Cuadernos MyC. Emociones

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uadernos     C    u    a     d    e    r    n    o    s EMOCIONES Funciones, lenguaje y anatomía del cerebro emocional         0         0         0         0         2    2   o     C    U    A    T    R    I    M    E    S    T    R    E    2    0    1    2 PSICOLOGÍA EMOCIONAL Influencia de las emociones en la psique EMPATÍA Ponerse en la piel del otro SALUD Y BIENESTAR Claves para ser feliz AUTOCONTROL ¿Se pueden regular las emociones? CONDUCTA ALIMENTARIA La relación entre sentir y comer investigacionyciencia N. o 2 - 20 6,9

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    EMOCIONESFunciones, lenguaje y anatoma del cerebro emocional

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    PSICOLOGA EMOCIONALInuencia de las emociones en la psique

    EMPATAPonerse en la piel del otro

    SALUD Y BIENESTARClaves para ser feliz

    AUTOCONTROLSe pueden regular las emociones?

    CONDUCTA ALIMENTARIALa relacin entre sentir y comer

    investigacionyciencia.es

    2/20

    12 N.o 2 - 2012

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  • SUMARIO

    4 EMOCIN Y RAZN

    Por Sabine A. Dring

    Las emociones atraen desde hace tiem-po el conocimiento humano. Filsofos, psiclogos, socilogos y neurocientcos, entre otros, han teorizado sobre ellas. Hagamos un repaso.

    18 EMPATA

    Por Tania Singer y Ulrich Kraft

    El ser humano no se encuentra a gusto solo, por eso dispone de un don sin par: ponerse mental y emocionalmente en el lugar de otros.

    ENTENDER LAS EMOCIONES 4

    DEFINICIN Y FUNCIONES BASES NEUROBIOLGICAS

    8 SOMOS LO QUE SENTIMOS

    Por Albert Newen y Alexandra Zinck

    Cmo surgen las emociones? Qu funcin desempean? La investigacin aporta nuevas respuestas a viejas pre-guntas.

    38 LOS CANALES DE LAS EMOCIONES

    Por Janina Seubert y Christina Regenbogen

    El cerebro maneja los canales perceptivos que permiten apreciar las emociones de los dems.

    14 LAS EMOCIONES, CEMENTO DEL RECUERDO

    Por Martial van der Linden y Arnaud dArgembeau

    Las imgenes con contenido emocional resisten mejor el paso del tiempo. Como si de un ltro se tratara, las emociones estructuran nuestra memoria.

    44 MMICA EMOCIONAL

    Por Harald C. Traue

    Cmo reconocemos las seales emocionales en la cara de quienes nos rodean? Por qu a veces se altera dicha facultad?

    48 NEUROBIOLOGA DEL MIEDO

    Por Rdiger Vaas

    De las emociones bsicas, unas de las mejor comprendidas desde el punto de vista neurobiolgico son el miedo y el temor. Ambas resultan imprescindibles para la supervivencia, tambin pueden llevar a degeneraciones patolgicas.

    24 CONTROL DE LAS EMOCIONES

    Por Iris Mauss

    La capacidad para regular las emociones ha sido imprescindible para la supervi-vencia del Homo sapiens.

    30 LA BSQUEDA DE LA FELICIDAD

    Por U. Hartmann, U. Schneider y H. M. Emrich

    Las emociones positivas contribuyen al equilibrio anmico, benecian la salud y favorecen las relaciones sociales.

    FOTOLIA / FRAN

    CK BO

    STON

  • 62 INTELIGENCIA EMOCIONAL

    Por Daisy Grewal y Peter Salovey

    Ha madurado una idea en psicologa que explica de qu modo la atencin a nuestras emociones ayuda en la vida diaria.

    70 EMOCIONES EN EL TRABAJO

    Por Dieter Zapf

    El dominio de las emociones propias resulta obligado en numerosas profesio-nes. Sin embargo, reprimirse siempre puede daar la salud.

    80 CONDUCTA ALIMENTARIA EMOCIONAL

    Por Michael Macht

    Los investigadores ahondan en el cono-cimiento del equilibrio emocional de las personas a partir del estudio de su compor-tamiento alimentario, una conducta regida en buena medida por las emociones.

    75 EN LA MENTE DEL CONSUMIDOR

    Por Mirja Hubert y Peter Kenning

    En el terreno econmico seguimos los impulsos y nos apartamos de la razn. Nos dominan las emociones.

    38 CAPTAR LAS EMOCIONES

    ASPECTOS SOCIOCULTURALES

    86 LAS EMOCIONES MARCAN EL SENTIDO DEL TIEMPO

    Por Sandrine Gil y Sylvie Droit-Volet

    Nuestra percepcin del paso del tiempo cambia en funcin de las situaciones emocionales que vivimos y con quin interactuamos.

    56 EL EFECTO DEL ASCO

    Por Anne Schienle

    Durante aos se ha considerado que la nsula constitua el hogar cerebral del asco. No obstante, una red neuronal compleja congura el rechazo ante es-tmulos desagradables y amenazantes.

    90 EMOCIONES MUSICALES

    Por Sandrine Vieillard

    La msica inuye en la vida afectiva, pesa sobre nuestras emociones. De qu modo las notas musicales logran poner-nos tristes, alegres o gozosos?

    60 QU OCURRE CUANDO NOS ENFADAMOS?

    Por Neus Herrero

    Cambios en la respuesta cardiovascular, hormonal, y en la actividad cerebral ante la experiencia de la ira.

    MSICA Y EMOCIN 90

    2o cuatrimestre 2012 - N 2

  • 4 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    Las emociones celebran desde hace tiempo un renacimiento cientco, tanto en la losofa como en otras disciplinas: desde la neurociencia

    pasando por la psicologa, hasta las ciencias eco-

    nmicas y las sociales. El lsofo Ronald de Sousa

    considera que una razn central de tal inters ra-

    dica en un narcisismo de la especie, una suerte

    de bsqueda infantil de una dignidad especial de

    la existencia humana. Segn De Sousa, en una

    poca en la que la competencia de las mquinas

    nos parece una amenaza, recordamos que no

    somos seres intelectuales puros. Nos distingui-

    mos porque poseemos emociones; en cambio

    resulta discutible que puedan existir algn da

    mquinas emocionales. Como ya seala el ttu-

    lo de una obra de este lsofo, The rationality of

    emotions (La racionalidad de las emociones),

    ello no signica que deba abandonarse la auto-

    comprensin clsica como animal rationale. Tam-

    bin como seres emocionales, los humanos deben

    caracterizarse por su razn. En consecuencia, las

    emociones son hoy consideradas racionales. Sin

    embargo, qu conocimiento novedoso aporta

    tal armacin? No se delegan de esta manera

    las emociones al sentido comn?

    En los aos sesenta y setenta del siglo XX, tal

    objecin resultaba legtima. Por entonces com-

    petan las supuestamente novedosas teoras

    cognitivas de las emociones con las teoras de

    la emocin. En ese sentido, el lsofo estadouni-

    dense William James (1842-1910) defenda las

    emociones concebidas como puros sentimien-

    tos, meras experiencias subjetivas (sensacio-

    nes) de una cualidad e intensidad determina-

    da. Suponga que el miedo se apodera de usted

    al ver cmo una vbora se enrosca de repente

    entre sus pies mientras pasea por el bosque.

    James redujo esa emocin a la conciencia de

    cambios corporales determinados (taquicardia

    o temblor en las rodillas) que la percepcin de

    peligros ya estn presentes, ya supuestos

    provoca de manera automtica. Sin embargo,

    tal percepcin no forma parte del miedo en s

    mismo, sino que la emocin se produce como

    consecuencia de la percepcin y de las reaccio-

    nes originadas por ella.

    James eligi una frmula provocativa para

    resumir su teora: No lloramos porque este-

    mos tristes, sino que estamos tristes porque

    lloramos. Por lo general, asumimos que las

    emociones provocan cambios corporales de-

    terminados, mas el lsofo invirti ese punto

    de vista comn: defenda que los cambios cor-

    porales preceden a las emociones, es decir, que

    estas no son ms que las percepciones de las

    reacciones siolgicas.

    DEFINICIN Y FUNCIONES

    Emocin y raznPara qu sirven las emociones? Consisten solo en la experiencia de procesos corporales

    o corresponden a valoraciones involuntarias?

    SABINE A. DRING

    RESUMEN

    La esencia de las emociones

    1Para el lsofo William James, las emociones eran senti-

    mientos que acompaa-

    ban a ciertos cambios

    corporales: no lloramos

    porque estemos tristes,

    sino que estamos tristes

    porque lloramos.

    2El cognitivismo se mostr contrario a la teora de James. Segn

    este enfoque, las emocio-

    nes siempre presentan su

    referente: el miedo eva-

    la el peligro, la tristeza

    valora una prdida.

    3La nueva teora de las emociones busca reconciliar la hiptesis

    de las sensaciones y el

    cognitivismo: las emocio-

    nes no se reducen ni a

    sentimientos ni a juicios

    de valor.

  • EMOCIONES 5

    Una premisa clave de dicha teora es que la

    evaluacin de la situacin como peligrosa o tris-

    te que desencadena los cambios fsicos no forma

    parte integral de las emociones. Precisamente

    aqu se aplica la crtica de los tericos modernos

    de las emociones. En su opinin, una emocin

    siempre incluye una representacin determi-

    nada, una referencia al mundo (en el caso del

    miedo, la valoracin de un peligro; en el de la

    tristeza, el juicio de una prdida). Tal represen-

    tacin puede ser errnea o correcta, de manera

    que las emociones se convierten en contenidos

    cognitivos intelectuales que proporcionan a su

    portador conocimiento sobre el mundo.

    Esa idea bsica del cognitivismo, que ha pro-

    vocado el renacer de las emociones y que domi-

    na la teora de la emocin desde los aos setenta

    del siglo XX, es contraria al planteamiento de

    tericos como James. Tambin ha marginado o

    incluso ocultado por completo otros aspectos

    importantes de las emociones, en especial, las

    sensaciones.

    Enfadado o ms bien indignado?En su fase temprana, el cognitivismo se caracte-

    riza por la identicacin de las emociones con

    juicios de valor. Tener miedo de la vbora signi-

    ca, en clara oposicin a la teora de las sensacio-

    nes, juzgar que la vbora es peligrosa. Quien se

    enfada por la falta de puntualidad de su compa-

    ero de trabajo juzga el comportamiento de este

    ltimo de irritante. En cambio, quien se indigna

    por la impuntualidad, realiza un juicio de valor:

    el comportamiento resulta indignante. Solo de

    esa manera segn la objecin principal de los

    cognitivistas contra la teora de las sensacio-

    nes pueden diferenciarse entre s el enfado y

    la indignacin. De hecho, ciertos experimentos

    han mostrado que no pueden diferenciarse tipos

    de emociones a partir de las sensaciones sio-

    lgicas asociadas a ellas. La diferencia proviene

    de las propiedades respectivas del enfado o de la

    indignacin que una emocin correspondiente

    tiene que atribuir de forma necesaria a su objeto

    para calicarlo de enfado o indignacin.

