NuestraSeora de la Soledad, fs. 120 f y v).

    Afortunadamente logramos por fin localizar el documento clave que

    nos permiti conocer el origen de la hasta entonces enigmtica primi-genia capilla construida a la escultura barroca del nazareno en la cimadel cerro del Calvario, punto nuclear donde se incub la devocin en labase social del pueblo laguense que llevara al Seor del Calvario en elsiglo XIXy ms en el XXa la cima de la religiosidad popular.

    En el archivo parroquial de la Asuncin, en un antiguo libro ini-ciado por el cura Diego Jos Delgado Cervantes, se precisa que fue elentonces alcalde mayor de Santa Mara de los Lagos, Francisco Xavier

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    Mario Gmez Mata

    de Arriola, nacido en la Habana, Cuba,4el que por la tierna particulardevocin que desde sus tiernos aos ha profesado a Jess Nazareno supreciossima sangre y pasos de la Estacin que llev al monte Calvario,

    solicit y obtuvo licencia el 3 de agosto de 1779, tanto de las autorida-des del virreinato de la Nueva Espaa como de las eclesisticas, paraconstruir a sus expensas 14 capillitas del Va Crucis sobre la antiguacalle que precisamente se conoci como La Estacin hoy calle Cons-tituyentes que culminaban con la capilla mayor, la 14, en el cerro delCalvario, la que hace cabecera en la parte donde termina la que estconstruida a sus expensas (APA, Copias de cartas pastorales y decretos,fs.125 f) en donde se colocara la barroca imagen entonces conocidacomo Jess Nazareno y que desde el siglo XIXcambi a la advocacin

    del Seor del Calvario.El influyente Francisco Javier de Arriola es el hombre clave del des-pegue, en el siglo XVIII, del culto a la taumaturga imagen de Jess Na-zareno; por cierto, tambin en su casa se planea en 1775 la reanudacinde las obras del formidable templo parroquial de la Asuncin, mxima

    joya arquitectnica barroca de Lagos de Moreno.5Veamos su solicitudy aprobacin el 3 de agosto de 1779 para autorizar un Va Crucis en laactual calle de Constituyentes antes de La Estacin y para ampliarla capilla 14 de la Va Dolorosa en la cima del cerro del Calvario en la

    villa laguense:

    Nos el Maestro Fray Antonio Alcalde, obispo de Guadalajara, por cuanto DonFrancisco Javier de Arriola alcalde mayor de la villa de los Lagos, por su carta misi-va de veinte y seis de julio de este corriente ao nos ha hecho relacin diciendo quepor la tierna, particular devocin que desde sus tiernos aos ha profesado a JessNazareno en su Preciossima Sangre y Pasos de la Estacin que llev al MonteCalvario ha procurado y solicitado se establezca la Va Crucis fabricando para elloa su costa catorce capillitas y agrandar la que hace cabecera [la capilla ubicada enla cima del cerro del Calvario] en la parte que termina la que est construida a susexpensas por lo cual nos ha pedido y suplicado le concedamos licencia para que

    se pueda celebrar en dicha capilla el santo sacrificio de la Misa. Por tanto por eltenor de la presente damos y concedemos nuestra licencia en forma la que de de-recho se requiere y es necesaria para que estando perfectamente y acabada dicha

    4. El origen de Arriola fue descubierto por la doctora Claudia Gamio Estrada en el AGIdeSevilla, Espaa.

    5. AHPA, Libros de Fbrica, informe de obras de 1775 de la parroquia de Santa Mara de losLagos por el cura Jos Reyes Gmez de Aguilar. A este informe se anexa el nico plano queexiste de la obra de este edificio colonial barroco.

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    capilla con el ttulo de Jess Nazareno en la ciudad de Guadalajara a tres das deagosto de mil setecientos setenta y nueve aos Fray Antonio Alcalde, obispo deGuadalajara [firma], por mandando de su seora ilustrsima el obispo mi seor,Ignacio Vzquez, secretario [firma]. Joseph Reyes Gmez de Aguilar [cura vicario

    de Lagos, firma] (AHPA, serie Correspondencia: Copias de cartas pastorales y de-cretos, fs 125f a 126f).

