Cronica de fiestas 2007 Castellano

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CRÓNICA DE FIESTAS 2007 [Nota: Quiero dedicar esta Crónica a Juan Antonio Gisbert Alcaraz, festero que fuera Capitán Moro en 1991 por la Comparsa Tuareg y que falleció el mismo día que la Junta de Gobierno de la Comisión de Fiestas aprobó este texto tras su primera lectura] Las Fiestas del 2006 acabaron dando paso a un pesimismo generalizado entre la población y, como consecuencia de las reflexiones posteriores, mi crónica del año pasado concluía lanzando una pregunta: ¿tan difícil nos resultaría ponernos de acuerdo en adoptar tres o cuatro medidas drásticas por el bien de la Fiesta? Me satisface decir un año después que, si quitamos el calificativo de “drásticas”, la respuesta a la pregunta es afirmativa: somos capaces. El ciclo festero que culminó en septiembre de 2007 tuvo, como digo, un mal inicio debido al desbarajuste de horarios y organización del que tanto se ha hablado, pero todas las personas que ostentaron algún cargo de responsabilidad cerraron filas ante la adversidad y se conjuraron para impedir que se repitiesen fallos tan calamitosos. A nadie le hubiera extrañado que el equipo de la Comisión de Fiestas presentara su dimisión en bloque, sin embargo no fue así (sólo lo hicieron alguno de sus miembros) y junto con Presidentes y Delegados se acometió la tarea de discutir sobre lo ocurrido, identificar sus causas y poner soluciones. Así que mientras toda España estaba pendiente de las sesiones del juicio oral contra los islamistas que cometieron los atentados del 11-M, de si Batasuna se podría presentar a las elecciones municipales, de la ruptura de la tregua de ETA, de la aplicación del régimen atenuado de prisión a De Juana Chaos, y, sobre todo, de las Elecciones Municipales, los festeros unificaban criterios en sucesivas reuniones y el día 2 de marzo se plasmó por escrito el primer borrador de lo que luego sería conocido como “Decálogo”. La Junta de Gobierno del 16 de marzo de 2007 lo aprobó sin ningún voto en contra. Y el día 14 de abril de 2007 se

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Cronica de fiestas del pasado 2007

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CRÓNICA DE FIESTAS 2007

[Nota: Quiero dedicar esta Crónica a Juan Antonio Gisbert Alcaraz, festero que fuera Capitán Moro en 1991 por la Comparsa Tuareg y que falleció el mismo día que la Junta de Gobierno de la Comisión de Fiestas aprobó este texto tras su primera lectura]

Las Fiestas del 2006 acabaron dando paso a un pesimismo generalizado entre la población y, como consecuencia de las reflexiones posteriores, mi crónica del año pasado concluía lanzando una pregunta: ¿tan difícil nos resultaría ponernos de acuerdo en adoptar tres o cuatro medidas drásticas por el bien de la Fiesta? Me satisface decir un año después que, si quitamos el calificativo de “drásticas”, la respuesta a la pregunta es afirmativa: somos capaces.

El ciclo festero que culminó en septiembre de 2007 tuvo, como digo, un mal inicio debido al desbarajuste de horarios y organización del que tanto se ha hablado, pero todas las personas que ostentaron algún cargo de responsabilidad cerraron filas ante la adversidad y se conjuraron para impedir que se repitiesen fallos tan calamitosos. A nadie le hubiera extrañado que el equipo de la Comisión de Fiestas presentara su dimisión en bloque, sin embargo no fue así (sólo lo hicieron alguno de sus miembros) y junto con Presidentes y Delegados se acometió la tarea de discutir sobre lo ocurrido, identificar sus causas y poner soluciones.

Así que mientras toda España estaba pendiente de las sesiones del juicio oral contra los islamistas que cometieron los atentados del 11-M, de si Batasuna se podría presentar a las elecciones municipales, de la ruptura de la tregua de ETA, de la aplicación del régimen atenuado de prisión a De Juana Chaos, y, sobre todo, de las Elecciones Municipales, los festeros unificaban criterios en sucesivas reuniones y el día 2 de marzo se plasmó por escrito el primer borrador de lo que luego sería conocido como “Decálogo”.

