Critica de la clasificación internacional en Psiquiatría

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I. Critica de la clasificación internacional en Psiquiatría Una clasificación internacionalmente aceptada, reconocida, utilizada y enseñada no es una buena clasificación. El consenso no dispensa del análisis y el análisis puede llevar al disenso. La clasificación de trastornos mentales es el único capítulo de clasificación de la OMS donde no se habla de enfermedades que sean las clasificadas. Son “trastornos”, pero aquellos a quienes la clasificación se aplica no son “trastornados” son “pacientes” o “enfermos”. Lewis inscribe que las enfermedades son en todo caso conceptos abstractos, no es de extrañar que las entidades nosológicas con las que los psiquiatras trabajan estén mal delimitadas u se entremezclen, la precisión es insuficiente para las necesidades científicas. ¿Qué clasifica la clasificación? La medicina clasificadora es la del S. XVIII la que precede al método anátomo-clínico, su modelos es la clasificación de las especies vegetales efectuada por Linneo. Su método es la descripción de los fenómenos tal como ellos aparecen a los órganos de los sentidos, a la vista. La enfermedad es considerada una entidad perfecta, cerrada en sí misma. El lugar de la enfermedad es la clasificación, el cuerpo es el sitio donde la enfermedad se manifiesta. La mirada del médico atraviesa el cuerpo del paciente para posarse en la taxonomía. La medicina clasificadora es su desconfianza o su escepticismo ante toda pregunta por las causas de lo observado, procede de modo “lógico”: observa, describe, designa, clasifica. El siglo XIX es el momento en que los locos pasan a ser patrimonio y problema de la medicina, aparece el hospital psiquiátrico y se le confía a los médicos la investigación y la definición de las formas de la locura, y que está a la base de todas las clasificaciones ulteriores hasta culminar en la de nuestro epígrafe. La sistematización de kraepelin es organizadora de la psiquiatría del S.XX incluye entre sus 14 categorías a las psicopatías y a las reacciones psicógenas. La psiquiatría alemana sistematizó y ordenó un campo de fenómenos hasta entonces relativamente caótico, además de poner orden sistematizó la formación de los psiquiatras en todo el mundo. La clasificación no solamente creaba a los objetos sobre los que aplicaba sino que creaba un lenguaje, un modo de pensamiento y unas reglas semiológicas. Durante más de medio siglo la ordenación taxonómica se reproduce a sí misma a través de la producción de agentes aptos para utilizarla. La taxonomía botánica ha sido el modelo inspirador. La mirada kraepeliana es una mirada que objetiva, que describe y que introduce a la enfermedad dentro de una jerarquía de categoría, subcategoría y

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I. Critica de la clasificación internacional en Psiquiatría

Una clasificación internacionalmente aceptada, reconocida, utilizada y enseñada no es una buena clasificación. El consenso no dispensa del análisis y el análisis puede llevar al disenso.

La clasificación de trastornos mentales es el único capítulo de clasificación de la OMS donde no se habla de enfermedades que sean las clasificadas. Son “trastornos”, pero aquellos a quienes la clasificación se aplica no son “trastornados” son “pacientes” o “enfermos”.

Lewis inscribe que las enfermedades son en todo caso conceptos abstractos, no es de extrañar que las entidades nosológicas con las que los psiquiatras trabajan estén mal delimitadas u se entremezclen, la precisión es insuficiente para las necesidades científicas.

¿Qué clasifica la clasificación? La medicina clasificadora es la del S. XVIII la que precede al método anátomo-clínico, su modelos es la clasificación de las especies vegetales efectuada por Linneo. Su método es la descripción de los fenómenos tal como ellos aparecen a los órganos de los sentidos, a la vista. La enfermedad es considerada una entidad perfecta, cerrada en sí misma. El lugar de la enfermedad es la clasificación, el cuerpo es el sitio donde la enfermedad se manifiesta. La mirada del médico atraviesa el cuerpo del paciente para posarse en la taxonomía. La medicina clasificadora es su desconfianza o su escepticismo ante toda pregunta por las causas de lo observado, procede de modo “lógico”: observa, describe, designa, clasifica.

El siglo XIX es el momento en que los locos pasan a ser patrimonio y problema de la medicina, aparece el hospital psiquiátrico y se le confía a los médicos la investigación y la definición de las formas de la locura, y que está a la base de todas las clasificaciones ulteriores hasta culminar en la de nuestro epígrafe. La sistematización de kraepelin es organizadora de la psiquiatría del S.XX incluye entre sus 14 categorías a las psicopatías y a las reacciones psicógenas.