    En la visita del Obispo Juan Cruz Ruiz Cabaas a la villa de Lagos queinicia el 26 de diciembre de 1797 se confirma por primera vez en la

    visita de un prelado la existencia de la capilla de Jess Nazareno en elcerro del Calvario, que tena ya su licencia para misa en ese santuariodonde qued entronizada la imagen donada en 1673 por doa CatalinaMencia Ximnez de Castro. Desde entonces y con la construccin de

    su nuevo santuario bendecido el 29 de julio de 1895, bajo los auspiciosdel sacerdote Tefilo Villagrn, la sufriente imagen barroca de JessNazareno-El Seor del Calvario-Nuestro Padre Jess del Calvario seconsolida en la cspide de la religiosidad popular laguense como supatrono en el siglo XX.

    Conclusiones

    Como todo proceso dialctico, la religiosidad vivida por los laguenses hasufrido cambios y transformaciones a lo largo de los siglos. Sin embargo,el factor de la segregacin racial y la profunda desigualdad inacaba-ble hasta nuestros das desde la integracin de la sociedad piramidal deSanta Mara de los Lagos-Lagos de Moreno se ven reflejados en lasmanifestaciones de la religiosidad popular.

    En el devenir de la sociedad estamentaria laguense se marcan dosperiodos claros en la imposicin de imgenes patronales en Santa Ma-ra de los Lagos: San Sebastin y Santa Catalina en la poca colonial,implantados por la lite europea laguense, y en contraparte su margina-

    cin por las bases de la pirmide social que caminaban con otros rum-bos en su religiosidad popular, hasta el convulso siglo decimonnico enque un nazareno parece ser el punto de cohesin en la devocin de todala estructura social laguense hasta nuestros das.

    Elapartheidimpulsado por la Corona Espaola desde el nacimientode Santa Mara de los Lagos en 1563 al igual que las otras villas y ciuda-des para residencia de peninsulares en territorio novohispano dej plas-mada en la propia traza y construccin de templos en la villa laguense,

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    la integracin de los grupos tnicos que se forjaron con la fusin de laraza dominante la espaola-portuguesa con los sujetos a su mandato:los indgenas y esclavos africanos y castas resultantes de la fusin de la

    triada tnica.As el mapa racial de Lagos se camina en templos de los espao-les como el de La Asuncin; a media cuadra el templo de la virgende Guadalupe de los negros y mulatos descendientes de los esclavosafricanos; cerca tambin dos cuadras al sur, el templo del Rosariode los criollos; unas siete cuadras al poniente de la villa, el templo de lacofrada de mestizos San Felipe de Jess y en el entorno al este, norte

    y noroeste, los templos de los tres poblados indgenas de Moya, La La-guna y Buenavista.

    Fuentes documentales

    Repositorios

    Archivo General de la Nacin

    Ramo Inquisicin, 1652, Vol. 561, Exp. 4.

    Archivo Histrico de Lagos de Moreno

    Fondos de donantes, legajo Carlos Helguera Soin expediente sobre la cape-llana de la Hacienda de Jalpa.

    Libros de Escribanos pblicos y del cabildo de Lagos de Moreno.

    Archivo Histrico de Len

    Fondo Colonial, serie justicia.

    Archivo Parroquial de Cinega de Mata.

    Bautismos, T. 1. 1662.

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    Archivo Histrico de la Parroquia de La Asuncin

    Libro de Gobierno 1621-1723.

    Libro de la Cofrada de Nuestra Seora del Rosario1693.Libro de la Cofrada de San Felipe de Jess 1729-1777.Libro 3 de la Cofrada de Nuestra Seora de la Soledad y Santo Entierro de

    Christo Seor Nuestro, 1759.Libro de copias de cartas pastorales y decretos contenidos en papeles y edictos

    del Ilmo. y Rvmo. Sr. Dr. D. Fray Francisco de San Buenaventura Martnezde Texada mi Sr. Obispo de Guadalajara.

    Biblioteca Pblica del Estado de Jalisco

    Fondos especiales, Parroquia de Lagos, Libro 1 de bautismos 1628-1634 enmicrofilm.

    Bibliografa

    Alba, Alfonso de (1944). Entonces y ahora. Linotipogrfica Guadalajara.Guadalajara.

