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CRONICA EL MUNDO DOMINGO 14. SEPTIEMBRE 2008 AÑO XX. NÚMERO 674 Fosa abierta en una cuneta donde fueron depositados los cadáveres de un grupo de jóvenes libertarios asesinados por milicianos antifascistas, en 1937. 982 CRÍMENES SIN MEMORIA HISTÓRICA Es la lista más incómoda para los defensores de la Ley de la Memoria Histórica. En el fusilamiento de estos mil antifascistas por republicanos no intervino Franco. Un periodista los rescata del olvido, elabora un documento y se lo entrega a Garzón Encuentro CON LA ESPERANZA DEL HÉROE NEIRA Un día con Isabel, la esposa del profesor en coma: de la capilla a la UCI 4 Personajes Infanta Elena. Mañana comenzará su nuevo trabajo en la Fundación Mapfre. / 13 Sarah Palin. Wooter, el cuñado que podría amargarle la campaña. / 15 10 Accidente LA SEGUNDA MUERTE DE ANA Y CRISTINA La madre biológica que las dio en adopción llora su pérdida en el siniestro de Barajas 6 Paralimpiada LA MAYOR AZAÑA DE ABDERRAMÁN Llegó en patera y sin un brazo. Compitió descalzo. Ahora es medalla de plata 8 Persecución LA CRUCIFIXIÓN DEL CURA SANDINISTA Cardenal, la cara de la revolución nicaragüense, perseguido por Ortega EXCLUSIVA: LOS OTROS MUERTOS PERDIDOS DE LOS QUE NADIE QUIERE HABLAR

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CRONICAEL MUNDO

DOMINGO 14. SEPTIEMBRE 2008AÑO XX. NÚMERO 674

Fosa abierta en una cuneta donde fueron depositados los cadáveres de un grupo de jóvenes libertarios asesinados por milicianos antifascistas, en 1937.

982 CRÍMENES SINMEMORIA HISTÓRICA

Es la lista más incómoda para los defensores de la Ley de la Memoria Histórica. Enel fusilamiento de estos mil antifascistas por republicanos no intervino Franco. Unperiodista los rescata del olvido, elabora un documento y se lo entrega a Garzón

EncuentroCON LA ESPERANZADEL HÉROE NEIRA

Un día con Isabel, laesposa del profesor encoma: de la capilla a la UCI

4

PersonajesInfanta Elena. Mañanacomenzará su nuevo trabajo en laFundación Mapfre. / 13Sarah Palin. Wooter, el cuñado quepodría amargarle la campaña. / 15

10

AccidenteLA SEGUNDA MUERTEDE ANA Y CRISTINA

La madre biológica que las dioen adopción llora su pérdidaen el siniestro de Barajas

6

ParalimpiadaLA MAYOR AZAÑADE ABDERRAMÁN

Llegó en patera y sin unbrazo. Compitió descalzo.Ahora es medalla de plata

8

PersecuciónLA CRUCIFIXIÓN DELCURA SANDINISTA

Cardenal, la cara de larevolución nicaragüense,perseguido por Ortega

EXCLUSIVA: LOS OTROS MUERTOS PERDIDOS DE LOS QUE NADIE QUIERE HABLAR

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MANUEL AGUILERA

l coronel Luis Barcelóno era comunista perose había afiliado al PCEporque simpatizaba con

su política de guerra. Fue el penúlti-mo fusilado por su propio bando, elrepublicano, apenas 12 días antes delfin de la guerra. 18 de marzo de 1939.Cementerio Este de Madrid. Un pelo-tón de soldados republicanos apuntaal coronel. Pidió que no le vendaranlos ojos, y en el último momento le-vantó el puño. La ráfaga no pudo si-lenciar su gritó: «¡Viva la República!».Cuatro días después, otro comunista,José Conesa Arteaga, cerraba la listamás infame. En el mismo cementerio,

ante el mismo pelotón, con las órde-nes del mismo verdugo: el coronel Ca-sado, presidente del Consejo Nacio-nal de Defensa de Madrid. Seis díasdespués caía Madrid. La guerra no du-ró ni un mes más.