La psiquiatría alemana sistematizó y ordenó un campo de fenómenos hasta entonces relativamente caótico, además de poner orden sistematizó la formación de los psiquiatras en todo el mundo. La clasificación no solamente creaba a los objetos sobre los que aplicaba sino que creaba un lenguaje, un modo de pensamiento y unas reglas semiológicas.

Durante más de medio siglo la ordenación taxonómica se reproduce a sí misma a través de la producción de agentes aptos para utilizarla. La taxonomía botánica ha sido el modelo inspirador. La mirada kraepeliana es una mirada que objetiva, que describe y que introduce a la enfermedad dentro de una jerarquía de categoría, subcategoría y variedad equivalente a la jerarquía de clase, género y especie. Para Kraepelin la entidad clínica o enfermedad mental es un conjunto evolutivo que alcanza su máxima claridad en la fase terminal. El saber clínico consiste entonces en identificar a la enfermedad antes de su pleno desarrollo y poder fundar un pronóstico, el modelo seguido aquí no es el de la botánica sino el de la clínica de las enfermedades infecciosas.

Las enfermedades como plantea Lewis, son en todo caso conceptos abstractos diferencia entre psiquiatría contemporánea y la aspiración kraepeliana, las enfermedades no son entidades naturales que habría que encontrar en el mundo de la manera en que se recogen hierbas en el campo. Las “enfermedades mentales” solo existen en el espacio clasificatorio y desde él, irradian hacia los sujetos-soportes y agentes de la psiquiatría y hacia los referentes llamados pacientes, que habrán de incluirse en tal espacio. Que no se entienda mal, se dijo que las “enfermedades mentales” existen en un espacio clasificatorio. No que no existen, su materialidad es simbólica, existen a través de sus efectos, no existían antes de que se elaborase su concepto. Clasificar es reconocer y designar una diferencia.

También la ordenación se juega un efecto ideológico, se comienza por las psicosis asociadas a síndromes orgánicos cerebrales, son encefalopatías que se diagnostican como cualquier otra enfermedad, de allí se pasa a las psicosis que los

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antiguos llamaban endógenas, y luego de modo progresivo la lista nos va llevando progresivamente a afecciones determinadas cada vez más por factores derivados por la inclusión del sujeto dentro de las redes simbólicas para terminar en “desajustes sociales sin trastornos psiquiátrico manifiesto”, y más allá aún hay otra categoría que parece intrascendente “sin trastorno mental”. Si la clasificación de los trastornos mentales incluye una categoría para quienes no tienen trastorno mental, es que no se trata de una clasificación de los trastornos mentales. Solo puede ser una clasificación de las consultas que puede hacerse a un psiquiatra con la expectativa de que éste diagnostique un trastorno mental, pudiendo suceder que no lo haga.

De Pinel a Kraepelin y de Kraepelin al cie-8 y el dsm-II la clasificación psiquiátrica ha ido perdiendo en coherencia a la vez que ha ganado en cobertura, se incluyen todos los casos en que el psiquiatra es llamado a opinar o intervenir. La psiquiatría no clasifica lo que quiere sino lo que le llega, que actúa siempre en respuesta a una demanda. La psiquiatría como aparato ideológico del estado recibe a sujetos en función de su diferencia con lo que ellos se consideran normal o con lo que se espera de ellos.

Los procesos que se atribuyen a estos sujetos bajo la forma de diagnósticos no son objetos naturales que estén ya ahí, esperando que el psiquiatra los encuentre así como se encuentra una lesión. La psiquiatría crea y a no dudarlo, seguirá creando los objetos sobre los cuales habrá que discurrir.

La antipsiquiatroa fue un intento de contraideologizacion del campo psiquiátrico que conoció fortuna editorial en los 60 y hay ecos aun hasta hoy. Las principales razones de su fracaso fue la debilidad teórica, las incomprensiones políticas, ausencia de propuestas institucionales o contrainstitucionales, ideologías utópicas, heterogeneidad de sus propulsores. Fracaso mas por sus inconsistencias que por sus adversarios. Sin embargo tuvo efectos positivos dentro de la psiquiatría como la crítica y la transformación de la institución psiquiátrica, ha estimulado el pensamiento de la relación psiquiatría-sociedad dando lucidez acerca del papel que juega el psiquiatra en la institución, tanto al público como entre ellos mismos. Ha generado una especie de polo de contradicción dialécticas en un campo donde solo había una voz oficial. Nunca se ocupó de la clasificación psiquiátrica en sí, su crítica era exterior pero insidia en esto. Su blanco era el llamado “modelo médico de la enfermedad mental”.

