Cuba enérgica y viril - Juventud Rebelde · incorporó Nancy Uranga Romagoza. To-das nos...

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A lo largo de la historia de esta Revolución que siembra y construye, el pueblo de Cuba se ha visto afectado por Gobiernos norteamericanos que no escatiman presupuestos para cobijar el terrorismo a sueldo, que ha cobrado miles de víctimas en su obcecado afán de destruir nuestra Patria. Eso fue lo que hicieron sus serviles secuaces el 6 de octubre de 1976, cuando en pleno vuelo sabotearon un avión de Cubana y les arrebataron la vida a los 73 pasajeros que venían a bordo. La historia recordará siempre este suceso como uno de los más crueles crímenes de lesa humanidad. Pero como nos enseñó Fidel aquel día en la Plaza, cuando una multitud despidió a sus mártires: «Nuestra fuerza es, en fin, la fuerza del patriotismo y la fuerza del internacionalismo. Las ideas por las que luchamos son estandarte de los hombres más honestos y dignos del mundo de hoy y el emblema seguro y victorioso del mundo de mañana» Cuba enérgica y viril Foto: Raúl Pupo Suplemento Especial de JR dedicado al aniversario 43 del Crimen de Barbados y al Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado Domingo 06 de octubre de 2019

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A lo largo de la historia de esta Revolución que siembra y construye, el pueblo de Cuba se ha visto afectado porGobiernos norteamericanos que no escatiman presupuestos para cobijar el terrorismo a sueldo, que ha cobrado miles devíctimas en su obcecado afán de destruir nuestra Patria. Eso fue lo que hicieron sus serviles secuaces el 6 de octubre de

1976, cuando en pleno vuelo sabotearon un avión de Cubana y les arrebataron la vida a los 73 pasajeros que venían abordo. La historia recordará siempre este suceso como uno de los más crueles crímenes de lesa humanidad.

Pero como nos enseñó Fidel aquel día en la Plaza, cuando una multitud despidió a sus mártires: «Nuestra fuerza es, en fin, la fuerza del patriotismo y la fuerza del internacionalismo. Las ideas por las que luchamos son estandarte de los hombres más honestos y dignos del mundo de hoy y el emblema seguro y victorioso del mundo de mañana»

Cuba enérgica y viril

Foto: Raúl Pupo

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SSuupplleemmeennttoo EEssppeecciiaall Domingo 06 de octubre de 2019

por EENNRRIIQQUUEE MMIILLAANNÉÉSS LLEEÓÓ[email protected]

DONALD Trump tiene las manos manchadas de lágri-mas. En medio de su violencia cotidiana, de su egotelevisivo, de su mirada de acosador torcido, de su len-guaje carcelario,de sus arrebatos de millonario sin chu-pete, de sus implantes y desplantes, de sus víctimasde guerra y su inconfesada agonía de dictador mundial,su pecado capital es hacer sufrir a millones de terríco-las que no solo no representan amenaza alguna parasu país o su sagrada fortuna personal, sino que nisiquiera le conocen.

¿Cuántas lágrimas cubanas habrá en esa corrientesalobre que desborda los mapas? Nadie podría preci-sarlo, pero son miles las historias incluidas, porqueeste hombre áspero que se ha erigido en el retratomás descarnado del líder imperial no hace más quecontinuar un prontuario de ataques de seis décadasque merece solo un nombre: terrorismo.

El odio soplado desde el Norte,cual político frente frío,había dejado en la Isla hasta 1999 la muerte de 3 478cubanos y la mutilación física de otros 2 099; sinembargo, hay dolores que no se pueden medir. ¿Cuáles la extensión real de una pena? ¿Acaba la angustiacon la vida segada o se multiplica en la orfandad de ter-ceros? ¿Se puede calibrar en alguna balanza los gra-mos robados, de a poquito, a la felicidad?

Bajo las «balas» de este acoso, hace 20 años loscubanos radicamos ante tribunal una Demanda contrael Gobierno de Estados Unidos por los daños ocasio-nados al país. El dictamen dejó claro no solo que la per-secución debe cesar, sino que además la Casa Blancatiene que reparar los perjuicios que ha causado. Escierto, la ira sigue igual; sin embargo, en esta luchaentre resistencia y asedio ya todos saben dónde estála razón, y esa es la divisa de Cuba.

