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cuadernos de arquitectura virreina! FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM Editor: Juan B. Artigas Consejo editorial: Ernesto Velasco Lebn Clara Bargellini Carlos Chanfbn Olmos Ricardo Arancbn García Elisa García Barragán Guillermo Tovar de Teresa Juan Antonio Siller C. Alejandro Villalobos P. Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas, Impresión: Offset Co mercial Policromo, S.A. Médicos No. 23, Col Sifbn CP. 09400, México, D.F. Tiraje: 3000 ejemplares. Distribución: En las oficinas de la Direccibn de la Facul- tad de Arquitectura y en el Seminario de Arquitectura Apll.rtado Postal 20-442 . San Angel Delegacibn Alvaro Obregbn. 01000, México, D.F . Notas: El consejo editorial se reserva el derecho de se leccibn y autoriza la reproduccibn parcial de artículos, debidamente entreco. millados, siempre que se cite la fuente. No se devolverán originales. Los editores sólo responden del interés científico de la publicación, el contenido y las ilustracio· nes de cada articulo son respnsabilidad de sus autores respectivos . Es tos Cuadernos de Arqui- tectura Virreina! no persiguen fines lucrativos. 4 Índice EDITORIAL ........... . .. .. . ..... ... ... ... ... ... . ..... . ........................ . La medalla de San Benito y el exorcis mo en los monasterios y conventos medievales. Margarita Marlinez del Soleral... .. ....... ......... . ................... ... ................ .. . 9 Manejo de materiales de construcción a ni vel comunitario. Yolanda Sanguineti Vargas. . . . . . . 20 La arquitectura vernácula en México. José Angel Campos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 Las fiestas populares y las plazas en Quéretaro, uso del espacio público en el virreinato. Carlos Arvizu García. . ... .. . .......... ... . ..... . .. ... ... ..... .... .. . .. . .. . ............... 34 Arquitectura militar de un sitio del Yucatán colonial. Alfredo Barrera Rubio. . . . . . . . . . . . . . . . 43 Capillas, trapiches y chacoacos. Mari ha Vilchis y Rafael Bañuelos.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48 EVENTOS "VI Premio de Poesía Luis Cernuda" Sevilla, España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60 Coloquio "Perspectivos de la investigación científica y humanística en el Estado de Chiapas y lafronterasur" . ........ ·..... . .. . .............. . ................. . ................ 66 "XI Congreso Centroamericano de Arquitectos, Tegucigalpa, Honduras, C.A. . . . . . . . . . . . . . 67 LIBROS A rchitectura Civil Recta y Oblícua. Considerada y Dibuxada en el Templo de Jerusalem. por JuandeCaramuel. CarlosChanfónOlmos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70 CO RRESPONDENCIA PaulGendropFrancotte 12 de julio de 1931 - 22 dejuniode 1987 ....... ... ... .. .... ... .... 80

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• cuadernos de arquitectura virreina!

FACULTAD DE ARQUITECTURA UNAM

Editor: Juan B. Artigas

Consejo editorial: Ernesto Velasco Lebn Clara Bargellini Carlos Chanfbn Olmos Ricardo Arancbn García Elisa García Barragán Guillermo Tovar de Teresa Juan Antonio Siller C. Alejandro Villalobos P.

Redacción y diseño gráfico: Juan B. Artigas,

Impresión: Offset Comercial Policromo, S.A. Médicos No. 23, Col Sifbn CP. 09400, México, D.F.

Tiraje: 3000 ejemplares.

Distribución: En las oficinas de la Direccibn de la Facul­tad de Arquitectura y en el Seminario de Arquitectura Virreina~ Apll.rtado Postal 20-442. San Angel Delegacibn Alvaro Obregbn. 01000, México, D.F.

Notas: El consejo editorial se reserva el derecho de seleccibn y autoriza la reproduccibn parcial de artículos, debidamente entreco. millados, siempre que se cite la fuente.

No se devolverán originales.

Los editores sólo responden del interés cient ífico de la publicación, el contenido y las ilustracio· nes de cada articulo son respnsabilidad de sus autores respectivos . Estos Cuadernos de Arqui­tectura Virreina! no persiguen fines lucrativos.

4 Índice

EDITORIAL ........... . .. .. . ..... ... ... ... . . . ... . ..... . ........................ .

La medalla de San Benito y el exorcismo en los monasterios y conventos medievales. Margarita Marlinez del Soleral... .. ....... ......... . ................... ... ................ .. . 9

Manejo de materiales de construcción a nivel comunitario. Yolanda Sangui neti Vargas. . . . . . . 20

La arquitectura vernácula en México. José Angel Campos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26

Las fiestas populares y las plazas en Quéretaro, uso del espacio público en el virreinato. Carlos Arvizu García. . ... .. . .......... ... . ..... . .. ... . . . ..... .... .. . .. . .. . ............... 34

Arquitectura militar de un sitio del Yucatán colonial. Alfredo Barrera Rubio. . . . . . . . . . . . . . . . 43

Capillas, trapiches y chacoacos. Mari ha Vilchis y Rafael Bañuelos.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 48

EVENTOS

"VI Premio de P oesía Luis Cernuda" Sevilla, España . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 60

Coloquio "Perspectivos de la investigación científica y humanística en el Estado de Chiapas y lafronterasur" . ........ ·..... . .. . .............. . ................. . ................ 66

"XI Congreso Centroamericano de Arquitectos, Tegu cigalpa, H onduras, C.A. . . . . . . . . . . . . . 67

LIBROS

A rchitectura Civil Recta y Oblícua. Considerada y Dibuxada en el Templo de Jerusalem. por JuandeCaramuel. CarlosChanfónOlmos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 70

CORRESPONDENCIA

PaulGendropFrancotte 12 de julio de 1931 - 22 dejuniode 1987 ....... ... ... . . .... . . . .... 80

editorial

El Colegio de Arquitectos de México, la Secretaria de Desarrollo Urbano y Ecologfa y la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México realizaron la exposición gráfica intitulada La Arquitectura de Méxi­co, que fue inaugurada en el Museo Franz Mal/er de esta capital e/15 de Di­ciembre de 1986.

Hasta el mes de junio de 1987, además de haber sido presentada en la mayor parte de las capitales de los Estados de la República, se habfa expuesto en el Mu­seo de Ciencias y Artes de la Ciudad Universitaria, en la Convención del Institu­to Americano de Arquitectos, en Orlando, Florida; en la Unión de Ingenieros y Arquitectos Constructores de la Habana y en Santo Domingo, en la República Dominicana. Asf mismo, en el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de Madrid, en el Congreso Mundial de Arquitectos de Brighton, Inglaterra y en la República Popular de China, en Pekfn, por medio de la embajada correspon­diente de México. Se ha enviado para su exhibición en So/fa, Bu/gario, con mo­tivo de la Cuarta Bienal Mundial de Arquitectura; a la Embajada de México en Os/o, Noruega, y para su Bienal de Libros de Arquitectura, en Quito~ Ecuador.

La muestra consta de 184/áminas de 56x85 cm., con tiraje de 1,000 ejempla­res; en el mejor de los casos podrfa exponerse simultáneamente en otros tantos lugares. Comprende las épocas prehispánica, virreina/, del siglo XIX, de la Re­volución Mexicana y la arquitectura vernácula, con 35, 45, 23, 62 y JO láminas respectivamente, cada una de ellas. Nunca antes se habfa reunido y publicado un material gráfico tan extenso ni se habfa buscado una proyección tan amplia de nuestra arquitectura. La obra puede adquirirse en la Facultad de Arquitectura.

El ejemplo lo pusieron tos arquitectos de Colombia al originar la idea y plas­mar gráficamente su historia arquitectónica, con la invitación a los países ibe­roamericanos de participar en el proyecto.

Serfa de gran trascendencia contar con una colección que conjuntara los edifi­cios más caracterfsticos, de cada pafs, que sirviera de base para entresacar las aportaciones de cada una de las regiones, que permitiera captar los rasgos co­munes que todavfa no han sido destacados y, junto a estos aspectos, tanto otros que no podemos ni siquiera imaginar. Particularmente, en la época que es moti­vo de estos Cuadernos, comprendida entre los siglos XVI y XIX, serfa impor­tante renovar los criterios de investigación que en su mayor parte fueron origi­nados hace más de cuarenta alfos y ya requieren de ajustes, algunos de ellos de fondo.

Tal vez va/drfa la pena conjuntar los trabajos con motivo de las celebraciones de los Quinientos Alfos del Descubrimiento de América, para lo cual nos quedan apenas cinco alfos. De cualquier manera, y aunque e/ lugar y la ocasión de reunirse no faltarfan, queremos renovar la invitación colombiana. Vaya pues, nuevamente, nuestra exortación a participar en este magno proyecto.

Y ahora, aprovechando esta comunicación expresamos nuestro deseo de publicar aportaciones que vengan de otros lugares de la región. Los Cuadernos de Arquitectura Virreina/ ya son una realidad, con éste, llevamos cuatro núme­ros; es el momento de abrir su contenido a espacios más amplios. Rosa Maria Alvarez y Juan Haroldo Rodas de Guatemala, Santiago Sebastián de &pafta, Ramón Gutiérrez de Argentina, Roberto Vargas de Honduras, Carlos Janki/e­vich de Costa Rica, quedaron en enviarnos colaboraciones. Nos gustarla presen­tar escritos de autores de la relevancia de Teresa Gisbert y José de Mesa de Boli­via, de Graziano Gasparini de Venezuela, de Jorge Berna/es Ballesteros, profun­do conocedor de la arquitectura limefla, de don Federico Gómez Piño/, a quien tuve el gusto de saludar en Sevilla. Brasil y Portugal también poseen extraordi­narios acervos arquitectónicos. Y no solo buscamos la apertura hacia autorida­des reconocidas, sino también hacia quienes tenga algo interesante que decir sobre nuestra arquitectura tradicional y acerca de su valoración para la arquitec­tura actual.

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Juan B. Artigas Mayo de 1987

CON VE TOS Por lo general, los convento siguieron un patrón tradicional en Europa:

volcados hacia un claustro interior, lo cuatro costados están formados por la iglesia, la portería, el refectorio y la ala capitular.

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LA ARQUITECTURA EN COLOMBIA, UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA, UNIVERSIDAD DE LOS ANDES, ESCALA, 1985

lh.! La Arquite< 1ura de México

CAPILLAS ABIERTAS AISLADAS

Calkiní, Campeche. De Antonio de Ciudad Real en 1584. Reconstitución de Juan B. Artigas.

San Esteban ·¡ izatlán , Th:xcala (! 15)9) Arcos de separación entre el presbiterio y la nave descubierta.

San Esteban Tizatlán, Tlax:calu. Vista desde el ;i.bside hacia la mne descubierta. Reconstitución de Juan B. Art1gas.

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Zinacuntcpec, México. Desde la nave descubierta hacia el presbiterio.

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LA ARQUITECTURA DE MEXICO, FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM, COLEGIO DE ARQUITECTOS DE MEXICO, SECRETARIA DE DESARROLLO URBANO Y ECO­LOGIA, MEXICO 1986

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LA ARQUITECTURA DE MEXICO, FACULTAD DE ARQUITECTURA, UNAM, COLEGIO DE ARQUITECTOS DE MEXICO, SECRETARIA DE DESARROLLO URBANO Y ECO­..._¡ LOGIA, MEXICO 1986

l. Anverso de la medalla de San Benito

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la medalla de san benito y el exorcismo en los monasterios y conventos medievales

margarita martínez del sobra)

La filosofia platónica de la unidad, de la relación del Todo con sus partes, de la Armonia Universal del ritmo, tiene su traducción geométrica en los sólidos pitagóricos unidos y relacionados con el Número de Oro. Platón crea su teoría de los Cinco Sólidos Perfectos que constituían los elementos geométricos con los cuales se conformaba el universo. Estos se identificaban con los elementos: la tierra era un cubo y su proyección al plano, un cuadrado; el agua el icosaedro, un sólido formado por veinte hexá­gonos iguales; el aire el octaedro, con ocho triángulos equiláteros; el fuego el tetraedro, con cuatro triángu­los equiláteros; mientras que el dodecaedro, formado de doce pentágonos, se asociaba con el ttniverso en su totali­dad.

Existen tres figuras planas básicas que conforman la construcción de los cuerpos sólidos regulares; el triángulo equilátero, el triángulo rectángulo isóceles que al juntar dos, forman un cuadrado (los triángulos que se forman al cortar un cuadrado por su diagonal), y el pentágono. Si estas tres figuras fueron empleadas por el Divino Creador como punto de partida para la creación del Universo, es perfectamente comprensible que el hombre religioso las empleara en sus construcciones arquitectónicas.

En la construcción de iglesias y conventos, en su trazo; el cuadrado y el triánulo equilátero fueron profusamente utilizados, así como .el sistema de números asociadas a és­tas figuras; tambi~n fué empleado el pentágono, ya que su proyección a un plano perpendicular a uno de sus la­dos nos dá una linea dividida en sección áurea (.618:1 :: :: 1:1.618). En esta proporción la dimensión menor es a la

mayor, como la mayor es a la suma de ambas. a:b :: :: b:(a + b), siendo a + b = c.

Le geometría no sólo se utilizó para la traza de la plan­ta de las abadias y monasterios durante la Edad Media, sino también para el cálculo de los elementos estructura­les. Considerada así, la geometría era la clave para efec­tuar una buena construcción, tanto en su estabilidad, co­mo en la armonía con el Universo y era por esto que tenía un papel importantísimo en la construcción.

Tan es así que Domenicus Gundisalensis de Segovia, el célere filósofo del siglo XII define a la arquitectura como "la geometría aplicada".

La matématica esotérica, la mística del número, la unión de la metafisica de la armonía del Gran Todo, con la armonía musical y la euritmia en general, fueron con­ceptos muy importantes. Cvando se realiza su síntesis, el concepto matemático rector es la proporción geométrica.

Platón decía que "Todo esta ordenado conforme al número, cuya única vía de acceso es la matemática". He­ráclides nos dice: ''Pitágoras radicaba la felicidad supre­ma en la contemplación de los ritmos del universo; de la perfección de los números, siendo el número, ritmo y per­fección". Matila C. Ghyka piensa que la teoría de las proporciones y la de los números habían ocupado el pues­to de honor en el tratado de vulgarización matemática de Nicómano de Gerasa, lo que demuestra que hacia el siglo 1 de nuestra era las concepciones pitagóricas sobre los nú­meros y la geometría formaban parte del patrimonio científico de los cenáculos instituidos del mundo gre­corromano. Estas mismas concepciones las encontramos en el libro de Vitrubio, que nos muestra la teoría de las proporciones y de las correspondencias armónicas. Había suministrado a los arquitectos y a los escultores una doctrina y procedimientos prácticos de concepción armó­nica, mas tarde transmitidos bajo la forma de secretos de gremio en las familias de arquitectos y escuelas de artesa­nos.

La arquitectura gótica fué sumamente rigurosa en el trazado de sus construcciones; nada se confió al azar, co­mo lo demuestran los dibujos de rosas, rosetones y vitra­les de las catedrales, verdaderos tratados de geometría co­mo lo vemos en la inscripción de polígonos regulares en el círculo y en la segmentación de éste. La inscripción de es­tas figuras en el círculo (probablemente uno de los secre­tos geométricos de la escuela pitagóricas revelado a los profanos por el pitagórico Hipócrates de Chios) especial­mente el pentágono, se encuentra en los primeros ma­nuales de geometría impresos en la Edad Media y en el

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tratado de las proporciones de Durero. El método se basa en la división de una recta en media y extrema razón, es decir, en el Número de Oro, Divina Proporción ó Sección A urea, que rigen el juego de la proporciones en toda figu­ra regular de simetría pentagonal o decagonal.

El P~oterismo geométrico de los pitagóricos se transmi­tió después del desmembramiento del imperio romano de occidente y de la conquista de Egipto por los árabes, por dos corrientes ocultas: los trazados de los arquitectos y las estrellas de cinco puntas de la magia.

En la época carolingia y a comienzos de la románica, entre el siglo VIII y IX, surge el auge de la arquitectura religiosa, en la cual desempeña un papel tan importante la edificación de las magnificas abadias benedictinas, agrupando en torno de éstas los talleres o logias de los al­bañiles y talladores de piedra en verdaderas escuelas de arquitectura dirigidas por los benedictinos. Fueron los discipulos de San Benito los que, en efecto, en Mantecas­sino, en Saint Gall, etc . . no sólo conservaron o des­cubrieron los textos matemáticos de la antigüedad griega o alejandrina que han llegado hasta nosotros, así como el tratado de arquitectura de Vitrubio (en la abadia de Mon­tecassino), sino que nos transmitieron de un modo muy especial la rnistica pitagórica de los números a través de la cadena de la ciencia en la que triunfó la Ley del Número. Como matemáticos tenemos a Pitágoras, Arquitos, Pla­tón, Euclides, Eratóstenes, Diofanto (de los llamados Alejandrinos), Nicómano, Fibonacci, Pacioli, Kepler, Descartes, Hamilton, Cantor y Einstein entre otros. Co­mo filósofos -en el más amplio sentido de la palabra­tenemos a: Nicómano de Gerasa, Marciano Capella (siglo V), Boesio y Casidoro (S. VII), Isidoro de Sevilla (S. VII), el Papa Silvestre II (S. X.), y la geometría de los só­lidos platónicos y de sus correlaciones armónicas con Gautier de Espira y Campano de Novara.<O

Los monjes-arquitectos, sus maestros-albañiles y sus compañeros talladores de piedra, reanudaron también la

Estimado Juan Benito:

De acuerdo a nuestra conversación telefónica te he élejado el articulo "La Medalla de San Benito y el exorcismo en los conventos y monaste­rios medievales" .

Con el articulo intitulado "El Cuadrado de San Benito en el trazo del plano de Saint Gall" sucedió lo siguiente: Tengo una suscripción a la re­vista "Gesta", que se especializa en arte medieval y su sede está en el Instituto de Estudios Medievales en Nueva York. Como coincidencia, al terminar de escribir el articulo sobre el trazo de Saín Gall en el que un seftor L. Ness critica a Walter Horn y su libro sobre el trazo de Saint Gall, libro que a mi me sirvió de base para encontrar el trazo geométrico básico de Saint Gall , aunque partiendo de un punto de vista totalmente diferente del de Horn y también del de Ness, no pude aguantarme las ganas de decirles que, en mi opinión, ambos estaban equivocados, asl que mandé a la revista mi articulo. No sé si les pareció o no pues la edi­tora me dijo que la política de la revista es mandar a tres expertos sobre la materia cualquier articulo antes de publicarlo para tener la seguridad

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antigua tradición, con los largos viajes de aprendizaje y las peregrinaciones individuales, reemplazando a los viajes antiguos a Eleusis, Delfos y otros centros de ini­ciación, con los desplazamientos de equipos de canteiias enteras de constructores.

Comenzándose ya en esa época la lenta reconquista de España del poder de los árabes (Toledo fué reconquistada en 1088), se llegó a un nuevo contacto, técnico esta vez, con las tradiciones y procedimientos de la arquitectura helenistica y bizantina (especialmente la de las zonas si­rias y egipcias) debido a los contínum: intercambios que se produjeron en España con los arquitectos y contra­maestres árabes que aportaron precisamente fórmulas y soluciones arquitectónicas evolucionadas en la cuenca oriental del mediterráneo bajo la triple influencia helenistica, irani y egipcia (entre otras, el arco quebrado).<2l

Hasta el siglo IX las logias vuelven a ser laicas. El ma­nuscrito Tew sitúa la iniciación de los masones en Francia por un maestro venido de oriente llamdo Mamon Grecus, bajo el reinado de Carlos Martel.(3l

Una cadena de transmisión de la ideas pitagóricco-pla­tónicas y en especial del principio de correspondencia entre el "Mundo Grande" y el "Mundo Pequeño" es fi­lial a lo que pudiera llamarse el platonismo monástico ó benedictino.(4)

Igual que para la arquitectura, el mundo árabe es el que procura al occidente cristiano, que tras la firmeza re­conquistada bajo la dinastía carolingia, el estudio y las especulaciones metafisicas de ''Timeo''.

Esta doctrina vuelve a salir a la luz de las obras del mé­dico judio Sabbatai de Otranto (913-982) conocido tam­bién bajo el nombre de Donolo, que durante largo tiempo fue prisionero de los sarracenos. Posteriormente, el mon­je Bernard Sylvestre, profesor de la escuela catedralicia de Tours, escribió "De Mundi Universitate Sine Mega­cosmos et Microcosmos" enteramente basado en la

de la calidad del material. Tengo entendido que uno de sus expertos ya dió su opinión, en el sentido de que él era critico de arte y no experto en trazos geométricos, pero que proponla a otras dos personas para su re­visión, asi que el articulo se fué a California una copia y la otra a Esco­cia.

No tengo la menor idea de si lo vayan a publicar o no, pero, como me dijo la editora, el articulo será juzgado por los que ellos consideran que son los mejores del mundo, y que si lo rechazan, me dirán porqué con lo · que yo salgo ganando al corregir mi criterio.

El articulo que te propongo, el de la Medalla de San Benito, está ba­sado en el anterior, pero incluye además el trazo de la Medalla y el exor­cismo.

Las figs. 6, 7 y 8 son el análisis del trazo de Saint Gall, pero sin una explicación en detalle. Detallo el trazo de la Medalla, ya que·es el tema central del artículo.

Espero que te sirva y que pronto lo vea publicado. Recibe muchos saludos, extensivos a Marisa y tu familia.

Margarita Martlnez del Sobra!

metafisica de "Timeo" y de los neoplastónicos.<4> Al comienzo del siglo XVI, cuando la larga fase esoté­

rica de la arquitectura sucede al periodo pitagórico-plató­nico de la estética matemática que condiciona la doctrina del primer renacimiento, Campano de Nov,ara estudia el papel trascendente de la sección áurea que rige las pro­porciones de los cinco cuerpos platónicos, pero es el mon­je franciscano Luca Pacioli di Borgo (medianos delsiglo XV) quien escribe el "Tratado de la Divina Proporción" ilustrado por Leonardo da Vinci, libro que tuvo una gran influencia en los artistas del Renacimiento. Fray Luca fué amigo de Albertini y de Durero; de una carta de este últi­mo se sabe que viajó de Venecia a Bolonia, para iniciarse "en los arcanos de la perspectiva secreta".

En la "Suma de Arithmetica y Geometrfa" de Lucas Pacioli (Venecia 1494) se encuentra todo lo que ha llega­do hasta nosotros del tratado de los "Números Cuadra­dos" de Leonardo de Pisa, conocido como Fibonacci, autor del primer tratado de álgebra escrito por un cris­tiano (Abacus, 1228) en donde aparece la serie que lleva el nombre del autor; sucesión aditiva de dos números naturales contiguos; 1; 1 + 1 =2; 2+ 1 =3; 3 +2=S; S + 3 = 8 etc. Esta sucesión tiene como propiedad la que la razón entre dos términos consecutivos tiende rápidamen­te hacia la razón de la sección áurea:,fll = (.jS + 1)/2 = 1.618 ... (8/S = 1.6; 13/8 = l.62S; 21/13 = 1.61S; 34/21 = 1.619 ... ). Es el modelo asintótico de la serief6 ideal. La sucesión -es a lo que la naturaleza tiende apro­ximándose a lo continuo mediante una sucesión disconti­nua. Esta es la proporción de los neopitagóricos y de Ni­cómano. Fue conocida por lo egipcios pues los múltiplos de SS,89 y 144 (1 - 2 -3 -S- 8- 13- 21 -34 -SS -89 -144) son múltiplos de la unidad de longitud de la Gran Pirámide. Es interesante saber que Fibonacci estudió las matemáti­cas árabes y residió en Egipto y en Siria.

En las sociedades secretas de constructores una regla común era "Tal dia del afto, todos. los papeles serán quemados y sus cenizas mezcladas al vino que será bebido en la ronda" ... " Los secretos de los compafteros no pueden darse por escrito'', causa de que no hayan llegado casi planos a nuestros dias.<s>

La sociedad crotoniana, cuyas reglas se conocen por fragmentos, influyeron en las asociaciones ascéticas de los "terapeutas" de Egipto, de los esencios y de sus suce­sores inmediatos: los monjes de Tebaida. Este pudo ser uno de los caminos de que llegara a los monasterios euro­peos, matemática y pensamiento pitagórico-platónico; el otro a través de los sarracenos que llegaron hasta Poitiers y que fueron vencidos por Carlos Martel, abuelo de

(1) Matyla C. Ghyka "Le nombre d'Or".- 11 Les Riles. Lo Torche Sous le Boisseau. Les Riles et Ritmes Pythagoriciens dons le Deve­loppement de la Civilazation Occidentale. Gallimard, p. 48-49.

(2) Matyla C. Ghyka.- op. cit. p. 48.

2. Reverso de la medalla de San Benito

Carlomagno quien fue gran promotor de construcciones monásticas. Los colegios de artesanos como los de maes­tros arquitectos y albaftiles copiaron si no todo, gran par­te de sus ritos a las cofrafias iniciáticas religiosas y de­bieron de ser especialmente influidos por la ideologia y el simbolismo geométrico y técnico de las logias neopitagó­ricas de Nicómano de Gerasa. En ellas se enseftaba que la armonia entre el Todo y las partes se funda sobre el con­cepto director de analogia y sobre sus extensiones, simetria y euritmia.

