cuestiones sobre teatro + texto jarry

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La existencia del Papa Por Alfred Jarry (Pasquino y Marlorio*, las dos célebres estatuas romanas, dialogan) Pasquino, la subversiva voz del ciudadano romano promedio. MARFORIO. ¿Qué noticias hay? PASQUINO. El fin del mundo está cerca; lo veo en ciertos signos: los caminos ya no llevan a Roma, sino que parten de ella. MARFORIO. ¿Quiere usted decir que S. M. Víctor Manuel parte de Roma para ir a París? Me pregunto si la cortesía parisiense dará al original la acogida que niega a su imagen. En una palabra, si, en ocasión de su visita, dará curso legal a las piezas de moneda que llevan su imagen y que se ha obstinado en rechazar. PASQUINO. No todas. En cuanto al rey, circulará libremente, por montes y valles, más allá de los montes y más allá de los valles y por ferrocarril y en coche; libremente, es decir, en medio de los bravos y las avalanchas de una multitud gritona, encerrado en un vehículo rodeado de policías. Un rey es siempre una buena pieza. MARFORIO. No en su país. Pero usted no me ha comprendido, Pasquino. Le preguntaba: ¿Qué noticias hay... importantes? PASQUINO. ¿Qué noticias... de mi salud? MARFORIO. No pasquinee usted en estas dolorosas circunstancias en que la Cristiandad está en juego. Su salud de usted es excelente, mi querido colega de piedra. ¿Qué noticias hay, Pasquino, de la salud de Su Santidad? PASQUINO. Pero si ya le he contestado, Marforío: todos los caminos parten de Rorna, incluso el que lleva de Roma al cielo. MARFORIO. ¿Qué quiere usted decir? ¿Ha muerto el Papa? PASQUINO. El Papa no ha muerto. Tiene muy buenas razones para ello. MARFORIO. ¡El cielo sea loado! ¿Entonces Su Santidad está mejor? PASQUINO. ¡Ah, no! No está mejor. También tiene muy buenas razones para ello. MARFORIO. Es entonces que la enfermedad no se ha agravado y que el estado del Santo padre es estacionario. ¡Penosa pero consoladora incertidumbre! PASQUINO. Es lo que se llama la infalibilidad papal. Escúcheme bien, Marforio, voy a confiarle a usted un secreto: el Papa no está ni muerto, ni curado, ni enfermo, ni vivo. MARFORIO. ¿Cómo? PASQUINO. Ninguna de esas cosas. No hay ningún Papa, nunca ha habido el menor rastro del Papa León XIII. MARFORIO. Pero los diarios están llenos de relatos de personas que han sido recibidas por él en audiencia y de detalles de su enfermedad.

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La existencia del Papa

Por Alfred Jarry

(Pasquino y Marlorio*, las dos clebres estatuas romanas, dialogan)

Pasquino, la subversiva voz del ciudadano romano promedio.

MARFORIO. Qu noticias hay?

PASQUINO. El fin del mundo est cerca; lo veo en ciertos signos: los caminos ya no llevan a Roma, sino que parten de ella.

MARFORIO. Quiere usted decir que S. M. Vctor Manuel parte de Roma para ir a Pars?

Me pregunto si la cortesa parisiense dar al original la acogida que niega a su imagen. En una palabra, si, en ocasin de su visita, dar curso legal a las piezas de moneda que llevan su imagen y que se ha obstinado en rechazar.

PASQUINO. No todas. En cuanto al rey, circular libremente, por montes y valles, ms all de los montes y ms all de los valles y por ferrocarril y en coche; libremente, es decir, en medio de los bravos y las avalanchas de una multitud gritona, encerrado en un vehculo rodeado de policas. Un rey es siempre una buena pieza.

MARFORIO. No en su pas. Pero usted no me ha comprendido, Pasquino. Le preguntaba: Qu noticias hay... importantes?

PASQUINO. Qu noticias... de mi salud?

MARFORIO. No pasquinee usted en estas dolorosas circunstancias en que la Cristiandad est en juego. Su salud de usted es excelente, mi querido colega de piedra. Qu noticias hay, Pasquino, de la salud de Su Santidad?

PASQUINO. Pero si ya le he contestado, Marforo: todos los caminos parten de Rorna, incluso el que lleva de Roma al cielo.

