Cuadernos Empresa Y Humanismo - 096 - Crespo Ricardo F - Las Racionalidades de La Economia

8/14/2019 Cuadernos Empresa Y Humanismo - 096 - Crespo Ricardo F - Las Racionalidades de La Economia

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Ricardo F. Crespo

LAS RACIONALIDADES DE LA ECONOMA


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diciembre 2006 Instituto Empresa y Humanismo

Universidad de NavarraISSN: 1139 - 8698

Depsito Legal: NA 638/87Edita: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra, S. A.

Imprime: Idazluma, s.a.


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CUADERNOS EMPRESA Y HUMANISMO


Ricardo F. Crespo4

Ricardo Crespo es Licenciado en Economa y en Filosofa y Doctor en Filosofa. EsProfesor Titular en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad Nacional deCuyo, Mendoza, Argentina e Investigador del Consejo Nacional de InvestigacionesCientficas y Tcnicas de su pas. Actualmente trabaja como Vice-rector acadmico dela Universidad Austral. Su campo de investigacin es la filosofa de la economa. Esautor de cuatro libros: La Economa como Ciencia Moral. Nuevas perspectivas de la Teora econ-mica; La Crisis de las Teoras Econmicas Liberales. Problemas de los enfoques neoclsico y austrac;Liberalismo econmico y libertad. Ortodoxos y Heterodoxos en las Teoras econmicas actualesy Des-cubrir la meloda. El pensamiento filosfico de Keynes.

Ha publicado ms de 60 artculos y captulos en libros.

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Nota Biogrfica


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Titulo este trabajo Las racio-nalidades de la economa, usan-do el nmero plural del sustanti-vo racionalidad, por dos motivos.El primero, porque argumentar afavor de un doble tipo de raciona-lidad aplicable a la economa: lainstrumental y la prctica. Elsegundo motivo es porque hoyda se postulan varias propuestasen torno a la racionalidad en eco-noma, tales como las ExpressiveRationality, Situated Rationality, Eco-logical Rationality, Achievement Ratio-

nality, Background Rationality, Consti-tutive Rationality, que procuran irms all de las diversas versionesde la racionalidad tradicionales:la eleccin racional, la racionali-dad limitada y la teora de juegos.En general estas nuevas propues-tas tienden a buscar una amplia-cin del concepto de racionali-dad. A esto parecen abocarsetambin diversos programas

como el de la behavioral economics,las corrientes experimentales, lasinstitucionalistas, las evolutivas,las que propugnan la incorpora-cin de motivaciones no estricta-mente racionales, el altruismo, laconsideracin del concepto dehappiness, la reciprocidad, la collecti-ve-rationality, etc. La aspiracin dealgunos de estos proyectos esencontrar un concepto que superela forma de racionalidad denomi-nada instrumental. No siempre lologran.

Este trabajo consta de dos par-tes: en la primera expongo elmarco de las racionalidades de laeconoma en el primer sentido:las racionalidades que rigen larealidad econmica y la cienciaque las estudia. Ser un caminoalgo largo. En la segunda, msbreve, expondr sucintamentealgunas de las mencionadas pro-puestas.

INTRODUCCIN


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La cuestin de qu racionalida-des corresponden a lo econmicodepende de la nocin de econo-ma que se sostenga. La racionali-dad es el orden de la realidad.Racionalidad viene del latn ratio,razn o proporcin. A su vez, staes la traduccin del trmino grie-go, rico en significados, logos,palabra, razn. Logosproviene delverbo legein, recoger, ordenar, pen-sar, leer. Sostener que hay racio-nalidad supone creer que la reali-dad no es anrquica, sino ordena-da. Es decir, supone sostener

implcitamente una posicin rea-lista desde un punto de vista lgi-co-semntico. Esta postura man-tiene que hay criterios de deter-minacin de la verdad o falsedad(independientemente de quepodamos o no conocer tantodicha realidad como su orden).Dice Aristteles que sapientis estordinare; es decir, es propio delsabio buscar, ya sea conocer elorden (orden y razn tericos), oimprimir un orden (orden y razn

lgico y prctico), segn de qumateria se trate.

En esta seccin de este trabajotratar de indagar cul es el ordeno racionalidad de lo econmico y,por consiguiente, el de su ciencia,la economa. Para ello, primerohabr que recapitular brevementemi visin de esa realidad llamadalo econmico; segundo, exponercules son los rdenes o raciona-lidades reales; tercero, decir cules el orden propio de la realidadeconmica y, finalmente, culdebera ser, en consecuencia, el

orden o racionalidad de la cienciaque la estudia. Esta visin de laracionalidad de la ciencia econ-mica ser el criterio de juicio delas posturas que presentar en laSeccin 2 del trabajo.

1. Lo econmico

1.1. Dos nociones

En esta materia se ha cumplidoperfectamente aquello de Arist-teles en el De Coelo: la menor des-

PRIMERA PARTE


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viacin de la verdad al comienzose multiplica luego por mil 1. Enefecto, Lionel Robbins comienzasu Ensayoestableciendo un crite-rio metodolgico errneo para sudefinicin de la economa. Eseerror est en el origen de las des-viaciones actuales. Dice en unanota al pie:

A menudo se afirma que las

definiciones cientficas de laspalabras empleadas, tanto en len-guaje ordinario como en el anli-sis cientfico, no debieran diferirdel uso diario de esas palabras.Sin duda es un consejo muybueno y en principio debe seraceptado. Es cierto que se creauna gran confusin cuando unapalabra se usa en un sentido den-tro de la prctica de los negocios,y en otro en el anlisis de esaprctica (...) Pero una cosa esseguir el uso diario cuando seadopta un trmino y otra preten-

der que el lenguaje ordinario es lacorte suprema de apelacin cuan-do se define una ciencia, pues, eneste caso, el sentido importantede la palabra es el objeto de las

generalizaciones de la ciencia. Yslo refirindose a stas puedeestablecerse finalmente la defini-cin. Cualquier otro procedimien-to sera intolerable 2.

As Robbins cae en una defini-cin circular. Parece querer decir,la economa se ocupa de lo quese debe ocupar la economa, quees lo que yo/o los economistas

hemos definido. Parece entoncesms bien una definicin normati-va. Esto es lgico si consideramosque se trata de un tipo de accinhumana. Pero, por una parte, lanormatividad debe fijarse segnla naturaleza, no segn lo que am se me ocurra. Por otra, no esmuy coherente con el resto delpensamiento de Robbins.

En aquel trabajo sobre la natu-raleza de la economa hice unrecorrido semntico por dichapalabra y sus acepciones, siguien-do el criterio, segn Santo Tomsde Aquino, que Robbins reconoceusual: El significado de un nom-bre debe tomarse de lo que seentiende significar con l en ellenguaje comn 3. Con su proce-


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dimiento Robbins traslada el focosemntico y la consiguientenocin de la economa de los pro-pios del lenguaje habitual a unavisin concreta que coincide sloen parte con ese significadousual. A la primera nocin de eco-noma, la recogida por el lenguajeusual, le interesa la satisfaccinde las necesidades humanasmediadas por lo material,mediante recursos intercambia-bles, motivada por diversas razo-nes. A la segunda, la tcnica deRobbins, en cambio, le interesacualquier accin humana, en lamedida en que sea sujetable a unproceso de maximizacin. En un

viejo escrito, Lindley Fraser lasllam definiciones tipo A y B deeconoma 4. Ms recientemente,Phelps Brown las denomin defi-niciones determinadas por elcampo y la disciplina, respectiva-mente 5. Ronald Coase da cuenta,al comparar las definiciones deMarshall y Robbins, de este pro-ceso simultneo de ensancha-miento del rea de inters yangostamiento del punto de vistade anlisis de ese rea 6. Es decir,

la economa pasa a interesarsepor cualquier realidad humana entanto que d lugar a un procesoasignativo eficiente o maximiza-dor. En la medida en que algunostienen una nocin unvoca de laracionalidad humana por la quetoda accin obedecera a unalgica maximizadora, toda accinhumana pasa a ser econmica. La

economa deja de ocuparse delhomo oeconomicuscomo una especieo aspecto dentro del sapiens, yaque todo hombre pasa a ser fun-damentalmente econmico puessu racionalidad es por definicineconmica. Esta amplitud es evi-dentemente abusiva. Cuando lanovia trata de seducir a su novio,o la mujer prepara una comidaespecial a su marido, puede haberalgn mvil o consecuencia eco-nmica, pero no cabe duda deque slo de modo marginal, almenos si entendemos por econo-

ma lo que entiende la gente.El doble proceso de universali-

zacin y reduccin descrito porCoase sigue los pasos de la reduc-cin de toda racionalidad humana


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a racionalidad instrumental obra-da en buena parte de la filosofamoderna. En efecto, como resul-tado de esa reduccin queda unsolo punto de vista aplicable atoda la realidad humana -el ins-trumental-. La racionalidad y laeconoma se concentran en losmedios. Los fines estn en unacaja negra y consisten en una

masa conmensurable de conteni-do indescifrable (porque es subje-tivo) que algunos llaman felici-dad. Esos fines nos vienen dadosy no importa cules sean. Peroeste soslayamiento supone, obien una visin a posterioriintil -terica en el sentido peyorativodel trmino-, o bien una ficcin.

La economa, con anterioridada John Stuart Mill, an no expues-ta gravemente a la lgica utilita-rista (que es la instrumental), sepreocupaba de los fines. Con pos-terioridad a Mill, pas a ocuparseslo de los medios. Sin embargo,una economa que no se ocupa delos fines no tiene inters, es unapura tcnica y no necesita hombresque la piensen: la conduciran

mejor unos ordenadores bien pro-gramados. Si la economa fueraslo esto, no podra hacer nada almargen de la disciplina que seocupara de los fines. De cualquiermodo, economa es un trminoanlogo, una expresin que desig-na realidades en parte diversas yen parte similares y que deja lugara ambas acepciones. Con lo que

cabe un anlisis ms amplio deltrmino.

Se deben sealar tres prem-bulos o condiciones del hombreque dan origen a lo econmico.Primero, la materialidad del hom-bre, que le impone limitaciones.

