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cuadernos formativos febrero 15 otsaila Antonio Ávila Blanco, Profesor del Instituto Superior de Pastoral (Madrid). Gaitasun emozionala eta pastoralgintza Inteligencia emocional y pastoral

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Antonio Ávila Blanco, Profesor del Instituto Superior de Pastoral (Madrid).

Gaitasun emozionala etapastoralgintza

Inteligencia emocional y pastoral

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Antonio Ávila Blanco, Profesor del Instituto Superior de Pastoral (Madrid).

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Gaitasun emozionala etapastoralgintza

Inteligencia emocional y pastoral

LaburpenaEgileak dio, kristau fedearen hedapena-ren istorian zehar, ahaztu egin delagehiegitan fedea ez zaiola gizakiaren adi-menari bakarrik bideratzen. Emozioaketa bihotz-sentipenak ere pertsonarenbehar-beharrezko gaitasunak direla, etapastoralgintzak gogoan izan behar duhori. Gero argibide batzuk ematen dizki-gu pastoralgintzak bide emozionalagogoan izatea lor dezan. Egileak azkene-an, beste muturrera jo eta emozioetanbakarrik oinarritutako pastoralgintzara-ren arriskuaz ere ohartarazten digu.

SíntesisEl autor muestra cómo, a lo largo de lahistoria de la transmisión de la fe cristia-na, se ha olvidado demasiadas veces quela fe no se dirige solo a la dimensión inte-lectual del ser humano. Lo emocional, elcorazón, los sentimientos, constituyentambién una dimensión esencial de lapersona, y la pastoral lo ha de tener encuenta. Después, se nos dan unas pistaspara lograr una acción pastoral quetenga en cuenta lo emocional. El autor, alfinal, nos advierte del peligro de pasar alextremo contrario y de hacer una pasto-ral que solo se base en lo emocional.

Antonio Ávila Blanco es licenciado enPsicología y doctor en Teología catequética.Profesor del Instituto Superior de Pastoral(Madrid) y profesor colaborador de laFacultad de Teología “San Dámaso” (Madrid).Entre sus publicaciones destacan: Psicologíadel Desarrollo y religioso moral, Madrid, CCS,1995. Para conocer la psicología de la reli-gión, Estella, Verbo Divino, 2003. Madurez,sentido y Cristianismo, Madrid, PPC, 2013.

Este Cuaderno formativo recoge el artículode Antonio Ávila Blanco “Inteligencia emo-cional y pastoral” que se publicó en la revis-ta Misión Joven en noviembre de 2013 (nº442, 21-28).

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1. Bihotzaren arrazoiakLas razones del corazón

Ya afirmaba B. Pascal en sus Pensa-mientos que “el hombre tiene razonesque la razón no puede entender”. Conello Pascal señalaba, de una parte, quelos seres humanos no somos seres uni-dimensionales, sino que somos una rea-lidad muy compleja, hoy diríamos queno sólo psicológica sino biológicamentecomplejos; y de otra parte, nos hacíacaer en la cuenta que en esa compleji-dad de nuestro ser seres humanos laafectividad, el corazón, da color a nues-tra racionalidad, hasta el punto de lle-varnos a otras “lógicas” más allá de lapura racionalidad.

Si la afirmación pascaliana nos hablabade las razones del corazón, los avancesde la neurociencia nos han permitidoconocer la complejidad de nuestro siste-ma nervioso central y fundamentar esacomplejidad. Una lectura de la obra deAntonio Damasio1 nos abre al conoci-miento del cerebro. Una realidad fasci-nante por su complejidad, por su perfec-ción y por su versatilidad; y, en lo queaquí respecta, nos permite adentrarnosen el mundo de las emociones, y delpapel que éstas juegan a la hora desituarnos en la realidad e interactuarcon ella, y la capacidad que éstas nos

dan de poder relacionarnos con losotros y con nosotros mismos de formaadecuada. Este autor nos hace caer enla cuenta de que la pérdida del mundoemocional a causa de determinadaslesiones cerebrales, si bien permiten un“conocimiento” de la realidad, lo hacende una forma tan neutra y sin coloraciónemocional, que en el fondo es una expe-riencia incompleta y parcial que impideuna vida mínimamente aceptable.