1. Critica de la crítica al modelo medico

Definición dogmática que deriva de un análisis epistemológico: la medicina no es una ciencia, es una práctica social cuyas funciones y cuya organización le son contenidas por el todo social que la reglamenta, la delimita y la legitima. Cada sociedad tiene la medicina que le corresponde a su modo de producción. Utiliza a modo de instrumentos de su práctica conceptos científicos emanados de distintas disciplinas previamente constituidas como científicas. Produce el concepto de enfermedades que luego explica. Este es el punto de partida y fundamento de toda acción relacional relacionada con la salud.

Las enfermedades son efectos visibles, objetos cuyo mecanismo de producción se desconoce, materia prima para un trabajo científico a realizar. La enfermedad para quien la presenta es un sufrimiento, desventaja en producir y gozar, un motivo de demanda. Las distintas ciencias deben reconocer-desconocer este #objeto” para producir su conocimiento. Se ve que hay una relación entre el desarrollo de la ciencia física (química,física,biología) y el incremento del conocimiento y posibilidades medicas de acción. Por eso las ciencias sociales solo se desarrollaron recientemente y encuentran variados obstáculos para su desarrollo, transmisión y aplicación. Esto ha generado una imagen fisicalista de la medicina (representación ideológica) pero está destinada históricamente a transformarse. Los “trastornos mentales” también están incluidos en esta ideología, aunque esta medicina fisicalista es incapaz de dar cuenta con ella, se hace necesario incorporar herramientas conceptuales que proceden de las ciencias sociales. “Los trastornos mentales no cuestionan el modelo medico sino el remplazo de este modelo por un modelo veterinario que infiltra buena parte de la medicina de nuestro tiempo” esto es lo primero en plantear un obstáculo histórico que traba el desarrollo, la psiquiatría debe llamar la atención a lo que se entiende como modelo medico de enfermedad para no reducir al hombre a pura biología.

El sufrimiento subjetivo no está fuera del modelo medico sino que obliga a su crítica interna y a la emergencia de un nuevo modelo. La idea es llegar a la oposición del modelo medico v/s el modelo veterinario (reduce al sujeto a biología) este último insuficiente en todo ámbito de la medicina

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La antipsiquiatria confunde al modelo medico con el veterinario y es hacia él donde dirige sus criticas. La técnica biológica, física, química no es buena ni mala sino que su utilidad depende del contexto asistencial. “Diagnosticar” y “clasificar” son legítimas actividades de la práctica psiquiátrica mientras no se limite a ello. Bourguignon dice que es imposible que el psiquiatra diagnostique e interprete porque el diagnostico sería una abstracción inútil y peligrosa que reduce a los individuos singulares bloqueando la posibilidad de comprender.

2. La crítica de la impugnación al acto de clasificar:

“La clasificación psiquiátrica como una estrategia de coacción personal” Szasz; se resumen allí los argumentos antipsiquiatrico y hay que revisarlos uno por uno ¬¬ (Lo que aparece enumerado es la critica que hace Szasz, y lo que le sigue es la critica que se le hace a él)

1. “En psiquiatria toda discusion del problema de la clasificación descansa en la premisa básica de que existen en la naturaleza afecciones mentales o formas de conducta anormales y de que es científicamente valido y moralmente meritorio ubicar a las personas que sufren estas afecciones o que manifiestan estas conductas en categorías apropiadamente designadas”

Se equivoca szasz en esta premisa: la psiquiatría puede y renuncia a considerar los trastornos mentales como naturales por ejemplo la OMS las designa como conceptos abstractos. Brill en 2 tratados de psiquiatría vigentes hasta hoy dice que la clasificación psiquiátrica es una clasificación artificial y eso no quita ni agrega a que se puedan de igual manera clasificar. Szasz se basa en la premisa de una falsa atribución de premisa (¿)

2. “porsupuesto no pongo en duda la existencia de amplias variaciones en la conducta personal ni en la posibilidad de adherir a ellas etiquetas diversas, lo que cuestiono es la base lógica y el estatuto moral de la premisa que esta detrás de todos los sitemas existentes de clasificación psiquiátrica: que la conducta humana es un acontecimiento natural y que como otros acontecimientos semejantes puede y debe ser clasificada”