    A primera vista, la identicacin de las emo-

    ciones con juicios de valor parece poco plausi-

    ble. Al n y al cabo, una persona puede juzgar

    sin emocin alguna que una vbora es peligrosa.

    A esta objecin, algunos tericos del juicio han

    dado respuesta con la armacin de que un tipo

    especial de juicios pueden declararse emocio-

    nes y se les puede atribuir propiedades que se

    hallan ausentes de los juicios ordinarios.

    A mediados de los aos ochenta comenz la se-

    gunda fase de la nueva losofa de las emociones.

    D

    REA

    MST

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    / N

    ICO

    LA V

    ERN

    IZZI

    NUMEROSAS FACES

    Las emociones tienen mltiples

    caras: enfado a causa de los

    compaeros que siempre llegan

    tarde; miedo a una serpiente;

    pero tambin, en apariencia sin

    razn, la alegra por existir.

  • 6 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    Desde entonces, los lsofos intentan reconciliar

    el cognitivismo y la teora de las sensaciones. Lle-

    gados a este punto, las emociones ya no se redu-

    cen ni a sentimientos ni a juicios.

    El discurso de las emociones de la teora neo-

    jamesiana atraviesa la terminologa losca,

    como la del neurocientco Antonio Damasio.

    Con la expresin emocin, Damasio se reere a los

    procesos corporales mismos que se correlacionan

    con los sentimientos, como la conciencia de este

    proceso. En la teora losca de las emociones

    no existe equivalente. Incluso los jamesianos mo-

    dernos que se encuentran entre los lsofos com-

    prenden las emociones como estados representa-

    tivos y valorativos, no como puros sentimientos

    corporales, ni mucho menos como los procesos

    corporales subyacentes.

    En ltima instancia, esas diferencias se basan

    en intereses cognitivos distintos. En la ciencia na-

    tural se manejan emociones que pueden investi-

    garse a travs de la experimentacin, sobre todo

    las bsicas, entre ellas, el asco o la sorpresa, a las

    que corresponden cambios corporales y expresio-

    nes faciales especcos. En cambio, los lsofos

    tratan cuestiones ticas y, por ello, se concentran

    ms bien en emociones complejas: la pena, la ver-

    genza, el temor, la indignacin o la admiracin.

    La cuestin es si realmente puede darse una teora

    interdisciplinar de la emocin.

    Junto a la sensacin, los tericos del juicio

    abandonan otro aspecto de las emociones que

    el psiclogo Nico Frijda ha puesto en primer pla-

    no: la motivacin. Una funcin importante de

    las emociones parece consistir en que nos per-

    miten reaccionar con rapidez y de la forma ms

    adecuada en nuestro ambiente vital complejo

    y arriesgado. Cuando evaluamos una situacin

    que supone una amenaza para la integridad fsi-

    ca y para la vida, el miedo nos permite desarro-

    llar, sin necesidad de largas reexiones, acciones

    con el n de protegernos. Con el objeto de expli-

    car los tres aspectos mencionados, algunos te-

    ricos dividen las emociones en componentes: un

    juicio, ms un motivo para la accin, ms una

    sensacin corporal jamesiana. De esta manera,

    el miedo a la vbora consiste en el juicio de que

    es peligrosa, ms el deseo de escapar del peligro,

    ms la sensacin de temblor en las rodillas.

    La teora de los componentes representa el

    escaln terico de la segunda fase de la loso-

    fa de las emociones. Pero en su contra surge un

    segundo enfoque de manos de Peter Goldie y

    Bennet Helm. Ambos lsofos destacan, por una

    parte, que existe una diferencia entre considerar

    un peligro habindolo experimentado antes y

    considerarlo sin experiencia previa. Al contrario

    que James, Goldie y Helm argumentan que en

    el segundo supuesto la experiencia se dirige al

    mundo y, solo en casos excepcionales (como la

    cardiofobia), a cambios corporales determinados.

    En general, no tenemos miedo de un pulso ele-

    vado o de las rodillas temblorosas, sino que te-

    memos a un animal peligroso o a un inminente

    accidente de coche. De ese modo, las emociones

    se convierten en orientadas al mundo (Goldie) o

    en valoraciones sentidas (Helm).

    Miedo infundadoUn tercer tipo de teora de la segunda fase, como

    tambin deende la autora de este artculo, subra-

    ya la analoga entre las emociones y las percepcio-

    nes, o incluso las identica. Los enfoques de este

    tipo proponen una objecin adicional a la teora

    del juicio y de los componentes. A diferencia de

    los juicios, las emociones resisten a la luz de un

    mejor conocimiento. El miedo a una supuesta v-

    bora puede hacer aparecer al animal mismo como

    peligroso, incluso cuando se ha descubierto que

    es solo un lucin. De modo anlogo, al observador

    le sigue pareciendo que las lneas de la ilusin de

    Mller-Lyer poseen distinta longitud, a pesar de

    que se ha convencido de que en realidad son igual

    de largas (grco de arriba). Asimismo, la barra

    que sobresale del agua se nos antoja curvada

    aunque sepamos con certeza que es recta y que

    IDEAS QUE PERSISTEN

    En la ilusin de Mller-Lyer

    nos parece que las lneas poseen

    distinta longitud (izquierda) inclu-

    so despus de comprobar que

    son igual de largas (derecha).

    COMPRENSIN COTIDIANA: Percepcin valoracin emocin cambios corporales

    TEORA DE LA EMOCIN DE JAMES: Percepcin valoracin cambios corporales emocin (conciencia de los cambios corporales)

    CCTEL DE TEORAS

    La teora de las sensaciones fue sustituida en los aos

    setenta del siglo XX por el cognitivismo, que interpreta

    las emociones como juicios de valor. Desde mediados

    de los ochenta, los tericos de las emociones combinan

    ambos enfoques: discuten la mezcla de la teora de las

    sensaciones y el cognitivismo.

  • EMOCIONES 7

    la percepcin engaosa se debe a los diferentes

    ndices de refraccin del aire y el agua.

    Los dos ltimos tipos de teora ofrecen res-

    puestas diferentes a la pregunta de si pertenece

    a la naturaleza de las emociones motivarnos a

    la accin; adems valoran de manera distinta la

    racionalidad de las emociones. La posicin de

    Goldie en ambos casos era escptica; en cambio,

    Helm y la mayor parte de los tericos de la per-

    cepcin subrayan el signicado de las emociones

    tanto para la accin como para la razn.

    Funcin racional de las emocionesSin duda, existe todo un espectro de inuencias

    emocionales sobre nuestros juicios racionales y

    acciones. Resulta interesante que una emocin

    nos mueva a hacer un juicio de valor que no

    habramos elaborado de otro modo, o a ejecutar

    una accin que se opone a nuestro juicio racio-

    nal deliberado.

    El ejemplo ms discutido procede de la nove-

    la de Mark Twain Las aventuras de Huckleberry

    Finn. Despus de que Huck ayuda a escapar al

    esclavo Jim, le sobrevienen remordimientos

    y decide entregar a Jim a los tratantes de es-

    clavos. Sin embargo, cuando se le presenta la

    oportunidad, se ve a s mismo haciendo justo lo

    contrario: en vez de delatar a Jim, miente para

    protegerle. La creciente amistad de Huck y su

    compasin por el esclavo le mueven a hacer

    algo que, segn todos los principios morales

    que conoce, est mal. Mientras que en un pri-

    mer momento se fustiga por su presunta debili-

    dad, al nal de la novela conesa sus emociones,

    cuando se encuentra de nuevo ante la opcin

    de enviar a Jim a la esclavitud. Lo interesante es

    que la valoracin que Huck hace de Jim como

    ser humano, digno de compasin y con derecho

    a la libertad, no surge de los principios morales

    aceptados por Huck. Por el contrario, son las

    emociones las que al nal mueven al personaje

    de la obra de Twain a formular nuevos y mejores

    principios morales.

    Como demuestra dicho ejemplo literario, la

    funcin racional de las emociones podra con-

    sistir en mostrarnos a veces, aunque no siem-

    pre, qu es correcto de manera ms able que

    nuestros juicios racionales. De este modo, cada

    emocin puede, en principio, ampliar el siste-

    ma de nuestros valores y normas, de manera

    que podemos atribuir a un objeto una nueva

    valoracin. As, la tristeza por la prdida de una

    persona puede mostrarnos por primera vez lo

    importante que esa persona era para nosotros.

    El remordimiento o la vergenza nos pueden

    motivar a juzgar una forma de actuar como in-

    correcta a partir de ese momento. La esperanza

    inesperada nos abre los ojos para que atribuya-

    mos valor a un asunto. Es posible que tales va-

    loraciones no puedan lograrse de ninguna otra

    manera que no sean las emociones.

    Sin embargo, para ello las emociones deben

    mostrar un aspecto que subrayan, en especial,

    los tericos de la percepcin: deben mostrarse

    resistentes ante juicios opuestos. Como en la

    historia de Huckleberry Finn, esos conictos a

    veces son productivos: se sale de ellos con un

    sistema moral y de valores mejorado. Por ese

    motivo debemos cultivar no solo el intelecto,

    sino tambin nuestras emociones. Solo a travs

    de la interaccin de ambos descubrimos qu es

    bueno y correcto. Las emociones amplan nues-

    tra razn y, con ello, nuestra autocomprensin

    como animal rationale, la cual ya no aparece

    escindida en razn e inclinacin.

    Sabine A. DringQEWRCNCEVGFTCFGNQUQHCGPNC7PKXGTUKFCFFG6WDKPICEQPNCGURGEKCNKFCFFGVKEC 'UOKGODTQFGNCLWPVCFGNITWRQFGGZEGNGPEKC%GPVTQFG0GWTQEKGPEKC+PVGITCVKXCFG6WDKPIC

    Una emocin corresponde a la concienciade determinados cambios corporales.

    Una emocin correspondea un juicio de valor.

    Teora del juicio

    Teora de loscomponentes

    Teora deGoldie y Helm

    Teora dela percepcin

    Fase 1

    Fase 2C

    OG

    NIT

    IVIS

    MO Una emocin corresponde a un juicio,

    ms un motivo para la accin, msuna sensacin corporal jamesiana.

    Una emocin corresponde a un sentimientodirigido hacia el mundo.

    Una emocin corresponde a una percepcino es similar a una percepcin.

    TEORA DE LA EMOCIN DE JAMESENTRE DOS AGUAS

    La teora de la emocin fue

    reemplazada en los aos se-

    tenta del siglo pasado por el

    cognitivismo, postura que in-

    terpretaba las emociones como

    juicios de valor. Desde media-

    dos de 1980, los tericos de las

    emociones combinaron ambos

    puntos de vista, originando

    diversas combinaciones.