Otra obra, en este caso menos biológica,aunque tenga un soberbio capítulodedicado a este tema, es el libro deGoleman La inteligencia emocional2. Enesta obra, todo un “superventas”, anali-za el papel de la inteligencia emocionalcomo una forma intuitiva y global dereconocer e interactuar con la realidad.Este autor presenta dos formas de com-prender la realidad, una primera másarcaica, global e intuitiva, debida a lainteligencia emocional, que tiene quever con nuestra necesidad de dar res-puestas inmediatas ante cualquiersituación de peligro; y otra más analíticaque, si bien trabaja de una forma máslenta al utilizar circuitos neuronales máscomplejos, nos permite analizar deforma más precisa la realidad y dar res-puestas más adecuadas.

1 Especialmente sus obras: El error de Descartes, Barcelona, Crítica, 2006; Y el cerebro creó al hom-bre. ¿Cómo pudo el cerebro generar emociones, sentimientos, ideas y el yo?, Barcelona, Destino,2010; En busca de Spinoza, Barcelona, Destino, 2013.

2 D. Goleman, La inteligencia emocional, Barcelona, Kairós, 1997.

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Finalmente, la obra del Gardner3 seorienta hacia el campo de la psicología.En ella, al referirse a la inteligenciacomo el instrumento del que nos servi-mos para conocer e interactuar con larealidad que nos rodea y con la realidadque somos, ya no va a hablar de unainteligencia emocional, sino de la exis-tencia de inteligencias múltiples, y abreincluso a la posibilidad de la existenciade una inteligencia espiritual, que nospermite abrirnos a esa dimensión pro-funda que somos y a esa realidad últimaque da sentido a nuestra existencia. A loTotalmente Otro, a lo divino, tenga estarealidad última el nombre que tenga.Este tipo de inteligencia espiritual él nola incluye ni desarrolla en su pensa-miento, aunque deja abierta la posibili-dad de su existencia, guante que reco-gerán otros autores posteriormente4.

En definitiva, y dicho de una forma muysintética, las aportaciones de las cien-cias neurológicas, de la psicología, etc.nos permiten afirmar que la realidadque somos y la realidad que nos rodeani es simple ni es unidimensional.Cualquier intento de simplificación delser humano y del mundo en el que seencuentra no puede ser entendido sinocomo un reduccionismo antropológico ofilosófico. Reduccionismo al que, pordesgracia, estamos tan acostumbrados.Y esa complejidad de la realidad se

manifiesta en nuestra forma de acercar-nos a ella, en la complejidad biológicade los órganos de los que nos servimospara comprenderla (nuestros sentidos ynuestro cerebro), y también en la nece-sidad de crear inteligencias y lenguajesmúltiples con el fin de comprenderla yexpresarla.

¿Qué relación tiene todo esto con lo reli-gioso y con la tarea pastoral? Esa es lacuestión que ahora deberemos abordar.

2. Fedearen iturrietara itzulizRemontándonos a las fuentesde la fe

A la hora de abordar el tema de lo quesupone asumir la existencia de una inte-ligencia emocional en nuestro trabajopastoral me gustaría partir en nuestrareflexión tomando el río de la fe, y portanto del trabajo pastoral, entendidoéste en sentido amplio, más arriba de loque solemos hacer los que nos dedica-mos a esta tarea. Me gustaría, comodecían los Obispos de Québec (Canadá)en su documento “Proponer hoy la fe alos jóvenes. Una fuerza para vivir 5

(2000)”, remontar el río hasta sus fuen-tes, e incluso más arriba, allá dondeéstas parecen cegadas.

3 H. Gardner, Inteligencias múltiples, Barcelona, Paidós, 1998; La nueva ciencia de la mente,Barcelona, Paidós, 2000.

4 Por ejemplo: F. Torralba, Inteligencia espiritual, Barcelona, Plataforma editorial, 2010.5 Editado en: D. Martínez - P. González - J.L. Saborido, Proponer la fe hoy. De lo heredado a lo pro-

puesto, Santander, Sal Terrae, 2006.

