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Cuento de Navidad Por Charles Dickens

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Page 1: Cuento e d N avidad Por Charles Dickens...Cuento e avidad Por Charles Dickens Capítulo 1: El espectro de Marley Empecemos por decir que Marley había muerto. De ello no cabía la

Cuento de Navidad

Por

Charles Dickens

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Capítulo1:ElespectrodeMarley

EmpecemospordecirqueMarleyhabíamuerto.Deellonocabíalamenorduda. Firmaron la partida de su enterramiento el clérigo, el sacristán, elcomisariodeentierrosyelpresidentedelduelo.TambiénlafirmóScrooge.Yel nombre de Scrooge era prestigioso en la Bolsa, cualquiera que fuese elpapelenquepusierasufirma.

ElviejoMarleyestabatanmuertocomoelclavodeunapuerta.

¡Bueno!Estonoquieredecirqueyosepaporexperienciapropialoquehayparticularmentemuerto en el clavo de una puerta; pero puedo inclinarme aconsiderarunclavodeféretrocomolapiezadeferreteríamásmuertaquehayenelcomercio.Mas lasabiduríadenuestrosantepasados resplandeceen lossímiles,ymismanosprofanasnodebenperturbarla,odesapareceríaelpaís.Mepermitirépues,repetirenfáticamentequeMarleyestabatanmuertocomoelclavodeunapuerta.

¿Sabía Scrooge que aquél había muerto? Indudablemente. ¿Cómo podíaserdeotromodo?Scroogeyélfueronconsociosdurantenosécuántosaños.

Scroogefuesuúnicoalbacea,suúnicoadministrador,suúnicocesionario,suúnicolegatariouniversal,suúnicoamigoyelúnicoquevistiólutoporél.Pero Scrooge no estaba tan terriblemente afligido por el triste suceso quedejaradeserunperfectonegociante,yelmismodíadelentierrolosolemnizóconunbuennegocio.

LamencióndelentierrodeMarleymehaceretrocederalpuntodepartida.

Es indudable que Marley había muerto. Esto debe ser perfectamentecomprendido, si no, nada admirable se puede ver en la historia que voy areferir.

Si no estuviéramos plenamente convencidos de que el padre de Hamletmurió antes de empezar la representación teatral, no habría, en su paseodurantelanoche,enmediodelvendaval,porlasmurallasdesuciudad,nadamásnotable que lo quehabría en ver a otro cualquier caballero demedianaedadtemerariamentelanzado,despuésdeobscurecer,enunrecintoexpuestoalosvientos—elcementeriodeSanPablo,porejemplo—,sencillamenteparadeslumbrareldébilespíritudesuhijo.

ScroogenoborróelnombredelviejoMarley.Permaneciódurantemuchosañosestainscripciónsobrelapuertadelalmacén:"ScroogeyMarley".Lacasade comercio se conocía bajo la razón social "Scrooge y Marley". Algunasveces los clientes modernos llamaban a Scrooge Scrooge y otras veces

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Marley:peroélatendíaporambosnombres.Todoeralomismoparaél.

¡Oh! Pero Scrooge era atrozmente tacaño, avaro, cruel, desalmado,miserable, codicioso, incorregible, duro y esquinado como el pedernal, perodelcualningúneslabónhabíaarrancadonuncaunachispagenerosa;secretoyretraídoysolitariocomounaostra.El fríodesu interior lehelaba lasviejasfacciones,leamoratabalanarizafilada,learrugabalasmejillas,leentorpecíalamarcha, leenrojecía losojos, leponíaazules losdelgados labios;hablabaastutamenteyconvozáspera.Fríaescarchacubríasucabezaysuscejasysubarbadealambre.Siemprellevabaconsigosutemperaturabajocero;helabasudespachoenlosdíascanicularesynolotemplabaniungradoenNavidad.

ElcaloryelfríoexterioresejercíanpocainfluenciasobreScrooge.Ningúncalor podía templarle, ninguna temperatura invernal podía enfriarle.Ningúnvientoeramásásperoqueél,ningunanievemásinsistenteensuspropósitos,ninguna lluvia más impía. El temporal no sabía cómo atacarle. La másmortificantelluvia,ylanieve,yelgranizo,yelaguadenieve,podíanjactarsede aventajarle en una sola cosa: en que con frecuencia "bajaban"gallardamente,yScrooge,nunca.

Jamás le detuvo nadie en la calle para decirle alegremente: "QueridoScrooge, ¿cómo estáis? ¿Cuándo iréis a verme?" Ningún mendigo le pedíalimosna,ningúnniñolepreguntabaquéhoraera,ningúnhombrenimujer lepreguntaronentodasuvidapordóndeseibaatalocualsitio.Aunlosperrosdelosciegosparecíanconocerle,ycuandoleveíanacercarsearrastrabanasusamoshacia losportalesohacia las callejuelas,y entoncesmeneaban la colacomodiciendo:"Esmejorserciegoquetenermalojo".

¡PeroquéleimportabaaScrooge!Eraloquedeseaba:seguirsucaminoalo largo de los concurridos senderos de la vida, avisando a toda humanasimpatíaparaconservarladistancia.

Una vez, en uno de losmejores días del año, la víspera deNavidad, elviejo Scrooge se hallaba trabajando en su despacho. Hacía un tiempo frío,crudísimo y nebuloso, y podía oír a la gente que pasaba jadeando arriba yabajo,golpeándoseelpechocon lasmanosypateando sobre laspiedrasdelpavimentoparaentrarencalor.Losrelojespúblicosacababandedarlastres:perolaobscuridaderacasicompleta—habíasidoobscurotodoeldía—,yporlas ventanas de las casas vecinas se veían brillar las luces como manchasrubiasenelairemorenodelatarde.Labrumasefiltrabaatravésdetodaslashendeduras y de los ojos de las cerraduras, y era tan densa por fuera que,aunquelacallejaeradelasmásestrechas,lascasasdeenfrenteseveíancomomerosfantasmas.

Alver lasórdidanubeextenderse,oscureciéndolotodo,unopodríahaberpensadoquelaNaturalezaseestuvieraechandoencimayestuvieratramando

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algoagranescala.

Scrooge tenía abierta la puerta del despacho para poder vigilar a sudependiente, que en una celda lóbrega y apartada, una especie de cisterna,estaba copiando cartas. Scrooge tenía poquísima lumbre, pero la deldependiente era mucho más escasa: parecía una sola ascua; mas no podíaaumentarla,porqueScroogeguardabalacajadelcarbónensucuarto,ysieldependiente hubiera aparecido trayendo carbón en la pala, sin duda que suamohabríaconsideradonecesariodespedirle.Así,eldependienteseembozóenlablancabufandaytratódecalentarseenlallamadelabujía:pero,comonoerahombredegranimaginación:fracasóenelintento.

—¡FelicesPascuas,tío!¡Diososguarde!—gritóunavozalegre.

EralavozdelsobrinodeScrooge,quecayósobreélcontalprecipitación,quefueelprimeravisoquetuvodesuaproximación.

—¡Bah!—dijoScrooge—.¡Paparruchas!

EstesobrinodeScroogesehallaba tanarrebatadoacausade lacarreraatravés de la bruma y de la helada, que estaba todo encendido: tenía la caracomounacereza,susojoschispeabanyhumeabasualiento.

—Pero,tío:¿unapaparruchalaNavidad?—dijoelsobrinodeScrooge—.Seguramentenohabéisqueridodecireso.

—Sí—contestóScrooge—.¡FelicesPascuas!¿Quéderechotienestúparaestaralegre?¿Quérazóntienestúparaestaralegre?Eresbastantepobre.

—¡Vamos!—replicóelsobrinoalegremente—.¿Yquéderechotenéisvosparaestartriste?¿Quérazóntenéisparaestarcabizbajo?Soisbastanterico.

No disponiendo Scrooge demejor respuesta en aquel momento, dijo denuevo:"¡Bah!"Yacontinuación:"¡Paparruchas!"

—Noestéisenfadado,tío—dijoelsobrino.

—¿Cómo no voy a estarlo—replicó el tío— viviendo en unmundo delocos comoéste? ¡FelicesPascuas! ¿BuenasPascuas te déDios! ¿Qué es laPascuadeNavidad sino la épocaenquehayquepagar cuentasno teniendodinero;enquetevesunañomásviejoyniunahoramásrico:laépocaenque,hechoelbalancedeloslibros,vesquelosartículosmencionadosenellosnotehandejadolamenorgananciadespuésdeunadocenademesesdesaparecidos?Siestuvieraenmimano—dijoScroogeconindignación—,atodoslosidiotasque van con el ¡Felices Pascuas! en los labios los cocería en su propiasubstanciay losenterraríaconunavaradeaceboatravesándolesel corazón.¡Esoes!

—¡Tío!—suplicóelsobrino.

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—¡Sobrino!—repusoeltíosecamente—.CelebralaNavidadatumodoydéjameamícelebrarlaalmío.

—¡CelebrarlaNavidad!—repitióelsobrinodeScrooge—.Perovosnolacelebráis.

—Déjamequenolacelebre—dijoScrooge—¡Muchobienpuedehacerteati!¡Muchobientehahechosiempre!

—Haymuchas cosas que podían haberme hechomuy bien y que no heaprovechado,meatrevoadecir—replicóelsobrino—,entreellaslaNavidad.

Mas estoy segurodeque siempre, al llegar esta época, hepensado en laNavidad,apartelaveneracióndebidaasunombresagradoyasuorigen,comoenunaagradableépocadecariño,deperdónydecaridad;elúnicodía,enellargoalmanaquedelaño,enquehombresymujeresparecenestardeacuerdopara abrir sus corazones libremente y para considerar a sus inferiores comoverdaderoscompañerosdeviajeenel caminode la tumbaynootra razadecriaturascondestinodiferente.

Así,pues, tío,aunque tal fiestanuncahapuestounamonedadeoroodeplataenmibolsillo,creoquemehahechobienyquemeharábien,ydigo:¡Benditasea!

El dependiente, en su mazmorra, aplaudió involuntariamente: pero,notandoenelactoquehabíacometidounainconveniencia,quisoremoverelfuegoyapagóelúltimodébilresiduoparasiempre.

—Que oiga yo otra de esasmanifestaciones—dijo Scrooge—y os harécelebrarlaNavidadechándoosalacalle.Eresdeverdadunelocuenteorador— añadió, volviéndose hacía su sobrino—. Me admira que no estés en elParlamento.

—Noosenfadéis,tío.¡Vamos,venidacomerconnosotrosmañana!

Scroogedijoqueleagradaríaverle...Sí, lodijo.Perocompletólaidea,ydijoqueantesleagradaríaverle...enelinfierno.

—Pero,¿porqué?—gritóelsobrino—.¿Porqué?

—¿Porquétecasaste?—dijoScrooge.

—Porquemeenamoré.

—¡Porqueteenamoraste!—gruñóScrooge,comosiaquellofueselasolacosadelmundomásridículaqueunaalegreNavidad—.¡Buenastardes!

—Pero, tío, si nunca fuisteis a verme antes, ¿por qué hacer de esto unarazónparanoirahora?

—Buenastardes—dijoScrooge.

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—No necesito nada vuestro: no os pido nada; ¿por qué no podemos seramigos?

—Buenastardes—dijoScrooge.

—Lamentode todocorazónencontraros tanresuelto.Nuncahahabidoelmáspequeñodisgustoentrenosotros.PeroheinsistidoenlacelebracióndelaNavidady llevarémi buenhumor deNavidadhasta lo último.Así, ¡FelicesPascuas,tío!

—Buenastardes—dijoScrooge.

—¡YfelizAñoNuevo!

—Buenastardes—dijoScrooge.

Susobrinosaliódelahabitación,noobstante,sinpronunciarunapalabrade disgusto. Se detuvo en la puerta exterior para desearle felicesPascuas aldependiente, que, aunque tenía frío, era más ardiente que Scrooge, pues lecorrespondiócordialmente.

—Esteesotroquetal—murmuróScrooge,queleoyó—;undependienteconquincechelinesalasemana,conmujeryconhijoshablandodelaalegreNavidad.Esparallevarleaunacasadelocos.

Aquelmaniático,aldespediralsobrinodeScrooge, introdujoaotrosdosvisitantes. Eran dos caballeros corpulentos, simpáticos, y estaban en pie,descubiertos,eneldespachodeScrooge.

Teníanenlamanolibrosypapelesyseinclinaronanteél.

—Scrooge yMarley, supongo—dijo uno de los caballeros, consultandounalista—:¿TengoelhonordehablaralseñorScroogeoalseñorMarley?

—El señor Marley murió hace siete años —respondió Scrooge—. Estamismanochehacesieteañosquemurió.

—No dudamos que su liberalidad estará representada en su sociosuperviviente—dijoelcaballero,presentandosuscartascredenciales.

Eraverdad,puesamboshabíansidotalparacual.Aloírlahorriblepalabra"liberalidad",Scroogefruncióelceño,meneólacabezaydevolvióalvisitantelascartascredenciales.

—Enestaalegreépocadelaño,señorScroogedijoelcaballero, tomandounapluma—,esmásnecesarioquenuncaquehagamosalgoenfavordelospobres y de los desamparados, que en estos días sufren de modo atroz.Muchosmilesdeelloscarecendeloindispensable;cientosdemilesnecesitanalivio,señor.

—¿Nohaycárceles?—preguntóScrooge.

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—Muchísimascárceles—dijoelcaballero,dejandolapluma.

—¿Ycasadecorrección?—interrogóScrooge.¿Funcionantodavía?

—Funcionan, sí, todavía—contestó el caballero—.Quisiera poder decirquenofuncionan.

—¿ElTreadmillylaLeydePobrezaestán,pues,entodosuvigor?—dijoScrooge.

—Ambosfuncionancontinuamente,señor.

—¡Oh!, tenía miedo, por lo que decíais al principio, de que hubieraocurrido algo que interrumpiese sus útiles servicios —dijo Scrooge—. Mealegramuchosaberlo.

—Persuadido de que tales instituciones apenas pueden proporcionarcristianaalegríaalamenteobienestaralcuerpodelamultitud—continuóelcaballero—, algunos de nosotros nos hemos propuesto reunir fondos paracompraralospobresalgunosalimentosybebidasyunpocodecalefacción.

Hemos escogido esta época porque es, sobre todas, aquella en que laNecesidad se siente conmás intensidad y la Abundancia se regocija. ¿Concuántoqueréiscontribuir?

—¡Connada!—replicóScrooge.

—¿Queréisguardarelanónimo?

—Quiero que me dejéis en paz —dijo Scrooge—. Puesto que mepreguntáis lo que quiero, señores, ésa es mi respuesta. Yo no celebro laNavidad,ynopuedocontribuiraquesediviertanlosvagos;ayudoasostenerlosestablecimientosdequeoshehablado...yquecuestanbastante;yquienesesténmalenellos,quesevayanaotraparte.

—Muchosnopueden,yotrosmuchospreferiránmorir.

—Siprefierenmorir—dijoScrooge—,eslomejorquepuedenhaceryasídisminuiráelexcesodepoblación.Además,yustedesperdonen,noentiendodeeso.

—Pues...debieraisentender—hizoobservarelcaballero.

—No es de mi incumbencia —replicó Scrooge—. Un hombre tienebastante conpreocuparsede sus asuntos y nodebemezclarse en los ajenos.Losmíosmeabsorbenporcompleto.¡Buenastardes,señores!

Comprendiendo claramente que sería inútil insistir, los dos caballeros semarcharon. Scrooge reanudó su tarea conmayor estimación de sí mismo ymásanimadodeloqueteníaporcostumbre.

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Entretanto,labrumaylaobscuridadsehicierontandensas,quelasgentesmarchabanalumbrándoseconantorchas,ofreciéndoseamarchardelantedeloscaballos de los coches para mostrarles el camino. La antigua torre de unaiglesia, cuya vieja y estridente campana parecía estar siempre atisbando aScroogeporunaventanagóticadelmuro,sehizo invisible,ydaba lashorasenvueltaenlasnubes,resonandodespuéscontrémulasvibraciones,comosilecastañeteasenlosdientesaaquellaelevadísimacabeza.Elfríosehizointenso.En la calleMayor, en la esquina de la calleja, algunos obreros se hallabanreparandolosmecherosdegasyhabíanencendidounagranhoguera,alacualrodeaba un grupo de mendigos y chicuelos, calentándose las manos yguiñando los ojos con delicia ante las llamas. Taponados los sumideros, elaguasobrantesecongelabaconrapidezyseconvertíaenhielo.Elresplandordelastiendas,dondelasramasdeacebocargadasdefrutasbrillabanconlaluzde las ventanas, ponía tonos dorados en las caras de los transeúntes. Laspollerías y los comercios de comestibles estaban deslumbrantes: era unglorioso espectáculo, ante et cual era casi increíble que los prosaicosprincipiosdeajusteyventatuvieranalgoquehacer.Elalcaldedelaciudad,enla fortaleza de la poderosa Mansion-House, daba órdenes a sus cincuentacocineros y reposteros para celebrar la Navidad de unamanera digna de lacasa de un alcalde, y hasta el sastrecillo, que había sidomultado con cincochelines el lunes anterior por estar borracho y sentirse escandaloso en lascalles,preparabaensuguardilla laconfeccióndelpuddingdeldíasiguiente,mientrassuflacaesposaibaconelneneacomprarlacarneindispensable.

Másnieblaaúnymásfrío.Fríoagudo,penetrante,mordiente.SíelbuenSan Dunstan hubiera sólo rasguñado la nariz del espíritu maligno con untiempo como aquél, en vez de usar sus armas habituales, en verdad que eldiablohabríarugido.

El propietario de una naricilla juvenil, roída y mordisqueada por elhambriento frío, como los huesos roídos por los perros, se detuvo ante lapuertadeScroogeparaobsequiarleporelojodelacerraduraconunacancióndeNavidad;peronohabíahechomásqueempezar:

"Diososbendiga,alegrecaballero;quenadapuedanuncadisgustaros..."

Scrooge cogió la regla con tal decisión, que el cantor corrió lleno demiedo,abandonandoelojodelacerraduraalabrumayalapenetrantehelada.

Porfinllególahoradecerrareldespacho.DemalaganasealzóScroogedesuasientoy tácitamenteaprobólaactituddeldependienteensucuchitril,quieninmediatamenteapagósuluzysepusoelsombrero.

—Supongoquenecesitaréistodoeldíademañana—dijoScrooge.

—Sinohayinconveniente,señor.

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—Puessíhayinconveniente—dijoScrooge—ynoesjusto.Siporelloosdescontaramediacorona,pensaríaisqueosperjudicaba.¿Peroestoyobligadoapagarla?

Eldependientesonriólánguidamente.

—Sinembargo—dijoScrooge—,nopensáisquemeperjudicopagandoelsueldodeundíapornotrabajar.

Eldependientehizonotarqueesoocurríaunasolavezalaño.

—¡Una pobre excusa para morder en el bolsillo de uno todos los díasveinticinco de diciembre! —dijo Scrooge, abrochándose el gabán hasta labarba—. Pero supongo que es que necesitáis todo el día. Venid lo mástempranoposiblepasadomañana.

El dependiente prometió hacerlo, y Scrooge salió gruñendo. Se cerró eldespacho en un instante, y el dependiente, con los largos extremos de su,bufandablancacolgandohastamásabajodelacintura(puesnopresumíadeabrigo),bajóveintevecesun resbaladeroenCornhill, al finaldeunacallejallena de muchachos, para celebrar la Nochebuena, y luego salió corriendohaciasucasadeCamden-Town,parajugaralagallinaciega.

Scrooge cenó melancólicamente en su melancólica taberna habitual; ydespuésdeleertodoslosperiódicos,seentretuvoetrestodelanocheconloslibros comerciales, y se fue a acostar. Ocupaba las habitaciones que habíanpertenecido anteriormente a su difunto socio. Eran una serie de cuartoslóbregosenunsombríoedificioalfinaldeunacalleja,yenelcualhabíatanpocomovimiento,quenosepodíamenosdeimaginarquehabía llegadoallícorriendo, cuando era una casa de pocos años,mientras jugaba al esconditecon lasotras casas, yhabíaolvidadoel caminopara salir.Era ésta entoncesbastante vieja y bastante lúgubre; sólo Scrooge vivía en ella, pues los otroscuartos estaban alquilados para oficinas. La calleja era tan obscura, que elmismoScrooge,quelaconocíapiedraporpiedra,seveíaobligadoacruzarlaatientas.

Lanieblaylaheladaseagolpabandetalmodoantelanegraentradadelacasa,queparecíacomosielGeniodelInviernosehallaseentristemeditaciónsentadoenelumbral.

Hay que advertir que no había absolutamente nada de particular en elllamador de la puerta, salvo que era de gran tamaño: hay que hacer notartambién que Scrooge lo había visto, de día y de noche, durante toda suresidenciaenaquellugar,ytambiénqueScroogeposeíatanpocacantidaddeloquesellamafantasíacomootrocualquierhombredelaciudaddeLondres,aunincluyendo—lafraseesalgoatrevida—lasCorporaciones,losmiembrosdelConcejomunicipalylosdelosGremios.Téngasetambiénencuentaque

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ScroogenohabíadedicadounsolopensamientoaMarleydesdequeaquellatardehizomenciónde lossieteaños transcurridasdesdesumuerte.Yahora,queme explique alguien, si puede, cómo sucedió que Scrooge, al meter lallave en la cerradura, vio en el llamador —sin mediar ninguna mágicainfluencia—,nounllamador,sinolacaradeMarley.

La cara de Marley. No era una sombra impenetrable, como los demásobjetos de la calleja, pues la rodeaba un medroso fulgor, semejante al quepresentaría una langosta en mal estado puesta en un sótano obscuro. Noaparecía colérico ni feroz, sino que miraba a Scrooge como Marleyacostumbraba:conespectralesanteojoslevantadoshacíalafrenteespectral.

Se agitaban curiosamente sus cabellos, como ante un soplo de aireardoroso, y sus ojos, aunque se hallaban abiertos por completo, estabanabsolutamenteinmóviles.Todoeso,ysupalidez,lehacíanhorrible:peroestehorrorparecíaajenoalacara,fueradesudominio,másbienqueunapartedesupropiaexpresión.

CuandoScroogesepusoaconsideraratentamenteaquel fenómeno,yaelllamadoreraotravezunllamador.

Decirquenosesintióinquietooquesusangrenoexperimentóunaterriblesensación,desconocidadesdelainfancia,seríamentir.Perollevólamanoalallavequehabía abandonado, lahizogirar resueltamente, penetróy encendióunabujía.

