Criterios Para Evaluar

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Ediciones y Producciones Arders—Rabbitt Film’ Presenta La Conferencia: CRITERIOS PARA EVALUAR EL LLAMAMIENTO DE DIOS AL MINISTRO CRISTIANO Y, SUS IMPLICANCIAS. P O R Pr. Edwin De Pascale.

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EXCELENTE MANUAL PARA EVALUAR

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Ediciones y Producciones Arders—Rabbitt Film’

Presenta La Conferencia:

CRITERIOS PARA EVALUAR

EL LLAMAMIENTO DE DIOS

AL MINISTRO CRISTIANO

Y, SUS IMPLICANCIAS.

P O R

Pr. Edwin De Pascale.

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CRITERIOS PARA EVALUAR EL LLAMAMIENTO AL MINISTRO CRISTIANO Y SUS IMPLICANCIAS.

I. Introducción.II. Del Llamamiento.a) El Llamamiento de Dios al Sacerdote—Ministro Cristiano.

1) El Señor nos Constituyó para ser Sacerdotes—Ministros Cristianos.

2) El Señor nos Capacitó para ser Sacerdotes—Ministros Cristianos.3) Del Señor Proviene toda nuestra suficiencia para ser

Sacerdotes—Ministros Cristianos.b) La Marca Distintiva del Sacerdote—Ministro Cristiano.

1) La Satisfacción en el Sufrimiento por Causa de Cristo.2) El Sacerdote—Ministro Cristiano, se halla plenamente realizado

cuando sufre continuamente por Causa de Cristo.3) La Tarjeta de Presentación del Sacerdote—Ministro Cristiano.

III. De los Criterios.a) Criterios de Evaluación de una Iglesia Local, para

Constatar el Llamamiento de Dios al Pastorado de un hermano que, pertenece a dicha Congregación.

1) El Don Espiritual de Pastor.2) La Identidad Ministerial y la Actitud Ministerial.3) Las Variantes del Don Espiritual de Pastor.4) Las Características de un Pastor a la Luz del Salmo 23.5) La Forma Correcta de Cuidar del Rebaño de Dios.6) La Forma Incorrecta de Cuidar del Rebaño de Dios.7) Los Requisitos Bíblicos para ser Pastor. 8) La Certificación de la Iglesia Local.8.1) ¿Clero y Laicos?8.2) ¿Qué es un Siervo de Dios?8.3) La Ordenación al Pastorado.

b) Criterios de Evaluación de una Iglesia Local, para Constatar el Llamamiento de Dios al Pastorado, de un Pastor a una Congregación sin Pastor.

1) Una Comisión de tipo Ministerial que, tratará de suplir el Ministerio Pastoral hasta que tengan nuevo Pastor.

2) Una Comisión ‘Pastoral’ que busca Candidatos, al Pastorado de dicha Iglesia local.

2.1) El Pastor sin Ministerio Pastoral activo, sigue siendo Pastor.2.2) El Pastor Titular o Pastor Principal.2.3) El Co—Pastor.2.4) El Pastor Asociado. 2.5) El Pastor Asistente.2.6) El Pastor Interino.

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c) Criterios de Evaluación de una Iglesia Local hacia su Pastor, cuando éste ya tiene varios años Ministrando en ella.

1) Causales de Decrecimiento Numérico en una Iglesia local.1.1) El Tiempo de Prueba.1.2) El Juicio de Dios.1.3) El Pastor no Obedece el Llamado de Dios.

d) Causales por los cuales un Pastor que está Ministrando, debe dejar el Ministerio Pastoral en su Iglesia Local.

1) Cuando es la Voluntad de Dios.2) Cuando no es la Voluntad de Dios pero, su Iglesia local lo ha

Destituido o, lo ha Presionado a Renunciar.3) Cuando el Pastor Cometió un Acto de Inmoralidad.4) Cuando el Pastor Dejó la Sana Doctrina.5) Cuando un Integrante de la Familia Pastoral Cometió un Acto

de Inmoralidad.6) Cuando es su Tiempo de Jubilación Ministerial.

e) ¿Cuándo un Pastor Debe Dejar de Ejercer el Ministerio Pastoral?

III. De la Relación Inter—Pastoral.a) El Respeto Mutuo.

b) El Uso de la Correspondencia.1) Constancia de Membresía.2) Carta de Transferencia de Membresía.3) Carta de Referencia.4) Carta de Expulsión.

c) ¿Qué Hacer cuando un Consiervo Cae…?

d) ¿Derecho Canónico Evangélico?

IV. BIBLIOGRAFIA.

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I. INTRODUCCION.

Como ustedes saben, no todos los Idiomas son iguales y no en todos hay equivalentes semánticos. Eso es lo que les ocurrió a los Escritores Neo—Testamentarios, cuando quisieron citar o transcribir el Antiguo Testamento (puesto que, como ustedes ya saben, por aquél entonces, ésta era la única Biblia que existía). Su mayor problema fue que, como Judíos que eran, a la hora de escribir pensaban en Hebreo (que era su Lengua materna) pero, debían escribirlo en Griego Koiné. Y, lamentablemente, no siempre había equivalencias entre ambos Idiomas. Así que, debían (con la Guía del Espíritu Santo) ingeniárselas para buscar términos que, siquiera se aproximen a lo que querían transmitir.

Uno de ésos términos, fue el de: ‘nehok’ (KHOHEN) que, se traduce como: Sacerdote. La idea que los Judíos tenían de un ‘Khohen’, era la de un hombre que convenientemente purificado, ofrecía Sacrificios Expiatorios por sus pecados y los ajenos; presentaba las Ofrendas de su Pueblo; intercedía por las necesidades de su Nación; enseñaba la Palabra de Dios e, intervenía en determinados asuntos del Pueblo (asuntos que, tenían que ver con la Toráh)

En el Griego, no existe parangón para el término ‘Khohen’, debido a que ellos no tenían el tipo del Sacerdote Judío. El término Griego que, más se le podía acercar al significado que tenía para ellos ‘Khohen’,

era: “s” (LEITOURGOS) que, significaba literalmente: Servidor, Ministro. Este término, era usado para designar a los Funcionarios Públicos; a los Estadistas.

Así, de ésta manera, los Escritores Neo—Testamentarios le acuñaron

a “s”, una acepción ajena al concepto Griego. Pero, equivalente al ‘Khohen’ Judío. Desde entonces, se usó éste término

“s”—Ministro para designar a los Sacerdotes (ver al respecto: La Epístola de San Pablo a los Romanos 15:16).

De ese modo, es que ya Neo—Testamentariamente, hablando:

Ministro, equivale a Sacerdote.Ministerio, equivale a Sacerdocio.Ministrar, equivale a ‘Sacerdotear’ (pero, como en Español no existe éste verbo, entonces equivale a ejercer el Oficio Sacerdotal).

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Entonces, el Ministerio Cristiano es un Sacerdocio Santo y solemne. Al cual, el creyente es Convocado por Dios. Veamos, pues,

II. DEL LLAMAMIENTO.

a) El Llamamiento de Dios al Sacerdote—Ministro Cristiano.

El término ‘Llamamiento’, viene de la palabra Griega: “s” (KLESIS) que, se traduce como: Vocación. La cual deriva del

término “” (KLEROO) que, significa: Elección. Que, a su vez

proviene de la palabra “s” (KLERONOMOS) que, se traduce

como: Herencia, legado. Que proviene del término “” (KLERONOMIA), cuyo significado es: Propiedad, derecho.

Siendo pues, el Llamamiento de Dios: El Derecho Divino de legarnos Su Elección; llamándonos a una Vocación Santa (ver al respecto: La Segunda Epístola de San Pablo a Timoteo 1:9).

Ahora bien, ¿en qué consiste el aceptar o recibir el Llamamiento de Dios para el Ministerio—Sacerdocio Cristiano? Consiste en tres cosas:

1) El Señor nos Constituyó para ser Sacerdotes—Ministros Cristianos. (La Epístola a los Efesios 4:11)

“Y EL mismo constituyó a unos Apóstoles; a otros Profetas; a otros Evangelistas; a otros Pastores y Maestros”.

El término ‘Constituír’, es en el original Griego del Nuevo

Testamento, el verbo “” (EDOKEN) que, se traduce como: Establecer, colocar, poner. Está conjugado en modo indicativo, tiempo aoristo, por lo que la acción que desarrolla es completa, total. La idea que se transmite aquí, es que el Señor Jesucristo, por iniciativa propia, ya nos estableció de manera específica, como Sacerdotes—Ministros. Ya nos colocó—constituyó plenamente en su Obra; nos asimiló y nos estableció totalmente para Servirle.

2) El Señor nos capacitó para ser Sacerdotes—Ministros Cristianos.

(La 2ª Epístola de San Pablo a los Corintios 3:6)

“El cual asimismo nos hizo Ministros competentes de un Nuevo Pacto, no de la letra, sino del Espíritu; por que la letra mata, mas el Espíritu vivifica”.

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El término “Capacitar” (que la versión Reyna—Valera de 1960,

traduce como “Competentes”), es el verbo “” (IKANOSEN), que significa: Hacer apto. Está conjugado en modo indicativo, tiempo aoristo. La acción que desarrolla es puntual, sumaria. La idea que se transmite aquí, es que el Señor Jesucristo, Ya nos dio Toda la Capacidad necesaria, desde el inicio de nuestros respectivos Ministerios. No que nos va a ir capacitando (o haciéndonos competentes poco a poco) progresivamente. Sino que, nos dio ya total, completa, sumaria Capacidad y Competencia para Ministrar.

3) Del Señor proviene toda nuestra suficiencia para ser Sacerdotes—Ministros Cristianos. (La 2ª Epístola de San Pablo a los Corintios 3:5)

“No que seamos competentes por nosotros mismospara pensar algo como de nosotros mismos, sino

quenuestra competencia proviene de Dios”.

El término “Suficiencia” (que en la versión Reyna—Valera de 1960,

aparece como “Competencia”), es el sustantivo “s” (IKANOS), que se traduce como: Digno, merecedor, adecuado, idóneo. La idea de éste versículo es que, la Aptitud, el Suministro de Poder, la Autoridad Ministerial, no proviene de nosotros mismos. No es nuestra experiencia Ministerial; no son nuestros Estudios Teológicos; no es el Cartón de la Institución Teológica ‘X’; no es nuestra labia o elocuencia; no es nuestro carisma lo que nos hace aptos para Ministrar.

Es el Señor quien nos da la idoneidad necesaria para Ministrar. De EL proviene Todo.

1ª Conclusión: Así como San Pablo, fue Constituido (Llamado por Dios) y Capacitado (hecho Competente) por Dios para Servirle, haciéndole digno. Así también, nosotros cuando aceptamos el Llamamiento de Dios, recibimos ya todo el Paquete completo para poder Ministrar, el cual contiene: Llamado—Constitución; Capacidad y Suficiencia. Eso quiere decir que, desde el momento que recibimos y aceptamos Su Llamamiento, Ya somos capaces de Ministrar. Ya eres capaz de asumir una Tarea Ministerial específica y, si no tienes ésa capacidad que viene de lo Alto, quizás debieras cuestionar tu Llamado...

Por lo tanto, El Señor por medio de San Pablo, nos exhorta a llevar una vida digna del Llamamiento (La Epístola a los Efesios 4:1).

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“Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados”.

El término ‘Digno’, es el sustantivo “s” (AZIOS) que, significa: Congruente, consecuente, merecedor de. Si Dios te ha Llamado y además, te ha dotado con el Equipo necesario y completo para Ministrar, vive consecuentemente al Llamamiento de Dios y, no te desautorices.

Si bien es cierto que, al aceptar el Llamamiento de Dios, ya hemos recibido el Paquete completo con todo el Equipo necesario (es decir, los componentes ya mencionados), aún nos falta reflexionar en el último componente, y quizás el que identifica a un Llamado:

b) LA MARCA DISTINTIVA DEL SACERDOTE—MINISTRO CRISTIANO.

La Marca Distintiva del Sacerdote—Ministro; las evidencias que respaldan el Ministerio Cristiano, no son el ‘Éxito Empresarial’, ni el Prestigio, ni el ‘Liderazgo Perdurable’ ni el Crecimiento numérico desorbitante de nuestras Iglesias locales.

San Pablo, describe la Marca Distintiva Ministerial, en sentido diametralmente opuesto: La Evidencia que respalda el Ministerio Cristiano, es:

1) La Satisfacción en el Sufrimiento por la Causa de Cristo.(La Epístola de San Pablo a los Filipenses 1:29)

“Por que a vosotros os es concedido a causa deCristo, no sólo que creáis en EL, sino también quePadezcáis por EL”.

Cosa curiosa es que, en éste pasaje, en el original Griego no dice “Se os ha concedido...” Literalmente, no. Pero, en relación con la Epístola de San Pablo a los Efesios 4:11, sí. En el original Griego, el

versículo comienza con el verbo “” (EJARISTHE) que, significa: Regocijarse, gozarse, sentirse satisfecho, sentirse realizado. Al estar conjugado en tiempo aoristo, expresa la idea de alguien que está completamente realizado; alguien que está sumamente satisfecho. Los otros términos que, encontramos en éste versículo

son: “” (MENO) que, se traduce como: Permanecer, morar en relación íntima y constante con.

También está “” (PISTEUEIN) que, significa: Creer, confiar. El cual está conjugado en modo infinitivo, tiempo presente. Por lo

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que la acción que desarrolla es lineal, continuada. La idea que se transmite es de alguien que siempre está confiando, cree permanentemente.

Finalmente, el término “” (PASJEIN) que, se traduce como: Sufrir, padecer. También conjugado en modo infinitivo, tiempo presente, expresa la idea de un sufrimiento continuo, un padecimiento constante. Por lo tanto, la interpretación de éste versículo, diría así:

“No sólo deben sentirse gozosos, plenamente satisfechos; completamente realizados por que moran en Comunión íntima y constante con Cristo. O, por que creen y confían siempre y constantemente en EL. Sino que, deben sentirse gozosos, plenamente satisfechos, completamente realizados al sufrir continuamente; al padecer permanentemente por causa de Cristo”. (La Epístola de San Pablo a los Filipenses 1:29)

Al respecto, podemos notar que:

2) El Sacerdote—Ministro Cristiano, se halla plenamente realizado cuando sufre continuamente por Causa de Cristo.

(La 2ª Epístola de San Pablo a los Corintios 6:4—5; La 1ª Epístola de San Pablo a los Corintios 4:11--13)

“Antes bien, nos recomendamos en todo comoMinistros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos...”

“Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed,estamos desnudos, somos abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen, y bendecimos, padecemos persecución, y la soportamos, nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el desecho de todos”.

Veamos a continuación, en qué consisten éstos padecimientos:

1) Paciencia: “” (UPOMONE POLLE), se traduce como: Situación de extrema dureza. Expresa la idea de alguien que, ante una circunstancia sumamente difícil, persiste, persevera, resiste, no se deja vencer, se mantiene inconmovible, mas

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no significa en modo alguno que se mantiene invulnerable. Está en su sitio a pesar del dolor.

2) Tribulación: “” (THLIPSESIN), se traduce como: Aflicción. Expresa la idea de algo que nos aplasta, nos oprime.

3) Necesidad: “s” (ANARKAIS) que, significa: Obligaciones, urgencias, deudas apremiantes.

4) Angustia: “s” (STENOKORIAIS), se traduce como: Abatimiento, desgano, opresión, calamidad.

5) Azotes: “s” (PLEGAIS) que, significa: Plagas, enfermedades, desgracias, torturas.

6) Cárcel: “s” (FULAKAIS), que se traduce como: Prisión, confinamiento, privación de libertad.

7) Tumulto: “s” (AKASTATASIAIS), que significa: Desórdenes, confusión, revolución, insurrección, maltratos en motines.

8) Trabajos: “s” (KOPOIS), que se traduce como: Labor pesada, molestia, penalidad, incomodidad.

9) Desvelos: “s” (AGRUPNIAIS), que se traduce como: Insomnio forzado; que no se le permite descansar.

10) Ayunos: “s” (NESTEIAIS), que significa: Obligar a otro a pasar hambre, inanición.

11) Sed: “” (DIPSOMEN), significa: Tener continuamente sed.

12) Desnudez: “” (GUMNITEUOMEN), que se traduce como: Vestido siempre con harapos; continuamente andrajoso o, en paños menores.

13) Sin morada fija: “” (ASTATOUMEN), que significa: Siempre errantes, sin poder decir esto es mío; sin poder decir ésta es mi casa.

14) Perseguidos: “” (DIOKOMENOI), que se traduce como: Constantemente perseguidos, fugitivos.

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15) Difamados: “” (DUSFEMOUMENOI), que se traduce como: Permanentemente desprestigiados; siempre ‘enlodados’; constantemente los ‘embarran’.

16) Maldecidos: “” (LOIDOROUMENOI), que significa: Constantemente insultados; siempre injuriados.

17) Clasificados como desecho: “” (PERIKATHARMATA), que se traduce como: Desperdicio, basura.

18) Clasificados como escoria: “” (PERIPSEMA), que significa: Porquería, excremento, de lo peor, lumpem.

2ª Conclusión: Cuando el Señor nos Llamó y, nosotros aceptamos su Llamamiento, fuimos (desde ése momento) establecidos por EL como Sacerdotes—Ministros. Y, ya en aquél momento, fuimos dotados con todo el Equipo necesario para Ministrar.

Junto con el Llamamiento Divino, recibimos ya todo el Paquete completo: Llamamiento—Constitución, Capacidad y Suficiencia.

Y, en ése mismo Paquete, vino también el Padecer o Sufrir por la causa de Cristo, en forma constante. Es decir que, no hay, no existe tal cosa como un Ministerio sin Sufrimientos. Todo lo contrario, es parte del Llamamiento del Señor...viene con el Paquete. Y, el Sacerdote—Ministro que pretenda la plena realización de su vida y Ministerio, debe asumir la satisfacción, la dicha, la felicidad y el gozo de sufrir, de padecer siempre por la causa de Cristo.

3) La Tarjeta de Presentación del Sacerdote—Ministro Cristiano.

(La 2ª Epístola de San Pablo a los Corintios 6:4)

San Pablo, lo expresa mejor en la Segunda Epístola a los Corintios 6:4, cuando dice:

“...Nos recomendamos en todo como Ministros de Dios...”

El original Griego del Nuevo Testamento, utiliza para referirse al

‘recomendamos’, el término “s” (SUNISTANTES) que, significa: Tarjeta de presentación, documento.

Para San Pablo, creer y confiar siempre en el Señor; tener Llamamiento, haber sido Constituido por EL; ser Capacitado por el

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Señor; haber sido hecho apto e idóneo por Dios, es importante, es causa de gozo.

Pero, también el Sufrir, el Padecer por causa de Cristo es importante y, lo que es más, es su Tarjeta de Presentación; es la Evidencia que Certifica que Dios lo Llamó; ES LA MARCA DEL SACERDOCIO—MINISTERIO CRISTIANO.

Te pregunto: ¿Estás seguro que Dios te ha Llamado? Si es así, ¿eres consciente que Dios ya te Capacitó para Servirle? ¿Sufres por la causa de Cristo (repasa la lista)? O ¿es tu Ministerio ‘color de rosa’, cómodo, fácil? ¿Cuánto estás dispuesto a sufrir por causa del Señor?

III. DE LOS CRITERIOS.

a) Criterios de Evaluación de una Iglesia Local, para Constatar el Llamamiento de Dios al Pastorado de un hermano que, pertenece a dicha Congregación.

La primera cosa que una Iglesia local debe verificar en un hermano que, manifiesta tener Llamado de Dios para el Pastorado, es la certeza que el tal cuente con el Don Espiritual de Pastor. Para lo cual es menester explorar y definir en qué consiste éste Carisma.

Permítanme extraer dicha información de mi Nivel Discipular Dos, Lección Cinco: “Estudio detallado de cada Don Espiritual o Carisma”.

1) EL DON ESPIRITUAL DE PASTOR.

En el Idioma Griego, encontramos muchos términos para referirse a

Pastor: “” (POIMENA); “” (EPISKOTE); “s” (PRESBUTEROS) y, en todos, la función es la misma: Cuidar de un rebaño.

Es pues, el Don Espiritual de Pastor: La Capacidad sobrenatural otorgada por el Espíritu Santo, a determinados varones (y a las que han de ser sus compañeras idóneas, en plena sujeción a éstos), para que puedan cuidar, proteger, proveer alimento espiritual, aconsejar, enseñar, guiar y corregir a un grupo o varios grupos de gente, los cuales conforman una o varias Iglesias locales.

Cuando hablamos de un Pastor, usamos dicho término como si estuviera en sentido colectivo. Es decir, que el Pastorado es ejercido por dos personas que el Señor ha unido, ha fusionado en una sola persona, a la que nosotros denominamos ‘Pastor’. Estas dos personas que se unen para Ministrar, son el Pastor y su esposa. Pero,

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cuidado... Esto no significa de ninguna manera que la esposa del Pastor es la ‘Pastora’. Ella, en unión a su esposo ejercen el Ministerio Pastoral y, Dios les ha llamado a ambos y capacitado a ambos para que esto sea así. Los dos son el Pastor (es decir, hacen Labor Pastoral).

Cuando el Pastor es soltero, el Pastor de la Iglesia Local es él. Cuando se casa, el Pastor de la Iglesia Local es él y su esposa. Pero, la esposa por sí sola no es el Pastor de la Iglesia Local. Tampoco cuando dicha hermana es soltera es ‘el Pastor de la Iglesia Local’ (aún cuando contase con el Llamado y Dones Espirituales para ser Esposa de Pastor).

Puesto que, su Llamado es para ser Esposa de Pastor y complementarle a él en su Ministerio (ojo que aquí no estamos hablando de la Pastoral Genérica que tanto varones como damas deben ejercer dentro de la Iglesia Local. Un tema que trato más ampliamente en mi libro “La Disciplina Eclesiástica”. Sino que, aquí de lo que se habla es de la Pastoral Específica. Es decir, del Ministerio Pastoral propiamente dicho). Y, esto se debe a que en la Biblia no encontramos ‘Pastoras’. En las páginas del Nuevo Testamento no se encuentra ningún registro en cuanto a mujeres que hayan ejercido el Ministerio Pastoral. Lo cual nos lleva a reflexionar en los siguientes puntos:

2) La Identidad Ministerial y la Actitud Ministerial.

Dice la Primera Epístola de San Pedro, el capítulo cinco, el versículo uno, lo siguiente:

“Ruego a los Ancianos que están entre vosotros, yo Anciano también con ellos, y Testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la Gloria que será revelada…”

De este primer versículo, encontramos dos términos sumamente importantes. Uno de ellos denota Identidad Ministerial, el otro denota Actitud Ministerial. Veámoslos en detalle:

Identidad Ministerial. San Pedro escribe este capítulo cinco para determinados hermanos en Cristo. Específicamente, para los Ancianos de la Iglesia. He aquí la Identidad Ministerial. El capítulo cinco de I de San Pedro, va dirigido a los que son como San Pedro. A aquéllos que comparten con él la Carga y la Responsabilidad de Pastorear la Iglesia.

Actitud Ministerial. Pero, notemos la Actitud Ministerial correcta del Pastor, del Anciano Ministerial cuyo nombre era Pedro. Al comenzar el versículo uno, este Pastor que había tenido el privilegio de ser uno de los doce Apóstoles, de ver a Cristo cara a cara, no

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ordena ni exige a los Pastores que vienen después de él. San Pedro se humilla y ruega.

Cuando uno lee éste Pasaje Bíblico, no llega a comprender la envergadura de lo que San Pedro está diciendo aquí.

