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    El

    d er

    ec

    ho

    indiano

    La

    jurisdicción

    extraordinaria

    La

    s

    juri

    s

    dic

    ciones extraordinarias o especiales de la R

    ea

    l A

    udi

    encia más im-

    portante

    s

    fu

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    on: a

    los

    re

    c

    ur

    sos de

    fu

    erz

    a,

    b el Tribunal

    de Bi

    enes de Difun-

    tos. e) el Tribunal de la Bula de la Santa Cruzada, d) el

    juz

    gado de Provincia

    y e) las Vis itas, que veremos a co

    ntinu

    ación.

    l Rec  sos de fuerza

    Se

    ñal

    a Cova

    rrubia

    s que as í co mo los magistrados

    se-

    cul ares

    que

    abusaban de su au toridad co

    me

    t ían fuerza y vio lencia en con-

    tra del procesado, los jueces eclesiást icos

    in

    currían en el mismo acto

    cuando proce

    dían

    en contra de los legos usurpando la jurisdicc

    ión

    te

    mp

    o-

    ral, o bien, si e l

    conocimiento

    era s

    uy

    o,

    atrope

    ll

    aban

    s

    cánones

    y las

    le-

    yes y negaban las defensas o mandaban algo contra ley.

    392

    MÁXiMAS

    SOBRE RECURSOS

    I V A Q L

    t:L 1 u

    •kNl:JAotl

    OOJ'l JftU PU

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    joseph

    de

    Cova rrubias, Máximas sobre r

    e

    ursos de

    fuerza y protección

    co

    n el método de introdu irlos

    en los tribunales. J

    oaqu

    ín barra. Mad ri

    d

    1785 .

    392

    joscph de Covarrubias. Máximas . p. 92.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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      4

    Historia

    del derecho

    en

    México

    El

    recurso de fuerza,

    en

    apariencia muy frecuente,

    393

    era

    un

    mecanismo

    por el cual el agraviado o quejoso trataba de que la justicia secular corri-

    giera el abuso o fuerza

    que

    el tribunal eclesiástico estaba cometiendo

    en

    su persona. Consistía así en el recurso que podía interponer la persona que

    se sentía agraviada por un juez eclesiástico ante

    un

    tribunal sUperior del

    rey, con

    el objeto de apartarlo del conocimiento de la causa si entendía

    que

    no

    competía a la jurisdicción de la Iglesia o para obligarlo a cumplir

    con las normas del procedimiento canónico, si el agravio consistía en su

    inobservancia o

    en

    la denegación arbitraria de la apelación.

      94

    Este recurso podía ser contra fuerza de tres clases:

    a

    recurso de fuerza

    en

    conocer y proceder;

    b recurso de fuerza en el modo de conocer y proceder;

    395

    e

    recurso de fuerza por denegada apelación.

    396

    El primero consistía

    en

    el hecho de que el mencionado tribunal estudiara

    un

    asunto fuera de

    su

    competencia,

    397

    donde el fin del recurso era sustraer de

    su conocimiento la causa

    en

    cuestión y someterla al conocimiento del juez

    competente;

    el

    segundo

    se

    presentaba cuand.o el juez eclesiástico no había

    observado las reglas del proceso canónico, con objeto de obligarlo a que lo

    respetara, y el tercero consistía

    en

    la denegación de algún recurso dentro del

    3

    93

    Según José de Rezábal y Ugarte,

    oidor

    y regente

    de

    la Audiencia de Chile,

    de acuerdo

    con

    la cita

    de Norma

    Mobarec Asfura, Don José

    de

    Rezábal y los recursos

    de

    fuerza de los

    re-

    gulares ,

    en

    X Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano Es-

    cuela Libre

    de

    Derecho,

    Instituto de

    Investigaciones jurídicas, UNAM, Veracruz, 1992,

    t.

    2,

    p. 1077.

    39

    4

    Abelardo Levaggi,

    Los

    recursos

    de

    fuerza del Derecho indiano ,

    en Anuario mexicano de

    historia del derecho

    Instituto de

    Investigaciones jurídicas,

    UNAM,

    México, 1992,

    núm

    IV,

    p.

    119.

    El mismo Covarrubias lo define

    como

    una súplica, 6 queja respetuosa, que se hace á

    la Real potestad, implorando

    su

    auxilio, ó protección contra los excesos, abusos de los jue-

    ces Eclesiásticos, para que con

    su

    autoridad les contenga

    dentro

    de sus límites, les obligue

    á que

    se arreglen

    á

    las leyes

    de

    la Iglesia, y á las del Estado . Véase

    joseph de

    Covarrubias,

    Máximas

    p.

    93.

    395 joseph de

    Covarrubias, Máximas pp.

    95

    y 96.

    3

    96

    Ibídem p. 96.

    39

    7

    La

    jurisdicción eclesiástica abarcaba los litigios internos

    de

    la Iglesia, los litigios

    contra le-

    gos

    que

    afectaban intereses patrimoniales de la Iglesia, los procesos civiles

    y

    penales

    en

    don-

    de

    clérigos

    actuaran

    como

    actores o demandados, controversias relativas al

    matrimonio

    derecho familiar y sucesorio, contratos de

    buena

    fe

    cuyo

    cumplimiento

    se había prometido

    bajo

    juramento

    y

    cuando

    la parte actora elegía la jurisdicción.

    Véase

    Guillermo Floris

    Mar-

    gadant,

    El

    recurso de fuerza

    en

    la época novohispana ,

    en Medio siglo de la Revista de

    la

    Facultad de Derecho de México UNAM,

    México,

    1991,

    pp. 667 668.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    El derecho indiano

    5

    propio derecho canónico;

    se

    buscaba que el juez eclesiástico concediera el

    re-

    curso y en su caso lo hiciera en ambos efectos: suspensivo y devolutivo.

    398

    El recurso de fuerza se fundamentaba por los regalistas en el derecho

    natural que tenía el rey de proteger a sus súbditos frente a toda opresión

    y violencia,

    399

    así como

    en

    el derecho que tenían los súbditos de acudir an-

    te el monarca en demanda de protección.

    400

    La disposición más antigua que se conoce sobre este recurso es una ley

    contenida en la Nueva Recopilación que se refiere a la ~ c o s t u m b r e inmemo-

    rial que les permitía a los reyes castellanos conocer de las injurias, fuerzas y

    violencias que se presentan entre prelados y clérigos.

    401

    La implantación defi-

    nitiva del recurso se produjo en 1525 mediante ley dada por Carlos 1 y Jua-

    na de Toledo,

    en

    la modalidad de denegada apelación.

    402

    En 1553

    se

    amplió

    al de conocer y proceder y

    en 1677

    en

    modo de conocer y proceder.

    403

    Se

    aña-

    den otras disposiciones posteriores y

    las

    contenidas en los Autos Acordados.

    En Indias, el recurso

    se

    desarrolló en el marco del Regio Patronato In-

    diano, existente desde 1503 y que a partir de la llegada de la dinastía de los

    Borbones en España se desarrolló ampliamente.

    Conocían del recurso de fuerza los tribunales superiores,

    404

    entre los que

    debemos situar primero al Consejo de Indias, dentro del perímetro de la Cor-

    te cuyas decisiones debían ser tomadas en cuenta .por las Reales Audiencias

    indianas. Para los casos que ocurrieran fuera del perímetro de la Corte, como

    lo eran las Indias, eran las Reales Audiencias las que· conocían de este recur-

    so. En la Nueva España existían dos Audiencias, la Virreinal en la Ciudad de

    México y la de Nueva Galicia, en Guadalajara, creada en 1548 y que podía

    conocer del recurso de fuerza desde 1561.

    Estas

    Audiencias seguían en este

    caso el procedimiento de las Chancillerías de Granada y Valladolid.

    405

    El recurso de fuerza procedía en contra de sentencias definitivas y au-

    tos interlocutorios que pudieran acarrear un daño irreparable al quejoso.

    406

    En la Nueva España el recurso debía presentarse

    ante

    una de las Reales

    Audiencias,

    que

    lo

    tramitaban

    de forma sumaria,

    ordenando

    al Tribunal

    398

    Ibídem

    p. 672.

    399 Conde de

    la Cañada, Observaciones prácticas sobre Jos recursos de fuerza: mo o

    y

    forma

    de introducirlos continuarlos determinarlos en los tribunales superiores 2a. ed.,

    en

    la

    Oficina de Benito Cano, Madrid, 1794.

    t.

    U pp. 2 y

    3.

    400

    Abelardo Levaggi, op. cit.

    p. 120.

    401

    Ibídem p. 122. Nva. Rec. lib. l tít.

    VI. ley

    2.

    402 Nva. Rec • lib. ll. tít. V ley 36. Véase Conde de la Cañada, Observaciones ... pp. 109 y

    110.

    403 Abelardo Levaggi,

    op. cit.

    p. 123.

    404 joseph de Covarrubias. Máximas .. p. 97.

    405

    Rec. lnd. lib. ll, tít.

    15 ley 134.

    406

    Nva. Rec. lib. ll, tít. 5, ley 37.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    3 3 6

    Hi

    sto

    ria de l derecho en Méx ico

    INSTITUCIONSS PRACTICAS

    DE

    l .OS JUICIOS

    CIVILIS,

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    NAUOS

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      8 Historia del

    derecho

    en México

    La Iglesia reaccionó a la procedencia de este recurso mediante la adi-

    ción a la

    bul

    n

    coena

    ominio

    bula de

    la

    cena

    publicada

    por

    el papa

    Martín V en 1420), de la condena al recurso de fuerza por el papa julio

    en 1550, ya que turb b la jurisdicción eclesiástica. Si bien

    en

    ella se

    reflejaba la posición institucional de la Iglesia, el clero en general y los

    fieles acataron el recurso dada la posición que ocupaba la Corona españo-

    la frente a la Iglesia t nto en España como en Indias.