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2.1. Pastoralgintza, batezere fedea-ren muinari dagokionean

Cuando el trabajo pastoral serefiere principalmente a loscontenidos de la fe

Es relativamente frecuente tomar comopunto de partida del trabajo pastoral laexistencia de una comunidad y de unoscreyentes que, de una forma o de otra,han accedido a la fe, dando por supues-ta una tarea previa, la evangelización.Así entendida, la tarea pastoral es com-prendida como el acompañar a la fe delos creyentes y de las comunidades conel fin de formar y cultivar esa fe de talmanera que sea más viva, más ilustrada,que pueda soportar un diálogo con unmundo científico-técnico, que sea for-mulada con precisión teológica de talmanera que corresponda con la fe de laIglesia. Nosotros entenderemos el tra-bajo pastoral en sentido amplio, porquemuchas veces subir hasta los orígenesde la fe nos permite ver con más clari-dad lo que ésta implica. El hecho es, yde ahí la razón de este artículo, quemuchas veces el cuidado pastoral, másque propiamente tal, se ha convertidoen un cuidado “doctrinal”. ¡Cuánta preo-cupación por la ortodoxia! ¡Cuántomiedo al error!

Aunque como en toda simplificacióncorra el riesgo de la caricatura, tengoque confesar mi malestar con muchasde las cosas que hoy denominamos acti-vidades pastorales y solamente sonactividades doctrinales. Se apela, en elmejor de los casos, a la necesidad dedar razón de nuestra esperanza, de

entrar en diálogo racional con otrosórdenes del saber: la ciencia, la filosofíay la cultura; pero en muchos casos estaformación solamente está preocupadapor lo doctrinal y no es sino un burdointento de indoctrinamiento que o biendesemboca en un fundamentalismo máso menos larvado, incapaz de diálogo conla cultura y el pensamiento actual; obien lleva a un distanciamiento de loaprendido en el proceso de socializaciónreligiosa, al desengaño o a la mofa. “Enel colegio los curas me enseñaban…”,“en las clases de religión me dijeron…”,“en las catequesis de primera comuniónintentaron inculcarme…”. Y ahora cadauno de los lectores puede completar aestas frases y añadir las burlas, las iro-nías, las carcajadas o los desengañosque la acompañan.

Pero basta con subir hacia las fuentesde la fe, e incluso a los previos que lahacen posible, basta con poner rostro aalguna persona indiferente a lo religiosocon la que convivamos y a la que inten-temos abrir a la experiencia de Dios,para descubrir lo inútil de nuestros

Gaur egun pastoral ekintza deitzen dio-gun asko irakaspidezko ekintzak soilikdirenean.

Jainkoaren bideak ez dira gure bideaketa bere egitasmoak ez dira gure egitas-moak, baina arrazoiaren bidea soilik ezdirudi egokiena denik. Ba dirudi,Jainkoaren gure bizitzarenganako hur-bilketa ez dela arrazoiarena bakarrik,baizik sentipen eta emozioen bizitzare-na ere badela.

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intentos de la demostración de Dios, delos argumentos sobre la futilidad de lavida, de lo razonable que es la existen-cia de Alguien que fundamente todo loque existe o que oriente nuestras con-ductas para que sean realmente éticas yacordes con su voluntad.

Basta el intento de argumentar con todotipo de razones y argumentos a aquellosque perdieron la fe para descubrir que obien entramos en polémicas estériles,en discusiones bizantinas, o en charlasde café que no llevan a ningún sitio.

Probablemente la mejor forma de com-prender lo que digo es mirar la paja en elojo ajeno. Seguro que alguna vez en tuvida, querido lector, te has sentido aco-sado por alguna persona que te haintentado convencer de lo buena queera su religión, su confesión religiosa osu movimiento eclesial. Seguro que tehas encontrado con personas que deforma admirable por su constancia yentrega a la captación de adeptos te hanabordado en casa, en la calle, en el tra-bajo… la mayoría de las veces de formainoportuna, no respetando el descanso,la intimidad… para ofrecerte su doctrina,“la única verdadera”. Seguro que ponesnombre y cara a lo que estamos hablan-do. Seguro que en algún momento tehizo exclamar: ¡Qué pesados! ¡Qué ino-portunos! ¡Qué pesadilla! Estaban segu-ros de su verdad, necesitados de salvar-te a toda costa o de tener más adeptos,y te/nos vacunaron contra todo lo querepresentan. Es fácil reconocer esta pajade la reducción de la fe y del trabajo pas-toral a la sola doctrina en el ojo ajeno.

2.2. Jaikoarengana heltzeko bidebakarra al dago?

¿Hay un solo camino de acceso aDios?