Se detuvo con vacilaciónmomentánea, antes de cerrar la puerta, ymiródetrás de ella con desconfianza, aguardando casi aterrorizarse a la vista delcabello deMarley pegado en la parte exterior: pero no había nada sobre lapuerta, excepto los tornillosy tuercasque sujetabanel llamador,por lo cualexclamó:"¡Bah,bah!",ylacerródegolpe.

Resonó el portazo en toda la casa como un trueno. Encima todas lashabitaciones, y debajo todas las cubas en el sótano del vinatero, parecieronposeer estrépito de ecos independientes de la puerta deScrooge, queno erahombre a quien espantasen los ecos. Sujetó la puerta, cruzó el zaguán yempezó a subir la escalera lentamente, sin embargo, alumbrando un lado yotroconformesubía.

Podéishablarvagamentede lasviejasescalerasdeantaño,por lascualeshubierapodidosubirfácilmenteuncochedeseiscaballosoelcortejodeunasesiónparlamentaria.PeroyoosdigoquelaescaleradeScroogeeracosamuydiferente: habría de subir por ella un coche fúnebre, y lo haría con todafacilidad.

Había allí suficiente amplitud para ello y aun sobraba espacio; tal es,quizás, la razón por la cual pensó Scrooge ver una comitiva fúnebre en

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movimientodelantedeélenlaobscuridad.Mediadocenadefarolesdegasdelas calles no habrían iluminado bastante bien el vestíbulo; supondréis, pues,queestabauntantoobscuroconlamaneradealumbrardeScrooge,quesiguiósubiendo sin preocuparse por ello. La obscuridad es barata y por eso leagradaba a Scrooge. Pero antes de cerrar la pesada puerta, registró lashabitacionesparaversi todoestabaenorden;precisamentedeseabahacerlo,porquepersistíaenélelrecuerdodeaquellacara.

La salita, el dormitorio, el cuarto de trastos, todo estaba normal. Nadiedebajode lamesa,nadiedebajodelsofá;unpocode lumbreen la rejilla; lacucharayla jofaina, listas;y lacacerolita,conuncocimiento(Scroogeteníaunresfriadodecabeza) juntoalhogar.Nadiedebajode lacama;nadieenelgabinete; nadie dentro de la bata, que colgaba de la pared en actitudsospechosa.

Elcuartodelostrastos,comosiempre.Elviejoguardafuegos,loszapatosviejos,doscestasparapescado,ellavabodetrespatasyunatizador.

Enteramente satisfecho, cerró la puerta y echó la llave, dándole dosvueltas, locualnoerasucostumbre.Aseguradoasí,contra todasorpresa,sequitólacorbata,sepusolabata,laszapatillasyelgorrodedormir,ysesentódelantedelfuegoparatomarsucocimiento.

Eraenverdadunfuegoinsignificante:nadaparanoche tancruda.Sevioobligado a arrimarse a él todo lo posible, cubriéndolo, para poder extraer lamáspequeña sensaciónde calorde tal puñadode combustible.El hogar eraviejo, construido por algún comerciante holandés mucho tiempo antes, ypavimentadoconextrañosladrillosholandeses,querepresentabanescenasdelasEscrituras.

Había Caínes y Abeles, hijas de Faraón, reinas de Sabá, mensajerosangélicosdescendiendoatravésdelairesobrenubesqueparecíandeplumón,Abrahanes, Baltasares, apóstoles navegando en mantequilleras, cientos defiguras para atraer la atención; no obstante, aquella cara deMarley,muertosieteañosantes;llegabacomolavaradelantiguoProfetayhacíadesaparecertodo.Sicadaunodelospulidosladrilloshubieraestadoenblanco,convirtudpara presentar sobre su superficie alguna figura proveniente de losfragmentados pensamientos de Scrooge, habría aparecido una copia de lacabezadelviejoMarleysobretodosellos.

—¡Paparruchas!—dijoScrooge,yempezóapasearporlahabitación.

Despuésdealgunospaseos,volvióasentarse.Alrecostarseenlasilla,sumiradafueatropezarconunacampanilla,unacampanillaquenoseutilizaba,colgadaenlahabitaciónyquecomunicaba,paraalgúnservicioolvidado,conuncuartodelpisomásaltodeledificio.Congranadmiración,yconextrañoe

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inexplicable temor, vio que la campanilla empezaba a oscilar. Oscilaba tansuavemente al principio, que apenas producía sonido; pero pronto sonóestrepitosamenteylomismohicierontodaslascampanillasdelacasa.

Ellopodríadurarmediominuto,unminuto,masaScroogeleparecióunahora.Lascampanillasdejarondesonarcomohabíanempezado:todasalavez.

A aquel estrépito siguió un ruido rechinante, que venía de la parte másprofunda,comosialguienarrastraseunapesadacadenasobrelos tonelesdelsótano del vinatero. Entonces recordó Scrooge haber oído que los espectrosqueseaparecíanenlascasassepresentabanarrastrandocadenas.

La puerta del sótano se abrió con estrépito y luego se oyó el ruido conmuchamayorclaridadenelpisodeabajo:despuéselviejooyóqueelruidosubíaporlaescalera:después,quesedirigíaderechamentehaciasupuerta.

—¡Paparruchas,nadamás!—dijoScrooge—.Noquieropensarenello.

Sinembargo,cambiódeopinióncuando,sindetenerse,elEspectropasóatravésdelapesadapuertayentróenlahabitaciónantesusojos.Cuandoentró,lamoribundallamadiounsalto,comosigritara:"¡Leconozco!¡EselespectrodeMarley!",yvolvióacaer.

Lamismacara,exactamentelamisma.Marley,consuscabelloserizados,su chaleco habitual, sus estrechos calzones y sus botas, y con su casacaribeteada.Lacadenaquearrastrabalallevabaalrededordelacintura;eralargayestabasujetaaélcomounacola,ysecomponía(puesScrooge laobservómuy de cerca) de cajas de caudales, llaves, candados, libros comerciales,documentosyfuertesbolsillosdeacero.Sucuerpoeratransparente,demodoqueScrooge,observándoleymirandoatravésdesuchaleco,pudoverlosdosbotonesdelaparteposteriordelacasaca.

ScroogehabíaoídodecirmuchasvecesqueMarleynoteníaentrañas;peronuncalohabíacreídohastaentonces.

No,niaunentonceslocreía.AunquemirabaalFantasmadeparteaparteyle veía en píe delante de él: aunque sentía la escalofriante influencia de susojos fríos como la muerte, y comprobaba aún el tejido del pañuelo que lerodeabalacabezaylabarba,yelcualnohabíaobservadoantes,sentíaseaúnincréduloyluchabacontrasussentidos.

—¡Cómo!—dijoScrooge,cáusticoyfríocomosiempre—.¿Quéqueréisdemí?

—¡Mucho!—contestólavozdeMarley,puestalera,sinduda.

—¿Quiénsois?

—Preguntadmequiénfui.

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—¿Quiénfuisteispues?—dijoScrooge,alzandolavoz.

—Envidafuivuestrosocio,JacobMarley.

—¿Podéis...podéissentaros?—preguntóScrooge,mirándoleperplejo.

—Puedo.

—Sentaos,pues.

Scroogehizoesapreguntaporquenosabíasíunespectrotantransparentesehallaríaencondicionesdetomarunasilla,ypensóque,enelcasodequelefuera imposible, habría necesidad .de una explicación embarazosa. Pero elEspectrotomóasientoenfrentedelhogar,comosiestuvierahabituadoaello.

—¿Nocreéisenmí?—preguntóelEspectro.

—No—contestóScrooge.

—¿Quéevidenciadeseáisdemiexistenciareal,ademásdeladevuestrossentidos?

—Nolosé.

—¿Porquédudáisdevuestrossentidos?

—Porque lomás insignificante—dijo Scrooge— les hace impresión. Elmás ligero trastorno del estómago les hace fingir. Tal vez sois un trozo decarnequenohedigerido,unpocodemostaza,unamigadequeso,unpedazodepatata poco cocida.Haymásdeguisoquede tumba envos, quienquieraqueseáis.

Scrooge no tenía mucha costumbre de hacer chistes, y, según entoncessentíase el corazón, sus bromas teníanque ser chocarreras.Lo cierto es queprocuraba mostrar agudeza como medio de distraer su propia atención yahuyentarsuterror,pueslavozdelEspectroletrastornabahastalaméduladeloshuesos.

Permanecer sentado, con la vista clavada en aquellos ojos vidriosos, ensilencio, durante unos instantes, sería estar, según pensaba Scrooge, con elmismoDemonio.Habíaalgomuyespantoso,además,enlaatmósferainfernal,propiadeél,querodeabaalEspectro.Scroogenopudosentirlaporsímismo,pero no por eso era menos real, pues, aunque el Espectro se hallaba encompleta inmovilidad, sus cabellos, los ribetes de su casaca, se agitabantodavíaimpulsadosporelardientevapordeunhorno.

—¿Veisestemondadientes?—dijoScrooge,volviendoapresuradamentealacarga,porlarazónqueacabamosdeexponer,ydeseando,aunquesólofueraduranteunsegundo,apartardeéllapétreamiradadelaparecido.

—Loveo—replicóelEspectro.

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—¡Sinolomiráis!—dijoScrooge.

—Peroloveo,sinembargo—replicóelEspectro.

—¡Bien!—repusoScrooge—.Noharíayomásquetragármelo,ydurantetodamividameveríaperseguidoporuna legióndeduendescreadospormifantasía.¡Paparruchas,digoyo;paparruchas!

EntonceselEspíritulanzóungritoespantosoysacudiósucadenaconunruido tan terrible, que Scrooge tuvo que apoyarse en la silla para no caerdesmayado. Pero mayor fue su espanto cuando el Fantasma, quitándose lavenda que le ceñía la frente, como si notara demasiado calor bajo techado,dejócaersumandíbulainferiorsobreelpecho.

Scroogecayóderodillasysellevólasmanosalacara.

—¡Perdón!—exclamó—.Terribleaparición,¿porquémeatormentáis?

—Hombreapegadoalmundo—replicóelEspectro—,¿creéisenmí,ono?

—Creo —contestó Scrooge—. Tengo que creer. Pero, ¿por qué losespíritusvuelvenalatierrayporquésedirigenamí?

—Atodosloshombresselesexige—replicóelEspectro—quesuespírituseaparezcaentresusconocidosyqueviajendeunladoaotro;ysiunespíritunohacetalesexcursionesensuvidaterrenal,escondenadoahacerlasdespuésdelamuerte.Essudestinovagarporelmundo—¿oh,miserabledemí?—ynopoderparticipardeloqueve,aunquedeelloparticipanlosdemásyeslafelicidaddeellos.

ElEspectrolanzóotrogritoysacudiólacadena,retorciéndoselasmanosespectrales.

—Estáisencadenado—dijoScroogetemblando—.Decidmeporqué.

—Llevo la cadena que forjé en vida —replicó el Espectro—. La hiceeslabónaeslabón,metroametro;laciñoamicuerpopormilibrevoluntadypormilibrevoluntadlausaré.¿Osparecerara?

Scroogetemblabacadavezmás.

—¿Oqueréissaber—prosiguióelEspectro—elpesoy la longitudde lacadena que soportáis? Era tan larga y tan pesada como ésta hace sieteNochebuenas.Desdeentonceslahabéisaumentado,yesunacadenatremenda.

Scrooge miró al suelo alrededor del Espectro, creyendo encontrarlerodeadoporunascincuentaosesentabrazasdeférreocable;peronadapudover.

—¡Jacob—ledijosuplicante—,viejoJacobMarley,habladmemás!

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¡Habladmeparamiconsuelo,Jacob!

—Notengoningunoquedar...—replicóelEspectro—.Esovienedeotrasregiones,Scrooge,ypormediodeotrosministros,aotraclasedehombresquevos.Nopuedodeciros todo loquedeseo.Unpoquitomásde tiempo semepermite solamente. No puedo reposar, no puedo detenerme, no puedopermanecer en ninguna parte. Mi espíritu nunca fue más allá de nuestrodespacho...,¡aydemí!...Enmividaterrenalnuncamiespírituvagómásalládelosestrechoslímitesdenuestraventanillaparaelcambio;¡yquéfatigosasjornadasmequedanaún!

Scrooge tenía por costumbre: cuando se ponía pensativo, meterse lasmanos en los bolsillos del pantalón. Considerando lo que el Espectro habíadicho,lohizoasí,perosinlevantarlosojosysinalzarsedelsuelo.

—Debéis haber sidomuy calmoso en ese asunto. Jacob—hizo observarScrooge,enactitudcomercial,aunqueconhumildadydeferencia.

—¡Calmoso!—repitióelEspectro.

—Sieteañosmuerto—murmuróScrooge—.¿Yviajandotodoesetiempo?

—Todo—dijo el Espectro—, sin reposo, sin paz. ¡Incesante tortura delremordimiento!

—¿Viajáisvelozmente?—Enlasalasdelviento.

—Yahabréis recorrido un gran número de regiones en siete años—dijoScrooge.

Al oír esto, elEspectro lanzóotrogrito, haciendo rechinar .la cadenademodoespantosoenelsepulcralsilenciodelanoche.

—¡Oh, cautivo, atado y doblemente aherrojado!—gritó el Fantasma—.¡Nosaberquehandepasaralaeternidadsiglosdeincesantelaborhechaporcriaturasinmortalesenlatierra,antesdequeelbiendequeessusceptibleestédesarrollado por completo! ¡No saber que todo espíritu cristiano que obrarectamente en su reducida esfera, sea cual fuere, encontrará su vida mortaldemasiadocortaparacompensarlasbuenasocasionesperdidas!¡Nosaberqueningún arrepentimiento puede evitar lo pasado! ¡Sin embargo, eso hice yo!¡Oh,esohiceyo!

—Pero vos siempre fuisteis un buen hombre de negocios, Jacob —tartamudeóScrooge,queempezabaaaplicarseestoasímismo.

—¡Negocios!—gritóelEspectro,retorciéndoselasmanosdenuevo—.Elgénero humano era mi negocio. El bienestar general era mi negocio: lacaridad, la misericordia, la paciencia y la benevolencia: todo eso era minegocio.¡Mistratoscomercialesnoeransinounagotadeaguaenelocéano

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demisnegocios!

Sostuvolacadenaalolargodelbrazo,comosifueralacausadetodasuinfructuosapesadumbre,ylavolvióaarrojarpesadamentealsuelo.

—Enestaépocadelaño—dijoelEspectro—sufroloindecible.¡Porquéatravesé tantasmultitudescon losojoscerrados,sinelevarlosnuncahacia labenditaestrellaqueguioalosMagosalamoradadelpobre?¿Nohabíapobresaloscualesmeguiarasuluz?

ScroogeestabaespantadodeoíralEspectrohablartancontinuadamenteyempezóatemblarmásdeloquequisiera.

—Oídme—gritóelEspectro—.Mitiempovaaacabarse.

—Bueno—dijoScrooge—.Peronomemortifiquéis. ¡Nohagáis floreos,Jacob,oslosuplico!

—Loquenomeexplicoesquehayapodidoaparecerantevoscomounasombra que podéis ver, cuando he permanecido invisible a vuestro ladodurantedíasydías.

Noeraunaideaagradable.Scroogeseestremecióyseenjugóelsudordelafrente.

—Esonoesloquemenosmeaflige—continuóelEspectro—.Hevenidoesta noche a advertiros que aun podéis tener esperanza de escapar a miinfluenciafatal:unaesperanzaqueyoosproporcionaré.

—Siemprefuisteisunbuenamigomío—dijoScrooge—.Gracias.

—Seosaparecerán—continuóelEspectro—tresEspíritus.

El rostro de Scrooge se alargó casi tanto como lo había hecho el delEspectro.

—¿Es ésa la esperanza de que hablabais, Jacob? —preguntó con voztemblorosa.

—Esa.

—Yo...;yopreferiríanoverlos—dijoScrooge.

—Sin su vista—replicó el Espectro—no podéis evitar la senda que yosigo.

Esperadalprimeromañana,cuandolacampanaanuncielauna.

—¿Nopodría recibir a todos de unavez, para terminar antes?—insinuóScrooge.

—Esperadalsegundolanochesiguientealamismahora.Altercero,ala

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otra noche, cuando cese de vibrar la última campanada de las doce. Pensadquenomevolveréis averycuidad,porvuestrobien,de recordar loquehapasadoentrenosotros.

Dichastalespalabras,elEspectrotomósupañuelodeencimadelamesayselociñóalrededordelacabeza,comoantes.Scroogeloconocióenelagudosonidoquehicieronlosdientesaljuntarselasmandíbulaspormediodeaquelvendaje.Seaventuróalevantarlosojosyencontróasuvisitantesobrenaturalmirándoledefrente,enactituderguida,consucadenaalrededordelbrazo.

La aparición fue apartándose de Scrooge hacia atrás, y a cada paso quedaba,abríaselaventanaunpoco,demodoquecuandoelEspectrollegóaellaestaba de par en par. Hizo señas a Scrooge para que se acercara, y ésteobedeció.

Cuandoestuvieronadospasosunodeotro,elespectrodeMarleylevantóunamano,advirtiendoaScroogequenoseacercaramás.Scroogesedetuvo.

No tanto por obediencia comopor sorpresa y temor, pues, al levantar lamanoelEspectro,advirtióruidosconfusosenelaire,incoherentesgemidosdedesesperación,lamentosindeciblementepesarososygritosdearrepentimiento.

ElEspectro,despuésdeescucharunmomento,seunióalcantofúnebreysalióflotandoenlaheladayobscuranoche.

Scroogesedirigióalaventana,puessemoríadecuriosidad.Miróafuera.

Elaireestaballenodefantasmasquevagabandeaquíparaalláencontinuomovimiento y gemían sin detenerse. Todos llevaban cadenas como la delespectro de Marley: algunos (tal vez gobernantes culpables) estabanencadenadosengrupo;ninguno tenía libertad.Amuchos loshabíaconocidoScroogecuandovivían.Había sido íntimodeunviejoespectro, conchalecoblanco, con una monstruosa caja de hierro sujeta a un tobillo, y que selamentabaagritosalverseimpotenteparasocorreraunainfelizmujerconunacriaturita,alaqueveíabajoélenelquiciodeunapuerta.Elcastigodetodoslosfantasmasera,evidentemente,queprocurabanconafánaliviarlosdoloreshumanosyhabíanperdidoparasiemprelaposibilidaddeconseguirlo.

Sitalesfantasmassedesvanecieronenlaniebla,olanieblalosamortajó,nopodríadecirloScrooge.Peroellosysusvocessobrenaturalesseperdieronjuntos,ylanochevolvióasercomocuandollegóasucasa.

CerróScroogelaventanayexaminólapuertapordondehabíaentradoelEspectro.Estaba cerrada con dos vueltas de llave, como él la cerró con suspropias manos, y los cerrojos sin señal de violencia. Intentó decir"¡Paparruchas!", pero se detuvo a la primera sílaba. Y hallándose muynecesitadodereposo,por laemociónquehabíasufrido,opor lasfatigasdel

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día, o por haber entrevisto el Mundo Invisible, o por la abrumadoraconversación del Espectro, o por lo avanzado de la hora, se tendióresueltamenteenellecho,sindesnudarse,yalinstantesequedódormido.

Capítulo2:Elprimerodelostresespíritus

Cuando Scrooge despertó, había tanta obscuridad que, al mirar desde lacama, apenas podía distinguir la transparente ventana de las opacas paredesdeldormitorio.Hallábasehaciendoesfuerzosparaatravesarlaobscuridadconsusojosdehurón,cuandoelrelojdelaiglesiavecinadiocuatrocampanadasquesignificabanotrostantoscuartos.Entoncesescuchóparasaberlahora.

Congranadmiraciónsuya,lapesadacampanapasódeseiscampanadasasiete, y de siete a ocho y así sucesivamente, hasta doce; y se detuvo. ¡Lasdoce! Eran más de las dos cuando se acostó. El reloj andaba mal. Algúnpedazodehielodebíahaberseintroducidoenlamáquina.¡Lasdoce!

Tocó el resorte de su reloj de repetición para rectificar aquella horaequivocada.Surápidapulsaciónsonódoceveces,ysedetuvo.

—¡Vaya —dijo Scrooge—, no es posible que yo haya dormido un díaenteroyaunpartedeotranoche!Anoserquehayaocurridoalgoalsolyquealasdocedelanocheseanlasdocedeldía.

Comolaideaeraalarmante,searrojódel lechoya tientassedirigióa laventana.Tuvonecesidaddefrotarelvidrioconlamangadelabataparaquitarla escarcha y conseguir ver algo, aunque pudo ver muy poco. Todo lo quepudo distinguir fue que aún había espesísima niebla, que hacía un fríoexagerado y que no se percibía el ruido de la gente yendo y viniendo encontinuaagitación,comosi lanoche,ahuyentandoal lucientedía,sehubieraposesionadodelmundo.Estofueparaélgranalivio,porquesitodoeranoche,¿qué valor tenían las palabras: "A tres días vista esta primera de cambio,pagaréisaMr.EbenezerScroogeoasuorden",etc.,puestoquenohabíadíasquecontar?

Scrooge se acostó de nuevo, y pensó, y pensó, y pensó en ellorepetidamente,ynopudosacarnadaenlimpio.Cuantomáspensaba,sentíasemásperplejo:ycuantomásseesforzabaparanopensar,máspensaba.

ElEspectrodeMarleylemolestabademodoextraordinario.Cuantasvecesintentaba convencerse, después de reflexionar, de que todo era un sueño, suimaginación volvía, como un resorte que se deja de oprimir, a su primeraposición,ylepresentabaelmismoproblemaqueresolver:¿eraunsueñoono?

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PermanecióScroogeenesteestadohastaquelacampanadiotrescuartos;yentoncesrecordó,estremeciéndose,queelEspectrolehabíaanunciadounavisita para cuando la campana diese la una.Determinó estar despierto hastaquepasaralahora:yconsiderandoqueleeramásdifícildormirquealcanzarelcielo,quizáseraéstalamásprudentedeterminaciónquepodíatomar.

Losquinceminutoserantanlargos,quemásdeunavezpensóquesehabíaadormecidosindarsecuentayporellonohabíaoídoelreloj.Porfinresonóensuatentooído.¡Tin,tan!

—Ycuarto—dijoScrooge,contando.¡Tin,tan!

—Ymedia—dijoScrooge.¡Tin,tan!

—Menoscuarto—dijoScrooge.¡Tin,tan!

—¡Lahoraseñalada—dijoScrooge,triunfalmente—ysinnovedad!

Hablóantesdequesonaselacampanadelashoras,locualhizodandounaprofunda,pesada,hueca,melancólica.Laluzinundóeldormitorioalinstanteysedescorrieronlascortinasdellecho.