    Los regalistas, para sustraer al recurso de la condena eclesiástica, sostu-

    vieron que la intervención de la Audiencia era extrajudicial y

    no

    judicial

    y que, por lo mismo, no afectaba la jurisdicción eclesiástica. Otros, por el

    contrario, sostenían que el recurso tenía carácter de judicial pues el cono-

    cimiento del mismo presupone jurisdicción:m

    De la judicialidad o no del recurso de fuerza dependía la posibilidad

    de suplicar la decisión de la Audiencia.

    Si

    el recurso era judicial, procedía

    la súplica; si no lo era, no. Hacia la segunda mitad del siglo XVI quedó es-

    tablecida la tesis de la no suplicabilidad del recurso.

    412

    2

    Tribunal de Bienes de Difuntos

    Recordemos que. en las ordenanzas de

    la Casa de Contratación de Sevilla de 1503 se

    le

    encarga a ésta tomar a su

    cargo la administración de los bienes de los fallecidos ab intestato o sin

    herederos

    en

    Indias.

    Los

    bienes debían ser cuidadosamente inventariados,

    convertidos en dinero y éste remitido a Sevilla para ser custodiado en

    un

    depósito especial hasta que fueran localizados los legítimos herederos.

    413

    Los bienes de difuntos se definen como

    aquella categoría o clase especial de bienes dejados en las Indias por los es-

    pañoles o los extranjeros que, fallecidos en aquellas remotas regiones,

    en

    Espa-

    ña o en su viaje de travesía, carecían de herederos residentes en aquellos

    países, con lo

    que

    tras el óbito surgía la indeterminación de

    quién

    o quiénes

    pudieran ser los legítimos sucesores de tales bienes hereditarios

    y

    quién

    ha-

    bría de pechar con la vigilancia, conservación tutela de los mismos hasta su

    adición por el sucesor.4

    1

    4

    411

    Ibídem, pp.

    132

    133.

    4l2 Ibídem, pp.

    135 136.

    413

    Clarence H Haring, Comercio y navegación • p 39.

    414

    Véase

    Faustino Gutiérrez Alviz,

    Los

    bienes de

    ifuntos

    en

    el

    derecho indiano,

    Universidad

    de Sevilla, Sevilla, 1942,

    p

    7 según cita de Carlos Alberto González Sánchez, Dineros de

    ventura: la varia fortuna de la emigración a Indias siglos

    XVI-XVII),

    Universidad de Sevilla,

    1995,

    p.

    23.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    El derecho indiano 9

    Los

    primeros pasos que

    se

    dieron en cuanto a los bienes de difuntos fue

    disponer su vigilancia y cuidado hasta la entrega definitiva a los herede-

    ros. La

    Corona estableció

    que cuando

    alguien falleciera

    en

    Indias sin here-

    deros se debía proceder con conocimiento de las autoridades locales a

    abrir el testamento en caso de que lo hubiera para comprobar la existen-

    cia de herederos

    en

    España y cumplimentar las disposiciones ahí conteni-

    das. Posteriormente

    se

    procedía al inventario de los bienes del

    difunto

    y a

    su

    venta

    en

    almoneda pública excepto el oro la plata y las joyas. Una vez

    convertidos los bienes en numerario se resolvían las cuentas del difunto

    liquidando las deudas y cobrando los créditos. Además

    se

    cubrían los gas-

    tos funerarios las mandas y los legados contenidos

    en

    su· caso

    en

    el testa-

    mento. Del

    monto

    restante

    se

    descontaban los derechos correspondientes

    al proceso y se enviaban a la Casa de Contratación de Sevilla y de allí a

    quien resultara heredero:fl5 En el caso de

    no

    haber testamento se seguía el

    mismo procedimiento hasta hallar a los herederos

    en

    España y si esto no

    se lograba los bienes pasaban a ser propiedad de la Real Hacienda.

    Se distinguen cuatro grandes etapas en la regulación de los bienes de

    difuntos:

    4 6

    a De 1504 a 1512. Periodo durante el cual se emitieron las primeras

    disposiciones tendientes a salvaguardar los bienes y se estableció co-

    mo depositaria de los mismos a la Casa de Contratación

    de

    Sevilla.

    Durante esta etapa

    se

    le encomendaba a un oidor de la Audiencia

    el

    cuidado y la custodia de los bienes durante un año la asistencia

    a la apertura de testamentos la preparación de inventarios y la

    realización de las almonedas necesarias. in embargo los abusos

    cometidos dieron lugar a la Carta Acordada expedida

    en

    Granada

    en 1526 con la que

    se

    buscaba asegurar que los bienes de los fa-

    llecidos

    en

    Indias y su

    monto

    que

    se

    remitían a Castilla

    no

    fueran

    defraudados.

    4 7

    b

    De 1512 a 1550. Etapa durante la cual

    se

    crean los Tenedores de Bie-

    nes de Difuntos mediante la Carta Acordada de 1526 expedida por

    Carlos V y dirigida a los Consejos justicias y Regidores en la Nueva

    España en la que señalaba que los bienes de las personas fallecidas

    en esos lugares no habían llegado a España completos debido a los

    malos manejos hechos por los funcionarios responsables. Igualmente

    4 5

    Carlos Alberto González Sánchez

    Dineros de ventura

    • p. 24.

    4 6

    Ibídem pp.

    31 y

    3

    2.

    4 7

    Fabián de Fonseca Carlos de Urrutia Historia general de

    la

    Real Hacienda Imprenta de

    Vicente García Torres México 1852 t. V,

    p.

    458.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    34 Historia

    del derecho

    en México

    se

    intentó

    regular de manera precisa los pasos que había que

    se

    guir con los bienes de difuntos.

    418

    Se estableció que cada

    vez

    que arribara una persona a la Nueva

    España debía acudir ante el escribano del consejo municipal para

    que éste asentara su nombre, sobrenombre y lugar de procedencia

    a efectos de conocer dónde vivían sus posibles herederos. Se encar-

    gaba que al fallecer una· persona sin herederos

    en

    Indias. el justicia

    ordinario del lugar, junto con el regente y el escribano del consejo

    municipal, debían inventariar los bienes, proceder a

    la

    almoneda y

    guardar,

    una vez

    liquidadas las deudas, el líquido restante en

    un ar

    ca con tres llaves

    en

    casa del· regidor más antiguo;

    una

    llave la con-

    servaba el justicia, otra. el mismo regidor y otra el escribano.

    El

    dinero, oro y joyas debían remitirse a la Casa de Contratación

    en

    el primer barco que partiera

    España. Había que declarar el

    nombre del difunto, su sobrenombre y lugar· de origen, y adjuntar

    la copia del inventario de sus bienes ·para que los oficiales

    en Sevi

    lla lo entregaran a sus herederos.

    e

    De 1550 a 1639.

    Mediante

    Carta Acordada

    expedida

    en

    Valladolid

    el

    16

    de abril de 1550

    419

    se

    crea el

    juzgado de Bienes de Difuntos

    encargado de la defensa y cuidado de

    los.

    bienes de los fallecidos

    en

    Indias.

    420

    El

    principal responsable de este juzgado era

    un

    oidor de

    la Real Audiencia nombrado ju z

    de Bienes de Difuntos

    al inicio

    del año por el virrey, como presidente de la Audiencia, y que podía

    ser removido

    ~

    su cargo en cualquier momento.

    En

    las provincias doride no existiera Audiencia, los gobernado-

    res y oficiales reales debían nombrar

    un

    juez de bienes dé difuntos

    o bien comisionar jueces para el cobró de bienes en lugares aleja-

    dos y para casos concretos.

    Los

    corregidores del distrito de la Audien-

    cia eran también jueces de bienes de difuntos· y rendían cuentas al

    juez mayor. Todos estaban obligados a rendir cuentas al final de su en

    cargo al nuevo juez. A

    la

    cabeza de los jueces de bienes de difuntos

    4

    18

    Carta

    acordada antigua

    qu

    se dava

    para

    todas las.fndias

    cerca

    de la cobranfa

    y

    buen re

    caudo

    qu

    fe avia de

    pon i

    en los biénes de difuntos Granada, 9 de noviembre de 1526.

    en Diego de Encinas, Cedulario irldiano ed. facsimilar

    de

    la única de 1596, Ediciones

    de

    Cultura

    Hispánica, Madrid, 1945,

    t.

    l. pp.

    374-376.

    De ahora en adelante citaremos como

    Encinas. tomo

    y

    página. El texto puede consultarse también en Fabián de Fonseca

    y

    Carlos

    de Urrutia,

    Historia

    ..

    t.

    V,

    pp.

    470-474.

    4 9

    Carta

    acordada

    qu

    efta

    dada para

    todas

    las

    Indias

    cerca

    de la orden

    qu

    fe ha de tener en

    los bienes de difuntos

    ·en Encinas

    ..

    , t I pp.

    376-381.

    420 Ismael Sánchez Bella

    t

    al. op.

    cit.

    pp. 336 y 337.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

  • 8/17/2019 Cruz Barney, Oscar, Justicia Nueva España.pdf

    9/91

    El derecho indiano 34

    se encontraba el

    oidor

    de la Real Audiencia como juez

    Mayor de

    ienes de

    Difuntos y los de México y Lima eran los coordinadores

    del respectivo virreinato.

    421

    Los jueces

    de

    bienes

    de

    difuntos estaban encargados

    de

    hacer co-

    brar,

    administrar

    y vender los bienes

    de

    los difuntos, así como

    de

    solucionar los problemas surgidos durante la tramitación de los in

    ventarios y almonedas. Los jueces

    no podían

    cobrar derechos por la

    -asistencia a los inventarios y almonedas. A fin

    de

    obtener recursos

    para el pago

    de

    salarios

    de

    los ministros y oficiales

    del

    juzgado de

    ienes de Difuntos se debía tomar 7 de todos los pesos

    de

    oro

    co-

    mún que ingresaran en la caja del Juzgado y depositarlos en otra ca-

    ja

    con

    tres llaves, para de

    ahí

    hacer los pagos correspondientes.

    422

    A

    partir del

    18

    de febrero de 1609 los fiscales de la Real Audiencia es-

    tuvieron

    encargados

    de

    defender los bienes de difuntos.

