Cuaderno Crisis Económica Justicia para el Mundo Obrero Empobrecido

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Reflexión sobre las consecuencias en los trabajadores de la crisis económica y social

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Crisis económica¡Justicia para el mundo obrero empobrecido!

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Cuadernos de la HOAC

© Hermandad Obrera de Acción Católica

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ISBN: 978-84-92787-09-8Depósito legal:

Preimpresión e impresión:Lettergraf

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Crisis económica¡Justicia para el mundoobrero empobrecido!

I. Algo sombrío está ocurriendo a nuestroalrededor

Desde hace tiempo, por todos lados nos inundan las noticias quenos presentan un panorama bastante desolador y preocupante anuestro alrededor. En efecto, la crisis económica en la que nos en-contramos ha hecho emerger toda una serie de problemas que, des-graciadamente, no son nuevos para nosotros pero sí estánalcanzando una intensidad y amplitud que hace que casi nadie seescape o sea ajeno a sus efectos y consecuencias.

Hechos que están siendo frecuentes en nuestra sociedad en los úl-timos años: reforma laboral; reforma de las pensiones; reforma delsistema financiero; cierre y quiebra de empresas; expedientes de re-gulación de empleo (ERE); aumento del paro; familias sin ingresos;desahucios por impago de hipoteca; aumento de personas que acu-den a Caritas; resignación y escasa movilización ciudadana…

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Toda esta situación cobra un tinte aún más lamentable y hasta es-candaloso si encuadramos estos acontecimientos en el contexto so-cial y económico de los años precedentes.

En nuestro país, el Informe FOESSA1 muestra cómo en catorceaños de crecimiento económico, los índices de pobreza se han man-tenido estables —en torno al 20% de la población, y más del 3% ensituación de pobreza extrema—. Lo que significa que transcurridaalgo más de una década, hemos pasado de 13 millones de personasempleadas a más de 20 millones y la población ha pasado de 36 a45,5 millones de habitantes; sin embargo, la tasa de pobreza seguíasiendo del 20%. Esto significa que2:

a) Antes de esa década de crecimiento económico teníamos 7,2 mi-llones de pobres, y en 2008, al comienzo de la crisis, 9,1 millones(2 millones más de pobres).

b) Si antes teníamos 13 millones de empleados y en 2008 más de20 millones, con un mayor porcentaje de pobreza, se deduceque el empleo creado ha sido tan precario que no ha servidopara reducirla. Muchos trabajadores permanecían en la pobrezaa pesar de estar trabajando: los trabajadores y trabajadoras po-bres.

La actual situación de precariedad laboral y empobrecimiento noes, por tanto, producto solamente de la crisis económica, sino efectode un mal endémico al sistema económico y productivo vigente,agravado aún más por la crisis, especialmente, en nuestro país, enlo referente al desempleo.

El empleo escaso y precario ha ido creciendo desmesuradamente yse va diluyendo la seguridad y protección laboral: derechos laborales,seguros de desempleo, pensiones, sanidad, educación pública…

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1 IV Informe sobre exclusión y desarrollo social en España. 2008. Fundación FOESSA -Fomento deEstudios Sociales y Sociología Aplicada- creada por Cáritas española.

2 Datos recogidos del documento: “Destapar la pobreza en el trabajo”. Día de la HOAC 2008

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Resulta aún más grave y escandaloso que quienes pagan las con-secuencias de la crisis y a costa de quienes se pretende superar lamisma son, no sus autores (entidades financieras, grandes empresasy políticas neoliberales), sino las víctimas de la misma: los trabaja-dores y trabajadoras.

Los rostros sangrantes de la crisis.

Pero ante la relación de hechos arriba mencionados, no a todos lesva igual. Hay algunos que apenas han percibido los efectos, pues ensus trabajos y en sus sueldos aún no han notado mucho empeora-miento. Otros pocos, incluso, están aprovechando la crisis para ganarmás o ponerse en una situación más ventajosa de cara al futuro. Sinembargo, para la inmensa mayoría de la población y concretamentede los trabajadores y trabajadoras, esta situación está suponiendo unprogresivo proceso de precarización y pérdida de derechos y, porconsiguiente, de empobrecimiento y endurecimiento de las condi-ciones de vida.

Tras esta realidad hay personas, familias, rostros sangrantes paralos cuales esta situación es mucho más que un tema de debate o deanálisis. Es algo que marca dolorosamente sus vidas y la de sus fa-milias; su presente y su futuro. Es la situación de miles y miles depersonas y familias cuya situación apenas forma parte de los conte-nidos y temas de actualidad de las grandes cadenas y periódicos,que los ignoran o, peor aún, los deforman. Se habla de la crisis, pero¿se habla de las personas y de la persona? A veces, incluso, estas si-tuaciones se viven en soledad y con sentimiento de culpabilidad yfracaso por quienes las padecen. Dejémonos interpelar por algunostestimonios y algunos datos:

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1. El testimonio de Maricarmen(Empleada de hogar)

Cuando comencé a trabajar, mis hijas contaban con la edad de cuatroaños, mi marido estaba en paro y encontré una casa. Al principio, estabamuy bien. Me levantaba a las siete de la mañana para realizar las tareas dela casa y llevar a las niñas a casa de mi suegra o de mi madre para que lasllevasen al colegio. Años más tarde, la señora necesitaba más horas y, si yono quería, buscaba a otra mujer. No podía permitirme el lujo de perderlo,ya que mi marido trabajaba de vez en cuando, no le salía un trabajo estable.No tuve más remedio que quedarme y trabajar 9 horas al día, saliendo a lascuatro y las cinco de la tarde, por 400 euros al mes, sin derecho a pagas do-bles, ni estar dada de alta. Así aguanté 14 años porque con tanto paro habíamucha gente como yo, que por necesidad estaría dispuesta a hacerlo, y a mime hacía mucha falta. Durante estos años viví para trabajar, sin apenastiempo libre para poder dedicarlo a mí y a mi familia. Cuando pedí mis de-rechos, me tuve que ir sin nada después de tantos años de darlo todo poresa familia. De la noche al día me encontré en la calle con casi cuarenta añosy sin saber por dónde empezar.