La Junta de Gobierno del 16 de marzo de 2007 lo aprobó sin ningún voto en contra. Y el día 14 de abril de 2007 se reunió la Asamblea Extraordinaria de la Comisión de Fiestas para, entre otros asuntos, ratificar el acuerdo de la Junta de Gobierno. El “Decálogo” consistía realmente en una refundición de normas, acuerdos y criterios ya adoptados en años anteriores y no siempre bien aplicados, junto a una modificación de los horarios habituales de algunos actos. Lo fundamental, según opinión propia expresada en todas esas reuniones, era darle la máxima difusión entre los festeros (de forma que nadie pudieses alegar ignorancia) y población en general (ante la que había que poner en valor el esfuerzo de consenso realizado).

Y en relación directa con lo anterior, me permitirán que introduzca en esta crónica una referencia a lo que pude observar en las Fiestas de Cocentaina, gracias a la amable invitación de mi compañero Ferrán Albors. Ya sé que las comparaciones son odiosas, que cada pueblo tiene sus especialidades... ya lo sé, pero dejen que les cuente: en Cocentaina hay 14 Comparsas y en la Entrada desfilan 28 escuadras, de las cuales sólo 4 son “especiales” (las de los respectivos Capitanes y Abanderados). Durante las escasas 5 horas que duró el desfile pude observar máxima seriedad, máxima uniformidad, máximo respeto al público y las autoridades (con giros de escuadra frente a la tribuna). Para mí fue la prueba palpable de que, salvando las distancias, lo que queríamos hacer en Ibi no era imposible.

Por segundo año consecutivo, la presentación de la Revista Oficial de Fiestas (lo que llamamos “programa”) se llevó a cabo en el Salón de Actos del Centro Cultural de la Villa, con un formato y solemnidad similares a los del año anterior. Tanto el responsable de la Revista, Antonio Teruel, como posteriormente la Alcaldesa, se dirigieron al público en valenciano, haciendo mención Maite Parra a esos sentimientos y esa ilusión que afloran entre los ibenses cuando llegan estas fechas y nos disponemos a rememorar nuestra historia. Creo que la portada de la Revista, en la que dominaba el color negro, obra de los artistas ibenses Alex Reig Marchal y Jesús Guillem Gisbert, nos sorprendió a todos por su elegante combinación de símbolos festeros y jugueteros. En su interior, las secciones habituales y, afortunadamente, un tipo de letra algo más legible.

Otras cosas me llamaron la atención al principio del mes de septiembre: una, la acertada decisión de colocar papeleras de cartón a lo largo del recorrido de “filaetes” (aunque haya que lamentar que muchos no hicieran uso de ellas y quedase gran cantidad de vasos esparcidos por la calle); otra, que desde el 1 de septiembre estuviese encendido el alumbrado extraordinario durante toda la noche (no es que me parezca mal, porque da mucho ambiente a las “filaetes”, pero a lo mejor hay que plantearse adelantar el acto de su inauguración); y otra, que los escaparates de las agencias de viajes anunciasen ofertas para Fiestas de septiembre (7 noches en Mallorca, hotel 3 estrellas, pensión completa y vuelo directo desde Alicante, todo por 400 Euros, es decir, casi como el traje especial). Por otra parte, en Radio Ibi no paraban de anunciar ofertas similares, lo que demuestra que muchos ibenses aprovechan los días de Fiestas para irse del pueblo. Sus motivos tendrán.

Personalmente, prefiero quedarme y disfrutar del contacto con mi gente. Mis amigos Luis y Ori me recuerdan que hace 25 años yo era Presidente de los Maseros y lo evocan porque ese fue su primer año como festeros. Mientras desfilaba junto a mi amigo Berna comentamos que hace 30 años, cuando empezamos como festeros, salíamos a desfilar sin pedir permiso a nadie. Nos sentíamos dueños de las calles y costó asumir que no podíamos dar un pasacalle sin informar previamente y solicitar el debido permiso.

La familia del Capitán Cristiano me hizo llegar su invitación al Concierto del 2 de septiembre, con el que iban a homenajear a Juan presentando la marcha Juvabo, compuesta por Enrique y Carlos Montesinos (ópera prima en la que apuntan maneras que el tiempo, sin duda, irá formando). El Capitán tomó la palabra para agradecer los esfuerzos de sus amigos, de su “Dansá”, de su escuadra, de su comparsa, pero se le fue la voz cuando reconoció la labor de su hija Ruth. Alguien dijo esa noche “para ser capitán hay que tener gente alrededor” y Juan, si de algo puede presumir, es de eso.