    El numerario obtenido de la venta de los bienes debía deposi

    tarse

    en un

    arca especial ubicada

    en

    la sede de la Audiencia,

    en

    el

    mismo

    lugar

    que

    la Caja Real, pero

    con

    distintas

    cuentas

    y tres lla

    ves: una en

    poder del factor, otra del tesorero y otra del contador.

    A partir de ese

    momento

    los recursos custodiados

    eran

    responsa

    bilidad de los oficiales reales, quienes

    debían

    llevar un libro para

    asentar

    los datos personales

    del

    difunto

    y los dineros

    que

    a ellos

    correspondían.

    4 3

    Cada año, el juez mayor de bienes

    de

    difuntos ordenaba

    que

    le

    fueran remitidos los bienes de difuntos a él o a la Caja Real, para

    que desde ahí el virrey, presidente de la Real Audiencia, los envia

    ra a España junto con las cuentas. Para el envío, los generales

    de

    las

    flotas y galeones recogían personalmente las remesas para Sevilla,

    que

    estaban bajo su responsabilidad

    durante

    la travesía.

    Una

    vez

    que arribaban

    los bienes

    de difuntos

    a Sevilla, se tras

    ladaban

    a la Casa de

    Contratación

    y allí

    nuevamente

    se deposita

    ban en un arca

    de

    tres llaves, y era tarea

    de

    los oficiales

    de

    la Casa

    anotar

    en un

    libro para tal efecto las

    cantidades

    y los datos perso

    nales

    de

    cada

    difunto.

    El presidente y los oficiales de la Casa esta

    ban obligados a hacer una relación anual de los bienes recibidos e

    informar de

    ello al Consejo

    de

    Indias.

    42

    Carlos Alberto González Sánchez, Dineros de ventura

    p.

    34.

    422

    José Eusebio Bentura Beleña. Recopilación Sumaria de todos los autos acordados de

    la

    Real

    udiencia

    y

    Sala del Crimen de esta Nueva España impresa

    en

    México por Felipe de Zúñiga

    y Ontiveros, México,

    1797

    t.

    1

    primer foliaje,

    núm. CXVI. p.

    66.

    423

    Carlos Alberto González Sánchez,

    Dineros de ventura p. 37.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    10/91

    J l Historia del derecho en México

    La Casa de Contratación por medio de la Sala de justicia

    424

    se

    encargaba de la localización de los herederos y la entrega de los bie-

    nes correspondientes tras un largo periodo de probanzas e interro-

    gatorios a efecto de comprobar el parentesco con el difunto. Para

    ello a los tres días de haber ingresado los bienes en el arca de la

    Ca-

    sa

    ésta publicaba

    una

    relación de los difuntos especificando su lu-

    gar de origen. La lista se colocaba en la puerta de la Casa y en la

    Puerta del Perdón de la Catedral sevillana

    durante 10

    días. Si el di-

    funto era oriundo de Sevilla pasados los días establecidos se envia-

    ba a un alguacil o portero a la casa de los posibles herederos para

    notificarles la existencia de la herencia por lo que

    se

    cobraban dos

    reales de plata. Si el difunto

    no

    era de Sevilla pero sí de España

    un

    mes después de la publicación se enviaba a un diligenciero a bus-

    car a sus posibles herederos para la respectiva notificación.

    El

    dili-

    genciero otorgaba a las autoridades locales una corte de diligencia

    con

    los datos del difunto y los bienes recibidos para su pregón en

    plazas y publicación en las puertas de las iglesias. Después de dos

    años de hechas las diligencias sin haber recibido reclamación algu-

    na los bienes

    se

    declaraban vacantes

    425

    y pasaban a ser propiedad

    del Real Erario. Los bienes de extranjeros

    no

    naturalizados o que

    hubieran estado

    en

    las Indias sin licencia ingresaban directamente

    en el Real Erario.

    426

    Con

    la extinción de la Casa en 1790 los bienes de difuntos

    se

    remitían al Consejo de Indias y su contabilidad a la Contaduría

    General del Consejo.

    427

    d De 1639 a 1680. Constituye el periodo de consolidación del siste-

    ma reflejado en el libro ll título XXXII de la

    Recopilación de

    le-

    yes

    de los reynos de

    las

    Indias de 1680.

    En ella

    se

    estableció que el

    cargo de juez de bienes de difuntos dado al oidor por el virrey se-

    ría de dos años

    428

    pero el oidor podía ser removido de su cargo

    en

    cualquier momento. El juez debía proceder con la mayor brevedad

    posible. Se mantenían las disposiciones sobre el carácter de juez ge-

    neral el arca o caja de bienes de difuntos y demás procedimientos

    42

    4 ]oseph de Veitia Linaje Norte de

    la

    Contratación

    ..

    lib. 1 cap. VI núm 12.

    425 Ibidem lib. 1 cap. XII núm 21.

    426

    Idem.

    4

    2

    7

    Carlos Alberto González Sánchez Dineros de ventura .. p. 44. Ismael Sánchez Bella t

    al.

    op. cit. p. 337.

    428 Rec. Ind. lib.

    11

    tít. XXXII ley l

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    11/91

    El derecho indiano 4

    ya

    señalados. Se hizo hincapié en que los bienes de difuntos envia-

    dos a España viajarían por su riesgo y costa.

    429

    3.

    Tribunal e

    la

    Bula de

    la

    Santa Cruzada. Para cubrir los gastos que

    ge-

    neró el sostenimiento de las Cruzadas

    se

    obtuvieron donativos de gran

    cantidad de individuos a cambio de los cuales la Santa Sede, en agradeci-

    miento, les concedió indulgencias y algunos otros privilegios espirituales

    mediante las Bulas e la Santa Cruzada expedidas por el papa Urbano

    en

    66 y por Inocencio

    en 1207.

    entre otras.

    43

    Una vez finalizadas las Cruzadas.

    los.

    privilegios

    se

    siguieron concedien-

    do

    a los que colaboraran con la Iglesia. pero quedó de manera permanente

    la

    bula en

    cuestión. En el caso de España.

    en

    1497 el papa

    julio

    II

    conce-

    dió dicha bula al

    rey

    y posteriormente la confirmaron los papas subsecuen-

    tes hasta Gregorio

    XIII, quien

    en

    1573

    la amplió

    en

    la concesión hecha a

    Felipe Il.

    43

    En virtud del Regio Patronato,

    en

    1509 el papa

    julio

    concedió las

    li-

    mosnas

    que se

    recabaran con base

    en

    la bula a los monarcas españoles,

    concesión extendida a las Indias por el mismo Gregorio

    XIII.

    mediante bre-

    ve

    del 5

    de

    septiembre de

    1578.

    432

    y que

    se

    convirtió

    en

    'una

    importante

    exacción de la Real Hacienda.

    433

    Se

    ha definido a la Bula de la Santa Cruzada como

    un diploma

    pon-

    tificio. que contiene muchos privilegios. indultos

    y

    gracias. concedido al

    Rey

    Católico de España y sus vasallos

    en

    expensas del culto divino .

    434

    Jo-

    Antonio Benito Rodríguez la define como un

    documento

    pontificio

    que contiene favores (privilegios, gracias) espirituales destinados a quienes

    -previas

    disposiciones

    espirituales- se

    comprometían a participar

    en

    la

    lucha contra los infieles. tanto de forma directa (en la guerra) como indi-

    recta (a través de la limosna) .

    Con

    el paso del tiempo,

    continúa

    Rodríguez,

    429

    Rec.

    Ind.

    lib. ll, tít.

    XXXll,

    ley 66.

    430 Antonio Salces,

    Explicación de

    la

    Bula de

    la

    Santa

    Cruzada,

    Imprenta

    de Antonio Pérez

    Dubrall, Madrid, 1881, pp. 2 y 3.

    43l

    Ibídem

    p.

    3.

    432

    Fabián de Fonseca

    y

    Carlos de Urrutia,

    Historia t.

    lll, p. 263. José Antonio Benito Rodrí-

    guez señala que

    Fernando

    el Católico consiguió la renovación de la

    Cruzada y

    su extensión

    al Nuevo Mundo

    por

    la bula Dum Turcharum Sarracenorum

    de

    6 de diciembre

    de

    1514 y el

    breve

    Nuper felicis recordationis

    de

    27

    de febrero de

    1515.

    José Antonio Benito Rodríguez,

    Historia de la Bula de la .cruzada en Indias , en

    Revista

    de

    Estudios Histórico-jurídicos.

    Uni-

    versidad Católica de Valparaíso, Publicaciones de la Escuela de Derecho, 1996, núm.

    XVlll, p. 79.

    433

    José Luis Soberanes. Los tribunales

    ..

    , p.

    73.

    434

    Antonio Salces, Explicación

    de

    la Bula

    p.

    9.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    12/91

      44 Historia del derecho en México

    se convertirá en un mera renta estatal,

    unque

    conservara su secular mo

    tivación religiosa ..

    4 5

    Este

    documento

    se dividía en Bula omún de vivos, Bula de Lactici-

    nios, Bula de Difuntos, Bula de Composición

    ·Y

    Bula de Carnes o

    indulto

    Cuadragesimal, concedida por Pío VII .a Carlos

    IV,

    si bien esta últim

    no

    pertenece a la Bula de la Santa Cruzada:

    ·

    La

    bul

    se

    concedió a todos los fieles existentes en los territorios domi-

    nados por el rey de España, a los extranjeros que llegaran a dichos territo-

    rios para vivir en ellos, tratar negocios o en peregrinaje y a los que estando

    en territorios del monarca español emigraran a otros reinos donde

    no

    es

    taba concedida.