    BIBLIOGRAFACOMPLEMENTARIA

    WHAT IS AN EMOTION?

    W. James en Mind, vol. 9,

    pgs. 188-205, 1884.

    THE EMOTIONS. N. Frijda.

    Cambridge University Press,

    Cambridge, 1986.

    THE RATIONALITY OF EMO-

    TION. R. de Sousa. MIT

    Press, 1990.

    DIE RATIONALITT DES GEFHLS .

    R. de Sousa. Suhrkamp,

    Frankfurt a. M., 1997.

    THE EMOTIONS: A PHILOSOPHI-

    CAL EXPLANATION. P. Goldie.

    Oxford University Press,

    Oxford, 2000.

    EMOTIONAL REASON: DELIBE-

    RATION, MOTIVATION, AND

    THE NATURE OF VALUE.

    B. Helm. Cambridge Univer-

    sity Press, Cambridge, 2001.

    EL ERROR DE DESCARTES: LA

    EMOCIN, LA RAZN Y EL CE -

    REBRO HUMANO. A. R. Dama-

    sio. Editorial Crtica, 2006

    PHILOSOPHIE DER GEFHLE.

    S. A. Dring. Suhrkamp,

    Frankfurt a. M., 2009.

  • 8 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    H a contado el lector cuntas situaciones emocionales vive a lo largo de un mismo da? No se ha levantado y ya disfruta pensando

    en el caf o t matinal que le espera. Se enfada,

    luego, si el metro se le escapa por segundos. Mira

    de reojo, con envidia, el vistoso telfono mvil

    de otro viajero o se siente acosado por el pitbull

    de su vecino de asiento. Va subiendo su tensin

    cuando recuerda la larga lista de tareas que le

    aguardan en el trabajo. Para turbar ms su esta-

    do de nimo se percata de que se ha olvidado del

    cumpleaos de su amigo, que fue ayer.

    Algunas emociones nos absorben por entero,

    otras asoman discretamente en un segundo pla-

    no. Unas son horribles, otras bellas. Pero todas

    van y vienen, sin que nosotros podamos hacer

    nada. O al menos as nos parece. Ni podemos

    especicar la razn de la presencia de un senti-

    miento determinado, ni solemos poder acotar

    lo que nos est sucediendo en realidad. Resulta

    obligado, pues, inquirir sobre la naturaleza de

    las emociones, averiguar qu nos pasa cuando

    nos enamoramos o nos enfadamos, cuando llo-

    ramos de tristeza o saltamos de alegra.

    Las emociones no recibieron la atencin debi-

    da a lo largo de la historia de la losofa, ni de la

    investigacin cientca. Antes bien, interesaba

    la razn y la capacidad deductiva. A las emocio-

    nes se las supona procesos de segundo nivel,

    animales, si no perturbadores. La situacin

    cambi en las postrimeras del siglo XIX, cuan-

    do entra en escena la teora de las emociones

    del psiclogo estadounidense William James

    (1842-1910) y del dans Carl Lange (1834-1900).

    Ambos postularon, de forma independiente,

    que la caracterstica central de las emociones,

    es decir, nuestra vivencia subjetiva, dependa

    de procesos siolgicos. Los sentimientos eran,

    en la tesis de James-Lange, las percepciones de

    nuestros propios estados corporales: lisa y lla-

    namente, lo que experimentamos cuando nues-

    tro cuerpo se transforma en reaccin ante los

    acontecimientos del entorno. No lloramos por-

    que estemos tristes, sino que estamos tristes

    porque lloramos. Lange, silogo de formacin,

    comprendi antes que nadie que las emociones

    eran reacciones corporales elementales, del tipo

    de la dilatacin de los vasos sanguneos. Sin

    DEFINICIN Y FUNCIONES

    Somos lo que sentimosQu son las emociones? Cmo surgen? Qu funcin desempean?

    Se aportan nuevas respuestas a viejas preguntas

    ALBERT NEWEN Y ALEXANDRA ZINCK

    RESUMEN

    Entre la teora y la prctica

    1Nuestras emociones conjugan varios as-pectos: excitacin corpo-

    ral, evaluacin intelec-

    tual, expresin y vivencia

    subjetiva.

    2Las emociones no en-tran en contradiccin con el procesamiento

    mental de los estmulos

    ambientales, sino que los

    complementan en la vida

    cotidiana.

    3Segn el grado de complejidad, distin-guimos entre protoemo-

    ciones, emociones bsi-

    cas, emociones cognitivas

    primarias y emociones

    cognitivas secundarias.

    Artculo publicado en Mente y cerebro n.o 34

  • EMOCIONES 9

    esa vinculacin, la emocin quedara en algo

    etreo y fro.

    Quien quiera sentir, debe pensarSin embargo, la teora de James-Lange tiene un

    punto dbil: nuestro estado corporal persiste

    invariable pese a experimentar sentimientos

    dispares. Estos se hallan asociados con frecuen-

    cia a lo que ocupa nuestra mente, ya sea la mujer

    que amamos o la tarea que odiamos. Semejan-

    te observacin llev a los psiclogos a la tesis

    opuesta. Ahora, las emociones dependan del

    contenido de nuestros pensamientos.

    Supongamos que el lector se encuentra guar-

    dando cola en la caja del supermercado. De re-

    pente, la persona que est detrs le empuja y

    le lanza contra la seora mayor que tiene de-

    lante. Aunque l no ha provocado el empujn,

    recibe la mirada indignada de la seora, con el

    consiguiente embarazo. En su nuevo estado de

    desagrado interior, el lector piensa incluso que

    habra podido impedir el choque si hubiese te-

    nido ms cuidado; sentir vergenza y se apres-

    tar a disculparse.

    Stanley Schachter y Jerome Singer demostra-

    ron en 1962, a travs de un experimento hoy

    clsico, que los pensamientos desempeaban un

    papel decisivo en la formacin de las emociones.

    Administraron a los voluntarios un cctel de

    adrenalina, sin que estos lo supieran, convenci-

    dos de que se trataba de una bebida vitaminada

    cuyo efecto deba ser investigado en un test vi-

    sual consecuente. La toma, sin embargo, provo-

    c una excitacin corporal en los probandos. A

    continuacin se les llev a una sala de espera,

    donde se encontraba un colaborador del investi-

    gador que se comport de forma inestable, unas

    veces alegre y dicharachero, otras mostrndose

    nervioso por la larga espera.

    Los probandos interpretaron su propia excita-

    cin corporal ora como alegra ora como enfado,

    segn hubiesen estado junto a una persona ale-

    gre o fastidiosa. Otros sujetos experimentales,

    a los que se les haba ilustrado sobre la dosis de

    adrenalina y sus efectos, no expresaron, en cam-

    bio, las emociones mencionadas. Parece, pues,

    que los estmulos internos, el conocimiento

    personal y la atribucin de causas representan

    ORGULLOSO COMO SCAR

    Poder percibir y nombrar los

    propios estados emocionales

    es una parte importante del

    desarrollo infantil.

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  • 10 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    factores importantes para nuestra vivencia de

    los sentimientos.

    La doctrina que funda los eventos emociona-

    les en pensamientos se denomina teora cogniti-

    va de las emociones. Pero las emociones pueden

    originarse tambin fuera del pensamiento. Lo

    puso de maniesto Joseph LeDoux, de la Uni-

    versidad de Nueva York. En experimentos con

    animales, demostr que el instinto de miedo

    se transformaba con suma celeridad en una va

    cerebral de seales que corre por la corteza, sede

    de la conciencia. Este atajo posibilita, en caso de

    emergencia, una reaccin extremadamente r-

    pida, por ejemplo ante el olor a quemado o ante

    la visin de un depredador potencial.

    Las dos teoras clsicas de las emociones la

    que acenta lo corporal de James y Lange, y

    la cognitiva de Schachter y Singer coin ciden

    en su extremada unidimensionalidad. Los psi-

    clogos optan ahora por un modelo de las emo-

    ciones con varias componentes y caractersticas:

    1. modicaciones siolgicas tpicas (taquicar-

    dia, sudoracin o agitacin motora);

    2. modos de comportamiento caractersticos,

    as en la expresin mmica;

    3. vivencia subjetiva de hallarse en un determi-

    nado estado emocional;

    4. contenidos mentales conectados con esa vi-

    vencia, tales como

    5. un objeto intencional; es decir, un objeto ac-

    tual al que se reere la emocin.

    En una perspectiva temporal, conviene dis-

    tinguir adems controles de valoracin, que

    revistan especial inters para el individuo. Por

    ejemplo, examinar la novedad de un aconteci-

    miento, pues lo desconocido podra en cerrar

    un peligro potencial. Luego, preguntarse si el

    evento en cuestin ha de considerarse positivo

    (agradable o til) o negativo (peligroso, doloro-

    so o desagradable). En tercer lugar, valorar si el

    suceso encaja con los propios objetivos (en qu

    medida se es responsable del mismo o puede in-

    uir posteriormente) o si armoniza con la propia

    autoimagen y las normas sociales.

    Alegra por hacer bien el pinoLas muchas combinaciones que surgen de tales

    criterios condicionan la ingente diversidad de

    nuestros estados emocionales. A n de cuentas

    resulta, segn Klaus Scherer, psiclogo y direc-

    tor del Centro de ciencias afectivas de Ginebra,

    un complejo modelo procesual de las emociones

    que, grosso modo, se resumira en la imagen si-

    guiente: con un nuevo suceso la primera vez

    que hace el pino con xito aumenta en un

    principio solo su excitacin interna, cuya va-

    loracin nos indica que para el sujeto el xito

    alcanzado es agradable y queda positivamente

    sorprendido. Advierte luego que el suceso se

    integra en sus propsitos y en su autoimagen,

    para acabar sintindose orgulloso de la hazaa.

    Desde la perspectiva de la psicologa del de-

    sarrollo, las emociones pueden dividirse en cua-

    tro niveles: protoemociones, emociones bsicas,

    emociones cognitivas primarias y emociones

    cognitivas secundarias. Las protoemociones

    son protoformas de las emociones; en ellas se

    encuentran ya establecidos la mayora de los

    aspectos, desde la excitacin siolgica hasta la

    sensacin subjetiva correspondiente y la orien-

    tacin interactiva, pasando por la rpida eva-

    luacin de la situacin y la expresin mmica.

    Pero an permanecen de modo inespecco y no

    Pueden los sentimientos ser inconscientes? Absolutamente. El fenmeno de las emociones

    ocultas lo describi Sigmund Freud (1856-1939). En estudios de los aos noventa, Daniel Wein-

    berger, en la Universidad Stanford, observ que las personas represoras mostraban todos

    los sntomas corporales del miedo, aunque decan sentirse del todo tranquilas. Al parecer,

    no entra en la autoimagen de estas personas atribuirse miedo a s mismas. La represin es

    sucientemente fuerte, por lo que tales sujetos no sern conscientes de su emocin. Por eso

    no saben que tienen miedo, aunque les corra un sudor fro por la frente.