El equipo presidencial de Washington actúa comosu responsable actual: no quiere rectificar, de modoque sigue aplicando viejos manuales de probada inefi-cacia para «cambiar el régimen» que ha puesto su pla-za en la Revolución. El memorando de Mallory, especiede repositorio del terror emitido en 1960 contra estejíbaro pueblo, persiste en el espíritu de las políticasactuales.

Respondiendo a pensamiento la guerra que se noshace, el Presidente de los Consejos de Estado y deMinistros, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, ha denunciadosemejante «plan genocida» dirigido a «herir a la familiacubana en sus necesidades básicas para acusar alGobierno de ineficaz y tratar de modelar un estallidosocial, generar desmotivación y complejizar el entrama-do del país».

Del otro lado, el ejecutor del bloqueo a todo costo,incluido el posible precio de las vidas en la Isla, esDonald Trump,ese arcaico adolescente que copia líneapor línea la prueba de Lester Mallory.

Para saber del asedio, los cubanos más jóvenes notienen solo los libros y los abuelos: las guaguas perdi-das como cometas Halley, el caminar y el sudar cons-tantes, el estrés por cumplir en tiempo el horario y lapalabra, el ajuste de jornadas, la limitación de visitas yde paseos que vivimos ahora mismo, son lecciones

Si el terrorismo es el empleo sistemático de la amenaza y del terror, y si el Gobierno terrorista es el que usa recursos nacionalespara perseguir y someter a otros, el título le viene como tinte al pelo a Donald Trump

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vivas de bloqueo y terror que apuntan como responsa-ble al cara pálida de siempre.

Si el terrorismo es el empleo sistemático de la ame-naza y del terror, y si el Gobierno terrorista es el que usarecursos nacionales para perseguir y someter a otros,al margen de todo principio y Derecho Internacional, eltítulo le viene como tinte al pelo a Donald Trump.

Ese apretar la tercera tuerca de la Ley Helms-Burton,ese espantar las navieras que miran a Cuba,para que notraigan lo que podemos pagar con nuestro trabajo, esetrampearnos finanzas y alejarnos turistas y amigos,es unejemplo clarísimo de cuándo el «embargo» pasa a ser blo-queo y este alcanza el matiz de su primo hermano el terro-rismo porque apunta a detener el corazón del país.

El terrorismo de la Casa Blanca contra la Isla verdesupera en malignidad al de cualquier célula organizadao «lobo solitario» porque pone en función del mal finan-zas más generosas, amenazas oficiales, excelsas inte-ligencias, virus y misiles de letal precisión. Triste el sinodel presidente que trueca en matón su Estado.

Trump, que acunó en enero del año pasado la crea-ción de una fuerza de tarea en internet dedicada a sub-vertir el orden interno en Cuba —¡porque en Cuba hay

orden, tiene que reconocer!—, ha sacado nuevo filo alas herramientas de ahogo de sus predecesores.

Si antes sufrimos bandas armadas que mataron acampesinos y maestros, si atentaron cientos de vecescontra el chaleco moral que blindaba el pecho del Jefede la Revolución, si se embarcaron con el desembarcopor Girón, si introdujeron enfermedades que no hicie-ron más que redoblar nuestra vocación sanitaria… hoyla Casa Blanca fortalece el flanco del chantaje, la per-secución de finanzas, la mentira y las sanciones, todosellos asesinos de guante blanco más idóneos en untiempo en que los mercenarios violentos de la vieja Bri-gada quedaron para «actos patrióticos» prelectorales,en la ciénaga de la nostalgia.

No, hay dolores que no se pueden medir. Hablandode muros, es difícil determinar el punto exacto en elque el bloqueo se vuelve terror. Para establecerlo,Donald Trump tendría que crecer y madurar, eliminarsus políticas,venir a ver la «fruta» que nunca cayó, tocara la puerta de los cubanos, preguntar y disculparse.Quizá así pueda aclarar las manchas que tiene en lasmanos. ¿Que no lo hará? No importa; ya perdió, detodos modos.