Como decía, después de varias noches funcionando, el 4 de septiembre tuvimos la tradicional cena para la “prueba” del alumbrado extraordinario. Previamente se celebró una Junta de Gobierno en el Salón de Plenos del Ayuntamiento en la que el Presidente recordó a todos los presentes el compromiso adquirido de mejorar los desfiles. La Alcaldesa tomó la palabra para pedirnos “ser implacables [...] tener mano dura y que cada cual asuma sus responsabilidades [...] evitar la falta de respeto al público […].” Y al finalizar nos deseó que “... acompañe el tiempo”.

Al día siguiente, primer día de Novena, la Iglesia de la Transfiguración del Señor se llenó de ibenses bastante antes de la hora prevista para el inicio de la ceremonia religiosa. Según he podido averiguar, Victoriano Guillem Vicedo, Rabosa, es la persona que lleva más años cantando los “gozos”, pero desde el año 1990 se va alternando con Nicolás Martínez y algún que otro tenor. Por otra parte, el coro de los niños del colegio San Juan y San Pablo, bajo la batuta de Sor Ángeles, lleva más de treinta años tratando de que la novena tenga algo de acompañamiento musical, empeño en el que colabora Francisco Torregrosa tocando el órgano desde que muchos de los asistentes tienen uso de razón.

Al terminar la ceremonia religiosa, todos se unen a la multitud que abarrota la calle para presenciar la mascletá, el castillo de fuegos artificiales, el encendido oficial de las luminarias y el pasacalle de la Banda de Ibi entre los aplausos de todos aquellos que sienten con emoción la proximidad de nuestros días más grandes.

Y con el Sainete Festero nos encontramos con otra ópera prima, en este caso del género literario. La obra Les Moretes ... en faldetes es la primera del joven e ingenioso ibense Santi Vicedo Guillem -al que desde aquí animo a seguir escribiendo- y fue representada los días 5 y 6 de septiembre por el grupo de teatro “Mai estem tots”. El autor y su familia pueden estar orgullosos porque hacer reír hoy en día es cada vez más difícil y el público que llenó el Teatro Salesiano en ambas representaciones se lo pasó en grande, gracias a la simpatía derrochada por conocidos artistas locales como Enrique Satoca o Fernando Doménech. El que más o el que menos se vio reflejado en algunas de las peripecias que pasan los personajes de la obra y, al final, hubo moraleja incluida.

En los días que preceden a las Fiestas hay lugar para todo tipo de manifestaciones artísticas, como por ejemplo, la espectacular actuación en concierto del grupo “Azul y Negro” la noche del 7 de septiembre, ante un público que, en su mayoría, había perdido la pista a esta pionera banda. Chafino se encargó de recordar en su blog que Carlos Vaso, componente principal del grupo, fue el guitarrista que ayudó a “Mecano” a grabar su primer disco en 1981.

Debido a un lamentable fallo en alguna publicación, aun queriendo ser puntual, mucha gente llegó tarde al inicio de la Exaltación Festera que, como siempre, se celebró en el Teatro Salesiano el día 8 de septiembre. Correspondía desempeñar el cargo de mantenedor a D. Vicente Barrachina Martínez, que leyó una alocución de 45 minutos. Pese a su duración, Vicente no tuvo tiempo para contar la totalidad de anécdotas y relatos que conforman esa otra historia no oficial que nadie se ocupa de escribir y que, gracias a este discurso, podrá ser transcrita a la Revista del próximo año y ser conservada para el futuro. El acto volvió a recuperar el Concierto de la “Banda Unión Musical de Ibi” como colofón, aunque me sigue pareciendo un castigo para los músicos tenerlos esperando para tocar hasta las 2 de la mañana, cuando mucha gente ya se ha marchado en el intermedio.

El domingo 9 de septiembre lucía una mañana maravillosa, perfecta para calentar el ambiente en los concursos de la Plaza de la Palla. Los Guerreros, Emilio y Ramón Mariel, ganaron la final de “Coto y Cau” a lo grande, matando a sus contrincantes “de bac”, como gusta a los campeones. Mientras esto ocurría, en la Glorieta de España los talleres y atracciones infantiles atrajeron a multitud de niños. Mediante un ingenioso

sistema de reparto de números y grupos, cientos de niños pudieron recibir su regalo sin tener que hacer grandes colas.