    Control inconsciente de los sentimientos?

    De las muchas posibles combinaciones de las valoraciones intelectuales resulta la enorme diversidad de nuestros estados emocionales

    Sin sentimientos perderamos la base para una vida cotidiana con xito

  • EMOCIONES 11

    estn dirigidas de modo claramente intencional

    hacia un objeto. Una situacin parece positiva o

    negativa, sin que haya sido analizada en detalle.

    En este estadio solo hay dos posibilidades: bien-

    estar o malestar.

    Las protoemociones positivas y negativas,

    muy simples, se acentan en las emociones b-

    sicas. Paul Ekman, de la Universidad de San Fran-

    cisco, mostr, en investigaciones pioneras, que

    la expresin emocional del rostro era la misma

    en todas partes, cualquiera que fuera la cultura.

    Se discute cuntas emociones bsicas hay. Par-

    timos por economa de cuatro: miedo, alegra,

    tristeza y enfado, que caracterizan a nuestras

    reacciones ante los desafos bsicos de la vida

    (peligro, autoecacia, separacin y prdida, as

    como las expectativas frustradas). Se encuen-

    tran en todos los pueblos.

    Las emociones bsicas, independientes del

    procesamiento intelectual consciente, posibili-

    tan una rpida polarizacin de la atencin. Antes

    incluso de que sepamos si este o aquel objeto es

    un palo o una serpiente, reaccionamos. Cmo?

    El estmulo almacenado como peligroso provoca

    un comportamiento de huida. Sentimos miedo.

    Junto a estos procesos rpidos hay otra reela-

    boracin parsimoniosa y consciente de los es-

    tmulos visuales. Desarrollada en la corteza

    cerebral, conduce a una representacin exacta

    del objeto; la serpiente o el palo se reconocen

    entonces como tales. Esto produce una conr-

    macin o un cese de la alarma para el primer

    impulso inconsciente de miedo. Para nuestra

    fortuna, por precaucin, nos hemos apartado

    de un salto.

    En los estadios siguientes, el contenido del

    pensamiento recibe cada vez ms peso. En las

    emociones cognitivas primarias interviene una

    conviccin tpica que caracteriza a la emocin de

    marras. Mientras la emocin bsica del miedo

    se produce sola, pues la situacin se calica de

    peligrosa, la emocin cognitiva primaria agrega

    el convencimiento de que tales situaciones son

    peligrosas. Hablamos entonces de la sensacin

    de amenaza. Tras un convencimiento conscien-

    te, viene la valoracin minuciosa de la situacin.

    En el caso de la emocin bsica de la alegra,

    por ejemplo, signicara una emocin cogniti-

    va primaria, la satisfaccin; as, cuando alguien

    comprueba que un dilogo con el jefe transcurre

    de manera positiva y puede abrigar esperanza

    de un aumento de sueldo.

    En la emocin cognitiva secundaria no est en

    juego solo una conviccin, sino toda una teora

    sobre las relaciones sociales. Una manifestacin

    MANTENER LA SERENIDAD

    El grado de diafanidad con que damos a conocer

    nuestra vida emocional interior depende de la cultu-

    ra y de la propia personalidad.

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  • 12 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    del miedo como emocin cognitiva secunda-

    ria sera, por ejemplo, los celos, el miedo ante

    la amenaza de prdida de la pareja. Al mismo

    tiempo interviene una miniteora sobre las

    expectativas y normas sociales, sobre cmo se

    imaginan las expectativas con la pareja o un

    futuro comn. Eso depende de la naturaleza del

    trasfondo cultural y de la experiencia personal.

    As, vergenza y orgullo en la cultura occidental

    dieren de vergenza y orgullo en la del extre-

    mo oriente, lo mismo en los motivos que en las

    valoraciones de los comportamientos. En occi-

    dente cuenta ms la independencia y el trabajo

    personales, mientras que entre los chinos son

    ms populares la armona mutua y la modestia.

    Imagnese que un nio de diez aos interpre-

    ta con xito una sonata para piano de Frdric

    Chopin. Tras la actuacin su madre le elogia con

    fervor, con el orgullo consiguiente del pequeo.

    La misma situacin, en otro contexto cultural:

    una madre china le indicara a su hijo que an

    debera practicar ms, para evitar ciertos fallos

    cometidos; el pequeo se sentir avergonzado. A

    pesar del mismo resultado, la valoracin diere

    y, con ello, la reaccin emocional. Hay en algu-

    nas culturas sentimientos que no conocemos:

    el amae de los japoneses designa un agradeci-

    miento especialmente hondo.

    Ningn capricho de la naturalezaLas emociones no son caprichos de la natura-

    leza, sino que cumplen funciones de mxima

    signicacin. En primer lugar, como evaluacin

    rpida de los estmulos ambientales para ha-

    cernos cargo de la situacin; en segundo lugar,

    como preparacin y para la motivacin de las

    acciones (cuando tenemos miedo, podemos huir

    mejor aumentando la circulacin, y la tensin

    muscular); en tercer lugar, como formas tpicas

    de expresin, que sealan a otros su disposicin

    a la accin (si alguien nos sonre, sabemos que

    la persona tiene la intencin de ser amable con

    nosotros) y, en cuarto lugar, para el control de

    las relaciones sociales.

    El ltimo aspecto importa para un desenvol-

    vimiento adecuado de la convivencia. El amor,

    la envidia, los celos y otras emociones comple-

    jas sientan las relaciones entre las normas y las

    barreras, estabilizando nuestras relaciones so-

    ciales. Cuando nos sentimos atrados hacia una

    persona y reexionamos si este sentimiento es

    amor, entonces comenzamos a sopesar en la vi-

    vencia emocional el comportamiento, los deseos

    y las convicciones de los otros y a compararlos

    con los propios.

    Las emociones complejas determinan el mar-

    co para la accin correcta. Mediante las emo-

    ciones evaluamos las situaciones, y regulamos,

    motivamos y coordinamos los comportamien-

    tos. Se trata de un factor imprescindible en la

    vida cotidiana. Lo sabemos por experiencia, si

    el procesamiento emocional est perturbado, las

    consecuencias resultan fatales. Hanna y Antonio

    Damasio y Antonio Becchara, de la Universidad

    de Iowa, demostraron en los aos noventa que

    las decisiones humanas, los planes a largo plazo

    y las consecuencias de los planes dependan del

    sistema emocional de evaluacin.

    A pesar de los recuerdos, del patrimonio lin-

    gstico intacto y de la buena inteligencia, algu-

    nos pacientes neurolgicos toman decisiones sis-

    temticamente erradas, incapaces de convertir

    conclusiones racionales en las conductas corres-

    pondientes. Semejante trnsito requiere la eva-

    luacin emocional en la corteza prefrontal del

    lbulo frontal. Los afectados toman decisiones

    insensatas, pues les falta la memoria emocional

    necesaria de las situaciones anteriores equipara-

    bles, que constituyen una parte importante de

    nuestro tesoro emocional de experiencias.

    Antonio Damasio propuso esa idea, ya hace

    aos. La llam teora de los marcadores som-

    El analista de las emocionesHasta qu punto conoce

    usted sus propios sentimien-

    tos? Examnese en la pgina

    web de Internet de un gru-

    po de investigadores de las

    emociones de la Universidad

    de Ginebra www.unige.

    ch/fapse/emotion/demo/

    demostart.html

    TEORA DEL ESCALONAMIENTO

    Segn la evaluacin intelectual,

    nuestras emociones se dividen

    comenzando por las pura-

    mente agradables frente a las

    desagradables en ramica-

    ciones cada vez ms sutiles.

    Taxonoma de los sentimientos

    Protoemociones Bienestar Malestar

    Emociones

    bsicasAlegra Miedo Enfado Tristeza

    Emociones cognitivas

    primarias (ejemplos)

    Buen

    humorSatisfaccin Amenaza Angustia Disgusto Frustracin Decepcin Abatimiento

    Emociones cognitivas

    secundarias (ejemplos)

    Amor

    Suerte

    Vergenza

    Celos

    Envidia

    Clera

    DesprecioLuto

  • EMOCIONES 13

    ticos: todas las experiencias de un individuo

    se marcan emocionalmente. Si se debe tomar

    una decisin, ello permite una evaluacin r-

    pida e inconsciente de la situacin dada. Las

    personas con la corteza prefrontal daada, por

    el contrario, no pueden recurrir a las marcas

    previas y, por tanto, han de evaluar de nuevo

    cada situacin. Tambin otros procesos cog-

    nitivos dependen del procesamiento de los

    sentimientos. Se recuerdan mejor los sucesos

    ligados a emociones. El aprendizaje le resulta a

    uno ms fcil cuando se encuentra en un buen

    estado de nimo.

    Por el contrario, las emociones negativas du-

    raderas perjudican gravemente la vida de una

    persona. Los psiclogos clnicos consideran

    trastornos afectivos la depresin o la mana, as

    como las fases intermedias de cambio de nimo.

    Los afectados no pueden llevar una vida normal,

    porque su sensibilidad general se halla hundida

    o hiperexcitada.

    Las emociones son, pues, indispensables para

    la accin y la interaccin interpersonal: sin ellas

    perderamos el sustrato fundamental de una

    vida cotidiana exitosa. Las emociones guardan,

    adems, una estrecha relacin con los procesos

    cognitivos; son indispensables para la capaci-

    dad de aprendizaje implcito e inconsciente, as

    como para la decisin racional. En otras pala-

    bras, nuestros sentimientos determinan quines

    somos y qu hacemos.

    Albert NewenGURTQHGUQTFGNQUQHCGPNC7PKXGTUKFCFFGN4WJTGP$QEJWOAlexandra ZinckGUEQNCDQTCFQTCEKGPVECGPNCOKUOCKPUVKVWEKP

    ciencia

    blogreflexinopinina

    dilogoblo

    educacin

    historiappfilosofa

    investigacin

    Ciencia en primera persona

    www.investigacionyciencia.es/blogs

    universidad

    cuestionartica

    experimentoddti i

    2 0

    comunicacinoconocimiento

    SciLogsPABLO GONZLEZ CMARAY FERNANDO MARCHESANOFsica de altas energas

    JOS MARA VALDERASDe la sinapsis a la conciencia

    NGEL GARCIMARTN MONTEROFsica y sociedad

    JOS MARA EIRN LPEZEvolucin molecular

    LUIS CARDONA PASCUALCiencia marina

    Y MS...

    CRISTINA MANUEL HIDALGOFsica extica

    MARC FURI BRUNOLos fsiles hablan

    YVONNE BUCHHOLZPsicologa y neurociencia al da

    Reparta las cartas de una baraja, basndose en los cuatro colores, en las

    siguientes categoras: cartas con un alto valor de ganancia (50 euros), con

    poco valor de ganancia (5 euros), con alto valor de prdida (desde 50 hasta

    200 euros) y con poco valor de prdida (de a 10 euros).

