cuento

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Estaba comprando un café a máquina, uno de vainilla solo, cuando me llamaron. -Necesitamos que realice un documento de introducción a la obra de Roberto bolaño para nosotros- me dijeron. Cualquier persona sensata evidentemente habría colgado, y no solo habría colgado, sino que le habría contado lo sucedido a un amigo y luego se habría olvidado del asunto. Bueno, pues yo también soy cualquier persona, así que en contra de las expectativas del lector, colgué, le conté lo sucedido a un amigo y luego me olvidé del asunto. Esa misma noche me largué a un pub. Pensé un rato en el cuadro de la pared, en el espejo roto del cuadro, bebí cerveza, en consecuencia fui al baño, me miré al espejo, me saludé, me dediqué una sonrisa, algo de alcohol tenía en el cuerpo, salí del baño, pedí ron, me cogieron del hombro, cantamos rancheras, me volví a sentar, pedí otra ron, pensé en follar, revisé mi billetera, no tenía suficiente dinero, volví a mirar el cuadro, era un cuadro bastante peculiar, no sé nada de pintura, pero hasta a mi no se me escapaba de que el cuadro algo tenía, lo miré detenidamente, me quedé dormido. Sonó el celular, desperté en mi casa, eran las cuatro y media de la madrugada, contesté, era una mujer, su voz era agradable, “tenemos secuestrada a su madre” me dijo, su voz seguía siendo agradable, “si no cumple con el encargo que le hicimos, no podremos garantizarle su seguridad, no llame a la policía” concluyó. Me quedé pasmado, miré la punta de mis pies en la oscuridad, claramente me tenían vigilado, pasó una hora, devolví el llamado. "Quiero hablar con mi madre", me respondió la misma voz agradable. Hablé 7 segundos con ella, lo suficiente para saber que se encontraba bien y para no tener el más mínimo indicio de dónde podría estar. Quise vomitar, me contuve, esperé el amanecer sentado a un borde de la cama. Los minutos pasaron, adopté la mueca de un zombi, me eché para atrás, vi mi computadora, pensé en teclear el susodicho nombre, el susodicho y enigmático nombre, para observar con los ojos hundidos como google me iba facilitando sitios por recorrer. Finalmente me decidí, revisé wikipedia, lo primero que noté fue su segundo apellido, Ávalos, en el colegio tuve un compañero de apellido Ávalos, era un brabucón, tenía la hegemonía del poder y manejaba la mafia y el tráfico de láminas autoadhesivas, más de alguna vez me impactó uno de sus elásticos en pleno rostro. Seguí leyendo, era un compatriota, era un compatriota escritor

