Cuentos Marisol extracto

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7/23/2019 Cuentos Marisol extracto http://slidepdf.com/reader/full/cuentos-marisol-extracto 1/26 BUSCA CAMINO  Resulta que en una montaña del sur vivía un señor Chuncho al cual los otros pájaros llamaban Buscacamino. No creas tú que lo llamaban así por sus grandes ojos, relucientes como esos ocos que encienden por la noche los autos para encontrar la ruta e!traviada. No. "e dieron ese sobrenombre a raí# de un gran servicio que les prestara. $ero antes debo advertirte que hasta ese momento nadie quería al señor Chuncho. %ste no hacía otra cosa que augurar calamidades &&Usted se va a enfermar... Ya le había dicho que chocaría contra ese árbol... Dése cuenta de que tiene el moquillo... Mañana vendrá el Peuco. Con estas rases nada alegres, desde que anochecía hasta el alba presagiaba desgracias. ' resultaba que nadie gustaba de su compañía en la montaña, como (a te dije, ( como era l)gico. ' aunque las señoras Cachañas son mu( amigas de la sociedad ( del comadreo ( a los señores $idenes les encantan los corrillos, no querían tampoco relacionarse con el señor Chuncho, ( el pobre termin) por andar completamente solo, mejor dicho, termin) por irse todas las noches a un alto roble que dominaba la montaña entera, quedándose allí melanc)lica&mente, mu( correcto en su chaqu*, diciendo a toda vo# sus vaticinios para tener siquiera en el amable %co alguien que le respondiera. $ero resulta que una ve#, en una primavera mu( ría ( mu( llena de heladas ( de neblinas ( de lluvias, en una de esas

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BUSCA CAMINO

 

Resulta que en una montaña del sur vivía un señor Chunchoal cual los otros pájaros llamaban Buscacamino. No creas túque lo llamaban así por sus grandes ojos, relucientes comoesos ocos que encienden por la noche los autos paraencontrar la ruta e!traviada. No. "e dieron ese sobrenombrea raí# de un gran servicio que les prestara. $ero antes deboadvertirte que hasta ese momento nadie quería al señorChuncho. %ste no hacía otra cosa que augurar calamidades

&&Usted se va a enfermar... Ya le había dicho que chocaría

contra ese árbol... Dése cuenta de que tiene el moquillo...

Mañana vendrá el Peuco.

Con estas rases nada alegres, desde que anochecía hasta elalba presagiaba desgracias. ' resultaba que nadie gustabade su compañía en la montaña, como (a te dije, ( como era

l)gico.' aunque las señoras Cachañas son mu( amigas de lasociedad ( del comadreo ( a los señores $idenes lesencantan los corrillos, no querían tampoco relacionarse con elseñor Chuncho, ( el pobre termin) por andar completamentesolo, mejor dicho, termin) por irse todas las noches a un altoroble que dominaba la montaña entera, quedándose allí

melanc)lica&mente, mu( correcto en su chaqu*, diciendo atoda vo# sus vaticinios para tener siquiera en el amable %coalguien que le respondiera.

$ero resulta que una ve#, en una primavera mu( ría ( mu(llena de heladas ( de neblinas ( de lluvias, en una de esas

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primaveras en que parece que el invierno no quiere irse, lospobres pájaros, ateridos por el +iento que bajaba urioso de lacordillera, vieron un día que la neblina se espesaba en talorma que la poca lu# que dejaban pasar las nubes vestidas

de luto se iba perdiendo ( que a media tarde se ormaba unanoche llena de miedos ( de sobresaltos, porque todos lospájaros andaban lejos de sus nidos, buscando algo quecomer. ' piaban desesperadamente, llamándose unos aotros, buscando los papás a las mamás ( ambos a sus hijitos.' como nadie encontraba a nadie, s)lo se escuchaba en lamontaña un solo piar lloroso.

ientras tanto, el señor Chuncho había despertado (despu*s de dar varios boste#os, de estirar las alas ( derascarse un poco &&como es de rigor al salir de un buensueño&&, puso atenci)n a lo que los pájaros decían entredesolados sollo#os-

--¡Periquito ¡Periquito 

--!"as visto a mi #ío $%ustín&

--¡'es(s ¡'es(s 

--¡$quí ¡$quí 

--¡$llí ¡$llí 

%ra para volverse loco.

$ero el señor Chuncho no se aligi) con tanto grito ni contanta conusi)n. e puso las botas ( el impermeable, ( con supaso de grave notario sali) de la casa, dejando la puerta biencerrada para evitar robos. /uard) la llave en el bolsillo deatrás del pantal)n ( reali#ado ese gesto precautorio se ue de

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un vuelo hasta 0el árbol de enrente0, donde una señora 1iucalloraba a mares llamando a su marido.

