Cuentos Educativos

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1 001. EL HOMBRE QUE NO ERA FELIZ Hubo un hombre a quien todo le salía mal. Después de dar muchas vueltas a su problema llegó a la conclusión de que necesitaba ayuda. Y decidió ir a ver a Dios para pedirle consejo. A la mañana siguiente se puso en marcha. Caminó largas jornadas. Al cabo de algunos días llegó a un gran bosque. Allí escuchó un aullido lastimero. Buscó el origen del aullido y halló un lobo flaco al que se le caía el pelaje a rodales. El lobo le confesó que su vida era un desastre. Cuando el hombre le contestó que él iba de camino para pedirle ayuda a Dios, el lobo le rogó que pidiera también un consejo para él. El hombre prometió que así lo haría. El hombre siguió caminando y llegó a la sabana. Hacia mucho calor. El hombre divisó un árbol frondoso a lo lejos. Llegó hasta él y se recostó a descansar, aprovechando la sombra. Nada más cerrar los ojos escuchó la triste voz del árbol que le contaba sus penas y miserias. Se sentía mal porque algo le impedía crecer y desarrollarse. El hombre le prometió al árbol pedirle a Dios un consejo para él. Y tras empeñar su palabra, marchó de nuevo. Otro día, desde lo alto de una colina, divisó un maravilloso valle. Estaba lleno de árboles, flores, hierbas aromáticas, pájaros... Descendió al valle y descubrió una casa muy acogedo- ra. Se acercó y contempló una mujer muy hermosa que parecía esperarle. Pero la mujer estaba triste. El hombre le dijo que conocía esa sensación. Le explicó que iba a ver a Dios para pedirle consejo... y prometió pedirle a Dios una ayuda para ella. Al cabo de muchos días el hombre llegó al Fin del Mundo. De repente se creció una gran nube blanca frente a él. Y el hombre sintió que Dios estaba esperándole allí. El hombre manifestó humildemente a Dios el motivo de su viaje. Dios le escuchó con paciencia infinita. Luego le respondió como un padre habla a un hijo: «Muy bien. Te voy a ayudar dándote un consejo eficaz: Debes estar muy atento para hallar la felicidad cuando pase junto a ti.» El hombre quedó contento con el consejo. Se despidió de Dios. Quería llegar enseguida a su casa para ver si su suerte había cambiado realmente. Y corrió durante mucho tiempo, hasta que llegó al valle. Iba tan absorto que pasó de largo frente a la casa. Pero la mujer lo llamó. El hombre le dijo: «He visto a Dios y me ha prometido que va a cambiar mi suerte. Sólo me pidió que estuviera atento. Ahora tengo que ir a buscar mi felicidad» La mujer le preguntó si Dios le había dado algún consejo para ella. El hombre, pensando un poco le respondió a la hermosa mujer: «Me dijo que lo que te faltaba era un compañero que comparta la vida contigo en este valle» Al escuchar estas palabras, a la mujer se le iluminó la cara y preguntó al caminante si quería compartir la vida con ella. Pero el caminante le dijo que no, que tenía que seguir buscando su felicidad. Y se fue corriendo. Tras varios días de camino llegó a la sabana. El árbol le paró e interrogó. Entonces el hombre, recordó el mensaje de Dios para el árbol: «¡Ah! sí, me dijo que debajo de tus raíces hay un enorme tesoro que te impide crecer. Lo único que tienes que hacer es sacar el tesoro; y todo te irá bien» El árbol le dijo: «Yo no puedo quitarme ese tesoro. Si tú lo quiere hacer por mí, te lo podrás llevar y serás rico. A mí no me sirve y únicamente quiero que mis raíces se desarro- llen» Pero el hombre, ofuscado por su deseo de encontrar la felicidad, siguió corriendo. Llegó al bosque y volvió a escuchar los temibles aullidos quejumbrosos del lobo. Quiso pasar de largo, pero el lobo le preguntó: «¿Y para mí.... no te dio Dios un consejo?» El hombre hizo un esfuerzo por recordar: «¡Ah! sí, me dijo que para ponerte fuerte y robusto sólo tenías que hacer una cosa: Comerte a la criatura más estúpida de la tierra» El lobo se incorporó haciendo acopio de sus últimas fuerzas, se abalanzó sobre el hom- bre y... se lo comió. Y es que aquel hombre era algo estúpido.

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001. EL HOMBRE QUE NO ERA FELIZ

Hubo un hombre a quien todo le salía mal. Después de dar muchas vueltas a su problemallegó a la conclusión de que necesitaba ayuda. Y decidió ir a ver a Dios para pedirle consejo.

A la mañana siguiente se puso en marcha. Caminó largas jornadas. Al cabo de algunosdías llegó a un gran bosque. Allí escuchó un aullido lastimero. Buscó el origen del aullido yhalló un lobo flaco al que se le caía el pelaje a rodales. El lobo le confesó que su vida era undesastre. Cuando el hombre le contestó que él iba de camino para pedirle ayuda a Dios, ellobo le rogó que pidiera también un consejo para él. El hombre prometió que así lo haría.

El hombre siguió caminando y llegó a la sabana. Hacia mucho calor.El hombre divisó un árbol frondoso a lo lejos. Llegó hasta él y se recostó a descansar,

aprovechando la sombra. Nada más cerrar los ojos escuchó la triste voz del árbol que lecontaba sus penas y miserias. Se sentía mal porque algo le impedía crecer y desarrollarse.

El hombre le prometió al árbol pedirle a Dios un consejo para él. Y tras empeñar supalabra, marchó de nuevo.

Otro día, desde lo alto de una colina, divisó un maravilloso valle. Estaba lleno de árboles,flores, hierbas aromáticas, pájaros... Descendió al valle y descubrió una casa muy acogedo-ra. Se acercó y contempló una mujer muy hermosa que parecía esperarle.

Pero la mujer estaba triste. El hombre le dijo que conocía esa sensación. Le explicó queiba a ver a Dios para pedirle consejo... y prometió pedirle a Dios una ayuda para ella.

Al cabo de muchos días el hombre llegó al Fin del Mundo. De repente se creció una grannube blanca frente a él. Y el hombre sintió que Dios estaba esperándole allí.

El hombre manifestó humildemente a Dios el motivo de su viaje. Dios le escuchó conpaciencia infinita. Luego le respondió como un padre habla a un hijo: «Muy bien. Te voy aayudar dándote un consejo eficaz: Debes estar muy atento para hallar la felicidad cuandopase junto a ti.»

El hombre quedó contento con el consejo. Se despidió de Dios. Quería llegar enseguidaa su casa para ver si su suerte había cambiado realmente. Y corrió durante mucho tiempo,hasta que llegó al valle. Iba tan absorto que pasó de largo frente a la casa. Pero la mujer lollamó. El hombre le dijo: «He visto a Dios y me ha prometido que va a cambiar mi suerte.Sólo me pidió que estuviera atento. Ahora tengo que ir a buscar mi felicidad»

La mujer le preguntó si Dios le había dado algún consejo para ella. El hombre, pensandoun poco le respondió a la hermosa mujer: «Me dijo que lo que te faltaba era un compañeroque comparta la vida contigo en este valle»

Al escuchar estas palabras, a la mujer se le iluminó la cara y preguntó al caminante siquería compartir la vida con ella. Pero el caminante le dijo que no, que tenía que seguirbuscando su felicidad. Y se fue corriendo.

Tras varios días de camino llegó a la sabana. El árbol le paró e interrogó. Entonces elhombre, recordó el mensaje de Dios para el árbol: «¡Ah! sí, me dijo que debajo de tus raíceshay un enorme tesoro que te impide crecer. Lo único que tienes que hacer es sacar eltesoro; y todo te irá bien»

El árbol le dijo: «Yo no puedo quitarme ese tesoro. Si tú lo quiere hacer por mí, te lopodrás llevar y serás rico. A mí no me sirve y únicamente quiero que mis raíces se desarro-llen» Pero el hombre, ofuscado por su deseo de encontrar la felicidad, siguió corriendo.

Llegó al bosque y volvió a escuchar los temibles aullidos quejumbrosos del lobo. Quisopasar de largo, pero el lobo le preguntó: «¿Y para mí.... no te dio Dios un consejo?»

El hombre hizo un esfuerzo por recordar: «¡Ah! sí, me dijo que para ponerte fuerte yrobusto sólo tenías que hacer una cosa: Comerte a la criatura más estúpida de la tierra»

El lobo se incorporó haciendo acopio de sus últimas fuerzas, se abalanzó sobre el hom-bre y... se lo comió. Y es que aquel hombre era algo estúpido.

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002. EL CAMELLO GENEROSO

En un claro de la selva vivía un león. El león era el rey de toda aquella la selva. Junto a élmerodeaban sus consejeros: un lobo, un chacal y un cuervo. El león, fuerte y poderoso,estaba continuamente cazando. Sus amigos y consejeros se alimentaban de las sobras delo que comía el león.

Un buen día, de más allá de las montañas, apareció un camello. Causó gran extrañeza.Era un animal extranjero al que nadie había visto nunca. Todos quedaron admirados de supresencia y figura.

El rey al verlo se sintió contento por aquel nuevo amigo y consejero. Le hizo su huésped.Y el camello se sintió feliz y contento en medio de aquellos animales, sobre todo sabiendoque era el huésped de tan poderoso monarca.

Un día ocurrió una terrible desgracia, el león sufrió un accidente mientras cazaba. Unterrible elefante le clavó uno de sus poderosos colmillos. El león quedó tendido y enfermosin poder salir de caza.

Pero la desgracia comenzó a cernirse también sobre sus consejeros. El lobo, el chacal yel cuervo merodeaban sin saber qué hacer, porque después de tanto tiempo alimentándosecon las sobras del león, se habían hecho perezosos y no recordaban el arte de la caza. Elrey león empezó a debilitarse, y con él sus consejeros.

Ante la gravedad de la situación los consejeros se acercaron al rey y le dijeron: «Majestadestáis cada día peor. No coméis ni bebéis nada. Para recuperaros deberíais comer en abun-dancia».

El león expresó su tristeza y su falta de fuerza. A lo que respondió el cuervo: «Majestad,no obstante tenéis alguien a quien devorar: podéis comeros al camello».

Al oír aquello el león se enfureció mucho, pues el camello era su huésped y según lasantiguas leyes de la hospitalidad, nada ni nadie debería hacer daño al camello.

Entonces el cuervo fue a hablar con el león y el chacal y les expuso la terrible situación enla que se hallaban. Pero entre los tres urdieron un terrible plan. Llamaron al camello y sepresentaron todos juntos en presencia del león.

Entonces tomó la palabra el cuervo y dijo: «Poderoso rey, veo que estás muriéndote dedebilidad sin tener qué comer. Estamos dispuestos a hacer por ti el mayor sacrificio denuestra vida. Aliméntate con mi carne y así podrás recuperar tu salud».

Aún no había terminado el cuervo de hablar cuando el chacal exclamó rápidamente: «No,no. El cuervo tiene demasiadas plumas y demasiados huesos y eso no te haría bien. Devóramea mí para recuperar tu salud».

Aún no había terminado de hablar el chacal cuando saltó inmediatamente el lobo y dijo:«No majestad, no debéis de comeros al chacal; tiene una carne que huele muy mal. Porfavor acepta mi sacrificio».

Pero el chacal y el cuervo dijeron juntos: “No coma majestad, no debes de comer al lobo,su carne es demasiado fuerte y morirás”.

Se hizo un silencio grande y denso que llenó la estancia donde se encontraban los ani-males.

El camello creyó que había llegado su turno y que debía ofrecerse, pensando que losanimales tampoco permitirían que él se ofreciera para ser devorado por el león. Entonces elcamello dijo: «Majestad, puesto que no puedes comer la carne del cuervo, ni la del chacal nila del lobo, permíteme que te ofrezca la mía».

No le dejaron ni que cerrara la boca porque al unísono el cuervo, el chacal y el lobodijeron: «Es verdad, majestad, la carne de camello es la que te conviene».

Se abalanzaron sin piedad sobre el camello y le devoraron.

(Popular hindú)

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003. LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS

Existió una isla en la que habitaban los sentimientos buenos. La alegría, la sinceridad, lafidelidad... y el amor formaban como una gran familia.

Un día alguien les comunicó que las aguas crecerían y sepultarían aquella isla que era suhogar. Sus vidas corrían peligro.

Todos los sentimientos buenos se apresuraron a abandonarla. Se subieron a sus barcosy decidieron partir apresuradamente. Solo el amor permaneció en ella, deseaba quedarseun poco más en la isla a la que tanto amaba. Le embargaba una pena infinita al pensar quela isla iba a desaparecer irremisiblemente. Aguantó tanto, tanto que las aguas comenzarona subir peligrosamente. Al fin, con el agua al cuello y casi ahogado, el amor comenzó a pedirayuda.

La primera en acercarse fue «la riqueza» que navegaba a bordo de un lujoso barco. Elamor le suplicó que le llevara con ella. Pero la riqueza le respondió: «No puedo, hay tanto oroy plata en mi barco que no queda espacio para ti.»

Luego pasó «la vanidad» navegando sobre un hermoso velero. El amor le rogó que lellevara con ella. Pero la vanidad le dijo: «Imposible amor, estas mojado y estropearías mivelero».

Acertó a navegar cerca de la isla «la soberbia». El amor vio cómo la soberbia oteaba elhorizonte desde su puesto de mando y le imploró ayuda. Pero la soberbia le respondió convoz agria y chillona: «Quítate de mi camino o paso por encima de ti».

Se hizo un silencio grande en el mar. Era tan inmenso como el abandono en el que sehallaba el amor. Gruesas lágrimas resbalaron por su rostro.

De pronto se escuchó una voz que decía: «Ven amor, que yo te llevo». Quien así hablabaera un anciano de semblante amable y sereno. El amor estaba tan feliz que olvidó preguntarel nombre al anciano.

El anciano, conduciendo su pequeño bote con mano firme y segura, llevó al amor a latierra de la sabiduría. Pasado el tiempo, el amor preguntó: «¿Cómo se llama el anciano queme ha conducido hasta aquí salvando mi vida?

La tierra de la sabiduría le respondió: «El anciano que te ayudo es «el tiempo». Debesaprender que sólo «el tiempo» es capaz de hacer madurar, entender y salvar al amor».

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004. LA CASA DE LA CABRA

Antes de que los hombres vivieran en el mundo, los animales ya construían casas yvivían en ellas. Un día de primavera el leopardo, cansado de vagar por la selva, decidióconstruirse una cabaña. Lo primero que debería hacer era segar la alta hierba para prepararel terreno. Y se fue a buscar una hoz.

La cabra también quiso construirse una cabaña en aquel claro del bosque y comenzó asegar toda la hierba. Al cabo de un rato llegó el leopardo con la hoz. Se quedó admirado alver la hierba segada. Pensó que los dioses de los leopardos habían sido muy buenos con ély se marchó a buscar unas estacas.

Pero mientras el leopardo estaba buscando las estacas, apareció la cabra con un montónde estacas y un montón de tablas. Con ellas comenzó a construirse su casa. Plantó lasestacas, colocó las tablas y construyó las paredes de su casa.

Cuando llegó el leopardo y vio que todo estaba ya preparado, dio gracias a los dioses delos animales que le estaban ayudando tanto. Y se marchó a cazar y a buscar su alimento.

Mientras el leopardo estaba cazando llegó la cabra, buscó ramas y hojas y con ellasconstruyó un hermoso tejado para su nueva casa.

Cuando llegó el leopardo, después de haber cazado, se quedó admirado de aquella casa.Pero cual sería la sorpresa al ver que la cabra habitaba la casa junto con su compañero elchivo.

Discutieron largamente porque el leopardo decía que aquella casa era suya. Sin embargola cabra le dijo que aquella casa le pertenecía toda entera.

El chivo, que escuchaba la discusión, terció en ella. Se dirigió a su compañera la cabra yal leopardo y les dijo que la casa era grande y podían compartirla entre los tres: en mediacasa vivirían la cabra y el chivo. En la otra media viviría el leopardo.

Y así lo hicieron.El leopardo iba todas las mañanas a cazar y la cabra iba a buscar hierbas y legumbres.

Con lo que ambos traían, el chivo preparaba unos platos deliciosos.Un buen día el leopardo no consiguió cazar a ningún antílope, y viéndose desesperado y

hambriento cazó a una cabra y la arrastró pesadamente hasta la casa.La cabra miró, horrorizada, el cuerpo sin vida de la cabra que traía el leopardo y dijo que

se negaba a comer aquella carne. El leopardo comió el solo, pero al día siguiente la cabrasalió y fue en busca de un cazador. Le pidió por favor que le cazara un leopardo. El cazadorcapturó un leopardo y se lo entregó a la cabra.

La cabra arrastró pesadamente el leopardo cazado y lo llevó a la casa pretendiendo queel chivo lo guisara. Pero en cuanto el leopardo vio el cadáver del leopardo, no quiso comerde él. Alegó que aquella carne le daba ansias y vómitos.

Cuando al día siguiente la cabra partió para cazar el leopardo fue al chivo y le preguntóque cómo era posible que la cabra pudiera cazar leopardos.

El chivo le explicó que su compañera la cabra tenía unos poderes mágicos. Lanzaba unterrible mal de ojo, de tal forma que los infelices leopardos que recibían el conjuro de lacabra morían como alcanzados por una flecha.

El leopardo se asustó mucho. Pensó en su interior que aquella maldita cabra, el díamenos pensado, se podía enfadar con él y lanzarle una mirada terrible que le haría caerfulminado. Decidió largarse rápidamente de allí.

Desde aquel día el leopardo vive escondido entre la maleza del bosque. Las cabras por elcontrario, renunciando a vivir en la compañía de los leopardos, prefieren vivir en casas,aunque sea junto a los hombres.

(Popular árabe)

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005. EL CABALLO

Hace tiempo vivió en este país un campesino muy pobre. Su única riqueza era un caballoque le ayudaba en los trabajos de sus reducidas tierras de labranza.

Un día alguien le trajo la noticia de que su caballo había caído en un viejo pozo seco yabandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacarlo de allí.

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente y se percató de la situación enla que se hallaba su caballo.

Con honda pena en su corazón, consideró que no valía la pena intentar sacar al caballode aquella oquedad. A pesar del aprecio que tenía por el animal, tomó una difícil resolución:Determinó sacrificar al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo.

Y así se hizo. Varios vecinos comenzaron a lanzar tierra al pozo para cubrir de esta formaal caballo.

Pero a medida que la tierra caía sobre el animal, éste la sacudía. De esta forma la tierrase iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo ir subiendo. Los hombres se dieroncuenta que el caballo no se dejaba enterrar. Todo lo contrario, estaba subiendo... Finalmen-te el caballo consiguió salir a la superficie y emprender de nuevo la vida.

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006. EL SOL Y SUS REBAÑOS

Hace ya muchísimo tiempo el Sol vivía en un pueblecito pequeño lleno de animales. El solera el pastor de un gran rebaño de ovejas.

Cada mañana el Sol cogía a sus ovejas, se las llevaba a pastar, las subía por el cielo y lasbajaba por laderas llenas de hierba. Las ovejas crecían y engordaban con el calor del sol ycon los prados que éste les ofrecía.

Todos los animales amaban al sol y nadie se atrevía a quitarle ninguna sola de sus blan-cas ovejas.

Ni el león, ni la pantera, ni el leopardo, ni el lobo, habían hincado nunca un diente a lasblancas ovejas del Sol. Ninguno de ellos quería desatar las iras del astro rey.

Pero el lobo, aunque conocía muy bien todas estas costumbres ancestrales, se moría deganas por hincar sus dientes en una de las ovejas del Sol.

Un buen día una de las ovejas se rezagó en medio de la estepa. Al verla sola el lobo selanzó contra ella en veloz carrera. Le hincó sus afilados dientes. La sacó de allí y se la llevóa un lugar apartado donde la devoró tranquilamente.

Pero en cuanto hubo terminado el festín, una terrible sed recorrió todo su ser. El lobo fuecorriendo hasta llegar a un pozo. Le pidió por favor que le diera un poco de agua. El pozo,sonriendo, le dijo que bebiera cuanta agua quisiera. Pero cuando acercó su hocico al agua,el pozo desapareció.

Entonces el lobo, muerto de sed, se acercó a una de las charcas que había en la estepa.Arrimó su hocico para intentar beber agua. Pero cuando su hocico fue a tocar el agua de lacharca, la charca desapareció y se dio de narices con un fango oscuro y sucio.

El lobo se moría de sed. Fue corriendo hasta un río. El río bajaba de las montañas llevan-do aguas cristalinas que, cantando, se rompían en pequeñas gotas cuando golpeaban con-tra las piedras. El lobo le pidió al río que le diera a beber de su agua. El río le dijo que podríabeber cuanta agua quisiera. Pero en cuanto fue a beber agua... el agua del río desaparecióy tan solo quedaron las resecas piedrecillas del fondo.

Muerto de sed, siguió corriendo el lobo. Sus fauces le ardían. Buscaba desesperadamen-te apagar su sed. Por eso se encaminó hacia un gran lago. Vio reflejada su figura en lasaguas y se dispuso a beber. Pero en cuanto hizo el gesto de acercar su morro a las aguasdel lago, las aguas desaparecieron y tan sólo quedaron las piedras resecas del fondo dellago.

El lobo, muerto de sed, no podía moverse. Se tumbó en el suelo, levantó su mirada hacialo alto y le dijo al Sol: «Me muero de sed. Ten compasión de mí. Quita tus rayos calientes deencima de mi piel y no me dejes morir. Jamás miraré a tu rebaño».

El Sol tuvo compasión de aquel lobo. Hizo que el agua volviera a los pozos, al río, al lago...Pero el Sol nunca más regresó al pueblecillo con su rebaño al caer la noche. Dicen que se

quedó para siempre en el cielo. Allí pastorea su blanco rebaño de ovejas y corderos, a losque los hombres llamamos nubes.

Y el lobo tiene miedo de la luz del Sol y espera a que se oculte para salir tranquilamentea cazar.

(Popular de Argelia)

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007. LA MANSIÓN DE LOS CIEN ESPEJOS

Existió en un pequeño y lejano pueblo una vieja mansión abandonada. Un buen día, unpequeño perro vagabundo, buscando refugio, logró introducirse por un agujero de aquellacasa.

El perro ascendió por una señorial escalera.Cuando llegó al último peldaño halló una puerta semiabierta. Se adentró en aquel nuevo

y misterioso cuarto que aparecía ante él.Con gran sorpresa descubrió que dentro de aquella estancia había una multitud de pe-

rros observándole tan fijamente como él los observaba a ellos. El perro comenzó a mover lacola y a realizar las zalamerías que un niño le enseñara hace mucho tiempo... Los cienperros hicieron lo mismo. Luego les ladró alegremente. Y se quedó sorprendido al ver quelos cien perros también ladraban alegremente con él.

Cuando el perro abandonó aquella extraña habitación, musitó en el lenguaje de los pe-rros: «Qué suerte he tenido al hallar un lugar tan hermoso. Regresaré con frecuencia»

Tiempo después, otro perro callejero entró también en aquella mansión abandonada. Ysubió a la misma extraña y enigmática habitación. Pero cuando vio a un centenar de perrosmirándole con sus mismos ojos, se sintió amenazado. Rabioso, comenzó a emitir un gruñidosordo... y sintió como un centenar de perros como él, le gruñían al unísono. Asustado, lesladró como nunca había ladrado a nadie... y los otros perros de la habitación abrieron susfauces, ladrándole con fuerza inusitada.

Cuando el segundo perro salió por fin de aquella extraña estancia, murmuró entre dien-tes: «Qué casa tan espantosa... Nunca más volveré a entrar en ella.

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008. EL PERRO ORGULLOSO

El sol comenzaba a desperezarse tras las lejanas colinas. Un conejo se encaminó haciael mercado. Quería comprar muchas cosas para su gran familia.

El conejo usaba con unas pobres botas raídas, gastadas y agujereadas. Enseguida notócómo el rocío de la hierba le mojaba los pies. Se sintió muy incómodo, pero siguió andandoporque quería llegar pronto al mercado.

Cuando llevaba un largo rato andando sobre la hierba de la pradera, descubrió a lo lejosuna fogata que alguien había dejado encendida después de pasar junto a ella toda la noche.

Respiró aliviado el conejo. Se quitó sus ajadas botas y puso sus tiernas patas a secar alrescoldo de aquellos tizones de hoguera.

Al cabo de un rato pasó por aquel mismo camino un perro. El perro calzaba unas magní-ficas botas. Y no sólo eso, estaba muy orgulloso de su calzado y del porte distinguido queéste le conferían. Al ver allí al pobre conejo secándose los pies al calor de los tizones, lesaludó amablemente. Pero viendo sus pobres botas, el perro se burló de él y comenzó ahacer ostentación de las suyas.

El conejo se sintió humillado. Astutamente se dirigió al perro, insistiéndole en lo hermosasque eran sus botas. El perro se infló de orgullo.

Entonces el conejo le dijo que, si por favor le podía mostrar una de aquellas botas, porqueiba al mercado a comprarse unas.

El perro, orgulloso de que sus botas causaran admiración, se quitó la del pie derecho y sela prestó al conejo para que se la probara. El conejo se la probó, se puso en pie pero dijo quetenía un pequeño defecto que le impedía andar con soltura.

El perro se sintió molesto de que sacara un defecto a sus botas. Le explicó que la incomo-didad estaba causada por probarse tan sólo la bota del pie derecho. Entonces se quitó labota de la pata izquierda y se la dio para que se la probara también.

El conejo con las dos botas de sus patas delanteras intentó caminar pero siguió sacándo-les defectos.

Entonces el perro enfurecido, se quitó también las botas de las patas traseras, indicándo-le que se las probara y constatara la comodidad de las mismas.

El conejo entonces se colocó las botas del perro. Eran unas botas magníficas. En cuantose vio con las cuatro patas calzadas, echó a correr por el bosque. El perro intentó perseguir-le, pero era demasiado tarde. El conejo ya se había ocultado entre matorrales y zarzas y porallí iba corriendo y corriendo.

Desde aquel día el perro ya no puede usar las botas porque se las quitó el conejo, yactualmente le vemos con sus patas desnudas.

El perro no ha perdonado el robo de sus botas, y en cuanto ve a un conejo, corre tras élpara pedírselas. Las personas no entendemos los ladridos de los perros, pero cuando uncan ladra tras un conejo, está gritándole: «¡Mis botas, mis botas. Devuélveme mis botasahora mismo».

(Popular de Norteamérica)

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009. LAS ESTRELLAS

El cielo estaba poblado de estrellas de todos los colores. Parpadeaban continuamentesobre el negro cielo como queriendo hacer cosquillas a la noche.

Un día se dirigieron a Dios para formularle un ruego: «Señor Dios, nos gustaría vivir en laTierra con las personas, compartiendo su misma vida.»

El Señor concedió a regañadientes lo que le pedían. Intentó convencerles de que su lugarestaba en el cielo. Pero insistieron tanto, que Incluso les permitió mostrarse con el tamañocon el que son vistas desde la Tierra para facilitarles su aventura.

Llegaron a la Tierra en grupo, a principios del mes de agosto, aprovechando una lluvia deestrellas de San Lorenzo. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fuerona jugar con las luciérnagas por los campos, las menos se dejaron mecer en los árboles porla fresca brisa de la noche, la mayoría se acercaron a las personas y contemplaron de cercasus rostros... y la Tierra quedó maravillosamente iluminada.

Pero transcurrido un breve espacio de tiempo regresaron presurosas al cielo.Al verlas llegar tristes y cariacontecidas, Dios les preguntó el motivo de su regreso. Las

estrellas respondieron al unísono: «Señor, en la tierra hay mucha miseria, hambre y violen-cia...»

El señor les dijo que no las había creado para que anduvieran por la Tierra. Les repitióque su lugar estaba en el cielo, trazando órbitas inmensas, jugando al corro con los astros ylos planetas.

Cuando se reunieron todas, Dios las contó. Con sorpresa descubrió que faltaba una deellas.

Un ángel se acercó al Señor y le susurró al oído: «Señor, la que falta es esa extrañaestrella de color verde que protesta mientras traza órbitas por el cielo... La que decía el otrodía que ella no había nacido para deslizarse entre los planetas. Parece ser que se ha queda-do en la Tierra.»

«¿Qué estrella es esa?», preguntó el Señor.El ángel continuó informando: «Le llaman «Esperanza». Es una diminuta estrella verde.

La única que hay de ese color.»Dios la recordó enseguida porque «Esperanza» era una estrella a la que reñía con fre-

cuencia. Últimamente tenía la manía de empujar suavemente a sus compañeras mientrastrazaban sus monótonas órbitas...

Miraron de nuevo a la Tierra, por ver si descubrían a «Esperanza». Y finalmente la halla-ron allá abajo... Como era su costumbre, andaba repartiendo suaves empujones de ánimo alas personas. Se fijaron un poco más y vieron como «Esperanza» no empujaba a cualquierpersona, sino tan sólo a aquellas que estaban tristes, cansadas, rotas por el esfuerzo y eldolor...

Las estrellas del cielo comenzaron a cuchichear por lo bajo, criticando duramente a «Es-peranza» por su haberse quedado en la Tierra y por andar «molestando» a los humanos consu consabida manía.

Pero Dios les hizo callar diciéndoles, al tiempo que esbozaba una sonrisa: «Dejadla quesiga allí, porque dando suaves empujones a quienes perdieron las fuerzas para caminar,está mejorando mi Creación»

Y todas las estrellas siguieron trazando órbitas. Todas, menos «Esperanza», que aúnanda repartiendo suaves empujones a quienes lo necesitan.

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010. EL MONO Y LA TORTUGA

Había una vez un viejo mono que vivía a la orilla del río. Llevaba una vida muy tranquila yagradable. No le faltaba ni el alimento ni el agua. Pero estaba muy solo. Deseaba tener unamigo con quien poder charlar y comentar las cosas que ocurrían en el bosque.

Cierto día salió del mar una tortuga que buscaba frutas caídas, y el viejo mono le indicódónde se hallaban las mejores frutas y se hicieron muy amigos. Pasaban el día enterocharlando y charlando.

Pero esta situación no era del gusto de la esposa de la tortuga. La tortuga esposa buscódurante mucho tiempo el medio de romper la amistad de su compañero con el mono.

Cuando el marido tortuga regresó a casa una noche, halló a su compañera la tortugatumbada en la cama, respirando con dificultad. El marido se asustó. Al preguntarle qué lepasaba, la tortuga le dijo que el doctor le había encontrado muy mal y que le había dichoque lo único que podía salvarle era el corazón de un mono. De lo contrario estaba condena-da a una muerte segura.

El marido de la tortuga se quedó muy preocupado. Pensó y pensó donde podía encontrarel corazón de un mono... y enseguida le vino a la mente su amigo.

Se fue nadando en busca del mono. En cuanto le hubo saludado con amabilidad, lepropuso que fuera a su casa. Pero el mono rehusó diciendo: «Yo no puedo ir a tu casaporque no se nadar»·.

La tortuga le dijo que eso no era ningún problema. Ella misma le llevaría hasta su casa sise subía a su espalda .

El mono saltó sobre el caparazón de la tortuga y así viajaron los dos por encima de lasaguas. La tortuga navegaba a buen ritmo pero pronto se detuvo. Había decidido que eramejor ahogar al mono antes de llegar a su isla. El mono intuyó que aquello no iba bien. Alpreguntarle a la tortuga qué le ocurría, la tortuga le contó la verdad: «Mi mujer está enfermay lo único que puede salvarla es un corazón de mono. Por esa razón te llevo a casa».

El mono se sintió perdido y comprendió que tan sólo la astucia podía salvarle.Entonces el mono fingiendo una gran sorpresa le hizo saber a la tortuga que él estaría

dispuesto a ofrecer su corazón para la salvación de su esposa, pero que había un granproblema: No se lo había traído puesto; se había dejado el corazón en su casa del bosque.

Entonces el mono le rogó a la tortuga que le llevara rápidamente hasta la orilla donde éltenía su casa para recoger su corazón y poder llevarlo a su esposa.

La tortuga dio una vuelta y nadó hacia la orilla. Apenas habían llegado cuando el monodio un salto, se agarró al árbol más próximo, trepó a lo más alto y se instaló cómodamente.

La tortuga se impacientaba: «Date prisa. Coge tu corazón y volvamos a mi casa, que miesposa está muy enferma»

Pero el mono, que estaba ya a salvo en su rama, respondió: «¿Cómo voy a coger micorazón, lo tengo en el pecho como todo el mundo?. Vete. Nunca más me juntaré con ami-gos traidores y desleales».

La tortuga regresó a casa sin el corazón del mono. Y volvió triste porque había perdido asu mejor amigo.

(Popular hindú)

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011. LA VERDAD

Cierto día La Verdad quiso entrar en el palacio del Gran Sultán. La Verdad se cubrió conun velo muy transparente, y al atardecer llamó a la puerta de palacio.