ALGUNOS DATOS:

• En nuestro país el promedio de afiliadas/os a la Seguridad So-cial en el Régimen Especial de Empleadas de Hogar (REEH)está en torno a 300.000 personas.

• Sin embargo, según la EPA (Encuesta de Población Activa) haymás de 700.000 hogares con trabajadoras de hogar. El 91% detrabajadores de hogar son mujeres.

• Otros informes nos hablan de casi un millón de personas y deque la presencia de la economía sumergida en este sector al-canza más del 70%.

• Estos datos son un reflejo de la situación de desigualdad y em-pobrecimiento que viven las mujeres trabajadoras, máximecuando este empleo es poco cualificado y precario

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2. La experiencia de Claudio(Trabajador inmigrante)

Claudio es inmigrante rumano. Tiene 27 años y convive con su parejaNicoleta de 18 años y su hija de 6 meses Adellyna.

Al llegar a España, se encuentra con los problemas del idioma, y de noconocer a nadie. Trabaja en Castellón, en la economía sumergida, dur-miendo en una caseta de herramientas en una obra. Posteriormente, se tras-lada a Alcalá de Henares, donde consigue trabajo para hacer chapuzas porel área de Madrid, cobrando unos 40 euros al día. Se van alternando perío-dos de trabajo con períodos de paro, encontrándose tan pronto en la callecomo acogido en diversos lugares y pueblos.

En su último lugar de residencia se encuentran los tres viviendo en unahabitación de unos 20 m2, donde duermen, cocinan y se asean. El dueño dela habitación es el “empresario” que los ha tenido trabajando en Madriddurante un mes y medio sin dar de alta y pagándoles nada más que peque-ñas cantidades de 50 o 100 euros para “ir tirando”. Por supuesto el importede la habitación se lo descuenta del salario.

El miedo le impide contarlo todo pues, ya sabe lo que son las represaliasy, antes que verse en la calle, prefiere trabajar sin darse de alta, dónde sea ycómo sea. (Los nuevos esclavos del siglo XXI).

ALGUNOS DATOS:

• En torno al 12% de las personas censadas en España (5.650.000habitantes) son inmigrantes.

• En España el 29% de los trabajadores inmigrantes está en paro.Del millón largo de trabajadores inmigrantes sin trabajo, menosde la mitad (441.000) cobran algún tipo de prestación.

• Más de un millón de trabajadores inmigrantes “sin papeles” seestima que hay en nuestro país, sus condiciones de vida, sonmalas. Mientras, crece el amedrentamiento (los acosos, deten-ciones y seguimientos policiales) a personas inmigrantes con ysin papeles.

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3. El testimonio de Alfredo(Trabajador joven)

Alfredo tiene 25 años, trabaja en una empresa de reparación de automó-viles, ha cursado estudios de grado medio en electromecánica y el grado su-perior de automoción.

Cuando terminó el grado medio de electromecánica en la fase teórica, re-alizó tres meses de prácticas en una empresa del ramo de la automoción,empresa donde trabaja actualmente.

En este empleo, con un contrato en prácticas, en el grupo profesional deoficial de 3ª, el salario es desalentador: 720 € euros al mes, 40 horas sema-nales, en jornada partida. Su actividad laboral consiste en realizar las tareasde un oficial de tercera, sumadas a otros trabajos más cualificados para ofi-ciales de rango superior. También trabaja los sábados por la mañana y rea-liza algunas horas extras no remuneradas para acabar el trabajo atrasado ourgente.

“Todo mi salario se va en el crédito del coche, pagar la cochera, los gastosdel móvil y el tabaco, y 150€ que comparto con otros amigos en el alquilerde un piso, aunque vivo con mis padres”.

¿Y el futuro? Cuando cumpla la finalización del contrato en prácticas,lo que le espera (como ha ocurrido con otros compañeros de trabajo y si todova bien) será un contrato por circunstancias de la producción o por obra oservicio determinado… pero, ¿qué circunstancias?

ALGUNOS DATOS:

• La tasa de paro entre las personas menores de 25 años superóen el cuarto trimestre de 2010 el 42%. Una de las más altas deEuropa.

• El 42% de los trabajadores y trabajadoras entre 20 y 30 años tie-nen un contrato temporal.

• El 31% de entre 18 y 24 años no completó en 2.008 el nivel desecundaria (E.S.O.) mientras que la media europea está en el15%.

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• El colectivo de menores de 30 años es el más golpeado por losaccidentes laborales. Entre 1.996 y 2.004 la tasa de accidentespor cada 1000 trabajadores pasó de 115 a 139, en su mayoría concontrato temporal.

4. El testimonio de una familia —Mari, su marido ysu hijo— (Trabajo y familia)

Mari tiene 47 años, lleva 31 años casada. Tienen tres hijos, dos de loscuales ya no viven en casa, se han independizado, y el pequeño, de 19 años,todavía vive con sus padres.

Ella se casó con tan solo dieciséis años y, al principio, no trabajaba; sumarido lo hacía en la construcción, aunque de forma intermitente. Mari seda cuenta de que con solo el sueldo de su marido tienen bastantes dificulta-des para llegar a fin de mes, para ahorrar para el futuro… Decide ponersea trabajar limpiando casas, por supuesto sin contrato, sin darse de alta, etc.

Hace aproximadamente 18 años Mari comenzó a trabajar con un contratoa tiempo parcial (un tercio de jornada) de limpiadora en una empresa.

Su marido llevaba casi tres años en el paro hasta que lo llamaron paratrabajar en los planes de empleo del Ayuntamiento. Ahora vuelve a estaren el paro. Lo que realmente le preocupa son las perspectivas del futuro, delas pensiones, pues “toda la vida trabajando y no voy a tener una jubilacióndigna”.

El hijo mayor no pudo terminar el bachillerato y le hubiera gustado ir ala universidad, pero se tuvo que casar bastante joven. Ahora ha intentadocontinuar los estudios pero su trabajo se lo impide (muchas horas al día ya la semana, cambios continuos de lugar de trabajo…). A su hija teme quele pase lo mismo que a ella, pues trabaja de empleada de hogar sin darse dealta. El pequeño no quiso estudiar, ni siquiera terminó la ESO, él queríaempezar a trabajar cuanto antes.