Matyla Ghyka nos dice; ''Trazados y técnica caminan casi esotéricamente, como la ciencia abstracta que los ins­pira. Arquitectos y artesanos se transmiten con unción re­ligiosa los procedimientos, las reglas cuya razón profun­da han olvidado a veces. Hay una iluminación súbita gra­cias a los "daimones" que han reconocido los signos: Al­berti, Leonardo, Pacioli, Durero; luego la luz desapare­ce, los artistas la olvidan y pierden la ciencia de la propor­ción, extravían la herencia preciosa: El respeto fiel a la re­gia Geometria; los arquitectos del siglo XVII traducen a Viturbio sin comprenderlo, y la simetría dinámica pul­sante de Platón, el "commodulatio" de Vitrubio, y cono­cimientos de Alberti, se convierten en partición de ele­mentos idénticos a una y otra parte de un eje o plano de simetria que todavía conocemos bajo este nombre. Pero los simbolismos no dejan de transmitirse a través de

(3) Matyla C. Ghyka.- op. cit. p. 68. (4) Matyla C. Ghyka.- op. cit. p. 76. (S) Matyla C. Ghyka.- op. cit. p. 79, nota No. 4

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otros tuneles, por soi'íadores que no comprenden mas que a medias su simbolismo, y que a veces lo emplean en son­dar el tumultoso océano de sus deseos" (6)

Fue la abadía benedictina de Montecassino la que salvó los textos de Vitrubio y de Boecio, y también fue en otra abadía benedictina, en Beuron, donde renació hacia 1870, una estética religiosa de tendencias rigurosamente pitagóricas. El Padre Desiderio Lenz, fundador de la es­cuela de la abadía, confiesa lo siguiente: "Por espacio de muchos ai'íos medité sobre la naturaleza y sus apariencias siempre cambiantes, hasta que llegué a la conclusión de que la sola copia rigurosa de la Naturaleza jamás podría conducir a obras de arte de la calidad de las antigüas. Fue así como traté de penetrar con mayor profundidad en el secreto de los antigüos. Las obras de los primitivos cris­tianos y de los bizantinos, así como las de Giotto, me han demostrado que geometría y partición geométrica eran factores principales. Porque los maestros griegos de la Antigüedad parecen haber empleado leyes precisas en sus medidas y divisiones. ¿Cuáles eran estas leyes?. Un largo estudio de la estructura de las plantas y de las pinturas de los vasos griegos me hicieron progresar en el camino del conocimiento. Pero fue estudiando la gran obra de Lep­sius sobre los templos egipcios ..... como encontró mi in­nato anhelo del número, del equilibrio, del orden, por primera vez, completa satisfacción. Fue aquí donde en­contré el sentimiento religioso tal como yo lo comprendía. Y me pareció advertir el predominio de dos factores: el primero, la lógica; una crítica despiadada hasta el fondo mismo de las necesidades de la Vida; ense­guida, la noción de equilibrio, de la armonía de las magni­tudes. Esta percepción, armonía de las magnitudes, me mostró el dominio de la música. Y entonces ví de súbito claramente que lo mismo que en la música, la melodía y armonía, las artes plásticas descansaban sobre relaciones numéricas. La fuerza misteriosa de ciertas relaciones sen­cillas, tanto racionales como geométricas, (irracionales), nos hablan en los templos y en las estatuas clásicas. He aquí el secreto de su belleza. El número es, en efecto, di­vino." (7)

En el monasterio benedictino de Saint Gall, en Suiza, se conserva un plano conocido como "El Plan de Saint Gall", que consiste en una planta de conjunto con ero-

(6) Matyla C. Ghyka.- op. cit. p. 165 (7) Wilibrod Werkade "Die Unruhe Zu Gott" (8) M. Martínes del Sobra! "El Cuadrado de San Benito en el Trazo

de Saint Ga/1". En revisión para su publicación en la revista "Ges­ta", Instituto de Estudios de Arte Medieval. Lincoln Center, New York.

(9) Dr. Carlos Chanfón Olmos.- "Apuntes de Geometrfa de la Cons­trucción, Bases Históricas Fundamentales, Necesarias en la Res­tauración de Monumentos Arquitectónicos. U.N.A.M.

(10) Walter Williams Horn y E. Born. "The Plan of St. Ga/1", Bercke­ley California University Press, 1979.

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quis de los edificios necesarios para cubrir el programa de un monasterio de la época carolingia.

Está dibujado en tinta roja, sobre cinco pedazos de pergamino cosidos entre sí dando una medida de 77x112 cm. El documento tiene además una dedicatoria de la que se deduce que este plano se dibujó a petición de Gozberto abad del monasterio de 816 a 836. La intención de Goz­berto era la de renovar todo el conjunto monacal basán­dose en un modelo esquemático de plano para lograr su propósito. Este documento fue mandado hacer por Haito, obispo de Basilea y abad del monasterio entre 806 y 823. El plano es una copia de un esquema ya existente nota (8) y parte seguramente del movimiento reformista iniciado por Carlomagno y Luis el Piadoso, para organi­zar y unificar la vida monástica en el reino.

Ya mencioné anteriormente que el conocimiento de la matemática, geometría y filosofia pitagórico-platónica pudo haber llegado hasta Carlomagno a través de los sarracenos vencidos por su abuelo, Carlos Martel, en la batalla de Poiteirs. En el Sínodo de Aquisgrán se reunieron los obispos y abades más destacados del Aquisgrán se reunieron los obispos y abades más destaca­dos del Imperio Carolingio y decidieron adoptar la Regla de San Benito de Nurcia en todos los monasterios del Im­perio. En este Sínodo debió elaborarse el plano base del esquema necesario para lograr el tipo de vida espiritual y temporal deseado, base del esquema que ha llegado hasta nuestros días.

El Dr. Carlos Chanfón Olmos nos dice: "El plano re­vela que para la época de Luis el Piadoso, el programa del monasterio medieval que se conservará hasta el Rena­cimiento, estaba ya totalmente logrado" .(9)

El documento puede fecharse entre 817 y 830, afio en que se iniciaron las obras del monasterio de Saint Gall. El documento, sin embargo, cayó en el olvido, ya que en 1461 aparece en el catálogo del monasterio como un libro que contiene la vida de San Martín de Tours, biografia que había sido escrita en el reverso del pergamino por al­gún monje del monasterio y doblado y colocado en un librero como si fuera un libro. Dicho plano ha sido estu­diado en los últimos tiempos por W. Horn y E. Born, ha­ciendo un estudio exhaustivo del documento tratando, entre otras cosas, de encontrar un módulo que haya servi­do de base al trazo esquemático del monasterio. El módu­lo (léase cuadrícula) que encuentran no se ajusta al dibu­jo, y los autores del estudio no logran encontrar la razón de ciertas discrepancias entre el módulo y el plano.(tO)

Al estudiar el plano de Saint Gall encuentro que las discrepancias se deben a que los autores dieron por hecho que el Plano de Saint Gall está "modulado", en el senti­do que damos a módulo en la actualidad, esto es, el for­mar una cuadricula con múltiplos y submúltiplos de una medida que sirve de unidad a dicha cuadrícula. El pensa­miento del arquitecto medieval no puede estar más lejos de este concepto, y con más razón al tratarse de monjes

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benedictinos. Los monjes durante la Baja Edad Media eran los conservadores de las ciencias de épocas antigüas, :x: aún durante la Alta Edad Media y principios del Rena­c!imiento. La filoso tia pitagórica-platónica babia influido h'lsta la misma filosofia cristiana, a través del helenismo platonizante que se unió al judaísmo de Alejandria y luego a Judea. Isidore Levy, estudioso del tema comenta: "Así se explica el hecho enigmático del cristianismo. ¿Cómo comprender que una doctrina elaborada en Judea al término de la más singular de todas las evoluciones reli­giosas haya sido capaz de dar alimento apropiado a las necesidades espirituales de la sociedad greco-romana?. La respuesta es fácil para el que conoce la filiación que unió el helenismo platonizante con el judaísmo de Alejandría y luego de Judea, con el evangelio. De la reli­gión que bajo los Césares salió de Palestina, lo esencial había sido introducido en Jerusalém solo un siglo antes. El Evangelio sedujo al mundo antiguo porque, rodeado del más penetrante encanto exótico, le aportó un produc­to del pensamiento griego, heredero del lejano pasado in­doeuropeo.''

Al hacer el análisis del trazo de Saint Gall encuentro que la expresión gráfica de la serie de Fibonacci está implícita en el Esquema Benedictino del trazo del Plano de Saint Gall. A esta expresión gráfica le he llamado Cuadrado de San Benito, y a la disposición arquitectóni­ca, Esquema Benedictino.<H> El Cuadrado de San Benito es un cuadrado compuesto de varios cuadrados unidos por sus diagonales, las cuales se encuentran en propor­ción áurea, ascendente o descendente, una· con su conti­gua, y que proyectados los lados de estos cuadrados a ejes cartesianos nos darán los primeros términos de la serie de Fibonacci. Obtendrémos una unidad, que no será en si un "módulo" (en el sentido contempóraneo) sino una uni­dad básica de proporción a la cual se le puede asignar cualquier medida. Es lo que Kossman llama "gran uni­dad" y estará representada en el esquema del Plano de Saint Gall por la fuente del claustro, unidad que servirá de base para el trazo del rectángulo áureo rector del tra­zo de todo el plano del monasterio.02> (Fig. 3) y (Fig. 6)

Si tomamos trece unidades y construimos un cuadrado de trece unidades por lado (no tiene importancia el tama­ño de las unidades) el ACDE se ttaza su diagonal AD;·se colocan las puntas externas del compás áureo en los pun­tos F y D, las puntas internas nos marcarán los puntos IL, del cuadrado IJKL. Poniendo las puntas externas del compás áureo en ID, las puntas internas nos marcarán los LO del cuadrado LMNO, cuadrado que tomaremos co­mo unidad de proporción. Se puede pr:oceder de manera contraria, es decir, una vez que la unidad de proporción

(ll) M. Martfner. del Sobra/. - op. cit. (12) Pau/ Frankl y Erwin Panofsky "The Secret o/ Medieval Masons ".

Art Bulletin. p. 49.

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y

4. El Cuadrado de San Benito

S. EL CUADRADO DE SAN BENITO, EL RECTANGULO AUREO Y LA SERIE DE FIBONACCI:

Rectángulo Aureo de 13X21 unidades. El Cuadrado de San Benito y es­te rectángulo áureo están lntimamente ligados. El ángulo entre las diagonales del cuadrado y el rectángulo y el rectángulo áureo es de 13 o.

Las razones de los términos de la serie de Fibonacci tienen aqul su repre­sentación gráfica.

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6. El Cuadrado de San Benito en el trazo del plano de San Galo

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7. Espiral contenido en el rectángulo rector ABCD. Representa lo divino y el crecimiento armónico en la naturaleza

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ha sido fijada, o construiremos cuadrados, en proporción áurea ascendente, hasta obtener el cuadrado ACDE, que es lo que he llamado "Cuadrado de San Benito". Cual­l¡uier cuadrado puede subdividirse armónicamente por este sistema y lo habremos convertido en una cuadrado de San Benito. Si no se dispone de un compás áureo, las divisiones de la diagonal AD se pueden trazar geométrica­mente utilizando el sistema usual de partición de una rec­ta en su media y extrema razón. (Fig. 5)

Si consideramos el cuadrado como la proyección al plano del cubo -uno de los sólidos perfectos de Platón que representa a la Tierra- la diagonal AD será el diámetro de la Tierra, subdividiendo el cuadrado en un número infinito de cuadrados, en proporción áurea des­cendente, habremos llegado al "Microcosmos", que se encuentra todo en nuestro planeta. Prolongando la diagonal AD fuera de los límites del cuadrado ACDE, y encontrando los cuadrados que se forman en proporción áurea ascendente, encontramos el "Macrocosmos" todo fuera de la Tierra. Fue Demócrito, el padre de la teoría atómica de la Antigüedad, el primero en utilizar los tér­minos "Micro'' y "Macrocosmos".

La aplicación de este cuadrado al trazo esquemático de Saint Gall, es lo que he llamado, como ya dije, "Es­quema Benedictino". La aplicación de este trazo en la so­lución del programa arquitectónico de los monasterios benedictinos, así como en la mayor parte de los monaste­rios europeos anteriores al Renacimiento, así como en los conventos de las Ordenes Mendicantes durante el siglo XVI en la Nueva Espafia, va a ser una constante raramen­te omitida.

Del Plano de Saint Gall existe solamente el croquis es­quemático del plano de conjunto, mas no de alzados; de­ben de haber existido una serie de "secretos de Gremio" para hacer las fachadas o alzados, como lo demuestra el libreto de Roriczer, en donde descubre el secreto de la ele­vación de pináculo gótico a partir de la planta.(I3)

Un iniciado no tenía necesidad de ningún plano para hacer sus trazos, quizá los hacía directamente en la obra, ya que dichos trazos eran fáciles para aquellos pocos que tenían conocimientos geométricos. Los esquemas que te­nían que memorizar eran sencillos como el del Cuadrado de San Benito por ejemplo, del Rectángulo Rector de Crecimiento Armónico o de la elevación del pináculo ci­tado.

Fue probablemente San Benito de Aniane, gran amigo de Carlomagno, guerrero convertido y lueg.o monje bene­dictino, la persona que mas influyó en el Sínodo de Aquisgrán para obtener un esquema que unificara todas las construcciones monásticas de la época. Recordemos que en el trazo de estos monasterios aparece la manera casi invariable el Cuadrado de San Benito. ¿Qué razón, aparte de expresar en forma gráfica la relación de la Tierra con el Microcosmos y el Macrocosmos pudieron

tener los monjes benedictinos para emplear este es­quema? El estudio de la Medalla Jubilar de San Benito me dió la respuesta.

Esta medalla es contemporánea del trazo del esquema del Plano de Saint Gall y es utilizada aún en la actuali­dad, como un exorcismo en contra del Demonio. Así le­emos en la explicación de la medalla y oración lo siguien­te:

LA MEDALLA JUBILAR DE SAN BENITO (Fig. 1 y 2)

SU ORIGEN. "La Medalla Jubilar de San Benito data de época muy

antigua y debe su origen a la gran devoción que el Santo profesaba al signo adorable de nuestra Redención y al uso frecuente que de él hacia y que recomendaba a sus discípulos para vencer las tentaciones, ahuyentar al de­monio y obrar maravillas. En un principio y durante muchos añ.os, la devoción a la Medalla de San Benito fue meramente local y exclusiva para los monasterios bene­dictinos: Per la curación milagrosa de Bruno (más tarde el Papa San León IX) en el siglo XI, lo ocurrido con ella en las hechicerías de Baviera en 1647, y, sobre todo, el Breve de Benedicto XIV (12 de Marzo de 1742), contribu­yeron poderosamente a su propagación.''

EXPLICACIÓN. ''La Medalla de San Benito representa, de un lado, la

imagen de la Cruz, y, en el otro, la del Santo Patriarca. El lado de la Cruz suele estar encabezado, o por el monogra­ma del Salvador: IHS, o por el lema de la Orden Benedic­tina: PAX.

En los cuatro ángulos de la Cruz hállanse grabadas las siguientes iniciales; C.S.P.B., que significan: Crux Sancti Patris Benedicti, o sea: Cruz del Santo Padre Benito, las cuales son como el anuncio de la Medalla y no forman parte del exorcismo en las líneas verticales y horizontales, y alrededor de la Cruz, se leen, en el siguiente orden, otras iniciales, cuyas palabras componen la oración y el exorcismo que tanto teme Satanás y que conviene repetir a menudo.

C.S.S.M.L.- Cruz Sancta Sit Mihi Lux. La Santa Cruz sea mi luz.

N.D.S.M.D.- Non Draco Sit Mihi Dux. No sea el Dragón mi guía.

(13) Win Swaan "The Gothic Cathedral". Park Lane, New York. p. 101' fig. 99.

(14) Oración con la explicación de la Medalla Jubilar de San Benito que editan los Padres Benedictinos con sede en la Iglesia de San Rafael, México, D.F.

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V.R.S.- Vade Retro, Satana. Retírate, Satanás.

N.S.M.V.- Numquam suade Mihi Vana. No me aconsejes vanidades.

S.M.Q.L.- Sunt Mala Quae Libas. Son cosas malas las que tu brindas.

I.V.Q.- Ipse Venena Bibas. Bebe tú ese veneno." (14)

su uso. "Sobre la manera de usarla y las oraciones que han de

rezarse, no hay nada prescrito. Puede llevarse colgada del cuello, cosida a los vestidos,

engarzadas en el rosario o simplemente en el bolsillo. Muchos la colocan en las puertas o en los cimientos de sus casas, en las empalizadas, en los vehfculos. ,,

No es de admirarse pues, que este exorcismo haya sido empleado de manera casi constante, en los claustros, la parte más abierta del monasterio y por donde con mayor facilidad podría entrar el Demonio. También he en­contrado la Cruz de la Medalla de San Benito, protegien­do la puerta de la iglesia de la entrada del Demonio, en al­gunas fachadas de conventos franciscanos del siglo XVI del Estado de Puebla, como Huejotzingo.

El trazo de la Medalla se encuentra confinado en un rectángulo áureo, el ABCD. de 24 x 39 unidades. Toman­do O' como centro por el que pasan los ejes V - VI y VII y VIII, se traza el cuadrado A' B' C' D' en el que se inscri­be el círculo que es límite de la Medalla Jubilar de San Be­nito. (Fig. 8)

Haciendo centro en O' se traza el cuadrado P' C' S' B', de cinco unidades de lado, y tomando como crucero a es­te cuadrado se traza los lados en la misma en proporción áurea ascendente, es decir, de ocho unidades (de acuerdo a la serie de Fibonacci), y así habremos obtenido los límites del cuadrado 5-6-7-8, cuadrado que habremos construido como Cuadrado de San Benito. Los lados de este cuadrado marcarán el punto medio entre el límite de la Medalla y círculo interior que contiene las iniciales del exorcismo. El círculo, simbólicamente, significa lo que no tiene principio ni fin, lo eterno, lo cerrado, lo herméti­co .

Si ahora construimos el cuadrado 1-2-3-4, y lo conver­timos en Cuadrado de San Benito, obtendremos los límites de la Cruz que aparece en la Medalla y que con­tiene las letras, en el brazo vertical, C, S, S, M, L, y en el horizontal N, D, S, M, D, (Fig. 8)

La Cruz como símbolo es uno de los más antiguos que se conocen; el brazo vertical significa lo eterno, lo infini­to, mientras que el horizontal, lo terreno, lo finito. El cuadrado del crucero es el tiempo presente, el que nos to­có vivir, es decir, donde para los vivientes se encuentra lo

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8. Trazo de la Medalla jubilar de San Benito

infinito con lo finito. En la interpretación de la Cruz que han dado las religiones dualistas como la de Zoroastro, el brazo vertical representa Lo Bueno y Lo Positivo, mientras que el horizontal, Lo Malo, Lo Negativo, y es en el crucero en donde estas fuerzas se neutralizan. A me­dida que se aleja del centro de la Cruz, se darán con ma­yor fuerza el bien o el mal, pero mientras se mantenga dentro de io cerrado del círculo, las fuerzas del más allá no podrán penetrar. Esta es la razón de que los magos y hechiceros siempre se protejan trazando un círculo en torno a ellos. No solamente los magos o hechiceros se protegían con este sistema, sino los mismos santos, como lo hizo San Francisco de Asís al visitar el convento de las Qarisas, a invitación de estas para que les diera una plática.

A continuación presento el Cuadrado de San Benito en el Trazo del Plano de Saint Gall y el trazo de la Medalla de San Benito, cuyo exorcismo libra del demonio a la par­te de clausura del monasterio, y que tiene su centro en el cruce de las diagonales del cuadrado 7-8-9-T. Es el claustro la zona más protegida, dado a que siendo un es­pacio abierto, el Demonio tiene un más fácil acceso. Con-

sideremos también que el claustro es el lugar más usado por los monjes, y que no es un sitio consagrado de mane­r:a especial, como lo es el área de la Iglesia. No es de extrañar que habiéndose construido muchos conventos del siglo XVI en la Nueva España sobre plataformas prehispánicas, con doble razón el sitio debia de ser conti­nuamente exorcizado. (Fig. 6)

La Medalla de San Benito era, además de un exorcismo en contra del Demonio, un plano de trazo de los monaste­rios, plano que pasaba totalmente desapercibido, ya que el que un monje usara la Medalla de San Benito era la co­sa más natural del mundo. En el anverso de la Medalla, como ya vimos, se encuentra la Cruz de San Benito inscri­ta en un cuadrado; cuadrado que en el trazo de los mo­nasterios y conventos se convierte en Cuadrado de San Benito y que marca las principales partes del claustro, así

como el ancho de la iglesia. En el reverso, se encuentra la imagen de San Benito en una especie de nicho. El ancho de la imagen del Santo equivale al ancho de la iglesia que llamaremos ~1• El ancho del nicho, corresponde a la en­volvente de los contrafuertes, y le llamaremos "Unidad de proporción" y es lo que Kossman llama "gran unidad". Para obtener el largo de la iglesia, que en la me­dalla esta representada por la altura del nicho del Santo o seaszP.

La fórmula aritmética es más exacta a medida que los términos escogidos sean mayores, ya que la razón de dos términos de la serie de Fibonacci tiende a ;a medida que los términos sean más grandes. Recordemos que du­rante la Edad Media los trazos se hacían geométricamen­te y que el punto decimal no fue empleado en la matemá­tica sino hasta el siglo XVI. •

9. El trazo geométrico que W. Hom presenta para el claustro del plano del monasterio de Saint Oall (pá¡ina 100 de su libro) al sobreponerse a la Medalla de San Benito coincide con su forma.

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.. manejo de materiales de construcción a nivel comunitario yolanda sanguineti vargas

INTRODUCCIÓN

En el Curso ASBESTO y SALUD a realizarse en la Escuela de Salud Pública de México, trataremos el te­ma Manejo de Materiales de Cons­trucción a nivel comunitario, desde el punto de vista de la psicología social y con base en las experiencias de de­sarrollo de la comunidad en diferen­tes países de América Latina.

La psicología social es el campo científico de la psicología que estudia los procesos de influencia recíproca entre el individuo y su sociedad. Su objeto de estudio es la correlación entre el individuo y su contexto inme­diato y mediato, y así también la tota­lidad de los valores -económicos, sociales, culturales e ideológicos­que en situaciones sociales concretas afectan directa o indirectamente al grupo al cual pertenece el individuo.

Desde el punto de vista de psicología social nos centraremos en la percepción, considerándola en el más específico de sus significados principales: una operación de integra­ción psíquica que tiene como núcleo experiencias sensoriales del individuo en sus relaciones con el ambiente. La percepción es única porque es propia del individuo, pero integra las expe­riencias de ese individuo dentro de su

Nota: La autora nos cedió, para su publica­ción, esta ponencia que presentó en la Escuela. de Salud Pública de México, Secretaria de Sa­lud, Centro Panamericano de Ecologia Huma­na y Salud, Organización Panamericana de la Salud dentro del curso Asbesto y Salud en Mé­xico, febrero 198S.

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grupo familiar, vecinal y comunita­rio; además, ubica en los hechos so­ciales que se le cruzan, los aconteci­mientos singulares, la estructura so­cial y la cultura.

La mejor manera de reconocer la existencia, profundidad y consecuen­cias de las percepciones es en las vi­vencias que podamos tener de ellas. Con esta intención realizaremos en primer lugar, un ejercicio que podrá servir a cada uno de los participantes para comprobar por sí mismo su "ca­pacidad empática", esto es, el grado de comprensión que tenga sobre el punto de vista de otros. El tema del ejercicio será la percepción sobre su vivienda. ·

LA RELACIÓN DEL HOMBRE CON LOS RECURSOS NATURA­LES

En una reciente entrevista televisa­da, el Arq. Rarnírez Vázquez se refi­rió al trabajo conjunto -al trabajo de equipo- como una de las grandes satisfacciones que le daba su profe­sión; insistió que en esas relaciones aprende tanto del albañil, del carpin­tero, del administrador como de sus colegas. El entrevistador se sorpren­dió que un profesional del status na­cional e internacional de Rarnírez Vázquez pudiera aprender de un alba­ñil, a lo que el entrevistado explicó que cuando observaba la mezcla que preparaba el albañil y se lo pregunta­ba, el albañil le decía: ''es que el ma­terial me lo pide". Aprendía de esa relación directa que el albañil tiene

con los materiales y que en los estu­dios profesionales no se adquiere. "El material me lo pide" dice el alba­ñil, porque "escucha" al material.

Así fué también una experiencia personal reciente, trabajando comu­nidades rurales en el Estado Micho­acán. El Municipio de Erongarícuaro está integrado por catorce Comunida­des, diez de ellas en la ribera del Lago de Pátzcuaro y cuatro subiendo la Meseta Tarasca; la población de cada una de esas Comunidades rescató su propia historia. En una de ellas, Tó­cuaro, se dedican a la artesania de la madera y uno de sus vecinos, J oel Or­ta Ramos relata:<I>

"Esta Comunidad empezó a traba­jar pura máscara y dicen los que plati­can que cuando vivía el Tata Vasco, don Vasco de Quiroga, él dejó la he­rencia de las máscaras. Antes como ahora se trabaja con la misma made­ra; copalillo, madroño, pino, tepamo y otras. La madera prieta de madroño se hierve para que no se abra, se pone en el piso a secar y luego se lleva a li­jar! a en el torno luego para arreglarlas, para un toque mejor con pintura, se le pone sellador y el bar­niz. De tanto hacerlas se va tomando idea, sin necesidad de dibujo previo, a pura memoria; desde un punto se le agarra al palo de madera y ya se va viendo cómo seguirá una figura. Sin catálogos ni muestras es la propia ma­dera y la imaginación que van guian­do. Se empieza con una herramienta grande y formada la figura se conti­núa con una herramienta más pe­queña, como rellenando las partes. Es

una pura pieza fija, de cualquier ta­mafto que sea, siempre es una sola pieza, sin aftadidos."

Otro caso también de Tócuaro es el de Don Salvador Sierra, quien traba­ja la agricultura en Uricho y en To­cuaro formó su· familia. ''Aprendió de don José Ponce, mirando cómo lo hacía y asi también aprendieron este trabajo los hijos de don Salvador, mi­rando cómo las hacía su padre. Don Salvador recuerda que sintió mucho gusto al terminar su primera máscara y si bien era trabajoso, se le hacían ampollas en las manos y se cortaba más de una vez, le tomó el gusto a tra­bajar la madera más que a trabajar en el campo. No les dijo nada a sus hi­jos, pero ellos de muchachitos, como de trece aftos, ya tomaron el machete y las otras herramientas, el angaro, el formón, el canoliudo, la gurbia y ya empezaron también a hacer unos mo­nos, muñequitos corrientes. Don Sal­vador no les dió orientación y cree que por eso sus hijos elaboran distin­tos rasgos, distinto termiando, otras figuras."