Fuerondescorridaslascortinasdellecho,osdigo,porunamanoinvisible.

Nolascortinasque teníaa lospiesni lascortinasque teníaa laespalda,sinolasqueteníadelantedelacara.Lascortinasdellechosedescorrieron,yScrooge, sobresaltándose, medio se incorporó y se halló frente a frente delsobrenaturalvisitantealquedabanpaso:tancercadeélcomoyoloestoydevosotros,yyomeencuentroespiritualmentejuntoavuestrocodo.

Eraunafiguraextraña...,comounniño;aunque,másqueunniño,parecíaunanciano,vistoatravésdeunmediosobrenatural,queledabalaaparienciadehabersealejadodelavistaydisminuidohastalasproporcionesdeunniño.

Sucabello,quelecolgabaalrededordelcuelloyporlaespalda,erablancocomo el de los ancianos: pero la cara no tenía ni una arruga, y la piel eradelicadísima.

Losbrazoseranmuylargosymusculosos,ylomismolasmanos,comosifueranextraordinariamentefuertes.Laspiernasylospies,queeranperfectos,los llevaba desnudos, como los miembros superiores. Vestía una túnica delblanco más puro y le ceñía la cintura una luciente faja de hermoso brillo.Empuñabaunaramafrescadeverdeaceboy,contrastandosingularmenteconeste emblema del invierno, llevaba el vestido salpicado de flores estivales.Perolomásextrañodeéleraquedeloaltodesucabezabrotabaunsurtidordebrillante luz clara, que todo lohacíavisible; ypara ciertosmomentos enquenofueseoportunohacerusodeél,llevabaungranapagadorenformadegorro,queentoncesteníabajoelbrazo.

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YaunestonoleparecióaScrooge,almirarleconcrecientecuriosidad,sucualidad más extraña, sino que su cinturón brillaba lanzando destellos tanpronto en una parte como en otra, y lo que un instante era luz, se hacía deprontoobscuridad,yasí lafiguramismafluctuabaensuclaridad,siendoorauna cosa con un brazo, ora con una pierna, ora con veinte piernas, ora dospiernas sin cabeza, ora una cabeza sin cuerpo, y de las partes que sedesvanecían,ningúnperfilpodíadistinguirseenmediodeladensaobscuridadenquesefundían,ydespuésdetalmaravilla,volvíaaserélmismo,contodalaclaridadanterior.

—¿Sois, señor, el Espíritu cuya venida me han predicho? —preguntóScrooge.

—Losoy.

Lavozerasuaveydulce,peroextraordinariamentebaja,comosienvezdeestartancercadeél,sehallaseagrandistancia.

—¿Quiénsois,pues?

—SoyelEspectrodelaNavidadPasada.

—¿Pasada hace mucho? —inquirió Scrooge, al observar su estatura deenano.

—No.Laqueacabáisdepasar.

QuizásScroogenohabríapodidodecirporqué,sialguienhubierapodidopreguntarle,perosintióundeseoespecialdeveralEspírituconelgorro,ylesuplicóquesecubriese.

—¡Cómo! —exclamó el Espectro—. ¿Tan pronto queréis apagar, conmanoshumanas, la luz quedoy? ¿No es bastante que seáis unode aquelloscuyaspasioneshacenestegorroyquemeobligan,atravésdeañosyaños,sininterrupción,allevarlosobremifrente?

Scrooge negó respetuosamente toda intención de ofender y dijo que notenía conocimiento de haber, a sabiendas, contribuido a confeccionar elsombrero del Espíritu en ninguna época de su vida. Después se atrevió apreguntarquéasuntoletraía.

—Vuestrobienestar—dijoelEspectro.

Scroogesemostrómuyagradecido,peronopudomenosdepensarqueunanoche de continuado reposo habría sido más conducente a aquel fin. ElEspíritudebiódeoírsupensamiento,porqueinmediatamentedijo:

—Reclamáis,pues.¡Preparaos!

Yalhablarextendiósupotentemanoylecogiónuevamenteporelbrazo.

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—Levantaosyvenidconmigo.

HabríasidoinútilparaScrooge,hacerleverqueeltiempoylahoranoerana propósito para pasear a pie; que el lecho estaba caliente y el termómetromarcabamuchosgradosbajocero;queestabamuyligeramentevestidoconlaszapatillas, labatayelgorrodedormir,yquepadecíaun resfriado.Elpuño,aunquesuavecomounamanofemenina,nosepodíaresistir.Selevantó,peroadvirtiendoqueelEspíritusedirigíahacialaventana, leasiódelavestidurasuplicándole:

—Soymortalypuedocaerme.

—Os tocaré conmimano aquí—dijo el Espíritu, poniéndosela sobre elcorazón—ypodréissosteneros.

Alpronunciar talespalabras,pasarona travésdel:muroyseencontraronen un amplio camino, con campos a un lado y a otro. La ciudad habíasedesvanecidopor completo.Laobscuridady labruma sehabíandesvanecidocon ella, pues hacía un claro y frío día de invierno y el suelo se hallabacubiertodenieve.

—¡Dios mío! —dijo Scrooge, cruzando las manos y mirando a sualrededor—.Enestesitiomecrie.Aquítranscurriómiinfancia.

El Espíritu lemiró con benevolencia. Su dulce tacto, aunque había sidoleve e instantáneo, se hacía sentir todavía en la sensibilidad del anciano.Notaba quemil aromas que flotaban en el aire guardaban relación conmilpensamientos, y esperanzas, y alegrías, y cuidados, por espacio de mucho,muchotiempoolvidados.

—Ostiemblanloslabios—dijoelEspectro—.¿Yquéesesoquetenéisenlamejilla?

Scrooge balbuceó, con inusitado desfallecimiento en la voz, que era ungrano,ydijoalEspectroquelocondujesedondequisiera.

—¿Recordáiselcamino?—preguntóelEspíritu.

—¿Recordarlo?—gritóScrooge,convehemencia—.Lorecorreríaconlosojoscerrados.

—Es extraño que no lo hayáis olvidado durante tantos años —hizoobservarelEspectro—.Sigamosadelante.

Siguieron a lo largo del camino. Scrooge reconocía las entradas de lascasas,lospostes,losárboles,hastaelpueblecito,queaparecíaalolejos,consupuente,suiglesiaysuondulanterío.Seveíanalgunosafelpadoscaballitosque trotaban montados por muchachos, quienes llamaban a otros chiquillosque iban en tílburis y en carros del país, guiados por agricultores. Todos

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aquellosmuchachosibanmuyalegresyseaclamabanmutuamente,hastaqueloscamposestuvierontanllenosdearmoniosojúbilo,queelairereíaaloírlo.

—Nosonmásquesombrasdelascosaspasadas—dijoelEspectro—.Nose dan cuenta de nosotros. Los alegres viajeros se acercaban, y conformefueron llegando, Scrooge los conocía y nombraba a cada uno. ¿Por qué sealegróextraordinariamentealverlos?¿Porquésusfríosojosresplandecieronysucorazónbrincóalverlospasar?¿PorquésesintióllenodealegríacuandolosoyódesearsemutuamentefelicesPascuasalsepararseenlosatajosyenloscruces, para marchar a sus respectivas casas? ¿Qué era la Navidad paraScrooge?¡NadadeNavidad!¿Québienlehabíahechoaél?

—Laescuelanoestácompletamentedesierta—dijoelEspectro—.Quedaenellatodavíaunniñosolitario,abandonadoporsusamigos.

Scroogedijoqueleconocía.Ysollozó.

Dejaronelcaminoreal,entrandoenunaconocidacalleja,yprontollegaronaunacasadetoscosladrillosrojos,conunacupulitacoronadaporunaveleta,y de cuyo tejado colgaba una campana.Era una casa amplia, pero venida amenos,pueslasespaciosasdependenciasseusabanpoco,susparedesestabanhúmedas ymohosas, sus ventanas rotas y sus puertas podridas.Las gallinascloqueabanysepavoneabanenlascuadrasylascocheras,yloscobertizossehallaban asolados por las hierbas.Ni había en el interiormás huellas de suantiguoestado;pues,alentrarenelsombríozaguán,yalmiraratravésdelasfrancaspuertasdemuchashabitaciones, se lasveíapobrementeamuebladas,fríasysolitarias.Habíaenelaireunsaborterroso,unaheladoradesnudez,quehacíapensarquelosquehabitabanaquellugarselevantabanantesderompereldíaynoteníanquécomer.

AtravesaronelEspectroyScroogelasalaysedirigieronaunapuertadelaparte trasera de la casa. Se mostraba abierta ante ellos y descubría unahabitaciónlarga;desnudaymelancólica,acuyadesnudezcontribuíanhilerasdebancosymesas,enunadelascualessehallabaunniñosolitario,leyendocerca de un poco de lumbre: Scrooge se sentó en un banco y lloró al verseretratadoenaquelniño,olvidado,abandonado,comoacostumbróaverseensuinfancia.

Niunecolatenteen lacasa,niunchillidoounrumordepeleaentre losratones detrás del entrepaño, ni la caída de una gota de agua de la mediodesheladacañería,niunsuspiroentrelasramassinhojasdeunálamomustio,nilaociosaoscilacióndelapuertadeunalmacénvacío,niunchasquidodelalumbre,quealcaer sobreelcorazóndeScroogeconsuavizadora influencia,dieranlibrepasoasuslágrimas.

ElEspírituletocóenunbrazoyseñalóhaciasuimageninfantilatentaala

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lectura.Derepenteaparecióenlaventana,porlapartedeafuera,unhombrevestido con traje extranjero, al que se distinguía con admirable exactitud;llevabaunhachaenelcintoyconducíadelronzalunasnocargadodeleña.

—¡Sí esAlíBabá!—exclamóScrooge, extasiado—. ¡Esmi queridoAlíBabá!

Sí, sí, le conozco. Una vez, por Navidad, cuando todos abandonaron alsolitario niño, él vino por primera vez, exactamente como ahora le vemos.¡Pobre muchacho! Y Valentín—continuó Scrooge—, y su hermano Orson,¡ahívan!¿Ycómosellamaaquelaquiendejarondormido,casidesnudo,alapuertadeDamasco?¿Noleveis?YelpajedelSultán,aquienelGeniohacedar vueltas en el aire. ¡Ahora está cabeza abajó! ¡Muy bien! ¡Dadle lo quemerece!¡Mealegro!

¿Quénecesidadteníadecasarseconlaprincesa?

Verdaderamente,habríaproducido sorpresaa susamigosde laCityoír aScroogededicartodalasolicituddesunaturalezaaaquellosrecuerdos,enunavoz de lo más extraordinario, entre risas y gritos, y ver su rostro alegre yanimado.

—AhíestáelLoro!—gritó—.Verdeelcuerpoylacolaamarilla,conunacosa como una lechuga en la parte superior de la cabeza; ahí está. "PobreRobinsón Crusoe", le decía cuando volvió a su casa, después de navegaralrededordelaisla."PobreRobinsónCrusoe,¿dóndehabéisestado,RobinsónCrusoe?".Elhombrecreíasoñar,peronosoñaba.EraelLoro,yalosabéis.PorahívaViernes,corriendohacíalaensenadaparasalvarlavida.¡Hala,hala!

Después, con una rapidez de transición muy extraña en su carácterhabitual,dijollenodepiedadporlaimagendesímismo:"¡Pobremuchacho!",yvolvióallorar.

—Quisiera...—murmuró, llevándose lamano al bolsillo ymirando a sualrededor,despuésdeenjugarse losojoscon lamanga—;peroesdemasiadotarde.

—¿Dequésetrata?—preguntóelEspíritu.

—Denada—dijoScrooge—.Denada.Habíaamipuerta,lanocheúltima,unmuchachocantandounacancióndeNavidad,ymeagradaríahaberledadoalgunacosa:esoestodo.

ElEspectrosonriópensativamenteyagitóunamano,almismotiempoquedecía:

—VeamosotraNavidad.

Aestaspalabras,lafigurainfantildeScroogecrecióylahabitaciónsehizo

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algomásobscuraymássucia.Secontrajeronlosentrepaños,seagrietaronlasventanas, se desprendieron del techo fragmentos de yeso y en su lugaraparecieronlasvigasdesnudas;peroScroogenosupoacercadecómoocurriótodo esto más de lo que vosotros sabéis. Solamente supo que todo habíaocurridoasí,sinviolencia,queélsehallabaallí,otravezsolitario,puestodoslosdemásmuchachossehabíanmarchadoasuscasasparacelebraraquellosalegresdíasdefiesta.

Ahoranoestabaleyendo,sinopaseandoarribayabajodesesperadamente.

Scrooge miró al Espectro y, moviendo tristemente la cabeza, lanzó unaojeadaansiosahacialapuerta.

Estaseabrió,yunaniñapequeña,muchomásjovenqueelmuchacho,seprecipitódentroy, rodeándoleelcuellocon losbrazosybesándole repetidasveces,sedirigióaélllamándole"hermanoquerido".

—He venido para llevarte a casa, hermano querido —dijo la niña,palmoteandoeinclinándoseafuerzadereír—,¡Parallevarteacasa,acasa,acasa!

—¿Acasa,pequeña?—replicóelmuchacho.

—¡Sí! —dijo la niña, rebosando alegría—. A casa, para que estés connosotrossiempre,siempre.Papáesmuchomáscariñosoquenuncaynuestracasa se parece al cielo. Me habló tan dulcemente una noche cuando iba aacostarme,quenotuvemiedodepedirleunavezmásquetepermitieravolveracasa:medijoquesíymeenvióenuncocheabuscarte.Túserásunhombre— dijo la niña, abriendo mucho los ojos— y nunca volverás aquí; por lopronto,vamosaestarjuntostodoslosdíasdeNavidadyapasarlashorasmásalegresdelmundo.

—Eresyaunamujer,pequeñaFanny—exclamóelmuchacho.

Palmoteóellayseechóareír,tratandodeacariciarlelacabeza:perocomoera muy pequeña y no alcanzaba, se echó a reír de nuevo y le abrazó;poniéndose en las puntas de los pies. Luego empezó a tirar de él, con afáninfantil,hacíalapuerta;yél,nadadisgustadoporello,laacompañaba.

Unavozterriblegritóenelvestíbulo:"¡BajadelbaúldemasterScrooge!",yaparecióelmaestrodeescuela,quemiróferozmenteaScroogeconmiradadecondescendencia,yleatontóalsacudirleporlasmanos.Luegolosllevóaélyasuhermanaaunaescalofriantehabitaciónqueparecíaunpozo,dondelosmapascolgadosdelaparedylosgloboscelestesyterrestres,colocadosenlas ventanas, parecían cubiertos de cera, a causa del frío.Unavez allí, sacóunagarrafadevinoquebrillabaextrañamenteyun trozodemacizópastelyrepartióestasgolosinasentrelospequeños,almismotiempoqueenviabaaun

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flacocriadoaofrecerunvasode"algo"'alpostillón,quienlerespondióqueselo agradecía al caballero, peroque sí eradelmismobarril quehabíabebidoantes,preferíanobeberlo.ComoelbaúldemasterScroogeestabayacolocadoen la parte más alta del coche, los niños se despidieron amablemente delmaestro y, subiendo al coche, atravesaron alegremente el jardín: las ágilesruedasdespedíanlaescarchaylanievequellenabanlasobscurashojasdelassiemprevivas.

—Siempre fue una criatura delicada, a quien el simple aliento puedemarchitar—dijoelEspectro—;peroteníaungrancorazón.

—Sí que lo tenía—gritó Scrooge—. Tenéis razón. No se puede negar,Espíritu. ¡Diosme libre!—Murió siendomujer—dijo elEspectro—y creoquetuvohijos.

—Unniño—replicóScrooge.

—Cierto—dijoelEspectro—.¡Vuestrosobrino!

Scroogeparecíaintranquilo,ycontestóbrevemente:

—Sí.Aunque en aquelmomento acababande dejar la escuela tras sí, sehallabanentonces en las concurridas callesdeuna ciudad,donde fantásticostranseúntes iban y venían, donde fantásticos carros y coches pasaban por elcamino y donde había todo elmovimiento y todo el tumulto de una ciudadverdadera. Se comprendía perfectamente, por el aspecto de las tiendas, queotra vez era la época de Navidad: pero era de noche y las calles estabanalumbradas.

ElEspectrosedetuvoalapuertadeCiertoalmacénypreguntóaScroogesiloconocía.

—¡Conocerlo!—contestóelaludido—.Aquífuiaprendiz.

Entraron.AlavistadeunancianoconunapelucadelasusadasenelpaísdeGales,sentadotrasunpupitretanaltoquesielcaballerohubieratenidodospulgadasmásdeestaturahabríatropezadoconlacabezaeneltecho.Scroogegritóexcitadísimo:

—¡SieselancianoFezziwig!¡BenditoseaDios!¡EsFezziwig,vueltoalavida!

ElancianoFezziwigdejólaplumaymiróelreloj,quemarcabalassiete.Se frotó lasmanos, se ajustó el amplio chaleco, se echó a reír francamente,recorriéndole la risa todoel cuerpo,ygritó conunavozagradable, suave,yjovial:

—¡Ebenezer!¡Dick!

La imagen de Scrooge, que ya era un hombre joven; entró alegremente

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acompañadaporladeotroaprendiz.

—¡DickWilkins,nohayduda!—dijoScroogealEspectro—.Sí,esél.Meteníaverdaderoafecto.¡PobreDick!¡Cuántolequeríayo!

—¡Vamos,muchachos!—dijoFezziwig—.Nosetrabajamásestanoche.EsNochebuena,Dick.EsNochebuena.Ebenezer.Cerremosla tienda—gritóelanciano,dandounapalmada.

Nopodéisimaginarcómolohicieronaquellosdosmuchachos.Salieronalacallecargadoscon laspuertas—una,dos tres—, lascolocaronensusitiocuatro,cinco,seis—,pusieronlasbarrasylassujetaron—siete,ocho,nueve—y volvieron antes de que pudierais contar hasta doce, jadeantes, comocaballosdecarreras.

—¡Aver!—gritóelanciano,saltandodelelevadopupitre,conadmirableagilidad—.¡Aretirartodo,muchachos,paradejarlibrelahabitación!¡Vamos,Dick!¡Vamos,Ebenezer!¡Retirartodo!

Nada había que no quisieran retirar, ni nada que no pudiesen, bajo lamirada del anciano. Todo se hizo en un minuto. Todos los mueblesdesaparecieron como si fuesen retirados de la vida pública para siempre: sebarrió y se regó el piso, se encendieron las lámparas, se amontonó elcombustible sobre el fuego, y el almacén se convirtió en un salón de bailecómodo, y caliente, y seco, y brillante, que desearíais ver en una noche deinvierno.

Entróunviolinistaconuncuadernodemúsicay,encaramándosesobreelalto pupitre, hizo de él una orquesta y empezó a rascar el violín. Entró laseñoraFezziwig,todasonrisas.EntraronlastresseñoritasFezziwig,radiantesy adorables: Entraron los seis jóvenes cuyos corazones sufrían por ellas.Entraron todos losmuchachos ymuchachas empleados en la casa. Entró ladoncella, con su primo el panadero. Entró la cocinera, con el lechero,particular amigo de su hermano.Entró elmuchacho de al lado, de quien sesospechaba que su amo no le daba de comer lo suficiente, y que trataba deescondersedelasmuchachas,menosdeunaaquiensuamahabíayatiradodelas orejas.Entraron todos uno tras otro; unos tímidos; otros atrevidos.Unosgraciosos, otros incultos; unos activos, otros torpes; entraron todos, de unmodoodeotro,yseformaronveinteparejas,cogidasdelamanoyformandoun corro. La mitad se adelanta y luego retrocede; éstos se balanceancadenciosamente, aquéllos acompañan el movimiento; después todosempiezanadarvueltasenredondovariasveces,agrupándose,estrechándose,persiguiéndoseunosaotros;laparejadeancianosnuncaestáensusitio;ylasparejas jóvenes se apartan rápidamente cuando leshanpuesto en apuros; enfin,serompelacadenaylosbailarinesseencuentransinpareja.Despuésdetanhermosoresultado,elviejoFezziwig,dandounapalmadaparasuspender

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elbaile,gritó:"Muybien",yelviolinistametióelardienterostroenunaollade cerveza, especialmente preparada para ello. Pero cuando reapareció,desdeñandoelreposo;instantáneamenteempezóatocardenuevo,aunqueaúnnohabíabailarines,comosielotroviolinistahubierasidollevadoasucasa,exhausto, sobre una contraventana, y éste fuera otro músico resuelto avencerleoamorir.

Cuandoel relojdio lasonce,se terminóelbaile.Elseñory laseñoradeFezziwig tomaron posiciones cada uno a un lado de la puerta, y dandoapretones de manos a todos conforme iban saliendo, les deseaban felicesPascuas. Cuando todos se hubieron retirado, excepto los dos aprendices,hicieron lo mismo con ellos: y las alegres voces se extinguieron y losmuchachosquedaronensuslechos,queestabandebajodeunmostradorenlatrastienda.

Durante todoeste tiempoScroogehabíaobradocomounhombrequenoestáensusanojuicio.Sucorazónysualmasehallabanenlaescena,consuotroél.Loreconocíatodo,lorecordabatodo,gozabadetodoysufríalamásextrañaagitación.HastaelmomentoenquelosbrillantesrostrosdesuimagenydeDickdesaparecieron,noseacordódelEspectro,yentoncessediocuentadequeestabacon lamirada fijaenél,mientras la luzardíasobresucabezaconclaridaddeslumbradora.

—Nomerecelapena—dijoélEspectro—queestassimplesgenteshagantantasdemostracionesdegratitud.

—¿Cómo?—respondióScrooge.

ElEspírituleindicóqueescuchasealosdosaprendices,cuyoscorazonessedeshacíanenalabanzadeFezziwig;ycuandolohubohecho,dijo:

—¡Qué! ¿No es verdad? No ha gastado sino algunas libras de vuestramoneda terrena: tres o cuatro quizás. ¿Es eso tanto como paramerecer esaalabanza?

—No es eso—dijo Scrooge, disgustado por la observación y hablandoinconscientementecomosuotroél,nocomoquieneraen realidad—.Noeseso,Espíritu.Ensumanoestáhacernosdichososoinfelices,hacerquenuestratarea sea leve o abrumadora, que sea un placer o una fatiga. ¿Decís que supoderestribaenpalabrasymiradas,encosastanleveseinsignificantesqueesimposiblecontarlas?¿Yqué?Lafelicidadquenosproporcionaestangrandecomosicostaseunafortuna.