Para los que hemos hecho el camino dela fe, aunque algunos parecen empeñar-se en lo contrario, no existe un únicocamino de encuentro con Dios. Loscaminos de Dios no son nuestros cami-nos y sus planes no son nuestros pla-nes; pero, desde luego, el camino de lasola razón no parece el más indicado.Parece que el acercamiento de Dios anuestra vida no se refiere solamente a larazón sino también a la vida emocional yafectiva: “¿No ardía nuestro corazónmientras caminaba con nosotros y nosexplicaba las Escrituras?”

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Una lectura de El error de Descartes, deAntonio Damasio, nos permite clarificar loque estoy señalando. En esta obraDamasio parte del caso de un pacientecon una lesión cerebral que por sus carac-terísticas es paradigmático en la historiade la neurociencia. Es el caso de un barre-nero que, por causa de un accidente detrabajo, se lesiona el área prefrontal en laque residen las emociones. Este pacienteno pierde en ningún momento su concien-cia. Reconoce perfectamente quién es,quiénes son los que le rodean, su esposa,sus hijos… Se sitúa perfectamente en larealidad y razona de una forma adecuada,pero carece de todo tipo de emociones.Todo lo percibe adecuadamente en loreferido al área cognitiva y al razonamien-to, pero todo carece de coloración afecti-va. Su vida se convierte en una vida sincoloración. En blanco y negro. El amor asu esposa y a sus hijos desaparece, aun-que sabe quiénes son.

Y es que hay veces en que algunos denuestros planes pastorales se parecen alcaso recogido por Damasio. Están perfec-tamente planificados: objetivos, conteni-dos, etapas, materiales. Todo para quesalga el producto perfecto. Pero no se dejaespacio alguno a que Dios nos enamore.No hay espacio para que pueda arder elcorazón de ninguno de sus receptores,porque carecen de toda coloración afecti-va. Parece que estuvieran hechos en blan-co y negro.

Hay obispos, sacerdotes, religiosos/as,agentes de pastoral… que creen que conla publicación del Catecismo de la IglesiaCatólica ya queda resuelto el problema dela indiferencia y de la increencia. Y no

hemos dado ni un solo paso en laevangelización. Hay quienes consi-deran que la publicación del Youcatya soluciona el problema de la pasto-ral con jóvenes. Hay teólogos queescriben y escriben libros de teolo-gía, muy eruditos y profundos, peroque no mueven ni un solo milímetrohacia Dios…

En definitiva, los caminos que nos lle-van hacia Dios son muchos y distin-tos, probablemente tantos y distintoscomo personas somos, pero si la feno consiste únicamente en las verda-des que creemos, sino en el fiarnosde un Dios que nos ama, que Él

Fedea, sinesten ditugun egiak soilikez bada, maite gaituen eta BeraMaitasuna den Jainko batenganfidatzea baizik, fidatze hori berega-nako sentipen, usteon, adiskidetasu-netik badator, edozein pastoral egi-tasmo, edozein hitz Jainkoari zuzen-dua edo Bera aipatua izateko, ezin-bestekoa da gaitasun emozionalakontutan hartzea.

Begiak behar ditugu, ez ikusteko gaibakarrik direnak, ezohikoa denarenaurrean harritzeko gai direnak bai-zik, baina baita egunerokoarenaurrean ere harritzen direnak, azale-ra agertzen dena bakarrik ikustekobaino izaeraren muina ikusteko gaidirelako. Begirada garbi eta barnera-koi bat emango dien izaeraren sakon-tasuean hezi eta berreskuratu beharditugu belaunaldi berriak.

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mismo es Amor; si ese fiarnos procede deun sentimiento, la confianza, la amistadcon Él…, cualquier proyecto pastoral,cualquier palabra dirigida a Dios o referi-da a Él, necesariamente tiene que reflejare incluir la dimensión emocional y afecti-va con la que acogemos al otro y le expre-samos lo que sentimos. “Todo el que amaha conocido a Dios, porque Dios esAmor”, dirá con toda verdad Juan.

3. Jainkoarenganako betiko bideakLos caminos clásicos de acceso a Dios

Continuemos nuestra reflexión con algoque habíamos iniciado más arriba: Lasfuentes que posibilitan el acceso a laexperiencia de Dios y por tanto a la fe.