Las distintas figuras que hacen los hijos, segun Bertin, uno de ellos, es siguiendo el trozo, "porque el trozo es el que le va señalando la figura, le va dando la idea de cómo y qué hacer, si un lobo, si un perro, si una trompa de puerco, un tigre. Bertin reconoce que el mayor gusto es hacer una más-

l . Autoestudio de la Comunidad de Tócuaro. Municipio de Erongaricuaro. Ed. Instituto Michoacano de Cultura. Morelia, 1982.

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cara que otras personas no la pueden hacer, o por lo menos, que no la han hecho o que la harán diferente, por­que además de seguir el trozo, tam­bién va en el trabajo la idea que tiene el que trabaja la madera; de ambas sale la creación de una nueva figura."

Y otra familia de Tócuaro, los Ra­mos, explican su trabajo con la made­ra: los hermanos Fabliano, Elogorio, Benito, Martín, Rubén y Claudio Ra­mos Horta. Los abuelos trabajaban la tierra y fue su padre, don Ramón que empezó con la artesanía de la ma­dera. Lo mismo que muchos otros en Tócuaro. Ellos dicen: "Nuestro padre aprendió a trabajar con don Cherna Ponce Ponce que, según cuen­ta, fué de los primeros que apren­dieron a trabajar la madera de copa­lillo, en la llamada 'máscara corrien­te', esto es, la más sencilla y que aho­ra se trabaja poco. La máscara corriente en copalillo y también en cueteramba, otro tipo de madera, era de un trabajo muy simple, con un di­bujo sencillo: una nariz en forma de triángulo, la boca sonriente, el par de ojos muy ovalados y una especie de cejas en una pura raya. Se trabajaba con diversas herramientas: un trinchete, machete, canoliudo, for­món y gurbia. Cuando éramos muchachitos, además de pasarnos en la calle, nuestro padre nos ponía a pulir las máscaras que él trabajaba: lijarla con lima mediana y se vendían sólo li­jadas en Pátzcuaro y en Quiroga. Ya más grandes empezamos a hacer más­caras más trabajadas, haciendo imita­ciones de máscaras de viejitos, de er­mitaños, de diablo, de negritos y de acuerdo a las danzas de la región. Así fuimos pasando a hacer 'monitos': esto es, caricaturas con el pescuezo torcido, o una pata para arriba, una retorcida, y otras." Terminada la es­cuela primaria se dedicaron de lleno al trabajo de la madera; uno de ellos empezó a trabajar el ramo de muebles y ya entraron todos en la línea de tra­bajar muebles tallados.

Los hermanos Ramos piensan que sus hijos a su vez, tienen que ir a la es­cuela y al mismo tiempo, aprender la

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artesanía que ellos aprendieron de su padre, en todos los momentos en la casa. "Puede rápido hacerse dinero por la artesanía: es la misma madera que van a buscar como leña al monte, pero que el artesano la trabaja y hace de ella una figura que, luego luego se vende, aún en el mismo pueblo de Tó­cuaro. Por ser ayuda económica in­mediata y por dar tanto gusto al ha­cerlas, no deberían estar ausentes en las enseñanzas de la escuela primaria.''

En otra Comunidad del Municipio de Eongaricuaro, Uricho:<2>

"Don Melquíades Ziramba, Jefe de Tenencia de la Comunidad de Uricho, ha observado en la repara­ción de la Tenencia que la primera construcción pareciera que fue cons­truída por partes, porque no estuvo pareja la madera, no todas al nivel, lo cual hace sÚponer que fué construída por partes, en diferentes años. Tam­bién se supone esto al observar los adobes: los de antes trabajaban más mejor, dice don Melquíades, hacían el lodo con paja o huinumo del pino, remojado en un día y sacaban la ado~ bera; al día siguiente seguían traba­jando con ella, mientras que ahora se bate y se hace luego el adobe, sin de­jarlo remojar como antes que queda­ba un adobe macizo.''

LOS MATERIALES REFLEJAN LA HISTORIA

En Pátzcuaro pedimos asesoría al Arq. Enrique Luft sobre los monu­mentos históricos de los pueblos del Municipio de Erongaricuaro y, la im­portancia de incluir fotografias en ca­da folleto de la historia de esas Co­munidades. Así recibimos informa­ción respecto al conjunto arquitectó­nico tradicional.<J>

El conjunto tradicional de toda población es expresión de su realidad histórica y su conservación es expre­sión de la conciencia histórica actual, para elevar la identidad nacional. Una concieñcia histórica es la base de una identidad nacional, conciencia histórica por un programa operante

de conservación. Deben considerarse dos aspectos: l. el aspecto filosófico­moral, de conciencia histórica; y 2. el aspecto legal.

Para la conservación es indispen­sable la información documental por fotos y escritos, impresa. La conser­vación está legalizada por la "Ley Fe­deral sobre Conservación de Monu­mentos y Zonas Arqueológicas, artís­ticas e históricas", publicada en el Diario Oficial con fecha del6 de Mar­zo de 1972; pero tiene que estar apo­yada por una Ley Estatal, porque el conjunto arquitectónico tradicional que, practicamente abarca todas las casas habitacionales de las pobla­ciones debe estar protegida por una Ley Estatal. En el caso del Edo. Michoacán, es la Ley Estatal publica­da en Agosto de 1974.

En relación a las fotografias, lo im­portante es: l. que las fotos se tomen de los cuatro costados del conjunto que abarca el templo, si hay Capilla o en el lugar donde estuvo la Capilla y el lugar actual; 2. tomar el Atrio con su Cruz atrial; y 3. tomar los edificios anexos y, donde haya el convento, to­mar interior y exterior. La importan­cia del "conjunto de la arquitectura relevante" reside que por difusión fo­tográfica la comunidad y las autori­dades adquieran mayor conciencia de su historicidad, y es necesario valo­rarlas en la actualidad.

Lo natural es que hoy puede variar la construcción; se puede observar que todos los servicios sociales están con una edificación fuera de la reali­dad local. Su explicación no es tan sencilla, ya que conlleva un fuerte contenido ideológico, aunque ésto no se diga. Por las fotografias podrá ad­vertirse el tipo de sustitución de los edificios y, no es aventurado pensar que esas sustituciones han sido cons­cientes.

Deberían ser obligatorias la consti­titución de Juntas de Conservación Local que vigilara al aspecto típico de esas poblaciones, especialmente en las nuevas edificaciones. Uno de los pun­tos importantes para el conjunto es la techumbre tradicional y una norma

podría ser que dejaran de construir con losas de concreto y cubrieran los edificios con techo de teja. (No hay duda que el asbesto no tiene ninguna relación con todo esto).

LA TENDENCIA ACTUAL

Podemos reconocer por datos de diferentes continentes, la tendencia actual<4> dentro de lo que se denomina desarrollo alternativo y encontrar lo que hemos dejado de percibir y, más grave aún, lo que hemos dejado de valorar.

La aplicación de tecnología apro­piadas constituyen hoy un denomina­dor común a todos los países del Ter­cer Mundo; se busca construir con materiales alternativos y prácticas tradicionales, incluso con problemas de "energía alternativa" como lo re­conocen en Etiopía.

Las tecnologías apropiadas se apo­yan en el criterio de que la mejor tecnología es la que se aviene con las costumbres y mentalidades locales, la que se adapta a los recursos mate­riales, financieros e intelectuales de la población del país; la que respeta el medio ambiente y usa materias pri­mas y riquezas naturales locales, se­ñalan en Costa de Marfil. Así lo insis­ten en Indonesia, que muchas veces cuando se habla de tecnología apro­piada, se piensa en adaptar la tecno­logía moderna y no se presta suficien­te atención a las prácticas existentes en las comunidades rurales.

En la Consulta Latinoamericana sobre acciones y estrategias de De-

2. Autoestudio de la Comunidad de Uricho. Municipio de Erongarícuaro. Ed. Instituto Michoacano de Cultura. Morelia, Mich. 1982.

3. Tomado de la entrevista con el Arq. Enri­que Luft al solicitar su asesoría sobre los monumentos históricos de Jos pueblos del Municipio de Erongarícuaro. Pátzcuaro, 1982.

4. En : " Intercambio: Educación y Desarrollo." Publicación bimestral. FAO. Nros. 84/ 1, 84/2, 84/ 3 y 84/ 4. Roma, Ita­lia, 1984.

l. Erongarícuaro, Michoacán . Portería y danzantes. (pág . 21) 2 y 3. U careo, Michoacan. Detalles de la; teja­da; (pág. 23). 4 y 5. Angahuan, Michoacán . Detalles de carpintería de obra. (pág. 25) Fotos Juan B. Artigas. V-1983.

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sarrollo, auspiciada por la Organiza­ción de las Naciones Unidas para la

~ Agricultura y la Alimentación -F AO- en Santiago de Chile, (Abril, 1983) se reconoció que los efectos negativos de la crisis interna­cional sobre las economías latinoame­ricanas ha contribuído a que el marco tradicional para diseñar, realizar y evaluar proyectos de desarrollo haya peróióo vigencia. Se declaró que lo fundamental es basarse en las ac­ciones que los mismos campesinos es­tán llevando a cabo para enfrentar la crisis, favoreciendo la movilización social, la participación popular y el cambio social. En esa reunión se pro­puso superar los criterios meramente cuantitativos en la evaluación de pro­yectos y un papel más activo a las nuevas formas de cooperación inter­nacional en la región.

En.Argelia por ejemplo, se está va­lorizando la agricultura tradicional y sus opciones tecnológicas. Actual­mente hay una referencia a la agricul­tura ecológica, la cual significa respe­tar el medio ambiente y utilizar tecno­logías tradicionales que fueron deja­das de lado a partir de la revolución verde. La agricultura ecológica se vuelve cada vez más necesaria des­pués de la crisis energética y del des­cubrimiento de los efectos nocivos de los fertilizantes y pesticidas químicos.

Es el problema de la exportación de productos tóxicos de los países de­sarrollados a los países en vías de de­sarrollo. Frecuentemente esos pro­ductos tóxicos han sido prohibidos en sus países de origen y, sin embargo son vendidos al Tercer Mundo. Punto esencial del problema es que los go­biernos de los países industrializados no controlan las exportaciones y los gobiernos de los países importadores carecen de información.

Recientemente recibimos de Chile las fichas del Catastro Nacional de Tecnologías Campesinas, tecnología recolectada por el Grupo de Investi­gadores Agrarias (lo que en México se consideraría una Asociación Civil -A.C.). En su presentación expli­can: "Esta publicación es un resulta-

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do de la creatividad que está de­mostrando el campesinado chileno para enfrentar los duros efectos de la aplicación de un modelo económico que lo aplasta. Con sus propios me­dios e ideas levanta alternativas de subsistencia y desarrollo."

En relación al manejo de materiales de construcción a nivel comunitario presentamos algunas experiencias (en diapositivas) de autoconstrucción realizada durante procesos de desa­rrollo de la comunidad, en Chile, Co­lombia y Venezuela.

En esas experiencias de construc­ciones de viviendas, centros comuna­les y escuelas en comunidades rurales latinoamericanas encontramos facto­res psicosociales dinamizando los procesos de cambio social. En el caso de las construcciones, la escuela es es­pecialmente significativa y mientras fueron edificaciones con materiales y tecnología de la subregión, la pobla­ción tuvo mayor identificación con ellas, incluso con su mantenimiento. Entonces, no es extraño suponer que los nuevos diseños y materiales hayan desligado a la población de la nueva escuela, ajena a ellos, aunque tam­bién se puede suponer que la estiman como un símbolo de prestigio para la comunidad, como un símbolo de mo­dernización. Este sentir ambivalente lo encontramos en nuestro último tra­bajo en el Estado de Michoacán.

Por las experiencias en desarrollo de la comunidad podemos asumir que es necesario que las comunidades ad­quieran el conocimiento que les per­mita maximizar el recurso económico invertido que, finalmente se constitu­ye en capital social básico de su co­munidad. Por tanto, si una obra de infraestructura es explicada en cuanto a · su contenido material, costos y tecnología, la propia comunidad co­laborará para su conservación, ade­más del aprendizaje al diversificar sus conocimientos.

Este es otro ángulo del manejo de los materiales: si son materiales aje­nos a la subregión, coartan la partici­pación comunitaria. Para nosotros, la participación es un derecho de los

individuos de intervenir en las ac­ciones que, a su juicio son necesarias para su desenvolvimiento individual, familiar, vecinal, regional y nacional. En ella están involucrados una serie de factores psicosociales, tales como: percepciones, actitudes, valores, mo­tivaciones, raciocinio (criticidad), cooperación, identificación con su grupo, aspiraciones individuales y grupales, sentimientos de logro, auto­afirmación y autoestima individual y comunitaria, y aprendizaje social. Es­te conjunto de factores psicosociales en juego reafirman las participación como una variable psicosocial y son ellos, en sus distintos grados, lo que dinamizan esa participación.(6)

Podemos concluir que si los grupos formales e informales de la población de las comunidades rurales tienen y mantienen una relación directa con los materiales de construcción, la consecuencia será una participación activa que dinamizará el proceso de desarrollo personal y social de esos grupos; pero cuando los materiales son manufacturados y les son ajenos a esa población, la consecuencia será desapego y pasividad.

Entonces, es necesario dar una explicación DETALLADA de los ele­mentos que los constituyen, del CUIDADO y MANTENIMIENTO de tales materiales, y de las medi­das de PREVENCION y CONTROL DE RIESGOS ante las consecuencias .que puedan producirle a la población. Esto es, traspasar los conocimientos científicos del técnico para que se in­tegren con los conocimientos empíri­cos del campesino (como se pudo ob­servar en las diapositivas, en la zona cafetalera de Colombia: el ingeniero junto a los campesinos explicando de­talladamente la construcción de la es­cuela).

Esto nos señala a los técnicos una tarea urgente: reconocer que ha per­dido vigencia el marco tradicional pa­ra diseñar, realizar y evaluar proyec­tos de desarrollo y dedicarnos a re­elaborar lo que es necesario en esta década de los 80. Esta re-elaboración

tiene que hacerse en la acción: el aprendizaje social en nuestros países latinoamericanos en un proceso que surge de la acción; de lo contrario, se­guiremos copiando estilos inade­cuados de desarrollo.

Finalizamos con una reflexión me­todológica: la "comunidad" vive di­námicamente su quehacer diario, con todas las variables que se le entrecru­zan a ese quehacer. El técnico en su trabajo lleva un método -"su" método- a la comunidad. La coyun­tura donde se encuentran dinámica y método podrá ser: l. una interrupción que le hace el mé­

todo a la dinámica de la comuni­dad, o

2. una aceleración cuando el técnico se inserta a la dinámica de la comu­nidad y aporta su método en y para lo que sea necesario. El punto crítico se ubica en la co­

yuntura: o el técnico interrumpe el ritmo de desarrollo de la comunidad al introducir su método, o se inserta en el ritmo de la dinámica y pone sus conocimientos al servicio del desarro­llo de esa comunidad. •

Ciudad de México, Febrero de 1985

S. Catastro Nacional de Tecnologfas Campesi­nas (Fichas). Grupo de Investigaciones Agrarias. Proyecto de Tecnología Campesi­na y Organización. Academia de Humanis­mo Cristiano (Casilla 6122, Correo 22, San­tiago, Chile).

6. "La investigación participativa en los pro­cesos de desarrollo de América Latina", de Yolanda Sanguineti Vargas. Tesis de Maes­tría en Psicologla Social. UNAM. México, 1980.

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la arquitectura vernácula

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l. LAS RAÍCES

Como corresponde a un territorio tan amplio y con tantas regiones de diferente geografia y diferente cultu­ra, la arquitectura vernácula de nuestro país es sumamente variada. Sin embargo podemos afirmar que en esta gran variedad se encuentran cla­ramente marcadas dos profundas raí­ces que algunas veces se presentan aisladas y otras, plenamente combi­nadas: la prehispánica y la virreina!.

Para fortuna de quienes han estu­diado los orígenes de nuestra ar­quitectura popular, existen muchos testimonios sobre las características de las edificaciones prehispánicas. Y no nos referimos a las impresionantes construcciones de los centros ceremo­niales, muchas de las cuales aún estan en pie, sino a ejemplos de pequeñas viviendas, todas desaparecidas pero de las que incluso se nos muestra, cuales eran sus formas de agrupación. En los códices prehispánicos se pueden ver sintéticas representaciones de tales edificaciones (fig. 1). Pero lo que ha resultado más enriquecedor es el hallazgo de gran cantidad de "ma­quetas", objetos hechos en barro co­cido que representan viviendas y don­de se han incluido la decoración y el color de las construcciones, así como figurillas humanas que muestran cuales eran sus dimensiones, su orga­nización y como eran usadas estas edificaciones. (fig. 2) y (fig. 3) Gra­cias a esto, se pueden captar fácil­mente los rasgos que aún se conser­van de esta raíz, en la arquitectura vernácula actual.

Por otra parte y para captar lo

fuerte de la raíz virreina!, basta un breve recorrido por algunos pueblos de las provincias de la península ibéri­ca para darse cuenta de la clara seme­janza entre éstos y algunos pueblos de la provincia mexicana, pudiendo ha­cerse una comparación similar con al­gunas poblaciones del resto de Améri­ca Latina, en donde también se dió la influencia española. (figuras 4, 5 y 6).

D. LA CONQUISlA Y LA COLO­NIZACIÓN

En diferentes aspectos se ha consi­derado que el resultado de la conquis­ta de los pueblos mesoamericanos fué no solo el sojuzgamiento de estos, si­no la desaparición de cualquier vesti­gio de sus producciones y la reintegra­ción de lo residual dentro del nuevo sistema. Esto que parece válido al analizar la implantación de una nueva estructura económica impuesta por una metrópoli, no resulta tan cierto cuando se considera a aquellos pro­ductos que son hechos para ser usa­d~s por sus propios productores: la vivienda, la alimentación e incluso, el vestido.

Es así, porque las formas de estos productos que se mantienen más allá de la conquista, son expresión cohe­rente y profunda de una serie de expe­riencias que acumuladas, constitu­yen: sentimentos, pensamientos, comportamientos ó imaginaciones que se agrupan en la visión del mundo de un grupo sosial, dice Lukacs. Esta "conciencia colectiva" expresada formalmente en los objetos de uso co­tidiano -que no es precisamente "el espíritu del pueblo", sino la manifes­tación de un proceso de ajuste larga-

mente elaborado- esta tan honda­mente grabada, que permanece más allá de lo que parecía ser su desapari­ción debido al triunfo del conquista­dor. De esta manera, conviene con­templar los hechos como una coloni­zación cuyo efecto es más bien la apa­rición de nuevas formas nunca antes experimentada.s por las culturas aborígenes que la desaparición de los modos de hacer primitivos. Tales nuevas tipologías son: las iglesias ca­tólicas, los conventos, los palacios virreinales, las alhóndigas, los comer­cios llamados "cajones", etc. y el or­denamiento en el espacio de la ciudad de ests tipologías implantadas. Ade­más debemos considerar que para la realización de estas nuevas tipologías, tuvieron que venir "maestros cons­tructores" quienes con la mano de obra indígena, edificaron según lo aprendido en la metrópoli ibérica, en­seftando en su quehacer mismo a los que colaboraron con ellos.

l. Oibujos de los Cbdices Vindobonensis, Bodley, Selden y Nuttal por Silvia Garza en La arquitectura en los c(Jc/ices geneal~ gicos.

2. Maqueta cerámica de Nayarit, fechada entre 200 a.C. y 200 d. C. según Tasso von Winning.

3. Conjunto escénico de una aldea en ma­queta de cerámica de la región de lxtlán del Rlo en Nayarit .

4. Portales que limitan calles y plazas en garrovillas, en el occidente de Espafla. Fo­to de Bemard Rudofsky.

5. Portales de di·1ersos tipos limitan las pla­zas de Pátzcuaro, Michoacán. Foto de Al Murphy Vhay tomada en 1934.

6. La semejanza de estas fachadas con los pueblos andaluces es evidente. Una calle de Quito, Ecuador. Foto de Paolo Gaspa­rini .

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DI. LA ORIGINALIDAD

Es a partir de este momento que va a surgir un modelo diferente a sus raíces originales el cual pronto se vol­verá el ejemplo a seguir por los cons­tructores mexicanos que empiezan a tratar de realizar sus propias edifica­ciones.

Lo dicho una vez por Octavio Pax para el arte antiguo, resulta válido para el caso de la arquitectura verná­cula: "Para los antiguos la imitación no solo era un procedimiento legítimo sino un deber, sin embargo, la imita­ción no impidió la aparición de obras nuevas y realmente originales"; es de­cir, el primer constructor mexicano en este querer copiar fielmente, termi­na paradójicamente inventando.

Esto, que pareciera poco explicable si lo contemplamos apresuradamente, no es tal si consideramos el tiempo en que se va dando 'la experiencia. Es de­cir, la acumulación de aciertos y erro­res -pero sobre todo de los prime­ros- se va dando muy lentamente y esto hace que su incorporación sea paulatina, paso a paso, pero tan segu­ra que se va a producir en un momen­to la aparición de un producto pro­pio, absolutamente atribuible al cons­tructor anónimo y representativo de una cultura ya ahora, netamente ori­ginal. (foto 7)

IV. LA SABIDURÍA

Lo que sucede en realidad es que antes de la necesidad y la obligación social de copiar, es tan las condiciones en que tal intento se va a dar y la for­mación, la profunda y ancestral for­mación del propio constructor. (O mejor dicho, de los propios construc­tores -así, en plural- lo que vere­mos cuan importante resulta).

IVa. SABIDURÍA CON LA NATU· RALEZA

La primera respuesta que tiene que dar el constructor de la arquitectura vernácula es ante la naturaleza. Da­dos los escasos recursos económicos y técnicos con que cuenta, es necesaria la solución más lógica.

Si consideramos que tal construc­tor ha vivido toda su vida en estrecho contacto con la naturaleza y por lo tanto conoce perfectamente los ele­mentos y como se comportan, vere­mos que por ese hecho, las soluciones son y siguen siendo magníficas. Si el calor es excesivo: la frescura de unas habitaciones suavemente aereadas (fig. 8). Si el frío cala los huesos: las paredes son gruesas, y las ventanas pequeñas, se orientan hacia donde el sol calienta y no pega el viento.

Si la lluvia no cesa: los grandes ale­ros escurren sus chorros más allá de los muros para protegerlos _y proteger al peatón. Y en lo urbano: los solares correctamente orientados, las valles por las que corre naturalmente el agua, el suave ascenso por sinuosas aceras que se 7ian torciendo para re­ducir la pendiente y siempre, una sa­bia captura de la grandeza del paisaje que enmarca mágicamente estas expresiones de una experiencia acu­mulada por innumerables años y que hace nacer a la arquitectura vernácula como un hecho natural, sin afecta­ciones, sin rebuscamientos y sin inte­lectualizadas intenciones. (fig. 9)

IVb. SABIDURÍA CON LO HUMANO

En la arquitectura vernácula cada parte y el todo es producto de una cla­ra demanda. Se sabe a conciencia lo que se necesita porque se vive la nece­sidad. De tal modo, podemos decir que esta arquitectura es claramente

7. Banquetas y casas se quiebran a Jo largo de la calle en Real de Catorce, San Luis Potosí. Foto de Mariana Yampolsky.

8. Grandes aleros de variados tipos para proteger al peatón de la Juvia en Zacapo­axtla, Puebla.

9. Javalcón curvo que soporta una carrera transversal y enlaza las vigas con la cante­ra que refuerza el muro.

10. Patio para doble ventilación de los habita­ciones en Arteaga, Michoacán, visto a tra­vés del portal.

11. Ventana en Juchitán, Oaxaca, parcial­mente modificada de su original.

12. Cocina de paredes alisadas con tierra y aleros que mantienen seca la lei\a. Foto de Mariana Yampolsky.

funcional. Cada local, cada rincón, cada mueble, cada puerta o ventana; corresponden plenamente a una solu­ción integral en donde no parece sobrar ni faltar nada. Las dimen­siones siempre son las correctas: tan­to de los espacios en general, como de los detalles que complementan la obra; tanto de los elementos principa­les de la estructura portante, como de los pequeños apoyos o enlaces entre unos materiales y otros (fig. 10).

Una ventana en Juchitán, Oaxaca por ejemplo, está compuesta de tres ventanas en realidad y aunque al mencionarlo esto parece un exceso, en verdad cada una cumple una clara función: la reja exterior que permite el paso de sol y viento pero no el de intrusos indeseables; la ventana pro­piamente dicha, que admite el paso de luz pero no del aire; y el portigo, que permite el paso del viento sin sol ar­diente y oscurece el ámbito para des­cansar durante el día, en las horas en que el calor es más intenso. (fig. 11)

Por otra parte, la arquitectura ver­nácula siempre va más alla de la simple construcción de locales y de la inmediata satisfacción de requeri­mientos funcionales. Por ejemplo, en la realización de la cocina de una vi­vienda campesina encontraremos que se han considerado, además de las ac­tividades propias de la preparación de alimentos, las necesidades espirituales de la vida familiar; por eso la cocina es el centro virtual del espacio de estas casas, pues ahí es donde la vida primi­tiva ha sido superada por el fuego re­novado. (fig. 12)

Por eso en la cocina se enterraban las placentas de los niños nacidos, nos cuenta Mariana Yampolsky: para asegurar el crecimiento de la familia.

Y para asegurar la estabilidad fa­miliar, la cocina es un lugar fijo alre­dedor del cual va creciendo la vivien­da y en donde en el interior, el fogón ha sido construido como con las ma­nos, moldeando suavemente el mate­rial para darle una forma espontánea y sensual, como la matriz matriarcal. (fig. 13)

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13. Brasero de barro con dos hornillas, en Tu­limán, Guerrero. Foto de Mariana Yam­polsky.