Esta afirmación desconoce

a. Que la clasificación psiquiatra por su carácter borgiano incluye no solo la conducta humana sino que también las enfermedades encefálicas descrita por la medicina biologisista, científico-natural.

b. Que tampoco las enfermedades de esa medicina científico-natural existen en la naturaleza, sino que su conceptualización y clasificación resultan de la practica teorica de agentes del conocimiento trabajando en el seno de formaciones sociales y en ciertas coyunturas particulares del saber

c. Que ninguna regla lógica y moral sostiene que las clasificación deban aplicarse únicamente a acontecimientos naturales por que dejaría de lado otro tipo de clasificaciones (ej: lenguas)

3. “el señuelo del positivismo puede ser difícil de resistir. Pues en la ciencia del comportamiento la lógica del fisicalismo es manifiestamente falsa, descuida la diferencia entre personas y cosas, y los efectos del lenguaje sobre cada una”

El humanismo de Szasz lleva a pensar científicamente cuando el hombre o la persona pasa a ser el objeto de ese pensamiento, de esta manera al pensar que no es una empresa moralmente legitima abandona el terreno de las ciencias sociales a los ideólogos de la manipulación que dice combatir. Su critica tiene un carácter moralista abstracto que por su rechazo a la vida terrenal es complice de las arbitrariedades de acá abajo.

4.ss “El ser ubicado en ciertas clases afecta a la gente , mientras que no afecta a los animales y a las cosas. Usted llama “ezquisofrenico” a alguien y algo le pasa. Usted llama “rata” a un animal y nada pasa, el acto de clasificación es un acontecimiento excesivamente significativo”

A pesar de que es verdad, no es argumento para excluir a los seres humanos de clasificación y ello por 3 motivos:

a. Posibilita comprender los fenómenos humanos y los procesos de su determinación. La calificación es un momento previo escencial de la practica teorica, sirve de base para predecir que va a ocurrir , para corregir o restructurar esta clasificación.

b. Los efectos que produce la clasificación permiten una reflexión científica

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c. Por que la condena moral antepuesta a la clasificación y sus efectos no es suficiente para eludir que se siga clasificando con motivos de requerimiento científico, técnicos y políticos

Las preguntas pertinentes pues no se refieren al hecho mismo de clasificar. Serian:

¿de donde procede la demanda de clasificar? ¿Quién, que aparato del estado clasifica? ¿Qué necesidades estructurales viene a cumplir la clasificación? ¿Cuáles son los fundamentos empíricos, políticos, y teóricos que rigen la inclusión –exclusion de ciertas clases de clasificación? ¿ cual es el estado epistemológico de cada clase incluida? ¿dentro de que problemática teorica se incriben cada una de las clases? ¿Qué nivel de coherencia interna y que nivel de cobertura tiene la clasificación? ¿Cuáles son los modos y las posibilidades de transformación de esa practica, en función de cambios internos en el propio AIE entre los cuales la modificación de la misma clasificación juega un cierto papel?

5. “No hay escasez de esquemas nosológicos en psiquiatría …( ) “ Y tras enumerar 7, prosigue: “ en su forma actual la nomenclatura oficial de la asociación psiquiátrica americana es una mezcla de todos los elementos . Por mucho que estos sistemas puedan diferir en el detalle, concuerdan en una característica fundamental: el acto de clasificación no debe ser cuestionado. Los adherentes a cada esquema nosológico coinciden que es tarea del psiquiatra examinar y clasificar al paciente . por que ocupa el psiquiatra el papel de clasificador y el paciente el de clasificado es algo que nunca se pregunta. Tampoco nadie cuestiona el efecto de la clasificación sobre la conducta subsiguiente de los pacientes y los psiquiatras. En resumen los científicos del comportamiento clasifican a la gente como si fuesen cosas”

En Szasz tiene razón pero ignora la relación y la demanda social existente para que la clasificación se produzca, se difunda y se aplique. Por eso, por ignorar la necesidad social es que puede terminar presentando una posición anarquizante y nihilista. Su idealismo, su convicción de que las ideologías son determinantes de los procesos, le impiden comprender el proceso de creación de los lugares del clasificador y el clasificado. Si el lugar de uno y otro están jerárquicamente diferenciados, lo están dentro de una distribución de posiciones que es ajena a ellos mismos. Psiquiatra y paciente están jugados ambos en una situación que alcanza el proxismo del efecto ideológico en el efecto tranquilizante que por lo común ambos experimentan cuando se arriba al “diagnostico”.