Si, como hoy parece evidente, el hilo de latrasmisión de la fe en nuestro contextocultural se ha roto, y si los cauces en losque muchas veces por ósmosis, por imita-ción o por simpe “contagio”, se realizabaesta trasmisión (la familia, la escuela, laiglesia, o el contexto cultural) se manifies-tan como impotentes, si no contrarios aesta trasmisión, parece evidente que unatarea prioritaria de la acción pastoral ensentido amplio sea la de la evangeliza-ción. El anuncio del Evangelio y el engen-dramiento de nuevos creyentes. Parece,por tanto, que una reflexión sobre lo quehace posible la acogida de ese Evangeliovivido y proclamado, y su relación con lainteligencia emocional, no es una digre-sión sino una entrada en un tema nuclear.

Los que reflexionaron sobre esto pro-pusieron un triple camino para elencuentro con Dios: la belleza, la ver-dad y la bondad. Un triple camino queRudolf Otto, en su libro Lo santo6, lofundamenta en la capacidad de asom-bro. Necesitamos ojos no sólo capacesde ver, sino capaces de asombrarsecon lo que es inusual, pero tambiéncapaces de asombrarse ante lo coti-diano, porque sean capaces de ver nosólo lo que emerge a la superficie,sino la hondura de la realidad.Necesitamos una mirada no simple-mente analítica de lo que nos rodea,capaz de entender la realidad paratransformarla, sino una mirada capazde asombrarse de lo que esa realidadnos comunica, de lo que ella misma esy está llamada a ser, y de lo que noso-tros realmente somos en toda nuestraprofundidad.

Y para que esta capacidad de asombropueda darse, sobre todo para los queestamos contaminados de una miradaexcesivamente analítica, científico-técnica, y de una mirada excesivamen-te pragmática y utilitarista, necesita-mos recuperar y educar a las nuevasgeneraciones en una hondura existen-cial que permita una mirada más gra-tuita y contemplativa.

No es casual que nuestras librerías sellenen de libros que hacen referencia aeste tipo de mirada y de crecimiento enlo espiritual; que se busquen momen-

6 R. Otto, Lo Santo: Lo racional y lo irracional en la idea de Dios, Madrid, Alianza Editorial 2005.

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tos de huida hacia la naturaleza, que sur-jan sustitutivos de evasión…

El acceso a la fuente va más allá de unir a los caminos clásicos de acceso aDios, para dar un paso más y caminarhacia los presupuestos que hacen posi-ble ese acceso. La recuperación de unahumanidad no unidimensional, aliena-da en su mismo ser como persona, pararecuperar una humanidad más rica,compleja y multicolor, capaz de asom-bro, de enamoramiento, de pasión, deamor en plenitud.

¿Significa esto que tenemos que cen-trarnos únicamente en los presupues-tos, y que hasta que estos no se den ple-namente, hasta que no tengamos unhombre/una mujer plena y total, nopodamos avanzar y hacer una propuestadel Evangelio, sea ésta en la forma quesea? Nada más lejos mi intención. Creoque la vida y su camino son muchomenos rectos y programados. La vida delos seres humanos está llena de vericue-tos y de sorpresas, y cada una de sus cir-cunstancias es un momento privilegiadoy único cuando es vivido en plenitud. Loque quiero aquí sostener es que si cons-truimos edificios sin cimentarlos ade-cuadamente, bajando a ese terrenofirme de la profundidad personal quenos permite compararla con la firmezade la roca del Evangelio, aunque sea unfundamento de sensibilidad y de ternurapropia de nuestra naturaleza humana,correremos el riesgo de que el primerviento o avatar de la vida derribe todo loconstruido, por muy sólido que puedaparecernos. Considero que todo lo que

sea razón y razonabilidad de la fe, si notiene el sustento de lo humano, contodas sus dimensiones, si no da razónde lo que amamos, vivimos y espera-mos, corre el riesgo de no llegar a nin-gún sitio, de secarse por falta de raíz,como la semilla de la parábola. Cadamomento y cada circunstancia son unaocasión en la que toda nuestra acciónpastoral debe estar dirigida a todas ycada una de las dimensiones de nuestrapersona, pero especialmente a ladimensión afectiva, aunque, como mástarde señalaré, no de forma exclusiva niexcluyente.

4. Jainkoarekiko hizkerakLos lenguajes sobre Dios

Esto nos abre a otro tema en el que megustaría detenerme brevemente. Es elde los lenguajes de la fe. Esos lenguajesque nos permiten acercarnos, con temory temblor, a esa realidad última que esDios. Que nos permiten decirlo y com-prenderlo, y que nos permiten decirlecon sencillez lo que sentimos y espera-mos de Él.