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Esa fina pared entre bloqueo y terror

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A 43 años del horrendo crimen de Barbados, el pueblo cubano no olvida a jóvenes como Inés Luaces Sánchez, cuyas vidas fueron segadas por el odio imperialista

Domingo 06 de octubre de 2019 SSuupplleemmeennttoo EEssppeecciiaall 33

por LLIIUUDDMMIILLAA PPEEÑÑAA [email protected]

MERCEDES Atencio Torriente ya no mira alcielo. No tiene sentido alguno buscar son-risas bajando de un avión. Pide permisoen la Universidad de La Habana, dondeestudia Economía, y sale corriendo haciala Ciudad Deportiva. No sabe si llorar oabrazar. Siente que debe abrazar,y abraza.Pero no puede dejar de llorar. No entiendebien cuántos sentimientos surcan supecho. No puede. Las palabras de sumadre se repiten en su mente: «No puedeser, no puede ser. Por qué, por qué».

Ella podía haber sido una de las vícti-mas. Estaba entre las propuestas paraparticipar en el Campeonato Centroame-ricano de Esgrima casi hasta los últimosdías. Había quedado de suplente. Peroeso no importa mucho ahora. Mira a sualrededor. Están los familiares, deportis-tas, dirigentes, el pueblo. Todo lo que serespira, se dice, se piensa… se traduceen dolor. Un dolor inmerecido, un dolorque horroriza, que enmudece, queangustia e indigna.

CUARENTA Y TRES AÑOS DESPUÉSCuando remueve los archivos de la

memoria, 43 años después, Mercedessiente la misma congoja que a sus 20años de edad, cuando supo que era ver-dad, que el avión había estallado en ple-no vuelo, que ya nunca más vería a lasmuchachas a quienes había deseadobuena suerte el último día del entrena-miento. El abrazo a Inés Luaces Sán-chez, con la cual había compartido tan-tas alegrías, se le había quedado pen-diente en el recuerdo.

Sentada en la apacibilidad de su sala,en el barrio habanero de Lawton, munici-pio de Diez de Octubre, Mercedes nosabe muy bien por dónde empezar. Due-le todavía. Sus ojos lo dicen bien, muchomás que sus palabras. Pero la injusticiapuede más que la timidez, y cuenta:«Entrenábamos en la Escuela Superiorde Perfeccionamiento Atlético (ESPA), loque era antes el Giraldo Córdova.

«Éramos un equipo integrado por InésLuaces Sánchez, Milagros Peláez Gonzá-lez,Virgen María Felizola García y luego seincorporó Nancy Uranga Romagoza. To-das nos llevábamos muy bien. Éramos“una sola”,porque estábamos muy entre-gadas a la esgrima», dice la mujer madu-ra de 63 años de edad en la que se haconvertido aquella muchacha alta y forni-da que compartía la ilusión de la victoriacon el resto de las jóvenes de su equipo.

Aunque es un asunto recurrente ensu familia, una historia necesaria que leha contado varias veces a su nietaDaniela, de diez años de edad, Merce-des no había accedido nunca a hablarcon la prensa sobre el tema que marcósu vida para siempre. Ahora, gracias auna de sus colegas, la campeona pana-mericana de florete (1979) nos abre sucorazón.

«Es verdad que me afligí mucho cuan-do me dijeron que no iba a participar enel evento, porque estuve entrenandohasta lo último,pero mis padres me con-solaron y alentaron diciendo que lo im-portante era que el equipo pusiera en

alto el nombre de Cuba y que trajeran lasmedallas», dice y menciona al entrena-dor Santiago Hey, quien le había dejadoun plan de entrenamiento y preparaciónfísica para cuando él volviera comenzara dirigirla, y la había calmado: «Tranquila,hay que seguir entrenando. No te desani-mes». Ese fue otro de los abrazos quese le quedaron truncos.

«Después tuvimos que incorporarnosa los entrenamientos, con el dolor aquelque nada nos podía aliviar y que hoy,des-pués de 43 años, todavía sigue latiendo.Porque ellos no están físicamente, perosiempre los estamos recordando. Enaquellos momentos hacíamos cualquiercosa y pensábamos que ellos tambiénlas podrían estar haciendo. Y cuandotuvimos que competir fue mucho másdifícil porque creíamos que hubieran podi-do asistir», asegura.

Jorge Palacio Páez la observa de cer-ca sin perderse una palabra. No intervie-ne, solo sigue cada una de las frasesque la esposa de toda su vida nos vanarrando. De pronto, ante el silencio dela mujer luego de una de nuestras pre-guntas sobre lo jóvenes que eran y losproyectos que tenían, el esposo olvida laposición de silencio que ha adoptado,como si él no hubiese sido parte de loque se narra hasta el momento.