SintiólamiradadelEspíritu,ysedetuvo.

—¿Quéospasa?—preguntóelEspectro.

—Nadadeparticular—dijoScrooge.

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—Yocreoqueospasaalgo—insistióelEspectro.

—No —dijo Scrooge— No. Que me agradaría poder decir algunaspalabrasamídependienteprecisamenteahora.Nadamás.

SuimagenantiguaapagólaslámparasalexpresarélaqueldeseoyScroogeyelEspectrosehallarondenuevounoalladodelotroalairelibre.

—Mequedamuypocotiempo—hizoobservarelEspíritu—.¡Apresuraos!

Tal exclamación no iba dirigida a Scrooge ni a nadie que estuvierapresente,peroprodujounefectoinmediato.DenuevoScroogesecontemplóasímismo.Teníamásedad.Estabaenlaprimaveradelavida.Sucaranoteníalasásperasyrígidasaparienciasdelosúltimosaños:peroempezabaamostrarlas señales de la preocupación y de la avaricia. Había en sus ojos unamovilidad ardiente, voraz, inquieta, que mostraba la pasión que habíaarraigadoenélydondeharíasombraelárbolqueempezabaacrecer.

No estaba solo, sino sentado junto a una hermosa joven vestida de luto,cuyosojossehallabanllenosdelágrimas,quelanzabandestellosalaluzquelanzabaelEspectrodelaNavidadPasada.

—Poco importa—decía ella dulcemente—. Para vos,muy poco.Me hadesplazadootroídolo;perosialvenirpuedealegrarosyconsolaros,comoyohabíaprocuradohacerlo,notengomotivodedisgusto.

—¿Quéídolooshadesplazado?—preguntóél.

—Unídolodeoro.

—Heahí la justiciadelmundo—dijoScrooge—.Nohayenélnada tanabrumadorcomolapobreza,ynadasejuzgaenélcontantaseveridadcomolapersecucióndelariqueza.

—Tenéis demasiado temor a la opinión del mundo—contestó ella condulzura—. Todas vuestras demás esperanzas se han confundido con laesperanza de poneros a cubierto de su sórdido reproche. Yo he vistodesaparecervuestrasmásnoblesaspiracionesunaporuna,hastaquelapasiónprincipal,.laGanancia,oshaabsorbidoporcompleto.¿Noescierto?

—¿Y qué? —replicó él—. Supongamos que me hubiese hecho tanprudentecomotodoeso;¿yqué?Paravosyohecambiado.

Ellameneólacabeza.

—¿Hecambiado?

—Nuestrocompromisoesantiguo.Locontrajimoscuandoamboséramospobresynossentíamoscontentosdeserlo,hastaqueconsiguiéramosaumentarnuestros bienes terrenales por medio de nuestro paciente trabajo. Habéis

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cambiado.Cuandotalcosaocurrió,eraisotrohombre.

—Yoeraunmuchacho—dijoélconimpaciencia.

—Vuestrapropiaconcienciaosdicequenoeraisloquesois—replicóella—.Yosí.Loqueprometía lafelicidadcuandoéramosunoenelcorazón,estodotristezaahoraquesomosdos.Nodirécuántasvecesycuánardientementehe pensado en ello. Es suficiente que haya pensado en ello y que puedadevolveroslalibertad.

—¿Hebuscadoyoalgunavezesalibertad?

—Conpalabras,no.Nunca.

—¿Puesconqué?

—Con vuestra naturaleza cambiada; con vuestro espíritu transformado;conladiferenteatmósferaenquevivís;convuestrasnuevasesperanzas.Contodo lo que hizo mi amor de algún valor a vuestros ojos. Si nada de esohubiera existido entre nosotros—dijo la muchacha, mirándole suavemente,pero con firmeza—, decidme: ¿seríais capaz ahora de solicitarme y deconquistarme?¡Ah,no!

A pesar suyo, él pareció ceder a la justicia de tal suposición. Pero,haciendounesfuerzo,dijo:

—Noesésevuestropensamiento.

—Me causaría júbilo pensar de otromodo si pudiera—contestó ella—.¿Dioslosabe!Paraconvencermedeunaverdadcomoésa,yosécuánfuerteeirresistibletienequeser.Perosífueraislibrehoy,mañana,alotrodía,¿puedocreerqueelegiríaisunamuchachapobre... vos,queen íntimaconfianza conella sólo consideraríais la ganancia, o que, eligiéndola, si por un momentoerais lo bastante falso para con vuestros principios al hacerlo así, no sédemasiado que vuestro pesar y vuestro arrepentimiento serían la indudableconsecuencia?Losé,yosdejoenlibertad.Contodoelcorazón,puesenotrotiempoosamé,aunqueelamorqueosteníahayadesaparecido.

Intentóélhablar:peroella,volviéndolelacara,continuó:

—Talvez,laexperienciadelopasadomehacesuponerlo,estoosproduzcaaflicción.Dentro de poco,muy poco tiempo, ahuyentaréis todo recuerdo deello,alegremente,comoseahuyentaelrecuerdodeunsueñodesagradable,delcual surge felizmente la alegría de lo que se encuentra al despertar. ¡Ojaláseáisfelizenlavidaquehabéiselegido!

Ysemarchó.

—¿Espíritu —dijo Scrooge—, no me mostréis más cosas! Llevadme acasa.¿Porquégozáistorturándome?

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—¡Unasombramás!—exclamóelEspectro.

—¡No más! —gritó Scrooge—. ¡No más! No quiero verla. ¡No memostréismáscosas!

Pero el inexorable Espectro le sujetó por ambos brazos y le obligó apresenciarloqueibaaocurririnmediatamente.

Sehallabanenotraescenayenotrolugar,nomuyamplionimuyhermoso,pero lleno de comodidad. Cerca de la lumbre propia del invierno estabasentadaunahermosamuchacha,tanparecidaalaanterior,queScroogecreyóque era la misma, hasta que vio que era una hermosa matrona, sentadaenfrente de su propia hija. El ruido en la habitación era verdaderamentetumultuoso, pues había allí tantosmuchachos que Scrooge, en su estado deagitaciónmental,nopudocontarlos,yadiferenciadelgrupocelebradoenelpoema, en vez de ser cuarenta niños silenciosos como si sólo hubiera uno,cadaunodeelloshaciatantoruidocomocuarenta.Lasconsecuenciaserandelomás ruidoso que se puede imaginar, pero nadie se preocupaba de ello; alcontrario, la madre y la hija reían de muy buena gana y se divertíanmuchísimo con ello; y esta última, empezando pronto, a mezclarse en losjuegos, fue hecha prisionera por los pequeños bandidos del modo másdespiadado. ¡Quénohabríadadoyopor serunodeellos!Aunqueyonuncahabría sido tan grosero, de ningunamanera. Por todo el oro delmundo nohabría yo estrujado sus hermosas trenzas, deshaciéndolas; y respecto de suprecioso zapatito, no se lo habría quitado violentamente, asíDiosme salve,aunqueenellomefueralavida.Encuantoamedirlelacinturajugando,comoaquellosatrevidos,nomehubieraatrevidoahacerlo,temiendoqueencastigome quedase con el brazo doblado para siempre, a fin de que no pudierareincidir.Ymehabríaagradadosobremanerahabertocadosuslabios;haberlepreguntadoalgoparahacerquelosabriese;habercontempladolaspestañasensusojosabatidos, sinproducirlenunca rubor;haberdejadosueltas lasondasde cabello, del cualuna solapulgada seríaun recuerdo inapreciable; enunapalabra,mehabríaagradado,loconfieso,habertenidoelágilatrevimientodeunniño,y,sinembargo,habersidolobastantehombreparaapreciarelvalordetalcondición.

Pero de pronto se oyó que llamaban a la puerta, e inmediatamente seprodujotalconmoción,quelamatrona,concarasonriente,sedirigióaabrirlapuerta en medio de un grupo jubiloso y alegre que saludó ruidosamente alpadre, que llegaba a casa precediendo a un hombre cargado de regalos yjuguetesdeNavidad.Entoncesfueronlasaclamacionesylaluchayelataquecontra el portador indefenso; el asalto sirviéndose de las sillas a modo deescalas,pararegistrarle losbolsillos,despojarlede lospaquetesenvueltosenpapeldeestraza,agarrárselealacorbata,colgárseledelcuello,darlegolpesenla espalda y puntapiés en las piernas con irrefrenable entusiasmo. ¡Las

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exclamacionesdeadmiraciónydeliciaconqueerarecibidoeldescubrimientode cada envoltorio! ¡El terrible anuncio de que el más pequeño había sidosorprendido metiéndose en la boca una sartén de muñeca y era más queprobable que se había tragado un pavo de juguete pegado en una peana demadera!¡Elinmensoalivioalsaberquesóloeraunafalsaalarma!¡Laalegría,ylagratitud,yelentusiasmoeranigualmenteindescriptibles!Pocoapoco,losniñosconsusemocionessalierondelsalónyfueronsubiendoporunaescalerahastalapartemásaltadelacasa,dondeseacostaron,yrenaciólacalma.

EntoncesScroogefijósuatenciónmásatentamentequenunca,cuandoelamodelacasa,consuhijacariñosamenteapoyadaenél,sesentóconellayjunto a sumadre, al lado del fuego; y cuando pensó que una criatura comoaquélla, tan graciosa y tan llena de promesas, podía haberle llamado padre,convirtiendoenalegríaelhoscoinviernodesuvida,selenublaronlosojosdelágrimas.

—Hermosamía—dijoelmarido,volviéndosehacia suesposa sonriendo—,estatardehevistoaunantiguoamigotuyo.

—¿Aquién?

—Aversiloaciertas.

—¿Cómopuedoacertarlo?Nolosé—añadióriendo,a lavezquereíaél—.ElseñorScrooge.

—Elmismo. Pasé junto a la ventana de su despacho: y como no estabacerradoaúnyteníaunaluzenelinterior,nopudemenosdeverle.Heoídoquesusociosehallaalaspuertasdelamuerteyahoraélseencuentrasolo.

Completamentesoloenelmundo,supongo.

—¡Espíritu —dijo Scrooge, con la voz destrozada—, sacadme de estesitio!

—Yaosdije que éstas eran sombras de las cosas quehan sido—dijo elEspectro—.Siellassonloqueson,notenéisporquécensurarme.

—¡Llevadmedeaquí!—exclamóScrooge—.¡Nopuedoresistirlo!

SevolvióhaciaelEspectro,yalverquelemirabaconunacaraenlacualaparecíandemodoextraordinariofragmentosde todas lascarasque lehabíamostrado,searrojósobreél.

—¡Dejadme!¡Restituidmeamicasa!¡Nomeatormentéismás!

En la lucha —si aquello podía llamarse lucha, pues el Espectro, coninvisibleresistenciaporsuparte,nosealteróporningunodelosesfuerzosdesuadversario—Scroogeobservóquelaluzsobresucabezabrillabacongranesplendor, y relacionando esto con la influencia que ejercía sobre él, se

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apoderódelgorroapagadoryconunmovimientorepentinoseloencasquetó.

ElEspírituseencogiódemodoqueelapagadorcubriótodasufigura;peroaunqueScroogelooprimíahaciaabajocontodasufuerza,nopodíaocultarlaluz,quebrotabadesuparteinferior,iluminandoesplendorosamenteelsuelo.

Notóquesusfuerzasseextinguíanyqueseapoderabadeélunairresistiblesomnolenciay,además,quesehallabaensupropiodormitorio.Hizoungranesfuerzo sobre el apagador, con el cual se quebró unamano, y apenas tuvotiempodetendersesobreellecho,cayendoenunprofundosueño.

Capítulo3:Elsegundodelostresespíritus

Despertóaldarunestrepitosoronquido:eincorporándoseenellechoparacoordinar sus pensamientos, no tuvo necesidad de que le advirtiesen que lacampana estaba próxima a dar otra vez da una. Vuelto a la realidad,comprendióqueeraelmomentocríticoenquedebíacelebrarunaconferenciacon el segundo mensajero que se le enviaba por la intervención de JacobMarley.Perohallandomuydesagradableelescalofríoqueexperimentabaenellecho al preguntarse cuál de las cortinas separaría el nuevo espectro, lassepararía con sus propias manos y, acostándose de nuevo, se constituyó enavisadocentineladeloquepudieraocurriralrededordelacama,puesdeseabahacerfrentealEspírituenelmomentodesuaparición,ynoserasaltadoporsorpresaydejarsedominarporlaemoción.

Así;pues,hallándosepreparadoparacasitodoloquepudieraocurrir;noloestaba de ninguna manera para el caso de que no ocurriera nada; y, porconsiguiente,cuandolacampanadiolaunayScroogenovioaparecerningunasombra, fue presa de un violento temblor. Cincominutos, diezminutos, uncuartodehoratranscurrieronynadaocurría...

Durante todoeste tiempocaíansobreel lecholosrayosdeunaluzrojizaquelanzóvivosdestelloscuandoelrelojdiolahora;pero,siendounasolaluz,era más alarmante que una docena de espectros, pues Scrooge se sentíaimpotenteparadescifrar cuál fuera su significado;yhubomomentosenquetemió que se verificase un interesante caso de combustión espontánea, sintener el consuelo de saber de qué se trataba. No obstante, al fin empezó apensar,comonoshubieraocurridoensemejantecasoavosotrosoamí;alfin,digo,empezóapensarqueelmanantialdelamisteriosaluzsobrenaturalpodíahallarseenlahabitacióninmediata,dedondeparecíaprocederelresplandor.

Estaideaseapoderódesupensamiento,ysuavementesedeslizóScroogeconsuszapatillashacialapuerta.

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Enelprecisomomentoenquesumanoseposabaenlacerradura,unavozextrañalollamóporsunombreyleinvitóaentrar.Elobedeció.

Erasupropiahabitación.Acercadeestonohabíalamenorduda.Perolaestanciahabíasufridounasorprendentetransformación.Lasparedesyeltechosehallabande talmodocubiertosde ramasyhojas,queparecíaunperfectoboscaje,elcualportodaspartesmostrabapequeñosfrutosqueresplandecían.

Lasrizadashojasdeacebo,hiedraymuérdagoreflejabanlaluz,comosisehubieran esparcido multitud de pequeños espejos, y en la chimenearesplandecía una poderosa llamarada, alimentada por una cantidad decombustible desconocida en tiempo deMarley o de Scrooge y desde hacíamuchosañosymuchosinviernos.Amontonadossobreelsuelo,formandounaespeciedetrono,habíapavos,gansos,piezasdecaza,avescaseras,suculentostrozos de carne, cochinillos, largas salchichas, pasteles, barriles de ostras,encendidascastañas,sonrosadasmanzanas,jugosasnaranjas,brillantesperasytazones llenos de ponche, que obscurecían la habitación con su deliciosovapor.

Cómodamente sentado sobre este lecho se hallaba un alegre gigante degloriosoaspecto,queteníaunabrillanteantorchadeformaparecidaalCuernode la Abundancia, y que la mantenía en alto para derramar su luz sobreScroogecuandoéstellegóatisbandoalrededordelapuerta.

—¡Entrad! — exclamó el Espectro—. ¡Entrad y conocedme mejor,hombre!

ScroogepenetrótímidamenteeinclinólacabezaanteelEspíritu.Yanoerael tercoScroogequehabíasido,yaunque losojosdelEspíritueranclarosybenévolos,noleagradabaencontrarseconellos.

—SoyelEspectrodelaNavidadPresente—dijoelEspíritu—.¡Miradme!

Scroogelemirócontodorespeto.Estabavestidoconunasencillaylargatúnicaomantoverde,convueltasdepielblanca.Estavestiduracolgabasobresufiguracontalnegligencia,queseveíaelrobustopechodesnudocomosinosecuidarademostrarlonideocultarloconningúnartificio.Suspies,queseveían por debajo de los amplios pliegues de la vestidura, también estabandesnudos, y sobre la cabeza no llevaba otra cosa que una corona de acebo,sembradadepedacitosdehielo.Susnegros rizos eranabundantesy sueltos,tan agradables como su rostro alegre, su mirada viva, su mano abierta, suarmoniosa voz, su desenvoltura y su simpático aspecto. Ceñida a la cinturallevabaunaantiguavainadeespada;peroenellanohabíaarmaningunaylaantiguavainasehallabamohosa.

—¿Nuncahastaahorahabéisvistonadaquesemeparezca?—exclamóelEspíritu.

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—Nunca—contestóScrooge.

—¿Nuncahabéispaseadoencompañíadelosmásjóvenesmiembrosdemifamilia, quiero decir (pues yo soy muy joven) de mis hermanos mayoresnacidosenestosúltimosaños?—prosiguióelFantasma.

—Me parece que no —dijo Scrooge—. Temo que no. ¿Habéis tenidomuchoshermanos,Espíritu?

—Másdemilochocientos—dijoelEspectro.

—Unatremendafamiliaaquienatender—murmuróScrooge.

ElEspectrodelaNavidadPresenteselevantó.

—Espíritu—dijoScroogeconsumisión—, llevadmeadondequeráis.Laúltimanochetuvequesalirdecasaalafuerzayaprendíunalecciónqueahorahacesuefecto.Estanoche,si tenéisqueenseñarmealgunacosa,permitidmequesaqueprovechodeella.

—¡Tocadmivestido!

Scroogelotocóapretándoloconfirmeza.

Acebo,muérdago, rojos frutos, hiedra, pavos, gansos, caza, aves, carne,cochinillos, salchichas, ostras, pasteles y ponche, todo se desvanecióinstantáneamente. Lo mismo ocurrió con la habitación, el fuego, la rojizabrillantez,lanoche,yellossehallaronenlamañanadeNavidadyenlascallesde la ciudad, donde (comoel tiempoera crudo)muchaspersonasproducíanunaespeciedemúsicaruda,peroalegreynodesagradable,alarrancarlanievedelpavimentoenlapartecorrespondienteasusdomiciliosydelostejadosdelascasas, loqueproducíaunaalegría locaen losmuchachosalvercómoseamontonaba cayendo sobre el piso y a veces se deshacía en el aire,produciendopequeñastempestadesdenieve.

Lasfachadasdelascasasparecíannegrasymásnegrasaúnlasventanas,contrastandoconlatersayblancasábanadenievequecubríalostejadosyconlanievemás suciaque se extendíapor el sueloyquehabía sidohollada enprofundossurcosporlaspesadasruedasdecarrosycamiones;surcosquesecruzaban y se volvían a cruzar unos a otros, cientos de veces, en lasbifurcacionesde las calles amplias,y formaban intrincadoscanales,difícilesde trazar, en el espeso fango amarillo y en el agua llena de hielo. El cieloestabasombríoylascallesmásestrechassehallabanahogadasporlaobscuraniebla, medio deshelada, medio glacial, cuyas partículas más pesadasdescendían en una llovizna de átomos fuliginosos, como si todas laschimeneas de laGranBretaña se hubieran incendiado a la vez y estuvieranlanzándoseelcontenidodesushogares.Nadadealegrehabíaenelclimadelaciudad, y, sin embargo, se notaba un aire de júbilo que elmás diáfano aire

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estivalyelmásbrillantesoldelestíoenvanohabríanintentadodifundir.

En efecto, los quemaniobraban con las palas en lo alto de los edificiosestaban animosos y llenos de alegría; se llamaban unos a otros desde losparapetosydevezencuandosedisparabanbromeandounaboladenieve—proyectil mucho más inofensivo que muchas bromas verbales—, riendocordialmente si daba en el blanco Y no menos cordialmente si fallaba lapuntería.

Las tiendas en que se vendían aves estaban todavía entreabiertas y lasfruteríasradiantesdeesplendor.Habíagrandes,redondasypanzudascestasdecastañas, cuya figura se asemejaba a los chalecos de los ancianosgastrónomos,recostadasenlaspuertasytumbadasenlacalleconsuopulenciaapoplética.

Había rojizas, morenas y anchas cebollas de España, brillando en lagordura de su desarrollo, como frailes españoles, y haciendo guiños en susbazares,consocarroneríaretozonaalasmuchachasquepasabanporsuladoymirando humildemente al muérdago que colgaba en lo alto. Había peras ymanzanasformandoaltaspirámidesapetitosas:habíaracimosdeuvas,quelabenevolenciadelosfruteroshabíacolgadodemagníficosganchosparaquelasbocas de los transeúntes pudieran hacerse agua al pasar; habíamontones deavellanas,mohosasyobscuras,cuyafraganciahacíarecordarantiguospaseosporenmediodebosquesyagradablesmarchashundiendo lospieshasta lostobillosenhojasmarchitas:habíanaranjasylimones,queenlagrandensidaddesuscuerpos jugosospedíanconurgenciaser llevadosacasaenbolsasdepapelycomidosdespuésdelalmuerzo,yhabíapescadosdeoroydeplata.

¿Puesylastiendasdecomestibles?¡Oh,lastiendasdecomestibles!

Estabanpróximasacerrar,conlaspuertasentornadas;peroatravésdelasrendijas daba gustomirar. No era solamente que los platillos de la balanzaprodujesenunagradablesonidoalcaersobreelmostrador,niqueelbramanteseseparasedelcarreteconviveza,niquelascajasmetálicasresonasenarribayabajocomoobjetosdeprestidigitación,nique losoloresmezcladosdel téydelcaféfuesenmuyagradablesalolfato,niquelaspasasfuesenabundantesyraras, las almendras exageradamente blancas; las tiras de canela largas yrectas,delicadas lasotrasespecias, las frutasconfitadas,envueltasenazúcarfundido, capaces de excitar el apetito y dar envidia a los más fríosespectadores.Noeratampocoqueloshigossemostrasenhúmedosycarnosos,ni que las ciruelas francesas enrojeciesen con alguna acritud en sus cajasadornadas,niquetodoexcitaseelapetitoensuaderezodeNavidad,sinoquelas parroquianas se apresuraban con tal afán en la esperanzada promesa deldía,queseempujabanunasaotrasa lapuerta,haciendoestallar toscamentelos cestos de mimbre, y dejaban los portamonedas sobre el mostrador y

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volvían corriendo a buscarlos, cometiendo cientos de equivocacionessemejantes, con el mejor humor posible; mientras el tendero y susdependientes semostraban tan serviciales y tan fogosos, que se comprendíafácilmente que los corazones que latían detrás de los mandiles no seregocijabansóloporhacerbuenasventas,sinoporeljúbiloquelesproducíalaNavidad.