    4 6

    Para la validez

    de

    la

    bul

    era· necesario

    cumplir

    con

    las condiciones

    siguientes:

    a Entregar la limosna tasada por el comisario de la bula. Esta limos-

    n no

    representaba el precio de la bula, s i ~ o .que se entendía como

    un obra piadosa para

    a c ~ e d e r

    a los bienes ofrecidos por ella. De hí

    que se ~ i j e r a que la bula

    no

    se. compraba, sino que se t o m ~ b a

    b

    Tomar la bula. Esto se hacía .al momento, de contrjbuir de manera

    espontánea con la limosna establecida para cada clase, categoría y

    condición

    de

    los fieles.

    e

    Aceptarla

    y

    aplicarla. A d e m ~ s de la recepción real de la bula, ésta

    debía ser aceptada y aplicada par_a poder usar sq.s gracias.

    d

    Escribir en ella el nombre propio y el apellido del que la aplicaba,

    porque las. gracias de

    l

    bula eran privilegios personales.

    e . Conservarla con la debida diligencia.4

      7

    A partir del 16 de mayo de 16 03 se dispuso mediante real cédula que en

    cada sitio donde existiera un Real Audiencia se instaurara

    un

    Tribunal

    de la Bula de la Santa Cruzada. Así sucedió en la capital novohispana y

    quedó integrado de la siguiente manera:

    a un subdelegado general que nombraba el comisario general de la

    cruzada,

    4 8

    residente en España;

    b el oidor decano y el fiscal de lo civil de la Real Audiencia, y

    e contadores particulares.

    4

    5

    José Antonio Benito Rodríguez, Historia de la Bula

    ..

    ,

    p.

    72.

    4 6

    Antonio Salces, Explicación de

    la

    Bula , pp.

    lO

    y

    11.

    4

    7 Ibídem, pp.

    37-67.

    4 8 El primer Comisario General fue Francisco de Mendoza, obispo de Oviedo, nombrado por

    el papa Clemente

    VII

    en 1525.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    13/91

    El derecho indiano 45

    Si no se ponían de acuerdo el subdelegado general y el oidor decano, el

    vi-

    rrey debía nombrar

    un

    tercer oidor para que entre los tres resolvieran. Con

    tra las resoluciones del Tribunal cabe la apelación ante el Consejo General

    de la Cruzada y el comisario general en Madrid. La creación de los tribu

    nales de la Bula representó la consolidación de la Cruzada en Indias y pro

    porcionó el andamiaje necesario para su funcionamiento.

    439

    El 4 de marzo de

    1750

    el papa Benedicto XIV otorgó la absoluta liber

    tad al

    rey

    para la administración de este privilegio, por lo que desapareció

    el cargo de comisario general como delegado papal. El monarca español,

    mediante dos reales cédulas del 12 de mayo de

    1751,

    dispuso la manera de

    administrar y estas disposiciones fueron desarrolladas por el virrey Francis

    co de Güemes y Horcasitas, primer conde de Revillagigedo, mediante el

    Re-

    glamento del 23 de diciembre de 1752.

    44

    En los mencionados textos

    se

    resolvió la desaparición del Tribunal de la Bula de la Santa Cruzada

    441

    por

    lo que la administración de los fondos pasó directamente a manos del

    virrey

    en

    su calidad de superintendente general de

    la

    Real Hacienda, auxilia

    do por cinco delegados,

    uno

    por cada diócesis, que tenían que ser asesorados

    por

    un

    letrado.

    442

    En el caso de la Arquidiócesis de México, esta asesoría

    correspondía a un oidor.

    443

    En la Nueva España cada dos años

    se

    ponía la bula a disposición de la

    población para ser tomada a través de

    un

    Comisario

    de

    Cruzada,

    que

    in

    formaba a la feligresía sobre el funcionamiento, sentido y alcances de la

    bula. En el

    Reglamento de 1752 se

    distinguen cuatro momentos en

    que se

    llevaba a cabo la ceremonia de presentación de la bula:

    l

    recepción de la

    bula,

    2.

    publicación,

    3.

    predicación y 4. venta del documento.

    En la Ciudad de México,

    al

    igual que

    en

    todos los demás partidos y

    obispados de la Nueva España, la bula era recibida

    con

    una· solemne pro

    cesión ..

    ,

    encabezada por el virrey.

    444

    439

    José Antonio Benito Rodríguez, Organización y funcionamiento

    de

    los Tribunales de

    Cruzada en Indias , en Revista de Estudios Histórico-jurídicos Universidad Católica

    de

    Val·

    paraíso, Publicaciones de la Escuela de Derecho, Valparaíso, 2000,

    núm

    XXII, p. 169.

    440 Su texto

    se

    puede consultar en Fabián de Fonseca y Carlos de Urrutia,

    Historia

    t. lll, pp.

    269-308.

    Se

    citará como

    Reglamento de 1752.

    44 Reglamento de 1752 art. t.

    44

    2

    Ibídem art. 4.

    44

    José Luis Soberanes, Los tribunales .. , p.

    74.

    444 María Concepción

    Lugo,

    Un festejo para vender

    el

    cielo. La publicación, predicación y venta

    de

    la

    bula de la Santa Cruzada , en

    Historias

    Revista de

    la

    Dirección de Estudios Históricos

    del Instituto Nacional de Antropología e Historia, México, 2002, núm. 52, mayo-agosto, pp. 40

    y 41. Cabe señalar que la Bula de la Santa Cruzada

    se

    mantuvo hasta la celebración del

    Concil io Vaticano

    11

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    14/91

      46

    Historia del derecho

    en

    México

    4.

    juzgado de Provincia.

    Desde el nacimiento de la Audiencia de México

    se estableció que

    en

    ella funcionara

    un juzgado

    de

    Provincia

    que conocie

    ra

    en

    primera instancia de los pleitos que

    se

    suscitaran en la capital

    y

    cin

    co leguas a la redonda. Estas funciones eran ejercidas alternativamente y

    de acuerdo con el orden de antigüedad por los oidores de la Audiencia.

      5

    Cuando

    en

    1568 se creó

    la Real

    Sala del Crimen con sus cuatro alcaldes,

    se ordenó que éstos conocieran de los asuntos del

    juzgado de Provincia, es

    decir, los que venían conociendo los oidores s e ñ l d o s ~ Según las ordenan

    zas

    de 1646, debían actuar los martes, jueves

    y

    sábados por las tardes.

    446

    En cuanto a su funcionamiento, el

    juzgado de Provincia

    ejercía.sus

    ac

    tividades los martes, jueves y sábados por las tardes. tiÉste se instalaba en

    la esquina noroeste de Palacio, por el lado de la plaza

    (es

    decir, la esquina

    más cercana a la Catedral) a la que precisamente por ello se conoció popu

    larmente

    con

    el nombre de

    esquina de provincia.

    447

    5.

    as

    Visitas.

    La vigilancia del exacto cumplimiento de la ley por parte

    de

    los tribunales inferiores

    es una

    de las funciones más importantes que

    tie

    ne

    todo Tribunal Superior.

      8

    En el caso de la Real Audiencia de México,

    tal función

    se

    llevaba a cabo mediante la.

    visita de la tierra

    449

    y

    los

    juicios

    de

    residencia. La

    visita no

    se

    reducía exclusivamente a los tribunales, sino

    que además

    se

    podían inspeccionar el desempeño de las funciones admi

    nistrativas y de manera particular lo relativo a los indios y al trato que

    se

    les daba, así como a los escribanos

    y

    notarios.

    450

    El presidente de la Audiencia designaba a

    un

    oidor para que efectuara

    la visita de la tierra y le señalaba el distrito

    donde se

    iniciaría.

    451

    En la Re-

    copilación de leyes de los reynos de las Indias de 1680

    se establecería que

    uno de los oidores tenía que salir a visitar la tierra de su distrito

    y

    las ciu

    dades

    y

    pueblos de él, para informarse de la calidad de la tierra,

    número

    de pobladores y posibles medios para mejorar su sustento.

    Era

    necesario

    445

    Véase

    José Sánchez-Arcilla Bernal, Las ordenanzas ..,

    p.

    83. Art. 6

    de

    las Ordenanzas de 1530,

    arts. 35 y 170-174 de las Ordenanzas de Palafox (1646), p.

    317.

    Rec lnd., lib. 11; tít. XV, leyes

    67, 72 y 73.

    Véase

    también Manuel Joseph de Ayala, Notas , t. II pp.

    194

    y 195, que re

    mite para saber cuáles son los casos de Corte a las Siete Partidas, ley IV, tít. III, part. 3a.

    6

    Art. 172 de las

    Ordenanzas de Palafox 1646), en

    José Sánchez-Arcilla Berna , Las

    ordenan-

    zas

    ,

    p. 342.

    447

    José Luis Soberanes,

    Los

    tribunales

    ..

    ,

    p. 72.

    8

    Ibídem,

    p.

    75.

    9 Rec Ind., lib. 11 tít.

    XXXI,

    ley l

    450 José Luis Soberanes, Los tribunales .. ,

    p.

    76.

    45l Rec

    Ind.,

    lib. 11 tít. XXXI.

    ley 3.

    Pilar Arregui Zamorano,

    La

    udiencia

    ,

    p. 38.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    15/91

    El derecho indiano

    34

    7

    procurar que los indios tuvieran bienes de la

    comunidad

    así

    como

    de

    que

    plantaran árboles.

    45

    También eran objeto de visita las iglesias

    y

    los monas-

    terios existentes para vigilar si los indios continuaban celebrando los sa-

    crificios e idolatrías

    que

    acostumbraban. Se vigilaba además la manera en

    que los corregidores ejercían sus oficios y si los indios que servían en las

    minas eran adoctrinados convenientemente así como si eran cargados o

    hechos esclavos.

    453

    Asimismo se le ordenó a la Audiencia que visitara las boticas

    y

    si

    en

    ellas encontraba medicinas corrompidas debían deshacerse de ellas.

    Se

    vi-

    sitaban las ventas los tambos y mesones cuidando que tuvieran y respeta-

    ran sus aranceles.

    A los oidores visitadores se les pagaba

    un

    sobresueldo

    por

    cada día

    que

    llevaran

    en

    su visita a la tierra.

    454

    La visita debía realizarse cada tres años

    455

    y podían adelantarse si existían razones que lo justificaran. De las apelacio-

    nes interpuestas en contra de las actuaciones definitivas de los visitadores

    conocía la Real Audiencia.

