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Cuentista de tono muy especial, Amparo Dávila (1928) ha escritorelativamentepoco:TiempoDestrozadoyMúsicaConcreta,dosvolúmenesaparecidos en 1959 y publicados por el Fondo de Cultura Económica,sintetizansuobraenprosa,alaquesesumanvariospoemarios.

LoscuentosreunidosenMuerteenelbosque,recopilacióndeaquellosdosvolúmenes, pueden enmarcarse dentro de lo que la crítica denominaliteratura fantástica. Las raíces de este género vienen de lejos, de laantigüedad, de los mitos; mas en nuestro tiempo asume una dimensiónnueva:paraalgunosescritoreseluniversorealcomportaundesencantoqueconsiderannecesario transmitir al lector.Y si nadade loque les rodea lesparecemejorquesusueño,suimaginacióncreaentoncesunmundoalterno,en el que existen otros destinos, regidos por otras leyes. El héroe antiguopodíaesperarauxiliodeladivinidad,peroahoraéstasehallalejosyelhéroesolo.

Stendhaldecíaquelanovelaera«unespejoquesepaseabaalolargodeuncamino».Enelespejonovelístico tieneentoncesquereflejarse todo loqueexistaenese camino, pero lo queestáarribaoabajo, detrásomuy lejos,quedasujetoalainvencióndelescritordetemasfantásticosporqueentaleslugares hay otros hombres, otras vidas, otras cosas que se resisten a sercaptadasporlapulidasuperficiedelcristal.

Amparo Dávila nos lleva al mundo de estos seres y cosas marginales,esquivos, dados siempre a moverse en los planos que consideran mássuyos, partiendo la autora siempre de una «realidad» en la queinsensiblemente van filtrándose otras dimensiones capaces de engullirse odealterardefinitivamenteeldestinodesuspersonajes.

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AmparoDávila

MuerteenelbosqueePubr1.0

Unsot13.03.16

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Títulooriginal:MuerteenelbosqueAmparoDávila,1985Retoquedecubierta:Unsot

Editordigital:UnsotePubbaser1.2

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Amipadre

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Fragmentodeundiario

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[JulioyAgosto]

Lunes7deJulio

MIVECINO el señor Rojas pareció sorprendido al encontrarme sentado en laescalera.Seguramenteloquellamósuatenciónfuelamirada,notoriamentetriste.Medi cuenta del vivo interés que de pronto le desperté. Siempreme han gustado lasescaleras, con su gente que sube arrastrando el aliento, y la que baja comomasainformequecaesordamente.Talvezporeso,escogílaescaleraparairasufrir.

Jueves10

Hoypusegranempeñoenterminarprontomisdiariastareasdomésticas:arreglareldepartamento, lavarlaropainterior,prepararlacomida, limpiarlapipa…Queríadisponer demás tiempo para elaborar los programas y escoger los temas paramiejercicio.Esbastante arduo el aprendizajedel dolor, gradual y sistematizado comounadisciplinaocomounoficio.Mivecinoestuvoobservándomelargorato.Bajolaluzamarillentadelfoco,deboparecertransparenteydesleído.Eldiarioejerciciodeldolordalamiradadelperroabandonado,yelcolordelosaparecidos.

Sábado12

DenuevocayósobremílamiradainsistenteysurgiólatemidapreguntadelseñorRojas.Inútildecirlealgo.Dejéquesiguierabajandoentreladuda.Yocontinuéconmi ejercicio. Cuando oí pasos que subían, un estremecimiento recorriómi cuerpo.Los conocíabien.Lasmanosy las sienes comenzarona sudarme.El corazóndabatumbosdesesperadosylalenguaparecíaunpedazodepapel.Sihubieraestadoenpiemehabríadesplomadocomountítere.Sonrióalpasar…Yofingíquenolaveía.Yseguíconmipráctica.

Jueves17

Estabajustamenteenel7ºgradodelaescaladeldolor,cuandofuiinterrumpidocruelmente,pormiconstantevecinoquesubíaacompañadoporunamujer.Pasarontan cerca de mí que sus ropas me rozaron. Quedé impregnado del perfume de lamujer, mezcla de almizcle y benjuí, viscoso, oscuro, húmedo, salvaje. Llevaba unvestido rojo muy entallado. La miré hasta que se perdieron tras la puerta deldepartamento. Hablaban y reían al subir la escalera. Reían con los ojos y con las

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manos.Eranpasiónenmovimiento.Cerradosensímismosnisiquieramevieron.Ymi dolor tan puro, tan intelectual, quedó interrumpidoy contaminado en su limpiaesenciaporunasordacomezón.Sensacionespesadasysombríasdescendieronsobremí.Aquella dolorosameditación, producto de una larga y difícil disciplina, quedófrustradayconvertidaenmiserablevehemencia.¡Malditos!Golpeéconmislágrimaslashuellasdesuspasos.

Domingo20

Fueunverdaderoaciertograduareldolor,darlecategoríay límite.Auncuandohayquienesaseguranqueeldoloresinterminableyquenuncaseagota,yoopinoquedespuésdel10ºgradodemiescala,sóloquedalamemoriadelascosas,doliendoyanoenacciónsinoenrecuerdo.Alprincipiodemiaprendizajecreíqueeraoportunoirenascenso,enprácticagradual.Bienprontocomprobéqueresultabamuypobreunaexperiencia así. El conocimiento y perfección del dolor requiere elasticidad, sabiomanejo de sus categorías ymatices, y caprichoso ensayo de los grados. Pasar sindificultad del 3º al 8º grado, del 4º al 1º, del 2º al 7º y, después, recorrerlos porriguroso orden ascendente y descendente…Me apena interrumpir esta interesanteexplicación,perohayaguabajomispies.

Lunes21

A primera hora llegó el dueño del edificio. Yo aún no acababa de secar eldepartamento. Gritó, manoteó, dijo cosas tremendas. Acostumbrado como estoy asufrir injusticias, necedades y mal trato, su actitud fue sólo un reflejo de otrasmuchas. Se necesitaría de un artista auténtico para conmoverme, no de un simpleaprendizdemonstruo.Noledilamenorimportancia.Mientrasgritaba,medediquéacortarme las uñas con cuidado y sin prisa. Cuando terminé, el hombre lloraba.Tampoco me conmovió. Lloraba como lloran todos cuando tienen que llorar. ¡Sihubiera llorado comoyo, cuando llego a aquellasmeditaciones del 7º gradodemimétodo,quedicen…!

Sábado26

Contodahumildadconfesaréquesoyunvirtuosodeldolor.Estanoche,mientrassufría hecho un nudo en la escalera, salieron amirarme los gatos demis vecinos.Estaban asombrados de que el hombre tuviera tal capacidad para el dolor.Apenasnoté su presencia. Sus ojos eran como teas que se encendían y se apagaban.Debohaberllegadocontodaseguridadal10ºgrado.Perdílacuenta,porqueelparoxismo

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deldolor,asícomoeldelplacer,envuelveyobnubilalossentidos.

Miércoles30

Estoytansombrío,tanflacoymacilento,queavecescuandoalgúndesconocidosubelaescalera,enloquecealverme.Yoestoysatisfechoconelaspectologrado.Esfieltestimoniodemiarte,desucasiperfección.

Domingo3deagosto

No sé cómo, ni con qué palabras describir lo que hoy pasó. Aún tiemblo alrecordarlo.Fuehaceunashorasynosalgodelasorpresa.Elremordimientoquetantopracticoahoracobranovedadymehaconvertidoensupresa.Escomosilohubierancreado justamente cuando yo dominaba la escala completa. Cuando era todo unartista.Hecaídoenunerrorimperdonable,fueradeoficio,inauditoyfunesto.Siunasolavezhubieradejadodepracticarlasdisciplinasqueestearteexige,diríaqueeralaconsecuencialógica,perohesidoobservante,fiel…

Jueves7

No sé si podré salir de esta funestaprueba.Hoy trabajé treshoras seguidas (locualesagotanteyexcesivo)enel6ºgradodemiescala,elmásindicadoparacasoscomoéste.Sufrícomonunca,tantoquelosvecinosmerecogierondesmayadoalpiedelaescalera.Aquí,bajolosvendajes,estálasangrecoagulada.Lascarnesabiertas.Tendréqueaumentaroincluircomovariedaddel5ºgrado,éstedelasheridasreales.No se me había ocurrido antes, quizá fue una inspiración divina esta caída de laescalera.Unabrirlosojosanuevasdisciplinas.

Martes12

Nohepodidoolvidar.Quizáseacastigoamisoberbiapuesempezabaasentirmeseguro,asoñarquemanejabaeloficioconmaestría.Loescribíelsábado26dejulio.¡Fatalconfesión,laspalabrastraicionansiempreysevuelvencontraunomismo!¡Sisólolohubierapensado!Hetenidoquepracticarhastaelagotamientolosgrados6ºy9º,doshorascadauno.Despuéstuvequehuirprecipitadamenteamidepartamento,portemordequeaquellovolvieraasuceder.

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Viernes15

¡Otra vez sucedió!Cuando el último sol de la tarde bañaba los peldaños de laescalera.Sientosumanoaúnentremismanosquelehuían.Sumanotibiaysuave.Dijoalgo,yonolaoía.Suspalabraserancomobálsamosobremisllagas.Noquisesabernada.Meestabaprohibido.Pronunciabaminombre.Yonolaescuchaba.Misesfuerzos,mispropósitosytodomiarteseestrellaríanantesumiradadeciervo,deanimal dócil. El arte es sacrificio, renuncia, la vocación es vital, marca de fuego,sombraque seapoderadel cuerpoque laproyectay loesclavizayconsume…¡Nisiquieraunavezvolvílacabezaparamirarla!

Lunes18

Mearranquélasvendasylasangredejósuhuellaenlaalfombra.Tambiénsangrointeriormente.Recuerdolatibiezadesusmanos.Esasmanosquequizásahoramismoacarician otro rostro. Por primera vez en mucho tiempo no salí a sentarme en laescalera,temíaquellegaraencualquiermomento.Temíaquedispersaramidolorconsusolapresencia.

Sábado23

EnlamañanavinoelseñorRojas.Pensóquealgomehabíasucedidoalnovermeenmiacostumbradorincóndelaescalera.Metrajounasfrutasyunpocodetabaco;sin embargo sospecho que no es sincero en su preocupación. Hay algo secreto ysombríoensuactitud.Quizásintentacomprarmisilencio,yohevistoalasmujeresquemeteensudepartamento.Quizásquiere…

Martes26

Juntoalapuertacerrada,parasentirmemáscercadelaescalera,practiqueel4ºyel7ºgrados.Oísuspasosquesedeteníanvariasveces,delotrolado.Sentíelcalordesucuerpoatravésdelapuerta.Superfumepenetróhastamitristehabitación.Desdeafueraturbabamisoledadviolentandomisdefensas.Comprendíentresollozosquelaamaba.

Viernes29

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Laamo,sí,yesmipeorenemigaLoquepuedeterminarconloqueconstituyemirazón de ser. La amo desde que sentí su mano entre mis manos. Si yo fuera unindividuocomúnycorriente,comoelseñorRojasocomoeldueñodeledificio,meacostaríaconellayseríaelnáufragodesuternura.Peroyomedeboaldolor.Aldolorqueejercitodíatrasdíahastalograrsuperfección.Aldolordeamarlayverladesdelejos, a través de una cerradura. La amo, sí, porque se desliza suavemente por laescaleracomounasombraocomounsueño.Porquenoexigequelaameysólodevezencuandoseasomaamisoledad.

Domingo31

Sisolamentefueraeldolorderenunciaraellaseríaterrible,¡peromagnífico!Estaclase de sufrimiento constituye una rama del 8º grado. Lo ejercitaría diariamentehasta llegar a dominarlo. Pero no es sólo eso, la temo. Son más fuertes que mispropósitos Mi sonrisa y su voz. Sería tan feliz viéndola ir y venir por midepartamentomientras el sol resbalaba por sus cabellos… ¡Eso seríami ruina,mifracaso absoluto! Con ella terminarían mis ilusiones y mi ambición. Sidesapareciera…Sudulcerecuerdomeroeríalasentrañastodalavida…¡ohinefabletortura, perfección de mi arte…! ¡Si! Si mañana leyera en los periódicos: «Bellajovenmuerealcaeraccidentalmentedeunaaltaescalera…»

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ElHuésped

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NUNCA olvidaré el día en que vino a vivir con nosotros. Mi marido lo trajo alregresodeunviaje.

Llevábamosentoncescercadetresañosdematrimonio,teníamosdosniñosyyono era feliz. Representaba para mi marido algo así como un mueble, que seacostumbraunoaverendeterminadositio,peroquenocausa lamenor impresión.Vivíamosenunpueblopequeño, incomunicadoydistantede la ciudad.Unpueblocasimuertooapuntodedesaparecer.

Nopudereprimirungritodehorror,cuandoloviporprimeravez.Eralúgubre,siniestro.Congrandesojosamarillentos,casiredondosysinparpadeo,queparecíanpenetraratravésdelascosasydelaspersonas.

Mivida desdichada se convirtió enun infierno.Lamismanochede su llegadasupliqué amimaridoquenome condenara a la tortura de su compañía.Nopodíaresistirlo;meinspirabadesconfianzayhorror.«Escompletamenteinofensivo»—dijomimaridomirándomeconmarcadaindiferencia.«Teacostumbrarásasucompañíay,si no lo consigues…»—.Nohubomanera de convencerlo de que se lo llevara. Sequedóennuestracasa.

Nofui laúnicaensufrirconsupresencia.Todos losde lacasa—misniños, lamujerquemeayudabaenlosquehaceres,suhijito—sentíamospavordeél.Sólomimaridogozabateniéndoloallí.

Desde el primer díamimarido le asignó el cuarto de la esquina. Era ésta unapiezagrande,perohúmedayoscura.Poresos inconvenientesyonunca laocupaba.Sinembargoélpareciósentirsecontentoconlahabitación.Comoerabastanteoscura,seacomodabaasusnecesidades.Dormíahastaeloscurecerynuncasupeaquéhoraseacostaba.

Perdílapocapazdequegozabaenlacasona.Duranteeldía,todomarchabaconaparentenormalidad.Yomelevantabasiempremuytemprano,vestíaalosniñosqueya estaban despiertos, les daba el desayuno y los entretenía mientras Guadalupearreglabalacasaysalíaacomprarelmandado.

Lacasaeramuygrande,conunjardínenelcentroyloscuartosdistribuidosasualrededor.Entrelaspiezasyeljardínhabíacorredoresqueprotegíanlashabitacionesdelrigordelaslluviasydelvientoqueeranfrecuentes.Tenerarregladaunacasatangrandeycuidadoeljardín,midiariaocupacióndelamañana,eratareadura.Peroyoamabamijardín.Loscorredoresestabancubiertosporenredaderasquefloreabancasitodoelaño.Recuerdocuántomegustaba,porlastardes,sentarmeenunodeaquelloscorredoresacoserlaropadelosniños,entreelperfumedelasmadreselvasydelasbugambilias.

Eneljardíncultivabacrisantemos,pensamientos,violetasdelosAlpes,begoniasy heliotropos. Mientras yo regaba las plantas, los niños se entretenían buscandogusanosentrelashojas.Avecespasabanhoras,calladosymuyatentos,tratandodecogerlasgotasdeaguaqueseescapabandelaviejamanguera.Yonopodíadejardemirar, de vez en cuando, hacia el cuarto de la esquina.Aunque pasaba todo el día

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durmiendonopodíaconfiarme.Hubomuchasvecesquecuandoestabapreparandolacomida veía de pronto su sombra proyectándose sobre la estufa de leña. Lo sentíadetrásdemí…yoarrojabaalsueloteníaenlasmanosysalíadelacocinacorriendoygritando como una loca. Él volvía nuevamente a su cuarto, como si nada hubierapasado.

Creo que ignoraba por completo a Guadalupe, nunca se acercaba a ella ni laperseguía.Noasíalosniñosyamí.Aelloslosodiabayamímeacechabasiempre.

Cuandosalíadesucuartocomenzabalamásterriblepesadillaquealguienpuedavivir.Sesituabasiempreenunpequeñocenador,enfrentedelapuertademicuarto.Yonosalíamás.Algunasveces,pensandoqueaúndormía,yoibahacialacocinaporlameriendadelosniños,deprontolodescubríaenalgúnoscurorincóndelcorredor,bajolasenredaderas.«¡Allíestáya,Guadalupe!»;gritabadesesperada.

Guadalupe y yo nunca lo nombrábamos, nos parecía que al hacerlo cobrabarealidadaquelsertenebroso.Siempredecíamos:—allíestá,yasalió,estádurmiendo,él,él,él…

Solamentehacía dos comidas, una cuando se levantaba al anochecer y otra, talvez, en lamadrugadaantesdeacostarse.Guadalupeera la encargadade llevarle labandeja,puedoasegurarquelaarrojabadentrodelcuartopueslapobremujersufríaelmismo terror queyo.Toda su alimentación se reducía a carne, noprobabanadamás.

Cuando los niños se dormían, Guadalupeme llevaba la cena al cuarto. Yo nopodíadejarlossolos,sabiendoquesehabíalevantadooestabaporhacerlo.Unavezterminadassus tareas,Guadalupese ibaconsupequeñoadormiryyomequedabasola, contemplando el sueño de mis hijos. Como la puerta de mi cuarto quedabasiempre abierta, no me atrevía a acostarme, temiendo que en cualquier momentopudieraentraryatacarnos.Ynoeraposiblecerrarla;mimaridollegabasiempretardeyalnoencontrarlaabiertahabríapensado…Yllegababientarde.Queteníamuchotrabajo,dijoalgunavez.Piensoqueotrascosastambiénloentretenían…

Una noche estuve despierta hasta cerca de las dos de la mañana, oyéndoloafuera… Cuando desperté, lo vi junto a mi cama, mirándome con su mirada fija,penetrante…Saltédélacamaylearrojélalámparadegasolinaquedejabaencendidatoda la noche. No había luz eléctrica en aquel pueblo y no hubiera soportadoquedarmeaoscuras, sabiendoqueencualquiermomento…Él se libródelgolpeysaliódelapieza.Lalámparaseestrellóenelpisodeladrilloylagasolinaseinflamórápidamente.DenohabersidoporGuadalupequeacudióamisgritos,habríaardidotodalacasa.

Mimaridonoteníatiempoparaescucharmenileimportabaloquesucedieraenlacasa.Sólohablábamosloindispensable.Entrenosotros,desdehacíatiempoelafectoylaspalabrassehabíanagotado.

Vuelvo a sentirme enferma cuando recuerdo… Guadalupe había salido a lacompraydejóalpequeñoMartíndormidoenuncajóndondeloacostabaduranteel

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día. Fui a verlo varias veces, dormía tranquilo. Era cerca del mediodía. Estabapeinandoamisniñoscuandooíelllantodelpequeñomezcladoconextrañosgritos.Cuando llegué al cuarto lo encontré golpeando cruelmente al niño. Aún no sabríaexplicar cómo le quité al pequeño y cómome lancé contra él con una tranca queencontréalamano,yloataquécontodalafuriacontenidaportantotiempo.Nosésillegué a causarlemucho daño, pues caí sin sentido. CuandoGuadalupe volvió delmandado,meencontródesmayadaya supequeño llenodegolpesydearañosquesangraban.Eldoloryelcorajequesintiófueronterribles.Afortunadamenteelniñonomurióyserecuperópronto.

TemíqueGuadalupesefueraymedejarasola.Sinolohizo,fueporqueeraunamujer noble y valiente que sentía gran afecto por los niños y pormí. Pero ese díanacióenellaunodioqueclamabavenganza.

Cuando conté lo que había pasado a mi marido, le exigí que se lo llevara,alegando que podíamatar a nuestros niños como trató de hacerlo con el pequeñoMartín. «Cada día estás más histérica, es realmente doloroso y deprimentecontemplarteasí…teheexplicadomilvecesqueesunserinofensivo».

Pensé entonces en huir de aquella casa, de mi marido, de él… Pero no teníadineroylosmediosdecomunicaciónerandifíciles.Sinamigosniparientesaquienesrecurrir,mesentíatansolacomounhuérfano.

Mis niños estaban atemorizados, ya no querían jugar en el jardín y no seseparabandemilado.CuándoGuadalupesalíaalmercado,meencerrabaconellosenmicuarto.

—Estasituaciónnopuedecontinuar—ledijeundíaaGuadalupe.—Tendremosquehaceralgoypronto—mecontestó.—¿Pero qué podemos hacer las dos solas? —Solas, es verdad, pero con un

odio…Susojosteníanunbrilloextraño.Sentímiedoyalegría.La oportunidad llegó cuandomenos la esperábamos.Mi marido partió para la

ciudadaarreglarunosnegocios.Tardaríaenregresar,segúnmedijo,unosveintedías.Nosésiélseenteródequemimaridosehabíamarchado,peroesedíadespertó

antes de lo acostumbrado y se situó frente a mi cuarto. Guadalupe y su niñodurmieronenmicuartoyporprimeravezpudecerrarlapuerta.

Guadalupeyyopasamoscasitodalanochehaciendoplanes.Losniñosdormíantranquilamente.Decuandoencuandooíamosquellegabahastalapuertadelcuartoylagolpeabaconfuria…

Aldíasiguientedimosdedesayunaralostresniñosy,paraestartranquilasyquenonosestorbaranennuestrosplanes, losencerramosenmicuarto.Guadalupeyyoteníamosmuchascosasporhacerytantaprisaenrealizarlasquenopodíamosperdertiemponiencomer.

Guadalupecortóvariastablas,grandesyresistentes,mientrasyobuscabamartilloy clavos. Cuando todo estuvo listo, llegamos sin hacer ruido hasta el cuarto de la

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esquina. Las hojas de la puerta estaban entornadas. Conteniendo la respiración,bajamoslospasadores,despuéscerramoslapuertaconllaveycomenzamosaclavarlastablashastaclausurarlatotalmente.Mientrastrabajábamos,gruesasgotasdesudornos corrían por la frente. No hizo entonces ruido, parecía que estaba durmiendoprofundamente. Cuando todo estuvo terminado, Guadalupe y yo nos abrazamosllorando.

Losdíasquesiguieronfueronespantosos.Viviómuchosdíassinaire,sinluz,sinalimento… Al principio golpeaba la puerta, tirándose contra ella, gritabadesesperado, arañaba… Ni Guadalupe ni yo podíamos comer ni dormir, ¡eranterribles los gritos…!A veces pensábamos quemimarido regresaría antes de quehubiera muerto. ¡Si lo encontrara así…! Su resistencia fuemucha, creo que viviócercadedossemanas…

Undíayanoseoyóningúnruido.Niunlamento…Sinembargo,esperamosdosdíasmás,antesdeabrirelcuarto.

Cuandomimaridoregresó,lorecibimosconlanoticiadesumuerterepentinaydesconcertante.

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Unboletoparacualquierparte

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DEJÓalosamigosqueinsistíanenquesequedaraconellosysaliódelclub.Nopodíamás,laspiernasseleestabanentumeciendo.Casitreshorassentado.La

sinfonola tan fuerte, demasiado humo. Lo que querían era desquitarse. Por esoinsistían en que se quedara. No podían soportar que él ganara alguna vez. Y nocreyeroncuandolesdijoqueteníatrabajoensucasa.Marcossehabíapuestoserio.«Losamigosesclavizan,hijo».Tenía razónsumadre,yanodisponíade libertadniparairseasucasacuandoquisiera.Necesitabaestarsolo,pensar.Losdíaspasabanynohabíahabladoconsujefe…AldoblarunaesquinadivisólaventanadeCarmela.Estaba abierta, pero ella estaría aún en la tienda bordando pañuelos. Sólo habíaaceptado cuatro invitaciones a cenar. Después se alejó de ellas. La madre loincomodaba.Todoerafalsoenella,aquellasonrisamostrandoapenaslosdientes,latiernamirada,lavoz.Lasentíaenacechosiempre,prontaparaagarrar.Loobservabadetenidamentedearribaabajo.Habíalargossilencios.Teníaqueelogiarlosplatillosque habían preparado especialmente para él. A hurtadillas miraba a Carmela yrecorríaapresuradamentesucuerpo,despuésdesviabalamiradaparaquelamadrenolonotara.Había floressobreelpiano,coñacycremasparadespuésde lacena.Nopodíaquejarse,lohabíanatendidodemasiadobien.Ylesdebíandehabersalidomuycaras aquellas cenas. ¿En quién pensaría ahora Carmela? ¿A quién le prepararíasuculentascenas?¿Quiénveríaasomarsesusmusloscuandocruzaba,descuidada,laspiernas?Carmela tocaba el piano después de la cena. Lamadre se tumbaba en uncómodo sillón y comía bombón tras bombón mientras los suspiros levantaban suexuberante pecho. Él escuchaba aquellas piezas tocadas con cierta timidez y unasuaveternuraloibainvadiendo…Teníaquehablarconsujefecuantoantes.Pedirleelaumentodesueldocondecisión.Sepondríaeltrajedefranelagrisylacorbataazulmarinoconrayasrojas.Habíaqueestarbienvestidocuandosesolicitabaalgo.Perosi el señor A le dijera: «Me extraña que solicite usted un aumento, no parecenecesitarlo…»«Esquetengoquecasarme»,agregaríainmediatamente.Asínoestababien.Su jefe lediría: «¿Cómoes esodeque tienequecasarse?…»Yélnopodríasoportaraqueltonoburlónymalintencionado.Teníaqueensayar,estudiarloqueibaadecirlepalabraporpalabra…Irenelepreguntabatodoslosdíassiyahabíahabladoconsujefe.Sisupieraquenoseatrevía,quetodoslosdíaslointentabayquenosabíaquédecirnicómoempezar.Sepasaríalanochepensandohastaencontrarlamaneradehacerlo.Ireneasegurabaquenoleimportabaesperarunpoco;peroqueensucasaopinabandeotramanera.«Teestáhaciendoperdereltiempoyalfinalnosecasarácontigo». Empezaba a cansarlo aquella urgencia. Había veces en que ya no teníaganas de ver a Irene. Aquella diaria pregunta empezaba a serle insoportable. ¡SiCarmelafuerasola…!