A pesar de todas las dificultades que ha tenido y que está teniendo quesolventar su familia, ella se siente “afortunada” si se compara con tantasotras familias cercanas del barrio cuyas condiciones son todavía más preca-

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rias. Al menos su familia tiene una casa en propiedad que consiguieronpagar ahorrando como hormiguitas (es una vivienda de protección pública).Al menos no se ve abocada a no poder pagar una hipoteca y verse en la calle.

ALGUNOS DATOS:

• El número de hogares que tienen a todos sus activos en paro sesitúa en 1.328.000, en el 4º trimestre de 2.010.

• La crisis económica y la precariedad afectan al tamaño de lasfamilias. En el primer trimestre de 2.010 hubo 235.373 nacimien-tos (Un 3,20% menos que el año anterior).

• Los bancos se quedan en España con una media de 25.000 casascada trimestre por la imposibilidad de hacer frente a los pagosde la hipoteca (entre enero de 2.008 y junio de 2.010: 203.280 vi-viendas).

5. El testimonio de Rufino(Barrio de Exclusión Social)

Rufino vive en un barrio ignorado, un barrio obrero que desde los años70 ha ido sufriendo un importante grado de deterioro y de exclusión. Élcomo su mujer Merche son parados sin ningún tipo de ingresos. Tienencuatro hijos: Pedro de 15 años, Paco de 10, Merche de 8 y Naiara de 15 días.Rufino salió de la cárcel hace 6 meses, tuvo problemas con las drogas y locondenaron a varios años, ahora está en libertad provisional. “No hay nadapara trabajar y encima cuando dices donde vives se te cierran todas las puer-tas. Ahora busco chatarra y saco unos 10 euros al día. Mi mujer hace algu-nas rifas. Pero cuando estamos muy apurados vamos a Cáritas parroquialpara que nos paguen los recibos de la luz y el agua. Lo estamos pasandobastante mal y, claro, para vivir uno se agarra a un clavo ardiendo”.

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ALGUNOS DATOS:

• Según un estudio publicado3 en el año 2000 -con datos del censode 1991- el número de barrios desfavorecidos en España en po-blaciones de más de 50.000 habitantes era de 374 y estaban ha-bitados por cerca de 3 millones de personas. En la actualidad,con el crecimiento de la población y de la pobreza en estos últi-mos veinte años, estimamos que la población en estos barriosse ha multiplicado.

• El nivel de fracaso escolar en estas barriadas es en torno al 70%• El desempleo en España al finalizar el cuarto trimestre del año

2010 era, según la Encuesta de Población Activa, de 4.696.600personas, lo que representa el 20,33%. Este porcentaje, en losbarrios marginales, se dispara por encima del 50%

6. El testimonio de Teresa(Pensionista)

Teresa tiene 76 años, es soltera y arrastra una grave enfermedad de cora-zón. Ha trabajado toda su vida como auxiliar en la consulta de un médico,pero la mayor parte del tiempo no cotizó por ella como empleada de hogar.Después de una lucha constante y callada se plantó. Y en los últimos añosde su vida laboral, por fin, le hicieron un contrato como auxiliar pero amedia jornada, aunque trabajaba todo el día. “Ahora cobro 601,40 euros.Vivo con mi hermana viuda. Por eso tiramos para adelante con todos losgastos. Gracias a Dios mis sobrinos, los hijos de mi hermana, están todostrabajando, pero ha habido ocasiones en que les hemos tenido que ayudar yentonces nuestra economía ha temblado. Para mí, con mi enfermedad esclave la sanidad pública. Pero mi vida, como la de la mayor parte de los pen-sionistas, es muy ajustada y austera. Sobrevivimos sin lujos”.

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3 Félix Arias Goitre, José Luís Nicolás Rodrigo y Pablo Fidalgo: “La desigualdad urbana en España”.Ministerio de Fomento. 2000. Primer y último estudio publicado de estas características.

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ALGUNOS DATOS:

• El 40% de las personas pensionistas se encuentran amenazadaspor el riesgo de pobreza.

• El 36% de los hogares españoles tiene como principal fuente deingresos una pensión.

• La pensión media de jubilación se sitúa en 882,27 euros y la pen-sión media del sistema (contando otras como las de viudedady orfandad) de 778,14 euros.

II. Algunas causas de esta situación4

Las víctimas no son, por tanto, sólo resultado de la crisis econó-mica y de los sacrificios que se piden para afrontarla. La crisis y laspolíticas para hacerle frente están suponiendo una vuelta de tuercamás en el proceso de cambio de modelo de organización social queestamos viviendo.

El rostro de Maricarmen, Claudio, Alfredo, Mari y su familia, Ru-fino, Teresa y tantos hombres y mujeres trabajadoras, tantas familiasobreras…, nos hablan dramáticamente de un nuevo tiempo y unanueva realidad social que se está silenciosamente gestando y en laque ni ellos ni nosotros estamos siendo protagonistas, sino sólo susvíctimas.

¿Qué está sucediendo?

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4 Reflexión hecha a partir del artículo de Alfonso Alcaide: “Nuevo modelo económico y proyectode humanización”, en la revista Noticias Obreras nº 1.519 Págs. 19 – 26, enero 2011.

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1. Un nuevo papel de la economía

La crisis económica se originó por el proceso de financiarizaciónde la economía. Y las salidas a esta crisis están sirviendo de tapaderapara desarrollar aún más dicho proceso.

La actividad productiva, para desarrollarse, siempre ha necesitadode financiación. La economía financiera pone a disposición de la eco-nomía productiva la financiación necesaria para que ésta pueda fun-cionar. De la actividad productiva se obtiene: trabajo, salarios,beneficios para las empresas y beneficios para la economía financiera.

El cambio actual consiste en que la economía financiera ha creadoun conjunto de productos especulativos que le permiten obtener be-neficios al margen de la economía productiva. Mientras que éstamueve el 15% de los recursos económicos, la economía financierasupone el 85%. Es decir, se ha convertido en autónoma y hegemónicay ha roto su razón de ser al servicio de la producción y el consumode empresarios y trabajadores.