Rojos contra rojos. Socialistasdisparados en la nuca por comunis-tas junto a una estatua de Pablo Igle-sias, anarquistas aniquilados por losdel puño y la rosa... Llevo cinco añosinvestigando y ahora con el debateabierto de la Memoria Histórica, lopuedo contar. Esta es la historia dela otra lista sangrienta de la GuerraCivil. Mi lista: 982 antifascistas ase-sinados por antifascistas en el ban-do republicano. Muchos de ellos es-tán en fosas perdidas.

Noche del 3 al 4 de mayo de 1937.Barcelona dormía en relativa paz.Poco o nada hacía pensar que du-rante el día comunistas, nacionalis-tas y anarquistas habían estadocombatiendo de nuevo en sus calles.Pero esta vez la lucha había sido en-tre ellos mismos. Rojos contra rojos.A escasos 200 metros de la Generali-tat, varios Mossos d’Esquadra en-cargados de defender la sede delGobierno catalán charlaban con suscompañeros comunistas de la Plazadel Ángel. Sentados en la barricada,junto a las ametralladoras, malde-cían a su nuevo enemigo: «Estosmurcianos nos van a hacer perder laguerra». «Tienen aterrorizado elcampo con sus experimentos colec-

tivistas. Al campesino que no lesobedece, lo fusilan». En ese momen-to, dieron el alto a dos jóvenes que,un tanto despistados, se dirigían aledificio de la CNT en la Vía Laieta-na. «Éstos también son italianos,fascistas encubiertos, contrarrevo-lucionarios», sentenció uno de ellos.«¡Llevadlos a la Generalitat!».

Eran Lorenzo De Peretti y Adria-no Ferrari, veinteañeros anarquistasque se habían escapado de su casaen Milán para combatir al ejércitode Franco. Apenas sabían español ymenos catalán. No entendían dondeles llevaban. A culatazo limpio losplantaron en la plaza de Sant Jau-me, donde se encontraron con los

ultranacionalistas de Estat Català,los que más odiaban a los anarquis-tas. Los que hacían de guardia per-sonal del president Companys no lodudaron. Llevaron a los detenidos aun lateral del edificio y los fusilaron.

Protegidos por la noche y la con-fusión de aquellas horas, sus ejecu-tores abandonaron los cuerpos enuna callejuela cercana. «A estos des-graciados nadie los reclamará»,pensaron. Pero la verdad siempre seabre paso. Los archivos del PCE, delRegistro Civil de Barcelona y un li-bro de su compañero Aldo Aguzzihan permitido reconstruir aquel cri-men. El cometido por republicanoscontra sus propios compañeros dearmas. La olvidada guerra civil den-tro de la Guerra Civil.

Indalecio Prieto, ministro de De-fensa de la República, recibió consemblante triste a los periodistas el30 de agosto de 1937. Toda la franjadel norte republicano —País Vasco,Cantabria, Asturias y parte de Le-ón— acababa de caer en manos delbando nacional. La primera pregun-ta fue: «¿Cuál ha sido la causa?». Él,de ojos grandes y barriga generosa,se quedó pensativo y contestó: «¡LaSexta Columna! Los antagonismospolíticos y su conjunto corrosivo».Al leer esta frase supe que había te-ma de sobra para una tesis doctoral.¿Se habían matado tanto entre sí losantifascistas como para afectar alcurso de la guerra?

En aquel momento, el listado deasesinados que tenía en mi ordena-dor era muy corto. Los 218 contadosanteriormente por los historiadoresSolé y Villarroya y algún otro perdi-do. Sin embargo, poco tardaron enaumentar. Cada día de archivo o dehemeroteca me aportaba casi siem-pre uno nuevo. Los casos se amonto-naban con rapidez.