    456

    El

    dispositivo

    provincial distrital novohispano

    José Miranda afirma que

    en

    Indias

    no

    era precisamente el

    orden

    o el siste-

    ma lo que caracterizaba la división territorial y el establecimiento de ran-

    go entre las diferentes autoridades de gobierno. No existía la idea de un

    sistema jerárquico entre virreyes presidentes

    y

    gobernadores pues el go-

    bierno indiano

    se

    distinguía por la relación directa

    entre

    el monarca y

    ca-

    da una de las autoridades territoriales.

      57

    Esto se reflejaba en el reparto de

    los territorios de la Nueva España entre gobernadores corregidores y alcal-

    des mayores

    ya

    que hubo gobernadores de regiones de gran extensión co-

    mo Nueva Vizcaya y Yucatán lo mismo que de pequeñas comarcas como

    Tlaxcala y Puebla. En lo que

    se

    refiere a corregidores y alcaldes mayores

    és-

    tos parecían estar mezclados sin

    distinción

    de categoría

    58

    si

    bien

    en la

    Recopilación de leyes de los reynos de las Indias de 1680 se colocó a los

    gobernadores

    en

    primer lugar seguidos de los corregidores y alcaldes

    45

    Rec. Ind. lib.

    11 tít.

    XXXI ley

    LX.

    453

    Rec. lnd. lib. 11

    tít.

    XXXI ley

    l.

    454

    Rec. Ind. lib. 11

    tít.

    XXXI ley 29.

    455

    Rec. lnd. lib.

    11 tít.

    XXXI ley

    l.

    56 Pilar Arregui Zamorano La Audiencia .. p. 38.

    57

    Ismael Sánchez Bella t al. op. cit.

    p.

    197.

    458

    José Miranda Las ideas

    .. p. 120.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    16/91

      48 Historia del derecho en México

    mayores.

    459

    Durante la segunda mitad del siglo xv aparecieron los inten

    dentes y los subdelegados pero- desaparecieron los corregidores y los alcal

    des mayores.

    Debe tenerse

    en

    cuenta lo que señala García-Gallo para el siglo XVI,

    en

    cuanto a que respecto del gobierno las Indias

    se

    dividieron en provincias

    regidas por gobernadores. En materia judicial la división era en audien-

    cias o en distritos de éstas. Sobre esta estructura

    se

    superponían los v irrei-

    natos pero únicamente

    en

    algunas provincias.

    460

    Debemos destacar la existencia excepcional en Indias de algunos seño

    ríos como· el del marqués del Valle de Oaxaca

    y

    el de Atlixco en la Nueva

    España;

    en

    Perú el de los marqueses de Santiago de Oropesa.

    Presidentes gobernadores y gobernadores de

    provincia

    El

    título de gobernador es un título equívoco ya que no todos los gober

    nadores

    eran

    iguales pues sus funciones dependían del territorio

    que

    gobernaban. En principio se distinguió entre presidente-gobernador y go

    bernador.

    El

    primero correspondía al gobernador que al tiempo era presi

    dente de la Audiencia; en cuanto al segundo se clasificaba según su

    nombramiento

    en

    gobernador por capitulación por designación real por

    elección local o por compra del oficio. En cuanto a la jerarquía de su dis

    trito se distinguía

    entre

    presidentes-gobernadores gobernadores particu

    lares y subordinados.

    Presidentes-gobernadores. Algunos de los presidentes de las Audiencias

    en Indias fueron investidos de ·facultades de gobierno en la segunda mi

    tad del siglo XVI, tal fue el caso de Guatemala Nuevo Reino de Granada

    La Española Chile Nueva Galicia Filipinas Panamá

    Quito

    y Charcas.

    Los presidentes-gobernadores contaban éon las mismas facultades de

    gobierno que los virreyes y recibían lo mismo que los simples gobernado

    res, el título de capitanes generales; sin embargo existían claras diferencias

    entre los dos cargos. El

    presidente-gobernador no era alter ego del monarca

    459

    Rec Ind.

    lib. V, tít.

    ll,

    ley l. Véase también julio jiménez Rueda

    Historia de

    la

    cultura n

    México.

    El

    virreinato Cultura

    México 1960,

    p.

    84.

    460

    Alfonso García Gallo

    Los

    principios rectores de la organización territorial de las Indias

    en

    el siglo XVI ,

    en

    Estudios de historia del derecho indiano III Congreso del Instituto Inter-

    nacional de Historia del Derecho Indiano. Insti tuto Nacional de Estudios jurídicos Madrid

    1972, p. 678.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    17/91

    El derecho

    indiano

    49

    carecía de facultades para perdonar delitos solía ser letrado y no noble

    no

    debía dar relaciones de su gobierno y su salario era notablemente inferior

    respecto del de los virreyes. Sus facultades de gobierno más importantes

    consistían

    en

    la provisión· de oficios de gobernador y oficiales reales con

    carácter interino y de corregidores y alcaldes mayores en propiedad.

    De

    los presidentes-gobernadores solían depender otros gobernadores a

    los que restaban facultades e inclusive se llamaban a sí mismos goberna-

    dores generales aunque de hecho únicamente gobernaban en la provincia

    sede de la Audiencia y estaban impedidos de

    nombrar

    tenientes

    de

    gober

    nador

    ni

    enviar jueces de residencia contra ellos; tampoco podían dictar

    sen-

    tencia en primera instancia como lo hacían .los gobernadores de provincia.

    Gobernadores

    de

    provincia. En las provincias sin sede de Audiencia el go-

    bernador constituía la autoridad superior. En

    un

    priti.cipio fueron gober

    nadores por capitulación por haber celebrado

    un

    asiento o capitulación

    con la Corona por la que recibían la gobernación con carácter vitalicio y

    aun

    hereditario. Estos gobernadores por capitulación eran poderosos y go-

    zaban de cierta libertad limitada por los oficiales reales a los que

    tenían

    que consultar para la toma de decisiones en materias como población

    for-

    talezas descubrimientos y rescates. No contaban

    en

    este sentido con orga-

    nismos permanentes de consejo.

    Los gobernadores por capitulación fueron sustituidos por gobernadores

    por designación real a propuesta del Consejo de Indias y gozaban del

    tí-

    tulo de gobernador y capitán general.

    461

    Debían presentar un inventario de

    sus bienes antes de ser admitidos al uso y ejercicio de sus oficios así como

    dar

    fianzas de su desempeño.

    462

    Existían también los gobernadores por elección local que realizaban

    los cabildos de indios o de españoles

    en

    circunstancias extraordinarias. Por

    otra parte

    entre

    los oficios vendibles no

    se

    encontraba el

    de

    gobernador;

    sin ·embargo se podía influir

    en

    el nombramiento mediante donativos

    gra-

    ciosos

    servicios.

    Las provincias menores que carecían de Audiencia estaban a cargo de

    los gobernadores particulares de los que

    dependían

    a su

    vez

    los goberna

    dores subordinados.

    463

    Los

    gobernadores

    en

    Indias debían ocupar sus cargos por un plazo

    de tres años si ya se encontraban en las Indias contado desde la toma de

    461

    Rec. Ind. lib. V tít.

    11

    ley

    l.

    462 Rec. Ind.

    lib.

    V tít.

    11

    leyes 8 y 9.

    463

    Antonio

    Dougnac Rodríguez

    Manual...

    pp.

    118

    y

    119

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    18/91

    35 Historia del derecho

    en

    México

    posesión del mismo; si tenían que trasladarse desde España, durarían cin

    co,

    aunque

    debían servir hasta la llegada de sus sucesores.

    464

    En cuanto a las facultades tanto de los presidentes-gobernadores como

    de

    los gobernadores de provincia, éstas se dividen en facultades de gobier

    no, justicia, guerra y hacienda.

    a

    Facultades de gobierno.

    Éstas pueden dividirse en generales y par

    ticulares. Entre las primeras

    se

    encontraban las de fundación y tras

    lado de ciudades, organización de la administración, construcción

    de obras públicas, organización del comercio interior, abasto y buen

    tratamiento a los indios. '

    65

    Entre las particulares estaban las de

    nombrar a los funcionarios subordinados, reconocer

    y

    premiar a los

    descendientes de los primeros pobladores por .los servicios

    que

    ha

    bían prestado a la Corona e informar a las autoridades superiores

    sobre los beneméritos que podían ser provistos para oficios eclesiás

    ticos y s e c u l a r e s , ~

    conceder mercedes de tierras, encomiendas con

    carácter general (hasta 1542 y venta de oficios, entre los

    que

    des

    tacan los tenientes generales de gobernador, que representaban al

    gobernador y lo

    s u s ~ i t u í a n en

    su ausencia,

    ya

    sea

    en

    toda la gober

    nación o en un lugar determinado. Designaban igualmente a tenien

    tes que los representaran

    en

    las ciudades. En donde fuera costumbre,

    los cabildos eran presididos por el corregidor y el teniente

    de

    go

    b e r n a d o r . ~ 6 7

    Debían tener especial cuidado en el buen tratamiento de los in

    dios, guardando sus usos y costumbres siempre que no fueran

    contrarios a la fe c a t ó l i c a ~ mantener la moral pública, trazar y

    de

    sarrollar caminos y puentes para mejorar el comercio interno, así

    como fomentar el desarrollo económico de sus

    d i s t r i t o s ~

    hasta la

    aparición de los intendentes en el siglo xvm Se les prohibía obligar

    a los indios a que les lavaran la ropa, so pena de privación de

    ofi

    cio y multa de 1 000 ducados, de los cuales 500 serían para la co

    munidad de indios. '

    70

    46-4

    Rec. lnd.

    lib.

    V,

    tít.

    11

    leyes

    10

    y 49.

    465

    Ismael Sánchez Bella t al. op. cit. p. 208.

    466

    Rec. lnd.

    lib. lll, tít.

    111

    ley 70.

    4

    6

    7

    ntonio

    Dougnac Rodríguez,

    Manual... p. 122.

    -468 Rec. lnd.

    lib.

    V,

    tít.

    11

    ley 22.

    469 Rec. lnd.

    lib.