    Azuela, Mariano (1942).El padre Agustn Rivera. Ediciones Botas. Mxico.Berthe, Jean-Pierre; Calvo, Thomas y Jimnez Pelayo, Agueda (2000).

    Sociedades en construccin. La Nueva Galicia segn las visitas de oido-res (1606-1616). Universidad de Guadalajara-Centre Francais dtudesMexicaines et Centramricaines. Guadalajara.

    Butler, Alban (1998). Vidas de los santos. Editorial LIBSA. Mxico.Calvo, Thomas (1992). Poder, religin y sociedad en la Guadalajara del siglo

    XVII. Centre Francais dEtudes Mexicaines et Centramricaines- H.Ayuntamiento de Guadalajara. Guadalajara.

    Chanfon Olmos, Carlos (1999).Historia de la arquitectura y el urbanismo mexi-canos. Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Fondo de CulturaEconmica. Mxico.

    Dittmer, Kunz (1975). Etnologa general. Formas y evolucin de la cultura.Mxico. Fondo de Cultura Econmica. Mxico.

    Fbregas, Andrs (1986). La formacin histrica de una regin: Los Altos deJalisco. Secretara de Educacin Pblica. Mxico.

    Gerhard, Peter (2000). Geografa histrica de la Nueva Espaa 1519-1821.Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Mxico.

    Gmez Mata, Carlos (2003). Los architectos constructores de la parrochia dela Asumpcion (1621-1813). Ayuntamiento de Lagos de Moreno-Archivo

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    Mario Gmez Mata

    Histrico Municipal-Casa de la Cultura-Seminario de Cultura Mexicana-PARLA-Consejo de la Crnica-Consejo Municipal de Cultura. Lagos deMoreno, Jalisco.

    Gmez Mata, Mario (1999). La Alcalda Mayor de Lagos, conquista y colo-nizacin de Pechititan. H. Ayuntamiento de Lagos de Moreno. Lagos deMoreno.

    (2002).Lagos de Moreno, patrimonio cultural de Mxico. H. Ayuntamientode Lagos de Moreno. Lagos de Moreno.

    Gonzlez, Agustn (1986).Historia de Aguascalientes, Aguascalientes. Tipografade Francisco Antnez, 364 pp.

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    (2003). La Inquisicin en Lagos.Boletn del Archivo Histrico de Lagosde Moreno. Nmero, 38. Bimestre marzo-abril. Lagos de Moreno.Lpez Mena, Sergio (1996).Pedro de Trejo. Cancionero. Universidad Nacional

    Autnoma de Mxico. Mxico.Moreno Navarro, Ignacio (1999). Las hermandades andaluzas como referen-

    tes de identificacin colectiva, y la jerarqua eclesistica: pasado y presen-te. EnReligin y Cultura. Tomo I. S.E. Sevilla.

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    La devocin al Seor de la Misericordiaen la naciente Tepatitln

    Miguel ngel Casillas Bez

    Cronista de Tepatitln

    Religin, comercio y agua fueron los tres puntos bsicos para ubicar uncentro de abasto en los caminos que recorren la regin, desde Guada-lajara hasta Lagos de Moreno y desde este camino vertebrador hacia elnorte, por Caadas y por Teocaltiche hasta Aguascalientes, y hacia elsur-sureste para La Piedad y hasta Guanajuato y luego Quertaro.

    Tepatitln de Morelos, que en el siglo XVIIfue conocido como San

    Francisco de Tecpatitln, recibi una concesin de las tierras en dondese ubicaban sus habitantes alrededor del templo, igual que en otrospueblos alteos como Teocaltiche. En este caso, los ttulos jurdicos desu fundo legal fueron recibidos en enero de 1694 por los indgenas deHuejotitln, que con el tiempo se convirti en el barrio de arriba. 1

    El proceso fue diferente en Tepatitln en contraste con Teocalti-che; aqu donde prcticamente convivieron los pueblos autctonos y losaliados con los primeros espaoles que, capitaneados por Hernando deMartell, fueron a fundar Santa Mara de los Lagos casi un siglo y medioantes de que esto sucediera.