Este proceso se ha visto ayudado por la globalización y la desre-gulación, al mismo tiempo que por el desarrollo de las nuevas tec-nologías de la comunicación y la información. Además, también hatenido un aliado que ha empobrecido a muchas familias: el endeu-damiento. La economía productiva no está organizada para producirlos bienes y servicios necesarios para vivir toda la población. Estádiseñada, en nuestra sociedad, para producir de manera crecienteproductos y servicios que sean consumidos también ilimitadamente,sean o no necesarios y puedan o no satisfacer las necesidades detodos. Esta carrera sin límites busca la obtención de las máximas ga-nancias. Beneficios que, en gran medida, no van destinados a la in-versión productiva sino a la productos financieros especulativos, quegeneran rápidamente nuevos beneficios. Pero es más, las familiastrabajadoras son atrapadas por una espiral consumista que requiere

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endeudarse para responder a ella y/o para cubrir necesidades bási-cas, como la vivienda, que el empleo precario y/o barato no posibi-lita. Este endeudamiento ha generado una gran dependencia yfortaleza del capital financiero.

Esta economía financiera y especulativa tiene terribles consecuen-cias para la población mundial. Según el último informe de BancoMundial los precios de los alimentos han subido un 15% entre octu-bre de 2010 y enero de 2011, lo que ha arrastrado a unos 44 millonesde personas a la pobreza en los países en desarrollo. Y una de las ra-zones que apunta es “la volatilidad de los mercados”. Dicho conotras palabras, las decisiones especulativas invierten en la comprade alimentos para posteriormente venderlos a precios más elevados,con el único fin de obtener un mayor beneficio, que condena a lahambruna y a la muerte a millones de personas.5

Pero hay una gran apuesta por las instituciones que desarrollaneste modelo económico. En septiembre de 2009, el dinero dado a losbancos era de ¡17 TRILLONES DE DÓLARES! ¡Con el dinero dadoa los bancos habría para erradicar el hambre en el mundo durante600 años!6

2. Una nueva comprensión del empleo

La hegemonía absoluta de este modelo económico especulativositúa al sistema productivo ante el reto de incrementar su capacidadde beneficios y hacerse atractivo para la economía financiera. Estosólo puede hacerse abaratando costes de producción, especialmentelos que tienen relación con los costes del trabajo humano. Es más,caminar en ese abaratamiento de los costes de producción y poder

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5 Una de las razones silenciadas que explican las revueltas sociales que estamos viviendo en el nortede África.

6 Manfred Max-Neef, “El mundo en rumbo de colisión”. http://www.unia.es/content/view/1000/684/

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ser competitivos en el mercado global supone repensar y reorganizarla producción haciéndola cada vez más productiva, eficiente y flexi-ble. Lo que está suponiendo un cambio en la concepción y el papeldel empleo en nuestra sociedad.

La incorporación de la flexibilidad a los procesos productivos aca-rrea importantes consecuencias sobre el trabajo humano. Y, portanto, sobre la vida de las personas, porque trabajo y persona quetrabaja no se pueden separar. El trabajo es un camino clave de des-arrollo humano y de construcción social. Según sea el trabajo —conderechos o sin ellos, flexible o generador de seguridad, decente o in-decente e injusto—, así se irá configurando la vida de las personas yasí se irá desarrollando la sociedad.

El empleo escaso y flexible que se está imponiendo socialmenterompe la función social que ha venido representando como genera-dor de:

a. Los recursos necesarios para vivir las familias. Hoy el trabajono asegura los ingresos necesarios a amplios sectores delmundo obrero más empobrecido. Es más, los anuncios de ligarsalario a productividad —especialmente en tiempo de crisis—agravan esta situación. Pueden trabajar los miembros de unafamilia y vivir bajo los umbrales de pobreza.

b. Condiciones que posibiliten la construcción de dichas fami-lias. La movilidad geográfica, horaria… que se va imponiendo,dificulta la vida familiar, que requiere seguridad, estabilidad ytiempo.

c. Derechos para las personas. El derecho a la seguridad social, ala jubilación, a protección frente a la injusta ley del mercado enlas relaciones laborales, a negociar colectivamente las condicionesde trabajo… se va perdiendo. Las sucesivas reformas laborales,así como la precariedad del empleo y su escasez, dejan a impor-tantes franjas de trabajadores y trabajadoras como personas sinderechos fundamentales y los van excluyendo socialmente.

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d. Desarrollo personal. El trabajo precario y flexible no posibilitael desarrollo de la vocación de las personas. No es fuente devida, sino, en muchos casos, de miedo y de frustración.

e. Vínculos sociales. Su ausencia y la manera de concebir el tra-bajo, es camino de individualismo. Ni el empleo posibilita la re-lación con otros en el ámbito de la empresa (trabajo por horas,teletrabajo, temporalidad, relaciones individualizadas, despres-tigio de las organizaciones de los trabajadores…) ni deja tiempopara la vida social y en comunidad. El tiempo de vida quedasupeditado al tiempo productivo. La vida socio-política de laspersonas, el cuidado de los otros, queda anulado…

Vivimos un cambio donde se están transformando las reglas porlas que se rige el funcionamiento de la sociedad. Una de esas reglases que las oportunidades de vida y la adquisición de un conjunto dederechos están garantizadas por un trabajo remunerado. ¿Qué ocu-rrirá con todas aquellas personas trabajadoras que estén de manerapermanente desempleadas o en su itinerario laboral sólo accedan aempleos precarios y que no le garanticen recursos suficientes paravivir? ¿Serán personas integradas o excluidas socialmente? ¿Seránpersonas frustradas o desarrolladas personalmente?

3. Una transformación de la política y del Estado

Este nuevo modelo económico y esta concepción del trabajo hu-mano generan un nuevo escenario político y una transformación enel papel del Estado. Los cambios que se vienen gestando desde losaños 70, con la crisis económica y las propuestas para salir de lamisma, se están impulsando y poniendo más claramente de mani-fiesto. Algunos de estos cambios son:

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a. Una crisis de la democracia

Se van imponiendo todo un conjunto de teorías y de iniciati-vas que menoscaban la capacidad política de los gobiernos.Muchas de estas teorías se han convertido en leyes que sustraenimportantes decisiones a la acción de los gobiernos, decisionesque afectan al bien común y al interés general.

