Cuestiones del club 7, núm. uno

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Sergio Román Armendáriz, para ‘Efecto Alquimia’ * ‘Cuestiones del Club 7’, recogidas en este dos mil diez, por www.sergioroman.com

Cuestiones del Club 7, núm. Uno: ‘58 años después…’ SERGIO ROMÁN ARMENDÁRIZ (1934) LE RESPONDE A TOMÁS PANTALEÓN TAPIA 1 (1920-1988) SU ‘NOTA’ DE 1952 Esta Cuestión…, comprende: a.- ‘Nota de Tomás’, (1952) b.- ‘Respuesta de Sergio’, (2010) c.- ‘Gozo y ostentación del bucle masculino que se exhibía en 1952’, (estrambote confeccionado en el 2010, a propósito de la ilustración que complementa esta remembranza atinente a Tomás Pantaleón Tapia) ch2.- Anexos atinentes a la cuartilla que contiene la Nota de Tomás y su mencionada ilustración (con los respectivos

* www.efectoalquimia.blogspot.com 1 El Dr. Rodrigo Pesantez Rodas, poeta, ubica a TPT dentro del grupo ‘Madrugada’ (1944) y señala sus únicos “… tres cuadernillos de versos: ‘Dejad que muera el odio’, 1949; ‘La sangre hendida’, 1959, El ángel desalado, 1975.”. RPR. Visión y revisión de la literatura ecuatoriana (tomo 2). México, Frente de Afirmación Hispanista, 2010. Págs. 524-525, de 668. 2 Mantengo la ‘ch’ porque no me importa que la Academia de Madrid la haya expulsado acusándola de ser un dígrafo (atroz leguleyada), porque para la sensibilidad de millones de usuarios del aún llamado ‘español’ (que merece llamarse ‘indocastellano’), el 4to. casillero del abecedario le pertenece y le pertenecerá siempre, por derecho propio (a nuestra estimable ‘ch’). SR

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acercamientos a ese material gráfico de 1952, escaneado en el 2010) a.- Nota de Tomás Pantaleón 3 (1952): ‘Serg io Román, poeta de la pr imera so ledad’ “Hay varias soledades. De la primera, que en realidad no existe, que es sólo presentida y –entre sueños– acariciada, con un deleite extraño, trashumante, es adalid, pionero, animador, Sergio Román. No lo culpe nadie. Ni siquiera el severo Helicón donde habita aún sin boleto de fija permanencia. Yo mismo me he sentido –a veces– lleno de ese naufragio de pequeñas vidas foráneas que es la Soledad. Y no he tenido, se debe creerme, ansiedad de salir, irme a buscar las gentes. Lo que quiere decir mucho a favor de tal cosa tremenda y sugestiva, la Soledad! “Ahora bien, junto al ambiente único de la sola presencia propia, Sergio Román coloca su ancestro marinero. ¡Qué mágicos resortes puede mover el poeta dentro del mundo-mar! Por esencia, el mar es lírico. Lo son sus aguas, sus peces, sus sales y sus seres mecánicos. Y, además, en el mar hay, perenne, una inquietud de entrega fácil, para el hombre que arriba a sus riberas sólo con corazón y manos y pensamientos limpios! “Sergio Román, habéis llegado, amigo cauteloso, hasta donde los seres tienen altas las frentes con laureles. Éste es un sitio mágico. Y de maravilloso resplandor. Desde uno de sus cielos yo os recibo, os doy la mano y os invito a pasar!” T.P. Guayaquil, Octubre de 1952

3 El Dr. Rodolfo Pérez Pimentel, historiador, le endosó (a TPT) uno de los capítulos de su Diccionario Biográfico del Ecuador: www.diccionariobiograficoecuador.com

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(En: ANTENA UNIVERSITARIA, Órgano Periodístico del Movimiento Cultural Universitario Órbita, Año I, No.2 <Sección Poemario>. Guayaquil, Enero de 1953.

b.- Respuesta de Sergio Román (2010): ‘Tomás Pantaleón, poeta de l mar ínt imo’ 58 años después de descubrir a San Juan de la Cruz, te agradezco tal revelación, Tomás Pantaleón Tapia (1920-1988), caballero cruzado del verso piedracielista 4, que te convertiste –por tesis– en vigía de mi estilo naciente, cuando me confiaste el procedimiento de cristalización de tu paradigmático ‘Marino azar’: ‘A (ella) –la mi amor– esta afición al mar furente debo…/ Nadie como las novias y el amor para (…) darnos a Dios en su extendida cosecha de luceros…’ 5. (Aunque nunca avalaste mis merodeos por la vanguardia estética y política, debo confesarte que tu aporte fue estímulo para buscar otros maestros: Hugo Mayo, 1897-1988, por antítesis. Y por síntesis, César Andrade y Cordero, 1904-1987. Y coronando la tríada dialéctica, Nela Martínez, 1912-2004, ejemplar.) 4 La creación literaria es el eje de ‘Piedra y cielo’ (1919), apellido de un poemario de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) que inspiró al conjunto colombiano homónimo que batalló a la orden de su capitán lírico, Eduardo Carranza (1913-1985), el autor de ‘Teresa, en cuya frente el cielo empieza…’, corriente que muy de cerca conoció Tomás cuando, luego de la insurrección guayaquileña del 28 de mayo de 1944, disfrutó de una beca en la Universidad Javeriana de Bogotá. Por tal circunstancia, y por uno de los cuadernillos que Simón Latino (seudónimo de Carlos H. Pareja, el polígrafo colombiano, 1898-1987) dedicó a Carranza, nos llegó esa cadencia que, en mi caso, se filtró en ‘Incomparable estancia’ ** con la que abrí mi participación en el libro plural, ‘Club 7’ de 1954. Y en ‘Pincel’, con el que la clausuré. SR ** Rodrigo Pesantez Rodas la menciona en su ‘Visión y revisión de la literatura ecuatoriana’, Ob. antes cit. Pág. 544, de 668. 5 Tomás Pantaleón Tapia, en: Ob. cit. www.diccionariobiograficoecuador.com

