Cuento

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Corrió toda la calle agitado hasta llegar a la esquina opuesta, doblo a la derecha y salto una piedra que se cruzo en su camino, continuó corriendo incansable hasta que sintió el presagio de que ya los había dejado atrás y volteo la mirada para confirmar sus sospechas. Se detuvo de forma aparatosa justo enfrente del poste de luz y con una mirada perdida observo cómo se había convertido en una cartelera –Puesto que en eso se ha convertido el alumbrado público por estos días- o al menos eso aparentaba hacer, en su interior no dejaba de pensar en la persecución y se preguntó lo que ya muchos muchachos como el se habrían de haber preguntado: “¿Por qué?”, “¿Por qué no persiguen a los verdaderos criminales?”, respiro aliviado y camino hasta su apartamento. En el camino se hundió en un profundo mar de reflexiones y quejas en contra del sistema, en contra de los estereotipos, en contra de todo lo que terminaba marginándolo de la sociedad en la cual había crecido y ahora sentía completamente extraña, ajena, como cuando vas a un burdel y sabes que esa no es tu mujer y por más que intentas no puedes convencerte de lo contrario –razón por la cual no frecuento los burdeles-. En el apartamento encontró únicamente a Felix, su compañero de cuarto, echado en el sofá. -Hey, Javier, ¿Cómo te va?, preguntó Felix con absoluta intriga. -Pues, excepto la maratón que me hicieron correr los policías esta vez creo que todo bien, contestó Javier. -¿Cuál maratón, de qué hablás vos?, pregunto extrañado. -Pues nada, lo de siempre, estábamos con Manuela y los del grupo en la quinta cuando de repente una patrulla cargada de policías y soldados se asomo a la esquina, intentamos huir pero cuando nos dimos cuenta ya estábamos completamente rodeados. -Y estaban fumando, supongo. -Nada. Bueno, había un porro en proceso, Daniel estaba forjando pero justo en ese momento bajaron los policías y echamos a correr. -¿Y Daniel?

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Corri toda la calle agitado hasta llegar a la esquina opuesta, doblo a la derecha y salto una piedra que se cruzo en su camino, continu corriendo incansable hasta que sinti el presagio de que ya los haba dejado atrs y volteo la mirada para confirmar sus sospechas. Se detuvo de forma aparatosa justo enfrente del poste de luz y con una mirada perdida observo cmo se haba convertido en una cartelera Puesto que en eso se ha convertido el alumbrado pblico por estos das- o al menos eso aparentaba hacer, en su interior no dejaba de pensar en la persecucin y se pregunt lo que ya muchos muchachos como el se habran de haber preguntado: Por qu?, Por qu no persiguen a los verdaderos criminales?, respiro aliviado y camino hasta su apartamento. En el camino se hundi en un profundo mar de reflexiones y quejas en contra del sistema, en contra de los estereotipos, en contra de todo lo que terminaba marginndolo de la sociedad en la cual haba crecido y ahora senta completamente extraa, ajena, como cuando vas a un burdel y sabes que esa no es tu mujer y por ms que intentas no puedes convencerte de lo contrario razn por la cual no frecuento los burdeles-. En el apartamento encontr nicamente a Felix, su compaero de cuarto, echado en el sof. -Hey, Javier, Cmo te va?, pregunt Felix con absoluta intriga.-Pues, excepto la maratn que me hicieron correr los policas esta vez creo que todo bien, contest Javier.-Cul maratn, de qu habls vos?, pregunto extraado.-Pues nada, lo de siempre, estbamos con Manuela y los del grupo en la quinta cuando de repente una patrulla cargada de policas y soldados se asomo a la esquina, intentamos huir pero cuando nos dimos cuenta ya estbamos completamente rodeados.-Y estaban fumando, supongo.-Nada. Bueno, haba un porro en proceso, Daniel estaba forjando pero justo en ese momento bajaron los policas y echamos a correr.-Y Daniel?-Bueno, tomamos diferentes rumbos, unos venan persiguindome, creo que dos cerdos del ejercito lo apresaron pero no s que sucedi despus, por obvias razones. Yo tambin estaba cargado.-Bueno, por lo menos espero que la hierba que trajiste est bien, as por lo menos habr valido la pena tu carrera, ambos echaron a rer.El sol comenzaba ya a ponerse y la niebla de la noche comenzaba a verterse por las calles asfaltadas del centro de la ciudad, los perros anunciaban la cercana de algn nima o una rfaga de viento que confundan con alguna de esas barbaridades metafsicas que los seres humanos inventan para ocultar su incapacidad y la pereza de querer buscar las respuestas, afectados por la monotona y el correr cotidiano de las cosas.-Bueno, pero olvidmonos de eso, dijo mientras comenzaba a picar la hierba con las manos y las pona encima de una novela que Felix estaba leyendo. A vos como te fue?, pregunt.-Pues, en el trabajo todo bien, La intriga y la adrenalina se apoderaron de mi mientras corra sin rumbo fijo, slo necesitaba correr, correr sin descansar, correr incansable hasta que los policas dejaran de perseguirme. Recorr segn recuerdos que logre desenmaraar despus del suceso Ya que en ese momento no poda pensar en nada ms que correr- alrededor de 6 cuadras sin voltear, simplemente moviendo las piernas y colocando la otra exactamente enfrente de la anterior con igual precisin que ganas, comenc a sentir las piernas un poco cansadas, los muslos me ardan como si hubieran sido expuestos a un fuego de inframundos y la cara cubierta con mis pelos largos y de un negro penetrante. Me detuve justo enfrente de un poste de alumbrado y le indiferente la cartelera de cine para la semana Pues en eso se han convertido los postes de luz en estos das- pero no poda dejar de pensar en la persecucin, voltee a ver para confirmar mis sospechas y efectivamente, lo nico que observe fue un carro que se aproximaba velozmente al final de la cua