critical review. Cuerpo y cultura: las músicas “mulatas” y la subversión del baile

download critical review. Cuerpo y cultura: las músicas “mulatas” y la subversión del baile

of 4

description

critical review. Cuerpo y cultura: las músicas “mulatas” y la subversión del baile

Transcript of critical review. Cuerpo y cultura: las músicas “mulatas” y la subversión del baile

  • Reseas 237

    Complementan esta publicacin 51 fotografas donde se aprecian diversos aspectos derivados de los diferentes estudios que se incluyen aqu: actividades cotidianas como la construccin de casas de palma, la pesca, la alfarera y el tejido; diversos ritos y ceremonias; instrumentos musicales y objetos preciosos prehispnicos; danzas huastecas contempo-rneas, y sitios arqueolgicos, excavaciones y objetos varios localizados, como estatuillas, estelas, sepulturas y ofrendas. Muchas de ellas fueron tomadas por el propio autor; otras son obra de Jacques Stresser-Pan, de Claude Stresser-Pan, de Alain Ichon, Gurin-Desjardins, Yves Gui-don, Bodil Christensen, De Lagarde y Jean-Pierre Courau. Tambin se incluye un extraordinario dibujo de un penacho de volador huasteco, realizado por E. Gallois y un DVD que reproduce una filmacin que Stresser-Pan hizo de la Danza del Volador y de la Danza Colorada en Tamaletom, comunidad huasteca de San Luis Potos, en el ao de 1953: una verdadera joya.

    roSa virginia SnCHezCenidim, inba

    ngel G. Quintero Rivera. Cuerpo y cultura: las msicas mulatas y la subversin del baile. Madrid: Iberoamericana-Vervuert, 2009; 394 pp.

    El profesor puertorriqueo ngel Quintero es, desde hace dcadas, uno de los investigadores en ciencias sociales su campo se dira que se halla a mitad de camino entre la sociologa y la antropologa ms importantes de Hispanoamrica, en especial del rea del Caribe. Sus libros relativos a la vida y a la mentalidad de las clases populares, a la religiosidad tradicional, a la transicin de las culturas campesinas a las urbanas y, ltimamente, al canto y al baile como conformadores de las identidades y de los imaginarios colectivos de los pueblos son referencias fundamentales en cada una de esas materias. Y trabajos de madurez como este que acaba de nacer asombran no solo por su soli-dez intelectual, sino tambin por la originalidad casi ardorosamente juvenil de sus enfoques y planteamientos. Ya que, casi tanto como libro de sntesis y culminacin de muchos aos de trabajo tiene mucho

  • Jos Manuel Pedrosa238

    de libro de apertura y exploracin de horizontes nuevos y de instru-mentos crticos no demasiado frecuentados (sobre todo por las ciencias humanas en espaol).

    Hay un prrafo del libro (en las pp. 70-71) que resume y justifica muy bien la oportunidad, incluso la necesidad, que haba de una obra como esta: en la historia universal de la msica, el ltimo siglo ha sido, sin dudas, el siglo de la hegemona de las msicas bailables de Amrica. Entre los siglos xvii y xix, la msica elaborada europea que ha venido a conocerse sencillamente como msica clsica y a producirse cada vez ms para ser escuchada pasivamente experiment un proceso tan extraordinario de desarrollo y enriquecimiento esttico, que pareca que sus principios constitutivos se convertiran en la base universal de toda forma de expresin sonora, opacando otras tradiciones musicales a tal punto, que aparecan como condenadas a desaparecer o a folklorizarse. Es significativo que los desafos ms decisivos a la hegemona absoluta de aquellas msicas y sus prcticas surgieran no desde otras tradiciones musicales, tampoco de los conflictos internos al centro de la modernidad europea, sino desde los mrgenes de su propia extensin territorial, los mrgenes americanos de lo que vino a llamarse Occidente. Del por dcadas discriminado y marginalizado danzante mundo afroamericano (que es y no es simultneamente Occidente) fueron constituyndose unas prcticas y expresiones sonoras y corporales, analizadas aqu como msicas mulatas, que, incluso en tiempos de acelerada globalizacin, im-posibilitaron la hegemona previamente incuestionada de las prcticas sonoras de la alta cultura europea. A finales del siglo xix, la afrocaribea habanera (en sus vertientes de danza, maxixe, merengue y danzn); en la primera mitad del siglo xx, el jazz afroamericano y la samba afrobrasilea; y en la segunda mitad, los afronorteamericanos rock y hip-hop (pron-tamente internacionalizado, al haberse conformado en el seno del pas americano que en los inicios de esa segunda mitad de siglo se converta en el nuevo centro hegemnico de Occidente); pero tambin la bosanova brasilea, el pop tropical del Miami sound, el calypso, reggae, reggaetn, beginne, souk, salsa y jazz latino del Caribe, y las msicas clsicas sincopadas de Gershwin, Villalobos, Lecuona, Piazzola, Leo Brower y Ernesto Cordero, entre muchos otros, han tocado una fibra fundamental de la sensibilidad, no solo de los naturales de sus reas de origen, sino

  • Reseas 239

    en general de muchas personas del mundo en este tiempo, arropando incluso a los propios centros de la cultura occidental.