Cuando el jefe de la guardia abrió la puerta y vio aquella mujer tan bella pero casi desnu-da, asombrado le pregunto por su nombre. La mujer respondió escuetamente: «Soy LaVerdad y deseo hablar con el Gran Sultán»

El jefe de la guardia corrió hasta el trono de su señor el Sultán y le anunció la visita. Peroel Sultán al oír que La Verdad quería establecerse en el recinto de su palacio, respondióenfurecido: «¿Qué la Verdad quiere entrar en palacio? ¡De ningún modo! ¡Qué sería denosotros, si La Verdad entrase en palacio! Sería nuestra desgracia, nuestra ruina. Decid aesa mujer que se marche inmediatamente»

El jefe de la guardia regresó a la puerta y dijo a La Verdad: «Lo siento mucho. Eres muybella, pero tu desnudez podría escandalizar a nuestro Sultán. Sigue tu camino y que Dios teacompañe».

Y La Verdad se perdió por entre las estrechas callejas de la ciudad.Varios días después se presentó a la puerta del palacio una muchacha de extraordinaria

belleza. Cubría su esbelto cuerpo una larga túnica de delicadas sedas, bordada con loscolores del arco iris. Había adornado sus manos con anillos de piedras preciosas y su pechocon collares de zafiros y rubíes. Perfumó su cuerpo con esencia de jazmín. Cubriendo surostro con un velo bordado en oro y plata, cuando se difuminaban en el horizonte las últimasluces del día, llamó a las puertas de palacio del Gran Sultán. El jefe de la guardia quedó sinhabla al contemplar muchacha tan bella, y pregunto con delicadeza: «¿Quién eres?»

La muchacha respondió: «Soy La Narración y me gustaría tener audiencia con vuestroSultán». El jefe de la guardia se apresuró en ir en busca del Gran Sultán y le dijo: «Ahí fuerahay una muchacha tan hermosa que parece la princesa de la noche de la luna eterna».

El Sultán nunca había escuchado pronunciar el nombre de aquella princesa recién llega-da. Sin duda que procedería de regiones ignotas. Llevado por la curiosidad de lo exótico, dijoal jefe de la guardia: «¡Por fin llega una nueva princesa a mi palacio! Que sea recibida porcien esclavas. Agasajadla con flores. Que suenen arpas y chirimías. Traedla a mi presencia»

Y así fue como las puertas del gran palacio de Bagdad se abrieron finalmente de par enpar para dar entrada a la nueva princesa llegada desde países desconocidos y misteriosos.

Y así fue como La Verdad, disfrazada de Narración, al fin pudo pasar, conocer el granPalacio y encontrarse con el Gran Sultán.

(Popular persa)

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012. LA LIEBRE Y EL POZO

Ocurrió que una terrible sequía asoló aquel país. Ríos, lagos y charcas se secaron com-pletamente. Los animales estaban apunto de morir de sed porque no encontraban un lugaren el que beber agua.

Entonces los animales se reunieron formando una gran asamblea. Decidieron cavar entretodos un profundo pozo del que aflorara el agua necesaria para vivir.

Así lo hicieron. Todos comenzaron a trabajar. Pero la liebre, juguetona y feliz, no queríasaber nada de trabajar ni de cavar con sus patitas el pozo sería fuente de vida para todos losanimales.

Pasados unos días consiguieron horadar un profundo pozo del que brotó agua fresca ylimpia. Bebieron con avidez. Y una vez hubieron saciado la sed se marcharon.

La liebre, que también estaba muerta de sed, se acercó al pozo sigilosamente durante lanoche. Bebió con tanta ansia que enturbió el agua dejándola llena de fango. Al día siguiente,cuando los animales se acercaron a beber, descubrieron que la liebre había enturbiado elagua del pozo. Para que no volviera a ocurrir, colocaron cada noche un centinela. La primeranoche le tocó hacer guardia al oso.

Cuando cayó la noche, el oso se paseaba por los alrededores del pozo espantando atodos aquellos que merodeaban en busca de agua.

La liebre contempló de lejos al centinela. Comprendió que no podía acercarse. Entoncesinició el canto de una melodía tan rítmica y animada, que el oso se puso a bailar. Luego seadentró en el bosque buscando al ser que entonaba aquella bonita canción. Fue entoncescuando la liebre se acercó rápidamente al pozo. Bebió con tanta ansia que ensució nueva-mente el agua.

Al día siguiente los animales descubrieron con rabia que la liebre había vuelto a hacer delas suyas. Regañaron al oso y confiaron la vigilancia al mono.

A la noche siguiente, la liebre se puso a cantar otra canción. El mono no pudo resistir latentación y comenzó a bailar. Luego, queriendo buscar al músico, se internó en el bosque,ocasión que aprovechó la liebre para acercarse al pozo y beber afanosamente toda el aguaque pudo. Las aguas del pozo volvieron a enturbiarse.

Sabiendo que necesitaban un centinela que de verdad, los animales modelaron con resi-na la figura de una persona. Colocaron a la estatua de resina junto al pozo, y cada uno de losanimales marchó a sus asuntos. Apenas se hizo de noche, la liebre se puso a cantar sucancioncilla, pero el centinela de resina ni se inmutó. La liebre cantó con más fuerza pero elcentinela de resina seguía inmóvil.

Viendo que aquel nuevo centinela no parpadeaba, la liebre se fue acercando paulatina-mente hasta él. Enfurecida le propinó una fuerte patada.

Su patita de liebre quedó pegada en la resina. La liebre, al ver que no podía escapar, seenfadó más. Lanzó una segunda patada, que quedó también pegada en la talla de resina.Cuanto más luchaba la liebre por liberarse, más se pegaba.

Y así la encontraron a la mañana siguiente. Le quitaron la pegajosa resina y le advirtieronde peores castigos. Entonces la liebre les dijo: «Por favor, podéis hacer conmigo lo quequeráis: apalearme, pegarme en la cabeza... pero no me tiréis a los zarzales».

Viendo que la liebre tenía miedo a las zarzas la arrojaron a unos zarzales que brotabancerca del pozo. Pero no sabían que entre las zarzas la liebre era la mar de feliz. Allí habíanacido, allí se refugiaba, allí tenía su madriguera.

Pero nunca más volvió la liebre a acercarse al pozo ni a ensuciar el agua.

(Popular hindú)

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013. EL AGUA DEL DESIERTO

Un beduino vivía desde siempre en el desierto. Se desplazaba de un sitio a otro con sumujer. Todas sus pertenencias viajaban a lomos de un viejo camello. Llevaban una vidadura, austera y llena de privaciones. El beduino cazaba las ratas del desierto para apoderar-se de su piel. Fabricaba cuerdas con las fibras de las palmeras e intentaba venderlas a losmercaderes de las caravanas que cruzan el desierto.

Sólo conocía el agua salobre que encontraba en pozos turbios.Un día apareció un pequeño río en la arena. El beduino probó aquella agua desconocida,

que era amarga y salada. Pero, acostumbrado como estaba al líquido turbio de los pozosenfangados, le pareció que el agua del paraíso acababa de deslizarse por su garganta.

Llenó dos botas de piel de cabra, una para él y otra el Califa, y se puso en camino haciala ciudad de Bagdag.

Tras un penoso viaje, contó su historia a los guardias de palacio y fue admitido ante elCalifa. El beduino se postró ante él y le dijo: «No soy más que un pobre beduino, ligado aldesierto donde el destino me ha hecho nacer. No conozco nada más que el desierto, pero loconozco bien. Conozco todas la aguas que allí se pueden encontrar. Por eso he decididotraértela para que la pruebes»

El Califa ordenó a sus sirvientes que le trajeran un vaso y probó el agua del río amargo.Toda la corte lo observaba. Bebió un buen trago y su rostro no expresó ningún sentimiento.Se quedó pensativo un instante... luego ordenó que el hombre fuera encerrado, con la ordenestricta de que no viese a nadie. El beduino, sorprendido fue llevado a la mazmorra másoscura de palacio.

Cuando se hubieron llevado al beduino, el Califa dijo a sus cortesanos: «Lo que paranosotros no es nada, lo es todo para él. Lo que para él es el agua del paraíso no es más queuna desagradable bebida para nosotros. Pero tenemos que pensar en la felicidad de esehombre que cree haber hallado el agua más exquisita del mundo»

Al caer la noche hizo llamar al beduino. Dio la orden a sus guardias que lo acompañasende inmediato fuera de la ciudad, hasta la entrada del desierto, sin permitirle ver ni en ríoTigris ni ninguna de las fuentes de la ciudad, sin darle otra agua que la suya para beber.

Cuando el beduino abandonaba el palacio en la oscuridad de la noche, vio por última vezal Califa. Éste le dio cien monedas de oro y le dijo: «Te doy las gracias. Te nombro guardiándel agua del paraíso. La administrarás en mi nombre. Vigílala y protégela. Que todos losviajeros sepan que te he nombrado para tal puesto.

El beduino feliz, besó la mano del Califa y regresó rápidamente al desierto.

(Popular árabe)

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014. LA HOSPITALIDAD DEL ZORRO Y LA CIGÜEÑA

El zorro siempre tuvo pocos amigos. Nadie quería ir con él porque a todos les gastababromas pesadas y jugarretas de mal gusto.

Un día el zorro invitó a cenar a la cigüeña. Y allí se dirigió la cigüeña después de haberpeinado de la mejor forma que pudo sus largas plumas.

El zorro le preparó una espléndida acogida y la invitó a sentarse ante una mesa bienpreparada y dispuesta.

El zorro le había preparado un guiso excelente. Pero lo presentó en dos plato muy llanos. Y se puso a comer. El zorro miraba de reojo los esfuerzos que hacía la cigüeña con su largoy agudo pico para poder comer aquella comida presentada en platos muy llanos. Y el zorrose reía en su interior.

Al cabo de un rato viendo el zorro que la cigüeña no había sido capaz de comerse el platoque le había preparado, le dijo: «Bueno, puesto que no te gusta mi comida, me la comeréyo». Y tomando el plato que había puesto delante de la cigüeña se lo comió con avidez.

Y así fue como la pobre cigüeña hubo de marchar a su casa con la tripa vacía.Pasado el tiempo la cigüeña, que era muy inteligente, se encontró un día con el zorro. Y

queriendo ser amable con él le dijo: «Las cigüeñas también sabemos ser afables y cortesescon nuestros amigos. Te invito esta noche a cenar a mi casa”.

Cuando cayó el sol más allá de las montañas, el zorro bien acicalado y elegante se dirigióa casa de su amiga la cigüeña.

Ambos se sentaron en una mesa sobre la que se hallaba preparada una cena espléndida.Al zorro se le hacía la boca agua oliendo el buen aroma del guiso que la cigüeña le habíacondimentado.

Pero de pronto saltó la sorpresa: La cigüeña traía los deliciosos manjares servidos enrecipientes de cuello largo y estrecho. Sin esperar, la cigüeña introdujo su largo y afinadopico en la vasija de cuello estrecho y alargado que había preparado y sació su hambre.

Pero viendo cómo el zorro intentaba en vano meter su hocico por el cuello de aquellosrecipientes, le preguntó con aire inocente: «Amigo zorro, ¿es que no te gusta el guiso que tehe preparado».

Cogió la cigüeña el recipiente del zorro, introdujo en él su pico y se comió de buena ganala porción del zorro.

Luego acompañó educadamente al huésped hasta el otro extremo de la pradera, dondeél tenía su casa.

El zorro se marchó con las orejas gachas pensando que le habían devuelto la broma queél anteriormente había gastado. El zorro aprendió que todos somos diferentes y que debe-mos respetar las diferencias de los demás.

(Adaptación de una fábula de Esopo)

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015. EL PAJE Y EL REY

El Sultán de un lejano país del Oriente tenía un sirviente que siempre se mostraba alegre y feliz.Todas las mañanas le despertaba y servía el desayuno tarareando vivas canciones de juglares. Unaindefectible sonrisa se perfilaba siempre sobre sus labios.

El Sultán deseó saber el secreto de aquella felicidad. El sirviente le respondió, inclinando levementela cabeza: «Majestad, no tengo razones para estar triste. Su Alteza me honra permitiéndome atenderlo.Soy feliz viendo a mi esposa y mis hijos viviendo en nuestra humilde pero segura mansión»

Al escuchar aquella respuesta tan simple, el Sultán le amenazó con decapitarle a golpe de cimitarrasino le revelaba el secreto. Pero el paje, encogiéndose de hombros repitió que no tenía ningún secretooculto.

El Sultán llamó al más sabio de sus consejeros y le contó su conversación mantenida con el sirviente.Tras escuchar al Sultán el sabio le respondió: «Majestad, vuestro sirviente es feliz porque está fuera delcírculo. Vuestro paje nunca ha entrado en el círculo y ahí radica el secreto de su felicidad»

El Sultán no comprendió las enigmáticas palabras del sabio, pero no se atrevió a preguntarle para nodescubrir su ignorancia. Pero queriendo enterarse del significado de aquel círculo enigmático, preguntóal sabio: «¿Y cómo podríamos hacerle entrar en el círculo?»

El sabio urdió un plan para hacer entrar al sirviente en el círculo. El sabio propuso al Sultán: «Estanoche pasaré a buscarte. Debes tener preparada una bolsa de cuero de piel de cabra con noventa ynueve monedas de oro, ni una mas ni una menos.»

Los rumores de la gran ciudad fueron acallándose poco a poco. Las estrechas calles se cubrieron deoscuridad. Avanzada la noche el sabio pasó a buscar al Sultán. Juntos caminaron hasta la casa del paje.Esperaron el alba. Cuando dentro de la casa se encendió el primer candil, el hombre sabio tomó la bolsaconteniendo noventa y nueve monedas de oro y la depositó junto a la puerta del paje con un pergaminoque decía: «Este tesoro es tuyo. Nunca cuentes a nadie cómo lo has encontrado»

El sabio y el Sultán observaban desde una esquina. Por fin se abrió la puerta. El paje tropezó con labolsa, leyó el pergamino y al escuchar el sonido metálico se estremeció. Luego apretó la bolsa contra elpecho, miró hacia ambos lados de la calle y entró en casa.

Escucharon cómo atrancaba la puerta. Se acercaron a la ventana: El paje había vaciado el contenidode la bolsa sobre la mesa. No podía creer que un montón de monedas de oro brillaba bajo la codicia desus humildes ojos.

El paje las tocaba y amontonaba, las acariciaba y las había brillar a la luz del candil. Las juntaba ydesparramaba, hacia pilas de monedas. Así, jugando y jugando empezó a hacer pilas de diez monedas.Una pila de diez, dos pilas de diez, tres pilas, cuatro, cinco, seis, y mientras sumaba 10, 20, 30 ,40, 50,60... hasta que formó la ultima pila ¡de sólo 9 monedas!.

Comenzó a buscar la moneda que faltaba para completar el último montón. Miró bajo la mesa... Entredientes musitaba: «Es mucho dinero, pero me falta una moneda. Noventa y nueve no es un númerocompleto»

La cara del sirviente ya no era la misma. Mantenía el ceño fruncido y todo su rostro estaba en ten-sión... Agitado y nervioso tomó un viejo trozo de pergamino y se sentó a calcular cuánto tiempo le llevaríaconseguir la moneda de oro que le faltaba. Estaba dispuesto a trabajar duro. Después no necesitaratrabajar mas. Con cien monedas de oro, un hombre puede dejar de trabajar.

Calculó unos doce años de trabajo intenso. Le pareció mucho. Le pediría a su esposa que buscaratrabajo. Y él mismo, después de terminar su tarea en el palacio, buscaría otro trabajo para obtener algunapaga extra. Sacó las cuentas: sumando su trabajo en el pueblo, y el de su esposa, en cinco años reuniríael dinero necesario para comprar la moneda de oro que le faltaba.

El Sultán y el sabio volvieron al palacio. El paje había entrado en «el círculo del número noventa ynueve».

Varias semanas después el paje entraba todos los días a la alcoba del Sultán golpeando las puertas,refunfuñando y con cara de pocos amigos. El Sultán le preguntó a qué se debía aquel cambio. Antesentraba cantando alegres canciones de juglares.

El sirviente le respondió de mala manera, advirtiendo al Sultán que si quería un bufón, que contrataraa otra persona... Y así fue como el Sultán se vio obligado a despedir al sirviente. No era agradable tenerun paje siempre de mal humor.

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016. LOS TRES AMIGOS

Hace ya muchísimos años hubo tres animales que estaban unidos por una amistad ver-dadera.

Cierta noche el ciervo tuvo la mala suerte de caer en la trampa de un cazador. Intentóescapar de la red que retenía su libertad, pero sus cuernos y pezuñas no le servían de nada.Entonces gritó llamando a su amiga la tortuga.

La tortuga lenta, pero segura, llegó a donde estaba prisionero su amigo el ciervo. Cuandose dio cuenta del problema comenzó a trabajar. Con su pequeña boca comenzó a cortartodas las mallas de la red.

Pero el cazador que había colocado la red se levantó muy de mañana. Tomó su arco y susflechas y se dirigió al bosque para ver si algún animal había caído en la trampa.

El pájaro, amigo del ciervo, observó desde la altura cómo el cazador se dirigía hacia elengaño que había colocado. El pájaro vio que la tortuga todavía no había concluido sutrabajo. Entonces se puso a revolotear alrededor del cazador, describiendo círculos, fingien-do que estaba herido. El cazador centró su atención en el pájaro y comenzó a seguirle conla esperanza de poder abatirle.

Mientras todo esto ocurría la tortuga concluyó su tarea. Una vez cortados los hilos de lared, el ciervo recuperó su libertad.

Cuando el cazador llegó a donde estaba la red la encontró destrozada y vacía. Enfureci-do, tensó el arco y se dispuso a abatir al pájaro que todavía seguía revoloteando sobre él. Enel mismo momento en que iba a disparar, la tortuga le mordió en el pie con todas susfuerzas. El cazador gritó. Disparó su flecha pero erró el disparo.

La tortuga, que era muy lenta, no tuvo tiempo de esconderse. El cazador la cogió y lametió en su saco. Luego se dirigió a casa.

Caminando por el sendero sintió hambre. Se sentó a la sombra de un árbol y comenzó acomer el pastelito de arroz que le había preparado su mujer. Mientras comía tranquilamentepor detrás de él se acercó el ciervo. Con sus cuernos enganchó el saco donde se hallabaprisionera la tortuga y, a toda velocidad, lo llevó a lo más profundo del bosque. Allí esperabael pájaro. Con su fuerte pico hizo un agujero en el saco y liberó a la tortuga.

Así es como la tortuga salvó al ciervo y al pájaro, y como el ciervo y el pájaro salvaron asu amiga la tortuga. Esta es la historia de la amistad de tres animales.

(Popular hindú)

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017. LAS TRES CRIBAS

El joven discípulo de un maestro de la sabiduría llegó a casa con honda preocupación.Ante las repetidas preguntas del maestro, el discípulo musitó en voz baja: «Maestro, unamigo tuyo está lanzando duras críticas sobre tu persona por toda la ciudad»

Se disponía el discípulo a detallar las murmuraciones, cuando el maestro de sabiduría ledijo: «Antes de contarme nada, espera: ¿Hiciste pasar a través de las tres cribas lo que vasa contarme?.»

El discípulo abrió sus ojos sin entender nada y respondió: «Maestro, no atino a compren-der qué dices. ¿Puedes explicar a tu discípulo el contenido de tus palabras? ¿A qué trescribas te refieres?»

El maestro de la sabiduría, sin dejar de sonreír y sin inmutarse prosiguió: «La primeracriba por la que debemos hacer pasar todas las opiniones es la criba de la verdad. ¿Estásseguro que lo que vas a decirme es absolutamente cierto?»

El discípulo respondió: «No. Lo oí comentar a unos vecinos»Continuó hablando el maestro: «Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda criba,

que es la de la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?»Dijo el discípulo: «No, en realidad, no. Me temo que lo que te voy a manifestar no es

bueno para nadie»Sin dejar de sonreír dijo el maestro: «La última criba es la de la necesidad. ¿Crees que es

necesario hacerme saber esas críticas que has oído de mí y que tanto te inquietan?»El joven discípulo no respondió con palabras, tan sólo negó haciendo un gesto con la

cabeza.Al llegar a este punto el maestro de sabiduría concluyó, sin abandonar la serenidad de su

sonrisa: «Entonces, si lo que ibas a contarme no es verdad, ni bueno, ni necesario, es mejorque nos olvidemos de ello».

(Tradición oral budista)

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018. LOS ÁRBOLES FRUTALES

Cuenta una leyenda de los indios de las Grandes Praderas que cuando el mundo nació,todavía no se conocía la fruta. Hombres y mujeres jamás habían visto una manzana, unanaranja o un plátano. Hombres y animales tenían hambre.

Sin embargo, el tapir estaba gordo y rollizo. Le observaron detenidamente y descubrieronque todas las mañanas se iba, no se sabe dónde, y regresaba al anochecer satisfecho y conla tripa llena. Cuando retornaba, resoplaba de felicidad con su alargada nariz.

Los hombres comenzaron a pensar que el tapir conocía el secreto de algún alimentoextraño. Decidieron seguirlo. Y encomendaron la misión de seguir los pasos del tapir alastuto y pequeño ratón.

Al día siguiente, cuando los primeros rayos de luz comenzaron a extender su luz sobrelas montañas y el paisaje, el ratoncillo siguió al tapir hasta el corazón del gran bosque.

Ante los ojos atónitos del pequeño ratón se alzaba una colina. En la cima del colladocrecía un árbol grande y maravilloso. Sus ramas ofrecían todos los frutos que el ser humanopuede imaginar: piñas, manzanas, limones, cerezas, plátanos...

El tapir se sentó debajo del árbol y comenzó a olisquear con su larga nariz la fruta caída.Luego comió hasta saciarse y se quedó dormido.

Fue entonces cuando el ratón se acercó y se puso a comer. Nunca había podido comercon tanto placer y con tanta abundancia. Cuando se repuso de la comilona de tantas frutas,corrió donde estaban las personas y los animales y les narró su descubrimiento.

Al día siguiente hombres y animales se dirigieron hacia la colina, guiados por el pequeñoratón. Cuando llegaron allí se atracaron con toda clase de frutas hasta saciar su hambre.

Antes de partir todos quisieron coger una rama de aquel árbol para llevársela a sus tie-rras, pero el árbol era tan grande y tan alto que no pudieron subir a él. Entonces decidierontalar el árbol. Empuñaron sus hachas y comenzaron a golpear el tronco. Los golpes se oíansecos y profundos en lo más hondo del bosque. Estuvieron trabajando todo un día, pero noconsiguieron derribarlo. Trabajaron un segundo día, y tampoco consiguieron abatir al árbol.Por fin, tras treinta largos días de trabajo, pudieron hacer caer al árbol gigantesco, que sederrumbó pesadamente sobre el suelo.

Fue entonces cuando cada persona cogió sus frutos preferidos: unos cogieron ramasllenas de limones, otros de piñas, otros ramas llenas de naranjas, de peras, de limones, deplátanos... Todos se llevaron sus ramas y las plantaron en las tierras más fértiles que halla-ron.

Y así fue como la tierra entera se cubrió de árboles frutales. Y así fue como los hombresy los animales pudieron alimentarse continuamente de los frutos de los árboles.

(Cuento de los Indios de las Praderas)

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019. EL CACHORRO

El dueño de una tienda de animales clavó un letrero al lado de la puerta que decía «Sevenden cachorros de perro». Al día siguiente se presentó un niño preguntando por los ca-chorros.

La primera pregunta: «¿Cuánto cuesta un cachorro?»El dueño quedó admirado del aplomo de aquel niño y le dijo que cada uno costaba 1.500

pesetas. El niño bajó la mirada. Sus ahorros tan sólo ascendían a 650 pesetas.A pesar de ello, el dueño sonrió y dio un silbido. Salió una perra corriendo por la tienda.

Tras ella se afanaban en seguirla cuatro diminutos cachorrillos que a penas si se habíanejercitado en la carrera. Uno de los cachorros se retrasaba detrás de los demás

El niño señaló al cachorro rezagado y preguntó: «¿Qué le pasa a ese que cojea?»El dueño de la tienda le explicó que el veterinario lo había examinado, y había descubier-

to que no tenía la cavidad del hueso de la cadera. Siempre sería cojo. El niño se emocionóy dijo: «Ese es el cachorro que quiero comprar»

El dueño de la tienda respondió al muchacho: «Ese no hace falta que lo compres. Comotiene un defecto, te lo regalo»

El niño contuvo su enfado. Se dirigió al dueño de la tienda y mirándole fijamente le dijo:«No quiero que me lo regale. Ese cachorro vale tanto como los demás. Le doy por el las 650pesetas que he conseguido ahorrar durante mucho tiempo»

El dueño de la tienda insistió: «No hace falta que me pagues nada por él. Tiene un defectoy nunca va a poder correr ni jugar ni saltar contigo como los demás cachorros»

Fue entonces cuando el muchacho se agachó y arremangó su pantalón para mostrar lapierna ortopédica que él llevaba. Sacó de su bolsillo las 630 pesetas que llevaba y las dejósobre el mostrador. Luego tomó entre sus brazos al cachorro cojo y dijo al dueño de latienda: «Como puede ver, yo tampoco corro muy bien. El cachorrito necesitará a alguien quelo entienda»

(Dan Clark)

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020. EL JAGUAR

En toda la región era proverbial el orgullo de aquel jaguar. Cuando él cazaba los animalesse escondían. Cuando se escuchaba su siniestro aullido, todos temblaban. Pero el jaguarnunca se asustaba. No tenía miedo a nadie... hasta que un día aprendió lo que era temblarde verdad.

Era por la tarde. El jaguar divisó por el sendero a un ser regordete y rojo que llevaba sobresu hombro una maza. El jaguar no lo había visto jamás. Al ver que se acercaba donde élestaba, se quedó admirado, pues aquel nuevo ser no le temía.

El jaguar se escondió y, cuando aquel ser regordete y rojo estuvo a su altura, saltó alcamino y comenzó a rugir con todas sus fuerzas.

El nuevo ser que había llegado a la selva, ni se inmutó.Entonces el jaguar, esperando asustarle, le enseñó sus dientes, sacó sus garras y co-

menzó a excavar el suelo. La hierba, la tierra, las piedrecillas saltaban por todas partes. Peroel nuevo ser estaba allí delante de él sin pestañear y sin pasar miedo.

Entonces el jaguar, intentando asustarle, se puso a destrozar los matorrales, los arbus-tos, las ramas. El nuevo ser seguía quieto, en medio de camino, contemplando con ojos deextrañeza las evoluciones que realizaba el jaguar.

Cansado el jaguar de hacer todas aquellas cosas para atemorizar al nuevo inquilino de laselva le dijo: «Demuéstrame de lo que eres capaz o de lo contrario te devoraré».

El ser bajito, regordete y rojo que había aparecido en el bosque se encogió de hombros.Le dijo al jaguar que él no era tan fuerte ni tan poderoso, pero que iba a enseñarle de lo queera capaz.

Agarró la maza con sus dos manos y la hizo girar. En ese mismo instante saltaron variaschispas tan intensas que cegaron al jaguar. Acto seguido se escuchó un ruido terrible...porque aquel ser regordete era el Trueno.

El jaguar espantado saltó a un árbol y se encogió.El ser regordete hizo girar de nuevo su maza, centelleó un rayo y el trueno se escuchó

potente y grave en toda la selva. El árbol donde estaba encaramado el jaguar se partió endos, y el pobre animal rodó asustado por el suelo.

El jaguar aterrorizado corrió a esconderse a una cueva. Al mismo tiempo que corría, lesuplicaba al Trueno que cesara en sus demostraciones de poder y fuerza.

Pero el ser regordete y rojo volvió a hacer girar su maza y se desencadenaron nuevosrayos y truenos que saltaban brillantes sobre las rocas. El jaguar, con lágrimas en los ojos, lerogó que se apiadara de él.

El Trueno recomendó al jaguar que fuera humilde y sencillo, porque el orgullo no conducea nada. Si se mira bien, siempre hay alguien más fuerte que te puede superar.

Y cuentan las leyendas de los indios de las Grandes Praderas que el jaguar dejó de serorgulloso desde aquel día. Y que cada vez que escucha rodar el trueno entre las montañas,corre a esconderse en la cueva más profunda que pueda encontrar.

(Popular de los Indios de las Grandes Praderas)

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021. EL EMPERADOR Y EL MENDIGO

El emperador de China salió de su palacio de invierno para dar un paseo matutino. Depronto reparó cómo los guardias intentaban apartar a un mendigo. Queriendo mostrarsecercano a su pueblo, ordenó a los guardias que le presentaran al indigente.

Cuando le tuvo frente a sí, el emperador le preguntó: «¿Qué quieres?»El rostro del mendigo se iluminó con una sonrisa amplia y dijo: «Majestad, me preguntáis

como si vos pudieras satisfacer mis deseos».El emperador quedó admirado por la osadía de aquel pobre mendigo y con igual aplomo

respondió: «Soy el padre de territorios que van de mar a mar. He sometido a los pueblos delnorte y a los del sur. Ciertamente que puedo satisfacer tu deseo. ¿Cuál es? Yo te prometosatisfacerlo»

El mendigo pidió al emperador de China que meditara antes de comprometerse. Y es queel mendigo era un peregrino que había caminado por todo el país buscando la sabiduría. Entiempos antiguos fue el maestro del padre emperador. Ahora tenía la oportunidad de ense-ñar al hijo lo que no consiguió hacer aprender al padre.

El emperador insistía ante el silencio del mendigo: «Soy muy poderoso, ¿que puedesdesear tú que yo no pueda darte?

El mendigo le dijo: «Ves esta vieja escudilla de madera con la que pido mi alimento depuerta en puerta, ¿puedes llenarla con algo?»

El emperador respiró aliviado, y con gesto mayestático ordenó a su secretario: «Llena demonedas de oro la escudilla de este hombre»

El secretario del emperador así lo hizo... pero el dinero, en cuanto tocaba el fondo, des-aparecía. Echo más y más, y siempre desaparecía. La escudilla del mendigo permanecíavacía

Como el prestigio del gran emperador de China estaba en juego, mandó a sus servidoresa buscar varios sacos de monedas de oro. Pero la escena volvió a repetirse. La escudillapermanecía vacía.

El emperador regresó, junto con el mendigo al palacio de invierno. No quería dejarsederrotar tan fácilmente. Y una fila de sirvientes fueron depositando en aquel cuenco demadera: Diamantes, perlas, esmeraldas... Pero la escudilla parecía no tener fondo. Todo loque se colocaba en ella desaparecía inmediatamente.

Anochecía cuando el emperador se dio por vencido. Dirigiéndose al mendigo, que perma-necía impasible, le dijo con veneración: «Has ganado, pero antes de seguir tu camino, dimede qué está hecha esta escudilla tan enigmática?

El mendigo le miró de arriba abajo con ojos de lástima, y moviendo tristemente la cabezale dijo: «Esta escudilla está hecha del mismo material que la mente humana, del mismomaterial que estás hecho tú y todos tus cortesanos y servidores: de ambición y deseo.

Diciendo esto se alejó lentamente por el camino que conduce a la soledad del bosque. Elmendigo marchaba contento y ligero. Había intentado dar al hijo la lección que el padre nollegó nunca a aprender. En su interior una duda: ¿Habría aprendido el joven Emperador lalección ofrecida?

(Cuento zen)

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022. EL HOMBRE, SU CABALLO Y SU PERRO

Un hombre, su caballo y su perro murieron. De pronto se vieron transportados a un extra-ño lugar. El sol caía de plano sobre aquella estepa. No había ni un solo árbol. Hacía calor.Empapados en sudor buscaban desesperadamente una fuente de agua para aplacar sused.

De pronto avistaron una casa en lontananza. Haciendo acopio de las pocas fuerzas queles quedaban, se dirigieron a ella. El camino subía ligeramente y hacía más penoso el es-fuerzo.

Por fin apareció ante los tres caminantes una magnífica mansión. Se hallaba rodeada deun espeso y fresco jardín. La puerta principal era de madera finamente labrada. Estabaentreabierta.

El caminante se asomó ligeramente y divisó en el interior un patio de grandes pórticos,con una fuente de aguas frescas y abundantes en el centro. Se disponían a entrar cuandoun guardián se cuadró ante ellos impidiéndoles el paso.

El hombre le preguntó que dónde se hallaban. El guardián le respondió: «Habéis llegadoal cielo. Aquí podrás descansar».

De nuevo intentó el hombre entrar con su perro y su caballo, pero el guardián con gestosevero le recriminó: «Tú puedes entrar y beber toda el agua que quieras, pero no tus ami-gos. Aquí tan sólo se permite la entrada a personas»

El hombre protestó: «Pero mi caballo y mi perro van conmigo y también se mueren desed».

El hombre se sintió muy decepcionado porque su sed era grande. Pero no quiso beberdejando a sus amigos con sed. Y los tres siguieron por el camino que serpenteaba cuestaarriba.

Caminaron hasta la extenuación. Pero por fin, cuando ya casi les fallaban las fuerzas,llegaron a un viejo portón que estaba también semiabierto... En lugar de guarda apareció unhombre anciano, muy afable y atento. El fue quien, viéndoles en tan lamentable estado lesindicó: «Ahí, bajo esos árboles frondosos, hay un manantial de aguas frescas y cristalinas.Bebed cuanto queráis».

El hombre, el caballo y el perro entraron en la fresca sombra de los gigantescos árbolesy saciaron su sed. Luego volvieron sobre sus pasos y preguntaron al hombre anciano: «Buenhombre, ¿podría decirnos cuál es el nombre de este lugar en el que nos hallamos?»