Con los ojos bien abiertos ( bien brillantes en la obscuridad,

el señor Chuncho le ue alumbrando el camino una ve# queaverigu) d)nde vivía. "a dej) en su casa, arropada (tranquila, (*ndose en seguida a otro árbol, donde unaseñorita Cachaña gritaba como si la estuvieran matando,rodeada de sus hermanas, que (a no gritaban, porque sehabían quedado roncas. ' las llev) a su casa, donde papáChoro( ( mamá Cachaña estaban re#ando una letanía paraque an Crist)bal les trajera con bien a casa.

' en esta orma, au!iliando a unos ( a otros, el señorChuncho loará poner orden en la montaña ( que cada cualllegara sano ( salvo a su domicilio. 2an atareado estaba queolvid) sus anuncios de calamidades.

1esde entonces, los pájaros de la montaña tienen por elseñor Chuncho un gran aecto ( le llaman cariñosamente

Buscacamino, (, aunque *l siga presagiando todos los males,lo o(en con gran cortesía ( hasta suelen contestarle conalgún monosílabo. Claro es que en la ma(oría de los casosestán pensando en otra cosa, pero como el señor Chunchono lo sabe, se considera el más eli# de los habitantes de lamontaña.

%sta es la historia del señor Chuncho, a quien sus

compañeros llaman Buscacamino. 

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LA FLOR DEL COBRE

 

Resulta que una ve# había un matrimonio que vivía en uncampito, cerca de un pueblo en el sur. "os dos eran viejos,reviejos. ' resulta que el marido era tan lojo que nunca habíatrabajado en cosa alguna, ( en cuanto le hablaban de haceralgo, se quejaba a gritos de sus muchas enermedades ( seiba a la cama, diciendo que (a poco le iba altando paraentregar su ánima al 2atita 1ios. ' resulta tambi*n que lapobre mujer, a pesar de sus años, tenía que seguir

comidi*ndose para ella sola mantener el hogar.

Con la terrible pere#a del marido, a quien llamaban don3uejumbre&No&4ace&Nada, el campito estaba hecho unamaraña de #ar#as ( la casa se caía a pesar de los puntalesque le habían arrimado algunos vecinos misericordiosos.$ero esto no era impedimento para que don 3uejumbre&No&4ace&Nada siguiera durmiendo o lamentándose de sus

males. ' resulta que un día estaba doña aría oplillo &&queasí se llamaba la mujer&&#urciendo los pantalones de don3uejumbre&No&4ace&Nada cuando sinti) que *ste llegabamu( contento del pueblo, donde había ido en busca deremedios para las muelas.

 5penas la divis) le dijo-

&&6igúrese la suerte, vieja...

&&7st* dirá. 5unque sería mejor que diera antes las g8enastardes... &&/8enas tardes. $ero no interrumpa. 6igúrese lasuerte... 5 la primera g8elta del camino me le encontr* conuna señora mu( encachá, que me pregunt) pa9)nde iba. 'o le

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contest* que pa9l pueblo a mercar medicinas pa9l dolor demuelas. %ntonces ella me ice qu9es meica ( que me puededar un remedio no s)lo pa9 las muelas, sino que es pa9 toititoslos males conocíos. ' vo( entonces (o ( le pregunto- 0:' qu*

remedio es *se, isiá;0 ' ella al tiro me contesta- 0%s la 6lordel Cobre0. 0No la cono#co, ni nunca la había oído mentar0, lerespondí. ' ella va ( me ice- 05quí tiene la semilla, vá(asepara su campito ( la siembra, ( en cuanto lore#ca verá c)mose alivia de sus muchos achaques0.

&&:' qu* le dio, vieja;

&&%sta bolsita con semillas. ire. 5l tiro las vo( a sembrar.

%ntonces doña aría oplillo se puso en pie, mu( contenta alver a su marido tan dispuesto ( alegre. ' le pregunt)-

&&:1)nde las va9sembrar;

&&5quí, no más, en la huerta. $ero la isiá me9ijo tami*n quetenía que sembrarlas toas ( en tierra limpia ( bien barbechá.

$or suerte que no son muchas las semillas.

' don 3uejumbre&No&4ace&Nada se ue en busca de la pala,el a#ad)n ( el rastrillo, que estaban por ahí, en un cuarto,todos llenos de telarañas ( moho.