En el fondo último, la fe es una relaciónde amor con Él y no un simple conoci-miento aséptico sobre Él. Esto significaque los lenguajes de la fe no se puedenreducir a uno, el lenguaje del razona-miento filosófico-teológico, o de las pre-guntas-respuestas de los catecismos deotros tiempos. El lenguaje de la relacióninterpersonal, de la amistad, del amor…está formado por lenguajes múltiplesllenos de imprecisiones en su formula-

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ción, pero de profundidad en sus expre-siones. Es un lenguaje que, al procederde experiencias personales profundas,se manifiesta por medio de imágenes,símbolos, gestos, comparaciones, narra-ciones, recuerdos, deseos… Es el len-guaje de la oración, entendida éstacomo un diálogo de amistad y no comoun recitado mecánico de formulasaprendidas. Es el lenguaje de la liturgia,entendida como la celebración, lamemoria y la expresión de una comuni-dad, en comunión con el resto de la GranIglesia, que vive lo que celebra, y nocomo un cumplimiento preciso de for-mulas rituales, una multiplicación casimágica de gestos incomprensibles y aje-nos para la comunidad que celebra. Es ellenguaje profético de los gestos y de laspalabras que denuncian lo que es injus-to y violento, y que no solamente anun-cian sino que acercan en tanto que leses posible la justicia y la paz ansiada. Esel lenguaje de la fraternidad, de la amis-tad compartida, que casi sin palabras,porque tiene mucho más de clima (pala-bra harto difícil de explicar en dinámicade grupos, pero tan fácil de percibircuando existe realmente en un grupo).Un clima de fraternidad que permite quelos ajenos reconozcan: “mirad cómo seaman”. El lenguaje de los gestos de soli-daridad, de cuidado del otro, que expre-san no solamente un sentimiento de

Fedea, Berarekiko maitasunezko harre-man bat da eta ez Bere ezaguera soil etahotz bat.

humanidad, sino una actitud que última-mente hemos venido a denominar“samaritana” porque probablemente notenemos palabras para expresarla. Ellenguaje de la tolerancia, del perdón, deponernos en lugar del otro y comprendersus debilidades o sus diferencias porquenosotros reconocemos también lasnuestras y nos alegramos de la plurali-dad, de las diferencias, y de la libertadque somos, libertad que a veces nos per-mite cometer errores y reconociéndolospoder cambiar. El lenguaje de la narra-ción de nuestra propia historia que noslleva a dar gracias por todo lo vivido, por-que reconocemos que junto a nosotroscaminaba Él, y el lenguaje de la memoriahistórica de lo que Dios ha hecho y hacecon su pueblo al convertir nuestra histo-ria en Historia de Salvación. El lenguaje

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del lamento por el dolor vivido tantasveces expresado en los Salmos; de laqueja convertida en interpelación y peti-ción de cuentas a un Dios al que no seentiende en la desesperación tan maravi-llosamente expresada en el libro de Job,una imprecación a Dios que raya la blas-femia, porque la confianza con los autén-ticos amigos nos permite discrepar deellos, incluso aunque ese amigo sea Dios.

Los lenguajes de la fe, de la relación conDios, son múltiples, como lo son los decualquier relación humana, pero todosellos están llenos de emoción, y tienen unmismo objetivo: ser cauce de expresiónde esa relación, mantenerla viva, y dar-nos razones a nosotros mismos, seresracionales, de la razonabilidad de lo quevivimos.

5. Gaitasun emozionala kontutanhartuko duen pastoralgintza

Una pastoral que tenga encuenta la inteligencia emocional

Todo esto se vive y se cuida en una auten-tica tarea pastoral en la que debe darseespacio a estos y a otros muchos lengua-jes, primando los fundamentales y nece-sarios en cada momento, pero sin excluirninguno para que pueda darse un desa-rrollo armónico en la vida de cada uno delos creyentes y en la comunidad cristianapuesta a nuestro cargo.

Es necesario que en cada momento se déun equilibrio entre el silencio, que es unaforma de lenguaje, y la palabra; entre laescucha y la expresión; entre la reflexión y

la acción; entre la espera confiada y elcompromiso transformador; entre laexpresión simbólica y litúrgica, y lasrazones que justifican y mantienennuestro creer; entre el hacer memoria,y el soñar y realizar caminos nuevos…En el fondo el buen pastor, el buenagente de pastoral, sabe sacar cosasnuevas y cosas viejas del arcón de lapropia experiencia, sabe llevar a bue-nos pastos y acompañar momentos deoscuridad.