El hombre, sonriendo les dijo: «Esto es el cielo. Habéis llegado al cielo»El hombre mostró su confusión y dijo: «No puede ser. Hace varias horas hemos pasado

por una rica mansión y el guarda nos ha dicho que aquello era el cielo»«Aquello no es el cielo, aquello es el infierno», se apresuró a decir el anciano.El caminante le respondió: «Pues este error de información les causará grandes proble-

mas...»El anciano, poniéndole la mano sobre el hombro le respondió en voz baja: «No crea. Nos

hacen un gran favor. Porque allí se quedan aquellos que, por beber un poco de agua, soncapaces de abandonar a sus mejores amigos. Esos no sirven para entrar en el cielo»

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023. EL DOLOR DE LAS HERIDAS Y EL DE LOS ENGAÑOS

En lo más profundo del bosque habitaban una mona y una tortuga. Desde hacía muchotiempo eran grandes amigas. Jugaban juntas, comían juntas y también discutían juntas.

Un buen día la mona se acercó a su amiga la tortuga y le dijo: «Un golpe es peor que unamentira. Los golpes hacen daño, las mentiras».

La tortuga, que era sabia, le respondió que las mentiras suelen ser mucho peores que losgolpes. Y decidieron experimentarlo.

A instancias de la tortuga, la mona cogió un palo con el que pinchó en una pata a latortuga. Le salió un poco de sangre. La tortuga no se quejó del dolor, se aplicó unas hierbasmedicinales sobre la lesión y a la mañana siguiente ni se acordaba de aquel golpe que lehabía dado la mona.

Fue ahora cuando le tocó el turno a la tortuga. Se fue a la ciudad, compró un pedazo decarne, lo condimentó y lo partió en pequeños trozos. Luego colocó los pedazos de carnecondimentada sobre las ramas de un árbol, de tal forma que parecía que los trocitos decarne había brotado de aquel árbol. Luego se dirigió corriendo a donde estaba su amiga lamona y le dijo: «He encontrado un árbol que produce trozos de carne ya adobada. Si quiereste digo donde está».

A la mona le encantó la idea de conocer un árbol que producía trozos de carne. Cuandollegaron al árbol que había preparado la tortuga, la mona se subió a él y comenzó a comercon avidez.

La tortuga se fue corriendo al pueblo. Buscó al perro y le dijo que había encontrado unárbol que daba trozos de carne.

En cuanto oyó esta grata noticia el perro se fue corriendo hacia el bosque y, guiado por suolfato, se acercó hasta el árbol donde comía tranquilamente la mona.

Cuando el perro vio a la mona, comenzó a ladrar fuertemente. La mona se asustó y sesubió a las ramas más altas. Pero viendo que el perro seguía ladrándole comenzó a tirarlepequeños trozos de carne ya aderezada.

Como al perro le gustaba aquel árbol no se apartó de allí y siguió ladrando y ladrando porespacio de tres días y tres noches en las cuales la pobre mona no hacía otra cosa sinolanzarle de tanto en tanto pedacitos de carne. La mona, que tenía mucho miedo a los colmi-llos del perro, pasó tres días allí en el árbol lamentándose y sufriendo.

Al cuarto día apareció un leopardo, el perro, asustado, huyó y fue a esconderse a laciudad. El leopardo desde abajo viendo que ya no quedaba carne, pensó subir y comerse ala mona.

Fue entonces cuando la tortuga le dijo: «Deja en paz a esta mona y busca una mejorpresa. ¿No ves que lleva varios días sin comer y está en la piel y los huesos?. No va a ser unbuen bocado».

Convencido el leopardo por la tortuga, se fue a cazar a otro sitio y la mona pudo descen-der del árbol. Descendió extenuada y exhausta. Hambrienta y aterrorizada.

Cuando estuvo abajo su amiga la tortuga le dijo: «¿Ves como una mentira hace más dañoque una herida? Yo sufrí unas cuantas horas por la herida que me hiciste. Pero la mentiraque yo he urdido te ha hecho sufrir durante varios días y varias noches. Y durante esetiempo nada podía curarte».

La mona lo comprendió todo. Nunca había pasado tanto frío, tanta hambre y tanto miedo.

(Popular de China)

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024. LAS SEÑALES DE LA AMISTAD

Dos amigos viajaban por el desierto en peregrinación hacia los lagares santos. Habíanrecorrido extensas regiones, subiendo altas montañas, atravesando ríos caudalosos y cru-zando desiertos. Juntos habían sobrevivido a numerosos peligros. Pero un buen día discu-tieron. La discusión fue tan acalorada que uno de ellos dio un bofetón al compañero de viaje.

El ofendido, sin decir nada ni tener un mal gesto hacia su compañero, escribió en laarena:

«Hoy mi amigo me ha dado un bofetón en el rostro»Siguieron adelante en silencio, con ese silencio tenso que sucede a las discusiones.Por fin llegaron a un gran oasis. Era el oasis más grande y hermoso que habían visto en

su vida. Miles de palmeras circundaban un extenso lago de aguas azules. Sin pensarlo unmomento se sumergieron en el agua para bañarse.

De pronto, el que había sido abofeteado comenzó a ahogarse. No sabía nadar y la pro-fundidad del oasis le sorprendió. Su amigo que le vio se acercó nadando a él y consiguiósalvarle la vida.

Cuando se recuperó el que había estado a punto de ahogarse, tomo un pequeño cuchilloque siempre llevaba consigo y grabo en una de las rocas del oasis: «Hoy mi amigo me salvóla vida»

El amigo, que descansaba en la sombra de un grupo de palmeras, le preguntó intrigado:«¿Porqué cuando te di un bofetón lo escribiste sobre arena y ahora escribes sobre piedra?»

El amigo de dijo: «Cuando un amigo te ofenda, debes escribirlo sobre la arena: el vientose encargará de borrar la ofensa y nacerá el perdón. Cuando un amigo te ayude, escríbelosobre piedra para que ningún viento pueda borrar lo grande y fuerte que es la amistad».

(Popular beduino)

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025. LA PITÓN QUE NO QUERÍA ESTAR GORDA

Una liebre que habitaba en el bosque, cerca de un gran río, se encontró con una situaciónextraña y molesta. Una gran serpiente pitón se había asentado muy cerca de su territorio. Laliebre tenía miedo a que aquella bestia inmensa le devorara cualquier día.

Piensa que te piensa, reflexionó sobre la forma de deshacerse de aquella terrible vecina.Y después de pensarlo mucho cogió un gran saco que hacía tiempo había visto abandona-do sobre unos campos cercanos a la ciudad.

Provista de su saco y de una cuerda, se acercó donde dormitaba la serpiente pitón. Laserpiente, cuando comía mucho, gozaba echándose largas siestas.

Entonces la liebre comenzó a discutir consigo misma imitando varias voces. Fingió quediscutía con otra liebre sobre si la serpiente pitón cabría o no cabría en aquel saco. Fingióque la voz de un compañero que afirmaba insistentemente que la serpiente pitón estabamuy gorda.

La liebre fue elevando el tono de voz, hasta que la serpiente se despertó. Bostezó ypreguntó qué eran aquellos gritos que le impedían dormir.

La liebre le contó que había estado discutiendo con un primo suyo. Y que el motivo de ladiscusión era si cabía o no cabía dentro de un saco. La liebre le dijo a la serpiente pitón quesu primo defendía que ella no cabía en el saco porque estaba terriblemente gorda.

La serpiente pitón se molestó muchísimo al escuchar tales afirmaciones. A ella no legustaba estar gorda. Estaba convencida de que la gordura desmejoraba su imagen.

Entonces dirigiéndose a la liebre, le dijo que preparara el saco, que estaba dispuesta ahacer la prueba para demostrar que ella no estaba gorda.

Como aquella tarde la serpiente pitón había comido muy bien y se hallaba de buen hu-mor, comenzó a introducirse dentro del saco. La liebre abrió bien la boca del saco. Y contem-pló con una sonrisa de malicia como la serpiente pitón, queriendo demostrar que estaba debuen ver, se introducía en la trampa.

En cuanto la serpiente pitón estuvo dentro, la liebre se apresuró a cerrar el saco con lacuerda que tenía en sus manos. Luego hizo tres nudos. Y arrastrando llevó aquel costalhasta la orilla del río. Una vez allí, arrojó el saco al río y se vio libre para siempre de lasconstantes y continuas amenazas de su vecina, la serpiente pitón.

(Popular de folklore negro de Norteamérica)

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026. LEYENDO EL LIBRO DE LA VIDA

Dos hombres se hallaban encarcelados en las mazmorras de un rey de África. Un hombreera de la etnia peul; su compañero era de la etnia bambara.

Al atardecer llegó un edicto del rey anunciando que al amanecer a uno de los dos le seríacortado un brazo, el otro sería decapitado.

El peul, más astuto que el bambara, empezó a quejarse inmediatamente de un fuertedolor en el brazo... Cada vez gritaba más y más. Pedía a gritos que alguien le liberara deaquel terrible dolor... Y tan grande fue el alboroto que armó, los ayes que dio y los gritos queprofirió, que un guardián llegó con una cimitarra y, de un certero golpe, le liberó del brazoque tanto le dolía.

El peul sufrió grandemente el resto de la noche, pero en el fondo estaba muy contentoporque de esa forma había salvado su cabeza. A él ya le habían cortado el brazo, a sucompañero bambara le cortarían la cabeza.

Entretanto el bambara dormía profundamente.Al amanecer el rey en persona se presento en la celda. Había venido a anunciarles el

perdón de las penas y condenas que pendían sobre ellos. Eran libres y podían marchar.Fue entonces cuando el peul comenzó a gritar diciendo: «El bambara ha salvado su

cabeza y yo he perdido para siempre mi brazo»El rey comprendió enseguida la estratagema urdida por el hombre peul. Con tono grave le

dijo: «Nunca hay que leer la página tres de un libro antes de haber leído la página dos. Elhombre sabio respeta el ritmo de los acontecimientos y de la vida»

(Popular bambara. África)

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027. EL CHIVO PEREGRINO

El chivo era un buen animal. Cumplía con sus deberes religiosos. Por eso decidió ir enperegrinación al santuario sagrado. Se puso en camino llevando en a espalda una mochila ysobre la cabeza un cántaro lleno de miel.

Atravesó montañas y valles. Un buen día, sin saber cómo, una terrible tormenta estallósobre su cabeza mientras cruzaba la sabana. No encontró lugar para esconderse. Por aque-llos alrededores no había cueva alguna.

De pronto vio un baobab, el gran árbol africano, caído sobre el suelo. El hueco que habíandejado sus raíces le servían para esconderse y protegerse de la lluvia. Y así lo hizo.

Cuando ya estaba dentro de las raíces, comprobó aterrorizado, que allí había un león, unchacal y una pantera... En sus adentros pensó que había llegado el final de sus días. Todosu cuerpo comenzó a temblar.

El león fue el primero en preguntarle qué llevaba en el cántaro. El chivo le respondió queen aquel cántaro portaba una medicina muy buena para curar toda clase de enfermedades,de dolores y dolencias.

Entonces el león le dijo que se encontraba algo mal, que le diera a probar aquella medi-cina.

El chivo, venciendo todos sus temores le dijo que le iba a dar un poco pero que para quefuera efectiva debía dársela sobre un trozo de piel de chacal. Así fue como el chacal hubo decortarse un trozo de cola para que, embadurnada en miel, se la comiera el león.

Aquella medicina le estuvo tan buena al león que pidió otro poco. Y de nuevo el chacalhubo de cortarse otro trozo de piel de su cola para que el chivo la embadurnara en miel y sela diera a comer al león.

Por tercera vez quiso el león repetir la operación, pero el chacal estaba aterrorizadoporque dentro de muy poco iba a quedarse sin piel. Así es que el chacal dio un salto ycomenzó a correr bajo la lluvia, por la sabana... Contrariado el león de aquella forma decomportamiento del chacal no pudo aguantarse y salió corriendo detrás de él. Ambos seperdieron por el horizonte.

En el hueco de las raíces del baobab quedaron el chivo y la pantera. Cuando el chivosintió sobre su cuerpo la mirada brillante de la pantera, se asustó. Pero venciendo el miedo,le dijo a la pantera: «Espero, amiga pantera que te des cuenta de la gran ayuda que te heprestado». Ante los ojos sorprendidos de la pantera, el chivo prosiguió: “Ciertamente queesta medicina funciona mucho mejor con piel de pantera que con piel de chacal. Pero hedicho esta mentira para ayudarte a ti».

La pantera aterrorizada saltó del refugio antes de que viniera el león y comenzara aprobar la medicina untada en su piel. Y se perdió veloz por el horizonte inmenso de lasabana.

Así fue como aquel chivo peregrino, salvó su vida de aquel trance tan difícil.Cuando paró la tormenta se volvió a colocar la mochila en su espalda, el cántaro de miel

en su cabeza y prosiguió la marcha hacia los santos lugares donde le esperaban sus dioses.

(Popular persa)

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028. LOS CLAVOS

Un maestro de sabiduría contaba entre sus discípulos con uno que tenía muy mal carác-ter. Este discípulo no había alcanzado el autodominio y se enfadaba frecuentemente ya consus condiscípulos, ya con las sencillas personas de la aldea. Un día era un grito, otro uninsulto... a veces un mal gesto.

Viéndole en aquella lamentable situación, el maestro de sabiduría le entregó una bolsallena de clavos con un martillo y le sugirió que cada vez que perdiera la calma, clavara unclavo tras una gruesa puerta de madera.

El discípulo tomó con interés la sugerencia del maestro. El primer día clavó veintitrésclavos en la puerta... Viéndolos todos juntos se sintió avergonzado de su falta de dominio. Elsegundo día tan sólo clavó quince, y así sucesivamente. Transcurrido un mes decreció con-siderablemente el número de clavos que clavaba diariamente.

Poco a poco fue dominando su carácter. Descubrió que era más fácil controlar sus impul-sos que clavar los clavos tras la puerta. Así consiguió ser dueño de su carácter y mantener-se inalterable ante las contrariedades de la vida.

Fue entonces cuando el maestro de la sabiduría le entregó unas gruesas tenazas, sugi-riéndole que por cada día que lograra no enfadarse con nadie, arrancara uno de los clavosclavados.

Los días pasaron y el joven discípulo pudo finalmente comunicar a su maestro que yahabía sacado todos los clavos de la puerta...

Entonces el maestro le condujo a la puerta y le dijo: «Fíjate en la puerta. ¿Qué obser-vas?»

El discípulo, lleno de satisfacción, respondió: «Maestro, observo que he sido capaz dedominar mi mal carácter, porque ya no queda ningún clavo hincado en la puerta».

El maestro le felicitó, pero insistió: «Observa con detenimiento la madera de la puerta ydesliza sobre ella tus dedos».

El joven discípulo respondió: «Tan sólo quedan las señales de los clavos».El maestro le dijo: «Has dicho bien. Aunque sacaste los clavos, quedan las heridas que

éstos produjeron. La puerta ya no será nunca la misma... Cuando pierdes tu dominio y tratasde mala manera a tus semejantes, dejas una cicatriz como las que causaron los clavos... Noimporta cuantas veces pidas perdón. Aunque intentes enmendar tus malos modales, lasheridas permanecen.»

(Cuento budista)

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029. EL ORIGEN DEL CAMALEÓN

Cuenta una tradición africana que hace ya muchos años el dios de los animales convocóa todos ellos y les dijo: «Voy a asignaros a cada uno un lugar sobre la tierra. Ese lugar serávuestra casa para siempre. Debéis decirme dónde queréis vivir».

El primero en tomar la palabra fue el hombre y dijo: “Yo quiero habitar en un pueblo concasas y quiero poder desplazarme por los campos de alrededor»

Luego llegó el león y dijo: «Yo quiero vivir en la sabana, allí donde las altas hierbaspueden ocultar mi cuerpo».

Y así fue.Luego llegó la liebre y la cabra y el antílope. Unos querían vivir en el bosque, otros que-

rían vivir en la estepa...Así hablaron todos uno por uno, hasta que le llegó el turno al camaleón. Pero el camaleón

no se atrevía a decir nada.Entonces el dios de los animales le preguntó dónde quería vivir.El camaleón como avergonzado respondió: “A mí me gustaría poder construir mi casa en

cualquier parte y al mismo tiempo en todas partes”.El dios de los animales estuvo un rato en silencio pensando y meditando. Luego, como

había prometido que cada uno iba a obtener la petición que hiciera le dijo: “Tú podrás vivir entodas partes”.

Desde entonces los hombres y los animales viven en un sitio pero el camaleón está entodos los lugares. Y en todas partes su piel toma el color del lugar donde se encuentra. Deesta forma se defiende y es feliz.

(Popular Africano)

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030. LAS SEMILLAS DE LA VIOLENCIA

Una noche un campesino africano vio cómo un espíritu maligno plantaba semillas deviolencia en su campo. Se abstuvo de intervenir. Cuando el espíritu maligno terminó y sefue, él se pasó toda la noche recogiendo las peligrosas semillas. Se las llevó a su casa sindecir una sola palabra a nadie.

Al día siguiente, para deshacerse de las semillas de la violencia, dio un puñado a lasgallinas. Pero apenas las picotearon, se pusieron a pelear furiosamente entre ellas.

Deseando desembarazarse de aquellas peligrosas semillas, lanzó varios puñados al río.Pero los peces, las tortugas e incluso los hipopótamos empezaron a pelear entre ellos,provocando olas tan enormes inundaron las riberas.

Molió parte de las semillas y, convertidas en harina, se las dio a su mujer que estabapreparando la comida. Pero apenas tragaron el primer bocado, se desató tal discusión entreellos que fue necesaria la intervención de los vecinos para separarlos.

Pasaron unas semanas. Poco a poco recobraron la calma, pero el campesino, que habíaperdido el sueño y la sonrisa, solo pensaba en las semillas de la violencia que le quedaban.Pensó en hacer un viaje a algún país lejano, pero descartó la idea. Incluso pensó dirigirsehasta el mar para tirar su saco de semillas, pero temió crear una tempestad descomunal.

Cuando aparecieron los primeros brotes de la cosecha, vio con alegría que tendría unacosecha excepcional. En los campos vecinos se apresuraban a arrancar las malas hierbasformadas por las semillas de la violencia. Él no tenía nada que hacer. La cosecha crecíaespléndida y sana. Se dejó ganar por la ociosidad. Incluso aprovechó para visitar a unosprimos que vivían a tres días de camino. Pero a su regreso, las lamentaciones de su mujer ysus hijos le sobresaltaron: En pocas horas una bandada de aves habían devastado granparte de su campo. Muchas plantas jóvenes habían quedado dañadas

Los ancianos del pueblo encontraron la razón de aquella desgracia: En los otros campossiempre había habido un hombre trabajando, arrancando las hierbas producidas por lassemillas de la violencia, moviéndose, haciendo ruido con sus herramientas. Por eso lospájaros se habían dirigido al único campo en el que no había nadie.

El campesino espero la llegada de la noche, se levantó sin hacer ruido y sacó del escon-dite el saco con las últimas semillas de la violencia. Fue hasta su campo y allí echó lassemillas, una a una.

Al volver al pueblo, vio a lo lejos que un espíritu maligno plantaba semillas en un pequeñocampo que pertenecía a uno de sus amigos. Un amigo al que quería mucho, y al que seguardó mucho de avisar.

(Popular africano)

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031. EL CHACAL INGRATO

Cuenta la historia que hace muchísimos años vivía un chacal muy amigo de gastarjugarretas a todos los habitantes del bosque.

Un buen día el chacal vio como al otro lado del río había un grupo de abundantes gallinasque jugueteaban. El chacal se moría de ganas por comer alguna de aquellas gallinas. Perola corriente del río era fuerte y poderosa. Así es que buscó la forma de acercarse hastadonde se hallaban las gallinas y darse un buen festín.

Pensando, pensando descubrió que allí cerca había un tranquilo camello pastando yrumiando fina hierba. El chacal se le acercó y le dijo: «Amigo camello, ¿no te gustaría probarun sólido y crujiente trigo?».

El camello respondió afirmativamente, pero hizo ver al chacal que él no era propietario deningún campo de trigo. Por ello debía conformarse con la hierba del prado.

Fue entonces cuando el chacal le dijo: «Mira, al otro lado del río yo tengo un campo detrigo. Si me ayudas a cruzar el río, yo te dejaré comer todo el trigo que quieras». El camellolevantó su vista y descubrió un ondulante campo de trigo al otro lado del río muy cerca dedonde correteaban las gallinas.

Ansiando poder saciarse de aquel apetitoso cereal, el camello le dijo al chacal que mon-tara sobre su joroba. Con el chacal sobre su abultada espalda, el camello comenzó a cruzarel río llevando al chacal que se relamía viendo cómo se acercaba el momento de darse unbuen festín con las gallinas.

Cuando arribaron al otro lado del río, el chacal invitó al camello a que comiera y comieratrigo y así lo hizo.

Mientras todo esto ocurría, el chacal, se dirigió a donde estaban las gallinas y se zampóenseguida la más gorda de las que encontró.

Una vez hubo comido el chacal pensó que podía gastarle una broma pesada a su amigoel camello. Y corriendo a todo lo que daban sus patas, fue a los campesinos de la aldea y lesdijo que el camello había entrado en su campo de trigo y que estaba devorando el trigal.

Los hombres se armaron de bastones y palos y fueron corriendo donde estaba el camelloy le propinaron una fuerte paliza por darse una comilona a costa de su trigo.

El camello terminó molido a palos. El chacal burlándose de él le dijo: «¿Te duele mucho lajoroba?”. El camello, enfadado, le respondió que le dolía todo el cuerpo.

Entonces el chacal por toda respuesta afirmó: «No te lo tomes a mal. Sólo fue una broma.Yo soy así. Es mi naturaleza».

El camello apretó los dientes con rabia y no dijo nada. Luego montó sobre su joroba alchacal y se introdujo en el río para dirigirse a la otra orilla. Se introdujo despacio en lasaguas del río, luego un poco más rápido... Conforme subía el nivel del agua en su cuerpo,comenzó a nadar. Y cuando menos se lo esperaba el chacal, el camello hundió su cuerpo enlas aguas turbulentas de aquel río.

El chacal que vio como el agua le iba llegando hasta el cuello comenzó a gritar: «Pero,¿qué haces?, ¿no ves que me voy a ahogar?».

Entonces el camello le dijo con voz burlona: «No te lo tomes a mal. Sólo es una broma. Yosoy así. Es mi naturaleza».

Un poco más adelante el camello se tumbó por completo y la corriente se llevó al chacal,que se pegó un buen susto intentando salvarse por entre los rápidos de aquel río.

Dice la historia que los chacales fueron amables desde aquel día, y no se atreven agastar bromas pesadas a los camellos.

(Popular árabe)

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032. LA RANA Y EL ESCORPIÓN

En las orillas del río Níger, que transcurre por regiones desérticas del corazón de África,vivían un escorpión y una rana.

Cierto día el escorpión suplicó a la rana: «Deseo atravesar el río, pero mi cuerpo me loimpide. No estoy preparado para nadar. Por favor, hermana rana, llévame a la otra orillasobre tu espalda»

La rana, que había aprendido mucho durante su larga vida llena de privaciones y desen-cantos, respondió enseguida: «¿Que te lleve sobre mi espalda? ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco losuficiente para saber que si te subo a mi espalda, me inyectarás un veneno letal y moriré!»

El escorpión le dijo: «No digas estupideces. Ten por seguro que no te picaré. Porque si asílo hiciera, tú te hundirías en las aguas y yo, que no sé nadar, perecería ahogado»

La rana se negó al principio, pero las suaves insinuaciones del escorpión fueron conven-ciéndola... y finalmente aceptó. Lo cargó sobre su resbaladiza espalda, donde él se agarró,y comenzaron la travesía del río Níger.

Todo iba bien. La rana nadaba con soltura a pesar de sostener sobre su espalda al escor-pión. Poco a poco fue perdiendo el miedo a aquel animal que llevaba sobre su espalda.

Llegaron a mitad del río. Atrás había quedado una orilla. Frente a ellos se divisaba lamargen a la que debían llegar. La rana, hábilmente sorteó un remolino...

Fue aquí, y de repente, cuando el escorpión picó a la rana. Ella sintió un dolor agudo ypercibió cómo el veneno se extendía por todo su cuerpo. Comenzaron a fallarle las fuerzasy su vista se nubló. Mientras se ahogaba, le quedaron fuerzas para gritarle al escorpión:«Mis temores eran fundados. ¿Por qué lo has hecho?»

El escorpión respondió: «No puedo evitarlo. Es mi naturaleza»Y juntos desaparecieron en medio del remolino mientras se ahogaban en las profundas

aguas del río Níger..

(Popular africano)

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033. DONDE LAS DAN, LAS TOMAN

La liebre y el mono estaban cansados de las pesadas bromas y picardías que continua-mente les gastaba el zorro. El zorro siempre buscaba la forma de humillar y reírse de laliebre y el mono.

Un buen día, viendo a un caballo tendido y dormitando sobre la hierba de un prado, elmono tuvo una idea. Fue corriendo a donde estaba el zorro y le preguntó si deseaba probarla carne más exquisita de todas las que hay sobre la faz de la tierra.

El zorro respondió que sí, que estaría encantado de probar un delicioso bocado de carnefresca.

Entonces el mono le acompañó a uno de los extremos del prado y le mostró al caballo.Luego le dijo que la carne más buena de todas las que hay es la de anca de caballo. Pero almismo tiempo añadió: «Pero es un poco complicado degustar el anca de un caballo. Paraello lo que tienes que hacer es atar tu cola a la cola del caballo. De esa forma cuando lehinques el diente, el caballo no podrá separarse de ti y podrás paladear tranquilamente estadelicia»

Al zorro no le pareció aquella forma la más correcta ni la más segura pero, después depensarlo largamente, le pareció interesante.

Cuando se hubo alejado el mono, el zorro sigilosamente fue al medio del prado donde sehallaba descansando el caballo. Tal como le había sugerido el mono, ató su cola a las largascrines del caballo. Cuando vio que el nudo era firme y consistente, se subió al lomo delcaballo e hincó sus afilados colmillos sobre el anca del caballo.

Cuando el caballo sintió que alguien estaba clavando los colmillos sobre su anca, selevantó de un solo golpe, sacudió al inoportuno jinete y emprendió veloz carrera por lapradera.

El zorro cayó enseguida, pero como estaba atado a la cola del caballo, comenzó a rebotarpor el suelo, y de puro milagro no se rompió la crisma contra las piedras del camino.

El mono, que se había subido a las ramas más altas de un árbol, reía mandíbula batiente.La liebre también rió hasta que le saltaron las lágrimas.

El que terminó realmente mal fue el zorro. Finalmente consiguió desatar su cola de la delcaballo, pero tenía todo su cuerpo magullado y dolorido..

Desde entonces los zorros nunca se acercan a los caballos cuando están comiendohierba. Pero los caballos no duermen nunca tumbados en el suelo, ni siquiera cuando estánmuy cansados. Prefieren dormir de pie.

(Popular norteafricano)

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034. EL VALOR DE UN GESTO DE GENEROSIDAD

Existió un agricultor inglés sencillo y humilde. Se llamaba Fleming. Un día, mientras traba-jaba en el bosque para ganar el pan de su familia, escuchó a alguien pidiendo ayuda desdeun pantano cercano. Inmediatamente soltó sus herramientas y corrió hacia el pantano. Allí,enterrado hasta la cintura en el lodo negro, se encontraba un niño aterrorizado. El pequeñogritaba y luchaba tratando en vano de liberarse de aquel lodo movedizo. El agricultor Flemingsalvó al niño de lo que hubiera sido una muerte terrible.

Al día siguiente, un magnífico carruaje tirado por hermosos caballos llegó hasta la puertade la humilde casa del agricultor. Un noble inglés, elegantemente vestido, bajó del vehículoy se presentó a sí mismo como el padre del niño al que Fleming había salvado.

El noble inglés saludó efusivamente al campesino al tiempo que le decía: «Vengo a re-compensarle por haber salvado la vida de mi hijo»

El agricultor inglés respondió humildemente: «No, yo no puedo aceptar una recompensapor lo que hice. Simplemente ayudé a un pobre niño que se hallaba a punto de morir. Lohubiera hecho por cualquiera de mis semejantes. Es mi deber»

En ese momento el hijo del agricultor salió a la puerta de la casa de la familia paracontemplar de cerca el lujoso carruaje que se había detenido allí.

El noble, al ver al muchacho, preguntó al campesino: «¿Es éste su hijo?»El campesino respondió afirmativamente.El noble inglés dijo acto seguido al campesino: «Le voy a proponer un trato: Déjeme llevar

a su hijo y ofrecerle una buena educación... Si es como usted, crecerá y llegará a ser unhombre del cual usted estará muy orgulloso».

El agricultor aceptó.Con el paso del tiempo, el hijo del campesino Fleming se graduó de la Escuela de Medi-

cina de St. Mary Hospital en Londres. Fue Alexander Fleming, descubridor de la penicilina.Trabajó duramente para conseguir esta medicina, pero tal vez sea el invento que ha salvadomás vidas a lo largo de toda la historia de la humanidad.

Algunos años después, el hijo del noble inglés enfermó de pulmonía. Y le salvó la penici-lina.

El noble inglés se llamaba Randolph Churchill. El hijo que se salvó de la pulmonía sellamó: Sir Winston Churchill.

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035. EL ZORRO QUE VENCIÓ AL MIEDO

Un zorro caminaba tranquilamente por el bosque. Iba distraído contemplando la bellezadel paisaje. De pronto, sin saber cómo, el zorro vio que ante él se erguía la figura desafiantede un terrible tigre de bengala.

Se quedó paralizado. Todo su cuerpo se paralizó a causa del miedo y el terror. Pero pensóque debía emplear toda su astucia para salir delante de aquel aprieto.

Tragándose el miedo que le embargaba, comenzó a gritar al tigre diciéndole que se pu-siera en guardia, que fuera con cuidado porque él, el zorro, era el animal más terrible de todala selva.

El tigre se rió de él. Le hizo observar que los tigres causan miedo a todos los animales dela selva, pero que los zorros tan sólo son capaces de asustar a pequeños conejos y ratoncillos.

El zorro insistió en su poder. Y ante la incredulidad del tigre, le dijo: «Pues te lo voy ademostrar».

Y diciendo esto, el zorro se puso a correr por una pradera de hierbas altas. Galopaba endirección a la aldea de los hombres. El tigre, rabioso al ver cómo intentaba burlarse de élaquel insignificante animal, emprendió veloz carrera detrás del zorro.

Cuando se acercaron a la aldea, los hombres no veían al zorro que se desplazaba a granvelocidad por entre las altas hierbas. Pero sí que veían la silueta terrible del tigre que galopa-ba en dirección a la población.

Fue entonces cuando todos los hombres huyeron despavoridos, a la par que proferíangrandes alaridos y lamentos.

Cuando hubieron huido todos los hombres, el zorro detuvo su veloz carrera. Se plantódelante del tigre y le dijo: «¿Has visto, amigo tigre?. Yo iba delante. En cuanto los campesi-nos me han visto, han huido como alma que lleva el diablo. Ni siquiera se han fijado en ti».

El tigre de bengala no tuvo más remedio que aceptarlo: El zorro corría por delante de él yla gente había huido nada más verle.

Así fue como el tigre comenzó a sentir miedo de aquel pequeño e insignificante animal. Ycon el rabo entre las patas corrió por el bosque a ponerse a salvo.

El zorro se sintió mejor, tomó confianza en sí mismo y dejó de temer. Aquel día habíacomprendido que la fuerza no consiste tanto en poseer amenazantes colmillos afilados yterribles garras, sino en saber utilizar la inteligencia y la astucia.

(Popular chino)

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036. EL ESCULTOR QUE DABA VIDA A SUS ESTATUAS

Era artista y hechicero al mismo tiempo. De sus manos habían brotado las estatuas máshermosas que jamás ha contemplado ser humano. El Gran Emperador le admiraba profun-damente, por ello le proporcionó un magnífico taller junto a sus palacios. Pero el arte el esteescultor no terminaba en la prodigiosa capacidad que tenía para cincelar estatuas. De bocaen boca se transmitía la creencia de que aquel artista era también un poderoso mago.Decían que en alguna ocasión había dado vida a alguna de sus magníficas estatuas. Granparte de su vida transcurrió en la corte del Gran Emperador.

Un día, mientras estaba encerrado en su taller, alguien vino a avisarle de que andababuscándole el Ángel de la Muerte. Un leve signo de preocupación asomó en el rostro delartista. Pero no perdió su calma. Puso manos a la obra y comenzó a esculpirse a sí mismoen doce estatuas idénticas. Una vez las hubo concluido, pronunció el mágico sortilegio quesólo él conocía y las doce estatuas cobraron vida.

Varios días después el Ángel de la Muerte se presentó en su taller. Había llegado su horafinal. Pero el Ángel de la Muerte quedó desconcertado al ver a trece escultores idénticosmoviéndose por el estudio del artista. No sabía cómo averiguar cuál de los trece ejemplaresque tenía ante sí era el escultor y cuáles las réplicas.

Nunca había le había ocurrido nada igual al Ángel de la Muerte. Avergonzado y confusolos dejó a todos en paz y regresó al cielo.