14. Calle que se tuerce y casas en alturas en el centro de Cuetzalan, Puebla.

15 . Calle en pendiente con casas del mismo ti­po que se repiten escalonadas, en Pázt­cuaro, Michoacán .

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IVc. SABIDURÍA POR SU CON­TACTO CON LA SOCIEDAD

En la arquitectura vernácula cada producto es tanto de los individuos como de la comunidad. Ello es así porque como dice Lucien Goldman, precisamente a través de las obras construidas se esta expresando una concepción del mundo, es decir, un conjunto de aspiraciones, de senti­mientos y de ideas, que reune a los miembros de un grupo y los diferen­cia de los demás grupos.

De ahí que es necesario al hablar de la arquitectrua vernácula referirse al conjunto de los objetos en donde ca­da uno forma parte de una conti­nuidad que enriquece la solución indi­vidual. Se trata de una sabia tradición que en la suave alteración de ciertos rasgos secundarios, libra el peligro de su inmovilidad, como molde que repi­te infinidd de veces el modelo, para conservar sutil y tozudamente la per­manencia de los rasgos escenciales.

Esto lleva a que en su conjunto la arquitectura vernácula sea profunda­mente comunitaria, y podríamos de­cir, solidaria. Un ejemplo de ello son las casas de Cuetzala, Puebla, (fig. 14) donde cada edificación casi toda con un gran alero, el alero de los edi­ficios compafieros de la calle, para formar un paraguas continuo donde los habitantes de la comunidad en­cuentran refugio ante la pertináz llu­via de la serranía poblana.

Otro ejemplo maravilloso son los portales de las casas de Tlacotalpan, Veracruz. (fig. 15) Observemos: im­mensa variedad de columnas con sus basamentos, sus capiteles, sus fustes, todos ellos diferentes. Secuencias de alturas y dinteles ó arcos variados, se­cuencias ligeramente alternadas de alineamiento a la calle y todo ello, formando un espacio continuo en donde las viviendas acercan su vecin­dad a la calle y permiten convertir a este espacio del portal privado, en un espacio público por donde es posible transitar para recorrer casi todo el pueblo sin que el rayo del sol canden­te de e~ta región abrume.

Así, cada obra de la arquitectura vernácula es una palabra que unida a las otras forman un discurso coheren­te, continuo y claramente legible. Y en muchos casos, estas palabras con­forman una relación que nos ~ntu­

siasma porque más que una secuencia de voces pasajeras, se nos presentan como un poema sencillo y singular: el poema "original" (fig. 16)

V. LO RECUPERABLE

Hemos expuesto hasta aquí solo al­gunos aspectos sobre los cuales se de­be reflexionar al observar la arquitec­tura vernácula y ante esto cabe consi­derar que si bien es evideente la altísima calidad en los espacios y las formas de esta arquitectura, la misma va siendo sustituido por construc­ciones que rompen brutalmente co los logros alcanzados.

Esta sustitución que en principio obedece a consideraciones económi­cas, releja además un enorme deseo· nocimiento de los valros de la ar­quitectura vernácula, por supuesto, la falta de conocimiento lleva a la incoo­ciencia de lo que tal sustitución irreflexiva acarrea.

Una obra construida po arquitectos anónimos, se tira porque según cálcu­los apresudados, en el sitio que ocupa es posible edificar otra objeto que se prevee va a redituar mayores ganan­cias al propietario del predio.

Pero tales cálculos son apresura­dos, porque aún cuando al ponerse en uso la nueva edificación los benefi­cios son casi inmediatos, la acción paulatina de sustitución va a qenerar

· en poco tiempo una degradación del espacio urbano donde tales hehcos se realizan; y más pronto o más tarde, los beneficios esperados se ven mini­mizados.

El proceso normalmente consiste en poner en circulación no solo cier­tas ventajas técnicas de la arquitectu­ra moderna sino se ofrece además, una imagen novedosa que pretende hacer creer que se esta ganando mucho con el cambio radical de uno a otro objeto. (fig. 17)

Aquí radica la génesis del deterioro de aquellos sitios donde la arquitectu-

. ra vernácula tuvo una importante expresión. Como ya hemos sei'l.alado, los objetos de esta arquitectura perte­necen todos a una misma expresión cultural, es decir forman parte de un mismo lenguaje formal que utilizan­do elementos similares, permite en­tender la diferencia entre una vivien­da y un palacio municipal, y logra que una y otra edificación se liguen para generar un espacio urbano en donde la comunidad identifica clara­mente las sutiles diferencias dentro de la unidad del conjunto. (fig. 18)

Al momento de darse la sustitu­ción, el intento de aparentar "moder­nidad" lleva a los nuevos constructo­res a la utilización de otro lenguaje formal que en su búsqueda de "origi­nalidad" termina por ser una burda imitación de los hallazgos de los ar­quitectos de este siglo y produce una brutal diferenciación con el contexto existente.

Pero además, como no hay real­mente una comprensión ni un manejo experto de los elementos de este nuevo lenguaje, cada sustitución se realiza sin similitud con las demás nuevos productos y así vemos, que al lado de un pequei'l.o edificio de depar­tamentos, aparece una nueva casa, o un comercio, o una oficina, que nin­guna liga tiene con lo circundante. (fig. 19)

Tal es el frenesí modificador o tan­ta la codicia especuladora que en po­co tiempo, aquel ambiente unitario, de las edificaciones vernáculas, se vuelve ininteligible y regenera el caos formal por la acción de los nuevos edificadores, ahora, en su mayoría, arquitectos. (fig. 20 y 21)

16. Todo el pueblo puede recorrerse bajo es­tos portales que usan tanto el propietario como el peatón.

17. En Tanto yuca, Veracruz, aparecen estos ejemplos imponiéndose sobre la unidad arquitectónica antigua.

18. El palacio municipal con solo ver de dos niveles se destaca conservando la conti­nuidad de los portales de Tlacotalpan, Ve­racruz.

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No se trata de mantener sin cam­bios a los espacios dados por la ar­quitectura vernácula. Es más, estos lugares viven transformaciones pe­riódicas como una necesidad de revi­talización de su ser colectivo. Esta transfiguración se dá por la irrupción en lo cotidiano, del tiempo de la Fies­ta. En ese momento el espacio de los pueblos se transforma llenándose de elementos efimeros. Un ejemplo lo te­nemos en la celebración de la Fiesta de Cristo Rey de Patamban, Michoa­cán donde el pueblo es modificado por un tapete de pétalos de flor y aserrín que recorre todas las calles donde, de paramento a paramento se cuelgan diversos adornos de papel; donde el tapete es protegido por una valla fabricada también de papel; y donde en cada encuentro de calles, se colocan arcos conmemorativos he­chos con madera y papel o varas y palma sobre los que se aplican ador­nos también de papel, de cerámica o de otros materiales, para indicarnos que la tradición sigue viva en un diálogo renovado afio con afio que evita la inmovilidad. (fig. 24)

VI. LAS POSWILIDADES

Así pues, cabe considerar para concluir positivamente estas notas, que si bien el cambio, la transforma­ción, la sustitución de las realiza­ciones de la arquitectura vernácula no se pueden ni se deben evitar, esta susti­tución es posible realizarla acorde al contexto unitario vernáculo al que an­teriormente nos hemos referido, es de­cir encontrando elementos que esta­blezcan el diálogo con el lenguaje de las

19. Tanto por el uso del suelo como por el lenguaje visual adoptado, se ha generado este caos urbano en Martínez de la Torre, Veracruz.

20. Otro ejemplo de la imposición de un len­guaje "moderno" sobre la antigua unidad de las viviendas en Martinez de la Torre, Veracruz.

21. - Ejemplo de enlace entre lo moderno y lo tradicional Edificio Goldman Salatscha en Michaelerplate en Viena, por Adolf Loos en 1910.

estructuras previamente establecidas. Esto, como es evidente, requiere por

un lado del desarrollo de un oficio que permita manipular las opciones formales que den satisfacción a lo de­mandado por el inversionista. Es de­cir, que si bien es cierto que el cliente del arquitecto siempre quiere más be­neficios a partir de su inversión, de­biera ser posible para el arquitecto ofrecerle diversas opciones para lograr lo mismo.

Pero además de este oficio, es nece­sario desarrollar técnicas de análisis de contextos con el fin de encontrar fácilmente aquellos elementos que pudieran ser rectores de la solución por adoptar. Mecánicas para identifi­car cuales deberían ser los enlaces entre lo existen y el nuevo objeto por edificar.

Y finalmente, es necesario contar con un mecanismo de control que paulatinamente vaya observando co­mo una acción va siendo consecuente con las demás acciones edificatorias. Esto es, una legislación que obligue a que cada propuesta sea presentada para su licitación, acompañada de los análisis que hemos citado en los párrafos anteriores. Es así, que existiría la garantía de continuidd del análisis de sitio en donde siempre será posible, si se cuenta con la habilidad disefíadora suficiente, ubicar un edifi­cio que al mismo tiempo que se in­tegra al contexto, propone una línea de transformación congruente con dicho contexto. (fig. 21, 22 y 23)

Quedan pues estos ejemplos como una muestra optimista de que hay vías de desarrollo a nuestro ejercicio profesional como arquitectos. •

22. Edificio Gamma, Leiden, Holanda, que enlaza con el contexto acentuando sus sec­ciones verticales y sus aleros. Arq. Iz. M.P. Schulte (1973-1974).

23 . Un accidente destruyó la construcción ori­ginal ahora se destaca su "modernidad" sin romper la unidad del conjunto. Langroorthy Hause, por los arquitectos Hardy, Holzman y Pfeiffer (1979).

24. Encrucijada de tapete, arco y quirvaldas florales y la arquitectura durante la fiesta de Cristo Rey en Patamban, Michoacán.

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las fiestas populares •

y las plazas en querétaro , uso del espacio público en el virreinato

carlos arvizu garcia. i.t.e.s.m. campus qro.

l. LA PLAZA Y LA FIESTA POPULAR

Durante el virreinato varias fueron las funciones que desarrollaron las plazas en la ciudad novohispanat.

En el siglo XVI, durante el periódo de las grandes fun­daciones, la Plaza Mayor funcionó como elemento orde­nador del espacio. A partir de ella se realizó la construc­ción de las nuevas ciudades: trazado de calles a "regla y cordef', distribución de solares a los pobladores, elec­ción del sitio para la construcción de la Iglesia y las Casas Reales, selección de la utilización del suelo en el espacio urbano.

La plaza es el punto de partida de la vida de las nuevas ciudades y ella es el centro de la organización e institu-

l . Plano Tipus Zeu Description Zivitatis Queretanensis realizado por los franciscanos entre 1712 y 1714. (A.G.I., Sevilla, Mapas Y pla­nos de México, 553, adiciones al Catálogo).

l . Los estudios realizados sobre la plaza novohispana son amplios, entre otros: Osear Yujnovski, La estructura interna de las ciuda­des. El caso latinoamericano, Siap, Buenos Aires, 1971; Carmelo Viftas y Mey, Notas sobre el urbanismo en América espallola, Anales de la Real Academia de ciencias morales y pollticas, Madrid, 1969, pp. 101-129; R. Ricard, La plaza Mayor en América espallola. Notas para un estudio, estudios geogrflficos, Madrid, 1950; M. Rojas-Mix, La Plaza Mayor, Muchnik Editores, Barcelo­na, 1978; Frederic Mauro, Prééminence urbanine el resau urbain dans I'Amerique colonia/e, Actas y memorias del XXXIX Congre­so internacional de Arnericanistas, 1972, Lima, pp. 115-131 ; Gra­ciano Gasparini, Formación de ciudades coloniales en Venezuela. Siglo XVI, boleún del centro de investigaciones históricas y estéti­cas, noviembre, Caracas, 1968, número 10, pp. 9-43; J .E. Hardoy, Las formas urbanas europeas durante los siglos XV al XVII y su utilización en América Latina, Instituto de estudios peruanos, Li­ma, 1972, pp. 157-190.

cionalización de la nueva sociedad: la sociedad multira­cial hispanoamericana.

A medida que la ciudad se va consolidado, la plaza ad­quiere cada vez más su carácter de elemento integrador, no sólo de los grupos raciales indígenas y españoles, sino también de los principios religiosos y políticos; la plaza se manifiesta como la expresión de la fusión y de la interde­pendencia estrecha de la iglesia y del estado. La plaza es el lugar donde se encuentran y se integran los valores pe­ninsulares e indígenas; ahí se une lo religioso y lo profa­no.

La plaza es escenario, pero también protagonista de la vida colectiva de la ciudad. En ella se entremezclan las ac­tividades citadinas: mercado, el baratillo, celebraciones religiosas y civiles. Todo acto público que involucre al conjunto de la sociedad virreina! encuentra su medio na­tural de desarrollo en las plazas de la ciudad.

La plaza adquiere su máximo esplendor en el mágico embrujo de las fiestas populares: corridas de toros, repre­sentaciones teatrales, autos de fe, juras, nacimientos y proclamaciones reales, tomas de grado, exequias fú­nebres, canonizaciones, conmemoraciones de santos pa­tronos, dedicación de templos, conclusión de obras de servicio público. Indios, negros y españoles y sus respecti­vas mezclas; aristócratas y plebeyos; pobres y ricos; todos los individuos pertenecientes a la sociedad colonial convi­ven en profusión deslumbrante que hace de la plaza el núcleo centrípeto y polivalente, la génesis, el desarrollo y la síntesis del mundo barroco.

Las calles como elemento constitutivo del espacio público, como prolongación de la plaza, se suman tam­bién al espectáculo de la fiesta popular. A lo largo de ellas se desplazan los habitantes de la ciudad, en un ir y venir de las casas del cabildo, a las plazas o a los templos. Cor-

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tejos y comitivas, procesiones y de~files, letanías y rogati­vas, carros alegóricos, recorren las calles respondiendo a una necesidad desmedida de movimiento; la calle igual­mente se viste de gala para participar del festejo popular.

En las fiestas populares, el pueblo ''ganaba la calle'', y era en el espacio público donde se manifestaba la eferves­cencia popular. Tanto en las celebraciones religiosas co~ mo en las profanas había elementos comunes cuyo esce­nario era siempre las plazas y calles de la ciudad: desfiles y procesiones, mascaradas, corridas de toros, peleas de gallos, etc. La ciudad en esas ocasiones se adornaba con obras de arte eflmero2 ejecutadas por los artesanas loca­les, cuya permanencia no iba más allá del tiempo que du­raba la fiesta: arcos triunfales, altares, tablados y carros alegóricos; hachones, luminarias y fuegos de artificio sustituían en las noches la luz natural y aderezaban los festejos populares. Las obras literarias también forma­ban parte de la fiesta: sermones, oraciones panegíricas, versos, loas, diálogos y representaciones teatrales. En­mascarados, disfrazados, músicos y bailarines cruzaban los espacios públicos haciendo las delicias de los especta­dores.

11. LA MUY NOBLE Y LEAL CIUDAD DE SAN­TIAGO DE QUERÉTARO

El espacio público de la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro "cuyo nombre era dignamente merecedor de la primera plana entre las poblaciones de la septentrional América" 3 no escapaba al frenesí de la fies­ta popular.

El pueblo de Querétaro, fundado en 15314 como pueblo de indios en la frontera norte del antiguo imperio

2. El arte efimero y las fiestas populares son analizados por diferen­tes autores en EL ARTE EFIMERO EN EL MUNDO HISPÁNI­CO, Instituto de Investigaciones Estéticas, UNAM, México, 1983 . Nos parecen particularmente importantes los siguientes trabajos: Antonio Bonet Correa, La fiesta barroca como práctica del poder, pp. 43-78; Elisa Vargas Lugo, Las fiestas de la beatificación de Ro­sa de Lima, pp. 85-105; Marco Díaz, La fiesta religiosa como arti­culación de la vida citadina, pp. 107-122; Teresa Gisbert, La fiesta y la alegorfa en el virreinato peruano, pp. 145-181.

3. Sigüenza y Góngora. Glorias de Querétaro, Vda. de Bernardo Cal­derón, México, 1680, pp. 1 y 2.

4. La mayoría de los autores que han analizado la fecha de fundación de la ciudad dan por sentado que ésta se realizó en 1531. Ver: Valentin Frias, La conquista de Querétaro, Escuela de Artes del Sei'lor San José, Querétaro, 1906, p. 194; Manuel Septién y Sep­tién, Historia de Querétaro, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Querétaro, Querétaro, 1967, p. 55; José Guadalupe Rarnirez Alvarez, Plaza de la fundación, Ediciones del Gobierno del Estdo, Querétaro, 1981.

5. "La sombra de Arteaga;' Diario Oficial del Estado de Querétaro, Ai'lo XXVI, número 19, Querétaro, 1892, pp. 287-290.

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azteca, recibió la confirmación de su fundación por célu­la real firmada en Valladolid el 27 de octubre de 15375. La fundación de Querétaro forma parte de la red urbana desarrollada por los caciques otomíes a lo largo del Bajío, quienes sumados a la causa del emperador en cuyos do­minios el sol no se ocultaba, fundaban pueblos, villas y ciudades ''para poner en forma y en poli da, a los natura­les de esta Nueva Espaffa" 6.

La apertura del Camino Real de la Tierra Adentro entre 1550 y 15557, que unía la capital virreina! con las minas de Zacatecas aceleró el proceso de colonización a lo largo de la ruta y favoreció un rápido desarrollo del pueblo de Querétaro. A partir de entonces el estableci­miento de españoles en Querétaro fue contínuo y deter­minó la futura ocupación del sueloS.

Para el siglo XVII la personalidad de Santiago de Querétaro estaba bien definida en la geografla mexi­cana9. Los españoles ejercían el predominio sobre las estructuras económicas, sociales y políticas de la pobla­ción. Ya desde 1582 Hernando de Vargas, Alcalde Mayor de Querétaro, en su Descripción de Querétaro sei\ala: '' ... Por haber en el pueblo de Querétaro y su comarca más de cincuenta espaffoles y en el de San Juan algunos, he llevado el orden como si fueran pueblos de espaffoles, realmente poblados, siendo la verdad pueblos de indios, pero anteponiendo lo principal que son los espaffoles a lo accesorio pareció convenir esto ... "lO.

La íntima relación de la ciudad y el campoii permitió la inversión de los excedentes de la producción agrícola y ganadera en obras de carácter suntuario; asimismo, lo­graron financiar el establecimiento masivo de órdenes re­ligiosas. La economía urbana, cuya base se sustentaba en

6. Párrafos iniciales de la cédula de fundación del pueblo de San Francisco de Acámbaro. Pedro Rojas, Acámbaro Colonial, estu­dios y fuentes del arte en México XXlll, Instituto de Investiga­ciones Históricas, UNAM, México, 1967, apéndice, pp. 143-150.

7. P .J. Bakewell, Minerfa y Sociedad en el México Colonial. Zacate­cas (1546-1700), Fondo de Cultura Económica, Madrid, 1976, pp. 37-39.

8. Según fray Pablo de Beaumont en 1551 comenzaron a otorgarse las primeras .mercedes de tierra a los espai'loles en Querétaro. Pablo de Beaumont, Crónica de la provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán, A. G.N., número XIX, C. XXIV, México, 1932, pp. 211 -219.

9. Carlos Arvizu Garcia, Dévéloppement urbain de la vil/e de Quere­taro, Mexique, 1531-1940, Tesis Doctoral, Universidad de París IV, Sorbona, París, 1984, C. lll.

10. Fernando Díaz Ramirez, Dieciséis relaciones de Querétaro, Go­bierno del Estado de Querétaro, Querétaro, 1977, p. 25 .

11. John C. Super, La vida en Querétaro durante la Colonia 1531-1810, F.C.E., México, 1983, p. 21.

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la industria textil, contribuía igualmente en la construc­ción de templos y palacios; obrajes y trapiches participan en mejorar la imagen de la ciudad.

En 1655 los vecinos de Querétaro firmaban las "Capi­tulaciones'' con el enviado real Andrés del Rosal y Ríos, a fin de negociar la elevación del antiguo pueblo de indios al rango de ciudadl2. El desarrollo de una aristrocracia criolla y mestiza de reciente acuñación que veía con envi­dia otras ciudades del virreinato y de Espafia, provocó la evolución de las formas de vida urbana. De esta manera a finales del siglo XVII y en el XVIII, Santiago de Queréta­ro podia competir sin desdoro con la Puebla de los Ange­les o con la imperial ciudad de México.

La arquitectura civil y religiosa, los retablos de los alta­res, las plazas y calles de la ciudad ofrecían un marco espléndido para el desarrollo de las fiestas populares.

Dos documentos representativos de la época barroca,

12. El 21 de octubre de 1655 el delegado real firmó las Capitulaciones; el 25 de enero de 1656 el virrey reconoció el titulo y el 29 de sep­tiembre de Í712 fue finalmente confirmado por Felipe V. Sin em­bargo la nueva ciudad no pudo ostentar su flamante titulo sino hasta el9 de noviembre de 1714, por mandato del virrey duque de linares. Ver: Primeras Ordenanzas de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de Querétaro 1733, Gobierno del Estado de

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--. r_;;.'~s ••

. . 2. Plano de la ciudad de Santiago de Querétaro en .l802. (Litografia

de Mariano R. Velázquez, José María Zeláa e Hidalgo, Glorias de Querétaro, reimpresión por entregas, ed. Mariano R. Velázquez, Querétaro, 1859).

nos describen la íntima relación de la fiesta con los espa­cios públicos en la vida queretana. El primero, las Glorias de Querétaro13, escrito en 1680 por el presbítero Dr. Carlos de Sigüenza y Góngora, propietario de matemáti­cas de la Real y Pontificia Universidad de México, para dejar memoria de la dedicación del templo de la Congre­gación de Clérigos de Santa María de Guadalupe, cons­truído a expensas de don Juan Caballero y Ocio.

El segundo documento, la Relación Peregrina de la Agua Corriente que para beber y vivir goza la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaroi4 escrito en 1739

Querétaro, Querétaro, 1971, po. 18-22; Roberto Chellet, Primeras Ordenanzas, Editorial Querétaro, Querétaro, 1956, p. 12

13. Carlos de Sigüenza y Góngora, op. cit.

14. Francisco Antonio Navarrete, Relación Peregrina de la Agua Corriente, J. B. de Hogal, México, 1739.

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por el R. P. Mtro. Francisco Antonio Navarrete, profeso de la Compaftia de Jesús en los colegio de San Ignacio y San Francisco Xavier de la misma ciudad de Querétaro, como muestra de agradecimiento al Marqués de la Villa del Villar del Aguila, al término de la construcción del Acueducto y de las fuentes públicas.

111. FIESTAS POR LA INAGURACIÓN DEL TEMPLO DE LA CONGREGACIÓN

Sigüenza y Góngora en sus Glorias de Querétaro, describe la ciudad a fines del siglo XVII; menciona algu­nos queretanos ilustres de la época; narra con profusión la construcción del Templo de la Congregación, la muni­ficencia de su benefactor don Juan Caballero y Ocio, y la solemnidad con que la ciudad festejó la dedicación del templo.

El dia escogido para consagrar el nuevo santuario fue el sábado 11 de mayo de 1680. A partir del dia siguiente se iniciaba el octavario que mezclaba las celebraciones re­Dgiosas a las fiestas profanas! S.

Por la maftana del dia 11 se realiió la bendición del templo; posteriormente, a las once de la maftana, don Juan Caballero y Ocio rezó la misa votiva aco~paftado de música de órgano. A partir del mediodia, después de la plegaria, se continuó el repique general de las campanas, y el estruendo de trompetas, clarines, atabales y chirimias.

Por la tarde, a las cuatro, se iniciaba la solemne proce­sión que recorriendo la ciudad, llevarla 'el Santisimo del convento parroquial de San Francisco hasta el nuevo templo. El cortejo era abierto por la Tarasca y un grupo de músicos y danzantes, y niftos disfrazados de gigantes. Continuaban las distintas cofradias dispuestas según su antiguedad, donde participaba toda la comunidad racial que convivia en Querétaro portando sus respectivos es­tandartes: las cofradias de negros, indios otomies y taras­cos, mulatos, mestizos y espaftoles; todos ellos llevando cirios blancos en las manos; iban dirigidos los cofrades por sus respectivos mayordomos, diputados y ministros.

Seguian la Cruz de la Parroquia de San Francisco. Más atrás, el clero de la Congregación de Nuestra Sef\ora de Guadalupe, con sobrepellices y bonetes, llevando en an­das una escultura de la Virgen que sostenia las llaves del nuevo templo.

Continuaban los hermanos hospitalarios de San Hipó­lito, seguidos por las tres comunidades franciscanas. Les precedian los carmelitas, jesuitas, agustinos, dominicos y mercedarios.

Al final, bajo rico palio de lama blanca sostenido por varas de plata portadas por doce caballeros de la ciudad, era transportado el Santisimo, llevado por el M.R.P. pro­vincial Fr. Nicolás de León.

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• .-

3. Trajes de las máscaras en la solemnización del estreno del templo de la Congregación de Santa Maria de Guadalupe. Detalle (Litografla de T. Balvanera, José Maria Zeláa e Hidalgo, Glorias de Querétaro, reimpresión por entregas, ed. Mariano R. Veláz­quez, 1859).

Las autoridades civiles y militares, el justicia mayor de la ciudad, los ministros y alcaldes ordinarios cerraban el cortejo. Un tumulto de gente' se arremolinaba detrás de la comitiva.

La procesión se detuvo en un altar realizado en la puer­ta principal del templo franciscano, en la desembocadura del Camino Real de Celaya, donde Caballero y Ocio reci­bió el Santisimo de manos del padre provincial. De ahi continuó hacia el convento real de Santa Clara de Jesús donde se recitó una Acción Heroica. Prosiguió hacia las Casas Reales, haciendo un alto en el camino en cinco al­tares improvisados. Las fachadas de las casas localizadas sobre las calles que recorrió el cortejo estaban adornadas con sedas, alhajas, pinturas, jerogllficos, composiciones y flores, dispuesto todo con el mayor ingenio, "era una

fresquísima Primavera, que trasladada de los jardines a las calles, escondfa la tierra que se pisaba''.