6. “Esta posición (la de la psiquiatría) es por lo menos clara: la mente es como la piel. A cada una le acontecen cosas. A algunos los llamamos enfermedades, investigamos sus causas y si es posible las eliminamos. Pero ¿Cuál es el estatuto de la acción humana en este esquema? Ninguno. No hay nada semejante a una acción para alcanzar un obejtivo, solo conductas determinadas por causas. Aquí reside el error fundamental del modelo médico y mecanomorfico de la conducta humana y de la clasificación psiquiátrica.

Aqui szasz se interna en la via del idealismo especulativo, su principal enemigo es la posición que sostiene la determinación de la vida psíquica. Revela un pensamiento arcaico y superado. Pretende retroaer el debate psicológico y psiquiátrico a la oposición entre explicación y comprensión entre ciencia nomotética y ciencia ideográfica, entre causalidad y teología. Toma partido por los términos últimos de estas 3 oposiciones y reprocha el mecanisismo. Lo paradójico es que de esta manera al acantonarse en una nebulosa filosófica centrada en la intuición y la empatía deja el campo libre para que las explicaciones sean de tipo mecanico. El indeterminismo idealista es la pareja necesaria y complementaria del materialismo reduccionista, vulgar y mecanico. Crea un debate maniqueo entre “humanistas buenos” y mecanisistas malos (reduccionistas).

7. Sartre ha iluminado esta cuestión. “El homosexual, señalo, reconoce su faltas pero lucha con todas sus fuerzas contra el triturante criterio de que sus errores consituyan para el su destino. No quiere dejarse considerar como una cosa. La etiqueta diagnostica imparte una identidad defectuosa del paciente. De allí en adelante ella lo identificara ante otros y gobernara la conducta de ellos ante él y de él ante ellos. Asi el nosológico psiquiatra no solo describe la así llamada enfermedad de su paciente sino que prescribe su futura conducta”

En esto Sartre y szasz coinciden ¿habría que dejar de etiquetarlos? ¿eso mejorará la suerte del homosexual? El énfasis en la oposición a la clasificación y diagnostico parece ser un modo de nominalismo, de responsabilizar a las palabras utilizadas, dejando en la sombra a los poderes que utilizan esas palabras al servicio de la dominación. Es en ese ocultamiento donde la posición de la antipsiquiatria resultaba enmascaradora de la realidad y por lo tanto, conformista

8. “no cuestiono la existencia o realidad de las diferencias en la conducta humana. Pero eso no es nuestro problema. El problema es que a infestado a la psiquiatría y a la sociedad y del que nos hemos ocupado aquí no es de la existencia o de la realidad de diversos modos de conducta personal sino el contexto, la naturaleza, y el propósito del acto clasificatorio”

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El tema en si no excluye la posibilidad de su estudio, solo que “no es nuestro problema” ¿ de quien entonces? Ahí se ve la renuncia del autor en el terreno de la investigación y la entrega del campo a los psiquiatras. El punto que debe analizarse entonces no es el acto de clasificar y su legitimidad sino que la conyuntura intersubjetiva y política en la que el acto tiene lugar, entonces volviendo al titulo del capitulo la clasificación psiquiátrica es coaccion si, cuando la relación de poder entre el aparato que clasifica y el objeto de la clasificación permite y hasta exige que asi sea. Y el análisis de esta situación escapa a la clasificación misma para requerir un estudio político-institucional de la practica psiquiátrica dentro de la cual se clasifica, se diagnostica, se pronostica, y se trata a los pacientes. Debe verse a que fines sirve esta clasificación psiquiátrica