Peroprontolascampanasllamaronalasgentesalaiglesiaolacapilla,ytodosacudieronluciendoporlascallessusmejoresvestidosyconlaalegríaenlosrostros,yalmismotiempodesembocaronportodaslascalles,callejuelasyrecodos incontables personas que llevaban sus comidas a las tahonas, paraponerlas en el horno. La vista de aquellas pobres gentes de buen humorparecióinteresarmuchísimoalEspíritu,puespermaneciódetrásdeScroogealapuertadeunatahona,ylevantandolastapaderasdelascazuelas,conformepasabanporsuladolosquelasllevaban,rociabalascomidasconelinciensodesuantorcha,queeraverdaderamenteextraordinaria,puesunaodosvecesque se cruzaron palabras airadas entre algunos portadores de comidas porhaberseempujadomutuamente,elEspírituderramósobreellosalgunasgotasde líquido procedente de la antorcha, e inmediatamente recobraron su buenhumor,puesdecíanqueeraunavergüenzadisputareldíadeNavidad.¿Ynadamáspuestoenrazón,Señor?

Cesaronde tocar las campanas y los tahoneros cerraron; y, sin embargo,era de admirar cómo desaparecía, por efecto de la confección de aquellascomidas, la mancha de humedad que coronaba todos los hornos, cuyopavimentoechabahumocomosiestuvieranasándosehastasuspiedras.

—¿Hayalgúnaromapeculiarenellíquidodevuestraantorchaconelquerociáis?—preguntóScrooge.

—Sí.Elmío.

—¿Ejerceinfluenciasobrelascomidasenestedía?—preguntóScrooge.

—Entodas,sobretodoenlasdelospobres.

—¿Porquésobretodoenlasdelospobres?—preguntóScrooge.

—Porquesonlosquemáslonecesitan.

—Espíritu —dijo Scrooge, después de reflexionar un momento—, meadmiraque,detodoslosseresquevivenenestemundoquehabitamos,sólovosdeseéislimitaraestasgenteslasocasionesqueselesofrecendeinocentealegría.

—¿Yo?—gritóelEspíritu.

—Sí,porquelespriváisdetrabajarcadasietedías,confrecuenciaelúnicodía en que pueden decir verdaderamente que comen. ¿No es cierto?—dijo

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Scrooge.

—¡Yo!—gritóelEspíritu.

—ProcuráisquecierrenloshornoselSéptimoDía—dijoScrooge—.Yeslamismacosa.

—¿Yo?—exclamóelEspíritu.

—Perdonadmesiestoyequivocado.Sehaceenvuestronombre,o,porlomenos,ennombredevuestrafamilia—dijoScrooge.

—Hayalgunosseressobrelatierra—replicóelEspíritu—quepretendenconocernos, y que realizan sus acciones de pasión, orgullo, malevolencia,odio, envidia, santurronería y egoísmo en nuestro nombre, y que son tanextrañosparanosotrosyparatodoloqueconnosotrosserelaciona,comosínunca hubieran vivido. Acordaos de ello y cargad la responsabilidad sobreellosynosobrenosotros.

Scrooge prometió lo que el Espíritu le pedía, y siguieron adelante,invisiblescomohabíansidoantes,hacia los suburbiosde laciudad.Eraunanotable cualidad del Espectro (que Scrooge había observado a la puerta deltahonero)que,apesardesutallagigantesca,podíaamoldarseacualquiersitiocon comodidad, y que, como un ser sobrenatural, se hallaba en cualquierhabitación baja de techo tan cómodamente como podía haber estado en unsalóndeelevadísimasparedes.

YyafueseporelplacerqueelbuenEspírituexperimentabaalmostrarestepodersuyo,yaporsunaturalezaamable,generosaycordialysusimpatíaporlospobres, condujoaScroogederechamente a casadeldependientede éste,puesalláfue,enefecto,llevandoaScroogeadheridoasuvestidura.Alllegaral umbral, sonrió el Espíritu y se detuvo para bendecir la morada de BobCratchit con las salpicaduras de su antorcha. Bob sólo cobraba quince Bobsemanales: cada sábado sólo embolsaba quince ejemplares de su nombre, y,sinembargo,elEspectrodelaNavidadPresentenodejóporellodebendecirsumorada,quesecomponíadecuatropiezas.

Entonces se levantó la señora Cratchit, esposa de Cratchit, vestidapobremente conuna bata a la cual había dadoya dos vueltas, pero llena decintas que no valdrían más de seis peniques, y en aquel momento estabaponiendo la mesa, ayudada por Belinda Cratchit, la segunda de sus hijas,también adornada con cintas, mientras master Pedro Cratchit hundía untenedor en una cacerola de patatas, llegándole a la boca las puntas de unmonstruosocuelloplanchado(quepertenecíaaBobyqueselohabíacedidoasuhijoyherederoparacelebrar la festividaddeldía),gozosoalhallarse tanelegantementeadornadoyorgullosodepodermostrarsufiguraenlosjardinesde moda. De pronto entraron llorando dos Cratchit más pequeños: varón y

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hembra,diciendoagritosquedesde lapuertade la tahonahabíansentidoelolordelgansoyhabíanconocidoqueeraelsuyo;ypensandoen lacomida,estospequeñosCratchitsepusieronabailaralrededordelamesayexaltaronhasta los cielos a master Pedro Cratchit, mientras él (sin orgullo, aunquefaltaba poco para que le ahogase el cuello) soplaba la lumbre hasta que laspatatasestuvieroncocidasyendisposicióndeserapartadasypeladas.

—¿Dónde estará vuestro padre?—dijo la señora Cratchit—. ¿Y vuestrohermanoTinyTim?¿YMarta,queel añopasado, eldíadeNavidad, estabaaquíhaceyamediahora?

—¡Aquí está Mazta, mamá! —dijo una muchacha, entrando al mismotiempoquehablaba.

—¡AquíestáMarta,mamá!—gritaronlosdosCratchitpequeños—.¡Viva!¡Tenemosunganso,Marta!

—Pero,hijamía,¿cuántohastardado?—dijolaseñoraCratchit,besándolauna docena de veces y quitándole et velo y el sombrero con sus propiasmanos,solícitamente.

—Hetenidoqueterminarunalaborpara tener libre lamañana,mamá—replicólamuchacha.

—Bueno;esquenuncacreíquevinieses tan tarde.Acércatea la lumbre,hijamía,ycaliéntate.¡Diostebendiga!

—¡No, no! ¡Ya viene papá! —gritaron los dos pequeños Cratchit, quedanzabandeunladoparaotro—.¡Escóndete.Marta,escóndete!

Se escondióMarta y entró Bob, el padre, con la bufanda colgándole lomenos tres pies por la parte anterior, y su traje muy usado, pero limpio yzurcido, demodo que presentaba un aspectomuy favorable.Traía sobre loshombrosaTinyTim.¡PobreTinyTim!Teníaquellevarunapequeñamuletaylosmiembrossostenidosporunaparatometálico.

—¿DóndeestáMarta?—gritóBobCratchit,mirandoasualrededor.

—Nohavenido—dijolaseñoraCratchit.

—¡No ha venido! —dijo Bob, con una repentina desilusión en suentusiasmo,pueshabíasidoelcaballodeTimalrecorrertodoelcaminodesdela iglesiayhabía llegadoacasadandosaltos—.¡Nohabervenido,siendoeldíadeNavidad!

AMartanoleagradóverasupadredesilusionadoacausadeunabroma,ysalióprematuramentededetrásdelapuerta,echándoseensusbrazos,mientraslosdospequeñosCratchitempujaronaTinyTimylellevaronalacocina,paraqueoyesecantarelpuddingenlacacerola.

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—¿Y cómo se ha portado Tiny Tim? —preguntó la señora Cratchit,despuésdeburlarsedelacredulidaddeBobycuandoéstehuboestrechadoasuhijacontrasucorazón.

—Muybien—dijoBob—,muybien.Sehahechoalgopensativoyseleocurren las más extrañas cosas que ha oído. Al venir a casa me decía quequeríaquelagentelevieseenlaiglesia,porqueélerauninválido,yseríamuyagradableparatodosrecordareldíadeNavidadalquehabíahechoandaraloscojosyhabíadadovistaalosciegos.

LavozdeBoberatemblorosaaldeciresoytemblómáscuandodijoqueTinyTimcrecíaenfuerzayvigor.

Seoyósuactivamuletasobreelpavimento,yantesdequeseoyeraunapalabramás,reaparecióTinyTimescoltadoporsuhermanoysuhermana,quele llevarona su taburete juntoa la lumbre.MientrasBob, remangándose lospuños —¡pobrecillo!, como si fuese posible estropearlos más —,confeccionabaunamixturaconginebray limóny la agitabaunayotravez,colocándola después en el antehogar para que cociese a fuego lento,masterPedroylosdosubicuosCratchitpequeñosfueronenbuscadelganso,conelcualaparecieronenseguidaensolemneprocesión:

Tal bullicio se produjo entonces, que se creyera al ganso lamás rara detodaslasaves,unfenómenoconplumas,anteelcualfuesecosacorrienteuncisnenegro,yenverdadqueenaquellacasaeraciertamenteextraordinario.LaseñoraCratchitcalentólasalsa(yapreparadaenunacacerolita);masterPedromojó las patatas con vigor increíble; la señoritaBelinda endulzó la salsa demanzanas;Martaquitóelpolvoalavajilla;BobsentóaTinyTimasuladoenunaesquinadelamesa;losdospequeñosCratchitpusieronsillasparatodos,sin olvidarse de ellos mismos, y montando la guardia en sus puestos, semetieronlacucharaenlaboca,paranogritarpidiendoelgansoantesdequellegara elmomentode servirlo.Por fin sepusieron losplatos, y sedijounaoración,alaquesiguióunapausa,durantelacualnoseoíarespirar,cuandolaseñora Cratchit, examinando el trinchante, se disponía a hundirlo en lapechuga; pero cuando lo hizo y salió del interior del ganso un borbotón derelleno,unmurmullodeplacersealzóalrededordelamesa,yhastaTinyTim,animado por los pequeños Cratchit, golpeó en lamesa con elmango de sucuchilloygritódébilmente:

—¡Viva!

Nunca se vio ganso como aquél. Bob dijo que jamás creyó que pudieraexistir un manjar tan delicioso. Su blandura y su aroma, su tamaño y subaraturafueronlostemasdelaadmiracióngeneral;yañadiéndolelasalsademanzanas y las patatas deshechas, constituyó comida suficiente para toda lafamilia;enefecto,comolaseñoraCratchitdijo(alobservarquehabíaquedado

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un huesecillo en el plato), no habían podido comérselo todo. Sin embargo,todos quedaron satisfechos, particularmente los Cratchit más pequeños, quetenían salsa hasta en las cejas. La señorita Belinda cambió los platos y laseñoraCratchitsaliódelcomedormuynerviosaporquenoqueríaquelaviesenirenbuscadelpudding.

Entonces los comensales supusieron toda clase de horrores: que noestuviera todavía bastante hecho; que se rompiera al llevarlo a lamesa; quealguien hubiera escalado la pared del patio y lo hubiera robado, mientrasestabanentusiasmadosconelganso...AnteestasuposiciónlosdospequeñosCratchitsepusieronpálidos.

¡Atención! ¡Una gran cantidad de vapor! El pastel estaba ya fuera delmolde.Unoloratelamojada.Eraelpañoqueloenvolvía.Unolorapetitoso,que hacía recordar al fondista, al pastelero de la casa de al lado y a laplanchadora.¡Eraelpudding!AlmediominutoentrólaseñoraCratchitconelrostro encendido, —pero sonriendo orgullosamente— con el pudding, queparecíaunabaladecañón,duroymacizo,lanzandolasllamasqueproducíalavigésima parte demedia copa de aguardiente inflamado, y embellecido conunaramadelárboldeNavidadclavadaenlacúspide.

¡Oh, admirable pudding! Bob Catchit dijo con toda seriedad que loestimabacomoel éxitomásgrandeconseguidopor la señoraCratchit desdequesecasaron.LaseñoraCratchitdijoquenopodíacalcularloquepesabaelpudding,yconfesóquehabíatenidosusdudasacercadelacantidaddeharina.Todos tuvieronalgoquedecir respectodeél,peroningunodijo (ni lopensósiquiera) que era un pudding pequeño para una familia tan numerosa. Ellohabríasidounagranherejía.LosCratchitsehubieranruborizadodeinsinuarsemejantecosa.

Por fin se terminó la comida, se alzó elmantel, se limpió el hogar y seencendió fuego;ydespuésdebeberenel jarroelponcheconfeccionadoporBob, y que se consideró excelente, se pusieron sobre la mesa manzanas ynaranjasyunapalallenadecastañassobrelalumbre.Después,todalafamiliaCratchit se colocó alrededor del hogar, formando lo que Bob llamaba uncírculo,queriendodecirsemicírculo;ycercadeélsecolocótodalacristalería:dosvasosyunaflanerasinmango.

Noobstante, tales vasijas servíanparabeber el calienteponche, tanbiencomo habrían servido copas de oro, y Bob lo sirvió con los ojosresplandecientes, mientras las castañas sobre la lumbre crujían y estallabanruidosamente.

EntoncesBobbrindó:

—¡Felices Pascuas para todos nosotros, hijos míos, y que Dios nos

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bendiga!

Locualrepitiótodalafamilia.

—¡QueDiosnosbendiga!—dijoTinyTim,elúltimodetodos.

Estaba sentado, arrimadito a su padre, en su taburete.Bob puso la débilmanecitadelniñoen lasuya,con todocariño,deseandoretenerle juntoasí,comotemiendoqueselopudiesenarrebatar.

—Espíritu—dijo Scrooge, con un interés que nunca había sentido hastaentonces—.DecidmesiTinyTimvivirá.

—Veo un asiento vacante—replicó el Espectro en la esquina del pobrehogar y unamuleta sin dueño, cuidadosamentepreservada.Si tales sombraspermaneceninalteradasporelfuturo,elniñomorirá.

—¡No, no! —dijo Scrooge—. ¡Oh, no, Espíritu amable! Decid que seevitaráesamuerte.

—Sitalessombraspermaneceninalteradasporelfuturo,ningúnotrodemiraza—replicóelEspectroleencontraráaquí.¿Yqué?Siélmuere,harábien,porqueasídisminuiráelexcesodepoblación.

Scroogebajólacabezaaloírsuspropiaspalabras,repetidasporelEspíritu,ysesintióabrumadoporelarrepentimientoyelpesar.

—Hombre—dijoelEspectro—,sisoishombredecorazónynodepiedra,prescindiddeesamalvadahipocresíahastaquehayáisdescubiertocuáleselexceso y dónde está. ¿Vais a decir cuáles hombres deben vivir y cuáleshombresdebenmorir?QuizásalosojosdeDiosvossoismásindignoymenosmerecedordevivirquemillonesdeniñoscomoeldeesepobrehombre.¡Oh,Dios?¡Oíralinsectosobrelahojadecidiracercadelavidadesushermanoshambrientos!

Scrooge se inclinó ante la reprensión del Espíritu y, tembloroso, bajó lavistahaciaelsuelo.Perolalevantórápidamentealoírpronunciarsunombré.

—¡ElseñorScrooge!—dijoBob—.¡BrindemosporelseñorScrooge,quenoshaprocuradoestafiesta!—Enverdadquenoshaprocuradoestafiesta—exclamó la señoraCratchit, sofocada—.Quisiera tenerledelanteparaque lacelebrase,yestoyseguradequeseleibaaabrirelapetito.

—¡Querida—dijoBob—,losniños!EseldíadeNavidad.

—Es preciso, en efecto, que sea el día de Navidad—dijo ella—, parabeberalasaluddeunhombretanodioso,tanavaro,tanduro,taninsensible,comoelseñorScrooge.Yaleconoces,Roberto.Nadieleconocemejorquetú,pobrecillo.

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—Querida—fueladulcerespuestadeBob—.EseldíadeNavidad.

—Beberéasusaludportiyporsereldíaquees—dijolaseñoraCratchit—,noporél.¡Quévivamuchosaños!¡QuetengaFelicesPascuasyFelizAñoNuevo!¡Elvivirámuyalegreymuyfeliz,sindudaalguna!

Losniñosbrindarontambién.Fuedetodoloquehicieronloúnicoquenotuvocordialidad.TinyTimbrindóelúltimodetodos,perosinponerlamenoratención. Scrooge era el ogro de la familia. La solamención de su nombrearrojósobrelosreunidosunasombraobscura,quenosedisipósinodespuésdecincominutos.

Pasadaaquellaimpresión,estuvierondiezvecesmásalegresqueantes,alsentirse aliviados del maleficio causado por el nombre de Scrooge. BobCratchitlescontóqueteníaenperspectivaunacolocaciónparamasterPedro,que podría proporcionarle, si la conseguía, cinco chelines y seis peniquessemanales.LosdospequeñosCratchitrieronatrozmenteantelaideadeveraPedrohechounhombredenegocios,yelmismoPedromirópensativamenteal fuego, sacando la cabeza entre las dos puntas del cuello, como sireflexionara sobre la notable investidura de que gozaría cuando llegase apercibiraquelenormeingreso.

Marta, que eraunapobre aprendiza enun taller demodista, les contó laclasedelaborqueteníaquehacerycómoalgunosdíastrabajabamuchashorasseguidas.

Dijoquealdíasiguientepensabalevantarsetardedelacama,pueseraundíafestivoqueibaapasarencasa.ContóquehacíapocosdíashabíavistoaunacondesaconunlordyqueellorderacasitanaltocomoPedro,yéste,aloírlo, se alzó tanto el cuello, que, si hubierais estado presentes, no habríaispodido verle la cabeza. Durante: todo este tiempo no cesaron de comercastañasybeberponche,ydeaquíapocoescucharonunacanciónreferenteaunniñoperdidoquecaminabapor lanieve,cantadaporTinyTim,que teníaunaquejumbrosavocecita,ylacantómuybien,ciertamente.

Nada había de aristocrático en aquella familia. Sus individuos no eranhermosos,noestabanbienvestidos,suszapatossehallabanmuylejosdeserimpermeables,susropaseranescasas,yPedroconoceríamuyprobablementeel interior de las prenderías. Pero eran dichosos, agradables, se queríanmutuamente y estaban contentos con su suerte; y cuando ya se desvanecíananteScrooge,pareciendomásfelicesa losbrillantesdestellosda laantorchadelEspíritualpartir,Scroogelosmiróatentamente,sobretodoaTinyTim,dequiennoapartólamiradahastaelúltimoinstante.

Mientras tanto, había anochecido y nevaba copiosamente; y conformeScrooge y el Espíritu recorrían las calles, la claridad de la lumbre en las

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cocinas,enloscomedoresyentodaclasedehabitacioneseraadmirable.Aquí,eltemblordelallamamostrabalospreparativosdeunagrancomidafamiliar,con fuentesque trasladabandeunaparteaotra juntoa la lumbre,yespesascortinasrojas,prontasacaerparaahuyentarelfríoylaobscuridad.Allá,todoslos niños de la casa salían corriendo sobre la nieve al encuentro de sushermanas casadas, de sus hermanos, de sus primos; de sus tíos, de sus tías,paraser losprimerosensaludarles.Enotraparte, seveíanen laventana lassombras de los comensales reunidos; y más allá, un grupo de hermosasmuchachas,todasconcaperuzasyconbotasdeabrigoycharlandotodasalavez, marchaban alegremente a alguna casa cercana. ¡Infeliz del soltero (lasastutashechicerasbienlosabían)queentonceslashubieravistoentrar,conlatezencendidaporelfrío!Sihubieraisjuzgadoporelnúmerodepersonasqueibanareunirseconsusamigos,habríaispensadoquenoquedabanadieenlascasaspararecibirlascuandollegasen,aunqueocurríalocontrario:entodaslascasasseesperabanvisitasysepreparabaelcombustibleenlachimenea.¡Cuánsatisfecho estaba el Espectro! ¡Cómo desnudaba la amplitud de su pecho yabría su espaciosa mano, derramando con generosidad su luciente y sanaalegría sobre todo cuanto se hallaba a su alcance! El mismo farolero, quecorríadelantedeélsalpicandolassombríascallesconpuntosdeluz,yqueibavestidocomoparapasarlanocheenalgunaparte,seechóareíracarcajadascuando pasó el Espíritu por su lado, aunque fácilmente se adivinaba que elfaroleroignorabaquesucompañerodelmomentoeralaNavidadenpersona.

De pronto, sin una palabra de advertencia por parte del Espectro, sehallaronenunafríaydesiertaregiónpantanosa,enlaquehabíaderrumbadasmonstruosas masas de piedra, como si fuera un cementerio de gigantes: elaguaderramabapordondequiera,esdecir,sehabríaderramado,anoserporlaescarchaque la aprisionaba,ynadahabíacrecido sinoelmoho, la retamayuna áspera hierba.En la concavidaddelOeste, el sol poniente había dejadouna ardiente franja roja que fulguró sobre aquella desolación durante unmomento,comounojosombríoque,traselpárpado,fuesebajando,bajando,bajando,hastaperderseenlasdensastinieblasdelaobscuranoche.

—¿Quésitioeséste?—preguntóScrooge.

—Un sitio donde viven los mineros, que trabajan en las entrañas de latierra—contestóelEspíritu—.Peromeconocen.¡Mirad!

Brillaba una luz en la ventana de una choza y rápidamente se dirigieronhaciaella.Pasandoatravésdelapareddepiedraybarro,hallaronunaalegrereunión alrededor de un fuego resplandeciente, un hombre muy viejo y sumujer,consushijosyloshijosdesushijosyparientesdeotrageneraciónmás,todosconalegresadornosensuatavíodefiesta.Elanciano,conunavozquerara vez se distinguía entre los rugidos del viento sobre la desolada región,entonabaunacancióndeNavidad,queyaeraunaviejacancióncuandoélera

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unmuchacho,ydevezencuandotodoslosdemásseleuníanalcoro.Cuandoellos levantaban sus voces, el ancianohacía lomismoy sentíase con nuevovigor,ycuandoellos sedeteníanenelcanto,elvigordelancianodecaíadenuevo.

ElEspíritunosedetuvoallí,sinoquedejóaScroogequeseagarraseasuvestidura y, cruzando sobre la región pantanosa, se dirigió... ¿adónde? ¿Nosería al mar? Pues, sí, al mar. Horrorizado, Scrooge vio que se acababa latierraycontemplóunaespantosaseriederocasdetrásdeellos,yensordeciósus oídos el fragor del agua, que rodaba y rugía y se encrespaba entremedrosascavernasabiertasporellayfuriosamentetratabadesocavarlatierra.

Edificadosobreunlúgubrearrecifedelasescarpadasrocas,próximamenteaunaleguadelaorilla,ysobreelcualselanzabanlasaguasirritadasdurantetodoelaño,seerguíaunfarosolitario.Grandescantidadesdealgascolgabanhasta su base, y pájaros de las tormentas —nacidos del viento, se puedesuponer, como las algas nacen del agua— subían y bajaban en torno de élcomolasolasqueellosrozabanconlasalas.