En la Plaza Mayor se había ejecutado una montaña que representaba el Tepeyac, ''horrorizaban las profun­dísimas grutas, regocijaban las invenciones del auga, y ocupado todo de cuantas fieras y aves rompen el aire, y huellan la tierra, desde el/eón rugiente, hasta el gorrion­cillo canoro, era idea de la montañuela de México, que con el nombre de Tepeyac, termina la serranía". Enci­nos, cedros, sauces y sabinos fabricados por la imagina­ción, enmarcaban las figuras de Juan Diego y de la Vir­gen. El cortejo continuó su camino hasta desembocar en el templo de la Congregación, donde se colocó el Santísi­mo en el sagrario del altar mayor.

En la noche de ese día los resplandores de cohetes y fuegos de artificio traspasaban la oscuridad. Calles, pla­zas y ventanas ostentaban faroles, hachones y luminarias. El olor de la pólvora se mezclaban al del incienso.

En los ocho días siguientes se celebraron oficios, misas cantadas y oraciones panegíricas en el nuevo templo.

4. Plano de Querétaro en 17%, anexo a la Ordenanza de Ignacio Ruiz Calado. Detalle (A.G.I., Sevilla, Mapas y planos de México, 603, 1313-A).

El domingo 12 la comunidad de indios celebró una mascarada. Chichimecos montaraces, ''sin otra ropa que la que permitió la decencia'', armados de arcos y maca­nas se mezclaban con sátiros, emperadores aztecas, chichimecas y toltecas, y enmedio de todos ellos, triun­fante, el emperador Carlos V, rodeado de mancebos ves­tidos con exquisitas galas a la española, que en número de ciento ocho iban dispuestos en filas de seis; cuatro clari­neros montados en briosos caballos cubiertos con gualdas encarnadas, ribeteadas de guarniciones de plata, marca­ban el paso de la comitiva con sonados redobles.

Cerraba el desfile un carro triunfal que representaba

15. Carlos de Sigüenza y Góngora, op. cit., pp. 30-37.

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-...

5. Templo de la Congregación. (Litografía de T. Balvanera, José María Zeláa e Hidalgo, Glorias de Querétaro, reimpresión por entregas, ed. Mariano R. Velázquez, 1859).

un barco, en cuya popa se formaba un trono con una concha donde iba colocada la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, rodeada de seis ángeles. Y en la parte baja de la escalinata que sostenía el trono, una niña con atavíos indígenas. Rodeaban al carro alegórico, a la vez que cerraban la mascarada, un grupo de danzantes bai­lando al son del tlalpanhuehuetl y del tepoznatle. Duran­te varias horas se recorrieron las calles, recitándose algu­nas loas en lo conventos de la ciudadt6.

El lunes 13 y el sábado 18 se representaron comedias: El Prfncipe de Fez, en el atrio del nuevo templo, y el Auto Virginal de la Destrucción de Troya, en el interior del templo, respectivamentel7.

Finalmente, el domingo 19, para cerrar el octavario, se celebró un certamen poético en el interior del templo del convento real de Santa Clara de Jesús, convertido para el efeato en Parnaso. Precedía la reunión Apolo, represen­tado por el sobrino de Don Juan Caballero y Ocio, ceñí­de; or .;na corona de laurel hecha de "riqufsimas esme­raitlas" ts.

Sin embargo, aún faltaba el espectáculo taurino para concluir las fiestas. El lunes 20 y el martes 21 de mayo se lidiaron toros en la plaza de San Francisco. Las bestias y la madera utilizada para fabricar los tablados fueron do­nados por don Juan, quien determinó que la carne de los animales fuera entregada al Hospital Real y a los conven­tos, y la que quedare, fuera del primero que le echara manot9.

IV. FIESTAS POR LA INTRODUCCIÓN DEL AGUA POTABLE

Francisco Antonio Navarrete en su Relación Peregrina pinta la ciudad de Santiago de Querétaro en la primera

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mitad del siglo XVIII; relata la construcción del Acueducto y describe las fiestas populares que hizo la ciudad en agradecimiento al Marqués de la Villa del Villar del AguiJa por la conducción del agua potable. La Relación Peregrina es, sin duda, uno de los cantos más bellos que se han escrito a la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro, tercera del virreinato20.

La construcción del Acueducto se inició el 15 de nero de 1726. La obra se terminó el 22 de octubre de 1735, incluyendo el depósito fabricado en el convento de la Cruz, en lo alto de la loma del Sangremal. Hubo que es­perar todavía tres años a fin de terminar las obras de infraestructura que permitieran que el agua recorriera el área urbana. Finalmente, el 17 de octubre de 1738 el agua llegaba a las 10 fuentes públicas y a las 60 privadas insta­ladas en toda la ciudad2t.

El cabildo de la ciudad respondiendo al entusiasmo de la población, determinó la celebración de 15 días de ''fiestas y regocijos'' para conmemorar el acontecimiento22.

Para tal efecto, se decidió la formación de una comi­sión que organizara los festejos. Se nombraron comisa­rios de los gremios, de comedias, de corridas, de masca­radas y otros más.

Las fiestas se iniciaron el viernes 17 de octubre de 173823, y no podrían comenzar sino con un acto religioso: la bendición de las pilas públicas en las plazas. La prime­ra fue la de la Plaza Mayor donde se había colocado "un hermoso y florido altar con todo lo necesario para la ben­dición" 24. Para ello, llegó en procesión la congregación de clérigos de Nuestra Señora de Guadalupe, portando sobrepellices, cruz alta y ciriales, acompañados del Cabil­do de la ciudad. Acabada la bendición se oyó el repique de campanas y el ruido de cohetes, tambores, clarines Y vítores de la ciudadanía. Se trasladó entonces la comitiva a la Sala Capitular, para mitigar "con un refresco de buen gusto los bochornos de la función, 2s.

Continuó la bendición de la pila de la plaza de San Francisco a la que asistió la comunidad franciscana. De ahí siguieron la de la plazuela del Carmen, la de la pla­zuela de Santa Clara, y la de la calle llamada de los Seño­res Romos.

Desde ese día varios carros triunfales cruzaron las pla­zas y calles de la ciudad. El primero de ellos, el mismo viernes, representaba un barco; Neptuno con tridente, ro­deado de nereidas, sirenas y tritones, ceñía su frente con una corona de hojas y conchas marinas. En la proa del barco con tritón, medio delfin medio hombre, utilizaba un caracol como clarín. Un grupo de sirenas tocando violines, precedía el desfile.

E trayecto que siguió el carro, que fue el mismo que si­guieron los demás, partía de las Casas Reales, llegando hasta la casa del Marqués donde se entonaban loas a su persona; al mismo tiempo mil listones sujetos a cohetes surcaban los aires. Continuó posteriormente el recorrido

de las calles de la ciudad. Por la tarde del viernes, la República de Indios, en

campaña, marchaba por las calles: timbales y clarines, ar­cos y flechas, plumas de aves en las cabezas, '"desnudo todo el cuerpo menos lo que naturalmente recata la modes­tia" 26 pintado de diferentes colores. Indios principales a caballo vestidos a la romana con penachos, jaeces y gualdrapillas, escoltaron al gobernador indígena quien, con manto imperial, sostenía un estandarte con esta ins­cripción '' VICTOR EL SEÑOR MARQUES DEL V/LLAR DEL AGUILA" 27. Cerraba el desfile un es­cuadrón de 12 indios a pie. La república de naturales también entonó loas en la casa del Marqués.

A lo largo de los siguientes días distintos gremios pre­sentaron sus respetivos carros alegóricos: Apolo, musas y pegasos; la Virgen del Pilar; el Marqués dotando de agua a la ciudad; Moisés rodeado de las nueve musas. Todos estos temas unidos en un despliegue de fantasía volupto­sa, mezcla deslumbrante de lo religioso y lo pagano. La tradición cristiana hermanada a la mitología griega y ro­mana, y todo ello fundiéndose con la ancestral herencia indígena.

Arcos, flechas y plumas; fuegos de artificio; coronas de laurel; el ornato y la arquitectura efímera; la poesía y la literatura; todo se unía para hacer el marco de las fies­tas de la introducción del agua potable.

En la Plaza Mayor las comedias no faltaron: El Conde de Partinuplés, Las armas de la hermosura, Darlo todo y no dar nada y El robo de Helena.

En la plaza de San Francisco, corridas de toros; seis en total. Se lidiaron toros de la hacienda de ''La Goleta'', propiedad del Marqués. Además, peleas de perros, de gallos en las cuatro esquinas de la plaza y, desde luego, palo encebado; equilibristas y maromeros.

Todos participaron: el clero, las comunidades reli­giosas y las cofradías; los gremios de sastres, de panade­ros y trapicheros; el de carpinteros y herreros; la repúbli­ca de indios; el cabildo; la gente bien nacida y el popu­lacho.

16. Ibidem, pp. 44-51.

17. lbidem, pp. 56 y 57.

18. lbidem, pp. 57-65.

19. Ibidem, pp. 66-67.

20. Frecuentemente se seflala a Querétaro como la tercera ciudad del virreinato, después de las ciudades de Puebla y México. Sin embar­go, la única referencia oficial que hemos encontrado al respecto es la cédula real por la que se autoriza la construcción del templo de la Congregación de Clérigos de Nuestra Seflora de Guadalupe, "por no reconocer inconveniente en ello, y ser la ciudad de Queré­taro la tercera de aquel Reino en lo populoso". La cédula fue fir-

• - ,.

...... ~ ... , ....... ..... - .... -~-··-·c.--6. Vista de Acueducto. (Litografia de T. Balvanera, José Maria Zeláa

e Hidalgo, Glorias de Querétaro, reimpresión por entregas, ed. Mariano R. Velázquez, 1859).

Al fin del decimoquinto día las fiestas terminaron con loa y sin desgracia alguna. La Nobilísima Ciudad había participado de misas cantadas, sermones, panegíricos, sainetes y diversiones, cuyo escenario principal había sido las plazas de la ciudad.

V. DECADENCIA DE LA PLAZA VIRREINAL

La relevancia que tuvieron las dos plazas principales en la vida urbana de Querétaro durante el virreinato, men­guó a lo largo del siglo XIX.

El inicio del movimiento de Independencia en 1810; el decaimiento económico y urbano; las grandes modifica­ciones sufridas en el centro de la ciudad, como resultdo de la libre interpretación de las Leyes de Reforma; los adelantos técnicos de finales del siglo: el ferrocarril, el

mada por la reina gobernadora el JO de septiembre de 1671. Carlos de Sigüenza y Góngora, op. cit., c. 3.

21. Francisco Antonio Navarrete, op. cit., p. 33.

22. lbidem, p. 42.

23 Ibidem, p. 43-124.

24. lbidem. p. 44

'25. lbidem.

26. Ibidem, p. 52

27. Ibidem.

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tranvía y la energía eléctrica, transformaron por comple­to la vida de la ciudad.

El espíritu de la época barroca que había participar a · todos los habitantes de la Muy Noble y Leal Ciudad de Santiago de Querétaro en las fiestas populares, quedó co­mo parte del pasado.

La fiesta popular, expresión de un conglomerado mul­tiracial, reflejo de las pasiones y temores de la comuni­dad, manifestación del inconsciente colectivo de una so­ciedad estratificada, contradictoriamente más en lo social y económico que en lo racial, quedo solamente como un recuerdo vertido para siempre en las páginas de Sigüenza y Góngora y de Francisco Antonio Navarrete. •

7. Vista del templo y convento de San Francisco, desde la plaza del mismo nombre. (Litografla de T. Balvanera, José Maria Zeláa e Hidalgo, Glorias de Querétaro, reimpresión por entregas, ed. Ma­riano R. Velázquez, 1859).

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arquitectura militar de un sitio del yucatán colonial alfredo barrera rubio (CRSI INAH)

Durante la expansión de la produc­ción mercantil entre los siglos XVI y XVIII, como etapa de la formación del modo de producción capitalista, se generaron contradicciones politicas y económicas entre las principales po­tencias europeas.

Desde los inicios de la vida colonial americana, Espai\a y sus principales posesiones en este continente, se vie­ron amenazadas constantemente por las actividades de gran cantidad de pi­ratas, principalmente ingleses, fran­ceses y holandeses, que hostigaban frecuentemente a la marina y a las co­lonias hispanas. Estas acciones prote­gidas y encubiertas por las potencias europeas rivales, estaban encamina­das a minar el poderío comercial de Espai\a.

En varias ocasiones hubo guerra franca y abierta entre Espai\a y las otras naciones europeas rivales, así por ejemplo, Felipe V en 1739 le declaró la guerra a Inglaterra como consecuencia de "... las exageradas pretensiones de la Inglaterra respecto de su comercio en el Nuevo Mundo ... " (Ancona 1978, 11:428).

México y en particular la Península de Yucatán, fueron escenario de esta lucha de intereses. En las costas de la península desde los primeros ai\os de la colonización (siglo XVI) se tu­vieron que tomar algunas precaucio­nes y medidas contra las incursiones piráticas.

Así en 1588 al desembarcar Fray Alonso Ponce en el Puerto de Rio La­gartos, en la costa norte de Yucatán observó:

''... Tienen a la entrada de este puerto, por la parte de tierra firme, los espai\oles de aquella provincia, puesta una vela que le guarde y des­cubra los navíos, y de aviso cuando llegare algún corsario francés u otro enemigo, y hay para esto hecha una torre de madera, y junto a la torre unas casas de paja, en que está la vela y algunos indios que le sirven ... " (Ciudad Real 1976, 11:313)

Durante el siglo XVII la defensa militar de la Península de Yucatán es­taba constituida principalmente por la Ciudadela de San Benito en Méri­da, la muralla de Campeche (Ancona Op. Cit . :362-5) y veinte y tres vigías con centinela alerta, en la costa, de los cuales los más importantes eran Champotón, Lerma, Celestún, Sisal, Chuburná, Ixil, Telchac, Santa Cla­ra, Holkobén ó Río Lagartos, Cuyo, Choacá y Cotoch (Molina Solis 1910, 11: 428).

No obstante que las obras defensi­vas de la colonia son testimonios de un proceso histórico relevante para la historia regional, son pocas las inves­tigaciones que se han hecho en este campo y menos aún las realizadas por arqueólogos.

Existe información histórica y ar­quitectónica de las fortificaciones de

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GOLFO DE MEXICO N

1

Campeche y Lerma (García Preciat 1977, IV: 515-59; Trueba Urbina 1960; Calderón Quijano 1968 y Pifia Chan 1977, entre otros) y aún de la piratería de esa zonas en los siglos XVI, XVII y XVIII (Peréz Martínez 1937). También contamos con datos de la Ciudadela de San Benito, de los cuarteles y casamatas de Mérida (García Preciat Op. Cit.; Novelo Ero­sa 1950 y Suárez Molina en prensa, son algunos), de las fortificaciones de Bacalar (Escalona Ramos 1943; Gar­cía Preciat Op. Cit. y Messmacher 1966) y Champotón (García Preciat Op. Cit. y Calderón Quijano Op. Cit.).

De la costa norte de la península, solo tenemos reportes de Sisal y su construcción defensiva (García Pre­ciat /bid y Calderón Quijano /bid) ya que carecemos de fuentes documenta­les, que se refieran a construcciones similares en esta área, por lo que se podría inferir erróneamente que la

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TELCHAC

0 IXIL

QMERIDA

Plano 1

costa norte no fué campo frecuente de ataques de filibusteros. Sin em­bargo, es precisamente en esta parte donde hallamos los vestigios, no re­portados con anterioridad, de una edificación militar colonial denomi­nada "Las Trincheras", ubicada en el municipio de Ixil, Yucatán y que es de particular interés, ya que sus caracte­rísticas se apartan de lo conocido en otras obras de la misma naturaleza.

Desde la época prehispánica la re­gión de Ixil tuvo gran importancia, como se manifiesta por la existencia de varias zonas arqueológicas, como el sitio denominado "Bena" y de un sacbé intrasitial que parte del centro del poblado de Ixil y se dirige 3 km al norte cerca del rancho denominado "Trinidad". Por otra parte existe una gran tradición histórica local, ya que de este lugar proviene el célebre ma­nuscrito conocido con el nombre de Chilam Balam de Ixil.

A la llegada de los espafioles Ixil pertenecía a la provincia de Ceh Pech y durante la época colonial estuvo so­metido a la incertidumbre y vicisitu­des creadas por las incursiones de los piratas.

En 1664Ios piratas desembarcaron repentinamente en el puerto de Chic­xulub, se internaron hasta los pueblos de Chicxulub e lxil, saqueándolos cruelmente. Como consecuencia el gobernador de Yucatán don Juan Francisco de Esquive! dispuso que se intensificara la vigilancia principal­mente desde el puerto de Telchac has­ta el de Sisal (Molina Solis Op. Cit.: 255).

Es indiscutible que Ixil tuvo gran valor estratégico para el asedio de la capital yucateca, ya que se halla tan sólo a 22 km. al noreste de Mérida. Pero no era solamente el pillaje y el saqueo de los piratas, lo que provoca­ba el temor de las autoridades, sino

también el contrabando. Era frecuen­te encontrar embarcaciones extranje-as comerciando, corno ocurrió en

'1672 en la costa septentrional de la península, cuando una lancha holan­desa se presentó en Río Lagartos y otra en Chicxulub pretendiendo co­merciar (Molina Solís Ibid:271).

Las circunstancias aludidas con an­terioridad hicieron necesaria la cons­trucción de una fortificación cercana para contrarrestar los ataques y el co­mercio ilícito. "Las Trincheras" es un claro ejemplo de este tipo de edifi­cación, que tendría corno principal función, la protección de la región contra enemigos costeros.

La construcción militar colonial "Las Trincheras", se halla ubicada aproximadamente a unos 12 km. al norte de Ixil, cerca de la costa (véase plano 1). De su existencia fuimos in­formados por los vecinos de la pobla­ción referida (1) y en consecuencia decidirnos llevar a cabo una investiga­ción preliminar (2), consistente en la prospección arqueológica del lugar. Para tal efecto, llevamos a cabo el le­vantamiento planirnetrico de los ves­tigios más importantes y la recopila­ción del mayor número posible de da­tos de superficie.

Son dos los aspectos principales que se pueden distinguir en ala zona: a) un área de barricadas y b) otra de parapetos o murallas.

La primera consiste en una serie de obras defensivas, constituídas por conjuntos sobrepuestos de losas de piedra, que forman agrupaciones de un metro de altura aproximada­mente, dispuestas regularmente en fi­las constituyendo una especie de ca­mino a vía fortificada, de unos tres metros de anchura. Esta, parte del sur del conjunto amurallado y siguiendo la misma dirección, se prolonga por más de un kilómetro (Foto 1).

El segundo conjunto de la zona es­tá compuesto de un complejo de mu­rallas o parapetos que conforman el núcleo principal de la fortificación (Ver plano 2).

La disposición general de las estructuras de este complejo responde

a un plan básico general. Estas con­forman tres agrupaciones bien defi­nids de murallas, que se 'ordenan y ubican alineándose, una detrás de la otra a distancias cada vez mayores (que rebasan los 50 m.) a partir de una orientación general noroeste­sureste. A estos conjuntos los hemos denominado A, B y e (veáse plano 2) y cada uno de ellos consta de dos pa­rapetos, uno de ellos formado por la intersección de dos muros en forma de una "L", la cuál puede ser inverti­da y el otro, es un muro sencillo que se dispone paralelamente a la base de la "L" anterior, traslapándose par­cialmente para dar lugar a una "en­trada de seguridad''.

El conjunto A, del extremo noroes­te, es el de mejor acabado y factura, los muros tienen una altitud de 2m y una anchura de 1.05 m. y fueron fabricados con grandes hoques y lo­sas de piedra caliza, con un acaba­do de estuco o argamasa. A los 1.40 m. de altura de las paredes, destacan las troneras rectangulars para las piezas de artillría, que se van alter­nando sucesivamente, cad a30 cm. aproximandamente, a lo largo de la construcción.

La muralla en ángulo diedro, que presenta una planta en forma de "L" invertida, tiene una longitud norte­sur de 23m. y consta de 25 troneras. De oriente a poniente mide 16m. con troneras para 14 piezas de artillería.

El otro parapeto situado al sur del costado anterior tiene 18 troneras y una longitud de 17m. (Véase foto 2). Ambas construcciones presentan hue­llas de haber tenido una banqueta en la base de las paredes oriente y sur, desde donde se situaban y resguarda­ban los defensores de la plaza.

DI extremo norte de este conjunto se desprende una albarrada de 1m. de ancho, 1.10 m. de altura y 23m. de longitud. En una zona un poco más al norte se hallan las huellas de un basa­mento rectangular, que posiblemente son los vestigios de una construcción de material perecedero.

La agrupación constructiva A, fue el puntal del sistema defensivo de m u-

rallas, principalmente contra enemi­gos procedenes del litoral norte cerca­no.

El conjunto B se halla ubicado a 50 m. del anterior, presentando la mis­ma disposición general, con la varian­te de que la planta de uno de los para­petos es una "L" bien dispüesta" y la muralla simple es también paralela a la base de la "L", pero a su costado norte, traslapándose de la misma ma­nera que la anterior.

La obra constructiva, es de menor calidad que la del primer grupo, ya que carece de argamasa y el núcleo del muro, que alcanza 1m. de altura, está formado de una serie de losas de piedra, que se superponen horizontal­mente, hasta alcanzar una altura de 1.20 m., un sistema similar al utiliza­do en algunas murallas preshispáni­cas. Encima hacia la parte media, lle­va una serie de piedras planas rectan­gulares, colocadas verticalmente, que se alternan dejando una serie de espa­cios para las piezas de artillería, que le dan almuro una altura total de 1.50 m. (Véase foto 3).

La longitud de las murallas es simi­lar a las del grupo anterior. El para­peto en forma de "L", en su sección norte sur mide 21 m. y de oriente a poniente 17 m., esta medida es similar a la del otro componente, es decir el muro paralelo a la base de la "L".

Si tenernos en cuenta las caracterís­ticas del primer complejo (A), al pa­recer el área resguardada se hallaba hacia el interior del ángulo diedro formado por las construcciones.

La tercera agrupación e, se halla a 75 m. de distancia de la anterior (B) y en este espacio se hallan, un pozo, aún con agua, del que se abastecían los ocupantes del sitio y los vestigios de un basamento habitacional (Ver plano 2), de forma apsidal.

Las murallas de este grupo, presen­tan la misma disposición del primer conjunto, pero las características constructivas y las dimensiones, son similares a las del segundo (B), es de­cir carecen de argamasa y en la parte superior se disponen verticalmente las losas de piedra, ya aludidas.

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Al parecer el resguardo y defensa en el agregado constructivo C, se re­alizó de manera similar que en el pri­mero (A), ya que la disposición ar­quitectónica y estratégica es parecida.

Las tres agrupaciones descritas ca­recen de huellas o vestigios que indi­quen, aparte que las construcciones de material perecedero mencionadas, que existieron zonas techadas, es de­cir aposentos, bodegas etc. que hallan

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e j ~ido testigos, de una ocupación per­manente del lugar .

En relación con los artefactos del sitio, en el rancho X-Komchen, más cercano a "Las Trincheras", se halla una bala de hierro de 13 cm. de diá­metro, que fué traída del lugar. Según un informante local se hallaron 12 de ellas, las cuáles fueron vendidas por campesinos locales (3). Dicho artefac­to fue parte de los pertrechos de

guerra utilizados, probablemente pa­ra culebrinas y es el único que logra­mos localizar.

Un hallazgo excepcional, fue el de una lápida rectangular, con inscrip­ciones enuna de sus caras, que se en­contró en un área cercana al pozo ubicado en "Las Trincheras". Des­graciadamente el texto se halla muy erosionado, haciendo muy difícil su lectura, sin embargo pudimos apre­ciar una fecha, 1744 (4), que es de gran ayuda para dilucidar la crono-logía del sitio. ·

Aunque desconocemos el contexto de la fecha anterior, es probable que la construcción fortificada se iniciase en la primera mitad del siglo XVIII. Por otra parte, existen evidencias his­tóricas, de que a fines del siglo XVII, se puso en práctica un plan para fa­bricar, en la costa de la península, pe­queñas fortalezas dotadas de algunas piezas de artillería, que protegieran a la población de los ataques de los pi­ratas (Molina Solís /bid: 275) y es fac­tible, que "Las Trincheras" haya si- . do parte de este proyecto.

La solución cronológica definitiva sólo nos la dará una investigación más profunda del sitio, que implique la excavación, la comparación con otros materiales y la búsqueda de fuentes, hasta ahora no localizadas, que nos den alguna información del sitio.

En síntesis "Las Trincheras" aun­que no es una construcción fortifica­da de grandes dimensiones, compa­rable con otras más conocidas, es evi­dente que se aparta en muchos aspec­tos de éstas y su importancia radica en que formó parte de un sistema amplio de defensa de la capital yuca­teca y de la costa norte. Al parecer no hubo una ocupación permanente del sitio, aunque pudo tener alguna guar­dia permanente, sobre todo en aque­llas ocasiones en que se tenían ver­siones de invasiones o ataques de los piratas o se recibía el aviso de alguno de los vigías de la costa.

La disposición particular de las murallas y barricadas, alineándose en un largo trecho, facilitó la defensa

militar de una gran extensión de terre­no y ante la adversidd permitió la reti­rada con seguridd y resguardo.

Es casi seguro que exista vestigios de otras construcciones similares a "Las Trincheras", como se ha repor­tado recientemente en Chicxulub (Andrews 1981:12), pero carecemos de estudios o investigaciones detalla­das, en este campo, que nos amplien el panorama actual.