Porque el que escribe esto, no es el joven e impulsivo pescador que andaba con Jesús, no es el prepotente hombrón que corta orejas o el petulante y orgulloso discípulo que no se deja lavar los pies por su Maestro. No, ya es un hombre mayor, más maduro y reposado, más experimentado, golpeado por la vida y por el Servicio a nuestro Señor. Con el historial, con el Currículum Vitae Ministerial que se manejaba San Pedro, era como para que grite, gesticule, dé órdenes y mande que se le obedezca. Pero, no es así.

San Pedro utiliza el término Griego ‘parakalw’ (PARAKALO) que se interpreta como: Yo llamo, yo invito, yo pido, yo ruego, yo hablo cortésmente, yo consuelo, yo animo. Este verbo está conjugado en tiempo presente y, como se ha dicho varias veces, en el Idioma Griego, el tiempo presente es de acción contínua. Por tanto, el ruego, la súplica de San Pedro no es tan sólo del momento. Sino que la reitera y repite constantemente…’Consiervos, les ruego y sigo rogando, no me canso de rogarles…’

San Pedro aprendió de su Maestro Jesús, y aún cuando fue joven se portó terco y tozudo. Ahora ya viejo, se humilla y suplica y ruega permanentemente a sus Consiervos, no manda ni impone. ¿Y, qué les pide?

El versículo dos se inicia con la expresión: “Apacentad la Grey de Dios…” Aparentemente, se podría mal entender que estos hermanos, objetos directos de este capítulo, son hermanos de mucha edad cronológica, hermanos que peinan canas, hermanos de sesenta años para arriba.

Sin embargo, el término que Reyna—Valera del 60 traduce como ‘Anciano’, en el Original Griego del Nuevo Testamento, es la palabra

‘presbuteros’ (PRESBUTEROS) que se interpreta como: Presbítero, Obispo, Pastor, Anciano, Ministro.

Vale decir que, cuando San Pedro escribe este capítulo, no está pensando en ninguna manera en los viejitos. Porque el término que hace referencia a los de avanzada edad, es la palabra Griega

‘presbuth’ (PRESBUTE). En cambio, para el Anciano Ministerial,

para el Pastor usa el término ‘presbuteros’ (PRESBUTEROS).

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También es importante señalar que el término ‘presbuteros’ (PRESBUTEROS) no se aplica a las mujeres, no se aplica a las damas, no se aplica a las hermanas en Cristo. Pues, es un sustantivo de género masculino. De hecho, la palabra Griega para damas de

avanzada edad, para viejitas, para ancianitas, es ‘presbuti’ (PRESBUTI) que, como podemos es notar es diferente que

‘presbuteros’ (PRESBUTEROS).

En otras palabras, cuando en nuestras Biblias encontramos en I de San Pedro, capítulo cinco, el término ‘Anciano’, no entendamos, no creamos de ninguna manera, que una persona de edad avanzada necesariamente es un Anciano Ministerial en la Iglesia Local.

O, que los ‘Ancianos’ de la Iglesia Local tienen que ser de sesenta años para arriba. Pues, aquí de lo que se habla es de Pastores, de Obispos, de Ministros (que pueden ser jovencitos, adultos o adultos mayores). Pero, con una característica primordial: QUE HAN SIDO LLAMADOS POR DIOS PARA EJERCER EL PASTORADO EN LA IGLESIA DEL SEÑOR.

A Más de eso, entendamos, creamos y comprendamos todos, de una vez por todas, que en la Biblia, en la Palabra de Dios, no existe referencia de ninguna clase para la existencia de ‘pastoras’, ‘ministras’ o ‘ancianas ministeriales’ en nuestras Congregaciones.

Tener ‘pastoras’ en las Iglesias locales es una herejía gigantesca, puesto que la Palabra de Dios no habla nada de ello y distingue perfectamente en su Idioma Original, a los Ancianos Ministeriales o Pastores, a los viejitos y a las viejitas.

Claro que, hay hermanos que aducen que, si bien es cierto en el Nuevo Testamento no hay base Escritural para la existencia de las ‘pastoras’, ésta si se halla en el Antiguo Testamento. Específicamente, en el libro de Jueces 4:1—24.

Al respecto, debemos aclarar que, no es del todo cierto que las mujeres hayan quedado relegadas en la Obra de nuestro Señor. Si es cierto que, mayormente Dios en la Biblia, en su Infinita Sabiduría, Soberanía y Misericordia, ha usado más a los varones que a las mujeres. Sin embargo, sería negar el contenido de las Sagradas Escrituras, el creer o afirmar que nuestro Señor no haya usado a mujeres en su Santa Obra.

De hecho, las páginas de la Biblia mencionan a mujeres de Valor y Fe, de Consagración y Fidelidad, como: Sara, María la hermana de Moisés y Aarón, como Rahab, Noemí, Rut, Ana, Esther, María la madre de Jesús, Priscila, Febe, Trifena y Trifosa. Y, de entre todas ellas, no la

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más notable pero, sí quizás la más dependiente del Señor, la más temerosa de Dios, fue Débora (cuyo nombre significa Abeja). Hay tres aspectos que giran alrededor del Ministerio Profético de Débora.

Primer Aspecto: Antecedentes al Ministerio de Débora.

El Ministerio de Débora no surgió de la noche a la mañana o de un día para otro. Sino que se gestó en medio de la contínua y creciente rebelión de la Congregación de Israel.

Eso lo notamos en Jueces 4:1, porque la Iglesia de Israel seguía torciéndose aún más: “Después de la muerte de Aod, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehová”. Vale decir que, muerto el Pastor, el rebaño se dispersa y cada quien hace lo que se le viene en gana.

Esto originó que Canaán los oprimiera veinte años. Jueces 4:2, dice: “Y Jehová los vendió en mano de Jabín rey de Canaán, el cual reinó en Azor; y el capitán de su ejército se llamaba Sísara, el cual habitaba en Haroset—Goim”. Así que, el Pueblo de Israel volvió a cosechar ataduras y oposición, porque cuando no había quien los pastorease, sólo sembraban infidelidad y abominación contra Dios. Por tanto, tuvieron veinte años más de pobreza y adoración a los demonios de Canaán.

Hasta que se dejó oír la súplica de Israel. Jueces 4:3, dice: “Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehová, porque aquél tenía novecientos carros herrados, y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel por veinte años”. La desesperación, la impotencia y el dolor le llevaron a la Iglesia del Antiguo Testamento a un profundo clamor en oración… ¡Señor Libéranos!

El Ministerio de Débora es el fruto de ésta situación. Débora aparece en el Plan de Dios y es requerida, porque: 1) La Infidelidad de su Iglesia crecía cada vez más. 2) Su Iglesia estaba Atada y Oprimida desde hacía veinte años. 3) Su Iglesia Clamaba en Profunda Oración, suplicando Liberación.

A diferencia de otros Ministerios (como los Ministerios de Otoniel, Aod, Samgar) en que la infidelidad al Señor y las ataduras a los demonios Cananeos ya existían. El Ministerio de Débora es la Respuesta de Dios a un pueblo que clamaba día y noche al Señor, pidiendo Liberación desde hacía veinte años. En otras palabras, Débora es el producto de muchas oraciones. Su Ministerio va precedido y cubierto por miles de oraciones durante veinte años.

Segundo Aspecto: El Ministerio Profético de Débora Marcaba el Rumbo.

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Dice la Palabra del Señor en Proverbios 29:18: “Sin Profecía el pueblo se desenfrena; mas el que guarda la Ley es bienaventurado”.

Se entiende como desenfrenar: La entrega voluntaria a los vicios y maldades. La Palabra de Dios nos dice que, cuando una Iglesia Local no tiene Profecía, no tiene Mensaje de la Palabra de Dios escrita, no tiene Revelación de la Voluntad de Dios, ésa Iglesia Local se desenfrena. Es decir, se entrega voluntariamente a toda clase de vicios y maldades.

Y, aquí en Jueces 4, encontramos que hacía mucho tiempo que la Iglesia del Antiguo Testamento se hallaba desenfrenada. Pero, tras veinte años de clamor en oración, Dios responde y levanta un Freno.

Alguien que detenga la práctica de toda clase de vicio y maldad en Israel; alguien que revele la Voluntad de Dios, la Visión o Punto de Vista Divino; alguien que Predique la Palabra de Dios, alguien que Comunique los Mensajes que venían de Dios. Porque una Iglesia Local sin Palabra de Dios, va con rumbo al deterioro moral y espiritual y, va derecho a la muerte.

Entonces, siendo que ningún varón se hallaba Consagrado para ser Profeta, porque todos los varones de la Congregación de Israel se hallaban desenfrenados y lo único que predicaban y alentaban, era el desenfreno.

Dios levanta no un Predicador, sino una Predicadora y, ésta fue Débora. Dice Jueces 4:4 en la Versión Popular: “En aquél tiempo juzgaba a Israel una profetisa llamada Débora, esposa de Lapidot”. Y, Débora NO Pastoreaba su pueblo… Ella bien sabía que si Dios le había levantado como Profetisa, como Predicadora de la Palabra del Señor, era por la negligencia, ineptitud y desenfreno de los varones de su Congregación. Como lo veremos más adelante.

Jueces 4:5, nos habla del lugar donde Ministraba Débora. La primera parte del versículo cinco, dice: “Y acostumbraba sentarse bajo la palmera de Débora, entre Ramá y Bet—El, en el Monte de Efraín”.

Débora no tenía una tienda de campaña, ni tampoco una casa construída como la tuvieron los Pastores Aod, Otoniel y Samgar. Y, es que Débora no fue ‘Pastora’, sino que tan sólo fue Predicadora de Israel. Asumió funciones Pastorales porque en su aquí y en su ahora, faltaba un varón calificado para ése puesto.

La segunda parte del versículo cinco, habla de la Función Ministerial de Débora. Dicho versículo dice lo siguiente: “Y los hijos de Israel

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subían a ella a juicio”. Siendo que, ni Sacerdotes ni Maestros de la Ley, ni Ancianos de la Congregación de Israel enseñaban la Palabra de Dios. Era responsabilidad de Débora orientar y enseñar la Palabra de Dios al Pueblo y, comunicar la Voluntad de Dios para ellos. Ese fue el Freno de Dios para el desenfreno de Israel. E Israel lo sabía, sabía que no había otra persona Fiel y Consagrada en todo el Pueblo de Dios que no fuera Débora y, subían a ella para aprender la Palabra de Dios, para ser aconsejados, reprendidos o amonestados, para ser Ministrados. Y también sabían que de no estar Débora entre ellos, estaban perdidos y rumbo a la muerte.

Entonces, Dios completa su respuesta para Israel y da la Revelación en el Ministerio de Débora. Jueces 4:6 y 7, dice: “Y ella mandó llamar a Barac, hijo de Abinoam, de Cedes de Neftalí, y le dijo: ¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel, diciendo: Ve, junta tu gente en el Monte de Tabor, y toma de Neftalí y de la Tribu de Zabulón; y yo atraeré hacia ti; al arroyo de Cisón, a Sísara, capitán del ejército de Jabín, con sus carros y su ejército. Y lo entregaré en tus manos?” Dios Reveló a Débora la otra parte de su Plan… Israel, la Congregación del Antiguo Testamento, necesitaba Profecía a tiempo completo y Pastoral a tiempo completo. Y Dios sabía que Débora no podía ejercer el Ministerio Profético y el Ministerio Pastoral a tiempo completo. Dios sabía que si lo había hecho, era por necesidad y falta de un varón apto para la Tarea Pastoral. Por eso, Dios Reveló a Débora la otra parte de su Plan. Débora seguiría en el Ministerio Profético.

Mas ahora, Dios le Revelaba a Débora el nombre del varón que necesitaba para ser el Pastor de Israel, su nombre era Barac.

Tercer Aspecto: El Llamamiento del Pastor Barac.

Barac (cuyo nombre significa Bendecir) fue el varón escogido por Dios para Libertar a su pueblo Israel; fue el varón escogido para Pastorear a Israel; fue el varón escogido por Dios para complementar el Ministerio Profético de Débora en Israel. Pero, Barac no estaba totalmente de acuerdo con su Llamamiento. Es decir que, en lugar de ser de Bendición. Este varón fue ‘Lo Barac’ (que, en Hebreo significa No de Bendición).

De hecho, Barac sabía del Llamamiento pero no lo aceptaba. Cuando Débora le dice a Barac “¿No te ha mandado Jehová Dios de Israel…?’ Es porque tanto a Débora como a Barac, Dios les había Revelado su Voluntad. Y, Débora sabía que Barac conocía de su Llamamiento. Pero, como Barac no hacía nada al respecto y se pasaba el tiempo, lo manda a llamar y le saca en cara lo que ambos sabían pero que, Barac no quería aceptar. Y, es que Barac era rebelde al Llamado de Dios.

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Barac era un varón inseguro. Jueces 4:8, dice: “Barac le respondió: Si tú fueres conmigo, yo iré; pero si no fueres conmigo, no iré”. Y, con estas palabras, Barac demuestra ser cobarde y tener poca Fe. Dios lo escoge para que solito y sin ayuda, conduzca los ejércitos de Israel hacia una victoria segura. Pero, Barac no quería ir solo… Barac quería que la Profetisa lo acompañe al campo de batalla, porque creía que el triunfo consistía en la ‘presencia mágica’ de Débora que haría huir al enemigo. Barac no tuvo Fe en que bastaba que Dios lo use para hacer escapar al enemigo. En otras palabras, a Barac ‘se le caían los pantalones o la túnica, si así lo prefieren’.

Y Débora lo reprende y amonesta por su falta de valor y Fe, y le dice en Jueces 4:9: “…Iré contigo; mas no será tuya la gloria de la jornada que emprendes, porque en mano de mujer venderá Jehová a Sísara…” Y esta Profecía de Débora se cumple, pues Jueces 4:17—22, nos dice que ni siquiera fue Barac quien eliminó a Sísara. Sino que Dios levantó a otra mujer. Una mujer valiente y que tenía Fe en que Dios la protegería. Esta fue Jael, concuñada de Moisés, la que Dios usó para eliminar a Sísara.

Conclusiones con respecto al Ministerio de Débora.

*) Ante la duda, la falta de Fe y la cobardía de los varones, Dios levanta para Ministrar a las mujeres. Las mujeres no son meros objetos de adorno o simples amas de casa. Sino que, donde los varones no llegan (sea porque no quieren o porque no pueden) en el cumplimiento de la Voluntad de Dios, llegan las mujeres que son Guiadas por Dios para hacer lo que los varones no hicieron o dejaron de hacer.

*) Existe un Ministerio Profético de las mujeres. Dios Llamó en el pasado y Llama en el presente a mujeres para el Ministerio de la Predicación de la Palabra Escrita de Dios.

*) No Existe un Ministerio Pastoral de las mujeres. Dios no Llama mujeres para ser Pastoras. Débora jamás pensó en ser la Pastora de Israel. Por eso cuando Dios elige a Barac, Débora no cuestiona la Voluntad de Dios. Débora no dice ‘Pero, si yo soy la Pastora, para que lo Llamas a Barac?’. Débora no dice ‘Pero, si todos saben que Barac es cobarde y sin Fe, ¿para que lo Llamas a él? ¡Llámame a mí!’ No, Débora sabía que al Ministerio Pastoral, Dios en su Infinita Sabiduría, Soberanía y Misericordia, sólo constituye a varones. Y Débora, la gran Profetisa de Israel, se sujeta y amonesta a Barac ‘Tú sabes que Dios te ha elegido para Pastorear Israel, qué esperas para cumplir su Voluntad’. Débora sabía que como mujer podía cumplir y desarrollar muchos Ministerios, excepto el del

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Pastorado. Si lo hizo fue de manera provisional. Mas cuando Barac lo asumió, ella sólo se dedicó a su propio Ministerio.

Pueden haber mujeres Maestras de la Palabra de Dios; mujeres Misioneras; mujeres Evangelistas por contacto personal; mujeres Evangelistas de púlpito; mujeres Directoras de Culto; mujeres Predicadoras; mujeres Diaconisas; mujeres Cantoras; mujeres Intercesoras; mujeres Consejeras; mujeres que Ministran Liberación; mujeres Profesoras de Seminario Teológico o Instituto Bíblico. Pero, no existe, Bíblicamente hablando, mujeres ‘pastoras’. Simplemente no las hay.

Lo que hay, son mujeres con Llamado de Dios para ser Esposas de Pastor pero, eso es harina de otro costal. A más de eso, después de Débora no hubo más mujeres en el Antiguo Testamento que actuaron como Jueces en Israel. Puesto que, quien reemplaza a Débora es Barac y luego le sigue Gedeón. De hecho, el caso de Débora es un caso único, aislado, y no se puede hacer de ello una doctrina o un dogma. Vale decir que, no se puede tomar el Pasaje Bíblico de Jueces 4, para pretender refrendar un supuesto ‘Ministerio Pastoral Femenino’. Pues, es hacerle decir a la Biblia lo que no dice.

No existen pues, Bíblicamente hablando, mujeres ‘Pastoras’. Y, si de veras creemos que las Sagradas Escrituras son nuestra Regla de Fe y Práctica, entonces no debiéramos ser tan contemplativos cuando ‘ciertas’ hermanas, se auto—proclaman ‘Pastoras’ y, forman parte de ciertas Fraternidades de Pastores Denominacionales o Inter—Denominacionales, fomentando lo que es contrario a la Palabra de Dios.

Pero, lo cierto es que en nuestro aquí y ahora, en algunas Congregaciones, hay damas que ejercen el ‘Pastorado’. Un servidor a título personal piensa al respecto que, en primera instancia, deberían pedir perdón a nuestro Señor por usurpar una posición que no les corresponde (sin importar qué tan bien hayan podido ejercer la Función Pastoral). En segunda instancia, deben definir en oración si el Llamado que tienen es para ser Misioneras o Predicadoras. En tercera instancia, deben orar para que nuestro Señor levante varones Pastores que les reemplacen en sus respectivas Congregaciones.

En cuarta instancia, si son Misioneras, pues deben salir de su Iglesia local, ir donde no se haya Predicado el Evangelio, a los Campos Blancos, y hacer Misiones. Es decir, levantar una Iglesia de cero. Y si son Predicadoras, pues deben continuar su Ministerio de la Predicación de la Palabra Escrita de Dios.

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Entonces, hasta aquí hemos visto lo referente al Don Espiritual de Pastor, la Actitud y la Identidad Ministerial. Veamos a continuación,

3) Las Variantes del Don Espiritual de Pastor. Primera Variante: El Don Espiritual de Pastor—Misionero.

El creyente en Cristo que, tiene el Don Espiritual de Pastor, en la variante de Apóstol, Enviado o Misionero, posee ambos Dones Espirituales.

Pero, su Pastorado quedará sujeto a la necesidad impuesta por el Espíritu Santo, de tener un Ministerio en constante movimiento y, promover la Obra Misionera en la Iglesia local donde se halle, descuidando su Rebaño. Es decir que, dicho Pastor tiene más carga Misionera que carga Pastoral.

El Señor le insta a ir a los campos blancos y comenzar Nuevas Obras pero, el temor de perder la Casa y el sueldo Pastoral con que cuenta, le detienen en la aventura de salir por Fe a Misionar. Sin embargo, la carga Misionera sigue ahí en su corazón. Por lo tanto, para aplacar su consciencia, empujará a su Iglesia Local a hacer Misiones continuamente, a hacer actividades Pro—Misiones, a abrir Anexos, descuidando fuertemente, la Consejería, la Visitación, la Edificación de su Congregación. Por ello, es mejor en éstos casos que, dicho Pastor se sincere consigo mismo y con el Señor, que reconozca que es más Misionero que Pastor y, que se dedique al Ministerio de las Misiones a tiempo completo.

Segunda Variante: El Don Espiritual de Pastor—Evangelista.

El Don Espiritual de Pastor—Evangelista. El creyente en Cristo que, tiene el Don Espiritual de Pastor, en la variante de Evangelista, posee ambos Dones Espirituales. Pero, su Pastorado quedará sujeto a la necesidad impuesta por el Espíritu Santo, de dedicarle mayor tiempo al Evangelismo en su Ministerio (corriendo el peligro de descuidar su Rebaño, por la preocupación que tiene de ganar almas para Cristo). Es decir que, dicho Pastor tiene más carga Evangelista que carga Pastoral. El Señor le insta a ir continuamente a Eventos Evangelísticos (Campañas, Cruzadas Nacionales o Inter—Nacionales, Congresos, etc.) y, llevar las Buenas Nuevas por todo el País o el Mundo conocido, siendo sostenido por Fe. Pero, el temor de perder la Casa y el sueldo Pastoral con que cuenta, le detienen en la aventura de acudir por Fe, dependiendo del Señor a otras Congregaciones (dentro o fuera de su País) que lo invitan constantemente porque

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reconocen su Don Espiritual de Evangelista y, su efectividad en ése Ministerio.

Sin embargo, la carga Evangelista sigue ahí, en su corazón. Por lo tanto, para aplacar su consciencia, empujará a su Iglesia Local a hacer y emplear mayor tiempo en el Evangelismo (por contacto personal, aires libres, visitación—operación Andrés, Cultos Evangelísticos de fin de mes, Campañas mensuales o bi—mensuales y, a participar permanentemente en las Cruzadas que se organicen). Lo cual y de hecho, no es malo. Lo malo, es que dicho Pastor descuida las otras áreas de su Pastorado (Consejería, Visitación, Edificación, etc.) y, sus Predicaciones sólo son para motivar a su Iglesia local a ser más efectivos en el Evangelismo. Lo malo, es que dicho Pastor pasa más tiempo fuera de su Congregación que, dentro de ella.

Pues, aprovecha cualquier oportunidad para acudir como Evangelista a cualquier Campaña, donde se solicite su Ministerio. Cuando sus Ovejas (con cargas personales, con problemas) acuden a su Pastor para ser aconsejados, enseñados, consolados, se encuentran con que su Pastor...otra vez, está de viaje...salió invitado por otra Iglesia Local para una Campaña.

Qué podrá pensar una Congregación de un Pastor de éste tipo, no creo que dé gracias al Señor por su Ministerio Evangelístico. Pienso más bien, que tendrá palabras de reproche para su Pastor, palabras como: “Nunca tiene tiempo para nosotros, para más ayudando a otras Iglesias que a nosotros, nunca se le encuentra y, cuando sí está con nosotros, nos comparte de lo bien que le fue en tal Campaña, de las Campañas que debiéramos hacer nosotros. Pero, siempre nos dice que está cansado, especialmente cuando le pedimos que asuma sus funciones Pastorales y, le hacemos referencia a nuestra problemática interna”.

Por ello es que, lo mejor en estos casos es que dicho Pastor se sincere consigo mismo y con el Señor y, se dedique al Ministerio de Evangelista a tiempo completo.

Tercera Variante: El Don Espiritual de Pastor—Profeta.

El Don Espiritual de Pastor—Profeta. El creyente en Cristo que, tiene el Don Espiritual de Pastor, en la variante de Profeta o Predicador, posee ambos Dones Espirituales. Por ende, siendo que el Don Espiritual de Profecía o Predicación de la Palabra de Dios es escrita, es para Edificación, Exhortación y Consolación (ver al respecto la 1ª Epístola de San Pablo a los Corintios, 14:3), su Ministerio Pastoral se verá enriquecido y su efectividad Ministerial, llevará mayor bendición a su Iglesia Local.

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Cuarta Variante: El Don Espiritual de Pastor—Maestro.

El Don Espiritual de Pastor—Maestro. El creyente en Cristo que, tiene el Don Espiritual de Pastor, en la variante de la Enseñanza, posee ambos Dones Espirituales. E, igual que con el Don Espiritual anterior, su Ministerio Pastoral se verá fortalecido y, de hecho, la beneficiada será su Iglesia Local.

Quinta Variante: El Don Espiritual de Pastor—Pastor.

