Cueva de valporquero

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Los caprichos erosivos del agua han dado lugar a la impresionante Cueva de Valporquero, en León Un espectáculo natural de primera Viernes, 02.05.14 El juego de luces y sombras ayudan a destacar la figura de El Fantasma, en el interior de la Cueva de Valporquero, en la provincia de León. :: JAVIER PRIETO GALLEGO Woody Allen, mentor de gigolós P11 Cañas bien tiradas y tapas exquisitas en el bar El Pinchín P8 El trío Dinero actúa este fin de semana en Palencia y León P9 gps Guía para salir

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http://www.siempredepaso.es. Una visita a la Cueva de Valporquero, la cueva turística con mayor recorrido de España. Es un reportaje del blog de viajes SIEMPRE DE PASO. Suscríbete para estar al tanto de mis novedades: http://eepurl.com/RKm0z

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Los caprichos erosivosdel agua han dado lugara la impresionante Cuevade Valporquero, en León

Un espectáculonaturalde primera

Viernes, 02.05.14

El juego de luces y sombras ayudan a destacar la figura de El Fantasma, en elinterior de la Cueva de Valporquero, en la provincia de León. :: JAVIER PRIETO GALLEGO

Woody Allen, mentor de gigolós P11

Cañas bien tiradas y tapas exquisitas en el bar El Pinchín P8

El trío Dinero actúa este fin de semana en Palencia y León P9

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2 gps2 gps Viernes, 02.05.14EL NORTE DE CASTILLA

P ues no. No siemprelas goteras traen hu-medades indesea-bles y dolores de ca-

beza. En ocasiones, pocas perogloriosas, las goteras explo-tan en un catálogo de formasy colores tan impactantes quedejan con la boca abierta du-rante horas. Y, también a ve-ces, con un remusguillo en elcuello de tanto mirar y mirarhacia arriba. Eso es lo que pasa,por ejemplo, en la Cueva deValporquero, la cavidad turís-tica de mayor recorrido visi-table de la Península y un es-pectáculo natural de prime-ra categoría. Sin paliativos.

Y eso, porque no siemprees necesario ascender a las al-turas para disfrutar de los pai-sajes más espectaculares. Enocasiones, como esta, bastaadentrarse un poco bajo la tie-rra para quedar tan impacta-do como si se estuviera subi-do al Empire State. No por-que se abarque un panoramainfinito o una vista inmensa,sino porque en dos pasos, losque llevan de fuera adentro,lo que se ve, lo que se oye, lo

que se siente no parece de estemundo. Y sin embargo, lo es.

Tanto como que lleva for-mándose entre 1,5 y 2 millo-nes de años. Los que ha nece-sitado el agua del arroyo deValporquero en combinacióncon otros agentes moldeado-res, como el dióxido de carbo-no, para ir disolviendo unaroca, la caliza, tan dura en apa-riencia como un yunque. Sinembargo –los geólogos y es-peleólogos lo saben de sobra–basta que el agua entre encontacto con este elemento

químico presente en la atmós-fera para que la roca caliza seablande como un queso. Es elpunto débil que el agua apro-vecha para colarse por dondepuede horadando y horadan-do sin parar, ahuecando el co-razón de las montañas paratrazar bajo tierra laberintosfabulosos o abrir salas en lasque cabe, sin agobios, la cate-dral de León.

El camino desde León a lasCuevas de Valporquero ya dejaver algo de lo que luego semuestra bajo tierra: las hoces

de Vegacervera, que dividenen dos la montaña, no es otracosa que el empeño del río To-río por abrirse paso aprove-chando la facilidad con que laroca caliza se ablanda ante lainsistencia del agua. A estecurso viene a desaguar, trassu viaje de maravillas por elinterior de la montaña, el arro-yo de Valporquero. Son treskilómetros de sifones, casca-das interiores, estrecheces yasombros que quien quierapuede hacer también de lamano de las empresas de tu-rismo activo autorizadas paraello.

Dicen los responsables queno hacen falta conocimien-tos especiales ni una formafísica determinada. «Basta sa-ber nadar y querer pasárselobien», lo demás lo ponen losguías que acompañan en laexperiencia: desde los trajesde neopreno necesarios parasoportar la baja temperaturadel agua hasta el transporte,si es necesario, desde Vega-cervera. Desde que Ana Dua-to y Jesús Calleja hicieron estemismo recorrido espeleológi-co entre cascadas de agua yrápeles para el programa ‘Unpaís para comérselo’ muchosde los que llegan a Valporque-

ro preguntan con insistenciapor esta posibilidad. Los quelo han probado hablan de un«subidón» de adrenalina delos que hacen época.

Pero no, a la mayor partede los visitantes que acogeesta cueva cada año –una me-dia de 60.000– no les hace fal-ta ponerse neoprenos ni cas-cos con leds. Basta con estarpuntual a las horas de visitade la cueva y tener previstoque en el interior hay, a lo lar-go de todo el año, una tempe-ratura constante, 7ºC, y unahumedad que sobrepasa el90%. Es decir, un forro polarnunca está de más. Tampocohace falta un calzado especial,todo el recorrido turístico dis-curre por una zona acondicio-nada, aunque es convenien-te que tenga buena suela y, aser posible, sea impermeable.Especialmente si la visita serealiza en época de lluvias odeshielos. «Es entonces cuan-do la visita resulta más espec-tacular», apuntan los guías.

Maravillas interioresEs entonces –en momentoscomo ahora mismo–, cuandoel arroyo de Valporquero lle-va todavía caudal sufi-ciente como para ver-

Un viaje de asombrosy tortícolis a la Cuevade Valporquero

CUEVA DE VALPORQUEROLEÓNInformación práctica: Tel. 987 57 64 08. Web: www.cuevadevalporquero.es.