    En Tepatitln, los naturales construyeron sus casas alrededor deltemplo, de la plaza pblica y del hospital; los criollos, nietos de los es-paoles que trabajaron en San Juan de los Lagos y en Jalostotitln,en Teocaltiche y en las primeras casas del actual Valle de Guadalupe,buscaron desde principios del siglo XVIIIla construccin de un sitio de

    1. Alcal Corts, Heriberto (1993).Efemrides alteas. Guadalajara. Editorial El Alteo, p. 25.

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    Miguel ngel Casillas Bez

    acuerdo con el emplazamiento marcado por los caminos, pero es in-comparable la seguridad para el abasto de agua que se logra en la villade San Jos primero de Monctezuma y luego de Bazarte y en

    Tepatitln.San Jos de Bazarte es un pueblo ubicado sobre el camino de Tepa-titln a San Juan de los Lagos, a pocos kilmetros de Tepatitln, pero seencuentra a una mayor altura, topogrficamente hablando, que el lugardonde se localiza actualmente el centro de la ciudad. Aqu es un sitioprivilegiado, en lo que se refiere al agua, comparado con los lugares dealrededor por donde pasan los caminos reales.

    Se podra jugar con la imaginacin para describir a Tepatitln comola parte interior ms baja de un cono hacia donde escurre cualquier

    lquido desde cualquier parte de sus paredes. El ro slo tiene unasalida: los desniveles por donde escapa el agua hasta los valles de Acaticy las barrancas del ro Verde.

    De lo que estaban conscientes los fundadores de la villa de San Joses que: 1. Slo as lograran defender contra los salteamientos que sue-len frecuentarse en el monte que llaman la Ceja y que ha sido siempreinfestado de ladrones.22. No tiene desperdicio alguno la siguiente ex-plicacin, escrita en la solicitud de los fundadores:

    El que los viajeros tengan un pueblo de espaoles para hospedarse y curarse si vie-

    nen enfermos y viajan por camino recto que viene de Zapotln (actual Zapotlanejo)sale para Acatic y ah se encaminara va recta para La Venta (ahora el Valle deGuadalupe) y Jalostotitln, sin fragosidad, ni rodeo, que ahora no puede excusarsepor la necesidad de ser paraje forzoso el referido pueblo de Tepatitln, a cuyosindios se seguirn las incomodidades.3

    Esas son dos razones muy importantes, pero los fundadores antecedanotras, todas con una relacin entre ellas: somos 17 familias, escribieron,con nuestras mujeres y un total de 97 hijos, pero con el infortunio deno haber podido adquirir tierras para vivir y dejar a nuestros hijos.

    Los vecinos que estaban padeciendo por no tener tierras propias,eran nada menos que Felipe de la Torre, dueo del rancho Cerro Gordo;Pedro y Juan de Aceves, uno del rancho Ojo de Agua y el otro de Labor

    2. Icazuriaga Montes, Mara del Carmen B. (1975).La ciudad y el campo en el municipio deTepatitln, Jalisco. Tesis para obtener el grado de licenciado en Antropologa social. Mxico.Universidad Iberoamericana-Antropologa Social, fotocopias, fojas 171 y 172.

    3. Ibdem. Los subrayados son mos.

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    del Aguacate; firm la solicitud Luis de Ornelas, quien fue teniente du-rante 1693 y tena un hermano convertido en distinguido miembro de laorden franciscana, el historiador Nicols de Ornelas.

    Proveniente del rancho Picachos, fue fundador de San Jos deMonctezuma el seor Leandro de Orozco Agero. Con ellos estabantres parientes de Francisco de Hermosillo y Rubio, propietario de tie-rras en San Juan de los Lagos; ellos eran Andrs Martnez, Andrs Gu-tirrez y su hermano Jos, que vena de la hacienda del Salto Grande.

    Slo mencionar a otro vecino de este grupo de 17 familias: la se-ora Paula de Torres, viuda de Martn Casillas y Cabrera, quien fuenieto del alarife Martn Casillas fundador de la Venta, actual Valle deGuadalupe.

    Pues bien, ellos eran los que argumentaron que no tenan tierraspropias donde vivir y dejarles a sus hijos, lo que haca grandes y conti-nuas las incomodidades que padecemos porque tenan que pagar rentaen la tierra de pastores que habitamos.

