Cromomagazine turquesa

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CROMO MAGAZINE de Escuela de Color septiembre / 2014

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Número 8 de la revista Cromomagazine, dedicado al color turquesa

Transcript of Cromomagazine turquesa

CROMOMAGAZINE

de Escuela de Color

septiembre / 2014

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C R O M O M A G A Z I N Ede Escuela de Color

# 8 / Turquesa

C R O M O M A G A Z I N Ede Escuela de Color

# 8 / Turquesa

4

Intro - Ángeles Fernández Romero

Jap Peralta + Cecilio Chaves

Ana Cristina Doñoro + Manuel Rey Piulestán

Antonio Flor Borrego + Fernando Batista

José Joaquín Rodríguez + José Antonio Chanivet

Desiré Ortega Cerpa + Danielle de Picciotto

Carmen de Reyna + Pepe Baena

Salud Botaro + Sandrine Zondervan

Lourdes Prat Ferrer + Esther Cuesta Sáiz

Julio Pérez Manzanares + Juan Quiñones Grimaldi

Olga Bueno + Manolo Tirado

Gadye Cis Dese + Antonio Gaga

Mercedes Escolano + Paco Almengló

José Landi Gragera + Paloma Navarés

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Enrique Alcina Echevarría + J. A. González de la Calle

Daniel Fopiani + Yeyo Argüez

Paco Leal + Blanca Orozco

Paco Medina + Marcelo Macedo

India + Nigüek

Fernando Sabido Sánchez + Virginia Marín

Alejandro DP + Enrique Yáñez

Inmaculada Macías + Paola Rattazzi

Carmen Moreno + Jesús Arnau

Macarena Cano + Manuel Díaz + André Gorobets

Francisco Narla + Diego Galindo

Virtudes Reza + Conde Onofre

Paloma García + Dúo Creativo

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6

Ante todo, el turquesa es un color de

la naturaleza. Su origen etimológico

procede de la palabra árabe “turquesa”, que

significa piedra de la suerte, fayruz, siendo

considerada en algunas culturas orientales,

como trocitos de cielo que han caído a la

tierra.

Este color, que hace referencia a la gema

homónima que al parecer llegó a Europa

desde algún dominio Turco, tiene un tono azul

verdoso y posee una gran carga simbólica en

la tradición de distintas culturas europeas,

mesoamericanas, asiáticas y africanas.

Así por ejemplo, en el idioma náhuatl (lengua

nativa de México), que dispone de un amplio

vocabulario cromático, se incluye el color

turquesa, xippālli, como un conjunto de

coloraciones verdeazuladas asociadas con el

agua y la vegetación, elementos indispensables

para la vida. También es un color cargado

de simbolismos en culturas como la maya,

presente en las ceremonias en honor al dios

de la lluvia, Chaac. En el Tibet, la gema no se

considera una piedra preciosa, sino que para

los budistas tibetanos es Gyu, algo diferente en

sí mismo, es turquesa. También en el antiguo

Egipto, se elaboraba una mezcla de cuarzo,

malaquita y calcita con la que conseguían este

color y con la que hacían joyas y abalorios,

algunos de los cuales se han encontrado en

las tumbas de los grandes faraones.

Desde el punto de vista de la neurociencia o

con la práctica del mindfulness, se ha podido

comprobar que la percepción del color

contribuye al estado emocional, dado que la

señal cromática llega al sistema límbico, sede

de las emociones, llegándose a demostrar, que

las personas que no pueden percibir colores

llegan a ser profundamente depresivas: “la

conciencia adquiere los colores de los estados

que la visitan” (Buda).

I N T R O

“A veces me acelesto y me confundocon el azul que anhela erguirse verde”Rafael Alberti

de simbolismos en culturas como la maya,

presente en las ceremonias en honor al dios

de la lluvia, Chaac. En el Tibet, la gema no se

considera una piedra preciosa, sino que para

los budistas tibetanos es Gyu, algo diferente en

sí mismo, es turquesa. También en el antiguo

Egipto, se elaboraba una mezcla de cuarzo,

malaquita y calcita con la que conseguían este

color y con la que hacían joyas y abalorios,

algunos de los cuales se han encontrado en

las tumbas de los grandes faraones.

Desde el punto de vista de la neurociencia o

con la práctica del mindfulness, se ha podido

comprobar que la percepción del color

contribuye al estado emocional, dado que la

señal cromática llega al sistema límbico, sede

de las emociones, llegándose a demostrar, que

las personas que no pueden percibir colores

llegan a ser profundamente depresivas: “la

conciencia adquiere los colores de los estados

que la visitan” (Buda).

Decía Kandinsky que “el color es en general

un medio para ejercer una influencia directa

sobre el alma. El ojo es el martillo templador.

El alma es un piano con muchas cuerdas. El

artista es la mano que, mediante una tecla

determinada, hace vibrar el alma humana”. Y

en “El libro tibetano de los muertos” se lee

que, “la esencia del hombre, su ser interior,

está relacionado con el color”.