No puede hacerlo todo, porque sutiempo y capacidad son limitados,necesita bienes tanto para su sub-sistencia como para su normaldesarrollo. Debe elegir y obrarpara satisfacer sus necesidades.Segundo, el hombre est equipa-do con capacidades (innatas oadquiridas) que le permitenmanejarse en esa condicinhumana, especialmente la razn,que lo habilita para deliberar,conocer y juzgar acerca de los


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medios y los fines. Tercero, sumisma naturaleza conduce a quesu limitacin se supere social-mente. En resumen, la constitu-cin humana tiene un aspectoeconmico, que lo prepara paraenfrentar la limitacin del mejormodo posible. Lo he llamadonocin impropia de lo econmi-co. Es impropia en relacin a lo

que en el lenguaje vulgar sueleentenderse por econmico. Com-prende a una nocin propia, quehe dividido a su vez en amplia yestricta. Es decir, es una nocinimpropia en cuanto que cubreun campo que an no queda sufi-cientemente delimitado, que esdemasiado amplio.

La que he denominado materiaeconmica propia en sentidoamplio comprende todos aque-llos actos, decisiones o disposi-ciones que ayudan o consisten enel uso de los recursos intercam-biables para satisfacer los reque-rimientos del hombre. Coincidems bien con la nocin de econo-ma sustantiva de Karl Polanyi7.Se ocupa de medios y fines.

En sentido ms restricto eseconmico un modo concreto desatisfacer las necesidades (bsi-cas y no bsicas): cuando se hacedel mejor modo posible, consi-guiendo el mejor rendimiento fac-tible. Es decir, cuando la relacinentre los insumos, medios orecursos y los resultados o metasalcanzadas es la mxima u pti-ma. Tradicionalmente esta rela-cin ha sido denominada princi-pio econmico. La aplicacin delprincipio econmico al materialeconmico da lugar a la nocinpropia y estricta de lo econmi-co. Se aclara que este principioeconmico se puede aplicar a

otras realidades que no son eco-nmicas: por ejemplo, al uso demis tiempos del fin de semana, ala distribucin ptima de lasaulas de una Facultad, o a loshorarios y cursos en una institu-cin educativa. Algunas aplicacio-nes, como las anteriores, son leg-timas, pero no dan origen a reali-dades que son econmicas pormetfora, pues slo metafrica-mente podramos llamar accineconmica, por ejemplo, a la


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tarea del bedel que asigna aulas.En el caso de otras aplicaciones,como la familia, el crimen, la edu-cacin, la poltica o la religin, sepuede dudar de su legitimidad,pues no da la impresin de que laracionalidad propia de esas reali-dades sea la optimizacin. La eco-noma en sentido propio estrictoequivaldra a lo que Polanyi ha

denominado economa formal,el economizar en situacin deescasez 8. sta pone su atencinen los medios.

De la comparacin entre lasnociones anteriores, la amplia y laestricta, surge otra diferencia. El

motivo o la racionalidad que guala accin en el caso de la econo-ma estricta es slo el econmico:el principio de maximizacin. Encambio, el sentido amplio incluyetanto este motivo como otros 9. Nosiempre tomo mis decisionesrelativas al uso de los recursostratando de sacar el mayor prove-cho posible de ellos, sino tambinpor otros motivos: gusto, capri-cho, hbito, etc., sobre todo, enalgunas configuraciones sociol-

gicas. Son actos econmicos noguiados por el principio econmi-co.

En resumen, lo econmico ensentido amplio es el material eco-nmico sustantivo, todo lo relati-vo al uso de los recursos para lasatisfaccin de las necesidades.Responde a las nociones de defi-nicin tipo A de Fraser, a la eco-noma sustantiva de Polanyi, o ala definicin field-determineddePhelps Brown. Una caractersticade este material, para que seapropiamente econmico, es quesea intercambiable (y que conse-cuentemente, sea susceptible derecibir un valor econmico), loque nos habla de su dimensinsocial. Lo econmico en sentidoestricto es el modo ptimo deusar dicho material. Responde alas definiciones tipo B de Fraser, ala economa formal de Polanyi o

la definicin discipline-determineddePhelps. Pero, insisto, no puededarse solo. Para aclararlo ms,vuelvo al problema ya enunciadode los medios y fines y las conse-


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cuencias de la exclusin de estosltimos de la ciencia econmica.

1.2. Medios y finesRobbins sostiene que la econo-

ma no trata con los fines. Lasuposicin de un fin, que queda almargen, le permite alcanzar unadeterminacin que origina unaconclusin exacta. Por otra parte,le evita caer en una consideracinsubjetiva o tica. La desventaja deesta operacin de Robbins es quemientras que los fines vengandados, sean datos abstractos, laeconoma deja de ser la ciencia deuna accin humana real, pues no

hay accin sin fines, y entoncespasa a ser tecnologa. Porque si ladiferencia entre tecnologa y eco-noma reside en la diferenciaentre unicidad y multiplicidad delos fines (dando lugar a la libertaden el segundo caso), el hecho deque los fines sean dados y abs-tractos transforma su multiplici-dad en un fin nico: el mapa depreferencias 10. Fue precisamenteRobbins quien sostuvo que laeconoma se diferencia de la tc-

nica en que la primera consideravarios fines y la segunda unosolo 11. Pero l mismo reduce losvarios fines de la economa al solofin de la utilidad, de donde la eco-noma se vuelve tcnica. Eso es loque estaba buscando Robbins,pues, como deca antes, le permi-te ofrecer una solucin exacta. Laclave para encajar la accinhumana en un marco exacto esconsiderar como dados los fines opreferencias y los medios, y ten-der puentes ptimos entre ellos.El carcter exgeno y la estabili-dad de las preferencias es el cami-no para construir un sujeto cient-fico determinado. Carl Menger

titul El punto de partida y el finde toda economa humana estnestrictamente determinados al Apndice VI de sus Investigacionessobre el mtodo. Afirma: La econo-ma es realmente nada ms que elcamino que transitamos desde elpunto de partida de la actividadhumana indicado previamentehacia el fin tambin indicado pre-viamente12; ste es, propiamente,un camino tcnico. Esto posibilitala formulacin de leyes exactas,


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cuya naturaleza formal no esdiferente a la de las leyes de otrasciencias exactas y de las cienciasnaturales exactas particularmen-te13. A la economa, sostieneRobbins, no le interesa en modoalguno ningn fin como tal. Seocupa de los fines en la medidaen que afectan a la disposicin demedios, los toma como proyecta-

dos en una escala de valoracionesrelativas e investiga qu conse-cuencias se producen respecto deciertos aspectos de la conducta 14.

La racionalidad envuelta eneste tipo de accin es la instru-mental 15. Este tipo de racionali-

dad no excluye necesariamentecomportamientos irracionales -pasiones, emociones, tradiciones,hbitos, etc.-, que quedan conte-nidos en las preferencias y esti-macin de los medios, pero pues-tos entre parntesis y paralizados.Como dice Davis, [L]a teora[econmica] de la eleccin trataacerca de ser instrumentalmenteracional. La racionalidad instru-mental se define como la eleccinde las acciones que satisfacen

mejor los fines u objetivos de unindividuo sea como fueraque stosresulten caracterizados. La racio-nalidad instrumental es unaracionalidad de los medios efi-cientes, y es per secompletamenteagnstica acerca de la naturalezade los fines que sirve16.

Los fines considerados porRobbins poseen caractersticas

que hacen que no sea necesarioconocer su contenido concreto.Son sustituibles segn una rela-cin que se manifiesta en unaescala de valoracin dada y el finde los fines es la maximizacin dela utilidad 17. De modo que lonico relevante es la maximiza-cin de la cantidad de unidadesde fines alcanzada mediante lamejor combinacin o uso de losmedios. Su convertibilidad dis-pensa a la economa de conocersu contenido concreto. A estatesis se oponen los que sostienen

la inconmensurabilidad de losfines, segn veremos.

La crtica ms aguda que hevisto a este esquema de Robbinses la de Talcott Parsons. El famo-


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so socilogo norteamericano lodenomina posicin radicalmentepositivista18. Segn Parsons, losfines de Robbins no son fines rea-les; la economa de Robbins no eseconoma.

La economa perfecta con finesdados slo es posible en la pel-cula Matrix. Por qu? Porque paraconseguir la determinacin de los

fines no slo sera necesario con-gelar el tiempo -paralizar la din-mica de los fines-, sino que tam-bin sera necesario conocertodas las circunstancias comple-jas que inciden en lo econmico.Esto slo es posible si todas lasposibilidades estn determina-das. Y esto sucedera slo enMatrix. Pero en Matrixno hay hom-bres, que estn hibernados ycuyas mentes slo se usan comocircuitos inertes que no sonlibres, sino computadoras. Esdecir, se trata de una ficcin.

Robbins, sin embargo, an sos-tiene la presencia de elementossubjetivos que restan exactitud.Un nuevo paso importante en elcamino de la tecnificacin y elimi-

nacin de lo realmente econmi-co de la economa fue el dado porSamuelson, con su teora de laspreferencias reveladas. Comoexpresa Davis, la corriente princi-pal de la economa surgi de laeconoma neoclsica a travs dela progresiva advertencia de quela introspeccin subjetiva eracompletamente incompatible conla visin cientfica del mundo19.Segn expresa el mismo Samuel-son 20, el fin de su propuesta dedetectar las preferencias median-te su revelacin en eleccionesvisibles fue superar este problemade la presencia de lo subjetivo.Sigue Davis: Sin embargo, con la

eliminacin de la subjetividad,tambin se elimin la misma basesobre la que los individuos habansido entendidos como seres inde-pendientes () La eleccin, norequerida ms como intermedia-rio entre el gusto y la accin, setransforma en una lgica paratodo propsito que puede aplicar-se a cualquier tipo de agente,individual, multi-individual,humano o como fuera 21. Dehecho, para varios autores, la


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mejor metfora para representaral agente econmico hoy da es elordenador 22.