El 4 de mayo de 1937, nada másamanecer, los anarquistas atacaronpor diferentes calles la plaza deSant Jaume. Los Mossos y naciona-listas que defendían el enclave nohablaban del asesinato cometido lanoche anterior. Simplemente, se-guían maldiciendo a sus oponentesporque no les daban tregua. Mien-tras, en Sant Andreu, en las afuerasde Barcelona, el secretario de lasJuventudes Libertarias del barrioesperaba a sus correligionarios. Po-

co a poco llegaban anarquistas conlas armas que habían podido conse-guir (escopetas, fusiles y granadas).La mayoría era demasiado joven pa-ra ir al frente o estaba de permiso.«¡Venga, subid rápido que en el co-mité regional nos necesitan!». Al fi-nal, se montaron en el vehículo 12;dos delante y 10 detrás. «Con estosamigos de los burgueses no tene-mos ni para empezar, ya veréis,cuando Barcelona sea nuestra ire-mos después a Valencia», comentóuno de ellos. El transporte públicoestaba en huelga y los comercioshabían cerrado por miedo. Alguienles avisó que bajar por el Passeig deGràcia era un suicidio. «Mejor dar

un rodeo por el Parc de la Ciutade-lla». Allí les esperaba un control demilicianos comunistas de la Colum-na Carlos Marx. No hubo respuestaposible. Enseguida se vieron rodea-dos de fusiles y ametralladoras. Ba-jaron del camión con las manos enalto y fueron trasladados al cuartelVoroshilov. Los torturaron durantevarias horas, llegando a amputarlesdedos o testículos, hasta que deci-dieron sacarlos de allí para no dejarrastro. Maniatados y moribundoslos trasladaron camuflados en am-bulancias hasta la confluencia delas carreteras de Cerdanyola y Be-llaterra. En una cuneta, recibieronel tiro de gracia. Los encontraroncinco días después, por lo que suidentificación fue imposible.

MASACRE DEL DÍA 4En mi tesis para doctorarme en Pe-riodismo por la Universidad CEU-San Pablo, gracias a la documenta-ción bibliográfica y de archivos, apa-rece el listado de las víctimas deaquella masacre del día 4. El númeroiba aumentando y aquella lucha fra-tricida revelaba episodios cada vezmás atroces. La prensa y el archivode la Causa General me informabande multitud de asesinatos en pueblosaislados de la retaguardia. Por ejem-plo, en el pequeño pueblo de Oliete(Teruel) el 7 de mayo de 1937 apare-ció un grupo de anarquistas y detuvoa cuatro antifascistas, militantes dosdel PCE, otro de UGT y otro de Iz-quierda Republicana. Los apresaronsin justificación alguna y los asesina-ron a tres kilómetros del pueblo. Uninforme asegura que «a pesar de lle-var armas los agresores, prefirieronhacerlo a cuchilladas».

Casos similares vivieron militan-tes de todas las ideologías antifascis-tas, aunque destaca la sufrida por elPartido Obrero de Unificación Mar-xista (POUM). Además de la archi-conocida desaparición de su líder,Andreu Nin, decenas de sus militan-tes fueron aniquilados. Tras decla-rar el Gobierno de la República ile-gal el partido, la Guardia de Asaltocomenzó a llamar a las puertas desus afiliados y a enterrarlos en fosasque nadie ha encontrado aún: KurtLandau, Hans Freund, Erwin Wolf...

En el frente, los soldados anar-

INVESTIGACIÓN / CRÍMENES SIN MEMORIA HISTÓRICA

Cada día de pesquisas descubría nuevos asesinados. Muchosde los 982 de esta lista de antifascistas están enterrados en fosas perdidas

«YO MISMO LE METÍ UN CARGADOREN LA CABEZA JUNTO A LAESTATUA DE PABLO IGLESIAS»

ASESINADOS. De arriba abajo, el socialista Ángel Peinado Leal; Camilo Berneri, anaquista italiano; el co-ronel Luis Barceló Jové, del PCE; Andreu Nin, líder del POUM, y Francesco Barbieri, anarquista italiano.