El turquesa es sencillez. Junto con el celeste,

el cerúleo y el aguamarina, está dentro de

los colores secundarios cian (combinaciones

de azules y verdes), mezclados en mayor o

menor medida con blancos o amarillos. Pero

para las personas que quiero y me quieren,

este color es isla, serenidad, fresco casi frío,

apertura, luz, verano, el mar por la mañana un

día de levante en calma.

Se considera un color envolvente, refrescante

y tranquilizante, aconsejable, para el estrés

Ángeles Fernández Romero

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I N T R O

mental, el cansancio y el sentimiento de

limpiarse, animándonos a empezar de nuevo

con fuerzas renovadas e ideas nuevas. El

turquesa es bueno para momentos en los

que uno se siente solo y nos ayuda a ser más

comunicativos, sensibles y creativos.

Sabemos que el equilibrio energético del

ser humano depende en gran medida de la

capacidad para absorber todos los colores del

arco iris, y esto es posible cuando nuestros

centros de energía (chakras) están abiertos y

girando en el sentido correcto.

El turquesa está relacionado con la glándula

timo, sede del quinto chakra, potenciador

del sistema inmune. El timo era conocido por

los griegos como thumus, que significa alma,

vida, por situarse en el centro del pecho,

cerca del corazón, donde sentimos de forma

subjetiva las emociones, es el eslabón entre

el cuerpo y la mente. También trabajamos

este centro energético cuando, en un proceso

de coaching, nuestro objetivo o quiebre está

relacionado con la gestión de las emociones o

la necesidad de deshacernos de las creencias

que nos limitan.

En cromoterapia, el turquesa ejerce un efecto

generador sobre los tejidos que revisten los

organismos externos e internos del cuerpo,

utilizándose por ello en patologías en las que

las células se ven afectadas.

He constatado que es un color eminentemente

femenino, quiero decir, utilizado

mayoritariamente por mujeres. A priori podría

parecer una cuestión de gustos, cultura o vaya

usted a saber qué, pero resulta que según

estudios científicos, una gran mayoría de

hombres no son capaces identificar este color

y diferenciarlo de un azul celeste o un verde

jade. Al parecer, no se trata de una cuestión

ocular, sino que la diferencia radica en la

cantidad de andrógenos y de los receptores

en el cerebro, encargados del procesamiento

de imágenes.

Ángeles Fernández Romero

relacionado con la gestión de las emociones o

la necesidad de deshacernos de las creencias

que nos limitan.

En cromoterapia, el turquesa ejerce un efecto

generador sobre los tejidos que revisten los

organismos externos e internos del cuerpo,

utilizándose por ello en patologías en las que

las células se ven afectadas.

He constatado que es un color eminentemente

femenino, quiero decir, utilizado

mayoritariamente por mujeres. A priori podría

parecer una cuestión de gustos, cultura o vaya

usted a saber qué, pero resulta que según

estudios científicos, una gran mayoría de

hombres no son capaces identificar este color

y diferenciarlo de un azul celeste o un verde

jade. Al parecer, no se trata de una cuestión

ocular, sino que la diferencia radica en la

cantidad de andrógenos y de los receptores

en el cerebro, encargados del procesamiento

de imágenes.

Sea como sea, a nada que observe, veo

como somos mayoría de mujeres las que

lo utilizamos de un modo u otro en nuestra

ropa o abalorios. Siento como me envuelve,

me refresca y me tranquiliza a través de las

piedras de mis pendientes, el pareo que llevo

cada día, el mar dibujado por un amigo pintor,

o la luz que filtra mi sombrero, una mañana

en Castilnovo.

En esa oscuridad color turquesa,

en ese centelleo de alazán,

como la sangre va por las toranjas,

hemos serpenteado por la luz:(…)

vamos arriba, o dibujamos sombras,

vamos abajo, o dibujamos luz.

Pere Gimferrer

10

Texto: Jap Peralta / Imagen: Cecilio Chaves

Sol a poniente... con la mirada tierra

adentro, contemplando mi pueblo

entre mar y cielo, reflejo de la inmensa

luz que desprende, haciendo brotar

palabras llenas de sentimientos,

enmarcadas en pinceladas, al vaivén

de un oleaje impregnado de colores,

que emana de sus entrañas las riquezas

de este bello rincón marinero lleno de

ensueño. Lo miro... plácidamente lo

contemplo, me cautiva la magia de sus

matices, su encuadre, embelesándome

la monumental belleza que desprende,

su paradisiaco turquesa que emerge;

del que estoy enamorado para siempre,

desde el cruce de miradas con mi

amada... en mis ojos un mar azulado se

mezclaba, con los destellos verdes que

a ella le gustaba. Hermosamente bello...

un paseo abriéndose paso al mar, por el

que dejo grabado sus huellas, nuestro

insigne escritor y poeta: Fernando

Quiñones.

12

Texto: Ana Cristina Doñoro / Imagen: Manuel Rey Piulestán

El color de tus besos

Besos chispeantes, divertidos, tan conocidos y tan

nuevos. Diez, cien, mil.

A veces, azulados, dulces, misteriosos y profundos

pero tan fugaces como la ola que llega para

desaparecer

A veces, verdosos, casi aguamarina. Liquido deseo

y esperanza de algo más..

Besos, urgentes siempre, con ese núcleo blanco,

brillante, punto de luz cegadora, imán de mis labios,

imposible resistir.