    Prepare entonces dos mazos: distribuya las cartas con altos valores de

    ganancia y de prdida sobre todo, en un montn, y las cartas con bajo

    valor de ganancia y de prdida prioritariamente, en el otro. Pida ahora a

    un amigo, al que da un saldo de partida cticio de 200 euros, que tome

    una carta detrs de otra. Despus de pocos pasos, preferir el montn con

    las ganancias y prdidas bajas, pero solo ms tarde comprender esta regla

    tambin de modo consciente.

    El paciente con alteraciones emocionales, por el contrario, raramente logra

    esto. Despus de muchos pasos podra, cierto, especicar qu montn es

    ms arriesgado. A pesar de todo, no deja de coger cartas de este.

    Pruebe usted: el juego de riesgo

    BIBLIOGRAFIACOMPLEMENTARIA

    DESCARTES IRRTUM. FHLEN,

    DENKEN UND DAS MENSCHLI-

    CHE GEHIRN. A. Damasio.

    dtv, Mnich, 1997.

    DAS NETZ DER GEFHLE. WIE

    EMOTIONEN ENTSTEHEN.

    J. LeDoux. dtv, Mnich,

    2001.

    GEFHLE LESEN. WIE SIE

    EMOTIONEN ERKENNEN UND

    RICHTIG INTERPRETIEREN.

    P. EKMAN. SAV, Heidelberg,

    2007.

    CLASSIFYING EMOTION: A

    DEVELOPMENTAL ACCOUNT.

    A. Zinck, A. Newen en

    Synthese, vol. 161, n.o 1,

    pgs. 1-25, 2008.

  • 14 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    Recuerda usted el nacimiento de su primer hijo? Seguramente vuelva a representarse ciertos detalles, unas emociones, unos sonidos,

    un ambiente. O quiz se acuerde usted del da

    en que aprob el examen de selectividad. Tales

    recuerdos se aanzan en la memoria porque

    definen una parte de nuestra existencia: se

    trata de un material rico en imgenes sobre el

    que se basa la mente para congurar nuestra

    identidad, lo que somos, la forma en que nos

    vemos a nosotros mismos. Que tales recuerdos

    se implanten de forma tan tenaz en la memo-

    ria se debe a que llevan aparejada una emocin

    positiva, asociada a uno mismo. Nos apoyamos

    sobre tales recuerdos para tejer nuestra identi-

    dad, denir la coherencia de nuestras elecciones

    y de nuestras aspiraciones.

    En la memoria, lo iremos desgranando, se

    realiza una suerte de seleccin, que nos lleva a

    retener los acontecimientos que tienen un sen-

    tido en nuestra trayectoria. Esa seleccin viene

    gobernada por la emocin: los recuerdos agra-

    dables se entretejen en nuestra identidad, siem-

    pre y cuando nuestro psiquismo funcione nor-

    malmente. En algunos casos que analizaremos,

    como la ansiedad asociada al contacto con los

    dems, denominada fobia social, esa seleccin

    se halla alterada y la imagen del yo vacila. Eso es

    tanto como decir que el papel de las emociones

    es capital en la memorizacin y la construccin

    de la identidad. Pero cmo estimula o atena la

    emocin los procesos de memorizacin?

    Hemos demostrado en trabajos previos que la

    emocin modula la experiencia subjetiva del re-

    cuerdo. Los recuerdos de acontecimientos emo-

    cionales (sobre todo positivos) conllevan ms de-

    talles sensoriales (visuales, auditivos, olfativos)

    y ligados al contexto (el lugar, la fecha) que los

    recuerdos de acontecimientos neutros. De este

    modo, cuando nos acordamos del da en que

    aprobamos un examen importante, reaparecen

    en nuestra mente numerosos detalles: las per-

    sonas presentes, entre quines nos sentbamos,

    el lugar de la celebracin que sigui, etctera.

    Emociones positivas y negativasEs necesario que el acontecimiento positivo est

    ligado a la imagen de s mismo. Aclarmoslo. Si

    usted se acuerda de una emocin positiva aso-

    ciada a otra persona (por ejemplo, el da en que

    un amigo le anunci su boda o un ascenso), los

    detalles no sern tan numerosos como si usted

    rememora una fuerte emocin negativa susci-

    tada por otra persona (el da en que se enter de

    las actividades ilegales de uno de sus amigos).

    Con otras palabras, el orgullo se memoriza de

    forma ms detallada que la vergenza, pero la

    admiracin no se graba ms ecazmente que

    el desprecio.

    Otro de nuestros estudios ha revelado que un

    efecto similar se maniesta con la anticipacin

    de los acontecimientos por venir: cuando se pide

    a voluntarios que se imaginen un acaecimiento

    futuro cargado de una emocin positiva y re-

    lacionado con su propia imagen (por ejemplo,

    conseguir un ascenso), estn predispuestos a

    imaginarse el evento con ms detalles que si

    se tratara de un acontecimiento con una con-

    notacin emocional negativa. Pero semejante

    diferencia desaparece cuando se les pide que

    imaginen eventos emocionales futuros que

    guarden relacin con otra persona.

    DEFINICIN Y FUNCIONES

    Las emociones, cemento del recuerdoCada recuerdo tiene su sabor; unos estn teidos de alegra, otros de tristeza y otros

    de orgullo o desprecio. Los recuerdos emocionalmente neutros arraigan menos en la memoria

    y participan menos en la construccin de la personalidad

    MARTIAL VAN DER LINDEN Y ARNAUD DARGEMBEAU

    RESUMEN

    Sentir para recordar

    1Los recuerdos de acontecimientos emo-cionales en especial

    los positivos conllevan

    ms detalles sensoriales

    (visuales, auditivos, olfa-

    tivos) ligados al contexto

    (lugar, fecha) que los

    acontecientos neutros.

    2Las imgenes emocio-nales resisten mejor el paso del tiempo. Al

    estar ms consolidadas,

    su conservacin a largo

    plazo tambin resulta

    mejor.

    3Las emociones estruc-turan nuestra memo-ria actuando como un

    zoom o un ltro: se con-

    cede preferencia a algu-

    nos recuerdos en funcin

    del estado de nimo en

    el que nos encontramos.

    Artculo publicado en Mente y cerebro n.o 43

  • EMOCIONES 15

    Somos todos iguales frente a la memoria

    y a la emocin? Para saberlo, hemos realizado

    experimentos con voluntarios que presenta-

    ban diversos niveles de inhibicin emocional.

    En efecto, los seres humanos no viven todos del

    mismo modo sus emociones: algunos ocultan

    ms que otros su sentimiento afectivo y levan-

    tan una especie de barrera psquica entre ellos y

    sus emociones. Al distribuir unos cuestionarios

    a personas a las que previamente evaluamos su

    nivel de inhibicin emocional, advertimos que

    quienes controlan sus emociones se representan

    mentalmente los acontecimientos pasados y fu-

    turos con menos detalles sensoriales y contex-

    tuales, amn de hallarse menos comprometidos

    en sus emociones.

    La memoria del contexto de un acontecimien-

    to constituye uno de los aspectos directamente

    inuidos por la emocin. En otra serie de estu-

    dios, realizamos pruebas con voluntarios a los

    que habamos pedido memorizar ciertas infor-

    maciones que se les proyectaba (palabras sobre

    una pantalla); a continuacin, les hacamos re-

    memorar las informaciones que haban visto

    y, tambin, los elementos del contexto que las

    acompaaban (el color o la localizacin espacial

    en que apareci la palabra).

    Comprobamos que las palabras con una con-

    notacin emocional (alegra, placer, esta, asesi-

    nato, tortura) se memorizaban mejor; compor-

    taban una memorizacin ms minuciosa de los

    elementos del contexto que las acompaaban.

    Queramos saber en ese caso cul era la etapa

    de la memorizacin que vena privilegiada por

    la emocin. La inscripcin de un recuerdo en la

    memoria se produce en dos etapas: la codi-

    cacin y la consolidacin. Cuando vivimos un

    acontecimiento, este entra primero en la memo-

    ria de forma provisional (se codica); despus,

    se consolida, es decir, se almacena a largo plazo

    (sobre todo si se repite, o si se convierte en el

    tema de una conversacin), de manera que pue-

    de ser recordado ulteriormente, aun cuando no

    se siga pensando en el mismo.

    Una etapa clave: la consolidacin de la memoriaLos ensayos que llevamos a cabo demostraron

    que la emocin acta sobre la etapa de la con-

    solidacin. En estos experimentos, manipula-

    mos el intervalo de retencin: presentbamos

    imgenes neutras o cargadas de emocin a los

    voluntarios y, despus, les interrogamos sobre

    lo que haban visto, tras la exposicin (retencin

    breve) o 30 minutos ms tarde (retencin larga).

    INSTANTES ALMACENADOS PARA SIEMPRE

    La emocin acta como un amplicador del recuerdo. Es la que

    aporta consistencia y viveza a los acontecimientos de nuestro pasado.

    Los padres se acuerdan del momento en que su hijo dio sus primeros

    pasos, ya que esa experiencia les produjo una felicidad intensa.

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  • 16 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    En las condiciones de retencin breve, las im-

    genes emocionales no se recuerdan mejor que

    las imgenes neutras.

    En cambio, cuanto ms largo es el perodo

    de retencin, ms veces se comprueba que las

    imgenes neutras se olvidan, mientras que las

    emocionales permanecen en la memoria. De

    este modo, las imgenes emocionales estaran

    menos sujetas al proceso de erosin y resistiran

    mejor el paso del tiempo: al estar mejor conso-

    lidadas, su conservacin a largo plazo tambin

    es mejor.

    La emocin modulara as los procesos de

    consolidacin mnsica, lo que permitira man-

    tener en la memoria, de forma prolongada, el

    contexto en el que recibimos los estmulos

    emocionales.

    Por lgica, si memorizamos con preferencia

    lo que suscita una emocin y, en especial, una

    emocin positiva, deberamos acordarnos mejor

    de las personas sonrientes que del resto. Nuestro

    grupo quiso explorar esa hiptesis. Los rostros

    constituyen estmulos sociales importantes que

    permiten, sobre todo, identicar a una persona

    y evaluar su estado emocional.

    En una serie de estudios, examinamos en qu

    medida las expresiones faciales de la emocin

    podan modular la codicacin en la memoria

    de la identidad facial. En la prueba que llevamos

    a cabo se mostraba a los participantes una serie

    de rostros que manifestaban, bien una expre-

    sin de alegra o bien una expresin de enfado.

    A continuacin, se les presentaba un conjunto

    de caras de expresin neutra. Ese lote compren-

    da rostros de personas que haban visto antes

    y rostros de sujetos que no haban visto nunca.