Cuandollegóasucasa,lasirvientaleavisóqueunseñorhabíaestadoabuscarlovariasveces.

—¿Cómosellama?—Noquisodarsunombrecuandolepregunté.

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—¿Noesalgunodemisamigos?—No,yolosconozcobien.Ésteesunseñormuyserio,altoyflaco,vestidode

oscuro…Subiólaescalerapensandoquiénpodríaserlapersonaquehabíaidoabuscarlo.

Entróensucuartoysesentóenlacamapensativo.Encendióuncigarrillo.Sólolosamigos lo buscaban en su casa. Para cualquier otro asunto lo veían en la oficina.Imaginóunhombreflacoyalto,comolohabíadescritolacriada,vestidodeoscuro,serio, sombrío… Empezaría diciendo: «Le suplico, señor X, que tenga ustedresignación y valor. Su madre se encuentra moribunda y no hay manera desalvarla…»Apagóelcigarrillo.¿Porquépensabaencosastandesagradables?Hacíapocos días le mandaron decir que su madre se encontraba bastante bien, que sealimentaba y dormía lo suficiente… El hombre vestido de oscuro lo saludaríaseriamente,despuésconvozgravelediría:«Lamisiónquemehasidoencomendadaesdelomásdolorosa,suseñoramadrehamuertorepentinamente.Sírvaseaceptareltestimoniodemissincerascondolencias…»Tendríaquepartir inmediatamente.Esamismanoche,enelúltimotren.Acompañadoporelsombríoemisario.Llegaríanenlamadrugada.Muertoéldefrío,desueño,dedolor.Laencontraríaeneldepósitodecadáveres sobre una fría plancha demármol, o tal vez ya en el ataúd entre cuatrocirios.Antesdemorirellalohabríallamado,sinduda,yélaesahoratalvezestabajugandoconsusamigosopensandoenlaspiernasdeCarmela.

¡Quédolorverlaamortajada!Nopodríasoportarlo.Noabriríalacaja,sequedaríasinverlaporúltimavez.Pasaríavariashorassoloconsumuerta.Alguienledaríaunataza de café aguado y desabrido. Al día siguiente la enterrarían en algún pueblocercano al sanatorio… Pero su madre era una mujer bastante fuerte y sana, noobstantesumal,ademásnoeravieja,podríavivirunosquinceoveinteañosmás…Elhombredeoscurosequitaríaelsombrero…«¿EsustedelseñorX?»lepreguntaríaceremonioso.«Vengoanotificarlequeayerseescaparondenuestrosanatoriovariaspacientes, entre ellas la señoramadredeusted, y nohemospodido localizarlas…»¡Quépodríahacerélparaencontrarla!Daríapartealapolicía.Pondríaavisosporlaradio,enlosperiódicos.¡Supobremadreperdida!Vagandodíaynochedeunladoaotro, sin comer, sin abrigo. Le podría dar pulmonía y morirse, y él no sabría nisiquieradóndebuscarsucadáver.Sola,enlanoche,muertadefríoydehambre…Lollamaba, lo llamaba… La veía caminando por una carretera, cruzarse y… ¡Quémuertemásterrible!…Encendióuncigarrilloysuspiró.Lahabíallevado,congrandolor, a un sanatorio donde estuviera atendida y vigilada. No podía cuidarla losuficiente, teniendoque trabajar,y las criadas…Unhombrealto, flaco,muy serio,vestidodeoscuro,sólopodríallevarunamalanoticia…Alomejoreraunemisarioque enviaban los padres de Irene para hacerle saber que ya estaban cansados deesperarquepidieraelaumentodesueldoysecasara.Podíaseralguiendelafamiliaoalgunapersonamuyíntimadeellos…TalveznolepermitiríanvermásaIrene.Seríaposible.Losconocíabastantebien.Erancapacesdetodo.Yélentoncesquedaríaen

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ridículo.Lecontaríana todoelmundo:«LemandamosunemisarioalpobreX,novolveráaponerlospiesenestacasa».¡Desdichados!AlomejorsellevabanaIrenefueradeallí.Novolveríanaversenunca,otalvez,cuandoyaellaestuvieragorda,llenadeniñosydeaburrimiento.Peroella,¿seríacapazdenohacernada,ydejarquelamanejarancomosifuerauntítere?Tantoamorytantascaricias,todomentira.Losveíariéndosedeél.Llenosdehipocresíadiríanasusamistades:«Despuésde todo,nos da lástima X, ¡el pobre muchacho!». No les concedería ese gusto. Excitado,heridoenlomásprofundo,caminabadeunladoaotrodelcuartoconpasosrápidos.Apagabauncigarrillo,encendíaotro…Deprontorecordóquealsalirdelaoficinaelgerentelohabíamiradodeunamaneramuyextraña.«Mañanarevisaremossucortedecaja», lehabíadichomirándolodearribaabajo.A lomejor sospechabaque suscuentasnoestabancorrectasoqueélestabarobando…«Tengounaordendearrestocontrausted,señorX,pordesfalco…»¡Esoeraelhombre!,undetective,unagentedelapolicíasecretaqueloibaaarrestar.Peroaélnuncalehabíafaltadoniunsolocentavo. No podía ser. El hombre de oscuro lo miraría fijamente… «Señor X, lacompañía le concede doce horas para reponer el dinero que le falta, de locontrario…» ¿Y de dónde iba él a sacar ese dinero? Lometerían en la cárcel porrobo.Saldríasucasoenlosperiódicos.¿Quéseríadesumadreentonces?Laecharíandelsanatorio,otalvezlallevaranauncentrodesalud,unodeesosenlosquenosepaganadaydondetratanalosenfermoscomosifuerananimales…Seimaginabalacaraque ibanaponer Ireney suspadrescuando leyeran lanoticiaenelperiódico.Perderían un candidato, tal vez el único. «Te decíamos que era un mal tipo…».Pasaría losmejores años de su vida en una celdamiserable, húmeda ymaloliente.Allí envejecería. Olvidado de todos, no habría nadie que se preocupara por sudestino.Nadiequelellevaracigarrillosyunpocodecompañía.Sinaire,sinsol,sinluz, terminaría tuberculoso…Se sentó en el borde de la cama y hundió la cabezaentrelasmanos,sollozando…

—Aquíestáotravezelseñorquehavenidoabuscarlo—dijolasirvienta.—¿Qué?¿Queaquí está?—preguntaba fuerade sí, lívido, desencajado—.Dile

cualquiercosa,loprimeroqueseteocurra,nopuedorecibirlo.Noteníavalorparasoportarelgolpeyeldolordeunanoticia.Porqueunanoticia

escomounpuñalque…—El señor está en la sala esperándolo; yo no sabía que usted no quería verlo,

comodiotantasvueltas,yopensé…—Bueno,dilequehagaelfavordeesperar,bajaréluego.Allísequedaríaesperandohastaelúltimodíadelmundo.Éliríalejos.Dondeno

pudieraencontrarloydecirlenada.Seiríarápido,sinhacerruido,sinequipaje.Sólocogió el dinero que tenía guardado en un cajón de la cómoda, la gabardina y elsombrero. Abrió una ventana; resultaba fácil, no estaba muy alto. Se descolgósuavemente,paranohacerruido.Enlaesquinatomóuntaxiyordenóalchoferquelollevaraalaestacióndelferrocarrilsinperdertiempo.Elhombrenoloalcanzaría

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nunca.Aunquefueraportodoelmundo,deciudadenciudad,depuebloenpueblo,buscándolo.Jamásledaríasumensaje.

Quería hacerle daño, destrozarlo con una noticia terrible, pero él habíasospechado al instante y se había escapado…Allí estaría en la sala sentado,muytiesoymuysombrío,esperandoaquebajara,esperando,esperando…cuandosedieracuenta temblaría de rabia, se pondría verde… sería tarde para darle alcance… nosabría nunca la fatal noticia, viviría tranquilo, feliz… ¡había tenido tanta suerte enpodersalvarse!Escapándoseporunaventana…sehabíasalvado,salvado…

Elempleadoquedespachabalosboletosdelferrocarrilcreyónohaberentendido,cuandoXpidióqueledieraunboletodeidaparacualquierparte.

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Laquintadelascelosías

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HABÍAanochecidoyGabrielValleestaba listopara salir.Solíaponerse laprimeracorbataqueencontrabasinpreocuparsedequearmonizaraconeltraje;peroesatardesehabíaesforzadoporestarbienvestido.Semiróalespejoparahacerseelnudodelacorbata,sevioflaco,algoencorvado,descolorido,congruesoslentesdemiope,peroteníapuestountrajelimpioyplanchadoyquedósatisfechoconsuaspecto.Antesdesalirleyóunavezmáslaesquelayselaguardóenelbolsillodelsaco.Enlaescalerase encontró con varios compañeros. Todos comentaron su elegancia; recibió lasbromassinmolestarseysedetuvoenlapuertaparapreguntaralaporteracómoibasureúma.

—Estáustedmuycontento,joven—dijolavieja,queestabaacostumbradaaquepasaranfrenteaellaynisiquieralavieran.Enlamañana,cuandolellevólacarta,loencontrótumbadosobrelacama,sinhablar,fumandoyviendoeltecho.Ellalahabíadejadosobreelburóysehabíasalido.Asíeranesosmuchachos,deunhumormuycambiante.

GabrielVallecaminabaporlascallesconpasoslargosyseguros,sesentíaligeroy contento.Quedaban aún restos de nubes coloreadas en el cielo.Nohabíamuchagente.Losdomingoslascallesseencuentrancasisolas.Aéllehabíagustadosiemprecaminar por la ciudad al atardecer, o a la medianoche; caminaba hasta cansarse,despuéssemetíaenalgúnbaryseemborrachabasuavemente;entoncesrecordabaaEliot…«vayamospues,túyyo,cuandolatardesehayatendidocontraelcielocomoun paciente eterizado sobre una mesa; vayamos a través de ciertas callessemidesiertas…(avecesnadie looía,peroaélno le importaba) lanieblaamarillaquefrotasuhocicosobrelasvidrieraslamiólosrinconesdelatardecer…(otrasvecesvenían losmúsicos negros y se sentaban a escucharlo, sin lograr entender nada, oimprovisaban alguna música de fondo para acompañarlo) ¡y la tarde, la noche,duermetanapacible!Alisadapor largosdedos,dormida, fatigada…(elcantinero leobsequiabacopas) ¡no!NosoyelpríncipeHamletninacípara serlo; soyun señorcortesano,unoqueserviráparallenarunapausa,iniciarunaescenaodos…(“¿Quiénes ese tipo que recita tantos versos?” preguntaban a veces los parroquianos), “noshemosquedadoenlascámarasdelmaralladodemuchachasmarinascoronadasdealgas marinas rojas y cafés hasta que nos despiertan voces humanas y nosahogamos…”» entonces se iba con la luz del día muy blanca y muy hiriente aahogarseenelsueño.

Unas chicas que andaban en bicicleta por poco lo atropellaron, pero aquelincidentenoleprovocóelmenordisgusto.Eratanfelizquenopodíaenojarseporlatorpezadeunasmuchachas.Sesentíageneroso,comprensivo,comunicativotambién.Lehubieragustadosaludarcortésmenteatodoslosqueencontrabaasupaso,aunsinconocerlos:«¡Buenastardes,obuenasnoches,señora!»,«¡Adiós,señor,quelapasebien!».«Permítamequeleayudeallevarlacanasta»,hubieraqueridodecirleaunapobreviejaquellevabauncanastóndepansobrelacabeza.Llegóalaesquinadondeteníaqueesperareltranvía,empezaronacaergotasdelluvia.Selevantóelcuellodel

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sacoyserefugióbajoeltoldodeunatiendadeabarrotes…¡QuémalsehabíasentidoaquellavezqueacompañóaJanahastasucasa,despuésdeinsistirlemuchoqueselopermitiera!; ella siempre se negaba, aquella vez accedió con desgano. Lloviznabacuandollegaronalaquinta,pensóqueloinvitaríaaentrarmientraslalluviapasaba,«serámejor que te vayas rápido, para que no temojes» había dicho Janamientrasabría la reja y se alejaba hacia la casa sin volverse. Pensó tantas cosas en aquelmomento.Nuncasehabíasentidotanhumillado.Sequedóunratocontemplandolaquinta, después se alejó caminando lentamente bajo la lluvia. Por el camino setranquilizóyllegóalaconclusióndequetodohabíasidounamalainterpretacióndesuparte. Jananoeracapazdeofenderanadie,muchomenosaél; talvez lehabíaparecidoinconvenienteinvitarloapasaraesahora,porvivirsola…EltranvíallegóyGabrielValleloabordódevariaszancadasparanomojarse.Seacomodóalladodeunamuchachamuypálidaymuyflaca,queapretabanerviosamenteentrelasmanosunos guantes sucios («estamujer estámuy angustiada») y sintió entonces un grandeseodepodertrasmitiralosdemássiquieraunpocodeaquellafelicidadqueahoratenía.Lamuchachaflacarevolvíadentrodelbolsobuscandoalgo…

—Parecequeyanollueve—dijoélparainiciarunaconversación.—Perolloverámástarde—repusoellaentonoamargo—;noesyasuficienteque

sea domingo, sino que llueva…Lomiró entonces con unamirada fría, totalmentedeshabitada;élsintióquesehabíaasomadoalvacío.

—¿Leentristecenlosdomingos?—Los domingos y todos los días, pero…—Se puso a mirar por la ventanilla

mientrassusmanosseguíanestrujandolosviejosguantes.Deprontocontinuó:—Losdomingossontanlargos,unotienetantascosasquehacerysinembargo

nosequierehacernada,daunaperezahorribletenerquelavaryplancharlaropaparalasemana…despuésseacabaeldomingoyunoseacuestasinpoderrecordarnada,sinoquepasóundomingomás,igualquetodoslosotros…

¡Pobremuchacha!Loquelepasabaeraquedebíasentirsemuysola,nohabíadetenerquienlaquisiera,yerabienfea;seríadifícilqueencontraramaridoonovioasíde flaca y desgarbada; el pelo seco y mal acomodado, los ojos inexpresivos, loslabios contraídos, la pintura corrida, y tan mal vestida, tan amarga… RecordóentoncesaJanaylasatisfacciónasomóasurostro.

—Y la lluvia—seguía diciendo la muchacha flaca— siempre la lluvia a todahora,todoslosdías…¿oesqueaustedlegustalalluvia?

—Muchasvecesmemolesta,claroestá,sobretodocuandohayquesalir,peroestan agradable oírla de noche, cuando ya no hay más ruido que el de ella misma,cayendolenta,continuadamente,fueraydentrodelsueño…

Lamuchacha lo interrumpió:—«Me quedo en la próxima parada, que le vayabien»—y ella se fue toda flaca y toda amarga hasta la puerta de salida. Se corrióentonces al asiento de la ventanilla. Le gustaría hacer un largo viaje, en tren, conJana;verpasardistintospaisajes,notenerquepreocuparsepornada,conocerjuntos

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muchascosas,ciudades,gentes,tenerdineroparagastar,ygastarlosinpensar;seríabuenopoderhacerelequipajeypartir,ahoramismo,mañana…Subióunaparejadejóvenes,lamuchachasesentóalladodeGabrielyélsequedódepiejuntoaella;seveíanmuycontentos,platicabanenvozbaja,cogidosdelamano,reían…Losmirabacongusto(«tambiénsonfelices»); lehubieragustado teneresaconfianzaconJana,esa sencilla intimidad, pero era tan tímida, tandelicada, no se atrevíani siquiera atomarleunamanoportemoramolestarla,¡cuántotrabajolehabíacostadocomenzarasalirconella!

—Siempremehaparecidounamuchachahosca,hurañayhastaagresiva;talvezsesientemuysuperioratodosnosotros—ledijoundíaMiguel.

—Estásmuyequivocado, loque sucede esque Jana esmuy tímida, peroyo laentiendo bien, además ha sufrido mucho, la forma comomurieron sus padres fueterrible…

—Nodiscutoeso,claroquefueunaverdaderatragedia,pero…—El dolor hace que las gentes se encierren en sí mismas y se muestren

aparentemente hoscas; pero es sólo un mecanismo de defensa, una barrerainconsciente para protegerse de cualquier cosa que les pueda hacer dañonuevamente…

—Puedeser…pero tambiénpuedesercosapropiadesu temperamentoalemán—dijoMiguel.NocabíadudadequeaMiguelnolesimpatizabaJana,ynoeradeextrañar.Miguelteníaciertatorpezainteriorquenolepermitíapenetrarenlosdemás,élentenderíadefútbol,derockandroll,detonterías,¡quésuperficialera!

—Ysiemprehueleaformolyabalsoformo…Gabriel se había ido sin contestarle, ¡qué estúpido podía ser cuando se lo

proponía! Si bien era cierto que al principio a él también le resultaba muydesagradableaquelolorquedespedíaJana,parecíaqueestabaimpregnadatotalmentedeél,yasíteníaqueser,puesmanejabatodoslosdíasaquellassustancias.Prontosehabíaacostumbradoynolemolestabamás.Cuandosecasarannolepermitiríaquesiguieraenelanfiteatro¡yvayaqueleibaacostarmuchodisuadirla!Porquetomabademasiado en serio aquel trabajo; le parecía sumamente interesante y estabaconvencidadequellegaríaaserunamagníficaembalsamadora;habíaestudiadolosprocedimientos de que se valían los egipcios para conservar susmuertos; conocíamuchosmétodosdiversosyteníafórmulaspropiasqueestabaperfeccionandoyquepensabaponerenprácticamuypronto;ademásestabaescribiendounlibro…,estolehabíadichoaquellatardeenqueélsehabíaarriesgadoatocareltema.¡Síqueibaaresultardifícil!ElDr.Hoffmantambiénprotestaría;él lahabía llevadoa trabajaralhospitalyerasucolaboradora.¡Yquémalgenioteníaelviejo!Cuandoalgolesalíamal se restregaba las manos, escupía, se rascaba el mentón, mascaba algoimaginario… ¡pero qué extraordinario cirujano era! Aquella trepanación parietalque…Gabrielsediocuentaqueyaerasuparadayapresuradamenteselevantó.

Habíadejadodellover;olíaatierrahúmedayahierbamojada.Estabafrescopero

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nohacíafrío.Resultabaagradablecaminarporaquellalargaavenidadecipresesqueconducíaalaquinta.Miróelreloj,faltabanveinteminutosparalasocho.Llegaríaatiempo.Laesqueladecíaqueloesperabaalasocho.

Se debia de vivirmuy tranquilo por allí; sin ningún ruido, con tanto aire puro,peroestabamuyretiradoymuysolo.NolegustabaqueJanahicieraeserecorridoporlasnoches.Resultabapeligrosoparacualquiera;habíapocascasasypocagente; siunogritabaniquiénlooyera.Enlosperiódicossiempreaparecíannoticiasdeasaltosyde…No leharíaningún reprochea Janaporaquel silencio, ¡pobrecita!Tambiénelladebíahabersufrido.Másdeunmeshabíapasadosin tenernoticias.LeparecíainexplicableaquellaactituddeJana.Recordóaquellasnochesquefuehastalaquintatratandoinútilmentedeverla,oaquellaslargasesperasenlapuertadelanfiteatro…Sus dedos palparon el sobre y sintió un gran alivio; con esto había terminado laangustia. Lomejor sería casarse pronto; una ceremonia sencilla, sin invitados; lesavisaría a sus padres cuando ya estuvieran casados, así no podrían oponerse; losconocía bien, sumadre era capaz de enfermar, de ponerse grave, tal vez hasta demorirse. ¿Pensaría Jana que vivieran en la quinta? No sabría qué decidir. No seatreveríaa llevarlaa lapensión:uncuartosolamente,unacamaestrechaydura,elbaño compartido con veinte estudiantes, y la comida tan mala, que se quedaríasiempresincomer.Tendríaquehaceraunladosuorgulloyvenirsealaquinta.Porlomenospodríaestudiartranquilo,sinruidodetranvías,singentemolesta,soloélconJana…

Cuandollegó,laquintasehallabacomodecostumbreaoscuras;lascelosíasnopermitíanquelaluzdelinteriorsefiltrara.Larejaestabasincandado,Gabrielllegóatravés del jardín hasta la puerta de la casa y tocó el timbre.Oyó el sonido de unacampanilla,volvióatocar.Porfinabrieron.AllíestabaJana,conunvestidodesedagris,casiblanco,pegadoalcuerpo;elpelorubiosueltocayendosuavementesobreloshombros.Lo saludócomosi lohubieravistoeldía anterior.Muydesconcertado lasiguióatravésdeunoscuropasillohastaelsalónprofusamenteiluminado.Eraunasala con muebles imperio, con muchos cuadros, la mayoría retratos, tibores,lámparas,gobelinos,bibelots,unpianoalemándemediacola,estatuillasdemármol,unagranarañacolgandoenelcentrodelsalón…

—Éstos son los retratos demis padres—dijo de pronto Janamostrándole dosretratoscolocadossobrelachimenea.

—Muybienparecidos—repusocortésmenteGabriel.—Sí,eranrealmentehermosos…losretratosporotrapartesonbastantebuenos.

Los hizo un pintor austríaco desterrado, a quienmi padre protegía.Me encanta elcolor y la pureza del tratamiento: observa la frescura de la tez, la humedad de loslabios,parececomosiestuvieran…

ElsonidodeunospasosenelcorredorinterrumpióaJana,sevolvióymiróhacialaentrada;tambiénGabrielpensóquealguienibaaaparecer.

Miraquébellopiano—dijoJana,atiempoqueloabríayacariciabalasteclas—

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mamátocabamaravillosamente.—¿Tútambiéntocas?—preguntóGabrielinterrumpiéndola.—Megustabaoírlatocar—continuóellacomosinohubieraoídolapreguntade

Gabriel—; por Jas noches interpretaba a Mozart, a Brahms, mi padre leía losperiódicos, yo la escuchaba embelesada… susmanos eran finas, los dedos largos,ágiles,tocabadulcemente,casiconsordina,nosdecíatantascosascuandotocaba…Otravezlospasosllegaronhastalapuerta,Gabrielsequedóesperando…nadieentró.Janasubióunacejacomosolíahacerlocuandoalgoledesagradabaycerróelpianobruscamente. Le ofreció un cigarrillo a Gabriel y lo invitó a sentarse. Ella seacomodóenunabutacagrande,tapizadaconterciopeloverdeoscuro,distintadelosdemásmuebles.Gabriel se encontrabamuy incómodo en aquella elegante sala tanllena de cosas valiosas, tan cargada de recuerdos. Quería hablar con Jana, habíaestudiado el diálogo palabra por palabra y ahora no sabía cómo empezar. Seencontrabatorpe,molesto,ycomenzabaasentirsenervioso.Lehubieragustadoqueestuvieranenalgúncafé,oenelparque,encualquiersitiomenosallí…Seacomodóenunasillacercadeella.

—Pasarontantosdíassinsaberdeti—dijotratandodeiniciarsuconversación.—Aquí se sentaba siempre papá, a veces se quedaba dormido, ¡me enternecía

tanto!, vivía cansado, trabajabamucho, para que nada nos faltara amamá y amí,decíasiemprecuandolereprochábamos,¡pobrepapa!…avecesjugabaajedrezconelDr.Hoffman, los domingos en la tarde;mamá servía el té y las pastas, despuéscogíasubordado,siemprebordabafloresymariposas,floresdeduraznoyvioletas;de cuando en cuando dejaba la costura y observaba a papá jugando con el Dr.Hoffman, lomiraba con gran ternura como si hubiera sido un niño, su niño. Papásentíaaquellamirada,buscabasusojosysonreían;«esosnovios»,solíadecirelviejoHoffman… Alguien había llegado hasta la puerta y Gabriel podía escuchar unarespiración acelerada; Jana calló bruscamente y su cara se endureció.Nunca habíavistoGabrielaquellaexpresióntandura,tanfría,tandistintadelaqueélamaba,delaqueélguardabadentrodesí…Seguíaescuchandolarespiracióncercadelapuerta,tan fuerte, tanagitadacomo ladeuna fieraencelo…sesentíamal,cadavezmás,disgustado con todo y con él mismo, aquella atmósfera le resultaba asfixiante,aquellospasos,aquellarespiración,aquellamujertanlejana,tandesconocidaparaél.Había hecho tantos proyectos, había planeado lo que iba a decirle, lo que ellacontestaría, todo, y ahora lo había olvidado todo, no sabía ya qué decir ni de quéhablar.Recorríaconlavistaloscuadros,losretratos,lasestatuillas,elgobelinollenodefigurasquedanzabanenelcamposobrelahierba,lagranarañaqueiluminabaelsalón, todo parecía rígido allí y con ojos, miles de ojos que observaban, que locercabanpocoapoco,y la respiración,detrásde lapuerta, aquella respiraciónqueempezabaacrisparlelosnervios.