Besos turquesa

Turquesa nuestra música: jazz, blues, rock, remolino

de sensaciones. Sonidos que inundan nuestros oídos

para apoderarse de nuestros sentidos y hacer que,

por un instante, se toquen también nuestras almas,

entre la maraña de abrazos y besos

Turquesa yo, cuando veo lo que ves, cuando oigo lo

que oyes, cuando siento lo que sientes.

Gema feliz entre tus brazos. Fría y triste piedra sin ti.

14

Texto: Antonio Flor Borrego / Imagen: Fernando Batista

En las entrañas del mar crecen espigastrigo salado para el pan que alimenta

los silencios submarinos.

En su corazón turquesa

germinan espigas que son lágrimas

pan de silencio y lágrimas salinas

para mi ayuno de besos.

Desde los fondos verdes

los ojos lascivos de un dios

miraron arriba muy lejos

a un universo tórrido , azulino

y el cielo se desplomó enamorado

dando vida en las orillas

a un azul turquesa que purifica mis penas.

Cuando chorreando lágrimas de sal

pan salino de silencios submarinos

camino hacia la orilla

reconciliado con mis contradicciones

con la mirada esquiva del horror

y con la vida misma y sus misterios.

16

Texto: José Joaquín Rodríguez / Imagen: José Antonio Chanivet

En el Sur, donde yo vivo, los veranos tienden a ser tremendamente calurosos. Incluso con la playa al

lado, hay horas en las que pasear por las calles de

la ciudad no resulta muy diferente a internarse en el

más árido de los desiertos. Algunas noches el calor

es tan intenso que el cuerpo no logra descansar,

incluso si tienes la fortuna de conciliar el sueño.

El blanco y el gris de esta obra de José Antonio

Chanivet, contrapuestos al turquesa y al verde oliva

que la salpican como una ola, ofrecen un vivo y

refrescante contraste que recuerda al momento en

que te zambulles en las aguas, y el calor pegajoso

del día parece desvanecerse como por arte de magia.

También hay algo retro en la imagen debido al color,

al modelo de bañador y a la ausencia de un cuerpo

esculpido a base de gimnasio y dietas imposibles,

por lo que no solo evoca el presente, sino también un

pasado ya extinto de tardes en la playa o la piscina,

de tiempos difusos pero capaces aún de darnos una

sensación de fresca relajación.

18

Texto: Desiré Ortega Cerpa / Imagen: Daniele de Picciotto

Siempre le había parecido que el turquesa era un color que navegaba entre dos aguas: ni verde ni azul, o acaso, ambos a un tiempo dependiendo de la perspectiva, la luz e incluso el viento. Por eso le mostró orgullosa el vestido en esa tonalidad que la había elegido. No soportaba ir de tiendas y siempre esperaba que le llegara una señal por parte de una prenda. Le encajaba perfectamente, demostrando que a pesar de su rudo carácter podía hacer ciertas concesiones al glamour.

- Pero esto es Blue Tiffany. Un azul aturquesado, le dijo su amigo el diseñador, un sutil experto en la paleta de colores.

- Déjate de mariconadas, que es muy temprano y tengo prisa.

Apuró el café mientras se levantaba para pagar.

- Que bruta eres, Antonia. Eh, ¿no me vas a contar cómo resolviste el caso?

- Nunca revelo mis fuentes ni mis métodos. Deja, invito yo.

Antonia se había estrenado en el departamento de delitos artísticos resolviendo un robo perpetrado en una exposición temporal del museo de arte contemporáneo. El cuadro perdido y hallado no en el templo, sino en la galería Turquesa de la calle del mismo nombre, era un retrato de dama con aire de cómic que representaba de forma irónica el pecado de Hybris con un pomposo pavo real a modo de regio tocado. Durante todo el proceso ella sintió que esa imagen de irisaciones turquesas le producía un cierto desasosiego que no acertaba a comprender.

Ya en casa, su marido, que había visto la noticia en prensa, le comentó que la pintura le recordaba al chistecito ese del “que pavo tiene encima niña ay quítamelo” y que vaya tela

Entre dos aguas

con los artistas modernos. Entonces, Antonia, de repente, recordó un juego cruel en el que siempre le tocaba hacer de pavo cuando se rompía el orden perfecto del corro de niñas con uniforme de colegio de faldas en turquesa y se quedaba sin pareja. Aún no se había cambiado y mientras veía en el espejo su imagen fuerte y delicada a la vez, se sintió soberbia, aún sabiendo que era un pecado capital. Así, mientras colgaba el vestido recién adquirido –para ella turquesa sin duda alguna- exclamó con la firmeza de haber ganado una batalla secreta y prolongada:

-Para la próxima boda me pongo el uniforme de gala y lo que me ahorre en el traje me lo gasto en peluquería.

20

Texto: Carmen de Reyna / Imagen: Pepe Baena

Siempre he querido pensar que las emociones

mas excelsas de nuestra vida, acaban

cristalizando. Es como convertirlas, con

suerte, en eternas. Cristales turquesas que van

reflejando cuanto de bueno nos ocurre y nos

hace vivir.