3. Las funciones de la clasificación de la demanda psiquiátrica (conocida como clasificación de los trastornos mentales. (Braunstein) Para Blashfield y Draguns la clasificación tiene 5 propósitos:1. Base de comunicación dentro de la ciencia2. Acumulación de información3. Sistema descriptivo de los objetos de una ciencia4. Predicciones5. Fuente de conceptos a usar La clasificación es la de la demanda de intervención formuladas a la psiquiatría. La psiquiatría es una práctica que está organizada por sus objetivos a lograr y que se definen en un marco ideológico. Así curar no es un objetivo científico sino una tarea práctica que responde a demandas concretas. Aunque en la psiquiatría pueden definirse normatividades biológicas según la adaptabilidad, estos son portadoras de valoraciones sospechosas de colusión con el poder. De hecho hay que ver que queda de estos 5 objetivos planteados una vez conceptualizada la práctica particular en donde la clasificación se utiliza. La tarea será reseñar las funciones de la clasificación de la demanda. Hay que entender que estas funciones cumplidas de la práctica psiquiátrica de acuerdo a los servicios prestados por la clasificación dependen de una determinación más general que procede de la práctica social, en tanto economía y política, sobre el que habrá que leer la medicina de acuerdo al momento histórico. La primera necesidad de hacer clasificación es la de delimitar la jurisdicción dentro del que puede actuar el aparato ideológico de la psiquiatría. La clasificación marca una frontera y se adueña de ese territorio. Existe circularidad entre la soberanía territorial y la demanda en la medida que la demanda define lo que ha de incluirse.Así la clasificación define y consagra la legitimidad de las intervenciones del aparato ideológico sobre el sujeto motivo de la demanda justificando la aplicación de un tratamiento correctivo de la enfermedad. La legitimidad implica la legalidad. La clasificación producida como respuesta a la demanda y como justificación de ésta, pero también como instigadora de nuevas demandas. Así la clasificación designa y ubica a los objetos de la práctica y el discurso (trastornos mentales) dentro de un espacio topográfico unificado que es el suyo dándole a ese objeto una existencia. Es así se suma importancia que los agentes de la psiquiatría puedan preguntarse cómo es que se constituyó ese objeto del discurso. Es la idea de interrogar al objeto y al discurso (Foucault). Hay que ver las modificaciones constantes que se dan en el campo de la clasificación. De hecho una de las funciones más importantes del sistema taxonómico es ofrecer un marco donde los diversos objetos se perfilan y transforman constantemente. Así, la unidad y vigencia de la psiquiatría se fundan no en la conservación sino en la constante modificación y corrección de su discurso, siguiendo de modo implícito ciertas reglas de producción de sus objetos. La clasificación es un producto histórico sometido a presiones que emanan de otros procesos históricos. Existe el problema de que los límites entre los objetos de una práctica no están del todo delimitados con respecto a otras prácticas trayendo problemas de jurisdicción respecto de estos y es por esto que la clasificación psiquiátrica señala la articulación de esta práctica con todas las demás permitiendo establecer sus fronteras y puntos de litigio, aunque siempre históricamente determinadas. Dentro del rubro de fijación de fronteras es importante la delimitación de la función y el campo de la psiquiatría dentro de la práctica medica en tanto aparato ideológico y técnico de la salud. La psiquiatría ha tenido que luchar en el campo del discurso para ser reconocida por la medicina que la ha querido relegar como discurso hueco. Para hacerse reconocer por este campo, la psiquiatría debe subrayar la importancia de las alteraciones biológicas aunque sean de precaria comprobación y atenerse a los criterios de objetivación. Desde acá se entiende la clasificación otorgada a los trastornos con el énfasis puesto en que son enfermedades. La psiquiatría tiene que delimitar su mercado y así la inclusión de un ítem en la clasificación conlleva la justificación de las pretensiones