Pero aun allí, dos hombres que cuidaban del faro habían encendido unahoguera que, a través de la tronera abierta en el espeso muro de piedra,lanzabaunrayodeluzresplandecientesobreelmarterrible.Losdoshombres,estrechándose las callosas manos por encima de la tosca mesa a la cual sehallabansentados,sedeseabanmutuamenteFelicesPascuasalbebersujarrodeponche,yunodeellos,elmásviejo,queteníalacaracurtidaydestrozadapor los temporales como pudiera estarlo el mascarón de proa de un barcoviejo,rompióenunarobustacanción,semejantealcantardelviento.

DenuevosiguióadelanteelEspectro,porencimadelnegroyagitadomar—adelante,adelante—,hastaque,hallándosemuylejos,segúndijoaScrooge,de todas las orillas, descendieron sobre un buque. Se colocaron tan prontojuntoaltimonel,queestabaensupuesto,tanprontojuntoalvigíaenlaproa,ojunto a los oficiales de guardia, obscuras y fantásticas figuras en sus variasposiciones; pero todos ellos tarareaban una canción deNavidad o tenían unpensamientopropiodeNavidad,ohablabanenvozbaja a su compañerodealgún día deNavidad ya pasado, con recuerdos del hogar referentes a él.Ytodos cuantos se hallaban a bordo, despiertos o dormidos, buenos omalos,habían tenido para los demás una palabra más cariñosa aquel día que otrocualquiera del año, y habían tratado extensamente de aquella festividad, yhabían recordado a las personas queridas a través de la distancia y habíansabidoqueellasteníanunplacerenrecordarlos.

Se sorprendió grandemente Scrooge mientras escuchaba el bramido delvientoypensabaqué solemnidad tiene sumovimientoa travésde laaisladaobscuridad sobre un ignorado abismo, cuyas honduras son secretos tan

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profundos como la muerte; se sorprendió grandemente Scrooge cuando,reflexionandoasí, oyóunaestruendosacarcajada.Pero se sorprendiómuchomásal reconocerqueaquella risaeradesusobrino,yalencontrarseenunahabitación clara, seca y luminosa, con el Espíritu sonriendo a su lado ymirandoasupropiosobrinoconaprobadoraafabilidad.

—¡Ja,ja!—rioelsobrinodeScrooge—.¡Ja,ja,ja!

Siporuna inverosímilprobabilidadsucedieraqueconocieseisunhombrede risamás sanaqueet sobrinodeScrooge,meagradaríamuchoconocerle.Presentadmeaélycultivarésuamistad.

Escosaadmirable,demostradoradelexactomecanismodelascosas,queasí comohay contagio en la enfermedady en la tristeza, no hay nada en elmundotanirresistiblementecontagiosocomolarisayelbuenhumor.CuandoelsobrinodeScroogeseechóareírdeestamanera,sujetándoselascaderas,dando vueltas a la cabeza y haciendo muecas, con las más extravagantescontorsiones, la sobrina de Scrooge, sobrina política, se echó a reír tancordialmentecomoél.Ylosamigosquesehallabanconellostambiénrieronruidosamente.

—¡Ja,ja!¡Ja,ja,ja!

—¡DijoquelaNavidaderaunapaparrucha,comotengoquemorirme!—gritóelsobrinodeScrooge—.¡Ylocreía!

—¡Quévergüenzaparaél!—dijolasobrinadeScrooge,indignada.

Eramuylinda,extraordinariamentelinda,decaraagradableycándida,desazonadaboquita,queparecíahechapara serbesada,como loera, sinduda;con toda clase de hermosos hoyuelos en la barbilla, que semezclaban unoscon otros cuando se reía, y con los dos ojos más esplendorosos que jamáshabéisvistoenunacabecitahumana.Eraenteramenteloquehabríanllamadoprovocativa,perointachable.¡Oh,perfectamenteintachable!

—Esunindividuocómico—dijoelsobrinodeScrooge—;esoesverdad,y no tan agradable como debiera ser. Sin embargo, sus defectos llevan elcastigodeellosmismos,yyonotengonadaquedecircontraél.

—Séqueesmuyrico,Fred—insinuólasobrinadeScrooge—.Almenossiempremehasdichoqueloera.

—¿Yqué,amadamía?—dijoelsobrino—.Suriquezaesinútilparaél.Nohacenadabuenoconella.Noseprocuracomodidadesconella.Nohatenidolasatisfaccióndepensar—¡ja,ja,ja!—quevaabeneficiarnosconella.

—Me falta la paciencia con él —indicó la sobrina de Scrooge. Lashermanas de la sobrina deScrooge y todas las demás señoras expresaron lamismaopinión.

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—¡Oh!—dijo el sobrino de Scrooge—. Yo lo siento por él. No puedoirritarmecontraél,aunquequiera.¿Quiénsufreconsusgenialidades?Siempreél.Se lehametidoen lacabezanocomplacernosynoquiereveniracomercon nosotros. ¿Cuál es la consecuencia? Es verdad que perder una malacomidanoesperdermucho.

—Puesyocreoquehaperdidounabuenacomida—interrumpiólasobrinadeScrooge.Todoslosdemásdijeronlomismo,yselesdebíaconsiderarcomojueces competentes, porque en aquel momento acababan de comerla; lospostres estaban ya sobre lamesa, y todos se habían reunido alrededor de lalumbre.

—¿Bueno!Mealegramuchooírlo—dijoelsobrinodeScrooge—,porqueno tengo mucha confianza en estas jóvenes amas de casa. ¿Qué opinas,Topper?

Topper tenía francamente fijos los ojos en una de las hermanas de lasobrinadeScrooge,ycontestóqueunsolteroerauninfelizpariaquenoteníaderechoaemitirsuopiniónrespectodelasunto;yenseguidalahermanadelasobrina de Scrooge—la regordeta, con el camisolín de encaje, no la de lasrosas—seruborizó.

—Continúa,Fred—dijolasobrinadeScrooge,palmoteando—.Esenuncaterminaloqueempiezaadecir.¡Esunmuchachoridículo!

ElsobrinodeScroogesoltóotracarcajada,ycomoeraimposibleevitarelcontagio,aunquelahermanaregordetatratócondificultaddehacerlo,oliendovinagrearomático,elejemplodeélfueseguidounánimemente.

—Solamente iba a decir —continuó el sobrino de Scrooge— que laconsecuencia de disgustarse con nosotros y no divertirse con nosotros es,según creo, que pierde algunos momentos agradables que no le habríanperjudicado.

Estoysegurodequepierdemásagradablescompañerosquelosquepuedeencontrar en sus propios pensamientos, en su viejísimo despacho o en suspolvorientashabitaciones.Mepropongodarleigualocasióntodoslosaños,leagrade o no le agrade, porque le compadezco. Que se burle de la Navidadhastaquesemuera;peronopuedemenosdepensarmejordeella,ledesafío,si se encuentra conmigo de buen humor, año tras año, diciéndole: "TíoScrooge, ¿cómo estáis?" Si sólo eso le hace dejar a su pobre dependientecincuentalibras,yaesalgo;ycreoqueayerleconmoví.

AloírquehabíaconmovidoaScrooge,rieronlosdemás.PerocomoFredteníacorazónsencilloynosepreocupabamuchodelmotivodelarisacontalde ver alegres a los demás, el sobrino de Scrooge les animó a divertirse,haciendocircularlabotellaalegremente.

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Después del té hubo un poco demúsica, pues formaban una familia demúsicos, y os aseguro que eran entendidos, especialmente Topper, que hizosonarelbajocomolosbuenos,sinqueselehincharanlasvenasdelafrenteniselepusierarojalacara.LasobrinadeScroogetocóbienelarpa,yentreotraspiezas tocó un aria sencilla (una nonada; aprenderíais a tararearla en dosminutos),quehabíasidolacanciónfavoritadelaniña,quesacóScroogedelaescuela,comorecordóelEspectrodelaNavidadPasada.Cuandosonóaquellamúsica, todas las cosasque elEspectro le habíamostrado se agolparon a laimaginación de Scrooge; se enterneció más y más, y pensó que si hubieraescuchadoaquelloconfrecuenciaañosantes,podíahabercultivadolabondaddelavidaconsuspropiasmanosparasufelicidad,sinrecurriralaazadadelsepultureroqueenterróaJacobMarley.

Peronodedicaron toda lanoche a lamúsica.Alpoco rato jugaron a lasprendas, pues es bueno sentirse niños algunas veces, y nuncamejor que enNavidad,cuandosumismopoderosofundadoreraunniño.¿Basta?Luegosejugóalagallinaciega,y,sinduda,alguienparecíanover.Ytanprontocreoque Topper estaba realmente ciego, como creo que tenía ojos hasta en lasbotas.MiopiniónesquehabíaacuerdoentreélyelsobrinodeScrooge,yqueelEspectrodelaNavidadPresentelosabía.Suprocederrespectoalahermanaregordeta, la del camisolín de encaje, era un ultraje a la credulidad de lanaturalezahumana.

Dando puntapiés a los utensilios del hogar, tropezando con las sillas,chocando contra el piano, metiendo la cabeza entre los cortinones,adondequieraquefueseella,siempreocurríalomismo.Siempresabíadóndeestaba la hermana regordeta.Nunca cogía a otra cualquiera. Si os hubieraispuesto delante de él (como hicieron algunos de ellos) con intención, habríafingidoqueibaaapoderarsedevosotros,locualhabríasidounaafrentaparavuestracomprensión,einstantáneamentesehabríaladeadoendireccióndelahermanaregordeta.Amenudogritabaellaqueesonoestababien,yrealmenteno lo estaba. Pero cuando por fin la cogió; cuando, a pesar de todos loscrujidos de la seda y de los rápidos revoloteos de ella para huir, consiguióalcanzarla en un rincón donde no tenía escape, entonces su conducta fueverdaderamente execrable. Porque, con el pretexto de no conocerla, juzgónecesariotocarsucofiayademásasegurarsedesuidentidadoprimiendociertoanilloqueteníaenundedoyciertacadenaquelerodeabaelcuello;¡todoesoera vil,monstruoso! Sin duda ella le dijo su opinión respecto de ello, puescuandolecorrespondióaotroserelciego,ambossehallabancontándosesusconfidenciasdetrásdeuncortinón.

La sobrina de Scrooge no tomaba parte en el juego de la gallina ciega;permanecía sentada en una butaca con un taburete a los pies en un cómodorincón de la estancia, donde elEspectro yScrooge estaban en pie detrás de

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ella;peroparticipabaeneljuegodeprendas,yeradeadmirarparticularmenteeneljuegode¿cómoosgusta?,combinaciónamorosacontodaslasletrasdelalfabeto,ylamismahabilidaddemostróenelde¿cómo,dóndeycuándo?,y,congran alegría interiordel sobrinodeScrooge,derrotaba completamente atodassushermanas,aunqueéstasnoerantontas,comohubierapodidodecirosTopper.Habríaallíveintepersonas,jóvenesyviejos;perotodosjugaban,ylomismo hizo Scrooge, quien, olvidando enteramente (tanto se interesaba poraquellaescena)quesuvoznosonabaenlosoídosdenadie,decíaenaltavozlaspalabrasquehabíaqueadivinar,ymuyamenudoacertaba,pueslaagujamásafilada,lamejorWhitechapel,conlagarantíadenocortarelhilo,noeramásagudaqueScrooge,aunqueleconvinieraaparecerobtusoanteelmundo.

Al Espectro le agradaba verle de tan buen humor, y le miró con talbenevolencia,queScroogelesuplicó,comolohubierahechounniño,quesequedaseallí,hastaquesefuesenlosconvidados.PeroelEspírituledijoquenoeraposible.

—Heaquíunnuevo juego—dijoScrooge—.¡Mediahora,Espíritu, sólomediahora!

Eraunjuegollamadosíyno,enelcualelsobrinodeScroogedebíapensaruna cosa y los demás adivinar lo que pensaba, contestando a sus preguntassolamente sí o no, según el caso. El vivo juego de preguntas a que estabaexpuestolehizodecirquepensabaenunanimal,enunanimalviviente,másbien un animal desagradable, un animal salvaje, un animal que unas vecesrugíaygruñíayotrasveceshablaba,quevivíaenLondresysepaseabaporlascalles,quenoseenseñabapordinero,quenadieleconducía,quenovivíaenunacasadefieras,quenuncasellevabaalmatadero,yquenoerauncaballo,niunasno,niunavaca,niuntoro,niuntigre,niunperro,niuncerdo,niungato,niunoso.Acadanuevapreguntaqueseledirigía,elsobrinosoltabaunanuevacarcajada,yllegóatalextremosujúbilo,quesevioobligadoadejarelsofáyecharseenelsuelo.Alfin,lahermanaregordeta,presatambiéndeunarisaloca,exclamó:

—¡Hedadoconello!¿Yaséloquees,Fred!¡Yaséloquees!

—¿Quées?—preguntóFred.

—¿EsvuestrotíoScro-o-o-ge!

Esoera,efectivamente.Laadmiraciónfueelsentimientogeneral,aunquealgunoshicieronnotarquelarespuestaalapregunta"¿Esunoso?"debióser"Sí", tanto más cuanto que una respuesta negativa bastó para apartar suspensamientos de Scrooge, suponiendo que se hubiera dirigido a él desdeluego.

—Hacontribuidoengranmaneraadivertirnos—dijoFred—yseríamos

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ingratossinobebiéramosasusalud.Ypuestoquetodostenemosenlamanounvasodeponcheconvino,yodigo:¡PoreltíoScrooge!

—¡Bien!¿PoreltíoScrooge!—exclamarontodos.

—¡FelicesPascuasyfelizAñoNuevoalviejo,sealoquefuere!—dijoelsobrinodeScrooge—.Noaceptaríaél talfelicitaciónsaliendodemislabios,peroquelareciba,sinembargo.¡PoreltíoScrooge!

El tíoScroogehabíasedejadopocoapococonquistarde talmodoporeljúbilo general, y sentía tan ligero su corazón, que hubiera correspondido albrindisdelareunión,aunqueéstanopodíaadvertirsupresencia,dándolelasgracias enundiscursoquenadiehabríaoído, si elEspectro lehubieradadotiempo. Pero toda la escena desapareció con el sonido de la última palabrapronunciadaporsusobrino,yScroogeyelEspíritucontinuaronsuviaje.

Vieron muchos países, fueron muy lejos y visitaron muchos hogares, ysiempre con feliz resultado. El Espíritu se colocaba junto al lecho de losenfermos;yellossesentíandichosos:sivisitabaalosquesehallabanenpaísextranjero, se creían en su patria; si a los que luchaban contra la suerte, sesentían resignados y llenos de esperanza; si se acercaba a los pobres, seimaginabanricos.Enlascasasdecaridad,enloshospitales,enlascárceles,entodos los refugios de la miseria, donde el hombre, orgulloso de su efímeraautoridad, no había podidoprohibir la entrada y cerrar la puerta, alEspíritudejabasubendicióneinstruíaaScroogeensuspreceptos.

Fue una larga noche, si es que todo aquello sucedió en una sola noche;peroScroogedudódeello,porqueleparecíaquesehabíancondensadovariasNavidades en el espacio de tiempo que pasaron juntos. Era extraño, sinembargo,quemientrasScroogenoexperimentabamodificaciónen su formaexterior,elEspectrosehacíamásviejo,visiblementemásviejo.Scroogehabíaadvertidotalcambio,peronuncadijonada,hastaquealsalirdeunareunióninfantildondesecelebrabanlosReyes,mirandoalEspíritucuandosehallabansolos,notóquesuscabelloserangrises.

—¡EstancortalavidadelosEspíritus?—preguntóScrooge.

—Mi vida sobre este globo es muy corta—replicó el Espectro—. Estanochetermina.

—¡Estanoche!—gritóScrooge.

—Estanoche,alasdoce.¡Escuchad!Lahoraseacerca.

Enaquelmomentolascampanasdabanlasonceytrescuartos.

—Perdonadme sí soy indiscreto al hacer tal pregunta —dijo Scrooge,mirandoatentamentelatúnicadelEspíritu—,peroveoalgoextraño,quenoospertenecesaliendopordebajodevuestrovestido.¿Esunpieounagarra?

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—Pudieraserunagarra,ajuzgarporlacarnequehayencima—contestócontristezaelEspíritu—.¡Mirad!

De los pliegues de su túnica hizo salir dos niños miserables, abyectos,espantosos, horribles, repugnantes, que cayeron de rodillas a sus pies y seagarraronasuvestidura.

—¡Oh,hombre!¡Mira,mira,miraatuspies!exclamóelEspectro.

Eranunniñoyunaniña,amarillos,flacos,cubiertosdeharapos,ceñudos,feroces,peropostrados, sinembargo, en suabyección.Cuandounagraciosajuventud habría debido llenar sus mejillas y extender sobre su tez los másfrescoscolores,unamanomarchitaydesecada,comoladeltiempo,lashabíaarrugado,enflaquecidoydecolorado.Dondelosángeleshabríandebidoreinar,losdemoniosseocultabanparalanzarmiradasamenazadoras.Ningúncambio,ningunadegradación,ningunaperversióndelahumanidad,enningúngrado,através de todos losmisterios de la admirable creación, haproducido, ni conmucho,monstruostanhorriblesy.espantosos.

Scrooge retrocedió, pálido de terror. Teniendo en cuenta quien se losmostraba, intentó decir que eran niños hermosos; pero las palabras sedetuvieron en sugarganta antes que contribuir a unamentira de tan enormemagnitud.

—Espíritu,¿sonhijosvuestros?—Scroogenopudodecirmás.

—Sonloshijosdeloshombres—contestóelEspíritu,mirándolos—.Yseacogenamíparareclamarcontrasuspadres.EsteniñoeslaIgnorancia.EstaniñaeslaMiseria.Guardaosdeambosydetodasudescendencia,perosobretododelniño,puesensufrenteveoescrita lasentencia,hastaque loescritosea borrado. ¡Niégalo! —gritó el Espíritu, extendiendo una mano hacia laciudad—. ¡Calumnia a los que te lo dicen! Eso favorecerá tus designiosabominables.¡Peroelfinllegará!

—¿Notienenningúnrefugionirecurso?—exclamóScrooge.

—¿Nohaycárceles?—dijoelEspíritu,devolviéndoleporúltimavezsuspropiaspalabras—.¿Nohaycasasdecorrección?

Lacampanadiolasdoce.

ScroogemiróasualrededorenbuscadelEspectro,yyanolevio.Cuandola última campanada dejó de vibrar, recordó la predicción del viejo JacobMarley,y,alzandolosojos,viounfantasmadeaspectosolemne,vestidoconunatúnicaconcapuchayqueibahaciaéldeslizándosesobrelatierracomosedeslizalabruma.

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Capítulo4:Elúltimodelostresespíritus

El Fantasma se aproximaba con paso lento, grave y silencioso. Cuandollegó a Scrooge, éste dobló la rodilla, pues el Espíritu parecía esparcir a sualrededor,enelairequeatravesaba,tristezaymisterio.

Leenvolvíaunavestiduranegra,queleocultabalacabeza,lacaraytodoel cuerpo, dejando solamente visible una de sus manos extendida. Pero,ademásdeesto,hubierasidodifícildistinguirsufiguraenmediodelanocheyhacerladestacardelacompletaobscuridadquelarodeaba.

ReconocióScroogequeelEspectroeraaltoymajestuosocuandolevioasulado,yentoncessintióquesumisteriosapresencialellenabadeuntemorsolemne.Nosuponadamás,porqueelEspíritunihablabanisemovía.

—¿Estoy en presencia del Espectro de la Navidad venidera? —dijoScrooge.

ElEspíritunorespondió,perocontinuóconlamanoextendida.

—Vais amostrarme las sombras de las cosas que no han sucedido, peroque sucederán en el tiempo venidero —continuó Scrooge—, ¿no es así,Espíritu?

Laparte superior de la vestidura se contrajoun instante en sus pliegues,como si el Espíritu hubiera inclinado la cabeza. Fue la sola respuesta querecibió.

Aunque habituado ya al trato de los espectros, Scrooge experimentó talmiedoantelasombrasilenciosa,queletemblaronlaspiernasyapenaspodíasostenerse en pie cuando se disponía a seguirle. El Espíritu se detuvo unmomentoobservandosuestado,comosiquisieradarletiempoparareponerse.

PeroellofuepeorparaScrooge.SeestremecióconunvagoterroralpensarquetrasaquellasombríamortajaestabanlosojosdelFantasmaintensamentefijos en él, y que, a pesar de todos sus esfuerzos, sólo podía ver unamanoespectralyunagranmasanegra.

—¡Espectrodel futuro—exclamó—,os tengomásmiedoqueaningunodelosespectrosquehevisto!Perocomoséquevuestropropósitoesprocurarmi bien y como espero ser un hombre diferente de lo que he sido, estoydispuestoaacompañarosconelcorazónagradecido.¿Noqueréishablarme?

Silencio.Lamanoseguíaextendidahaciaadelante.

—¡Guiadme!—dijoScrooge—.¡Guiadme!Lanocheavanzarápidamente,yséqueesunpreciosotiempoparamí.¡Guiadme,Espíritu!

El Fantasma se alejó igual que había llegado. Scrooge le siguió en la

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sombradesuvestidura,quesegúnpensó,lelevantabaylellevabaconella.

Apenas pareció que entraron en la ciudad, puesmás bien se creería queéstasurgióalrededordeellos,circundándolosconsupropiomovimiento.Sinembargo, se hallaban en el corazón de la ciudad, en la Bolsa, entre losnegociantes, que marchaban apresuradamente de aquí para allá, haciendosonarlasmonedasenelbolsillo,conversandoengrupos,mirandosusrelojes,jugando pensativamente con sus áureos dijes, etc., como Scrooge les habíavistoconfrecuencia.

ElEspíritusedetuvofrenteaunpequeñogrupodenegociantes.

ObservandoScroogequesumanoindicabaaquelladirección,seadelantóparaescucharloquehablaban.

—No—decía unhombre gruesoy alto, de barbillamonstruosa—;no sémásacercadeello;sóloséquehamuerto.

—¿Cuándohamuerto?—inquirióotro.

—Creoqueanoche.

—¡Cómo!¿Puesquélehaocurrido?—preguntóuntercero,tomandounagranporcióndetabacodeunaenormetabaquera—.Yocreíquenoibaamorirnunca.

—SóloDioslosabe—dijoelprimerobostezando.