En verdad ha de reconocerseque existen varios aspectos osituaciones en los que el compor-tamiento econmico es automti-co y se parece a la lgica compu-tacional; aspectos o situacionesque la economa puede explicar e

incluso predecir. Sin embargo,stas estn confinadas a pocoscampos y momentos. Como dicePeter J. Boettke, [l]a situacin delos actores econmicos tuvo quesimplificarse drsticamente paraarrojar las formulaciones precisas

que buscaba Samuelson. El pro-grama de investigacin deSamuelson elimin el componen-te consciente de las eleccioneseconmicas a las que se enfren-tan los individuos en un mundode incertidumbre. La eleccin fuereducida a un simple ejerciciodeterminado en el marco de unosfines y medios, algo que podramanejar un autmata. La tarea dedescubrir no slo los mediosapropiados sino tambin los fines

a perseguir fue dejada fuera de laecuacin23. Un anlisis de laaccin humana que suponga pre-ferencias dadas puede formalizar-se completamente. Los motivoshumanos pueden suponersehomogneos y reducibles a unconjunto jerrquico de preferen-cias. Sin embargo, este marcoepistemolgico deja fuera de la

economa, sin negar que existanrealmente, aspectos esenciales delos seres humanos, como la liber-tad, el tiempo histrico, la incerti-dumbre (en tanto que distinta delriesgo) y la heterogeneidad.

La accin humana queda trun-

cada, se considera slo la mitadrelacionada con los medios: estaeconoma no es accin humanasino media accin humana. Elproblema es que media accinhumana es como medio hombre:no es nada. Tradicionalmente seha pensado que la economa seocupa del campo racional de losmedios y la sociologa del campoirracional de los fines 24. Pero lascaractersticas de unos y otroshacen que sean mutuamente


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dependientes con una relacincompleja y circular25. Por todo loanterior, la economa no se puededesentender de los fines. Estaproclama se enfrenta con unmolde habitual de los economis-tas. Como dice James Buchanan,se debe reconocer que los hom-bres pueden elegir cursos deaccin que aparecen en el mismo

proceso de eleccin26

. Los finesson dinmicos y tambin se eli-gen: no son dados. Algo parecidoseal hace bastantes aos Frank Knight. Para l, la limitacin de laracionalidad econmica comodescripcin de una conducta deli-berada es doble: primero, el fin noest dado, sino que es redefinidoen el curso de la misma accin;segundo, un fin dado no es un finen el sentido de la finalidad 27. Detodos modos, para Knight losfines son cuestin de la tica y laesttica y deben integrarse en la

ciencia social. Volver sobre estetema en el prximo apartado deesta Seccin.

Rescher es enftico en estesentido: una racionalidad econ-

mica construida estrechamente,basada en deseos no evaluados ymeras preferencias, tiene deracionalidad slo el nombre; tam-bin puede ser irracional. Laracionalidad es una cuestin dealineamiento apropiado a lo largode todo el proceso -no slo de laselecciones con las preferenciassino tambin de stas con las eva-

luaciones y de estas ltimas conlos valores-. La verdadera raciona-lidad requiere la bsqueda defines apropiados basados en inte-reses humanos vlidos, ms quede voluntades o preferencias noevaluadas28.

Tal como la concibi Aristte-les, la economa se ocupaba demedios y fines: era el uso de lonecesario para la vida buena.Tambin Weber la concibi preo-cupada por los fines. La distincinque hace con la tcnica radica jus-

tamente en este preciso punto: laaccin econmica, sostiene, estprimariamente ordenada al pro-blema de la eleccin del fin al quese aplicar algo; la tecnologa, al


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problema de, dado el fin, elegirlos medios apropiados 29.

Pero quizs el caso ms intere-sante, por lo reciente, sea el de Amartya Sen. Sus propuestasimplican obligadamente la con-centracin en los fines. En efecto,al plantearse el problema de laigualdad, Sen la postula al nivelde capacidades de satisfaccin de

necesidades 30. Dentro del herra-mental conceptual de su enfoquede capacidades se ponen enjuego varias nociones de defini-cin a veces no muy precisas:funcionamientos, capacidades,libertad, well-being. Los funcio-

namientos son realizaciones yacciones que hacen valiosa unavida. Las capacidades son lo quela gente puede de hecho hacer yser. Las primeras son hechoslogrados; las segundas son opor-tunidades. Las capacidades seconcretan en funcionamientos. Elconcepto de libertad, vinculado alde agency(agencia) es clave paraSen, pues l valora especialmentela posibilidad de elegir las capaci-dades que se van a concretar en

funcionamientos. Well-beingsonlas capacidades y/o funciona-mientos en que consiste el bienes-tar, que no es slo material: vams all de la provisin de lasnecesidades o bienes bsicos. Elcrecimiento econmico es slouna parte del desarrollo, que es elobjetivo que se debe proponer lapoltica econmica y social. De

este modo, Sen reinserta los finesen la economa y reinserta tam-bin a la economa dentro de lapoltica.

Ahora bien, si se trata de ocu-parnos de fines reales, para queestos no sean meros objetivos

puestos por los individuos debe-mos acudir a lo que nos muestrala naturaleza. Hemos postuladouna naturaleza ordenada. Elorden implica un fin, pues consis-te en la disposicin de las partesconforme a ste. La naturaleza,dice Aristteles, es en todas lascosas causa del orden 31. Por esoinicialmente, Martha Nussbaum,buena aristotlica, critica a Sen sureticencia a formular una lista decapacidades a lograr y dice que


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mientras no la defina su enfoqueest abierto a cualquier abuso 32.La naturaleza seala unos finesque se deben procurar, quedandosu concreta determinacin al arbi-trio de los agentes. En efecto, enuna primera etapa la obra deNussbaum es claramente univer-salista. Exige la definicin de unalista de capacidades compuestapor bienes sustanciales, con valorintrnseco 33. Nussbaum proponeuna lista abierta de 10 capacida-des que considera requerimientoscentrales de una vida digna. Suversin del ao 2003 inclua: lavida, la salud, la integridad corpo-ral, la capacidad de usar los senti-

dos, la imaginacin y el pensa-miento, capacidades afectivas,morales, de pertenecer y convivir,de atencin a la naturaleza, dejuego, de participacin poltica ypropiedad privada y relacionadas.Para ella, las diez capacidadescentrales no tienen un orden:cada una es central e innegocia-ble, hasta el cumplimiento de uncierto umbral viable 34. La lista esabierta, pues puede exigir unaespecificacin. La idea de Nuss-

baum es que el fin de la economano es el crecimiento econmico ingeneresino poner los medios paraproveer estas capacidades paracada uno y todos 35. Esta posturaparece muy cercana a una lista depreceptos o principios y bienesnaturales. Como deca antes, laeconoma queda de algn modosubsumida en una disciplina pol-

tica ms amplia.Una concepcin como esta de

la economa, se aleja mucho delactual paradigma post-milliano.La emancipacin de la economarespecto a los fines iniciada porMill se consolid en el siglo XX

con autores como Robbins. Pero,si miramos hacia atrs, compro-bamos que han pasado 2.200aos de economa estrechamentevinculada a los fines y slo unos130 aos separada de stos. Hoyda surgen estas y otras voces deeconomistas que vuelven a hablarde fines. La fuerza del paradigmaactual no puede frenarnos en estesentido. Quin sabe si la econo-ma divorciada de los fines no setratar slo de un desafortunado


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episodio de su historia? Slo sepodr saber con el paso de losaos. Personalmente, luego delos razonamientos previos, nopuedo dejar de adherirme a unavisin de la economa fuertemen-te focalizada en los fines, sin des-cuidar la atencin a los medios.Es entonces cuando surge conclaridad la necesidad de conside-rar una doble forma o estructurade la racionalidad, la propia delos medios y la propia de losfines.

2. Las estructuras diversas de lasracionalidades de medios y fines

2.1. Los diversos tipos de racio-nalidades

Clsicamente se han distingui-do la racionalidad terica de laprctica, y dentro de la segunda,la propiamente prctica o defines, de la tcnica, de medios oinstrumental. Adems, Toms de Aquino considera tambin laracionalidad lgica (en el Proemiodel Comentario a la tica Nicoma-quea). En efecto, en primer lugar,la razn puede intentar conocer el

orden de la naturaleza inmvil ocuyo movimiento no depende delcognoscente. sta es la racionali-dad terica. Es terica porqueslo puede contemplarse ( theo-rein); el hombre no la cambia. Ensegundo lugar, el hombre puedeconocer e imprimir el orden ade-cuado en su misma operacin, esdecir, la racionalidad lgica. Entercer lugar, la razn tambinconoce e imprime un orden en laspropias acciones humanas. Esteltimo orden, llamado prctico,da origen a dos tipos de racionali-dades, la racionalidad tcnica, elorden que imprime a su accinpara conseguir un resultado exte-

rior (un producto o un servicio), yla propiamente prctica, el ordenimpreso tambin a su accin,pero para alcanzar un fin inma-nente del propio agente: la felici-dad, el conocimiento, una destre-za, etc. Adems de que el produc-to exterior sea adecuado o defec-tuoso, el agente puede perfeccio-narse o no realizando esa accin. A lo primero apunta la racionali-dad tcnica y a lo segundo, laprctica.


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Hay actos humanos que res-ponden slo a la racionalidadprctica -pensar, ver, vivir, querer,considerados en s mismos-. Peroel hecho de que el acto prcticotenga un resultado inmanente -laperfeccin del mismo sujeto- nosignifica que el objeto visto, que-rido, contemplado sea unomismo, sino que es externo.