Algunas de esas teorías convertidas en normas de funciona-miento político son: todo gasto público es ineficaz e ineficiente;para evitar el despilfarro es necesario traspasar el poder políticode los Gobiernos a los Bancos Centrales y prohibir que estospresten dinero a los Gobiernos; convertir la deuda privada delas entidades financieras en deuda pública que pagamos todoslos ciudadanos; para activar la economía, el papel de los Go-biernos es facilitar la actividad a aquellos que tienen el podereconómico: reducir impuestos, atracción de la inversión…

Además se produce en la práctica una cesión del poder so-berano de los Estados a través de la presión de grandes com-plejos multinacionales y financieros, llamados los mercados,que dictan a los gobiernos qué es lo que tienen que hacer —re-formas, leyes, normas…,— bajo la amenaza de colapsar sus eco-nomías. La reciente estrategia que han mantenido en la comprade deuda soberana del Estado español ha sido un claro y escan-daloso ejemplo. Las instituciones políticas supranacionales quese van creando, como la Unión Europea, lejos de contrarrestara estos poderes económicos, están también a su servicio.

b. Quiebra del Estado de Bienestar

Esta crisis de la democracia, con la implantación de normasque desarrollan las distintas teorías descritas, y el papel del Es-tado transfiriendo dinero público a manos privadas —como son

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los procesos de privatización de empresas públicas o los incen-tivos a las empresas, por distintas vías, para captar su inversióno por la financiación de la deuda pública…,— está minando elEstado de Bienestar.

Los sectores más empobrecidos del mundo obrero y del tra-bajo son las primeras víctimas del deterioro de los distintos as-pectos de dicho Estado de Bienestar: La vivienda —con unproceso paulatino de endeudamiento—; la educación —con lasubordinación a la financiación privada y privatización de cos-tes, por ejemplo con el Plan Bolonia—; las pensiones —con unareforma que es un paso más en el proceso de privatización delas mismas—; las políticas de empleo y las sucesivas reformasque van minando la protección de los trabajadores y las traba-jadoras; la sanidad —con el reiterado anuncio y amenaza delcopago—; etc.

c. Unas organizaciones políticas, sindicales, sociales paliativasde los “efectos colaterales” de la transformación del modelosocial

Uno de los grandes problemas de esta situación social es quela mayoría de las organizaciones que cuestionan esta realidady estos procesos de transformación tienen un respaldo minori-tario socialmente y sufren un ataque constante de desprestigioy rechazo. La expresión anti-sistema se ha asociado a gruposviolentos. Es más, métodos de presión y reivindicación como lahuelga o la negociación colectiva, están siendo atacados y pre-sentados como un freno para el desarrollo económico y social.

Por otro lado, se está generando la revalorización de una ac-ción social y solidaria, de un modelo de sindicalismo, de unaactividad política, de una acción caritativa… que no cuestione

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el “actual orden que tapa el desorden de las cosas”, sino queactúe sobre las consecuencias que las decisiones económicas ypolíticas acarrean; actúe sobre los “efectos colaterales” pero noafronte las causas. Organizaciones sociales, políticas, sindicales,eclesiales, que sean funcionales a la transformación socioeconó-mica y sociopolítica que estamos viviendo.

4. Una cultura al servicio de estas transformaciones

Este proceso de transformación social necesita ser asumido, inte-riorizado y aceptado personal y socialmente. ¿Cómo, si no, se pue-den dar estas transformaciones sin una gran respuesta social?¿Cómo podemos aceptar el rostro sufriente de las víctimas comoalgo normal y natural? Es más, todos estos cambios están engen-drando nuevos valores, que configuran una nueva manera de serpersona. “El mismo sistema económico que ha construido un tipo de viday de relaciones sociales, que ha organizado la casa que es el mundo desdelas clave de la producción y el consumo, genera una cultura que construyeun tipo de persona capaz de habitar esa casa”7

Una cultura en la que se filtran aspiraciones a grandes ideales —solidaridad, ayuda humanitaria…— pero al mismo tiempo orientalos estilos de vida y las prácticas de las personas a ser construidasde espaldas al sufrimiento humano. Un sufrimiento que no nos in-terpela y que nos hace ser indiferentes a las víctimas. Así, con nuestravida decimos: “… ¿Soy yo el guardián de mi hermano?”(Génesis, 4, 9)

Es cierto que la crisis económica ha hecho que muchas personasestén siendo capaces de ayudar a otras. Pero no conseguimos dar unpaso más; generar una dinámica de lucha por la justicia. Nuestra cul-tura nos impone un pragmatismo, una llamada a ser razonables, a

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7 José María Mardones: Recuperar la justicia. Sal Terrae. 2005

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pensar que las cosas son así y no se pueden modificar, nos hace in-teriorizar que esta realidad que vivimos es la manera natural y nor-mal del ser de las cosas. Esta normalidad rompe el desarrollo de todala persona y de todas las personas y frena su compromiso por el biencomún. Rompe la vocación más profunda del ser humano: la comu-nión.

Esta realidad, por tanto, no sólo genera empobrecimiento e injus-ticia sino que está deshumanizando a amplios sectores de nuestrasociedad y del mundo obrero. Y además siembra de valores, comola lucha por la existencia, la nueva realidad cultural. Es como si losvalores del terreno económico —la búsqueda del interés particular,la competitividad, los máximos beneficios, etc.— hubieran coloni-zado también nuestra cultura y, por tanto, nuestro corazón.

III. Otra manera de enjuiciar la realidad:el proyecto de Dios

Jesucristo y el Reino de Dios que predica y vive nos ayudan aconstruir nuestra vida y la realidad social desde otra normalidad,radicalmente opuesta a la que hemos descrito.

El Dios de Jesucristo es un Dios encarnado. Un Dios “entrañado”en el corazón del mundo y de las personas. Un Dios que habita enlo más profundo de la realidad y de nuestras vidas. Un Dios que nosacompaña y que va haciendo de la historia humana camino de sal-vación y liberación. La gloria de Dios es que la persona humana viva.