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sobre las partidas presupuestarias destinadas a prevenir, controlar o erradicar ese trastorno. También inciden sobre el prestigio y poder de la corporación que sustenta su maestría sobre ese objeto. Tanto se ha ampliado el campo de la clasificación que hoy no puede no incluir a un sujeto y para eso tiene el ítem de "sin trastorno mental" que es absolutamente inútil. Opera fijando el lugar del sujeto antes de llegar él a ocuparlo. Así el espacio taxonómico funciona como una red simbólica omnicomprensiva y preexistente que incluye por anticipado a todo aquel que llegue a ser problema para sí o para otros. Esta red permite localizar y señalar a los referentes del discurso psiquiátrico, encarnaciones del objeto taxonómico y por tanto no es una red pasiva. Este efecto infiltrante de la clasificación psiquiátrica ha recibido ayuda de las pruebas mentales que permite detectar precozmente toda diferencia singular y reducirla. Cabe mencionar las palabras de Straker: "La noción de enfermedad mental ha sido inflada mucho mas allá de la legítima ciencia y practica medica considerando ciertas malas costumbres (alcoholismo, delincuencia juvenil) como enfermedades”. Para hacer pasar todos estos problemas de marginación al campo de la psiquiatría se tiende a desplazar la actividad clínica de búsqueda se signos y síntomas al terreno de las evaluaciones cuantitativas llenando a los psiquiatras de escalas de medición que terminan midiendo el malestar y sufrimiento pasando por encima de los problemas conceptuales, el sentido de los síntomas y los fundamentos de la psiquiatría en función de una respuesta pronta a la demanda individual y social. La clasificación abre la posibilidad y exige la producción de un glosario en tanto conjunto de definiciones objetivas, esto es, la abstracción de las cualidades propias y mutuas diferencias de estos "objetos" (trastornos mentales). Así la definición supone un observador ingenuo, desprovisto de presupuestos teóricos que solo registra datos objetivamente presentes. Se lograría así el acuerdo de los clínicos por encima de las diferentes doctrinas. Sin embargo esto ignora que toda actividad semiológica esta comandada por una preconcepción de los fenómenos que al anularse provocaría una renuncia a los desarrollos científicos que permitiesen la comprensión de las determinaciones del caso y que deberán ser borradas en aras de la objetividad. Así entonces la clasificación coayuda a desconocer la singularidad psicohistorica por el que se particulariza la relación del sujeto con el sistema de referencia. Es la primacía del objeto sobre el referente, sobre el sujeto concreto soporte de esa categoría.Es la idea de un sistema de lugares vacios que debe ser llenado. Así el conjunto de definiciones del glosario produce el concepto de un sujeto de la psiquiatría designando entonces al sujeto que "debe ser" como ese otro que carece de los atributos. De esta forma la clasificación alcanza un carácter de normatividad. La clasificación ejerce un efecto de engendramiento sobre los agentes de la psiquiatra al delimitarles su jurisdicción, terminología, identidad, etc. El ser social del psiquiatra pasa por su inclusión en el poder manejar el sistema clasificatorio.Además este sistema no solo engendra psiquiatras sino también los unifica en su lenguaje y practica. Psiquiatra como agente de un plan que lo trasciende. El psiquiatra cuando nace como tal lo hace ya en la red de los objetos de la psiquiatría y sus definiciones. Psiquiatra solo como soporte de un discurso que lo ha constituido como tal y como lugar donde recae la demanda de aliviar el sufrimiento. El psiquiatra es una función en tanto es definida por el discurso psiquiátrico. Entonces la clasificación no solo funciona como instrumento para la producción de las prestaciones psiquiátricas sino además señala el camino para la reproducción de sus agentes. La formación de los psiquiatras está regulada por la clasificación y ésta está a su vez configurada por la demanda en una relación circular de mutua remisión. Así es como las demandas dirigidas a los psiquiatras organizan la formación de éstos en la medida de que es eso lo que se les enseña. Y así se perpetúa la enseñanza del prejuicio empirista fenomenológico encaminado a una falsa objetividad que guía la actividad. Estos prejuicios obran poniendo entre paréntesis y equiparando a todas las doctrinas psicológicas y excluyendo los conceptos fundamentales de la lingüística, antropología y materialismo histórico. El estudiante entonces llega a sentir que solo existe certeza en la biología y en cambio, en los fenómenos de conciencia y conducta, todo es conjetural y debatible. Esto se traduce en la práctica en una confianza ilimitada en los instrumentos de la medicina cientificonatural y desconfianza ante las explicaciones metapsicológicas de los procesos subjetivos.De este modo se dirá que un paciente es un lóbulo y se le tratara con un fármaco que la publicidad señala como adecuado dejando de lado la posición vital del sujeto en quien aparecen precisamente esos síntomas y no otros en relación con ciertas personas y no otras y en ciertas situaciones y no otras. En este hecho operan premisas invisibles como la del materialismo que define la objetividad en relación a la materialidad de los cuerpos físicos siendo incapaz de reconocer la objetividad de las relaciones sociales o la estructuración subjetiva. El objetivismo de las descripciones enmascara la objetividad no corpórea. El psiquiatra es incorporado por sus maestros al discurso de la ignorancia. La afirmación de la supremacía de la descripción objetiva por sobre la teoria que ignora que existe otra teoría detrás de ese mismo prejuicio objetivista es el que actúa como guía y estructurarte de la percepción del agente de la psiquiatría. Formado en la disciplina de