El resto de los actos son transi-tivos -tienen un resultado exte-rior- y responden a una racionali-dad tcnica (el orden adecuadopara conseguir ese resultadoexterno), pero tambin obedecena una racionalidad prctica (tie-

nen un orden que garantiza elalcance del fin inmanente) 36. Qui-zs sea ms adecuado decir que elmismo acto tiene dos dimensio-nes. Max Weber, despus de dis-tinguir acciones de tipo racionalcon arreglo a fines, racional conarreglo a valores, afectiva y tradi-cional, aade: muy raras veces laaccin (...) est exclusivamenteorientada por uno u otro de estostipos37. Un ejemplo puede mejo-rar la comprensin. Cuando traba-

jo lo hago para producir un bien:hay reglas tcnicas definidas quegarantizan la perfeccin del resul-tado. Pero tambin lo hago comomodo de realizacin personal ointrnseca, e incluso trascendente,por los dems. Por eso, pongomedios para que esto sea as: elempeo, la honestidad, etc., peroestos medios ya son el fin y

estn presentes en todos losmedios fsicos del trabajo.Desde el principio hasta el finaldel acto humano est presente elquerer del fin por parte de lavoluntad impregnando todo elproceso. Este es el aspecto odimensin prctica del acto 38. Ensntesis, la dimensin tcnicaconsiste en la correcta asignacinde medios a fines y la prctica enel discernimiento racional de esosfines y la impregnacin racionalde todo el acto por parte de ellos.

Escribe Santo Toms de Aqui-no: la razn procede de un modoen el mbito de lo tcnico y deotro en el mbito de lo moral 39. Aunque racionalidad tcnica yprctica son dimensiones o usos


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de la misma razn y accin, susestructuras difieren. Es impor-tante que nos detengamos cuida-dosamente en este punto ya queel olvido o la inadvertencia de ladiferencia entre la estructura de ladimensin tcnica y la prcticaest en la raz de muchas confu-siones de las ciencias socialescontemporneas. En los tiempos

modernos se ha producido unaespecie de invasin y absorcinde la dimensin prctica por partede la tcnica. La dominacin de lalgica tcnica anula la moralidado crea otro modo de moralidad:todo lo tcnicamente posiblepasa a ser moralmente exigible.La univocidad estructural condu-ce a la resolucin de toda accinen un ajustarse de medios a finesque, obviamente, se procura quese realice ptimamente. Este es elesquema estructural de la accineconmica que entonces, lgica-

mente, tanto por su simplicidadexplicativa como por sus prome-sas predictivas y normativas, tien-de a aplicarse a toda realidadhumana. Dnde est el error? No

es fcil de detectar. Las analizare-mos una a una.

2.2. Las estructuras de las racio-nalidades instrumental e instru-mental maximizadora

El esquema o estructura mssencillo es el de la racionalidadtcnica: dado el fin o los fines,esta racionalidad trata de deter-minar cules son los mediosapropiados para alcanzarlo/s. Ladimensin tcnica considera, pla-nea y obtiene un resultado. Parala racionalidad tcnica los mediosy fines vienen dados, no son elegi-dos y la pregunta es cules son

los medios para alcanzar los fines:se la ha llamado, con razn, racio-nalidad instrumental. Esta ltimadenominacin est cargada hoyen da de connotaciones negati-vas que no tiene en s misma: slosu exacerbacin es negativa. Laracionalidad tcnica mira los

medios en cuanto medios. Poreso, en este mbito, el fin justificalos medios (por eso la poltica,devenida tcnica, adopta esteprincipio). Se parece a la terica


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en que contempla un modelopara construirlo y luego lo juzgaconstruido.

La racionalidad tcnica puedeno contentarse con averiguar cu-les son los medios sino tambintratar de sacarles el mayor prove-cho posible. El mayor aprovecha-miento de los medios disponiblesconducira a la consecucin de la

mayor satisfaccin de fines posi-ble. Es la operacin que en eco-noma se denomina maximizacinu optimizacin y que aqu llamarracionalidad tcnica maximiza-dora, para que quede clara sundole tcnica. Lo que se hace en

economa es maximizar la utilidadde un conjunto de fines o prefe-rencias ordenados ordinalmente.Se asume -tema discutible y dis-cutido- que estos fines son con-mensurables de alguna manera,de modo que se maximiza una uti-lidad que no se sabe cmo secompone -ni interesa saberlo-. Adopta la forma de una funcinmatemtica, y= f(x), g(z), etc., enla que hay una cierta combinacinde las variables independientes x

y z (medios) que hace que el valorde la variable dependiente (la uti-lidad de las preferencias o con-junto de fines) tome el valor mxi-mo posible, dados los parmetrosde la funcin (valoraciones de laincidencia de los diversos mediosen la utilidad total). Se le llamatambin optimizacin porquepara algunas acciones econmi-

cas lo mejor no es maximizar sinominimizar (los costos, por ejem-plo), y este trmino abarca ambasposibilidades 40. Este uso de lapalabra optimizacin no es ade-cuado.

Patricia Saporiti me hizo un

comentario crtico muy agudoacerca de esta ltima palabra.Copio de su comunicacin escrita:Literalmente hablando, mximoes adjetivo superlativo de grande(lo ms grande) mientras queptimo es adjetivo superlativode bueno (lo sumamentebueno). Con ello tenemos que elagente maximiza cuando deliberasobre una base cuantitativa (com-para bienes) y optimiza cuandodelibera sobre una base cualitati-


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va (jerarquiza fines o les otorgavalor). As, en toda eleccin con-creta existe alguna forma de maxi-mizacin (sa es la situacin pro-piamente econmica), pero ellono siempre supone optimizar(porque optimizar es la situacineconmica teleolgicamenteorientada). La maximizacin slotiene sentido si est integrada en

una optimizacin. Amartya Sentambin usa estos trminos deotro modo. Ya lo veremos.

Los mismos economistas dis-cuten la posibilidad de esta ope-racin por variados motivos 41.Unos de fondo -la mensurabilidad

(no todos los fines parecen expre-sables cuantitativamente), la con-mensurabilidad (no se puedencomparar, sustituir o reducir unosfines a otros), la integracin conotras funciones de utilidad, laincertidumbre- y otros prcticos.

Sin embargo, aqu me pareceimportante hacer algunas aclara-ciones y rectificaciones. Primeroparece conveniente citar unospasajes de Aristteles al respecto:

(...) todas las cosas que seintercambian, deben ser compara-bles de algn modo. Esto viene ahacerlo la moneda (...) De no seras , no habr ni cambio ni asocia-cin. Y no ser as si los bienes noson, de alguna manera, iguales.Es preciso, por tanto, que todo semida (metresthai) por una sola cosa(...) Esta cosa es, en realidad, la

demanda [necesidad humana](chreia) que todo lo mantieneunido; pero la moneda ha venidoa ser, por as decirlo, la represen-tacin de la demanda ( chreia) envirtud de una convencin. As,pues, la moneda, como una medi-da, iguala (isazei) las cosas hacin-dolas conmensurables ( synmetra):no habra ... igualdad si no hubie-ra conmensurabilidad ( synmetras).Sin duda, en realidad es imposi-ble (adynaton) que cosas que difie-ran (diaferonta) tanto lleguen a serconmensurables, pero esto puede

lograrse de modo suficiente parala demanda ( chreia)42.

Tenemos entonces una serie debienes substancialmente diversos(pueden ser trabajos -ste es pre-


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cisamente el ejemplo de Aristte-les-) que se hacen comparablespor una propiedad de stos, quees su capacidad de satisfacer lanecesidad humana. El precio y lamoneda completan la compara-bilidad y posibilitan el intercam-bio. La utilidad es de los bienesque son medios, no de las prefe-rencias o fines. Son bienes tiles

porque satisfacen un fin. Pero lautilidad conmensurable es demedios y la maximizacin tam-bin. En un sentido similar, JohnFinnis seala que la utilidad quetienen en mente los utilitaristases la aptitud de una accin u omi-sin para producir un estado deexperiencia denominado placer,satisfaccin o felicidad43.

Por eso, podra haber un pro-blema de conmensurabilidad defines, pero ese problema no afec-ta directamente a la maximiza-cin, porque sta no es de finessino de una propiedad que, aun-que relativa a los fines, es de losmedios: la utilidad. Pero si puedeafectarlo indirectamente: si losfines son diversos e inconmensu-

rables, de qu nos sirve, a finesprcticos, la maximizacin de lautilidad de los medios? Porque,no suceder que al relacionarselos medios determinados confines determinados, la inconmen-surabilidad de estos ltimos setraslade a los primeros? Las casasverdaderas no se comen y, a lainversa, no puedo vivir en unacasa comestible; y ni casas ni ali-mentos sirven para vivir en unasociedad justa, tener amigos oparticipacin poltica. Si los finesson inconmensurables, existirtal propiedad homognea de losbienes, llamada utilidad, querepresenta la contribucin de

stos a la satisfaccin de losfines? Ms bien, lo que pareceexistir es la utilidad de este bienconcreto para este fin concreto. Oel valor monetario de este medioque se aade al total de los valo-res monetarios consumidos. Todolo que puedo decir es que hay unadeterminada combinacin demedios que arroja la mayor rentamonetaria posible. Si los valoresmonetarios revelaran, como pre-tende Samuelson, la utilidad,


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habra alguna posibilidad de quetodo esto sirviera de algo. Perocomo ha demostrado Sen hace yamucho, la construccin deSamuelson no independiza de losproblemas de la utilidad. Por otraparte, las elecciones no revelannecesariamente las preferencias 44.Por eso, y volver a ello, el esque-ma de maximizacin de la utilidad

es completamente terico: es sloun esquema que trata, defectuo-samente por cierto, de mostrarqu est pasando.

Tambin volver sobre el pro-blema de la conmensurabilidad ala hora de tratar de los fines. Peroahora volvamos sobre los mediosasumiendo un esquema tcnicosimple, que deje fuera posiblesobjeciones: con un fin unvoco ybien claro 45. La razn, dice SantoToms, en las cosas artificiales seordena a un fin particular 46. Enste s se puede aplicar la maximi-

zacin: por ejemplo, cul es lamejor combinacin de hormigny hierro para construir msmetros cuadrados de losa. Digose puede, porque no es necesa-

rio maximizar siempre. Puedehaber error, o una deliberadaintencin de no maximizar 47. Estoda pie a otra digresin que seimpone hacer en algn momento.