—¿Quéhahechodesudinero?—preguntóuncaballerodefazrubicundacon una excrecencia que le colgaba de la punta de la nariz y que ondulabacomolascarúnculasdeunpavo.

—Noloheoídodecir—dijoelhombredelaenormebarbillabostezandodenuevo—.Quizáselohayadejadoasusociedad.Amínomelohadejada,estodoloquesé.

Estabromafueacogidaconunacarcajadageneral.

—Es probable que sean modestísimas las exequias —dijo el mismointerlocutor—, pues, por mi vida, no conozco a nadie que asista a ellas.¿Vamosairnosotrossininvitación?

—No tengo inconveniente, si haymerienda—observó el caballero de laexcrecenciaenlanariz—,perosivoytienenquedarmedecomer.

Otracarcajada.

—Bueno;despuésdetodo,yosoyelmásdesinteresadodetodosvosotros—dijo el que habló primeramente—, pues nunca gasto guantes negros nimeriendo;peroestoydispuestoa irsialgunovieneconmigo.Cuandopiensoenello,noestoycompletamentesegurodenohabersidosumejoramigo,pues

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acostumbrábamos detenernos a hablar siempre que nos encontrábamos.¡Adiós,señores!

Losquehablabany losqueescuchabansedispersaron,mezclándoseconotros grupos. Scrooge los conocía, y miró al Espíritu en busca de unaexplicación.

ElFantasmasedeslizóenunacalle.Sudedoseñalabaadosindividuosquese encontraron. Scrooge escuchó de nuevo, pensando que allí se hallaría laexplicación.

También a aquellos hombres los conocía perfectamente. Eran dosnegociantes riquísimosymuy importantes.Siempre se había ufanadode sermuyestimadoporellos,desdeelpuntodevistadelosnegocios,seentiende,estrictamentedesdeelpuntodevistadelosnegocios.

—¿Cómoestáis?—dijouno.

—¿Cómoestáis?—replicóelotro.

—Bien—dijoelprimero—.Alfinelviejotienelosuyo,¿eh?

—Esoheoído—contestóelotro—.Hacefrío,¿verdad?

—LopropiodelaépocadeNavidad.Supongoquenosoispatinador.

—No,no.Tengootracosaenquepensar.¿Buenosdías!

Ni una palabra más. Tales fueron su encuentro, su conversación y sudespedida.

Al principio estuvo Scrooge a punto de sorprenderse de que el Espíritudiese importancia a conversaciones tan triviales en apariencia; pero,íntimamenteconvencidodequedebíantenerunsignificadooculto,sepusoareflexionarcuálpodríaser.ApenasselespodíasuponeralgunarelaciónconlamuertedeJacob,suviejoconsocio,pueséstapertenecíaalpasado,yelpuntode partida de este Espectro era el porvenir. Ni podía pensar en otroinmediatamente relacionadoconélaquiense lepudieraaplicar.Perocomo,sin duda, a quienquiera que se le aplicaren, encerraban una lección secretadirigidaasuprovecho,resolviótenerencuentacuidadosamentetodapalabraqueoyeray todacosaqueviese,yespecialmenteobservarsupropia imagencuandoapareciera,puesteníalaesperanzadequelaconductadesufuturoserledaríalaclavequenecesitabaparahacerlefácillasolucióndelenigma.

Miró a todos lados en aquel lugarbuscando supropia imagen;perootrohombreocupabasurincónhabitual,yaunqueelrelojseñalabalahoraenqueélacostumbrabaestarallí,novioanadiequeseleparecieseentrelamultitudqueseoprimíabajoelporche.

Ellolesorprendiópoco,sinembargo,pueshabíaresueltocambiardevida:

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y pensaba y esperaba que su ausencia era una prueba de que sus nacientesresolucionesempezabanaponerseenpráctica.

Inmóvil, sombrío, el Fantasma permanecía a su lado con la manoextendida.CuandoScroogesalióde suensimismamiento, se imaginó,porelmovimiento de lamano y su situación respecto a él, que los ojos invisiblesestabanmirándolefijamente,ylerecorrióunescalofrío.

Dejaronelteatrodelosnegociosysedirigieronaunaparteobscuradelaciudad,dondeScroogenohabíaentradonunca,aunqueconocíasusituaciónysumala fama.Los caminos eran sucios y estrechos; las tiendas y las casas,miserables; los habitantes, medio desnudos, borrachos, mal calzados,horrorosos.Callejuelasypasadizossombríos,comootras tantasalcantarillas,vomitabansusoloresrepugnantes,sus inmundiciasysushabitantesenaquellaberintodecalles;ytodaaquellaparterespirabacrimen,suciedadymiseria.

Enelfondodeaquellaguaridainfamehabíaunatiendabajísimadetecho,bajo el tejado de un sobradillo, donde se compraban hierros, trapos viejos,botellas, huesos y restos de comidas. En el interior, y sobre el suelo, seamontonabanllavesenmohecidas,clavos,cadenas,goznes,limas,platillosdebalanza,pesosytodaclasedehierrosinútiles.Misteriosqueapocaspersonashubieraagradado investigar seocultabanbajoaquellosmontonesdeharaposrepugnantes, aquella grasa corrompida y aquellos sepulcros de huesos.Sentadoenmediodesusmercancías,juntoaunbraserodeladrillosviejos,unbribón de cabellos blanqueados por sus setenta años, defendido del vientoexteriorconunacortinafétidacompuestadepedazosdetrapodetodoscoloresy clases colgados de un bramante, fumaba su pipa saboreando lavoluptuosidaddesuapacibleretiro.

Scroogeyelfantasmallegaronanteaquelhombreenelmomentoenqueunamujercargadaconunenormeenvoltoriosedeslizabaenlatienda.Apenashabía entrado, cuando otra mujer, cargada de igual modo, entró acontinuación;seguidadecercaporunhombrevestidodenegrodesvaído,cuyasorpresa no fue menor a la vista de las dos mujeres que la que ellasexperimentaronal reconocerseunaaotra.Despuésdeunmomentodemudaestupefacción,de laquehabíaparticipadoelhombrede lapipa, soltaron lostresunacarcajada.

—¿Quelajornalerapaseprimeramente?—exclamólaquehabíaentradoalprincipio—. La segunda será la planchadora y el tercero el hombre de lafuneraria. Mirad, viejo Joe, qué casualidad. ¡Cualquiera diría que noshabíamoscitadoaquílostres!

—Nopodíaishaberelegidomejorsitio—dijoelviejoquitándose lapipadelaboca—.Entradalasala.Hacemuchotiempoquetenéisaquílaentradalibre,y losotrosdos tampocosonpersonasextrañas.Aguardadquecierre la

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puerta de la tienda. ¡Ah, cómo cruje! No creo que haya aquí hierros másmohosos que sus goznes, así como tampoco hay aquí, estoy seguro, huesosmás viejos que los míos. ¡Ja, ja! Todos nosotros estamos en armonía connuestraprofesiónydeacuerdo.Entradalasala,entradalasala.

Lasalaeraelespacioseparadode la tiendapor lacortinadeharapos.Elviejoremoviólalumbreconunpedazodehierroprocedentedeunabarandilla,ydespuésdereavivarlahumosalámpara(pueseradenoche)coneltubodelapipa,sevolvióaponeréstaenlaboca.

Mientras lo hizo, la mujer que ya había hablado arrojó el envoltorio alsuelo y se sentó en un taburete en actitud descarada, poniéndose los codossobrelasrodillasylanzandoalosotrosdosunamiradadedesafío.

—Ybien, ¿Qué? ¿Qué hay, señoraDilber?—dijo lamujer—.Cada unotienederechoapensarensímismo.¡Élsiemprelohizoasí!

—Esverdad,efectivamente—dijolaplanchadora—.Másqueél,nadie.

—¿Por qué, pues, ponéis esa cara, como si tuvierais miedo, mujer?Supongoqueloslobosnosemuerdenunosaotros.

—¿Claro que no! —dijeron a la vez, la señora Dilber y el viejo—.Debemosesperarqueseaasí.

—Entonces, muy bien —exclamó la mujer—. Eso basta. ¿A quién seperjudicaconinsignificanciascomoéstas?Noseráelmuerto,mefiguro.

—¡Claroqueno!—dijolaseñoraDilberriendo.

—Sinecesitabaconservarlasdespuésdemorir,elviejoavaro—continuólamujer—,¿porquénohahechoenvidaloquetodoelmundo?Noteníamásquehaberseproporcionadoquien lecuidaracuando lamuertese lo llevó,envezdepermaneceraisladodetodosalexhalarelúltimosuspiro.

—Nuncasedijomayorverdad—repusolaseñoraDilber—.Tieneloquemerece.

—Yodesearíaqueleocurrieraalgomás—replicólamujer—;yotracosahabría sido, podéis creerme, sime hubiera sido posible poner lasmanos encosademásvalor.Abrideseenvoltorio,Joe,ydecidmecuántovale.Habladconfranqueza.Notengomiedodeserlaprimera,nimeimportaquelovean.Antes de encontrarnos aquí, ya sabíamos bien, me figuro, que estábamoshaciendonuestronegocio.Nohaynadamaloenello.Abridelenvoltorio,Joe.

Perolagalanteríadesusamigosnolopermitió,yelhombredeltrajenegrodesvaído,rompiendoelfuego,mostrósubotín.Noeraconsiderable:unselloodos,unlapicero,dosbotonesdemanga,unalfilerdepocovalor,ynadamás.

Todas esas cosas fueron examinadas separadamente y avaluadas por et

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viejo,queescribiócontizaenlaparedlascantidadesqueestabadispuestoadar por cada una, haciendo la suma cuando vio que no había ningún otroobjeto.

—Estaesvuestracuenta—dijo—,ynodaríaunpeniquemás,aunquemequemaranafuegolentopornodarlo.¿Quiénsigue?

SeguíalaseñoraDilber.Sábanasytoallas,servilletas,untrajeusado,dosantiguas cucharillas de plata, unas pinzas para azúcar y algunas botas. Sucuentalefuehechaigualmenteenlapared.

—Siempredoydemasiadoalasseñoras.Esunademisflaquezas,ydeesemodomearruino—dijoelviejo—.Aquíestávuestracuenta.Simepedísunpeniquemás,odiscutís lacantidad,puedoarrepentirmedemiesplendidezyrebajarmedíacorona.

—Yahoradeshacedmienvoltorio,Joe—dijolaprimeramujer.

Joe se puso de rodillas para abrirlo con más facilidad, y después dedeshacerungrannúmerodenudos;sacóunapesadapiezadetelaobscura.

—¿Cómollamáisaesto?—dijo—.Cortinasdealcoba.

—¿Ah! —respondió la mujer riendo e inclinándose sobre sus brazoscruzados—.¡Cortinasdealcoba!

—Noesposiblequelashayáisquitado,conanillasytodo,estandotodavíasobreellecho—dijoelviejo.

—Puessí—replicólamujer—.¿Porquéno?

—Habéis nacido para hacer fortuna—dijo el viejo— y seguramente laharéis.

—En verdad os aseguro, Joe —replicó la mujer tranquilamente—, quecuando tenga a mi alcance alguna cosa, no retiraré de ella la mano porconsideraciónaunhombrecomoése.Ahora,nodejéiscaerelaceitesobrelasmantas.

—¿Lasmantasdeél?—preguntóJoe.

—¿Dequiéncreéisqueibanaser?—replicólamujer—.Meatrevoadecirquenoseenfriarápornotenerlas.

—Mefiguroquenohabrámuertodeenfermedadcontagiosa,¿eh?—dijoelviejosuspendiendolatareayalzandolosojos.

—No tengáismiedo—replicó lamujer—.Nomeagradaba su compañíahasta el punto de estar a su lado por tales pequeñeces, si hubiera habido elmenorpeligro.¿Ah!Podéismiraresacamisahastaqueosduelanlosojos,ynoveréisenellaniunagujeroniunzurcido.Esaeslamejorqueteníayesuna

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buenacamisa.Anoserpormí,lahabríanderrochado.

—¿Aquéllamáisderrocharunacamisa?—preguntóJoe.

—Quierodecirque,seguramente,lehabríanamortajadoconella—replicólamujer,riendo—.Alguienfuelobastanteimbécilparahacerlo,peroyoselaquitéotravez.Sílateladealgodónnosirveparatalobjeto,nosirveparanada.

Esapropósitoparacubriruncuerpo.Nopuedeestarmásfeodeesemodoqueconestacamisa.

Scrooge escuchaba este diálogo con horror. Conforme se hallaban losinterlocutoresagrupadosentornodesupresa,alaescasaluzdelalámparadelviejo: le producíanuna sensaciónde odio y de disgusto, que nohabría sidomayor aunque hubiera visto obscenos demonios regateando el precio delpropiocadáver.

—¡Ja, ja!—riolamismamujercuandoJoe,sacandountalegodefranelallenodedinero,contóenelsuelolacantidadquecorrespondíaacadauno—.No termina mal, ¿veis? Durante su vida ahuyentó a todos de su lado paraproporcionarnosgananciasdespuésdemuerto.¡Ja,ja,ja!

—¿Espíritu?—dijoScrooge,estremeciéndosedepiesacabeza—.Yaveo,yaveo.Elcasodeesedesgraciadopuedeserelmío.Aesoconduceunavidacomolamía.¡Diosmisericordioso!¿Quéesesto?

Retrocedió llenode terror,pues laescenahabíacambiadoyScroogecasitocabaunlecho:unlechodesnudo,sincortinas,sobreelcual,cubiertoporuntrapo,yacíaalgoque,aunquemudo,serevelabaconterriblelenguaje.

El cuarto estabamuy obscuro, demasiado obscuro para poder observarleconalguitaexactitud,aunqueScrooge,obedienteaunimpulsosecreto,mirabaatodoslados,ansiosoporsaberquéclasedehabitacióneraaquélla.Unaluzpálida, que llegaba del exterior, caía directamente sobre el lecho, en el cualyacíaelcuerpodeaquelhombredespojado, robado,abandonadopor todoelmundo,sinnadiequelevelaraysinnadiequelloraraporél.

ScroogemiróhaciaelFantasma,cuyarígidamanoindicabalacabezadelmuerto.Elpañoqué lacubríahallábasepuestocon taldescuido,queelmásligeromovimiento,eldeundedo,habríadescubierto lacara.PensóScroogeenello,veíacuánfácilerahacerloysentíaeldeseodehacerlo:perotanpocopoderteníaparaquitaraquelvelocomoparaarrojardesuladoalEspectro.

—¡Oh,fría,fría,rígida,espantosamuerte!¡Levantaaquítualtaryvístelocontodoslosterroresdequedispones,puesestásentudominio!Perocuandoes una cabeza amada, respetada y honrada, no puedes hacer favorable a tusterriblesdesigniosunsolocabellonihacerodiosaunadesusfacciones.Noesque la mano pierda su pesantez y no caiga al abandonarla; no es que el

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corazónyelpulsodejendeestarinmóviles:perolamanofueabierta,generosayleal;elcorazón,bravo,fervienteytierno;yelpulso,deunhombre.¡Golpea,muerte,golpea!¡Ymiralasbuenasaccionesquebrotandelaheridaycaenenelmundocomosimientedevidainmortal!

Ninguna voz pronunció tales palabras en los oídos de Scrooge, pero lasoyóalmirarellecho.Ypensó:"Siestehombrepudierarevivir,¿cuálesseríansus pensamientos primitivos? ¿La avaricia, la dureza de corazón, lapreocupación del dinero? ¿Tales cosas le han conducido, verdaderamente, abuenfin?Yaceenestacasadesiertaysombría,dondenohayunhombre,unamujer o un niñoque diga: "fue cariñosoparamí en esto o en aquello, y enrecuerdo de una palabra amable seré cariñoso para él". Un gato arañaba lapuerta,ybajolapiedradelhogarseoíaunruidoderatasqueroían.¿Quéibanabuscarenaquelcuartofúnebreyporquéestabantaninquietasyturbulentas?

Scroogenoseatrevióapensarenello.

—¡Espíritu —dijo—, da miedo estar aquí! Al abandonar este lugar noolvidarésusenseñanzas,osloaseguro.¡Vámonos!

ElEspectroseguíamostrándolelacabezadelcadáverconsudedoinmóvil.

—Os comprendo—replicóScrooge—, y lo haría si pudiera. Perome esimposible,Espíritu,meesimposible.

ElEspectropareciómirarledenuevo.

—Síhayenlaciudadalguienaquienemocionelamuertedeesehombre—dijoScrooge,agonizante—,mostradmeesapersona,Espíritu,oslosuplico.

ElFantasmaextendióunmomentosusombríavestiduraanteél,comounala;después,volviendoaplegarla,lemostróunahabitaciónalumbradaporlaluzdeldía,dondeestabaunamadreconsushijos.

Aguardabaaalguienconansiosainquietud,puesibadeunladoaotroporlahabitación,seestremecíaalmenorruido,mirabaporlaventana,consultabaelreloj,trataba,peroinútilmente,demanejarlaaguja,ynopodíaaguantarlasvocesdelosniñosensusjuegos.Alfinseoyóenlapuertaelgolpeesperadotantotiempo;seprecipitóalapuertayseencontróconsumarido,cuyorostroestaba ajado y abatido por la preocupación, aunque era joven. En aquelmomento mostraba una expresión notable: un placer triste que le causabavergüenzayqueseesforzabaenreprimir.

Sesentóparacomerelalmuerzopreparadoparaéljuntoalfuego,ycuandoellalepreguntódébilmentequénoticiashabía(loquenohizosinodespuésdeunlargosilencio),pareciócohibidoderesponder.

—¿Sonbuenasomalas?—dijoparaayudarle.

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—Malas—respondió.

—¿Estamoscompletamentearruinados?

—No.Aúnhayesperanzas,Carolina.

—Siseconmueve—dijoellaasombrada—,sitalmilagroserealizara,nosehabríanperdidolasesperanzas.

—Yanopuedeconmoverse—dijoelmarido—,porquehamuerto.

Eraaquellamujerunadulceypacientecriatura,ajuzgarporsurostro;perosualmasellenódegratitudaloíraquello,yasíloexpresójuntandolasmanos.

UnmomentodespuéspedíaperdónaDiosysemostrabaafligida:peroelprimermovimientosaliódelcorazón.

—Lo queme dijo aquellamujermedio ebria, de quien te hablé anoche,cuando intenté verle para obtener unplazodeuna semana, y lo que creí unpretexto para no recibirme, es la pura verdad; no sólo estabamuy enfermo,sinoagonizando.

—¿Yaquiénsetransmitiránuestradeuda?—Nolosé.Peroantesdeesetiempo tendremos ya el dinero: y aunque no lo tuviéramos, sería tenermuymalasuerteencontrarensusucesorunacreedortanimplacablecomoél.¡Estanochepodemosdormirtranquilos,Carolina!

Sí. Sus corazones se sentían aliviados de un gran peso.Las caras de losniños,agrupadosasualrededorparaoírloquetanmalcomprendían,brillabanmás: lamuertedeaquelhombre llevabaunpocodedichaaaquelhogar.LaúnicaemociónqueelEspectropudomostraraScroogeconmotivodeaquelsucesofueunaemocióndeplacer.

—Espíritu,permitidmeveralgunaternurarelacionadaconlamuerte—dijoScrooge—: si no, la sombría habitación que abandonamos hace poco estarásiempreenmirecuerdo.

ElFantasmalecondujoa travésdevariascallesque leeranfamiliares:amedidaquemarchaban.Scroogemirabaatodaspartesenbuscadesupropiaimagen,peroenningúnsitioconseguíaverla.EntraronencasadelpobreBobCratchit, la habitación que habían visitado anteriormente, y hallaron a lamadreyalosniñossentadosalrededordelalumbre.

Tranquilos.Muytranquilos.LosruidososCratchitpequeñossehallabanenunrincón,quietoscomoestatuas,sentadosyconlamiradafijaenPedro,queteníaunlibroabiertodelantedeél.Lamadreysushijasseocupabanencoser.

Todalafamiliaestabamuytranquila.

"Y tomó a un niño y le puso en medio de ellos." ¿Dónde había oído

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Scrooge aquellas palabras? No las había soñado. El niño debía de haberlasleído en voz alta cuando él y el Espíritu cruzaban el umbral. ¿Por qué noseguíalalectura?Lamadredejósulaborsobrelamesaysecubriólacaraconlasmanos.

—Elcolordeestatelamehacedañoenlosojos—dijo.

¿Elcolor?¡Ah,pobreTinyTim!

—Ahora estánmejor—dijo lamujer de Cratchit—. La luz artificial lesperjudica,ypornadadelmundoquisieraquecuandovengavuestropadreveaquetengolosojosmalos.Yanodebetardar,alahoraquees.

—Ya ha pasado la hora—contestó Pedro cerrando el libro—. Pero creoque hace unas cuantas noches anda algo más despacio que de costumbre,madre.

Volvieronaquedarensilencio.Alfindijolamadreconvozfirmeyalegre,queunasolavezsedebilitó:

—Yolehevistoundíaandardeprisa,muydeprisa,con...conTinyTimsobreloshombros.

—¡Yyotambién!—gritóPedro—.¡Muchasveces?

—¡Yyotambién!—exclamóotro,yluego,todos.

—PeroTinyTimeramuyligerodellevar—continuólamadrevolviendoasu labor—ysupadre lequería tanto,queno lemolestaba,no lemolestaba.Peroyaoigoavuestropadreenlapuerta.

Corrióa suencuentro,yelpequeñoBobentróconsubufanda—bien lanecesitabaelpobre—.Sutésehallabapreparadojuntoalalumbreytodosseprecipitaron a servírselo. Entonces los dosCratchit pequeños saltaron sobresusrodillasycadaunodeellospusosucaritaenunadelasmejillasdelpadre,comodiciendo:"Nopiensesenello,padre;noteapenes".

Bobsemostrómuyalegreconellosytuvoparatodosunapalabraamable:miró la laborquehabía sobre lamesay elogió ladestrezayhabilidadde laseñoraCratchitylasniñas.

—Esoseterminarámuchoantesdeldomingo—dijo.

—¡Domingo!¿Hasidohoyallá,Roberto?—preguntósumujer.

—Sí, querida —respondió Bob—. Me hubiera gustado que hubieseispodidovenir.Oshubieraagradadoverquéverdeestáaquel sitio.Peroya leveréis a menudo. Le he prometido que iré a pasear allí un domingo.¡Pequeñito,nenemío!—gritóBob—.¡Pequeñitomío!

Estallódepronto.Nopudoremediarlo.Paraquapudieraremediarlo,habría

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sidoprecisoquenosesintiesetancercadesuhijo.