—¡Bastaya,Walter!—gritódeprontoJana—¡basta,tedigo!Gabriel se levantó y fue a sentarse junto a ella, tomó su mano, estaba fría y

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húmeda…Jana,querida,salgamosdeaquí;vamosacaminarunpoco,aplaticar,vamosa…

Ellaretirólamanoylomirófijamente.Entoncesélviodecercasusojos,porprimeravez esa noche, estaban increíblemente brillantes, las pupilas dilatadas, inmensas ylagrimeantes…sintióqueunescalofríolecorríaporlaespaldamientraslasangrelegolpeabalassienes…Janaselevantóyfueatocaruntimbre,nadieapareció,volvióatocar,nohuborespuesta.

—Quieroelté,biencaliente—gritóJana.Gabrielqueríasalirdeallí,respirarairepuro, novermás los retratos, ni el piano, salir de aquella sala agobiante, de aquelmundo de objetos, de tantos recuerdos, de aquella noche desquiciante, de aquelaturdimiento.Elgrancandilconsuscienlucescalentabademasiado.Necesitabaaireyel airenoalcanzabaapenetrara travésde lascelosías, lapuertadecristalesquecomunicaba con el jardín se encontraba cerrada… El reloj de la chimenea dio lamedia, la noche se había eternizado para Gabriel y el tiempo era una líneainfinitamente alargada. Jana regresó a sentarse en la misma butaca y encendió uncigarrillo.

—¿Quéhasucedido,Jana?Dímelo.—Asíerayoentonces—dijoellaseñalandoelretratodeunajovencita.

Noestáconmigo,pensódolorosamenteGabriel.—Eldíaquemehicieronelretrato,cumplíadieciséisaños;mamámehabíahecho

elvestido,eradeorganzaazul;«esdelmismocolorquelosojos»,dijopapá;porlatardefuimosatomarheladosydespuésalteatro,mamácomentóquelaobraeraunpocoatrevidaparaunaniña;«yaesunajoven»,agregópapáconunasonrisa,«estábienquevaya sabiendoalgunascosas»; eldoctorHoffmanme regalóel collarquetengoenelretrato,¿noeslindo…?,eradecristalderocacolorturquesa,elcolorazulsiemprehasidomipredilecto,¿atitegusta?

—Eselcolordetusojos,pero…¿porquénohablamosdenosotros?Se escuchó el ruido de unamesa de té que alguien arrastraba; Jana se levantó

precipitadamente y salió de la sala; regresó con la mesa. Gabriel recordó en esemomentolaprimeravezquelavioenelhospital,conduciendoaquellacamilla…

—Lemandédecirquenohabíaterminadodeprepararlo—ledijoJanaaldoctorHoffman.

—Estábien, Jana,noestorbeahora.Ella sehizoaun ladosindecirmásy sesentó enunabanca; desdeallí observaba congranatención lasmanosdel doctorHoffmantrabajandohábilmenteenaquelcuerpomuerto…

Janaservíaelté.—¿Concremaosolo?—Prefiero solo.Cuando ledio la tazaGabrielvolvió amirarde cerca aquellas

pupilas enormemente dilatadas y lagrimosas y sintió algo extraño casi parecido almiedo;«ojosquenomeatrevoamirardefrentecuandosueño»,estosojosnopodríaélguardarlosparasusoledad,paraaquellasnochesenquevagabaporlaciudadynoteníamásrefugioquemeterseenalgúnbarybeber,beber,hastaquelaluzdeldíalo

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obligabaahundirseenlassábanaspercudidasdesucamadeestudiante.—¿Estábiendeazúcar?—Sí, gracias —contestó él. Qué importancia podía tener ahora el azúcar, las

palabras,sitodoestabaroto,perdidoenelvacío,enelsueñotalvez,oenelfondodelmar, en el capricho de ella, o en su propia terquedad que lo había hecho creer,concebir lo imposible, aquellosmeses… todo falso, fingido, planeado, actuado talvez.Sintiódeprontounenormedisgustodesímismoyeldolordehaber sido tantorpe,tanciego,taniluso;dolordesupobreamortanniño.Lamiróconrencor,casiconfuria,confuria,sí,desatada,deprontodesenfrenadayterrible.Ellasonreíaconaquella sonrisa que bien conocía, aquella sonrisa inocente que tanto lo habíaconmovidoy…

—¿No está muy caliente el té? —preguntó Jana. No le contestó, la seguíamirandosonreír,laspupilasdilatadas,losdientesblancos,agudos;detrásdeellalosretratos también lo miraban sonrientes… Los pasos llegaron nuevamente hasta lapuerta…

—Tedijequenomolestaras,quenomolestaras.Gabrieladvirtióquesufrenteysusmanos estaban empapadas en sudor, y comenzóa sentir el cuerpopesadoyunextraño hormigueo que poco a poco lo iba invadiendo; estaba completamentemareadoytemía,deunmomentoaotro,caerdeprontoenunpozohondo;seaflojóla corbata, se enjugó el sudor; necesitaba aire, respirar; caminó hasta una ventana,habíaolvidadolascelosías(aquítodoesrecuerdo,hastaelaire);setumbódenuevoenlasilla,pesadamente.EncendióuncigarrilloymiróaJanacomosemiraunacosaquenodicenada.

—Túqueríasconocermicasa,mivida…estásaquí…El rostro sonriente de Jana se iba y regresaba, se borraba, aparecía, los dientes

blancosquedescubríanloslabiosalsonreír,laspupilasdilatadas,seperdía,regresabaotravez,ahorariendo,riendocadavezmásfuerte,sinparar;élsepasólamanoporlosojos,serestrególosojos,todoledabavueltas,aquelextrañogustoenelté,todogirabaentornodeél,losretratos,elgobelino,lasestatuillas,losbibelots;Janaseibayvolvía,riéndose;laarañaconsusmilluceslocegaba,elpianonegro,lospasosenelpasillo,lasventanasconcelosíasblancas,larespiración,elrostrodeJanablanco,muy blanco, entre una niebla perdiéndose, regresando, acercándose, los dientes, larisa, los pasos nuevamente, la respiración detrás de la puerta, las figuras danzandosobre la hierba en el gobelino, saliéndose de allí, bailando sobre el piano, en lachimenea,aquelsabor,aquelgustotanrarodelté…Janadecíaalgo,laviolevantarseyabrirlapuertadecristalesquedabaaljardínysalir.

Gabriel se incorporó dando traspiés; cuando alcanzó la puerta y respiró el airefrescodelanoche,sintióqueserecobrabaunpoco,losuficienteparacaminar.Janacaminaba por un sendero hacia el fondo del jardín, él la seguía torpemente,tambaleándose; cada vez sentía que era el último paso, su último paso en aquellahúmedanochedeotoño;todofallabaenél,sucuerponoleobedecía,sólosuvoluntad

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lollevaba,eraellalaquearrastrabaalcuerpo;oyólospasosqueveníandetrásdeél,duros,sordos,pesadosnointentónisiquieradarselavuelta,erainútilya,nopodríahacernada,todoestabaperdido,yanohabíaesperanzanideseodebuscarla,queríaapresurar el final y caer en el olvido como una piedra en un pozo; perderse en lanoche,enlooscuro,olvidartodo,hastasupropionombreyelsonidodesuvoz…ylospasoscadavezmáscerca,unasombraseproyectabaadelanteyélyanosabíacuálde las dos sombras era la suya; los pasos estaban ahora junto a él y aquellarespiraciónjadeante…

Janahabía llegadohastaunapuertaal fondodel jardínyporallíentró.CuandoGabriel logró llegar, lasdos sombras sehabían juntado.Ungolpedeairedulzónynauseabundo le azotó la cara; el estómago se le contrajo, trató de salir al jardínnuevamenteyrespirar.Yahabíancerradolapuerta…estabaoscuroysólounadébilclaridaddelunasefiltrabaatravésdelascelosías;distinguióaJanahaciaelcentrodelsalón,desdeallílomirabadesafiante,enmediodedosféretrosdehierro…aquelairepesado,dulce,fétidolepenetrabahastalamismasangre,unsudorfríolecorríaportodoelcuerpo,quisobuscarunapoyoytropezóconalgo,cayendoalsuelo;algomuy pesado, grande, cayó entonces sobre él; rodaron por el suelo a oscuras, entregolpes, gritos, carcajadas, olor a cadáver, a éter y formol, entre golpes sordos,brutales,debestiaenloquecida,resoplando,cadavezmás…YlosojosclarosdeJanaeran como losojosdeuna fierabrillandoen lanoche,malignay sombría…SobreGabrielcaíaunalluviadegolpesmezcladosconterriblescarcajadas…

—Shsss,notantoruido,quepuedesdespertarlos—decíaJana.

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Lacelda

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CUANDOMaríaCamino bajó a desayunar, ya estaban sentadas en el comedor sumadreysuhermanaClara.PerolaseñoraCaminonoempezabaacomersisusdoshijasnoestabana lamesa.María llegósilenciosamente.Alsalirdesucuartohabíaescuchado sus propios pasos y le pareció que hacíamucho ruido al caminar.Y noquería llamar laatenciónnique lanotaranesedía:nadiedebíasospechar loque lepasaba. Cuando se dio cuenta de que su madre y su hermana ya estaban en elcomedorsintióungranmalestar.Sumadrelepreguntaríaporquésehabíaretrasadoylas había hecho esperar. Entró en el comedor bastante cohibida.Al inclinarse parabesarasumadreviosupropiorostroreflejadoenelgranespejoitaliano:estabamuypálidayojerosa.Prontosedaríancuentadeellosumadreysuhermana.Sintióqueunvientofríolecorríaporlaespalda.LaseñoraCaminonolepreguntónada,peroencualquiermomento loharíayella tendríaque tenerpreparadaalgunaexcusa.Diríaqueelrelojselehabíaparado.MientrasmondabaunamanzanasabíaquesumadreyClaralaestabanobservando;talvezyahabíansospechado;bajólamiradaysupoquehabía enrojecido. Pero afortunadamente Clara Camino empezó a hablar en esemomentodeunaexhibicióndemodas,queconfinesbenéficospreparabasuclub.—Megustaríamuchoquefuerasconnosotras—ledijodeprontoaMaría.—Claroqueirá—seapresuróaasegurarlaseñoraCamino,antesdequeMaríapudieradeciralgo.María sonrió débilmente a su madre y siguió tomando el chocolate. También ellatendríaquehablardealgo,conversarconsumadreyconsuhermana;perotemíaquesuvozladelatarayqueellassedierancuentaquealgolesucedía.Ynopodríadecirlonuncaanadie.Sumadresemoriríaconunanoticiaasí,yClaratalveznolocreería.¿Noquiereunpocodemermelada?—seatrevióapreguntarasumadre,acercándoletímidamente la mermelada de naranja que ella había preparado el día anterior.—Graciasquerida, ¡ahes laque túpreparaste!—decía la señoraCaminoy lamirabatiernamente. Eso había sido ayer y qué lejano parecía. Ella podía prepararmermeladasypasteles,sentarseatejerjuntoasumadre,leervariashoras,escucharmúsica.Ahora ya no podría hacer eso, ni nada.Ya no tendría paz ni tranquilidad.Cuandoterminarondedesayunar,Maríasubióasucuartoyllorósordamente.

Casi todas lasveladas laseñoraCaminoyClara jugabana lascartasconMarioOlaguíbel,prometidodeClara,yconelprimodeMario, José Juan.AMaríano legustaban los juegos de cartas, le parecían aburridos e inútiles. Mientras jugaban,Maríasesentabacercadelachimeneaytejíaensilencio.Ysólointerrumpíasulaborparaserviralgunanemaolicorquesumadreordenaba.EsanocheMaríapidióquelepermitieranjugarconellos.TodosquedaronmuysorprendidosylaseñoraCaminosesintiómuycomplacida«dequelapequeñaMaríacomenzaraamostrarsesociable».Ella había pensado que tal vez el juego lograra distraerla un poco. Pero resultabainútil el esfuerzo. No podía concentrarse y jugaba torpemente. A cada momentomiraba el reloj sobre la chimenea, espiaba las puertas, oía pisadas. Cada vez quehacíaunamalajugadaseturbabayenrojecía.LaseñoraCaminofumabaconsulargaboquillademarfil.—Vamos,vamosquerida,piensatusjugadas—ledecíadevezen

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cuando para no mortificarla. José Juan sonreía como queriendo alentarla. —Lapróximavezjugarámejor,nosepreocupe—lehabíadichoaldespedirse.Maríasubiólentamentelaescalerahaciasucuartoyalabrirlapuertatuvolasorpresadeaquellapresencia…

La señoraCamino semostrabamuycontentadever queMaríapasaba losdíasocupada, «esa niña siempre fatigada y sin ánimo para nada ahora está activaconstantemente».Maríahabíalogradosupropósito;sumadreyClaracreíanquesusalud había mejorado y que se sentía contenta y diligente. Era la única forma deevitarqueellassospecharanloquelesucedía.Pasabahorasarreglandoeldesványladespensa, desempolvando la biblioteca, ordenando los closets. Ellas la creíanentretenidaynopodíansorprenderaquellaangustiaqueensombrecíasurostro,nisusmanos temblorosas y torpes. María no lograba apartar de su mente, ni un soloinstante, aquella imagen. Sabía que estaba condenada, mientras viviera, a sufriraquellatremendatorturayacallarla.Losdíasleparecíancortos,huidizos,comosisele fuerande lasmanos,y lasnoches interminables.De sólopensarquehabríaotramás,temblabaypalidecía.Élseacercaríalentamentehastasulechoyellanopodríahacernada,nada…

María Camino se dio cuenta, un día, que José Juan Olaguíbel podría ser unrefugioparaella,o talvezsuúnicasalvación.Podríacasarseconél,viajarmucho,irse lejos, olvidar… Tenía bastante dinero y podría llevarla adonde ella quisiera,adonde él no la encontrara. Luchando contra su natural timidez, comenzó a seramableconélyaconversar.EstanuevareaccióndeMaríafuerecibidaconbastanteagradonosóloporJoséJuanOlaguíbel,sinoportodalafamilia,locualfacilitabalascosas. Cuando no jugaban a las cartas pasaban la velada conversando. Maríadescubrió que resultaba agradable platicar con él. Empezó a sentirse bien en sucompañía y a distraer un poco su preocupación. Poco a poco iba conociendo laternuraylaesperanza.EmpezaronahacerproyectosyplanesyalpocotiempoMaríalucíaunanillodecompromiso,ylabodaquedófijadaparaelpróximomesdeenero.Ella hubiera querido acelerar la fecha del matrimonio y huir de aquella horribletortura que tenía que sufrir noche tras noche; sin embargo, no podía despertarsospechasdeningunaespecie.Suboda tendríaque realizarsecon todanormalidad,comosinopasaranada,comosiellafueraunamuchachacomúnycorriente.Porlasnochesseesforzabaen retener lomásposiblea JoséJuan.Amedidaque lashoraspasaban y se acercaba el momento en que los Olaguíbel se despedían, Maríaempezabaa sufrir aquel terrordesorbitadodequedarse sola; talvezélya laestabaesperandoalláarribaensucuartoyellasinpoderhacernadaparaevitarlo,sinpoderdecirleaJoséJuanqueselallevaraesamismanocheylasalvaradeaquelmartirio.PeroallíestabandelantesumadreyClaraquenadasabíannipodríansabernunca.María los veía subir al automóvil; entonces cerraba la puerta y una mudadesesperaciónlaconsumía…

Habían pasado octubre y noviembre haciendo compras y preparativos para la

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boda. José Juan había adquirido una vieja residencia que estaba reconstruyendolujosamente.Muy complacida la señoraCamino acompañaba a su hija a todos lossitios adonde había que ir, y la ayudaba a seleccionar las compras. María estabacansada. Todos los días, mañana y tarde, había algo que hacer: escoger telas,muebles,vajillas, ira lamodista,a labordadora,discutirconelarquitectosobre lacasa, elegir colores de pinturas para las habitaciones, alfombras, cortinas…Se diocuentacongrantristezaydesencantoqueaquelhermosojuegodeliberaciónlahabíacansadoyquenoqueríasaberyanidelaboda,nideJoséJuan,nidenada.Empezóasentirdisgustocuandooíaquellegaba,locualhacíavariasvecesduranteeldía,conelpretextodeconsultarlealgunacosa.Comenzóachocarlesuvoz,ellevebesoqueledabaaldespedirsepor lasnoches, los labios fríosyhúmedos, suconversación:«lacasa, lascortinas, lasalfombras, lacasa, losmuebles, lascortinas…»Ellanopodíamás, ya no le importaba salvarse o padecer toda la vida. Sólo quería descansar deaquellatremendafatiga,deirtodoeldíadeunladoaotro,dehablarconciengentes,de opinar, de escoger cosas, de oír la voz de José Juan…Quería quedarse en sucuarto, sola, sinver anadie,ni siquieraa sumadreyaClara, estar sola, (errar losojos,olvidartodo,nooírniunapalabra,nada,«lacasa,losmuebles,lasalfombras,laropablanca,lascortinas,lacasa,lamodista,losmuebles,lavajilla…»

Empezaba a sentirse el frío de diciembre y una noche Clara preparó unosponches.María,totalmentelejana,bordabacercadelachimenea.LaseñoraCaminoyClarajugabancanastauruguayaconlosOlaguíbel.JoséJuanhablódeunviajequetenía que hacer a Nueva York, por asuntos de familia, lo cual le contrariabasobremanera por estar tan cercana la fecha de la boda y haber tantas cosas porarreglar.CuandoMaríaoyóaquellanoticiaexperimentóunagran felicidad,desólopensar que se libraba de su presencia por unos días. Sintió que aquel cerco, queempezaba a estrecharse sobre ella, de pronto se rompía. Tomó varios ponches denaranja,seriódecualquiercosaylobesóaldespedirse.

Al día siguiente María se levantó sintiéndose contenta y ligera. Durante eldesayunoClaranotóqueteníalosojosbrillantesyquesonreíasindarsecuenta.—Tienes el aspecto de las mujeres satisfechas—le dijo.María comprendió todo enaquelmomento.Ysupoporquéera tanfeliz.Estabaganadaparasiempre.Yanadamás importaría. Era como una hiedra pegada a un árbol gigantesco, sumisa yconfiada. Desde ese momento el día se tornó una enorme espera, un deseointerminable…

PeroJoséJuanOlaguíbelnosemarchóparaNuevaYork.CuandoMaría loviollegarporlanoche,seapoderódeellaunafuriatalqueenmudecióporcompleto.Noprestóatenciónanadade loque leexplicaba,estaba tensade ira.Élnoadvirtióelodio que había en sus ojos.Mientras José Juan hablaba y sonreía satisfecho, ellahubiera querido… Sin importarle lo que pensaran su madre y su novio, corrióescalerasarribahaciasucuarto.Allílloróderabia,defastidio…hastaqueélllegóyseolvidódetodo…

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La última noche del año, la señoraCamino dispuso una espléndida cena. Sóloasistieron los familiaresmáscercanosy losOlaguíbel.Clara lucíahermosay feliz.Habíandecidido,ellayCarlos, efectuarunadobleboday juntoshacerel recorridoporEuropa.LaseñoraCaminonopudoevitarunaslágrimasdefelicidad,«satisfechadehaberencontradotanmagníficospartidosparasusqueridasniñas».Maríaestabapálidaysombría.Llevabauntrajeblancodebrocadoitaliano,ceñidoylargocomounatúnica.Casinohablóentodalanoche.Todos,exceptoella,gozaronlacena,peroMaría sabíamuy bien dónde estaba su única felicidad, y aquella fiesta fue larga yagotadora.Lasmanecillasdelrelojnosemovían.Eltiemposehabíadetenido…

Ahora el tiempo también se ha detenido… ¡Qué cuarto tan frío y oscuro!, tanoscuro que el día se junta con la noche; ya no sé cuándo empiezan ni cuándoterminan los días; quiero llorar de frío, mis huesos están helados y me duelen;siempre estoy subida en la cama, amonigotada, cazando moscas, espiando a losratonesquecaenirremediablementeenmismanos;elcuartoestállenodecadáveresde moscas y de ratones; huele a humedad y a ratones putrefactos, pero no meimporta, que los entierren otros, yo no tengo tiempo; este castillo es oscuro y fríocomo todos los castillos; yo sabía que él tenía un castillo… ¡qué lindo estarprisioneraenuncastillo,quélindo!;siempreesdenoche;élnodejaquenadiemevea;micasahadeestarmuylejos;habíaunachimeneamuygrandeenlabibliotecade papá y yo arreglaba y desempolvaba los libros; yo quiero una chimenea paracalentarme, pero nome atrevo a decírselo, me damiedo, se puede enojar; yo noquiero que se enoje conmigo; no hablé ni una palabra con esos hombres quevinieron,podríallegarysorprenderme;memetíenlacamaymetapélacaraconlascobijas;siempreestamosjuntos;¿dóndeestánmamáyClara?;Claraesmihermanamayor;¡yonolasquiero,lestengomiedo,quenovengan,quenovengan…!Talvezya están muertas y tienen los ojos abiertos y brillantes como los tenia José Juanaquellanoche;yoqueríacerrarlelosojosporquemedabamiedoquemeestuvieraviendo;teníalosojosmuyabiertosymuybrillantes…«serásunabellanovia, todablanca», la luna también era blanca,muy blanca ymuy fría; como siempre es denocheélvieneacualquierhora;siempreestamosjuntos;sinohicieratantofríoyosería completamente feliz, pero tengomucho frío ymeduelen loshuesos; ayermegolpeócruelmenteygritémucho,mucho…JoséJuansepuso frío,muy frío;no lodejé caer, sino resbalar suavemente; la luna lo bañaba y sus ojos estaban fijos;también las ratas se quedan con los ojos fijos; se quedódormido sobre el césped,bajo la luna; estaba muy blanco… yo lo estuve viendo mucho rato… quisieraasomarmeaesaventanaypoderverlasotrashabitaciones…noalcanzo,estámuyalta y él puede venir y sorprenderme, como llega a cualquier hora, cuantas vecesquiere…sepuedeenojarygolpearme…Eseruidoenelrincónaquel:otroratón,locogeréantesqueélllegue,puescuandovengayanopodréhacernada…

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Finaldeunalucha

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ESTABAcomprandoelperiódicode la tarde, cuando seviopasar, acompañadodeuna rubia.Sequedó inmóvil, perplejo.Era élmismo,no cabíaduda.Nigemeloniparecido; era élquienhabíapasado.Llevabael trajede casimir inglésy la corbatalistadaquelehabíaregaladosumujerenNavidad.«Aquí tienesuvuelto»,decía lavendedora.Recibió lasmonedas y las guardó en el bolsillo del saco casi sin darsecuenta. El hombre y la rubia iban ya por la esquina. Echó a andar tras ellosapresuradamente. Tenía que hablarles, saber quién era el otro y dónde vivía.Necesitabaaveriguarcuáldelosdoseraelverdadero.Siél,Duran,eraelauténticodueñodelcuerpoyelquehabíapasadosusombraanimada,osielotroeraelrealyélsusolasombra.

Caminabancogidosdelbrazoyparecíancontentos.Duránnolograbaalcanzarlos.Aesahoralascallesestabanllenasdegenteyresultabadifícilcaminar.Aldoblarunaesquinayano losvio.Pensóque loshabíaperdidoyexperimentóentoncesaquellaangustiosa sensación,mezcla de temor y ansiedad, que amenudo sufría. Se quedóparadomirandohacia todos lados, sin saberquéhacerni adonde ir.Supoentoncesqueéleraquiensehabíaperdido,no losotros.Enesemomento losviosubirauntranvía.

Llegóconlabocasecaycasisinrespiración,tratandodelocalizarlosentreaquelapeñuscamiento humano. Estaban hacia la mitad del auto, cerca de la puerta desalida,aprisionadoscomoél,sinpodermoverse.Nohabíapodidoverbienalamujer.Cuandopasaronpor lacalle leparecióhermosa.¿Unahermosa rubia,bienvestida,delbrazodeél…?Teníaprisaporquebajarandeltrenypoderabordarlos.Sabíaquenopodría soportarmucho tiempoaquella situación.Losmiró encaminarsehacia lapuertadesalidaybajar.Tratódeseguirlos,perocuandologrósalirdeltranvía,elloshabían desaparecido. Los buscó inútilmente, durante varias horas, por las callescercanas. Entraba en todos los establecimientos, husmeaba por las ventanas de lascasas,sedeteníaunbuenratoenlasesquinas.Nada;nolosencontró.