$or la tarde se pas) arreglando un reta#o de tierra, sacandomale#a, arrancando raíces, arando ( rastrillando. Cuando

lleg) la puesta del sol estaba el reta#o de huerta convertidoen una linde#a de barbecho. ' don 3uejumbre&No&4ace&Nada se ue a acostar completamente rendido, dispuesto alevantarse al alba para sembrar las semillas de la planta delcobre, cu(a lor había de mejorarle la salud.

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loa camellones no uera a salir de nuevo male#a, ( que había,además, que vigilar los caracoles ( los gorriones ( que, por lotanto, había que seguir levantándose al alba ( trabajando eldía entero.

' resulta que a don 3uejumbre&No&4ace&Nada se le habíaolvidado quejarse ( ni una mala lipiria le daba. ' resultatambi*n que cuando más crecían las plantas de la 6lor delCobre más parecían matas de maí# ( al in don 3uejumbre&No&4ace&Nada tuvo que convencerse de que no había tal 6lor del Cobre, sino unos choclos lindos que empe#aron a comerhechos ricas humitas por mano de doña aría oplillo,

cuando no eran cocidos ( en unos pasteles con pino ( todo. 'como los choclos cada vea cundían más, resolvieroncosecharlos ( venderlos en el pueblo. $ero eran tantos,tantos, que dejaron una parte en la casa para hacer chuchoca( otro poco para darles a las aves, ( el resto, en la carreta delcompadre ?uan $ablo Retamales, que se las prestara, lollevaron al mercado, sacando por *l un buen precio.

%ntonces compraron ropa para el invierno, una olleta grande,una vaca ( un burro, tres gallinas, un gallo ( dos conejitosblancos con mancha rubias ) ojos negros. ' una pala ) unarado ( un rastrillo. ' muchas cosas para comer.

' aunque hicieron tanta compra, aún le quedaba a don3uejumbre&No&4ace&Nada plata amarrada en una punta delpañuelo de (erbas al volver a su campito.

%ntonces le dijo a doña aría oplillo-

&&5quella isiá que me dio la semilla, g8en dar que me pit)...

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&& i no hubiera sío por ella, a estas horas seguiría siendopobre ( enermo, g8eno pa9 na9. No sea mal agradecío&&contest) la vieja. &&<Cierto no más es=

&&Con ra#)n le dijo la isiá que se le quitarían toítos losmales. 4ace tiempo que no lo oigo quejarse e na. ' la 6lor delCobre sus g8enos cobres ( chauchas ( pesotes que le hadao...

&&:' qu*n sería la isiá;

&&$a mí qu9era la merma amita +irgen de los Cielos...

&&4asta que al in di con qu*n era...

&&%ntonces le vamos a dar al tiro las gracias ( le vamos are#ar un 5ve aría con harta devoci)n.

Y esta es la historia de * +a ,lor del obre*

que volvi/ dili%ente ) sano a un hombre.

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GAZAPITO QUIERE COMER TORTA

 

Resulta que una ve# había un conejito blanco llamado/a#apito. ' resulta que era mu( goloso ( siempre estabarobándole a su mamá, "argas @rejas, #anahorias (betarragas, que para los ga#apos es algo tan e!quisito comolos chocolates ( los caramelos para los Niñitos&del&4ombre. 'aparte de los castigos que mamá "argas @rejas le imponía aldescubrir sus merodeos por la despensa, suría /a#apitounos tremendos dolores de est)mago, tan tremendos que a

veces requerían la intervenci)n de doña Rata&abia&'erbatera.

' como a pesar de los castigos ( de los dolores noescarmentaba, pues result) que al in enerm) gravemente (hubo que ponerlo a r*gimen estricto de (u(itos tiernos (ag8ita de boldo.

Bueno.Resulta que una tarde estaba mu( triste /a#apito pensandoen lo amarga que era la e!istencia sin un poquito de#anahoria o de betarraga que la endul#ara, ( dando suspiros( más suspiros se qued) medio dormido debajo de una grancol, en la huerta de don $edro $*re#, que lindaba con elbosque. ' a poco despabil)se mu( asustado, o(endocercanas voces de niños.

7na de las voces decía-

&&3u* torta más rica= %s de pura almendra... ' tiene huevomol...

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/a#apito sabía que las tortas eran dulces, condimentadascon a#úcar que, según doña Rata del Campo, era lo más

delicioso en la despensa del eñor&4ombre. ' al pobregoloso de /a#apito se le hacía la boca agua al ver que losniños de don $edro $*re# daban grandes mascadas a unastortas redondas ( blancas. $orque /a#apito, al oir hablar decomida ( de dulce, había separado un poco las hojas de lacol ( asomaba un ojo curioso de mirarlo todo.