El conocimiento integral de este sis­tema de defensa colonial, del que "Las Trincheras" es sólo un aspecto fragmentario, es una parte importan­te del proceso histórico regional, que es necesario seguir investigando, ya que ello nos permitirá comprender en gran medida, las contradicciones e in­tereses de las grandes potencias hege­mónicas de la época, por el dominio de las colonias americanas y sus ri­quezas. "Las Trincheras" fue una manifestación de esta lucha de intere­ses y de la repercusión que esta tuvo en la vida de los pobladores del Yuca­tán colonial. •

O reconocimientos:

Agradezco al prof. Salvador Rodríguez Lo­sa, Director de la Escuela de Ciencias Antropo­lógicas, de la Universidad de Yucatán, por las facilidades brindadas al autor, en virtud de las cuales me fue posible realizar el presente trabajo.

O notas

(!) Las primeras noticias del sitio referido, nos fueron proporcionadas en 1978, por el antropólogo Social José Tec Poot, oriundo de Ixil, Yuc.

(2) El trabajo de campo lo realizamos en 1981, durante dos días, contando con la valiosa ayuda del Sr. Pedro Tejero, uno de los mejores conocedores del lugar.

(3) Los datos anteriores, fueron proporciona­dos por el Sr. Gonzalo Tejero, residente del rancho X-Komchen, lxil.

(4) Por error, en un artículo periodístico de 1978, titulado "Las Trincheras una forti­ficación del siglo XVII", se consignó la fecha de 1644 (Ver Novedades de Yuca­tán, febrero 26, Mérida).

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O Nota del editor

Ofrecemos una disculpa al autor Alfredo Barrera Rubio y a los lectores por no presentar las tres fotografías que se mencionan en el tex­to. Tan pronto como las recibamos serán publi­cadas como complemento de esta investiga­ción, de campo y de gabinete, tan bien elaborada.

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Centro y Poniente

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capillas, trapiches y chacoacos.

martha vilchis fotos: rafael bañuelos

Los conjuntos arquitectónicos de las haciendas azuca­reras del Estado de Morelos constituyen una muestra espléndida de la arquitectura del virreinato. Durante los tres siglos de dominación española se definieron los espa­cios y conjuntos formales que dieron cabida a la activi­dad económica de las haciendas, núcleos vitales en gene­ración de riqueza, en la conformación de relaciones so­ciales y en la determinación de cambios históricos.

Este modo de producción que en lo arquitectónico quedó plasmado en las haciendas azucareras, sobrevivió a la guerra por un México independiente y renació en la paz porfiriana, de manera que, durante cuatro siglos de historia, la hacienda fue, junto con la minería, la activi­dad que definió nuestro sistema básico de economía.

Esta arquitectura industrial, erigida con el fin de trans­formar materias primas en productos elaborados de con­sumo, requirió de espacios específicos, sólidamente cons­truidos, que, a la vez que perdurables, mostraran la dig­nidad del conjunto; por ello, el hacendado, no escatima­ba esfuerzo ni presupuesto para levantar una fábrica de la mejor factura y así lograr un espléndido casco de hacien­da, con lo cual obtenía prestigio social, además de las ga­nancias de la producción.

Desde la perspectiva de la historia del arte, es necesario resaltar que la creatividad arquitectónica asentó la per­manencia del sistema socioeconómico de los años de nuestra historia colonial. La arquitectura de las hacien­das, entendida como arte del virreinato, ha sido poco re­conocida. Podemos, sin embargo, encontrar innume­rables aciertos artísticos en estos conjuntos, que nos obli­gan a valorarlos como conjuntos integrales de elementos armoniosos.

Generalmente, en todas estas partes están implícitas las lecciones de la arquitectura que trajo consigo la influen­cia de España, que de un sólo golpe importó a la historia de la arquitectura de Occidente, al Nuevo Mundo.

Altísimas paredes de piedra crean volúmenes masivos, contrastantes con el ligero perfil de la capilla y la sun­tuosidad de la casa del hacendado. Conviven en el mismo conjunto los ritmos verticales y horizontales, los gruesos muros y las ligeras arcadas, los vanos y los macizos en perfecta armonía, junto a la elevación de los chacoacos.

Muchos de estos centros industriales se complementan con la riqueza expresiva del barroco, tal del gusto de la mayor parte de la población. El siglo XIX añadió su to­que de elegancia dejando espléndidos ejemplos de ar­quitectura neoclásica. De este modo se suman las formas arquitectónicas, dejándonos un patrimonio monumental en las haciendas azucareras de Morelos.

Debemos señalar que la industria cañera sigue cubrien­do un rubro importante de producción y de trabajo, aun­que los sistemas de elaboración se efectúen con procedi­mientos y maquinaria más potente que en los siglos pasa­dos, y aunque haya variado el estilo de la arquitectura, no dejan de utilizarse algunos edificios e instalaciones antiguas.

FUE CORTÉS QUIEN FUNDÓ EL PRIMER INGE­NIO EN EL ESTADO DE MORELOS. Para satisfacer las necesidades de la nueva colonia española, Hernán Cortés dispuso entre otras medidas la importación de la isla de Cuba de las primeras plantas de caña y la construc­ción de la primera fábrica para la producción de azúcar en Atlacomulco en el actual estado de Morelos. Este pri­mer trapiche se convertiría en gérmen de una nueva estructura agrícola que basada en la producción privada, someterla por 4 siglos a las comunidades indígenas de la región.

El clima del estado de Morelos resultó ideal para el cul­tivo de la caña, situación que no se dió por ejemplo en los Tuxtlas, estado de Veracruz, lugar donde se habían plan­tado las primeras matas.

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El trabajo comunal del calpulli precortesiano facilitó la organización de la mano de obra en un territorio densa­mente poblado como era Morelos. Las haciendas confor­maron núcleos urbano-arquitectónicos que sustituyeron a los pueblos de otras regiones, fueron dignos de admira­ción y entusiasmo, técnicamente a la vanguardia durante cuatro siglos. Imponentes edificios albergaron molinos, bodegas, talleres y las viviendas de los trabajadores así como las de sus dueñ.os .

La producción de azúcar requirió desde sus inicios de una compleja maquinaria. Los primeros ingenios que se establecieron en México contaron con prensas para mo­ler cañ.a, movidas por ruedas hidráulicas; se emplearon además chumaceros, fuelles y calderos que se enviaban por barco a Veracruz y de allí iban por tierra hasta las ha­ciendas. Era la maquinaria más adelantada de su tiempo.

Los molinos eran accionados por energía animal o hidráulica. En el caso de los animales de tiro usaban bueyes o mulas que jalaban dos tirantes que hacían girar un poste el cual, por medio de engranes, movilizaba tres grandes rodillos de madera que permitían un doble moli­do; en forma continua se obtenía el jugo de la cañ.a, a este tipo de molino se llamó trapiche.

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Se llamó ingenio al molino movido por energía hidráulica, para ello se aprovecharon las diversas y bastas fuentes del río Amozoc y del Yautepec, entre otros. Lar­gos acueductos transportaban el agua que producía fuer­te caídas haciendo girar la gran rueda de madera que ac­cionaba el molino.

ORIGEN DE LAS HACIENDAS. La hacienda tiene su origen en el siglo XVI a raíz de la conquista españ.ola, en que la tierra y la mano de obra indígena fueron el botín de los conquistadores. En efecto, los españ.oles se adueñ.aron del agua y la tierra del país a la vez que utiliza­ron a sus nativos habitantes como mano de obra en la ex­plotación de los recursos naturales, así como en la cons­trucción de la infraestructura necesaria a tal producción.

La repartición de grandes extensiones de tierra, carac­terizó la organización política de aquel momento de mo­do que los españ.oles convertidos de conquistadores en terratenientes, se dedicaron al cultivo de la tierra y a la ganadería. A esta unidad de producción se le llamó ha­cienda y fue la base de la economía durante la época virreinal que junto con la minería se consolidaron duran­te el siglo XVII.

Hacia fines del siglo XVI, la economía mercantil se ha­bía impuesto sobre la economía de trueque, en los centros de producción. La demanda de productos agrícolas y ga­naderos propició la expansión territorial y económica de "las labores" y "estancias" de ganado. Este fenómeno dió origen al surgimiento de la hacienda.

La palabra hacienda, que en algunos lugares de México se llama finca o rancho, en su acepción más general signi­ficaba bienes, posiciones y riqueza material. Y aunque también se denominaba hacienda al conjunto de bienes que poseía un individuo, este término se aplicó a las pro­piedades rurales de grandes extensiones. Es así como el ingenio azucarero se le empieza a dar el nombre de ha­cienda, refiriéndose al conjunto de tierra y de edifica­ciones que poseía un individuo, espaftol, desde luego. La tierra era la inversión más segura de la época, redituaba buenas ganancias a sus duefios y su posición daba presti­gio social.

"Fundamentalmente podemos distinguir cinco tipos de haciendas las ganaderas, las cerealeras, las azucareras, las pulqueras y las hene'tl.leneras. Las haciendas cerealeras, se ubicaron en su mayoría en las tierras altas de la Meseta Central, mientras que las ganaderas ocupaban zonas marginales, principalmente al norte del país. Las hacien­das azucareras florecieron en las tierras de clima caluro­so" .1

Los requerimientos de tierras, aguas, trabajos y tecno­logía eran muy variables para los diferentes tipos de ha­ciendas. Las que demandaban una mayor inversión eran las azucareras, que además requerían de mayor capital y mano de obra.

Las tierras apropiadas para el cultivo de la cafia eran las más cotizadas y como requerían mucho agua, necesi­taron la construcción de acueductos, acequias y canales para conducir el líquido a la fábrica de la hacienda.

El cultivo y procesamiento de la cafta, era largo, complejo y muy laborioso, necesitó de mano de obra es­pecializada. Para esto se usaron esclavos indígenas de re­partimiento durante la primera mitad del siglo XVI, más tarde se importaron esclavos negros que conocieran esta labor, por lo cual su precio era alto. La dificultad de transportar los productos elaborados hacia mercados ex­teriores, o simplemente hasta Veracruz, propició el de­sarrollo de mercados internos, siendo la ciudad de Méxi­co la principal consumidora.

"La historia de la colonización europea en América se halla íntimamente vinculada a la historia de la cafta de azúcar. Junto con la búsqueda de metales preciosos, la manufactura y venta de azúcar contribuyeron a la forma­ción de la red de relaciones comerciales y gubernamenta­les que fue el imperialismo europeo. El establecimiento

Von Wobeser, Gisela. La formación de la hacienda en la época co­lonial . México, U.N.A.M. 1983. P . 68 .

1. Hacienda de Santa Cruz en Vista Alegre. La arquitectura de las ha­ciendas, entendida como arte del virreinato, ha sido poco reconocida. Podemos sin embargo, encontrar innumerables aciertos artísticos en es­tos conjuntos que nos obligan a valorarlas como unidades integrales de elementos armoniosos bien conformados. 2. En la hacienda de Santa Cruz en Vista Alegre, sobresalen las vertica­les del chacoaco y la torre campanaria de su capilla, que, en contraste con las horizontales de la casa principal y las curvas de los arcos de la fábrica de azúcar forman un conjunto armonioso en donde alternan los espacios de habitación y producción. J. En Cuahuixtla, cerca de Cuautla el trapiche o cuarto de molienda era una construcción de piedra de paredes muy altas y techado a dos aguas con vigas de madera y teja. En su interior se albergaba el molino.

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4. Cuahuixtla. La casa de purgas contaba generalmente con dos cuartos grandes, mucho más largos que anchos. Esto permitla que las tablas, en las que se apoyaban las formas, fueran lo bastante angostas para que se pudieran alcanzar fácilmente las formas de la parte posterior. 5. Hacienda de Santa Rosa Cocoyotla Casa de calderas con chacoacos. Ritmo y contraste entre verticales y curvas. 6. Hacienda de San Carlos B<momeo A principios del siglo XX la técni­ca del proceso de la cafla de azúcar mejoró y se emplearon los techos te­lescopiales de tejamanil, que sirvieron para proteger los pilones de azú­car durante el proceso de secado al sol. Este tipo de techos los tenia la hacienda de San Carlos Borromeo en el Estado de Morelos.

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de plantaciones de caña de azúcar siguió a la ocupa­ción de las islas por las naciones europeas "2 Esta cita confirma la importancia de la producción azucarera, co­mo segunda fuente de riqueza, después de la minería.

LOS EDIFICIOS utilizados en el proceso de produc­ción del azúcar en los ingenios de Morelos eran:

El trapiche o cuarto de molienda era una construcción en piedra de paredes muy altas y techado a dos aguas con vigas de madera y teja. En el se llevaba a cabo la molien­da, primera etapa del proceso en la producción de azúcar. En su interior se albergaba el molino que por medio de sus astas extraía el jugo de la caña. Esta construcción se asocia al Acueducto que conducía el agua hasta la rueda que hacia girar las astas del molino que extraía el líquido viscoso o meladura.

En el cuarto de calderas, era donde se realizaba la se­gunda etapa del proceso, en la cual, el líquido extraído de la cafia se calentaba en recipientes de cobre para conden­sarlo y purificarlo. Gruesas cantidades de madera y baga­zo de caña se quemaban en esta etapa del proceso. Este edificio era también de piedra y generalmente de forma alargada. Había en él varios hornos; es fácil identificarlo en un conjunto porque siempre está asociado a chimeneas de ladrillo, llamadas también chacoacos.

La purga consistía en la tercera etapa del proceso en donde se vertía la meladura en recipientes de barro en forma de conos, es decir en forma de pilones que se acomodaban en entarimados. La casa de purga contaba generalmente con dos cuartos grandes, mucho más largos que anchos, esto permitía que las tablas, en las que se apoyaban los recipientes de barro que contenían los pilotes fueran lo bastante angostas para que se pu­dieran alcanzar fácilmente los recipientes de la parte pos­terior.

Paso final en el proceso, era el mascabado o el em­barrado, que consistía en raspar el azúcar, alisarla y apla­narla con una maza. Después se apretaba para que la pe­netración del agua fuera pareja. Luego se untaba de gre­da o arcilla humedecida para darle la consistencia ade­cuada y se dejaba una semana escurriendo, después de lo cual se ponía a secar al sol en amplios espacios abiertos llamados Solares.

En los últimos años del siglo XIX se utilizaron techos de tejamanil telescopiables para dicho fin. El proceso ter­minaba con el empapelado de los terrenos para ser empa­quetados y enviados para su venta a la ciudad de México, donde se concentraba el mayor mercado. Los terrones de azúcar son prismas de azúcar comprimida, a diferencia del azúcar granulada. En Morelos se producía tanto azú­car refinada como piloncillo: Las mieles se utilizaban pa-

' 2. Ward, Barret. La hacienda azucarera de los Marqueses del Valle. Edit. siglo XXI, 1977.

rala fabricación de aguardientes para consumo de la mis­ma hacienda, o se vendía.

Fabricar azúcar no era fácil, además de estos edificios especializados se necesitaban varios talleres como el de carpintería que reponía constantemente entre otros ins­trumentos, las astas del molino cuando se rompían. Una herrería era indispensable y también una alfarería que continuamente sustituía los moldes de barro rotos.

Toda hacienda contaba con animales de carga y de tra­bajo, por lo que tenía corrales y caballerías y carretas pa­ra el transporte de material. Estas construcciones eran de piedra y techo de madera o de paja según las posibilida­des del dueño. Para almacenar la caña, la madera y otros insurnos, se construyeron bodegas con diversas solucio­nes arquitectónicas, se les llamó trojes, y su número va­riaba según la capacidad de producción de la fábrica.

Las casas de los trabajadores de confianza, de los ad­ministradores y de gente de servicio personal fueron cons­trucciones sencillas pero indispensables en el conjunto ar­quitectónico. Se llamó ranchería al conjunto de cuartos donde vivían los peones con su familia que era gente per­manente a quienes se les llamó acasil/ados.

Una larga barda circundaba las dependencias centrales con que contaba una hacienda, había un acceso único pa­ra ejercer un estricto control. acueductos, canales de riego y presas fueron elementos indispensables de la infraestructura de las fábricas de azúcar.

Gran importancia en el conjunto arquitectónico tenía la casa principal, lugar de habitación de los dueños, tenía varios cuartos, sala, comedor y cocina. El mobiliario era sencillo y las paredes encaladas de blanco con el objeto de visualizar fácilmente los numerosos insectos que abundan en la región.

La capilla fue indispensable en una hacienda, sus ricas y variadas formas contrastaron su delicadeza con la masi­vidad de las fábricas. En éste recinto religioso se reunían los dueños o señores hacendados con sus peones en donde se convivía a modo de una gran familia.

Cuando la marquesa Calderón de la Barca visitó hacia 1839 esta región, observó que cada hacienda contaba con su capilla, admiró la rica ornamentación de la Santa Rosa Cocoyotla, el gran lujo de la de Cassasano y las bellas proporciones de la de Temixco. Cuenta la Marquesa que en la hacienda de Cocoyotla visitó el trapiche y la casa de

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calderas, donde el calor era tan intenso que no pudieron soportarlo por más de unos cuantos minutos, compade­ciendo a los hombres que pasaban su vida en ese trabajo. De todas las que conoció, Cocoyoc fue de su preferencia, propiedad entonces de Juan Garibay, donde gozó de sus espléndidos huertos, naranjos y cocoteros.

Las haciendas del estado de Morelos a través de cuatro siglos han sido testigos de los más importantes hechos de nuestra historia. Sobrevivieron a la lucha de Independen­cia, convirtiendo a Cuautla y sus alrededores en uno de los principales escenarios de ésta guerra.

Durante el liberalismo de Juárez se acentuó la realidad que mantuvo a los campesinos bajo condiciones de bajos salarios, lo cual aseguraba y fijaba a los trabajadores dentro de las tierras de las haciendas. Para lograrlo se mantenía a los trabajadores a nivel de subsistencia fo­mentando el endeudamiento por medio de la tienda de ra­ya. Todos los bienes indispensables para vivir los compraba el trabajador en esta tienda, pero su bajo sala­rio lo mantenía endeudado, de este modo siempre estaba obligado a pagarle a la hacienda, además la deuda se he­redaba de padres a hijos. Era así como el hacendado ase­guraba los trabajadores.

Durante el Porfiriato las haciendas vivieron un nuevo impulso, el último de la gran época del azúcar en More­los, Volúmenes de producción nunca antes vistos fueron alcanzados con la asimilación de los avances de la Revo­lución Industrial en el campo. Nuevos molinos demanda­ron mayores extensiones de tierra que produjeron más ca­ña para procesarla.

Las chimeneas trabajaron a base de vapor, se elevaron aún más, se impusieron en el paisaje de la región convir­tiéndose en el símbolo del auge económico.

"En 1880, veintiocho familias terratenientes eran dueños de cuarenta haciendas y controlaban la mitad del Estado. Para 1909 el número de propietarios había baja­do a dieciocho. De modo que las haciendas se habían ex­tendido, trasformandose en latifundios, con enormes extensiones de tierra con una amplia variedad de recursos naturales: tierras de temporal, pastos, montes, bosques y tierras de riego' 'J.

Para hacer la comparación citaremos aquí a los investi­gadores en el tema Barret y Schwartz quienes calcularon que hacia 1700 existían aproximadamente cuarenta y dos ingenios; seis muy grandes, trece entre grandes y me­dianos, ocho entre medianos y pequeños y quince muy pequeños. Estos ingenios tenían en conjunto una capaci­dad productiva de 1 ,000 toneladas métricas y emplearon un total de 3,450 obreros y 2,000 esclavos.4

3. Von Wobser, Gisela. La formación de la hacienda en la época co­lonial. UNAM. 1983.

4. Ward Barret y Stuart Schwartz. Comparación entre dos economfas azucareras coloniales. Morelos, México y Brasil. P. 532-572. Méxi­co Siglo XXI. 1977.

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7. En la hacienda de Real del Monte las chimeneas sustituyeron a las an­tiguas que trabajaron á base de leña. Con la revolución industrial el uso de la energía a base de vapor dio lugar a estos altos chacoacos que desta­can en el paisaje del Estado de Morelos.

8. En Chiconcoac, se captan los espacios interiores de la casa del hacen­dado, debido a las obras de restauración que se realizaron recientemente.

9 y 10. El Cuarto de Molienda, un edificio de piedra donde se encontra­ba un gran molino hecho con rodillos de madera impulsado por energla

La voracidad de los hacendados dejó sin tierras de cul­tivo a un gran número de comunidades. Esto acentuó el malestar de los campesinos como uno de los motivos principales que llevó al país a la lucha de la Revolución. Emiliano Zapata acaudilló la lucha campesina en el esta­do. En 1912 varios de los hacendados fueron incendiados y con el lema de "Tierra y Libertad", otros tantos fueron destruidos. La destrucción de las haciendas se aplica co­mo una revancha de tantos siglos de explotación, precisa­mente contra el símbolo del poderío que representaba la arquitectura.

En 1919 este movimiento de lucha experimentó el co­lapso de la traición a Zapata, Chinameca fue la hacienda que presenció el asesinato del líder agrario. La opinión pública y su pueblo reprobaron este hecho, lanzándose a saquear y a exterminar totalmente las haciendas con lo cual se marcó el fin de la era azucarera en Morelos.

Desde entonces después de un período de total abando­no, los edificios que soportaban la unidad económica de la hacienda han tenido diversos destinos: Chimameca funciona en la actualidad como escuela, oficinas de go­bierno y museo.

hidráulica, de manera que el agua del acueducto llegaba directamente a este edificio. Este lugar se llamó trapiche. Santa Rosa Cocoyotla.

Quedan como ingenios en plena producción : Oacalco, Casassano y Zacatepec; la de Santa Inés es bodega de azúcar; la llamada Hospital de la Concepción es criadero de cerdos. Otros son casa habitación como La Luz, Atlihuayán, Sta. Cruz en Vista Alegre y San Carlos &momeo. La de Actopan y la de San Salvador fun­cionan como orfanatorios. Algunas han sido invadidas como las de Calderón y Pantitlán.

Las antes lujosas construcciones de San Carlos son hoy utilizadas para venta de equipo agrícola, mientras Coa­huixtla está sujeta al saqueo continuo y destrucción, en la creencia de que existe un tesoro y por su uso como esce­nario para la producción de películas.

En la actualidad son balnearios, Temixco, y Real del Puente, y con un uso más generoso, como hoteles, fun­cionan Vista Hermosa, Cocoyoc y Atlacomulco, que han adaptado sus restos para tal fin. Aún cuando alterados estos edificios conservan su dignidad arquitectónica a la vez que son testimonios vivos de las formas de produc­ción y de vida que caracterizaron buena parte de la eco­nomía de nuestro país.

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conclusión

• · Las haciendas azucareras del Estado de Morelos fue­

ron la unidad de producción más importante durante cuatro siglos de nuestra histofia, en dicha región. En sus edificios se encierra la memoria histórica de los afios en que transcurrió nuestra vida colonial, independiente y porfiriana; y son hoy patrimonio de nuestra cultura e in­valuables monumentos artísticos.

Salvaguardarlas de la destrucción es un deber. Deben destinarse a usos más dignos que los actuales en los que el abandono acarrea su destrucción y dentro de poco su de­saparición. A través de la experiencia de los últimos afios los restos de las haciendas azucareras han sido un marco ideal para la recreación y el esparcimiento, al tiempo que un punto de referencia para nuestra identidad nacional, en particular, la del Estado de Morelos.

Es de desear que nuestras instituciones tomen las medi­das necesarias para su protección y que en sus planes de trabajo incluyan la salvaguarda de monumentos históri­cos como son las haciendas azucareras. Difundir el respe­to a sus restos arquitectónicos y proponer nuevos usos y destinos, debe ser nuestro compromiso. Destinarlos a es­cuelas de capacitación agropecuaria, educación agrícola o estudios de procesos industriales puede ser uno de sus tantos usos; ncesidades de espacio, no faltan, deseo de rescatarlas de su triste destino es lo imperativo.

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Lo que en los últimos afios fue convertido en ruinas puede y debe ser rescatado para devolverle su dignidad y que, con nuevos usos, proporcione ámbitos de tranquili­dad y meditación. •

D bibliografía BAR CENAS, Alma Rosa. Consolidación de las haciendas pul queras en el &todo de Hidalgo, 1979.

FLORESCANO, Enrique. Haciendas, latifundios y plantaciones en América Latina. México Siglo XXI -Editores.- 1975. p. 306-326.

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ZA VALA, Si/vio . La encomienda y propiedad territorial en algunas re­giones de la América Espaí'lola. México, antigua librería Robredo, 1940.

11. Trapiche accionado por fuerza animal. Ejemplo de Guanabacoa, Cuba. ll. Croquis de la casa de purga en una hacienda de Morelos. 13. Estructura de la rueda de un trapiche accionado por agua en el mu­seo del Palacio de Cortés en Cuemavaca.

Hacienda Azucarera Localización Destino actual - Usos Dueño Estado actual de su arquitectura

CALDERON Alrededores de Cuautla en el Invadida. Varias familias se adueilaron Sobresale su esbelto Acueducto que se mantiene Fundada en 1611 poblado del mismo nombre de sus ruinas. intacto. Destaca igualmente su espléqdida capilla

dedicada a San Francisco. El resto del ingenio y casa principal en total ruina. Se han construido casas recientes dentro de lo que fue el ingenio.

PANTITLAN Entre el poblado de Tepoztlán Invadida por la población del Diversas familias del lugar se Su capilla ha perdido su techumbre y queda solo Del siglo XVIII y Oaxtepec lugar que ha construido sus adueilarOft de sus restos. su fachada. El resto de lo que fue casa principal y

casas sobre las ruinas. el ingenio está en total ruina. La gente vive dentro de sus muros adaptando construcciones para habitación.

CUAHUIXTLA SAN PEDRO Afuera de la Cd. de Cuautla Invadida. Dedicada a establo Invadida. Sobresalen los edificios que constituyeron el in-APATLACO y a continuo saqueo por la idea En 1908 fue Manuel Araoz. genio y que a pesar del saqueo y destrucción se

Del siglo XVIII de que hay un tesoro Se utiliza también para filmar conservaron sus altos y esbeltos muros.

escondido. películas. Lo que fue casa principal y capilla ha sido muy dailado.