Abatido, desconcertado, tomó el tranvía de regreso. Con aquel infortunadoencuentrosuhabitualinseguridadhabíacrecidoatalpuntoquenosabíayasieraunhombreouna sombra.Semetió enunbar, peronoenaquel adondeacostumbrabatomarlacopaconlosamigos,sinoenotrodondenoloconocieran.Noqueríahablarcon nadie. Necesitaba estar solo, encontrarse. Bebió varias copas, pero no pudoolvidarelencuentro.Sumujer loesperabaparacenar, igualquesiempre.Noprobóbocado.Lasensacióndeansiedadydevacíolehabía llegadoalestómago.Aquellanochenopudoacercarseasumujer,cuandoellaseacostóasulado,nilassiguientes.Nopodíaengañarla.Sentíaremordimiento,disgustodesímismo.Quizásaesamismahoraélestabaposeyendoalahermosarubia…

Desde la tarde aquella enque se viopasar conuna rubia,Durán se encontrababastante mal. Cometía frecuentes equivocaciones en su trabajo del Banco. Estabasiempre nervioso, irritable. Pasaba poco tiempo en su casa. Se sentía culpable,indignodeFlora.Nopodíadejardepensarenaquelencuentro.Durantevariosdías

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había ido a la esquina aquella donde los vio y pasaba horas enteras esperándolos.Necesitabasaberlaverdad.Conocersucondicióndecuerpo,odesimplesombra.

Un día aparecieron nuevamente. Él llevaba aquel viejo traje café que lo habíaacompañadotantosaños.Loreconocióalinstante;selohabíapuestotantasveces…Letraíadegolpemuchosrecuerdos.Caminababastantecercadeellos.Erasumismocuerpo,nocabíaduda.Lamismaveladasonrisa,elcabelloapuntodeencanecer,elmododegastarel tacónderecho, losbolsillossiempre llenosdecosas,elperiódicobajoelbrazo…Eraél.Subió trasellosal tranvía.Alcanzóaaspirar elperfumedeella…loconocía,«Sortilége»deLeGalion.AquelperfumequeLiliausabasiemprey que un día él le había regalado haciendoun gran esfuerzo al comprarlo.Lilia lehabía reprochadoquenunca le regalabanada.Lahabíaamadodurantevariosaños,cuandoeraunpobreestudiantequesemoríadehambreydeamorporella.Ella lodespreciabaporquenopodíadarlelascosasquelegustaban.Amabaellujo,lossitioscaros, losobsequios.Salía convarioshombres, conél casinunca…Había llegadocongrantimidezalatienda,contandoeldineroparaversierasuficiente.«Sortilégeesunbelloaroma—dijo lamuchachitadelmostrador—; legustará sindudaa sunovia». Lilia no estaba en su casa cuando fue a llevarle el perfume. Estuvoesperándolavariashoras…Cuandoselodio,Liliarecibióelregalosinentusiasmonisiquieraloabrió.Sintióunagrandesilusión.Aquelperfumeeralodoymásdeloqueélpodíadarleyaellanoleimportaba.Liliaerabellayfría.Ordenaba.Élnopodíacomplacerla…Bajarondel tranvía.Durán lossiguiódecerca.Había resueltonoabordarlosenlacalle.Caminaronvariascalles.Finalmenteentraronenunacasapintada de gris. Allí vivían, sin duda. En el número 279. Allí vivía con Lilia. Nopodíaseguirasí.Teníaquehablarles,saberlotodo.Acabarconaquelladoblevida.NoqueríaseguirviviendoconsumujeryconLiliaalmismotiempo.AmabaaFloradeunamaneratranquila,serena.HabíaqueridoaLiliacondesesperación,condolordesímismo,siemprehumilladoporella.Lasteníaalasdos,lasacariciaba,lasposeíaalmismotiempo.Ysólounadeellasloteníarealmente;laotravivíaconunasombra.Tocóeltimbredelapuerta.Volvióatocar…Habíatenidotantapacienciapensandoquealalargaesolaganaría.EsperabaaLiliaenlapuertadesucasa,secontentabacon verla. Con que algunas veces lo dejara acompañarla hasta donde ella iba.Entonces regresaba a la pensión tranquilo; la había visto, la había hablado…Tocónuevamenteeltimbre.OyóenesemomentogritaraLilia.Gritabadesesperadacomosi la estuvieran golpeando.Y la golpeaba élmismo, cruel y salvajemente. Pero élnuncatuvovalorparahacerlo,auncuandomuchasveceslodeseó…Liliaestabamuybellaconunvestidoderasoazul,lomirófríamentemientrasdecía:«Voyasaliralteatroconmiamigo,nopuedorecibirte».Élllevabaeltítuloquelehabíanentregadoesemismodía,queríaquefueralaprimeraenverlo.Habíapensadoquelofelicitaríapor aquella calificación tan alta que había logrado sacar. Les había dicho a suscompañerosqueLilialoacompañaríaalbaile,conelcualcelebrabanlaterminacióndesusestudios.«Esperaunmomento,Lilia,sóloquieropedirte…»Uncarrosehabía

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detenido frente a la casa. Y Lilia no oía ya lo que él estaba diciendo. La, habíatomado de un brazo tratando de retenerla sólo lo necesario para hacerle lainvitación.Ellasedesprendiódelamanoquelasujetabaycorrióhastaelcochequelaesperaba.Laviosentarsemuycercadelhombrequehabíaidoabuscarla,laviobesarlo,alcanzóaoírsurisa.Sintióquetodalasangreselesubíaalacabezayporprimera vez tuvo ganas de tenerla entre sus brazos y acabar con ella, hacerlapedazos.Aquellafuelaprimeravezquebebióhastaperderseporcompleto…Volvióatocarel timbre,nadierespondía.SeguíaoyendogritaraLilia.Empezóentoncesagolpearlapuerta.Nopodíadejarlamorirensuspropiasmanos.

Teníaquesalvarla…«Loúnicoquequieroesquemedejes,enpaz,novolveravertenunca»,habíadichoLiliaaquellanoche,laúltimaquelavio.Lahabíaestadoesperandoparadespedirse.Nopodíaseguirviviendoenelmismolugarqueella,ysufriendo día a día sus desaires y humillaciones. Tenía que partir, alejarse parasiempre. Lilia había descendido del auto cerrando con furia la portezuela. Unhombrebajótrasella,yalcanzándola,lacomenzóagolpear.Élhabíacorridoensuayuda.CuandoelamigodeLiliasemarchóensuautomóvil,Lilialloraba.Lahabíaabrazado tiernamente, protegiéndola; entonces se separó bruscamente de él y dijoque no quería verlo más. Todo se rebeló en su interior. Se arrepintió de haberlalibrado de los golpes, de haberle mostrado su ternura. Que el otro la hubieramatado, habría sido su salvación. Al día siguiente se marchó de aquella ciudad.TeníaquehuirdeLiliaylibrarseparasiempredeaquelamorqueloempequeñecíayhumillaba. No había sido fácil olvidarla. La veía en todas las mujeres. Creíaencontrarla en los tranvías, en los cines, en los cafés.A veces seguía por la callebastante rato a una mujer, hasta descubrir que no era Lilia. Oía su voz, su risa.Recordaba sus frases, su forma de vestir, su manera de caminar, su cuerpo tibio,elástico,quetanpocasveceshabíatenidoentrelosbrazos,yelperfumedesucuerpomezcladoconSortilége.Ledolíasupobrezaysedesesperabaamenudo,pensandoquecondineroLilialohabríaquerido.Habíapasadovariosañosviviendodeaquelrecuerdo.UndíaaparecióFlora.Élsehabíadejadollevarsinentusiasmo.Pensabaque la única formade terminar conLilia era teniendo otramujer cerca. Se habíacasado sin pasión. Flora era buena, tierna, comprensiva. Había respetado sureserva, su otro mundo. A veces despertaba por la noche sintiendo que era Liliaquien dormía a su lado, palpaba el cuerpo de Flora y algo por dentro se ledesgarraba.UndíadesaparecióLilia,lahabíaolvidado.ComenzóaacostumbrarseaFlorayaquererla.Pasaronaños…Apenasseoían losgritosdeLilia,eranmuydébiles, apagados, como si… Derribó la puerta y entró. La casa estabacompletamenteaoscuras.

Laluchafuelargaysorda,terrible.Variasveces,alcaer,tocóelcuerpoinertedeLilia. Había muerto antes de que él pudiera llegar. Sintió su sangre tibia aún,pegajosa.Suscabellosseleenredaronvariasvecesenlasmanos.Élcontinuóaquellaoscuralucha.

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Teníaquellegarhastaelfin,hastaquesóloquedaraDurán,oelotro…Hacía la medianoche salió Durán de la casa pintada de gris. Iba herido,

tambaleante.Mirabaconrecelohaciatodaspartes,comoelquetemeserdescubiertoydetenido.

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Altacocina

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CUANDO oigo la lluvia golpear en las ventanas vuelvo a escuchar sus gritos.Aquellosgritosquesemepegabanalapielcomosifueranventosas.Subíandetonoamedidaquelaollasecalentabayelaguaempezabaahervir.Tambiénveosusojos,unas pequeñas cuentas negras que se les salían de las órbitas cuando se estabancociendo.

Nacíanentiempodelluvia,enlashuertas.Escondidosentrelashojas,adheridosalos tallos, o entre la hierba húmeda. De allí los arrancaban para venderlos, y losvendíanbiencaros.Atresporcincocentavosregularmentey,cuandohabíamuchos,aquincecentavosladocena.

Enmicasasecomprabandospesoscadasemana,porserelplatilloobligadodelosdomingosy, conmás frecuencia, sihabía invitadosacomer.Conesteguisomifamilia agasajaba a las visitas distinguidas o a lasmuy apreciadas. «No se puedencomermejorpreparadosenningúnotrositio»,solíadecirmimadre,llenadeorgullo,cuandoelogiabanelplatillo.

Recuerdolasombríacocinaylaolladondeloscocinaban,preparadaycurtidaporun viejo cocinero francés; la cuchara demaderamuy oscurecida por el uso y a lacocinera,gorda,despiadada,implacableanteeldolor.Aquellosgritosdesgarradoresnolaconmovían,seguíaatizandoelfogón,soplandolasbrasascomosinadapasara.Desde mi cuarto del desván los oía chillar. Siempre llovía. Sus gritos llegabanmezclados con el ruido de la lluvia. No morían pronto. Su agonía se prolongabainterminablemente. Yo pasaba todo ese tiempo encerrado en mi cuarto con laalmohada sobre la cabeza, pero aun así los oía.Cuandodespertaba, amedianoche,volvía a escucharlos. Nunca supe si aún estaban vivos, o si sus gritos se habíanquedado dentro de mí, en mi cabeza, en mis oídos, fuera y dentro, martillando,desgarrandotodomiser.

Avecesveíacientosdepequeñosojospegadosalcristalgoteantedelasventanas.Cientos de ojos redondos y negros. Ojos brillantes, húmedos de llanto, queimploraban misericordia. Pero no había misericordia en aquella casa. Nadie seconmovíaanteaquellacrueldad.Susojosysusgritosmeseguíany,mesiguenaún,atodaspartes.

Algunas veces me mandaron a comprarlos; yo siempre regresaba sin ellosasegurandoquenohabíaencontradonada.Undíasospecharondemíynuncamásfuienviado.Ibaentonceslacocinera.Ellavolvíaconlacubetallena,yolamirabaconeldesprecioconquesepuedemiraralmáscruelverdugo,ellafruncíalachatanarizysoplabadesdeñosa.

Supreparaciónresultabaserunacosamuycomplicadaytomabatiempo.Primeroloscolocabaenuncajónconpastoylesdabanunahierbararaqueelloscomían,alparecer con mucho agrado, y que les servía de purgante. Allí pasaban un día. Alsiguientelosbañabancuidadosamenteparanolastimarlos, lossecabanylosmetíanenlaollallenadeaguafría,hierbasdeoloryespecias,vinagreysal.

Cuando el agua se iba calentando empezaban a chillar, a chillar, a chillar…

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Chillaban a veces como niños recién nacidos, como ratones aplastados, comomurciélagos,comogatosestrangulados,comomujereshistéricas…

Aquellavez,laúltimaqueestuveenmicasa,elbanquetefuelargoypaladeado.

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Muerteenelbosque

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ELHOMBREveníacaminandoconpasoslentosypesados,casiarrastrandolospies.Lasmanosenlasbolsasdelagabardinaylosbrazossueltos,abandonados.Delatabacansancio,unafatigadesiempre.Llevabaelcigarrilloconstantementeentreloslabioscomosiformarapartedeellos.Habíaunanunciodemantaenelbalcóndeunedificio«Sealquiladepartamentovacío».Elhombreseencogiódehombrosalleerloysiguiósucaminoconelmismodesgano…

—Ya no puedo aguantarmás en estamiserable jaula, no hay sitio ni para unapalabra.Nosepuedeunomoverporquetodoestállenodecosas.Tienesquebuscarotrodepartamento—lerepetíatodoslosdíassumujer.

—Paradecirmeesononecesitasgritar—lecontestaba.Todoestállenodecosas,escierto.Deesascosasquetúhasidoacumulandoyquemehanhechoinsoportableestacasa…esasmacetitasconfloresdepapeldeestraza,colgadasportodoslados,hasta en el baño; las paredes tapizadas de calendarios con paisajes de invierno yrollizosnenessonriendo,conretratosdetodalafamiliayhastadelosamigos,concuadroshechosdepopotespintados;loscosturerosylascajitas;losconejosdeyesoylaspalomas;lasmuñecasdeestambredesteñidasysuciasoliendoahumedad;lasfrutasdecerallenasdemosca…

—Ynisiquierameoyesloquetedigo—decíafuriosa.—Sí te escucho,perobien sabesqueno tengo tiempoparadedicarmeabuscar

otrodepartamento.Otrositioquetúteencargarásdearruinaryllenardecosas…—Si yo viniera solamente a dormir, tampocome importaría, pero como soy la

quesufreestecajónestoydecididaacambiarme,aunquemequedesincomer.¿Yaquéotracosapodríaélvenirsinoatumbarseunratoyatratardedormir?

Sentía horror de llegar a aquella casa, de ver a lamujer que había amadogorda ysucia, despeinada, oliendo a cebolla todo el tiempo, con las medias deshiladas yflojas, el fondo salido… A veces se la quedaba mirando con gran dolor y ciertaternura,asícomosecontemplalatumbadeunserquerido.

—Ten paciencia, dentro de unos meses tendré una semana libre y entoncesbuscaréalgomejor.

—Y mientras tanto, yo aquí volviéndome loca. Ya no soporto a los niñosbrincando sobre las camas y destruyéndolo todo, porque no tienen dónde jugar.(Había hecho todo por malcriar a los niños y ahora se quejaba). —Te exijo quebusquesundepartamentoinmediatamente.

—Notedascuentadequeestoymuycansado,dequemesientomal.—Elresultadodetantocafé,detantocigarro,detantascopas…—Es que estoy muy cansado, a veces pienso al despertar que ya no podré

levantarmemás.Todoloquehagomecuestamuchoesfuerzo.—¡Claro!Descansas poco, trabajasmucho y bebes café todo el día…Con ese

dineroquemalgastasen loscafés, en loscigarrillosyencopaspodríamosvivirunpocomejor.

—Sinobebieratantocafé,nifumara,nimetomaraunascopas,nopodríamover

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unsolodedo;noquieresverqueestoytotalmenteagotado…—Pues a ver de dónde sacas fuerzas y te das un tiempecito para buscar

departamento.Yéstaeraaquellamuchachaesbelta,consusblusassiemprealmidonadasysus

faldas demascota que él iba a esperar todas las tardes a la salida de la oficina…caminabanporlascallescogidosdelamano…sedeteníanenlosescaparatesdelasgrandestiendasparaelegircosasquenuncapodríancomprar…bebíancafédechinosentre proyectos ymiradas… contaban todos los días el dinero que iban ahorrandoparacasarse…Elhombresuspirótristementeysedetuvo,volviólacabezayalcanzóaún a ver al anuncio que había quedado varias cuadras atrás. Regresó hasta eledificio. Echó unamirada al tablero de los timbres y tocó el de la portería. Tocó,volvió a tocar.Otra vezmásynadie respondía.Depronto se dio cuenta deque lapuerta se encontraba abierta y entró. No había nadie en la planta baja. Subió unaoscura escalera y apenas se atrevió a tocar el timbre de un departamento. Casi alinstanteaparecióenlapuertaunamuchachamuypintada,perodesaliñadaysucia.—¿Quéseleofrece?—

—Busco informes del departamento que está desocupado y no contestan en laportería—dijocontimidez.

—Esa vieja nunca atiende nada, no sé cómo no la han corrido.Mire usted, eldepartamentovacíoestáenelquintopiso,perolaviejatienelasllaves.Ellaviveenlaazotea,allílapuedeencontrar.

—Muchasgracias,señorita.Comenzóasubirmáslentamentequecuandocaminabaporlacalle.Unaescalera,

otra, otra… Se detuvo un poco, respiró hondo. Tiró el cigarrillo que ya estabaterminadoyencendióotro.Siguiósubiendo…subiendo…

—¿Quiénllamabaalaportería?—gritóunavozdemujer.Élmiróhaciaarriba,dedondesalíalavoz,ydescubrióaunamujergordaychaparraqueseasomabaporlaescalera.

—Yollamé—contestó—quierovereldepartamentovacío.—Voyporlasllaves,espéremeallí,ahoritabajo.Elhombreesperópacientemente

aquelamujerbajaraconlasllavesyabrieraeldepartamento.Noeraunagrancosa,pero la estancia era amplia y tenía suficiente luz, buena orientación. Debía de sercaliente en el invierno; una recámara para los niños y otra para ellos, un bañobastantedecoroso…

—¿Cuántorenta?—lepreguntóalaportera.—Yonosé,señor,perosiaustedleinteresalepuedodarelteléfonodeldueño

paraquesearreglen.—Sí,eldepartamentomeinteresa,¿cuáleselnúmero?—Nomelosédememoria,peroalláarribaenmicuartolotengoapuntado,selo

iréatraer.—Yoiréconusted.

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Subiótrasellayllegaronalaazotea.—Ahorase lodoy—dijo lamujerentrandoenelcuarto.Abrióelcajóndeuna

desvencijadamesay empezó a sacar taponesdevidrio, unavela, cordonesde lanaparalastrenzas,moñosarrugadosydescoloridos,unpedazodeespejo,cajasvacías,frascos, unos anteojos, corchos, unas tijeras rotas… El hombre se había quedadoafuera,recargadoenlapuertadelcuarto,ydesdeallímirabaalamujerquerevolvíaelcajónsinencontrarnada.Ycadavezsacabamáscosas.Dondequieraeslomismo—pensabaalobservarla—almacenarbasura, llenarsedecosas inútilespor si algúndía sirven, juntar cosas ymás cosas con desesperación, hasta que un día semueraasfixiado entre ellas. En su casa tenía siempre la sensación de que un día aquelmundodeobjetosseanimaríayseecharíasobreél.Sintióungranmalestaryapartóla vista de la mujer que seguía sacando cosas… Miró hacia arriba. Había nubesblancas.Seríabuenoagarrarunpuñado.Seveíantancerca…

—Yonoséquésemehahechoesepapelitodondeapuntéelnúmero,estoyseguradequeloguardéaquí—decíalamujer,mientrassacabayvolvíaameterenelcajóndelamesacosasymáscosas.

Pasóunabandadadepájaros.Lossiguióconlavistaylosviollegarasudestino:el bosque. Regresaban a dormir entre los árboles. Sintió entonces nostalgia de losárboles, deseo de ser árbol…—Ahora lo encuentro, ahora lo encuentro—decía lamujer—…vivirenelbosque,enraizado,siempreenelmismositio,sintenerqueirdeunladoaotro,sinmoversemás;siempreallímirandolasnubesylasestrellas,ylas estrellas se apagarían y se volverían a encender y lamujer seguiría buscando,buscando… la noche, el día, otra noche, otro día, y lamujer buscando, buscando,buscandodesesperadaelnúmerodeun teléfono…yél enelbosque sin importarlenada,sinoíryasonarpapelesycajonesycosas…descansandodeaquellafatigadetodasuvida,delostranvías,delascallesllenasdegenteyderuido,delaprisa,delosrelojes,desumujer,de lahorriblevivienda,de losniños…sinoír lasmáquinasdeescribirnilasprensasdelperiódico,niloslinotipos,nilosdiezteléfonossonandoaunmismotiempo…tendríasilencioysoledadparapensar,talvezpararecordar,paradetenerse en algúnminuto hondamente vivido, para oír de nuevo una palabra, unasolapalabra…—Aquíguardéesepapelito,meacuerdomuybien,aquíloguardé—…encontrarse de pronto en el bosque rodeado de árboles silenciosos, sostenido porhondasraíces,mirandolasestrellasylasnubes…elvientomeceríasuavementesusramas y los pájaros se hospedarían en su follaje… ¡vida tranquila y leve la de losárboles, llenos de pájaros y de cantos…!—Pero si yo lo guardé aquí, estoy biensegura—…deldíaa lanochecientosdecantos,milesdecantosensusoídos,antesusojos fijos, fueraydentrodeéluneternocoro,elmismocorosiempre,yél sinpoder oír ya ni sus propios pensamientos sino el alegre canto de los pájaros…padeciendosuspicotazosenelcuello,enlosbrazosextendidos,enlosojos,yélasumerced sin poder mover ni un dedo y ahuyentarlos… tener que sufrir los vientoshuracanadosquearrancanlasramasylashojas…quedarsedesnudolargosmeses…

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inmóvilbajo la lluviaheladaypersistente,sinverelsolni lasestrellas…morirdeangustiaaloírlashachasdelosleñadores,cadavezmáscerca,más,más…sentirelcuerpo mutilado y la sangre escurriendo a chorros… los enamorados grabandocorazoneseinicialesensupecho…acabarenunachimenea,incinerado…—Yameestoy acordando dónde guardé el papelito—…ver pasar un día a sus hijos y a sumujer,yélsinpodergritarles:—Soyyo,nosevayan—ellosnosedetendríanbajosusombra,ni lomiraríansiquiera,nolescomunicaríannadasuemociónnisualegría.—Empiezaasoplarelviento,miracómosemuevenlashojasdeeseárbol—,diríanlos niños sin reconocerlo, y él allí, clavado en la tierra, enmudecido para siempre,llenodepájarosyde…—¡Yalotengo,yalotengo,aquíestáyaelnúmero!—decíaavozencuellolamujer.Alescucharlosgritoselhombreseestremecióbruscamente,comosihubiesecaído,dentrodelsueño,enunpozosinfondo.Miróalamujerquelealargabaelpapel,conextrañeza,comosinuncaanteslahubieravisto.Deprontosedio vuelta y comenzó a bajar la escalera apresuradamente.—Aquí está el número,señor,yaloencontré—gritabalamujerdesconcertadaporcompleto.Peroelhombrenolaoía,oyanoleimportabaoírla,yseguíabajandolasescalerascomosilofueranpersiguiendo…—Señor, señor, espérese, aquí tengo el número—repetía la mujergordamientrasbajabatraselhombre.Ytaleralaprisaqueelhombrellevabaquesele cayó el sombrero. Pero siguió bajando, sin detenerse a recogerlo, hasta ganar lapuertadesalida…—Susombrero,señor,selecayóelsombrero—gritabaentonceslamujer.Ella lo recogióy salióconél a la calle.Vioalhombreque ibacorriendocalle abajo… —Su sombrero señor, seeeñññooor, seeeñññooor, seeeñññooorrr…Todavía corrió varias cuadras tratando de entregarle el sombrero. Jadeando ymuyfatigadadesistiódesuempeñoysequedómirándolocorrercalleabajohastaperderseenelbosque.

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LaseñoritaJulia

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LASEÑORITAJulia,comolallamabansuscompañerosdeoficina, llevabamásdeunmessindormir, locualempezabaadejarlehuellas.LasmejillashabíanperdidoaqueltonorosadoqueJuliaconservaba,apesardelosaños,comoresultadodeunavida sana, metódica y tranquila. Tenía grandes y profundas ojeras y la ropa se lenotaba floja. Y sus compañeros habían observado, con bastante alarma, que lamemoria de la señorita Julia no era como antes. Olvidaba cosas, sufría frecuentesdistracciones y lo que más les preocupaba era verla sentada, ante su escritorio,cabeceando, a punto casi de quedarse dormida. Ella que siempre estaba fresca yactiva.Su trabajohabíasidohastaentonceseficienteydignode todoelogio.En laoficina empezaron a hacer conjeturas. Les resultaba inexplicable aquel cambio. LaseñoritaJuliaeraunadeesasmuchachasdeconductaintachableytodoslosabían.Suvidapodíatomarsecomoejemplodemoderaciónyrectitud.Desdequesushermanasmenoressehabíancasado,Juliavivíasolaenlacasaquelospadresleshabíandejadoalmorir.Ellalateníaarregladaconbuengustoyescrupulosamentelimpia,porloqueresultabaunsitioagradable,noobstanteserunacasavieja.Todoallíeratratadoconcuidadoycariño.ElmenordetalledelatabaelfinoespíritudeJulia,quiengustabadelamúsica y los buenos libros: la poesía de Shelley y la deKeats, los Sonetos delPortugués y las novelas de las hermanas Bronte. Ella misma se preparaba losalimentosylimpiabalacasaconverdaderoagrado.Siempreselaveíapulcra;vestidaconsencillezypropiedad.Debiódehabersidobella;aúnconservabaunatezfrescayaquella tranquila y dulcemirada que le daba un aspecto de infinita bondad.Desdehacía algún tiempo estaba comprometida con el señor De Luna, contador de laempresa,quienlaacompañabatodaslastardesdesdelaoficinahastasucasa.Algunasvecessequedabaatomaruncaféyaoírmúsica,mientraslaseñoritaJuliatejíaalgúnsuéterpara sus sobrinos.Cuandohabíaunbuenconciertoasistían juntos; todos losdomingosibanamisay,alasalida,atomarheladosopasearporelbosque.DespuésJulia comía con sus hermanas y sobrinos; por la tarde jugaban canasta uruguaya ytomabanelté.AloscurecerJuliavolvíaasucasamuysatisfecha.Revisabasuropayseprendíalosrizos.