El Don Espiritual de Pastor—Pastor o Pastor—Consejero. El creyente en Cristo que, tiene el Don Espiritual de Pastor, en la variante de la Pastoral neta o, de la Consejería, posee mayor incidencia en su Ministerio Pastoral.

Es decir que, el Señor le ha capacitado para ser un Consejero especializado en todos los niveles. Pero, esto no significa de ninguna manera, que necesariamente éste Pastor sea Maestro o Predicador (y, por cierto, ¿de dónde hemos sacado que todos los Pastores, necesariamente Enseñan, Predican o Evangelizan?). Los Pastores que poseen ésta variante del Don Espiritual de Pastor, y no cuentan con las otras variantes, son nulos en el púlpito o en el salón de clase.

Pero, eso no merma de ninguna manera su efectividad como Guía del Rebaño. Así que, con el fin de satisfacer y atacar las necesidades de su Congregación, dicho Pastor se verá obligado continuamente, a invitar Predicadores, Evangelistas y Maestros, para lograr que su Iglesia Local se Edifique.

4) Las Características de un Pastor a la Luz del Salmo 23.

Mas no basta que el hermano que manifiesta tener un Llamado de Dios para ser Pastor, cuente con el Don Espiritual respectivo, tenga la Identidad Ministerial y la Actitud Ministerial. También debe contar con las características de un Pastor.

Estas características, se hallan en el Salmo 23. Y son las siguientes:

1) Un Pastor, provee espiritualmente lo que su Iglesia local necesita, para que a ésta no le falte nada (Salmo 23:1). Es decir que, el Pastor busca de atacar la necesidad. Y, si fuere el caso que se sabe no capacitado para impartir un determinado alimento espiritual, buscará de traer a alguien que sí lo esté para llenar ésa necesidad. De aquí se desprende que, no necesariamente un Pastor sabe todo o tiene conocimiento de todo. Por lo tanto, si de veras está interesado en que su Rebaño satisfaga sus necesidades espirituales, no debería tener ningún inconveniente en invitar a

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aquéllos Consiervos suyos que, sí puedan proveer determinado alimento espiritual.

Y, si tiene inconvenientes, quizás se debe a que tiene celos Ministeriales y está cuidando su Puesto, temiendo que quien le ayude a dar pastos verdes a su Congregación, le va a quitar su Ministerio (o, como se dice criollamente, ‘le va a serruchar el piso’), lo cual demostraría la poca confianza que le tiene a su Señor que, fue quien lo trajo por algo (con un propósito determinado) a dicha Congregación y, con éste miope punto de vista le está negando a su Iglesia local, el poder decir: “El hermano fulano, es nuestro Pastor. Y, con él no tenemos necesidad de nada, pues busca de darnos el alimento espiritual necesario”.

2) Un Pastor, permite que su Iglesia local, aún en medio de la tribulación, aún en medio de las pruebas y la lucha espiritual, halle descanso y consuelo (Salmo 23:2).

3) Un Pastor, vela, cuida y vigila atentamente a su Congregación local (Salmo 23:3).

4) Un Pastor, protege a su Iglesia local de cualquier peligro, sea éste físico o espiritual (sobre todo en éstos tiempos con tantas corrientes doctrinales heréticas que se vienen filtrando en nuestras Congregaciones) y, a más de esto, también está dispuesto a dar su vida, su tiempo, sus energías y a gastarse (como diría San Pablo) por sus Ovejas (Salmo 23:4ª).

5) Un Pastor, anima y alienta a su Iglesia local. Pero, también la Reprende y la Disciplina cuando es necesario (Salmo 23:4b). El ‘cayado’ es una vara que remata en gancho y, que sirve para jalar o atraer a la oveja que se sale, que se aleja del rebaño. La ‘vara’ es un palo delgado y a la vez fuerte con el que se golpea a las ovejas que, se ponen tercas y no quieren seguir al rebaño.

6) Un Pastor, que cumple bien sus funciones, permite que su Iglesia Local gane reconocimiento (Salmo 23:5).

7) Un Pastor, conduce a su Congregación hacia la Eternidad, haciendo bien la Obra del Señor aquí en la Tierra, para que allá en el Cielo el Señor sepa recompensar los esfuerzos realizados en lograr la extensión de su Reino (Salmo 23:6).

Veamos a continuación:

5) La Forma Correcta de Cuidar del Rebaño de Dios.

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En su Primera Carta, capítulo cinco, versículo dos, San Pedro dice “…Apacentad la Grey de Dios…” Este término ‘apacentad’, en el

Griego Neo—testamentario, es la palabra ‘poimanate’ (POIMANATE) que se interpreta como: Apacentad, Pastoread, sed Pastores, sed pacientes, soportad, aguantad. Siendo el término que Reyna—Valera del 60 traduce como ‘Grey’, la palabra

Griega ‘poimnion’ (POIMNION) que se traduce como: Rebaño.

Este verbo ‘poimanate’ (POIMANATE) está conjugado en modo imperativo, lo cual no expresa una sugerencia, precisamente. Sino que es un Mandato.

El tiempo del verbo es aoristo. Lo que significa que la acción que desarrolla es tajante, puntual, enérgica, enfática, rotunda y completa.

Es decir que, San Pedro le dice a sus Consiervos de todos los tiempos que, se debe Apacentar completamente el Rebaño de Dios; se debe Pastorear con todas las fuerzas el Rebaño de Dios; se debe gastar todas las energías en ser Pacientes con el Rebaño de Dios; se debe Soportar enfáticamente el Rebaño de Dios; se debe Aguantar estoica y rotundamente el Rebaño de Dios.

No pide poco San Pedro, pues es una tarea ardua y difícil la de Apacentar el Rebaño del Señor. San Pedro manda que los que estamos en esta labor tan sacrificada e incomprendida, seamos súper pacientes con los que conforman el Rebaño de Dios. Que Aguantemos a las ovejas que, casualmente, no siempre nos tienen paciencia, y casi siempre no nos comprenden. Pocas veces los Pastores somos aplaudidos. Mayormente, somos criticados, difamados, calumniados ‘casualmente’ por nuestras mismas ovejas. Humanamente hablando, lo que San Pedro está pidiendo no es fácil ni dan ganas de hacerlo. Y, sin embargo, sólo los verdaderos y auténticos Llamados por Dios para éste Ministerio, pueden lograr realizar esta Tarea de Apacentar el Rebaño de Dios.

San Pedro continúa el versículo dos, utilizando el término Griego

‘episkopountes’ (EPISKOPOUNTES) que se interpreta como: Los que vigilan, los que cuidan, los que guardan. Este término

deriva de la palabra Griega ‘episkopos’ (EPISKOPOS) que, castellanizado es la palabra ‘Obispo’ pero, que también se traduce como: Cuidador, Vigilante, Guardián. Este término es un Participio conjugado en tiempo presente. Por lo tanto, la acción que desarrolla es durativa, constante. De ahí que, la labor básica de un Obispo, es la de ser un constante Guardián del Rebaño de Dios, alguien que Vigila sin descansar el Rebaño del Señor.

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De ahí que San Pedro, bajo la Unción del Espíritu Santo, nos muestra la Forma Correcta de Cuidar el Rebaño de Dios. Esta es, ejerciendo tres actitudes que todo Pastor, Obispo, Anciano Ministerial o Ministro debe realizar. Estas tres cosas que sí se deben hacer son, de acuerdo a los versículos dos y tres, las siguientes:

Primera Actitud: Se debe cuidar siempre del Rebaño del Señor, voluntariamente.

El término Griego que San Pedro usa aquí es ‘ekousiws’ (EKOUSIOS), el cual se traduce como: De buena gana. Dándonos a entender con claridad meridiana que, un Pastor debe Pastorear, Ministrar, Apacentar, Cuidar del Rebaño del Señor, de buena gana, queriendo hacerlo.

Más aún, disfrutando al hacerlo. En otras palabras, le debe gustar la Tarea Pastoral, y realizar su Labor, su Ministerio, con gracia. Si no le gusta, si se para quejando, es porque Dios no le Llamó para esto. Y, como Dios no se equivoca, significa que tal hermano se equivocó al elegir el Pastorado.

Segunda Actitud: Se debe cuidar siempre del Rebaño del Señor, con ánimo pronto.

El término Griego que San Pedro usa aquí es ‘proqumws’ (PROTHUMOS), el cual se traduce como: Bien dispuesto, pronto. Dándonos a entender con claridad meridiana que, un Pastor debe Pastorear, Ministrar, Apacentar, Cuidar del Rebaño del Señor, con ánimo, con entusiasmo y porque no decirlo, apasionadamente. Pasión no sólo por las almas perdidas, sino también por las almas ya ganadas para Cristo.

Tercera Actitud: Se debe cuidar siempre del Rebaño del Señor, siendo ejemplo para él.

El término Griego que San Pedro usa aquí es ‘tupoi’ (TUPOI), el cual se traduce como: Las marcas, las imágenes, los tipos, las formas, los modelos, los ejemplos, las figuras. Dándonos a entender con claridad meridiana que, un Pastor debe Pastorear, Ministrar, Apacentar, Cuidar del Rebaño del Señor, tratando en todo momento de ser modelo y ejemplo para su Congregación y por tanto, como Guía del Rebaño debe mostrar el camino a seguir. Debe ir adelante guiando y dirigiendo el Rebaño. Debe ir al medio, entre las ovejas, alentando y animándolas a seguir adelante. Debe ir atrás, arriando a las que se quedan rezagadas.

6) La Forma Incorrecta de Cuidar del Rebaño de Dios.

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San Pedro menciona que la Forma Incorrecta de Cuidar el Rebaño de Dios, es ejerciendo tres actitudes que ningún Pastor, Obispo, Anciano Ministerial o Ministro debería realizar. Estas tres cosas que no se deben hacer son, de acuerdo a los versículos dos y tres, las siguientes:

Primera Actitud: No se debe cuidar siempre del Rebaño del Señor, por fuerza.

El término Griego que San Pedro usa aquí es ‘anagkastws’ (ANAGKASTOS), el cual se traduce como: Obligación, a la fuerza, por necesidad.

Dándonos a entender con claridad meridiana que, jamás un Pastor debe Pastorear, Ministrar, Apacentar, Cuidar del Rebaño del Señor, porque lo presionan, porque lo obligan, porque no le queda otra, porque tiene necesidad, porque lo tienen entre la espada y la pared, porque si no lo hace así, no tiene cómo parar su olla, porque si no lo hace así, no comen ni él ni los suyos. De tal manera que, quienes le pagan su Sueldo Pastoral lo tienen pisado, comprado y es el títere de unos cuantos hermanitos carnales que se creen con derechos sobre el Pastor, porque le pagan unos reales.

En tales casos, es mejor renunciar a ese Pastorado que tener que Pastorear cada día, presionado, con una fuerte opresión en el pecho, una úlcera en el hígado, un temblor en las rodillas y dientes, y las miradas inquisidoras de una Congregación carnal que, no te deja Predicar lo que realmente dice la Palabra de Dios, porque de lo contrario, al día siguiente estarás de patitas en la calle.

Segunda Actitud: No se debe cuidar siempre del Rebaño del Señor, por ganancia deshonesta.

El término Griego que San Pedro usa aquí es ‘aiscrokerdws’ (AISJROKERDOS), el cual se traduce como: Amor al dinero, interesado. Dándonos a entender con claridad meridiana que, jamás un Pastor debe Pastorear, Ministrar, Apacentar, Cuidar del Rebaño del Señor, porque le han de pagar un ‘sueldazo’. Sino que, la motivación sea el sincero deseo de hacer la Voluntad de Dios, ya sea que le paguen un ‘sueldazo’, le paguen una miseria o tenga que Ministrar ad honorem. De hecho, cuando un Pastor no está Pastoreando y lo invitan a ser Candidato a Pastor de una o varias Iglesias Locales que están sin Pastor, deberá ponerlo en oración, estar seguro que es la Voluntad de Dios y aceptar la invitación de aquélla

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Iglesia Local que tenga más necesidad. Si le pueden pagar, bien. Si no le pueden pagar, bien.

Pero, convencidos de que si es la Voluntad de Dios que se Ministre en una Congregación con tanta necesidad material y espiritual, sabrá Dios que lo Llamó suplir sus necesidades hasta que su Congregación le pueda pagar. Nunca un Pastor debe barajar posibilidades de Pastorado, pensando que en tal Iglesia Local pagan más que en esta otra. Eso es carnalidad de primera clase.

Tercera Actitud: No se debe cuidar siempre del Rebaño del Señor, teniendo señorío sobre él.

El término Griego que San Pedro usa aquí es

‘katakurieuontes’ (KATAKURIEUONTES), el cual se traduce como: Los que dominan, los que tratan despóticamente. Este es un Participio en tiempo presente y, como ya se dijo antes, su acción es permanente.

Dándonos a entender con claridad meridiana que, jamás un Pastor debe Pastorear, Ministrar, Apacentar, Cuidar del Rebaño del Señor, tratando a las ovejas con la punta del pie, humillándoles, gritándoles, ofendiéndoles, ridiculizándoles, denigrándoles o basureándoles. Tampoco debe creerse un rey, un ‘Saddam Hussein’ o un ‘Hitler’ o un ‘Stalin’ que, esperan ser obedecidos sin rechistar y que están dispuestos a sancionar o botar de la Iglesia Local, a la menor falta. Esto es lo que llamamos el ‘Gobierno Episcopal’, donde el Pastor pretende tener el control total de la Iglesia Local, el cual siendo ya por Derecho Bíblico, la Máxima Autoridad Espiritual Ministerial. Usurpa también las funciones de la Iglesia Local y se erige arbitrariamente, en la Máxima Autoridad Espiritual Administrativa. Despojando a la Iglesia Local de su condición y Autoridad como Esposa del Cordero.

De esa forma no se cuida el Rebaño del Señor. Y, obviamente, si San Pedro lo menciona en su Carta, es porque estos problemas existían entre los Consiervos de su época. De ahí ésta llamada de atención amistosa, para los Pastores de todos los tiempos.

Seguidamente, veamos:

7) Los Requisitos Bíblicos para ser Pastor.

Los cuales se hallan en la 1ª Epístola de San Pablo a Timoteo 3:1—7. Y, que son los siguientes:

*) Ser irreprensible. Es decir, que no hay nada que reprocharle. No es Nuevo Creyente (por cierto, considero que un creyente en

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Cristo deja de ser Nuevo Creyente, después de cumplidos sus primeros cinco años en la Fe). Por lo tanto, cuando decimos que no es Nuevo Creyente, estamos diciendo que tal hermano ya tiene tiempo en las Cosas del Señor y, en todo ése tiempo, siempre se ha sabido sujetar a su Pastor y a su Iglesia Local, siempre se ha dejado Discipular y Pastorear, ha aprendido de sus hermanos mayores y de su Pastor, el interés por mantener la armonía, la unidad, el Celo Doctrinal, el cuidado por su Congregación, su fidelidad a su Iglesia Local en todas las áreas, llevando bendición en todos los Ministerios y Cargos de responsabilidad que se le confirió y desempeñó.

*) Fiel a su Esposa.

*) Sobrio, prudente, decoroso. Es decir, estable emocionalmente, centrado, decente.

*) Hospedador. Presto para servir en lo que sea y, para dar alojamiento.

*) Maestro. Presto para Enseñar.

*) Humilde. Lleno de mansedumbre.

*) Sin vicios. Sano mental y espiritualmente.

*) Dependiente del Señor. Sabe que sus necesidades las sustenta el Señor que, en todo caso, es quien lo está llamando.

*) Buen Esposo y buen Padre de Familia. Ejemplo para su hogar en todo (Esposa e hijos). O, si fuera el caso, Buen hijo (si es soltero), ejemplo en todo para sus Padres y hermanos.

*) Preparado en las Cosas del Señor. Las cuales evidentemente, se aprenden en la Iglesia Local.

*) De buen Testimonio. Ante creyentes en Cristo y, ante no creyentes (es decir, dentro y fuera de su Iglesia Local).

8) La Certificación de la Iglesia Local.

La octava cosa que, la Iglesia local tiene que hacer una vez verificados éstos siete puntos, es tomarse un tiempo de oración, pidiendo que el Señor confirme su Voluntad en cuanto a éste hermano. Cuando la Congregación es consciente de la respuesta del Señor, entonces procede a ratificar y certificar que, efectivamente, dicho hermano en Cristo tiene de veras el Llamado de Dios para el Pastorado. Y, desde ése momento, tal hermano en Cristo debe ser reconocido y considerado por su Congregación, como lo que es para el Señor. Es decir que, desde ésos momentos tal hermano en Cristo, es Pastor.

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No que va a ser Pastor, sino que ya es Pastor. Porque tiene Llamado de Dios (con todo lo que eso implica).

Es decir que, tiene el Don Espiritual respectivo (con su variante respectiva identificada plenamente), tiene la Identidad y la Actitud Ministerial correspondiente, cumple con las características del Salmo 23, se le ha instruido de las formas correcta e incorrecta de cuidar del Rebaño de Dios, cumple con los Requisitos Bíblicos, su Congregación ha intercedido por él ante el Señor y, ha confirmado que es Voluntad de Dios, y además ha ratificado y certificado su Llamamiento Divino.

Por lo tanto, ante los ojos de Dios, desde el momento que aceptó el

Llamado, fue Constituido ‘’ (EDOKEN) Pastor.

8.1) ¿Clero y Laicos?

Lamentablemente, hay Pastores e Iglesias locales que desdeñan ésta realidad. En la que, quien cuenta con todo lo descrito, para Dios Todopoderoso y Soberano, ya es Pastor.

Y, esto se debe a que muchos Consiervos e Iglesias locales, piensan que un Llamado por Dios que no estudió o, no terminó de estudiar en una Institución Teológica, no es Pastor...o, en su defecto, es ‘Pastor—laico’.

Esta Corriente de pensamiento, está fuertemente arraigada en nuestras Congregaciones y en nuestros Pastores que, todavía dividen extra—Bíblicamente a la Iglesia local, en dos Estamentos: El Clero y los laicos.

Esta Postura, no tiene asidero de ninguna clase en las páginas del Nuevo Testamento pero, sí tienen su origen en ‘la Iglesia’. Mas no en la Esposa del Cordero, no en el Cuerpo de Cristo, sino que éste tipo de pensamiento es el rezago evolutivo que hemos heredado y, que seguimos arrastrando de la Eclesiología de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

Rezago que, Lutero, Calvino y Zwinglio (que eran parte del Clero Católico, antes de su conversión al Señor) no desecharon, sino que mantuvieron. Pero, que lamentablemente, no se observa en la Iglesia Primitiva Cristiana.

Con ése criterio, se puede pensar (y así lo hacen) que, los Egresados de tal o cual Institución Teológica (cuenten o no cuenten con el respectivo Llamado de Dios; cuenten o no cuenten con el respectivo Don Espiritual; cumplan o no con los Requisitos Bíblicos; hayan sido o no ratificados por sus Iglesias locales) ‘son parte del Clero’, porque el Título Académico que ostentan así lo certifica. Y, sólo ellos tienen

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derecho a Ministrar y a decidir quiénes pueden Ministrar y, quiénes no.

Y, por consiguiente, quienes no sean Egresados de tal o cual Institución Teológica (así cuenten con el Llamado de Dios, con el Don Espiritual respectivo, cumplan con los Requisitos Bíblicos y, hayan sido ratificados por sus respectivas Iglesias locales), son, como el resto de creyentes en Cristo (que no ha pisado ningún Seminario Teológico o Instituto Bíblico), ‘laicos’. Este tipo de pensamiento que, eleva a unos pocos por encima de los muchos, PROVOCA DIVISION EN LA IGLESIA LOCAL. Lo peor de todo, es que ni siquiera es Bíblico.

Acorde a ése criterio, en las páginas del Nuevo Testamento, podríamos encontrar que sólo San Pablo ‘formaría parte del Clero’. Porque sólo él entre todos los Apóstoles y Discípulos, tenía formación Académica y Teológica. Y, el resto de ‘Apóstoles’ eran unos comechados que se estaban aprovechando de un Cargo y Ministerio que no les correspondía, pues la mayoría de ellos ni siquiera sabían leer y escribir. Y, por lo tanto, San Pedro, San Juan, San Mateo, San Judas, San Jacobo o Santiago, San Marcos, San Lucas (sólo citando a los Escritores Neo—Testamentarios), eran laicos.

Con ése criterio, Gayo (que fue Pastor de la Iglesia en Efeso); Apolos (que fue Pastor de la Iglesia en Corinto), Bernabé, Epafras, Timoteo y Tito, fueron ‘Pastores—laicos’. Y el resto de Discípulos y Apóstoles que, Predicaron la Palabra de Dios, Evangelizaron, fundaron Iglesias, Pastorearon, etc. Todos ellos, pobrecitos que no pudieron prepararse a los pies de Gamaliel (como San Pablo) estaban condenados a no pasar de ser ‘buenos y eficientes laicos’.

¿Verdad que es absurda ésta manera de pensar? ¿Quién se podría atrever a poner en tela de juicio el Llamado, Ministerio e identificación como Ministros de Dios, de San Pedro o San Jacobo (el hermano de San Juan) porque ambos eran analfabetos? ¿Dejó Dios de usarlos por que tenían esa limitación? ¿Enseñó San Pablo algo acerca de quiénes podían Ministrar y quiénes no, tomando en cuenta que sólo él cumplía con el ‘requisito’ de ser parte del Clero? La respuesta para todas esas preguntas, es simplemente ¡NO! Más aún, lo curioso es que quienes sostienen éste tipo de pensamiento, alegan que ‘ellos’ (el Clero) son Siervos de Dios. Por ende, el resto de creyentes en Cristo, no son Siervos de Dios, sino que son laicos.

Más aún, fíjense lo que dice al respecto, Rembert Truluck:

“...Parece algo sensacional decirlo, ¡pero Jesús fue laico!

Su falta de entrenamiento formal y de autorización oficial

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para un ministerio religioso era argumento usado más de una vez en los ataques de sus enemigos...” (1)

Lo gracioso es que, el término ‘laico’ (que es una palabra del Idioma latín) en su más ínfima connotación, significa: Siervo. Lo que quiere decir, que aquéllos pobrecitos laicos son los verdaderos Siervos de Dios (etimológicamente hablando) en igualdad de condiciones, como lo son aquéllos que creen que existe el Clero.

El problema se origina cuando perdemos de vista, el punto de vista de Dios en cuanto al término ‘Siervo de Dios’. Permítanme dar más claridad sobre este asunto, extrayendo la información respectiva de mi Nivel Discipular Uno. De la segunda lección “¿Quién soy y a quién pertenezco?”. Que a continuación, paso a compartir:

8.2) ¿Qué es un Siervo de Dios?

Para lo cual, primeramente respondamos a la siguiente interrogante,¿Qué significa Pertenecer a Cristo?

-------------------------------------- 1) R. Truluck. El Ministerio de Jesús: Nuestro ejemplo, (Casa Bautista de

Publicaciones), pp. 57—58.

El Texto Bíblico de la 1ª Epístola de San Pablo a los Corintios 6:20, nos dice que cada hijo de Dios ha sido comprado. Siendo el precio cancelado, la Sangre de Cristo. Por tanto, si hemos sido comprados, entonces nosotros pertenecemos a aquél que nos compró. Esto quiere decir que, pertenecemos a Cristo. Lo que significa que Cristo, en relación a nosotros es nuestro Dueño (EL nos compró), es nuestro Amo, es nuestro Señor. Y, por lo tanto, EL es quien decide por nosotros. Por que, nosotros en relación a Cristo, somos sus Siervos.

La palabra ‘Siervo’ es, en el Idioma Hebreo “dbeae“ (EBED) y,

en el Idioma Griego es “s” (DOULOS), en ambos Idiomas, el significado es el mismo: ESCLAVO. Y, los esclavos no tienen derechos. En la antigüedad, la esclavitud era una imposición arbitraria que hacían los Ejércitos Conquistadores, sobre los habitantes de los Pueblos conquistados. Las personas libres perdían sus derechos y eran tratados como cosas y, su destino estaba en las manos de sus dueños.