Del mismo modo, lo que nos ofende y

entristece, cristaliza para poderlo estrellar

cuando recabamos las fuerzas y somos

capaces de romper esas formas. El resultado

son miles de puntitos brillantes que acaban

en el mar. Ese es el turquesa, el color que

termina por tomar el mar para devolvernos en

forma de sosiego, paz y belleza las penas que

vamos derramando.

Subir, bajar,...de la vida, del amor, de la alegría,

de la pena, de los proyectos, del pasado, del

presente,... todos vamos subiendo y bajando

constantemente en un devenir lleno de

cristalizaciones, de las de guardar y de las de

romper... Este autobús de Pepe Baena, permite

todas las realidades; nos deja tiempo para

todo, entre parada y parada, y lo envuelve,

como si de un regalo se tratara o porque

ciertamente lo es, de un luminoso turquesa.

Será que cielo y mar conspiran con la belleza,

con ese tono azul verdoso, verde azulado, para

procurarnos luz.

22

Texto: Salud Botaro / Imagen: Sandrine Zondervan

Fue antes la sirena y vomitó el mar.

Se ahogó en un deseo líquido

(aguamarina que embriaga

casi como el licor)

A ratos laberinto azul

a ratos verde.

Nada seduce ya a su corazón de piedra.

¡Sirena fatal de cabellera larga!

¡Ave de antaño alada y carroñera!

(Ahora) atrapada en el abismo turquesa

(Pero) serena ante la eternidad turquesa.

¡Sexo de enredadera!

Todo sea por acabar con este frío de escamas.

Fue antes la rabia

y la sirena se tragó el mar.

Como si nada. Con su sonrisa de Mona Lisa atragantada.

Piedra preciosa. Aguamarina.

Locura verde y azul. Vómito turquesa.

24

Texto: Lourdes Prat Ferrer / Imagen: Esther Cuesta Sáiz

No es hermosa la ciudad cuando se cubre de gris, cuando se llena de hollín, de tóxicos y de penas.

La ciudad es hermosa cuando la ves con los ojos llenos de amor, cuando el corazón la pinta de azules, cuando la tranquilidad la cubre de turquesa, y la profundidad y la calma se te escapan del alma.

Cuando la confianza abre el ventanal, la sabiduría, con el pincel de la lealtad, alumbra la ciudad del color de las aguas del cielo eterno, y cuando ya todo es de color turquesa es cuando puedes escuchar tu canción.

Tu canción con notas de sal, con tonos de agua, con rumor de nubes...Tu canción que todo lo llena de color, de mágicos valores, tu canción turquesa, tu amuleto, tu regalo de vida, tu sedosa creación, tu sensualidad a flor de piel...

Cuando la entonas al amanecer, pintas la ciudad y sabes que la vida te protege. El turquesa es tu armonía, tu protección, tu medicina.

No es casualidad que el turquesa sea el color de la piedra de los dioses.

Serendepias de color? color garganta, color expresión, color comunicación....Color seda, color ciudad, color canción?

La vibración Turquesa, corresponde al poder de la comunicación a través del sentimiento, y es justo en este momento que se halla nuestro planeta. Pintar la ciudad de

Vibrando en luz

este color es bañarla de positividad, es darle opciones al cambio a través del corazón, de la emoción.

El turquesa es el color de la energía que emiten los artistas, los escritores y los músicos.

No es casualidad esta fusión en las páginas...todo esta unido; las sincronicidades se manifiestan cuando actuamos acordes con nuestros sentimientos.

26

Texto: Julio Pérez Manzanares / Imagen: Juan Quiñones Grimaldi

Podría ser esa Habana de regusto años cincuenta, con la predilección de aquella época por teñir de turquesa las máquinas modernas –automóviles, neveras, y todos los símbolos del American Way Of Life-. Un paraíso que para muchos se escapa como un verdadero «sueño» inalcanzable, diluido en medio de un chaparrón de media tarde. Se diría que con ese juego casi perfecto de complementarios entre el azulado automóvil en perpetuo movimiento, y la inmovilidad anaranjada de la bermuda del joven, nos encontramos con un nuevo icono de la afición decimonónica por el color azul del que tanto partido sacó Neruda; de esa moda de la «indigomanía» que codifícó el tono (y todas sus gamas, de los verdosos a los violetas), como los colores de la melancolía.

Y es que -a poco que uno siga echándole novela al asunto-, no cuesta imaginar la inmovilidad de ese muchacho, mirando a un infinito acotado por los cristales de los escaparates y los automóviles (quizá también con algo de escaparates para quienes los conducen), como aquella que provoca, precisamente, la melancolía. Esa melancolía que toma color en el moderno aparato cuya celeridad es una promesa de huida, de encontrar más allá de las bochornosas calles de La Habana cielos más azules, calles que no estén anegadas por esas lluvias que de cotidianas ya ni mojan... Un futuro tan lejano como un pequeño salto; sólo hay que dejar a un lado las turquesas cangrejeras, y descubrir que ese color, desde su mismo nombre, es el de las riquezas del Oriente –las de la segunda noche después del millar que sólo algunos saben o quieren leer; escrita sobre una piel, breve como el roce furtivo de una mano, o el instante en que se borran hasta los deseos bajo una lluvia de color turquesa.