Hacíamás de unmes que Julia no dormía. Una noche la había despertado unruidoextrañocomodepequeñaspatadasycarrerasligeras.Encendiólaluzybuscópor toda la casa, sin encontrar nada. Trató de volver a dormirse y no pudoconseguirlo. A la noche siguiente sucedió lo mismo, y así, día tras día…Apenascomenzabaadormirsecuandoel ruido ladespertaba.LapobreJulianopodíamás.Diariamente revisaba la casa de arriba abajo sin encontrar ningún rastro. Como ladueladelospisoserabastantevieja,Juliapensóquealomejorestaballenaderatas,y eran éstas lasque ladespertabannoche anoche.Contrató entonces aunhombreparaquetaparatodoslosorificiosdelacasa,nosinantesintroducirenlosagujerosunraticida.Tuvoquepagarporestetrabajo60pesos,locualleparecióbastantecaro.Esanocheseacostósatisfechapensandoquehabíayapuestofinaaquellatortura.Lemolestabamucho, sin embargo,haber tenidoquehacer aquelgasto,pero se repitió

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muchas veces que no era posible seguir en vela ni un díamás. Estaba durmiendoplácidamente cuando el tan conocido ruido la despertó. Fácil es imaginar ladesilusión de la señorita Julia. Como de costumbre revisó la casa sin resultado.Desesperadasedejócaerenunviejosillóndedescansoy rompióa llorar.Allívioamanecer…

ComoalasoncedelamañanaJulianopodíadesueño;sentíaquelosojosselecerrabany el cuerpo se le aflojabapesadamente. Fue al baño a echarse agua en lacara. Entonces oyó que dos de las muchachas hablaban en el pasillo, junto a laescalera.

—¿Tefijasteenlacaraquetienehoy?—Sí,desastrosa.—Nosécómopuedepresentarseatrabajarasí,hastaunniñosospecharía…—¿Entoncestútambiéncrees…?—¡Perosiesevidente…!—NuncameimaginéquelaseñoritaJulia…—Loqueamímedacorajeesquesehagapasarporunasanta.—Amimedamuchodolorverla,lapobreyanopuedeniconsualma.—¡Claro!,asuedad…Juliasintióquetodalasangreselesubíaalacabeza.Lecomenzaronatemblar

lasmanosylaspiernasseleaflojaron.Leresultabadifícilentenderaquellainfamia.Unvelotibiolenublólavistaylaslágrimasrodaronporlasmejillasencendidas.

LaseñoritaJuliacomprótrampaspararatas,quesoyveneno.YnopermitióqueCarlosdeLuna laacompañara,porque leapenaba sobremaneraque llegaraa saberquesucasaseencontraballenaderatas.ElseñorDeLunapodíapensarquenohabíala suficiente limpieza, que ella era desaseada y vivía entre alimañas. Colocó unaratoneraencadaunadelashabitaciones,conunaracióndequesoenvenenado,puespensabaquesilasrataslograbansalvarsedelaratoneramoriríanenvenenadasconelqueso.Yparalograrmejoresresultadosyeliminarcualquierriesgo,pusounpequeñorecipienteconagua,envenenadatambién,porsilasratasselibrabandelatrampaynogustabandelqueso,puesimaginóquesentiríansed,despuésdesudesenfrenadojuego.Todalanocheescuchóruidos,carreras,saltos,resbalones…¡Aquellasratassedivertían de lo lindo, pero sería su última fiesta! Este pensamiento le comunicabaalgunasfuerzasyleabríalapuertadelaliberación.Cuandoelruidoterminó,yaenlamadrugada,Juliaselevantóllenadeansiedadavercuántasratashabíancaídoenlasratoneras.No encontróuna sola.Las ratoneras estabanvacías, el queso intacto.Suúnicaesperanzaeraque,porlomenos,hubieranbebidoelaguaenvenenada.

La pobre Julia empezó a probar diariamente un nuevo veneno. Y tenía quecomprarlosensitiosdiferentesydondenolaconocieran,puesenloslugaresadondehabía ido varias veces comenzaban a verla con miradas maliciosas, comosospechando algo terrible. Su situación era desesperada. Cada día sus fuerzasdisminuíandemaneranotable.Habíaperdidosualegríahabitualylatranquilidadde

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que siempre había gozado; su aspecto comenzaba a ser deplorable y su estadonervioso,insostenible.

Perdióporcompletoelapetitoyelplacerporla lecturaylamúsica.Aunquelointentaba, no podía interesarse en nada. Lo único que leía y estudiaba condesesperación era unos viejos libros de farmacopea que habían pertenecido a supadre. Pensaba que su única salvación consistiría en descubrir ella misma algúnpoderoso venenoque acabara con aquellos diabólicos animales, puesto que ningúnotroproductodelosordinariossurtíaefectoenellos.

La señorita Julia se había quedado dormida. Alguien le tocó suavemente unhombro.Despertóalinstante,sobresaltada.

—Eljefelallama,señoritaJulia.Julia se restregó los ojos,muy apenada, y se empolvó ligeramente tratando de

borrarlashuellasdelsueño.DespuésseencaminóhacialaoficinadelseñorLemus.Apenassillamóalapuerta.Ysesentóenelbordedelasilla,estirada,tensa.ElseñorLemuscomenzódiciendoquesiemprehabíaestadocontentoconeltrabajodeJulia,eficiente y satisfactorio, pero que de algún tiempo a la fecha las cosas habíancambiadoyélestabamuypreocupadoporella…Quelohabíapensadobastanteantesdedecidirseahablarle…Yleasegurabaque,porsuparte,nohabíaprestadoatenciónaciertosrumores…(estoúltimolodijobajandolavista).Juliahabíaenrojecidoporcompleto, se afianzó de la silla para no caer, su corazón golpeaba sordamente.Nosupocómosaliódeaquelprivadonisialcanzóadeciralgoensudefensa.Cuandollegó a su escritorio sintió sobre ella las miradas de todos los de la oficina.Afortunadamente el señor De Luna no estaba en ese momento. Julia no hubierapodidosoportarsemejantehumillación.

LashermanassedieroncuentabienprontodequealgomuygravesucedíaaJulia.Alprincipioasegurabaquenoteníanada,peroamedidaquelascosasempeoraronyque Julia fue perdiendo la estabilidad tuvo que confesarles su tragedia. Trataroninútilmente de calmarla y le prometieron ayudarla en todo. Junto con susmaridosrevisaron la casa varias veces sin encontrar nada, lo cual las dejó muydesconcertadas. Aumentaron entonces sus cuidados y atenciones hacia la pobrehermana.PocodespuésdecidieronqueJulianecesitabaunbuendescansoyquedebíasolicitarcuantoantesun«permiso»ensutrabajo.Juliatambiénsedabacuentadequeestabamuycansadayquelehacíafaltareponerse,peroveíacongrantristezaquesushermanas dudaban también del único y real motivo que la tenía sumida en aquelestado.Se sentía observadapor ellas hasta en losdetallesmás insignificantes, y niqué decir de la oficina, donde su conducta llevaba a los compañeros a pensar enmotivoshumillantesyvergonzosos.Laincomprensiónylabajezadequeeracapazlamayoría de la gente, la había destrozado y deprimido por completo. Recordabaconstantementeaquellaconversaciónquehabíatenidoelinfortuniodeescuchar,ylareconvencióndelseñorLemus…yentonceslaslágrimaslerodabanporlasmejillasylossollozossubíanasugarganta.

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La señorita Julia estaba encariñada con su trabajo, no obstante la serie dehumillaciones y calumnias que a últimas fechas había tenido que sufrir. Llevabaquinceañosenaquellaoficina,ysiemprehabíapensadotrabajarallíhastaelúltimodíaquepudierahacerlo,amenosquese leconcediera ladichade formarunhogarcomoasushermanas.Pensabaqueerapocoserioandardeuntrabajoenotro,yqueesonopodíasentarningúnbuenprecedente.Despuésdemuchocavilarresolvióquenolequedabamásremedioquesolicitarunpermiso,comodeseabansushermanas,ytratarderestablecerse.

LasrelacionesdeJuliaconelseñorDeLunasehabíanidoenfriandopocoapoco,ynoporqueéstafueralaintencióndeella.Cuandoempezóasufriraquellasituacióndesquiciante,serehusóaverlodiariamentecomohastaentonceslohacía,portemoraqueélsospecharaalgo.Experimentabaunaenormevergüenzadequedescubrierasutragedia. De sólo imaginarlo sentía que las manos le sudaban y la angustia leprovocabanáuseas.Despuésyanoerasóloesetemor,sinoqueJulianoteníatiempopara otra cosa que no fuera preparar venenos. Había improvisado un pequeñísimolaboratorioutilizandoalgunascosasquesehabíaencontradoenuncajón,yquesindudasupadreguardabacomorecuerdodesusañosdefarmacéutico,puesunosañosantes de morir vendió la farmacia y sólo se dedicaba a atender unos cuantosenfermos.EneselaboratorioJuliapasabatodossusratoslibresyalgunashorasdelanoche mezclando sustancias extrañas que, la mayoría de las veces, producíanemanaciones insoportables o gases que le irritaban los ojos y la gargantaocasionándoleaccesosde tosycopioso lagrimeo…Así lascosas, Juliayano teníatiemponipazparasentarseaescucharmúsicaconelseñorDeLuna.Seveíanpoco,siacasounavezporsemanay losdomingosqueibanamisa.PeroJuliasentíaqueaquel afecto era de tal solidez y firmeza que nada lo podía menoscabar. «Unsentimientoserenoytranquilo,comounasonatadeBach;unentendimientoespiritualestrechoyprofundo, llenodepurezayalegría…»Así lohabía Juliadefinido.YelseñorDeLunapensabaigualqueJuliarespectoalanoblezadesusrelaciones,«tanraras y difíciles de encontrar, en unmundo enloquecido y lleno de perversión, enaquel desenfreno donde ya nadie tenía tiempo de pensar en su alma ni en susalvación,dondeloshogarescristianoscadavezeranmásescasos…»ydabagraciasdiariamente por aquella bella dádiva que se le había otorgado y que tal vez él nomerecía. PeroCarlos deLuna era un hombre en extremo piadoso, hijo y hermanoejemplar, contador honorable y muy competente. Pertenecía con gran orgullo a laOrden de Caballeros de Colón de cuya mesa directiva formaba parte. Ya hacíaalgunos años que debería haberse casado, pero él, responsable en extremo, habíaqueridoesperaratenerlaconsistenciamoralnecesaria,asícomociertatranquilidadeconómica que le permitiera sostener un hogar con todo lo necesario y seguirayudandoasusancianospadres.HabíaconocidoaJuliadesdetiempoatrás,despuéstuvolasuertedetrabajarenlamismaoficina,locualfacilitólainiciacióndeaquellaamistadquepocoapocosefuetransformandoenhondoafecto.Aúltimasfechas,el

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señor De Luna se hallaba muy preocupado y confuso. Julia había cambiadonotablemente, y él sospechaba que algo muy grave debía ocurrirle. Se mostrabareservada, evitaba hablarle a solas. Empezó a sufrir en silencio aquel repentino yextraño cambio de Julia y a esperar que undía le abriera su corazóny se aclararatodo.PeroJuliacadadíasealejabamásyelseñorDeLunaempezóanotarqueenlaoficina se comentaba también el cambio de Julia.Después llegaron hasta él frasesmaliciosasymal intencionadasque tuvieron lavirtud,primerodeproducirlehondaindignacióny,después,deprenderladudayladesconfianzaensucorazón.Enesteestado fue a consultar su caso con el Reverendo Padre Cuevas, que desde hacíamuchosañoserasuconfesoryguíaespiritualyquienresolvíalospocosproblemasqueelbuenhombre tenía.ElReverendoPadre le aconsejóqueesperaraun tiempoprudenteparaversiJuliavolvíaaserladeanteso,delocontrario,sealejaradeelladefinitivamente,yaquealomejorésaeraunapruebapalpablequedabaDiosdequeesauniónnoconveníayestabaencaminadaalfracasoyaldesencanto,ypodíaser,talvez,ungravepeligroparalasalvacióndesualma.

Laseñorita Julia llegóuna tarde,últimaque trabajabaen laoficina, apedirleaCarlos De Luna que la acompañara hasta su casa porque quería comunicarle algoimportante.Éstelarecibióconmarcadafrialdad,deunamaneracasihostil,comosepuede ver algo que está produciendo daño o un peligro inmediato y temido. Julia,máscohibidaquedecostumbrepor laactituddeCarlos, lerelatoenelcaminoqueiba a dejar de trabajar por un tiempo porque necesitaba descanso.CarlosDeLunaescuchaba sin hacer ningún comentario. Con sombrero y paraguas negros y suhabitualtrajeoscuroteníasiempreunairegraveytaciturno,queesedíaestabamásacentuado.

Julialoinvitóapasar.Mientrashacíaelcaféexperimentabaungranbienestar.LasolapresenciadelseñorDeLuna leproducíaconfianzay tranquilidad.Sereprochóentonceshaberlovisto tanpocoduranteeseúltimotiempo.Sereprochótambiénnohaber tenido el valor de confiarle su tragedia. Él la hubiera confortado y juntoshabrían encontrado alguna solución. Decidió entonces hablar con Carlos. Los dosbebíanelcafé,ensilencio.DeprontoJuliadijo:

—Carlos…yoquisieradecirle…—Diga,Julia.—¿Noquisieraoíralgodemúsica?—Comoustedguste.Juliaselevantóaponerunosdiscos,profundamentecontrariadaconsigomisma.

Nosehabíaatrevido,noseatreveríanunca.Laspalabrassehabíannegadoasalir.TalvezaquellaactituddemasiadosecadeCarloslahabíacontenido.Aquellamiradatanlejanacuandoella ibaaempezaracontarlesu tragedia.Cogiósu tejidoysesentó.EntoncesCarlosdeLunacomenzóahablar,másbienabalbucear:

—Julia,yoquisieraproponerle…másbien…yohepensado…queridaJulia…yocreoque lomejor…esdecir, tomando en cuenta…Julia, por nuestrobieny saludespiritual…lomásconvenienteesdarporterminado…bueno,quierodecirnollevaradelantenuestroproyectodematrimonio…

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MientraselseñorDeLunatratabadedeciresto,sesecólafrenteconelpañuelovarias veces. Estaba tan pálido como un muerto y la voz se le quebrabaconstantemente. Después, un pocomás calmado, siguió hablando «de la tremendaresponsabilidad que el matrimonio implicaba, de los numerosos deberes y lasobligacionesdeloscónyuges…»

Juliaestabaaúnmáspálidaqueél.Eltejidohabíacaídodesusmanosylabocaselesecócompletamente.Eldoloryeldesencantolahabíantraspasadodetalmaneraque temía no poder decir ni una sola palabra. Haciendo un verdadero esfuerzo leaseguróqueestabadeacuerdoconél,yqueesadecisión,sinduda,eralomejorparaambos.

LaseñoritaJuliasesentíacomounacasadeshabitadayenruinas;noencontrabasitioni apoyo; sehabíaquedadoenelvacío;girandoa ciegas en looscuro;queríadejarseir,perderseenelsueño;olvidarlotodo.Dejóentoncesdeprepararvenenosyde inventar trampaspara las ratas.Tenía laconviccióndequeaquellosanimales laperseguiríanhastaelúltimodíadesuvida,ytodaluchacontraellosresultaríainútil.Nofuemáslosdomingosacomerconsushermanaspornopodersoportarelruidoquehacíanlosniñosymenosaúnjugaralascartas.Tejíaconstantementeconmanostemblorosas; de cuando en cuando se enjugabauna lágrima.Y sólo interrumpía sulaborparaasearunpoco lacasayprepararsealgodecomida.Avecessequedaba,algúnrato,dormidaenelsillón,yestoera todosudescanso.SuhermanaMela ibatodaslasnochesaacompañarla.Temíanquealgolepasara,siladejabansola;talerasu estado. Y Mela, cansada de las labores de su casa, caía rendida y se dormíaprofundamente.AvecesladespertabanlospasosdeJuliaqueibayveníaportodalacasabuscandolasratas,«aquellasratasinfernalesquenoladejabandormir…»

Julia tenía losojoscerrados,peroestabadespiertayescuchaba los ruidosen laestancia…enlaescalera…aquellascarreras…saltos…resbalones…despuésallíensu cuarto… llegando hasta su cama… debajo de la cama. Abrió los ojos y seincorporó; algo de claridad penetraba por las viejas persianas demadera. Escuchócomounaestampida,unahuidarápida,distinguióunassombrasalargadasyalcanzóaverunosojillosmuyredondos,muyrojosybrillantes.Encendiólaluzysaltódelacama;ahorasilasencuentro…Despuésdealgúnratodeinútilbúsquedavolvióalacamatiritandodefrío.Llorósordamente.Semesabaloscabelloscondesesperaciónose clavaba las uñas en las palmas de lasmanos produciéndose un daño que ya nosentía.

Aquella mañana la señorita Julia se levantó haciendo un gran esfuerzo. Dioalgunos pasos tambaleante y se detuvo unos minutos frente al espejo paracomponerseelcabello.Elrostroquevioreflejadonopodíasermásdesastroso.Abrióelcloset para buscar algoqueponersey… ¡allí estaban!…Julia se precipitó sobreellasylasaprisionófuriosamente.¡Porfinlashabíadescubierto!…¡lasmalditas,lasmalditas, eran ellas!… con sus ojillos rojos y brillantes… eran ellas las que no ladejaban dormir y la estabanmatando poco a poco… pero las había descubierto y

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ahoraestabanasumerced…novolveríanacorrerporlasnochesniahacerruido…estabasalvada…volveríaadormir…volveríaaserfeliz…allílasteníafuertementecogidas… se las enseñaría a todo el mundo… a los de la oficina… a Carlos deLuna… a sus hermanas… todos se arrepentirían de haber pensado mal… sedisculparían… olvidaría todo… ¡malditas, malditas!… ¡qué daño tan grande lehabíanhecho!…peroallíestaban…ensusmanos…reíaacarcajadas…lasapretabamás… caminaba de un lado a otro del cuarto… estaba tan feliz de haberlasdescubierto… ya había perdido toda esperanza… reía estrepitosamente… ahoraestabanensupoder…yanoleharíandañonuncamás…hablabayreía…llorabadegusto y de emoción… gritaba… gritaba… ¡qué suerte haberlas descubierto, quésuerte!…risay llanto,gritos, carcajadas…conaquellosojillos rojosybrillantes…gritaba…gritaba…gritaba…

Cuando Mela llegó, restregándose los ojos y bostezando, encontró a Juliaapretandofuriosamentesuhermosaestolademartascebellinas.

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Tiempodestrozado

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PRIMEROfueuninmensodolor.Unirsedesgajandoenelsilencio.Desarticulándoseen el viento oscuro. Sacar de pronto las raíces y quedarse sin apoyo, sordamentecayendo.Despeñándosedeunacimamuyalta.Unrecuerdo,unavisión,unrostro,elrostrodel silencio,del agua…Laspalabras finalmentecomoalgoque se tocay sepalpa, las palabras como materia ineludible. Y todo acompañado de una músicaoscuraypegajosa.Unamúsicaquenosesabededóndesale,peroqueseescucha.Vinodespuéselazorodelaramaaéreasobrelatierra.Elestupordelaveenelprimerdía de vuelo. Todo fue ligero entonces y gaseoso. La sustancia fue el humo, o elsueño, la niebla que se vuelve irrealidad. Todo era instante. Él solo querer uníadistancias.Sepodíatocareltechoconlasmanos,otraspasarlo,oquedarseflotandoamediocuarto.Subirybajarcomomovidoporun resorte invisible.Y todomásalládelsonido;dondelospasosnoescuchansushuellas.Sepodíallegaratravésdelosmuros.Sepodíareírollorar,gritardesesperadamenteynisiquieraunomismoseoía.Nadateníavalorsinoelrecuerdo.Elinstantesinfinestabadesierto,sinespectadoresqueaplaudieran,singritos.Nadaninadiepara responder.Losespejospermanecíanmudos.Noreflejabanluz,sombranifuego…

EntramosenlaHuertaVieja,mipadre,mimadreyyo.Lapuertaestabaabiertacuandollegamosynohabíaniperrosnihortelano.Íbamosmuycontentoscogidosdelasmanos,yoenmediodelosdos.Mipadresilbabaalegremente.Mamállevabaunacestaparacomprarfruta.Habíamuchasfloresyolorafrutamadura.Llegamoshastaelcentrodelahuerta,allídondeestabaelestanqueconpececitosdecolores.Mesoltéde lasmanos demis padres y corrí hasta la orilla del estanque.En el fondo habíamanzanas rojasy redondasy lospecespasabannadandosobreellas, sin tocarlas…queríaverlasbien…meacerquémásalborde…más…

—No,hija,quetepuedescaer—gritómipadre.Mevolvíamirarlos.Mamáhabíatiradolacestaysellevabalasmanosalacara,gritando.

—Yoquierounamanzana,papá.—Lasmanzanassonunenigma,niña.—Yoquierounamanzana,unamanzanagrandeyroja,comoésas…—No,niña,espera…yotebuscaréotramanzana.Brinqué adentro del estanque. Cuando llegué al fondo sólo había manzanas y

peces tirados en el piso; el agua había saltado fuera del estanque y, llevada por elviento,enremolinofurioso,envolvióapapáyamamá.Yonopodíaverlos,girabanrodeadosdeagua,deaguaque losarrastrabay losocultabaamivista, alejándoloscadavezmás…sentíunterribleardorenlagarganta…papá,mamá…papá,mamá…yoteníalaculpa…mipapá,mimamá…Salífueradelestanque.Yanoestabanallí.Habíandesaparecidoconelvientoyconelagua…comencéallorardesesperada…sehabíanido…teníamiedoyfrío…loshabíaperdido,loshabíaperdidoyyoteníalaculpa…estabaoscureciendo…teníamiedoyfrío…mipapá,mimamá…miréhacíaabajo;elfondodelestanqueeraungrancharcodesangre…

Unárabevendíatelasfinasenuncuartograndellenodecasilleros.

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—Quierounatelamuylindaparahacermeuntraje,necesitoestareleganteybienvestidaesanoche—ledije.

—Yo tengo las telas más hermosas del mundo, señora… mire este soberbiobrocadodeDamasco,¿nolegusta?

—Sí,peroyoquierounacosamásligera,losbrocadosnosonpropiosparaestaestación.

—Entonces tengo ésta. Fíjese qué dibujos… caballos, flores,mariposas… y sesalendelatela…míreloscómosevan…sevan…sevan…despuésregresan…loscaballosvuelvensóloenrecuerdo,lasmariposasmuertas,lasfloresdisecadas…todoseacabaydescompone,queridaseñora…

—¡Nosiga,porDios!Yonoquierocosasmuertas,quieroloqueperdura,noloefímeronilotransitorio,esatelaeshorrible,mehacedaño,llévesela,llévesela.

—¿Yquémedicedeestaotra?—Bella…muybellaenverdad…escomounoleajesuavey…—Noseñora,estáustedcompletamenteequivocada,noesunoleajesuave,esta

tela representa el caos, el desconcierto total, lo informe, lo inenarrable… pero lequedarásindudaunbellotraje…

—Apartedemíesa teladesquiciante,noquieroverlamás…yoquierouna telalinda,yaselodije.

Elárabememirabaconsusojosnegros,hundidosybrillantes.Entoncesdescubríunatelasobreunamesa.

—Déjemeverésta,creoquemegusta…—Muybonita,¿verdad?—Sí,megustabastante.—Peronopuedovendérsela.—¿Porquéno?—Haceañosladejóapartadaunaseñoraynosécuándovendráporella.—Talvezyaseolvidódelatela.¿Porquénomelavende?—Si se olvidó no tiene importancia, la tela se quedará aquí siempre, siempre;

peroporventura,queridaseñora,¿sabeustedloqueestapalabrasignifica?…Bueno,¿quélepareceéstaquetengoaquí?

—Muylinda,laquiero.—Deboadvertirlequeconestatelanolesaldránada,siacasounadornoparaotro

vestido…¡Ah!Perotengoéstaqueesunprimor,mirequésedamásfinayquécolortantiernoydelicado,escomounpétalo…

—Tienerazón,esperfectaparaeltrajequequiero,exactamentecomoyolahabíapensado.

—Severáustedconellacomounarosaanimada.Esmimejortela,¿selallevarásinduda?