    Pero tambin por otra razn poderosa: tenemos que venir a Tepa-titln para or misa en das de precepto y asistir a la celebracin dela Semana Santa, Pascuas y Corpus. Sin embargo, para cumplir consus obligaciones religiosas, ellos tenan que aposentarse debajo de losrboles.

    Todo porque los indios de dicho pueblo jams han permitido quefabriquemos jacales con que pasar y estar los das festivos hasta quebaje el sol y habitar los de Semana Santa y Pascua como es preciso.4

    La solicitud de la fundacin fue enviada el 8 de noviembre de 1707y la autorizacin lleg el 23 de diciembre de ese ao. Al da siguiente severific la posesin de las tierras donde construyeron un pueblo. Lo queno saban en ese momento las 17 familias era que a la vuelta de 53 aos,los sueos de desarrollar el pueblo se disiparan por la falta de agua.

    Paradjicamente, el atractivo volumen del lquido corriendo por Te-patitln, de seguro abastecimiento todo el ao, deshizo los dos pueblos:

    San Jos de Montezuma fue puesto en venta en 1760 y Tepatitln fuecomprado por los habitantes de San Jos de Bazarte, en un proceso quetard por lo menos todo el siglo XVIIIy hasta los primeros aos en quelos grupos independentistas gozaron de la ausencia de leyes y los con-servadores no las atendan.

    4. Ibdem.

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    Miguel ngel Casillas Bez

    En medio, podemos encontrar en el Archivo Municipal de Tepatit-ln las quejas al por mayor firmadas por los alcaldes indgenas de Te-patitln durante el siglo XVIII.5Muy posiblemente a nadie convenci la

    construccin de un pueblo como el que se planteaba en el lugar de SanJos de Montezuma, que actualmente se conoce en Tepatitln comola villa de San Jos. Tardaron diecisis meses para que una cdula realfuese emitida nombrando a un presbtero como el primer prroco dellugar. Empero, el presbtero Miguel de la Vega nunca tom posesin yla ereccin parroquial tampoco tuvo efecto.6

    No faltaron ganas ni voluntad, lo que faltaba era el agua en algunaspocas del ao y en aquellos temporales en los que no llova lo sufi-ciente. El 30 de abril de 17607los vecinos de San Jos de Montezuma

    intentaron una maniobra poltica, como el ltimo de los artilugios queutilizaran para detonar el crecimiento de su villa: cambiaron el nombredel pueblo para ponerle el apellido del presidente de la Real Audienciade Guadalajara, Juan Jos de Bazarte y Lorenzana. Desde entonces, su

    villa se llam San Jos de Bazarte. Pero la suerte no los ayud con eseprebautismo.

    El seor Bazarte y Lorenzana estuvo atinado en este ao al ordenarla fundacin de la villa de la Encarnacin de los Macas el 18 de agostode 1760;8la orden fue cumplida por Agustn Manuel Calvillo, dos dasdespus, exactamente en el punto intermedio entre Lagos de Moreno y

    Aguascalientes, sobre el camino a Zacatecas.Las tierras de la villa de San Jos de Bazarte fueron rematadas el

    10 de junio de 17609para pagar una deuda contrada con la Cofradadel Santsimo Sacramento. Esto suceda en las cercanas de Tepatitln,cuando los pobladores de San Jos de Bazarte emigraban hasta la ciu-dad y cuando estaban en litigio dos familias por la fundacin de otropueblo, al otro lado del cerro Gordo, hacia el oriente de Tepatitln.

    ***

    5. Adems de la informacin vasta, tambin el Archivo Histrico Municipal de Tepatitln tieneun acervo perfectamente cuidado y protegido.

    6. Heriberto Alcal, op. cit., p. 139.7. Ibd., pp. 218-219.8. Ibd., p. 391 y 393.9. Ibd., p. 289.

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    No hay muchos datos que permitan en este trabajo describir el procesode poblamiento en Tepatitln. Lo cierto es que a finales del siglo XVIII,Tepatitln era el lugar de arribo del servicio de diligencias entre Guada-

    lajara y Mxico. No fue hasta la tercera dcada del siglo XIX, en 1833,cuando la consolidacin del poder econmico local, independiente delas disposiciones reales, proyect que el fruto para sus ambiciones pro-ductivas estaba en los caminos.