«Dentro del grupo había uno chiquiti-co, Enrique Figueredo, a quien le decíanKiki. Él nunca había viajado y tenía undeseo por conocer, por competir. Ese fuesu primer y último viaje. Cada vez que sehabla de Barbados me acuerdo de él,porque era un muchacho muy jovial»,afir-ma Palacio.

¿Entonces, usted también era deesgrima?, pregunto.

«No, yo fui atleta. Lo mío eran los 110metros con vallas y el salto con pértiga.Pero claro que nos conocíamos. Fue muydifícil pues siempre estábamos bromean-do y compartiendo. Recuerdo cómo nosdecíamos: “Ahorita nos vemos, flaco”.

Y de pronto el mundo se les acaba. Lesapagaron la vida», dice Jorge y mira a laesposa, como invitándola a continuar.

UNA ESGRIMISTA LLAMADA INÉS Mercedes se incorpora, va hacia la

saleta donde ha dejado un antiguo ál-bum repleto de fotografías y recortes deperiódicos y lo trae para mostrarlo.Conserva un documento con los nom-bres de todos los participantes en elCampeonato Centroamericano de Esgri-ma, más siete personas que habíansido autorizadas para actuar como su-plentes de ocurrir algún imprevisto antesdel viaje a Venezuela.

Hojea el libro con cuidado y poco apoco van saltando los recuerdos de unaamistad nacida del amor por el deporte.«Esta es Inés Luaces. No es la del cen-tro, sino la de la izquierda. La foto fuetomada en Checoslovaquia, durante untope al que asistimos», dice señalandola imagen donde se les ve sonrientes.

«Siempre hay alguien dentro de ungrupo con quien una tiene más empatía,y yo la tenía con Inés, porque era unamuchacha muy alegre, campechana.Nunca estaba brava y se empeñaba conmucha voluntad al deporte», cuenta Mer-cedes y ahora, recordando a la amigacamagüeyana, por primera vez, sonríe.

«Inés era una muchacha con la cualme reía mucho. El miércoles era el díade la recreación. Ella se prestaba paratodo e integró un grupo musical dondetocaba las maracas. Entonces le decía-mos: “¡Maraca, maraca!”. Y ella nuncase ponía brava. Cantaba muy bien y losfines de semana a veces salíamos jun-tas a lugares recreativos.

«Era ocurrente. Teníamos un profesorde Español que era muy fuerte y noso-tros estábamos diciendo: “Ay, mi madre,que no venga”. Y en eso, ella se para enel balcón y grita: “Caballero, ahí vieneColo-Colo”,que era un personaje literarioque habíamos estudiado. Y lo dijo tan

alto que el profesor lo oyó, y cuando lle-gó, dijo: “Inés Luaces, así que ahí vieneColo-Colo”. Y el aula entera se echó areír».

De 1975 a 1976, Inés había partici-pado en el Campeonato Nacional Juve-nil, en los torneos Juvenil de la Amistad,el de La Reforma, en México; el RamónFonst in memoriam, además del 4to. Tor-neo Centroamericano y del Caribe, des-pués del cual perdió la vida junto a todoel equipo cubano de esgrima que viaja-ba en el vuelo CU-455 de la aerolíneaCubana de Aviación. Planeado por losterroristas Luis Posada Carriles y Orlan-do Bosch, con la participación delGobierno norteamericano, el sabotajecobró la vida de 73 personas (57 cuba-nos, 11 guyaneses y cinco funcionariosculturales coreanos), mientras sobrevo-laba Barbados.

VIDAS POR DINERODe no haber existido el odio, de no

haber mediado la ambición, de no existirel terrorismo y la maldad de un Gobiernoimperialista al que no le interesaron lossueños de tantos cubanos con proyec-tos de vida exitosos y pacíficos, la histo-ria fuese otra.

Si aquellos jóvenes esgrimistas y susentrenadores hubieran bajado las esca-lerillas del avión Douglas DC-8, de Cuba-na de Aviación, con sus medallas de oroestremeciéndoles el pecho, la historiade 57 familias cubanas hoy fuese otra.