—Porsupuesto,córtemetresmetros.—Pero… ¿qué es lo que estoy oyendo?, ¿cortar esta tela?, ¿hacerla pedazos?,

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¡quécrimenmáshorrendo!Nopuedeser,no…susangrecorriendoaríos,llenandomitienda,manchándolotodo,todo,subiendohastamigarganta,ahogándome,no,no,¡quécrimenasesinarestatela!Asesinarlafríamente,sóloporqueesbella,porqueestierna e indefensa, ¡qué infamia, que maldad, qué ser más despreciable es usted,deleznableyvil,ytodoporuncapricho!¡Ahquécrueldad,quécrueldad…!Perolecostarábiencarasumaldad,lapagaráconcreces,ynopodrániarrepentirseporquenoledarántiempo;mire,mirehacíatodoslados,enloscasilleros,enlasmesas,sólohay telasvacías,huecas, abandonadas; todos sehan salido, todosvienenhaciaacá,haciausted,y sevanacercando, cadavezmás,másestrecho,máscerca,hastaqueustedyanopuedamoversenirespirar,así,así,así…

Sangre,¡quéfeoelolordelasangre!Tibia,pegajosa,lacogíymehorroricé,medio mucho asco y me limpié las manos en el vestido. Lloraba sin consuelo y losmocosmeescurrían;queríaescondermedebajode lacama,aoscuras,dondenadiemeencontrara…«Lucinda,niña,déjamequitarteesevestidoylavartelasmanosylacara; estás llena de sangre, criatura». Mi mamá me limpiaba la nariz con supañuelo… mamá, mamá ¿por qué mataron al borrego? Le salía mucha sangrecaliente, yo la cogímamá, allí en el patio…Me lavarony pusieronotro vestidoyQuintilamellevóalaferia;mipapámediomuchosveintes,subíaloscaballitos,enel blanco, fueronmuchas vueltas,muchas, yme dio basca…Quintilame comprórigodón rosa y nieve de vainilla, el algodón seme hizo una bola en la garganta yvomitéotravez,yotra,yotra,teníalabocallenadepelos,depelostiesosdesangre,nieve conpelos, algodón con sangre…Quintilamemetía el algodón en la boca…«abre la boca hija, da unos traguitos, anda, sé buena, bebe, te hará bien». Yo noquieroesecaldoespeso,voyavomitar,nomedenesehorriblecaldo,eslasangredelborrego,estátibia,espesa;mibrazo,papá,meduelemucho,unnegromuygrandeygordosehasentadosobremibrazoynomedejamoverlo,mibrazo,papá,dilequesevaya,meduelemucho,voyavomitarotravezelcaldo,quéespesoyquéamargo…

Entréenunalibreríamoderna,llenadecristalesydeplantas.Losestantesllenosde libros llegaban hasta el techo. La gente salía cargada de libros y se iban muycontentos,sinpagar.Elhombrequeestabaenlacajasuspirabatristemente,cadavezquealguiensalía,yescribíaalgoenungranlibro,abiertosobreelmostrador.Empecéentoncesaescogerlibrosrápidamente,antesdequeseacabaran.Mellevaríamuchos,igualquelosdemás.Yahabíalogradoreunirungranaltero,perocuandoquisecargarconellos,medicuentaquenopodíacontantos.Losbrazosmedolíanterriblementecontantopesoyloslibrossemecaíansinremedio;parecíaqueseibanescurriendodeentremisbrazos.Decidídescartarunos,perotampocopodíaconlosrestantes;losbrazosseguíandoliendodemanerainsoportableylos librospesabancadavezmás;dejéotros,otro,otromás,hastaquedarconun libro,peroniconunosolopodía…entoncesmedicuentadequeyanohabíagenteallí,nisiquieraelhombredelacaja.Todalagentesehabíaidoyyanoquedabanlibros,seloshabíanllevadotodos.Sentímuchomiedoyfuihacialapuertadesalida.Yanoestaba.Comencéacorrerdeun

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lado a otro buscando una puerta. No había puertas. Ni una sola. Sólo muros conlibrerosvacíos,comoataúdesverticales.Comencéagritaryagolpearconlospuñosafindequemeoyeranymesacarandeallí,deaquelsalónsinpuertas,deaquellatumba; yo gritaba, gritaba desesperada… sentí entonces una presencia, oscura,informe;yonolaveíaperolasentíatotalmente,estabaatrapada,sinsalida,empecéaretroceder paso a paso, lentamente para no caerme, también avanzaba, lo sabía, losentía con todomi ser, ya no pude dar un pasomás, había topado con un librero,sudaba copiosamente, los gritos subíanhastami garganta y allí se ahogaban enunronquidoinarticulado;yaestabamuycerca,cadavezmáscerca,yyoallí,sinpoderhacernada,nimoverme,nigritar,depronto…

Estabaenlosandenesdeunaestacióndelferrocarril,esperandountren.Noteníaequipaje. Llevaba en lasmanos una pecera con un diminuto pececito azul. El trenllegóyyoloabordérápidamente, temíaquesefuerasinmí.Estaballenodegente.Recorrí varios carros tratando de encontrar un asiento. Tenía miedo de romper lapecera. Encontré lugar al lado de un hombre gordo que fumaba un puro y echabagrandesbocanadasdehumoporboca,narizyojos.Comencéamarearmeyanoveryolermás que humo, humo espeso, que seme filtraba por todos lados con un olorinsoportable. Empezó a contraérseme el estómago y corrí hasta él tocador. Estabacerradoconcandado.Desesperadaquiseabrirunaventanilla.Lashabíanremachado.Nopudesoportarmástiempo.Vomitédentrodelapeceraunabascanegrayespesa.Ya no podía verse el pececito azul; presentí que había muerto. Cubrí entonces lapecera conmipañuelo floreado.Ycomencéabuscarotro sitio.Enelúltimocarroencontréuno frente a unamujer quevestía elegantemente.Lamujermirabapor laventanilla;deprontosediocuentademipresenciaysemequedómirandofijamente.Erayomisma,eleganteyvieja.Saquéunespejodemibolsaparacomprobarmejormirostro.Nopudeverme.Elespejonoreflejómiimagen.Sentífríoyterrordenotenerya rostro.Deno sermásyo, sinoaquellamarchitamujer llenade joyasydepieles.Yyonoqueríaserella.Ellaerayaviejayseibaamorirmañana,talvezhoymismo.Quise levantarmeyhuir,bajarmedeaquel tren, librarmedeella.Lamujerviejamemiraba fijamente y yo supe que nome dejaría huir. Entonces unamujergorda,cargandoaunniñopequeño,vinoa sentarseal ladomío.Lamirébuscandoayuda.Tambiénerayoaquellaotra.Yanopodríasalir,niescapar,mehabíancercado.Elniñocomenzóallorarcongrandesconsuelo,comosialgoledoliera.Lamadre,yomisma,le tapabalabocaconunpañuelomoradoycasi loahogaba.Sentíprofundodolorporelniño, ¡mipobreniño!,ydiungrito,unosolo.Elpañueloconquemetapabanlabocaeraenormeymelometíanhastalagarganta,másadentro,más…

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Elespejo

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CUANDOmimadremecontóloquelesucedía,seapoderódemíunatremendadudayunapreocupaciónqueibaenaumento,auncuandoyotratabadenopensarenello.

Veinte días antes,mimadre se había fracturado una pierna al perder pie en laescalera de nuestra casa. Fue un verdadero triunfo conseguir una habitación en elHospitaldeSantaRosa,elmejordetodoslossanatoriosdelaciudad.Comoyoteníaurgente necesidad de salir de viaje, precisaba acomodar a mamá en un buen sitiodonde disfrutara de toda clase de atenciones y cuidados. Sin embargo, yoexperimentabaremordimientospordejarlasolaenunhospital,agobiadaporelyesoylosdoloresde la fractura.Peromi trabajo enTractors andAgriculturalMachineryCo. me exigía ese viaje. Como inspector de ventas debía controlar, de tiempo entiempo, las diferentes zonasque abarcaban los agentes viajeros, puesgeneralmentesucedíaquealgunosdelosvendedoresnotrabajabanexhaustivamentesusplazas,entantoqueotroscompetidoresrealizabanmagníficasventas.Mitrabajomegustabaylacompañíasehabíamostradosiempremuygenerosaconmigo,«valiosoelemento»,según el criterio de los jefes. Me habían otorgado un magnífico sueldo y medispensabanmuchasconsideraciones.Enestascircunstancias,yonopodíanegarmecuandomenecesitaban.Laúnicasoluciónquehalléfuedejaramimadreenunbuensanatorio,alcuidadodeunaenfermeraespecial.

Durante las tres semanas que duró mi viaje el Hospital me tuvo al tanto,diariamente, de la salud de mi madre. Las noticias que recibía eran bastantefavorables,conexcepciónde«unaumentoenlatemperaturaquesepresentadespuésdemedianoche,acompañadodeunamarcadaalteraciónnerviosa».

EldíademiregresomepresentéenlaoficinatansóloparaavisardemillegadaycorríalHospitalaveramamá.Cuandoellameviolanzóunextrañogrito,quenoerauna exclamación de sorpresa ni de alegría. Era el grito que puede dar quien seencuentraenelinteriordeunacasaenllamasymiraapareceraunsalvador.Asílosentíyo.Era lahorade lacomida.Congransorpresacomprobéquemamácasinoprobababocado,noobstantequeteníaenfrentesuplatillofavorito:chuletasdecerdoahumadas y puré de espinacas. Estaba pálida, demacrada, y susmanos inquietas ytemblorosas delataban el estado de sus nervios. Yo no me explicaba qué le habíasucedido.Siemprehabíasidounamujerserena,controlada,optimista.

Desdelamuertedemipadre,diezañosatrás,vivíamossolosconlaservidumbreennuestraenormecasa.Noobstantequeadorabaamipadre,logrósobreponerseasuausencia.Desdeentoncesnosidentificamosdetalmodoquellegamosasercomounasolapersonayjuecesseverosunodelotro.Suvidaerasencillaysinpreocupacioneseconómicas.Con laherenciademipadreymi trabajopodíamosvivirconholgura.Los sirvientes se ocupaban totalmente de la casa, ymimadre disponía de todo sutiempo,elcualdistribuíaenvisitas,compras,el salóndebelleza,bridgeunaodosvecesporsemana,teatro,cine…

Entressemanasmimadrehabíasufridouncambionotable.Eraunadesconocida.Comprobé entonces aquella alteración nerviosa de la que me habían informado.

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Cuando la enfermera salió con la bandeja de la comida, casi intacta, me dijo depronto en voz muy baja, pero llena de angustia y desesperación: «Querido mío,necesitohablarte.Mepasaalgoterrible,peronadiemásdebesaberlo.Nadiemáshadedarsecuenta.Venmañana,telosuplico.Alaunadelatarde.Cuandolaenfermerasalgaacomerpodremoshablar».

La dejé, con la promesa de regresar al día siguiente. Muy preocupado por elaspectodemimadreme fui aver almédicoque la atendía.La señora sufredeunagotamiento nervioso, ocasionado por la impresión de la caída, el traumatismoinevitabledelosaccidentes—medijo,sindarlemuchaimportancia.Yoleexpliquéentoncesquemimadrenuncasehabíadejado impresionara talpuntopornada.—Hayquetomarencuentatambiénlaedaddesumadre—dijo—.Frecuentementeseven casos de mujeres serenas y controladas que, cuando llegan a cierta edad, setornan excitables y sufren manifestaciones histéricas…— Salí del consultoriodescontento y nervioso. Las opiniones del doctor no habían logrado convencerme.Aquellanochenodormí,nipudeiralaoficinaaldíasiguiente.

Antes de la una estuve en el hospital. Mamá tenía los ojos enrojecidos einflamadoslospárpados;supusequehabíallorado.Alquedarnossolosmedijo:

—He vivido los díasmás angustiosos que puedas imaginar. Y sólo a ti puedoconfiarloquemesucede.Túseráselúnicojuezquemesalveomecondene.(Sereluno juezdelotro lohabíamos juradoalmorirmipadre).—Creoqueheperdido larazón—medijodepronto,conlosojosllenosdelágrimas—.Letomélasmanosconternura.—Cuéntamelotodo,todo—lesupliqué.

—Fue al día siguiente de tu partida, por la noche. Estaba preparándome paradormir,cuandoentróenelcuartoLulú,laenfermeranocturna,adarmeunamedicinaque tomo a la medianoche. Recuerdo queme puso la píldora en la boca con unacucharillaymeofrecióunvasoconagua.Traguélapíldorayenesemomento,noséporqué,miréhaciaelespejodelroperoy…Mamáinterrumpióbruscamentesurelatoy se cubrió la cara con las manos. Traté de calmarla acariciándole los cabellos.Cuando se descubrió la cara y pude ver sus ojos un estremecimiento recorrió micuerpo.Permanecimosunratoensilenciocomodosextraños,unofrentealotro.Nolepreguntéloquehabíapasado,niloquehabíavistoocreídoverenelespejo.Realoimaginado,debíaseralgotremendoparalogrardesquiciarlahastaesegrado.—Creoque grité y después perdí el sentido —continuó diciendo mamá—. A la mañanasiguientepenséque todohabía sidoun sueño.Peropor lanoche, a lamismahora,volvióasucederylomismosucedenocheanoche…

Despuésdeestapláticaconmimadre tambiényocomencéavivir losdíasmásangustiosos demi existencia. Perdí el interés pormi trabajo;me sentía cansado ylento. Durante las horas que pasaba en la oficina me convertía en un autómata.—«Creo que he perdido la razón…» El relato interrumpido, la angustiatransformando su rostro, su desesperación, giraban de continuo en mi mente.«CuandolaenfermeraLulúmediolapastillamiréhaciaelespejo…»Tratédeapartar

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desumenteel temorqueyomismoempezabaasentir.Leprometíaclararlotodoydevolverlelatranquilidadylaconfianzaensímisma.Dadaslascondicionesenquese encontraba, los médicos decidieron que necesitaba mayor reposo, y sólo mepermitieronvisitarlamiércolesydomingos.

Yopasaba losdíasy lamayorpartede lasnoches tratandodeencontraralgunaexplicaciónatodoaquello,ylaformaderemediarlo.Undíapenséquetalvezamimadre le desagradaba la enfermera Lulú, en forma consciente o inconsciente, o lerecordabaalgunavivenciadesuinfancia,provocandoestoaquellaextrañasituación.Inmediatamente fui a ver a la jefade enfermeraspara suplicarleque cambiara a laenfermera de noche. Creí haber acertado. La señorita Eduviges sustituyó a laenfermeraLulú,congransatisfaccióndemiparte.Estosucedióunjuevesytuvequeesperarhastaeldomingoparasaberelresultadodelcambio.

Eldomingodespertétempranoymevestísintardanza.Queríaestaralasdiezenpunto de la mañana en el hospital Desayuné de prisa, bastante nervioso. Por elcamino compré unos claveles. A mamá le gustaban mucho las flores y leentusiasmabaqueselasobsequiaran.

Sehabíahechoarreglarcontodocuidadopararecibirme,peroningúncosméticopodíaborrarlashuellasdeltormentointerior,quelaestabaconsumiendo.

—Ybien—ledijecuandonosquedamossolos—¿Tehasidosimpáticalanuevaenfermera?

—Sí.Eseducada,atenta,pero…—¿Peroqué?…—Sigue sucediendo lomismo.Noes ellani laotra.Nadie tiene la culpa, es el

espejo,elespejo…Esto fue todo lo que pude averiguar. Mamá no podía relatarme más. Él solo

recuerdo de «aquello» la desquiciaba totalmente. Nunca me había sentido másdeprimidoydesesperadoqueesedomingo,cuandosalídelhospital.

Entoncesdecidícambiaramimadreaotrosanatorio,noobstantequeresultabadifícilsutrasladoysecorríaelriesgodeestropearelyeso.Peronopodíadejarlaasí,consumiéndose día a día. Tal vez en otro sitio se tranquilizara y olvidase aquellapesadilla. Su cuarto de hospital era bueno, de los mejores que había allí.Escrupulosamente limpioyconmueblescuidadosyagradables.Yelespejoera tansóloelespejodeunropero.Bajoningúnaspectoresultabadeprimenteaquelcuarto,lleno de luz y soleado, con una ventana al jardín. Sin embargo, a ella podía nogustarleypredisponersi;ánimoparaaquellasituación.Durantedíasbusqué,enlosratosquemitrabajomedejabalibres,unbuenlugardondellevarla.Enlossanatoriosdeprimeranohabía sitio, y símuchas solicitudes, que eran atendidaspor rigurosoturno. Y en los sanatorios donde encontraba lugar, los cuartos eran deprimentes yhasta sórdidos.Noeraposible llevar amamá, en el estadoenque sehallaba, aunsitiodondesóloseagravaríasutrastorno.

Esedíalleguéalhospitalmuydesilusionado.Temíaentrarenelcuartodemamáy

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darle la noticia de que no había encontrado dónde cambiarla. Ella estabaterriblementepálidaydecaída.Parecíalasombra,elrecuerdodeunahermosaysanamujer. Hablábamos los dos con dificultad, con grandes pausas, dando vueltas yrodeos, esquivando laverdad.Cuandopor fin ledijequenoeraposible sacarladeallí,sellevóelpañueloalabocaysollozó,lentaydolorosamente,comoelquesabequenohaysalvaciónposible.Elvientopenetrabaporlaventanaabiertayeratambiénpesado y sombrío como aquella tarde de octubre. El fuerte olor de los tilos quellenabaelcuartomeasfixiaba.Ellaseguíasollozando,ahorasordamente.Sudolorysu desesperanza me entorpecían y destrozaban. Haría todo por salvarla, por noabandonarlaenaquelabismo.Sentíaquelanochehabíacaídosobreella,cubriéndola,yellaserevolvíaentresombras,indefensa,sola…

Resolví entonces permanecer a su lado y rescatarla. Pedí queme pusieran unacamaadicionalyaviséquelaacompañaríaporlasnoches.Anadielesorprendiómidecisión.

Aquella noche, primera que pasé en el hospital conmamá, cenamos carnero alhornoypurédepapa,compotademanzanaycaféconlecheybizcochos.Mimadresehabíarecobradomuchoconmisolapresencia.Cenóconregularapetito.Despuésfumamos varios cigarrillos, tal como lo acostumbrábamos en casa, y charlamostranquilamente.

HacialasdiezdelanocheentróenelcuartolaseñoritaEduvigesparaarreglarlacamademamáyrevisarquelapiernafracturadaestuvieraencorrectaposiciónparala noche. Yo las observé con gran atención, pero la actitud de ambas resultabacompletamentenormal.Miréhaciaelespejo.AllísereflejabalaimagendelaseñoritaEduviges,alta,muydelgada,casihuesuda.Ensucaraamable,enmarcadaporsedosocabellocastaño,destacabanlosgruesoslentesdemiope.Elespejoreflejóporalgunosminutosaquellaimagen,exacta,fiel…

Mimadreestabaencalmaysintensiónaparente.Seguimosplaticandoyhaciendoproyectos: nuestra casa necesitaba, desde hacía tiempo, un buen arreglo. Desde lamuertedepapánolehabíamoshechonada.Yosugeríaencomendarlareparaciónaun buen arquitecto, pero mamá opinaba que eso nos resultaría muy costoso yproponíaqueeramejorconseguiralgunosoperariosynosotrosmismosdirigirlaobrasegúnnuestrodeseo…

Eran pasadas las once de la noche y yo empezaba a sentirme inquieto ante laproximidadde los acontecimientos.Comencé a desnudarme lentamentey con todocuidado para evitar que algúnmovimiento brusco denunciarami nerviosidad ymimadre se diera cuenta.Quería ante todo comunicarle calma.Doblé los pantalones,siguiendoelhilodelaraya,yloscoloquésobreelrespaldodelasilla,juntoconelsacoylacamisa.Yaenpijamametendísobrelacamasindeshacerlatodavía.Desdeallídominaba,sinningunadificultad,lacamademamáyelespejo.

Después de las once y media mamá comenzó a inquietarse. Movía las manosconstantemente, lasapretaba, se las llevabahacia lacara.Su frenteestabahúmeda.

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Nopudo seguir conversando.Unosminutos antes de las doce de la noche llegó laseñoritaEduviges,trayendounacharolitaconunvasodeaguayunapastillaenunacuchara.Cuando ella entróme incorporé sobre las almohadasparaobservarmejor.Ella llegó hasta la cama de mamá y, a tiempo que le decía: «¿Cómo se siente laseñora?»,leacercabaalabocalacucharaconlapastillayhacíaquelatomara.Enesemomentomamágritó.Miréelespejo,allínosereflejabalaimagendeEduviges.Elespejo estaba totalmente deshabitado y oscuro, ensombrecido de pronto. Sentí quealgoserebullíaenmiinterior,talvezelestómago,ysecontraía;despuésexperimentéungranvacíodentrodemiigualqueenelespejo…—¡Quépasaseñora,quépasa!

Oíquedecíalaenfermera.Yonopodíaapartarlavistadelespejo.Ahorateníalacasiseguridaddequedeaquelvacío,deaquellanada, ibaasurgiralgo,noséqué,pero algo que debía ser inaudito y terrible, algo cuya vista ni yo ni nadie podríasoportar…mesentítemblaryunsudorfríocorriópormifrente,aquellaangustiaqueempecéasentirenelestómagoibacreciendo,creciendo,entalformaquesinpoderya más lancé un grito ahogado y me cubrí la cara con las manos… Oí que laenfermera salía corriendo.Haciendo un poderoso esfuerzo llegué hasta la cama demamá.Ellatemblabadepiesacabeza.Estabalívidaysumiradateníaunaexpresióndeextravío.Parecíafebril.Leapretélasmanosconfuerza,yellasupoentoncesqueyohabía compartidoya aquella terrible cosa.En esemomentovolvió la enfermeraEduvigesacompañadapordosmédicos.

—Siempresucedelomismo,nochetíasnuche,—dijerondirigiéndoseamí—alamisma hora se presentan estos trastornos.Yo no les hice ningún comentario, sabíaquenopodríapronunciarniunapalabra.

—PóngaleunainyeccióndeSevenal—leordenaronaEduviges.Despuéssalieronlostres.

Laenfermeraregresórápidamenteconlainyección.Mientrasselaaplicabaamimadre,meatrevíamirarelespejo…allísereflejaba la imagendeella, lacamademamá,mirostrodesencajado.Eranentonceslasdoceyveinteminutos.

Durantecincodíassufrimos,nocheanoche,mimadreyyoaquellatremendacosadelespejo.Yoentendíaentonceselcambiosufridopormimadre,sudesesperación,suhermetismo.Nohabíapalabrasparadescribiraquellaseriedesensacionesqueunoibasintiendoypadeciendohasta ladesesperación.Ycadavezelpresentimientodequealgoibaasurgirdepronto,sehacíamáscercano,inmediatocasi.Ynopodríamossoportarlo, lo sabíamos bien. Entonces pensé que la única solución consistiría encubrirelespejo.Seríacomolevantarunmuroimpenetrable.Unmuroquenossalvarade…Decidimoscubrirelespejoconunasábana.Cercadelasoncedelanochellevéacabonuestroplan.CuandolaseñoritaEduvigessepresentó,comodecostumbre,unpocoantesde lasdocede lanoche,consupastillay suvasodeagua,el espejo seencontrabacubierto.Mimadreyyonosmiramossatisfechosdehaberacertado.Perode pronto, bajo la sábana que cubría el espejo, empezaron a trasparentarse figurasinformes, masas oscuras que se movían angustiosamente, pesadamente, como si

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trataran en un esfuerzo desesperado de traspasar un mundo o el tiempo mismo.Entonces sentimos una oscura música dentro de nosotros mismos, una músicadolorosa, como gemidos o gritos, tal vez sonidos inarticulados salidos de aquelmundo que habíamos clausurado por nuestra voluntad y temor. Nos descubrimostraspasadospormilespadasdemúsicadolorosaydesesperada…

Alasdoceycincotodoterminó.Desaparecieronlassombrasbajolasábanaylamúsica cesó. El espejo quedó en calma. La señorita Eduviges salió del cuartosorprendidadequemamánohubieratenidosuacostumbradoataque.

Cuando quedamos solos, me di cuenta de que los dos llorábamos en silencio.Aquellassombrasinformesyencarceladas,aquellasuluchadesesperadaeinútil,noshabían hecho pedazos interiormente. Los dos conocimos entonces toda nuestrainsensatez.

No volvimos a cubrir más el espejo. Habíamos sido elegidos y, como tales,aceptamossinrebeldíaniviolencia,perosíconladesesperanzadeloirremediable.