    El 30 de abril de ese ao, el gobernador solicit a los empresariosque construyeran los puentes necesarios para permitir el paso segurode los viajeros durante todo el ao sobre los ros de La Venta actualValle de Guadalupe, La Laja entre el Valle y Jalostotitln, y enel mismo Jalostotitln adems de Lagos de Moreno.

    Queda como hiptesis para plantearse en el estudio de la ecologaurbana, para el caso de Tepatitln, el proceso sobre el que se constituyla ciudad como un centro religioso y comercial de relativa importanciaen la regin altea del siglo XVIIIy los primeros aos del XIX. Algunosdatos sobre San Miguel el Alto, otra ciudad de Los Altos, pueden dar-nos cuenta de una configuracin con las mismas caractersticas que elfenmeno de constitucin urbana present durante ese periodo para elsitio en que se encuentra Tepatitln.

    Los conflictos entre indgenas y espaoles, en pleno siglo XIX, esta-ban siendo provocados por la posesin de las tierras de un fundo legalen el que coincidan el paso del ro de San Miguel y los caminos desdeGuanajuato y hasta San Juan de los Lagos. La disputa tuvo una marcadefinitoria de un plazo final: el 16 de marzo de 1831, las autoridadesde San Miguel el Alto declararon como propiedad municipal cualquierpredio dentro del fundo legal.10

    No fue hasta 1848, el 4 de abril, cuando por fin se pusieron de acuer-do los criollos e indgenas con acta pblica firmada bajo el nmero524 sobre la ubicacin y trazo de la plaza pblica.11

    En la historia de Tepatitln como centro urbano y luego como pun-

    to geogrfico de relevancia comercial en la regin, uno de los acon-tecimientos ms significativos fue la veneracin a la imagen de Cristocrucificado, bajo la advocacin del Seor de la Misericordia. La historia

    10. Ibd., p. 141.11. Ibd., p. 179.

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    Miguel ngel Casillas Bez

    sobre el origen de esa imagen coincide en el tiempo con otra aparicin,la del Seor de los Afligidos.

    Ambas imgenes se hicieron presentes en el medio rural, sobre

    las faldas occidentales del cerro Gordo. En el caso del Seor de laMisericordia,12 Pedro Medina fue protagonista principal, pero en laereccin de un santuario para la imagen en Tepatitln fue decisiva lacolaboracin de Jos Pantalen Loreto de la Santsima Trinidad, es-paol bautizado en Tepatitln el 3 de agosto de 1794 a los 8 das denacido; lo presentaron sus padres Pedro Jos Leal y Mara Ignacia Ro-mero.13

    Segn consta en los apuntes de Agustn Ramrez sobre el origen delSeor de la Misericordia, Pedro Medina encontr la imagen milagrosa

    en una barranca del Cerro Gordo, el viernes seis de septiembre de183814y al ao siguiente la traslad a Tepatitln con la ayuda del se-or Pantalen Leal para que fuera bendecida por el presbtero EutimioCervantes, muy amigo de los seores Leal y que bendijo el crucifijosegn lo afirma don Jos Cornejo Franco que lo supo por tradicin depersonas fidedignas.15

    Unos cuantos das de permanencia, mientras era la bendicin dela imagen, fueron suficientes para convencer a Pantalen Leal de queTepatitln tendra que ser el lugar en el que fuese construido un templopara rendirle culto.

    Los siguientes dos prrafos del padre Agustn Ramrez nos dan unaidea de lo que sucedi entonces:

    12. Agustn Ramrez Barba fue sacerdote y como tal se encarg durante una gran parte de su vidade atender el santuario del Seor de la Misericordia en Tepatitln. Durante los aos en querealiz su trabajo como capelln, entre 1923 y 1967, el padre Ramrez se interes por dejarconstancia de los datos histricos sobre la venerada imagen. Visit el archivo parroquial y el

    archivo pblico municipal, consult a personas que escucharon contar de sus padres sobre lossingulares acontecimientos de mediados del siglo XIX, tanto sobre el culto pblico al Seor dela Misericordia como sobre la construccin del Santuario. En su afn para escribir historia,el padre Ramrez tuvo en Jos Cornejo Franco a un gustoso colaborador. Cf. Casillas Bez,Miguel ngel (1968).Arte y religin. Los exvotos al Seor de la Misericordia de Tepatitln. 1840-1960.Tepatitln. Consejo de Cronistas, 1999, pp. 13-18. Ramrez Barba, Agustn.Apuntes

    histricos sobre el Seor de la Misericordia y su culto.Guadalajara, edicin del autor, novenareimpresin.