Cada vez son más las personas que asisten a esa cita obligada con la música festera que constituye el Extraordinario Concierto de Música Festera que se celebra junto al Castillo, a cargo de nuestra Unión Musical y bajo la batuta de Jaume Francesc Ripoll Martins. En la primera parte del concierto fueron interpretadas algunas piezas conocidas -entre las que cabe destacar las marchas moras Al Botijó (de Paco Valor), dedicada a la homónima escuadra de los Chumberos, y Al'Murabitum (de José Rafael Pascual Vilaplana), estrenada el año pasado y dedicada al que fuera Cronista de Fiestas y último Capitán Moro por la Comparsa Almorávides de Ibi-. La segunda parte fue dedicada a interpretar el repertorio que la Banda de Ibi preparó para su participación en el “V Certamen de Música Festera Altea la Vella”, donde obtuvo el Primer Premio. Para finalizar y como bis fuera de programa, la Banda interpretó la marcha contrabandista Farolero (de José María Valls Satorre), mientras en el Castillo se encendía un simpático espectáculo pirotécnico. No hay duda en calificar de éxito rotundo esta actuación. Los aficionados a este género musical disfrutaron del elevado nivel interpretativo alcanzado por nuestra Banda y sólo cabe lamentar que la retransmisión en diferido por TeleIbi, días después, tuviese un sonido tan deficiente.

El reclamo de la “Orquesta Montecarlo” fue suficiente para darle a la Verbena del Fester la relevancia que tuvo en otros tiempos. El montaje de luz, sonido y voces fue de una calidad extraordinaria, pero parece ser que absorbía más energía de la que nos podemos permitir en Ibi y saltaron los plomos. Me entretuve charlando con Antonio Armero, el Teniente Alcalde de Fiestas, quien me contó acerca de las dos semanas de trabajo intenso que llevaban en la Comisión de Fiestas, preparando actos, confeccionando carteles para organizar el desfile de la Entrada y con la ilusión puesta en poder cumplir con el “Decálogo” del que tanto se hablaba en esos días.

Por la mañana del día 13 de septiembre, varios policías municipales, situados en lugares estratégicos, hacían lo posible por darle fluidez al tráfico por unas calles vibrantes de actividad. Nada más terminar la Novena, la acción se trasladó al balcón de la Casa Consistorial desde el que la Alcaldesa de la Villa pronunció su Pregón en valenciano, en el que pedía “...puertas y ventanas abiertas, igual que nuestros corazones...”. La Banda de Ibi interpretó el himno nacional y el grupo “Castell Vermell” la fanfarria El Pregó con intención de toque de silencio que, como dice Bene, clama al público impaciente de “olleta” que la fiesta ya ha llegado.

Lo que ocurre a partir de este momento (alegría, cena, bebida, música y jolgorio) pertenece al ámbito íntimo de cada Comparsa. El único testimonio visible aparece horas más tarde en forma de grupos perfectamente uniformados: una compañía entera de la Legión, una tuna completa, la licenciatura de los maseros “sabios”, Fiona y un puñado de Srecks clónicos, bailarinas, coralistas y camelleros tuareg por doquier.

Los excesos de la noche de la Olleta se pagan al día siguiente, y el primer daño colateral lo sufre la Diana, a la que acuden contados festeros y escaso público. Ello no impidió que cada escuadra, perfectamente uniformada, cumpliese la misión de representar a su Comparsa en este primer acto de la trilogía festera.

La Entrada Cristiana comenzó a la hora prevista. Sin retraso alguno, el boato del Capitán Cristiano cumplía con el horario establecido y las primeras plataformas llegaban ante la tribuna del Ayuntamiento pasados doce minutos de las once de la mañana. Se tenían serias dudas de que un boato tan numeroso como el que presentaba el Capitán Cristiano pudiese desfilar dentro del espacio temporal previsto, pero Juan Valls se había comprometido a ello y lo cumplió. La escuadra Ausonia, de amigos del Capitán, desfiló acompañada del grupo “Castell Vermell” que interpretaba la pieza Nit de llampecs, sardana obra del prolífico autor Pablo Herrero, ofrecida en primicia en formato de marcha cristiana.