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MoisésyGaspar

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ELTRENllegócercadelasseisdelamañanadeundíadenoviembrehúmedoyfrío.Ycasinoseveíaacausadelaniebla.Llevabayoelcuellodelabrigolevantadoyelsombrero metido hasta las orejas; sin embargo, la niebla me penetraba hasta loshuesos.EldepartamentodeLeónidasseencontrabaenunbarrioalejadodelcentro,enelsextopisodeunmodestoedificio.Todo:escalera,pasillos,habitaciones,estabainvadido por la niebla.Mientras subía creí que iba llegando a la eternidad, a unaeternidaddenieblasysilencio.¡Leónidas,hermano,antelapuertadetudepartamentomesentímorirdedolor!Elañoanteriorhabíavenidoavisitarte,enmisvacacionesdeNavidad…«Cenaremospavo,rellenodeaceitunasycastañas,espumosoitalianoyfrutas secas»me dijiste, radiante de alegría, «¡Moisés,Gaspar, estamos de fiesta!»Fuerondíasde fiesta todos.Bebimosmucho,platicamosdenuestrospadres,de lospastelesdemanzana,delasveladasjuntoalfuego,delapipadelviejo,desumiradacabizbaja y ausente que no podríamos olvidar, de los suéteres quemamá nos tejíaparalosinviernos,deaquellatíamaternaqueenterrabatodosudineroysemoríadehambre,delprofesordematemáticasconsuscuellosmuyalmidonadosysuscorbatasdemoño, de lasmuchachas de la botica que llevábamos al cine los domingos, deaquellaspelículasquenuncaveíamos,delospañuelosllenosdelipstickqueteníamosquetirarenalgúnbasurero…EnmidolorolvidépediralaporteraquemeabrieraeldepartamentodeLeónidas.Tuvequedespertarla; subiómediodormida,arrastrandolos pies. Allí estaban Moisés y Gaspar, pero al verme huyeron despavoridos. Lamujerdijoque leshabía llevadodecomer,dosvecesaldía; sinembargo,ellosmeparecieroncompletamentetrasijados.

—Fue horrible, señor Kraus, con estos ojos lo vi, aquí en esta silla, comorecostado sobre lamesa.MoisésyGasparestabanechadosa suspies.Alprincipiocreí que todos dormían, ¡tan quietos estaban!, pero ya era muy tarde y el señorLeónidasselevantabatempranoysalíaacomprarlacomidaparaMoisésyGaspar.Élcomíaenelcentro,peroaelloslosdejabasiemprecomidos;deprontomedicuentaque…

Preparéunpocode caféy esperé tranquilizarme lo suficienteparapoder llegarhastalaagenciafuneraria.¡Leónidas,Leónidas,cómoeraposiblequetú,elvigorosoLeónidasestuvierasinmóvilenunafríagavetadelrefrigerador…!

Alascuatrodelatardefueelentierro.Llovíayelfríoeraintenso.Todoestabagris, y sólo cortaban esa monotonía los paraguas y los sombreros negros; lasgabardinasy los rostrosseborrabanentre lanieblay la lluvia.Asistieronbastantespersonas al entierro, tal vez, los compañeros de trabajo de Leónidas y algunosamigos.Yomemovíaenelmásamargodelossueños.Deseabapasardegolpeaotrodía,despertarsinaquelnudoenlagargantayaqueldesgarramientotanprofundoqueembotaba mi mente por completo. Un viejo sacerdote pronunció una oración ybendijolasepultura.Despuésalguien,quenoconocía,meofrecióuncigarrilloymetomó del brazo con familiaridad, expresándome sus condolencias. Salimos delcementerio.AllíquedabaparasiempreLeónidas.

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Caminé solo, sin rumbo, bajo la lluvia persistente ymonótona. Sin esperanza,mutiladodelalma.ConLeónidassehabíaidolaúnicadicha,elúnicogranafectoqueme ligaba a la tierra. Inseparables desde niños, la guerra nos alejó durante variosaños.Encontrarnos,despuésdelaluchaylasoledad,constituyólamayoralegríadenuestravida.Yasóloquedábamoslosdos;sinembargo,muyprontonosdimoscuentaque debíamos vivir cada uno por su lado y así lo hicimos. Durante aquellos añoshabíamosadquiridocostumbrespropias,hábitoseindependenciaabsoluta.Leónidasencontró un puesto de cajero en un banco; yo me empleé de contador en unacompañíadeseguros.Durantelasemana,cadaquienvivíadedicadoasutrabajooasu soledad; pero los domingos los pasábamos siempre juntos: ¡Éramos tan felicesentonces!Puedoasegurarquelosdosesperábamoslallegadadeesedía.

Algún tiempo después trasladaron a Leónidas a otra ciudad. Pudo renunciar ybuscarse otro trabajo. Él, sin embargo, aceptaba siempre las cosas con ejemplarserenidad,«esinútilresistirse,podemosdarmilvueltasyllegarsiemprealpuntodepartida…» «Hemos sido muy felices, algo tenía que surgir, la felicidad cobratributo…»Éstaeralafilosofía,deLeónidasylatomabasinviolencianirebeldía…«Haycosascontralasquenosepuedeluchar,queridoJosé…»

Leónidaspartió.Durantealgúntiempofuedemasiadodurosoportarlaausencia;después comenzamos lentamente aorganizar nuestra soledad.Unaodosvecespormesnosescribíamos.Pasabamisvacacionesasuladoyélibaavermeenlassuyas.Asítranscurríanuestravida…

EradenochecuandovolvíaldepartamentodeLeónidas.Elfríoeramásintensoylalluviaseguía.Llevabayobajoelbrazounabotelladeron,compradaenunatiendaque encontré abierta. El departamento estaba completamente oscuro y congelado.Entrétropezandocontodo,encendílaluzyconectélacalefacción.Destapélabotellanerviosamente,conmanostemblorosasy torpes.Allí,enlamesa,enelúltimositioqueocupóLeónidas,mesentéabeber,adesahogarmipena.Porlomenosestabasoloyno teníaquedetener odisimularmidolor antenadie; podía llorar, gritar y…Depronto sentí unos ojos detrás de mí, salté de la silla y me di vuelta; allí estabanMoisésyGaspar.Mehabíaolvidadoporcompletodesuexistencia,peroallíestabanmirándome fijamente, no sabría decir si con hostilidad o desconfianza, pero conmiradaterrible.Nosupequédecirlesenaquelmomento.Mesentíatotalmentevacíoyausente,comofuerademí,sinpoderpensarennada.Además,nosabíahastaquépuntoentendíanlascosas…Seguíbebiendo…Entoncesmedicuentadequelosdosllorabansilenciosamente.Laslágrimasrociabandesusojosycaíanalsuelo,sinunamueca,sinungrito.Hacialamedianochehicecaféylespreparéunpocodecomida.Noprobaronbocado,seguíanllorandodesoladamente…

Leónidas había arreglado todas sus cosas. Quizá quemó sus papeles, pues noencontréunosoloeneldepartamento.Segúnsupe,vendió losmueblespretextandoun viaje; los iban a recoger al día siguiente. La ropa y demás objetos personalesestabancuidadosamenteempacadosendosbaúlesconetiquetasanombremío.Los

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ahorrosyeldineroquelepagaronporlosmueblesloshabíadepositadoenelbanco,tambiénaminombre.Todoestabaenorden.SólomedejóencomendadossuentierroylatuteladeMoisésydeGaspar.

Cercadelascuatrodelamañanapartimosparalaestacióndelferrocarril:nuestrotren salía a las cinco y cuarto. Moisés y Gaspar tuvieron que viajar, con grandesmuestras de disgusto, en el carro de equipajes, pues por ningún precio fueronadmitidos en los de pasajeros. ¡Qué penoso viaje! Yo estaba acabado física ymoralmente.Llevabacuatrodíasycuatronochessindormirnidescansar,desdequellegóeltelegrama,conlanoticiadelamuertedeLeónidas.Tratédedormirduranteelviaje;sóloaratosloconseguí.Enlasestacionesenqueeltrensedeteníamástiempo,ibaainformarmecómoestabanMoisésyGasparysiqueríancomeralgo.Suvistamehacíadaño.Parecíanrecriminarmeporsusituación…«Yonotuvelaculpa,ustedeslosabenbien»lesrepetíacadavez,peroellosnopodíanonoqueríanentender.Meiba a resultarmuy difícil vivir en su compañía, nuncame simpatizaron,me sentíaincómodo en su presencia, como vigilado por ellos. ¡Qué desagradable fueencontrarlosencasadeLeónidaselveranoanterior!Leónidaseludíamispreguntasacercadeellosymesuplicabaenlosmejorestérminosquelosquisieraysoportara.«Sontandignosdecariñoestosinfelices»,medecía.Esavezmisvacacionesfueronfatigosasyviolentas,noobstantequeelsolohechodeveraLeónidasmellenabadedicha.Élyanofuemásaverme,puesnopodíadejarsolosaMoisésyaGaspar.Alaño siguiente, la última vez que estuve con Leónidas, todo transcurrió con másnormalidad.Nomeagradabannimeagradaríannunca,peronomecausabanyatantomalestar.NuncasupecómollegaronavivirconLeónidas…Ahoraestabanconmigo,porlegado,porherenciademiinolvidableLeónidas.

Despuésde lasoncede lanoche llegamosamicasa.El trensehabía retrasadomásdecuatrohoras.Lostresestábamosrealmentedeshechos.SólopudeofrecerfrutayunpocodequesoaMoisésyaGaspar.Comieronsinentusiasmo,mirándomeconrecelo.Lestiréunasmantasenlaestanciaparaquedurmieran.Yomeencerréenmicuartoytoméunnarcótico.

Eldíasiguienteeradomingoyesomesalvabadeiratrabajar.Porotroladonohubiera podido hacerlo. Tenía la intención de dormir hasta tarde; pero tan prontocomo hubo luz, comencé a oír ruido. Eran ellos que ya se habían levantado ycaminaban de un lado a otro del departamento. Llegaban hasta mi cuarto y sedeteníanpegándosealapuerta,comotratandodevera travésdelacerradurao, talvez, sólo queriendo escuchar mi respiración para saber si aún dormía. Entoncesrecordé que Leónidas les daba el desayuno a las siete de la mañana. Tuve quelevantarmeysalirabuscarlescomida.

¡QuédurosydifícilesfueronlosdíasquesiguieronalallegadadeMoisésydeGaspar a mi casa! Yo acostumbraba levantarme un poco antes de las ocho, aprepararme un café y a salir para la oficina a las ocho y media, pues el autobústardabamediahoraen llegarymi trabajoempezabaa lasnueve.Con la llegadade

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MoisésydeGaspartodamividasedesarregló.Teníaquelevantarmealasseisparairacomprarlalecheylasdemásprovisiones;luegopreparareldesayunoquetomabanalassieteenpunto,segúnsucostumbre.Simedemoraba,seenfurecían,locualmecausabamiedo,pornosaberhastaquéextremospodíallegarsucólera.Diariamentetenía que arreglar el departamento, pues desde que estaban ellos allí, todo seencontrabafueradesulugar.

Peroloquemásmetorturabaerasudolordesesperado.AquelbuscaraLeónidasyesperarloacechandolaspuertas.Aveces,cuandoregresabayodeltrabajo,corríanarecibirmejubilosos;peroaldescubrirme,poníantalcaradedesengañoysufrimientoqueyo rompía a llorar junto con ellos.Esto era lo único que compartíamos.Hubodíasenquecasinoselevantaban;sepasabanlashorastirados,sinánimoniinteréspor nada.Me hubiera gustado saber qué pensaban entonces. En realidad nada lesexpliquécuandofuiarecogerlos.NosésiLeónidasleshabíadichoalgo,osielloslosabían…

Hacía cercadeunmesqueMoisésyGasparvivían conmigo cuando advertí elgraveproblemaqueibanaconstituirenmivida.Tenía,desdevariosañosatrás,unarelaciónamorosaconlacajeradeunrestaurantedondeacostumbrabacomer.Nuestraamistad empezó de una manera sencilla, pues yo no era del tipo de hombre quecorteja a una mujer. Yo necesitaba simplemente una mujer y Susy solucionó eseproblema.Al principio sólo nos veíamos de tiempo en tiempo.A veces pasaba unmesodos,enqueúnicamentenossaludábamosenelrestaurante,conunainclinacióndecabeza,comosimplesconocidos.Yovivíatranquiloporalgúntiempo,sinpensarenella,perodeprontoreaparecíanenmíviejosyconocidossíntomasdenerviosidad,cólerasrepentinasymelancolía.EntoncesbuscabaaSusyytodovolvíaasuestadonormal. Después, y casi por costumbre, las visitas de Susy ocurrían una vez porsemana.Cuandoibaapagarlacuentadelacomida,ledecía:«Estanoche,Susy».Siellaestaba libre,pues teníaotroscompromisos,mecontestaba,«seráestanoche»obien,«estanocheno,mañanasiestáusteddeacuerdo».LosdemáscompromisosdeSusynome inquietaban;nadadebíaunoalotroninadanospertenecía totalmente.Susy, entradaenañosy encarnes,distabamuchode serunabelleza; sin embargo,olía bien y usaba siempre ropa interior de seda con encajes, lo cual influíanotablementeenmiánimo.Jamásherecordadounosolodesusvestidos,perosísuscombinaciones ligeras. Nunca hablábamos al hacer el amor; parecía que los dosestábamosmuydentrodenosotrosmismos.Aldespedirseledabaalgúndinero,«esustedmuygeneroso», decía satisfecha; pero, fuera de este acostumbradoobsequio,nuncamepedíanada.LamuertedeLeónidasinterrumpiónuestrarutinariarelación.Pasó más de un mes antes de que buscara a Susy Había vivido todo ese tiempoentregadoaldolormásdesesperado,sólocompartidoconMoisésyconGaspar, tanextrañosamícomoyoaellos.EsanocheesperéaSusyenlaesquinadelrestaurante,segúncostumbre,ysubimosaldepartamento.Todoloquesucediófuetanrápidoqueme costó trabajo entenderlo. Cuando Susy iba a entrar al dormitorio descubrió a

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Moisés y a Gaspar que estaban arrinconados y temerosos detrás del sofá. Susypalideciódetalmodoquecreíqueibaadesmayarse,despuésgritócomounalocayse precipitó escaleras abajo.Corrí tras ella y fuemuy difícil calmarla.Después deaquelinfortunadoaccidente,Susynovolviómásamidepartamento.Cuandoqueríaverla,eraprecisoalquilarunahabitaciónencualquierhotel, locualdesnivelabamipresupuestoymemolestaba.

EsteincidenteconSusyfuesóloelprincipiodeunaseriedecalamidades…—SeñorKraus—medijoundíaelporterodeledificio—,todoslosinquilinoshan

venido a quejarse por el insoportable ruido que se origina en su departamento tanprontocomosaleustedparalaoficina.Lesuplicopongaremedio,pueshaypersonascomolaseñoritaX,elseñorA,quetrabajandenocheynecesitandormirduranteeldía.

Aquellomedesconcertóynosupequépensar.AgobiadoscomoestabanMoisésyGaspar, por la pérdida de su amo, vivían silenciosos. Por lo menos así estabanmientras yo permanecía en el departamento. Como los veía tan desmejorados ydecaídos no les dije nada: me parecía cruel; además, yo no tenía pruebas contraellos…

—Meapenavolverconelmismoasunto,pero lacosaesya insoportable—medijoalospocosdíaselportero—;tanprontosaleusted,comienzanaaventaralsuelolostrastosdelacocina,tiranlassillas,muevenlascamasytodoslosmuebles.Ylosgritos,losgritos,señorKraus,sonespantosos;nopodemosmás,yestoduratodoeldíahastaqueustedregresa.

Decidí investigar. Pedí permiso en la oficina para salir un rato. Llegué almediodía.El portero y todos tenían razón.El edificio parecía venirse abajo con elruido tan insoportableque salíademidepartamento.Abrí lapuerta,Moisés estabaparadosobrelaestufaydesdeallíbombardeabaconcacerolasaGaspar,quiencorríapara librarse de los proyectiles gritando y riéndose como loco. Tan entusiasmadosestaban en su juego que no se dieron cuenta de mi presencia, Las sillas estabantiradas, las almohadas botadas sobre la mesa, en el piso… Cuando me vieronquedaroncomoparalizados.

—Esincreíble loqueveo,—lesgritéencolerizado—.Herecibidolasquejasdetodos losvecinosymeneguéa creerlos.Sonustedesunos ingratos.Paganmalmihospitalidadynoconservanningúnrecuerdodesuamo.Sumuerteescosapasada,tan lejana que ya no les duele, sólo el juego les importa. ¡Pequeños malvados,pequeñosingratos…!

Cuando terminé,medi cuenta de que estaban tirados en el suelo deshechos enllanto.Asílosdejéyregreséalaoficina.Mesentímaldurantetodoeldía.Cuandovolvíporlatarde,lacasaestabaenordenyellosrefugiadosenelcloset.Experimentéentoncesterriblesremordimientos,sentíquehabíasidodemasiadocruelconaquellospobresseres.Talvez,pensaba,nosabenqueLeónidas jamásvolverá, talvezcreenque sólo ha salido de viaje y que un día regresará y, a medida que su esperanza

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aumenta, su dolor disminuye. Yo he destruido su única alegría… Pero misremordimientosterminaronpronto;aldíasiguientesupequetodohabíasucedidodelamismamanera:elruido,losgritos…

Entoncesmepidieroneldepartamentoporordenjudicialyempezóaquelirdeunladoaotro.Unmesaquí,otroallá,otro…Aquellanocheyomesentíaterriblementecansado y deprimido por la serie de calamidades queme agobiaban. Teníamos unpequeñodepartamentoquesecomponíadeunareducidaestancia,lacocina,elbañoyuna recámara. Decidí acostarme. Cuando entré en el cuarto, vi que ellos estabandormidos enmi cama.Entonces recordé…Laúltimavez quevisité aLeónidas, lamismanochedemillegada,medicuentaquemihermanoestabaimprovisandodoscamas en la estancia…«Moisés yGaspar duermen en la recámara, tendremos queacomodarnos aquí», me dijo Leónidas bastante cohibido. Yo no entendí entoncescómoeraposiblequeLeónidashicieralavoluntaddeaquellosmiserables.Ahoralosabía…Desdeesedíaocuparonmicasayyonopudehacernadaparaevitarlo.

Nunca tuve intimidad con losvecinosporparecermemuy fatigoso.Preferíamisoledad, mi independencia; sin embargo, nos saludábamos al encontrarnos en laescalera,enlospasillos,enlacalle…ConlallegadadeMoisésydeGasparlascosascambiaron. En todos los departamentos que en tan corto tiempo recorrimos, losvecinosme cobraron un odio feroz. Llegó unmomento en que tenía yomiedo deentrareneledificioosalirdemidepartamento.Cuandoregresabatardeporlanoche,despuésdehaberestadoconSusy,temíaseragredido.Oíalaspuertasqueseabríancuando pasaba, o pisadas detrás de mí, furtivas, silenciosas, alguna respiración…Cuando por fin entraba en mi departamento lo hacía bañado en sudor frío ytemblandodepiesacabeza.

Al poco tiempo tuve que abandonar mi empleo, temía que si los dejaba solospodíanmatarlos. ¡Había tanto odio en los ojos de todos! Resultaba fácil forzar lapuertadeldepartamentoo,talvez,elmismoporterolespodríaabrir;éltambiénlosodiaba.Dejéeltrabajoysólomequedaron,comofuentedeingresos,loslibrosqueacostumbraballevarencasa,pequeñascuentasquemedejabanunacantidadmínima,conlacualnopodíavivir.Salíamuytemprano,casioscuro,acomprarlosalimentosqueyomismopreparaba.Novolvíaalacallesinocuandoibaaentregaroarecogeralgúnlibro,yesto,deprisa,casicorriendo,paranotardar.NovolvíaveraSusyporfaltadedineroydetiempo.Yonopodíadejarlossolosnidedíanidenocheyellajamás accedería a volver al departamento. Comencé a gastar poco a poco misahorros;después,eldineroqueLeónidasmelegó.Loqueganabaeraunamiseria,noalcanzabaniparacomer,menosaúnparamudarseconstantementedeunladoaotro.Entoncestoméladecisióndepartir.

Con el dinero que aún me quedaba compré una pequeña y vieja finca queencontré fuerade laciudadyunoscuantose indispensablesmuebles.Eraunacasaaislada y semiderruida.Allí viviríamos los tres, lejos de todos, pero a salvo de lasacechanzas,estrechamenteunidosporunlazoinvisible,porunodiodescarnadoyfrío

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yporundesignioindescifrable.Todo está listo para la partida, todo, o más bien lo poco que hay que llevar.

Moisés y Gaspar esperan también el momento de la marcha. Lo sé por sunerviosidad.Creoqueestánsatisfechos.Lesbrillanlosojos.¡Sipudierasaberloquepiensan…!Perono,measustalaposibilidaddehundirmeenelsombríomisteriodesuser.Semeacercansilenciosamente,comotratandodeolfatearmiestadodeánimoo,talvez,queriendoconocermipensamiento.Peroyoséqueelloslosienten,debensentirloporel júbiloquemuestran,porelairede triunfoque los invadecuandoyoanhelosudestrucción.Yellossabenquenopuedo,quenuncapodréllevaracabomimás ardiente deseo. Por eso gozan… ¡Cuántas veces los habríamatado si hubieraestado en libertad de hacerlo! ¡Leónidas, Leónidas, ni siquiera puedo juzgar tudecisión!Mequerías,sinduda,comoyotequise,perocontumuerteytulegadohasdeshecho mi vida. No quiero pensar ni creer que me condenaste fríamente o quedecidistemiruina.No,séqueesalgomásfuertequenosotros.Noteculpo,Leónidas:silohicistefueporqueasíteníaqueser…«Podríamoshaberdadomilvueltasyllegarsiemprealpuntodepartida…»

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Elentierro

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AJulioyAuroraCortázar.

VOLVIÓ en sí en un hospital, en un cuarto pequeño donde todo era blanco yescrupulosamente limpio, entre tanques de oxígeno y frascos de suero, sin podermoversenihablar,sinpermisoderecibirvisitas.Conlaconcienciavinotambiénladesesperacióndeencontrarsehospitalizadoydeunamanera tanestricta.Todos susintentos de comunicarse con su oficina, de ver a su secretaria, fueron inútiles.Losmédicosylasenfermeraslesuplicabanacadainstantequedescansarayseolvidara,poruntiempo,detodaslascosas,quenosepreocuparapornada.«—Susaludesloprimero, descanse usted, repose, repose, trate de dormir, de no pensar…—» Pero,¿cómo dejar de pensar en su oficina abandonada de pronto sin instrucciones, sindirección?¿Cómonopreocuparseporsusnegociosytodoslosasuntosqueestabanpendientes?Tantascosasquehabíadejadopararesolveraldíasiguiente.YlapobreRaquelsinsabernada…Sumujerysushijoseranacompañantesmudos.Seturnabanasucabecerapero tampoco lodejabanhablarnimoverse.—«Todoestábienen laoficina,notepreocupes,descansatranquilo»—.Élcerrabalosojosyfingíadormir,daba órdenes mentalmente a su secretaria, repasaba todos sus asuntos, sedesesperaba.Porprimeravezenlavidasesentíamaniatado,dependiendosólodelavoluntad de otros, sin poder rebelarse porque sabía que era inútil intentarlo. Sepreguntaba también cómohabrían tomado sus amigos la noticiade su enfermedad,cuáleshabríansidoloscomentarios.Aveces,unpocoadormecidoafuerzadepensarypensar,identificabaelsonidodeloxígenoconeldesugrabadora,ysentíaentoncesque estaba en la oficina dictando como acostumbraba hacerlo, al llegar por lasmañanas; dictaba largamente hasta que, de pronto y sin tocar la puerta, entraba susecretaria con una enorme jeringa de inyecciones y lo picaba cruelmente; abríaentonceslosojosyseencontrabadenuevoallí,ensucuartodelhospital.

Todo había empezado de una manera tan sencilla que no le dio importancia.Aqueldolorcillotanpersistenteenelbrazoderecho,lohabíaatribuidoaunasimplereumaocasionadaporlaconstantehumedaddelambiente,alavidasedentaria,talvezabusosenlabebida…talvez.Deprontosintióquealgopordentroselerompía,oseabría, que estallaba, y un dolor mortal, rojo, como una puñalada de fuego que loatravesaba;despuéslacaída,singritos,cayendocadavezmáshondo,cadavezmásnegro,máshondoymásnegro,sinfin,sinaire,enlasgarrasdelaasfixiamuda.

Despuésdealgúntiempo,casiunmes,lepermitieronirseasucasa,apasarpartedeldíaenunsillóndedescansoyparterecostadoenlacama.Díaseternossinhacernada, leyendo sólo el periódico, y esodespuésdeunagran insistenciade suparte.Contandolashoras,losminutos,esperandoquesefueralamañanayvinieralatarde,después la noche, otro día, otro, y así…Aguardando con verdadera ansiedad quefueraalgúnamigoaplaticarunrato.Casiadiariolespreguntabaalosmédicosconmarcadaimpaciencia,cuándoestaríabien,cuándopodríareanudarsuvidaordinaria.