Ahora mismo estarían, como Merce-des y Jorge,sintonizando los deportes enlos canales de televisión, disfrutando desus nietos, guiando todavía a los hijosque no les dejaron concebir, o participan-do junto a todo el pueblo en nuestrasluchas cotidianas… Y abrazándose,abrazándose mucho, en esa suerte deabrazo colectivo que se llama solidari-dad. Pero la realidad hoy es otra, porqueel terrorismo no dejó crecer esos afectosque ellos hubieran querido prodigarse.

A Mercedes le embarga un dolor inmenso alrecordar a sus compañeros. Foto: Kevin Oramas

De derecha a izquierda: Mercedes y Milagros Peláez González (circulada) e Inés LuacesSánchez (extremo izquierdo de la foto), ambas fallecidas. Foto: Cortesía de la entrevistada

Los abrazos que nunca pudieron darse

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«FAMILIARES de los cubanos asesina-dos el 6 de octubre;

Compatriotas:«Conmovidos, luctuosos, indignados,

nos reunimos hoy en esta histórica Plazapara despedir, aunque solo sea casi sim-bólicamente, los restos de nuestros her-manos asesinados en el brutal acto deterrorismo perpetrado contra un avión civilen pleno vuelo con 73 personas a bordo,de ellas 57 cubanos. La mayor parte delos restos yacen en las profundidadesabismales del océano,sin que la tragediahaya dejado a los familiares allegados niaun el consuelo de sus cadáveres. Sololos restos mortales de ocho cubanos hanpodido ser recuperados. Ellos se convier-ten así en símbolo de todos los caídos,elúnico resto material al que daremossepultura en nuestra tierra de quienesfueron 57 saludables, vigorosos, entu-siastas, abnegados y jóvenes compatrio-tas nuestros. Su edad promedio apenasrebasaba los 30 años aunque sus vidaseran ya, sin embargo, inmensamentericas en su aporte al trabajo,al estudio,aldeporte, al afecto de sus familiares alle-gados y a la Revolución.

«Cuando leemos las biografías decada uno de ellos vemos qué espléndidahoja de servicios al país constituyen susvidas. El capitán de la nave había sido ele-gido,este mismo año,Héroe Nacional delTrabajo. Muchos habían recibido la Meda-lla XX Aniversario. Numerosos entre lostripulantes habían prestado distintos ser-vicios internacionalistas y los atletas aca-baban de escribir una brillante e insupera-ble página deportiva,ganando la totalidadde las medallas de oro en las competen-cias regionales de esgrima que acababande efectuarse en Caracas. Muchos eranmilitantes de la Juventud o del Partido,todos se destacaban en sus actividades,cada uno de ellos había sido un claroejemplo de cómo la dedicación al estudio,a la superación,al trabajo y al cumplimien-to del deber es hoy la característica esen-cial de nuestros conciudadanos.

«No eran millonarios en viaje de pla-cer, no eran turistas que disponían detiempo y de recursos para visitar otrospaíses; eran humildes trabajadores oestudiantes y deportistas que cumplíancon modestia y dedicación las tareasasignadas por la patria.

«Entre los viajeros del avión había 11jóvenes guyaneses,seis de ellos seleccio-nados para realizar estudios de Medicinaen Cuba, vidas que se pierden de hom-bres cuyo destino era salvar vidas en supaís subdesarrollado y pobre. Tambiénmurieron cinco abnegados ciudadanos dela República Popular Democrática deCorea, un pueblo tanto tiempo asediadopor Estados Unidos, que visitaban paísesde América Latina en viaje de amistad.

«En pleno vuelo el avión fue destruidopor una carga explosiva a los pocos

es nuestra fuerza. ¡Y nuestra fuerza no essolo la fuerza de un pueblo, es la fuerzade todos los pueblos que ya se redimie-ron de la esclavitud y la de todos los queen el mundo luchan para erradicar delseno de la sociedad humana la explota-ción, la injusticia y el crimen! (Aplausos).

«Nuestra fuerza es, en fin, la fuerza delpatriotismo y la fuerza del internacionalis-mo. Las ideas por las que luchamos sonestandarte de los hombres más honestosy dignos del mundo de hoy y el emblemaseguro y victorioso del mundo de mañana.

«El imperialismo, el capitalismo, el fas-cismo, el neocolonialismo, el racismo, labrutal explotación del hombre por el hom-bre en todas sus formas y manifestacio-nes, se acercan al ocaso en la historia dela humanidad,y sus enloquecidos servido-res lo saben; por eso sus reacciones soncada vez más desesperadas, más histéri-cas, más cínicas, más impotentes. Soloeso puede explicar crímenes tan repug-nantes y absurdos como el de Barbados.