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Estaba comprando un café a máquina, uno de vainilla solo, cuando me llamaron. -Necesitamos que realice un documento de introducción a la obra de Roberto bolaño para nosotros- me dijeron. Cualquier persona sensata evidentemente habría colgado, y no solo habría colgado, sino que le habría contado lo sucedido a un amigo y luego se habría olvidado del asunto. Bueno, pues yo también soy cualquier persona, así que en contra de las expectativas del lector, colgué, le conté lo sucedido a un amigo y luego me olvidé del asunto. Esa misma noche me largué a un pub. Pensé un rato en el cuadro de la pared, en el espejo roto del cuadro, bebí cerveza, en consecuencia fui al baño, me miré al espejo, me saludé, me dediqué una sonrisa, algo de alcohol tenía en el cuerpo, salí del baño, pedí ron, me cogieron del hombro, cantamos rancheras, me volví a sentar, pedí otra ron, pensé en follar, revisé mi billetera, no tenía suficiente dinero, volví a mirar el cuadro, era un cuadro bastante peculiar, no sé nada de pintura, pero hasta a mi no se me escapaba de que el cuadro algo tenía, lo miré detenidamente, me quedé dormido. Sonó el celular, desperté en mi casa, eran las cuatro y media de la madrugada, contesté, era una mujer, su voz era agradable, “tenemos secuestrada a su madre” me dijo, su voz seguía siendo agradable, “si no cumple con el encargo que le hicimos, no podremos garantizarle su seguridad, no llame a la policía” concluyó. Me quedé pasmado, miré la punta de mis pies en la oscuridad, claramente me tenían vigilado, pasó una hora, devolví el llamado. "Quiero hablar con mi madre", me respondió la misma voz agradable. Hablé 7 segundos con ella, lo suficiente para saber que se encontraba bien y para no tener el más mínimo indicio de dónde podría estar. Quise vomitar, me contuve, esperé el amanecer sentado a un borde de la cama. Los minutos pasaron, adopté la mueca de un zombi, me eché para atrás, vi mi computadora, pensé en teclear el susodicho nombre, el susodicho y enigmático nombre, para observar con los ojos hundidos como google me iba facilitando sitios por recorrer. Finalmente me decidí, revisé wikipedia, lo primero que noté fue su segundo apellido, Ávalos, en el colegio tuve un compañero de apellido Ávalos, era un brabucón, tenía la hegemonía del poder y manejaba la mafia y el tráfico de láminas autoadhesivas, más de alguna vez me impactó uno de sus elásticos en pleno rostro. Seguí leyendo, era un compatriota, era un compatriota escritor chileno, era un compatriota escritor chileno que nada tenía que ver con el chapulín colorado, era un compatriota escritor chileno que nada tenía que ver con el chapulín colorado y que ya estaba muerto. En síntesis, la biografía no decía nada. Me fui a la lista de obras, tenía poesía, novelas, cuentos, ensayos, antologías, etc. me quedé con las novelas. Tenía que empezar por leerme una, la vida de mi madre dependía de ello. Cerré los ojos, meneé el mouse, solo un poco, lo suficiente para que mi mano escogiera una de sus novelas por accidente, y los abrí. La suerte estaba echada, o al menos eso pretendía creer, lo primero que leería sería nocturno de chile. Por un momento pensé en buscar información sobre la novela, pero en lugar de eso preferí mover un poco las cosas del piso para ver si encontraba alguna de las cámaras de vigilancia. Fue inútil, a lo más encontré un poco de vómito debajo de la cama. De todos modos sabía que me tenían vigilado, de lo contrario no se habrían tomado la molestia de secuestrar a mi madre, sabían que no había hecho caso del encargo y por ende más de una cámara tenía que estar repartida por el lugar. Pensé en la voz agradable, realmente era una voz muy sensual, me imagine a la mujer propietaria de esa voz, me la imaginé mirando las cámaras de vigilancia, seguramente estaría vigilando, seguramente tendría una cámara de vigilancia en el baño, si yo pudiera poner cámaras de vigilancia con el pretexto de asegurarme de que alguien más haga su trabajo, no obviaría el baño, aprovecharía la oportunidad sin ninguna duda y es de suponer que ellos, y más exactamente ella no

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desperdició la oportunidad tampoco. Siempre es bueno observar como uno se comporta en el baño, y sobre todo observar sus partes. Así que con la voz sensual de la mujer en mente, y confiando en que definitivamente estaría mirando, aproveché de darme un baño con el fin de exhibir todo aquello de lo que me sentía orgulloso, más de algún remesón tendría que provocarle. Salí del baño, puse unos videos en youtube, principalmente entrevistas al tipo y a sus familiares, las escuché mientras me vestía, ya eran cerca de las nueve. Salí del departamento a las 9 con 15, tomé un colectivo a las 9 con 22, pagué el colectivo a las 9 con 23, recibí el vuelto a las 9 con 24, de las 9 con 24 a las 9 con 27 respiré en silencio, a las 9 con 27 se subió otro pasajero, de las 9 con 28 a las 9 con 33 conversaron (el chofer y el pasajero) sobre la situación de la educación nacional, sobre el paro indefinido, sobre las marchas que estaban sacando millones de personas a las calles, sobre la estructura del modelo neoliberal y cómo este afectaba a la estructura del modelo educativo, bastante cultos resultaron ambos, a las 9 con 34 me preguntaron mi opinión, a las 9 con 35 ya estaban enojados conmigo. A las 9 con 36 entreví la intención de pedirme que me bajara, a las 9 con 37 se subió otro pasajero, a las 9 con 39 ya estaban hablando de otra cosa, a las 9 con 40 me bajé del colectivo.