%ntonces a /a#apito le dio verdadero antojo por comer torta

redonda ( blanca, con almendra ( huevo mol.

' tan preocupado se qued) que esa noche no pudo dormir, (en su inquietud daba vueltas ( más vueltas en su cama desuave musgo, ( al in, pasito, sali) de la cueva en que vivíacon mamá "argas @rejas ( sus hermanos /a#apillo (/a#apeta. %n cuanto a papá, @jo Colorado, había muerto enun accidente de ca#a.

01o había que hablar de esto delante de mamá +ar%as

2re3as 4orque

le daban ataques de 4ena ) a%itaba las manitas

deses4eradamente lo mismo que si tocara el tambor.5

Resulta que /a#apito se intern) esa noche en el bosque,moviendo las orejas a cada ruido que le traía el +iento,

arriscando la naricilla, desa#onado por cada olordesconocido, representándosele en cada cosa aquella tortablanca ( redonda con almendra ( huevo mol...

' en esto... <@h=..., sorpresa, /a#apito vio ante sus ojos, en elondo de un ho(o al cual se asomara por casualidad, pues

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nada menos que una torta blanca ( redonda, que tenía queser de almendra con huevo mol ( todo.

' dando un brinco- <Aas= <Brrr=

/a#apito ca() al ondo del ho(o, justamente sobre la tortaredonda ( blanca.

' resulta que como el ho(o era mucho más proundo que loque imaginara, ese <Brrr= que tú ves, lo dio /a#apito de susto.$ero lo lamentable ue que al hacer <Aas= se percat) de quecon la impresi)n le había pasada una cosa terrible, que no se

puede contar, pero que lo obligaba a levantarse en la puntade las patitas para no mojar la bata de piel blanca que llevabapuesta.

' todo acongojado, sin acordarse más de la torta, ni de lasalmendras, ni del huevo mol, se ech) a llorar a toda boca,como un conejito chiquitito que era. 5demás, el ho(o estabamu( obscuro ( el miedo aumentaba sus sollo#os.

 5ndaba por allí, volando, en el bosque ( cerca del ho(o, unamariposa llamada 6alena, que al oír a /a#apito pregunt)asomándose al boquet)n negro-

&&:3ui*n llora;

&&'o. /a#apito, que me caí por casualidad..., de purodistraído...

&&No es verdad &&dijo misiá Rana +ieja, que todo lo sabía ( eramu( chismosa&&> se ca() porque el tonto quería comer torta..."a torta que vio en el ondo del ho(o...

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&&<Cállese, la acusete= &&dijo el señor /rillo, que no porquehablara dej) de darle cuerda a su reloj.

&&<2engo miedo= <2engo miedo= ¡#en%o miedo &&decía entre

tanto /a#apito.

&&+o( a avisarle a tu mamá. :1)nde vives; &&pregunt)6alena.

&&No, no. No ha( que decirle nada a mamá, que me castigarápor haber salido sin su permiso &&contest) entre sollo#os/a#apito.

&&5vísele, avísele &&grit) misiá Rana +ieja&&, para que le densu merecido por meterse en casa ajena. $ara que le den susbuenos coscorrones...

&&No, por avor, no le digan nada... $ero sáquenme de aquí...<2engo miedo= ¡#en%o miedo 

%ntonces 6alena &&que es mu( buena a pesar de cierto

atolondramiento que se le reconoce&& ue a avisar a lasseñoritas "uci*rnagas, para que vinieran a iluminar el ho(o (pudiera /a#apito salir ácilmente. %stas señoritas"uci*rnagas son bailarinas de oicio ( están siempre dandorepresentaciones nocturnas al aire libre, vestidas concoseletes de a#abache ( luciendo sus lindos ojos de lu#celeste. ' como tambi*n son mu( serviciales, vinieron enseguida e iluminaron el ho(o ormando guirnaldas ( ruedas (

estrellas de cinco puntas, todo ello con esos ojos lindos de lu#celeste que (a te dije que ellas tienen.

"e dio entonces a /a#apito una verg8en#a enorme, (a quetodas se iban a enterar de lo que le había pasado ( que, túsabes, eso que lo obligaba a ponerse de puntillas para no

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mojar la bata de piel blanca. $ues bien resulta que al ver conclaridad lo que había en el ho(o, se dio cuenta /a#apito deque era aquello una po#a, vivienda de misiá Rana +ieja, ( deahí sus protestas. ' que lo que cre(era una torta no era otra

cosa que la señora "una "lena relejada en el agua, ( queesta agua en que se empinaba no era eso terrible que *lcre() que le había pasado con el susto al caerse...