En cambio, nosotros somos Siervos, somos Esclavos de Jesucristo por decisión personal y voluntaria. Y, es EL quien determina y decide en nuestras vidas.

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El problema estriba en que, en la actualidad HEMOS DEIFICADO EL TERMINO ‘SIERVO DE DIOS’. Y, contradiciendo las Escrituras, pensamos que ser ‘Siervo de Dios’ es tener ciertos privilegios y, ocupar un lugar prominente dentro de la Iglesia Local.

De modo tal que, ‘Siervos de Dios’ sólo son los que conforman ‘el Clero’ que, como ya se dijo son aquéllos Pastores, Misioneros o Evangelistas que han Egresado de una Institución Teológica. Esta forma de pensar ajena a la Palabra de Dios, tiene su origen en el hecho de haber perdido la semántica original (el significado) del término ‘Siervo de Dios’.

La razón es simple, se desconoce la esclavitud en nuestro aquí y en nuestro ahora. En los tiempos de Cristo, decirle ‘Siervo’

(dbeae—EBED o s—DOULOS) a una persona que, había nacido libre, era ofenderlo e insultarlo de la peor manera. Era decirle: Eres una cosa, no una persona. El ‘Siervo’ no tenía derechos de ninguna clase, no tenía iniciativa propia, no tomaba decisiones, sólo oía y obedecía.

Jesucristo, se humilló hasta lo sumo haciéndose Siervo—Esclavo—Cosa (para más referencia, ver la Epístola de San Pablo a los Filipenses 2:5—8) y, mandó a sus Discípulos que se hiciesen así mismos, Siervos—Esclavos—Cosas (ver al respecto, el Evangelio de San Marcos 9:33—35).

Pero, como ahora no tenemos esclavos, entonces pensamos que ‘Siervos de Dios o de Jesucristo’, equivale a Príncipe, Cardenal u Obispo. O, persona que debe ser reconocida y venerada dentro de la Congregación.

Mas para entender lo que el término ‘Siervo de Dios’ significa realmente, tendríamos que usar una palabra que, equivalga a lo que para los Escritores del Nuevo Testamento, significaba

dicho término. Puesto que, ‘s’—DOULOS, era una palabra hiriente, ofensiva, insultante y despreciativa. Y, la palabra equivalente, la extraemos de nuestro argot Peruano: El término ‘CHULILLO’ o Doméstico. Un ‘Chulillo o Doméstico (Chulilla o Doméstica)’ es aquél o aquélla que, hace los mandados, limpia, barre, lava y plancha la ropa, cocina, cuida a los niños, etc. Es decir, un sirviente o sirvienta (o, como se decía antiguamente, un criado o una criada).

Nuestro Señor Jesucristo, en el Evangelio de San Marcos 9:33—35, dice que de sus Discípulos, el o los que quieran recibir honores de los demás, sentirse más importantes que los demás, tener un Puesto preponderante entre los demás, formar parte de ‘un Clero’, ser parte de una élite sacro—santa...

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Primero, tiene que ser el ‘s’—DOULOS de los demás; tiene que ser el Esclavo de los demás; tiene que ser el sirviente de los demás; tiene que ser el criado de los demás; tiene que ser el Siervo de los demás; tiene que ser el Chulillo de los demás; tiene que ser el doméstico de los demás; tiene que ser el laico de los demás. O, como dice otro Texto Bíblico, el que quiera ser enaltecido, exaltado...primero, debe humillarse (Evangelios de San Mateo 23:12; San Lucas 14:11; 18:14).

El término ‘Siervo de Dios’, no es un término de supremacía de algunos creyentes en Cristo (Pastores, Misioneros, etc. Egresados de una Institución Teológica ‘X’) sobre el resto de la Congregación. Porque a la luz de la Palabra de Dios, no existe ni Clero ni Laicos. Sino que, en el Cuerpo de Cristo TODOS SOMOS SIERVOS DE DIOS, puesto que, todos hemos sido comprados con la mismas Sangre de Cristo y, nuestro Señor no derramó más sangre por algunos y, menos Sangre por el resto, como para que ahora se esté haciendo diferencias entre unos y otros. Todos (sin excepciones de ninguna clase o índole) en la Iglesia de Cristo, somos Siervos de Dios; todos somos Esclavos de Jesucristo; todos somos Chulillos del Señor; todos somos Domésticos del Señor; todos somos Sirvientes del Señor y, todos estamos Llamados por Dios para Servirle a EL y, Servirnos los unos a los otros en Amor y en el Temor del Señor (ver al respecto, la Epístola de San Pablo a los Gálatas 5:13).

DE AHÍ QUE, EN LA IGLESIA DEL SEÑOR NADIE ES MAS QUE NADIE. NADIE ES MAS IMPORTANTE QUE NADIE, NADIE TIENE MAS AUTORIDAD QUE EL RESTO. Sólo hay un Rey y Señor... El resto somos Siervos, Esclavos, Chulillos, Domésticos, Sirvientes de EL y de los unos a los otros. Con diferentes Llamados, con diferentes Ministerios, con diferentes Dones Espirituales, con diferentes responsabilidades pero, convocados para ser Uno en Cristo.

Por lo tanto, no hay ‘Pastores—Laicos’, ni ‘Pastores del Clero’, ni ‘Pastorzazos o Pastorcitos’. A todos los Pastores, Dios los Llamó y dotó por igual, ¿por qué tenemos que estar haciendo diferencias entre Consiervos? ¿Nos creemos mejores que el Señor para determinar quiénes son Pastores y quiénes no? ¿O, no nos damos cuenta que cuando hacemos éstas distinciones, estamos pecando contra EL, no sólo por que nos estamos juzgando entre nosotros (la Epístola de Santiago 4:11—12), sino también porque estamos haciendo acepción de personas (la Epístola de Santiago 2:9)?

Esto no significa que, los Llamados de Dios al Pastorado no se puedan preparar en una Institución Teológica.

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Lo que tenemos que entender es que, las Instituciones Teológicas no deberían preparar a los que van a ser, en el futuro, Pastores. Sino que deberían preparar a los Pastores que ya están Pastoreando; que ya están ejerciendo su Ministerio Pastoral. Porque quien tiene que preparar a aquéllos que, en el futuro, van a ser Pastores, no son las Instituciones Teológicas, sino que es la Iglesia Local.

De la Iglesia local, Egresan Misioneros, Evangelistas, Predicadores, Pastores, Ministros, Maestros, Diáconos.

De las Instituciones Teológicas, Egresan Bachilleres, Licenciados, Magíster’s, Doctores en Teología y, no necesariamente todos estos acartonados tienen Llamado de Dios para ser Pastor. No confundamos las cosas, ni tratemos de secularizar la Iglesia Local que, se rigió, se rige y seguirá rigiendo no por elementos humanos y naturales, sino por elementos Divinos y Sobrenaturales.

8.3) La Ordenación al Pastorado.

Veamos algunos considerandos con relación a la Ordenación al Pastorado:

Al respecto, D.A Carson, R.T France, J.A Motyer, G.J Wenham, comentan lo siguiente:

“La Ordenación es el acto solemne mediante el cual se separa a un hombre para el Ministerio Cristiano. Con la excepción de pocos grupos tales como los Cuáqueros, los Hermanos Libres, y los Discípulos de Cristo, la Ordenación como rito eclesiástico hoy se practica comúnmente en todas las ramas del Cristianismo. Su significado, no obstante, es diferente para cada grupo. Para las Iglesias Católica Romana y Griega, la Ordenación es el sacramento por el que el candidato es investido con el carácter sacerdotal para siempre. Los Anglicanos no consideran la Ordenación como sacramento, es decir, como medio de gracia. Pero tanto para ellos como para los Católicos Romanos y los Ortodoxos Griegos, solamente el Obispo puede Ordenar. Las Iglesias Luteranas, Reformadas y Bautistas practican la Ordenación de sus Ministros, pero históricamente, ponen como requisito el Llamamiento Divino del Ministro. La Ordenación se considera como el reconocimiento eclesiástico de este Llamamiento y de los dones necesarios

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para ser Pastor. En algunas Denominaciones, inclusive se Ordenan a los Ancianos y Diáconos”. (2)

También, Wilton M. Nelson, observa lo siguiente:

“En la Biblia, la palabra Ordenación aparece solamente dos veces (Sal 119:91; Jer 5:22), pero no con el sentido de un rito, sino como mandar o disponer; tal es el caso del verbo «Ordenar» que a menudo encontramos en la Biblia.

En el Nuevo Testamento no se nos da información en cuanto al principio del rito eclesiástico. Sin embargo, hay varias ocasiones donde podría suponerse tal descripción; por ejemplo, en la selección de los doce Apóstoles (Mc 3:14), o de los siete Diáconos (Hch 6:1–7), o en el nombramiento de los Ancianos para las Iglesias (Hch 14:23; Tit 1:5). Ni la palabra Ordenación aparece en este sentido, ni encontramos nada semejante a un rito eclesiástico. A Pablo nunca se le ocurrió la idea de que la Iglesia lo pudiera constituir como Apóstol (Gal.1:1).

La IMPOSICIÓN DE MANOS en el caso de Timoteo (I a Ti 4:14; II a Ti 1:6) quizás sea evidencia de una Ceremonia de Ordenación, pero es dudoso que fuera algo más que una bendición y símbolo de identificación con Cristo, realizado por la Asamblea de Ancianos según la antigua práctica Judía, continuada por los Cristianos. Lo dicho en Heb 6:2 no puede referirse al rito de Ordenación, sino a todas las ocasiones en que se impusieron las manos. Lo anterior no quiere decir que una Congregación Cristiana no deba reconocer públicamente, mediante la imposición de manos y la oración pública, a los que tienen la responsabilidad del Liderazgo.

2) Carson, D.A.; France, R.T.; Motyer, J.A.; Wenham, G.J., Nuevo Comentario Biblico: Siglo Veintiuno, (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones) 2000, c1999.

Sin embargo, la práctica que limita el reconocimiento a unos pocos tales como los Pastores y Diáconos tiene poca base Bíblica, y la creencia de que este rito es indispensable antes de ejercer Dones Pastorales, Evangelizadores o Misioneros no tiene ninguna base Neo—testamentaria”. (3)

De lo expuesto hasta aquí, podemos notar que, mientras para los Católicos y los Ortodoxos, la Ordenación es un sacramento y sin él, sus Sacerdotes no pueden ejercer Ministerio. En cambio para nosotros los hijos de Dios, la Ordenación no es un sacramento ni es un requisito indispensable para poder Ministrar. Entonces, ¿qué es la Ordenación?

Primero, la Ordenación al Ministerio Pastoral o a cualquier otro Ministerio, es el reconocimiento público que hace una Iglesia local de

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su Pastor o de sus Líderes. Es como su Bautismo Ministerial y como tal, de carácter simbólico.

No se Ordena a alguien que recién va a comenzar a Pastorear, sino a uno que ya tiene bastante tiempo Ministrando. De hecho, y como todos sabemos, cada vez que un Pastor (por muy experimentado que sea) va a comenzar un Pastorado, se le hace la Ceremonia de la Instalación. Pero, la Ceremonia de la Ordenación sólo se hace una vez y vale para todo su tiempo de Ministerio, hasta que nuestro Señor le llame a su Presencia.

Segundo, la Ordenación de un Pastor, la solicita la Iglesia local donde éste se encuentra Ministrando. Porque es su propia Congregación que lo conoce, le ha visto trabajar y ha evaluado su Ministerio, la que le ha dado el espaldarazo (el aval, la garantía, las arras) para ser Ordenado al Ministerio Pastoral. Y, por ende, dado que es decisión de su Iglesia local y la Iglesia local es soberana y autónoma, nadie más tiene porque objetar o cuestionar la Ordenación de su Pastor.

Tercero, la Ordenación de un Pastor la realiza su propia Iglesia local. Sus Oficiales (llámense Ministros, llámense Ancianos, llámense Diáconos, llámense Líderes, etc.), son los que, finalmente han de imponerle las manos a dicho Pastor. Ya que no existe la base Bíblica para conformar un ‘presbiterio extra—Iglesia Local’ que va a evaluar al candidato a la Ordenación Pastoral. Este concepto se arrastra del Catolicismo, donde se hace distinción entre ‘el Clero y los Laicos’.

3) Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial Caribe) 2000, c1998).

Fíjense en la acotación que hace al respecto el Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento de Vine:

“El Presbiterio. Esta palabra viene del Griego

‘presbuterion’ (PRESBUTERION) cuya traducción es: Ancianos o Supervisores (Obispos) de una Iglesia Local” (4)

Vale decir que, quienes integran el Presbiterio que va a celebrar la Ceremonia de Ordenación de un Pastor (o cualquier otro Líder) son miembros de la misma Iglesia Local del que va a ser Ordenado. Es decir, los propios Pastores, Ancianos, Diáconos de dicha Congregación.

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Pero, si la Iglesia local quiere invitar a otros Pastores o Misioneros para Oficiar la Ordenación, puede hacerlo. Pero, los Pastores o Misioneros invitados no pueden pasar por encima de la autonomía de dicha Iglesia local, vetando a su Pastor para que no sea Ordenado, sobre la base de criterios que al final son subjetivos.

Puesto que, si el Pastor en cuestión es de bendición y edificación en su propia Congregación y ésta lo sabe. Por demás es que un grupo de Consiervos que no pertenecen a dicha Grey, que no congregan ahí y que en realidad no saben cómo se desenvuelve dicho Pastor y dicha Iglesia local, manifiesten su negativa o se arroguen una atribución que no les corresponde, para decidir si a dicho Pastor se le debe o no se le debe Ordenar. Por lo tanto, si no estuvieren de acuerdo con que fulano de tal sea Ordenado, entonces simplemente, no acepten la invitación que su Iglesia local les hace para asistir o participar de la Ceremonia de Ordenación de su Pastor. De todos modos, su negativa se respeta pero, no determina si tal Pastor se debe o no Ordenar. Porque eso le concierne a su propia Iglesia local y no a otros Pastores o Iglesia locales. Y, si un Pastor ha sido Ordenado en su propia Iglesia local y por su propia Iglesia local, esto es válido aunque sus Consiervos no lo consideren así, sea porque no estuvieron presentes o no estuvieron de acuerdo. Pues, para dicho Pastor basta con que nuestro Señor y su propia Iglesia local estén de acuerdo.

Cuarto, ya sea que la Ceremonia de Ordenación la realice su Propia Iglesia local (a través de sus Oficiales o Líderes) o por medio de Pastores o Misioneros invitados. 4) Vine W. E. Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y del Nuevo Testamento, CLIE, 1984.

La única pregunta que se le debe hacer al Pastor que se le va a Ordenar, es la siguiente: “¿Estás dispuesto a ratificar tu decisión de aceptar el Llamamiento Santo que nuestro Señor te hace al Ministerio Pastoral, aún cuando éste es difícil y no es un lecho de rosas, y hasta que nuestro Señor te llame a su Presencia?”

Dicha pregunta, se le debe hacer en público y en el momento de la Ceremonia de la Ordenación.

Quinto, tanto la decisión de la Iglesia local de que su Pastor sea Ordenado, como la Ceremonia de Ordenación en sí debe constar en su respectivo Libro de Actas, con formato de Sesión Extraordinaria.

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Sexto, la única Base Bíblica existente, sobre una Ceremonia de Ordenación Neo—testamentaria, se encuentra en Hechos 13:1—3. Donde se le impusieron las manos (se Ordenó al Ministerio Misionológico) tanto a Pablo como a Bernabé. Es notable encontrar en este Pasaje Bíblico que, los susodichos ya estaban Ministrando, juntamente con Simón Níger, Lucio y Manaén. Es decir que, en la Iglesia de Antioquia no iban a Ordenar a unos hermanos que recién se iban a iniciar en el Ministerio. Sino por el contrario, a unos que ya estaban Ministrando. Y, a los cuales la Iglesia local de Antioquia ya conocía y avalaba.

Ahora, bien, quién determina si se va a Ordenar o no a éstos hermanos, es el Espíritu Santo (v.2). Y, la Congregación, lo que hace es ratificar ese Llamado, esa Escogencia y, ellos mismos les Ordenan.

Ahí no hay ‘presbiterio extra—Iglesia Local’, ni cuestionario de preguntas para los candidatos a la Ordenación. Porque, ¿qué necesitaría su propia Iglesia local preguntarles en cuanto a su Ministerio, si hace tiempo que les conocen y los ven Ministrar?

O, ¿con qué autoridad vienen otros Pastores a juzgar si se pueden Ordenar o no, pasando por encima de la autoridad de la Iglesia Local que, al final de cuentas, es la representación de la Esposa del Cordero en ese lugar determinado?

Vale decir que, si el supuesto ‘presbiterio extra Iglesia Local’ ‘juzga’ que fulano no debe Ordenarse, aunque su propia Congregación así lo quiere, ¿no se le va a Ordenar? Todo lo contrario, aún si el supuesto ‘presbiterio extra—Iglesia Local’ decide que no se le debe Ordenar, aún así la Iglesia Local puede y debe Ordenar a su Pastor. Porque, no hay base Bíblica para la existencia del ‘presbiterio extra Iglesia Local’ y, éste es, en buenas cuentas un Ente Para—eclesiástico. No tiene más injerencia en la Iglesia Local, que la que la misma Iglesia Local le quiera dar.

Séptimo, donde sí tiene injerencia un ‘presbiterio extra—Iglesia Local’ o, mejor expresado una Fraternidad de Pastores Denominacional (aunque lamentablemente, en una Fraternidad de Pastores, no todos serían considerados como parte de un ‘presbiterio’), es con relación a la Ceremonia de Instalación de un Pastor en una determinada Iglesia local. Es decir que, si existen objeciones (sea por cuestiones doctrinales, o de conducta) para que fulano de tal Pastoree una Congregación. Ahí sí, dicha Entidad Denominacional debe intervenir, exhortando a la Iglesia Local para que tenga mayor cuidado en escoger a sus Pastores. Pero, en cuanto a la Ordenación, eso no le compete. Eso es atribución de la Iglesia Local.

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Octavo, finalmente, si la Iglesia local decide invitar a otro u otros Pastores o Misioneros para que participen de la Ceremonia de Ordenación de su Pastor. Esta tiene toda la libertad de escoger a qué Pastores o Misioneros invita para llevarlo a cabo. Si estos están Ordenados, mejor.

Si no están Ordenados, la Iglesia local es soberana y autónoma, y si quiere invitarlos, puede hacerlo. No desmerece para nada la Ceremonia, puesto que quien se está Ordenando tiene el reconocimiento de nuestro Señor y de su propia Iglesia local. Y, al final, eso es lo que cuenta y lo que realmente importa.

Otro tipo de pensamiento al respecto, no es Bíblico, violenta la Autonomía de la Iglesia Local, y es mandamiento de hombre e invento humano.

Concluyendo esta primera parte:

El Ministerio Pastoral no es un lecho de rosas, al contrario, es harto difícil. No recibe siempre el reconocimiento de los hombres. Está plagado de detractores, de enemigos voluntarios e involuntarios. Y Satanás ataca incesantemente.

Sin embargo, para aquéllos que están seguros de su Vocación Pastoral; para aquéllos que están seguros de haber sido Llamados por Dios para realizar éste Ministerio; para aquéllos que están dispuestos a hacer la Voluntad de Dios aún cuando se queden solos, aún cuando se queden sin familia, aún cuando se queden sin amigos. Para aquéllos que pongan todo su esfuerzo en Apacentar el Rebaño del Señor, soportando y aguantando las variadas y particulares maneras de ser que, tengan cada una de sus ovejas.

Para aquéllos que vigilen, cuiden, protejan sin descanso su Congregación; para aquéllos que Pastorean de la forma correcta, haciéndolo de buena gana, con entusiasmo, disfrutando de su Ministerio y siendo ejemplo de su Grey. Para aquéllos que no Ministran por presión ni obligación ni necesidad. Para aquéllos que no Ministran tratando tiránica y despóticamente a su propia Congregación. Dice la Palabra de Dios que hay recompensa.

Dice San Pedro, en su Primera Carta, capítulo cinco, versículo cuatro: “Y cuando aparezca el Príncipe de los Pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de Gloria”. En otras palabras, nuestro Señor sabrá sostener, bendecir, proteger, proveer y hacer justicia aquí en la Tierra a sus Siervos que Ministran para EL. Y allá

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arriba, habrá gran premio para aquéllos Pastores que no se apacentaron a sí mismos, sino que dieron su vida entera por sus ovejas.

Si Dios te ha Llamado con Llamamiento Santo para Servirle como Pastor, como Obispo, como Anciano Ministerial, como Ministro. ¿Cómo estás Sirviendo a nuestro Señor, de la forma correcta o de la incorrecta? Si estás agobiado por las Cargas Ministeriales, por los malos tratos de tus propias ovejas, si estás deprimido y han cruzado ideas por tu mente de abandonar tu puesto, pídele perdón a nuestro Señor y pídele que te dé de su Poder para seguir adelante. Y, renueva tus votos y compromiso Ministerial con el Príncipe de los Pastores, que es nuestro Señor Jesucristo.

b) CRITERIOS DE EVALUACION DE UNA IGLESIA LOCAL, PARA CONSTATAR EL LLAMAMIENTO DE DIOS AL PASTORADO, DE UN PASTOR A UNA IGLESIA LOCAL SIN PASTOR.

Una vez que, la Iglesia local se ha quedado sin Pastor, ésta se reúne en Asamblea y nombra dos Comisiones:

1) Una Comisión de tipo Ministerial que, tratará de suplir el Ministerio Pastoral hasta que tengan nuevo Pastor.

En algunos casos, ésta Comisión la integran los hermanos que conforman la Junta Directiva (aunque no siempre de manera efectiva), en otros casos, la Asamblea de la Iglesia local nombra a dicha Comisión. Lo importante aquí, es que los hermanos que integren dicha Comisión puedan realmente suplir provisionalmente las cualidades del Ministerio Pastoral.

Para lo cual es necesario, definir bien las áreas de dicho Ministerio: a) Consejería. b) Visitación. c) Enseñanza. d) Predicación. e) Liberación.

Entonces, la Comisión de tipo Ministerial debe estar integrada por:

Hermanos mayores en la Fe (esto no quiere decir, necesariamente mayores cronológicamente); de buen Testimonio dentro y fuera de la Iglesia Local; no Nuevos Creyentes; con sólida y Sana Doctrina y, que cuenten con los siguientes Dones Espirituales, según el área de Ministerio Pastoral que vayan a asumir:

*) Un hermano mayor en la Fe que, cuente con el Don Espiritual de Presidir. Con el fin que pueda dirigir a dicha Comisión y, sepan guiar por el buen Camino al Rebaño.

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*) Un hermano y una hermana mayores en la Fe que, cuenten con el Don Espiritual de Exhortación. Para que asuman el área de la Consejería Pastoral (el hermano con los varones y la hermana con las damas).

*) Un hermano mayor en la Fe que, sea hombre de Oración Intercesora.

*) Un hermano o hermana mayor en la Fe que, cuente con el Don Espiritual de Sanidad. La idea es que tanto los hermanos que tienen el Don Espiritual de Exhortación, como el hermano que es hombre de Oración, como los que tienen el Don Espiritual de Sanidad, asuman el área de la Visitación Pastoral.

Entonces, estos cuatro hermanos visitarán los hogares que conforman la Iglesia local y, Ministrarán de acuerdo a las necesidades que se presenten, sea de Consejería, sea de Intercesión, sea de Enfermedad, respectivamente.

*) Uno o dos hermanos mayores en la Fe que, cuenten con el Don Espiritual de Maestro. Con el fin que asuman el área de la Enseñanza Pastoral y, Enseñen la Palabra de Dios a la Congregación (mayormente a los Jóvenes y a los Adultos).