Pero como era un experto desde la eternidad en sentimientos humanos, se le ocurrió unaingeniosa estratagema.

El Ángel de la Muerte regresó de nuevo al taller del escultor y dirigiéndose a los treceescultores con halagadoras palabras dijo: «Sois el artista más genial que nunca ha existidosobre la faz de la tierra. Durante todos los siglos que vengo visitando la Tierra, nunca habíavisto nada igual. Habéis logrado perfectas reproducciones de vos mismo. Sin embargo, per-donad que os lo diga tan directamente, pero he descubierto que vuestra obra tiene un defec-to, un único y minúsculo defecto».

El escultor, al escuchar que el Ángel de la Muerte se atrevía a criticar su realizaciónartística pegó un salto y gritó: «¡Imposible! ¿Dónde está el defecto?».

El Ángel de la Muerte le respondió al instante: «Justamente aquí, en vuestro orgullo».Tomó al escultor que había respondido airado y se lo llevó consigo.

(Popular chino)

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037. EL LEÓN Y EL ANCIANO CARPINTERO

Un buen día un pequeño pato partió de su isla que se hallaba situada en medio de un caudaloso río. Marchóen busca de aventuras hacia otros países, más allá de lar riberas del río que contemplaba desde su isla.

Nadando, nadando consiguió alcanzar la orilla del río. Le costó muchísimo esfuerzo pero por fin arribó atierra firme y, oteando el horizonte, descubrió todo un mundo frente a él.

Pero como estaba muy cansado se durmió junto al río. Dormido tuvo un sueño y oyó una voz que decía:«Pobre pato has llegado al país de tus sueños. Es una tierra magnífica y grande pero no olvides que aquí viveel hombre. Desconfía de él porque es capaz de todas las astucias imaginables».

El pato se despertó sobresaltado. Abrió los ojos como platos, contempló el horizonte y a lo lejos vio unasmontañas. Se encaminó a ellas.

Después de mucho andar llegó a una gran gruta. En la puerta dormía el león. Se presentó. El león tambiénle saludó y le preguntó por el motivo de su viaje.

El pato le contó el motivo de su viaje. El león le escuchó detenidamente y luego le dijo que él también habíatenido un extraño sueño similar al que acababa de relatarle. Luego le confesó que incluso él temía a los hom-bres.

El pato quedó muy extrañado al comprobar que el rey de los animales temía también a los hombres.Pero el león, herido en su amor propio, se apresuró a afirmar que él no tenía miedo a nadie; que era fuerte.

Para demostrarlo, mañana mismo iría a cazar y mataría a un hombre.Esto consoló bastante al pato que, al lado del león, comenzaba a sentirse fuerte y seguro.Al día siguiente muy de mañana el león y el pato se pusieron en camino. Desde las montañas descendieron

a la sabana en busca de un hombre.El sol inició su camino ascendente por los cielos. De pronto, a lo lejos divisaron una pequeña nube de polvo.

Era un borriquillo que trotaba hacia ellos. Cuando el borriquillo llegó a su altura, le preguntaron que por quécorría. Por toda respuesta el asno les dijo que iba huyendo del poder de los hombres.

El león le dijo que no tuviera miedo, que fueran con él porque a su lado serían invencibles. Continuaron lostres el camino.

Al cabo de otro rato divisaron otra nube de polvo en lontananza. Pasados unos momentos comprobaron quese trataba de un caballo. El equino también huía de la fortaleza y del poder del hombre. Pero el león le dijo queno tuviera miedo, que junto a él sería un animal invencible. Y el caballo también se unió al león, al pato y al burroen busca del hombre.

De nuevo otra nubecilla de polvo. Era un camello que huía de sus amos que le habían oprimido y obligado acruzar cientos de veces el desierto.

Pero el león le volvió a repetir que él era el más fuerte, que no debía temer a los hombres. Así fue como elcamello también se unió a aquella comitiva de animales.

Caminaron y caminaron y de pronto a lo lejos descubrieron a un hombre.Era un sencillo carpintero. Llevaba unas tablas cargadas en su hombro. Caminaba con la espalda ligeramen-

te encorvada por los años. El león se detuvo y le pregunto con un desafiante rugido: «¿A dónde te dirigesinsignificante humano?»

El hombre le respondió que iba camino de la guarida de la pantera, porque la pantera, que era la reina detodos los animales, le había mandado construir una casa. Para eso llevaba aquellas tablas. El león se pusofurioso. Dio un rugido y ordenó al anciano carpintero que le hiciera primero una casa a él.

El carpintero intento excusarse y repetir que primero tenía que construir una casa para la pantera. Pero antelas amenazas del león, comenzó a construir las paredes de una casa con aquellas tablas que llevaba.

Al cabo de unos pocos minutos ya había levantado las paredes y el suelo de la casa de madera. Tan solofaltaba el techo. Entonces el carpintero le dijo al león: «Ya tienes tu casa. Entra, terminaré el tejado calculandotu altura».

El león, orgulloso de ver que le había construido primero a él la casa, se introdujo dentro de aquel armazónde madera y se irguió para que el carpintero pudiera calcular la altura del tejado. Rápidamente el carpinteroclavó y clavó unas cuantas tablas de tal forma que el león quedó aprisionado allí dentro.

Al verse atrapado el león empezó a gritar: «Carpintero, abre mi casa. Me ahogo». El carpintero le dijo que tansólo abriría aquella casa cuando construyera una jaula más sólida de la que nunca pudiera escapar. Fue enton-ces cuando el león comprendió que había sido víctima de la inteligencia y astucia de los hombres. El león rugiófuertemente pero estaba atrapado y prisionero para siempre.

La humilde y sencilla sabiduría de aquel anciano carpintero había sido más fuerte que la fuerza del rey de laselva. El camello, el caballo, el burro comprendieron que nunca más podrían escapar del hombre y se unierona él. El pato corrió con todas sus fuerzas, cruzó a nado el gran río y llegó de nuevo a su isla. Allí fue feliz, lejosde la astucia de los hombres.

(Popular de Oriente Próximo)

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038. QUERÍA NACER

La nueva remesa de niños y niñas destinados a nacer durante los próximos días estabapreparada. En una gran sala esperaban el momento de embarcar y dirigirse a la Tierra.

Había un niño ansioso y entusiasmado por nacer. Deseaba llegar a la tierra y amar a suspadres. Pero a su lado descubrió a un compañero que estaba triste. Entonces el niño entu-siasmado y ansioso por nacer le preguntó al niño triste: «¿Por qué estás tan triste?»

El niño triste le respondió: «Es que no quiero nacer. Voy a nacer en una familia pobre y asufrir mucho. Padecer hambre y prefiero quedarme aquí en vez lugar irme a sufrir allá»

Y el niño entusiasmado por nacer le animó diciéndole que no se preocupara, que él iba anacer en una familia de buena posición... y cuando naciera estudiaría y trabajaría mucho.Lucharía sin descanso para erradicar las injusticias que separan a pobres y ricos. Sería suamigo y compartiría todo con él.

El niño triste, al escuchar aquellas palabras alentadoras, se animó un poco y su rostro seiluminó con la esperanza que el niño entusiasmado le dio.

Más tarde, el niño animado en nacer se encuentra a un niño de color llorando y le pregun-ta: «¿Por qué lloras?»

Y el niño de color le contestó: «Estoy triste porque voy a nacer en un país de África dondeel SIDA se agarra a los de mi raza y los extermina. No quiero nacer porque voy a ser infelizen aquella tierra de desolación»

El niño entusiasmado y contento por nacer le dice: «Yo te prometo que estudiaré muchoy trabajaré para que las medicinas contra el SIDA lleguen también a tu aldea y no sólo a lospaíses ricos. Yo mismo en persona me esforzaré por conseguir que esas medicinas se distri-buyan entre los de tu raza. Juntos haremos más feliz la vida de los tuyos»

Entonces el niño de piel oscura se quedó muy contento al ver que iban a existir solucio-nes para el problema que le cerraba todo horizonte... y sonrió por primera vez.

Minutos después el niño ansioso por nacer se encontró con una niña triste y apesadum-brada. Le preguntó: «¿Por qué estás triste?»

La niña respondió: «Porque no quiero ir a la Tierra. He descubierto que voy a nacer en unpaís donde algunos padres venden a sus hijas para pagar las deudas que contraen. Noquiero que me lleven a trabajar lejos de mi casa, con hombres malos que explotan a lasniñas. Prefiero no nacer»

El chico le dijo: «No tengas miedo. Yo voy a tener medios para formarme. Cuando seamayor trabajaré en una ONG de esas que ayudan a los niños y niñas explotados. Defenderéa los niños y te rescataré de la explotación»

La niña se quedó algo más tranquila y dejó de llorar.Cuando la hora llegó de su partida para venir al mundo, el encargado de enviar a los

niños a su destino empezó a nombrarlos. Uno a uno fueron escuchando su nombre y partie-ron hacia su lugar.

Fueron llamados todos menos el niño que estaba ansioso por nacer. Al ver que se queda-ba solo grito: «¡Falto yo! Tengo que nacer para ayudar a mis amigos que ya se han bajado ala Tierra»

Entonces hubo un gran silencio... El encargado de ir nombrando a los niños y niñas dijocon voz grave: «Lo siento, pero hoy tus padres decidieron no tenerte...»

Y el niño que tenía tantos motivos para nacer se difuminó envuelto en una nube de silen-cio.

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039. LAS MUCHAS INTELIGENCIAS DEL ZORRO

Un día el zorro se encontró con un erizo y ambos se pusieron a charlar. El zorro, que eramuy orgulloso, le preguntó al erizo cuántas inteligencias tenía.

El humilde erizo le dijo que tenía una sencilla inteligencia. Al oír esto el zorro comenzó areírse y le dijo que él tenía por lo menos, setenta y siete inteligencias. Que el hecho deposeer tantas inteligencias le confería el honor de el ser el animal más inteligente de todoslos que existen en el bosque.

El erizo no respondió. Simplemente pensó la manera de bajarle un poco los humos aaquel zorro tan presumido. Para ello el erizo propuso al zorro que le jurara, en un lugarsagrado, que poseía realmente setenta y siete inteligencias.

El zorro aceptó la propuesta, prometiéndole jurarlo sobre el lugar más sagrado de latierra.

El erizo le condujo hasta un lugar lejano donde no había ningún templo, pero sí uno de loscepos que habían puesto los cazadores para atrapar zorros. El erizo le dijo: «Pon aquíencima tu pata y júrame que tienes setenta y siete inteligencias»

El zorro, llevado por su orgullo, puso su pata sobre el cepo y se dispuso a jurar que teníamuchas inteligencias... Pero en aquel mismo instante se cerró la trampa, dejando atrapadoal zorro.

Ya se disponía a marchar el erizo cuando el zorro le suplicó que le sacase de allí. Al versus lágrimas y oír sus gemidos, el erizo le dijo que si tenía tantas inteligencias, sería capazde buscar alguna forma para liberarse del cepo de los humanos.

El zorro comprendió que tenía que ser más humilde. Con lágrimas en los ojos suplicó alerizo que le indicara alguna forma para salir de aquel terrible trance.

Entonces el erizo le dijo: «Tienes que ser más humilde. Mira, cuando llegue el hombre,hazte el muerto. No muevas ni una sola pata, aunque te dé algún golpe con un garrote. Asíel hombre abrirá el cepo y te dejará en el suelo mientras él retira la trampa. Esa será tu granocasión para salvarte»

El zorro siguió los consejos del erizo. Cuando escuchó los pasos del cazador que seacercaba, se hizo el muerto. Cerró los ojos, estiró las patas y no se movió ni siquiera cuandoel trampero le golpeó con un garrote.

Cuando el cazador vio que el zorro no se movía, abrió el cepo. Fue entonces cuando elzorro se puso de pie de un salto y huyó a gran velocidad.

El zorro no hizo nunca más ostentación de poseer setenta y siete inteligencias.

(Popular serbio)

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040. EL ANILLO

El joven discípulo se presentó con actitud humilde ante el maestro de sabiduría y sinatreverse a levantar la mirada dijo: «Vengo maestro, porque me siento tan poca cosa que notengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que soy torpe. Nadie me quiere. ¿Cómo puedomejorar?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren?»

El maestro de sabiduría le dijo: «Lo siento muchacho pero no puedo ayudarte. Primerodebo resolver unos problemas personales. Quizá después...»

Y haciendo una pausa agregó: «Si quisieras ayudarme tú a mí, yo podría resolver estetema con rapidez y tal vez después pueda echarte una mano.»

El joven quedó muy desilusionado. Una vez más le dejaban al lado. Sus problemas ypreocupaciones parecían no importar a nadie. Pero aceptó ayudar al maestro.

Entonces el maestro de sabiduría se quitó un anillo que llevaba puesto en la mano iz-quierda. Se lo dio al muchacho y agregó: «Toma el caballo que está ahí afuera y cabalgahasta el mercado. Debo vender este anillo porque tengo que pagar una deuda. Es necesarioque obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de diez monedas deoro. Vete y regresa lo más rápido que puedas»

El joven tomó el anillo y partió hacia el mercado. Una vez allí lo ofreció a los mercaderesque encontraba a su paso. Éstos lo miraban con interés, hasta que el joven decía lo quepretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba las diez monedas de oro, algunos reían,otros le volvían la espalda...

Después de ofrecer su joya a todo el que se cruzaba en su camino, y abatido por sufracaso, montó su caballo y regresó. Entró a la habitación, donde estaba el maestro, y le dijo:«Maestro, lo siento pero no me ha sido posible conseguir lo que me pediste. Quizá pudierahaber conseguido dos o tres monedas, pero no creo que pueda engañar a nadie respecto alverdadero valor del anillo»

El maestro, tomando entre sus manos el anillo dijo al joven: «No importa lo que hayandicho las gentes del mercado. Ninguno de ellos entiende de orfebrería» Debemos primerosaber el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero de la ciudad, que es unexperto en anillos. Dile que quieres vender el anillo y pregúntale cuánto te da por él. Noimporta lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.»

Llegó a la joyería. El anciano orfebre examinó el anillo a la luz, lo miró con su lupa, lopesó, y luego dijo: «Dile al maestro que si lo quiere vender ya, no puedo darle más quesesenta monedas de oro por su anillo.

Ante la admiración y extrañeza del joven discípulo el orfebre prosiguió: «Con tiempo po-dríamos obtener por él cerca de setenta monedas, pero no sé... Si la venta es urgente»

El discípulo corrió emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.El maestro de sabiduría, después de escucharlo de respondió: «Tú eres como este anillo:

una joya valiosa y única. Y como tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Quéhaces por la vida pretendiendo que cualquiera conozca tu verdadero valor? Y diciendo esto,volvió a ponerse el anillo en un dedo de su mano izquierda.

(Popular budista)

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041. EL LEÓN ORGULLOSO

En aquellos tiempos el león reinaba sobre los animales. Les oprimía con gran crueldad.Cuando salía a cazar, todos los animales del bosque se preguntaban angustiados a quién letocaría ser devorado.

Hartos de vivir en aquel terror, solicitaron audiencia a su soberano y le propusieron ocu-parse de su sustento, para lo cual le porporcionarían diariamente su caza. El león aceptó.

Los animales sorteaban semanalmente quién sería devorado, y todos los días enviabanal cruel tirano su ración de alimento vivo.

Le tocó el turno a un viejo lobo muy astuto. Aceptó su suerte con tranquilidad. Pero duran-te el camino fue retrasando su llegada y urdiendo un plan para librarse definitivamente delleón.

Cuando llegó era ya muy tarde y el león estaba furioso y hambriento. Le gritó con unrugido al lobo pidiéndole explicaciones por su retraso. El lobo respondió humildemente aestas recriminaciones diciendo: «Perdona mi rey, pero no ha sido culpa mía. Te traía unaliebre muy gorda para desayunar, pero durante el camino un león desconocido se abalanzósobre mí y me quitó la liebre. Yo le he explicado que la liebre estaba destinada a ti, pero él meha dicho que él era el único rey de esta selva. Que así te lo hiciera saber».

El león se enfureció mucho al oír aquello y preguntó al anciano lobo dónde se encontrabael usurpador de su trono. El lobo le dijo que siguiera, que gustosamente le llevaría dondeestaba el león que quería erigirse en soberano.

Entonces el lobo le condujo hacia un pozo. Al llegar al brocal se detuvieron. El viejo lobo,mostrando el fondo del pozo al león le dijo: «Majestad, ahí bajo está león que quiere arreba-tarte el poder; míralo tú mismo».

El león se inclinó sobre el pozo... y vio su propia imagen reflejada sobre la superficie delas tranquilas y oscuras aguas. Pero estaba tan enfurecido que no se dio cuenta que era élmismo. Lanzando un terrorífico rugido se abalanzó sobre su propio reflejo... Y se ahogó en elfondo del pozo.

Desde aquel día, y gracias a la sabiduría del anciano lobo, los animales del bosque llevanuna vida más tranquila.

(Popular hindú)

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042. LA CUARTA VELA

Cuatro velas se consumían lentamente. El ambiente era tan silencioso que podía escu-charse el amargo diálogo que fluía entre ellas.

La primera decía: «¡Yo Soy la Paz! Hago esfuerzos para que mi llama se mantengaencendida. Vivo en tensión para permanecer en pie, pero me derrumbo con frecuencia.Cada vez que el odio y la violencia soplan con fuerza, mi llama se desvanece»

Y disminuyendo su llama, se apagó totalmente. La segunda vela decía: «¡Yo me llamo Fe! Hay muchas personas para las que no supon-

go nada. Muchas gentes perdieron la fe en Dios , la fe en los demás... e incluso la fe en símismas. Vagan por la tierra sin horizonte. No confían ni en nada ni en nadie»

Al terminar sus palabras, un viento se abatió sobre ella y la apagó.En voz baja y triste la tercera vela afirmaba: ¡Yo soy el Amor! No me quedan fuerzas para

mantenerme encendida. Muchas personas han hecho de sí mismas su única preocupación.Han cerrado su corazón y sus ojos para los demás. Sus propios problemas aparecen comomontañas inmensas que les impiden darse cuenta de la existencia de otras personas porquienes vivir y a quienes amar...»

Y también se debilitó su luz mortecina.Fue entonces cuando apareció una niña pequeña. Le gustaba ver el temblor vivo y rojo de

las llamas elevándose hacia lo alto. Al ver las tres velas apagadas, busco cómo encender-las... Entonces escuchó la voz de una cuarta vela que permanecía encendida en un rincónde la estancia: «Mientras yo esté encendida, puedes encender a mis compañeras»

La niña tomó la vela que así había hablado y encendió con ella la llama de la paz, de la fey el amor.

Al depositar la vela con la que había dado vida a las demás, le pregunto: «¿Y tú cómo tellamas».

La cuarta vela respondió con una sonrisa: «Me llaman Esperanza».

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043. EL LEÓN Y EL CABALLO

Un caballo pacía tranquilamente en la pradera. El león le esperaba escondido entre lasaltas hierbas.

El león estaba hambriento pero no se atrevía a atrapar aquel veloz corredor. Así es quedecidió utilizar toda su astucia para poder saciar su hambre y clavar sus dientes en aquellacarne tan apetitosa.

Tras pensar un rato, salió de su escondite y saludó al caballo: «No te asustes, amigo. Novoy a hacerte daño. Todo lo contrario, quiero curarte porque soy médico».

El caballo comenzó a temblar presa del más grande de los terrores, pero aguantó elmiedo y no permitió que el león notara que estaba temblando.

Entonces el caballo le agradeció que se acercara a él como médico, porque, según dijo,tenía una espina clavada en la pata y apenas podía moverse. El caballo le pidió al león queobservara su casco y diagnosticara de qué mal se trataba.

El león sonrió. Su plan estaba saliendo a la perfección. El león le pidió al caballo que leenseñara la para trasera.

El caballo entonces levantó dócilmente una de sus patas traseras y el león se agachócomo si realmente fuera a ayudar al caballo. Pero el león estaba urdiendo la forma de clavar-le sus afilados colmillos.

Sin embargo, el caballo estaba preparado. En cuanto el león se acercó y le tomó la patatrasera el caballo le lanzó una terrible coz a la cabeza con la otra pata. El león cayó al sueloaturdido y mareado.

Entonces el cabello emprendió veloz carrera por la pradera.El león había optado por la astucia, pero el caballo había sido más astuto que él. De esta

forma salvó su vida.Cuando el león recuperó la conciencia y se le pasó el mareo causado por la fuerte coz

recibida, descubrió que cualquier astucia es poca.

(Fábula de Esopo. Adaptación)

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044. EL ÁRBOL

Había una vez un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales.Cada cual cumplía fielmente la función que la naturaleza le había asignado. Eran felicesrespetando los ritmos de la vida.

Al fondo del jardín había un árbol triste. Tenía un problema: No sabía quién era.El manzano, que se hallaba cercano a él, intentaba ayudarle: «Lo que necesitas es esfor-

zarte. Si de verdad lo intentas, podrás ofrecer sabrosas manzanas. Es muy fácil»El rosal que formaba unos macizos de espléndidas rosas le reprochaba constantemente:

«No te dejes engañar por el manzano. Es más sencillo florecer en rosas. Además son muybellas»

El árbol intentaba seguir todos los consejos que le daban sus compañeros y compañeras.Vivía una ansiedad continua. Sed esforzaba hasta el límite por ofrecer el milagro de unamanzana rosada y jugosa, o el espectáculo de unas cuantas rosas. Todo en vano.

Un día llegó hasta el jardín el búho, que es la más sabia de las aves. Fue a posarse sobrelas ramas del árbol triste. Al ver la desesperación del árbol y escuchar sus profundos gemi-dos, exclamó: «No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo problema quearrastran muchos seres sobre la tierra. Yo te daré la solución: No intentes ser como losdemás quieren que seas... No te dejes vencer por las presiones que ejercen sobre ti. Sé tumismo, conócete, escucha tu voz interior y escucha la voz de quienes pueden ayudarte deverdad»

Y dicho esto, el búho desapareció.Cerrando los ojos y los oídos, abrió su corazón. Se olvido del ruido, de la voz grave del

manzano y de la voz chillona del rosal... y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:«Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primaveraporque no eres un rosal. Eres un roble, y tu destino es crecer fuerte y majestuoso. Cuandoofrezcas cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... te sentirás feliz. Esa estu misión.

Tiempo después el roble era feliz. Sonreía con mil sonrisas: Las sonrisas menudas ytiernas de sus tallos nuevos en primavera; la sonrisa recia y segura de su tronco añoso yfirme; la sonrisa de la acogida que se prolongaba en el aleteo de las aves...

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045. EL VENCEDOR VENCIDO

Un águila de descomunal envergadura y fuertes garras era la reina de todas las aves. Undía convocó una gran asamblea. Cuando estuvieron todas las aves reunidas, comenzó aalabarse así misma. Y despreciaba al resto de los animales porque no podían volar sobremontes y valles como ella acostumbraba a hacer.

El resto de pájaros y aves, humillados, no se atrevían a decir palabra alguna. El águila erala más fuerte de todas las aves.

Envalentonándose el águila comenzó a insultar a aquellos pequeños animales que novolaban día y noche sobre montes y valles, y que no eran capaces de elevarse tan alto comoella.

Cuando estaba en plano discurso se oyó la voz de un pequeño gorrión que, cansado delorgullo del águila se atrevió a decir: «Yo puedo elevarme más alto que tú, hermana águila».

El águila se detuvo en su discurso, soltó una terrible carcajada y retó al gorrión a intentarvolar más alto que ella.

Con la aprobación de todos los animales decidieron competir allí mismo. Se puso el águi-la erguida sobre la tierra. A su lado se colocó el pequeño gorrión que apenas si abultaba allado de la magnificencia del águila. Todos los animales contemplaban asombrados la esce-na.

De pronto, sin que el águila lo notara, el gorrión se posó sigilosamente en el lomo deláguila.

La sabia tortuga dio la señal. El águila batió sus alas y se elevó por el cielo muy alta. Volósobre las montañas y de los picos nevados. Lanzó un grito con voz prepotente preguntando:«¿Dónde estás, pequeño gorrión?».

El gorrión respondió que se hallaba un poquito más alto que ella.El águila, al oír la voz del gorrión, llena de estupor, subió todavía más alto, hasta llegar a

la altura de las nubes y volvió a preguntar: «¿Dónde estás ahora, pequeño gorrión?».El gorrión volvió a responder diciendo que estaba allí, sobre ella.Llena de rabia y orgullo el águila describió grandes círculos volando cada vez más alto.

Pero sus fuerzas terminaron por traicionarla y hubo de bajar y descender al valle.El pequeño gorrión siempre estaba más alto que ella. Su inteligencia y su humildad ha-

bían sido capaces de vencer a la altiva águila.

(Popular de Indonesia)

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046. LOS DOS CUADROS

Hubo una vez, entre las altas montañas del Tíbet, un rey que ofreció un gran premio alartista que captara con una pintura el profundo significado de la no-violencia. Muchos artis-tas intentaron ganar el galardón.

Pintores llegados de todos los rincones de Oriente se aprestaron a competir. De entre lasmuchas obras presentadas, solamente hubo dos que captaron la atención del rey.

La primera era un lago muy tranquilo. La superficie del agua era un espejo perfecto dondese reflejaban las montañas nevadas que lo rodeaban. Sobre éstas se extendía un cielo muyazul con vaporosas nubes blancas. Quienes admiraron la pintura pensaron que reflejaba lapaz perfecta. Contemplándola se acallaban los deseos y nacía la paz interior.

La segunda pintura también tenía montañas. Pero éstas eran escabrosas y abruptas.Sobre ellas había un cielo cubierto de oscuras y redondas nubes, preñadas de futuras tor-mentas. Montaña abajo retumbaba un torrente de agua que parecía cantar al tiempo que serompía contra los peñascos. En el cuadro no había ningún signo de serenidad.

Cuando el rey del Tíbet observó cuidadosamente el cuadro, descubrió un delicado arbus-to creciendo firme en un lado del cuadro. Las ramas del arbusto albergaban un nido. Allí, enmedio de sordo rumor de la caída de agua, había un pajarillo...

El rey del Tíbet, aconsejado por los sabios de la corte, escogió el segundo cuadro. Cuan-do le preguntaron por aquella extraña elección, el rey respondió: «No violencia no significaausencia de conflictos. Desde que el ser humano se halla sobre la tierra, han existido yexistirán conflictos e intereses encontrados... Vivir en paz significa saber hallar un espaciosde encuentro y serenidad en medio de la violencia. No violencia significa saber hallar solu-ciones pacíficas en un mundo lleno de conflictos»

(Popular del Tíbet)

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047. EL LEOPARDO Y EL FUEGO

Mucho tiempo antes de que existieran las personas, el leopardo y el fuego fueron gran-des e inseparables amigos. El fuego era amarillo y rojo. El leopardo, por aquellos tiempos,tenía un pelaje blanco como las nieves de las montañas.

El leopardo iba todos los días a visitar a su amigo el fuego. Se sentaba junto a él yconversaban largamente.

El leopardo sugirió al fuego que fuera tan amable de ir a visitarle a su casa. Nunca habíaido el fuego a casa del leopardo.

El fuego le dijo que no convenía porque si le veía acercarse a su casa le tendría miedo.El leopardo, convencido de su fuerza, le dijo que él nunca había tenido miedo a nadie. Y

le insistió y rogó para que fuera a su casa, a la cabaña donde vivía el leopardo.Tanto y tanto porfió el leopardo que un día el fuego decidió ir a visitar a su amigo.El fuego salió durante la noche para dirigirse a casa del leopardo. Abandono los tizones

encendidos de la hoguera y comenzó a avanzar a través de hierbas y matorrales, terminan-do por internarse en el bosque. Y por allí por donde pasaba, todo ardía. Tras el fuego sóloquedaba tierra quemada y campos convertidos en cenizas.

Transcurrido un tiempo llegó el fuego a las proximidades de la cabaña donde vivía elleopardo.

Al verle avanzar el leopardo comenzó a gritar: «Detente amigo fuego. Regresa a tu casa».El fuego le repitió que ya le había dicho que él era terrible, y que una vez que se ponía en

camino, nada podía hacerle retroceder. Llegó hasta la puerta de la cabaña, y en un momen-to la cabaña quedó consumida por intensas llamas rojas y amarillas.

El leopardo escapó justo a tiempo. Aterrorizado consiguió salvar su vida. Pero hasta el díade hoy conserva las huellas dejadas por la visita de su amigo el fuego. Algunas brasascayeron sobre su pelaje blanco y dibujaron sobre él manchas negras.

Desde entonces el leopardo le tiene mucho miedo al fuego, y jamás se acerca a él.

(Popular de los Indios de las Praderas)

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048. LA ESPIRAL DE LA VIOLENCIA

Queriendo el maestro de sabiduría mostrar a sus discípulos la gravedad que puedenllegar a tener algunos actos, cuando no se meditan sus consecuencias, relató a sus discípu-los la siguiente historia:

«En la antigua India existió una nuera y una suegra que mantenían continuas diferenciasentre ellas. La crítica y la envidia anidaban en sus corazones. No se ocultaba el sol sin quese hubieran enzarzado en alguna disputa.

Un buen día, muy de mañana, la nuera estaba quitando el cascarón del arroz para prepa-rar la comida. Viéndola tan hacendosa y diligente, la suegra le tuvo envidia y le recriminó sudedicación...

La nuera, que no tenía conciencia de estar haciendo ningún mal, calló durante unosminutos. De pronto se levantó, se acercó a la hoguera donde ardían varios troncos y, toman-do uno de ellos lo lanzó contra la suegra.

La suegra se apartó y el tronco ardiendo fue a dar contra una oveja que dormitaba tran-quilamente en las inmediaciones de la casa.

La oveja al ver un tizón ardiendo enredado en su lana, se sobresaltó y huyó balando,como poseída por un mal espíritu, enloquecida y sin saber a dónde dirigirse. Finalmente fuea tropezar contra un montón de paja de arroz, que comenzó a arder al instante.

Como el viento era muy fuerte, el fuego se extendió rápidamente. En pocos minutos llegóhasta el establo de los elefantes del rey. Los animales, sorprendidos y amenazados por lasllamas, rompieron las paredes y escaparon hasta el país vecino.

En su precipitada huida provocaron gran ruina en los sembrados, devastación en lasaldeas y una gran mortandad entre los campesinos del país limítrofe.

El rey vecino, creyendo que se trataba de un ataque en toda regla, convocó a su ejércitoy declaró la guerra. La contienda duró diez años.»

El maestro de sabiduría concluyó: «Así fue como por la pequeña violencia de una mujer,suscitada por la envidia de otra, se generaron muchos años de guerra y muerte.»

(Tradición oral budista)

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049. LA FUERZA DE LA AMISTAD

Hace mucho tiempo vivieron tres toros unidos por una gran amistad. Juntos se dirigían apastar la jugosa hierba en la pradera y juntos bebían agua del río. Durante largos añosvivieron en paz y concordia. La alianza existente entre los tres amigos les hacía invencibles.

Tanta era la fuerza que nacía de la hermandad de aquellos tres toros que hasta el león lestemía.

Un día al león le entraron ganas de comerse a un toro. Durante mucho tiempo buscó laforma de llevar a cabo su plan. Por fin halló una hábil estratagema.

Se dirigió hacia la pradera donde se hallaban. Les saludó y se puso a charlar amablemen-te con ellos. Los toros, al ver la cordialidad del rey de la selva, no duraron en tratarle como aun amigo más. Y ésto era lo que pretendía el león.

Una mañana muy temprano, cuando todavía el rocío bañaba las altas hierbas, el león fueen busca del toro más viejo y le dijo: «No te fíes de tus compañeros. ¿No te has dado cuentade cómo te marginan con frecuencia? Estoy convencido de que están tramando algo contrati. Pero no temas, yo soy tu amigo y quiero ayudarte».

El toro creyó lo que el león le decía.Al día siguiente muy de mañana el león pronunció el mismo discurso ante el toro más

joven de los tres: «¡Cuidado, no te confíes a tus compañeros! ¿No ves que siempre estánjuntos? Estoy seguro que están urdiendo algo para excluirte. Pero no tengas miedo yo estoya tu lado. Te apoyaré».

El menor de los toros creyó también las palabras embusteras del león.Así fue como las malas artes del león rompieron la amistad entre los tres toros, compañe-

ros desde hacía tanto tiempo. Así fue como los tres toros, recelando y desconfiando, mar-charon a pastar cada uno a un prado distinto.

A partir de este momento el león pudo llevar a cabo su pérfido propósito. Los tres toroshabían perdido la fuerza que nacía de su compañerismo y afecto. Rota la armonía y laamistad, fueron presa fácil de los afilados dientes del león.

El fiero león atacó primeramente al mayor y lo devoró. Luego al menor, y finalmente almediano.

(Popular norteafricano)

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050. EL PAÍS DE LA ALEGRÍA

Atardecía sobre la superficie tranquila de las aguas del río. El maestro de la sabiduría,tras una larga jornada, se hallaba reunido con sus discípulos en la ribera. Contemplabanabsortos la belleza de aquel momento.