Si esto es necesario en todos losmomentos, lo es desde luego conmayor razón en la etapa de la juven-tud. La pastoral con jóvenes no puedereducirse a una pastoral sacramental,entendida ésta como la preparaciónpara la recepción del sacramento de laconfirmación, que no implica en lapráctica nada en la vida del joven sinoun mero rito, muchas veces de despe-dida, o un puro acto social. Tampocopuede ser concebida ésta como unaserie de actividades de diversión,deportivas, dinámicas de comunica-ción, actividades culturales o recreati-vas con el fin último de tener a nues-tros jóvenes en espacios protegidos ycontrolados por los adultos para queno corran riesgos indebidos. Puedeque en algunos casos esto pueda serconsiderado como algo necesario,pero la pastoral con jóvenes no puedereducirse a esto.

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Necesitamos articular una pastoral conjóvenes en la que éstos se sientan suje-tos activos y no simples receptores. Enla que puedan hacerse conscientes delmomento que viven y se apasionen porsu propio futuro. En la que esta tomade conciencia de sí mismos no sea elresultado de un análisis exclusivamen-te racional (lo que no ocurre nunca enla práctica), ni que aboque a un purovoluntarismo, sino que suponga unproceso de autoestima personal, deintegración de la totalidad de su perso-nalidad en la que siempre, pero espe-cialmente en estas edades, juega unpapel tan importante la dimensiónemocional, afectiva y sexual. Es el tiem-po de enseñorearse de las propias pul-siones, de articular una identidadsexual, de la amistad y la camaraderíaíntima, de los primeros flirteos, delenamoramiento, de los ideales… Es untiempo en el que la inteligencia emo-cional nos ha jugado a todos muy bue-nas y muy malas pasadas.

Gazteak, sujetu ekintzaile eta ez hartzai-le soil aurkituko diren pastoralgintza batlandu behar dugu. Bizi diren momen-tuaz jabetu eta bere etorkizunaz zaletuaraziko diena.

Jainkoaren presentzia sentituko dengazte-pastoralgintza bat behar dugu.Ezagutzen delako Berakin iraun ahalizango duena. Adiskidetasun harrema-na; gure ahalmen guztiak atera eta era-biliz Bere deia, nor izatera dei bat beza-la, senti ahal izango duena.

Y necesitamos articular una pastoralcon jóvenes en el que Dios no sea unausente, o un extraño. En el que no seconvierta en un concepto a descartarpor caduco o infantil, o un fantasma alque no merezca la pena buscar porquehasta ahora haya sido un absoluto desa-parecido. Es necesaria una pastoral conjóvenes en la que se pueda sentir la pre-sencia de Dios; en la que pueda mante-nerse con Él, porque se le conoce, unarelación de amistad; en la que puedasentirse su llamada como una llamada aser, sacando y poniendo en juego todasnuestras potencialidades.

- Es un tiempo en el que la búsquedainterior (pensemos en el éxito de algu-nos lugares como Taizé, o de algunasexperiencias iniciáticas como elCamino de Santiago) responde a unanecesidad experimentada por muchosde nuestros jóvenes, que necesitanevadirse de la realidad para encontrar-se con ellos mismos.

- Es el tiempo de los grandes ideales yde los modelos de referencia, que noshacen caer en la cuenta de que notodos los sueños son quimeras.

- Es el tiempo de la pedagogía del héroey de los modelos de referencia. Es eltiempo de los primeros compromisos,de las primeras responsabilidades…

- Es el tiempo de los primeros volunta-riados, del encuentro con otras realida-des que están más allá de los espaciosprotegidos de sus familias y de suentorno.

- Es el tiempo de descubrir y de palparlas llagas de la pobreza y la exclusión.

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- Es el tiempo de la cuadrilla, de la pandade amigos, de la conversación íntima, y,por tanto, es el tiempo del grupo, de lainiciación a la comunidad juvenil, de losprimeros acercamientos a la comunidadadulta, como alguien que tiene algo quedecir y que por lo tanto puede y debeser escuchado.

- Es el tiempo del primer proyecto perso-nal, de las primeras elecciones, de lasprimeras decisiones.

Es, en definitiva, un tiempo de vivir.¿Quién puede poner en duda que en todoello la inteligencia emocional juega unpapel importante?