'a con más bríos ( sin ninguna verg8en#a, /a#apito sedispuso a salir del ho(o, pero no alcan#aba a saltar hastaauera. %ntonces pas) una cosa maravillosa, que tesorprenderá- pues nada menos que las raíces de un gran

auce "lor)n que por allí asomaban, se ueron moviendolenta&mente hasta tomarse de la mano unas con otras,ormando una escalera, por donde ágil ( reto#)n subi)/a#apito.

' resulta que al poner *ste pie auera, 6alena se pos) en sumejilla, con la intenci)n tal ve# de darle un beso, pero el casoue que /a#apito sinti) un cosquilleo en la nari#, dando un

estornudo ormidable-

&&<5chís=

' entonces despert) lleno de sobresalto &&con la nocheencima, ( una gran %strella dorada mirándolo atentamente&&,debajo de la col donde se había dormido. <$orque todo estono había sido otra cosa sueño=

 

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 YO SI... YO NO

 

Resulta que hace miles de años vivía un matrimonio deapos que se querían mucho ( que lo pasaban mu( bien aorillas de una charca. "a casa en que vivían era de dos pisos,con terra#a ( todo, ( en el verano salían de e!cursi)n en unabarca hecha con un pedacito de pellín ( una vela que lestejiera una 5raña amiga. e mostraban mu( elegantes consus trajes de seda verde ( sus plastrones blancos. ' no erannada de, eos, con sus grandes bocas ( sus ojos de chaquira

negra.

$or la única cosa que a veces peleaban era porque al señorapo le gustaba quedarse conversando con sus amigos de laciudad 5nibia ( llegaba tarde a almor#ar ( entonces la señoraapa se enojaba mucho ( discutían mucho más aún ( aveces las cosas llegaban a un punto mu( des agradable.

' resulta que un día lleg) el señor apo con las manosmetidas en los bolsillos del chaleco, canturreando unacanci)n de moda, mu( contento. ' resulta tambi*n que (ahabían dado las tres de la tarde. <%n verdad que no era horapara llegar a almor#ar= Como nadie saliera a recibirlo, elseñor apo dijo, llamando-

--6a4ita ua-ua... 6a4ita ua-ua...

$ero la señora apa no apareci). +olvi) a llamarla ( volvi) aobtener el silencio por respuesta. "a busc) en el comedor, enel sal)n, en la cocina, en el repostero, en el escritorio, en lapiscina, hasta se asom) a la terra#a para otear los

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alrededores. $ero por ninguna parte hallaba a su mujercitavestida de verde.

1e repente, el señor apo vio en una mesa del sal)n un

papel que decir-

 5"@RC ' 5". N@ % %$%R% %N 2@15 "5 25R1%.

 5l señor apo le pareci) p*sima la noticia, (a que no tendríaqui*n le sirviera el almuer#o. e ue entonces a la cocina,pero vio que todas las ollas estaban vacías, limpias (colgando de sus respectivos soportes. e ue al

repostero ) encontr) todos los cajones ) armarios cerradoscon llave.

%l señor apo comprendi) que todo aquello lo había hecho laseñora apa para darle una lecci)n. ' sin ma(oresaspavientos se ue donde la señora Rana, que tenía undespacho cerca del sauce de la esquina, a comprarle unpeda#o de arrollado ( unos pequenes para matar el hambre.

$ero como este señor apo era mu( poriado ( no entendíalecciones, en ve# de llegar esa noche a comer a las nueve,como era lo habitual, lleg) nada menos que pasadas las die#.

"a señora apa estaba tejiendo en el sal)n> (, sin saludarlosiquiera, le dijo de mal modo-

--1o ha) comida.

&&#en%o hambre &&contest) el señor apo, con igual malhumor.

--Yo no.

--Yo sí.

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' como si uno era poriado, el otro lo era más, ( ninguno deellos quería dejar con la última palabra al otro, pues amedianoche todavía estaban repitiendo-

--Yo no.

--Yo sí.

' cuando apareci) el sol sobre la cordillera, el matrimonioseguía empecinado en sus rases-

--Yo sí.

--Yo no.

' resulta que esto pasaba poco tiempo despu*s del diluvio,cuando No* reci*n había sacado los animales del 5rca. 'resulta tambi*n que ese día No* había salido mu( tempranopara ir a darles un vista#o a sus viñedos, ( al pasar cerca dela charca, o() la discusi)n ( movi) la cabe#adesaprobatoriamente, porque no le gustaba que los animales

del Buen 1ios se pelearan. ' cuando por la tarde pas) denuevo, de regreso a su casa, llegaron a sus oídos las mismaspalabras-

--Yo sí.

--Yo no.