MARFORIO. Qu quiere usted decir? Ha muerto el Papa?

PASQUINO. El Papa no ha muerto. Tiene muy buenas razones para ello.

MARFORIO. El cielo sea loado! Entonces Su Santidad est mejor?

PASQUINO. Ah, no! No est mejor. Tambin tiene muy buenas razones para ello.

MARFORIO. Es entonces que la enfermedad no se ha agravado y que el estado del Santo padre es estacionario. Penosa pero consoladora incertidumbre!

PASQUINO. Es lo que se llama la infalibilidad papal. Esccheme bien, Marforio, voy a confiarle a usted un secreto: el Papa no est ni muerto, ni curado, ni enfermo, ni vivo.

MARFORIO. Cmo?

PASQUINO. Ninguna de esas cosas. No hay ningn Papa, nunca ha habido el menor rastro del Papa Len XIII.

MARFORIO. Pero los diarios estn llenos de relatos de personas que han sido recibidas por l en audiencia y de detalles de su enfermedad.

PASQUINO. La vanidad humana es crdula. Y usted, Marforio, lo ha visto?

MARFORIO. Usted sabe muy bien que, como somos de piedra, los desplazamientos nos resultan difciles. No, por cierto, no he ido a ver al Papa. Me movilizar un da hasta el Vaticano si me cargan en una carroza, como a un embajador, o si le ponen ruedas y un motor a mi pedestal. Pero que yo no lo haya visto no es una razn para que el Papa no exista. Usted, Pasquino, acaso ha visto a Dios?

PASQUINO. Si lo hubiera visto desconfiara. Slo se muestra aquello que no es seguro, para inspirar confianza. Esta es la verdad, Marforio; el Cnclave, reunido a puertas cerradas...

MARFORIO. S; el Cnclave es con clave.

PASQUINO. ... Eligi clandestinamente un papa..., el ms viejo y moribundo de los cardenales. Y de pronto, a continuacin, ese viejo casi difunto se puso a gozar de una extraordinaria longevidad...

MARFORIO. Como si no hubiera hecho ms que eso durante toda su vida.

PASQUINO. Precisamente, durante toda su vida no haba tenido ninguna aptitud para ese deporte y se lo eligi porque habra de morir en poco tiempo. No hay ningn Papa vivo, Marforio: hay un hombre hbilmente embalsamado o un autmata perfeccionado, irrompible e infalible...

MARFORIO. No estara mal que el poder espiritual no conservara nada de temporal.

PASQUINO. Hay sobre todo medite usted esto, Marforio una tiara! Piense en los hechos recientes. La Cristiandad la ha pagado exactamente... con el dinero de San Pedro.

MARFORIO. Pero y las punciones?

Marforio, mirando silenciosamente el itinerario de los paseantes.

PASQUINO. No le hacen punciones: le dan cuerda!

MARFORIO. Y esos frascos que trae el doctor Rossini?

PASQUINO. Simple refresco para los reporteros sedientos.

MARFORIO. Su Santidad no sera entonces ms que una invencin, una noticia falsa creada por los periodistas?

PASQUINO. Agregue usted: anticlericales.

12 argumentos sobre teatro

1. El dramaturgo, como todo artista, busca la verdad, pero sta no es nica. Y como las primeras columbradas han llegado a ser denunciadas como falsas, resulta verosmil que el teatro de estos ltimos aos haya descubierto o creado, que es lo mismo numerosos instantes novedosos de la eternidad. Y cuando no ha descubierto ninguno, ha vuelto a hallar y abrazar lo antiguo.

2. El arte dramtico renace o quiz nace en Francia desde hace bastantes aos, no habiendo dado todava ms que Las artimaas de Scapin y Bergerac, como se sabe y Los Burgraves. Disponemos tambin de un dramaturgo poseedor de terrores y compasiones nuevos, si bien piensa que es intil expresarlos de otra forma que mediante silencio: Maurice Maeterlink. Asimismo, Charles van Lerberghe y otros nombres que citaremos. Creemos estar seguros de asistir a un amanecer del teatro porque, por primera vez, se da en Francia o en Blgica, en Gante, pues no consideramos que Francia se reduzca a un territorio inanimado, sino que se extiende al mbito de un idioma, y, as, Maeterlink es tan propiamente nuestro como repudiamos a Mistral; se da, decimos, un teatro ABSTRACTO, y podemos por fin leer sin el esfuerzo de una traduccin, piezas tan eternamente trgicas como las de Ben Johnson, Marlowe, Shakespeare, Cyril Tourneur o Goethe. No nos falta ms que una comedia tan loca como la nica de Dietrich Grabbe, que nunca ha sido traducida.