Fue entonces cuando un discípulo rogó al maestro que explicara qué caminos habíaseguido para hallar a Dios. El maestro de la sabiduría dijo: «Fue Dios quien me condujohasta Él. Me tomó de la mano y fue haciéndome pasar por países diversos, hasta llevarmeal corazón de su misterio»

El discípulo siguió preguntando: «Maestro, ¿qué países te hizo recorrer Dios?»El maestro explicó:«Primeramente Dios me llevó de la mano al País de la Acción, donde permanecí largos

años trabajando sin descanso, haciendo buenas obras por los demás.Luego volvió a tomarme el Señor y me condujo al País de la Aflicción. Allí viví hasta que

mi corazón quedó purificado por el sufrimiento y el dolor.Pasados unos años me introdujo en el País del Amor. En él aprendí a dejar el pesado

lastre de mi egoísmo.Después me sumergió en el País del Silencio. Allí percibí la importancia de vivir alejado

del ruido de las cosas y de las voces que aturden... Me encontré a solas conmigo mismo yexperimenté la vida en toda su profundidad.»

El maestro quedó un rato en silencio, contemplando absorto el atardecer sobre el río. Eldiscípulo le dijo: «¿Y fue ésta la fase final de tu búsqueda?»

El Maestro negó con la cabeza. Luego prosiguió: «No. Un buen día me dijo Dios: Hoy voya llevarte al santuario más escondido del Templo, al corazón del propio Dios... Y me condujoal País de la Alegría.»

(Popular budista)

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051. EL MOSQUITO AGUERRIDO

Aquel mosquito estaba harto de escuchar al león vanagloriarse de su fuerza y proclamara los cuatro vientos que era el animal más fuerte y poderoso de todos. Hacía mucho tiempoque se veía obligado a prestar oído a las bravatas del rey de la selva. Cansado se fue abuscarlo y lo desafió a un duelo.

Cuando el mosquito comenzó a decirle al león que él, a pesar de su diminuto tamaño, erael animal más fuerte, el león no le hizo ni caso.

Pero tanto y tanto insistió el mosquito que al final el león cayó en la provocación que letendía aquel pequeño y minúsculo insecto.

Eligieron un campo del honor neutral: la pradera de altas hierbas donde sesteaba habi-tualmente el león tras sus copiosos banquetes.

Caía el sol de plano cuando comenzó el duelo: El león lanzó un zarpazo tan violento quehubiera sido capaz de matar a un toro. Pero el mosquito esquivó ágilmente el zarpazo ytodavía tuvo tiempo de descargar un terrible picotazo en el hocico del león.

El león enfurecido y rabioso, atacó por segunda vez. Pero el mosquito consiguió escapary lanzar un atroz picotazo sobre el párpado del ojo izquierdo del león.

El combate era continuo. El león rugía y acometía al mosquito con sus poderosos zarpazos,pero el mosquito, aprovechándose de su diminuto tamaño, se movía de aquí para allá ypicoteaba al rey de la selva donde podía.

Aunque parezca mentira, el león se rindió sin condiciones. Se hallaba al límite de susfuerzas. Reconoció finalmente que el mosquito era más fuerte y poderoso que él. Sobre lashierbas altas de la sabana hicieron las paces cuando el sol ya se ocultaba por el horizonte.

Entonces el mosquito salió volando triunfalmente para anunciar a todos los animales quehabía sido el vencedor del formidable león.

Pero esta victoria había privado al mosquito de la humildad y la prudencia. Comenzó avolar eufórico por su triunfo, a ciegas y sin ningún tipo de precaución. No tardó mucho enquedar atrapado sobre la fina tela de la araña.

El mosquito, que había vencido al león, no consiguió eludir ni romper la tela de la araña.Cuanto más se debatía entre sus pegajosos hilos, más se enredaba. Finalmente llegó laaraña y le devoró.

Y así fue como el vencedor del león fue víctima de la araña por orgulloso e imprudente.

(Adaptación de una fábula de La Fontaine)

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052. LA LECCIÓN INCOMPLETA

Tras una larga jornada de trabajo y explicaciones acerca del sentido de la vida y la pre-sencia de Dios en el mundo, aquel discípulo entendió que Dios es todo lo que existe: Eluniverso, los astros, las animales, las personas...

El joven discípulo, aunque no había terminado de asimilar las enseñanzas de su maestro,se despidió y regresó a su casa.

Entró en la ciudad. Comenzó a caminar por una callejuela estrecha. De súbito, vio frentea él a un gran elefante que avanzaba en dirección contraria, ocupando toda la calle. El guíaque conducía al animal, le avisó gritando: «¡Apártate. Déjanos pasar!»

Pero el discípulo no atendía a razones. Su mente estaba impresionada por una idea fija.Por eso, mientras se acercaba el elefante ricamente enjaezado, pensó: «Yo soy Dios y elelefante es Dios. No debo tener miedo, pues ¿cómo puede tener miedo Dios de sí mismo?»

Imperturbable siguió caminando por medio de la calleja. El elefante, que no conocía nadade sus reflexiones y pensamientos espirituales, llegó hasta él. Se detuvo un momento. Paraevitar pisarlo con sus gruesas patas, lo agarró con la trompa y lo lanzó al tejado de una casa,rompiéndole varios huesos.

Transcurrieron varias semanas hasta que el joven discípulo se recuperó de las magulladurascausadas por el paquidermo.

Cuando volvió a estar junto a su maestro le comentó lo sucedido con aire de protesta. Elmaestro, sin inmutarse, le respondió: «De acuerdo, tú eres Dios y el elefante es Dios. PeroDios, en la forma del guía que conducía el elefante, te avisó para que dejaras el paso libre.¿Por qué no hiciste caso de la advertencia de Dios?. Debes aprender la enseñanzas com-pletas.»

(Popular hindú)

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053. EL REY DE LOS TESOROS SECRETOS

En los tiempos antiguos los mirlos no eran negros como ahora les vemos rondar y revolo-tear por parques y jardines. Todos ellos, incluido el pico, eran blancos como la nieve.

Un buen día el mirlo sorprendió a una urraca que llevaba un anillo de oro en su pico. Lasiguió y descubrió cómo escondía su tesoro en el tronco de un árbol.

Le gustó aquel objeto amarillo y brillante al mirlo y suplicó a la urraca que le dijera dóndelo había hallado.

La urraca le dijo que para encontrar un objeto como aquel, debería aventurarse a descen-der hasta las profundidades de la tierra, donde vivía el Rey de los Tesoros Secretos. Y seofreció para mostrarle el camino.

A la mañana siguiente la urraca condujo al mirlo hasta una caverna escondida en losroquedales de unas montañas. Cuando llegaron a entrada dijo al mirlo: «Aquí es. Cuandoentres en el interior te encontrarás primero con una sala de cobre y luego con una sala deplata. Más tarde llegarás a la estancia del oro fino. Pero no te detengas ni toques nada.Sigue adelante sin miedo. Finalmente alcanzarás un cuarto aposento donde se encuentra elRey de los Tesoros Secretos sentado sobre su trono de diamantes. Él te dará todo lo que lepidas. Pero si tocas algo sin su permiso, la desgracia más grande caerá sobre ti».

El mirlo se adentró en la caverna, todo era tal como la urraca le había predicho. Primera-mente revoloteó sobre una sala que estaba llena de objetos de cobre. La atravesó volando yarribó a la segunda habitación. Era la estancia de la plata. Allí descubrió objetos, esculturasy figuras de plata de belleza inusitada. El mirlo estaba admirado: nunca había visto nadaigual. Por fin llegó a la tercera: era la estancia del oro. Todo el suelo estaba formado porarena de oro que brillaba y relucía como si fuera el mismísimo sol. Entonces el mirlo no pudoresistir la tentación, introdujo su pico en la arena queriendo coger varios granitos de oro yllevárselos a su nido.

Pero apenas se había rozado la arena de oro con el pico cuando desde una esquinaapareció el temible guardián de los tesoros del oro. Era un horripilante dragón de cuya bocasalía fuego, chispas y humo.

El pobre mirlo echó a volar y huyo a toda la velocidad le permitía el batir de sus alas.Logró salvar su vida de puro milagro. Pero lo que allí ocurrió le acompañaría el resto de suvida: Las llamas y el humo del espeluznante dragón, chamuscaron su plumaje que hastaaquel día había sido blanco como la nieve. Desde aquel aciago día el plumaje de los mirlosse convirtió para siempre en negro.

También desde entonces su pico es de color dorado, por haberlo introducido en el polvode oro cuando visitó la caverna del Rey de los Tesoros Secretos.

(Popular de Siberia)

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054. LA ESTATUA

La pequeña aldea se hallaba en el fondo de un magnífico valle, rodeada por altas monta-ñas. En ella vivía un sencillo campesino que poseía una estatua, tallada en otros tiempospor un anciano maestro de escultores.

La valiosa imagen estaba tirada al lado de la puerta, con la cara contra el suelo. Y elcampesino nunca se fijaba en ella por lo abandonada y sucia que se hallaba. Cuando elcampesino regresaba de las labores del campo solía sentarse sobre ella, como si de unapiedra cualquiera se tratara.

Cierto día pasó junto a la casa del campesino un hombre sabio. Venía de la ciudad. Yviendo la estatua, preguntó al dueño si la vendía. El dueño respondió riéndose: «¿Quién vaa querer comprar esta vieja y sucia escultura». Y el hombre de la ciudad contestó: «Te doypor ella una moneda de plata»

El labrador quedó maravillado por la generosidad del extranjero y accedió a la venta.Con una amplia sonrisa en el rostro contempló cómo cargaban la estatua a lomos de un

elefante para trasladarla a la ciudad.Al cabo de varias lunas el campesino del valle visitó la ciudad.Sus ojos quedaron encandilados ante la inmensa multitud de personas que hormigueaba

entorno al gran mercado. Hombres, mujeres y niños llegados de diversas regiones se afana-ban por comprar y vender. Embobado, contempló también la majestuosidad del palacio real,y los jardines que se extendían de este a oeste.

Caminando por las calles divisó otra multitud de personas que se agolpaban ante unatienda. Un hombre voceaba: «¡Venid, acercaos y contemplad la estatua más hermosa ymaravillosa del mundo. Sólo cuesta dos monedas de plata observar de cerca esta obramaestra»

El hombre del valle pagó las dos monedas de plata y entró a la tienda para contemplar laestatua... que él había vendido por una sola moneda.

(Adaptación de: "El Vagabundo" Gibrán Jalil Gibrán)

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055. DE CÓMO NACIERON LOS ELEFANTES

En las apartadas regiones de Kenya se cuenta la siguiente historia para explicar de dón-de provienen los elefantes.

Hace ya muchísimo tiempo vivía un hombre que era muy pobre. Era tan menesteroso queno podía comer, ni alimentar a su familia, ni tener las cosas necesarias para poder vivir.Cansado de tanta miseria, un buen día acudió al hechicero de la tribu en busca de ayuda.

El hechicero de la tribu le encaminó hacia las montañas donde vivía un anciano sabio ygeneroso con los pobres.

Camina que camina el hombre pobre recorrió extensas regiones antes de llegar a lasmontañas. Por fin ascendió a la ermita donde vivía el eremita.

Cuando le expuso su problema el hombre sabio le dijo: «Mira, yo tengo aquí doscientasvacas, cien ovejas y varias docenas de cabras, tómalas y con ellas saciarás tu hambre ypaliarás tu miseria»

Pero el hombre necesitado le dijo que él no quería misericordia ni caridad, sino un medioque le permitiera hacer fortuna y vivir desahogadamente.

Tras meditar un rato el anciano sabio de las montañas le dijo: «Te voy a dar este ungüentomágico. Con él debes untar los colmillos de tu mujer. Luego esperar a que crezcan. Cuandohayan crecido arráncaselos, llévalos al mercado, y con el producto de la venta comenzará atener abundancia tu casa”.

El hombre regresó a su aldea lleno de alegría. Cuando fue denoche, embadurnó loscolmillos de su mujer con aquel ungüento y esperó. Varias semanas después los colmilloshabían crecido y eran fuertes como brazo. Eran de marfil de gran calidad. Fue al mercado,los vendió y obtuvo una importante suma.

Pasado algún tiempo volvió a untar los colmillos de su mujer con aquel misterioso un-güento. Los colmillos volvieron a crecer de marfil precioso. Fue al mercado, los vendió y asífue acrecentando su fortuna y consiguiendo una mejora importante en su vida.

Su vecino le envidiaba por la enorme fortuna que iba amasando, y le preguntó qué habíahecho para conseguir salir de la miseria en la que se hallaba.

El hombre pobre le explicó todos los pasos que había dado. Le contó cómo había idohasta las altas montañas y cómo se había entrevistado con el anciano sabio que allí vivía.

Días después el vecino del hombre pobre inició el mismo camino. Y el anciano de lasmontañas le ofreció aquel mismo ungüento como remedio para su miseria.

El vecino llegó a casa muy contento, pero como era muy avaricioso, no se limitó a untarcon el ungüento mágico los colmillos de su mujer, sino que también le untó las orejas, lasmanos... y todo el cuerpo. Luego esperó... Al cabo de unas semanas no solamente habíancrecido los colmillos sino que la cara, el cuerpo, las orejas de su esposa fueron transformán-dose progresivamente hasta que llegó a convertirse en un elefante hembra.

El envidioso vecino quiso esperar más y más, y su mujer se hizo tan grande, tan grandeque rompió la cabaña y se fue a la selva. Ella dio origen a todos los elefantes.

(Popular de Kenya)

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056. LAS LECCIONES DEL OSO

Hace ya muchísimos años en un claro del bosque vivían un oso, un lobo y un zorro. Nocorrían buenos tiempos para la caza, y aquellos tres animales continuamente pasaban ham-bre. Habían días en los que no tenían ni un solo pedazo de carne que llevarse a la boca, porello sus semblantes estaban tristes y cariacontecidos.

Tras escuchar las mutuas quejas, decidieron formar una alianza y ayudarse mutuamente:Cazarían juntos y se repartirían la caza como buenos amigos. Los tres animales se juraronamistad eterna y salieron a cazar.

Andando por el bosque divisaron un ciervo a lo lejos. Se fueron acercando los tres. Por unlado el lobo, por otro el zorro y por otro el oso. En un breve espacio de tiempo consiguieronapresar a aquel ciervo, cazarlo y tenerlo preparado para repartirlo.

Se sentaron en un claro del bosque, dispuestos a repartirse la caza que habían consegui-do. El oso, que parecía tener autoridad, ordenó al lobo que repartiera la presa. El lobo así lohizo y dijo: «Esta cabeza de ciervo para ti, pues tú eres nuestro dueño y señor». Y entregó lacabeza al oso. El tronco se lo reservó para él y las patas para el zorro, ya que el zorro era unanimal muy avezado en el arte de correr.

Aún no había terminado de hablar el lobo cuando el oso le dio un zarpazo en la cabeza yel lobo salió aullando, sin atinar a comprender por qué el oso le reprendía de aquella formatan dura. El oso entonces se volvió hacia el zorro y le dijo que fuera él quien repartiera lacaza.

El zorro que había visto lo que había ocurrido con el lobo, con voz suave y melodiosa dijo:«La cabeza para ti, que eres dueño y señor de nuestro grupo y el tronco también para ti,porque te preocupas por nosotros. Las patas también deben ser para ti ya que tus pasosbuscan siempre nuestro bien».

El oso alabó al zorro y le dijo: «Eres muy inteligente, ¿quién te ha enseñado a repartir tanbien?».

El zorro mirándole con cara de susto, no respondió. Sólo observó cómo el oso devorabael ciervo cazado entre los tres.

(Popular ruso)

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057. LA CADENA DEL LOCO

El loco buscaba la piedra mágica que convierte todo lo que toca en oro: La piedra detoque. Estaba muy delgado y tenía enmarañado su pelo rojizo. Durante toda su vida nohabía hecho otra cosa sino transitar por senderos polvorientos. El loco mostraba una bocahundida, dormida el alma y un destello de obsesión en sus ojos.

Aquel día el mar inabarcable se agitaba ante de él. Las olas hablaban de los tesorossumergidos que hay en el interior del mar. Y se reían de la ignorancia de aquel pobre loco.

Aquel hombre de mirada extraña, no descansaba nunca porque su vida era un continuobuscar y buscar. Sudoroso, vagaba por la desierta playa buscando la piedra que todo loconvierte en oro.

Un niño del pueblo se le acercó y le dijo: ¿Quién te ha dado esa cadena de oro que lucesen el cinto? El loco se miro sobresaltado la cintura. ¡La cadena de hierro que lleva a modo decinturón, se ha convertido en oro¡. Y, disgustado se golpeaba la frente tratando de acordar-se. ¿Dónde habría encontrado la piedra que todo lo convierte en oro, sin haberlo sabido?

Tenía la costumbre de coger piedrecitas, tocar con ellas la cadena de su cintura, y volver-las a tirar, sin reparar si el hierro se convertía en oro. Así, había encontrado la piedra detoque y la había vuelto a perder.

Descendía el sol dorado. El loco comenzó a desandar lo que había andado, en pos deltesoro perdido, cansado, mirando al suelo, con el alma en la tierra, como un árbol al quehubieran arrancado de raíz.

Había tenido en sus manos el talismán que convierte en oro todo lo que toca, pero lohabía dejado escapar por repetir el gesto maquinalmente, por caminar por la vida sin prestaratención al milagro que está a punto de suceder en cada momento.

(Adaptación de: El Jardinero. Rabindranath Tagore)

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058. EL BRAHMÁN INGENUO

Un buen día un brahman atravesaba los alrededores de un pueblo. El brahman se dedica-ba a peregrinar y rezar. Pasando por allí vio a un hermoso tigre que se revolvía furiosodentro de la jaula donde le habían encerrado unos campesinos.

El brahmán se compadeció del tigre y se acercó. Entonces el tigre le suplicó que le dejarasalir de aquella jaula donde vivía prisionero.

El brahmán le contestó que no era conveniente que le soltara. Podría devorarle. Perotanto y tanto insistió el tigre que al final el brahmán, no sin antes haberle hecho prometerque no le devoraría, le dejó salir de la jaula.

En cuanto el tigre se vio libre, se acercó al brahmán y le dijo que se preparara porque ibaa engullirlo. El brahmán le recordó la promesa que le había hecho, pero el tigre no atendió alos ruegos del brahman.

No sabiendo qué hacer el peregrino, le suplicó que antes de devorarle escuchara el pare-cer de los tres primeros animales que transitaran por aquel camino. Si el parecer de los tresanimales era conforme, se ofrecería para ser comido.

Se sentaron el tigre y el brahmán al borde del camino esperando que pasaran animales.El primero en pasar fue un elefante anciano. Le preguntaron si era noble y justo que el

tigre devorara al brahmán que le había liberado. El elefante les dijo: «Cuando yo era joven miamo me hacía trabajar sin descanso. Ahora que estoy viejo y ya no tengo fuerzas, mi amome ha abandonado y me muero de hambre y de sed. Los hombres son malos. Si el tigre tecomiera, oh brahmán, haría algo justo».

El tigre comenzó a relamerse el hocico. Estaba ya dispuesto a clavar sus colmillos sobreel brahmán. Pero el brahmán le hizo esperar a que pasaran dos nuevos animales.

El siguiente animal en pasar fue un águila. El brahmán preguntó al águila si era justo queel tigre le devorara. El águila respondió con voz majestuosa: «Yo estoy siempre volandoentre las nubes y nunca he hecho daño a los hombres, pero los ellos me disparan saetas ymatan a mis polluelos en el nido. Los hombres son crueles. Me parece muy bien que el tigrete devore, oh brahmán».

De nuevo el tigre se relamió a punto de zamparse al brahmán. Pero el brahmán le suplicóque esperara la opinión del tercer animal, tal como habían acordado.

El tercer animal que pasó por aquel sendero, fue un chacal. Y volvieron a hacerle lapregunta. El chacal al principio parecía no entender nada, no hacía sino preguntas de cómoestaba el tigre encerrado en la jaula. Y tanto y tanto preguntó que el tigre, cansado de laspreguntas del chacal, se metió dentro de la jaula para mostrar de forma práctica cómo sehallaba.

El chacal miraba la escena como queriendo comprender. Cuando ya estuvo el tigre den-tro de los barrotes, todavía preguntó: «Y si estabas dentro de la jaula, ¿por qué no saliste túsolo?».

El tigre rugió diciéndole que no salió porque estaba encerrado. Y diciendo esto, cerró lapuerta para mostrarle cómo se hallaba cerrada la jaula.

En cuanto el chacal vio que el tigre cerraba la puerta, se dirigió al brahmán y le dijo:«Bueno, ya tienes al tigre encerrado de nuevo. Te aconsejo que sigas caminando y quedejes la jaula tal y como está. No vuelvas a abrirla porque pueden pagar justos por pecado-res. Tu bondad no va a ser recompensada, sino que será castigada a causa de las muchasmaldades que los hombres hacen a los animales».

El chacal saludó al brahmán y se fue por el sendero por donde había venido. El tigrequedó encerrado en la jaula.

(Popular hindú)

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059. EL CAMPESINO Y EL SAMURAI

En una apartada región de Japón vivía un pobre campesino. Eran tiempos de malascosechas y hambre. El escaso arroz de su pequeño campo no conseguía saciar el hambrede su familia.

Un buen día acertó a pasar por aquella comarca un famoso samurai. Era una especie decaballero andante, hábil en el manejo de la espada, dispuesto a los desafíos y curtido en milcombates. El campesino supo que un famoso maestro en arte de la espada se hallaba en elpueblo... y se dispuso a desafiarlo, sabiendo que aceptaría.

Aunque no había tocado un arma en su vida, el campesino retó al maestro samurai.Al día siguiente, ante un numeroso público, se hallaba el campesino blandiendo la espa-

da prestada. Tenía los ojos fijos en el filo del sable. Desoía los consejos de sus vecinos quele tachaban de loco e imprudente.

Por fin llegó el samurai acompañado de sus escuderos. Blandió su espada con gestomaquinal y se dirigió confiado al campo del honor. El campesino le esperaba imperturbabley seguro.

Ante la firmeza del campesino, el samurai sintió que la duda nacía en lo más hondo de sualma. ¿Quién era aquel hombre aparentemente desconocido? Jamás campesino algunohabía tenido el valor de desafiarle. ¿No sería una trampa de los enemigos?.

El campesino se adelantó resueltamente hacia su rival. El maestro samurai observó queaquel pobre hombre no poseía técnica alguna. Ni siquiera empuñaba adecuadamente laespada...

Pero al llegar a este momento, el maestro samurai recuerda que sus maestros le enseña-ron que no hay que luchar cuando el interior está sembrado de dudas. Retrocede. Antesincluso del primer asalto, el maestro siente que será vencido. Baja su espada y dice alcampesino: «Me has vencido»

Un rumor se extiende por entre las múltiples personas que contemplan la escena.El samurai, con voz suplicante, interroga al campesino: «Por primera vez en mi vida he

sido vencido. Entre todas las escuelas de samurais, la mía es la más renombrada. Se leconoce con el nombre de "La de los mil golpes". ¿Puedo preguntarte, respetuosamente, elnombre de tu escuela?»

Las manos del campesino aflojan la presión con la que sostienen la espada. Mira fijamen-te al samurai y responde: «Mi escuela es: La escuela del hambre»

(Cuento zen)

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060. LA INTELIGENCIA DEL CIERVO ENANO

Las islas de Java y de Borneo están cercanas. Hace muchísimo tiempo en la isla de Javagobernaba el rey tigre. Era un soberano feroz al que rendían tributo todos los animales de laisla.

Un buen día pensó que también debían rendirle tributo los animales de la isla de Borneo.Y el mejor tributo que podían ofrecerle eran alimentos. Envió a tres de sus tigres de confian-za a la isla de Borneo para que hablaran con su soberano.

Los tres tigres, enviados por el rey de Java, llegaron a Borneo muy cansados tras haberrealizado un largo viaje por mar. Se sentaron bajo unos árboles para descansar un poco.Cuál sería su sorpresa al ver a Canchir, un ciervo enano que vive en la isla de Borneo.

Nada más verle le preguntaron por el rey de la isla de Borneo: Traían un mensaje de partedel rey tigre que gobernaba en la isla de Java. El pequeño ciervo les dijo que reposaran, queél en persona iría a llevar el mensaje al rey de la isla de Borneo en la que se hallaban.

Los tres tigres estaban tan cansados que aceptaron la propuesta de Canchir. El mensajedecía: «Nuestro rey, el poderoso tigre de Java, ordena al rey de Borneo que envíe todos losmeses un gran tributo de carne. Si el rey de Borneo se niega, desencadenaremos una granguerra y batalla y ganaremos nosotros porque somos muy poderosos».

Tras confiar el mensaje a Canchir, le entregaron también uno de los largos bigotes de sumonarca para que se lo presentaran al rey de Borneo y pudiera comprobar lo poderoso queera el rey tigre de Java.

Canchir se asustó al principio. Tomó el bigote entre sus fauces y se alejó corriendo. Mien-tras caminaba pensó que una terrible desgracia estaba a punto de caer sobre su isla y todossus animales. Pensó que tenía que hacer algo para salvar a su patria.

Pensando, pensando se fue corriendo hasta la madriguera donde habitaba su amigo elpuerco espín.

Cuando encontró a su amigo le dijo: «¿Quieres salvar a la isla de Borneo?». El puercoespín respondió afirmativamente.

Entonces Canchir, el ciervo enano, le pidió por favor: «Dame rápidamente varias de tuspúas largas y grandes. Y no me preguntes nada. Ya te lo explicaré luego porque ahora tengomucha prisa».

El puerco espín se arrancó sus mejores púas y se las entregó a Canchir.El ciervo enano se fue corriendo a donde le estaban esperando los tres tigres. Estaban ya

impacientes porque tardaba en llegar. Canchir les dijo: «Esta es la respuesta de mi señor elrey. Me dice que estaría muy complacido en sostener una lucha con vuestro rey. En realidadhace ya mucho tiempo que no tiene ocasión de combatir con un buen enemigo. Invita perso-nalmente a vuestro rey a pelear con él».

Luego entregó las púas que le había entregado su amigo el puerco espín a los tres tigresal tiempo que les decía: «Estas púas son del bigote que mi rey. Se las ha arrancado enprueba de sus deseos de lucha. Podéis comprobar lo largo y afilado que es el bigote de mirey».

Los tres tigres nunca habían visto un bigote que tuvieran pelos semejantes a púas. Empe-zaron a temblar. Se pusieron muy nerviosos ante la posibilidad de tener que luchar consemejante rey tan poderoso. Se despidieron humildemente de Canchir y llevándose lospelos de bigote, regresaron a su isla de Java lo más rápidamente posible.

Cuando el rey de Java escuchó el mensaje que había dado Canchir y vio las púas decidióque lo mejor era no ir a luchar. Lo mejor sería buscar la comida en otra parte.

Desde aquel día ningún tigre de Java se atrevió a poner su pata en la isla de Borneo. Poreso Borneo es la única isla de Indonesia donde no hay tigres.

(Popular de la isla de Borneo)

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061. LA HISTORIA DEL CERRAJERO

Hace mucho tiempo en la ciudad de Bagdad fue detenido un humilde cerrajero. Aunqueera un buen hombre, que tan sólo se dedicaba a trabajar en el arte del hierro y a cuidar de suhermosa e inteligente mujer, la desgracia de una acusación falsa se cernió sobre él. Y fue adar con sus huesos en las lóbregas mazmorras del Gran Sultán.

Transcurridos unos meses su esposa se entrevistó con el Sultán para pedirle un favor:«Majestad, mi marido, el humilde cerrajero que vos mantenéis en prisión, siempre fue unhombre bueno y religioso. Cinco veces al día dirige su oración al Ala, el misericordioso. Hetejido esta alfombra para que pueda arrodillarse sobre ella y cumplir con sus oraciones.Solicito que se la hagáis llegar»

Al Gran Sultán le pareció adecuada aquella petición. Se mostró magnánimo y ordenó quela alfombra tejida por la mujer le fuera entregada al preso.

Un año después el cerrajero conseguía huir de la prisión donde había sido condenadoinjustamente... Cuando sus amigos le preguntaban cómo había escapado él respondía: «Sihubiera tenido mayor capacidad de observación, tan sólo hubiera permanecido unas sema-nas en la prisión de Bagdad. Pero hubo de transcurrir casi un año hasta que descubrí quelos dibujos, que había tejido mi joven esposa en la alfombra, eran los planos de las cerradu-ras que bloqueaban las puertas que me mantenía prisionero. No conseguí la libertad hastaque no fui capaz de ver con profundidad la realidad que tenía bajo mis rodillas cinco vecesal día. El resto fue sencillo para un cerrajero como yo. Busqué unas pequeñas piezas dehierro, fabriqué las llaves según los planos, y logré escapar. Fuera me esperaba mi sabiamujer. A ella debo mi libertad»

(Popular persa)

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062. LA TORTUGA ORGULLOSA

Una pareja de garzas vivía a orillas de un pequeño y hermoso lago. Las dos garzas eranamigas de una tortuga que habitaba aquellas contornadas. Siempre estaban las garzas y latortuga jugando juntas. Eran muy felices.

Uno de aquellos años una terrible desgracia se cernió sobre aquella tierra: las nubesdejaron de llover y la sequía se hizo cada vez más fuerte e intensa.

Viendo que no existía ya agua donde poder vivir, las garzas le dijeron a su amiga tortuga:«Vamos a emprender un viaje largo y marcharemos en busca de otros lagos».

La tortuga se quedó muy entristecida. Ella que se movía lentamente, no podía realizarlargos viajes. Dijo a sus amigas las garzas que si ellas marchaban y ella se quedaba allí solaen medio de aquel desierto reseco, muy pronto moriría.

Las dos garzas se enternecieron de su amiga la tortuga y decidieron quedarse algunosdías más, esperando a que las nubes fueran generosas y descargaran toda el agua queguardaban en sus vientres.

Transcurrieron varias semanas y las nubes no llovieron. La sequía se hizo más intensa.Las dos grullas se presentaron de nuevo ante su amiga la tortuga para decirle: «No pode-mos esperar más. Hemos de marchar o pereceremos aquí».

Entonces la tortuga dejó resbalar dos lágrimas por su reseca piel. Sabía que le aguarda-ba una muerte cierta.

Entonces las grullas, que eran muy inteligentes, dijeron a la tortuga que tenían pensadoun plan para poder rescatarla de aquel lago vacío que mostraba el barro cuarteado de sufondo.

La estrategia que habían pensado para salvar a la tortuga era coger una vara fina ysostenerla entre los dos picos de las grullas. La tortuga debería agarrarse fuertemente consu pico a la vara y así volando, volando, atravesando montañas y pueblos, conseguiríanllevarla a un lugar donde hubiera agua y pudieran salvar sus vidas.

Al amanecer del día siguiente así lo hicieron. Las dos grullas prepararon la vara fuerte,delgada y ágil. La tortuga se agarró con su pico y las dos grullas batieron las alas y seelevaron hacia lo alto. La tortuga vio como su cuerpo también se elevaba. Desde la alturaobservó valles y campos...

Llegó un momento en el cual sobrevolaban un poblado. Todos los habitantes salieron alas puertas de su casa para ver aquel extraño fenómeno. Hombres y mujeres alababan lapericia y la inteligencia de aquellas dos grullas que transportaban a la tortuga. Pero la tortu-ga, que era muy orgullosa, se molestó mucho al ver que las gente alababa a las grullas y nodecía nada de ella.

Cuando pasaron por otro pueblo volvieron a salir hombres y mujeres a las calles y levan-tando la vista y volvieron a alabar a las dos grullas. La tortuga, que era muy orgullosa, sesintió molesta por aquellas alabanzas... hasta que no pudo más e increpó a las gentesdiciendo: «Yo también soy muy inteligente...».

Pero al decir aquello movió su pico y se soltó de la vara delgada y fina sobre la que ibacogida. Su cuerpo cayó pesadamente al suelo, se rompió su caparazón y se quedó con lacabeza hundida en la tierra y con las patas hacia el cielo.

Así fue como terminó la historia de aquella tortuga que no supo ser lo suficientementehumilde para escuchar las alabanzas que lanzaban hombres y mujeres hacia las dos grullasque les estaban salvando la vida.

(Popular del Tíbet)

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063. LOS DOS ERMITAÑOS DEL RÍO

Hace mucho tiempo, en la lejana India, vivieron dos ermitaños. Habían peregrinado lar-gos años por todo el país rezando con intensidad, mendigando comida y sufriendo todaclase de privaciones para purificar su cuerpo y su espíritu. Por fin se recluyeron en dosislotes de un ancho río de aguas tranquilas. Allí se dedicaban a la oración y la soledad.

El más joven de los dos era conocido en toda la región y gozaba de una notoria celebri-dad. El más anciano había vivido alejado de honores y reconocimientos.

Un día, el anciano tomo su vieja barca y se desplazo hasta el islote del ermitaño joven. Lerindió honores y le pidió ayuda espiritual. El joven le enseñó unas oraciones especiales,llamadas mantras, para que, repitiéndolas constantemente, mejorara el camino de la santi-dad.

El anciano le dio las gracias con humildad y tomó la barca para dirigirse a su islote. Elermitaño joven quedó muy orgulloso por haber sido reclamado espiritualmente.

El anciano se sentía muy feliz con aquellas nuevas oraciones. Era una persona sencilla yllena de bondad. Toda su vida no había hecho otra cosa que ser un hombre de buenossentimientos y ahora, ya en su ancianidad, quería profundizar en la oración.

