PUEBLO

BONITO.

Voy a contarles un cuento que sucedió en pueblo bonito.

Pueblo bonito era muy hermoso, un caserío de apenas 7 casitas

donde vivía gente común. La vida en pueblo bonito era muy

agradable, se sentía el aire que venía de las montañas, se

escuchaba el cantar de las aves, se veían las manadas de

azulejos, mirlos y en la mayoría de las tardes el cielo se teñía

de un rojo perla que inundaba a pueblo bonito de nostalgia por

la tranquilidad de sus calles vacías y en sus casitas a la luz de

una esperma adornando el fogón, los abuelos les contaban a

sus niños cuentos e historias de pueblo bonito. Pueblo bonito también tenía un parque, una iglesia y unas

banquitas echas en madera natural a la sombra de unos sauces

donde se sentaban los abuelos y las personas mayores a platicar,

mientras que los niños en el parque, soltaban risas y gritos en

sus juegos.

Siempre se escuchaba una voz femenina que decía “Juan pablo

estate quieto”, ¿porque tú hablas solo? , y una y otra vez el,

disgustado le decía; no estoy hablando solo mami, estoy

hablando con el perro, ayer hable con las gallinas y tengo que

ir al establo porque el caballo me pidió que fuera a visitarlo.

Pero la madre no creía la virtud que tenía Juan Pablo para

comunicarse con los animales. En pueblo bonito si sabían que

el niño hablaba solo, pero no se atrevían a reprender al niño

porque él siempre estaba rodeado de animales, (gatos, perros,

patos) etc.

Sucedió un día que el niño enfermo, pero como estaban tan

lejos de la ciudad era difícil llevarlo pronto a un médico, lo

extraño era que alrededor de su cama, también habían varios

animales tristes, entonces de la fiebre que el tenia empezó a

delirar o bueno “eso se creía”. ¡Pero no!, el niño estaba

hablando con los animales.

Entonces el perro le dijo: “yo te llevo al médico soy rápido y

fuerte”, entonces replico el marrano, creo que el águila es más

rápida. Rebuzno el burro, “yo conozco el camino porque mi

amo me ha llevado varias veces al pueblo”, pero el niño seguía

delirando. Paso una noche, paso un día y de repente la madre

echó a llorar, Juan Pablo le dijo no llores que yo estoy bien,

estoy con mis amigos y ellos me curan.

La tortuga quedo de traerme unas yerbas para el dolor de

estómago “ella conoce mucho de vegetales”, la madre escucho

unos ruidos y levanto la mirada hacia la puerta viendo a la

tortuga entrar y en su boca traía una hojas.

Entonces la mama de Juan Pablo comprendió lo mucho que lo

quería y la poca atención que le prestaba. Despertó a Juan

Pablo y lo abrazo fuertemente entre sus brazos y le dijo lo

mucho que lo quería y que a partir de ese momento lo iba a

escuchar así haya sido un sueño de Juan Pablo.

Fin.

Moraleja:

“Escuchar con respeto a los demás es el

remedio del alma”