El economista podra decir queen estos casos tambin hay maxi-mizacin. Considerara que labsqueda de la informacin queevitara el error es un coste que se

tiene en cuenta y se maximiza conesa restriccin; y dira que la igno-rancia, la pereza o el vicio que lle-van a no maximizar son fines quetambin se estn maximizando.Pero esto lleva a una definicintautolgica en la que toda accinhumana tcnica es maximizada, loque a todas luces no correspondea la realidad. O equivale a decirque todos hacen lo que hacen poralgn motivo, lo que es un truis-mo48. En este sentido es claro Har-vey Leibenstein cuando afirma:

La interpretacin del postula-do de maximizacin significa unagran fuente de dificultad. Algunoslo interpretan como un postuladoconductual o factual; otros lointerpretan tautolgicamente. En


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mi opinin, la primera es la inter-pretacin correcta. Sin embargo,sabemos de casos en los que ellono se verifica, circunstancias enlas que la gente no maximiza. Elenfoque tautolgico implica quetoda la conducta representa maxi-mizacin, cualquiera que sea lanaturaleza de la conducta. Diceque la gente siempre maximiza,

pero que puede tener objetivoscomplejos y ocultos. Esto va encontra de la sensata nocin deque la definicin de la maximiza-cin como trmino debe admitirla no maximizacin como unaposibilidad. Adems, ello va encontra del importante principiocientfico de que las aseveracio-nes pueden criticarse sobre labase de datos factuales o experi-mentales. El enfoque tautolgicoinmuniza al postulado, as como amuchas implicaciones de la teorade la que es parte, de toda crtica

posible49

.Dnde est la falacia de este

frecuente razonamiento de utilita-ristas y economistas? En un usounvoco de trminos anlogos.

Dicen que toda conducta humanaes interesada pues, aunque seainters por el otro, tambin es miinters. O dicen que toda conduc-ta es racional, y que esa racionali-dad es siempre maximizadora,porque decir que no lo es supon-dra hacer un juicio de valor, inv-lido en la ciencia (por ejemplo,Mises)50. El problema es la falta de

respeto a la analoga de trminoscomo racionalidad o inters.Se los reduce unvocamente a unsignificado amplio, equivalente avoluntariedad, que no es el mshabitual. En efecto, se puededecir que todo acto voluntario esracional y busca un fin o un inte-rs, por ms irracional o desinte-resado que sea. Pero si determi-namos este uso de las palabras,deberamos buscar otro paradenotar la racionalidad por oposi-cin a la irracionalidad, o el inte-rs por oposicin al desinters. El

problema es que es ste, precisa-mente, el uso ms habitual deestos trminos.

Dejando esta dificultad delado, la estructura de la dimen-


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sin tcnica es deliberar y elegirlos medios para alcanzar los fines.Hay varias soluciones tcnicasposibles, pero una sola ptima enrelacin a criterios de discerni-miento de la optimizacin prefija-dos.

2.3. La racionalidad prctica

Ya Aristteles distingue conagudeza ambos tipos de racionali-dades -prctica y tcnica- alcomienzo del libro VI de la ticaNicomaquea: La disposicin racio-nal apropiada para la accin [ hexislogou praktik ] es cosa distinta de ladisposicin racional para la pro-duccin [poitiks]51.

La racionalidad prctica, decaantes, es la ordenacin de laaccin al fin inmanente que sepropone el agente. La dimensinprctica se preocupa por conocery justificar el fin, un valor en s que envuelve toda la accin 52.Tiene relacin tambin con losmedios, pero en cuanto impreg-nados por el fin, que es el motivoque lleva a la accin. En realidad,cuando pasamos al campo prcti-

co, stos no son propiamentemedios, sino partes del fin. Laracionalidad prctica no se ocupade los medios como medios, sinoen s, como fines particulares quedeben estar en armona con losotros, en un horizonte de totali-dad53. Ese todo es una ciertaconcepcin de la propia vida, lavida buena o feliz que opera de

modo latente o explcito como finltimo al que apunta la actividadprctica como un todo 54. En lascosas morales, seala SantoToms, la razon se ordena al fincomn de toda la vida humana 55.Martin Rhonheimer provee bue-nos ejemplos como que quiendescansa para terminar una tarea,en realidad ya est terminando sutarea y concluye: De esta mane-ra la praxis humana se organizapara formar un todo dotado desentido, una estructura organiza-da intencionalmente, una vida 56.

Refirindose a la dimensin prc-tica del trabajo, Hannah Arendtdice en La condicin humana: Estelogro especficamente humano sesita fuera de la categora de


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medios y fines; (...) los mediospara lograr el fin seran ya el fin57.

Por eso el esquema o estructu-ra de la dimensin prctica es dis-tinto del tcnico. La pregunta noes cules son los medios paraalcanzar estos fines?, sino culesson las partes del fin? Rhonhei-mer llega a afirmar que uno de losejemplos de Aristteles, el de la

salud, es peligroso, porque enmuchos casos posee ms bien laestructura del actuar artificial, esdecir, de relaciones medios-fin detipo tcnico58. Sin embargo, Aris-tteles habla en la Retricade laspartes de la felicidad 59.

La dimensin prctica no maxi-miza, sino que armoniza, coordi-na, alinea 60. No acude a algorit-mos. Como dice David Schmidtz,no existe un algoritmo para laeleccin racional de los fines. Porotro lado, como tambin sealaeste autor, la cuestin de los fineses dinmica: no estn dados en larealidad 61. Pero que no exista unalgoritmo no significa que no seaposible un razonamiento acercade los fines. El razonamiento cal-

culador es slo un uso de larazn, por cierto el menos tpica-mente humano, cuya importanciaha sido sobrevalorada en la EdadModerna, por la cada en desgra-cia del uso eidtico o aprehensi-vo.

En el libro III de latica Nicoma-quea, Aristteles dice que delibe-ramos acerca de los medios, no

acerca de los fines 62. A qu finesse est refiriendo en ese lugar?Sobre qu fines no deliberamos,sino que los tomamos comodados? Sobre los ltimos fines, lasalud corporal y la felicidad delhombre 63. En qu radica la felici-

dad del hombre? Primeramente, Aristteles seala la virtud. Msadelante, sostiene: la contempla-cin y la meditacin que tienen sufin en s mismas y se ejercitan pors mismas64. Para Aristteles stees el acto ms perfecto, en el queradica la felicidad65. Razonamostericamente (conocemos) acercadel ltimo fin, que es el principio(arche) del razonamiento prctico,el que nos conduce a todas lasimplicaciones de aqul 66. Como


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seala Vigo, el fin ltimo de lavida prctica debe ser representa-do como un fin deseado slo pors mismo y no como medio paraotra cosa, mientras que todo lodems ha de ser deseado tambinpor causa de o con vistas a esefin67.

Este ltimo fin se constituye enel criterio de alineacin del resto

de los fines. Este conjunto confor-ma la constelacin de los finesprcticos. Ahora bien, si esto esas, dara la impresin de que losfines prcticos son instrumenta-les respecto al fin ltimo y que,por tanto, es posible la aplicacinde un criterio maximizador. A loque respondera Terence H. Irwinque esos fines son intrnsecos a lavez que instrumentales: podemosbuscarlos tanto por s mismoscomo en tanto partes de la felici-dad 68. El logro de la felicidad res-ponde a una lgica particular. No

podemos buscarla de modo direc-to. Se consigue alcanzando laspartes que la integran 69.

Adems del argumento deIrwin se puede decir que aunque

los fines prcticos que son partedel fin se dirijan a un ltimo fin,son irreducibles a ste, pues sonfines heterogneos, inconmensu-rables, y por tanto no intercam-biables o sustituibles; deben estarpresentes todos como partes delltimo. Esto no quiere decir queen algn momento coma menosporque estoy muy ocupado con

un trabajo o porque quiero estaren mejor forma para hacer depor-te. O que no renuncie a un ratocon un amigo porque tengosueo. Pero hay un umbral que,fuera de circunstancias pasajeras,hay que cubrir70. Queda pendientevolver sobre el tpico de la incon-mensurabilidad. Pero ahora volve-mos a los fines y su constitucin.

Cmo accedemos a esas par-tes del fin y a su orden adecuado?Si nos trasladamos al libro VI dela tica Nicomaquea, observamosque no slo conocemos esosfines71. No slo deliberamos acer-ca de los medios como mediossino tambin como partes del fin,y las ordenamos racionalmenteen orden al ltimo fin 72: en la tica


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Nicomaquea Aristteles encara unverdadero razonamiento acercade los fines, que conduce a unordenamiento en funcin del finque no se busca por otro sino pors mismo.

Aristteles habla de los medioscomo de ta pros to telosy SantoToms de Aquino de ea quae sunt ad finem, aquellas cosas que son para

el fin, que son acciones concretas,intencionales y libres 73. SegnDavid Wiggins, esta formulacinpermitira a Aristteles usar lamisma expresin tanto para ladeliberacin sobre los mediostcnicos como sobre la ordena-cin adecuada de las partes oconstitutivos de los fines 74. Dice Wiggins:

En este ltimo caso, un hom-bre delibera acerca de qu tipo devida quiere llevar, o delibera enun contexto determinado acercade cules de los posibles cursosde accin se ajusta ms a su idealde vida, o delibera acerca de quconstituye la felicidad aqu yahora, o (menos solemnemente)delibera acerca de en qu consis-

tira el logro de un objetivo anno especfico que se ha propuestoen esta determinada situacin 75.

O como explica Ana MartaGonzlez:

Es la misma naturaleza pecu-liar de la accin la que explicaque, a diferencia de lo que sucedecon la obra tcnica, no haya

medios determinados para llegara su propio fin; el fin propio de laaccin va implcito en cada elec-cin. Por su parte, la eleccin,lejos de ser un simple medio paraun fin extrnseco a ella, es unaparte integrante del mismo fin,

por el que la voluntad se compro-mete ya con ciertos bienes 76.