Se hallaba el joven ermitaño leyendo las escrituras, cuando, a las pocas horas de habermarchado, regresó el anciano. Con muestras visibles de preocupación, le dijo: «Hermanoermitaño, he olvidado las palabras exactas de las oraciones que me enseñaste. Perdóname,pero la vejez me impide retener con facilidad las palabras que aprendo. Siento ser un pobreignorante y tener que molestarte de nuevo. ¿Podrías repetirme otra vez las oraciones queme enseñaste hace tan sólo unas horas?.

El joven observó al anciano con condescendencia y le repitió las oraciones lentamente.Lleno de orgullo, se dijo interiormente: «Poco podrá avanzar este anciano por la senda de laperfección si ni siquiera es capaz de retener unas sencillas oraciones»

Cuando las hubo aprendido de nuevo, el anciano se deshizo en agradecimientos, sedespidió y marchó.

Pero la sorpresa del ermitaño joven fue grande cuando vio que el anciano partía hacia suislote caminando sobre las aguas.

Desde entonces el ermitaño joven aprendió a no juzgar la perfección y la sabiduría por lacapacidad de recitar de memoria unas oraciones.

(Popular hindú)

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064. EL COCODRILO Y SU HERMANA

Aunque parezca muy extraño los cocodrilos nunca atacan a las gallinas. Es admirableque animal tan feroz como el cocodrilo jamás pretenda cazar a una gallina. Para explicareste fenómeno tan extraño los africanos cuentan la siguiente historia.

Hace ya muchos años en una época muy lejana una gallina se acercó un día a beber a unrío. El cocodrilo que estaba dormitando al verla acercarse, abrió su boca y la cogió por unapata.

El cocodrilo se estaba ya relamiendo pensando el festín que iba a darse con la carne deaquella pobre gallina.

La gallina furiosa de ver que alguien le cogía por la pata, comenzó a batir sus alas y arreóun fuerte picotazo en la cabeza del cocodrilo. El cocodrilo no esperaba la reacción de aquelindefenso animal. La gallina gritó muy enfadada: «Suéltame, hermano mayor. ¿Cómo teatreves a atacarme a mi que soy tu hermana?».

El cocodrilo quedó extrañado y perplejo al escuchar aquellas palabras. Nunca había pen-sado que él pudiera ser hermano de la gallina. Abrió sus fauces y dejó libre a la gallina quebebió tranquilamente del agua del río. Luego regresó al pueblo con toda la parsimonia delmundo.

Al día siguiente la gallina se dirigió de nuevo al río para beber. Se repitió la escena. Elcocodrilo volvió a cogerla de una pata pero la gallina indignada volvió a cacarear furiosa, apicarle en la cabeza y a afirmar que ella era la hermana del cocodrilo.

El cocodrilo volvió a soltar a la gallina y se quedó frustrado porque no podía darse unbanquete a costa de aquel indefenso animal. Pero lo que más le preocupaba es que aquellainocente gallina le repitiera una y otra vez que eran hermanos.

El cocodrilo, que no entendía nada, se dirigió a su amiga la serpiente para preguntarlepor qué la gallina se empeñaba en llamarle «hermano mayor».

La serpiente le dijo tranquilamente: «Hermano cocodrilo, la gallina no ha dicho ningunamentira. Tanto la gallina como tú nacéis de los huevos».

El cocodrilo se quedó en silencio y sin saber qué responder. Después de mucho pensarse dijo a si mismo: «Si la gallina nace de un huevo, igual que nosotros los cocodrilos, cierta-mente que somos hermanos. Y yo no puedo atacar a mi hermana».

Desde aquel día las gallinas se pasean tranquilamente por los ríos, se acercan a loscocodrilos, y no tienen miedo de ellos. Saben que nada les pasará, que los cocodrilos no lesatacarán porque ningún animal es tan desalmado que se pueda comer a una hermanasuya.»

(Popular africano)

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065. EL SAMURAI Y LOS TRES GATOS

Un guerrero samurai había vencido en cien combates. Era fuerte y poderoso. Dirigía unaescuela de jóvenes alumnos que se ejercitaban en el arte de la espada.

Pero el samurai tenía problemas en su propia casa: Un diminuto ratón había aparecido ensu vivienda. Veloz, imperceptible y astuto, continuamente molestaba al gran samurai. Cuan-do no roía la comida, hacía pequeños huecos en los muros o devoraba los viejos manuscri-tos que contenían las leyes ancestrales y las técnicas guerreras de los samurais.

Alguien le dijo que todos aquellos problemas desaparecerían si ponía en su casa un gato.Buscó en el vecindario y halló un excelente ejemplar: Era un gato impresionante, fuerte, deafiladas uñas y largos bigotes. Pero el ratón era más astuto que el gato y se burlaba conti-nuamente de su fuerza.

Viendo que aquel gato enorme no era la solución, el samurai buscó un segundo gato másdelgado y ladino que el primero. Pero el ratón, una vez hubo conocido las costumbres delnuevo minino, sólo aparecía cuando éste se adormecía. Y los problemas siguieron existien-do para el desesperado samurai.

Entonces regalaron al samurai un gato que había habitado largos años en un templodonde moraban monjes llenos de sabiduría. El nuevo felino parecía enclenque y esmirriado.Tenía aspecto distraído y parecía siempre soñoliento. El samurai pensó que aquel tercergato no lograría terminar con su problema, pero como se trataba de un regalo, lo aceptó ensu casa.

Este nuevo gato, siempre soñoliento e indiferente, pronto dejó de inspirar precauciones alratón. El pequeño roedor se habituó a pasar una y otra vez junto a aquel gato de aparienciaindolente. Con los ojos medio entornados dejó que el ratón se acostumbrara a triscar en susinmediaciones.

Un día, cuando más confiado estaba el ratón, de un zarpazo súbito, lo atrapó.

(Cuento zen)

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066. LOS PERROS DEL REY

Un poderoso rey del Oriente se paseó por toda la ciudad con su magnífico carro tirado porseis caballos. Al anochecer regresó a palacio. Llevaron los caballos a las cuadras, y dejaronel carro con todos sus arreos en el patio de palacio.

Aquella noche comenzó a llover. La lluvia reblandeció las correas de cuero con las que seuncían los caballos al carro. Fue entonces cuando los perros del rey dijeron: «Esta es lanuestra, ahora podremos mordisquear y comer las correas de la carroza real».

Y así lo hicieron. Durante toda la noche estuvieron comiéndose el cuero reblandecido porla lluvia.

A la mañana siguiente el rey fue avisado de aquella terrible desgracia: Algunos perroshabían comido las correas de la carroza real.

Enfurecido el rey mandó que fueran muertos todos los perros de las calles de la ciudad.Los perros que vivían en la ciudad quedaron aterrorizados al escuchar el edicto real que

anunciaba la condena a muerte de todos los canes de la urbe.Los perros de la ciudad tenían un jefe que era bueno y sabio. Al enterarse este jefe de que

todos los perros iban a morir al día siguiente, no pudo reprimir sus lágrimas y se dispuso asalvar a los perros de la ciudad. Se dirigió al palacio real.

Mientras iba entrando en palacio veían como se clavaban sobre él las miradas llenas deodio de los guardianes y guerreros del rey. Pero él, poniendo en sus ojos una mirada de pazy de no violencia, avanzó majestuosamente hasta llegar al trono real.

Una vez estuvo allí el rey le miró con fiereza. Pero él no se inmutó. Con toda la serenidadempezó a pronunciar palabras de justicia y paz que decían: «Oh rey vuestra orden es injus-ta. Habéis mandado matar a todos los perros de la ciudad. Pero ningún perro de la ciudadtiene acceso al patio donde guardáis la carroza. ¿Por qué suponéis que son inocentes losperros de palacio y culpables los perros de las calles de la ciudad? No podéis asesinar a losinocentes y dejar libres a los infractores».

El rey meditó unos instantes y luego pidió al jefe de los perros que le demostrara que losperros reales eran los culpables.

El jefe de los perros de la ciudad dijo: «Ordenar que traigan aquí a los perros de palacio yque se les de comer hierba kusa y suero de mantequilla.» Así se hizo.

Al cabo de un rato, después de haber alimentado a los perros de palacio con estos pro-ductos, comenzaron a sacar de su estómago trozos y trozos de cuero. Así se descubrió a losculpables.

Entonces el rey se levantó de su trono y alabó al jefe de los perros bueno que había sidocapaz de decir palabras de sabiduría. El rey se comprometió a no hacer daño a los perros dela ciudad y a castigar severamente a los perros de palacio.

Pero el jefe de los perros de la ciudad intercedió también por los perros que vivían en elpalacio. El rey perdonó a todos los perros, ordenando que cada día recibieran comida sucu-lenta y atenciones reales. Y todos los perros, los de la ciudad y los de palacio, vivieron felicespor siempre jamás.

(Jataka budista)

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067. HOGUERAS

Un hombre del pueblo de Neguá pudo subir al alto cielo. Fue una gracia que le concedie-ron los dioses para que aumentara su sabiduría.

Cuando, tras una breve estancia en el cielo, regreso de nuevo con las gentes de supueblo, todos se arremolinaron a su alrededor y le preguntaron por la nueva sabiduría quehabía adquirido.

El hombre de la tribu de los Neguá contó a sus conciudadanos que había centrado suaprendizaje en la contemplación de la vida humana. Narró cómo, desde el cielo, el mundoparecía un inmenso tapete oscuro sobre el que brilla una inmensa multitud de pequeñashogueras. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás.

El hombre del pueblo Neguá dijo: «No hay dos fuegos iguales. Hay piras grandes y foga-tas pequeñas. Hay personas que se esfuerzan por crecer con fuerza en la vida y personasque se conforman con desprender unas tenues llamitas.

Hay fuegos de todos los colores: Fuegos rojos en los que brilla el amor y la solidaridad.Hogueras de tonalidades verdes como la esperanza. Braseros casi apagados en los quereluce el color amarillo intenso de la sabiduría...

Hay gente de fuego recio y sereno, a quien no afecta el viento. Y gente de fuego alocado,que llena el aire con pavesas espectaculares y nada más; pura apariencia. Incluso hayfuegos inútiles: no alumbran ni queman.

Hay fuegos que son como los sencillos candiles de las casas humildes; siempre dispues-tos al servicio y la ayuda. Y hay fuegos efímeros, como la cerilla que se enciende entreintensos chisporroteos para durar unos breves segundos...

Y hay muchas hogueras en las que arde la vida con tantas ganas que no se les puedemirar sin parpadear, y quien se acerca, se enciende con su misma llama.»

Y todo el pueblo comprendió la honda sabiduría que había adquirido su vecino.

(Adaptación de un texto de Eduardo Galeano)

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068. EL SILENCIO DE LOS LOROS

En la antigua Persa vivía un comerciante. Tenía una buena familia que disfrutaba de lacompañía de un loro parlanchín de plumas verdes y doradas. El loro estaba encerrado enuna jaula de barrotes plateados. Desde la ventana el loro veía pasar a la gente, escuchabasus palabras y las repetía en voz alta. La capacidad de hablar de aquel loro era la admira-ción de su dueño y de todo el vecindario.

Un día, por cuestiones comerciales, el amo del loro decidió emprender viaje hacia laIndia. Preguntó a los miembros de su familia qué querían que les trajera de aquellas tierrasextrañas y exóticas. Sus hijas le pidieron peines de marfil, vestidos de cachemir, un pavoreal... El comerciante también le dijo al loro que le pidiera lo que quisiera.

Fue entonces cuando el loro le dijo: «He oído decir que en la India viven felices muchosde mis hermanos. Pregúntales de mi parte cómo consiguen tanta felicidad».

Días después el comerciante partió hacia las lejanas tierras de la India. Allí compró varioscargamentos de productos. Y cuando hubo terminado, se adentró en el bosque para pregun-tar a los loros que allí existían cuál era el secreto de su felicidad.

Tras caminar un rato en silencio y en soledad, en un claro del bosque se dio cuenta quehabía muchos de aquellos loros de plumas verdes y amarillas. Detuvo a su caballo y lespreguntó: «Amigos míos, ¿cuál es el secreto de vuestra alegría? Os lo pregunto porque uncompañero vuestro vive en mi casa. A él le gustaría ser tan feliz como todos vosotros».

De pronto el silencio se adueñó de todo el bosque. Callaron todos los loros y guardaronsilencio. El comerciante, como no entendía nada, volvió a repetir la pregunta, rogando a losloros que le dieran un consejo. Pero los loros, permanecieron en silencio absoluto.

Tras estar un rato callados, uno de los loros cayó al suelo desde una rama como si sehubiera desmayado, luego cayó otro, y luego otro. El comerciante no comprendió nada ni delsilencio ni de los desmayos de aquellos loros. Dio media vuelta a su caballo y regresó a suciudad.

Cuando llegó a su casa sus hijos e hijas salieron a recibirle junto con su esposa. A cadauno le entregó el regalo que le había pedido. El loro contemplaba con ojos de ansiedad alcomerciante, esperando su regalo.

Pero el comerciante se dirigió al él y le contó lo que había ocurrido. Le contó los largossilencios de los loros ante sus preguntas y cómo luego, sin abrir el pico, se habían desmaya-do uno tras otro.

Cuando terminó de contar esto el loro permaneció también en silencio y luego cayó sobreel suelo de la jaula.

El comerciante corrió a animarlo; no sabía qué ocurría. Al no conseguir que se despertarale creyó muerto. Abrió la puerta de la jaula y lo depositó sobre el patio del jardín. El loro alsentir el inmenso cielo sobre él y verse libre, levantó el vuelo y tras dar un par de vueltas seposó en la rama de un árbol del jardín. Luego el loro habló con voz llena de alegría:

«Los seres humanos no comprendéis el significado del lenguaje de los loros. Como eresun buen hombre te lo descifraré. Los loros del bosque, a través de tus palabras comprendie-ron mi situación de esclavitud. Con su silencio me han dado a entender que si yo guardosilencio no sirvo para nada a las personas. El pavo real es prisionero por la belleza de susplumas y los loros somos prisioneros porque repetimos palabras. Mis amigos me aconseja-ron mantenerme en silencio y parecer inútil a quienes me mantienen encerrado. Así lo hehecho y ahora soy libre».

El loro permaneció sobre los árboles del jardín, agradecido a aquella familia que tanto lehabía cuidado. Continuamente se acercaba a las manos de los hijos e hijas de aquellafamilia. E incluso repetía las palabras que le decían, pero ahora en libertad.

(Popular persa)

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069. EL BARQUERO

Aquel joven era el científico más prometedor de cuantos albergaba el Emperador en supalacio. Hijo de un sabio de la corte, se había criado al abrigo de gruesos libros impresos enpapel y en tablas de madera.

De su experta mano habían nacido ya varios volúmenes en los que se desentrañaban losmisterios de la vida natural. Deseoso de ampliar sus conocimientos decidió emprender viajepor las lejanas regiones del imperio para descubrir y estudiar plantas y animales ignotos.Para ello caminó por los más intrincados senderos del país.

Un buen día se interpuso un caudaloso río ante él. Para cruzarlo tomó una barca. Silen-cioso y sumiso, el barquero comenzó a remar con diligencia. El humilde barquero percibióinmediatamente la importancia del personaje que había subido a bordo.

Apenas iniciada la travesía, una bandada de aves surcó el cielo y el joven científico pre-guntó al barquero: «Buen hombre, ¿has estudiado la vida de las aves?»

El barquero, mientras movía con esfuerzo los remos del bote, respondió negativamente ysiguió remando. El joven le aseveró: «Entonces, amigo, has perdido la cuarta parte de tuvida» Y procedió a dar unas explicaciones de las que el barquero nada entendió.

Pasados unos minutos, la barca se deslizó junto a unas exóticas plantas que flotaban enlas aguas del río. El joven preguntó al barquero: «Dime, barquero, ¿has estudiado botáni-ca?»

De nuevo respondió negativamente el hombre que remaba. Y el joven volvió a repetirle:«Pues lamento decirte que has perdido la mitad de tu vida»

El barquero seguía bogando pacientemente. El sol rielaba sobre las aguas del río. Enton-ces el joven preguntó: «Debes llevar toda una vida sobre las aguas de este río. ¿Supongoque conocerás algo sobre la naturaleza del agua?»

El barquero, bajando humildemente los ojos, reconoció: «No, señor, nada sé al respecto.Poco conozco de estas aguas y de otras»

El científico le dijo con voz gruesa y engolada: «Siento decirte que con ignorancia tangrande, has perdido más de las tres cuartas partes de tu vida. Son los conocimientos de laciencia lo que da sentido a nuestros días»

Todavía resonaban en el silencio del río las últimas palabras del joven científico cuando labarca comenzó a hacer agua. No había forma de achicar tanta agua y la barca comenzó ahundirse. Entonces el barquero preguntó al joven: «Señor, ¿sabéis nadar?»

Ante la respuesta negativa del joven, el barquero respondió con una cierta ironía: «Puesme temo que habéis perdido la vida entera»

Afortunadamente la barca se hallaba cerca de la orilla de destino, y con la ayuda delbarquero el joven pudo salvar su vida. Pero el prometedor científico del Emperador nuncaolvidó la lección del barquero.

(Popular chino)

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070. LOS COCODRILOS Y LA HUMILDAD..

Un hombre joven salió de su casa en busca de perfección y sabiduría. Había pasadolargos años sujeto al ambiente familiar y, cansado de las comodidades de su hogar, deseóiniciar nuevos caminos de santidad.

Tras varios días de marcha por intrincados bosques y senderos, arribó a una especie demonasterio presidido por un maestro que, a pesar de gozar de gran fama de santidad, eraun orgulloso farsante. Pero el joven no lo sabía.

Antes de aceptarte como discípulo, le dijo el maestro: «Si deseas permanecer en nuestromonasterio, debes demostrar que serás siempre obediente a mis indicaciones. Por la partebaja de este monasterio fluye un río lleno de cocodrilos. Deseo que lo cruces a nado»

La fe del joven discípulo era tan grande que hizo exactamente lo que se le pedía: Sedirigió al río y se introdujo en el gritando: ¡Alabado sea el poder de mi maestro!. Y, ante elasombro de éste, el joven cruzo a nado hasta la otra orilla y regresó del mismo modo, sinque los feroces cocodrilos se acercaran a él.

Aquello sirvió para aumentar aún más el orgullo y la vanidad del falso maestro. Quedóconvencido de que era aún más santo de lo que había imaginado. Y decidió realizar, ante lasatentas miradas de sus discípulos, una demostración de poder para acrecentar su fama desantidad.

Se metió en el río gritando: ¡Alabado sea yo! ¡Alabado sea yo!... Al instante llegaron loscocodrilos y lo devoraron.

(Tradición oral budista)

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071. EL SENTIDO

Un capataz fue encargado en la Edad Media de indagar si ciertos trabajadores se sentíansatisfechos con lo que hacían. Con ese objeto se dirigió a España, a una ciudad en el que seerigía una gran construcción. En una gran explanada, entre grandes bloques de piedra,andamios, poleas y montones de arena y grava, hormigueaban cientos de trabajadores bajoun sol de justicia.

El capataz se acercó al primer trabajador que encontró y le preguntó sobre el trabajo querealizaba con tanto esmero. El trabajador le respondió regañando: «Estoy cortando estaspiedras con herramientas muy primitivas y colocando los fragmentos tal como me indicó elpatrón. Pero el sol quema mi espalda durante toda la jornada. Es un trabajo muy ingrato: mefatigo mucho y apenas si recibo lo mínimo para alimentar a mi familia»

El capataz buscó otro trabajador, al que le hizo la misma pregunta. El nuevo obrero lecontestó: «Pulo estas piedras para que sean útiles y puedan ser colocadas según los planosdel arquitecto. Es una labor difícil y en ocasiones monótona, pero gano cinco maravedíes ala semana. Con ellos puedo sostener a mi esposa y mis hijos. No está mal; podría irmepeor»

Reanimado, el capataz se acercó a un tercer trabajador, a quien le planteó la mismapregunta. Al tercer obrero se le iluminó el rostro y respondió con una sonrisa, al tiempo quelevantaba los brazos hacia lo alto: «Construyo una catedral para Dios. Además esta edifica-ción permanecerá siglos y siglos en pie y por ella será recordada y alabada nuestra ciudad»

El capataz se alejó reflexionando. En sus cavilaciones iba dando vueltas a lo distinto queresulta un mismo trabajo cuando se ha hallado un motivo para realizarlo.

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072. MANIFIESTO DE UN ANCIANO

Entre las pertenencias de un anciano que acababa de fallecer, se halló un escrito hechoa mano, anotado sobre una hoja de cuaderno. El texto estaba dirigido a sus hijos y nietos, ydecía así:

«El día que esté viejo y ya no sea el mismo, ten paciencia y compréndeme. Cuandoderrame comida sobre mi camisa y olvide cómo atarme mis zapatos, recuerda las horas quepase enseñándote a hacer estas mismas cosas.

Si cuando conversas conmigo te repito mil veces las mismas historias, no me interrumpasy escúchame. Cuando eras pequeño tuve que contarte miles de veces el mismo cuentohasta que cerrabas los ojitos y te dormías.

Cuando estemos reunidos y sin querer haga mis necesidades, no te avergüences y com-préndeme que no tengo la culpa de ello, pues ya no puedo controlarme. Piensa cuántasveces te ayude y estuve paciente a tu lado esperando a que terminaras para limpiarte.

No me reproches porque no quiera bañarme. Recuerda las veces que te perseguía, y lospretextos que inventaba para hacerte más agradable tu aseo. Acéptame y perdóname.

Cuando me veas inútil e ignorante frente a las novedades tecnológicas, que ya nuncapodré entender, te suplico que no me hieras con una sonrisa burlona. Acuérdate que yo fuiquien te enseño tantas cosas. Comer, vestirte y educarte para enfrentar la vida tan biencomo lo haces, son producto de mi esfuerzo y perseverancia por ti.

Cuando me olvide de lo que estamos hablando, dame todo el tiempo que sea necesariohasta que yo recuerde; y si no puedo hacerlo no te burles de mí; tal vez no era importante loque te decía, y me conforme con que me escuches un poco.

Cuando me fallen mis piernas por estar cansadas para andar, dame tu mano tierna paraapoyarme como yo lo hice cuando comenzaste a caminar con tus débiles piernas.

Por ultimo, cuando algún día me oigas decir que ya no quiero vivir y sólo quiero morir, note enfades. Algún día entenderás que esto no tiene que ver con el cariño que me tienes.Trata de comprender que ya no vivo sino que sobrevivo, y eso no es vivir.

No te sientas triste o impotente por verme como me ves. Dame tu corazón, compréndemey apóyame como lo hice contigo cuando tú comenzabas a vivir.

De la misma manera como te acompañé en el inicio de tu vida, te ruego me ayudes aenfrentar el final de la mía. Dame amor y paciencia, que te devolveré gratitud y sonrisas...porque desde siempre te he tenido un inmenso cariño.»

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073. CONFIANZA

Era un experto montañero alpinista. Tras largos meses de preparación decidió atacar unalto pico. Confiado en sus fuerzas y experiencia, quiso realizar la ascensión en solitario. Lecostaría más tiempo y esfuerzo, pero la gloria sería solamente suya.

Mientras ascendía iba clavando cuidadosamente clavijas y tendiendo la cuerda que leservía de apoyo y seguridad.

La cima se hallaba desafiante sobre él. La nieve brillaba con reflejos cegadores. En elsilencio de la ascensión tan sólo se escuchaba el chasquido crujiente de sus cramponessobre la nieve helada.

La ascensión fue más dura de lo esperado, pero emborrachado por la cima y la altura,llegó a la cumbre cuando ya atardecía. Siempre le habían dicho que era una locura coronaruna cima al anochecer, pero él confiaba plenamente en sus fuerzas.

Mientras descendía de la cumbre, con el corazón henchido de gozo y orgullo, la nochecayó sobre la montaña. No se distinguía el perfil del camino que descendía entre pedreras ycanchales de nieve. Inició el descenso apoyándose en su piolet.

De pronto, bordeando un cortado, resbaló y se desplomó por los aires... Fue una caídavertiginosa que duró varios segundos... No tuvo tiempo par pensar en nada. De pronto sintióun tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... Las clavijas que había clavado durante laascensión cumplieron su misión y quedó suspendido sobre el vacío, unido por losmosquetones a la cuerda tensa.

En aquellos momentos de angustia el alpinista gritó en la oscuridad: «¡Dios mío, ayúda-me!»

De repente una voz grave y profunda que venía de los cielos le contestó: «¿Qué quieresque haga por tí?»

El alpinista respondió con un quejido que era súplica: «Sálvame, Dios mío»La voz grave prosiguió: «¿Crees realmente que puedo salvarte?»El alpinista se apresuró a decir: «Naturalmente, Señor»La voz del cielo ordenó: «Si quieres salvarte, corta la cuerda que te mantiene suspendido

en el aire»Se produjo un silencio lleno de dudas en el interior del montañero... Reflexionó unos

momentos, y no se atrevió a hacer otra cosa que aferrarse más y más a la cuerda que lesostenía...

Cuando a la mañana siguiente llegó el equipo de rescate, le encontró allí colgado, conge-lado, muerto, agarrado deseperadamente a la cuerda... suspendido a tan sólo metro y me-dio del suelo.

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074. LA HIJA DE LA TIERRA

En los tiempos antiguos, el Cielo vivía sobre la Tierra. Las Nubes eran las hijas pequeñasdel Cielo. Se arremolinaban y deslizaban a ras del suelo, envolviendo las ramas de losárboles. La hija mayor del cielo era la Lluvia. Le encantaba rociar el mundo desde lo alto delas grandes palmeras, y su mayor placer consistía en mezclarse con las alegres aguas delos arroyos.

El Cielo y la Tierra vivían en perfecta armonía y, como buenos vecinos, se ayudabanmutuamente: Cuando la sequía hacía estragos, la Tierra pedía ayuda al Cielo y éste pedía ala Lluvia que regara los campos y alimentara los pozos para que los animales pudieranabrevar.

Un día, la Tierra tuvo una hija, a la que llamó Rahil. Era muy bella, inteligente y trabajado-ra y estaba muy unida a su madre. Rahil tenía muchas cualidades y un solo defecto: traba-jaba demasiado. Todas las noches, a la misma hora, Rahil sacaba su enorme mortero de lachoza y se ponía a machacar, moler y triturar granos de mijo y raíces de yuca. Trituraba ytrituraba sin parar. Le gustaba mucho su trabajo y lo hacía cantando alegres canciones.

Sólo había un problema: el mazo para triturar los granos era tan largo que cada vez quelo levantaba, daba un fuerte golpe en la frente del cielo. Estos golpes molestaban muchísi-mo al cielo, pues Rahil trabajaba sin descanso y con mucha fuerza.

Una y otra vez ella se disculpaba, pero seguía trabajando. Cuando el Cielo había recibidovarios golpes y no cesaba de quejarse, Rahil, como la cosa más natural del mundo, le decía:«Cielo, por favor, ¿no te importa apartarte un poquito?. No tengo bastante sitio para mimazo». Entonces el Cielo, refunfuñando y frotándose los muchos chichones que tenía en lafrente, se alejaba. Y Rahil continuaba su labor.

El Cielo iba subiendo cada vez más hacia arriba. El mazo de Rahil le daba golpes ygolpes sin cesar.

Una noche la paciencia del Cielo llegó al límite. Decidió poner fin a aquella situación. Sedirigió a la Tierra y le gritó, lleno de ira: «¡No puedo más, os abandono!. Tierra, ahí tienes atu hija, quédate con ella. ¡Allí donde voy no me alcanzará su mazo nunca jamás!»

Entonces el Cielo llamó a sus hijas la Lluvia y a las Nubes y se fue tan arriba, tan arribaque el Cielo jamás volvió a estar cerca de Tierra...

Los descendientes de Rahil dicen que cuando todo está oscuro y es noche, se puedencontemplar todavía las heridas que el mazo de Rahil hizo al Cielo en la frente. Como el cieloestá tan lejos, las heridas aparecen como pequeños agujeritos de luz sobre la frente negrae inmensa del Cielo. Son las estrellas.

(Mito de origen. Sudán)

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075. LA FUERZA DE LA GENEROSIDAD

Un califa árabe codiciaba las posesiones, las aldeas, los oasis y los camellos del SultánHatim. De modo que declaró la guerra a Hatim, enviándole un mensajero con una misivaque decía: «¡Ríndete, Hatim. De lo contrario invadiré tus tierras y tomaré posesión de tuscampos y bienes»

Cuando el mensaje del Califa llegó a la corte, los consejeros sugirieron al Sultán Hatimque movilizara a los guerreros en defensa del país. Todos los súbditos ofrecerían de buengrado su vida por la salvación del Sultán Hatim.

Pero Hatim, contrariamente a lo esperado, dijo: «No deseo la guerra. En lugar de quevosotros cabalguéis hacia ellos y derraméis vuestra sangre por mí, seré yo quien huya paraevitar la batalla. Si vosotros os rendís pacíficamente, el Califa se conformará con tomarvuestros servicios y no sufriréis pérdidas. Pero si resistimos y luchamos, os considerarábotín de guerra y la miseria se adueñará del país»

Habiendo dicho esto, el Sultán Hatim se vistió con harapos, tomó consigo solamente unbastón y se fue a las lejanas montañas, donde halló una cueva y se entregó a la contempla-ción.

El Califa invasor, acompañado de sus ejércitos, tomó posesión pacífica del país de Hatim.El Califa no aumentó los impuestos ni añadió nuevas cargas. Pero comenzó a inquietarse alescuchar los rumores del pueblo que afirmaban que él no había conquistado el reino delSultán Hatim, sino que le había sido entregado en un acto de generosidad.

El Califa decidió capturar al Sultán al precio que fuera, pues mientras estuviera vivo aquelSultán tan generoso, seguirían considerándole como el auténtico padre del pueblo. A tal finpublicó un edicto anunciando que quien le trajera preso al Sultán Hatim sería recompensadocon cinco mil piezas de oro.

La codicia del oro movió a muchos súbditos del Sultán a la traición.El primero en hallar el escondite del Sultán fue un pobre y humilde leñador que trabajaba

con su familia en las montañas donde se había escondido el Sultán. El humilde leñador,lejos de querer traicionar a su señor, intentó ocultarlo de nuevo, pero ya era demasiadotarde. La turba que le buscaba llegó a la cueva. Sujetaron a su antiguo rey y, como si de unmalhechor se tratara, lo condujeron ante el tirano. El leñador los siguió, sumido en la tristeza.

Cuando llegaron a la corte del Califa, cada uno pretendió haber capturado a Hatim. ElCalifa estaba confuso y no sabía a quien entregar el elevado precio del rescate.

Entonces el Sultán Hatim pidió permiso para hablar y dijo con palabras llenas de sabidu-ría: «Debes saber, oh Califa, que fui capturado por este viejo leñador y no por esta muche-dumbre. Por lo tanto, entrégale a él la recompensa, y haz conmigo lo que quieras...»

Entonces el leñador se adelantó y contó al Califa la verdad: El Sultán Hatim se habíaentregado voluntariamente para que la familia del leñador pudiera cobrar la recompensa yponer fin a sus días de miseria y hambre.

El Califa quedó tan abrumado por esta historia que ordenó a su ejército retirarse de lastierras ocupadas. Puso de nuevo al Sultán Hatim al frente de su pueblo y él, con sus ejérci-tos, retornó a su país. Nunca más hubo guerras ni invasiones en aquella región.

(Popular árabe)

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076. LA VERDADERA SOLIDARIDAD

Un rey de Persia escuchó a los sabios de su reino hablar de generosidad y decidió con-vertirse en el monarca más generoso del mundo.

Este rey reunió a sus mejores arquitectos en un amplio espacio y les ordenó diseñar uninmenso palacio. La nueva edificación debía poseer en su centro una amplia cámara para eltesoro y cuarenta ventanas en derredor.

Cuando estuvo terminado, el rey ordenó reunir todos los vehículos disponibles para trans-portar piezas de oro y llenar la cámara del nuevo edificio. Tras muchos meses de actividad,el rey de Persia publicó el siguiente edicto: «¡El rey de reyes, fuente de magnanimidad, haconstruido «El Palacio de la Generosidad» con cuarenta ventanas. Él rey en persona distri-buirá todos los días oro a las personas necesitadas por las ventanas del nuevo palacio!».

Grandes multitudes de mendigos se reunían diariamente y el rey entregaba, desde unaventana distinta cada día, una pieza de oro a cada necesitado.

Pronto advirtió el rey que un monje anciano se presentaba todos los días ante la venta-na, tomaba su pieza de oro y se retiraba.

Al principio el rey pensó que tal vez llevase el oro a algún menesteroso impedido. Luego,al ver al hombre nuevamente, pensó que tal vez estaba aplicando la regla de la caridadsecreta y redistribuyera el oro.

Un día el rey sintió que su paciencia había llegado al límite y, tomando la mano del ancia-no monje le dijo: «¡Miserable desagradecido!, no dices "gracias", ni demuestras estima algu-na por mi generosidad. No sonríes, no te inclinas y vuelves día tras día. ¿Estás ahorrando aexpensas de mi generosidad para hacerte rico, o estás prestando el oro a interés?. Estásmuy lejos del comportamiento digno de los que visten el honorable hábito que te cubre»

En cuanto estas palabras fueron pronunciadas, el anciano monje abrió su hábito y arrojóal rey las cuarenta piezas de oro que había recibido día tras día, y dijo: «Debes saber, oh reyde reyes, que la generosidad no puede existir sin que tres condiciones la precedan: Laprimera condición es dar sin llenarse de orgullo pensando que se es generoso. La segundaes dar con paciencia. La tercera es no tener ninguna sospecha.»