Por este motivo, para los seguidores y seguidoras de Jesucristo, lapropia vida personal y la realidad social es experiencia de Dios vivo.El rostro sufriente de los empobrecidos, de las víctimas, es clamorde Dios. Nuestro encuentro con Él no nos puede dejar indiferentesa estas transformaciones sociales y a las víctimas que va produ-

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ciendo. “…el grito de los pobres atraviesa las nubes y hasta alcanzar a Diosno descansa; no ceja hasta que Dios le atiende, y el juez justo le hace justi-cia”. (Eclesiástico 35, 21)

El Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia nos aportan un pro-yecto de humanización, de ser y vivir desde Jesucristo, y otra manerade comprender y construir las relaciones sociales —la economía, eltrabajo, la política, la cultura…,— que ponen a la persona en el cen-tro de la realidad y, especialmente, a los empobrecidos. Las personascreyentes estamos llamadas a vivir desde ahí y a poner en diálogocon otras personas, creyentes o no, esta nueva normalidad, para quefecunden proyectos que transformen la realidad desde los empobre-cidos, desde las víctimas.

Nuestra vida personal debe traslucir esa normalidad; nuestras fa-milias deben vivir desde ella; nuestras parroquias y comunidadeseclesiales, asociaciones y organizaciones de todo tipo… deben sercapaces de vivir desde otros valores que rompan la normalidad im-puesta en nuestra cultura. Este es el cambio necesario y urgente paraconstruir otra realidad social, para generar otra cultura y proyectosde vida personal desde la comunión y la solidaridad.

Algunos ejemplos de esta nueva normalidad:

1. Superar la actual manera de entenderla economía y el desarrollo: avanzar hacia unaeconomía de comunión

El amor, la fraternidad, la gratuidad, no son sólo propuestas parala vida personal. También deben fecundar las relaciones sociales y,en concreto, las relaciones económicas. No parece que las transfor-maciones que hemos descrito anteriormente estén atravesadas porestos principios. Pero la vida económica, desde la normalidad delEvangelio, no puede estar al margen de la comunión, del don, de lagratuidad. La Doctrina Social de la Iglesia así nos lo muestra.

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“El gran desafío que tenemos, planteado por las dificultades del desarrolloen este tiempo de globalización y agravado por la crisis económico-financieraactual, es mostrar, tanto en el orden de las ideas como de los comportamien-tos, que no sólo no se pueden olvidar o debilitar los principios tradicionalesde la ética social, como la trasparencia, la honestidad y la responsabilidad,sino que en las relaciones mercantiles el principio de gratuidad y la lógicadel don, como expresiones de fraternidad, pueden y deben tener espacio enla actividad económica ordinaria. Esto es una exigencia del hombre en elmomento actual, pero también de la razón económica misma. Una exigenciade la caridad y de la verdad al mismo tiempo” (Caritas in Veritate, 36).

“Responder a las exigencias morales más profundas de la persona tienetambién importantes efectos beneficiosos en el plano económico. En efecto,la economía tiene necesidad de la ética para su correcto funcionamiento; node una ética cualquiera, sino de una ética amiga de la persona” (Cáritas in

Veritate, 45)

Esta visión de la economía rompe la manera habitual de entenderque la finalidad de ésta es buscar fundamental y primeramente elmáximo beneficio, la máxima rentabilidad aunque genere un costesocial. Y, por tanto, rompe también la normalidad de entender, deeste modo, la empresa o la inversión financiera.

“Las actuales dinámicas económicas internacionales, caracterizadas porgraves distorsiones y disfunciones, requieren también cambios profundosen el modo de entender la empresa… Uno de los mayores riesgos es sin dudaque la empresa responda casi exclusivamente a las expectativas de los in-versores en detrimento de su dimensión social” (Caritas in Veritate, 40).

“Además, se requiere que las finanzas mismas, que han de renovar nece-sariamente sus estructuras y modos de funcionamiento tras su mala utili-zación, que ha dañado la economía real, vuelvan a ser un instrumentoencaminado a producir mejor riqueza y desarrollo. Toda la economía y todaslas finanzas, y no sólo algunos de sus sectores, en cuanto instrumentos,

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deben ser utilizados de manera ética para crear las condiciones adecuadaspara el desarrollo del hombre y de los pueblos” (Caritas in Veritate, 65).

El desarrollo de esta concepción de la economía, de las finanzas,de la empresa, supone no sólo una corrección del modelo económicovigente y una denuncia de los cambios que en él están operando,sino que reclaman un nuevo paradigma: una economía de comuniónal servicio de la dignidad de la persona humana.

2. El trabajo decente como único trabajo a lamedida del ser humano

La crisis económica actual y el cambio de organización social queestá operando en nuestra sociedad, con el aumento del desempleo yla flexibilidad y precariedad del mismo, van generando como nor-mal pensar que es mejor tener cualquier empleo que no tenerlo, aun-que sea mal pagado, precario. En la historia reciente cada crisis hasupuesto, como estrategia para salir de ella, una pérdida de derechoslaborales y una precarización del empleo.

Pero la fe de la Iglesia, consciente de la importancia del trabajo enla vida personal, familiar y social, nos aporta otra normalidad. Poreste motivo ha hecho suyo el concepto de trabajo decente.

“Pero ¿qué significa la palabra «decente» aplicada al trabajo? Significa untrabajo que, en cualquier sociedad, sea expresión de la dignidad esencial de todohombre o mujer: un trabajo libremente elegido, que asocie efectivamente a lostrabajadores, hombres y mujeres, al desarrollo de su comunidad; un trabajoque, de este modo, haga que los trabajadores sean respetados, evitando toda dis-criminación; un trabajo que permita satisfacer las necesidades de las familias yescolarizar a los hijos sin que se vean obligados a trabajar; un trabajo que con-sienta a los trabajadores organizarse libremente y hacer oír su voz; un trabajoque deje espacio para reencontrarse adecuadamente con las propias raíces en elámbito personal, familiar y espiritual; un trabajo que asegure una condicióndigna a los trabajadores que llegan a la jubilación” (Caritas in Veritate, 63).