    Para cada imagen, los participantes deban in-

    dicar primero si se trataba o no de una persona

    vista antes (reconocimiento de la identidad) y,

    en caso armativo, deban recordar la expresin

    que tena dicha persona (la memoria de la ex-

    presin). Adems, los participantes deban preci-

    sar si recordaban haber visto un rostro u otro,

    si saban que lo haban visto (como vamos a

    explicar, se trata de dos cosas distintas) o si solo

    suponan la respuesta.

    En este ensayo, los probandos deban clasi-

    car las caras que estimaban haber visto antes

    indicando si se acordaban de ciertos detalles

    unidos al episodio de la codicacin: deban

    decir lo que haban pensado o sentido al ver

    el rostro (respuesta Yo recuerdo); en caso de

    que les fuera familiar, deban indicar si tenan

    o no recuerdos asociados (respuesta Yo s); si

    no saban si haban visto o no el rostro, deban

    indicar que suponan la respuesta Yo supongo.

    En denitiva, los participantes deban decir si

    reconocan o no la identidad de las caras, pero

    tambin cul era su expresin.

    El pasado est poblado de sonrisasEn un primer estudio, habamos observado que

    el reconocimiento de la identidad facial, y de la

    emocin expresada en el rostro, eran mejores y

    se acompaaban ms veces de una recuperacin

    consciente del episodio de codicacin cuando

    los rostros manifestaban una expresin de ale-

    gra que cuando la expresin era de enfado.

    Cmo relacionar tales observaciones con la

    primera caracterstica de la memoria emocional,

    a saber, que nos acordamos con preferencia de lo

    que conlleva una emocin positiva? La sonrisa

    sera un vector de aprobacin y constituira un

    mensaje robusto sobre nuestra propia imagen.

    Este mecanismo es automtico, ya que nos

    acordamos mejor de las caras que expresan

    alegra, aun cuando no nos concentremos en

    esa expresin. Nuestro equipo comprob que

    el reconocimiento de la identidad era mejor

    cuando los rostros manifestaban una expresin

    de alegra que cuando era de enfado; lo mismo

    suceda cuando la atencin de los participantes

    se jaba en caractersticas faciales no ligadas a

    la expresin (por ejemplo, la nariz).

    Los resultados de un segundo experimento

    indicaron que la inuencia de las expresiones

    sobre la rememoracin consciente de la iden-

    tidad importaba ms que cuando la atencin

    no se diriga explcitamente hacia la expresin

    en el momento de la codicacin. Estos datos

    sugieren que las expresiones faciales modulan

    la codicacin de la identidad facial de forma

    automtica.

    Algunas emociones desplazarn ms la aten-

    cin de la memoria hacia uno mismo, alejndole

    de los otros. Es lo que se registra en las personas

    que padecen una fobia social: tienen miedo de

    todas las situaciones en que se encuentran en

    sociedad, bajo la mirada de los dems. Temen

    despertar una mala impresin, suscitar juicios

    negativos. Convencidos de ser el punto donde

    convergen las miradas, concentran su atencin

    sobre ellos mismos y sus ms pequeos actos y

    gestos, de tal manera que dejan de atender a la

    situacin en s misma.

    Partiendo de esta constatacin, propusimos

    la hiptesis de que, en estas personas, los re-

    cuerdos de las situaciones sociales encerraban

    ms aspectos relacionados con ellas mismas

    que con el entorno social. As pues, se pidi a

    MEJOR EN POSITIVO

    Las caras sonrientes se memo-

    rizan mejor que los rostros con

    una expresin neutra o negati-

    va. La explicacin sera la si-

    guiente: un rostro sonriente nos

    dara una seal de aprobacin

    de nuestra persona, un mensaje

    positivo relativo a nuestra pro-

    pia imagen; por esa razn, se

    memorizara mejor.

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  • EMOCIONES 17

    estas personas, lo mismo que a individuos que

    no presentaban fobia social, que rememoraran

    dos acontecimientos que hubieran vivido en

    un contexto social y dos que hubieran vivido

    cuando se encontraban solas.

    Los participantes deban evaluar las caracte-

    rsticas fenomenolgicas de esos recuerdos, es

    decir, las sensaciones, los afectos y los pensa-

    mientos con los que los asociaban. Se les peda

    que evaluaran, en particular, la cantidad de de-

    talles sensoriales (visuales, auditivos, olfativos o

    gustativos), de detalles contextuales (el espacio

    y el tiempo), de informaciones relativas a s mis-

    mos (lo que haban hecho, sentido y pensado) y

    de informaciones relativas a otras personas (lo

    que haban hecho y expresado).

    Se comprob que los recuerdos de los acon-

    tecimientos sociales en los probandos que su-

    fran fobia social conllevaban menos detalles

    sensoriales, menos informaciones relativas a

    las otras personas y ms informaciones refe-

    rentes a ellos mismos que los recuerdos de los

    voluntarios no ansiosos. Adems, esas personas

    rememoraban ms la escena desde un punto de

    vista de un observador externo, es decir, como

    si se vieran a ellas mismas desde fuera. En

    cambio, los individuos templados rememora-

    ban ms la escena desde su propio punto de

    vista. Sin embargo, no apareci ninguna di-

    ferencia entre ambos grupos de participantes

    por lo que respecta a los recuerdos de aconte-

    cimientos no sociales.

    Un defecto de consolidacin emocionalEstas observaciones respaldan la tesis de que

    el miedo de ser mal vistos lleva a los sujetos

    con fobia social a concentrar su atencin sobre

    s mismos cuando se hallan en sociedad, en

    detrimento de la atencin hacia los otros y el

    entorno. Las caractersticas de los recuerdos de

    los acontecimientos sociales contribuyen a man-

    tener la ansiedad social y a reforzar la imagen

    negativa de s mismo; en efecto, estas personas

    solo se acuerdan de los momentos penosos, de

    las sensaciones de opresin o de malestar, de

    tal manera que se rearman en su miedo y su

    sentimiento de fragilidad.

    La actitud adecuada consistira, en cambio,

    en centrarse ms sobre el entorno: entonces se

    daran cuenta de que sus vecinos les sonren o

    no tienen un juicio negativo de ellos, y podran

    revisar as sus prejuicios.

    Tambin nos hemos interesado en lo que su-

    cede de forma ms general a las personas que

    presentan diversos grados de ansiedad social. As,

    realizamos experimentos en los que se demuestra

    que los afectados no memorizan mejor los rostros

    sonrientes que los rostros enojados.

    En primer lugar planteamos la tarea siguien-

    te: memorizar la identidad y la expresin facial

    descrita antes. Observamos que los sujetos tem-

    plados en sociedad posean un recuerdo ms

    vivo de los rostros alegres que las personas muy

    ansiosas socialmente. En la prueba de tres nive-

    les Yo recuerdo/ Yo s/ Yo supongo, respondie-

    ron ms veces Yo recuerdo, lo que demuestra

    que se acuerdan de lo que han pensado y sentido

    viendo un rostro alegre, signo de una memoria

    constante y rica. As pues, los individuos templa-

    dos memorizan mejor los semblantes positivos

    que los negativos; mas ese efecto amplicador

    de las expresiones emocionales positivas ten-

    dera a desaparecer en los sujetos ansiosos en

    sociedad.

    Recordemos que la mejor memorizacin de

    las expresiones sonrientes se debe probable-

    mente al hecho de que memorizamos lo que

    nos da una buena imagen de nosotros mismos.

    En cambio, en las personas con ansiedad so-

    cial, los rostros que presentan una expresin

    de alegra se interpretaran de forma negativa y

    se codicaran de forma menos elaborada. Una

    sonrisa es un signo estimulante para iniciar

    una interaccin social, lo que constituye para

    ellos una situacin de peligro: por ese motivo,

    no se codica en la memoria de manera elabo-

    rada y detallada.

    Qu debe concluirse de los numerosos estu-

    dios consagrados a la emocin y a la memoria?

    Parece ser que nuestras emociones estructuran

    nuestra memoria actuando como un zoom o

    un ltro: se concede preferencia a algunos re-

    cuerdos, en funcin del estado de nimo en

    el que nos encontramos cuando se produce el

    acontecimiento asociado. La memoria no puede

    analizarse sin tener en cuenta sus vnculos con

    la identidad.

    Continuamente construimos nuestros re-

    cuerdos en la medida en que se corresponden

    con la imagen que tenemos de nosotros mis-

    mos. Cuando poseemos un concepto positivo de

    nosotros, retenemos con preferencia los recuer-

    dos positivos que se ajustan a esta identidad y

    permiten proyectarse de forma positiva hacia

    el futuro.

    Martial van der Linden es profesor de psicopatologa cognitiva en las Universidades de Lieja y de Ginebra.

    Arnaud dArgembeau es investigador de la Unidad de psicopatologa cognitiva de la Universidad de Lieja.

    Las personas con fobia

    social solo se acuerdan de

    los momentos penosos o de

    malestar, de tal manera que

    se rearman en su miedo

    BIBLIOGRAFACOMPLEMENTARIA

    INFLUENCE OF AFFECTIVE

    MEANING ON MEMORY FOR

    CONTEXTUAL INFORMATION.

    A. dArgembeau et al. en

    Emotion, vol. 4, pgs. 173-

    188, 2004.

    PHENOMENAL CHARACTE-

    RISTICS OF AUTOBIOGRA-

    PHICAL MEMORIES FOR

    SOCIAL AND NON-SOCIAL

    EVENTS IN SOCIAL PHOBIA.

    A. dArgembeau et al. en

    Memory, vol. 14, pgs.

    637-647, 2006.

    FACIAL EXPRESSIONS

    INFLUENCE MEMORY

    FOR FACIAL IDENTITY

    IN AN AUTOMATIC WAY.

    A. dArgembeau et al.

    en Emotion, vol. 7,

    pgs. 507-515, 2007.

    REMEMBERING PRIDE AND

    SHAME: SELF-ENHANCEMENT

    AND THE PHENOMENOLOGY

    OF AUTOBIOGRAPHICAL

    MEMORY. A. dArgembeau

    et al. en Memory, vol. 16,

    pgs. 538-547, 2008.

  • 18 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    Entre las notas distintivas de Homo sapiens se numera la de ser social. Sufre a menudo cuando lleva uno o dos das sin tener contacto

    con sus congneres. De ese fenmeno, la bio-

    loga inere que las diferencias con respecto a

    los simios antropomorfos, nuestros parientes

    ms cercanos, radican menos en las capacidades

    sensoriales o motrices que en nuestro talento

    extraordinario para la interaccin y la comu-

    nicacin. Algunos neurocientcos avanzan un

    paso ms: solo la vida en comunidades comple-

    jas y la competencia que ello comporta en pos

    de un comportamiento social lo ms adecuado

    posible han hecho surgir determinadas capa-

    cidades cognitivas del hombre.