Pero el rey de Persia nunca aprendió la lección del anciano monje. Para él, la generosidadestaba ligada a la fama y al buen nombre que adquiría con su magnanimidad, y al sentimien-to de orgullo interior que crecía cuando cada día se sentía generoso.

(Popular de Persia)

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077. FÁTIMA

En una ciudad de Oriente vivía una joven llamada Fátima. Era la hija de un prósperohilandero. Un día, su padre le dijo: «Ven, hija: haremos una travesía, pues tengo negociosque hacer en las islas del mar Mediterráneo. Tal vez tú halles a un joven atractivo, de buenaposición, con el que casarte»

Pero mientras navegaban hacia la isla de Creta, se levantó una tormenta y el barco nau-fragó. Fátima, semiconsciente, fue arrojada a una playa cercana a Alejandría. Su padrehabía muerto y ella quedó totalmente desamparada.

Mientras vagaba por la arena, una familia de tejedores la encontró. A pesar de ser pobres,la llevaron a su humilde casa y le enseñaron su oficio. De esta manera, ella inició una segun-da vida y volvió a ser feliz. Pero un día, estando en la playa, unos mercaderes de esclavos lacapturaron y se la llevaron, junto con otros cautivos, a Estambul para venderla en el merca-do de esclavos.

Por segunda vez, su mundo se derrumbaba.La adquirió un buen hombre que buscaba esclavos para trabajar en su aserradero, donde

fabricaba mástiles para barcos. Pero viendo el gran abatimiento de Fátima, decidió comprar-la y hacer de ella una sirvienta para su esposa.

Fátima, agradecida al fabricante de mástiles por haberla rescatado, trabajó tan duramen-te y tan bien en la fabricación de mástiles, que éste le dio la libertad y la nombró su ayudantede confianza. Fue así como llegó nuevamente a ser feliz.

Un día, el comerciante le dijo: «Fátima, quiero que vayas a Java, como mi agente, con uncargamento de mástiles; asegúrate de venderlos con provecho»

Ella se puso en camino, pero cuando el barco estuvo frente a las costas de China, unterrible tifón lo hizo naufragar y, una vez más, se vio arrojada a la playa de un país descono-cido. Otra vez lloró amargamente porque siempre que las cosas parecían andar bien, algovenía a destruir todas sus esperanzas. Se levantó de la arena y se encaminó tierra adentro.

Existía en aquella región de China la leyenda de que un día llegaría del mar cierta mujerextranjera, capaz de hacer una tienda para el emperador. Y puesto que en aquel entoncesen China no existía nadie que fabricara tiendas, todo el mundo esperaba el cumplimiento deaquella profecía.

A fin de estar seguros de que la esperada extranjera, al llegar, no pasara inadvertida, losemperadores de China enviaban heraldos una vez al año a todas las ciudades y a todas lasaldeas del país, pidiendo que cada mujer extranjera fuera llevada ante la Corte. Fue justa-mente en una de esas ocasiones cuando Fátima, agotada, llegó a una ciudad costera deChina. La gente del lugar habló con ella por medio de un intérprete, explicándole que teníaque ir a ver al emperador.

Cuando se halló frente al Emperador éste le dijo: «Muchacha, ¿sabes fabricar una tien-da?» Fátima respondió afirmativamente.

Pidió sogas, pero no las había. Recordando sus tiempos de hilandera, recogió esparto yfabricó cuerdas. Luego pidió una tela fuerte, pero los chinos no tenían la clase de tela queella necesitaba. Entonces, utilizando su experiencia con los tejedores de Alejandría, fabricóuna tela resistente para la tienda. Luego vio que necesitaba los palos para la tienda, perocomo no existían en el país, Fátima, recordando lo que aprendiera con el fabricante demástiles en Estambul, hizo unos sólidos mástiles para la tienda. Luego recordó lo visto ensus viajes; y construyó la tienda para el Emperador.

Cuando esta maravilla fue mostrada al emperador de China, le ofreció a Fátima dar cum-plimiento a cualquier deseo que ella expresara. Ella eligió establecerse en China, donde secasó con un atractivo príncipe, y rodeada por sus hijos, vivió feliz hasta el fin de sus días.

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078. LA PRINCESA DEL AGUA DE LA VIDA

En la cabaña de un lejano país vivía una muchacha pobre y humilde llamada Jayda.Caminando por el bosque vio que una colonia de abejas había abandonado su panal de

miel, y decidió recogerla: «La llevaré al mercado, la venderé y trataré de mejorar mi vida conel dinero que consiga.» Jayda corrió a casa y volvió con un frasco que llenó de miel. Pero lamuchacha no sabía que la causa de su pobreza era un Genio maléfico, que intentaba portodos los medios evitar que ella saliese de la pobreza.

Tan pronto como el Genio vio a Jayda con la miel, se convirtió en rama de árbol. Seinterpuso en el camino de la muchacha y provocó que el frasco cayera y se rompiera.

La muchacha contempló la miel y, sin enfadarse, pensó: «No importa, las hormigas secomerán la miel y encontrarán provecho» Y minutos después Jayda observaba una largahilera de hormigas, cuyas exploradoras probaban la miel para ver si era útil para ellas.

Como si nada hubiera ocurrido, Jayda siguió caminando. De pronto se dio cuenta que unhombre montado a caballo se aproximaba hacia ella. El jinete levantó su látigo y golpeó larama de una morera al pasar. Jayda vio cómo el golpe hacía que muchas moras madurascayesen al suelo. Ella pensó: «Recogeré moras y las llevaré al mercado para venderlas.Quizá obtenga algún dinero para paliar mi pobreza»

El Genio la vio recogiendo la fruta y rió maliciosamente. Cuando Jayda se sentó paradescansar, el Genio en forma de burro acercó a ella su hocico. Jayda le golpeó la nariz, yentonces el burro se revolcó sobre el cesto de moras, machacándolas sobre el camino.Jayda miró la fruta con desolación.

En aquel preciso momento la Reina del país se dirigía por aquel camino hacia la capital.Al contemplar la escena del asno, dijo a sus servidores: «¡Parad al instante!, porque esapobre muchacha lo ha perdido todo. Su burro ha aplastado la fruta y ha escapado. Ellaquedará arruinada si no la ayudamos.»

De este modo que la Reina conoció a Jayda y la invitó a subir a su palanquín. Se hicieronamigas rápidamente. La Reina dio a Jayda una casa en la ciudad, y la muchacha se convir-tió en una próspera comerciante.

Cuando el Genio vio lo bien que le iba a la chica, prendió fuego al almacén trasero en elque Jayda guardaba todas las mercancías. El almacén se quemó hasta los cimientos.

Jayda salió corriendo de la casa cuando olió el humo. Contempló las ruinas con tristeza.Pero se dio cuenta de que una línea de pequeñas hormigas comenzaba a trasladar sualmacén de cebada, grano a grano, desde debajo de la casa a un lugar de mayor seguridad.

Para ayudar a las hormigas, Jayda levantó una gran piedra que cubría el hormiguero.Debajo de ella brotó una fuente de agua. Mientras Jayda la probaba, la gente de la ciudad seagrupó alrededor de ella y exclamó: «¡El Agua de la Vida! ¡Se ha cumplido la antigua profe-cía» Y contaron a Jayda, como había sido profetizado que un día, después de un fuego ymuchos desastres, una joven fuerte y valiente ante las dificultades, encontraría una fuente.Está sería «la fuente de la vida».

Y así es como Jayda se convirtió en la Princesa del Agua de la Vida. Durante muchosaños ella fue la guardiana de este manantial, al que todavía van a beber aquellos quedesean aprender a ser fuertes de espíritu y no rendirse ante las dificultades.

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079. A FUEGO LENTO

Un joven discípulo se lamentaba ante su maestro. No sabía cómo hacer para vencer lasdificultades de la vida. Estaba cansado de luchar. Cuando creía haber resuelto un problema,aparecía otro en el horizonte.

El maestro de la sabiduría, sin pronunciar palabra le indicó que le siguiera y le condujo ala cocina del monasterio budista. Sin mediar palabra, llenó tres pucheros con agua. Encen-dió tres fuegos y colocó sobre cada uno de ellos un puchero. Al cabo de unos minutos elagua comenzó a hervir.

Entonces el maestro introdujo en el primer puchero unas zanahorias. En el segundopuchero puso varios huevos. En el último puchero sumergió un puñado de hojas de té. Ydejó que todo comenzara a hervir, sin pronunciar palabra alguna.

El joven discípulo no sabía que hacer viendo evolucionar a su maestro en la cocina. Peropermaneció atento y en silencio.

Al cabo de un rato de ebullición, el maestro apagó los fuegos. Apartó las zanahorias y lascolocó sobre una bandeja. Sacó los huevos y los colocó en otra bandeja. Coló el agua dondehabía hervido el té y la puso en una jarra de cristal.

Terminadas estas operaciones rompió su silencio y, dirigiéndose a su discípulo le pregun-tó: «¿Qué ves?»

El joven se acercó a las bandejas y, tras reconocer durante unos segundos los productosque habían sobre ellas, respondió: «Zanahorias, huevos y té»

El maestro de sabiduría le hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Él lo hizo ynotó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Tras quitarle lacáscara, observó que el huevo estaba cocido y se había endurecido. Luego le pidió queprobara el té.

Humildemente el discípulo preguntó: «¿Qué significa esto, maestro?»Mirándole fijamente el maestro respondió: «Los tres elementos se han enfrentado a la

misma adversidad: Agua hirviendo. Pero cada producto ha reaccionado en forma diferente.La zanahoria llegó al agua fuerte y consistente. Pero después de pasar por el agua hirvien-do se ha tornado en un elemento débil y fácil de deshacer. El huevo ha llegado al agua frágil.Una cáscara fina protegía su interior líquido. Pero después de estar en agua hirviendo, suinterior se ha endurecido. Las plantas de té han reaccionado de forma distinta. Después deestar en agua hirviendo, han conseguido cambiar al agua»

Realizada la demostración, se dirigió al discípulo diciéndole: «¿Qué eres tú?. Cuando laadversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?. ¿Respondes como la zanahoria, el huevoo la planta de té?»

El discípulo comprendió la lección y comenzó a reflexionar sobre su forma de enfrentarlos problemas y adversidades de la vida.

(Tradición oral budista)

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080. EL NOGAL

Hace mucho tiempo existió un enorme nogal. Un niño pequeño lo apreciaba mucho ytodos los días jugaba a su alrededor. Trepaba al árbol hasta la copa y él le daba sombra. Elapreciaba al árbol y el árbol estaba a gusto con el niño.

El niño creció y marchó. Andando por la vida descubrió otros juegos y terminó por olvidara su amigo el nogal, que permanecía fiel y unido a su tierra.

Un día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el nogal le decía con voz triste:«¿Vienes a jugar conmigo?» Pero el muchacho contestó: «Ya no soy el niño de antes. Loque ahora deseo son juguetes y necesito dinero para comprarlos».

El árbol, tras pensar unos instantes respondió: «Lo siento, pero no tengo dinero... Tesugiero que tomes todas mis nueces y las vendas. De esta manera obtendrás el dinero quenecesitas para tus juegos».

El muchacho vendió todas las nueces y obtuvo dinero. El nogal no pudo reprimir un gestode satisfacción. Pero el muchacho, una vez conseguido el dinero, no regresó a dar las gra-cias. El nogal echó unos brotes de imperceptible tristeza.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó: «¿Vienes ajugar conmigo?» El chico, ya convertido en un hombre joven, respondió: «No tengo tiempopara jugar. Debo de trabajar para mi familia. Necesito una casa para albergar a mi esposa ehijos»

El nogal respondió: «Siento no ser una casa, pero... puedes cortar mis ramas. Mi maderate servirá para obtener las vigas de tu hogar».

El hombre joven cortó todas las ramas del árbol. El árbol se sintió útil. Pero el hombre noregresó a agradecer la ayuda del árbol, y el árbol quedó nuevamente solitario y sumido entristeza.

Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó. El nogal le preguntó: «¿Vienes a jugarconmigo?». El hombre contestó: «Estoy haciéndome mayor. Quiero una barca para navegary descansar de las muchas ocupaciones que llenan mis días. ¿Puedes darme una?". Elárbol contestó: «Usa mi tronco para construir un bote. Con él navegarás y recuperarás tuserenidad surcando las aguas tranquilas del lago.».

El hombre cortó el tronco del nogal y construyó un bote. Luego se fue a navegar.Transcurrieron muchos años sin que las raíces del nogal tuvieran noticia alguna de su

amigo. Finalmente regresó. Aquel niño de antaño era ya un hombre anciano. El árbol le dijoal verle de nuevo: «Lo siento mucho, pero ya no tenga nada que ofrecerte, ni siquiera misnueces. Me he convertido en raíces yertas, sin tronco y sin ramas».

El hombre replicó: «Tampoco yo tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... Aho-ra soy un viejo».

Entonces el árbol con lágrimas en los ojos le dijo: «Realmente no puedo darte nada.... laúnica cosa que me queda son mis raíces muertas».

Y el hombre contestó: «Yo ahora necesito muy poco; tan sólo un lugar para descansar.Estoy tan cansado después de tantos años de trabajo...» El árbol iluminó una sonrisa yrespondió: «Bueno, las viejas raíces de un árbol, son un buen lugar para recostarse y des-cansar. Ven, siéntate conmigo y descansa».

El hombre se sentó junto al árbol y descansó. El nogal pensó que, a pesar de las ausen-cias y los olvidos, había compartido una larga historia de amistad.

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081. EL ELEFANTE BLANCO

Hubo una vez tres sabios. Los tres eran ciegos. Como no podían ver, se habían acostum-brado a conocer las cosas tocándolas. Usaban sus manos para darse cuenta del tamaño yla calidad de cuanto se ponía a su alcance.

Sucedió que llegó una recua de elefantes al pueblo donde vivían los tres sabios ciegos.Entre las novedades llegó un gran elefante blanco. Prontamente se convirtió en el motivo detodos los comentarios de los aldeanos. Y era tan extraordinario el animal que la gente nohacía más que hablar de él.

Los tres sabios ciegos quisieron conocer al elefante blanco. Pidieron a sus respectivoslazarillos que les condujeran hasta el lugar donde se hallaba el animal. Solicitaron permisoal jefe de la caravana para poder tocarlo. Como el animal era muy manso, no hubo ningúninconveniente para que así lo hicieran.

El primero de los tres sabios estiró sus manos y palpó la cabeza de la bestia. Sintió bajosus dedos las enormes orejas y luego los dos tremendos colmillos de marfil que sobresalíande la pequeña boca. Quedó tan admirado de lo que había conocido que inmediatamente fuea contarles a los otros dos lo que había aprendido. Les dijo: «El elefante es como un troncodel que sobresalen dos grandes lanzas redondas, duras y frías. Está cubierto a ambos ladospor dos mantas»

Cuando le tocó el turno al segundo sabio, sus manos tocaron al animal en la panza y enlas patas. Trató de rodear su cuerpo, pero éste era tan ancho que no alcanzaba a abarcarlocon los dos brazos abiertos. Luego de mucho tentar, expresó lo que había aprendido. Lesdijo: «El elefante se parece a un tambor colocado sobre cuatro gruesas patas, forrado decuero con pelo por fuera»

El tercer sabio agarró el animal justo por la cola. Se colgó de ella y comenzó a columpiar-se como hacen los pequeños con una cuerda. Como esto le gustaba a la bestia, estuvolargo rato divirtiéndose entra las risas de la concurrencia. Cuando dejó el juego, comentabalo que había percibido: «Ya sé qué es un elefante. Es una cuerda fuerte y gruesa, que tieneun pincel en la punta. Sirve para balancearse.»

Cuando regresaron a casa, comenzaron a charlar entre ellos sobre lo que habían descu-bierto a cerca del elefante, pero no se ponían de acuerdo. Cada uno estaba plenamenteseguro de lo que conocía. Tenían la certeza de que sólo había un elefante y de que los treshablaban del mismo animal, pero lo que decían parecía imposible de concordar. Tanto char-laron y discutieron que casi se pelearon.

Pero como los tres eran muy sabios, decidieron hacerse ayudar: Fueron a preguntar a unhombre erudito que había tenido la oportunidad de ver al elefante blanco con sus propiosojos.

Cuando este hombre docto les explicó la realidad en su conjunto, descubrieron que cadauno de ellos tenía razón, pero sólo una parte de la razón. Porque conocían del elefantesolamente la parte que habían tocado.

(Popular hindú)

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082. LOS SOMBREROS DE PAJA DE ARROZ

Dos ancianos vivían pobremente en el campo. Se ganaban la vida haciendo y vendiendosombreros de paja de arroz.

Cuando llegó la fiesta de fin de año comprobaron que no tenían dinero para comprar lospastelitos de arroz con que se celebra el Año Nuevo japonés. Entonces, el anciano decidióir al pueblo y vender unos sombreros de paja. Tomó cinco, se los colocó sobre la espalda ycaminó hasta el mercado de la ciudad.

Cuando estuvo allí se sumergió entre una multitud que se afanaban por comprar y vender.Intentó hacer oír su voz sobre el barullo de los comerciantes y mercaderes: «¡Sombreros depaja, bonitos sombreros de paja de arroz! ¿Quién quiere sombreros?»

Había mucha gente en el mercado. Pero unos estaban ocupados en buscar pescado,otros licor de sake, otros pastelitos de arroz para la fiesta... A nadie le hacía falta un sombre-ro.

Terminado el tiempo del mercado, cada cual marchó a su casa. El anciano no habíaconseguido vender ni un solo sombrero. Inició el regreso con los sombreros a la espalda ysin los pastelitos de arroz.

Cuando salía de la ciudad, comenzó a nevar. El anciano caminaba aterido de frío cruzan-do campos cubiertos de nieve. De pronto aparecieron seis mendigos leprosos en un recododel camino. Al verle se postraron ante él y le pidieron unas monedas por caridad... Elanciano les dijo que no había conseguido vender ni un solo sombrero. Pero al ver sus cabe-zas cubiertas de nieve, les regaló un sombrero a cada uno, diciendo: «Son solamente depaja de arroz; no os abrigarán mucho, pero aceptadlos, por favor... Es todo lo que tengo»

Sólo tenía cinco sombreros, y los leprosos eran seis. El anciano entregó al último leprososu propio sombrero, diciéndole: «Perdóname por regalarte un sombrero tan viejo» Luego,contento, siguió bajo la nevada hacia su casa.

El anciano llegó cubierto de nieve a su hogar. Cuando la abuela le vio sin sombrero yhelado, le pregunto qué había ocurrido. Él se lo explicó todo. Cómo se compadeció al ver alos mendigos leprosos cubiertos de nieve... Al oír esto, la abuela se alegró de tener unmarido tan generoso y le dijo: «Hiciste bien. Aunque seamos pobres, nosotros tenemos unacasa caliente y ellos no»

El anciano se sentó al lado del fuego mientras su esposa preparaba la cena. No teníanpastelitos de arroz, y hubieron de conformarse con tomar arroz condimentado con coles envinagre. Se fueron a dormir temprano.

A la media noche, cuando cambia el año, los dos ancianos se despertaron creyendoescuchar unas extrañas voces. Al principio eran tan sólo un rumor que sonaba a lo lejos.Luego los sonidos fueron acercándose a la casa.

Los dos ancianos quedaron paralizados cuando oyeron un gran ruido. Asustados se le-vantaron de la cama para ver qué era... y se llevaron una gran sorpresa: Ante la puerta de suhumilde hogar había paquetes llenos de arroz, licor de sake, deliciosos pescados en vueltosen hojas verdes, pastelitos de arroz, decoraciones para el Año Nuevo, mantas, kimonosafelpados...

Al buscar quién les había traído todos aquellos regalos, vieron alejarse a las seis divinidadesdel Año Nuevo, tal como estaban representadas en el templo de la ciudad, pero llevandosobre sus cabezas los sombreros que horas antes les había regalado el anciano.

Las divinidades del Año Nuevo premiaban la bondad y generosidad de aquellos dosancianos.

(Popular japonés. Adaptación)

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083. LA GRULLA AGRADECIDA

Un joven vivía solo en una casa que se hallaba en un extremo del bosque. Aquel inviernofue particularmente crudo. Intensas nevadas cayeron sobre la comarca.

Un buen día, mientras el joven regresaba a su casa, descubrió a una hermosa grullacaída sobre la nieve, aterida de frío y retorciéndose de dolor. Tenía una flecha hincada en elextremo de una de sus ala. El joven se la quitó con mucho cuidado. Como no era grave laherida, la grulla se recuperó enseguida. Hizo unos elegantes movimientos y se elevó por losaires.

El joven siguió caminando y llegó a la pobre casa que le cobijaba.Cuando anocheció alguien llamó suavemente a la puerta. Ningún vecino de aquellas

contornadas solía acercarse a su casa. Cuando abrió la puerta apareció ante él una hermo-sa joven. Le comentó que se había perdido a causa de la nevada, y le suplicó que le dieracobijo tan sólo por aquella noche. El joven accedió encantado.

Tan dulce y sencilla era la chica que el joven se enamoró de ella y le pidió que fuera suesposa. Al inicio de la primavera se casaron, y a pesar de la pobreza, fueron muy felices.Todos los vecinos del bosque se alegraban de verlos tan contentos.

Transcurrió el verano y llegó de nuevo el crudo invierno. Los dos jóvenes vieron cómodescendían las reservas de comida que habían acumulado durante el verano. La chica nose desanimó. Le dijo a su marido que ella sabía tejer hermosas telas, pero necesitaba untelar. El joven esposo puso manos a la obra y pronto construyó un telar.

Antes de empezar su trabajo ella hizo prometer a su marido que nunca entraría en elcuarto donde iba a trabajar. Él así lo prometió. Tres días y tres noches trabajó ella sin parar.Cuando por fin se abrió la puerta, apareció la chica, agotada y sin fuerzas, pero portando latela más hermosa que jamás había contemplado el joven. Al día siguiente marchó al merca-do y vendió el tejido a muy buen precio.

Como el dinero obtenido no duró todo el invierno, de nuevo se puso a tejer la mujer joven.Esta vez estuvo encerrada cuatro días trabajando sin cesar. Salió del cuarto muy desmejo-rada, delgada como un hilo y sin fuerzas para sostenerse en pie. Pero había fabricado unmaravilloso tejido. Con el producto de su venta consiguieron dinero para vivir durante dosinviernos.

El hombre joven, al ver que su esposa era capaz de producir tan hermosas telas, se hizoavaro. Insistió a su mujer para que trabajara sin descanso en la confección de nuevas telas.Así se harían ricos. Ella pensaba que ya tenían bastante dinero, y que no había necesidad,pero él seguía insistiendo. Y tanto porfió que la buena mujer, tras hacerle prometer que noentraría al cuarto donde tejía, se puso a trabajar febrilmente...

Pero la curiosidad venció al joven. Faltando a su promesa, abrió un poquito la puerta de lahabitación... Al ver aquella escena, no pudo reprimir un grito: Manejando el telar no estabasu esposa, sino una hermosa grulla que, arrancándose plumas de su cuerpo, tejía una telade belleza sin igual. Cuando la grulla se dio cuenta de que alguien la miraba, dejó de trabajary su cuerpo de ave se transformó en el cuerpo de la joven esposa.

Fue entonces cuando la chica le explicó que ella era la grulla a la cual él ayudó quitándoleuna flecha del ala. Agradecida había estado todo aquel tiempo tejiendo telas a costa de irarrancándose sus hermosas plumas. Pero ahora que conocía su secreto, ella debía mar-char. Al escuchar esto, el marido prometió que la quería más que a todo el dinero del mundo;que no deseaba que tejiera más telas... Pero era demasiado tarde. Cuando la muchachaacabó de hablar, se transformó en una hermosa grulla, batió sus alas y marchó volandosobre las copas de los árboles del bosque.

(Popular japonés)

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084. EL ENANITO

Dos ancianos adoptaron a un niño muy pequeño... tan pequeño como un dedo. Al bebé lellamaron «Issunboshi», que en japonés significa «diminuto», y le cuidaron con mucho cari-ño. Pasaron los años pero Issunboshi no crecía. Sus padres le hinchaban a comida pero elniño no crecía.

Issunboshi tampoco podía ayudar a sus padres a causa de su tamaño. Los niños delpueblo se reían de él y le llamaban «Enanito». Todo esto era un sufrimiento para él, así quedecidió partir a la capital en busca de un trabajo. Su ancianos padres se pusieron tristescuando les manifestó su deseo.

El día de la despedida le entregaron lo mejor que tenían: un plato de madera, un palillo decomer y una aguja. El pequeño utilizó el plato como sombrilla, la aguja como espada al cintoy el palillo como bastón. Cuando llegó a un caudaloso río, el plato le sirvió de barco y elpalillo de remo. Así Issunboshi pudo cruzar el río.

La capital era grande y peligrosa. Issunboshi corría peligro de que alguien le pisara des-cuidadamente. Pensó que era mejor caminar por las calles menos transitadas. Caminando,caminando llegó hasta el palacio del rey. Issunboshi llamó a la puerta con todas sus fuerzas.

Los soldados de la guardia abrieron, pero al no ver a nadie, cerraron el portón. PeroIssunboshi llamó otra vez. Cuando el portón de palacio se abrió nuevamente, gritó: «Estoyaquí, junto a vuestras botas.»

El centinela miró hacia sus botas y vio a Issunboshi. Jamás había visto a alguien tanpequeño. El hombre se agachó, recogió al niño y le puso sobre la palma de su mano, mirán-dole con gran interés. Luego le llevó al cuarto de la princesa. Allí, Issunboshi bailó y cantócon tanta gracia, que todos los habitantes del palacio real quedaron encantados con él. A laprincesa le gustó tanto este niño del tamaño de un dedo que decidió hacerle su paje.

Issunboshi se convirtió en ayudante de la princesa: cuando ella leía, él giraba las paginas;cuando ella practicaba la caligrafía, él le fabricaba la tinta.

Un día regresando del Templo de Kiyomizu un bandido atacó a la princesa y trató desecuestrarla. Pero Issunboshi exclamó en voz alta: «¡Déjala en paz! ¡Yo, Issunboshi, la de-fenderé!»

El bandido, al ver a Issunboshi, se puso a reír, lo cogió y se lo tragó de un bocado. PeroIssunboshi le hincó la aguja en el estómago y siguió molestándole con toda su fuerza mien-tras subía por la garganta. El bandido se retorcía de dolor. Issunboshi no paró hasta que porfin dio un salto y escapó del bandido, que huyó a todo correr.

La princesa, ya salvada, recogió algo que el bandido había abandonado en su velozhuida. ¡Era un martillo mágico! Ella le explicó a Issunboshi que con sólo golpear con aquelmartillo, cualquier deseo formulado llegaba a cumplirse. La princesa , reconociendo queIssunboshi le había rescatado, le preguntó: «¿Cuál es tu deseo?»

El pequeño Issunboshi, del tamaño dedo, contestó inmediatamente: «Mi deseo es sergrande... muy grande»

La princesa golpeó una piedra con el martillo mágico. Formularon juntos el deseo eIssunboshi empezó a crecer y crecer. Delante de la princesa apareció apuesto joven.

El rey agradecido, concedió a Issunboshi la mano de la princesa. Se casaron y fueronmuy felices.

Cuando Issunboshi regresó a su aldea para abrazar a sus ancianos padres, nadie seburló de él...

(Popular japonés)

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085. EL ANCIANO QUE SEMBRABA ÁRBOLES

En un pueblo rodeado de altas montañas vivía un hombre entrado en años. La gente alverlo pasar se reía y burlaba de él. No tenía posesiones, ni siquiera una casa confortabledonde habitar. Vestía humildemente. Nunca tuvo dueños ni amos y era libre como el viento.

Este anciano ocupaba su vida sembrando semillas de árboles por doquier. Sembrabasemillas de las que nunca vería ni las flores ni el fruto. Nadie le pagaba por ello; nadie se loagradecía; nadie le animaba en su trabajo.

Un día pasó por aquel lugar el Sultán de aquel país. Cabalgaba rodeado de su séquito. ElSultán deseaba contemplar directamente la situación de sus súbditos. Temía las palabrasengañosas de sus ministros.

Al pasar por aquel lugar y encontrarse con el anciano le preguntó: «¿Qué haces, buenhombre?»

El anciano le respondió: «Sembrando árboles, majestad».Nuevamente inquirió el Sultán: «¿Porqué siembras?. Estás viejo y cansado, y tus ojos no

llegarán a contemplar el fruto de tus esfuerzos. Cuando broten y crezcan estos árboles, tú yahabrás abandonado este mundo.»

A lo que el viejo contesto: «Majestad, otros sembraron y yo he comido del fruto de susesfuerzos. Es hora de que yo siembre para que otros se aprovechen de mi trabajo»

El Sultán quedo admirado ante la sabiduría de aquel hombre. Llamó a uno de sus guar-dias para que trajese una pequeña bolsa con monedas de oro y se la entregó al sembrador.

El sembrador, agradecido, respondió: «Majestad, ya comienzo a recoger el fruto de mitrabajo. Aún no he enterrado las semillas en tierra y ya me están dando frutos. Pero la mejorcosecha que deseo es que muchas personas sigan mi ejemplo. La mayoría de los mortalessólo piensa en recibir beneficios de lo que hace; nadie construye el futuro sin esperar recom-pensa»

El Sultán le miró asombrado y le dijo: «¡Tus palabras y tus gestos están llenos de sabidu-ría. Si hubiera mucha gente como tú en el mundo, la vida sería distinta. Pero la codicia escomo una venda que ciega nuestros ojos y nos impide ver el futuro. Y ahora voy a seguir micamino, porque si sigo conversando contigo, terminaré por darte todos mis tesoros, aunquetú seguramente los emplearías mejor que yo. Que Alá, el grande y misericordioso, te bendi-ga en el trabajo»

Nadie sabe con certeza dónde terminó el anciano sus días. Algunos dicen que muriójunto a un hoyo recién excavado en el que iba a depositar nuevas semillas. Nadie recuerdaya al anciano, pero todos los habitantes de aquel país reciben diariamente los frutos de suesfuerzo gratuito.

(Popular persa)

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086. LOS DOS VIGILANTES

Aquel maestro de sabiduría era un ser extraño: Al atardecer bajaba hasta la orilla del ríopara sumergirse en la quietud y serenidad del fluir lento y sosegado de las aguas. A medianoche regresaba.

Se sentaba junto a la ribera. Dejaba su mirada fija sobre la superficie del agua y observa-ba los reflejos de su propio ser. Cuando volvía pasaba por delante de la casa de un hombrerico que tenía un vigilante apostado en la puerta.

El vigilante estaba intrigado porque cada noche, a la misma hora, el maestro de sabiduríaregresaba ensimismado en sus pensamientos.

Aquel día salió a su encuentro y le dijo: «Perdona si te molesto en tus meditaciones, perola curiosidad me intriga cada noche: ¿A qué te dedicas? ¿Qué oficio es el tuyo que te llevaa permanecer largas horas junto al río? Algunas noches te he seguido, pero no llegó acomprender tu ocupación»

El maestro sonrió serenamente y respondió: «Sé que me has seguido muchas veces,porque he escuchado tus pasos en el silencio de la noche. Y sé que todos los días te escon-des detrás del portón. Pero yo también siento curiosidad por tu oficio: ¿A qué te dedicas?»

El guardián contestó: «Soy un simple vigilante».El maestro de sabiduría le dijo: «Acabas de decir la palabra clave que explica mi ocupa-

ción. Yo soy también un vigilante».El guardián se apresuró a responder: «No lo entiendo. Si eres un vigilante deberías estar

vigilando alguna casa o algún palacio. ¿Que vigilas sentado junto al río?»El maestro explicó: «Ahí está la diferencia: Tú vigilas que nadie entre al palacio de tu amo.

Yo me vigilo a mí mismo»El guardián dijo: «Ese es un trabajo muy raro. ¿Cómo puede una persona vigilarse a sí

misma?»El maestro respondió: «Esta noche he contemplado las mansas y silenciosas aguas del

río... Y he comprobado que aunque las aguas cambian continuamente, el cauce del ríopermanece siempre. Así soy yo: Las gentes y las cosas que forman mi vida van cambiandoconstantemente, pero yo debo permanecer firme, como el cauce. Si no permanezco fiel a mímismo, las aguas harán de mí lo que quieran, y me llevarán como un tronco sin voluntadhasta el mar»

El guardián dijo: «Maestro, yo he estado vigilando toda mi vida y nunca pensé en vigilar-me a mí mismo. Mañana por la noche te acompañaré para que me muestres tu camino. Yo yasé vigilar, pero deseo mirar en tu misma dirección».

(Popular budista)

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087. LA VASIJA AGRIETADA

Aquel discípulo se sentía imperfecto. Por más que intentaba poner en práctica las mu-chas enseñanzas que había recibido a lo largo de su vida, percibía que su existencia estaballena de imperfecciones. Un día, abrumado por tanta reflexión, relató su problema al maestrode sabiduría. Éste, por toda respuesta le contó la siguiente historia:

«Un porteador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremosde un palo que, a modo de balancín, llevaba sobre sus hombros. Una de las vasijas teníauna grieta. La otra era perfecta.