28

Texto: Olga Bueno / Imagen: Manolo Tirado

Somos sueños sin la resaca prolongada del vacío

porque nunca se sueñan.

Somos veranos eternos inexistentes, recuerdos aleatorios

e inventados,

que no cesan nunca, que agotan, pesan y arrasan.

Somos inviernos desmembrados por querer escapar del tiempo

y camas que se elevan hacia la nada,

que caen y aplastan el subconsciente, acabando con la esperanza.

No somos horizontes lejanos, bucólicos montes, desiertos ni lagos,

un pasaporte lleno de vidas, que vuelve a ser renovado,

ni somos cielos turquesa, ni muerte plácida, ni azules océanos…

Sólo somos aquel devenir incontrolable de mentes cansadas,

De tanto sueño que nunca se sueña,

de tanta almohada gastada.

Somos Sueños

30

Texto: Gadye Cis Dese / Imagen: Antonio Gaga

Duerme la opulencia sobre la playa turquí, mestiza de sus propios colores,azul verde, verde azul, que la van invadiendo al son del cenit solar, mientras su sombra, tejido monocromo, se rinde poco a poco bajo la canícula, de soledad implacable.

Abundancia de formas, de años cosechados, de riqueza inútil y de azules consumidos en playas aturquesadas, que devuelven esa luz sobria y melancólica, casi picassiana de las épocas tristes.

32

Texto: Mercedes Escolano / Imagen: Paco Almengló

La piel es una ola de orígenes remotosque avanza ondulante

a ritmo de mareas.

La piel es balanceo,

un espejo turquesa

en el que el sol reposa a mediodía.

Los vientos van limando sus surcos

de espuma,

extrayendo ternura

donde antes hubo solo

amor a la deriva.

34

Texto: José Landi Gragera / Imagen: Paloma Navarés

Será el mismo pescador perverso

que apodó, por primera vez, a

la niña ‘princesa’. El que parió

zalamerías por su ‘boca de fresa’.

Será el que inventó el turquesa. Ni

nombre, apellido de un color. El del

pañuelo que oculta el truco. C4.

Agua. Encaja. En cajas. En cajones,

los del panel de un concurso tétrico

que dice ocultar un premio tras cada

casilla. Finge bondad. Escabechada

en líquido amniótico. Pero la dicha

prometida es un señuelo para

pescar. Si hasta se disfraza de agua,

imbécil. El juego de los barquitos.

Estás hundido desde la botadura,

podrido desde las asaduras. Pasen,

jueguen. Por si acaso. Hay una

gota de humanidad en el océano

de muerte interrumpida. Búscala.

Desgracia garantizada. Pero

inténtalo. Por cada bien oculto en

los cuadros, hay cien sátrapas, mil

violadores, un millón de asesinos.

Por cada inocente, dos millares de

rijosos, tres de torturadores. Por

cada generoso, legión de miserables.

Venga, dale. Es azul pero le llaman

turquesa. Burdo afán por endulzar el

terror salado del mar cuadrado.

36

Texto: Enrique Alcina Echeverría / Imagen: Juan Ángel Glez. de la Calle

Has tenido un sueño. Acorazados potentes, burbujas subsidiarias,

ascensores hacia el cielo urbanizable.

Enemigos en fila india y una amplia

gama de excusas. Abres las escuálidas

páginas de Cultura con una muerte

repentina. La gente murmura, los

recortables cobran vida y se arrancan

por alegrías. Patás en el suelo, golpes de

pecho, mucho dolor.

Has tenido un dueño. Tierno e

implacable, se aprovechó de ti, pregonó

tus cartas, no vengas roneando ahora.

¿Está Fulanito? No, soy mi hermano. Te

pillaron, canalla. Demasiadas canciones

de autoayuda. Un millón de amigos,

siempre quise ir a LA, obladí obladá.

Tate quieto en lo alto de tu hit parade.

Ya no tienes sueños, ni dueños. Subes

o bajas. Begin Again en Siberia, toa

la sala llena grillos. Lo que traducido

resulta: en el cine hacía un frío del

carajo y la desesperada oferta especial

de palomitas asesinas y zarzaparrilla

tamaño familiar causó estragos. Para-

zeta-moles.

Texto: Enrique Alcina Echeverría / Imagen: Juan Ángel Glez. de la Calle

38

Texto: Daniel Fopiani / Imagen: Yeyo Argüez

- ¿Qué vas a hacer, hijo?

- Voy a colorear esta jirafa, papi.

El padre rio escandalosamente mientras le alborotaba

el pelo a su hijo.

- Pero las jirafas son amarillas, no turquesas… ¡Suelta

ese color, hombre!

- No, papi, ayer soñé con una jirafa turquesa. Era muy

bonita, y además, se hizo amiga mía.

- Peque, las jirafas turquesas no existen –le contestó

el padre mientras le quitaba el color turquesa de la

mano.

- ¡Pero mi amiga es una jirafa turquesa! –contestó el

niño convencido.

- Las jirafas sólo pueden ser amarillas con manchas

negras, hijo mío, créeme, guarda el color turquesa

para colorear otra cosa. Así el dibujo te quedará más

bonito.