6. Dena sendimentuetaramurrizten deneanCuando todo se reduce a loemocional

Pero si es verdad que hasta ahora hedefendido la necesidad de tener encuenta la inteligencia emocional y hehecho una crítica tanto implícita comoexplícita a la reducción de la tarea pas-toral a una trasmisión de verdades yconocimientos sobre Dios y a una adhe-sión a esas verdades, por el peligro deconvertir la fe en una ideología o en unasimple ética; y si es verdad que tambiénhe criticado los voluntarismos quetanto han gustado y gustan a determi-nados sectores de nuestra Iglesia,defendiendo la necesidad de unaacción pastoral que integre todas lasdimensiones de la persona humana, ymuy especialmente la inteligencia emo-cional en todos sus aspectos, creo queha llegado el momento de reflexionarsobre las consecuencias, a mi modo dever perversas, que tiene una acciónpastoral cuando subraya de tal modolo emocional que prácticamente ignoralas otras dimensiones de la persona.

Una vez más, no hablo de una hipóte-sis posible, sino de una realidad que seha dado desde siempre en la historiade las religiones y en el cristianismo detodas las épocas, pero que hoy se hacepresente de una forma arrolladora enalgunos países y en algunas de nues-tras iglesias.

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Volvamos la mirada hacia atrás. Ya enlos orígenes de la comunidad nacientelos discípulos son acusados de estar“llenos de mosto”, pero el Espíritu quese ha derramado sobre ellos no les invi-ta solamente a las emociones desbor-dantes y desbordadas. Comienza unaetapa de anuncio del Resucitado, dediscusiones con los maestros de la ley,de organización de la comunidad, deatención a los necesitados, de coheren-cia en el estilo de vida, e incluso deentrega de ésta.

Es verdad que los primeros momentos,tal como nos los trasmite Lucas, parecende una exaltación emocional fuerte,pero una lectura continuada nos permi-te descubrir cómo las cosas progresiva-mente se serenan y lo emocional ocupasu lugar, pero no se reduce la experien-cia de la fe a sola emocionalidad.

Posteriormente, a lo largo de los siglos,han aparecido grupos y movimientosdentro de la Iglesia que, de una forma ode otra, en muchos de los casos apelan-do a la experiencia de Pentecostés, con-sideran que el núcleo de la fe es funda-mental y casi exclusivamente emocio-nal. Han sido los iluminados, los reviva-listas, los pietistas… Algunas veces unaIglesia muy centrada en lo doctrinal hasospechado de todo lo que se movía,pero otras, no pocas, no le faltaba razóna la hora de sospechar que había exage-raciones y más que exageraciones.

Hoy, entre nosotros, vuelven a florecerestos fenómenos de una forma desafo-rada. Movimientos carismáticos, ritos desanación, exorcismos, asambleas y cul-tos de alabanza, glosolalias,… En sus

encuentros y celebraciones se entrete-jen los cantos rítmicos, las palmas, lasdanzas, los gritos ¡aleluya! ¡hosanna!...que crean un clima emocional desbor-dante y contagioso hasta llegar al paro-xismo. Sus miembros consideran queésta es la prueba de la presencia delEspíritu, mientras que los que los inten-tamos observar con una cierta distanciacrítica nos preguntamos si hay algo másque contagio emocional.

La pregunta que cabe hacernos es: ¿Porqué estos fenómenos hoy tienen tantapresencia en algunos sectores de lapoblación? ¿Por qué en un mundo apa-rentemente tan positivista como elactual estos grupos crecen y se multipli-can? ¿Por qué en algunos países europe-os de tradición católica, muy tocadospor la increencia, estos grupos tienenuna presencia significativa? La respues-ta a esta cuestión es compleja y desbor-da este artículo, pero si bien no hay quedescartar intereses ajenos a la fe (políti-cos, económicos, personalidades caris-máticas como algunos telepredicadores,etc.), no hay que descartar una que nosdebería hacer reflexionar, que una vezmás se esté dando una reacción pendu-lar que denuncia los dos extremos delpéndulo como formas insuficientes devida cristiana.

Pero, más allá de las causas que lo origi-nan, la pregunta más importante quedejo abierta para que cada uno nospodamos contestar es: ¿A dónde lleva untipo de pastoral en la que, por las causasque sean, solamente exista emocionali-dad y nada más que emocionalidad?

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Delegación Diocesana dePastoral con Jóvenes

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