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  • 8/16/2019 Cuerpos Despedidos

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    Cuerpos despedidos may 15, 2016 La Quinta Pata Debate de ideas 0

    Por Palita Villafañe

    Marisa me cuenta: “Conjuntivitis viral. Tenés que tener mucha paciencia porque tiene un proceso largo. Es común. Duele, molesta y es muy, muy contagiosa. ero no

    hay na!a que po!amos hacer. "olo hay que transitarlo#$ le !ijo el oculista. "i reempla%amos conjuntivitis viral por macrismo, las recomen!aciones son las mismas.

    Me miro en el espejo mientras me lavo los dientes y hago el chequeo cotidiano del paso del tiempo y sus marcas, cuando veo que… ¡hay un agujero en mi cabeza!

    Me refriego los ojos y el agujero sigue ahí: es una pileta de cuero cabelludo blanco, pálido como piel de teta. ¿Habré tomado alguna droga o qué hice para estar viendo esto? Escalofríos, venas nerviosas que seponen más nerviosas al verlo, respirar agitada hasta aplicar un poco de cerebro frío: “tranquila, no seas neurótica, andá al médico que te va a decir que es un honguito, que debe ser nervioso, te va a dar un poco

    de corticoide -lo único que saben hacer estos médicos-, y se te va a pasar”.

    Yo mujer, yo ruluda, yo pelilarga, yo poder, yo estética pero yo tengo un agujero en la cabeza… ¿Por qué? ¿qué significa? ¿qué quiere decir esto? Caigo con mi cuerpo en un mar de preguntas, que no porque sea

    filósofa sino porque repito tengo una pelada en la cabeza.

    Llega por fin el turno del médico: me observa con curiosidad científica, con un dermatoscopio y me dice: “ah, eso es una alopecia”, “ fijáte que el tuyo tiene forma de signo de interrogación” -lo dice con

    entusiasmo-, “¿vos estás nerviosa o estresada por algo?” “Soy trabajadora estatal”, le respondo, “empleada pública”… y con ojos de gato comprensivo me dice: “Ah, claro, estás esperando el telegrama de

    despido”. “Bueno, no importa, tranquila, todo va a estar bien”.

    En qué momento exacto me voy a quedar tranquila: ¿cuando llegue el telegrama de despido? ¿cuando se me acabe la plata para el alquiler? ¿cuando encuentre otro trabajo? ¿o cuando, aprovechando esta

    oportunidad única, me de cuenta de qué carajo quiero hacer con mi vida?

    Ya ahogada en preguntas, me compro el corticoide, que seguramente algo va a aportar.

    Encuentro una sola explicación y consuelo para todo esto: que lo que me está pasando a mi y a mi cabello, y probablemente a todos nosotros, es culpa de Macri. El presidente de la nación argentina… debería

    sonar épico como si detrás del título apareciera una fila interminable de caballos vestidos con telas nobles, montados por excelentísimos seres humanos. No es el caso. Con este presidente todo lo que es caballos,

    telas nobles y excelencia humana murió.

    ¿Pero por qué mi cuerpo se manifiesta en contra mío? ¿para qué equipo juega? Se me ocurre que los cuerpos también se manifiestan, nos hacen marchas y movilizaciones, porque detrás de una persona siempre

    hay una cabeza, y detrás de una cabeza siempre, siempre hay un cuerpo oprimido. Detrás mío, o abajo, o qué se yo qué preposición usar, hay un cuerpo de trabajadora despedida, un cuerpo que habla, se

    manifiesta, marcha, se moviliza, y hasta es capaz de explicarme el neoliberalismo.

    Mientras tanto la cabeza, verdadera culpable de manipular e invisibilizar al cuerpo, del cual forma y no forma parte a la vez, se enrosca con conclusiones filosóficas apresuradas para terminar no escuchando nada

    de lo que el cuerpo tiene para decir. Pero no quiero volar de abstracción, que me sube la fiebre social y me duele la panza.

    Porque el mundo se divide entre los que nos duele la panza y los que les duele la cabeza. No por nada hay medidas económicas “difíciles de digerir” y cabezas en las que “no entran” algunas de estas medidas.

    Los cólicos estomacales son piedras simbólicas que no pudiste expulsar y la pelada en la cabeza, una pregunta sobre tu capacidad para ser aceptada, por no decir querida por el mercado laboral.

    O como también me dijo Marisa, ex compañera de trabajo porque el telegrama de despido ya llegó-: “no, yo estoy re bien, tengo fe, tengo optimismo… lo único que no puedo es levantarme de la cama, pero está

    todo bien”.

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