FOTOS: EL MUNDO / ARCHIVO JOSÉ LATOVA

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EL MUNDO / AÑO XVI, NÚMERO 437 CRÓNICA DOMINGO 14 DE SEPTIEMBRE DE 20082

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quistas y del POUM tenían a su prin-cipal enemigo en los oficiales comu-nistas. El método era ordenarlespresentarse en un puesto de mandode la retaguardia y asesinarles allímismo. Así cayeron poumistas co-mo José Hervás, José Meca y JaumeTrepat en marzo de 1938. La CNTllegó a ordenar a sus militantes que«cuando sean llamados por un jefemarxista, no vayan solos».

Una historia escalofriante fue laque leí en el libro del propio ejecutorde un asesinato, el coronel comunis-ta David Alfaro Siqueiros. Una no-che de julio de 1937 en Valsequillo(Córdoba) le trajeron a su puesto demando un soldado de 25 años quehabían detenido por hacer «propa-ganda derrotista entre las tropas,con los argumentos característicosdel POUM». Le dijo que se sentara y

cenara bien, mientras comentó a sussubalternos que después lo fusilaría.Nadie le tomó en serio. Una horadespués lo llevaron a una cuneta le-jana y el coronel le pegó dos tiros. Elcrimen fue tan atroz y sorprendiótanto a los presentes que el chófer sepuso nervioso y al dar la vuelta al co-che se equivocó y pasó por encimadel cadáver del chico.

En todos los archivos históricoshay una situación que se repite confrecuencia. Llegan descendientesde algún fusilado o desaparecido ypreguntan por él. La respuesta sue-le ser negativa, pues sólo existenlistados de oficiales del Ejército dela República y sin apenas informa-ción. En mi listado tenía tanto a los

fallecidos como a supervivientes dela guerra. Dar alguna pista sobre suparadero es la mayor satisfacciónpara un investigador. He ofrecidodatos sobre personas en multitudde ocasiones y siempre tengo unaextraña sensación al hablar a al-guien sobre su propio familiar. Undía que me llamó un amigo parapreguntarme si sabía quién habíasacado a su abuelo de la cárcel Mo-delo de Madrid al inicio de la gue-rra. Hubo suerte y su abuela se en-teró con 90 años de quién había sal-vado a su marido.

La mañana del 5 de mayo de 1937los Mossos d’Esquadra y los miem-bros de Estat Català habían conse-

guido hacer retroceder una vez mása los anarquistas. La ejecución deaquéllos dos jóvenes italianos habíapasado desapercibida. Ahora anhe-laban que todo acabara cuanto an-tes. Sin embargo, a media mañanales llegó una penosa noticia. Susenemigos acababan de abatir en lacalle Casp al nuevo conseller de Tra-bajo, Antoni Sesé. Su coche oficialcogió el camino equivocado a la Ge-neralitat, y se encontró de frente conuna barricada anarquista que no fa-lló. Murió al instante. En la plaza deSant Jaume pidieron venganza.

CADÁVERES EN LA CALLEApenas dos horas después un grupode Mossos bajó de nuevo hasta la Pla-za del Ángel y pidió a los comunistasque allí se encontraban la cabeza delos populares anarquistas italianosCamilo Berneri y Francesco Barbieri,cuyo domicilio se encontraba allímismo. Éstos no eran hombres de ar-mas sino intelectuales que se habíantrasladado a Barcelona para escribirsobre la revolución libertaria. Berne-ri había escrito la noche anterior enuna carta a su hija lo siguiente: «Estanoche todo está tranquilo y esperoque la crisis se resuelva sin ulterioresconflictos que puedan comprometerla guerra. ¡Cuánto daño hacen los co-munistas también aquí!».

Sus esposas abrieron a los poli-cías que amenazaban con derribarla puerta. La compañera de Barbie-ri preguntó: «¿Por qué venís a pornosotros si somos anarquistas, esdecir, antifascistas?». El guardia lescontestó: «Precisamente porquesois anarquistas, sois contrarrevo-lucionarios». Como había ocurridocon Peretti y Ferrari, trasladaron alos anarquistas a la plaza de SantJaume y los ejecutaron. Esta vez nose molestaron en abandonar loscuerpos muy lejos, los dejaron en lacalle Paradís, a escasos metros dela sede del Gobierno catalán.