Ahora bien, como ya dijimoscon Schmidtz, la relacin medios-fines es dinmica y entonces lasdos estructuras se entremezclanen los actos concretos (lo que

puede ser motivo de confusin yde reduccin a la que parece mssencilla de entender, la tcnica).Tambin lo explica muy bien Wig-gins:


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En el caso no tcnico tendrhabitualmente una descripcinextremadamente vaga de algo quequiero -una buena vida, una pro-fesin que me satisfaga, un fin desemana interesante, una tardeentretenida- y el problema noser ver [como es en el caso tcni-co] qu ser causalmente eficazpara conseguirlos, sino qu califica

realmente como una especifica-cin adecuada y realizable de loque satisfara ese querer. La deli-beracin es an una ztesis, unabsqueda, pero no es primaria-mente una bsqueda de medios.Es la bsqueda de la mejor espe-cificacin. Hasta que no hayaespecificacin no hay lugar paralos medios. Cuando se consigue,puede comenzar la deliberacinmedios-fines, pero las dificulta-des que surjan en sta, me lleva-rn muchas veces a volver a unaespecificacin del fin mejor o ms

factible, y todo el inters y dificul-tad del asunto ser la bsquedade adecuaciones adecuadas, nosus secuelas tcnicas en la rela-cin medios-fines77.

Se debe aclarar que esta bs-queda debe hacerse, segn laindicacin ya citada de la Fsicade Aristteles, siguiendo las indica-ciones que da la naturaleza. Deli-berar sobre los fines no es poner-los como si fueran objetivos, sinodescubrir los fines naturales 78.Slo despus pasan a ser objeti-vos o metas. El mismo objeto o

accin es analizado primero comoparte del fin y luego como medio:pero al analizarse como mediopuede cambiar como fin. Comodice Terence H. Irwin, si no modi-fico un deseo cuando la delibera-cin me muestra su coste exorbi-tante en relacin al de otrosdeseos, sera groseramente irra-cional, aunque la razn hubieracompletado su tarea instrumen-tal79.

Ya vimos que el esquema de laracionalidad tcnica admite lamaximizacin cuando el fin esnico y dado. Wiggins pone elejemplo del jugador de billar quetrata de lograr la mayor cantidadde puntos posibles en las jugadasdisponibles. Elegir los golpes


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que arrojen el resultado mayor dela adicin de los siguientes pro-ductos: primero, el de la utilidadde los golpes multiplicada por laprobabilidad (P) de que resultenefectivos; segundo, la desutili-dad del fallo por (1 - P)80. Hay,dice, situaciones deliberativassimilares a sta. Pero la mayorano lo son. Preguntarse qu pro-

mueve mi felicidad no es lomismo que maximizar la satisfac-cin de mis actuales deseos,seala Irwin81. No se trata, segui-mos con Wiggins, de maximizarsino de responder a demandasparticulares en situaciones con-cretas. Adems, las situacionesno estn cerradas. La pluralidadde fines y bienes conduce a recla-mos inconsistentes, que compi-ten entre s. El peso de esos recla-mos no est prefijado u ordenado,y, de estarlo, el orden puede rom-perse. Por eso, seala:

ninguna teora que quierarecapitular o reconstruir el razo-namiento prctico, igual que lalgica matemtica recapitula oreconstruye la experiencia concre-

ta de conducir o explorar un argu-mento deductivo, puede tratar alos intereses del agente en unasituacin como un sistema cerra-do, completo, consistente. Es dela esencia de esos intereses hacerreclamos competitivos, inconsis-tentes sta es una seal no denuestra irracionalidad sino de laracionalidad enfrentada con la

pluralidad de fines y de bieneshumanos 82.

Por eso, sigue Wiggins:

La racionalidad en un agentees la disposicin ejercida episdi-camente (y ocasionalmente, sinduda, no ejercida) de preferir (y de

persistir en la preferencia) unacto, una creencia o una actitud ala luz de los estndares de evalua-cin y fines e ideales normativos,cuya determinacin es la tarea deuna reflexin evidencial, axiolgi-ca, moral o de cualquier otrotipo83.

Y concluye:

El carcter inacabado o inde-terminado de nuestros ideales yde nuestra estructura de valores


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es constitutivo tanto de nuestralibertad humana como de nuestrafinitud, que enfrenta un rangoindefinido o infinito de contingen-cias, con poderes de prediccin eimaginacin de nuestra racionali-dad prctica tambin finitos 84.

Pongamos algunos nuevosejemplos que ayuden a distinguirlo tcnico y lo prctico en las

acciones humanas a la luz de lasprecisiones anteriores. Ejemplo 1.Cuando reprendo a mi hijo porquese port mal, el enfado mismo, lainflexin de la voz, los gestos, noson medios sino el fin mismo,parte de ste, aparte de que tam-bin son medios fsicos sin los

que no habra reprimenda. Ejem-plo 2. En cambio, cuando cocinouna tortilla, el fsforo, la cocina agas, la plancha, el fuego, etc. sonclaramente medios. Pero la inten-cin con que cocino la tortilla -saciar el hambre o dar un gusto aalguien- se inscribe en la dimen-sin prctica -el fin de dar esegusto- e impregna de practicidadlos actos de encender el fsforo,prender la cocina, colocar la plan-cha, el filete, etc.: son acciones

intencionales y concretas, distin-tas de los medios fsicos, aunquecoincidan en el soporte material.

Ejemplo 3. Cuando se trata deproducir algo -la dimensin tcni-ca- interesa combinar adecuada-mente los medios para alcanzar elresultado deseado y, dentro de losmrgenes admisibles, puedeincorporarse la perspectiva eco-nmica que contribuye a alcanzar

el mejor resultado con la menorinversin de medios posible. Encambio, cuando se trata de desem-pear ese mismo oficio con recti-tud y honestidad -la dimensinprctica-, no podemos hablar demaximizaciones o minimizacionesen los actos que componen el ofi-

cio, pues o se es o no se es recto yhonesto y todos los actos se orde-nan a ello si somos coherentes.Cuando los medios se tomancomo medios para alcanzar el finestablezco una secuencia tcnicaen la que cabe aplicar el criteriode maxi-minimizacin. Cuando

los medios se toman, en cambio,como partes del fin, slo medetengo en su alineacin.

Tambin Robert Spaemannpone ejemplos: las partes del cua-


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campos conmensurabilidad pare-ce equivaler a comparabilidad.Pero, en realidad, son distintas.Mientras que la conmensurabili-dad es cuantitativa, la compara-cin es cualitativa: comparamoscon un valor respecto al que se esmejor o peor. Siguiendo el argu-mento de Patricia Saporiti pode-mos afirmar que la conmensura-

bilidad posibilitara la maximiza-cin mientras que la comparabili-dad posibilitara la optimizacin.La conmensurabilidad, al ser decantidades, admite la maximiza-cin. En cambio, la comparacin,al ser de cualidades, no la admite.Como ya dijimos, ste no es eluso habitual de estos trminos,en el que la optimizacin incluyelas especies de maximizacin yminimizacin. Para Sen es posiblela optimizacin cuando hay com-pletitud en las preferencias, y lamaximizacin, cuando no son

completas (volver sobre esto).Ninguna de estas dos posibilida-des parece correcta.

Aqu nos interesa la nocingeneral de conmensurabilidad,

pues estamos tratando de ver silos fines pueden reducirse a unaunidad de medida, la utilidad,que debera tomar un valor en unafuncin matemtica. Y tambinentre valores, porque son los fineso preferencias a los que ms pro-piamente se aplica la utilidad delos medios. Pero, sin duda, si esosfines fueran incomparables oinconmensurables, tambin loseran desde el punto de vistamatemtico.

Para Aristteles, una cualidades accidentalmente cantidad 89, dedonde cabra que algo fuera ms omenos blanco, ms o menosbueno: las cualidades admiten unms o un menos, pero esto se daentre cualidades homogneas 90,no diversas. Esto tiene un lmite:llega un punto en que lo menosbueno pasa a ser malo, o lomenos blanco, gris: se corta laescala o grado de la cualidad.

Aristteles seala la incon-mensurabilidad de los fines cuan-do se refiere crticamente a la ideaplatnica de bien: las nociones dehonor, prudencia y placer parecen


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irreductibles 91. No se puede decirque comer sea mejor o ms con-ducente a la felicidad que vestir-se, conocer o tener amigos: sontodos ellos bienes humanos bsi-cos que han de obtenerse. Porsupuesto que primum vivere, deindephilosophare, pero aqu no corres-ponde aplicar dilemas para obte-ner rankings, sino que se trata dearmonizar, de equilibrar todos losfines que el hombre necesita. ParaFranz Brentano los fines son habi-tualmente an ms que incon-mensurables, incomparables. Encualquier caso, son imposibleslas determinaciones de medida 92.Isaiah Berlin argumenta esta

imposibilidad de comparacin defines en defensa de la libertad 93.Otros autores que han argumen-tado a favor de la inconmensura-bilidad de los fines han sidoTerence H. Irwin, John Finnis,Robert P. George, Joseph Raz,Henry S. Richardson y CharlesTaylor94. Este ltimo autor hablade contrastes cualitativos entremaneras de actuar o vivir ms ele-vadas o ms bajas. Sera un errorconstruirlos, aade, como unas

meras diferencias de grado en ellogro de algn bien comn, comohacen los utilitaristas: La integri-dad, la caridad, la liberacin, etc.se presentan como dignos de serbuscados de un modo especial,inconmensurable con otros obje-tivos que podramos tener, comolograr la salud, el confort o laaprobacin de los que nosrodean95.

Pero en este contexto interesams sealar que para AmartyaSen, quien, como ya anticip,reintroduce a los fines comoasunto de la economa, stos soninconmensurables, tanto para elmismo agente, como entre agen-tes. Los derechos de diferentespersonas y diferente tipo, seala,no se fusionan en un total homo-gneo, resultando una moralidadmonista basada en la maximiza-cin de esa magnitud 96. Puededecirse lo mismo de Martha Nuss-

baum, quien ha seguido a Sen conalgunas diferencias 97.