    V,

    tít.

    11

    ley 28.

    -470

    Rec. lnd.

    lib.

    V,

    tít.

    11

    ley 25.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    19/91

    El derecho indiano 35

    Asimismo, estaban encargados del ornato de las ciudades en su

    distrito. Tenían facultades para emitir bandos

    de

    buen gobierno y

    ordenanzas sobre las materias de su competencia. De las disposicio

    nes de gobierno de los gobernadores se podía apelar ante la Real

    Audiencia.

    En los casos de ausencia definitiva y reemplazo del gobernador,

    los virreyes podían nombrar un gobernador interino o bien la Real

    Audiencia los reemplazaba directamente, o bien por los oidores

    de-

    canos; otras veces lo hacían los tenientes de gobernador y en su

    de-

    fecto los alcaldes ordinarios o militares de alta graduación hasta la

    llegada del nuevo gobernador.

    Ante la Iglesia, los gobernadores

    se

    consideraban vicepatronos,

    por lo que representaban al

    rey en

    el ejercicio de tales facultades;

    así, cuidaban que las bulas papales contaran

    con

    el pase real para

    su aplicación, y lo relativo a los diezmos, conservación de hospita

    les y obras pías.

    uando se trataba de presidentes-gobernadores,

    en

    su carácter de

    presidentes de la audiencia debían resolver las dudas sobre

    si

    un

    asunto judicial correspondía o

    no

    al Patronato.

    b Facultades de justicia.

    En

    cuanto a las facultades

    de

    los gobernado-·

    res

    en

    materia de justicia, éstas se

    estudiarán cuando

    se trate el

    tema de la justicia ordinaria. Baste saber por ahora

    que

    los goberna

    dores gozaron de importantes facultades en la materia, en especial

    cuando

    tenían el carácter de presidentes de la Real Audiencia.

    e Facultades en materia de guerra.

    Los

    gobernadores solían ser tam

    bién capitanes generales de las provincias de su distrito

    471

    y podían

    ejercer sus atribuciones tanto en tierra como en el mar. Estaban fa-

    cultados para llevar a cabo nombramientos de carácter militar, así

    como para disponer

    la

    realización de alardes a los

    que

    debían acu

    dir

    los habitantes de las respectivas provincias. Por alarde según el

    Diccionario de Autoridades

    47

    se entiende la muestra o reseña que

    se

    hace de los soldados, a fin de reconocer si está completo el nú

    mero que cada compañía debe tener y si tienen las armas limpias y

    bien acondicionadas. El 7 de octubre de 1540 el emperador Carlos

    V ordenó a los virreyes, presidentes y gobernadores en Indias que

    proveyeran lo necesario para que

    los

    vecinos de los puertos tuvieran

    las armas necesarias para el caso de que llegaran los corsarios.

    47

    1

    Ismael Sánchez Bella et

    al op. cit. p. 210.

    472

    Real Academia Española,

    Diccionario de Autoridades

    edición facsimilar de la de 1726, Gre·

    dos, Madrid,

    t. 1 su voce

    Alarde .

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    20/91

    35 Historia

    del

    derecho en México

    También se contaban 'los caballos disponibles, para estar siempre

    p r e v e n i d o s ~

    Para ello debían. a ~ e r alarde en cada puerto tres veces

    al año, cada cuatro meses, para conocer el número de personas y ca

    ballos disponibles, así

    Gomo

    las armas con que contaban.·

    De

    cada

    alarde se debía enviar al Consejo de Indias testimonio signado de

    escribano público:m Esta disposición fue confirmada por Felipe ll

    en

    1570. En 1599 ·Felipe lll expidió

    una

    cédula real en la que orde-

    naba que ninguna. persona podía eximirse de salir a los alardes, sal

    vo que estuviera exento por ley o por privilegio del rey.

    474

    Además,

    le

    proponían al monarca los nombres de individuos idó

    neos para los cargos militares.

    475

    Estaban encargados de la organiza-

    ción de las milicias locales y

    en

    general de todo lo relacionado con

    la defensa de su distrito., Administraban, desde

    1608,

    la justicia del

    fuero militar

    en

    .la •provincia de su mando inmediato, sobre los in-

    dividuos que estuvieran ocupando una plaza con goce de sueldo o

    sirviendo y militando en

    ese

    momento.

    476

    El gobernador gozaba de

    competencia ·en primera y segunda instancias, acompañado de

    un

    asesor letrado y otro nombrado por el virrey, con

    1a

    posibilidad de

    apelar ante el Consejo de Guerra.

    477

    d

    Facultades

    en

    materia de hacienda.

    Los gobernadores debían tener

    es

    pecial cuidado

    en

    el recaudo

    ·y

    administración de

    la Real

    Hacienda,

    procurando su aumento, así como el. mejor cobro y administración.

    Les correspondía la fiscalización de los oficiales reales, participar en

    las

    juntas

    de Hacienda, nombrar a los oficiales reales interinos, ejer-

    . cer como juez.de apelación de los Tribunales de Hacienda y comba-

    . tir el contrabando.

    Debían asistir los jueves por la tarde a

    la

    junta

    de-

    hacienda,

    478

    in-

    . tegrada por el.oidor decano de la Audiencia, el fiscal, los oficiales

    473

    Que

    en

    los puertos de mal se hágan alardes

    y

    reseñas. tres vezes al

    año, el emperador

    don

    Carlos y el cardenal, governando, en

    M ~ d r i d

    7 de octubre 1540. Don

    F ~ l i p e

    en

    Sevi

    lla, 7 de mayo de 1570, l i ~ IV tít.

    V

    ley 20,

    R e c o p i l ¡ ~ c i ó n

    de las

    Indias,

    por Antonio de

    León Pinelo, edición y estudio preliminar de:; Ismael S á ~ c h e z Bella, Escuela Libre de

    Dere

    cho, Gobierno del Estado de Chiapas, Gobierno dei Estado de Morelos, Instituto de Inves-

    tigaciones ]urídicas, uNAM Universidad Cristóbal Colón, Universidad de Navarra, Universidad

    Panamericana, Miguel Ángel Porrúa, México, 199:2 . e c i t a ~ á como Recopilación de las Indias

    4

    7

    4

    ue ninguno se exima

    de

    .salir a los alardes reseñas no estando impedido, don Felipe III

    en

    el Pardo,

    30

    de nóviembre de 1599, lib.

    IV

    tít. V

    ley

    21

    Recopilación

    d ~

    la; Indias

    475

    Antonio Dougnac Rodríguez,

    Manual ,

    p.

    126.

    476 Juan de Solórzano y Pereira, Política Indiana , lib. V cap. XVIll, núm

    13.

    477 Antonio Dougnac Rodríguez, Manual ,

    p.

    127.

    478 Rec. lnd., lib.

    III

    tít. 111

    ley

    56 y lib. U tít. XV.

    ley

    159.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    21/91

    El

    derecho

    indiano

    353

    reales y un escribano. Las juntas podían ser ordinarias y extraordi-

    narias.

    Las

    primeras se ocupaban de la marcha normal del fisco y

    las segundas de casos graves que representaban gastos o erogaciones

    extraordinarias.

    479

    Corregidores y alcaldes

    mayores

    Respecto de los corregidores y alcaldes mayores existe cierta confusión,

    pues de lo que sobre ellos señala Solórzano parecía que son

    una

    misma co-

    sa sin mayores diferencias que la del título.

    48

    Efectivamente, dicho autor

    afirma que al frente de .las. provincias indianas se encontraban los magis-

    trados, llamados

    corregidores

    en

    el Perú y

    alcaldes mayores

    en

    la Nueva

    España, y que los de las provincias de mayor tamaño se denominaban

    go-

    bernadores.481

    Sin embargo, existen disposiciones en donde se fijaban dife-

    rencias. entre ambos cargos y se suprimía alguno para establecer el otro o

    se sujetaba el corregidor a un alcalde mayor, lo que da· a

    entender

    que

    exis-

    tían diferencias entre los dos cargos, pese a su cercanía y afinidad.

    482

    Los orígenes

    de

    los corregidores y alcaldes mayores castellanos se re-

    montan

    a mediados del siglo XIII

    cuando

    después que se reunió bajo el

    cetro de Fernando

    111

    la Corona de Castilla y la de León, los reinos de Tole-

    do, jaén, Córdoba, Sevilla y Murcia. Su hijo Alfonso X

    El Sabio

    es el encar-

    gado de llevar a cabo una reforma en el campo del derecho que permitirá

    diferenciar los órganos de gobierno de los judiciales; así, crean ambas figu-

    ras, corregidores y alcaldes mayores en el nivel provincial, como institucio-

    nes intermedias entre los locales y el rey. Estas disposiciones se

    encuentran

    primo en el Espéculo, donde se distingue entre los alcaldes y jueces como

    autoridades reales que pueden juzgar respecto de los merinos,' alguaciles y

    otras justicias que deben cumplir lo juzgado. Esta distinción se mantendrá

    en

    las

    Siete Partidas.

    483

    A los jueces se les designó como alcaldes, incluyendo ya sea al

    que

    juzga conforme al fuero local

    alcaldes toreros)

    como al

    que

    lo hace

    en

    la

    479 Antonio Dougnac Rodríguez, Manual , p. 114.

    48

    Clarence H. Haring los considera. junto con el de gobernador, términos sinónimos

    ya

    que

    sus deberes eran idénticos. Véase su trabajo El imperio español...,

    p.

    184.

    481

    Juan de Solórzano y Pereira,

    Política indiana ,

    lib. V cap. ll, núm

    l

    482 Véase

    Alfonso García Gallo, Alcaldes Mayores y Corregidores

    en

    Indias , en

    Estudios

    de

    his·

    toria del derecho indiano,

    I l l

    Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho

    Indiano, Instituto Nacional de Estudios jurídicos, Madrid, 1972, p. 697.

    483 Ibídem,

    pp.

    702

    y

    703.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    22/91

      54

    Historia

    del derecho

    en México

    corte del

    rey alcaldes de

    corte) o bien al que conoce de las apelaciones

    al-

    caldes de alzadas).