Cuando llegaba, la vasija agrietada sólo contenía la mitad del agua. Así fue durante largotiempo. La vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, cumplía con los fines para losque fue creada.

Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su imperfección y se sentíamiserable, porque sólo conseguía la mitad de lo que debía hacer. Después de dos años lehabló al aguador diciéndole: «Estoy avergonzada de mí misma y me quiero disculpar conti-go: Debido a mis grietas, sólo puedes entregar la mitad de mi carga»

El porteador se sintió preocupado por la vasija y con gran compasión le dijo: «Cuandoregresemos a la casa del patrón quiero que te fijes en las bellas flores que crecen a lo largodel camino.»

Así lo hizo. Observó muchísimas flores crecidas al borde del sendero, pero siguió apena-da porque sólo llevaba la mitad de su carga.

El porteador le dijo: «¿Te has dado cuenta de que las flores sólo crecen en la franja delcamino sobre el que tú vas?. Siempre supe que eras una vasija con grietas, y aproveché lasventajas que ello tenía. Sembré semillas de flores a todo lo largo del sendero... y tú teencargaste de regarlas diariamente. Durante dos años he podido recoger estas flores paradecorar el altar del templo. Sin ser como eres, el templo no hubiera gozado de la bellezadiaria de unas flores nuevas»

(Popular budista)

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088. LOS TRES SABIOS

Existió hace ya mucho tiempo un rey que gobernaba las extensas regiones de Persia.Este monarca quería verse rodeado siempre de personas llenas de sabiduría que le acon-sejaran bien. Para ello hizo llamar a tres hombres con fama de sabios. Entregó a cada unodos minas de plata y les propuso que con aquel dinero hicieran lo posible para llenar com-pletamente la sala vacía que asignó a cada uno.

Pasado el tiempo fue a ver qué habían hecho los hombres con fama de sabios.El primero de ellos abrió la sala y se la presentó al rey. Había llenado la sala con pacas de

heno. Toda la habitación estaba llena desde el suelo hasta el techo. El rey se puso muycontento porque aquel sabio había dado una solución concreta y práctica. Aquel hombrehabía sabido llenar la habitación con un elemento material.

Luego se dirigió a otra de las salas. En la puerta le esperaba el segundo hombre sabio.Abrió la puerta y le mostró toda la habitación vacía, con las ventanas cerradas... y en mediouna pequeña vela que llenaba todo de luz. El hombre sabio explicó al rey cómo, gastándosemuy poco dinero, había conseguido llenar la sala de luz. Un elemento inmaterial llenabatoda la sala.

El rey alabó la sabiduría de aquel hombre que había sido capaz de llenar la sala con algoque no se puede tocar y que sin embargo estaba allí, iluminando hasta los más pequeñosrincones.

Por fin llegó el rey de Persia a la tercera sala. En la puerta le esperaba el tercero de lossabios. Cuando el rey de Persia le preguntó qué había hecho, el tercer hombre respondió:«En un principio quise dejar la sala tal como estaba, puesto que no estaba vacía sino llenade aire. Pero pensé que el aire, al igual que la luz, es algo excesivamente etéreo. Por ello meacerqué a la sala donde estaban las pacas de heno y tomé un buen puñado de heno. Luegotomé fuego de la vela que iluminaba la segunda de las habitaciones y, quemando con la velael heno, he llenado la estancia de humo. De esta forma, majestad, he unido los aspectosespirituales con los materiales, porque ambos son los que llenan la existencia humana»

El rey de Persia escuchó muy atentamente el razonamiento del tercer sabio. Cuando ésteconcluyó le abrazó y proclamó en voz alta: «Realmente eres el hombre más sabio de todaslas regiones de Persia. Has demostrado que tienes habilidad para unir lo espiritual y lomaterial. Eso es lo que da sentido a la vida y a las personas»

(Popular de Persia).

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089. EL JOROBADO

En la ciudad de Bagdad vivía un sastre con su mujer. Aquella noche habían salido apasear por los jardines de la ciudad. Mientras regresaban a casa hallaron a un jorobado muysimpático. Contaba chistes y ocurrencias tan interesantes que lo invitaron a cenar a casa.

El jorobado aceptó la invitación. Se sentó a la mesa del sastre y comió pescado frito, pantierno, dátiles y toda clase de bienes. La mujer le insistió para que comiera un poco más depescado. El jorobado tomó un trozo de pescado, pero con tan mala suerte que fue a clavarseuna espina en su garganta y, tosiendo, se ahogó y murió.

El sastre y su mujer quedaron aterrorizados por si eran acusados de asesinato. Pensaronque lo mejor era llevar al jorobado a la consulta de un médico que vivía cerca. Así lo hicieron.Dejaron el cadáver del jorobado junto a la casa del médico. Llamaron a la puerta y marcha-ron a toda prisa. Salió el médico a ver quién golpeaba la aldaba de la puerta. Al comprobarque aquel jorobado estaba muerto, se asustó pensando que por ello podían castigarle.

El médico quiso deshacerse del cadáver. Ideó dejarlo en una casa vecina donde habitabaun cocinero del sultán. Aprovechando la oscuridad, y valiéndose de una soga, el médicointrodujo al jorobado muerto en la casa del cocinero del sultán.

Aún no habían concluido la maniobra, cuando el cocinero del sultán descubrió que habíaun bulto en su patio. Pensando que se trataba de un ladrón, tomó con sigilo un garrote y legolpeó fuertemente. Creyó que él lo había matado. Para deshacerse del cuerpo, lo cargó asus espaldas y lo llevó al mercado. Allí lo colocó de pie, en la esquina de una calle. Cuandoamaneciera la gente lo hallaría, pero nadie le echaría a él la culpa.

Al amanecer pasó por aquel lugar un peregrino que se dirigía hacia los santos lugares.Cuando vio al jorobado recostado junto a la pared , creyó que se trataba de un ladróndispuesto a asaltarle. Le golpeó varias veces con su bastón en la cabeza.

El vigilante nocturno del mercado vio cómo el peregrino golpeaba al jorobado. Cuando elguarda comprobó que el jorobado estaba muerto, apresó al peregrino y lo llevó ante elgobernador.

El gobernador acusó al peregrino de asesinato y le condenó a muerte. En la plaza sepreparó la horca y la cuerda con el nudo corredizo.

Los soldados hicieron subir al peregrino al patíbulo, le pusieron la cuerda en su cuello...Pero cuando estaban a punto de ahorcarlo, el cocinero del sultán confesó que él era quienhabía matado al jorobado.

Por orden del gobernador fue liberado el peregrino y pusieron la cuerda sobre el cuellodel cocinero del sultán. Pero, cuando iban a ahorcarlo, el médico levantó la voz y dijo que élera el culpable de la muerte. El gobernador quedó atónito. Inmediatamente hizo soltar alcocinero y poner la cuerda sobre el cuello del médico. Pero cuando iban a ajusticiarle deentre la multitud se escuchó la voz del sastre confesando que él y su mujer habían sido losverdaderos causantes de la muerte del jorobado.

El gobernador estaba muy confuso. Ordenó que el médico fuera puesto en libertad y quese dispusieran a ahorcar al sastre y a su mujer. Pero cuando iban a ahorcar al sastre llegóun edicto del sultán ordenando que se suspendiera la ejecución.

Se supo entonces que el jorobado era un bufón de la corte; que había salido la nocheanterior a distraerse un poco por la ciudad. El sultán, extrañado por su ausencia, habíapreguntado por el jorobado y se había enterado de todo lo ocurrido.

El gobernador se quedó admirado, pues nadie había dejado que ahorcaran a un inocen-te, aún con riesgo de su propia vida. El gobernador ordenó que se escribiera esta historiapara perpetua memoria de aquellos súbditos que no permitieron la muerte de un inocente.

(Adaptación de «Las mil y una noches»)

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090. EL MAESTRO DE LOS ARQUEROS

Un maestro de China había alcanzado la suma perfección en el arte de lanzar flechas. Sedecía que nadie conocía como él la habilidad de disparar y ser certero.

Cierto día se presentó ante este maestro un discípulo solicitando que lo admitiera comoalumno. El maestro le dijo que le aceptaba como alumno, pero que antes de ejercitarse en elarte de disparar flechas, debía aprender a no parpadear.

El alumno marchó a su casa, se puso debajo del telar de su mujer y aprendió a seguir conla mirada la lanzadera. Después de tres años observando fijamente cómo pasaba veloz lalanzadera, ya estaba preparado para que sus ojos no parpadearan nunca, ocurriera lo queocurriera.

El joven discípulo se presentó ante su maestro. Pero el maestro le dijo que no se hallabatodavía suficientemente preparado. Su nuevo aprendizaje consistiría en ejercitarse para vercomo grande lo que es pequeño.

El alumno regresó a su casa, colocó en la ventana una pulga colgada en la crin de uncaballo. Observó al insecto con toda su atención desde el otro extremo de la casa. Y poco apoco la pulga pareció crecer ante sus ojos. Dos años más tarde la pulga aparecía ante sufina mirada tan grande como un puño. Entonces tomó su arco por primera vez. Desde elextremo de la casa disparó una saeta que atravesó el corazón de la pulga sin romper la crindel caballo.

El alumno fue a contárselo alborozado a su maestro. El maestro le dijo: «Ya sabes tantocomo yo. Ya puedes caminar por la vida como maestro de arqueros».

Pero aquel alumno, que era muy ambicioso, pensó que el único rival que podía tener en elmundo era su maestro. Y buscó la forma de matarlo.

El discípulo invitó a su maestro a acompañarle al desierto. El maestro se dio cuenta de lasperversas intenciones de su alumno. Al llegar a un determinado punto, el alumno colocó unaflecha y tensó su arco. El maestro hizo lo mismo. Cuando el alumno disparó, el maestro queestaba preparado, también disparó... y con su flecha logró quebrar la trayectoria de la flechaasesina del alumno.

El alumno cargó una segunda flecha, pero el maestro volvió a desviar con una suya latrayectoria de la saeta del alumno. A final al maestro se le acabaron las flechas, pero alalumno todavía le quedaba una. Tensó el arco y disparó... Fue entonces cuando el maestro,haciendo un supremo esfuerzo de concentración, consiguió atrapar la flecha asesina delalumno al vuelo con su mano. Luego, en lugar de ponerla en el arco para disparar contraaquel perverso alumno, la quebró y tiró al suelo, ofreciendo a su discípulo la mejor de lasenseñanzas.

Dice la historia que viendo aquel gesto, el alumno se echó a los pies de su maestrollorando y pidiendo perdón. El maestro le perdonó y siguió enseñándole nuevas habilidades.Sobretodo le mostró que todas las cosas deben servir para bien y nunca para orgullo, vana-gloria y maldad.

(Lie Tzu. China)

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091. LOS RATONES

Una pareja de ratones tuvo una hermosa ratoncita. Le pusieron por nombre Radha. Cuandocreció se hizo la más guapa y hermosa de todo el mundo. La fama de su belleza se extendiópor todas las comarcas. Acudieron reyes, príncipes, sabios y gente importante a pedir sumano. También la pretendían algunos humildes ratones que formaban fila ante la casa conla intención de pedir la mano de aquella belleza.

Radha a quien quería era a Velih. Velih era un vecino de su edad que había crecido en elmismo barrio. Este ratón no tenía posesiones ni fortuna. Tan sólo disponía de su sabiduría eingenio.

Los padres de Radha desaprobaba las relaciones de su hija con aquel humilde y sencilloratón. No quisieron hacerle caso ni escucharle.

Un buen día, queriendo encontrar el mejor marido para su hija, la tomaron de la mano yascendieron con ella hasta los dominios celestes del Sol. Cuando estuvieron ante el Sollleno de luz, le dijeron si quería casarse con su hija, porque él era el más fuerte y poderosode todos los seres.

El sol se sintió halagado pero confesó a los padres: «No soy yo el más fuerte ni el másimportante de la tierra. Cuando quiero lucir mis rayos sobre la tierra hay un ser que puedeimpedírmelo, la nube».

Los padres ratones tomaron de la mano a su hija y fueron corriendo hasta donde seencontraba la nube y le preguntaron si quería casarse con su hija. La nube se sintió halaga-da pero dijo que ella no era la más importante, porque cuando el viento sopla fuerte lleva alas nubes donde quiere»

Los padres fueron corriendo al extremo del mundo donde vivía la fuerza del viento. Lepreguntaron si quería casarse con su hija, pero el viento les aseguró que él no era el ser másfuerte ni el más importante: «El muro es más fuerte que yo. Cuando soplo con todas susfuerzas, el muro de piedras es capaz de detenerme».

Los padres corrieron con su hija a donde se hallaba el muro y le dijeron: «Por favor tú queeres el más fuerte, cásate con nuestra hija y serás feliz».

Pero el muro les dijo que él no era el ser más fuerte. Había un ser pequeño y diminutocapaz de pasar a través de él. Ese ser diminuto era el ratoncito Velih. El muro agregó: «Eseratón me roe hasta agujerearme. Crea pasillos y subterráneos y atraviesa fácilmente missólidas piedras».

Los ratones padres regresaron a su casa convencidos de que el mejor marido para su hijaera uno de su misma raza y especie: aquel sencillo, inteligente y sabio ratón que se llamabaVelih. Hicieron los preparativos para la boda y con alegría y felicidad dejaron que su hija secasara con uno de los suyos; alguien de su misma ciudad y a quien ella conocían y queríadesde que ambos eran pequeños.

(Panchatamdra. India)

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092. ENTRE LA JUSTICIA Y LA RIQUEZA

El emperador de China llevaba una larga temporada pensando si lo más importante es eldinero o la justicia. A veces comprendía que cuando había dinero podía perdonar los tribu-tos a sus súbditos, y estos vivían más felices. Cuando tenía dinero podía también construirgrandes obras que daban trabajo a sus ciudadanos, y con esto vivían mejor y cuidabancuidando con mayor esmero a sus familias.

Por otra parte pensaba que cuando había mucho dinero y prosperidad sin justicia, elreino comenzaba a desmembrarse. El emperador valoraba también la justicia y la equidad.

Un buen día el emperador paseaba por los jardines del palacio real; un palacio ornamen-tado con valiosas piezas de cerámica china, con bellas estatuas de oro y muchas riquezas.Junto a él paseaba también un viejo y pobre sabio llamado Afanti. El emperador preguntósúbitamente a su acompañante: «Si se te diera a escoger entre el dinero y la justicia, ¿quépreferirías?».

Sin pensarlo ni un solo momento Afanti, el anciano sabio que acompañaba al emperador,dijo: «Preferiría siempre el dinero, majestad».

El emperador se disgustó mucho. Esperaba que aquel anciano sabio y maduro eligiera lajusticia. ¿Cómo era posible que dijera que el dinero?.

Prosiguió entonces Afanti: «Si se me presentasen ambas cosas juntas sin duda algunaque tomaría el dinero».

Por segunda vez el emperador se enfadó. Ante la irritación del emperador, el ancianosabio puntualizó: «Majestad, cada uno elige lo que le falta. A mí lo que me falta es un pocode dinero para vivir con holgura y no pasar tantas necesidades... A vuestra majestad lo quele falta, es un poco de justicia».

(Popular chino)

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093. LA PROVIDENCIA

Cuenta la historia que un sacerdote se hallaba en su casa preparando un sermón sobrela providencia de Dios. Era verano. Unos nubarrones negros, como nunca se habían visto,cruzaron las montañas y se colocaron sobre el valle.

Al cabo de un tiempo rodó el estruendo del trueno y comenzó a diluviar. Las gentes salíana las calles gritando: «¡Es el diluvio, es el diluvio!».

El sacerdote viendo que todos huían buscando salvación en las montañas cercanas, sequedó en su casa esperando hacer un ejercicio de confianza en la providencia de Dios.

Al cabo de un poco de tiempo el sacerdote vio que el agua alcanzaba la calle donde élestaba, y que ascendía hasta la altura de la ventana de la planta baja.

Poco después pasaron algunas barcas. Los ocupantes de una de aquellas barcas seacercaron a la ventana y le rogaron al sacerdote que se subiera en ella.

Pero el sacerdote, haciendo gala de una fe muy grande en la providencia, les dijo: «Yoconfío en la providencia de Dios. Ella me salvará».

Las nubes siguieron diluviando. El agua fue subiendo de nivel. El sacerdote se vio obliga-do a encaramarse al tejado de la Iglesia. Entonces apareció una segunda barca, se acercóhasta el tejado de la Iglesia. Varias personas le gritaron al sacerdote para que se uniera aellos y consiguiera salvarse. El sacerdote se negó, alegando que confiaba en la providenciade Dios.

Una hora más tarde el agua estaba a punto de cubrir el tejado de la Iglesia y allí encimase hallaba todavía el sacerdote con las manos extendidas hacia el cielo, rezando y confian-do en Dios.

Fue entonces cuando se acercó una lancha de la policía. Los policías instaron al sacerdo-te a subir. Era la última oportunidad de salvación. El sacerdote juntó sus manos, rehusósubirse en la barca y siguió rezándole a Dios, confiando en la providencia.

Al cabo de un tiempo las aguas habían sobrepasado el tejado de la Iglesia, arrastrando alsacerdote, que pereció ahogado.

Cuando el sacerdote se presentó ante Dios, allá arriba en lo más alto del cielo, indignadodijo: “Señor, yo confiaba en tu providencia, ¿por qué no me escuchaste y no hiciste nadapara salvarme”.

Dice la historia que el Señor Dios le contestó: «¿Acaso no recuerdas que te envié tresbotes para que te salvaras en alguno de ellos... y tú rehusaste los tres?».

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094. EL TÚNEL

Zencai era un joven fuerte y apuesto. Su padre era un famoso samurai, japonés diestro enmanejar la espada. Zencai entró al servicio de un alto funcionario del emperador.

Pocas semanas después la esposa del funcionario se enamoró del joven Zencai . Elmuchacho también se enamoró de la esposa del funcionario. Sus encuentros se hicieroncada vez más frecuentes.

Al principio tenían miedo de ser descubiertos; pero poco a poco fueron perdiendo elmiedo y tomaron mayor confianza... Hasta que un día, cuando se hallaban juntos, fuerondescubiertos.

Cuando fue descubierto Zencai tomó su espada para defenderse puesto que el funciona-rio del emperador quiso matarle. Tras un breve combate fue Zencai mató al funcionario.Luego, junto con su joven amante, huyó a tierras lejanas.

Para sobrevivir ambos se hicieron ladrones; asaltaban a todos los caminantes que pasa-ban por aquellos desiertos caminos. Pero como la esposa del funcionario era caprichosa,codiciosa y cruel, Zencai terminó por abandonarla.

Después de todas estas tristezas el joven Zencai viajó a una región cercana donde llevóuna vida de vagabundo. Tras haber meditado mucho en su vida, y en cómo la había desapro-vechado, decidió realizar una obra buena que borrase todos sus pecados y delitos.

En aquella región había un camino que pasaba por lo alto de la montaña. Era un caminomuy peligroso que bordeaba un acantilado. Intentando cruzar por él habían muerto muchaspersonas. Zencai decidió construir un túnel, excavado sobre la roca, capaz de dar seguridada la gente y evitar tantas muertes inútiles.

Durante el día mendigaba para conseguir el alimento necesario. Por la noche excavabacon un pico y una pala un túnel a través de la montaña.

Dice la historia que estuvo más de treinta años trabajando en la construcción del túnel.Progresivamente el túnel se abría paso a través de la roca. Zencai estaba satisfecho. Sabíaque de aquella forma podría borrar su oscuro pasado.

Cuando ya faltaba poco para concluir el túnel, un día apareció un samurai que le recono-ció y le dijo: «Yo soy el hijo del funcionario del emperador al que tú mataste. He aprendidodurante toda mi vida a luchar a espada. Te he estado buscando y me presentó ante ti paracobrarme tu vida como venganza».

Zencai le rogó serenamente: «Te daré mi vida de buena gana, pero te pido que me dejesterminar esta obra que estoy haciendo ahora. El día que la concluya estaré en paz conmigomismo y tú podrás matarme».

El hijo del funcionario accedió a esperar y aguardó noche tras noche en la boca del túnelesperando que Zencai lo concluyera.

De tanto esperar el hijo del funcionario del emperador se aburría. Un buen día se puso aayudar a su enemigo. Trabajaron varios meses juntos. El hijo del funcionario del emperadorterminó por admirar la tenacidad y la fuerza de voluntad de aquel hombre ya maduro.

Un día, el túnel quedó concluido.Entonces Zencai se postró de rodillas delante del hijo del funcionario del emperador y

ofreciéndole su cuello le dijo: «La gente ya puede pasar por este túnel. Yo he expiado todosmis pecados. Cuando quieras puedes terminar conmigo y cobrarte mi vida».

Dice la historia que el hijo del funcionario del emperador sólo tuvo fuerzas para levantar aaquel hombre que atesoraba tanto arrepentimiento, tanta bondad y constancia.

Simplemente le dijo: “Zencai, ponte en pie y continua siendo mi maestro”.

(Popular del Japón)

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095. EL HOMBRE MÁS RELIGIOSO

En la ciudad de Madrás vivía un hombre rico y piadoso. No cesaba de rezar y dar graciaspor los beneficios que Dios le concedía. Desde la mañana hasta la tarde aquel hombrebueno y piadoso estaba todo el día orando a Dios. Incluso cuando se sentaba a comer, entrebocado y bocado, no alababa a Dios.

Cuando se hacía de noche y los ricos jardines que poseía exhalaba su perfume, aquelhombre bueno vestido con una túnica blanca de lino se paseaba dirigiendo sus plegarias aDios.

Un buen día Dios se apareció a aquel hombre rico para comunicarle que el hombre másbueno y piadoso de la tierra no era él, sino un pobre campesino que habitaba en las monta-ñas de aquella región.

El hombre rico se quedó desconcertado y quiso conocer a aquel campesino tan bueno aquien Dios consideraba como el hombre más piadoso del mundo.

Ensilló su caballo y comenzó a galopar en búsqueda del campesino. Cuando dio con él, leestuvo observando largo tiempo. Aquel campesino vivía con su familia, rodeado de su nu-merosa prole. El hombre rico y piadoso observó que tan solo rezaba dos veces al día, unapor la mañana y otra por la tarde. Desilusionado regresó a su palacio y allí continuó rezándo-le a Dios.

Cuando Dios volvió a aparecerse a este hombre rico y bueno, él le dijo: «Señor, no entien-do cómo consideras a ese campesino como el hombre más religioso del mundo. Le heobservado y he descubierto que tan solo reza dos veces al día».

Entonces el Señor le dijo al hombre rico: «Te voy a pedir un favor. Mañana por la mañana,cuando amanezca el sol, tomarás una copa de cristal llena de aceite hasta los bordes.Sobre ella depositarás un pétalo de jazmín. Y te pasearás por las calles y por el mercado dela ciudad procurando no derramar ni una sola gota de aceite. Cuando hayas recorrido todoslos barrios de la ciudad, regresarás a casa».

El hombre rico así lo hizo. Al amanecer llenó una rica copa de cristal con aceite y sobre lasuperficie del aceite colocó el pétalo de una flor de jazmín. Paseó todo el día por la ciudad,procurando no derramar ni una sola gota de aceite.

Cuando el sol se ocultó el hombre rico regresó a su palacio con la copa llena de aceite yel pétalo de jazmín flotando en la superficie.

Entonces el Señor Dios le dijo: «¿Cuántas veces has rezado mientras recorrías todas lascalles y barrios de la ciudad?». El hombre rico bajó los ojos y no pudo menos que reconocerque ni una sola vez había pensado en Dios ni había rezado.

Entonces Dios le dijo que reflexionara sobre lo piadoso y bueno que era aquel campesi-no, que a pesar de trabajar todo el día en el campo para librar del hambre a su familia, eracapaz de rezar dos veces. Aunque rezaba solamente dos veces al día, estaba siemprecerca del corazón de Dios.

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096. LOS AÑOS DE VIDA

Cuenta la historia que Dios, después de crear el mundo, se sentó debajo de un árbol ehizo pasar a todos los seres para otorgarles los años que deberían vivir.

El primero en pasar fue un burro. Dios le dijo que iba a vivir treinta años. Pero el burro aloír aquella cantidad le dijo al Señor que era excesivo, que no estaba dispuesto a vivir tantotiempo trabajando como un burro.

Al Señor le pareció adecuada la queja del burro y le concedió de vida sólo dieciocho años.Y el burro se fue contento.

Luego llegó el perro. El Señor Dios le concedió también treinta años de vida. Pero el perroprotestó: treinta años eran demasiado para sus patas y dientes. Le rogó a Dios que le con-cediera menos años. Entonces Dios se apiadó de él y le otorgó tan sólo doce años deexistencia.

Pasó también por delante de Dios el mono. Dios, en su infinita bondad, le otorgó treintaaños de vida. Pero el mono alegó ante Dios que era mucho tiempo. Él, a fin de cuentas, tansólo sabía hacer monerías y poco más. No le parecía correcto ni adecuado pasar treintaaños haciendo zalamerías y bobadas. Dios se compadeció de él y únicamente le adjudicódiez años de vida.

Por último pasó ante Dios el hombre. Venía ufano, contento y preponderante, como siem-pre; orgulloso de su existencia.

El Señor Dios viéndole tan contento pensó que sería conveniente otorgarle treinta añosde vida. Pero el hombre al oír aquella cantidad se enfadó muchísimo y le echó en cara a Diosaquella raquítica cantidad de años.

Dios sonrió y le añadió los dieciocho que vive el burro. Pero el hombre no quedó satisfe-cho; quería más años. Entonces Dios le agregó los doce del perro y los diez del mono. Pesea todas estas cantidades el hombre se marchó gruñendo y refunfuñando.

Por esta razón el hombre vive setenta años: los treinta primeros sano y contento, traba-jando con alegría porque son los años del hombre. Los dieciocho siguientes los vive comoun burro, trabajando y trabajando para sacar adelante su familia, aguantando problemas ydificultades. Luego vive doce años más o menos como un perro, gruñendo siempre sindientes para morder y sin fuerzas. Los últimos diez años los vive como un mono: Diciendotonterías, haciendo cosas que en ocasiones son el hazme reír de niños y adultos, y que aveces causan pena.

Pero así lo exigió el hombre a su creador.

(Popular de Baviera)

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Índice general

001. EL HOMBRE QUE NO ERA FELIZ ....................................................................................................... 1002. EL CAMELLO GENEROSO .................................................................................................................. 2003. LA ISLA DE LOS SENTIMIENTOS ........................................................................................................ 3004. LA CASA DE LA CABRA ...................................................................................................................... 4005. EL CABALLO........................................................................................................................................ 5006. EL SOL Y SUS REBAÑOS .................................................................................................................... 6007. LA MANSIÓN DE LOS CIEN ESPEJOS ................................................................................................ 7008. EL PERRO ORGULLOSO .................................................................................................................... 8009. LAS ESTRELLAS ................................................................................................................................ 9010. EL MONO Y LA TORTUGA ................................................................................................................. 10011. LA VERDAD ....................................................................................................................................... 11012. LA LIEBRE Y EL POZO ...................................................................................................................... 12013. EL AGUA DEL DESIERTO .................................................................................................................. 13014. LA HOSPITALIDAD DEL ZORRO Y LA CIGÜEÑA ............................................................................... 14015. EL PAJE Y EL REY ............................................................................................................................. 15016. LOS TRES AMIGOS ........................................................................................................................... 16017. LAS TRES CRIBAS ............................................................................................................................ 17018. LOS ÁRBOLES FRUTALES ................................................................................................................ 18019. EL CACHORRO.................................................................................................................................. 19020. EL JAGUAR ........................................................................................................................................ 20021. EL EMPERADOR Y EL MENDIGO ...................................................................................................... 21022. EL HOMBRE, SU CABALLO Y SU PERRO ......................................................................................... 22023. EL DOLOR DE LAS HERIDAS Y EL DE LOS ENGAÑOS .................................................................... 23024. LAS SEÑALES DE LA AMISTAD......................................................................................................... 24025. LA PITÓN QUE NO QUERÍA ESTAR GORDA..................................................................................... 25026. LEYENDO EL LIBRO DE LA VIDA ...................................................................................................... 26027. EL CHIVO PEREGRINO ..................................................................................................................... 27028. LOS CLAVOS ..................................................................................................................................... 28029. EL ORIGEN DEL CAMALEÓN ............................................................................................................ 29030. LAS SEMILLAS DE LA VIOLENCIA .................................................................................................... 30031. EL CHACAL INGRATO ....................................................................................................................... 31032. LA RANA Y EL ESCORPIÓN .............................................................................................................. 32033. DONDE LAS DAN, LAS TOMAN ......................................................................................................... 33034. EL VALOR DE UN GESTO DE GENEROSIDAD.................................................................................. 34035. EL ZORRO QUE VENCIÓ AL MIEDO ................................................................................................. 35036. EL ESCULTOR QUE DABA VIDA A SUS ESTATUAS .......................................................................... 36037. EL LEÓN Y EL ANCIANO CARPINTERO ............................................................................................ 37038. QUERÍA NACER................................................................................................................................. 38039. LAS MUCHAS INTELIGENCIAS DEL ZORRO .................................................................................... 39040. EL ANILLO ......................................................................................................................................... 40041. EL LEÓN ORGULLOSO ..................................................................................................................... 41042. LA CUARTA VELA .............................................................................................................................. 42043. EL LEÓN Y EL CABALLO ................................................................................................................... 43044. EL ÁRBOL .......................................................................................................................................... 44045. EL VENCEDOR VENCIDO.................................................................................................................. 45046. LOS DOS CUADROS ......................................................................................................................... 46047. EL LEOPARDO Y EL FUEGO ............................................................................................................. 47048. LA ESPIRAL DE LA VIOLENCIA ......................................................................................................... 48049. LA FUERZA DE LA AMISTAD ............................................................................................................. 49050. EL PAÍS DE LA ALEGRÍA ................................................................................................................... 50051. EL MOSQUITO AGUERRIDO ............................................................................................................. 51052. LA LECCIÓN INCOMPLETA ............................................................................................................... 52053. EL REY DE LOS TESOROS SECRETOS ........................................................................................... 53054. LA ESTATUA....................................................................................................................................... 54055. DE CÓMO NACIERON LOS ELEFANTES .......................................................................................... 55056. LAS LECCIONES DEL OSO ............................................................................................................... 56

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057. LA CADENA DEL LOCO ..................................................................................................................... 57058. EL BRAHMÁN INGENUO ................................................................................................................... 58059. EL CAMPESINO Y EL SAMURAI ........................................................................................................ 59060. LA INTELIGENCIA DEL CIERVO ENANO ........................................................................................... 60061. LA HISTORIA DEL CERRAJERO ....................................................................................................... 61062. LA TORTUGA ORGULLOSA............................................................................................................... 62063. LOS DOS ERMITAÑOS DEL RÍO ....................................................................................................... 63064. EL COCODRILO Y SU HERMANA ...................................................................................................... 64065. EL SAMURAI Y LOS TRES GATOS..................................................................................................... 65066. LOS PERROS DEL REY..................................................................................................................... 66067. HOGUERAS ....................................................................................................................................... 67068. EL SILENCIO DE LOS LOROS ........................................................................................................... 68069. EL BARQUERO .................................................................................................................................. 69070. LOS COCODRILOS Y LA HUMILDAD. ................................................................................................ 70071. EL SENTIDO ...................................................................................................................................... 71072. MANIFIESTO DE UN ANCIANO ......................................................................................................... 72073. CONFIANZA ....................................................................................................................................... 73074. LA HIJA DE LA TIERRA ...................................................................................................................... 74075. LA FUERZA DE LA GENEROSIDAD................................................................................................... 75076. LA VERDADERA SOLIDARIDAD ........................................................................................................ 76077. FÁTIMA .............................................................................................................................................. 77078. LA PRINCESA DEL AGUA DE LA VIDA .............................................................................................. 78079. A FUEGO LENTO ............................................................................................................................... 79080. EL NOGAL ......................................................................................................................................... 80081. EL ELEFANTE BLANCO ..................................................................................................................... 81082. LOS SOMBREROS DE PAJA DE ARROZ ........................................................................................... 82083. LA GRULLA AGRADECIDA ................................................................................................................ 83084. EL ENANITO ...................................................................................................................................... 84085. EL ANCIANO QUE SEMBRABA ÁRBOLES ........................................................................................ 85086. LOS DOS VIGILANTES ...................................................................................................................... 86087. LA VASIJA AGRIETADA ...................................................................................................................... 87088. LOS TRES SABIOS ............................................................................................................................ 88089. EL JOROBADO .................................................................................................................................. 89090. EL MAESTRO DE LOS ARQUEROS .................................................................................................. 90091. LOS RATONES ................................................................................................................................... 91092. ENTRE LA JUSTICIA Y LA RIQUEZA ................................................................................................. 92093. LA PROVIDENCIA .............................................................................................................................. 93094. EL TÚNEL .......................................................................................................................................... 94095. EL HOMBRE MÁS RELIGIOSO .......................................................................................................... 95096. LOS AÑOS DE VIDA ........................................................................................................................... 96