El terico de la eleccin racio-nal pasara por encima de estadificultad -que declarara inexis-


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tente- y aplicara su esquemamaximizador haciendo los reem-plazos conceptuales que corres-pondan: los diversos fines serancomo los bienes o medios quecontribuyen al ltimo fin o utili-dad. A lo que Wiggins responderaque ste es un esquema tericoirreal e inaplicable, que no ayudaa comprender la realidad del pro-ceso que hemos analizado antes,que es de armonizacin de finesirreductibles (lo que indirecta-mente produce la felicidad). Des-pus de la eleccin la maximiza-cin es un truismo, que ademsno expresa la realidad de lo quepas. La maximizacin es algo

superviniente: no se elige por-que se maximiza, sino que la elec-cin podra tratar de expresarse -con las limitaciones sealadas-como una especie de maximiza-cin. Pero decir en este contextoque se maximiz no aporta msque decir la obviedad de quesiempre hubo una razn parahacer lo que hicimos y en buenlenguaje esto no se expresa bajoel trmino maximizacin. Es poreso una descripcin que induce a

la confusin porque el proceso,insisto, no es el propio de unamaximizacin98. Se trata, en pala-bras de Wiggins, de una caricatu-ra de las decisiones y accioneshumanas 99.

Los utilitaristas, por supuesto,suelen estar a favor de la conmen-surabilidad. Si no, se les hace muydifcil el seguimiento de su lgica.

De hecho elegimos fines, dicen, yhay situaciones en las que notenemos ms remedio que priori-zarlos valorndolos. Pero, notendrn razn? De hecho elegi-mos fines. De hecho superamos elproblema de la inconmensurabili-dad. Esto es efectivamente as: enun momento puntual, el de estaeleccin concreta, elegimos. Perose trata de una eleccin que esposible mediante una compara-cin de orden prctico, que serealiza a la luz de nuestra concep-cin global de la felicidad, del

plan de vida que, aunque sea enborrador, hemos diseado paranosotros con base o no en lanaturaleza. Podremos trabajar envez de dormir hoy, pero no infini-


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tamente. Con la vista puesta en elhorizonte de nuestro plan de vidatenemos que combinar los finesarmnicamente. Esto es posibleprecisamente gracias a la quepodramos denominar compara-bilidad prctica, cuyos criteriosno son maximizadores sino armo-nizadores de una serie de fines ala luz de nuestra concepcin de la

felicidad.Tiene inters resear breve-

mente el caso de Mill, a quienhemos hecho referencia al princi-pio de este trabajo por su anula-cin de los fines en el mbito dela economa. Es conocido que en

Mill se dan las tensiones propiasde la reunin de elementos toma-dos de autores como Aristteles oBentham, que influyeron en suformacin. Lo ms interesante esque en el captulo cuarto de Utili-tarismoafirma que los ingredien-tes de la felicidad, deseados ydeseables por s mismos; ademsde ser medios, forman parte delfin100. La virtud, el sentido de ladignidad, el amor a la msica, eldeseo de salud o de dinero, por

ejemplo, son ingredientes o par-tes del fin que es la felicidad 101. Esalgo plural e indeterminado. Peroa su vez, estos fines se deseancomo medios para la promocindel placer102. Lo no hednico,entonces, vale por sus propieda-des o consecuencias hednicas.De este modo Mill lograra hacerconmensurable lo inconmensura-

ble. Llega a proponer incluso untestpara conmensurar valores queslo son comparables 103. Pero lmismo termina anulando la con-mensurabilidad cuando dice queningn ser humano cuerdo cam-biara sus valores superiores porotros inferiores, por ms placen-teros que fueran 104. Como diceMara Alejandra Carrasco: JohnStuart Mill distingue calidades(inconmensurables) de placeres, ypretende hacer un clculo. All esdonde falla su mtodo pues noencuentra un denominador

comn legtimo para homogenei-zar los placeres y poder sumarlosy restarlos105.

Muchos consecuencialistas ycasi todos los economistas here-


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daron de Mill la introduccin devalores no hednicos dentro delas preferencias o fines que for-man parte de la felicidad. Pero noadvirtieron la refutacin del testdemensurabilidad de Mill, presenteen el mismo Mill cuando seala laheterogeneidad de unos valores yotros y pretendieron la maximiza-cin de fines.

Sin embargo, uno se podraplantear que para completar laaccin es necesaria cierta integra-cin o fusin de racionalidades. Sino pasamos a la racionalidad ins-trumental tampoco se ejecuta laaccin. Cul es el modo adecua-do de realizar esta integracin?

2.5. Integracin de racionalida-des y prioridad de la razn prc-tica

Aristteles otorga prioridad ala dimensin prctica, pues el finno slo es el objetivo, sino elcomienzo, causa de la accintanto prctica como tcnica. Lacausa eficiente (los medios) noactan sin el influjo previo de lacausa final (los fines): no hay elec-

cin de medios sin fin querido.Cito la tica Nicomaqueaintercalan-do alguna aclaracin entre cor-chetes:

El principio de la accin -aquello de donde parte el movi-miento, no el fin que persigue- esla eleccin, y el de la eleccin eldeseo y la eleccin orientada a unfin [la eleccin es causa eficiente y

el fin causa final]. Por eso ni sinentendimiento y reflexin, ni sindisposicin moral hay eleccin[no hay acto humano al margende la moral]. La reflexin de por s no pone nada en movimiento,sino la eleccin orientada a un fin

y prctica [sin causa final no actala eficiente]; sta, en efecto,gobierna incluso al entendimien-to creador [ poietiks: tcnico], por-que todo el que hace [ poie : produ-ce] una cosa, la hace con vistas aalgo, y la cosa hecha no es finabsolutamente hablando (si bienes un fin relativo y de algo), sinola accin misma, porque es elhacer bien [ eupraxa] las cosas loque es fin, y eso es el objeto deldeseo106.


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teora de la accin que pretendatener algn influjo real. Como hayque actuar, el hombre agnsticoque no puede razonar sobre el fin,simplemente lo determina conalguna otra potencia y reduce larazn a un rol meditico 111. Vere-mos en el prximo apartado cmosucede esto en varios autoresmodernos que influyeron mucho

en la economa.

2.6. La reduccin moderna de laracionalidad a racionalidad tc-nica

Esta reduccin se ha operadocon frecuencia en la filosofa

moderna. Un hito bien conocidode la confusin de las dimensio-nes racionales de la accin huma-na y de su devaluacin mediantela colonizacin de la dimensinprctica por parte de la tcnica esel pensamiento de David Hume(1711-1770). Es clebre su afirma-cin de que la razn es esclava delas pasiones. La razn no puedeconcebir idea alguna, y la virtud yel vicio son objetos del senti-miento ( feeling) no de la razn. La

razn no puede producir nunca,dice Hume, accin alguna. Esdecir, su escepticismo respecto ala razn es acorde con su agnosti-cismo. Es la pasin la que muevea actuar. Por tanto: La razn es yslo debe ser la esclava de laspasiones, y no puede pretenderotro oficio que el de servirlas yobedecerlas 112. La pasin deter-

mina los fines y la actividad racio-nal consiste en acomodar mediosa esos fines dados, es decir, larazn es slo racionalidad instru-mental.

Hume no aparece de la nada.La tradicin inglesa registra ante-cedentes claros en este sentido.Mencionar a dos. Thomas Hob-bes (1588-1679) considera que lavoluntad sigue a las pasiones ystas a la imaginacin. La razntiene un cometido discursivocuasi-mecnico, hilar palabras

(que es lo nico universal quehay): En resumen, en todo asun-to en que haya lugar para la sumao la resta tambin lo hay para larazn; y donde no tienen lugar, la


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razn no tiene nada que hacer enabsoluto 113.

La razn no es innata, como lossentidos o la memoria, sino frutode la experiencia y el trabajo. Laciencia es slo conocimiento delas consecuencias 114. El conoci-miento de los hechos es propio delos sentidos y la memoria. Enresumen, no hay ms lugar para la

razn que su uso discursivo.Igual de claro es Francis Hut-

cheson, antecesor ms cercano aHume, a pesar de su oposicin al en algunos temas morales. ParaHutcheson, los fines de nuestrosactos nacen de una serie de incli-naciones. La razn slo intervieneluego. Es la sagacidad paraseguir un fin115. Dice:

Todo aquello que es deseable,en ltima instancia, o bien es pro-puesto por algn sentido inme-diato, o por algn instinto oimpulso natural, anterior a todorazonamiento. Es tarea de larazn hallar los medios para obte-ner lo que deseamos () Estafacultad (el intelecto) juzga acercade los medios o fines subordina-

dos: pero acerca de los fines lti-mos no hay razonamiento, puesninguna opinin o juicio puede

mover a la accin, all donde nohay un deseo anterior de algnfin116.

En Adam Smith, finalmente, larazn interviene tambin en lainduccin de las reglas morales,pero el contenido del bien o el

mal se conocen por un sentimien-to moral. Dice Smith:

La razn slo puede mostrarque este objeto es el medio paraobtener algo que es naturalmenteplacentero o desagradable, perosi la virtud, pues, es deseable porsi misma, y si, del mismo modo,el vicio es objeto de aversin, nopuede ser la razn la que original-mente distinga esas diferentescualidades, sino el sentido inme-diato y el sentimiento 117.

2.7. Corolario: consecuencias

para las ciencias sociales de lareduccin moderna

El pensamiento cientfico con-temporneo est impregnado delpensamiento de estos grandes


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filsofos. Ms concretamente, lasciencias sociales contemporneashan heredado como esquemabsico inconsciente su visinestructural de la racionalidadprctica y la accin humana, unesquema medios-fines instru-mental. Vuelvo a recordar queesta limitacin es absolutamentecoherente con el agnosticismo (la

posibilidad de una indagacin yordenamiento racional) -humea-no y kantiano- acerca de los fines.Llano lo muestra en el caso de lasociologa a travs de Max Weber, Alfred Schutz y Talcott Parsons118.Como dice muy bien el socilogofrancs Raymond Boudon:

De modo general, la ecuacinque asimila racionalidad conracionalidad instrumental es taninfluyente que la inmensa litera-tura sobre la racionalidad produ-cida por las ciencias sociales tratacasi exclusivamente de la raciona-

lidad instrumental. Dicho de otromodo, las ciencias sociales tien-den a admitir que la nocin deracionalidad se aplica esencial-mente a la adecuacin entre

medios y fines, acciones y objeti-vos o entre acciones y preferen-cias. A todo lo ms que se conten-tan es a reconocer que la raciona-lidad puede tomar tambin laforma de exigencia de coherenciao transitividad de los objetivos ode las preferencias. Pero se nie-gan a aplicar la categora de racio-nalidad a los contenidos de las

preferencias y objetivos119

.La finalidad queda reducida a

la intencin del agente. As lacausa final queda reducida acausa eficiente. Como lemos en Aristteles la eleccin es causaeficiente. Cuando el sujeto esdueo y seor de sus fines noadmite otra causa final que la quel mismo pone sin advertir questa es en realidad causa eficien-te. Se queda entonces sin fines, ysin ellos, sin verdadera accinlibre. La accin pasa a ser unairracionalidad internamente cohe-

rente: irracionalidad, porque nohay razn prctica que conozcalos fines, entonces acta orienta-da arbitrariamente por fines noracionales; coherente, porque


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aplica la racionalidad tcnica a laobtencin de esos fines irraciona-les. A toda la racionalidad no lequeda ms remedio que reducirsea la instrumentalidad. Los mediostoman el lugar de los fines. As secae en una especie de activismoexacerbado, pues es una accinsin fines.