Realizan el recorrido espeleológico autorizado: Guheko: tel. 987 08 20 83;www.guheko.com. Naturocio: Tel. 629 33 17 38; www.naturocio.net.

¡Qué goterastan bonitas!

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:: JAVIER PRIETO

[email protected]

Los que lo hanprobado hablande un «subidón» deadrenalina de los quehacen época >

PLANESJORGEBARBÓ

JAVIERPRIETO

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De cuevas Planes 3gpsViernes, 02.05.14EL NORTE DE CASTILLA

le correr por el interiorde la cueva o despeñar-

se en cascada hacia el nivelinferior en la Sala de las Ha-das. A la impresión que cau-sa pasear por el hueco inmen-so de la Gran Rotonda,100.000 m3 horadados en elinterior de la montaña, sesuma el ruido ensordecedordel agua precipitándose portodas partes. Tanto, que es im-posible escuchar las explica-ciones del guía sin ayuda dela megafonía.

Gracias a esas explicacio-nes, que ya ha anticipado enel gran atrio de entrada a lacueva –aquí todo es grande,desmesurado como estóma-go de dinosaurio–, nos ente-ramos de que el arroyo de Val-porquero empezó su labor dezapa hará unos dos millonesde años, cuando comenzó abuscar la salida del valle «cie-go» en el que brota. Porqueesa es otra: el acceso a la cue-va se localiza en el fondo deun valle sin entradas ni sali-das naturales, con forma deembudo –técnicamente unadolina– a los pies de la locali-dad de Valporquero de Torío.Ahora se accede por un túnelartificial horadado cuando seacondicionó la cueva a fina-

les de los años 60 del siglo XX,pero antaño los vecinos de lazona lo hacía por caminos decabras.

El empeño del arroyo porsalir de esa encerrona naturales el que le llevó a traspasarla montaña. Y lo logró: en eseempeño trazó por su interiorun primer recorrido de algomás de un kilómetro antes desalir al exterior por el otrolado. Es, precisamente, el mis-mo recorrido que realizan lasvisitas turísticas de la cuevados millones de años después.Es la que se conoce como «laparte fósil de la cueva». Losrecovecos, las maravillosasfantasías en piedra que se ob-servan en el transcurso de lavisita, las coladas, los toboga-nes, la Gran Vía, la Sala de lasMaravillas... no son otra cosaque el muestrario de habili-dades orográficas dejadas porel arroyo antes de abandonareste cauce para continuar suandadura por un nivel infe-rior. Después de ese abando-no, o casi al mismo tiempo,llegaron las «goteras», las fil-traciones que desde la partesuperior de la cueva comen-zaron a formar alucinantescielos de estalactitas en su go-tear continuo. Al ritmo má-

Atrio de acceso a la Cueva de Valporquero. :: FOTOS JAVIER PRIETO

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ximo de un centímetro cúbi-co cada 100 años, el interiordel laberinto se fue adornan-do con un repertorio inabar-cable de formaciones natura-les, de auténticos «bosques»de columnas, de cielos plaga-dos de estalactitas que apun-tan, puntiagudas como espa-das, el paso de los visitantes.

Pero el poder erosivo delagua no se detiene nunca. Laevolución «lógica» de aque-lla primera acción es que elcurso del torrente acabó en-contrando caminos más fáci-les por los que discurrir. Y así,hace unos 700.000 años, aban-donó el primer cauce para con-tinuar en un nivel inferior dela cueva. Son los 3.300 me-tros por los que corren actual-mente las aguas del río antesde ir a desaguar a las hoces deVegacervera. Son los tres ki-lómetros de «subidón» –aun-que se hagan en descenso–para los que es necesario po-nerse de acuerdo con algunade las empresas de turismoactivo autorizadas.

Recorrido senderistaEl complemento ideal a estavisita a las interioridades dela tierra –la más completa vie-ne a durar hora y media aun-que cuando acaba parece quehayan pasado 10 minutos– esel recorrido senderista seña-lizado en torno a la cueva. Tie-ne el poco poético nombre de‘Exocarst’, pero completa muy

bien una jornada dedicada aconocer la cueva por dentroy por fuera. El sendero, quese realiza sin guía aunque si-guiendo un reguero de flechasclavadas en el suelo, está pen-sado para explicar cómo losfenómenos cársticos van mo-delando el paisaje a lo largodel tiempo. Está ilustrado contres paneles informativos ypequeñas placas ubicadasfrente a los lugares donde sepueden observar y ponernombre a estos fenómenos.Es de fácil realización, circu-lar con principio y final en elaparcamiento de la cueva, yun recorrido de unos 2 kiló-metros que pueden realizar-se en una hora y media.

Casi al final del recorridose brinda la oportunidad deadentrarse durante un trechoen el hayedo de Valporquero,un espacio singular y de altovalor ecológico que se despa-rrama sobre las laderas cali-zas de la hoya al fondo de lacual, como el desagüe de unlavabo, se abre la oscura y hú-meda boca de una cueva porla que parece brotar un cantode sirena tan potente que he-chiza al visitante. Y le ciegahasta tal punto que son muypocos los que siquiera se de-tienen un respiro a gozar conlas asombrosas vistas que brin-da el mirador que queda jun-to a la carretera, unos metrospor encima de Valporquerode Torío.

Lago a la entrada de la Sala de Pequeñas Maravillas.

Localidad de Valporquero de Torío y entrada a la cueva.