    En

    cuanto

    a los órganos de gobierno intermedios, Fernando lll y Alfon-

    so X crean

    en

    los reinos de León y Galicia

    un

    merino mayor

    y

    en

    los terri-

    torios recientemente reconquistados y fronterizos

    un adelantado m yor

    o representante personal del

    rey

    que posteriormente

    se

    establecerán tam-

    bién en los antiguos reinos, como superior autoridad política, sobre los

    merinos mayores.

    Los

    adelantados mayores de las merindades o comarcas

    eran jueces territoriales de todo el adelantamiento que desplazaban a los

    merinos mayores cuando

    ejercían su cargo

    en

    el mismo distrito.

    Los

    ade-

    lantados

    y

    merinos mayores

    debían auxiliarse ·de individuos conocedores

    del derecho; denominados

    alcaldes de los adelantamientos,

    nombrados por

    el

    rey.

    En los nuevos reinos como Toledo, jaén, Murcia y Algeciras no

    se

    pu-

    sieron

    adelantados

    ni

    merinos,

    sino jueces con el título de

    alcaldes mayo-

    res,

    distintos

    de

    los

    alcaldes de los adelantamientos

    ya

    mencionados.

      8

    ·

    Los

    alcaldes mayores eran nombrados por el rey y desempeñaban fun-

    ciones judiciales.

    u

    jurisdicción abarcaba

    tanto

    la materia civil

    como

    la

    criminal y no se sabe si cubría todo el reino ·del

    que

    eran cabeza las ciu-

    dades

    en que tenían

    su residencia o

    bien únicamente a

    esa

    c i u d d ~ Se

    distinguían de los

    alcaldes de los adelantamientos

    en

    que

    éstos eran jue-

    ces de alzada, mientras que los

    alcaldes mayores

    lo eran de primera ins-

    tancia. Esto hasta el siglo xv,

    ya

    que

    en 1371

    se creó· la Real Audiencia

    (reorganizada

    en

    1387), la

    que

    conocía, además del

    rey

    de las alzadas

    de

    los jueces locales, restándole dicha función a los

    alcaldes de Jos adelan-

    tamientos, que

    juzgaban :únicamente en primera instanCia, tarea

    que

    también se mermó

    por

    el hecho de que

    en

    tal instancia eran los alcaldes

    locales los

    que

    conocían

    en

    la mayor parte de las ciudades y villas.

    La

    ju-

    risdicción de estos

    alcaldes.de los adelantamientos

    se reducía al lugar de

    su

    residencia accidental, ya que

    se

    desplazaban de

    un

    lugar a otro den-

    tro de su distrito y al

    término

    de una legua, ampliada a cinco en 1532.

    Su jurisdicción

    no

    sólo

    se

    enfrentaba con la de los alcaldes locales. sino

    con

    la de los

    corregidores.

    Los corregidores

    eran nombrados por el

    rey

    previa petición de la tota-

    lidad o bien de la mayoría del Consejo; tal nombramiento debía recaer

    en

    individuo originario de ciudad o villa realenga y de fuero. originario del

    reino

    en donde

    estuviera enclavada la ciudad o villa que hace la petición,

    además de ser hombre bueno.

    El

    cargo duraba un año y era remunerado

    8 Ibídem pp.

    704

    y

    705.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    23/91

    El derecho

    indiano 55

    por

    la

    ciudad

    o villa.

      85

    Los

    corregidores tenían facultades gubernativas y

    jurisdiccionales en materia civil y criminal en primera instancia en la ciu-

    dad

    a la

    que

    eran enviados. Su distrito era

    menor que

    el de los adelanta-

    mientos,

    aunque

    jurisdiccionalmente los

    alcaldes de los adelantamientos,

    dada su movilidad, actuaban en un ámbito más reducido que el corregi

    dor.

    'La

    diferencia principal entre corregidores y alcaldes de los adelanta-

    mientos radica

    en que

    aquéllos ejercen la justicia gubernativa y la judicial

    y los alcaldes sólo

    ésta .4

    86

    Los alcaldes de los adelantamientos podían nombrar a dos alcaldes me

    nores, respecto de los cuales recibían el calificativo de alcaldes mayores.

    Por su parte, los

    alcaldes mayores,

    que eran nombrados por el rey

    en

    las

    ciudades cabeza de reino, desaparecieron desplazados por los

    corregidores

    que los reyes enviaban a dichas ciudades. Por eso, desde entonces los alcal

    des mayores fueron los anteriormente conocidos como alcaldes de los ade

    lantamientos.

    87

    junto

    con estos

    alcaldes mayores

    aparecieron los llamados

    justicia ma

    yor del reino

    o

    gobernador,

    acompañados de tres jueces letrados conocidos

    como alcaldes ma yores del reino. Este gobernador, además de desempeñar

    funciones de gobierno, hacía audiencia con sus tres alcaldes mayores para

    el conocimiento de los asuntos judiciales.

    Los alcaldes mayores

    tenían

    competencia

    en

    materia civil y criminal, conocían

    en

    primera instancia

    de

    los asuntos del lugar donde

    se

    encontraban o cinco leguas a la redonda.

    Gozaban también de atribuciones de gobierno similares a las de los corre

    gidores, aunque actuaban colegiadamente, mientras los corregidores lo ha-

    cían

    de

    manera ,individual.

    En las Indias, al ser transplantadas las instituciones castellanas aparece-

    rán los cargos de alcalde mayor y corregidor.

      88

    a

    figura del alcalde m yor

    surgió

    como una institución eminentemente

    judicial y

    por

    lo general

    le

    trada; el primero de ellos fue Francisco Roldán,

    en

    1496 aunque

    no

    era

    letrado.

      89

    junto con

    los

    alcaldes mayores

    se nombraban

    tenientes de

    go-

    bernador, pero sus competencias coincidían, lo que dio lugar

    no

    sólo a

    85

    Agustín Bermúdez Aznar, El Corregidor en Castilla durante

    la

    aja Edad Media 1348-1474),

    Departamento de Historia del Derecho, Universidad de Murcia, Sucesores

    de

    Nogués, Murcia,

    1974, pp. 10-104,

    117 y

    118.

    86 Alfonso García Gallo, Alcaldes Mayores .. , p. 709.

    487 Ibídem, p. 711.

    488

    Véase la Instrucción

    a

    los alcaldes

    y

    corregidores de Nueva España de 1571,

    en

    Mariano

    Cuevas, Documentos inéditos del siglo XV para

    la

    historia de México, 2a. ed., Porrúa, Méxi-

    co,

    1975.

    89 Ibídem, p. 715.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    24/91

      56 Historia

    del derecho

    en México

    conflictos entre ellos, sino a confusiones entre los dos oficios. Este proble

    ma

    cesó

    en

    1536,

    cuando

    desaparecieron los oficios de ·lugartenientes de

    gobernador.

    Entre

    1518

    y 1570 se produjo la gran expansión española

    en

    Indias y

    se crearon numerosas provincias, al frente de las cuales se designaba a

    un

    gobernador

    con

    el título de

    adelantado

    o sin él, que podía nombrar a

    te-

    nientes de gobernador

    con funciones delegadas de carácter gubernativo y

    judicial, y

    alcaldes mayores

    con funciones judiciales.

    A mediados del siglo

    XVII

    la institución de los

    alcaldes mayores

    se

    ge-

    neralizó y arraigó

    eh

    la Nueva España,:

    no

    así en el Perú. Existían además

    los

    alcaldes mayores de audiencia

    a imitación de los

    alcaldes mayores del

    reino surgidos

    en

    España,· específicamente ·en Galicia.

    En

    cuanto

    a los

    corregidores

    aparecen

    en

    Indias

    en

    1631

    en virtud de

    las

    Ordenanzas e instrucciones para los asisten

    tes

    gobernadores corregido-

    res y justicias de las Indias

    del

    12

    de julio de 1530.

    490

    Según José Miranda,

    fue

    una

    institución introducida con el objeto de llenar el hueco dejado

    por los encomenderos que carecían de título legítimo· o cuyos beneficios

    se

    extinguían.

    491

    Los

    nombraba directamente el rey,

    aunque con

    el tiempo

    fueron los gobernadores y los virreyes quienes se encargaron del nombra

    miento primero de los interinos de

    su

    jurisdicción.

    492

    El

    corregidor

    al ser

    un

    representante del monarca, llevaba para efectos judiciales vara alta de

    Real justicia.

    493

    Hacia el siglo

    XVI en

    la Nueva España existían 30 alcaldías-mayores y 18

    corregimientos, estos últimos divididos

    en

    de entrada

    que eran aquellos

    cuyas varas producían hasta 1 000 ducados;

    de ascenso

    que obtenían has-

    ta 2 000, y

    de término

    que generaban más de 2 000.

    494

    Los corregidores

    duraban en

    sus cargos

    un

    plazo de tres años, si

    ya se

    encontraban

    en

    las Indias, ·contado desde la toma de posesión del mismo;

    si

    debían

    trasladarse desde España, durarían cinco,

    aunque

    debían servir

    hasta la llegada de sus sucesores.

    495

    En cuanto a la competencia 'de

    alcaldes

    mayores

    y

    corregidores

    ésta

    se

    dividía

    en a

    gobierno, b justicia,

    e

    guerra

    y

    d

    hacienda.

    4

    9

    Vasco de Puga,

    Provisiones

    .. fols. 53-56v. Sobre estas disposiciones

    véase

    Román Piña Homs,

    · Ordenanzas para corregidores y alcaldes mayores dadas por las autoridades indianas ,

    en

    Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho Indiano

    Escuela Libre de

    Derecho, Instituto de Investigaciones jurídicas, UNAM, Veracruz, 1992, tomo

    2.

    491 José Miranda,

    Las

    ideas

    .. p.

    121.

    492

    Rec. Ind.

    lib.

    V,

    tít.

    U,

    ley 4. José Miranda,

    Las

    ideas

    ..

    p.

    121.

    493

    Rec. Ind. lib. V, tít.· II, ley 11.