De hecho, esto puede ser as

slo analticamente pues el factumde la accin nos habla de que hayfines. La gente razona -bastante-acerca de stos. Pero, despus delpaso de autores como los anterio-res, ya no lo hace como quien losdescubre, siguiendo a la naturale-

za, sino como quien los pone.ltimamente se suele caracterizara la visin aristotlica de la rela-cin entre razn prctica y finescomo reconocedora (recognitio-nal) y a la humeana y kantianacomo constructivista120. Los dostrminos son bien elocuentes.Estamos frente a un reconocer ,actividad inmanente, en el primercaso, y frente a un construir , transi-tiva o tcnica, en el segundo. Esun logossubjetivo que no mira al

telos -que ya no existe- sino alobjeto que pone, analiza, contro-la. Se rompe la antigua unidad 121.

Si todo el papel de la racionali-dad es instrumental, resulta lgi-co que cuando Max Weber propo-ne cuatro formas de racionalidad,una sola de las cuales es la instru-mental -racionalidad de acuerdo afines-, Ludwig von Mises reaccio-

ne afirmando que es un error, yque las otras tres formas de racio-nalidad -de acuerdo a valores,afectiva y tradicional- son reduci-bles a la instrumental 122. Comodice Milan Zafirovski,

una forma particular de racio-

nalidad, videlicetinstrumental, uti-litaria, egotista o hedonista esfundida con el comportamientoracional como un todo. El proce-dimiento de disolucin comete laque puede denominarse falaciade abstraccin o generalidadinapropiada, porque iguala ilegti-mamente la particularidad de uncomponente, la racionalidad ins-trumental, con la universalidaddel todo, el comportamientoracional 123.


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La tradicin moderna impactaen la economa que se limita aconsiderar el aspecto tcnico dela accin econmica o a reducirotros aspectos al tcnico. Larazn slo se aplica a los medios.Sobre los valores, lo nico que loshombres pueden hacer, al decirde Friedman, es pelar 124. La tareapendiente, para las ciencias socia-

les, tambin para la economa, es,como reza el ttulo del trabajocitado de Agazzi, reconducir laracionalidad tcnica a su horizon-te propio, el de la razn prctica.En este horizonte, la cuestinmedios-fines es secundaria.Como bien ve Hannah Arendt, elhomo oeconomicuses ms actuanteque productor y el intercambiopertenece ms al campo de laaccin que al instrumental 125. Estaes la orientacin, aunque con otroorigen, de Amartya Sen. Nopodra ser de otro modo, vistas

las descripciones de Wiggins eIrwin.

El tema tiene su gravedad. Sonmuy pocos los que intuyen quehay algo extrao detrs de la

matrix de la accin humana queimpregna la ciencia social actual:su reduccin a instrumentalidad.Y los que lo intuyen no llegan aver el camino. Cuando piensanque la solucin est en una ciertaintegracin interdisciplinar laconciben como mera agregacin,muchas veces subsumida en lalgica instrumental. Como dice

Llano:Si la elaboracin de una teora

general de la accinconstituye hoyuna tarea ineludible -especial-mente en el terreno de la tecno-ciencia, de la poltica, de la eco-noma y de las profesiones libera-les- la respuesta a este desafo nodebe basarse en la inacabable yproblemtica faena de acopiarmateriales de las diferentes cien-cias humanas y tratar de yuxtapo-nerlos pragmticamente (...) De loque se trata es de ordenar ese abi-garrado panorama de la accin

desde la perspectiva radical de loque es en s mismo bueno o malo-mejor o peor- para la personahumana, de acuerdo con su natu-raleza libre. Tal es, a mi juicio, el


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modo de avanzar ahora mismohacia una teora general de la accinque merezca tal nombre 126.

La verdadera interdisciplinarie-dad es la obtenida a la luz de unamirada filosfica integradora. Enefecto, como deca Sergei Bulga-kov a principios del siglo pasado,la ciencia social tiene una inne-gable necesidad de establecer

una unin fructfera con la filoso-fa, para que esta ltima le ayudea salir del estado de crecientedescomposicin en que seencuentra 127.

3. Economa y racionalidades

Si la economa tiene relacincon los fines y los medios, losactos econmicos en sentido pro-pio y amplio responden a ambostipos de racionalidades, terica yprctica, y tambin a ambos tiposde racionalidades prcticas. Encuanto a lo que ya pas, la econo-ma mira cmo fue que pas, y eneste sentido es una racionalidadterica (y, segn lo explicadoantes, tcnica). Tambin en vistaa lo que pas es prctica cuando

se pregunta qu fines se busca-ron, cmo debera haber sido, etc.En vistas al futuro, es siempreprctica en sus dos dimensiones,tcnica y prctica prctica: no slome fijo cmo hacer para que losrecursos satisfagan mis necesida-des (racionalidad tcnica), sinoque tambin elijo esas necesida-des y busco que el acto sea cohe-

rente con mis creencias, valores,fines en la vida, en ese acto con-creto, fines que, a su vez, influyenen el modo de realizar el acto(racionalidad prctica). Ms an,no habra acto si no tuviera esosfines.

El principio econmico -sacarel mayor provecho posible a losrecursos- es un tipo de racionali-dad tcnica en el que se optimizael uso de los medios para alcanzarun fin exterior. ste, dije ms arri-ba, define a lo econmico en susentido estricto. Sera la racionali-dad econmica estricta. As lo consi-der la ciencia econmica: es lateora econmica actual. Perosta se queda corta, pues la reali-dad econmica, aunque estricta-


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mente sea as, muchas veces noobedece a esta racionalidad eco-nmica. En efecto, hay, comoexpliqu en la primera seccin deeste trabajo, muchos actos econ-micos que son irracionales desdeel punto de vista de la racionali-dad econmica estricta, pues sehan realizado por costumbre,prestigio, razones emotivas, afec-

tivas, azar, capricho, etc.128

. Sonmotivos que remiten o son finespor los que esta racionalidad econ-mica ampliaes racionalidad prcti-ca (e incluye la tcnica).

Un grupo de economistaspodr sostener que todos estos

motivos pueden estar contenidosde alguna manera en las preferen-cias, de modo que el acto ha sidofinalmente econmico. Comproms caro -a pesar de que as midinero rinda menosporque megusta o porque me da prestigio oporque estoy acostumbrado acomprar esto y no quiero compli-carme la vida con otras opciones.Esos economistas dirn quetodos estos argumentos son pre-ferencias que se satisfacen por

esa decisin racional. Hasta pue-den parecer muy humanos por noguiarse por la racionalidad estric-tamente monetaria.

Pero precisamente este argu-mento muestra cunto pierde laeconoma al ser slo tcnica. Eleconomista que razona est insis-tiendo en ceir su labor al acomo-damiento medios-fines sin querer

juzgar sobre los ltimos. Sinembargo, el aporte ms interesan-te del economista sera mostrarque esos fines no son racionales -si no lo son en el marco de laracionalidad prctica- y prescribiruna conducta distinta 129. La racio-

nalidad econmica amplia, prcti-ca, bien puede asumir la raciona-lidad econmica estricta. En efec-to, muchas veces el mandatomoral es ser eficaces, y adoptar lamedida monetaria de esa eficacia.No es bueno que la gente decidairracionalmente (desde el puntode vista de la racionalidad econ-mica estricta), porque tiene uncapricho, no tiene visin, se dejengaar por el envoltorio, o loque fuera. Si esto no interesa a la


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economa y a los economistas, aquines les va a interesar? y paraqu sirve la economa? Otrasveces, la pura racionalidad econ-mica estricta deber ser rectifica-da para poder encajar en la cons-telacin de fines prcticos. Poreso, si la economa quiere deciralgo interesante debe ocuparsede los fines. Para la parte tcnica,

como ya adelantamos, basta conun buen ordenador, que muchasveces lo har mejor, ms rpido ycon menores costes. Los econo-mistas deberan pensar, precisa-mente, si no les conviene irhaciendo notar esta tarea prcti-ca, pues con el avance de losordenadores sern desplazadosde las tcnicas y se quedarn sintrabajo 130.

Una consecuencia de la con-cepcin de la economa limitadaal ajuste medios-fines es quetiende a ver al hombre siemprecomo auto-interesado o self-regar-ding. En efecto, por ms que el finsea altruista, pasa a formar partede las propias preferencias, demodo que aqu, o bien se produce

una cierta inconsistencia o esta-mos frente a una concepcinpobre de la orientacin hacia losotros. Todo, an el altruismo,pasa por el filtro del bienestarpropio: soy altruista porque esome causa una satisfaccin. Estosignifica poner el carro delante delos caballos. El orden real es quela necesidad del otro me mueve a

ayudarlo y esa ayuda me producefinalmente una satisfaccin (quees accidental) 131. Esto se entiendemuy bien cuando hemos visto elesquema utilitarista: la satisfac-cin (a travs de este uso impro-pio del trmino -recurdese loque se dijo acerca de la racionali-dad e int

Cuadernos Empresa Y Humanismo - 096 - Crespo Ricardo F - Las Racionalidades de La Economia

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