A medida que mi investigacióniba tocando a su fin, me convencíamás de la necesidad de unificar loslistados de asesinados. Conocí aotros doctorandos que tenían suspropias listas y pudimos ayudarnosunos a otros. Si estuvieran todos enuno, muchos descendientes deaquellas víctimas dejarían de estar

eternamente buscando. Obviamen-te, fui consciente de que jamás seconseguirá un inventario completo.

Un día buscando en Madrid lacasa donde se ubicó un cuartel co-munista, comencé a preguntar a losancianos que me cruzaba. Una mu-jer me preguntó de qué trataba miinvestigación y al explicársela medio una respuesta diferente a todaslas que me había encontrado hastaese momento: «¡Ah! Sí, a mi vecinalos comunistas le mataron a su hijosocialista al final de la guerra enplena calle Luchana, se llamaba Cé-sar». Se refería al Golpe del coronelCasado, unos combates ocurridosen la capital también entre comu-

nistas, socialistas y anarquistas.Durante el Golpe de Casado, en

marzo de 1939, se produjeronigualmente numerosos asesinatosentre antifascistas. El comunistaFernández Cortinas cuenta en uninforme cómo ejecutó al coman-dante socialista Carlos Bellido en elCírculo Socialista: «Saqué a Bellidodel Círculo, y en el jardín, junto a laestatua de Pablo Iglesias, le metí yomismo un cargador en la cabeza».Unos dirigentes del PCE tambiénasesinaron junto al Palacio de ElPardo, sin motivo aparente, a trestenientes coroneles republicanos yal comisario socialista Ángel Peina-do Leal. No obstante, al perder loscomunistas la batalla, el coronelCasado fusiló a dos de ellos comorepresalia.

Terminada la guerra (abril del39), mi listado de víctimas arroja 982nombres. Una de las dos últimas fueel coronel Luis Barceló. Habla paraCrónica su nieto, Roberto CompanyBarceló: «Lo fusilaron los antifascis-tas traidores y derrotistas. A nuestrafamilia no nos queda ni el consuelode que fuera ejecutado por Franco,como el resto de republicanos». Unabuelo más entre los olvidados.

El pasado 1 de septiembre eljuez Garzón anunció una macroin-vestigación judicial sobre los asesi-nados en la Guerra Civil y la prime-ra época del franquismo. Pidió loslistados de asesinados a ayunta-mientos y parroquias. Jamás mehubiera imaginado que la unifica-ción de las listas, esa que yo creoque puede ayudar a las familias, seprodujera en la Audiencia Nacio-nal. Allí acudí.

Jueves 11 de septiembre. 11.45horas. Subo al Juzgado de Instruc-ción nº 5 con el listado de 982 anti-fascistas asesinados por la Repúbli-ca. Pido entregárselo personalmen-te al juez Baltasar Garzón. Una fun-cionaria me sugiere que espere, pe-ro que lo ve difícil. Lo consulta y medice que pase. Garzón me espera-ba. Le estrecho la mano y le entregoel listado (86 folios) mientras le ex-plico de quiénes se trata. Él me es-cucha atentamente y me pide unnúmero de contacto, que yo habíaadjuntado en una carta. De nuevonos damos la mano y nos despedi-mos. Parecía estar muy ocupado.

El nieto de un coronel comunista: «A nuestra familia no nos queda ni elconsuelo de que fuera ejecutado por Franco como otros republicanos»

«¿POR QUÉ VENÍS A PORNOSOTROS SI SOMOS ANARQUISTAS,ES DECIR, ANTIFASCISTAS?»

«LOS COMUNISTAS MATARONAL HIJO SOCIALISTA DE MI VECINAAL FINAL DE LA GUERRA»

86 FOLIOS. El autor de la investigación con la lista de los 982 asesinados que entregó al juez Garzón. Ma-nuel Aguilera (en la foto, a la entrada de la Audiencia Nacional) ha tardado cinco años en completar el estudio.

ANTONIO XOUBANOVA

EL MUNDO / AÑO XVI, NÚMERO 437 CRÓNICA DOMINGO 14 DE SEPTIEMBRE DE 2008 3