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3. Una visión del Estado y de la democracia comoservicio a los ciudadanos, especialmente a losmás débiles y a los empobrecidos

Los cambios que hemos descrito al abordar las transformacionesde la política y del Estado propagan entre los ciudadanos una con-cepción de la política, del Estado, de la democracia… donde las per-sonas, y en concreto, los empobrecidos, no ocupan el lugar central.La política se concibe como el arte de lo posible, pero no como la ca-pacidad de hacer posible lo necesario para los empobrecidos y paralas personas. Esto supone una manera distinta de entender la finali-dad de la acción política. Esta no ha de ser la búsqueda del creci-miento económico y el simple bienestar de la ciudadanía, quegeneralmente supone abrir más la brecha entre los más privilegiadosy los más empobrecidos. La actividad política debe buscar la justiciay el desarrollo integral de toda la persona y de todas las personas.Y, en este sentido, ha de marcar prioridades, anteponiendo siemprea los más débiles.

Pero esta concepción de la vida política requiere una manera con-creta de entender la democracia. “Una auténtica democracia no es sóloel resultado de un respeto formal de las reglas, sino que es el fruto de laaceptación convencida de los valores que inspiran los procedimientos de-mocráticos: la dignidad de toda persona humana, el respeto de los derechosdel hombre, la asunción del “bien común” como fin y criterio regulador dela vida política” (Compendio de la D.S.I., 407).

Y también necesita de una comprensión del Estado que garanticeel protagonismo de los ciudadanos —subsidiariedad— y al mismotiempo, la solidaridad con los más débiles. Éste es uno de los retosque se nos presenta con la actual crisis y los cambios que se estánoperando en el modelo social: ¿cómo hacer protagonistas a las vícti-mas en esta situación y, al mismo tiempo, cómo articular políticasque nos hagan avanzar en solidaridad?

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4. Una cultura, reflejo de una manera de sentir,de pensar y de actuar que, desde Jesucristo, esradicalmente distinta a la que estamos viviendo

La fuerza salvadora y liberadora que es el Evangelio, nos presentaen Jesucristo esa ruptura de concepciones que oprimen especial-mente a las víctimas. Esto es lo que hizo Jesús: poner del revés laforma de sentir, de pensar y de actuar dominante en la sociedadjudía de su época, porque esa “normalidad” oprimía y asfixiaba alas personas, sobre todo a los pobres; y así mostró lo que es ponerdel derecho la realidad para que podamos vivir como hijos e hijasde Dios.

Esa es la función de la cultura que hemos, desde la fe, de asumir:generar en las personas y en los ambientes formas de sentir, de pen-sar y de actuar que unan nuestras vidas, nuestro trabajo, nuestra ac-tividad económica y política, nuestra acción evangelizadora a lasuerte de los empobrecidos.

Una cultura que saque de la invisibilidad a las víctimas para quecuando las veamos nos conmovamos y rompamos la manera naturalde verlas sin verlas y justificar su existencia. Hemos de generar unacultura que, desde el Evangelio, rompa la amnesia ante las víctimas.Ciertamente una cultura que recupere la memoria del sufrimientoque las deja al borde del camino de la historia.

IV. Algunas ideas para la acción:la caridad política

Como hemos manifestado en la reflexión, la realidad sufriente quevenimos describiendo no nos puede dejar insensibles. Esta realidades el altar donde nos encontramos con Jesucristo muerto y resuci-

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tado, que es el Dios que acompaña a la historia y que está presenteen las entrañas de la realidad y de cada persona, que es víctima conlas víctimas, rostro sangrante con los empobrecidos del mundo deltrabajo. ¿Cómo ser indiferentes?

Los cristianos hemos de actuar. Y hemos de hacerlo junto a nues-tros compañeros y compañeras, cristianas o no, uniendo nuestrasvidas a la suyas. Y siendo fieles a la realidad que vamos descu-briendo, sintiendo, entendiendo y que nos conmueve. En este sen-tido, es importante que personal y comunitariamente vayamosdando pasos. Algunas ideas para la acción pueden ser:

1. Nuestros hábitos de vida deben ser construidosdesde la normalidad del Evangelio

Vivir desde Jesucristo supone configurar nuestra vida desde Él, yesto nos lleva a desarrollar nuestra vocación a la comunión. Nuestravida personal y familiar ha de estar construida desde: a) La pobreza,no por no tener recursos, sino porque compartimos lo que tenemosy lo que ganamos con nuestro trabajo; b) La humildad, porquesomos capaces de recibir lo que otros aportan y c) El sacrificio, por-que somos conscientes de que trabajar por un mundo nuevo necesitaesfuerzo. Esta tarea requiere fidelidad y coherencia entre lo quesomos y creemos y lo que hacemos. Y esto requiere que nos pregun-temos: cómo vivimos, cómo consumimos, qué hacemos con nuestrosahorros, cómo compartimos nuestros bienes que tienen un destinouniversal, cómo empleamos nuestro tiempo, cómo desarrollamosnuestro trabajo, cómo convivimos, cómo participamos en la comu-nidad. El Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia no son sólo paraque lo vivan otros; es principalmente para vivirlo cada uno de nos-otros.

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2. Nuestra vida ha de ser camino de encarnacióncon las víctimas

Sólo podemos ser, con Jesucristo, fuerza de liberación y salvaciónpara las víctimas siendo carne de la misma carne. Y esto supone co-nocer su realidad, sufrirla junto a ellas, compartiendo lo que tenemos,generando espacios de comunión. Las víctimas necesitan respuestasahora. Nuestras parroquias, comunidades, movimientos, asociacio-nes, tienen que salir de sí mismas para sentir y entender a los paradosy paradas, con trabajos precarios, a las familias obreras, a los trabaja-dores y trabajadoras de los barrios ignorados, a las mujeres trabaja-doras pobres, a los jóvenes, a las personas inmigrantes y susfamilias… Supone que nuestras organizaciones de todo tipo —socia-les, sindicales, políticas, eclesiales— muestren formas de vida dondelos empobrecidos son acogidos y pueden vivir desde la comunión.