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Con los ojos cerrados releo tus párrafos salvados apenas de la ingratitud del tiempo y subrayo de memoria y, en ti, Tomás, tu íntimo mar abierto a la estructura tripartita de tu composición, a la elegancia de tu frase entretejida con el tema acerca del desafío que significa ingresar en la adolescencia de la escritura al amparo de un fraseo contrastado por tu experiencia de autor modernista, quizá el único que del hontanar de 1944 exhibes claros resabios de la escuela de los Decapitados y, por lo mismo, propietario eres de un léxico tornasol que le da a tu ‘Nota…’ la condición de ‘texto’, pero, a la inversa, porque en vez de la duda o la desesperación o el desamparo, tu voz se sostiene en esa fe cristiana que te llevará a anhelar el sacerdocio, la unción mística, la inclinación cenobita y, –aunque la burocracia eclesiástica te negó las órdenes sagradas–, siempre esa impronta en ti estará fluyendo, íntimo mar, el tuyo, vacío que a la eternidad se eleva y, en ella, tú resides. (La presente transcripción respeta en su conjunto y en sus detalles, tu firma y fuente de procedencia con la única excepción del renglón nombrado por tu modestia ‘Nota de…’ que acabo de trasladar desde un segundo lugar que ocupaba en la publicación de referencia, al primero de esta página.) Aún recuerdo tu charla sobre ese ‘un no sé qué que queda balbuciendo…’ de San Juan de la Cruz, canon y retórica contra uno de esos atardeceres del puerto de Guayas y de Kil, al pie de ese rótulo que a unos pocos pasos de la puerta de mi hogar, rezaba: ‘Calle del 10 de Agosto, número 1405’…

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c.- Gozo y ostentac ión de l buc le mascul ino que se exhibía al lá por 1952 (es trambote confec c ionado en e l 2010, a propósi to de la i lustrac ión que complementa es ta remembranza at inente a Tomás Pantaleón Tapia)

En 1952, Pedro Tamayo Armendáriz (primo hermano aficionado a la pluma y a la tinta), trazó el perfil que ilustra esta colaboración, en cuyo rubro superior se aprecia el bucle que los mocitos de entonces, usábamos, por moda y vanidad, arreglo que consistía en un rizo artificial hecho a mano (ayudándonos con una peinilla), en forma de hélice, popularísimo en el adorno masculino durante el lapso inmediatamente posterior al fin de la 2da. Guerra Mundial (1945) gracias a la ‘glostora’, marca de un fijador perfumado ad hoc para tal ceremonia, producto que le sucedió en el favor público a la ‘gomina’ (sin marca comercial) que difundió Carlos Gardel, el zorzal criollo (sobre todo después de 1929, fecha de la gran crisis del capitalismo en el siglo XX, caos del cual, para huir de él, nuestro pueblo encontró refugio psicológico en dos cintas del zorzal: ‘Luces de Buenos Aires’ <1931> y ‘Cuesta abajo’ <1935> año, este último, el de la muerte de Carlitos en un accidente de aviación en Medellín), pero se fue entregándonos la herencia de esas dos películas que los matoncitos y las coquetas de barrio aplaudieron en el cinematógrafo ‘Ideal’, ahí, en el sur del puerto, por el rumbo de los ancianos astilleros. Luego corrió una década abierta a algunas variaciones capilares hasta que se impuso el ensortijado que hacía juego con una mínima cruz al cuello, lo que dio origen, por ejemplo, en Costa Rica, a los reconocidos ‘medallitas’, segmento coprotagonista de la revolución socialdemócrata de 1948 que, en dicho país centroamericano,

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forjó esa solidaridad que, ahora, el neoliberalismo imperial está empeñado en dinamitar. En 1955, James Dean 6, el ‘Rebelde sin causa’, con su suicidio disfrazado de accidente automovilístico decapitó el bucle de su generación íntegra, mientras tú, desde siempre, Tomás ‘habitas el severo Helicón 7 con boleto de fija permanencia’. SR / CR / 2010

6 James Dean (8 de febrero de 1931 – 30 de septiembre de 1955). Actor del cine estadounidense e ícono existencial. 7 Edén para la inspiración, el ‘Helicón’, o el ‘helicón’ evoca la estría helicoidal, la figura de la hélice, la forma del tirabuzón piloso o del bucle, rica semántica que TPT debe haber contabilizado cuando, en 1952, redactó su ‘Nota…’, a Sergio, dirigida. (Véase la sección ‘a’ –párrafo inicial– de este número UNO de mis ‘Cuestiones del Club 7’. SR).