*) Uno o dos hermanos mayores en la Fe que, cuenten con el Don Espiritual de Profecía o Predicación. Con el fin que asuman el área de la Predicación Pastoral y, Prediquen Mensajes basados en la Palabra escrita de Dios, los cuales hayan sido consultados previamente en Oración al Señor y, que Edifiquen, Consuelen y Exhorten a la Congregación.

*) Uno o dos hermanos mayores en la Fe que, cuenten con el Don Espiritual de Discernimiento de espíritus, Preparación y Experiencia en lucha espiritual, para que asuman el área Pastoral del Ministerio de Liberación

Evidentemente, no en toda Iglesia local los hermanos que la conforman, conocen o saben con qué Dones Espirituales cuentan. Por lo tanto, si a la hora de nombrar a los integrantes de la Comisión de tipo Ministerial, en la Congregación no hubiera un hermano o hermana con el Don Espiritual de Sanidad, bastaría con nombrar un hermano cuyo Ministerio sea el de la Oración Intercesora.

Si en la Congregación no hubiera hermanos con el Don Espiritual de Profecía o Predicación, entonces el hermano que tiene el Don Espiritual de Presidir (el Guía) y el que tiene el Don Espiritual de Discernimiento de espíritus (los Ojos), deberán seleccionar e invitar Predicadores (Pastores o no, pero que cuenten con el Don Espiritual de Profecía o Predicación) y, programarlos por turno para que

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Prediquen en dicha Iglesia local. Sin embargo, lo más resaltante aquí, es que para suplir el Ministerio de un solo hombre (el Pastor), se necesitan a diez hermanos que, dicho sea de paso, harán dicha labor a medio tiempo. Por eso es que es necesaria y urgente la presencia y Ministerio de un Pastor, a tiempo completo, en una Congregación. No le es conveniente a una Iglesia local, permanecer mucho tiempo sin Pastor. La Comisión de tipo Ministerial, puede sustituir provisionalmente las áreas del Ministerio Pastoral. Pero, jamás lo podrá igualar.

2. Una Comisión ‘Pastoral’ que busca Candidatos, al Pastorado de dicha Iglesia local.

Esta Comisión (también llamada en otras Congregaciones ‘Comisión Pro—Pastor o Comité de Púlpito), debe estar conformada por tres o cuatro hermanos mayores en la Fe, de buen Testimonio dentro y fuera de la Congregación, con sólida y Sana Doctrina.

Los cuales deberán consultar al Señor en Oración y, también consultar a su Entidad Denominacional correspondiente, en cuanto a los Pastores que se hallan sin Pastorado. Cabe resaltar aquí que, lo peor que puede hacer una Congregación, es llamar o proponer como Candidato al Pastorado de la misma, a un Pastor que está Pastoreando otra Iglesia local. Puesto que, a no ser que sea el Tiempo del Señor para que dicho Pastor, salga de su Congregación, lo único que se conseguirá será sembrar en su corazón falsas expectativas y, lejos de Bendecir su vida y la de su familia, será estorbo para el Ministerio que viene desarrollando.

Hará unos veintitantos años atrás, un Consiervo que se hallaba Pastoreando una Iglesia Local, con una membresía de unas ochenta personas más o menos. Se encontró con un hermano que pertenecía a otra Congregación mucho más grande.

Este hermano le preguntó que cómo estaba, cómo lo trataba su Iglesia y si le pagaban lo suficiente. El Consiervo, le manifestó que no ganaba de acuerdo a sus expectativas. Así que, el hermano le dijo lo siguiente: ‘Mira, nosotros tenemos un Anexo que está sin Pastor y lo que nosotros le pagamos a un Pastor de Anexo, es mucho más de lo que tú ganas en tu Iglesia. Así que, si te parece, aprovechando que éste domingo tenemos Asamblea, yo te propongo para que Pastorees ese Anexo. No te preocupes, yo me encargo de que se apruebe’. De esa manera, el Consiervo sin consultar la Voluntad de Dios, asumió que el encuentro con dicho hermano era una puerta que Dios le estaba abriendo. Así que, ni corto ni perezoso, presentó su carta de renuncia irrevocable a su Pastorado. Y, esperó el resultado de la Asamblea en la Iglesia Local más grande. Llegada la Asamblea en

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dicha Congregación, el hermano en cuestión presentó su pedido para que el Consiervo sea tomado como Pastor de su Anexo. Pero, la respuesta de dicha Congregación fue la siguiente: ‘Nosotros no estamos buscando por el momento Pastor para ese Anexo. Pues, en ese Anexo siempre hemos tenido problemas con los que han estado a cargo. Y, para este año, está fuera de nuestro Plan de Trabajo tomar Pastor para dicha Obra’. Así que, al final el citado Consiervo se quedó sin Pastorado (porque renunció al mismo) y lo del Pastorado en el Anexo era algo incierto. Como dice el refrán, perdió soga y cabra.

También doce años atrás, otro Pastor que había levantado una Iglesia Local de cero. Fue tomado en cuenta por una Congregación grande para integrar su Equipo Pastoral, con la idea de que uno o dos años después, éste Consiervo se convirtiera en su Pastor Titular. Así que, el citado Pastor pudo conversar, poco tiempo después, con el Presidente de su Fraternidad Denominacional de Pastores. Y, ahí le manifestó que iba a dejar la Iglesia Local que estaba Pastoreando e iba a aceptar la invitación de esta Congregación grande. El Presidente de su Fraternidad Denominacional de Pastores, le dijo que no le parecía correcto que dejara la Iglesia Local que estaba Ministrando, porque apenas eran tres años que se habían constituido como Iglesia Local y todavía tenían necesidad de sus cuidados Pastorales. Sin embargo, el Pastor en cuestión manifestó que, ellos ya estaban en condiciones de caminar solos. Y, que él tenía derecho a ganar lo que realmente se merecía y que sería una locura no aceptar la propuesta de esa Congregación grande. Sobre todo, sabiendo que dicha Congregación grande, gozaba de reconocimiento Internacional y Pastorearla, era el sueño de muchos Pastores y un trampolín a la fama.

Pues, bien, el citado Pastor dejó la Iglesita Local que con tanto esfuerzo había levantado y aceptó la invitación que la otra Congregación le hiciera. Pasada una década más o menos, la pequeña Iglesia Local que dicho Pastor abandonara, nunca se pudo levantar. Por turno, sus jóvenes Líderes fueron tomando el ‘Pastorado’ de dicho Rebaño.

Pero, como entraban al Ministerio, prontamente también salían. Y, finalmente, esta pequeña Iglesia Local terminó cerrando. Hoy, ya no existe. Mientras tanto, el referido Pastor, poco a poco fue haciendo decrecer exitosamente la Congregación grande. Luego, abrazó la ‘teología de la prosperidad’, y otras ideas raras. Finalmente, metió a dicha Congregación grande en muchos problemas, y antes de su salida, terminó dividiéndola. Por ello es que, pasado el tiempo, podemos Discernir Espiritualmente estos casos reales. Y, podemos notar que no son exitosos aquéllos Pastorados que se hacen sin consultar la Voluntad de Dios, por un lado. Por otro lado, también pecan y hacen pecar aquéllas Iglesias Locales que se quedan sin

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Pastor y, ponderan la posibilidad de tomar Pastor de entre los que se encuentran Ministrando otra Iglesia Local.

En otras palabras, ‘no se puede desvestir a una Santa para vestir a otra’. Tomar a un Pastor que está Pastoreando, es dejar a su Iglesia local sin Ministerio Pastoral.

Por ello es que, se recomienda que el o los Candidatos al Pastorado de una Iglesia local sin Pastor, sean aquellos que están en la Obra del Señor pero, sin Pastorado activo (puesto que, también los hay de aquellos que ni tienen Pastorado activo ni están en la Obra del Señor).

Entonces, tomando en cuenta lo hasta aquí expuesto. La Iglesia Local sin Pastor, por medio de su respectiva Comisión Pastoral (o Comité de Púlpito), luego de haber hecho contacto con su Entidad Denominacional para conocer quiénes son los Pastores que están sin Pastorado. En oración selecciona a los posibles Candidatos a Pastorear su Iglesia Local. Estos, pueden ser dos, tres o cuatro. Pero, cuidado. No debe contactar con todos al mismo tiempo, ni tampoco permitir que los Pastores en cuestión sepan quiénes son los otros Candidatos. Pues, toda esta información es de carácter ultra confidencial.

En otra ocasión, cierta Iglesia Local que se quedó sin Pastor. Hizo contacto con tres Pastores a los cuales propuso para ser Candidatos a Pastorear dicha Congregación. Uno de ellos, se descalificó solo, pues los resultados negativos de sus Pastorados anteriores, le precedían. Otro, de más edad que los otros dos Candidatos, gozaba por ello de mayor experiencia. El tercero, recién había egresado del Seminario.

Dado que, el primero se descalificó solo. El de mayor edad, muy ansioso de ser Instalado Pastor de dicha Congregación, logró averiguar quién era el otro Candidato. Y, encontrándolo en un evento, se le acercó y le dijo: ‘Mira, sé que estás de Candidato a Pastorear la Iglesia tal. Yo también he sido propuesto como Candidato de la misma. Así que, seamos francos. Tú ahí no tienes oportunidad de ninguna clase. Y si compites conmigo, vas a salir perdiendo.

Tú sabes que yo te llevo más años y mucha más experiencia. Así que, yo te recomiendo que des un paso al costado y me dejes vía libre…’

Lo malo para éste Pastor ansioso, es que no sabía que había un cuarto Candidato. Y, finalmente, el cuarto Candidato fue el que logró ser Instalado Pastor en dicha Iglesia Local.

Por ello es que, la Comisión Pastoral debe tener sumo cuidado al seleccionar a los posibles Candidatos a Pastorear su Iglesia Local y

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trabajar con ellos, uno por uno. Como ya se dijo, los Candidatos son Pastores que no están en activo. Pero, cabe la pregunta: Un Pastor que no está Ministrando, ¿sigue siendo Pastor?

2.1) El Pastor sin Ministerio Pastoral activo, sigue siendo Pastor. Por que su Llamamiento al Ministerio Pastoral (EDOKEN) y sus Dones Espirituales, son irrevocables y no están sujetos a criterios humanos y seculares (ver al respecto la Epístola de San Pablo a los Romanos 11:29).

Por lo tanto, su Autoridad Pastoral viene de lo Alto. Vale decir que, su Autoridad Pastoral es Ontológica porque tiene el Llamamiento de Dios. Pero, al no ser Pastor de la Iglesia Local en la cual tiene su membresía activa, no cuenta con la Potestad de ejercer Ministerio Pastoral en la misma. Sigue siendo Pastor pero, no es el Pastor de su Iglesia Local. Su autoridad Pastoral es Ontológica no Epistemológica.

En cambio, el Pastor que se halla Pastoreando una Iglesia Local, tiene Autoridad Pastoral Ontológica (por que tiene el Llamamiento de Dios) y Epistemológica (por que se la han dado los hombres, en éste caso su Congregación).

De ahí que, los Pastores que Ministran una Iglesia Local, no deberían menospreciar, restar Autoridad o quitar el ‘Título’ de Pastor, a aquél que no está Pastoreando. Porque para el Señor que, después de todo, fue quien lo Llamó y con Llamamiento Santo, sigue siendo Pastor. Y, si el Señor (que es el Dueño de la Obra y el Príncipe de los Pastores) lo considera su Siervo—Pastor, ¿quiénes somos nosotros, para no considerarlo así también?

El hecho de contar con Autoridad Pastoral Ontológica y Epistemológica, ¿nos da también el derecho de decidir por encima de nuestro Señor, quiénes son Llamados y quiénes no; a quiénes se le denomina Pastores y a quiénes no; quiénes pueden y deben Ministrar y quiénes no?

Es peligroso desde todo punto de vista que, nos creamos mejores que los demás y que nos constituyamos en ‘El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición’, atribuyéndonos ‘la responsabilidad’ de juzgar a los aptos e ineptos para ejercer el Ministerio Pastoral y, usurpemos Funciones que sólo le corresponden al Señor (no estamos hablando aquí de

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Pastores que han cometido falta grave, porque la Biblia explica el cómo se debe proceder en ésos casos).

Al mismo tiempo, los Pastores que no Ministran un Pastorado en una Iglesia Local, no deben sentirse menos que los que sí están Pastoreando. Pero, como miembros de una Congregación, están obligados a sujetarse a sus respectivos Pastores y, dejarse Pastorear.

Pero, retomando el Tema inicial: ¿Cuáles son los Criterios de Evaluación para el Candidato a Pastorear una Iglesia local, sin Pastor? Son los siguientes:

A) Debe contar con todo lo expuesto en el Primer Punto: Criterios de Evaluación de una Iglesia Local, para Constatar el Llamamiento de Dios al Pastorado de un hermano que, pertenece a dicha Congregación.

B) Debe contar con una Preparación adecuada. Aunque hay que tomar en cuenta que, los muchos Títulos Académicos, no son garantía de un ‘éxito Ministerial’.

C) De preferencia que tenga experiencia Ministerial como Pastor de una Iglesia local o, en su defecto, que haya tenido mucho años como Co—Pastor, Pastor Asociado o Pastor Asistente. Dicho sea de paso, vale la pena distinguir estas categorías, pues en algunas ocasiones se presta para confusiones:

C.1) El Pastor Titular o Pastor Principal. Es aquél Pastor que por Voluntad de Dios y a solicitud de una Iglesia Local, está a cargo de la conducción de la misma. Siempre insistiendo en esto: Que, el Pastor es la Máxima Autoridad Espiritual Ministerial en la Iglesia Local. Y, la Iglesia Local es la Máxima Autoridad Espiritual Administrativa. Por ende, en asuntos Administrativos, la palabra final la tiene la Iglesia Local y el Pastor debe sujetarse a ella. Pero, en asuntos Ministeriales, la palabra final la tiene el Pastor y la Iglesia Local debe sujetarse a él.

C.2) El Co—Pastor. Es aquél Pastor que ha sido tomado por una Iglesia Local, para ejercer Pastorado junto a otro Pastor. Vale decir que, ambos Pastores en igualdad de condiciones son el Pastor de la Iglesia Local. Esto no es recomendable (aunque algunas Congregaciones lo permiten), pues éste tipo de Pastorado termina dividiendo la Iglesia Local. Ambos Pastores no siempre coinciden y las órdenes y contra—órdenes desorientan a la Congregación.

C.3) El Pastor Asociado. Es aquél Pastor que, por Voluntad de Dios y a solicitud del Pastor Titular de una Iglesia Local, ha sido tomado por ésta para encargarse de una determinada área Ministerial. Pero que, siempre está bajo la guía y supervisión del Pastor Titular.

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Ahora, bien, ¿cuántos Pastores Asociados puede tener una Iglesia Local? Pues, todos los que requiera, dependiendo de las necesidades que dicha Congregación tenga y siempre a solicitud del Pastor Titular. Tomando en cuenta que, en el área Ministerial que se le encargue, dicho Pastor Asociado es la Autoridad. Pero, no por encima del Pastor Titular y, finalmente, tampoco por encima de la Iglesia Local. A más de eso, la labor principal del Pastor Asociado, es hacerle más fácil su trabajo al Pastor Titular. En ese sentido, un Pastor Asociado debe anticiparse a las necesidades de su Pastor Titular, a fin de que éste disponga de más tiempo para supervisar el Plan de Trabajo de la Iglesia Local, administrar los Recursos Espirituales de la misma, preparar sus Sermones o, tome los casos de Consejería más difíciles. El resto del trabajo es tarea de los Pastores Asociados.

Los Pastores Asociados no han sido Tomados para señalarle continuamente sus errores al Pastor Titular ni tampoco para competir con él (‘serrucharle el piso’).

C.4) El Pastor Asistente. Es aquél Pastor que recién se inicia en su Ministerio Pastoral y que por Voluntad de Dios está bajo la dirección y supervisión de un Pastor más experimentado. Como una suerte de Timoteo bajo la guía de San Pablo. O, como solía decirme en mis inicios, mi Pastor Carlos García García, un ‘Pichón de Pastor’.

C.5) El Pastor Interino. También denominado en algunas Congregaciones como ‘El Encargado’. Es aquél Pastor que se hace cargo de manera provisional de una Iglesia Local que se ha quedado sin Pastor. En ocasiones, se nombra como Pastor Interino a uno de los Pastores Asociados (dependiendo de su antigüedad en el escalafón). Pero, dado que no todas las Congregaciones cuentan con un Equipo Pastoral, generalmente se comete el error de nombrar como ‘Encargado’, a un Diácono o a un Líder ‘X’ (en muchos casos, al que tiene más disponibilidad de tiempo y peina más canas) pero que, definitivamente, no cuenta con el Llamado de Dios para ser Pastor. Mas, se debe tomar en cuenta que, un Pastor Interino no puede tomar las decisiones que un Pastor Titular toma en una Iglesia Local. Puesto que, su Pastorado es provisional y limitado por un tiempo. Cuando la Iglesia Local toma un Pastor, el Pastor Interino cesa en sus funciones.

Entonces, lo primero que tiene que hacer con el primer Candidato con el que van a trabajar, es escribirle una Carta de Invitación para ser Candidato a Pastor.

Si dicho Pastor, acepta por escrito la nominación, entonces se continúa con el proceso. Una vez que se tiene la respuesta por escrita del citado Pastor.

D) Se deben solicitar en forma ultra—confidencial, referencias Personales y Ministeriales de dicho Candidato al Pastorado, a las

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Iglesias locales en las cuales fue Pastor y, a otros Consiervos que lo conocen (lo cual no es argumento definitivo para aceptarle o rechazarle pero, ayuda en la evaluación).

E) Debe contar necesariamente, con membresía activa en una Iglesia local de su Denominación.

F) De preferencia Casado. Si es soltero, que cuente con el Don Espiritual de Continencia o Celibato.

G) Pero, de todos, el criterio definitivo de Evaluación es que, tenga seguridad y convicción que Dios lo esté Llamando a Pastorear a la Iglesia local que, lo está invitando a Ministrar. Si no tiene convicción de esto, sería mejor truncar todo el Proceso. Porque la Voluntad de Dios, no se va a manifestar después de tomada la decisión de aceptar dicho Pastorado, sino mucho antes. Tomar la decisión sin estar convencido que es la Voluntad de Dios, IMPLICA CARNALIDAD, CONVENIENCIAS PERSONALES E INTERESES CREADOS, por un lado. Y, por otro lado, IMPLICA FRACASO MINISTERIAL A CORTO O MEDIANO PLAZO.

De hecho que, toda decisión de ésta índole debe ir acompañada de un largo tiempo de Oración fijado por ambas partes (Candidato al Pastorado e Iglesia local sin Pastor), consultando la Voluntad del Señor.

Se estila que, mientras se está Orando por el asunto, la Comisión Pastoral en cuestión, comunica de los avances de su gestión a su Iglesia Local e, invita al Candidato al Pastorado a compartir Estudios Bíblicos y Predicar en dicha Congregación, con el fin que ambas partes comiencen a conocerse (lo que llamamos el tiempo del ‘Romance Pastoral’).

Pasado el tiempo fijado de Oración, pueden suceder tres cosas:

*) Que el Candidato a Pastor, no tiene convicción que Dios lo esté Llamando para Ministrar dicha Iglesia Local. En éste caso, dicho Pastor debe hacer saber de su decisión por escrito, a la Comisión Pastoral. Esta a su vez, debe informar a la Asamblea de su Iglesia local. Entonces, la Comisión Pastoral inicia los contactos con el segundo Candidato al Pastorado que, tenían en Lista. Por cierto, no es ético ni dable que la Comisión Pastoral trate con todos los Candidatos a Pastorear que tiene en Lista, en simultáneo. Sino uno por turno.

*) Que el Candidato al Pastorado, no tiene convicción que Dios lo esté Llamando para Ministrar dicha Iglesia local. Pero, por intereses personales, solicita ser considerado en la votación de dicha

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Congregación. Es evidente que, dicho Pastor no va a manifestar sus dudas a la Comisión Pastoral respectiva pero, sí insistirá en que la votación se lleve a cabo lo más pronto posible.

Entonces, la Comisión Pastoral (de acuerdo a los Estatutos de su Iglesia Local) convoca a una Asamblea para decidir, si se acepta o se rechaza a dicho Candidato al Pastorado. Algo que debe tomar en cuenta dicho Pastor es que, si él no tiene convicción que Dios le Llama, específicamente a dicha Iglesia Local, tampoco dicha Iglesia Local (que también estuvo Orando por el asunto) tendrá convicción.

Por lo tanto, no debe esperar dicho Pastor, que la votación le resulte favorable. Si no sale elegido como Pastor de dicha Congregación, al recibir la carta de notificación de la Comisión Pastoral, debe por ética Ministerial, aceptar la decisión. Por ningún motivo, dicho Pastor debe solicitar a la Congregación en cuestión que, reconsideren la votación.

Pero, si se diere el caso que dicha Iglesia local, aprobó por unanimidad o por mayoría tener al Pastor en cuestión, sin estar seguros que era la Voluntad de Dios. Significa que, tanto el Candidato al Pastorado como la Iglesia local sin Pastor, cometieron un error (pecado) y cosecharán lo que han sembrado. Ese Pastorado, no durará mucho. Pero, traerá muchos problemas y complicaciones a la Congregación.

*) Que el Candidato al Pastorado, sí tiene convicción que Dios lo está Llamando para Ministrar en dicha Iglesia Local. En éste caso, dicho Pastor debe hacer saber de su decisión por escrito, a la Comisión Pastoral de la Congregación que lo está invitando a Pastorear. Entonces, dicha Comisión Pastoral (de acuerdo a los Estatutos de su Iglesia Local) convoca a una Asamblea para decidir, si acepta o rechaza a dicho Candidato al Pastorado. De lo cual, pueden suceder tres cosas:

*) Puede ser que, la problemática interna de dicha Iglesia local, ha dividido los criterios. Por lo tanto, la Oración (la petición) no ha sido la misma, no son de un mismo sentir y, como una casa dividida contra sí misma, no permanece (El Evangelio de San Mateo 12:25), entonces la votación reflejará un 50% a favor y un 50% en contra.

Esto me sucedió hace unos doce años atrás. Estuve de Candidato a Pastor de una Iglesia Local y por espacio de casi seis meses, estuvimos ambas partes en el ‘Romance Pastoral’. Pasado ese tiempo, tuvieron su Asamblea para decidir si me tomaban o no para ser su Pastor. Al día siguiente de su Asamblea, su Comisión Pastoral en pleno vino a mi casa por la mañana.

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Y, me dijeron: ‘Pastor, venimos a comunicarle que en la Asamblea que tuvimos el día de ayer, usted salió favorecido por la votación y le hemos elegido como Pastor de nuestra Congregación’. Entonces, pregunté que cómo había sido la votación. La respuesta fue: ‘Usted fue elegido por diferencia de un voto’. Al saber que la votación había sido, como se dice criollamente, ‘mita y mita’. Les dije que por ética no podía aceptar el Pastorado de su Congregación. Pero que, en lo que necesitaran mis servicios como Predicador, quedaba a su disposición.

Por eso es que, aunque el conteo numérico de votos, favorezca a un Candidato al Pastorado, por ética Pastoral le sería mejor no aceptar dicho Ministerio. Pues, siempre tendría a la mitad de la Congregación en contra de su Pastorado.

*) Puede ser que, aún siendo la Voluntad de Dios, dicha Iglesia Local rechaza la convicción de lo Alto y, decide votar en contra de tal Candidato al Pastorado. En ése caso, el Señor colocará a su Siervo en otro lugar (lo tendrá a buen recaudo) pero, la Congregación en cuestión, cosechará el Juicio del Señor.