Los teatros dArt, Libre y de lOEuvre, adems de versiones de piezas extranjeras de las que no vamos a hablar y que resultaban nuevas puesto que expresaban sentimientos nuevos Ibsen traducido por el conde Prozor y las curiosas adaptaciones hindes de A. F. Herold y Barrucand, han podido descubrir, errores aparte como Theods, etc., a dramaturgos como Rachilde, Pierre Quillard, Jean Lorrain, E. Se, Henry Bataille, Maurice Beauborg, Paul Adam, Francis James, varios de los cuales han escrito obras que alcanzan casi la condicin de maestras, y quienes, en todo caso, han vislumbrado lo nuevo y se han manifestado creadores.

Ellos y algunos otros, as como maestros clsicos a los que se traducir Marlowe, por G. E., sern representados durante esta temporada en lOEuvre, lo mismo que el Odon se traduce a Esquilo, habindose comprendido que, dado que el pensamiento evoluciona de manera circular, por decirlo de algn modo, no hay nada que resulte tan actual como las piezas ms antiguas.

Algunas brillantes tentativas se han hecho, con respecto a decoraciones, por artistas de los diversos teatros independientes. Sobre tal particular me remito a un artculo de M. Lugn-Poe aparecido el primero de octubre en el Mercure y que trata de un no irrealizable proyecto de Elisabethan Theater.

3. Qu es una obra de teatro? Una fiesta ciudadana? Una leccin? Una distraccin?

Parece, en primer lugar, que la obra de teatro deba ser una fiesta ciudadana, puesto que es un espectculo que se ofrece a ciudadanos reunidos. Pero observemos que hay numerosos tipos de pblico de teatro o, como mnimo, dos: la minora de inteligentes, y la gran mayora. Para esta ltima, las obras espectaculares espectculos a base de decorados, cuerpos de baile y emociones primarias y accesibles, como las que se ofrecen en el Chtelet, Gat, Ambigu y Opra-Comique son entretenimiento sobre todo, quiz un poco leccin en cuanto que su recuerdo dura, pero leccin de falso sentimentalismo y falsa esttica; falsos sentimentalismo y esttica que son para ella los nicos verdaderos, ya que le parece incomprensible lata el teatro de minoras. En cuanto a ste, ni es fiesta para su pblico, ni leccin, ni entretenimiento, sino actividad pura y simplemente. La lite participa en la realizacin de la creacin de uno de los suyos, quien ve nacer de s mismo y de esa misma lite al ser creado por l, activo placer que es el nico de Dios y del que la masa de ciudadanos solamente dispone de una caricatura en la relacin carnal.

Incluso la masa disfruta un poco de dicho placer de creacin; quede anotado dejando a salvo toda relatividad. (Vase a tal respecto los prrafos tercero y cuarto del artculo De la inutilidad del teatro en el teatro).

4. Cualquier cosa es buena para ser llevada al teatro, si es que todava se est de acuerdo en llamar teatros a esas salas empachadas de decoraciones de odiosa apariencia y especialmente construidas, as como las piezas que en ellas se representan, para la multitud. Pero una vez esta cuestin dejada al margen, no debe escribir para el teatro ms que el autor que desde el principio piense de una manera dramtica. Se podr sacar a continuacin una novela de su obra, si se quiere, pues toda accin puede ser narrada; pero lo inverso no resulta casi nunca cierto. Si una novela fuera dramtica, su autor habra empezado por concebirla y escribirla en forma de drama.