ATLACOMULCO Cuernavaca a 5 km. de la Hotel de lujo Dr. González Ulloa Conserva su barda original con solo acceso re-

Fundada en 1642 ciudad modelado. Las instalaciones del hotel se hicieron

Del Marques del Valle, por Hacia 1908 esta hacienda en las construcciones que eroga el ingenio utili-

descendientes de Hernán Cortés pertenecia a la Testamentaría zando la Casa de calderas y bodegas para el ac-

de Delfin Sánchez. tual comedor, oficina y salón de fiestas.

COCO YOC Alrededores de Cuautla Hotel de lujo En 1649 fue propiedad de Lo que fuera "etTrapiche" hoy es discoteca y al-Fundada en 1613 JO km. de distancia y cercanías Doila Nicolasa de lzaguirre. berca, los cuartos, comedores y cocina son cons-

de Oaxtepec Pertenecia a la Testamentaría trucciones nuevas, utilizando parte de lo que fue

de Tomás de la Torre en 1808, la casa principal. Su capilla se conserva intacta y

hoy de Don Paulino Rivera en uso.

Torres.

SAN JOSE DE VISTA Alrededores del Lago de Hotel de lujo En 1620 Don Pedro Cortés Los muros y construcciones de lo que fue el inge-HERMOSA Tequesquitengo y Alpuyeca. Ramírez. En el siglo XVIII se nio se utilizan como comedor, cocina, bar, alber-

Carretera 85 vendió a Don Gabriel Yermo y ca y lugares de esparcimiento. La Capilla se con-

en 1820 Don Manuel Vicente serva y se da misa el domingo.

Vidal. En 1945 es adquirida por Fernando Martínez y González Casanova.

REAL DEL PUENTE Municipio de Xocotepec Hotel - Restaurante Asociación de Balnearios del A pesar de su destrucción, lo que fue el ingenio se Balneario popular Estado de Morelos. conserva, empleando las bodegas, la casa de pur-

ga y casa de calderas para comedores, bar, pisci-Hacia 1908 a María P . de nas y marco de jardinea y lugar de esparcimien-

Sollano. to. Su capilla está en ruinas .

CASASSANO Poblado del mismo nombre en Ingenios en constante Sr. 1 uan Barrales . Su templo , construcción del siglo XVII actual-Fue fundada hacia 1600, por Amilpas alrededores de producción. Adaptó sus En 1908 el Sr. Evelez mente en uso. Lo que fue la casa está en ruinas de el Contador de la Real Cuautla. originales instalaciones a las de Garibay. origen del siglo XVII. Los edificios del ingenio Audiencia Gordiano actuales maquinarias de en destrucción y acondicionados a uso actual . Casas sano producción de azúcar. VI

-..J

Hacienda Azucarera

O A CALCO

ZACATEPEC

TEMIXCO Su máximo desarrollo se sitúa entre 1607 y 1621

SAN ANTONIO CHICONCOAC Probablemente a principios del siglo XVII

ACTO PAN

SAN SALVADOR MIACATLAN En 1621 se fundó el ingenio.

SAN CARLOS BORROMEO Francisco López Bueno y su esposa Isabel de Ocampo y Rivera, fundan la hacienda edificando casa e ingenio. Hacia 1608 se fundó y consolidó hacia 1623. El noble indígena Alejo de la Cruz vende en 1608 sus tierras a Catalina Susana y Bartolomé Al vares.

Localización

Alrededores de Cuautla. Municipio de Yautepec.

Poblado del mismo nombre.

Periferia de Cuernavaca. Salida hacia Alpuyeca. Carretera que va a Grutas de Cacahuarnilpa.

Pueblo del mismo nombre -Municipio de Xochitepec

Destino actual - Usos

Ingenio en constante producción.

La casa se usa como oficinas y archivo.

Producción de azúcar, con maquinaria moderna.

Balneario público

Hospedaje de huespedes distinguidos que nuetro país reciba.

Entre los poblados de Tetecala Orfanatorio y Coatlán del Río.

Colegio conocido como "Los Pequeños Hermanos".

Municipio de Miacatlán. Orfanatorio Colegio

Poblado los Arcos Casa de Descanso. Municipio de Yautepec Capilla en uso.

El ingenio se usa para venta de tractores.

Dueño

En 1908 fue dueño. Francisco Avelez.

En 1908 fue Juan Pagaza.

Padre Watson.

Padre Watson.

Actual Joaquín de Teresa y Poliñas es dueño de la casa y de lo que fue el ingenio es dueño el Sr. Juan Barrales. La capilla es del poblado.

Estado actual de su arquitectúra

La casa principal y capilla son una joya arquitéc­tonica del siglo XIX expresión del arte neoclási­co. Se cree fue diseñada por el gran escultor Ma­nuel Tolsá. Conserva sus rejas y muro originales. El ingenio ha sido transformado.

Conserva su barda y acceso. Su capilla en actual uso. Lo que fueran las instalaciones para la pro­ducción de azúcar y arroz se utilizaron como bar y comedores y albercas. La casa principal sirve de oficinas y en el interior ha sido dañado por nuevas instalaciones .

Su acueducto sigue en uso al igual que su Capilla cuya construcción data del siglo XVII y se trans­formó con diversos agregados en el siglo XVIII y XIX. La casa es una construcción de características medievales con una logia típica del siglo XVI. El ingenio se conserva en buen estado y el resto de sus construcciones han sido remodeladas y con­solidadas.

Conserva su capilla obra del siglo XIX en un sobrio estilo neoclásico. Hoy sin uso. Lo que fue el ingenio se usa como comedor y cocinas para los niños. La casa principal se utiliza para dormi­torios . El resto está en total ruina. Tiene un solo acceso y conserva su barda.

Conserva la totalidad de su barda, el acceso ori­ginal, la casa principal y las ruinas de lo que fue el ingenio que hoy se utiliza para cocina y come­dores, así como dormitorios.

La capilla se conserva intacta, obra del siglo XVII-XVIII. La casa está en muy buen estado de conservación, obra del siglo XVIII. El ingenio está en ruinas y hoy se usa para venta de equipo agrícola.

ATLIHUAYAN Casa de descanso. Sociedad privada de SO Construcciones del siglo XVII y XVIfi . En repa-

En 1620 accionistas. ración, se respetaron las ruinas de lo que fue el En 1908 los hijos de Antonio ingenio y tiene un buen mantenimiento. Se adap-

Escandón. taron para casa de vivienda algunas ruinas. ·

SANTA CRUZ EN Entre los pobladores de Casa de descanso . lng. León Salinas y familia . Se conserva la barda y el acceso con su capilla ca-

VISTA ALEGRE Mazatepec y Tetecala, sobre En 1908 J. Pliego de Pérez. sa principal y principales construcciones que

Siglo XVII la carretera Km constituyeron el ingenio. Todas son obras de los siglos XVII y XVIII.

LA LUZ Poblado de Tetecula Casa de descanso. Familia Díaz Barroso y antes En muy buen estado de mantenimiento. Su ar-

fue de los Arellano. quitectura ha sido totalmente transformada en su uso para adaptarse a casa habitación.

CHINAMECA Alrededores de Cuautla. Cría de puercos. En 1908 fue Muy mal estado. Sus edificios han sido dai'lados duei'la la viuda de Vicente por diversas adaptacion~s a distintos usos. La ca-

Alonso. pilla conserva.sus muros sin techumbre; quedan en pie su muro y acceso, así como el ingenio.

SANTA INES Alrededores de Cuautla. Bodega de depósito de azúcar. Conserva la mayor parte de sus edificios, así co-En 1600 por Diego de AgUegUepan, Amilpas. En 1908 fue duei'la la viuda de mo su barda, el acceso y algunas de sus depen-

Caballero. Benito Arenas. dencias.

SAN GABRIEL En 1908 su duei'lo era Conserva en buen estado la mayor parte de sus Siglos XVII-XVlll Emanuel Amor. edificios.

SANTA ROSA Entre los poblados de Coatlan En venta 1920 Sr. León Salinas. Conserva su barda, portón de acceso el acueduc-

COCOYOTLA del Río y Michapa 1950-62 Sociedad Privada. to que llega hasta lo que fue el Trapiche, la casa

Siglo XVII 1984 Sindicato Nacional principal y capilla conservan sus techumbres; el

Azucarero. resto en ruinas pero en posibilidades de rescate.

XOCHIMANCAS Valle de Ampilpas En ruinas Se fundo en 1613.

TREINTA En el Valle de Amilpas En ruinas Para 1842 la visitó el Sr. Brantz Mayer quién la Siglo XVII describe con un valor de medio millón con su al-Su nombre se deriva del hecho dea, enorme iglesia y su inmenso ingenio .

de haber sido vendida en treinta pesos.

SANTA ANA TENANGO Municipalidad de Jontetelco Las tierras son ejidales. 1752 Nicolás Icazbalceta. En buen estado, la casa principal posee una ele-

Según W ARMAN en 1752 por distrito de Jonacatepec La casa de descanso. 1870 Luis García Pimentel. gante arcada renacentista pintada de color rojo

Nicolas Icazbalceta o entre pompeyano.

1759 y 1764. La hacienda de Tepalcingo perdió más de SSO hectáreas en manos de la de Tenango hacia 1758.

SANTA CLARA DE Distrito de Jonacatepec Propiedad Privada En 1736 fue Pedro Segura. Conserva la mayor parte de su casco. MONTEFALCO En 1885 Nicolás lcazbalceta.

Fundada en 1613 o 1623 Perteneció a los Jesuitas. V. por Pedro de Aragón . 1.0

• .

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eventos

Nuestra colaboradora, arquitecta Iliana Godoy Patiño, ganó recientemente el concurso del "VI Premio de Poesía Lms Cernuda" de la ciudad de Sevilla, correspondiente 1986, con su libro inédito intitulado Mástil en Tierra. La autora no concedió la primicia de dos poemas, uno de los cuales da el nombre a la obra. Las fotografías son también suyas. Vayan nuestra felicitación, el agradecimien­to por su gentileza y por la ocasión de ofrecer al lector cinco de sus poesías rela­cionadas con la arquitectura del siglo XVI. Es sabido que sin poesía no hay ar­quitectura.

Arde el mar Ceden todas la puertas No hay casa que detenga el avance del fuego Ni ceniza que borre el furor de la sangre:

Palidece el mar Convulso techo de sonámbulas aves

Hay quien está de pie como mástil en tierra buscando arboladuras para aferrar el viento

Quien despierta sin sangre mudo con transparente cicatriz

y no interrumpe el soplo que dibujan las arenas desmoronando en sal su congelada estatua

El claustro resplandece iridiscente tajo de granada su intimidad ofrece la ingravidez anclada que al brillar en el sol vence a la nada.

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La brisa de desgrana al roce de la piedra y al follaje Respira una ventana se extremece el paisaje Muda el umbral su íntimo ropaje

Un cúmulo de dfas pinta ondulantes frescos en los muros perfectas geografias tiempo que en trazos puros revela interminables agonfas.

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SIGLO XV/

Borra en su densidad tiempo de arena el atrio de caminos reflejan tes , cuando el orden que vela los instantes en procesión que rompe su cadena

Rueda el viento llenándome las venas de verde aliento y voces resonantes En el lienzo de sol ahora y antes el fluir del presente hiere apenas

La luz labra un panal que a diario crece y desgasta relieves con su hiedra mientras la sombra los derrumbes mece

Sólo el polvo es testigo de la piedra En vacía memoria que enmudece la permanencia de las ruinas medra.

Entre pasos despierta un instante por siglos detenido en la celda desierta se diluye el sonido y alcanza la quietud el fin del ruido.

1

Angeles cortesanos sin espada flamígero custodian a la luz

La inteligencia fragua sus delirios Encajes de ficción

Tras de los cortinajes · las facetas doradas del espejo

su catástrofe lenta que nos borra la sucesión de rejas que clausuran la voz.

//

Entra conmigo al vértigo Deja tu acantilado de fantasmas Y desplómate o vuela

ángel rendido que respiras del tajo luminoso

lo necesario para no asfixiarte.

///

La pregunta se clava con la furia que nutre al desperdicio

Tu voz entre sueilos emite su angustia entrecortada urgencia de saber por qué el polvo ha sellado tu mirada.

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COLOQUIO. "perspectivas de la investigación cientifica y bumanisdca en el estado de chiapas y la frontera sur". san cristóbal de las casas, chiapas. 6, 7 y 8 de noviembre de 1986. informe de la facultad de arquitectura de la universidad nacional autónoma de méxico.

Es muy agradable encontramos en nuestra querida San Cristóbal de Las Ca­sas, con motivo de la reunión organizada por el Centro de la Investigación Cientlfi­ca y Humanlstica de Mesoamérica y del Estado de Cbiapas. Hace sólo un afto y mc:dio que el Centro quedó constituido y la restauración del local que nos cobija y este Coloquio indican que sus actividades son una realidad, que ya empezó el cami­no, el cual auguramos -y vaya si son váli­dos los augurios en esta tierra- como lÍlr­go y fructifero.

Nos complace también, llegar con la representación del Director de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Na­cional Autónoma de México, arquitecto Ernesto Velasco León, para ofrecer este informe de actividades llevadas a cabo en Cbiapas.

El punto de partida es seflalar que estos lugares no son familiares -llevamos alre­dedor de 1S aftas recorriendo algunos de ellos, desde la perspectiva del arquitecto, restaurando edificios, realizando y aseso­rando proyectos de espacios abiertos cita­dinos e investigando "in-situ" sobre la ar­quitectura histórica del Estado y su aplica­ción a la vida actual-, y siempre en· contramos cordialidad en el trato de los colegas chiapanecos, muchos de ellos egresados de nuestro centro docente, com­

. pafteros o alumnos nuestros. Y esta con· vergencia en la formación profesional

. seria la primera aportación por seftalar y, segUramente la más trascendente de todas de nuestra Facultad de Arquitectura.

Entre 1979 y 1986 (26 de Oct.ubre al 4 de Noviembre de 1979, 1° al S de Febrero de 1980, 30 de Abril al 9 de Mayo de 1981, 27 de Abril al 6 de Mayo de 1984, 1 o al S de Febrero de 1986) grupo universitarios ba· jo la guia de arquitectos de nuestra facul· tad recOrrieron zonas del Estado de Cbia­pas, comprendidas entre Palenque y Mon· tebello, Tuxtla y Ocosingo, con objeto de dar a conocer la arquitectura regional y di· fundirla a públicos más amplios; entre los profesores se cuentan los Maestros en Ar­quitectura Víctor Rivera, Alejandro Villa-

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lobos y quien suscribe; a sus conocimien· tos reunimos las explicaciones del profe· sór Prudencia Moscoso Pastrana, Cronis­ta de la Ciudad de San Cristóbal de Las Casas, del arqueólogo Thomas Lee, de Dofta Getrudis Dúby y del arquitecto Mi· guel Zepeda, todos ellos de reconocido prestigio.

Dichas visitas fueron organizadas por Curso Vivo de Arte, de la actual Coordi· nación de Difusión Cultural de la U.N:A.M. A las visitas guadas debemos sumar las conferencias sobre arquitectura chiapaneca, prehispánica o virreinal que fueron dictadas en lá Ciudad de México, con sede en el Centro Cultural Universita· rio y en la Facultad de Arquitectura, las más de las veces.

La División de Estudios de Posgrado de la Facultad impartió un curso de doctora­do que con el titulo genérico de Temas Se­lectos de Arquitectura, y el particular de Arquitectura Cbiapaneca, tradición y mo­dernidad, se verificó en el semestre pasa­do, comprendió un recorrido de diez diaz por parte de los educandos en la citada en­tidad federada. El curso estuvo a mi car· go.

La protección del partrimonio inmobi­liario depende de su conocimiento, de su valoración y de su difusión; por ello una de las actividades primordiales en la con­servación de la arquitectura es hacer públicos los lugares y edificios de interés . A este respecto se consiguió en 1984, ·la publicación de la obra "Sañ Cristóbal y sus alrededores", conjuntada por el Patri­monio Fray Bartolomé de Las Casas y publicada por el Gobierno del Estado de Cbiapas a través de la Secretaria de Edu­cación y Cultura.

La sección que lleva por titulo "San Cristóbal de Las Casas y sus alrededores, esboi:o de su arquitectura" de la cual soy autor fue desarrollada en su parte gráfica con la colaboración de pasantes de hi Es­cuela Nacional de Arquitectura, previa­mente adiestrados en levantamientos ar­quitectónicos. I..Os nombres de los colabo­radorei aparecen en la publicación. Se tra-

ta del estudio más amplio efectuado en el pais acerca de lA arquitectura tradicional chiapaneca. El impulso dado recientemente por la Fa­cultad de Arquitectura a las actividades de investigación y difusión plasmó en el nú­mero 3 de los Cuadernos de Arquitectura Vmeinail, un ejemplar monográfico dedi-

. cado a Qliapas, la publicación salió hace apenas dos meses por lo que su difusión no ha alcanzado aún la amplitud deseada.

Los Cuadernos de Arquitectura Meso· americana que tiene a su éargo la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Arquitectura, intercalan el articulo "Yaxcbilán, Cbiapas, una alternativa en la conservación de monumentos" debido a Roberto Garcia Moll, en el número tres de sus ya ocho ejemplares.

El mayor trabajo de investigación y di­fusión arquitectónica que realiza en este momento la FacUltad de Arquitectura, en colaboración con el Colegio de Arquitec­tos de México y con la Secretaria de De­sarrollo Urbano y Ecologia es una exposi­ción intitulada "La Arquitectura de Méxi­co", proyectada con base en 1000 jue8os de aproximadamente 180 carteles cada uno, a base de imágenes. Se piensa inaugurar a fines de este mes de No­viembre, simultáneamente en todos los Estados del pais y en diversas ciudades del extranjero. En ella, al menos en la sección de arquitectura virreinal, me consta la pre­sencia de la arquitectura chiapaneca, con una amplitud que no se babia conseguido antes en los tratados generales de la ar­quitectura mexicana ..

Como pueden ustedes ver, estas son al­gunas de las pocas actividades que hemos logrado plasmar los arquitectos sobre el 1

Estado de Cbiapas, aunque estamos segu· ros de es un buen comienzo. Decidida­mente, la distancia entra la Ciudad Uni· versitaria y el Estado de Cbiapas ha co­menzado a acortarse. La perspectiva está abierta y depende de lo que entre todos nosotros nos propongamos lograr. •

Juan B. Artigas

x1 congreso centroamericano de arquitectos tegucigalpa, honduras

Del 25 al 29 de Noviembre de 1986 se llevó a cabo el XI Congreso Centroaméricano de Arquitectos en Tegucigalpa D.C .• Honduras C.A. La Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México participó con «>nferencias de los arquitectos Benjamfn Méndez y Juan B. Artigas, quienes realizaron reuniones con los estudiantes de ar­quitectura de las escuelas de la capital y de San Pedro Sula.

Sirva este medio para agradecer la invitación del Comité Organizador, coordinado por el arquitecto Rqfael Antonio Moreira y la hospitalidad hondurelfa, particularmente de los compalferos egresados de nuestra Fa­cultad de Arquitectura de la UNAM, Ledia Mayes Maradiaga. Roberto Vargas. Emilio Ribera Rfos y Joaqufn Veláz.quez. También al pasante de ar­quitecto Francisco G. Chirinos, por sus atenciones.

Presentamos enseguida el cuerpo de la conferencia referida a la conser­vación de la arquitectura y el urbanis­mo tradicionales, en los cuales es tan rica la región centroamericana.

• Arca del Doctorado en Arquitcc:tura Unidad de Estudios de Posgrado Fawltad de Arquitcc:tura Univenidad Nacional Autbnoma de Mtxic:o

LA RESPUESTA EN LA HISTORIA

Juan BeaJto Artlau*

Es sabido que el patrimonio ar­quitectónico de Centroamérica, y aqui establecemos un paralelismo con lo que ocurre en México, está deter­minado por tres corrientes principa­les: primero, una época prehispánica, segundo, la época de influencia espa­ftola y, en tercer lugar, la época inde­pendiente.

La época prehispánica se caracteri­za por una cultura local, al parecer sin injerencias externas; por eso deci­mos que dicha cultura se puede de­sarrollar hacia dentro de si misma que pudo ensimismarse.

El descubrimiento de América, des­de Espafta, y el encuentro con las cul­turas indigenas americanas, propicia la combinación de las aportaciones renacentistas europeas y mesoameri­canas. Entre ambos polos comple­mentarios se desarrolló esta tercera cultura, producto de mestizaje, que obtuvo logros propios. Su importan· cia depende su unicidad, no reside en ser mis parecida a una u otra de las corrientes que le dieron el ser, su im­portancia reside en ser "ella misma". Aunque, desde luego, se reconocen sus ortsenes por sus semejanzas con las culturas generadoras; una veces estarán mas cerca de un polo y en otras ocasiones, del otro.

Pero ocurre con frecuencia, que la historiografla no está basada en el es­tudio de los caracteres especificas de la cultura americana, americana de América ya constituida en mestizaje, sino que su valor se ha hecho depen­der de su semejanza con los modelos espaftoles o con los modelos meso­americanos.

No dejaremos de apuntar la apor­tación de los pueblos africanos a la cultura de la resión, aportación que no se vertió tanto en logros mate­riales, en arquitectura concretamente, de manera definitiva, sino que mis bien se plasma en un mestizaje huma­no y, desde luego, en sentimientos vi­tales y conceptos vivenciales que ma­tizan la bipolaridad hasta ahora sella­lada.

Esta cultura unificada, distingue a los pueblos americanos al momento de su independencia, cuando habrtan de ponerse al frente de sus propios destinos. En el terreno de las ideas se habla promulgado ya la independen­cia de los Estados Unidos de Norte­américa y la Revolución Francesa habla comenzado a cortar con un pa­sado de totalitarismo. La Revolución Industrial y el coloniaje comercial propiciaron la cercanla entre los luga­res más alejados de la tierra; la cultu­ra se internacionalizó también y los productos fabricados en un lugar podian transportarse a regiones re­motas. La huella de estos aconteci­mientos seftalaria también el rostro de la geografla americana, lo mismo que el del resto del planeta.

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De ahí los orígenes de una apertura hacia nuevas corrientes de pensa­miento y de vida, de aquellos lugares que habían permanecido al márgen de los acontecimientos mundiales. El progreso de las comunicaciones nos permiten ahora participar, al día, de sucesos ocurridos a gandes distancias. La influencia cultural, y de fuerza, se ha vuelto múltiple con focos hacia di­versas latitudes del globo y con inje­rencias, empujones y tirones hacia to­dos los continentes, cuando no por un motivo, por otro. El peligro reside en que estas injeren­cias, cada vez más insistentes e incisi­vas, nos alcancen sin un conocimien-

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to maduro de quienes somos y nos transformen en seres extraftos por no­sotros mismos. Debemos de analizar nuestro propia consistencia.

Es por esta necesidad de revisar al­gunos conceptos tradicionales por lo que comparto las inquietudes plan­teadas en el XI Congreso Centroame­ricano de Arquitectos, con sede en Tegucigalpa, Honduras.

La búsqueda de una respuesta en la historia es necesaria para encontrar la respuesta actual y poder plantear sobre bases firmes la respuesta hacia el futuro.

Nuestros países, sometidos de ma­nera brutal e ineludible a cuantas

influencias externas circulan hoy por el orbe, solo pueden encontrar solu­ciones mirando hacia dentro de si mismos, extrayendo de lo más pro­fundo del ser la energía para ser ac­tuales y poder así constituir una esla­bón congruente hacia el porvenir; un porvenir que no puede dejarse al azar, un porvenir que debe ser pro­ducto de la razón y de la satisfacción de necesidades no solo fisicas sino de lo más profundo de cada uno de no­sotros, con nuestro propio incons­ciente personal y con nuestro propio inconsciente ancestral colectivo, deri­vado de una enorme gama de aconte­cimientos acumulados.

Para saber quienes somos hoy y dar un paso adelante debemos reconocer­nas y aceptarnos, y la respuesta está en' la historia, en la nuestra, porque nuestra historia vive en nuestras poblaciones y en nuestros hábitos, en lo que vemos cada maftana al marchar por las calles o por el campo. Si no somos capaces de mirar hacia "dentro" quedaremos aniquilados porque nos convertirán en extraftos.

Todo lo anterior es demostrable desde el ámbito de la arquitectura. Las creaciones, producto del mestiza­je espaftol, al menos de las más signi­ficativas que han llegado hasta nos­otros, conformaron el corazón de las

poblaciones que fueron trazadas si­multáneamente a los edificios, a par­tir del siglo XVI. En muchos casos si­guen siendo el centro de nuestras ciudades y pequeñas poblaciones por­que continúan en uso.

El presente de nuestras localidades se alimenta en buena parte con las construcciones y trazos de un pasado. No es recomendable destruir lo que se tiene para edificar el futuro hablando de arquitectura y de urbanismo, de la misma manera que un individuo no puede dejar de ser quien es hoy y quien fue ayer para vivir el día de ma­ñana.

Dos vistas desde la cúpula de la Catedral de Comayagua. Fotos Juan B. Artigas. 1976.

Unicamente el conocimiento pro­fundo y la valorización correcta de nuestra arquitectura histórica puede hacernos comprender que arquitectu­ra requiere nuestra actualidad, que estará basada en una adecuación entre las obras del pasado y las técni­cas, formas y usos que requiere la ac­tualidad; una vez entendido el compromiso entre ambos estaremos en posibilidad de planear el futuro. Si careciéramos de historia propia podríamos actuar de diferente mane­ra. Sea pues, esta reunión, un llama­do a la creatividad, desde bases bien cimentadas. •

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libros

ARCHITECfURA CIVIL RECTA Y OBLICUA. CONSIDERADA Y DIBVXADA EN EL TEMPLO DE IERVSALEM.