*) Puede ser que, como dicha Iglesia local también estuvo Orando y, la Voluntad de Dios es agradable y perfecta (la Epístola de San Pablo a los Romanos 12:2). Entonces, también dicha Congregación tiene la convicción que, es la Voluntad de Dios la venida de dicho Candidato al Pastorado. Por lo tanto, la votación de aprobación de dicha Iglesia local, será unánime.

Entonces, el siguiente paso es: Que la Comisión Pastoral comunique por escrito al Candidato a Pastor en cuestión, la decisión de la Asamblea de la Iglesia local, de aceptarle como Pastor de la misma. E, inmediatamente, se debe citar a una reunión de la Comisión Pastoral con el flamante Pastor, para ultimar ciertos detalles muy importantes. Los cuales son los siguientes:

Primero: Monto del Sueldo Pastoral. Existen dos criterios que se deben tomar en cuenta. El criterio del Pastor, debe ser: No lo que yo creo que debo ganar o, lo que yo desearía ganar, sino de acuerdo a la realidad económica de ésta Iglesia local.

Y, el criterio de la Iglesia local, a través de su Comisión Pastoral, el cual debe ser: El monto debe ir en proporción directa a nuestra realidad económica y, a lo que el Pastor y su familia, necesitan para vivir dignamente (a fin que el Pastor concentre todos sus esfuerzos en la Tarea que le estamos encomendando y, no distraiga su tiempo en trabajos seculares, porque lo que le pagamos no le alcanza para vivir dignamente), pues como dice la Palabra de Dios: “El Obrero es digno de su salario” (la 1ª Epístola de San Pablo a Timoteo 5:18).

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Segundo: Casa Pastoral. Existen dos criterios que, se deben tomar en cuenta. Si el Templo tiene Casa Pastoral. Se estila en éstos casos que, la Congregación asuma los gastos de luz, agua y teléfono (esto último es opcional) de la Familia Pastoral, pues dichos gastos fijos van con los de las instalaciones del Templo. Sin embargo, el hecho que el Pastor y su familia, vivan en las instalaciones del Templo, no significa de ninguna manera que el Pastor y su familia deben o pueden ser tratados como los Conserjes, Guardianes, Guachimanes o ‘Yungays’ del Templo.

Por lo tanto, no se debe esperar que la familia Pastoral, también asuma la limpieza del Templo como parte de su Ministerio, en dicha Iglesia local. Se sobre—entiende que, el Pastor y su familia deben gozar de intimidad.

Si el Templo no tiene Casa Pastoral. La Congregación debe optar por dos alternativas: O, bien habilita provisionalmente unas habitaciones en las instalaciones del Templo (Cuarto Pastoral). De ser así, significa que la Congregación ha de construir Casa Pastoral en el menor tiempo posible. O, bien se alquila un chalet o un departamento, para que viva su Pastor y su familia. De ser así, significa que la Congregación asume los gastos de la vivienda del Pastor (arbitrios, agua, luz, alquiler, etc.). Tomando en cuenta además que, si se le ha de alquilar vivienda, debe ser necesariamente en la zona donde se Ministra (por no decir que, debe ser lo más cercano posible a las inmediaciones del Templo). Pues, si le alquilan vivienda en un sector lejano a la Congregación que va a Pastorear, le restarán efectividad. Ya que perderá mucho tiempo y dinero, movilizándose de un lugar a otro. Y, el tiempo en el Ministerio Pastoral, es valioso y no se puede desperdiciar.

Tercero: Seguro Social y Vacaciones Pastorales. Aquí también hay que observar dos cosas: Si la Iglesia local tiene Personería Jurídica, está en la obligación de poner a su Pastor en su respectiva Planilla de Sueldo, por ser él Personal Rentado. Y, de ser así, mensualmente se le debe descontar de su Sueldo Pastoral lo que corresponde al Pago del Seguro Social (hoy Essalud), a fin que tanto el Pastor como su familia tengan acceso a la Atención Médica del Seguro.

Si la Iglesia local no tiene Personería Jurídica, tiene que tomar ciertas medidas inmediatamente: a) Nombrar una Comisión que se encargue de elaborar el Estatuto de la misma, a fin de elevarlo a Escritura Pública en el menor tiempo posible. b) Tramitar el Seguro facultativo de su Pastor, hasta que teniendo Personería Jurídica, puedan ponerlo en su Planilla. De lo contrario, si la Iglesia local cree que no es necesario nada de esto, lo justo sería que aparte de su Sueldo Pastoral, la Congregación asuma los Gastos Médicos

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del Pastor y su Familia, cuando la ocasión lo requiera, en forma puntual y sin descontarle nada al Pastor.

En cuanto a las Vacaciones Pastorales, se estila darle al Pastor un mes de Vacaciones, una vez al año. El cómo utilice ése mes el Pastor, queda a su criterio. Lo que sí debe tomar en cuenta la Congregación, es que ésas Vacaciones Pastorales son pagadas. Es decir, no se le descuenta nada al Pastor por estar de Vacaciones.

Cuarto: Un día de Descanso Pastoral semanal. Se estila que, dicho día es el día lunes. Se sobre—entiende que, el Ministerio Pastoral es una Tarea de veinticuatro horas, los siete días de la semana. Y, que el Pastor, si la ocasión lo requiere (una emergencia), Ministrará aún en su día de descanso.

Pero, no todos los días lunes hay verdaderas emergencias, por lo tanto la Congregación debe hacer todo lo posible, por dejar que su Pastor verdaderamente descanse ése día y, pueda pasarlo con su familia.

Logrado el consenso de ambas partes (Pastor y Comisión Pastoral), la Comisión convocará a la Asamblea de su Iglesia local y, comunicará los acuerdos tomados con el Pastor. Una vez que la Congregación, ratifica o mejora las condiciones de vida para el Pastor y su familia, la Comisión procede a fijar fecha para su Instalación y, comienzo del Ministerio Pastoral de su nuevo Pastor.

Luego de lo cual, presenta a la Asamblea de su Iglesia local un Informe total por escrito, de toda su gestión. E, inmediatamente, tanto la Comisión Pastoral como la Comisión de tipo Ministerial, cesan en sus funciones y se disuelven. Pues, cumplido el encargo de la Asamblea y, ya teniendo Pastor, ninguna de las dos Comisiones: Ministerial y Pastoral, tienen ya razón de ser. Cesan en sus respectivas funciones y se disuelven.

C) CRITERIOS DE EVALUACION DE UNA IGLESIA LOCAL, HACIA SU PASTOR, CUANDO ESTE YA TIENE VARIOS AÑOS MINISTRANDO EN ELLA.

1) Causales de Decrecimiento Numérico en una Iglesia Local.

Mal hace una Iglesia local, cuando cree que el escaso Crecimiento Numérico que tiene, amerita una Evaluación del Ministerio de su Pastor, como sindicándolo de responsabilidad o culpabilidad por el decrecimiento de su membresía.

Es necesario aclarar siempre (aún cuando hay quienes no opinan así) que, el Pastor no hace Crecer Numéricamente a la Iglesia local. El Pastor, capacita a la Congregación (provee de buenos

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pastos, verdes y frescos) para que ésta pueda y deba reproducirse. Pero, entendiendo siempre que el Crecimiento lo da el Señor (la 1ª Epístola de San Pablo a los Corintios 3:6—7).

En todo caso, sabiendo que es el Señor quien hace Crecer a la Iglesia Local. Ante la situación de una Congregación local que se estanca y no Crece, se debería plantear la interrogante: ¿Por qué el Señor no nos da el Crecimiento?

En consecuencia, no se le puede hacer carga montón al Pastor y, arrimarle toda la culpabilidad. Más bien, en lugar de Evaluar sólo el Ministerio del Pastor, se debe Evaluar el Ministerio de la Iglesia Local. No es que hay que sentar al Pastor en el Banquillo de los acusados, para que su Rebaño le Juzgue y Evalúe por su desempeño Ministerial en su Iglesia Local. Lo que hay que hacer en éstos casos, es sentar a toda la Congregación en el Banquillo de los acusados, para que el Señor Jesucristo (El Esposo) Juzgue y Evalúe el desempeño Ministerial de su Iglesia Local (La Esposa).

Y, al Evaluar el desempeño Ministerial de su Iglesia Local, el Ministerio Pastoral también es Evaluado. Pero, como parte de un todo, no como un Ministerio individual. En otras palabras, si el Señor no le da el Crecimiento Numérico a una Iglesia Local, no es culpa del Pastor. Es culpa de toda la Congregación (lo cual evidentemente, incluye al Pastor como un miembro más de la misma).

Entonces, cuando la Iglesia Local toma consciencia de esto, debe tomar los siguientes pasos:

a) La Congregación en pleno, se humilla delante del Señor en Oración, pidiéndole que muestre o saque a la luz todos los pecados ocultos y, aquéllas áreas en las que adolecen y hacen flaquear a su Iglesia local. Para esto, la Intercesión en Oración de cada miembro, en un mismo sentir, es básica. Pero, también los Ayunos y las Vigilias Congregacionales, son vitales, ya no porque el Calendario de Actividades de la Congregación lo estipula, sino con un propósito específico. Es decir, no por la rutina, sino por la necesidad.

b) La Congregación en pleno, debe entender la Respuesta del Señor y saber Discernirla Espiritualmente. Aquí proveemos de algunos puntos, por los que el Señor se niega a dar Crecimiento Numérico:

La Respuesta del Señor.

1.1) No les permito Crecer Numéricamente: Porque les he Decretado tiempo de Prueba.

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Nuestro Señor desea saber en éste caso, si en su Iglesia local, cuando no tienen numerosa membresía y, el descontento y el desánimo los invaden, perseveran en sus Caminos y se mantienen Fieles a EL y, Fieles a la misma Congregación.

En éste caso, la Iglesia Local debería gozarse en su escasez integral y, depender más del Señor (a pesar de) todo el tiempo que dure la Prueba (ver al respecto la Epístola de Santiago 1:2—4), aunque ésta durase muchos años.

En éste caso, la Iglesia Local no debería pedir en Oración al Señor: ‘¡Danos Crecimiento Numérico, Señor!’. Sino más bien, debería decir en sus Oraciones al Señor: ‘Gracias Señor por éste tiempo de Prueba, fortalécenos para no desanimarnos y, seguir perseverando’. Y, a la par que Oran, trabajar (aunque cada vez sean menos miembros) con más ahínco y tesón.

Aprender a Discernir Espiritualmente, el Propósito de la Prueba del Señor. Es decir que, el Decrecimiento Numérico hará que los que no deben permanecer en la Iglesia local, se marchen de ella. Su presencia era un lastre que les impedía avanzar. Por ello, el Señor mediante la Prueba Purifica a su Congregación, eliminando a todo y a todos aquellos que, estorban el Cumplimiento de su Voluntad en ésa Iglesia local (ver al respecto: La 1ª Epístola de San Juan 2:19).

La Respuesta del Señor.

1.2) No les permito Crecer Numéricamente: Porque les he Decretado Juicio.

Nuestro Señor, piensa en éste caso, que si se tolera el Pecado en el Seno de su Congregación y, no ejercen Disciplina Eclesiástica a los que mal andan, entonces, Dios mismo decide Disciplinar a toda su Iglesia Local (ver al respecto: El Libro de Josué 7:6—13; la 1ª Epístola de San Pablo a los Corintios 11:29—32; la Epístola de San Pablo a los Romanos 6:23ª).

En éste caso, la Iglesia local debe rogar al Señor que lo oculto salga a la luz y, una vez detectado el o los pecados (y, a los hermanos implicados en ellos), proceder a Disciplinarlos para que también, la Disciplina del Señor, su Juicio, cese de sobre su Congregación.

Claro que, también hay Consiervos que dicen que sus Congregaciones no Crecen Numéricamente, porque les han echado una Maldición, les han hecho Brujería o les han hecho ‘daño’. Es necesario aclarar que, una Maldición Ocultista lanzada contra una Iglesia local, no puede detener el Crecimiento que da el Señor, por que justamente, lo da el Señor. La única manera por la que una Maldición Ocultista, podría afectar a una Congregación, es porque por el Pecado de ésta,

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se han bajado sus Defensas Espirituales y, tras el Juicio del Señor, la Maldición cala y produce su daño.

Sin embargo, si la Congregación se encuentra Llena del Espíritu Santo, las Maldiciones de cualquier procedencia o índole, no le afectan en lo más mínimo (El Evangelio de San Mateo 16:18) y, sucede todo lo contrario. Es decir que, la Maldición se revierte sobre los que la lanzaron (El Libro de Génesis 12:3).

La Respuesta del Señor.

1.3) No les permito Crecer Numéricamente: Porque su Pastor no Obedece a mi Llamado.

Nuestro Señor piensa en éste caso que, el impedimento para Crecer Numéricamente en dicha Congregación, estriba en el hecho que el tiempo de permanencia del Pastor de dicha Iglesia Local, ha terminado. Las metas que el Señor le trazó ya se han concretado, se cumplieron ya los Propósitos que Dios tenía para con él, en dicha Congregación.

Y, aunque sus metas personales, no se hayan alcanzado. En el Tiempo del Señor es hora que deje su Rebaño y, se encamine hacia donde el Señor le manda, a cumplir nuevos Propósitos en otro lugar. Pero, como su Pastor se resiste a salir, entonces la Congregación paga las consecuencias (ver al respecto, el Libro del Profeta Jonás 1:2—3; 4; 8—15).

En éste caso, luego que toda la Iglesia local se cerciora que es Voluntad de Dios que, su Pastor les deje y, dicho Pastor comprende que es la Voluntad de Dios, dejar a su Congregación. Debe presentar inmediatamente y por escrito, su Renuncia irrevocable a dicho Pastorado y, Sujetarse a la Voluntad del Señor.

Pero, si aún comprendiendo el Propósito de Dios, dicho Pastor se resistiera a salir, dos cosas deben suceder en ésa Iglesia local: Una cosa es Terrenal, la otra es Divina.

1) La Terrenal: La Congregación, debe proceder a Orar al Señor, para aclararle que no es el deseo de dicha Iglesia Local que, su Pastor continúe Ministrándoles. Como en el caso que presenta el Libro del Profeta Jonás, capítulo uno, versículo catorce, donde la tripulación y pasajeros claman a Jehováh Dios y, le dicen que no es justo que perezcan ellos, por causa de la desobediencia del Profeta. Así también, análogamente, tampoco es justo que toda laCongregación pague las consecuencias, por que su Pastor se niegaRotundamente a acatar el Llamado del Señor, para ir a otro lugar.

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Luego, la Iglesia local debe proceder a Despedir a su Pastor. Como en el caso que se presenta en el Libro del Profeta Jonás, capítulo uno, versículo quince.

Donde la tripulación y los pasajeros del barco, en el que iba el Profeta, lo tomaron a él y lo arrojaron al mar, entonces éste se aquietó. Así también, cuando la Congregación comprende que el Decrecimiento Numérico, se debe a la presencia en Rebeldía al Llamado del Señor, de su Pastor. Entonces, análogamente, también comprenden que el Decrecimiento cesa inmediatamente, cuando su Pastor ya no esté. Por lo tanto, proceden a Despedirlo o, a ‘arrojarlo al mar’ como a Jonás.

2) La Divina: Sea que dicho Pastor en Rebeldía, acate o no laDespedida formal de sus Funciones Pastorales, en dicha

Congregación.De todos modos, Dios le enviará un Juicio personal para él y para sufamilia, por Desobediente. Como en el caso que se presenta en el

Librodel Profeta Jonás, capítulo uno, versículo diecisiete, donde luego que

elProfeta es arrojado al mar, las penalidades no terminan. Pues,inmediatamente es tragado por un enorme pez.

Así también, análogamente, dicho Pastor en Rebeldía, ya sea que se vaya voluntariamente o, que lo Despidan, todavía tendrá que enfrentar la Disciplina del Señor para su vida y, la de su familia.

D) CAUSALES POR LOS QUE UN PASTOR QUE, ESTA MINISTRANDO DEBE DEJAR EL MINISTERIO PASTORAL EN SU IGLESIA LOCAL.

Existen seis Causales por los que un Pastor, debe dejar de Pastorear su Congregación:

Primer Causal:

1) Cuando es la Voluntad de Dios. En éste caso (como se vio ya), para dicho Pastor, el Tiempo de Dios para permanecer en su Congregación, ya terminó. Por lo tanto, el Pastor en cuestión debe presentar en forma voluntaria su Renuncia irrevocable a ése Pastorado. Y, dejar que el Señor lo Guíe (conforme a sus Designios) hacia un nuevo Ministerio.

Segundo Causal:

2) Cuando no es la Voluntad de Dios pero, su Iglesia local lo ha despedido o, lo ha presionado a Renunciar. Los problemas internos de una Congregación, han llevado (en muchas

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ocasiones) a la membresía a dejarse guiar por la carne y, hacerle problemas al Pastor o, en su defecto a la Familia del Pastor.

En éstos casos, casi siempre el Pastor puede soportar los embates de su Rebaño y, Ministrar a pesar de. Lamentablemente, no es el caso de la familia Pastoral. La esposa del Pastor y sus hijos, no siempre tienen la misma fortaleza emocional—espiritual que tiene el Pastor.

Por ello, las tensiones y conflictos Ministeriales sobrecargan y afectan en gran manera a la familia Pastoral, deteriorando su salud mental y espiritual, lo cual produce que su ánimo de Ministrar decaiga.

Cuando casos así se producen, aún cuando sea la Voluntad de Dios que dicho Pastor permanezca en su Iglesia local. Pero, tomando en cuenta que (tras muchos o pocos años de Ministerio) la Congregación ya no desea seguir contando con sus Servicios Pastorales. Entonces, ya sea porque le Despiden o le presionan para que Renuncie a su Pastorado, el Pastor debe pensar en la unidad y salud integral de su familia y, dejar ésa Iglesia Local.

Pero, advirtiendo a la misma que, al no ser la Voluntad de Dios que deje su Pastorado y, no dejándolo de buena gana. El Señor pondrá a buen recaudo a dicho Pastor y a su familia. Pero, Juicio severo de Dios caerá sobre la Congregación que, se niega a hacer la Voluntad de Dios y desecha a su Pastor.

Entonces, dicho Pastor deja ése Pastorado. Pero, el Señor no lo coloca inmediatamente en otro Ministerio Pastoral. Puesto que, tanto el Pastor como su familia, están afectados emocionalmente (tensión nerviosa, fueron ofendidos, les han calumniado, etc.). Por ello es que el Señor se toma Su tiempo (uno o dos años) para Restaurarlos y Prepararlos para un nuevo Pastorado.

Mientras tanto, dicho Pastor y su familia deben hacerse miembros de otra Congregación, dejarse Pastorear por su Pastor y, Ministrar en las áreas que su Pastor les indique. No asumiendo mucha Carga Ministerial y, tratando de darle más tiempo a su familia (que, en todo caso, fue la que más afectada salió). Durante ese lapso, Dios que les Llamó, les sostendrá.

Tercer Causal:

3) Cuando se cometió acto de inmoralidad. Si es sabido y comprobado por la Iglesia Local que, su Pastor ha caído en Pecado de fornicación, adulterio, adicción al licor, droga, tabaco o, robo, estafa, malversación de fondos, etc. Entonces, se le debe pedir su

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Renuncia al Pastorado. Si se resiste y aduce que es falso (habiendo pruebas contundentes de su falta) se le debe Despedir.

Ya sea que dicho Pastor, acepta Renunciar o si se resiste y se le Despide. La Congregación debe ponerlo inmediatamente en Disciplina Eclesiástica (un tema que trato más ampliamente en mi Libro ‘La Disciplina Eclesiástica’). Debe darle un mes para abandonar la Casa Pastoral; abonarle su Sueldo mensual hasta el día en que Renunció o, le Despidieron y retirarle todos sus privilegios.

Así mismo, su Iglesia local debe comunicar a las otras Congregaciones hermanas que, por falta grave el Pastor en cuestión está impedido de Pastorear o, recibir invitaciones para Predicar en otras Iglesias Locales.

Y, lo más importante, dicho Pastor debe permanecer en la membresía de su Iglesia Local. Pues, si allí cayó, allí se tendrá que levantar y sujetarse a la Disciplina Eclesiástica que se le imponga.

Cabe la pregunta: ¿Puede un Pastor, después de haber sido Disciplinado y Restaurado, volver a Pastorear?

Al respecto, existen dos Posturas:

*) La Postura que dice: Sí, puede volver a Pastorear. Esta Postura, se basa en la apreciación que, dicho Pastor durante su tiempo de Disciplina Eclesiástica y Restauración Congregacional, dio muestras de genuino arrepentimiento. En tal caso, su Congregación debe comunicar a las otras Iglesias hermanas que, dicho Pastor ya está apto para volver a Ministrar y ser tomado en cuenta.

*) La Postura que dice: No puede Pastorear, nunca más. Esta postura, asume que así dicho Pastor diese o no diese muestras de arrepentimiento, durante su tiempo de Disciplina Eclesiástica y Restauración Congregacional. No puede volver al Pastorado, pues ha perdido su Autoridad Moral cuando cayó en trasgresión, mientras que su Autoridad Epistemológica, la perdió cuando lo cesaron Ministerialmente y, entró en la Voluntad de Dios permisiva.

Por tanto, más allá de la Disciplina Eclesiástica, tendrá que cosechar lo que sembró y soportar las dudas de otros hermanos y Consiervos, en cuanto a su arrepentimiento. Más aún, no tendrá Autoridad para Enseñar y/o Predicar de Temas que tengan que ver con la falta que él mismo cometió.

En todo caso, queda a criterio y Discernimiento Espiritual de su Iglesia local, el avalar su retorno al Ministerio Pastoral o,

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su cese definitivo. Por otra parte, queda a criterio de su Denominación si cuenta con el aval para ser recomendado para Pastorear alguna otra Iglesia Local.

Al respecto, un servidor piensa, a título personal, que si dicho Pastor que cae, es primerizo. Luego de su Disciplina Eclesiástica y su consiguiente Restauración Congregacional, se le debe permitir volver al Ministerio Pastoral. Pero, sólo como Pastor Asistente de un Pastor más experimentado y sin la posibilidad de poder ascender a Pastor Asociado. Pero, si el caso es que dicho ‘hermano’ es reincidente.

Entonces, no se le debe permitir volver a Pastorear nunca más, puesto que con sus acciones demuestra no saber nada de la Palabra de Dios y deshonra el Ministerio Pastoral. Si éste es el caso, que reincide una y otra vez en la misma falta, no cabe estar Disciplinándolo a cada rato. El único camino que queda es la Expulsión Congregacional. Pues, no sólo evidencia negar la Fe, sino que además demuestra que es un Lobo disfrazado de Oveja.

Al respecto, en el libro que nuestro Señor me permitió escribir, ‘La Disciplina Eclesiástica’, cito al respecto lo siguiente:

“Solamente se Expulsa de la Iglesia local a los no—convertidos que, haciéndose pasar por hermanos en Cristo, viven una vida disoluta de pecado contínuo y sin arrepentimiento de ninguna clase. O, a los que fomentan y/o provocan la división de la Iglesia local. O, a los que enseñan, practican e instan a la membresía de una Congregación a adoptar doctrinas extra—Bíblicas. O, a los que se rebelan permanentemente contra la Autoridad de la Iglesia local que, como ya se dijo, ES LA ESPOSA DEL CORDERO.

Para tales personas, el Señor Jesucristo ha provisto La Expulsión Congregacional definitiva, de una sola vía y sin retorno. Siendo ésta Acción Disciplinaria, NETAMENTE, TAREA PASTORAL”

(5).