    13. Agustn Ramrez, op. cit., p. 223.14. Ibd., p. 28.15. Ibd., p. 31.

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    La devocin al Seor de la Misericordia en la naciente Tepatitln

    Don Arturo Pea, bisnieto de don Pantalen Leal, afirma haber sabido por tradi-cin de sus antepasados que, en la solemne bendicin de la Imagen, su bisabueloasisti como padrino (seala el padre Ramrez en el pie de pgina: quizs porrazn de este incidente, desde entonces haya dado D. Pedro Medina el nombre de

    compadre a D. Pantalen Leal), invitado por D. Pedro Medina, lo cual fue causade estrechar ms apretadamente las relaciones de amistad, existentes ya, entre es-tos dos insignes varones.

    Del escrito de D. Pedro Medina se infiere que despus de la bendicin delSanto Crucifijo, permaneci ste unos cuantos das en la casa de D. PantalenLeal, y despus,su verdadero dueo, lo traslad a su domicilio en el rancho llamadoEl Durazno.16

    Con la visita de la imagen del Seor de la Misericordia a Tepatitln,Pantalen Leal pudo haberse dado cuenta de muchas ventajas que

    beneficiaran a la entonces villa. Seguramente por eso busc a su com-padre Pedro Medina.Segn est consignado en el manuscrito original de D. Pedro Me-

    dina, estando este seor en esta poblacin tratando cierto negocio conD. Diego Santibez, vino a l su compadre D. Pantalen Leal supli-cndole encarecidamente le concediera el favor de traer una vez ms elsanto Crucifijo, para hacerle una Capilla en donde pudiera recibir ma-

    yor culto y veneracin de parte de los fieles de esta regin. Como esto,segn hemos apuntado, ya era muy conforme a los nobles sentimientos

    de D. Pedro, recibi este seor, benvolo y complacido la proposicinde su compadre, sin oponerle ms dificultad que la de ser demasiadopobre y no serle posible establecerse con su familia en este lugar; masD. Pantalen le ofreci generosamente una amplia proteccin, con laque podra vivir aqu con toda comodidad, sin solicitud y afn de lo quepara su subsistencia fuese necesario.17

    Pantalen no era un hombre tan comn como cualquier otro tepa-titlense a los 45 aos de edad: haba recibido en herencia un enorme te-rreno que su madre le vendi en trescientos pesos.18Estaba ubicada enla esquina oriente sur de las calles de Hidalgo y de Guerrero. Reforma-da por completo, se haya actualmente dividida en dos, escribi AgustnRamrez, pero al pie de pgina de la octava edicin de susApuntesen1968, aadi esta cita: En esta casa totalmente demolida se fabric

    16. Ibdem. El subrayado es mo.17. Ibd., p. 33.18. Ibd., p. 35.

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    Miguel ngel Casillas Bez

    un grande edificio de tres pisos. En la parte baja tiene sus Oficinas elBanco Industrial de Jalisco.19

    La casa en referencia ya fue modificada para el ao 2010; sin em-

    bargo, la ubicacin que desde entonces tienen las fincas de esa banque-ta conservan el privilegio de ser las ms cercanas a la plaza principaldonde se encuentra la parroquia de San Francisco y el edificio de lapresidencia municipal, adems de estar sobre la actual calle Hidalgo,apenas a una cuadra camino al sur del Santuario del Seor de laMisericordia.

    Pero adems, Pantalen era menos comn porque convenci a Pe-dro Medina de trasladar el crucifijo, en 1840, hasta un lugar que le pre-par en su propia casa. All, comenz a recibir los primeros homenajes

    de culto casi pblico, puesto que este piadoso varn consinti gustosa-mente en que penetraran a su hogar cuantos quisieran venerar la SantaImagen.20

    Pantalen era amigo del seor cura de Tepatitln, Jos EufrasioCarrillo, que la co