    494 Antonio Dougnac Rodríguez,

    Manual

    .. p.

    132.

    495

    Rec. Ind.

    lib.

    V,

    tít. Il, leyes

    10

    y 49.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    25/91

    El

    derecho indiano

    57

    a Funciones

    e

    gobierno. En el gobierno temporal competía a los co

    rregidores y alcaldes mayores representar remotamente al rey y

    próximamente al virrey

    en

    los corregimientos. Recibían el título

    de

    tenientes de gobernador y debían

    p e r m n e c ~ r

    en

    la cabecera

    de

    su jurisdicción sin poder ausentarse sin licencia del virrey y cau-

    sa justificada y por tiempo limitado.

    496

    Para acceder a su cargo de-

    bían dar

    fianza y entregar un inventario de sus bienes.

      97

    Tenían

    que

    llevar a cabo visitas a los mesones y ventas

    que

    hubiera en los

    pueblos

    y

    caminos ordenando su establecimiento

    en donde

    fuera

    necesario.

    Además reconocían la forma de vida de los indios guardando

    sus buenos usos y costumbres siempre que

    no

    fueran

    en

    contra de

    la

    fe

    católica. Igualmente debían promover su

    buen

    trato y enseñan-

    za

    dentro

    de la

    fe

    católica.

      98

    Se

    encargaban de cuidar

    de

    abastecer

    de alimentos a precios razonables e impulsar los cultivos así como

    del

    buen

    estado de puentes caminos calzadas edificios cercas y

    muros.

      99

    Asimismo estaban encargados de perseguir a los malhechores

    y aprehenderlos. Podían delegar sus funciones

    en

    tenientes. Tan-

    to los corregidores como los alcaldes mayores y sus tenientes

    te

    nían prohibido

    casarse

    en

    sus distritos.

    500

    En casos especialmente

    importantes

    el corregidor debía asesorarse

    por un teniente

    letra-

    do

    y, en la Nueva España

    cuando

    coincidían corregidores y alcal-

    des mayores los segundos

    actuaban

    de asesores letrados

    de

    los

    primeros.

    5 1

    En materia de gobierno espiritual ellos eran los vicepatronos

    en

    su respectivo distrito encargados del Real Patronato.

    b Funciones en materia de justicia. Las funciones jurisdiccionales de

    los corregidores y de los alcaldes mayores se estudiarán al tratar de la

    justicia

    o r d i n r i ~

    e

    Funciones en materia de guerra. Los corregidores recibían el

    título

    de capitán de guerra con mando militar y de milicias encargados de

    mantener

    las fuerzas necesarias contra las incursiones

    de

    piratas y

    enemigos conservando buena correspondencia y conformidad

    con

    96 Rec. Ind.

    lib.

    V, tít.

    ll ley 34.

    97 Rec. Ind.

    lib. V, tít . ll leyes 8-9.

    98 Instrucción

    a

    los alcaldes corregidores

    ordenanza 11, p. 246.

    99

    Rec. lnd. lib.

    V,

    tít.

    ll leyes

    18, 19, y

    28. .

    500

    Rec. Ind.

    lib. V, tít . ll ley 44.

    5 1

    Antonio Dougnac

    Rodríguez

    Manual p.

    136.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    26/91

    358 Historia del derecho en México

    los alcaldes y castellanos de las fortalezas.

    502

    Además, conocían de

    las causas de presas

    en

    primera instancia.

    503

    d

    Funciones en materia de hacienda.

    Se

    encargaban de cuidar el

    re-

    caudo y la administración de la Real Hacienda y de procurar su au-

    mento, así como su mejor cobro y administración.

    Les

    correspondía

    la fiscalización de los oficiales reales, participar

    en

    las juntas de

    Ha-

    cienda, nombrar a los oficiales reales interinos, ejercer como jueces

    de apelación de los Tribunales de Hacienda y combatir el

    contra-

    bando.

    Alcaldes mayores y corregidores desaparecieron

    en

    la Nueva

    Es-

    paña

    con

    la Real Ordenanza

    para

    el establecimiento e instrucción

    de Intendentes de ejército y provincia en el Reino de

    la

    Nueva

    -

    paña de

    1786,

    504

    cuando fueran absorbidos por los intendentes. La

    desaparición y sustitución

    se

    producían conforme iban

    quedando

    vacantes los corregimientos y las alcaldías.

    505

    Los de las ciudades

    cabeza de provincia convertidas en intendencias

    se

    incorporaron

    al intendente que

    se

    colocaba al frente de cada una de ellas

    co-

    mo justicia mayor de su provincia. Los de las provincias restantes

    integradas en alguna de las intendencias fueron sustituidos por

    subdelegados.

    506

    lntendentes

    5 7

    En

    1786,

    con

    la

    introducción de la Ordenanza de Intendentes se crearon

    las intendencias de provincia, subdivididas

    en

    distritos, con subdelegados

    502

    Rec.

    lnd.

    lib. V, tít.

    Il,

    ley

    12.

    50J

    Véase Francisco de Montemayor y Córdoba de Cuenca, Discurso político histórico jurídi·

    co del derecho

    y

    repartimiento de presas

    y

    despojos aprehendidos n justa guerra premios

    castigos de los soldados Juan Ruiz Impresor, México, 1658, ed. facsimilar, CONACULTA·JNAH,

    JCAVE

    Colección Historias de San Juan de Ulúa en la Historia, estudio introductorio de Os·

    car Cruz Barney, Pablo Montero (coord.), México, 2001, vol. IV,

    fol.

    103 v.

    50

    4

    Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de Intendentes de ejército provin·

    cía en el Reino de la Nueva España De orden de su Magestad, Madrid, 1786. Hay una edi·

    ción facsimilar dellnstituto de Investigaciones Históricas de la UNAM publicada en México

    en

    1984 con un estudio introductorio de Ricardo Rees Jones. De ahora en adelante

    se

    cita·

    rá como Ordenanza de Intendentes.

    5

    Ordenanza de Intendentes

    art. 9.

    506 Alfonso García Gallo, Alcaldes Mayores .. , p. 740.

    50

    7

    El tema de las intendencias se tratará con mayor extensión en el capítulo dedicado a las re·

    formas borbónicas.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    27/91

    El derecho indiano

    3.59

    en

    lugar de los

    corregidores

    y

    alcaldes mayores

    El

    intendente

    sustituyó

    también

    a los gobernadores y a los adelantados.

    508

    La organización interior

    de las intendencias

    se

    concretaba a los cuatro departamentos fundamenta-

    les:

    justicia policía hacienda y guerra.

    5 9

    Los

    intendentes eran nombrados

    por el rey sin limitación alguna

    en

    la duración de sus cargos; se elegía pre-

    ferentemente a peninsulares para ocuparlos mientras que los subdelegados

    solían ser criollos.

    510

    Estaban facultados para dictar leyes y debían visitar el

    distrito

    una vez

    al año; tenían la dirección principal

    de

    las rentas reales y

    de todos los derechos correspondientes al erario.

    5

    Asimismo debían esta-

    blecer y

    mantener

    la paz

    en

    los pueblos de sus provincias evitando que

    sus justicias procedieran con parcialidad.

    512

    El cuidado de puentes y cami-

    nos les estaba

    también

    encomendado

    junto con

    el fomento

    de

    la agricul-

    tura comercio la ganadería y la industria minera.

    513

    Podían auxiliarse de

    asesores o tenientes letrados nombrados por el rey

    514

    Las apelaciones en

    contra de las resoluciones dictadas por los intendentes subdelegados y de-

    más jueces ordinarios las resolvía la Real Audiencia.

    515

    omo vicepatronos subdelegados ejercían

    en

    sus provincias el vicepa-

    tronato real para presentar candidatos a las dignidades y beneficios ecle-

    siásticos.

    En materia de guerra los intendentes debían cuidar

    en

    sus provincias

    de todo lo correspondiente a la guerra que tuviera conexión

    con

    la Real

    Hacienda atendiendo a la subsistencia y curación de la tropa.

    516

    El dispositivo local

    El

    gobierno municipal

    en

    España arrancó a la par del proceso de recon-

    quista y repoblación.

    Los

    pobladores fueron adquiriendo

    en virtud

    de los

    privilegios y fueros el dominio de la comarca en que habitaban y se hicie-

    ron gradualmente de funciones y autonomía.

    El

    modelo

    municipal

    hispa-

    no

    aparece

    ya

    definido

    en

    el siglo

    xu

    constituyendo

    un

    tercer estado

    que

    508 éase

    Juan

    Beneyto Historia

    de

    la administración española

    e

    hispanoamericana AguiJar

    Madrid ·1958

    p.

    501.

    509 Ibídem p. 502.

    510

    Ismael Sánchez Bella

    t

    al. op. cit. p. 212

    5

    Ordenanza de

    Intendentes. arts. 75 y siguientes.

    512 Ibídem art. 22.

    513

    Ibídem art. 150.

    514 Ibídem art. 15

    515 Ibidem. art. 6.

    516 Ibídem. art. 250.

    Cruz Barney, Óscar, Historia del Derecho en México, Oxfors Press, México, 2006.

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    36

    . Historia del derecho en

    México

    con

    el tiempo se vio minado ,por el poder real mediante figuras como la

    del corregidor.

    517

    El mismo mecanismo

    se

    utilizó en Indias para limitar la

    autonomía local.

    518

    Allí, la conquista propició el resurgimiento, al menos

    en un

    principio,

    del municipio. La corporación que regía y administraba los concejos

    en

    las

    ciudades, villas o lugares recibía el nombre de cabildo5

      9

    y se diferenciaba

    entre el cabildo indígena, y el cabildo de españoles.

    520

    Los cabildos crearon

    ordenanzas, bandos y normas para el uso de bienes comunales, ejercían

    control sobre las actividades gremiales, boticas, higiene pública, aguas do-

    mésticas, mercados, administración de algunos impuestos y otorgamiento

    de solares, controlaban la policía local y la milicia, reglamentaban las

    fies-

    tas y todo lo relacionado con la vida diaria de la comunidad.

    521

    La

    Corona