"e dio un poco de astidio a No*, (, acercándose a la puertade la casa de los apos,

les dijo-

&&:3uieren hacer el avor de callarse;

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$ero los señores apos, sin oírlo, siguieron diciendoobstinadamente-

&&Yo sí.

--Yo no.

%ntonces a No* le dio astidio de veras ( grit) enojado-

&&:e quieren callar los bochincheros;

' an $edro &&que estaba asomado a una de las ventanas delcielo, tomando el resco&& le dijo a No*, enojado a su ve#

porque hasta allá arriba llegaban las voces de los poriadosdiscutidores-

&&"os vamos a castigar, ( desde ahora, cuando quieranhablar, s)lo podrán decir esas dos palabras estúpidas.

' (a sabes ahora, ari&ol de mi alma, por qu* todos losapos de t)das las charcas del mundo dicen a toda hora ( a

prop)sito de toda cosa- &&'o sí.--Yo no.

 

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MAMÁ CONDORINA Y MAMÁ SUAVES-LANAS

 

Resulta que una ve# el señor C)ndor andaba buscando algoque llevarle de almuer#o a su amilia, que vivía en un altorisco cordillerano. Con las alas abiertas movi*ndose apenas,se mantenía como suspendido en el aire, tan alto que desdela tierra era invisible. u ojo de mirada prodigiosa vigilabadesde esa distancia un rebaño de Corderos triscando por elvalle, con el $astor cerca ( el $erro dando vueltasdesconiadas alrededor.

$ero resulta que era (a la hora sin sombra del mediodía ( el$astor sac) de sus alorjas el pan ( el charqui majado queeran su almuer#o, ( el $erro vino a sentarse a su lado mu(discretamente, como esos niños buenos que esperan sinalboroto que la mamá les sirva su raci)n. ' entonces losCorderos aprovecharon para jugar entre ellos, dándosetopadas, haciendo corvetas ( lan#ando balidos de contento. '

resulta que entonces el señor C)ndor &&que estaba arribaesperando el momento de atacar&&se dej) caer como unapiedra a plomo sobre mamá uaves&"anas. ' con ella entrelas garras se elev) vertiginosamente hasta gran altura.

' es claro que el $astor ( el $erro se pusieron en tren dedeender el rebaño. %l primero tom) su honda ( empe#) alan#ar piedras al que huía. %l otro ladraba con renesí,

mordiendo entre ladrido ( ladrido las patitas traseras delrebaño espantado ( disperso, hasta lograr reunirlo ( tranqui&li#arlo.

$ero si el $erro al in logr) *!ito, el $astor s)lo dabapedradas en el aire.

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ientras tanto, el señor C)ndor iba acercándose a su casa.3uedaba *sta en la saliente de un risco, así es que tenía unapreciosa terra#a, donde lo esperaban mamá Condorina ( sustres polluelos- Condorito, Condorrillo ( Condorica. ' como

todos estaban con grande apetito, apenas divisaron al señorC)ndor con su presa, para demostrar su contento empe#aronuna dan#a guerrera algo parecida al baile del pavo.

"leno de majestad el señor C)ndor hi#o un vuelo planeado (aterri#) en su aer)dromo particular, depositando a los pies desu señora la ca#a para el almuer#o.

"a pobrecita uaves&"anas venía medio muerta de miedo (llena, además, de dolorosas heridas, porque las garras durasdel señor C)ndor se le clavaron en las carnes. $ero :qu* eratodo eso comparado con su espanto al verse cerca de lamuerte ( pensar que su hijito Copito&de&Nieve quedabaabandonado en la tierra, sin mamita que lo cuidara ( le dierade comer; "os ojos redondos de mamá uaves&"anas sellenaron de lágrimas pensando en el destino de su pobre hijito

huachito...

amá Condorina dijo entonces-

&&<Buenos días, señor C)ndor= <3u* rica ca#uela vamos acomer ho(=

&&<Con chuchoca, mamita, la queremos con chuchoca=...&&e!clamaron los tres polluelos a la ve#.

%ntonces mamá uaves&"anas dijo con vo# temblorosa,dirigi*ndose a mamá Condorina-

&&us hijos tendrán ho( almuer#o, en cambio el mío, que estáen la tierra, no hallará qui*n le busque su raci)n de pastito

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tierno ni qui*n le d* sus sopitas de leche.... <$obrecito mío,muerto de abandono ( de hambre=

amá Condorina se puso mu( pálida ( despu*s mu(

colorada. ir) para un lado. ir) para otro. amá uaves&"anas continu), a la par que lloraba grandes lagrimones-

&&7n solo avor le pido antes de que me maten- que cuando elseñor C)ndor vuele del lado del valle, le diga a mi comadreChincola que, por avor, de ve# en cuando, va(a a darle unvista#o a mi hijito, ( que le cante esa canci)n que a miCopito&de&Nieve tanto le gusta. :"o hará usted, mamá

Condorina;

amá Condorina seguía mirando para uno ( otro lado ( lostres polluelos empe#aban a hacer pucheros, tentados deseguir el ejemplo de mamá uaves&"anas, echándose a llorar con ella.