De forma extraordinariamente ordenada y compacta, escuadras, plataformas, maquetas, bandas, carros y carrozas, pasaron frente a los espectadores sin apenas detenerse. El impresionante esfuerzo de Ruth Valls, diseñadora de todo el conjunto, tuvo como recompensa un permanente aplauso del público que asistía encantado a este derroche de imaginación hecho realidad por el trabajo de toda la familia y amigos del Capitán. La Comparsa de Guerreros, así como la mayor parte de Comparsas Cristianas, estuvo a la altura de su Capitán y desfilaron dentro de los horarios previstos. Como nota emotiva destacaré que “Castell Vermell” acompañó a la Abanderada de la Comparsa Cides, María-Luz Martínez López, estrenando la marcha cristiana Llums, ofrecida en homenaje a ella y a su madre, Luz López Lozano, fallecida días después del Avís.

Por su parte, la Comparsa Mozárabes había preparado algo especial para celebrar el 25 aniversario de su fundación. Participaron todas las abanderadas y sus cuatro Capitanes, junto a festeros ataviados con los tres trajes oficiales que ha tenido la Comparsa y otros llegados de Almansa, localidad en la que los Mozárabes son del Bando Moro, para culminar con un dragón gigante en movimiento que transportaba a la Abanderada.

Con un público que se marchaba a comer a una hora razonable, los responsables de la organización respiraban un poco más tranquilos y se tomaban un descanso antes de afrontar la siguiente prueba de fuego. Sin embargo, el descanso se tornó en nerviosismo cuando la lluvia hizo su inoportuna aparición en escena. De nuevo la duda ante el imprevisto: ¿qué hacer?, ¿qué les decimos a los músicos?, ¿cuándo parará de llover?... En Ibi vamos acostumbrándonos a reaccionar ante estas adversidades y hoy en día contamos, además, con la inestimable ayuda de una emisora de TV Local que mantiene a todo el pueblo informado. Así que nada más comprobar que el temporal escampaba, se volvía a convocar a todos los ibenses al inicio de la Entrada Mora, que tuvo lugar a las 19,15 horas (es decir, con más de dos horas de retraso respecto al horario previsto).

La lluvia no había conseguido borrar el empeño de toda la comunidad festera en cumplir unos horarios razonables y el Bando Moro, en conjunto, estuvo a la altura del Cristiano. Un magnífico boato integrado por camellos, carrozas, escuadras, ballets y caballos, precedía a la carroza del Capitán Moro, José-Joaquín Armero López, con un original diseño en el que se exhibían cuatro misteriosas mujeres, con el cuerpo semidesnudo y cubierto de un maquillaje que no ocultaba parte de sus encantos naturales. El Capitán, verdadero artífice del diseño de todo el conjunto, no podía disimular su satisfacción ante los aplausos del público que, en su mayoría, valoraba positivamente su atrevimiento. Parece increíble que el Capitán, con la única ayuda de su hermano, fuera capaz de montar tal espectáculo, demostrando que trabajando en solitario también se consiguen grandes logros.

De entre los incontables detalles de la Entrada Mora me gustaría destacar que la escuadra “Abisinios”, de la Comparsa Piratas, celebraba su X Aniversario; que la “Unión Musical de La Cañada”, junto con un grupo de “xaramiters” de “Castell Vermell” estrenó la marcha mora titulada Caxirri, compuesta por Bene Ripoll Belda y que los amigos de Emilio Valero Pina habían encargado como regalo por su 50 cumpleaños. La mención a todos los protagonistas excede de la misión de esta crónica y baste reconocer a todo el Bando Moro el esfuerzo realizado para conseguir que la entrada finalizase a una hora razonable. El público, por su parte, nos recompensó a todos aguantando hasta el final, quizás también para contemplar el paso de la Comparsa Almorávides, que estrenaba su nuevo traje oficial.

Esa misma noche, en los zocos, y al día siguiente, en las calles, no se hablaba de otra cosa: ¡Qué bien ha salido todo! y ¡Que satisfechos estamos!. Todos habíamos comprobado que era posible conseguirlo (y que incluso podríamos mejorarlo). Los festeros ibenses no podemos pensar que la Fiesta tiene un “piloto automático” que se encarga de llevar las cosas a su sitio. No, cada año es un nuevo examen para el que hay que estudiar, prepararse, concentrarse y dejar el mínimo espacio a los imprevistos. Todos juntos lo podemos conseguir. Lo ocurrido en 2006 no era culpa exclusiva del Alcalde de Fiestas, al que tan injustamente se le crucificó el año pasado y que tuvo la gallardía de no abandonar su responsabilidad. A la vista de lo acontecido este año, Emilio Barrios podrá ir con la cara muy alta y me alegro por él.