3. Hemos de poner del revés la normalidadde cómo sentimos, entendemos y actuamos anteel cambio de sociedad, la crisis y las víctimasque está generando

Hemos de visibilizar a las víctimas y los procesos de compasión ylucha con ellas. Es fundamental dar a conocer su realidad, poner ros-tros a las cifras. No pueden ser las víctimas olvidadas. Y, al mismotiempo, hemos de hacer visibles experiencias de comunión y de com-promiso. Hemos de hacer visibles otras formas de convivencia, decooperación, de fraternidad. Es urgente difundir, además, una nuevalógica y comprensión de la realidad que viven y de las causas que laprovocan. Es necesario evangelizar la cultura, mostrar la normalidadde vida que nos propone Jesucristo y poner del revés la manera ha-bitual que está extendida en nuestra sociedad. Por este motivo esclave promover espacios de pensamiento, de opinión, de conviven-cia, de acción, que generen unos nuevos valores y que se compartany propaguen en nuestros ambientes.

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4. Hemos de construir, desde las comunidadesmás pequeñas hasta las más amplias, estructuras,iniciativas, normas, leyes que sean liberadoras

Hemos de desarrollar la caridad política. Unir amor y justicia.Unir lucha contra las consecuencias de la crisis y del cambio social,y contra las causas que generan tanto sufrimiento. Es importante quepromovamos la participación en organizaciones encaminadas a estatarea. La actividad sindical es clave en la defensa de los empobreci-dos del mundo obrero y del trabajo. Y, también, que potenciemosexperiencias organizadas de amor y de comunión. Es importanteque vayamos imaginando y haciendo real ese otro mundo, otra po-lítica, otras finanzas y economía, otra cultura. Porque lo que no sea-mos capaces de imaginar y de nombrar, de experimentar, decomenzar a construir… sólo será una quimera imposible de alcanzar.Ciertamente entre la realidad que tenemos y a la que aspiramos —aunque no seamos capaces de dibujarla perfectamente en nuestroimaginario— hemos de ir construyendo iniciativas que nos ayudena transitar hacia ese otro mundo. En este sentido es fundamental ge-nerar ámbitos donde poder también regenerar las dimensiones delproyecto de humanización de las personas, especialmente de las víc-timas. Esto requiere que les devolvamos el protagonismo, la espe-ranza de que junto a otros la realidad puede comenzar a cambiar.Ello supone procesos de acción donde las víctimas participen ydonde recuperen la dimensión política de sus vidas, donde recons-truyan y descubren sus aspiraciones e intereses y donde comiencena experimentar el efecto sanador de la lucha por la Justicia.

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5. La comunidad cristiana tiene que ser parte detodo este trabajo

Y debe realizar con su testimonio y compromiso una importanteaportación: la búsqueda de otro mundo posible sólo será real si serealiza desde y con las víctimas. Es importante que la comunidadeclesial sea signo de salvación y liberación de las víctimas: Vigilias,Concentraciones, Eucaristías, Marchas… donde la Iglesia de los po-bres esté con los pobres. Una comunidad eclesial que anuncie y de-nuncie proféticamente con su palabra y con su propia vida. Ytambién celebre esta vida y esta acción. Nuestra liturgia tiene queestar empapada de esta propuesta evangelizadora. Nuestras comu-nidades sólo podrán ser reflejo de Jesucristo si en su seno están lasvíctimas.

“Entonces seremos benditos, porque habremos visto la necesidad de nues-tro mundo, y nos habremos decidido a contribuir para que los pobres y loshambrientos, los cojos, los ciegos, sordos y lisiados de cualquier género tu-vieran techo, comida, cobijo, atención, trabajo y dignidad. Benditos seréisaunque esto os cueste trabajo y sinsabores (…) Benditos os llamará miPadre, dirá Jesús, aunque vuestro empeño haya dado escaso fruto y los avan-ces hayan sido milimétricos, porque habréis luchado por eliminar el pecadoestructural del mundo, que tanto daño hace a los hermanos y a la fraterni-dad, y habréis empujado la esperanza de mi Resurrección por implantar lajusticia, la fraternidad y la paz” 8.

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8 José María Mardones, Recuperar la Justicia, Sal Terrae, 2005, pág. 84

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PARA LA REFLEXIÓN Y EL TRABAJO EN GRUPOS

A continuación os ofrecemos algunas cuestiones que nos puedenayudar en nuestra reflexión y meditación. Una reflexión y medita-ción que sólo podrá culminar si nuestra sensibilidad, nuestro enten-dimiento y nuestra voluntad y acción se ven afectadas.

1.- ¿Conoces personas afectadas por la crisis económica y porlos cambios que se están operando en la sociedad? Ponles ros-tro y piensa en ellas, en sus circunstancias, en sus familias.

2.- ¿Cuál crees que es la manera habitual de pensar en nuestrosambientes sobre los desempleados, los trabajadores precarios,las familias endeudadas, los inmigrantes, los barrios de ex-clusión de nuestras ciudades…?

3.- De las causas que han generado esta situación de crisis y decambio social, resalta aquellas que te parecen más relevantes.Aporta otras que el documento no recoge. Medita sobre ellasy piensa si estas causas se nos dan a conocer y, cuando lohacen, cómo nos las presentan.

4.- Lee despacio la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10, 30-35) y los textos que aparecen en la reflexión de la DoctrinaSocial de la Iglesia. Y pregúntate:

- ¿Cómo, desde Jesucristo, deberíamos sentir y entenderel sufrimiento de las víctimas, las relaciones económi-cas, el trabajo, la política, la cultura?

- ¿Cómo debe ser nuestra acción ante toda esta realidady, especialmente, ante las víctimas?

5.- Reflexiona y concreta algún cambio que tú puedes incorpo-rar en tu vida para actuar como el Buen Samaritano ante loscaídos al borde del camino en esta crisis. También aporta al-guna acción que tu comunidad u organización a la que per-teneces podría llevar a cabo para vivir la caridad política.

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La intención de esta reflexión es ayudarnos personal y comunita-riamente a, como decía el teólogo jesuita Ignacio Ellacuría, hacernoscargo, cargar y encargarnos de la realidad sufriente de las víctimasde la crisis y del cambio de modelo de organización social que vivi-mos. Y lo hacemos con el convencimiento de que es la única manerade vivir plenamente nuestra humanidad. Y, para los cristianos, es laúnica manera de vivir la fe y podernos llamar seguidores del Cristo.

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