    Dentro de este mundo tan abigarrado de voces y de cuerpos hbridos introduce ngel Quintero su mirada crtica con el objetivo de traducir a discurso crtico racional y ordenado lo que la cotidianidad social y cul-tural celebra como una liturgia de lo irracional y lo desordenado. Difcil empeo, al alcance solo de alguien que como l conoce desde dentro esos mundos, est perfectamente al tanto de sus cdigos internos, sabe y sobre todo puede cantar y bailar al son de esas msicas, que, por decirlo as, ha mamado desde antes de venir al mundo.

    Adems de haber nacido y vivido entre esas msicas y bailes, de tener una cabeza extraordinariamente bien ordenada y de ser capaz de traducir a concierto lo que es, en apariencia, bullicioso desconcierto, ngel Quintero tiene una formacin cientfica envidiable y conoce y cita a la perfeccin una bibliografa acadmica tan abrumadora como la que ocupa las treinta y cinco apretadas pginas finales del libro. El modo en que muy pedaggicamente dosifica y jerarquiza la informacin y en que pone el nfasis preciso sobre los (complejsimos) procesos de evolucin y de hibridismo, sobre las fronteras y los puentes culturales, y la pericia con la que maneja casi sin que nos demos cuenta el instrumental ms especializado de las ciencias sociolgicas y antropolgicas, ayuda a que el lector salga del libro con la impresin de que l tambin ha logrado, en muy buena medida, traducir a orden ese sonoro desorden.

    Las pginas en que ngel Quintero juega en su terreno ms fami- liar, que es el de las msicas mulatas del Caribe, son deslumbrantes. En otros terrenos juega en desventaja, y algo se nota: el captulo sobre los velorios (incluidos los velorios de nios) en que se canta y se baila como si de un sobrevenido carnaval se tratase ignora que en la vieja Espaa hubo, hasta el siglo xix, velorios de guitarra y baile, que en la Rusia del xix el gran folclorista Alexandr N. Afansiev haba ya teorizado sobre los ritos carnavalescos que se asociaban a las mismas desgraciadas oca-siones, y que antes fue tradicin de la Europa medieval cantar y bailar en velatorios y entierros. No son, pues, los cantos y las danzas de los velorios caribeos expresiones singulares de identidades singulares, sino fenmenos seguramente ms complejos, en que las mezclas e hibridis- mos llegan de fuentes y por vas insospechadas.

  • Jos Manuel Pedrosa240

    Del mismo modo, las pginas que Quintero dedica a las bombas, uno de los bailes emblemticos de la tradicin de su propio pas, son absoluta-mente memorables, pero habran salido ganando si se hubiese hecho eco de la mediana popularidad del baile de bombas en Espaa y en muchas otras tradiciones de toda Amrica (donde a veces cambia de nombre, como cuando se metamorfosea, en Argentina, en danza de relaciones).

    Las msicas y las danzas de frica, el tercer ngulo, junto con el ame-ricano y el europeo, del vasto tringulo cultural que sera ideal delimitar y caracterizar en el horizonte de estas culturas mulatas tampoco quedan bien perfiladas en el libro de ngel Quintero. Ni l, por supuesto, aspira a ello. Lgico. Quin podra siquiera soar con acometer un empeo as? Quin sera capaz de encerrar no ya en un libro, sino en una enciclopedia, las tradiciones de msica y baile de un continente geogrfico y cultural absolutamente inabarcable, y ponerse a continuacin a analizar sus en-trelazamientos (que han sido innumerables y pluridireccionales) con los continentes que quedan al norte y al oeste? Y, sin embargo, cunto se echa de menos, y cun clara es la conciencia que todos tenemos de que, sin conocer ese tercer pilar del edificio es imposible tener un conocimiento perfecto (ni siquiera bueno) de la arquitectura que descansa sobre l!

    Finalicemos: Cuerpo y cultura: las msicas mulatas y la subversin del baile es, posiblemente, el libro ms completo, slido e importante que la sociologa y la antropologa modernas han logrado construir acerca del efervescente crisol de culturas y de identidades que es el Caribe. Quedan indudablemente, como asignaturas pendientes, la insistencia en la exploracin de lazos con las tradiciones de Europa y de frica. Pero es esa una labor que, si se lleva finalmente a cabo, comenzar a arrojar frutos apreciables (en el caso africano sobre todo) solo despus de que se haya producido la suma de esfuerzos de varias tradiciones y de varias generaciones de estudiosos.

    Mientras, el libro de ngel Quintero quedar como modelo de cu-riosidad intelectual, de compromiso cientfico, de rigor acadmico. Y tambin de hermosa y clara edicin.

    JoS manuel PedroSaUniversidad de Alcal