Cuarto Causal:

4) Cuando dejó la Sana Doctrina. Si es sabido y comprobado por la Iglesia Local que, su Pastor dejó de Enseñar y Predicar la Palabra de Dios, en torno a la Sana Doctrina. Y, ha comenzado a enseñar sobre la ‘Globalización’; ‘Los Vientos del Canadá’ (la nueva unción); ‘La Teología de la Prosperidad’; ‘El Bautismo del Espíritu Santo Post—Conversión’; Doctrinas de Sectas (Testigos de Jehováh, Mormones, Adventistas del séptimo día, Israelitas del Nuevo Pacto, Dios es amor, Sólo Jesús, Carismatismo); La Nueva

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Era; Espiritismo—Ocultismo, etc. E, insta a su membresía a abrazar éstas doctrinas de demonios.

Entonces, su Congregación debe Amonestarle hasta en dos oportunidades, para que se retracte de sus ideas. Mas, si persiste en el error, debe proceder a Expulsarlo de la Iglesia Local, definitivamente, por Herejía.

5) E. De Pascale, La Disciplina Eclesiástica, (Ediciones y Producciones Arders-Rabbitt Film), pp. 153.

Con la pérdida total de beneficios y privilegios. Debe darle no más de quince días (por no decir una semana) para abandonar la Casa Pastoral y, comunicar al resto de Iglesias Locales hermanas, la Expulsión Congregacional de dicho caballero (quien demostró no ser ni creyente en Cristo ni Pastor (ver al respecto la Epístola de San Pablo a Tito 3:10—11).

Quinto Causal:

5) Cuando un miembro de la familia Pastoral, incurrió en falta grave. En éste caso, no es el Pastor el que peca, sino los integrantes de la familia Pastoral. Por lo tanto, ya sea que:

*) Su esposa, hace abandono de hogar (sea por el motivo que fuera o, por adulterio, o por vicios o, por mal Testimonio).

*) Sus hijos, abrazan el vicio de la droga o el alcoholismo o dan mal Testimonio, asistiendo a fiestas, bailes en Centros nocturno o Discotecas.

*) Su hijo, cae en fornicación.*) Su hija, queda embarazada (por fornicación).

Entonces, la Congregación, una vez comprobada la falta, le pide a su Pastor que Renuncie al Pastorado. Es cierto que, quizás el Pastor no cometió la falta. Pero, lo cierto es que no supo Gobernar bien su hogar (ver al respecto: La 1ª Epístola de San Pablo a Timoteo 3:4—5; la Epístola de San Pablo a Tito 1:6). Por lo tanto, ha perdido Autoridad para Pastorear.

La Iglesia Local, debe poner en Disciplina Eclesiástica al miembro de la familia Pastoral que, cometió la falta grave y en su momento, también debe Restaurarlo Congregacionalmente.

Pero, a su Pastor debe Consolarle y Restaurarle (vendar sus heridas emocionales y Espirituales). Y, pasado el tiempo, queda a criterio de la Congregación restituir el aval al Pastorado, de su Pastor.

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Sexto Causal:

6) Cuando es tiempo de su Jubilación. Esto lo ampliaremos en el siguiente punto.

E) ¿CUÁNDO UN PASTOR DEBE DEJAR DE EJERCER EL MINISTERIO PASTORAL?

Es decir, cuándo un Pastor debe considerar oportuno el retiro. Sabemos que, no hay Jubilación Espiritual y, sin embargo, en algún momento de la vida de un Pastor, éste debe considerar su retiro. ¿Cuándo es el momento indicado para hacerlo?

El Libro de Levítico, nos dice que los Levitas eran contados para Ministrar hasta la edad de cincuenta años, luego de los cuales ya no podían ejercer su Ministerio. Pero, podían realizar tareas menores. Si nos ceñimos a éste límite de edad, podríamos barruntar que el tiempo del retiro de un Pastor, es cuando llega a la edad de cincuenta años.

Sin embargo, en nuestro aquí y ahora, es justamente a ésa edad cuando el hombre se asienta completamente en todo lo que involucra su ser. Mal haría en retirarse, justo cuando está en su mejor momento (más maduro; más sereno; menos emocional). La pregunta sigue en pie, ¿cuándo es el momento indicado para hacerlo?

La respuesta estriba en el conocimiento que cada Pastor, tiene de su propio ser. El mejor momento para dejar de ejercer un Ministerio Pastoral activo, es cuando uno se analiza así mismo, en todas las áreas (física—emocional—Espiritual) y, analiza el camino Ministerial ya recorrido y, lo que falta por recorrer.

Y, luego de evaluarse concienzudamente, concluye que sí puede lograr las metas que le faltan alcanzar o, que no va a poder lograr las metas que aún faltan alcanzar.

En otras palabras, el mejor momento para retirarse del Pastorado activo, es cuando uno comienza a notar en sí mismo, que la lucidez mental poco a poco nos va avisando que la vejez, se acerca a nuestra vida. La falta de memoria, es otro indicador, así como el agotamiento físico y las fuerzas mermantes por el trajín de los muchos años de Ministerio Pastoral.

Por lo tanto, cuando las energías comiencen a faltar y, el rendimiento ya no sea igual que, cuando se comenzó a hacer los pininos en el Pastorado. Entonces, es tiempo de considerar la posibilidad del Retiro del Pastorado activo.

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Lógicamente, la edad de Retiro varía de Pastor a Pastor. Para algunos, quizás es el mejor momento cuando cumplen sesenta años de edad; para otros cuando cumplen más de sesenta o menos de sesenta años.

En todo caso, lo que regula el Retiro estriba en el pleno uso de las facultades mentales y, el vigor necesario para continuar afrontando los desafíos del Pastorado.

Por otra parte, un Pastor debe saber cuándo Retirarse con honor. Es decir, cuando su vigor y sus facultades mentales, a pesar de los muchos años, están intactos. Y, no cuando ya da pena y la Congregación misma, sugiere (por no decir, exige) que su Pastor, se Jubile.

III. DE LA RELACION INTER—PASTORAL.

a) El Respeto Mutuo.

De un tiempo a esta parte, lo que conocemos como la Ética Pastoral está por los suelos. El respeto inter—Pastoral se desconoce y las relaciones entre Consiervos y entre Consiervos e Iglesias Locales, dejan mucho que desear. Permítanme ilustrar un poco lo que aquí se expone:

*) Primer Caso: Cierta Iglesia Local, hace algunos años atrás se había quedado sin Pastor. De modo que, poco tiempo después, nombró su Comisión Pastoral y, como ya se explicó, hizo contacto con un Pastor que no estaba Ministrando. Habiendo éste aceptado por escrito la nominación a Candidato a Pastor de dicha Congregación. Se inició el proceso del ‘Romance Pastoral’.

Durante ese ínterín, sucedió que un domingo por la mañana, dicho Candidato a Pastor, cuando llegó a la Iglesia Local en cuestión para Predicar. Se encontró que tres de sus Consiervos se hallaban presentes.

Los tres Pastores, habían obviado el hecho de que cuando una Iglesia Local se queda sin Pastor, rápidamente se organiza y nombra un Comisión Ministerial o designa un ‘Encargado’ y nombra una Comisión Pastoral o Comité de Púlpito. De modo tal que, dichos Pastores se presentaron en la citada Congregación para ofrecer sus servicios Pastorales.

A ellos no les interesó si la Congregación tenía o no tenía Comisión Pastoral o si ya tenían un Candidato a Pastor. Ni siquiera llamaron para preguntar. De frente se presentaron ese domingo, cada uno con

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su Sermón preparado y metido en sus respectivas Biblias. Y, listos para subir al púlpito o, quizás para tomarlo por asalto, y ‘predicar’.

Estaban en eso, mirándose los tres con recelo. Cuando llegó el Pastor que sí era Candidato a Pastor en esa Iglesia Local, acompañado de su esposa. Y, al ver a sus tres Consiervos, le pregunta a su esposa si no se había equivocado con la fecha de invitación para Predicar. Después de haber verificado la fecha y constatado que sí le tocaba la Predicación de ese domingo, entró a la nave del Templo.

Los otros tres Pastores, al verlo entrar, pensaron: ‘Y, él qué hace aquí… Otro más… La competencia está fuerte…’ Minutos después se dio inicio al Culto. Y, dichos Pastores repasaban sus Mensajes, cada uno listo para ‘predicar’ pero, sin saber exactamente a cuál de los cuatro Pastores presentes, llamarían al púlpito. Llegado el momento de la Predicación, sucedió lo que tenía que suceder y, el Candidato a Pastor fue llamado adelante para Predicar.

Mientras que los otros tres, miraban atónitos y se preguntaban por qué de los tres Pastores presentes, que llegaron más temprano, no los escogieron a ellos y fue elegido el último en llegar.

Terminada la Predicación y habiendo Cena del Señor, se le pidió al Candidato a Pastor que Oficie la Cena. Luego de lo cual, se anunció desde el púlpito, que al terminar el Culto, la Comisión Pastoral, el Candidato a Pastor y los Oficiales, se reunirían en la Oficina Pastoral.

El Caso compartido, no es inventado. Sucedió realmente. Y, la falta de Ética Pastoral o el total desconocimiento de ésta, es evidente.

Nunca un Pastor, puede o debe ofrecer sus servicios a una Iglesia Local sin Pastor. Tampoco puede auto—invitarse a ‘predicar’.

El conducto regular como ya se vio, es que la Comisión Pastoral contacta con la Entidad Denominacional y ésta es la que informa de aquéllos Pastores sin Pastorado activo y que están disponibles. Luego, la Comisión Pastoral invitará a Predicar a los Pastores que crea convenientes.

Pero, jamás se debe volver a repetir una situación como la descrita en este Caso.

*) Segundo Caso: Otra Iglesia Local había presionado a su Pastor para que éste renuncie a su Pastorado. Y, una vez logrado su renuncia irrevocable, exigió su salida pronta de la Casa Pastoral. Por lo tanto, dicho Pastor necesitaba con urgencia un lugar donde vivir. Enterado de que otra Iglesia Local se había quedado sin Pastor, se presentó al siguiente domingo auto—invitándose a ‘predicar’.

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A éste Pastor no le interesó si la Congregación tenía o no tenía Comisión Pastoral o si ya tenían un Candidato a Pastor. Ni siquiera llamó para preguntar.

Simplemente, se presentó en dicha Iglesia Local. Cuando llegó, se dio con la sorpresa que un Consiervo suyo se hallaba presente (y que dicho sea de paso, era el Candidato a Pastor de esa Iglesia Local). Y, de frente le preguntó: ‘¿Y tú qué haces aquí?’ La respuesta de su Consiervo, fue que había sido invitado a Predicar. Entonces, le dijo: ‘Pues, si tú vas a Predicar, entonces yo voy a dar la Clase de Escuela Dominical’. Y, seguidamente, le preguntó a su Consiervo cuál era el Tema que estaba exponiendo el Maestro de la Clase de Adultos. Su Consiervo le respondió que, estaba tratando el Tema del Discipulado. Entonces, el citado Pastor pidió el uso de la palabra y se ‘comió’ toda la Clase de Escuela Dominical, dando su definición en cuanto al Tema del Discipulado.

Vale decir que, como no iba a Predicar, de todos modos tenía que ‘figuretear’. Y, se auto—invitó a dar una Clase para la cual no lo habían llamado. A más de eso, lo descuadró al Maestro de esa Clase, que se había preparado durante toda la semana para enseñar.

Pero, su desconocimiento de la Ética Pastoral no quedó ahí. Sino que, cuando su Consiervo terminó de Predicar, pidió el uso de la palabra. Pasó adelante y del púlpito, dijo lo siguiente: ‘Hermanos, quiero pedirles sus oraciones. Como ustedes ya sabrán, hace un par de semanas que he renunciado al Pastorado de la Iglesia ‘X’ y, me están presionando para que desaloje la Casa Pastoral. Por eso les pido que oren por mí y por mi familia, para que Dios nos provea un lugar donde vivir.

Y, como ustedes están sin Pastor y su Casa Pastoral está desocupada, entonces les propongo lo siguiente: Que me permitan vivir en su Casa Pastoral y de paso los pastoreo hasta que ustedes tengan Pastor’.

El Caso compartido, no es inventado. Sucedió realmente. Y, es tan patético que no merece más comentarios.

*) Tercer Caso: Un Pastor sin Pastorado activo, había llegado de provincia, buscando de colocarse en una Iglesia Local de la Capital. Así que, se enteró de que cierta Congregación estaba sin Pastor y, también como en los dos casos anteriores, se auto—invitó a dicha Iglesia Local.

A éste Pastor no le interesó si la Congregación tenía o no tenía Comisión Pastoral o si ya tenían un Candidato a Pastor. Ni siquiera llamó para preguntar. Y, en esta Iglesia Local, ya tenían un Candidato a Pastor.

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Sin embargo, el citado Pastor de provincia, obvió todos los Principios Éticos y pidió hablar con el hermano ‘Encargado’. Una vez que dicho hermano se presentó, el Pastor de provincia pidió ver la Casa Pastoral.

Luego de que el hermano ‘Encargado’ le mostrase la Casa Pastoral, el Pastor de Provincia le preguntó: ‘Bueno, yo quiero saber de una vez por todas, si me van a tomar como Pastor de esta Iglesia o no’.

El Caso compartido, no es inventado. Sucedió realmente. Vale decir que, a éste Pastor de Provincia, no lo conocían, ni siquiera era Candidato a Pastor en esa Iglesia Local, pero pasando por encima de todos los Principios Éticos, exigía que se lo tome como Pastor o cuando menos que le digan si sí o si no. Totalmente, absurdo.

*) Cuarto Caso: Otro Pastor invitó a un Consiervo a Predicar en su Congregación. Cuando el Consiervo invitado terminó de Predicar, el Pastor que lo invitó subió al púlpito y comenzó ‘machetear’ el Sermón de su Consiervo, refutando todo lo que había Predicado.

En otra Iglesia Local, sucedió un caso parecido. Y, al terminar de Predicar el Consiervo invitado, el Pastor que lo invitó subió al púlpito y Predicó otro Sermón sobre el mismo Tema, alegando que: ‘Lo que no dijo el Predicador, fue…’ Y, de esta manera, se mandó un Mensaje de hora y media más.

El caso compartido, no es inventado. Ha sucedido muchas veces en distintas Congregaciones. Y, si bien es cierto que un Pastor debe ser celoso con su púlpito. Pues, si tiene dudas en cuanto a la Doctrina de alguno de sus Consiervos, pues simplemente no lo invite a Predicar y punto.

Para qué invitarlo, si después que termina de Predicar, el Pastor que lo invitó va a ‘remachar’ su Predicación o, en el peor de los casos, la va a refutar. Es una falta total de Ética Pastoral, ‘predicar’ negativamente sobre la Predicación de un Consiervo invitado. Si no le gustó el Mensaje, espere que termine el Culto, que se vaya la gente, llame al Consiervo a la Oficina Pastoral y con mucho Amor Cristiano, llámele la atención si así lo cree conveniente. Pero, jamás lo avergüence en público. Porque de hacerlo así (y así sucede) el avergonzado finalmente, será el mismo Pastor que lo invitó. Pues, la Congregación opinará al respecto: ‘Si le pareció que estaba errado doctrinalmente, para qué lo invitó entonces…’

En otra ocasión, un Pastor me invitó a Predicar en su Iglesia Local. Me dijo: ‘Mira, quiero que Prediques sobre las Moradas Eternas. El Texto Bíblico es San Juan 14:1—14 y el Bosquejo es éste…’ Y me dio un Bosquejo ya armado con Introducción, 3 Puntos a tratar, Ilustración y Conclusión. Y, añadió: ‘Mira, ya te doy todo armado.

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Lo único que tienes que hacer es rellenar el Bosquejo’. Mi respuesta con sorna fue, que porqué no me daba también el Bosquejo ya rellenado, para que del púlpito lea su Mensaje. Y, ya puestos, para qué me invita a Predicar si él ya tenía el Sermón hecho. Mejor lo Predicaba él mismo y se ahorraba la invitación.

*) Quinto Caso: En una reunión de una Fraternidad de Pastores, se estaba tratando el tema de quiénes podían participar de la Cena Navideña Pastoral. Se sobreentiende que, todos los presentes eran Pastores y por ende, todos debían ser considerados para participar de dicho Evento. Pero, en esta Fraternidad específicamente, la característica principal es que de ‘Fraternidad’ sólo llevan el nombre. Y, tanto su trato como sus actitudes son in—fraternas. Así que, se pusieron a debatir quiénes de entre todos los integrantes de dicha ‘Fraternidad’ sí calificaban en su concepto y perfil Pastoral. Así que, cuando tocó ‘evaluar’ al Pastor que era el Tesorero de dicha ‘Fraternidad’ y, que dicho sea de paso, se hallaba ese día ausente. El Pastor que ejercía la Presidencia, dijo: ‘Seamos sinceros, nuestro hermano X, no es Pastor.

Es cierto que su Congregación es la más numerosa de nuestra Denominación en Lima y, que él hace mucho más de lo que hacemos nosotros y hace cosas que nosotros no hacemos. Pero, no es Pastor. El no ha estudiado en ninguna Institución Teológica, no tiene título. No es Pastor’.

El Caso compartido, no es inventado. Sucedió realmente. Lo cual nos hace reflexionar… Si no era Pastor, ¿por qué integraba dicha ‘Fraternidad’ y ellos mismos lo eligieron para ocupar Cargo de Responsabilidad? No hay respuesta. Simplemente, un profundo desconocimiento de los Principios Éticos Pastorales.

Para empezar, el Pastor ‘cuestionado’ no se hallaba presente. Y, cuando estaba presente, ¿quiénes de sus Consiervos se atrevieron a expresarle sus dudas en cuanto a su Llamado y Ministerio Pastoral? Ninguno, nunca nadie le dijo ‘tú no eres Pastor’. ¿Por qué? Porque siempre es más fácil hablar de alguien a sus espaldas. Por otra parte, el cuestionamiento que se le hacía era porque no era un Pastor acartonado. Es decir, no era Bachiller en Teología. Pero, como ya se explicó, a la Luz de las Escrituras, con o sin cartón Teológico, si cuenta con el Llamado de Dios, el Don Espiritual de Pastor y cumple con las características y requisitos Bíblicos, y además su Congregación de origen ratificó su Llamamiento Santo al Pastorado, ya es Pastor. Y, lo demás son requerimientos de hombres.

Por otra parte, no todos los Egresados de una Institución Teológica o los Bachilleres (u otros Grados Académicos) en Teología, son Pastores. Muchos de ellos son Misioneros, Evangelistas o tienen otros Ministerios, o simplemente sólo les gusta estudiar por estudiar pero, no ejercen Ministerio alguno. Y, cuando una Iglesia Local, creyendo

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que por tener Grado Académico Teológico, les ha tomado como su Pastor. Los resultados, pasada la ‘Luna de Miel Pastoral’, han sido desastrosos.

Más aún, en este caso específico, se cuestionó a éste Pastor por no tener cartón. Sin embargo, el Presidente de esta ‘Fraternidad’ manifestó que dicho Pastor tenía frutos y resultados que ni él mismo tenía. Qué curioso, pues, la Palabra de Dios dice que a los árboles se les conoce por sus frutos (San Mateo 7:16—18). Si vamos sólo a lo que dice la Palabra de Dios, cuáles de ellos serían realmente Pastores y cuáles no.

Todos estos casos reales, demuestran que la Ética Pastoral está desde hace mucho tiempo por los suelos. La falta de respeto entre Pastores es escandalosa. En lugar de respeto, lo que hay es resentimientos, recelos, hipocresía, rivalidades y envidias. Cosas que denigran nuestro Ministerio Pastoral y nuestro Llamamiento Santo a un Sacerdocio—Ministerio Santo.

Esta falta de respeto mutuo entre Pastores, también se ve reflejada en:

b) El Uso de la Correspondencia. La Correspondencia (Cartas Expedidas y Cartas Recibidas) en las Iglesias Locales, debe ser tenida como Documentación Oficial. Porque lleva el membrete, logotipo y sellos de la Iglesia Local como Institución. Más aún, si se toma en cuenta que su uso es restringido y limitado a determinadas personas dentro de la Congregación (esto es, Pastores, Secretario y determinados Oficiales o Líderes).

Y, si bien es cierto, algunos contenidos son de carácter público y se han de leer a la Congregación en una Sesión Ordinaria. También encontramos que, mayormente, la Correspondencia Eclesial y sobre todo la Correspondencia Pastoral es Confidencial. Y, por ende, no debe salir a terceros (menos si no son convertidos a Cristo).

Por ello, y aunque todos ‘sabemos’ los usos de las Cartas que se usan en la Iglesia Local. No está demás volver a revisar conceptos y usos ya establecidos.

Primeramente, debemos recordar un Principio Administrativo. Las Cartas dirigidas a una Iglesia Local o Institución ‘X’, no salen ni se tratan en Asamblea, si primero no se ha tratado en Junta Directiva, Consejo Directivo, Junta Ministerial, Consistorio, Directorio, etc. Y, si no se respeta este Principio, se sienta un precedente. Lo malo de los precedentes, es que una vez que se pasa por encima de un Principio, con el tiempo se comienza a violentar otros Principios. Y, a la larga,

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se han hecho tantas concesiones que cuando se quiere hacer prevalecer las Normas, ya no se puede.

Veamos, a continuación los Tipos de Carta que se estila usar en las Iglesias Locales:

1) Constancia de Membresía.

Es un documento interno de cada Congregación que se otorgan a los miembros activos de una Iglesia Local, a solicitud de ellos mismos y para los fines que más crean convenientes. Generalmente, la solicitan para presentarse a un empleo, tramitar una visa, estudiar en una Institución Teológica, viajar a provincia o fuera del País, etc. En ella se hace constar el nombre completo del miembro en cuestión, el número de su DNI, los Cargos y Ministerios que desempeña, su Asistencia Regular a la Escuela Bíblica Dominical y a los Cultos y su buen Testimonio dentro y fuera de la Iglesia Local. Son firmadas por el Pastor Titular y la Secretaria(o). Todo miembro activo tiene derecho a solicitar cuando lo requiera su Constancia de membresía.

Excepto, cuando por inasistencia a su Iglesia Local perdió la membresía de la misma.

2) Carta de Exoneración del Curso de Religión.

Es un documento interno de cada Congregación que se otorgan a los hijos de los miembros activos de una Iglesia Local y que están en edad escolar, a solicitud de sus padres y para que se le Exonere en su Centro Educativo, del Curso de Religión.

En ella se hace constar el nombre completo del menor de edad en cuestión, su Asistencia Regular a la Escuela Bíblica Dominical y a los Cultos y su buen Testimonio dentro y fuera de la Iglesia Local. Son firmadas por el Pastor Titular y la Secretaria(o).

3) Carta de Transferencia de Membresía.

Es un trámite netamente administrativo de Iglesia Local a Iglesia Local, en la cual sólo se hace constar el tiempo que un determinado hermano fue miembro en una Congregación. Es decir, que se hace constar la fecha en la que se le Bautizó o se le aceptó como miembro y la fecha en que renunció voluntariamente a la membresía. Este tipo de Correspondencia sólo se practica entre Iglesias Locales de una misma Denominación.

Cuándo y cómo es que se solicita éste tipo de Correspondencia. En primer lugar, cuando un miembro de una Iglesia Local ‘X’ ha renunciado voluntariamente y por escrito a su membresía. Y, comienza a Congregar en otra Iglesia Local. La cual (y de acuerdo a

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sus propias normas internas) después evaluar su Testimonio, su asistencia regular a sus Cultos, decide aceptarlo como miembro. Entonces, una vez aceptado como miembro de esa Congregación, es la misma Congregación la que solicita la Carta de Transferencia de Membresía a la Iglesia Local a la que ese miembro dejó de pertenecer. Son firmadas por el Pastor Titular y la Secretaria(o).

No es un trámite personal. Es decir que, el miembro aceptado no tiene que venir a su ex Congregación a solicitar que le den su Carta de Transferencia. Porque las Iglesias Locales no son Clubes de Fútbol que expiden las Cartas—Pases de sus ex jugadores.