El teatro que anima mscaras impersonales slo es accesible a quien se siente lo bastante viril como para crear vida: un conflicto de pasiones ms sutil que los ya conocidos o un personaje que realmente sea un nuevo ser. Todos admiten que Hamlet, por ejemplo, est ms vivo que cualquier hombre que pasa por la calle, pues es ms complicado y rene en s ms sntesis; incluso que es el nico verdaderamente vivo, al ser una abstraccin perdurable. A tal respecto diremos que resulta ms difcil para la inteligencia crear un personaje que para la naturaleza crear un hombre. As pues, quien carezca en absoluto de la capacidad de crear, es decir, de hacer nacer un ser nuevo, ms vale que se quede en su casa.

5. La moda mundana y la moda escnica se influyen recprocamente, y no slo en lo referente a las obras modernas. Pero no resulta demasiado til que el pblico vaya al teatro con traje de fiesta. En el fondo, la cosa es indiferente, mas no deja de ser enervante ver curiosear con gemelos a los espectadores. Acaso no se va a Beyreuth con traje de viaje? Cmo se arreglara todo no iluminando ms que la escena!

6. Una conocida novela ha magnificado la idea del teatro a las diez. Pero siempre habr personas que adornen las primeras escenas con los ruidos de su retraso. La hora actualmente escogida para el levantamiento del teln es buena, y bastar con adoptar la costumbre de cerrar las puertas no slo de la sala, sino tambin de los pasillos, inmediatamente despus de sonar los tres avisos.

7. El sistema que consiste en escribir un papel con vistas a las caractersticas personales de tal artista, tiene muchas posibilidades de convertirse en causa de efmeras piezas: cuando el destinatario muere, resulta difcil encontrar otro exactamente semejante. Tal sistema ofrece, al autor que no sabe crear, la ventaja de procurarle un maniqu del que se limita a exagerar simplemente tales o cuales rasgos. Sera igual, en definitiva, que el actor hablase de s mismo con un mnimo de educacin, claro est y dijese cualquier cosa. La debilidad de ese procedimiento se pone de relieve en tragedias de Racine, que no son obras teatrales, sino retahlas de papeles. Las estrellas no sirven para nada; lo necesario es una homogeneidad de mscaras sin brillo propio, de dciles siluetas.

8. Los ensayos generales tienen la ventaja de resultar teatro gratuito para algunos artistas y para los amigos del autor. Teatro en el que, por una velada, se est libre de personas carentes de delicadeza.

9. El papel de los teatros marginales no ha terminado, pero como duran desde hace algunos aos, se ha cesado de encontrarlos locos y se han convertido en los teatros habituales de la minora. Dentro de pocos aos, nos habremos acercado ms a la verdad artstica, o si la verdad no existe, y s la moda habremos descubierto otra. Para entonces, dichos teatros sern estables en el peor sentido del trmino, si es que no se dan cuenta a tiempo de que su esencia no es ser, sino evolucionar.

10. Mantener una tradicin, incluso vlida, es tanto como atrofiar el pensamiento, que tendra que haber evolucionado durante su duracin. Y es insensato querer expresar nuevos sentimientos dentro de una forma conservada.

11. Que se reserven las enseanzas del Conservatorio, si se quiere, a la interpretacin de reposiciones. Y an as, si el pensamiento del pblico evoluciona con algunos aos de retraso respecto al de los creadores, no sera indispensable que la expresin evolucionase del mismo modo? Las piezas clsicas se representan, hasta ahora, con vestuario de poca. Empecemos a hacer como esos antiguos pintores que vean las escenas de otros tiempos como contemporneos.

Toda historia es tan enojosa, es decir, tan intil...

12. Los derechos de los herederos derivan de la institucin de la familia, cuestiones respecto a las cuales me siento incompetente. Es mejor que los herederos cobren derechos de autor y puedan decidir, si se les antoja, hacer desaparecer una obra, o que, una vez muerto el autor, la obra maestra se convierta en propiedad de todos? La actual reglamentacin me parece la ms adecuada. Lo mismo pienso en cuanto a las giras por provincias. En cuanto a la claque, se dice que permite al autor hacer comprender al pblico cmo ve l mismo su drama, y que es una vlvula de seguridad que evita el estallido de entusiasmos desmaados cuando es preciso guardar silencio. Pero la claque implica una direccin de la masa. Y en un teatro que sea un teatro y en el que se represente una obra que sea una obra, no creemos, despus del seor Maeterlink, en ms aplauso que el del silencio.