El niño pequeño quedó pensativo una vez que su

padre se hubo marchado de la habitación. Su amiga,

Destructor

la jirafa turquesa, quedaría como un secreto

guardado en su interior.

No volvería a contárselo a nadie.

Pero antes de colorear la jirafa de amarillo,

prefirió no darle color.

40

Texto: Paco Leal / Imagen: Blanca Orozco

Llamarte burro a ti. ¡Qué desprecio! ¿Verdad?

Qué ponderativo para lo malo (torpe como un

burro) la palabra se ha convertido en sinónimo de

hombre torpe. Recuerdo a los niños en las aulas con

el cartel sobre el pecho y dos orejas grandes sobre

sus cabezas.

Exijo piedad al mundo para contigo. Fiel

compañero del hombre desde los principios, noble

y trabajador, cómo es posible que te maltraten y te

vejen a ti, que has procesionado en las caravanas

de los reyes. Por la ruta de la seda, bajo los cielos

turquesas de Afganistán y junto a las Pirámides de

Egipto.

A ti que has cargado sobre tus lomos los

mármoles de los templos griegos y romanos y fuiste

consagrado a Príapo y acompañaste en los cortejos a

Dioniso y a la diosa Ceres.

A ti que fuiste enviado por Jupiter a entregar a los

hombres agradecidos el elixir de la eterna juventud.

A ti que eres un regalo bondadoso y pacifico.

A ti rindo pleitesía.

Llamarte burro a ti

42

Texto: Paco Medina / Imagen: Marcelo Macedo

No te engañes,

tarde o temprano acabarás balanceando el peso de tus nostalgias, de tus amores soñados, de tus prejuiciosy tus pasiones.

No te escondas,

de nada te servirán la soberbia, el orgullo o la dignidad, porque el miedo siempre pendula sobre la cabezade los hombres.

Y te juro que me rendiría ahora mismo…

si no fuera porque ya decidí reconquistar el halo turquesa de mi propia alma, dejando caer al sueloel peso de los recuerdos.

Y aquí estoy… inmóvil,

esperándote,

para cuando dejes de engañarte.

No te engañes

Los otrora felices ejércitos turquesa se aprestan a situar-se frente a frente, mas se preguntan el porqué de esta batalla... pero todos son atrevidos como el amor.Jimi Hendrix

44

Texto: India / Imagen: Nigüek

“Suenan armónicas las notas del arpa. Si. Re. Mi. La.Suenan en aire y saben a agua. Si. Re. Mi. La.

Una sirena cabellos de alga. Si. Re. Mi. La.La onda sonora, reflejo de ola. Si. Re. Mi. La.”

En el balanceo suave de las noches de mar en calma, los marineros descansaban el gusto de parar ocupando el lugar que en el día les ocupaba. Tumbados en la madera de cubierta, las piernas abiertas. Roce de brazos rugosos maltratados por el sol. Compañía. Reposo marcado en la fijación de un nuevo horizonte sin destino, la luna, serena. Un canto aprendido en travesías de altamar entonado a coro con sus voces roncas. Cantos de sirena.

“Suenan armónicas las notas del arpa. Si. Re. Mi. La.Suenan en aire y saben a agua. Si. Re. Mi. La.

Una sirena cabellos de alga. Si. Re. Mi. La.La onda sonora, reflejo de ola. Si. Re. Mi. La.”

Leyendas sobre mujeres de cabellera verde alga y cola de pez. Mujer que es flora y fauna. Mujeres que emergen del azul intenso, de la luz perdida en la profundidad marina. Cabellos color verde trenzándose en el azul del agua. Ser de pigmentos mezclados, matices verdes y azules, suben, se elevan, confluyen, verde y azul, verde y azul, azul… verde… azul… verde… forman estela color turquesa.

“Suenan armónicas las notas del arpa. Si. Re. Mi. La.Suenan en aire y saben a agua. Si. Re. Mi. La.

Una sirena cabellos de alga. Si. Re. Mi. La.La onda sonora, reflejo de ola. Si. Re. Mi. La.”

Como una nana, los marineros cantaban al ritmo binario de aquel mar en calma. Mientras, en tierra, vibra sus cuerdas un arpa que es ancla. Luz. Noche. Luna. Destello. Madera. Azul y verde acunando en turquesa.

46

Texto: Fernando Sabido Sánchez / Imagen: Virginia Marín

Existencia que emana en el color de un mar ignoto

Azul turquesa

Belleza mágica e inspiración en su naturaleza libre

Azul turquesa

Espíritu grabado a fuego en rectángulos de piedra

Azul turquesa

Agua y viento quietud imperturbable de estrellas

Azul turquesa

Dureza milenaria de espíritu y frustración del ego

Azul turquesa

Vermeer colorea vestiduras de altivas cortesanas

Azul turquesa

Laboratorios inventan rosas plagiando la textura

Azul turquesa

Pigmentos expulsan del lienzo lo clásico y es caos

Azul turquesa

Lodo trasformado en roca

Olas

Quietud

Siglos

La luz despliega todo su orgullo para teñirte de azul

Turquesa

48

Texto: Alejandro DP / Imagen: Enrique Yáñez

Érase una vez… una ninfa marina.