&&No tengo nada de hambre, mamita &&dijo Condorito.

&&'o vo( a comer piñones, que son tan ricos &&asegur)Condorillo.

&&' (o vo( contigo... &&agreg) Condorica.

&&2enga usted lástima de esta mamita que quiere mucho a suhijito, tanto como usted a los su(os... && ( mamá uaves&"anas dio una mirada a mamá Condorina capa# de ablandar

una roca.

$ero en esto mamá Condorina dej) de mirar de sosla(o (, sinesperar consultarse con su marido, dijo a mamá uaves&"anas-

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&&+o( a llamar al señor C)ndor para que va(a a dejarla a sucasa. No es posible que su hijito se quede sin mamita que locuide...

' como era bastante mandona, se puso a llamar a grandesvoces al señor C)ndor, que estaba descansando de su largoviaje matinal.

&&'a le he dicho que no me traiga mamitas para la comida.<4a( muchas otras cosas con qu* alimentarse= 6íjese bien enlo que hace... ' va(a inmediatamente a dejar a su casa amamá uaves&"anas, que su hijito debe estar llorando sin

consuelo... <+á(ase ligero, le digo=...

 5l señor C)ndor le pareci) p*simo el mandado, (a que teníaque hacer otro viaje, e!ponerse a las piedras del $astor,buscar otra presa ( volver a casa sabe 1ios a qu* hora, paraalmor#ar a las tantas...

$ero (a te dije que mamá Condorina era mu( mandona, así

es que el señor C)ndor prepar) un instante su equipovolador, abri) las alas, tom) su carga, dio la partida ( selan#) a los aires, buscando el rebaño donde debería dejar suardo.

2odo pas) tan rápidamente, que mamá uaves&"anas nisiquiera alcan#) a darle las gracias a mamá Condorina, ni adecirles algo cariñoso a los polluelos.

Como piedra, a plomo, igual que antes, bajaba el señorC)ndor hasta acercarse al rebaño. 1ej) la oveja dulcementeen el suelo ( de nuevo se elev), desapareciendo en lo alto. 'resulta que todo esto sucedi) en el espacio de un segundo. %l

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$astor s)lo alcan#) a lan#ar una piedra, que silb) inútilmentesu uria, ( el $erro no alcan#) tan siquiera a dar un ladrido.

%l $astor ( el $erro se dieron cuenta, entonces, de que el

señor&C)ndor devolvía a mamá uaves&"anas. 5l $astor sele abri) tamaña boca de asombro, ( en cuanto al $erro, conla impresi)n pas) dos días sin poder menear el rabo.

' resulta que todo el rebaño vino a saludar a mamá uaves&"anas ( la rodeaban ( le daban topetoncitos llenos de aecto( balaban con gran contento, porque (a todos la daban pormuerta ( verla allí, viva les parecía cosa de milagro. ' ella les

contaba lo que había pasado en casa d* mamá Condorina (todos movían la cabe#a, en señal de maravilla, parque lo queiba diciendo era verdaderamente prodigioso.

' el más contento era Copito&de&Nieve, que había lloradomucho buscando a su mamita ( que, luego del momento dealboro#o al hallarla, s* puso a tomar, su papa bien apurado.

 

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LA TERRIBLE AVENTURA DE DON GATO-GLOTON

 

Resulta que una ve# había un señor don /ato&/lot)n, negro( reluciente, con ojos de lentejuelas ( grandes bigotes depaco de otros tiempos. ' por eso le llamaban $aquito. $ero tú( (o le llamaremos don /ato&/lot)n. <4a( que ver lo quecomía el animalito= opitas de leche. $an con mantequilla.6iletitos de ternera. $echuguitas de pollo. 5las de perdi#...iempre andaba ga#u#o, ( con los años el apetito le iba enaumento, a la par que se le reinaba.

$orque este don /ato&/lot)n, en sus años mo#os, comíabuenamente lo que se le ponía delante, sin reunuños nidesdenes. $ero al correr del tiempo ue tomándose mañoso (s)lo aceptaba lo mejorcito que se guisaba en la casa. Claroque mucha culpa de estos dengues tenía doña 2ato, o sea, lacocinera, que era la dueña de don /ato&/lot)n ( suconsentidora.