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—«Vamosbien,espereunpocomás».—«Tengacalma,estascosassonmuyseriasynosepuedenarreglar tan rápidamentecomounoquisiera.Ayúdenosusted…»—Yasí era siempre. Nunca pensó que le llegara a pasar una cosa semejante, él quesiempre había sido un hombre tan sano y tan lleno de actividad. Que tuviera depronto que interrumpir el ritmo de su vida y encontrarse clavado en un sillón dedescanso,allíensucasa,adondedesdealgunosañosatrásnoibasinoadormir,casisiempreenplenamadrugada;acomerdevezencuando(loscumpleañosdesushijosy algunos domingos que pasaba con ellos). En la actualidad sólo hablaba con sumujer lo más indispensable, cosas referentes a los muchachos que era necesariodiscutiroresolverdecomúnacuerdo,ocuandoteníanalgúncompromisosocial,deasistiraunafiestaoderecibirensucasa.Elalejamientohabíasurgidoa lospocosañosdematrimonio.Élnopodíaatarseaunasolamujer,erademasiadoinquieto,talvez demasiado insatisfecho. Ella no lo había comprendido. Reproches, escenasdesagradables,caraslargas…hastaquealfinacabópordesentendersetotalmentedeellayhacersuvidacomomejorlecomplacía.Nohubodivorcio;sumujernoadmitíaesas soluciones anticatólicas, y se concretaron sólo a ser padres para los hijos y acumplir con las apariencias.Había llegado a serle tan extrañaqueyano sabía quéplaticarle ni qué decirle. Ahora ella lo atendía con marcada solicitud, que él nollegaba a entender si era todavía un poco de afecto, sentido del deber, o tal vezlástimadeverlotanenfermo.Comofuera,seencontrababastanteincómodoanteella,no porque sintiera remordimientos de ninguna especie (nunca había tenidoremordimientosenlavida),sólosupropioyoteníavalidez,losotrosfuncionabanenrelaciónconsudeseo.

Pocosamigoslovisitaban.Losmásíntimos:—«¿cómotesientes?»,—«¿quétalva ese ánimo?», —«hoy te ves muy bien», «—hay que darse valor, animarse»,—«pronto estarás bien», —«tienes muy buen semblante, no pareces enfermo»(entonces sentía unos deseos incontrolables de gritar, que no estaba enfermo delsemblante, que cómo podían ser tan imbéciles), pero se contenía; lo decíanseguramente de buena fe, ademásno era justo portarse grosero conquienes iban aplaticarunratoconélyadistraerlounpoco.Esosmomentosconsusamigosylosratosquepasabaconsushijoscuandonoibanaclases,eransuúnicadistracción.

Todoslosdíasaguardabaelmomentoenquesumujersemetíabajolaregadera,entoncesdescolgabaelteléfonoyenvozmuybajalehablabaaRaquel.Avecesellale contestaba al primer timbrazo; otras tardaba; otras no contestaba, él imaginabaentonces cosas que lo torturaban terriblemente: la veía en la cama, en completoabandono,acompañadatodavía,sinoírsiquieraeltimbredelteléfono,sinacordarseyadeél,detodassuspromesas…Enesosmomentosqueríaaventarelteléfonoylasmantasquelecalentabanlaspiernas,ycorrer,llegarpronto,sorprenderla(todaseraniguales, mentirosas, falsas, traidoras, «el muerto al hoyo y el vivo al pollo»,miserables,vendidas,cínicas,pocacosa,perodeélnoseburlaría, lapondríaensulugar, la botaría a la calle, a donde debía estar, la enseñaría a que aprendiera a

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comportarse,aserdecente,sebuscaríaotramuchachamejoryselapondríaenfrente,yaveríalatalRaquel,yavería…).Pálidocomounmuertoytodotembloroso,pedíaagritos un poco de agua y la pastilla calmante. Otro día ella contestaba el teléfonorápidamenteytodoseleolvidaba.

Los días seguían pasando sin ningunamejoría.—«Debe usted tener paciencia,éstaesunacosalenta,yaselohemosdicho,espereunpocomás»—.Peroélempezóaobservarcosasbastanteevidentes: lasmedicinasquedisminuíanose tornabanensimplescalmantes;pocasradiografías,menoselectrocardiogramas;lasvisitasdelosmédicoscadavezmáscortasysincomentarios,elpermisoparaverasusecretariaytratarconellalosasuntosmásurgentes;lanotablepreocupaciónqueasomabaalosrostrosdesumujerydesushijos;susolicitudexageradaalnoquereryacasidejarlosolo,susmiradasllenasdeternura…Desdealgunosdíasatrássumujerdejabaabiertalapuertadelarecámara,contiguaaladeél,yvariasvecesdurantelanocheledabavueltas conel pretextodever si necesitaba algo.Unanochequenodormía laoyósollozar.Notuvomásdudasentonces,niabrigómásesperanzas.Loentendiótododegolpe, no tenía remedio y el fin era tal vez cercano. Experimentó otrodesgarramiento,máshondoaúnqueeldelataque.Eldolorsinlímiteniesperanzadequienconocedeprontosusentenciaynopuedeesperaryanadasinolamuerte;dequien tiene que dejarlo todo cuando menos lo pensaba, cuando todo estabaorganizadoparalavida,paraelbienestarfísicoyeconómico;cuandohabíalogradocimentar una envidiable situación; cuando tenía tres muchachos inteligentes yhermosos a punto de convertirse en hombres, cuando había encontrado una chicacomoRaquel.Lamuertenoestuvonuncaensusplanesniensupensamiento.Niauncuandomoría algún amigo o algún familiar pensaba en su propia desaparición; sesentíallenodevidaydeenergías.¡Teníatantosproyectos,tantosnegociosplaneados,queríatantascosas!Deseóardientemente,contodasualma,encontrarseenotrodía,sentadofrenteasuescritoriodictandoen lagrabadora,corriendodeaquíparaallá,corriendosiempreparaganarletiempoaltiempo.¡Quetodohubierasidounahorriblepesadilla! Pero lo más cruel era que no podía engañarse a sí mismo. Había idoobservando día a día que su cuerpo le respondía cada vez menos, que la fatigacomenzabaaseragobiante,larespiraciónmásagitada.

Aqueldescubrimientolohundióenunaprofundadepresión.Asípasóvariosdías,sinhablar,sinquerersaberdesusnegocios,sinimportarlenada.Después,ycasisindarsecuenta,empezó,detantopensarypensarenlamuerte,afamiliarizarseconella,a adaptarse a la idea.Hubo veces en que casi se sintió afortunado por conocer supróximofinynoquelehubierapasadocomoaesaspobresgentesquesemuerendepronto y no dan tiempo ni a decirles «Jesús te ayude»; los que semueren cuandoestándurmiendoypasandeunsueñoaotrosueño,dejándolotodosinarreglar.Erapreferible saberlo y preparar por sí mismo las cosas; hacer su testamentocorrectamente, y también ¿por qué no? Dejar las disposiciones para el entierro.Queríaserenterrado,enprimerlugar,comolomerecíaelhombrequetrabajótodala

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vidahastalograrunarespetableposicióneconómicaysocialy,ensegundotérmino,asugustoynoagustoyconvenienciasdelosdemás.«Yatodoesigual,paraquétantaostentación,sonvanidadesqueyanotienensentido»,esosolíanopinarsiemprelosfamiliaresdelosmuertos.Peroparaquienlodejabatodo,síteníasentidoquelasdosotrescosasúltimasquesellevabafuerandesugusto.Empezóporpensarcuálseríael comentario conveniente.El Inglés tenía famade ser elmásdistinguidoypor lotantodebíaserelmáscostoso.Allífueaenterraradosamigosynoloencontrómalnideprimente;parecíamásbienunparque,conmuchasestatuasypradosmuybiencuidados.Sinembargoserespirabaallíunaciertafrialdadestablecida:todosimétrico,ordenado, exacto como la mentalidad de los ingleses y, para ser sincero consigomismo,nunca lehabíansimpatizado los inglesesconsueternacaretadeserenidad,tanmetódicos,tanpuntuales,tanllenosdepuntosycomas.Siemprelecostómuchotrabajo entenderlos las ocasiones en que tuvonegocios con ellos; eranminuciosos,detallistasytanbuenosfinancierosqueleproducíanprofundofastidio.Él,queeratandecidido en todas sus cosas, que se jugaba los negocios muchas veces por puracorazonada,quealtomarunadecisiónhabíadichosuúltimapalabra,quecerrabaunnegocioypasabainmediatamenteaotro,nosoportabaaaquellostiposquevolvíanalprincipiodel asunto, hacíanmil observaciones, establecían cláusulas, imponíanmilcondiciones, ¡vaya que eran latosos!…Mejor sería pensar en otro cementerio. SeacordóentoncesdelJardín,allídondeestabaenterradasutíaMatilde.Nocabíadudadequeeraelmásbonito:fueradelaciudad,enlamontaña,llenodeluz,deaire,desol(porciertoquenosuponuncacómohabíaquedadoelmonumentodesu tía;noteníatiempoparaocuparsedeesascosas,noporfaltadevoluntad,¡claro!;sumujerlecontóquelohabíandejadobastantebien).AllítambiénestabaPepeAntúnez,¡tanbuenamigo,yquébuenoeraparaunacopa!,nuncasedoblaba,aguantabahastaelfinal.Yacuandoestabaalegre,legustabaoírcancionesdeGutyCárdenas,ypormásque le dijeron que dejara la copa nunca hizo caso: «Si no fuera por éstas—decíalevantandolacopa—,yunaodoscosasmás,¡quéaburridaseríalavida!»Ysemurióde eso. Él tampoco había sidomalo para la copa: unos cuantoswiskys para hacerapetito,unabotelladevinoenlacomida,despuésalgúncoñacounacremay,sinohubierasidoporqueteníademasiadosnegociosylequedabapocotiempo,alomejorhabríaacabadocomoelpobrePepe…PensótambiénenelPanteónFrancés.«Tienesucategoría,nocabeduda,peroeselquemáspareceuncementerio,tanaustero,tandepresivo.Esextrañoqueseaasí,pues los francesessiempreparecen tan llenosdevida y de alegría… sobre todo ellas… Renée, Dennise, Viviáne…» Y sonriócomplacido,«¡guapasmuchachas!»Cuandoestabapor los cuarenta creíaque teneruna amante francesa era de muy buen tono y provocaba cierta envidia entre losamigos,puesexistelacreenciadequelasfrancesasylasitalianasconocentodoslossecretosymisteriosdelaalcoba.Después,conlosañosylaexperiencia,llegóasaberque el ardor y la sabiduría eróticos no son un rasgo racial, sino exclusivamentepersonal. Había tenido dos amantes francesas por aquel entonces. Viviáne no fue

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nadaserio.ARenéeselapresentaronenuncocteldelaEmbajadaFrancesa:—Acabodellegar…estoymuydesorientada…nosécómoempezarlosestudios

quehevenidoahacer,ustedsabe,unpaísdesconocido…—Loqueustednecesitaesunpadrinoquelaoriente,algoasícomountutor…Lamiradaconqueellaaceptóelofrecimientofue tansignificativa,queélsupo

quepodríaaspiraraseralgomásquetutor.Yasífue,casisinpreámbulosnirodeosse habían entendido.Con lamismanaturalidad conque algunasmujeres tomanunbaño o se cepillan los dientes, aquellas niñas iban a la cama. Le había puesto undepartamento chico pero agradable y acogedor: una pequeña estancia con cantina,unacocinitayunbaño.Enlaestanciahabíauncauchforradodeterciopelorojoqueservíadeasientoydecama,unamesaydoslibreros.Renéellevósolamentealgunoslibros,unamáquinadeescribirysusobjetospersonales.Él le regalóun tocadiscospara que pudiera oír música mientras estudiaba. Ella nunca cocinaba en eldepartamento,decíaquenolequedabatiempocontantasclasesysequejabasiempredequecomíamal,encualquiersitiobarato.Loshermanosestudiabanaún,elpadre,unabogadoyaviejo,litigabapoco.Porlotantodesucasaleenviabanunacantidadmuyreducidaparasusgastos.ÉlnohabíapodidosoportarqueRenéevivieraasíyleregalóunatarjetadelDiners’Clubparaquecomieraenbuenosrestaurantes.Alpocotiempo tuvo que cambiarla a otro departamento más grande y, por supuesto, máscostoso.Ellaselamentabaconcontinuamentedequeeldepartamentoerademasiadoreducido, deque se sentía asfixiar, deque losvecinoshacíanmucho ruidoyno ladejabantrabajar…Despuéstuvoquecomprarleunautomóvil,porqueperdíamuchotiempoeniryvenirdelaescuela,loscamionessiempreibanllenosdegentesuciayde léperos que la asediaban con sus impertinencias; a veces hasta necesitaba pedirayuda,¡yclaroqueélnopodíapermitiresascosas!Renéelehabíagustadomucho,eracierto,peronuncaseapasionóporella.Larelacióndurócomounaño.Despuésella empezó a nodejarse ver tan seguido, «tengoque estudiarmucho, reprobéunamateria,yquieropresentarlaatítulodesuficiencia,uncompañeromevaaayudar…»Cuando ella tenía que estudiar, lo cual sucedía casi todas las noches, él pasaba allevarleunacajadechocolatesoalgunosbocadillos;ellaabríalapuertayrecibíaelobsequioperonolepermitíaentrar,«estandotú,nopodréestudiarytengoquepasarelexamen»,ledabaunbesorápidoycerrabalapuertaconunaurevoirchéri.Élsemarchaba entonces un poco fastidiado en busca de algún amigo para ver unavariedad, o a tomar algunas copas antes de irse a dormir a su casa…Aquel día lellevóloschocolatescomodecostumbre.Sehabíadespedido,yyaseiba,cuandonotóque llevaba desanudada la cinta de un zapato, se agachó para amarrársela, pegadocasi a la puerta del departamento. Entonces escuchó las risas de ellos y algunoscomentarios:—Yanostrajeronnuestroschocolates.—¡Pobreviejotonto!,—decíaelmuchacho.Despuésmásrisas,después…¡Loquehabíasentido!Todalasangreselesubiódeprontoalacabeza,quisotirarlapuertaysorprenderlos,golpear,gritar;ynoestabaenamorado,erasuorgullo,suvanidadporprimeravezofendida.¡Québuena

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jugada lehabíahecho la francesita!Encendióuncigarrilloy lediovarias fumadas.Novalíalapena,habíareflexionadodepronto,sóloquedaríaenridículo,oalomejorse le pasaba la mano y mataba al muchacho y ¿entonces?, ¡qué escándalo en losperiódicos!Unhombredesuposiciónengañadoporunestudiantillo,¡dabarisa!Susamigosseburlaríandeélhastaelfindesuvida,yaseloimaginaba.Además,todalafamiliaseenteraría,losclientesquelojuzgabanunapersonatanseriayhonorable…No, de ninguna manera se comprometería con un asunto de tal índole. Tomó elelevadorysaliódeledificio,estacionósucarroaciertadistanciayesperófumandocigarrillo tras cigarrillo. Quería saber a qué hora salía el muchacho, para estartotalmente seguro.Esperóhasta las sietede lamañana; lovio salir arreglándose elcabello,bostezando…Despuésellalohabíabuscadomuchasveces.Lollamabaasuoficina, lo esperaba a la entrada, lo buscaba en los bares acostumbrados. Élpermaneció inabordable; ya no le interesaba: había miles como ella, o mejores.Dennise no significó nada, se acostó con ella dos o tres veces, y eramucho, puestodossusamigosycasimediaciudad,habíanpasadosólounavezporsulecho;teníalacualidaddesermuyaburridaylaobsesióndecasarseconquiensedejara,ademáseralargayflacucha,noteníanada…

SedecidiófinalmenteporelCementerioJardín,quedaríacercadesutíaMatilde.Despuésdetodo,ellafuecomosusegundamadre, lohabíarecogidocuandoquedóhuérfano y le dio cariño y protección. Ordenaría que le hicieran un monumentoelegante y sobrio: una lápida demármol con el nombre y la lecha.Compraría unapropiedad para toda la familia; que pasaran allí a la tíaMatilde y a sus hermanos.Comprarunapropiedadteníasusventajas:comoinversiónerabastantebuena,pueslosterrenossubendepreciosiempre,aúnlosdeloscementerios;asegurabatambiénque sus hijos y su mujer tuvieran dónde ser enterrados; no sería nada difícil queacabaran con la herencia que iba a dejarles, ¡había visto tantos casos de herenciascuantiosas dolorosamente dilapidadas! Su ataúd sería metálico, bien resistente ygrande;noqueríaquelepasaraloqueaPanchoRocha:cuandofueasuveloriotuvoladesagradableimpresióndequelohabíanmetidoenunacajaquelequedabachica.Pediríaunacarrozadelasmáselegantesycarasparaquelasgentesquevieranpasarsuentierrodijeran:debehabersidoalgunapersonamuy importanteymuyrica.Encuantoalaagenciafunerariadondeseríaveladonohabíaproblema,Gayossoeralamejor de todas. Estas disposiciones irían incluidas en el testamento que pensabaentregar a su abogado y que debería ser abierto tan pronto él muriera para darletiempoalafamiliadecumplirsusúltimosdeseos.

Losdíasempezaronahacérselecortos.Afuerzadepensarypensarseleibanlashoras sin sentir. Ya no sufría esperando las visitas de los amigos, por el contrariodeseabaqueno fuerana interrumpirlonique su secretaria llegaraa informarlooaconsultarle cosas de sus negocios. La familia comenzó a hacerse conjeturas alobservar el cambio que había experimentado después de tantos días sumido en elabatimiento.Se leveíaentusiasmadocon loqueplaneaba; susojos teníanotravez

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brillo. Permanecía callado, era cierto, pero ocupado en algo muy importante.Llegaronapensarqueestaríamadurandoalgunodeesosgrandesnegociosquesolíarealizar.Paraellosestecambiofueunalivio,puessudepresiónleshacíamásduralasentenciaquesecerníasobreél.

Comenzóporescribireltestamento,lasdisposicionesparaelentierrolasdejaríaal final, ya que estaban, totalmente planeadas y resueltas. La fortuna —fincas,acciones,dineroenefectivo—seríarepartidaporpartesigualesentresumujerysustres hijos; su mujer quedaría como albacea hasta que los muchachos hubieranterminadosuscarrerasyestuvieranencondicionesdeiniciaruntrabajo.ARaquelledejaría la casa que le había puesto y una cantidad de dinero suficiente para quehicieraalgúnnegocio.AsuhermanaSofía,algunasaccionesdepetróleos; lapobrenuncaestabamuyholgadaencuestióndedinero,contantoshijosyconEmilioquecasisiempreterminabamalentodoslosnegociosqueemprendía.AsusecretarialedaríalacasadelacoloniadelValle:habíasidotanpacienteconél,tanfielyservicial,teníacasiquinceañosasuservicio…SuhermanoPascualnonecesitabanada,yaqueera tanricocomoél.Perosu tíaCarmensí,aunqueeraciertoquenunca tuvograncariñoporaquellaviejaneurasténicaquesiempreloestabaregañandoycensurando;enfin,asíeralapobreyyaestabatanviejaquelequedaríasindudapocotiempodevida,queporlomenosesetiempotuvieratodoloqueseleantojara.

Tardóvariosdíasenescribireltestamento.Noqueríaquenadieseenteraradesucontenidohastaelmomentooportuno.Escribíaenlospocosratosenquelodejabansolo.Cuandoalguienllegaba,escondíalospapelesenelescritorioycerrabaconllaveelcajón.Todohabíaquedadoperfectamenteaclaradoparanodarlugaraconfusionesy pleitos, era un testamento bien organizado y justo, no defraudaría a nadie. Sólofaltabaagregarallí lasdisposicionesparaelentierro, locualharíaencualquierotromomento.

Doscosasdeseabaantesdemorir:Salira lacalleporúltimavez,caminarsolo,sinquenadielovigilaraysinquenadieensucasaseenterara,caminarcomounadeesaspobresgentesquevantantranquilassinsaberquellevanyasumuertealladoyquealcruzar lacalleuncarrolasatropellay lasmata,o losquesemuerencuandoestán leyendo el periódico mientras hacen cola para esperar su camión; queríatambiénvolveraverunavezmásaRaquel, ¡lahabíaextrañadotanto!…Laúltimavezqueestuvieronjuntoscenaronfueradelaciudad;ellugareraíntimoyagradable,muypocaluz,lamúsicaasordinada,lenta…AlastrescopasRaquelquisobailar;élsehabíanegado:leparecíaridículoasuedad,podíaencontrarseconalgúnconocido,esoyanoeraparaél;peroellainsistió,insistióyyanopudonegarse.Recordabaaúnelcontactodesucuerpotangenerosamentedotado,suolordemujerjovenylimpia,ycomosihubieratenidounpresentimiento,lahabíaestrechadomás.

Cuandolafueadejarasucasa,nosequedóconella;nosesentíabien,teníaunaextraña sensación de ansiedad, algo raro que le oprimía el pecho, lo sofocaba y ledificultaba la respiración; apenas había podido llegar a su casa y abrir el garaje…

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Cumpliría estos deseos, sin avisarle a nadie, se escaparía. Después de la comidaresultaría fácil: sumujerdormíasiempreunapequeñasiestay los sirvienteshacíanuna largasobremesa.Élpasabasiempre las tardesen labibliotecadondehabíaunapuertaquecomunicabaconelgaraje,porallísaldríasinservisto.Enelclosetdelabiblioteca tenía abrigo y gabardina… Cuando regresara les explicaría todo, ellosentenderían.Ensusituaciónyanadapodíahacerlemal,sumuerteerairremediable.Sequedarasentadoinmóvilcomountroncoosalieraacaminar,paraelcasoyatodoeraigual…Enaquelmomentoentrósumujer:latardeestabafría,llovíaunpoco,eramejor irse a la cama. Accedió de buena gana y se dejó llevar. Antes de dormirsevolvióapensarcongranregocijoquealdíasiguienteharíasuúltimasalida.Sesentíatanemocionadocomoelmuchachoquesevaporprimeravezdeparranda:veríaaRaquel,veríaotravezlascalles,caminaríaporellas…

Estaba en la biblioteca, como de costumbre, sentado en su eterno sillón dedescanso.Noseescuchabaelmenorruido.Parecíaquenohabíaunalmaentodalacasa.Sonriócomplacido:todoibaaresultarlemásfácildeloquehabíapensado.Erancercadelascuatrodelatardecuandosedecidióasalir.Sacódelclosetlagabardina,unabufandadelanayunsombrero.Searreglócorrectamenteyescuchópegadoalapuerta, peronohabía lamenor señaldevida en aquella casa, todoera silencio, unsilencio absoluto. Bastante tranquilo salió por la puerta del garaje, no sin anteshabersecolocadounosgruesoslentesoscurosparanoserreconocido.Queríacaminarsolo.La tarde era gris y algo fría, tarde de otoño ya casi invierno. Se acomodó labufandayse subióelcuellode lagabardina, sealejóde lacasa lomás rápidoquepudo. Después, confiado, aminoró el paso y se detuvo a comprar cigarrillos.Encendióunoylosaboreócongrandeleite,¡tantotiemposinfumar!Alprincipiolespedíasiempreasusamigosquelellevarancigarrillos,nuncalohicieron,despuésnovolvióapedirlos.Caminóunratosinrumbo,hastaquesediocuentadequeibaendireccióncontrariaalacasadeRaquelycambiósucamino.Alllegaraunaesquinase detuvo: venía un cortejo fúnebre y ya no le daba tiempo de atravesar la calle.Esperaría…Pasaronprimerounoscamionesespecialesllenosdepersonasenlutadas,después siguió una carroza negra, nada ostentosa, común y corriente, sin galas,«debíaserunentierromodesto».Sinembargo,detrásdelacarroza,varioscamionesllevabangrandesofrendasflorales,coronasenormesycostosas,«entoncessetratabade alguna persona importante». Venía después el automóvil de los deudos, unCadillacnegroúltimomodelo,«igualalsuyo».Alpasarelcochepudodistinguirensuinteriorlascarasdesencajadasypálidasdesushijosyasumujerque,sacudidaporlossollozos,setapabalabocaconunpañueloparanogritar.

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AMAPRODÁVILA (Pinos, Zacatecas,México, 1928). Fue la única sobrevivienteentre sus hermanos debido a que su hermano mayor murió al nacer, el siguientemuriódemeningitisyelúltimomuriódurantesuinfancia.Aprendióaamarlalecturaamuytempranaedadpasandoeltiempoenlalibreríadesupadre.Alossieteañossetraslada a San Luis Potosí para estudiar la primaria y secundaria. Su infancia fuemarcadaporelmiedo,untemaqueapareceenalgúnnúmerodesustrabajosfuturoscomoautora.SuprimertrabajoPublicadofueSalmosbajolalunaen1950,seguidoporMeditacionesalaorilladelsueñoyPerfildesoledadesen1954.EnesemismoañosemudóalaciudaddeMéxicodondetrabajócomosecretariadeAlfonsoReyes.En1966fuepartedelCentroMexicanodeEscritoresdonderecibióunapensiónparaseguirescribiendo.Enel2008,DávilafuereconocidaporelPalaciodeBellasArtes.

Dávila es conocida por su uso de temas de locura, peligro ymuerte, generalmenterelacionados con una mujer como protagonista. Muchos de ellos parecen tenerdesórdenesmentalescontendenciaalaviolenciafísica.Muchasveceslamujernoescapazdeescapardelalocuracomounaformadesobrellevarlasdecisionestomadas.Ella también juegacon la ideadel tiempocomounsímbolode loquenosepuedecambiar.

Los personajes femeninos de sus relatos han llamado la atención de la crítica, auncuando varios de sus protagonistas son varones. En ambos casos, sin embargo,destacatantolofrustradodelasrelacionesinterpersonales(noviazgosquenolleganaculminarencasamiento,parejasinfelices,matrimoniosasfixiadosporlarutina)comoeldeseoardienteynosatisfechodecontarconunapareja.

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En septiembre de 2013, Amparo fue homenajeada por el noveno encuentro deescritores,LiteraturaenelBravo,siendolaprimermujerquerecibeestegalardónpordichoencuentro.

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