Madrid. Ediciones Turner, 1984, 3 volúmenes

Carlos Chanjfm Olmos

Edición facsimilar de la original, aparecida en Vigevano, el afto de 1678, bajo el titulo completo de: "ARCHITECTURA CIVIL RECTA Y OBLICUA. CONSIDERADA Y DIBVXADA EN EL TEMPLO DE IERVSALEM. Erigido en el Monte Moria por el Rey Salomon. Destruido por Nabucodonosor Emperador de Babylonia. Reedificado por Zoroba­bel Nieto de los Reyes ludios. Y res­taurado después por el Rey Herodes. Y últimamente convertido en cenizas por los Soldados de Tito Hijo de Ves­pasiano Emperador. PROMOVIDA A SVMA PERFECCION EN EL TEMPLO Y PALACIO DE S. LORENc;O CERCA DEL ESCV­RIAL. Que invento con su Divino Ingenio, delineo, y dibuxo con su Real mano, y con excessivos gastos empleando los mejores Architectos de Europa erigio EL REY D. PHILI­PPE 11.- POR DON IV AN CARA­MUEL Monje Cisterciense Dotor y Professor de Santa Theologia en la Vniversidad de Lovayna; ahora Ar~bispo de Vegeven, Conde de Zem, del Consejo de su Magestad."

Precede esta edición, de gran cali­dad y magnifica presentación, un amplio y erudito Estudio Preliminar del Dr. Antonio Bonet Correa -que sigue siendo uno de los más destaca­dos expertos en el fenómeno del trata­dismo arquitectónico- sobre la vida, personalidad y obra de Caramuel, "teólogo, filósofo, cientifico, jurista, lingüista, gramático, musicógrqfo, y

70

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Lámina del Tomo 111 del Tratado de Caramuel en donde se ilustran los principios que el autor pro­pone para el trazo de arquitectura oblicua.

tratadista de arquitectura, además de polftico, diplomático, soldado, inge­nieto y arquitecto ... "(IJ

Este singular personaje, pensador, erudito y po/fgrajo, integra con su tratado de arquitectura, junto a Si­món Garcfa y Lorenzo de San Nico­lás, una extraordinaria trilogfa que ti­pifica, en el tratadismo espaffol, to­dos los campos que cubrió el fenóme­no desde su etapa cuatrocentista has-

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ta finales del siglo XVII, en pleno pe­riodo barroco.

Simón García -cantero más que arquitecto- es el modelo del hombre práctico, entrenado en la obra misma de construcción desde su adolescen­cia, que con ansias de superación, se lanza a difundir sus conocimientos, dejándonos con su modesta sencillez de obrero, el mejor documento sobre el uso de trazos en arquitectura. Su

En esta lámina de su tratado, Juan Caramuel trata de probar la incongruencia de los principios de la arquitectura recta aplicados a la arquitectura oblicua, comparando balaustres de una escalera, don­de se han utilizado ambos.

manuscrito, titulado COMPENDIO DE ARCHITECTURA Y SI­METRIA DE LOS TEMPLOS CON­FORME A LA MEDIDA DEL CUERPO HUMANO, aunque fecha­do en 1681, no mereció publicación completa, sino hasta 1979. Abundan las opiniones despectivas sobre él, y aún cuando se citan los datos que él aporta, sólo se menciona a una de sus fuentes, un manuscrito de Rodrigo Gil de Hontañón, obra perdida, cuya única noticia se debe a Simón García.<2>

Fray Lorenzo de San Nicolás, O.S.A. es un caso diferente al ante­rior bajo muchos conceptos. Erudito y estudioso, comenta y analiza diver­sos aspectos de la profesión de ar­quitecto, desde el trazo del proyecto con plantas y alzados, hasta las partes de los edificios, como muros, arcos, bóvedas, armaduras, escaleras, etcé­tera. Pero junto a estos aspectos teó­ricos, no olvida aspectos prácticos tan importartes como la selección de Maestros de Obra, las cubicaciones de materiales y los daños que puede sufrir un edificio. Su tratado de dos tomos, titulado ARTE Y USO DE ARCHITECTURA, impreso en 1633 y 1667, es una obra que armoniza y equilibra los aspectos teóricos con los aspectos prácticos de la arquitectura; él mismo se considera " ... Agustino descal~o y maestro de obras y ar­quitecto, natural de la muy noble i co­ronada villa de Madrid ... "(3)

Juan de Caramuel en cambio, ha escalado todos los puestos importan­tes de la jerarquía eclesiástica y civil desde monje cisterciense hasta arzo­bispo y desde soldado hasta agente del rey, embajador y miembro del Consejo de su Majetad. Su tratado es eminentemente teórico y enfoca la ar­quitectura desde los más inverosí­miles puntos de vista tratados por la Ciencia de su momento histórico. La obra, dividida en tres tomos abarcan los siguientes tratados:

Tomo 1: Tratado proemial en que se dibuja y explica el Templo de Jeru­salen: Primer principio de toda buena Architectura.

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Tratado I: En que se exponen y ense­ñan con brevedad y claridad todas las

• Artes y Facultades literarias que ha de ·saber y ejercitar un Arquitecto. Tratado 11: En que por camino nuevo y breve se explica la Aritmética y to­das las cuentas de Raíces Cuadradas, Cúbicas y todo género de Propor­ciones se reducen a Reglas de gran fa­cilidad. Tratado III: De la Logaríthmica, Ar­te Nueva, y hasta ahora jamás tratada en Castellano. Pónense cinco Tablas para abreviar el Cálculo, cuando las operaciones son largas y dificultosas. Tratado IV: En que se enseña la Geo­metría, cuyas Máximas, por ser muy necesarias en la Arquitectura, se explican con gran curiosidad.

Tomo 11: Tratado V: De la Arqui­tectura Recta. Tiene dos partes: en la primera se disputa de la Arquitectura en general; y en la segunda se miden y dibujan las columnas Tyrias, Tosca­nas, Dóricas, Jónicas, Corintias, Ati­cas, Italianas, Mosaycas, Góticas, Atlánticas, y Paranymphicas. Tratado VI: De la Arquitectura Obli­cua, Ciencia ignorada hoy de Artífi­ces que se tienen por grandes, y, por carecer de ella, cometen cada día infi­nitos errores. Redúcese a sus funda­mentos Geométricos en este libro, que es el primero que en esta materia se ha escrito. Tratado VII: De algunas Ciencias y Artes que, aunque no son precisa­mente necesarias, acompañan y ador­nan la Arquitectura. En todas se ponen observaciones muy curiosas, hasta hoy advertidas de nadie.

Tomo III: está dedicado a láminas ilustrativas.

Así pues, junto a un Simón García, sencillo operario, hábil con la es­cuadra, el compás y el cincel sobre la superficie pétrea -no tanto sobre el papel- que explica los problemas de la arquitectura desde su perspectiva objetiva y puntual de la edificación, tenemos durante el mismo siglo XVII, a un fray Lorenzo de San Nico­lás, erudito preocupado por el cono­cimiento científico, pero que aúna a su carácter de intelectual, todas las

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preocupaciones de la práctica profe­sional, reconociéndose a sí mismo -además de monje- como maestro de obras y como arquitecto. Junto a ellos, completa la trilogía Juan de Ca­ramuel, noble de origen, que incur­siona en todos los vericuetos de la ciencia para integrar la arquitectura en el panorama completo del conoci­miento científico. Su aportación más destacada y discutida es sin duda el concepto de Arquitectura Oblicua, que delata, desde su nombre, su dis­tanciamiento del campo de la prácti­ca.

Probablemente Simón García o

fray Lorenzo habrían utilizado el tér­mino Arquitectura Esviajada, en lu­gar de Oblicua, siguiendo la tradición en el léxico arquitectónico, ya muy aotigua para el siglo XVII. &viaja­do, en efecto, es todo aquello que en el proyecto o en la obra, no sigue la dirección de los ejes principales orto­gonales, inicio subyacente en toda concepción arquitectónica.

El concepto de oblicuidad, aúnan­tes de la publicación de su obra, le acarreó problemas a Caramuel en su disputa con Bernini, a propósito de la Columnata de San Pedro. Su oposi­ción a Gianlorenzo, le hizo perder el

En esta lámina se ilustra la solución para una columnata tetrastila como Caramuel pensaba que debería haberse empleado en la columnata de San Pedro, origen de su disputa con Bernini y con el papa Alejandro.

favor de su antiguo amigo Fabio Chi­gi -elevado al solio papal con el ~nombre de Alejandro VII- y quizá también el capelo cardenalicio, para el que sin duda tenía amplios méritos.

El genio de Bernini resolvió las in­congruencias del trazo elíptico, con pequefias correcciones óptics, que re­sultaron espectaculares para el con­junto de la Columnata. La aplicación fría e inflexible de la norma de obli­cuidad de Caramuel, típicamente teó­rica, no acaba de convencer para este caso específico.

Pero la Arquitectura Oblicua contó con seguidores. Vicente Tosca, en el

Tomo V de su COMPENDiO MATHEMATICO, impreso en Va­lencia (1707 -1715) dedicó varios capítulos a la oblicuidad y en sus mo­delos de estereotomía, también lo aplicó a arcos y bóvedas. En la Nueva Espafia, el notable académico Manuel Tolsá, aplicó el principio de obli­cuidad al disefio de lso balaustres en la escalera monumental del Palacio de Minería (1795-1813) y del Pala­cio del Marqués de Buenavista (1795-1805).(4)

Juan Caramuel en su tratado, ma­nifiesta en forma eminente una carac­terística que también es notable en la

obra de fray Lorenzo de San Nicolás y que aún Simón García -a su nivel intelectual- deja entrever. Es la ten­dencia a reunir todos los conocimien­tos disponibles sobre el tema de la arquitectura. Algo que a título de an­tecedente, podríamos llamar enciclo­pedismo, ajeno a los tratados de otros lugares y épocas. Simón García, cita a 61 autores, encabezados por Rodrigo Gil de Hontafión, desde la primera página de su manuscrito. Lorenzo de San Nicolás, dedica buena parte de su obra a analizar los aportes de Vitru­vio, Serlio, Paldio, Vifiola, Scamozzi, Canina, Cataneo, Labco, Sagredo,

fll. 76.

Lámina del tomo V del Compendio Mathematico de Vicente Tosca, donde se ilustra el trazo de capi­teles Y columnas bajo las normas de la arquitectura recta y la oblicua, según las proporciones de Ca­ramuel.

73

Rusconi y Arfe desde el capítulo VI hasta el L, iniciando en el capítulo LI

. sus propias aportaciones. Sobre la 'increíble erudición de Caramuel, ver­tida en su tratado de arquitectura, baste mencionar el anécdota narrado por Bonet Correa en el Estudio Preli­minar de la edición motivo de esta no­ta: El emperador Fernando 111, tras visitar a Caramuel en Viena y exami­nar cuatro arcas llenas con sus ma­nuscritos, exclamó: "No quiero juz­gar si los manuscritos que he visto son

buenos o malos; júzguenlo los lecto­res que los compran a precio muy su­bido y los impresores que tantas veces los estampan. Sólo diré que, a no ha­berlo visto, no me fuera creíble que una sola mano y una sola pluma, ha­ya escrito tantas cosas y tan diferen­tes. "<S>

Al examinar este magnífico facsi­milar de Ediciones Turner, cabe pre­guntarnos, externando una verdadera necesidad para los investigadores de­dicados al fenómeno del tratadismo:

Detalle de la escalera monumental del Palacio de Minería, obra de Manuel Tolsa, donde.se aprecia la aplicación de las normas de la arquitectura oblicua de Juan Caramuel. Las bolas de coronamiento sobre los pilarones, se habían deteriorado y fueron restituidas durante las obras recientes de res­tauración, por desgracia sin conocimiento de Jos antecedentes. Las piezas que hoy pueden verse no son ni de arquitectura recta ni de arquitectura oblicua.

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El manuscrito de Simón García vió su primera edición total en 1979, el tra­tado de Caramuel ha sido reditado en 1984. ¿Cuándo veremos la redición del tratado de fray Lorenzo de San Nicolás? Si él, el panorama completo del tratadismo español del siglo XVII, es fragmentario.

Por el momento, queda amplia­mente satisfecha con esta edición y su estudio preliminar, una gran carencia para el estudioso de tratados de ar­quitectura. •

D notas

(1) Caramuel, Juan -ARQUITECTURA CIVIL RECTA Y OBLICUA, Madrid, Ediciones Turner, 1984, Estudios Preliminar , p . VII.

(2) García, Simón - COMPENDIO DE ARCHI­TECTURA Y SIMETRIA DE LOS TEM­PLOS CONFORME A LA MEDIDA DEL CUERPO HUMANO, Churubusco, Escuela Nacional de Conservación Restauración y Museografia, 1979. Edición de Carlos Chan­fón Olmos. Antes de esta edición, primera completa del manuscrito, habían aparecido tres ediciones parciales debidas a Eduardo de Mariátegui (1868), José Camón Aznar (1941) y Manuel Pereda de la Reguera (1951).

(3) San Nicolás, fray Lorenw de -ARTE Y USO DE ARCHITECTURA, Primer Tomo, Imprenta de Juan Sánchez, Madrid 1633. Se­gundo tomo, sin pie de imprenta ni Jugar, 1665 (?). El primer tomo fue reimpreso en 1639 (?) sin pie de imprenta, ni Jugar , ni fecha. El segundo tomo fue reimpreso en Madrid por Bernardo de Hervadal en 1667. La obra completa fue reimpresa en Madrid por Manuel Román en 1736 y nuevamente en Madrid por D. Plácido Barco López en 1796. No existe ninguna edición moderna de este tratado que George Kubler considera el mejor tratado jamás escrito.

(4) Tosca, Thomás Vicente - COMPENDIO MATHEMATICO EN QUE SE CON­TIENEN LAS MATERIAS MAS PRINCI­PALES QUE TRATAN DE LA CANTI­DAD, Valencia, Antonio Bordazar, 1707-1715, 9 volúmenes, el 5° dedicado a arquitec­tura y estereotomía. Esta obra, reimpresa en Madrid en 1727 y nuevamente en Valencia en 1757 y 1794, es también una obra con intención enciclopédi­ca, de la cual tampoco existe ediciones mo­dernas.

(5) Caramuel, Juan - op. cit. Estudio Preliminar, p. XIII.

Escalera del Palacio de Buenavista con ba­laustres de Arquitectura obllcua.

Escalera del Palacio de Minerla, obra de Ma­nuel Tolsá. Las bolas de coronamiento, origi­nalmente de Arquitectura oblicua como los ba­laustres, fueron mal restaurados.

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correspondencia

SR. FEDERICO A. PRAHL R. CARACAS, VENEZUELA.

Acuso recibo de su atenta comuni­cación del 27 de enero de 1987 y le envio el número tres de los Cuadernos de Arquitectura Virreinal, que recibi­rá con este número cuatro y con las copias de los artículos de la lista; no he localizado todavía el título rela­cionado en último lugar. Ojalá que le sean de utilidad. Por cierto y aunque el comentario no me parece original, este ojalá y el que de su carta son al idioma lo que una techumbre mude­jar a la arquitectura.

Reciba un afectuoso saludo ATENTAMENTE

Juan B. Artigas.

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ARQ. JUAN BENITO ARTIGAS INVESTIGADOR FACULTAD DE ARQUITECTURA CIUDAD UNIVERSITARIA Presente.

Estimado Juan Benito:

He releído tus acuciosos comenta­rios a la traducción del Kubler publi­cados en el No. 1 de Cuadernos de Arquitectura Virreina} y hace poco al leer en el No. 3 de la misma serie tu artículo sobre el templo dominico de Chiapa de Corzo me percaté que expresas sorpresa al desconocer la fuente de donde Michael Drews extrae una referencia a ciertos medios arcos inferiores, que "recordaban los botareles de la fuente construida an­tes de 1562" referencia que saco del Kubler en su pág. No. 344, párrafo segundo dice a la letra. "Estos arcos recuerdan los contrafuentes volados que rodeaban la fuente construida an­tes de 1562".

Si dices que el "Kubler se ha vuelto libro indispensable de consulta para mí, por lo menos desde 1972" como tu mismo lo mencionas en tus comen­tarios a la edición del Fondo de Cul­tura Económica de la Arquitectura Mexicana del siglo XVI de George Kubler publicada en 1983. No entien­do tu abstracción.

Y aún hay más.

En la pág. 31 mencionas que debi­do al espesor de los muros laterales éstos contienen "unos enormes nichos semicirculares como para alta­res". La descripción no deja clara­mente expresado si te refieres a las ca­pillas existentes, ya que aunque a con­tinuación dices "sin llegar a ser ca­pillas laterales, es decir, las capillas hornacinas que mencionábamos ante­riormente". Si vemos la planta por ti publicada no se acusan dichos "enor­mes nichos".

Desconozco si se hicieron calas, pe­ro en 1963, al hacer trabajos en el in­terior descubrimos los arcos, que ca­laban totalmente el muro, como Cuila pan.

Esto ya lo asentamos desde 1966, hace 21 años en el No. 86/87, de Ar­tes de México, sobre conventos del S. XVI y una investigación seria acep­taría o refutaría dicha alusión que re­petimos en el multicitado Kubler, edi­ción del Fondo en la pág. 344.

O es que ya te contagié cuando di­ces "A la obra original se agregaron notas a pie de página, cuyo interés fundamental consiste en ampliar la bibliografía con títulos de estudios posteriores a 1948 y con datos que no se dice de donde salieron".

Un abrazo. Atentamente Arq. Carlos Flores Marlni

Arquitecto Carlos Flores Marini

Pres~te:

Efectivamente, como pudiste per­catarte, Michael Drewes extrajo su ci­ta de Kubler. Ahora bien, ni Drewes, ni Kubler, ni el edificio a simple vis­ta, ni tu carta, demuestran que los ar­cos botareles de unión entre la nave central y las paredes laterales de la iglesia de Chiapa de Corzo hayan existido. Por no conocerse este dato escribí textualmente en la página 31 del número 3 de estos Cuadernos que [La liga entre cada fachada y la arquería interior correspondiente se efectuaba con medios arcos "que ya no existen. Estos elementos recorda­ban los botareles de la fuente cons­truida antes de 1562". Así lo expresa Michael Drewes en su obra citada en la bibliografía; -a lo que agregué que- desconocemos la fuente de tal aseveración]. La aseveración a que me refiero es la existencia alguna vez de los arcos botareles, no al origen de la cita que está claro en mi escrito para quien deseando profundizar siga la secuencia de los datos que propor­ciono.

Tal vez quien haya trabajado direc­tamente en la restauración del edificio y haya tenido ocasión de efectuar calas pueda saberlo. O tal vez, quien haya pensado en el inmueble de referencia desde hace 21 años pueda resolver es­ta incógnita de los botare/es del templo dominicano de Chiapa de Corzo. ¿Imaginación o realidad?

La respuesta más lógica que obser­vamos en el lugar, la arquitecta Pi­lar Tonda y quien suscribe en una práctica con un grupo del Doctorado de Arquitectura, en Agosto de 1986, coincide con la aseveración del inves­tigador David Markman quien expre­sa "Solamente pudimos apreciar un arco de arbotante ciego que se en­cuentra en una de las naves laterales al entrar a la iglesia por la fachada principal del lado derecho, es decir, como remate de la nave lateral detrás de la fachada principal". Cabe hacer mención que la referencia de Mark-

man es de 1984, y que la monografía de los cuadernos se terminó en 1983, y este medio arco es el único vestigio visible de posibles arbotantes, y que por estar integrado al bloque de la fachada no trabaja como arbotante sino como refuerzo estructural del mu­ro. Además no trasmite empujes por­que no hay bóveda encima. Resulta que George Kubler aseveró la existen­cia de arcos botareles sin decir de donde obtuvo la información o si se trata de una conjetura. Es decir,

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que proporciona datos que no se dice de donde salieron, situación po­co frecuente en tan relevante investi­gador. Al mejor cazador se le va la liebre, pero una, no una tras otra. Aún así, pudiera ser que Kubler ma­nejase datos de alguna fuente que desconocemos. Porque, insistimos, Kubler puede emplear en un momen­to dado, un criterio que no comparti­mos, pero el rigor de sus investiga­ciones y de su método queda fuera de duda. Precisamente, debido a la se-

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. Planta general de edificio dominico. 1 Lópn JJravo y G6mez Dúu,

77

riedad de Kubler nadie había negado rotundamente la existencia de los ar­botantes.

Pasemos al segundo aspecto de tu escrito. En tu artículo de referencia solo hay un párrafo que mencione Santo Domingo de Chiapa de Corzo, mismo que transcribo como facilidad para los lectores:

"Cuilapan y Chiapa de Corzo constituyen ejemplos poco comunes, ya que son templos de planta basili­cal, que en un principio lucían abier­tas arquerías en sus muros laterales, en una especie de Basílica-Capilla abierta; en la actualidad, únicamente nos es posible imaginarlos, ya que Cuilapan carece de techumbre y a Chiapa de Corzo le cerraron los ar­cos".

Por cierto que en dicho artículo no se dice de donde salió que la iglesia de Chiapa de Corzo tuvo alguna vez los arcos laterales abiertos. Tu carta expresa que "al hacer trabajos en el interior descubrimos los arcos, que calaban totalmente el muro, como Cuilapan", esto ya es una referencia que hubiera sido mejor dar a conocer hace 21 aftos.

Si los arcos calan totalmente el mu­ro es lógico que "en un principio -Chiapa- lucía abiertas arquerías" porque no se cerraban aún los huecos. Si el "en un principio" se re­fiere al sistema constructivo, la aseve­ración es cierta. Si lo que quieres de­cir, y así se infiere por tu referencia a Cuilapan, es que la triple nave termi­nada de Chiapa de Corzo tuvo alguna vez las paredes abiertas con arcos ha­cia el exterior, esto no es más que una conjetura la cual habría de de­mostrar.

Porque es sabido que la presencia de un arco en un muro no implica ne­cesariamente la existencia de un vano. En ocasiones los arcos no son más que el sistema constructivo de refuer-

zo, aunque nunca se vayan a quedar abiertos cuando el edificio esté termi­nado. Los arcos son, así trabajados, la estructura del muro. Máxime en Chiapa de Corzo, donde según dejé asentado, "Los muros laterales del templo son de espesor suficiente para contener hacia el interior, unos enor­mes nichos semicirculares como para altares, sin llegar a ser capillas latera­les", sistema de refuerzo y a la vez formal, que por lo demás, se siguió en otros edificios del siglo XVI. Abun­dando en el tema podemos aducir que hubiera sido absurdo abrir una in­mensa arquería en el costado sur de la nave de Chiapa que da hacia el con­vento.

Precisamente, estamos en contra de esta falta de disciplina en la investiga­ción que se deja llevar por la imagi­nación sin aplicar el debido rigor en el método para que lo imaginado llegue a ser demostrable. La imaginación es el móvil de toda investigación y de to­do avance en el conocimiento, a ellos debe seguir el desarrollo científico que convierta la hipótesis en tesis; en este caso la imaginación es producti­va, si no, el asunto se queda en conje­tura. La conjetura es válida cuando se expresa específicamente que se trata de una conjetura que si bien uno no puede demostrar, puede haber otro estudioso que llegue a hacerlo.

Para acertar en lo que uno imagina no hay recetas, acertar es la diferencia entre el académico -lo serio que tú dices- y el "espontáneo" o aficiona­do. Claro está que el aficionado, con dedicación y acertando puede conver­tirse en académico.

Vuelvo a publicar la planta del edi­ficio donde se ven los arranques de las pilastras que conforman los "enor­mes nichos" de las paredes laterales y como difieren de las capillas.

Volviendo al párrafo de tu artículo, la comparación que estableces entre

Cuilapan y Chiapa de Corzo está equivocada cuando se basa en que los dos edificios, " ... en un principio lucían abiertas arquerías en sus muros laterales, en una especie de Basílica­Capilla abierta".

Según se ha explicado, Chiapa de Corzo no estuvo abierta hacia los la­dos. Cuilapan no tuvo "en un princi­pio'' planta basilical; la planta basili­calle fue agregada, sobrepuesta a una capilla abierta que constaba de ábside techado y nave descubierta. Los vesti­gios del frontis del presbiterio de la capilla abierta quedan "in situ", a la vista, sobre el plano de la fachada de la capilla.

Lo anterior se desprende de los res­tos de las molduras verticales de un alfiz, según aparecen en la ilustra­ción, mismas que fueron tapadas por el muro vertical, superior de las arquerías de las naves. Este muro hoy no existe, aunque puede observarse en la fotografía 323, página 602, del libro de John Me Andrew titulado Open Air Churches ... Así pues, las arquerías se sobrepusieron al presbi­terio de una capilla abierta inicial; na­die hubiese labrado una portada para taparla con mas de columnas y pare­des. Por lo menos, la intención inicial no fue esa. Esto ya quedó anotado en mi libro Capillas Abiertas Aisladas de México, en la página 23.

Bien, creo que han quedado aclara­das las dudas que planteabas, por lo demás solo me resta agradecer el inte­rés y la ocasión de comentar a fondo estos temas.

Atentamente.

Juan B. Artigas

México, D.F. Mayo de 1987.

Capilla abierta de Cuilapan, Oax. fotos de Juan B. Artigas

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PAUL GENDROP FRANCOTTE 12 de Julio de 1931 - 22 de Junio de 1987

Los estudios sobre arquitectura mesoamericana han perdido a uno de sus más distinguidos investigadores, autor de sinnúme­ro de obras generales y monográficas sobre el arte y la ar­quitectura prehispánicos y editor de los Cuadernos de Ar­quitectura Mesoamericana. Su entereza ante la adversidad y su producción intelectual lo situaron como el primero de los investigadores contemporá­neos de nuestro centro docente, en su especialidad. Sentimos, además, la ausencia del amigo.

Juan B. Artigas.

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

RECTOR Dr. Jorge Carpizo SECRETARIO GENERAL Dr. José Narro Robles SECRETARIO GENERAL ACADEMICO Dr. Abelardo Villegas SEC RETARIO GENERAL ADMINISTRATIVO C.P . José Romo Díaz SECRETARIO GENERAL AUXILIAR Lic. Mario Ruiz Massieu ABOGADO GENERAL Lic. Manuel Barquín Alvarez DIRECTOR DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Arq . Ernesto Velasco León JEFE DE LA DIVISION OF. ESTIJDIOS DE POSGRADO