De las que moran en las profundidades, entre arrecifes y tesoros perdidos, donde yacen anclas, los navíos hundidos.

De las que se ven en los acantilados, sobre una roca o a nado. Quizá sumergiéndose de un modo precipitado.

De las que esperan escondidas, las que sorprenden con sus besos antes de arrebatar una vida. Las que llegan a la orilla en busca de pobres familias, un marinero o un príncipe a la deriva.

De las que protagonizan historias, cuentos y novelas, las que trataron de asesinar a Ulises o lo dieron todo por unas piernas.

De las que tienen escamas, aletas y largas melenas. Las que ocultan sus pechos con conchas o quizá con algas, las que se extienden sobre la arena.

De las que inspiraron a grandes autores, como Hans Christian Andersen, su vida y sus penas. Sus aspiraciones y sus metas. Las que sus cuentos transportaron al fondo, donde todo se funde, donde todo se eleva, donde todo se torna turquesa.

50

Texto: Inmaculada Macías / Imagen: Paola Ratazzi

Camino bastardo entre el azul de mi mar y el verde del iris, en busca de la Alicia perdida en un país

pintado en mi retina. Huele el papel a hierba con

rocío de la mañana y sigue apresurada la mirada en

zig zag imparable por un bosque encantado. Atisbo

un pueblo perdido sobre la meseta mohosa, un país

escondido, difícil de visionar, apenas en las neuronas

de Morfeo. Dejo atrás el agua marina de su adn y

busco la pasión turca que alivie la niña de mis ojos.

52

Texto: Carmen Moreno / Imagen: Jesús Arnau

Dicen que el mar tiene el color de una piedra

preciosa. No lo sé.

Advertí el turquesa naciendo debajo de sus pómulos,

unas venas marcadas a la altura de sus ojos.

A ella le gustaba el mar. Las gaviotas eran sombras

heridas en el aire.

La arena. El temblor de su vida, de su último aliento.

Dicen que el mar tiene el color de la turquesa.

Turquesa fue el color de su muerte. Así es como las

piedras preciosas se convierten en pequeños baúles

donde se encierran las vidas que arrastra la corriente.

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Texto: Macarena Cano - Manuel Díaz / Imagen: André Gorobets

Viene la luna peinando el hambre. Tejiendo trenzas de brazos en la noche. Ya bebió mi niño la leche de Hera y ahora el cielo anida en su boca un sendero de estrellas que le llevará hasta la morada de los dioses.

Mi niño sueña y su sueño es azul como las noches de hielo, como los ojos de los perros que huyen amedrentados del olor de las vísceras huecas.

Dame la mano, niño. Que viene la noche larga y hambrienta.

Trencemos los cuerpos.

Tenemos la casa más bonita del mundo. El mundo.

Mira las estrellas. Hacen cosquillas en la boca. Y les gusta nadar en tus ojos.

Acurrúcate cielo. La noche hoy está húmeda.

Acerca tu oreja. ¿Escuchas? Guardo un tambor en el pecho que ahuyenta a los grillos del hambre.

Berenice baila derramando luceros turquesas por todo el firmamento.

Arrima tus labios. Que la noche hoy tiene un secreto.Susurra azules tus sueños para encender los besos de la noche.

Los gigantes quieren soñar contigo. Ya vienen por la senda de las luciérnagas

La luna se enreda entre nosotros como un atrapasueños.

Mi niño, en mi aliento retuve el calor del día para ti.

Nana

La estrella perro ladra anunciando a Casiopea Y la Cruz del Sur brilla como nunca indicando la dirección de nuestra fiesta, en nuestra casa, la más bonita del mundo, el mundo.

56

Texto: Francisco Narla / Imagen: Diego Galindo

Thomas se acordó de los cangrejos y una sonrisa vacilante le hurgó la memoria.

Volvió a verla, a ella. tal y como había sido entonces,

radiante, preciosa. Columpiándose en una hamaca

tendida entre palmeras que arañaban aquel agua tallada

en piedras preciosas. El Caribe enmarcaba la larga melena

y los hombros desnudos, ella reía sin saber que el final

aguardaba en un sobre con el remite de un laboratorio.

Habían sido felices, mucho; hasta que, a su regreso, los

números sobre el papel habían revelado la desgracia que

asomaba tras los resultados.

Ella había reído, señalando los cangrejos que corrían por

las blancas arenas.

- Son como tú, no se sabe si vienen o van —le había dicho

entre carcajadas inocentes—. Como tú...

Ya no había cangrejos, ya no había playa. Y el Caribe no

era más que un estercolero. Solo quedaban recuerdos.

Cuentos que explicaban el pasado para asombro de

niños incrédulos que jamás verían un cielo azul.

La codicia había ganado la partida, la política se había

desvanecido en las intenciones de unos pocos visionarios

corrompidos por el poder. Todo era gris. Los peces,

las aves, las grandes manadas; no quedaba nada. Solo

desiertos, bacterias y algunos insectos. Y el hombre,

por supuesto, el hombre; inmune a la destrucción que la

misma raza había creado.