Dejólahabitaciónysubióaladelpisodearriba,profusamenteiluminaday adornada como enNavidad.Había una silla colocada junto a la cama delniño y se veían indicios de que alguien la había ocupado recientemente. Elpobre Bob se sentó en ella y, cuando se repuso algo y se tranquilizó, besóaquellacarita.

Sesintióresignadoporlosucedidoybajódenuevocompletamentefeliz.

Lafamiliarodeólalumbreyempezóacharlar:lasmuchachasylamadresiguieronsulabor.BoblescontólaextraordinariabenevolenciadelsobrinodeScrooge,aquienapenashabíavistounavez,yquealencontrarleaqueldíaenlacalle,yviéndoleunpoco..."unpocoabatido,¿sabéis?",dijoBob,seenteródeloquelehabíasucedidoparaestartantriste.

—Envistadelocual—continuóBob—,yaqueeselcaballeromásafablequesepuedeencontrar,seloconté."Estoysinceramenteapenadoporloquemecontáis,señor.Cratchit",dijo,"porvosyporvuestraexcelentemujer".Yapropósito,nosécómohapodidosabereso.

—¿Saberqué?

—Queerasunaexcelentemujer—contestóBob.

—Esolosabetodoelmundo—dijoPedro.

—¡Muy bien dicho, hijo mío! —exclamó Bob—. Espero que todo elmundolosepa."Sinceramenteapenado",dijo,"porvuestraexcelentemujer.Sípuedoservirosenalgo",continuó,dándomesutarjeta,"ésteesmidomicilio.Osruegoquevayáisaverme."Bueno,pues,mehaencantado—exclamóBob—, no por lo que está dispuesto a hacer en nuestro favor, sino por subenevolencia.ParecíaqueenrealidadhabíaconocidoanuestroTinyTimyselamentabaconnosotros.

—Estoyseguradequetienebuencorazón—dijolaseñoraCratchit.

—Más segura estarías de ello, querida—contestó Bob—, si le hubierasvistoylehubierashablado.No,nomesorprenderíanada,fíjateenloquedigo,queproporcionaseaPedrounempleomejor.

—Oyeesto,Pedro—dijolaseñoraCratchit,—¡Yentonces—gritóunadelasmuchachas—Pedrobuscarácompañíayseestableceráporsucuenta!—¡Veteapaseo!—replicóPedrohaciendounamueca.

—Esopuedeserypuedenoser—dijoBob—,aunquehaymuchotiempopordelante,hijomío.Pero,decualquiermodoyencualquierépocaquenosseparemos unos de otros, tengo la seguridad de que ninguno de nosotrosolvidará al pobre Tiny Tim, ¿verdad?, ninguno olvidará esta primera

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separación.

—¿Nunca!—gritarontodos.

—Yyosé—dijoBob—,yosé,hijosmíos,quecuandorecordemoscuánpaciente y cuán dulce fue, aun siendo pequeño, pequeñito, no armaremospendenciasunosconotros,porquealhacerloolvidaríamosalpobreTinyTim.

—¡No,padre;nunca!—volvieronagritartodos.

—Soymuyfeliz—dijoelpequeñoBob—.¡Soymuyfeliz!

LaseñoraCratchitlebesó,sushijaslebesaron,losdosCratchitpequeñoslebesaron,yPedroyélsedieronunapretóndemanos.¡EspíritudeTinyTim:tuesenciainfantilproveníadeDios!

—Espectro —dijo Scrooge—, algo me dice que la hora de nuestraseparaciónseacerca.Losé,peronosécómoseverificará.Decidme:¿quiéneraaquelhombrequehemosvistoyacerensulechodemuerte?

ElEspectrode laNavidadFutura le transportó, comoantes—aunqueenuna época diferente, según pensó: verdaderamente, sus últimas visionesaparecíanembrolladas,exceptolaseguridaddequepertenecíanalporvenir—,aloslugaresenquesereuníanloshombresdenegocios,perosinmostrarlesuotroél.Enverdad,elEspíritunosedetuvoparanada,sinoquesiguióadelantecomoparaalcanzarelobjetivodeseado,hastaqueScrooge lesuplicóquesedetuvieraunmomento.

—Esta callejuela que atravesamos ahora —dijo Scrooge— es el lugardonde desde hacemucho tiempo yo establecí el centro demis ocupaciones.Veolacasa.Permitidmecontemplarloqueseráenlosdíasvenideros.

ElEspíritusedetuvo:sumanoseñalabaotrositio.

—¡La casa está allá abajo!—exclamó Scrooge—. ¿Por quéme señaláishaciaotraparte?

El inexorable dedo no experimentó ningún cambio. Scrooge corrió a laventanadesudespachoymiróalinterior.Seguíasiendoundespacho,peronoelsuyo.Losmueblesnoeranlosmismosylapersonasentadaenlabutacanoeraél.ElFantasmaseñalabacomoanteriormente.

Scrooge volvió a unírsele, y sin comprender por qué no estaba él allí nidóndehabríaido,siguióalEspírituhastallegaraunaverjadehierro.Antesdeentrarsedetuvoparamirarasualrededor.

Uncementerio.Bajo la tierrayacían allí los infelices cuyonombre iba asaber. Era un digno lugar, rodeado de casas, invadido por la hiedra y lasplantassilvestres,antesmuertequevidadelavegetación,demasiadollenodesepulturas,abonadohastalaexageración.¡Undignolugar!

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El Espíritu, de pie enmedio de las tumbas, indicó una. Scrooge avanzóhacia ella temblando. El Fantasma era exactamente como había sido hastaentonces, pero Scrooge tuvo miedo al notar un ligero cambio en su figurasolemne.

—Antes de acercarme más a esa piedra que me enseñáis —le dijo—,respondedme a una pregunta: ¿Es todo eso la imagen de lo que será, osolamentelaimagendeloquepuedeser?

ElEspectrosiguióseñalandoalatumbajuntoalacualsehallaba.

—Las resoluciones de los hombres simbolizan ciertos objetivos que, siperseveran,puedenalcanzar—dijoScrooge—;perosiseapartandeellas,losobjetivoscambian.¿Ocurrelomismoconlascosasquememostráis?

ElEspíritucontinuó inmóvil comosiempre.Scrooge searrastróhaciaél,temblandoalacercarse,ysiguiendoladireccióndeldedo,leyósobrelapiedradelaabandonadasepulturasupropionombre:EbenezerScrooge.

—¿Soy yo el hombre que yacía sobre el lecho?—exclamó cayendo derodillas.

Eldedosedirigiódelatumbaaélydeélalatumba.

—¡No,Espíritu!¡Oh,no,no!Eldedoseguíaallí.

—¡Espíritu—gritóagarrándoseasuvestidura—,escuchadme!Yonosoyya el hombre que era; no seré ya el hombre que habría sido a no ser porvuestra intervención. ¿Por qué me mostráis todo eso, si he perdido todaesperanza?

Porprimeravezlamanopareciómoverse.

—BuenEspíritu—continuó,prosternadoanteél,conlafrenteenlatierra—, vos intercederéis por mí y me compadeceréis. Aseguradme que puedocambiaresasimágenesquemehabéismostrado,cambiandodevida.

Labenévolamanotembló.

—HonrarélaNavidadenmicorazónyprocuraréguardarlatodoelaño.

Viviréenelpasado,enelpresenteyenelporvenir.Losespíritusdelostresno se apartarán demí. No olvidaré sus lecciones. ¡Oh, decidme que puedoborrarloescritoenesapiedra!

En su angustia asió la mano espectral, que intentó desasirse, pero supeticiónledabafuerza,ylaretuvo.ElEspíritu,másfuerteaún,lerechazó.

Juntandolasmanosenunaúltimasúplicaafindequecambiasesudestino,ScroogeadvirtióunaalteraciónenlatúnicaconcapuchadelFantasma,quesecontrajo,sederrumbóyquedóconvertidoenunacolumnadecama.

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Capítulo5:Conclusión

¡Sí!Ylacolumnadecamaerasuya:Lacamaeralasuya,elcuartoeraelsuyo,y,lomejorymásventurosodetodo,¡eltiempovenideroerasuyo,parapoderenmendarse!

—Viviréenelpasado,enelpresenteyenelporvenir—repitióScrooge,saltandode lacama—.LosEspíritusde los tresnoseapartarándemí. ¡Oh,JacobMarley! ¡Benditos sean el cielo y la fiesta de Navidad: ¡Lo digo derodillas,Jacob,derodillas!

Seencontrabatananimadoytanencendidoporbuenasintenciones,quesuvoz desfallecida apenas respondía al llamamiento de su espíritu. HabíasollozadoconviolenciaensuluchaconelEspírituysucaraestabamojadadelágrimas.

—¡No se las han llevado—exclamóScrooge, estrechando en sus brazosuna de las cortinas de la alcoba—, no se las han llevado, ni tampoco lasanillas!Estánaquí.Yoestoyaquí.Lasimágenesdelascosasquepodíanhaberocurridopuedendesvanecerse.Ysedesvanecerán,losé.

Susmanos seocupabancontinuamenteenpalpar susvestidos; losvolvíadel revés, ponía lo de arriba abajo y lo de abajo arriba, los desgarraba, losdejabacaer,haciéndolescómplicesdetodaclasedeextravagancias.

—¡No sé lo que hago!—exclamó Scrooge riendo y llorando a la vez yhaciendo de sí mismo con sus medías una copia perfecta de Laocoonte—.Estoyligerocomounapluma,dichosocomounángel,alegrecomounescolar,aturdidocomounborracho.¡FelicesPascuasatodos!¡FelizAñoNuevoatodoelmundo!¡Hurra!¡Viva!

Habíaidoalasaladandobrincos,yallíestabaentoncessinaliento.

—¡Aquí está la cacerola con el cocimiento! —gritóScroogeentusiasmándosedenuevoydanzandoalrededordelachimenea—.¡EsaeslapuertapordondeentróelEspectrodeJacobMarley!¡EseeselrincóndondesesentóelEspectrodelaNavidadPresente!¡ÉsaeslaventanapordondevilosEspírituserrantes!¡Todoestáensusitio,todoesverdad,todohasucedido!¡Ja,ja,ja!

Realmente, para un hombre que no la había practicado por espacio demuchosaños,eraunarisaespléndida, larisamásmagnífica,elpadredeunalarga,largaprogeniederisasbrillantes.

—No sé a cuánto estamos —dijo Scrooge—. No sé cuánto tiempo he

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estadoentrelosEspíritus.Nosénada.Soycomounniño.Nomeimporta.Meesigual.Quisieraserunniño.¡Hurra!¡Viva!

Leinterrumpieronsus transportesdealegría lascampanasde las iglesias,con losmás sonoros repiquesqueoyó jamás. ¡Tin, tan! ¡Tin, tan! ¡Tin, tan!¡Oh,magnífico,magnífico!

Corriendoalaventana,laabrióyasomólacabeza.Nadadebruma,nadadeniebla;unfríoclaro, luminoso, jovial;unfríoquealsoplarhacebailar lasangre en las venas; un sol de oro, un cielo divino; un aire fresco y suave,campanasalegres.¡Oh,magnifico,magnífico!

—¿Qué día es hoy? —gritó Scrooge, dirigiéndose a un muchachoendomingado,quequizásehabíadetenidoparamirarle.

—¿Eh?—replicóelmuchachollenodeadmiración.

—¿Quédíaeshoy,hermoso?—dijoScrooge.

—¿Hoy!—repusoelmuchacho—.¡Toma,pues,eldíadeNavidad!

—¡EldíadeNavidad!—sedijoScrooge—. ¡Nohapasado todavía!LosEspírituslohanhechotodoenunanoche.Puedenhacertodoloquequieren.Pueden,nohayduda.Pueden,nohayduda.¡Hola,hermoso!

—¡Hola!—contestóelmuchacho.

—¿Sabes dónde está la pollería, en la esquina de la segunda calle? —inquirióScrooge.

—¡Claroquesí!

—¡Eres un muchacho listo! —dijo Scrooge—. ¡Un muchacho notable!¿Sabes si han vendido el hermoso pavo que tenían colgado ayer? No elpequeño,elgrande.

—¿Cuál?¿Unoqueeratangordocomoyo?—replicóelmuchacho.

—¡Qué chico tan delicioso?—dijo Scrooge—.Da gusto hablar contigo.¿Sí,hermoso?

—Todavíaestácolgado—repusoelmuchacho.

—¿Sí?—dijoScrooge—.Veacomprarlo.

—¡Québromista!—exclamóelmuchacho.

—No, no—dijoScrooge—.Hablo en serio.Ve a comprarlo y di que lotraiganaquí,queyolesdirédóndetienenquellevarlo.Vuelveconelmozoyte daré un chelín. Si vienes con él antes de cinco minutos, te daré mediacorona.

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Elmuchachosaliócomounabala.Habríanecesitadounamanomuyfirmeenelgatilloelquepudieralanzarunabalaconlamitaddelavelocidad.

—Voy a enviárselo a Bob Cratchit —murmuró Scrooge, frotándose lasmanosysoltandolarisa.Nosabráquiénseloenvía.TienedosveceselcuerpodeTinyTim.¡JoeMillernohagastadonuncaunabromacomoéstadeenviarelpavoaBob!

Al escribir las señas no estaba muy firme la mano; pero, de cualquiermodo,lasescribióScroogeybajólaescaleraparaabrirlapuertadelacalleencuantollegaseelmozodelapollería.Hallándoseallíaguardandosullegada,elllamadoratrajosumirada.

—¡Leamarétodamivida!—exclamóScrooge,acariciándoleconlamano—. Apenas le miré antes. ¡Qué honrada expresión tiene en la cara! ¡Es unllamadoradmirable!...Aquíestáelpavo.¡Viva!¡Hola!¿Cómoestáis?¡FelicesPascuas!

¡Eraunpavo!Seguramentenohabíapodidoaquelvolátilsostenersesobrelaspatas.Selashabríarotoenunminutocomosifueranbarrasdelacre.

—¡Qué! No es posible llevarlo a cuestas hasta Camden-Town —dijoScrooge—.Tenéisquetomaruncoche.

Larisaconquedijoaquello,ylarisaconquepagóelpavo,ylarisaconquepagóelcoche,ylarisaconquediolapropinaalmuchacho,únicamentefueronsobrepasadasporlarisaconquesesentódenuevoensubutaca,yasinaliento,ysiguióriendohastallorar.

No le fue fácil afeitarse, porque su mano seguía muy temblorosa, y elafeitarse requiere tranquilidad,auncuandonobailéismientrasosentregáisatalocupación.Perosisehubieracortadolapuntadelanarizsehabríapuestountrozodetafetáninglésenlaheridaysehabríaquedadotansatisfecho.

Sevistióconsusmejoresropasyselanzóalascalles.

Lamultitud se precipitaba en aquelmomento, como la vioyendo con elEspectrode laNavidadPresente, y almarchar con lasmanos en la espalda,Scrooge miraba a todo el mundo con una sonrisa de placer. Parecía tanirresistiblementeamable,enunapalabra,quetresocuatromuchachosdebuenhumordijeron:"¡Buenosdías,señor!¡FelicesPascuas,señor!"YScroogedijomás tardemuchasvecesque,de todos lossonidosagradablesqueoyóensuvida,aquellosfueronlosmásdulcesparasusoídos.

Nohabíaandadomucho,cuandovioquesedirigíahaciaélelcorpulentocaballeroquehabía idoa sudespachoeldíaanterior,diciendo: "¿ScroogeyMarley,sinomeequivoco?"Undoloragudoleatravesóelcorazónalpensardequémodolemiraríaelancianocaballerocuandoseencontraran;perovioel

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caminoquesepresentabarectoanteél,ylotomó.

—Querido señor —dijo Scrooge, apresurando el paso y tomando alancianocaballerolasdosmanos—.¿Cómoestáis?Esperoqueayerhabrásidounbuendíaparavos.Esunaacciónqueoshonra.¡FelicesPascuas,señor!

—¿ElseñorScrooge?

—Sí—dijoéste—,talesminombre,ytemoquenoosseaagradable.

Permitidqueospidaperdón.¿Y tendríais labondad?... (AquíScrooge lecuchicheóaloído.)

—¡BenditoseaDios!—gritóelcaballero,comosi lefaltaraelaliento—.QueridoseñorScrooge,¿habláisenserio?

—Síno lo tomáisamal—dijoScrooge—.Nadamenosqueeso.Enelloestánincluidasmuchasdeudasatrasadas,osloaseguro.¿Meharéisesefavor?

—Querido señor—dijo el otro, estrechándole lasmanos—.No sé cómoalabartalmuni...

—Os ruego que no digáis nada —interrumpió Scrooge—. Id a verme.¿Iréisaverme?

—¡Iré!—exclamóelancianocaballero.Yseveíaclaramentequepensabahacerlo.

—Gracias—dijoScrooge—.Osloagradezcomucho.Osdoymilgracias.¡Adiós!

Estuvo en la iglesia, recorrió las calles y contempló a la gente que ibapresurosadeunladoaotro,dioalosniñospalmaditasenlacabeza,interrogóalosmendigos,mirócuriosamentelascocinasdelascasasyluegomiróhacialasventanas,ynotóquetodoleproducíaplacer.Nuncaimaginóqueunpaseo—unacosainsignificante—pudierahacerletanfeliz.Porlatardedirigiósuspasosacasadesusobrino.

Pasóantelapuertaunadocenadevecesantesdeatreverseasubiryllamaralapuerta.Porfinselanzóyllamó:

—¿Estáencasavuestroamo,querida?—preguntóScroogealamuchacha.¿Guapachica,enverdad?

—Sí,señor.

—¿Dóndeestá,preciosa?—dijoScrooge.

—En el comedor, señor; está con la señora. Haced el favor de subirconmigo.

—Gracias.Elseñormeconoce—repusoScrooge,conlamanopuestaya

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enelpicaportedelcomedor—.Voyaentrar,hijamía.

Abriósuavementeymetiólacabezaladeadaporlapuertaentreabierta.Elmatrimoniohallábaseexaminandolamesa(puestacomoparaunacomidadegala),pueslosjóvenesamosdecasa,siempresecuidandetalespormenoresylesagradaverquetodoestácomoesdebido.

—¿Fred?—dijoScrooge.

¿Cielos? ¡Cómo se estremeció su sobrinapolítica!Scroogeolvidópor elmomentoquelahabíavistosentadaenunrincón,conlospieseneltaburete:sino,nosehabríaatrevidoaentrardeningúnmodo.

—¡Diosmevalga!—gritóFred—.¿Quiénes?

—Soyyo.TutíoScrooge.Hevenidoacomer.¿Mepermitesentrar,Fred?

—¡Permitirleentrar!

Por poco no le arranca un brazo para introducirle en el comedor. A loscincominutossehallabacomoensucasa.Noeraposiblemáscordialidad.Lasobrinaimitóasumarido.YlomismohizoToppercuandollegó.Ylomismola hermana regordeta cuando llegó. Y lo mismo todos los demás cuandollegaron.

¡Admirable reunión, admirables entretenimientos, admirable unanimidad,ad-mi-ra-bledicha!

PeroScroogeacudiótempranoasudespachoalamañanasiguiente.¡Oh,muytemprano!¡SiélpudierallegarelprimeroysorprenderaCratchitcuandollegaratarde!¡Aquelloeraloúnicoquelepreocupaba!

¡Y lo consiguió, vaya sí lo consiguió! El reloj dio las nueve. Bob nollegaba.

Lasnueveycuarto.Bobnollegaba.Bobseretrasabayadieciochominutosymedio. Scrooge se sentó, dejando su puerta de par en par, a fin de verlecuando entrase en sumazmorra.Habíase quitadoBob el sombrero antes deabrirlapuertaytambiénlabufanda.Enuninstanteseinstalóensutabureteysepusoaescribirrápidamente,comosiquisieralograrquefuesenlasnuevedelamañana.

—¿Hola! —gruñó Scrooge, imitando cuanto pudo su voz de antaño—.¿Quésignificaquevengáisaestahora?

—Losientomucho,señor—dijoBob—.Yaséquevengotarde.

—¡Tarde! —repitió Scrooge—. Sí. Creo que venís tarde. Acercaos unpoco,hacedelfavor.

—Essolamenteunavezalaño,señor—dijoBobtímidamente,saliendode

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lamazmorra—.Estonoserepetirá.Ayerestuveunpocodebroma,señor.

—Pues tengo que deciros, amigo mío —dijo Scrooge—, que no estoydispuesto a que esto continúe de tal modo. Por consiguiente —añadió,saltandodesutabureteydandoaBobtalempellónenlacinturaquelehizoretrocederdandotraspiésasucuchitril—¡porconsiguiente,voyaaumentaroselsueldo!

Bobtemblóysedirigióadondeestaba laregla,sobresumesa.Tuvounamomentánea intención de golpear a Scrooge con ella, sujetarle los brazos,pedir auxilio a los que pasaban por la calleja, para ponerle una camisa defuerza.

—¡Felices Pascuas, Bob! —dijo Scrooge, con una vehemencia que noadmitíadudayabrazándolealmismotiempo—.TantasmásfelicesPascuasosdeseo, Bob, querido muchacho, cuanto que he dejado de felicitaros tantosaños.

Voy a aumentaros el sueldo y a esforzarme por ayudaros a sostener avuestra familia: y esta misma tarde discutiremos nuestros asuntos ante untazóndeponchehumeante,Bob.¡Encendedlasdoslumbres:idacomprarotrocuboparaelcarbónantesdeponerunpuntosobreunai,BobCratchit!

Scroogehizomásdeloquehabíadicho.Hizotodoeinfinitamentemás:yrespectodeTinyTim,quenomurió,fueparaélunsegundopadre.Sehizotanbuenamigo,tanbuenmaestroytanbuenhombre,comoelmejorciudadanodeuna ciudad, de una población o de una aldea del bueno y viejo mundo.Algunosse rieronalverlecambiado;peroél lesdejó reírynosepreocupó,pueseralobastantejuiciosoparasaberquenuncasucediónadabuenoenesteplaneta que no empezara por hacer reír a algunos: y comprendiendo queaquéllosestabanciegos,pensóquetantovalequearruguenlosojosafuerzadereír, como que la enfermedad se manifiesta en forma menos atractiva. Supropiocorazónreía,yconesoteníabastante.

Novolvió a tener trato con los aparecidos, pero en adelante tuvomuchomásconlosamigosyconlafamilia,ysiempresedijoque,sialgúnhombreposeía la sabiduría de celebrar respetuosamente la fiesta de Navidad, esehombreeraScrooge.

¡Ojalá se diga con verdad lo mismo de nosotros, de todos nosotros! Ytambién,comohacíanotarTinyTim,¡Diosnosbendigaatodos!

FIN

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