En la mañana del sábado 15 de septiembre, Capitanes y Abanderadas se concentraban para acudir a la Misa del Fester, en la que el cura oficiante sugería a todas las Comparsas que destinasen el 0,7 % de su presupuesto a obras de beneficencia, algo que ya habían pedido las Camareras de la Virgen en una entrevista radiofónica de días anteriores. Recuerdo que hace años hice esa propuesta en mi Comparsa, que la aprobó no sin fuertes reticencias, pero responsables de directivas posteriores han omitido esta asignación.

Mientras Capitanes, Abanderadas y autoridades llegaban a la tribuna del Ayuntamiento, frente al Patronato se hacían auténticos esfuerzos para organizar el arranque del Desfile Infantil. La gran cantidad de niños y niñas que participaron supuso un verdadero reto para los organizadores, pero una vez más la responsabilidad estuvo por encima del menfotismo.

Así pues, nadie se relajó hasta que el barco repleto de Almorávides cerró el pasacalle dando paso inmediatamente al Contrabando, donde los Maseros saludaban a los Contrabandistas con cánticos alusivos a la condición de Reyes Magos de algunos de sus componentes. Entre los productos de contrabando que tradicionalmente ofrece Veri a Corneta, este año se incluyeron unas mantas de Bocairente (decía que para tapar un poco a las chicas que llevaba la carroza del Capitán Moro).

La puntualidad con la que se iban desarrollando los actos permitió incluso llevar a cabo la visita a los ancianos del Asilo de San Joaquín, que pudieron disfrutar unos minutos de la presencia de las Abanderadas, Capitanes, festeros y músicos, en lo que viene a constituir uno de los momentos más ocultos y entrañables de nuestras Fiestas.

Por el contrario, la condición puramente bélica de las Fiestas se pone de manifiesto poco después, en el Alardo. El primero de ellos, que transcurre por la calle Constitución hasta el Castillo, era iniciado por el Cop de la Comparsa Almogávares, desempeñado por un grupo de amigos formado por Mariano Díaz, Jesús Miñano y el italiano Daniele Mutti. En la parte central de la batalla, los cinco cargadores del Capitán Cristino poco pudieron hacer contra los ocho que formaban el equipo del Moro, por lo que no es de extrañar que tuviese que batirse en retirada. Cerrando el avance de las huestes de la media luna, el Cop de la Comparsa Almorávides, José Miguel Amorós Valdés, armado con un trabuco impresionante, ejecutaba la ceremonia del disparo como pocas veces he podido contemplar. Conforme avanzaba en dirección al Castillo, sus disparos prendían fuego a la abundante pólvora del suelo, generando fugaces pero peligrosas llamaradas que daban un tinte espectacular a su cadencioso avance.

Tras la contienda se escenificó la Embajada Mora, con poca asistencia de público y de festeros; curiosamente, un grupo de músicos sentados en las tribunas de la calle Joaquín Vilanova estuvieron incordiando todo el acto, molestando al Embajador y a los pocos que prestaban atención al parlamento (siempre hay alguien dispuesto a boicotear una conversación de paz).

Y como no sólo de Fiesta viven los ibenses, poco antes de empezar la Ofrenda de Flores, algunos tuvieron tiempo de ver el final del partido de semifinales en el que España derrotaba a Grecia y se plantaba en la final del Eurobasquet. La Ofrenda se inició con un mínimo retraso y transcurrió con bastante ritmo; todos los participantes achicaron espacios para imprimir un mayor dinamismo al desfile, con lo que se consiguió que en apenas noventa minutos pasasen todos por la tribuna del Ayuntamiento. Creo que es mi obligación hacerme eco de algunos comentarios recibidos acerca de la defectuosa iluminación que se instala en la zona del Ayuntamiento y que impide que la retransmisión del acto se realice en buenas condiciones. Los focos, situados frente a las cámaras de TV, obligan a filmar a contraluz, todo lo cual repercute de forma bastante negativa en las imágenes que llegan a los hogares.

Nuestro programa de actos es exigente en grado sumo y el que se lo toma en serio tiene que madrugar el domingo para acudir a la Guerrilla. Resultó descorazonador comprobar que a la cita faltaron tres Abanderadas (Mozárabes, Mudéjares y Tuareg). Al indagar sobre el hecho a los Delegados, se me contestó que, al parecer, tenían problemas. No insistiré más, pero comparto la opinión de todos aquellos para los que el puesto de la Abanderada está, siempre y sin excepción, junto a los festeros de su comparsa. Mal podemos pedirles a ellos que se sacrifiquen y madruguen para el tiro si su Abanderada no lo hace. No deberíamos permitir que las obligaciones sustanciales de las Abanderadas sucumban frente a los aspectos secundarios (vestimentas, peluquería, maquillaje, etc.).