Resulta tambi*n que en aquella casa habitaba un /ato&in&Nombre, esmirriado ( hambriento, sin otro dominio que lasbodegas ni otro alimento que las ratas. Cada ve# que hacíauna aparici)n por la cocina, doña 2ato le enviaba unescoba#o sobre el lomo ( don /ato&/lot)n, el más iero desus buidos.

$ero como bien dice el rerán- 0ás sabe un hambriento quecien letrados0, el pobre /ato&in&Nombre, a uer#a de meditaren la injusticia de los humanos &&( tambi*n de los gatos&&,invent) una treta para vengarse de los desdenes ( amena#asde don /ato&/lot)n ( de los escoba#os de doña 2ato.

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%n aquella casa había un gran parque, ( en la galería queabría sobre sus prados, en una alta mesa con bandeja ( aro,el. $apaga(o&2ornasol daba vueltas majestuosas diciendotodas las palabras de su gran repertorio. abía versos. abía

elielito lindo ) hasta sabía reranes. ' unas palabras eas,mu( eas, que no se sabía qui*n le había enseñado.

' resulta que una ve# el /ato&in&Nombre9 se encontr) en eltejado con don /ato&/lot)n, que andaba por allí de paseo. 'desde lejos dijo, mu( suavemente, casi sin dirigirse a *l,como si hablara para sí mismo-

--¡7ué bella 4iel tiene Paquito DRecordarás que s)lo paranosotras dos se llamaba don /ato&/lot)n.E

' prosigui) diciendo, como si siempre hablara solo-

&&8s el más hermoso %ato que mis o3os han visto. 9ien se

conoce que s/lo se alimenta de aves. 8ra de creer que le

habían dado 4a4a%a)os que son el alimento que 4roduce

ma)or belle:a.

Claro que don /ato&/lot)n estaba mu( atento a lo que el/ato&in&Nombre decía (, como era un gran vanidoso, lepareci) mu( bien el elogio que aquellas palabras encerraban.%l otro sigui) diciendo-

--9ien hace doña #ato en alimentarlo con 4a4a%a)os

tornasoles... ¡7ué 4iel... ¡7ué seda ... ¡7ué tercio4elo ...

¡1o es mila%ro que se va)a a casar con la ;ata Morisca queanda 4or los te3ados.. .

%n este momento don /ato&/lot)n, como si no hubiera oídonada, sigui) andando, porque, justamente, las palabras del/ato&in&Nombre le recordaron que su novia lo esperaba.

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$ero su vanidad ( su glotonería hicieron el eecto que el mu(ladino del /ata&in&Nombre aguardaba.

 5l día siguiente, don /ato&/lot)n se mostr) completamente

displicente con cuanta golosina le presentaran, para grandesesperaci)n de doña 2ato. ' por la tarde se ue a colocarcerca de la alta mesa con bandeja ( aro en que el $apaga(o&2ornasol daba sus vueltas ( más vueltas. ' don /ato&/lot)n,por más que miraba en todas direcciones, no atinaba aaveriguar qui*n hablaba por esos lados.

' sin saber c)mo, pas) el accidente. 1on /ato&/lot)n dio un

salto ( agarr) al $apaga(o&2ornasol de las plumas del cuello,saliendo con *l a la rastra como una lecha, parque adentro.%l $apaga(o&2ornasol se asust) tremendamente al principio,pero despu*s recobr) el habla ( empe#) a dar los másterribles chillidos, diciendo en tropel todas sus palabras, que(a sabes que eran muchas ( algunas mu( eas, de esas queno se deben decir.

' resulta que don /ato&/lot)n casi se muri) de susto cuandosinti) que el $apaga(o&2ornasol hablaba, porque *l creía queeso s)lo lo podían hacer los eñores&4ombres. ' ue tal suespanto, que solt) su presa ( se qued) mirándola, eri#adostodos los pelos, que eran su orgullo, mu( abiertos ( redondoslos ojos.

' aquí cambi) la escena, porque el $apaga(o&2ornasol,

enurecido, se le ue encima ( de cada picota#o que le dabaeran mechones de pelo pe le iba quitando. %sto, entreveradocon palabras ( palabrotas.

<$ara qu* te digo c)mo maullaba don /ato&/lot)n=...

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4asta que lleg) doña 2ato ( con su escoba, que tan bienmanejaba, pudo separarlos ( librar a don /ato&/lot)n delmás e!traordinario de los peluqueros.

' mientras esto pasaba, /ato&in&Nombre se reíasilenciosamente de su pequeña vengan#a.