Lamentablemente, en la ‘Cultura Chicha’ que vivimos en nuestro País. Y, que ha trascendido a las Iglesias Evangélicas. Es decir que, también vivenciamos una ‘Cultura Chicha Evangélica’, sumada a la falta de Ética Pastoral, da como resultado que los ‘Pastores—Chicha’ en lugar de enviar una Carta solicitando la Carta de Transferencia de Membresía, le dicen al miembro en cuestión: ‘Anda a tu Iglesia y trae tu Carta de Membresía’.

Particularmente, cuando un ex miembro me ha solicitado la Carta de Membresía, un servidor simplemente no se la da. Mi respuesta siempre ha sido que dicho trámite es administrativo, de Iglesia Local a Iglesia Local. Así lo aprendí de mis Pastores y así lo hago también. Sino se contribuye al desorden y a que continúe la ‘Cultura Chicha Evangélica’. Y la Palabra de Dios nos enseña que hagamos todo decentemente y con orden (I a Corintios 14:40).

Pero, ojo, cuidado con la excepción. Cuando un hermano por inasistencia a su Iglesia Local perdió la membresía de la misma y, lo aceptan como miembro en otra Iglesia Local. Su nueva Congregación no puede solicitar su Carta de Transferencia de Membresía, porque dicho hermano dejó de pertenecer a su Iglesia Local de origen, a la mala. Lo que cabe en esos casos es lo que se conoce como:

4) Carta de Referencia.

Es un trámite de Pastor a Pastor, y son de carácter Confidencial. En ella se da el record de cosas positivas y negativas de un hermano, mientras estuvo como miembro en su Iglesia Local de origen. Esta Correspondencia sólo es firmada por el Pastor Titular. Y, a diferencia de las Constancias de Membresía, Cartas de Exoneración o Transferencia de Membresía, que se leen en una Asamblea. La Carta de Referencia es Confidencial, no es de dominio público. Este tipo de Correspondencia cabe, no sólo cuando un hermano en Cristo ha sido aceptado como miembro en una Iglesia Local de otra Denominación, sino también cuando un hermano en Cristo que proviene de una Iglesia Local ‘X’ comienza a Congregar en otra Iglesia Local. Máxime si salió de su Congregación con problemas y/o

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resentimientos. Dado que, cada Pastor debe velar por la Unidad y la Salud Espiritual de su propio Rebaño, no se puede recibir así nomás a gente que sale huyendo de sus Iglesias Locales, porque no se sujeta a una Disciplina Eclesiástica, o porque no quiere enfrentar las consecuencias de sus pecados. Se necesita primero, tener Referencias de su antiguo Pastor para saber cómo tratar su caso, qué tipo de Pastoral se le va a dar o si no se le va a dejar Congregar.

También caben las Cartas de Referencia, cuando una pareja de hermanos en Cristo no quieren casarse en su propia Congregación, sino que quieren casarse en otra Iglesia Local. El Pastor de la otra Iglesia Local, sea que le hayan pedido que Oficie la Ceremonia Nupcial o que no la Oficie, sino que sólo quieren usar las instalaciones de su Templo, debe pedir a su Iglesia Local de origen, Cartas de Referencia de los novios. Pues, no por recibir una buena ofrenda, se va a hacer pasar gato por liebre. Quizás la novia está encinta y el pecado de fornicación de los novios está latente o, quizás uno de los novios no es convertido a Cristo. Permitir un casamiento de éste tipo sin pedir Referencias, es hacerse cómplices del pecado de otros.

Y, como Dios no puede ser burlado (Gálatas 6:7), a la hora de la cosecha los novios, su Iglesia Local de origen y la Iglesia Local donde se casan, pagarán las consecuencias.

Hace veinte años, más o menos, a una Congregación ‘X’ llegó una solicitud de una Iglesia Local hermana, para que se preste las Instalaciones de su Templo para una Ceremonia Nupcial.

Como corresponde, el asunto fue tratado por su Junta Ministerial. Allí, se supo que el novio no era Creyente en Cristo, sino tan sólo simpatizante. Pero, la novia sí era miembro de su Iglesia Local. El Pastor manifestó conocer de mucho tiempo a la familia de la novia y aseveró que eran muy buenos hermanos. Pero, el hecho real era que el Matrimonio en cuestión iba a ser un Matrimonio Mixto, contrario a lo que dice la Palabra de Dios en II a Corintios 6:14. La respuesta unánime de los Oficiales (Líderes) en esa reunión, fue no damos pase a ése ‘matrimonio’. E, inclusive, uno de los presentes manifestó que si dicha pareja querían casarse, que se casen en su propio Templo. Pero, viendo que el debate se acaloraba y el Pastor estaba enojado, otro de los presentes dijo: ‘Mire Pastor, la Biblia es clara. Pero, para que no piense que el asunto es personal o que tenemos algo contra usted. Que el asunto pase a la Asamblea y que la Asamblea decida si se permite ese ‘matrimonio’, o no’.

Y, de este modo, dicho asunto se trató en Asamblea. En la Asamblea se dijo muchas cosas. Una hermana manifestó que, ‘cada vez que en otra Congregación una pareja peca, traen su pecado para que nosotros carguemos con el muerto. Nos conocen porque permitimos este tipo de situaciones y no decimos nada’. El Pastor dijo ‘no sé porque se hacen tanto problema, si nosotros no los vamos a casar.

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Sólo les vamos a prestar el Templo’. Otro hermano expresó ‘Pero, sabiendo lo que dice la Palabra de Dios, permitirles que se casen en nuestro Templo es hacernos cómplices de su pecado’. Otro hermano dijo ‘Estamos debatiendo por gusto, pues es Acuerdo de Iglesia que no se ceden las Instalaciones de nuestro Templo para Matrimonio que no son de nuestra Congregación o de nuestros Anexos’.

Pero, ni corto ni perezoso, el Pastor presentó una moción para que ese Acuerdo sea revocado. Y, por mayoría simple, dicho Acuerdo se revocó. Entonces, ahora sí se podía casar a parejas de otras Iglesias Locales o, cuando menos, cederles las Instalaciones del Templo para sus Ceremonias Nupciales. Pero, el problema de fondo seguía ahí. ¿Se habría de permitir ese Matrimonio Mixto?

El Pastor Asociado, que recién se había integrado a dicha Iglesia Local, manifestó lo siguiente ‘Hermanos, tengamos cuidado. Pues, sin saberlo ahora podemos estar siendo piedra de tropiezo para la Voluntad de Dios. Pues, sé de un caso similar, donde también el novio no era Creyente en Cristo, sólo era simpatizante. Pero, se casó por la Iglesia y por el testimonio de su esposa, se llegó a convertir a Cristo. Y, con el tiempo fue un buen Líder no sólo de su Iglesia Local, sino también de nuestra Denominación. Y, quien los casó fue nuestro Pastor’.

Flaco favor le hizo al Pastor con la parte final de su comentario. ¿Quería decir acaso que, el Pastor en cuestión ya tenía precedentes en casar Matrimonios Mixtos o, cuando menos, en permitirlos? Otro hermano dijo al respecto del comentario del Pastor Asociado ‘Ese caso es uno en un millón, es como buscar una aguja en un pajar. Y, por un caso aislado no se va a hacer una doctrina. Además, no se puede estar relativizando la Voluntad de Dios. La Palabra de Dios dice al respecto que no se puede hacer, no se puede ni se debe permitir el yugo desigual y punto. Eso no es relativo, eso es un absoluto’.

Ya habían transcurrido tres horas de duro debate. Y, aproximándose a la hora del Culto de la noche, llegó un hermano de la Iglesia que no había estado presente desde el comienzo de la Sesión. Así que, se sentó y prestó atención a las intervenciones tanto del Pastor como de sus hermanos. Y, una vez que ya estuvo bien enterado de lo que se estaba tratando, pidió el uso de la palabra y dijo ‘Pero, Pastor ¿no dijo usted el domingo pasado, en su Predicación del Culto de la mañana, que usted no casa Matrimonios Mixtos? Y lo repitió tres veces. Total en qué quedamos, ¿casa o no casa Matrimonios Mixtos?’ Los comentarios huelgan. Ese fue el argumento final. Se fue a la

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votación y se aprobó por amplísima mayoría no permitir ese casamiento en las Instalaciones de su Templo.

El Caso compartido, no es inventado. Sucedió realmente. Tantas cosas se dijeron, tantas heridas se abrieron. Todo se pudo haber evitado haciendo respetar el Escrito está y, solicitando las Referencias correspondientes. Obviamente, y como ya se dijo, este tipo de Correspondencia no puede ni debe salir a terceros (y, menos si no son convertidos a Cristo).

Pero, seamos sinceros, en esta ‘Cultura Chicha Evangélica’ que vivenciamos, pedir Cartas de Transferencia de Membresía o Cartas de Referencia, no se da. Y, los ‘Pastores—Chicha’ con su desidia y su flojera contribuyen para que siga reinando entre nosotros la informalidad. Pero, la ‘Cultura Chicha’ no conviene ni corresponde a un hijo de Dios. Y, nosotros no nos guiamos por sentires y procedimientos del Mundo sin Cristo. Nos guiamos por la Palabra de Dios. Por lo tanto, hagamos respetar lo que dice la Palabra de Dios, no sólo cuando la Predicamos.

Sino también en nuestras relaciones Inter—Pastorales e Inter—Eclesiales. No vaya a ser como lo del Padre Gatica, que Predica y no practica…

5) Carta de Expulsión.

Es un trámite de Pastor a Pastor, y es de carácter Confidencial. En ella se explica las faltas cometidas por la persona que ha sido Expulsada Congregacionalmente, advirtiéndole en cuanto a las mismas. Esta Correspondencia sólo es firmada por el Pastor Titular.

Y, a diferencia de las Constancias de Membresía, Cartas de Exoneración o Transferencia de Membresía, que se leen en una Asamblea. La Carta de Expulsión es Confidencial, no es de dominio público. Sólo tienen acceso a ella, el Pastor Titular y sus Líderes y Oficiales más cercanos. Obviamente, y como ya se dijo, este tipo de Correspondencia no puede ni debe salir a terceros (y, mucho menos si no son convertidos a Cristo o, es la persona Expulsada).

c) ¿Qué Hacer cuando un Consiervo Cae…?

Se dice que las malas noticias son las primeras en llegar. Y, sucede que cuando un miembro de una Iglesia Local ‘X’ disiente de su Pastor, acude donde otro para quejarse.

Si los Principios Éticos Pastorales todavía tienen vigencia, no se debe ni siquiera oír las quejas sobre dicho Consiervo (como dice I a Timoteo 5:19). Y, menos si el quejoso no tiene cómo probar lo que dice. Y,

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por tanto, su criterio es subjetivo. Así que, ni comentar el asunto con nadie.

Al respecto, en el libro que nuestro Señor me permitió escribir, ‘La Disciplina Eclesiástica’, expreso lo siguiente:

“La interpretación de la 1ª Epístola a Timoteo 5:19, diría:

“No aceptes, no recibas, no acojas, no reconozcas la acusación referente a un Pastor, a no ser que exista la condición, a no ser que existan las pruebas presentadas y refrendadas por dos o tres testigos”.

(La 1ª Epístola a Timoteo 5:19)

Este texto nos habla de una necesidad muy grande: La necesidad de proteger la Imagen, la Reputación, el Testimonio de un Pastor.

El Misionero San Pablo, le escribe al Pastor Timoteo para que no se deje sorprender por comentarios, difamaciones, chismes o calumnias que, hermanos carnales o gente mundana, puedan hacer de otros Pastores, otros Consiervos.

La opinión de San Pablo al respecto, es tajante. No admitas, no acojas, no recibas, no escuches, no creas, no permitas alusiones negativas de otro Pastor o, referentes a otro Pastor. Se deja entrever también que, la intencionalidad de San Pablo es para que el Pastor Timoteo, aprenda a proteger su propia Imagen, su Reputación, su Testimonio y, para que evite la denigración del Ministerio Pastoral.

Sin embargo, San Pablo no está diciendo que los Pastores no pecan. Se sobreentiende que, como cualquier ser humano redimido por Cristo, sí lo hacen. Pero, se amparan en la promesa de la 1ª Epístola de San Juan 1:9.

Se entiende que, de admitir una acusación contra un Pastor, es por que se presume que existe un pecado o falta grave y, se cuenta con las evidencias. San Pablo no dice que Timoteo debe cerrar sus oídos a toda acusación contra un Pastor. Lo que está diciendo aquí, es que Timoteo debe cerrar sus oídos a toda acusación que, procediendo de rumores, carezca de pruebas fehacientes de la falta cometida por un Pastor”. (6)

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Además, es inevitable que un Pastor no les caiga bien a todas sus Ovejas. Siempre van a haber detractores. Por ende, es mejor despachar a aquéllos hermanos que vienen a contarnos cosas negativas de otros Consiervos y sin tener cómo probarlas.

Pero, cuando la falta es real y hay pruebas, la figura cambia. Entonces, cuando recién nos enteramos del asunto y prestamos atención a las pruebas que nos presentan. Cabe una Visita Pastoral previa, de carácter amistoso, al Consiervo en falta. No para ‘chancarlo’, sino para oír su versión de los hechos. Para Discernirlo Espiritualmente, para hacerle una Pastoral de Pastor a Pastor, para orar por él y con él, para aconsejarle y regresarle al camino correcto (ver al respecto Santiago 5:19—20).

Lamentablemente, en nuestra ‘Cultura Chicha Evangélica’ los ‘Pastores—Chicha’, condenan al Consiervo caído sin haberle visitado, ni oído, ni nada. Le cierran las puertas, le quitan el habla. Pero, los comentarios negativos sobre su persona son la comidilla de sus ‘Reuniones Pastorales’.

6) E. De Pascale, Op. Cit., pp. 102—103.

Claro que, si el Pastor en falta se cierra y no reconoce su pecado. Entonces, el procedimiento es diferente. Al respecto, en el libro que nuestro Señor me permitió escribir, ‘La Disciplina Eclesiástica’, expreso lo siguiente:

“Pero, también alude a aquéllas acusaciones que sí deben tomarse en cuenta. Son aquéllas que vienen refrendadas por dos o tres testigos que, no tienen temor ni vergüenza de enfrentar el riesgo de acusar a un Pastor. La interpretación de la 1ª Epístola a Timoteo 5:20, diría:

“A los Pastores que siempre se separan del Señor; a los Pastores que siempre están pecando, repréndeles fuertemente delante de todos; pon de manifiesto completamente su falta en presencia de todos; hazles ver todo su error a la vista de todos; condénales totalmente en público, para que los otros tengan mucho temor”. (La 1ª Epístola a Timoteo 5:20)

Vemos, pues, que de ser verificada la falta grave de un Pastor (versículo anterior) y, ante el cinismo de no arrepentirse de su falta, ni reconocer su error. Es decir, persiste en su pecado y pretende Ministrar ante el Señor y a su propia Iglesia local, como si no pasara nada. Otro Pastor (en primera instancia, de

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su misma Congregación. Si no lo hubiera, de otra Iglesia local hermana), deberá proceder con el Consiervo en falta en la Iglesia local donde éste Ministra, a aplicarle la Acción Disciplinaria de la Amonestación Congregacional, reprendiéndole duramente, denunciando sus pecados delante de su Congregación, en oídos de su propia Iglesia local.

Es interesante notar que, las Epístolas del Apóstol San Pablo a Timoteo y Tito, son denominadas como ‘Epístolas Pastorales’. Es decir, que no son consejos para las Iglesias locales propiamente dichas, sino más bien para los Pastores de las Iglesias locales.

De ahí que, quien reprende públicamente a un Pastor que persiste en pecar, sea otro Pastor. Y, si el Pastor que reprende fuese de otra Iglesia local hermana, no está violentando ningún ‘Principio de Autonomía’, sino cumpliendo simplemente con lo establecido por la Palabra de Dios”. (7)

Como dice la cita en cuestión, éste procedimiento sólo cabe cuando el Consiervo en falta persiste en su mal. Resumiendo esta parte, cuando un Consiervo Cae en falta, se debe hacer lo siguiente:

10) Ibid., pp. 105—106.

1) Verificar la noticia.

2) Visitar al Consiervo en falta.

3) Si no reconoce su falta. Entonces, se procede a llamarle la atención públicamente en su Congregación.

Ahora bien, si la Iglesia Local del Pastor en falta, solicita la intervención del Ente Denominacional. El Ente Denominacional debe nombrar una Comisión integrada por Pastores probos, de amplia Trayectoria Ministerial y que no hayan caído en la misma falta que la del Consiervo en cuestión. Los cuales serán los encargados de visitar a dicho Pastor y hacerle la Pastoral o, en su defecto, llamarle la atención en público. Pero, si fuere el caso que la Iglesia Local del Pastor en falta, informa por carta al Ente Denominacional que han destituido a dicho Consiervo y lo han puesto en Disciplina Eclesiástica. De todos modos, el Ente Denominacional debe nombrar a ésta Comisión de Pastores para que ayuden en la Restauración Congregacional tanto de la Iglesia Local como del Pastor en falta.

El problema es que en nuestra ‘Cultura Chicha Evangélica’, se está comenzando a dar algo sin parangón. En que aquéllos ‘hermanos en

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Cristo’ y ‘Pastores—Chicha’ que sí cometen pecados que afectan la Salud Espiritual y el Testimonio de sus Iglesias Locales. Y, a los cuales, se les pone en justa Disciplina Eclesiástica o, en otros casos se les Expulsa Congregacionalmente (para mayor referencia de cuándo y por qué se Expulsa, ver el libro ‘La Disciplina Eclesiástica’). Se declaran en rebeldía, en plena desobediencia a la Palabra de Dios (ver al respecto: Hebreos 12:8), y pasando por encima de las Escrituras (ver al respecto: I a Corintios 6:1—7), quieren apelar los fallos de las Iglesias Locales ante el Poder Judicial secular o, en su defecto, Denuncian Penalmente tanto a Iglesias Locales como a sus Pastores por difamación.

Lo cual nos lleva al siguiente punto:

d) ¿Derecho Canónico Evangélico?

Sé de un caso real, donde un ‘pastor’ cometió adulterio y desfalco con los fondos de su Iglesia Local. Verificados los hechos, su Denominación lo puso en Disciplina Eclesiástica y lo separó del Ministerio Pastoral. El susodicho, Demandó Penalmente a su Institución Denominacional. Ganó el Juicio, se hizo reponer en su ‘pastorado’ y encima tuvieron que pagarle su reparación civil. ¿Y su pecado cómo queda? Es decir, comete falta grave que afecta la Salud Espiritual de su Iglesia Local y el Testimonio de la misma y el de su Denominación. Pero, como las Leyes de nuestro País le asisten, entonces ¿no se puede aplicar para estos delincuentes la Palabra de Dios? ¿No se les puede Disciplinar o, en el peor de los casos, Expulsarles, por temor a que nos Demanden Judicialmente?

Dentro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, existe lo que se conoce como el Derecho Canónico. El cual rige para todo su Clero y goza de la autonomía correspondiente y el reconocimiento de las Leyes de nuestro País, para juzgar y sancionar los casos de inmoralidad de sus componentes. Mucho criticamos de la Iglesia Católica pero, en este caso, nosotros necesitamos también un Derecho Canónico Evangélico, con carácter autónomo y que tenga el reconocimiento de las Leyes Judiciales de nuestro País.

En lugar de perder el tiempo, tratando de reunir firmas de Consiervos, para pelear en el Congreso de la República, Leyes que favorezcan a los Pastores para que tengan las mismas gollerías que los Sacerdotes Católicos. Debiéramos los Pastores sentarnos a conversar sobre la necesidad de tener un Derecho Canónico Evangélico que Juzgue estos casos de inmoralidad y pecado que, trascienden las paredes de nuestros Templos. Y, luego con la asistencia de Abogados Creyentes en Cristo, darle forma para que tenga la misma aceptación que tiene el Derecho Canónico Católico dentro de las Leyes de nuestro País.

Afín de que podamos gozar de autonomía en estos casos en que Disciplinamos, Expulsamos y los hermanos en falta apelan estas

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decisiones. Que podamos tratarlo en un marco netamente Espiritual, Bíblico, Legal. Pero, básicamente, que lo podamos tratar en casa. Es decir, lavar nuestros trapitos nosotros mismos sin tener que acudir, sea porque Demandamos o nos Demandan, ante las Autoridades Civiles y seculares. Sino a Autoridades Religiosas competentes que entienden la Palabra de Dios, los asuntos de cuño Espiritual y los usos y manejos de las Iglesias Locales (ver al respecto: I a Corintios 6:4—5).

En fin, quizás sea un sueño. Pero, espero que algún día lo podamos lograr. De todos modos, dejo la idea. Quizá otros Consiervos recogen la idea y la hacen madurar.

IV. BIBLIOGRAFIA.

1. Carson, D.A.; France, R.T.; Motyer, J.A.; Wenham, G.J., NUEVO COMENTARIO BIBLICO: SIGLO VEINTIUNO, Casa Bautista de Publicaciones, 2000, El Paso—Texas, USA.

2. De Pascale, Edwin P. “NIVEL DISCIPULAR UNO”, Material aún sin publicar, 1992, Lima—Perú.

3. De Pascale, Edwin P. “NIVEL DISCIPULAR DOS”, Material aún sin publicar, 1993, Lima—Perú.

4. De Pascale, Edwin P. “LA DISCIPLINA ECLESIASTICA”, Ediciones y Producciones Arders—Rabbitt Film, 2008, Lima—Perú.

5. Nelson, Wilton M., NUEVO DICCIONARIO ILUSTRADO DE LA BIBLIA, Editorial Caribe, 2000, Nashville, Teenesee—USA.

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6. Reyna, Casiodoro de y Valera, Cipriano. “SANTA BIBLIA (VERSION DE 1960), Sociedades Bíblicas Unidas, 1986, Corea.

7. Támez, Elsa y Foulkes, Irene de. “DICCIONARIO CONCISO GRIEGO—ESPAÑOL DEL NUEVO TESTAMENTO”, Editorial Caribe, 1978, West Germany.

8. “THE NEW TESTAMENT: THE GREEK TEXT UNDERLYING THE ENGLISH AUTHORISED VERSION OF 1611”, The Trinitarian Bible Society, 1980, London—England.

9. Truluck, Rembert. “EL MINISTERIO DE JESUS: NUESTRO EJEMPLO”, Casa Bautista de Publicaciones, 1974, El Paso—Texas, USA.

10. Vine W. E. DICCIONARIO EXPOSITIVO DE PALABRAS DEL ANTIGUO Y DEL NUEVO TESTAMENTO, CLIE, 1984, Terrassa—Barcelona, España.

11. Yates, Kyle M. “NOCIONES ESENCIALES DEL HEBREO BIBLICO”, Casa Bautista de Publicaciones, 1984, El Paso—Texas, USA.

NOTA ESPECIAL: La presente Separata, fue presentada como Tema de Exposición en la Iglesia Evangélica Bautista ‘La Nueva Jerusalén’ de El Agustino, Lima, en los meses de setiembre a noviembre de 1998, en la Escuela Bíblica Dominical, en la Clase de Adultos y Jóvenes, a solicitud de su Pastor, Celio Cruzado T. Y, como Tema de Capacitación para Líderes en Iglesia Evangélica Peruana ‘Maranatha’, en el mes de julio del 2000, a solicitud de sus Pastores Luis Herbozo y Pedro Elorreaga y en la Primera Iglesia Evangélica Bautista de El Milagro, Trujillo, en el marco de la Cruzada Internacional que, se llevó a cabo del 19 al 26 de junio de 1999, a solicitud de su Pastor, Felipe Briceño. Y, Dios mediante, se publique como libro próximamente.

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