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hacer entrar los casos dentro del sistema. El psiquiatra entonces escucha al paciente siempre desde un sistema de definiciones del glosario desatendiendo sus procesos de determinación. Así el diagnostico y la identificación del digito son lo más importante en la practica psiquiátrica. El diagnostico es el modo concreto de existencia de la clasificación. La asignación del número no es un momento solo formal sino que es cuando el no saber del paciente sobre lo que le sucede es remitido a la ilusión de un saber. El problema es que el diagnostico debe ser un momento en el camino hacia el saber y no el saber mismo. Solo con el diagnostico alcanzado se plantea el problema de reconstruir el proceso que lleva desde una cierta coyuntura subjetiva a la aparición de los síntomas; a la interrogación sobre las condiciones de producción y mantenimiento alcanzando así una dimensión metapsicológica tal cual lo hizo Freud a fin de redescubrir al paciente que yace oculto por la mirada objetivadora del clasificador pudiendo explicar así las fuentes del sufrimiento.De hecho el modelo del psicoanálisis es de ir desde el diagnostico hacia el conocimiento. Sin embargo las prácticas psiquiátricas ocultan este proceso bajo la forma de una prescripción psicofarmacológica que tranquilice al síntoma con la ilusión de una eficiencia, renunciando así a la posibilidad de influir sobre la estructura, tarea que implica desembarazarse del obstáculo epistemológico de considerar al individuo como ser aislado y sede de la enfermedad. Un efecto de la formación psiquiátrica sobre la clasificación es que esta unificación lingüística se ejerce no solo sobre usuarios acríticos sino también se infiltra en el lenguaje de los críticos y por tanto se asegura la conservación de la propia terminología ejerciendo un efecto de resistencia frente a los esfuerzos de renovarla; es la "inercia por hábitos lingüístico". Sin embargo los cambios dependen del poder de quienes recurren a una terminología distinta en la medida que se les de poder e influencia social. Así la existencia, conservación y transformación de un sistema taxonómico es el resultado de un proceso social que depende de la distribución del poder no en la medida de que lo tenga sino en la que se lo den. La institución psiquiátrica entonces no tiene sino recibe su poder de influencia. Dicho todo lo anterior (A la horita… pa matarlo o no... jajaja. García, M.J) se retoman los propósitos expresados por Blashfield y Draguns y podemos decir respecto de la clasificación como: 1. Base para la comunicación dentro de una ciencia: Si, en la medida que se trate de una ciencia constituida y no como en la psiquiatría que es una práctica ubicada en la confluencia de varias ciencias y contradictorias demandas ideológicas en la medida que la unificación de los términos de comunicación puede signar a terrenos de ignorancia bajo la apariencia de un saber. Es que la taxonomía no exime de la crítica epistemológica. 2. Para la acumulación de información: igual que en el punto anterior. Codificar y conservar la información es plausible en la medida en que los encabezamientos usados respondan al conocimiento científico posible del momento. Pero si, como en la técnica psiquiátrica, las categorías clasificadas son nociones ideológicas que obstruyen la posibilidad de saber, solo eleva el costo administrativo y de investigación. 3. Como sistema descriptivo de los objetos de estudio de una ciencia: las ciencias no encuentran (y por tanto no describen) sus objetos sino que los producen; los escriben e inscriben. Hay que entender que los objetos descritos son un enigma del los que la ciencia debe dar cuenta. Así la clasificación basada en la descripción es pre científica. Y en el caso de la psiquiatría es más confuso puesto convergen diversas ciencias. 4. Para formular predicciones: considerado como elemento primordial de la clasificación psiquiátrica. El obstáculo está en la contingencia histórica de las predicciones en el sentido de que la evolución de los padecimientos subjetivos depende de un conjunto de factores que por lo general aparecen determinadas por la asignación del lugar de " enfermo mental" a ese sujeto lo cual se apareja a ciertas expectativas sociales y tratamientos de un momento histórico preciso y cambiante. Por otro lado el énfasis en la capacidad predictiva de la clasificación tiende a disimular la ausencia de conocimiento sobre las determinantes fundamentales del padecimiento. Además la homogeneidad de las clases psiquiátricas es muy discutible al ser basadas en la descripción. 5. Como fuente de conceptos para ser utilizados dentro de una teoría científica: sucede que en el desarrollo de una disciplina existen dos momento en el desarrollo de una clasificación: el pre científico basado en las descripciones aparentes y el científico basado en los conceptos producidos por la practica teórica. Este segundo momento no puede existir antes de que se hayan limitado las problemáticas a las que se refiere el fenómeno en cuestión. Así entonces en la psiquiatría no podrá haber clasificación mientras no se diferencien las problemáticas biológicas, sociológicas y psicoanalítica que configuran su campo. Y a esto no se llega por refinamientos taxonómicos.