Y él ya no era más que un viejo, un viejo decrépito en un

mundo de jóvenes artificiales. Un viejo que aún la echaba

de menos.

Pasó por la cámara de descontaminación, se quitó el

mono de plástico. Se puso la sobada chaqueta y, con

dedos sudorosos guardó el pequeño tubo de cristal en

el bolsillo.

- Hasta mañana Doctor Rye, —le deseó el guarda de

seguridad cuando abandonaba el frío del laboratorio

y se internaba en el calor del desierto—, que tenga un

buen día.

58

Thomas apenas inclinó el mentón. Caminaba cabizbajo.

En sus dedos, teñidos por la edad, carcomidos por la

artrosis, sujetaba el vial.

Pasó de largo junto a su coche, abandonó el asfalto y

pisó la arena suelta que se extendía desde el complejo

gubernamental hasta el horizonte, ya no había ni matojos

que el viento vapulease. Volvió a recordar la playa, a ella.

Sacó el tubo del bolsillo. Desde la garita el guarda de

seguridad miraba intrigado.

El vidrio atrapaba un azul como el de aquel Caribe de

sus recuerdos, y sus ojos lo miraban con melancolía. Eran

solo unas gotas, como las que dejaba la espuma que se

arremolinaba en sus pies al pasear junto a ella en aquella

playa. Pero serían suficientes.

Él sería el paciente cero, el primero. Y ya no habría más

codiciosos, ni más corruptos, ni más miserias.

Alzó su mano y tiró el vial al suelo con tanta fuerza como

pudo. El tubo se rompió y aquel líquido turquesa se

esparció siseando, evaporándose.

Aspiró con fuerza y en algún lugar dentro de él las cosas

empezaron a cambiar con gran rapidez. El dolor llegó

casi al instante.

- Le he llamado Hope, como tú, mi niña, como tú, para

que nunca olviden lo que te hicieron... Te quiero...

La alarma empezó a sonar. El guardia corría hacia el viejo

virólogo, del laboratorio surgían decenas de hombres.

La muerte, diseñada en el rincón de una probeta, se

esparcía.

60

Texto: Virtudes Reza / Imagen: Conde Onofre

Si pudiera vencer a la muerte,mi cuerpo de vida sería eterno

en el ojo de cristal

que intenta averiguar el mañana.

El abanico fisurado a través de los años

se tornaría de destellos

sucumbiendo ante el turquesa de este mar

que ahoga el presente.

Si pudiera vencer a la muerte,

mi aliento buscaría

los suspiros equivocados

y retorcería el cuerpo

para buscar el perdón

tantas veces negado.

Si supiera cómo vencer a la muerte

pintaría tu cuerpo de azul-verde

hasta llegar a tus labios

en el rojo pasión

esparciendo mis brazos

hacia algún lugar

de tu arco iris.

62

Texto: Paloma García / Imagen: Dúo Equipo Creativo

Mañana de verano. El eco del mar suena a mi espalda mientras el viento

azota a transeúntes, pescadores de

balaustrada, árboles, ideas, piel

y pensamientos. Le oigo susurrar

suave, como una respiración constante

y rítmica.

Es como un imán. Un iris que se

arremolina en un rompeolas. Como un

vértigo inevitable de miradas. El color

turquesa del mar de verano me llama,

me atrapa y me libera. Pego mi cuerpo

a la ventana al Atlántico, me asomo y

respiro… Respiro mar, mis pulmones se

llenan de matices azules y verdes. Me

está llamando con un grito atávico de

olas ancestrales, un vaivén de espuma

que ha impregnado todas mis vidas y

todos mis rumbos. Me está llamando…

Mi cerebro se llena de sal y mi piel

se tiñe de Cádiz.

Ángeles Fdez. Romero / Jap Peralta / Cecilio Chaves /

Ana Cristina Doñoro / Manuel Rey Piulestán / Antonio Flor Borrego /

Fernando Batista / José Joaquín Rodríguez / José Antonio Chanivet /

Desiré Ortega Cerpa / Daniele de Picciotto / Carmen de Reyna /

Pepe Baena / Salud Botaro / Sandrine Zondervan / Lourdes Prat Ferrer /

Esther Cuesta Sáiz / Julio Pérez Manzanares / Juan Quiñones Gimaldi /

Olga Bueno / Manolo Tirado / Gadye Cis Dese / Antonio Gaga /

Mercedes Escolano / Paco Almengló / José Landi Gragera /

Paloma Navarés / Enrique Alcina Echevarría / J. Ángel Glez. de la Calle /

Daniel Fopiani / Yeyo Argüez / Paco Leal / Blanca Orozco / Paco Medina

/ Marcelo Macedo / India / Nigüek / Fernando Sabido Sánchez /

Virginia Marín / Alejandro DP / Enrique Yáñez / Inmaculada Macías /

Paola Rattazzi / Carmen Moreno / Jesús Arnau /

Macarena Cano - Manuel Díaz / André Gorobets / Francisco Narla /

Diego Galindo / Virtudes Reza / Conde Onofre / Paloma García /

Dúo Creativo

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de Escuela de Color

DirecciónJosé Alberto López

Diseño y maquetaciónPaco Mármol

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