«Durante más de cien años ha sidorecordado y condenado con inextinguibleindignación el fusilamiento de los estu-diantes de Medicina en 1871. Durantemiles de años nuestro pueblo recordará,condenará y aborrecerá en lo más profun-do de su espíritu este horrible asesinato.

«¡Nuestros atletas sacrificados en la florde su vida y de sus facultades seráncampeones eternos en nuestros corazo-nes (Aplausos); sus medallas de oro noyacerán en el fondo del océano, se levan-tan ya como soles sin manchas y comosímbolos en el firmamento de Cuba; no al-canzarán el honor de la olimpiada,pero hanascendido para siempre al hermoso olim-po de los mártires de la patria! (Aplausos).

«¡Nuestros tripulantes, nuestros heroi-cos trabajadores del aire y todos nuestrosabnegados compatriotas sacrificadoscobardemente ese día,vivirán eternamen-te en el recuerdo, en el cariño y la admira-ción del pueblo! (Aplausos) ¡Una patriacada vez más revolucionaria, más digna,más socialista y más internacionalista(Aplausos) será el grandioso monumentoque nuestro pueblo erija a su memoria ya la de todos los que han caído o hayande caer por la Revolución! (Aplausos).

«Hacia nuestros hermanos guyanesesy coreanos inmolados ese día, va tam-bién nuestro recuerdo más ferviente enestos instantes. Ellos nos recuerdanque los crímenes del imperialismo no tie-nen fronteras, que todos pertenecemosa la misma familia humana y que nues-tra lucha es universal (Aplausos).

«No podemos decir que el dolor secomparte. El dolor se multiplica. Millo-nes de cubanos lloramos hoy junto a losseres queridos de las víctimas del abo-minable crimen. ¡Y cuando un puebloenérgico y viril llora, la injusticia tiembla!

¡Patria o Muerte!¡Venceremos!»(Ovación).

imposible. La Revolución emerge más vigo-rosa frente a cada golpe y cada agresión,se profundiza,se hace más consciente,sehace más fuerte (Aplausos). ¿Intimidar alpueblo? (Exclamaciones de: “¡No!”) Esimposible. Frente a la cobardía y la mons-truosidad de crímenes semejantes el pue-blo se enardece,y cada hombre y mujer seconvierte en un soldado fervoroso y heroi-co dispuesto a morir (Aplausos).

«La Revolución nos inculcó a todos laidea de la fraternidad y la solidaridadhumana. A todos nos hizo hermanosentrañables en los que la sangre de unopertenece a todos y la sangre de todospertenece a cada uno de los demás(Aplausos). Por eso el dolor es de todos,el luto es de todos, pero la invencible ypoderosa fuerza de millones de personas

minutos de haber despegado del aeropuer-to de Barbados. Con heroísmo indescripti-ble los bravos y expertos pilotos de la navehicieron un supremo esfuerzo para hacerlaregresar a tierra, pero el equipo, ardiendo ycasi destruido,solo pudo permanecer en elaire unos minutos más. Contaron, sinembargo, con el tiempo y la entereza sufi-ciente para explicar que había ocurrido unaexplosión a bordo,que la nave ardía e inten-taban regresar a tierra. Es inimaginable eldrama que tiene que haber significado paralos pasajeros y los tripulantes la explosióny el incendio encerrados en una nave aéreaa una altura aproximada de 6 000 metros».

(…)«Podríamos preguntarnos qué se pre-

tende con estos crímenes. ¿Destruir laRevolución? (Exclamaciones de: “¡No!”) Es

Por la vigencia de la contundente denuncia contra el terrorismo que sistemáticamente los Gobiernos de Estados Unidos han practicado contra Cuba, su Revolución y su pueblo; Juventud Rebelde comparte

con sus lectores fragmentos del conmovedor discurso pronunciado por Fidel en el acto de despedida de duelo de las víctimas del crimen de Barbados. El multitudinario tributo tuvo lugar el 15 de octubre de 1976,

en la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana

El Comandante en Jefe, Fidel Castro, le habló a la multitud que se congregó en la Plaza de laRevolución para despedir a las víctimas del avión de Cubana. Foto: Estudios Revolución

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Campeones eternos en nuestros corazones