Mientras finalizaban los disparos y el Bando Moro se retiraba al Castillo, en lo que sería un adelanto de su derrota final, el Moro Traidor, encarnado por Pedro Beneyto, Bailarina, era bajado entre empujones y patadas por un grupo de Chumberos dispuestos a fusilarlo, no sin antes celebrar un Juicio Sumarísimo preñado de simpáticas alusiones a la política local, al Decálogo y a los personajes festeros.

No cabe duda de que hay que correr mucho si se quiere dejar el trabuco, acudir al zoco a almorzar y cambiarse para acudir a la Misa Mayor, pero así es la Fiesta (luego tenemos todo el año para descansar). En el sermón, mosén Enrique Abad insistió en que la Fiesta brinda una ocasión propicia para la integración, haciendo bastantes referencias a la comunión de ideas, al respeto al no creyente, a la necesidad de considerar la parroquia como algo de todos -también de los no creyentes- que presta un servicio a la comunidad, y en el caso concreto del templo de la Transfiguración, a la necesidad de implicar a toda la sociedad ibense en su necesaria restauración (cuyas obras están a punto de comenzar cuando ultimo la redacción de esta crónica).

El guión dice que en el Alardo de esa misma tarde las huestes cristianas tienen que derrotar a las musulmanas. Nadie osa alterar esa inapelable trama y el Capitán Cotorra consigue imponerse al Capitán Apache, encerrándolo en el Castillo antes de dirigirle su Embajada final. Esta vez, el público abarrota los aledaños del Castillo porque saben que inmediatamente tiene lugar la emocionante Vuelta al Castillo, acto en el que los ibenses nos comprometemos con la continuidad de nuestras Fiestas.

De nuevo pudimos observar que dos festeros natos, de los comprometidos con sus Comparsas, tomarían el relevo. Pascual Gisbert Peidró será el Capitán Cristiano por la Comparsa Contrabandistas, acompañado de Julia Esteve como Abanderada; además, Beatriz Valls será la Abanderada de la Comparsa Guerreros; Carmen Latorre la de los Almogávares; Begoña López la de los Templarios; Elvira Albert la de los Maseros y Miriam Sala la de los Mozárabes. En cuanto al Bando Moro, Mario Mira Pérez será el Capitán Moro por la Comparsa Piratas, junto a su Abanderada Clara Torró; Raquel Cespedosa será la Abanderada de los Mudéjares; Clara Serrano la de los Tuareg; y Rosa Luzón la de los Argelianos.

Triste conclusión de lo anterior: cuatro Comparsas sin Abanderada (Cides, Beduinos, Almorávides y Chumberos). En las Comparsas y en la Comisión se pierden horas y horas discutiendo sobre los motivos que provocan estas ausencias, pues son varios y con distinta influencia, pero parece que la mayoría opina que la cuestión económica está en la base del problema. En un pueblo como Ibi cuesta encontrar a catorce familias o personas dispuestas, cada año, al sacrificio económico que supone asumir el cargo de Abanderada.

La Procesión empezó tan puntual que hubo festeros y festeras que no llegaron a tiempo (quizás porque no quisieron perderse la final del Eurobasquet, en la que España acabó perdiendo frente a Rusia). La imagen de la Patrona de Ibi, en cuyo honor se celebran tradicionalmente estas Fiestas de Moros y Cristianos, recorrió las calles entre el respetuoso silencio de todos aquellos que quisieron acompañarla.

Este cronista se alegra de poder terminar esta crónica con optimismo, en contraste con lo escrito el año anterior. Desde todos los ámbitos llegaron felicitaciones a los organizadores, como por ejemplo, las de la alcaldesa y el actual equipo de gobierno a la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos por su excelente organización en estas pasadas Fiestas Mayores, haciéndolas extensivas a cargos festeros, a todas las Comparsas y sus directivas, y a todo el pueblo, por “la gran labor común para que las fiestas en honor a la Patrona hayan sido tan espectaculares y brillantes y para que lo sigan siendo siempre”.

José Vicente Verdú Gisbert

Cronista de la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos de Ibi