    En torno a ese dominio se ha forjado una rama

    de la investigacin, la neurociencia cognitiva social

    (NCS), que se propone comprender la neurobiolo-

    ga del comportamiento y las relaciones huma-

    nas. Desde hace unos veinte aos, la tomografa

    de resonancia magntica funcional (TRMf) y otras

    tcnicas permiten observar el cerebro mientras

    desarrolla su actividad. Gracias a ello, tenemos

    una idea bastante exacta de cmo los sistemas de

    nuestros sentidos reconocen colores, formas, mo-

    vimientos y objetos. Sabemos, adems, qu reas

    cerebrales nos permiten aprehender un objeto y la

    zona enceflica donde se planican y almacenan

    procesos ms complejos de actuacin.

    Inspirada en la psicologa cognitiva, la neuro-

    ciencia ha empezado a abordar otras funciones

    cerebrales superiores, como apren der, recordar

    y las relacionadas con el lenguaje. Hasta la mis-

    ma conciencia se ha convertido en objeto de

    estudio; en particular, los procesos neuronales

    subyacentes.

    Sin embargo, ese planteamiento tiene su ta-

    ln de Aquiles: investiga al ser humano como

    una entidad solitaria. Pensemos en un tpico ex-

    perimento con TRMf. Se introduce al probando

    dentro del tubo magntico del tomgrafo y ob-

    serva formas abstractas en una pantalla. Cuando

    aparece un determinado estmulo intencio nado

    por ejemplo, un crculo que corre de derecha

    a izquierda el sujeto debe apretar un botn.

    Estos estudios parten de un supuesto bsico:

    conociendo el funcionamiento del cerebro de

    un individuo, entenderemos el comportamiento

    humano.

    Leer los pensamientos ajenos desarrolla la mentePero tales condiciones experimentales guardan

    escasa relacin con la vida real. Fuera del labo-

    ratorio no nos encontramos con estmulos abs-

    tractos, ni reaccionamos apretando un botn. La

    mayor parte del tiempo reexionamos sobre el

    prjimo e interactuamos con l. Fenmeno que

    se maniesta tambin en el cerebro de nuestros

    parientes ms prximos; en los monos, las di-

    mensiones de la neocorteza guardan relacin

    con el tamao de la comunidad en la que viven.

    A esta regin cerebral, la ms reciente desde el

    punto de vista evolutivo, se la considera sede de

    las funciones superiores.

    De la interaccin social con nuestro prjimo

    se deriva que podamos servirnos y aprender

    unos de otros, lo que constituye, sin duda, una

    de las funciones principales del encfalo. Carac-

    terstica fundamental es la capacidad de hacerse

    cargo de la situacin mental y psquica de los

    dems, reconocer sus deseos, intenciones y pen-

    samientos y tenerlos en cuenta en nuestros pro-

    pios actos. Podemos comprender cuanto nuestro

    prjimo hace y deja de hacer por la sencilla ra-

    zn de que nuestro cerebro est en condiciones

    DEFINICIN Y FUNCIONES

    EmpataEl hombre no se encuentra a gusto solo; por eso dispone de un don sin par:

    ponerse mental y emocionalmente en el lugar de otros. Hoy ese dominio constituye

    una nueva rama de la investigacin

    TANIA SINGER Y ULRICH KRAFT

    RESUMEN

    En piel ajena

    1El ser humano dispo-ne de la facultad de compartir las emociones,

    es decir, tiene el don

    de la empata. Diversas

    regiones cerebrales se

    hallan involucradas en

    dicho proceso.

    2La expresin facial es uno de los estmulos clave en el trato con otras

    personas.

    3Las neuronas espejo hacen posible que reconozcamos la inten-

    cin de una accin; tam-

    bin las informaciones

    almacenadas sobre los

    propios estados de nimo

    nos ayudan a predecir las

    vivencias emocionales en

    los dems.

    Artculo publicado en Mente y cerebro n.o 11

  • EMOCIONES 19

    D

    REA

    MST

    IME

    / BO

    SAK

    AN

    NA

    SIN PALABRAS

    Ms de cincuenta msculos asociados a la expresin

    facial de la muchacha nos revelan su estado de

    miedo. El cerebro ha evolucionado para percibir ese

    sentimiento en los dems.

    de construir una representacin de la vida inte-

    rior ajena, sin que ello tenga nada que ver con

    nuestro propio estado mental. En resumen, para

    estudiar los mecanismos neuronales del com-

    portamiento humano no basta la investigacin

    de las reacciones del individuo con tcnicas de

    formacin de imgenes. Hay que considerar la

    interaccin entre varios probandos.

    Aunque los primeros trabajos sobre el cerebro

    social aparecieron en los aos noventa, no cobr

    un slido impulso hasta el comienzo del nue-

    vo milenio. La primera conferencia sobre NCS

    se celebr en el ao 2001, con la participacin

    de psiclogos, neurlogos, cientcos sociales y

    economistas. De acuerdo con la denicin del

    objeto de la disciplina, se pretende investigar los

    fenmenos del comportamiento desde tres pla-

    nos interactuantes: el plano social y los factores

    relevantes para la conducta; el plano cognitivo, o

    los procesos de elaboracin de informacin que

    subyacen bajo determinados fenmenos socia-

    les; y el plano neuronal, es decir, los mecanismos

    que operan en la base de los procesos cognitivos.

    En otros trminos: las neurociencias sociales de-

    ben investigar la inuencia que tienen en nues-

    tros pensamientos, sentimientos y acciones la

    presencia real o imaginada de los dems.

    Muy pronto se dio con el punto ideal de

    partida: el rostro humano. Ms de cincuenta

    msculos del rostro relacionados con la mmica

    reejan la vida interior de un individuo. En justa

    coherencia, la NCS se concentr en la mmica

    como un es tmulo de particular inters social.

    En algunos experimentos tpicos, los probandos,

    sometidos a los tomgrafos de resonancia mag-

    ntica, ven, en rpida sucesin, fotografas de

    rostros que deben clasicar a la mayor velocidad

    en masculinos o femeninos. Se trata, en rea-

    lidad, de un mero pretexto. A los directores del

    experimento les importa encontrar respuesta

    a la pregunta de si el cerebro de los probandos

    reacciona inconscientemente y en qu mane-

    ra a determinados rasgos sociales del rostro

    humano: alegra, asco o tristeza, atractivo fsico

    o pertenencia a una determinada raza.

    En el departamento Wellcome de neuroima-

    gen del Colegio Universitario de Londres, el gru-

    po dirigido por Ray Dolan estudia desde hace

    tiempo qu reas cerebrales elaboran las expre-

  • 20 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    siones faciales de las emociones. Sirvindose de

    la TRMf los investigadores comprobaron que la

    contemplacin de un rostro medroso activa en

    nuestro cerebro la amgdala, una estructura

    muy antigua desde el punto de vista evoluti-

    vo. El ncleo amigdalino de sempea una tarea

    importante para la supervivencia; nos advierte

    de los peligros.

    Ante una amenaza potencial, la amgdala ge-

    nera el sentimiento de miedo y, en fracciones de

    segundo, pone nuestro cuerpo en estado de aler-

    ta. Basta la mera contemplacin del semblante

    asustado de otra persona, incluso en fotografa,

    para despertar en nosotros emociones semejan-

    tes. Pero lo sorprendente en este experimento

    es que la amgdala se activa incluso cuando los

    investigadores pasan las imgenes tan deprisa,

    una detrs de otra, que los probandos ni siquiera

    advierten que las fotos muestran rostros asus-

    tados. El dispositivo de alarma de la amgdala

    procesa de modo automtico esa informacin

    sin que el estmulo desencadenante penetre en

    nuestra conciencia.

    Se atribuye a la amgdala un papel importan-

    te en el procesamiento rpido e inconsciente

    de mensajes emocionales. La amgdala modula

    procesos cognitivos y sensoriales a travs de co-

    nexiones neuronales con otras reas, como el

    hipocampo, una regin central en la formacin

    de los recuerdos. Por ello, percibimos mejor los

    acontecimientos acompaados de sentimientos

    que los hechos neutros. Adems, los estmulos

    emocionales captan antes nuestra atencin y

    son procesados tambin con ms precisin por

    las correspondientes reas visuales.

    Sin embargo, los rostros de personas atrac-

    tivas producen otro modelo, un tanto distinto.

    Su contemplacin activa tambin el cuerpo es-

    triado ventral y la corteza orbitofrontal (COF).

    Ambas regiones forman parte del sistema de

    recompensa y controlan la motivacin. Se ac-

    tivan cuando comemos un alimento que nos

    gusta, cuando ganamos en el juego o cuando

    los amantes de los automviles contemplan

    coches deportivos rapidsimos. El cerebro re-

    gistra la contemplacin de una cara bonita con

    un placer similar al suscitado por un ferrari o

    una mousse de chocolate.

    Quin es bueno y quin es malo?La amgdala establece conexiones con el es-

    triado y con la COF a travs de numerosas vas

    nerviosas. Se refuerza as la tesis de que estas

    tres estructuras son componentes de una red

    que percibe el signicado emocional de un es-

    tmulo y las reacciones subsiguientes. La red de-

    sempea un papel fundamental para nuestro

    comportamiento social. En el transcurso del da

    nos vemos obligados, una y otra vez, a valorar

    a los dems o decidir nuestras reacciones ante

    otras personas.

    Le encontr simptico nada ms verlo!

    Sencillamente: no me gusta su nariz. Este tipo

    de frases, dichas de repente, no son fruto de la

    improvisacin. La expresin facial es uno de los

    estmulos clave en nuestro trato con los dems.

    Por muy claro que resulte el resultado de nuestro

    juicio sobre el prjimo, lo cierto es que detrs

    hay un proceso complejo en el que intervienen

    distintas reas cerebrales. Partiendo de diversos

    estudios y de modelos existentes, Ralf Adolphs,

    de la Universidad de Iowa, propuso un modelo

    detallado de percepcin de la persona.

    Tomemos la nia de aspecto temeroso de la

    primera gura de este artculo. El giro fusifor-

    me elabora las propiedades estticas del rostro.

    Examina la identidad sin preocuparse de su

    expresin emocional. Esta tarea le corres ponde

    al surco temporal superior (STS), una estructu-

    ra situada por encima de los centros visuales.

    Es un rea que, entre otras funciones, procesa

    los aspectos dinmicos del rostro, la mmica:

    la informacin sobre si la persona contempla-

    da es mala, si est triste, rabiosa o temerosa. La

    amgdala, el estriado y la corteza orbitofrontal

    valoran estas informaciones ptico-sensoriales

    en funcin de su relevancia para la propia vida

    sentimental y la motivacin. Como consecuen-

    cia de esta valoracin se disparan determinadas

    emociones, se inician procesos cognitivos y se

    encauza el comportamiento posterior.

    Demos un ejemplo. Cuando una madre ve

    temor en la cara de su hijo concentra toda su

    WIK

    IMED

    IA C

    OM

    MO

    NS

    / C

    AEL

    IO /

    CC

    BY-

    SA 3

    .0

    MONTAR UNA ESCENA

    Tambin los chimpancs se

    lanzan unos contra otros. Pero

    no llegan ni de lejos alcanzar

    la competencia social del ser

    humano.

  • EMOCIONES 21

    atencin en el pequeo. Y mucho antes de ser

    consciente de ello percibe la expresin del rostro

    de su hijo como una seal de peligro. Entonces

    intenta analizar las causas del miedo y cae ella

    misma en cierto pnico: el corazn empieza a

    latir acelerado y el cerebro pone el cuerpo en

    estado de alarma para que, en cuanto madre, ac-

    te de manera rpida y eciente. Quizs intente

    consolar y animar a su nio con una sonrisa.

    Todos los experimentos sobre la percepcin

    personal comparten un elemento comn: al pro-

    bando se le presentan imgenes de personas cu-

    yos rostros sacan a relucir informaciones social-

    mente relevantes. Ahora bien cmo reacciona

    nuestro cerebro frente a personas muy distintas

    entre s por su comportamiento y su carcter,

    sin que reejen ninguno de ambos aspectos en

    signos ostensibles de sus rostros?

    Nuestro equipo ha llevado a cabo un estudio

    sobre esta cuestin. Los probandos estaban co-

    nectados por Internet con otras personas; po-

    dan desarrollar juegos interactivos con ellos.

    Este planteamiento experimental permite la

    investigacin de interaccin social en el am-

    biente solitario o antinatural de un laboratorio

    de TRMf. Los participantes no tenan ningn

    tipo de relacin entre s, pero vean en cada caso

    una fotografa de su interlocutor. El reiterado

    juego comn propiciaba un paulatino conoci-

    miento mutuo.

    Pruebas de juego limpioEl experimento ldico, llamado juego del dile-

    ma social, proviene en realidad del campo de la

    economa. Se movan sumas de dinero. En cada

    ronda intervenan dos jugadores [vase En la

    mente del consumidor, por Mirja Hubert y Pe-

    ter Kenning; en este mismo nmero]. Los econo-

    mistas acuden a tales escenarios para investigar

    el intercambio social y la cooperacin mutua.

    A nosotros nos interesaba conocer la forma

    en que el cerebro distingue entre personas hon-

    radas y tramposas. Para comprobarlo, hicimos

    que los voluntarios jugasen reiteradamente con

    contrarios que o bien se comportaban siempre

    de forma correcta (cooperadores) o bien ac-

    tuaban de forma egosta (infractores). La hora

    de la verdad iba llegando despus de ms cin-

    cuenta juegos en los que los voluntarios tenan

    que vrselas por lo menos cuatro veces con los

    correspondientes cooperadores e infractores.

    Presentamos a los participantes fotos de los

    compaeros de juego, a los que haban cono-

    cido pero no como jugadores limpios o su-

    cios al mismo tiempo que observbamos la

    actividad cerebral con la tcnica de la TRMf. Las

    expresiones faciales de los retratos eran neutras;

    no permitan deducir el carcter de las personas

    en cuestin. Adems, habamos repartido las fo-

    tografas al azar, de manera que un rostro de un

    probando poda corresponder a un cooperador

    y otro a un infractor.

    Al igual que en los ensayos sobre percepcin

    personal tampoco les dijimos que estbamos

    interesados en sus juicios de carcter social. De-

    beran clasicar los rostros lo ms rpidamente

    posible segn el sexo, pero sin juzgar su carcter.

    Los cooperadores causaron en el cerebro la

    impresin ms fuerte. La fotografa de un con-

    trario honrado activaba en nuestros probandos

    la amgdala, el estriado, la corteza, el STS y el giro

    fusiforme, es decir, la misma red neuronal de la

    percepcin social descrita por Ralf Adolfs. Solo

    que en estos casos el estmulo relevante no era

    la cara, sino los conocimientos adquiridos por

    los probandos sobre el comportamiento de una

    persona durante la fase precedente del juego. Es

    decir, las reas cerebrales encargadas de elabo-

    rar los distintivos sociales en el rostro humano

    se preocupan tambin de las caractersticas de

    comportamiento socialmente relevantes, como

    el juego limpio y la voluntad cooperativa.

    Calibrado para cooperarAunque los voluntarios admitan sin di simulo

    su enojo con los detectores, su ce rebro social

    reaccionaba ms suavemente ante un compor-

    tamiento desleal. Adems, su memoria no retena

    las caras de los compaeros de juego egostas con

    D

    REA

    MST

    IME

    / Y

    URI

    ARC

    URS

    AUTNTICA EXPRESIN

    DE SENTIMIENTOS

    Por la capacidad de sentir y su-

    frir con ellos nos preocupamos

    tambin de los dems.

  • 22 CUADERNOS MyC n.o 2 / 2012

    la nitidez con que retenan las de los coopera-

    dores. Se halla nuestro cerebro ajustado para la

    colaboracin? Los economistas y los bilogos no

    han ocultado durante muchos aos su extraeza

    ante estos hechos: los participantes en juegos de

    dilema social no engaan a sus compaeros a

    pesar de que, si lo hicieran, podran ganar mu-

    cho ms dinero. En ltimo trmino, de acuerdo

    con los modelos existentes, el hombre es un ser

    egosta que intenta transmitir sus genes y sacar

    el mximo provecho con el mnimo esfuerzo

    posible, incluso a costa de los dems.

    Los resultados de nuestra investigacin neuro-

    biolgica contradicen tal imagen negativa, pues

    los probandos estaban muy contentos de esta co-

    laboracin ecaz, segn muestran las imgenes

    de TRMf. El rostro de un jugador limpio activaba

    en el cerebro el estriado ventral, que pertenece

    al sistema compensatorio de dicho rgano. Ese

    fenmeno puede compararse con el sentimiento

    que a uno le asalta con una buena comida o con la

    contemplacin de una persona atractiva. Parece

    que la cooperacin social se considera compensa-

    toria ms all de los puros benecios econmicos.

    O dicho de otra manera: la colaboracin con jue-

    go limpio genera en el cerebro un placer idntico

    al de la mousse de chocolate y proporciona un

    sentimiento de bienestar similar.

    La economa y la biologa evolutiva toman

    ya en consideracin estas conclusiones. Los

    nuevos modelos parten del principio de que el

    ser humano tiene una aversin innata contra la

    injusticia. Cuando se lesionan los principios del

    juego limpio, reaccionamos emocionalmente

    con rabia, enfado y rechazo. Adems del talento

    para reconocer los pensamientos e intenciones

    de los dems, el hombre dispone de una facultad

    sumamente interesante: puede compartir las

    emociones, es decir, tiene el don de la empata.

    Por eso algunos espectadores echan mano del

    pauelo cuando en Casablanca Humphrey Bo-

    gart se despide para siempre de Ingrid Bergman.

    Ya en 1903 el psiclogo alemn Theodor Lipps

    (1851-1914) se ocup del fenmeno de la com-

    penetracin. Lipps desarroll la teora de que

    la percepcin del estado emocional del prji-

    mo, sobre la base de su expresin facial o de sus

    gestos, despierta en el observador los mismos

    sentimientos. La moderna investigacin cere-

    bral conrma, casi un siglo ms tarde, que Lipps

    acert de pleno.

    La investigacin neurocientca de la empa-

    ta cobr impulso en los aos noventa a raz de

    ciertos trabajos realizados en la Universidad

    de Parma por el grupo que diriga Giacomo Riz-

    zolatti. En realidad se centraban en el control

    de los movimientos en los simios. Para lo cual

    implantaron electrodos en las neuronas de la

    corteza premotora, regin donde se planican

    los movimientos. Adiestraron a los monos en la

    recogida de un cacahuete. Uno de los investiga-

    dores estaba acercando la golosina a un animal

    cuando de pronto se dispar la aguja del aparato

    de medicin. La neurona afectada haba emitido

    un impulso, aunque su propietario se mante-

    na completamente inmvil.

    A este tipo de neuronas, desconocido hasta

    entonces, Rizzolatti las denomin neuronas es-

    pejo; no solo se activan cuando el mono ejecuta

    un movimiento, sino tambin cuando observa

    que lo hace otro. Las neuronas espejo o especula-

    res hacen posible que reconozcamos la intencin

    de una accin al recapitularla internamente.

    Entendemos, pues, los sentimientos de otras

    personas porque nuestro cerebro adopta su

    perspectiva; tambin porque tenemos la viven-

    cia de tales sentimientos. Para investigar ms

    de cerca este fenmeno rogamos a 16 parejas

    que acudieran a nuestro laboratorio de TRMf. En

    cada uno de los casos inigimos dolor a uno de

    los miembros de las parejas, porque se sabe con

    bastante exactitud qu reas cerebrales intervie-

    nen en el procesamiento del dolor.

    Experimentacin de los sentimientosLa mujer yaca dentro del tomgrafo de reso-

    nancia magntica mientras que su novio perma-

    neca sentado en una silla a su lado. Las manos

    derechas de ambos reposaban en un tablero, que

    la voluntaria poda ver a travs de un espejo. Les

    implantamos electrodos. A travs de estos po- D

    REA

    MST

    IME

    / PA

    VEL

    LO

    SEV

    SKY

    COMPARTIR LA FELICIDAD

    Podemos sentir una especial

    empata con las personas de

    nuestro entorno ms prximo,

    y alegrarnos cuando se ren.

  • EMOCIONES 23

    damos estimularles, a l o a ella, con descargas

    elctricas dbiles o ms fuertes. Las corrientes

    ms intensas eran dolorosas, como la picadura

    de una abeja, pero duraban solo un segundo y

    no dejaban secuelas de ningn tipo. Flechas de

    distintos colores en el monitor de un ordenador

    le indicaban a la mujer si ella o a continuacin

    su novio reciban una descarga elctrica y si

    esta iba a ser ligera o dolorosa. Las participantes

    no vean las caras de sus compaeros: solo los

    smbolos les denunciaban que ellos iban a sufrir

    enseguida las consecuencias.

    Si se le aplicaba a la mujer una descarga suave,

    se activaba la red de procesamiento del dolor:

    tras la nsula, la corteza somatosensorial pri-

    maria y secundaria, la corteza cingular anterior

    (CAC), el tlamo, el cerebelo y determinadas re-

    giones del tronco enceflico. Eran las reacciones

    esperadas en el cerebro de las voluntarias.

    Pero cuando despus les aplicbamos los

    electrochoques dolorosos a los probandos se

    activaban igualmente la mayora de estas reas

    del dolor; de preferencia, no obstante, las regio-

    nes relevantes para el dolor como el CAC y la

    nsula anterior. Pareca que el encfalo sufra

    con el dolor del compaero querido, aunque la

    intensi