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ESPELEOLOGÍA VOLCÁNICA

La Cueva del

Esqueleto Y los Hallazgos Aborígenes

13/05/2013

Diego Serantes Vergara y Cristina Pena Muiño

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ANTECEDENTES (Por Cristina Pena Muiño)

Desde que los planetas existen y el mundo es mundo,

las cuevas ha sido una parte orográfica subterránea que

compone el subsuelo de la corteza terrestre. Las

cuevas, cavernas, simas pozos, por nombrar algunas de

ellas, has sido el medio protegido para diferentes tipos

de especies, sin descartar la humana. Es esta, una de las que ha buscado en este hipogeo

una forma de subterfugio, donde resguardarse de las inclemencias temporales o como

vivienda y en muchos casos, lienzo de sus paredes para representar pictóricamente sus

pensamientos, ideas o religiones. Fueron nuestros antepasados uno de los moradores de

estas cavidades, clara constancia de ello las tenemos bien patentes en un sinfín de

cuevas en las que se han encontrado diferentes grabados, así como utensilios o huesos y

también han sido el medio arquitectónico para formar sus necrópolis. El Palacio de

Zonzamas, o Cueva del Majo, es una cavidad de gran tamaño dividida en espacios

menores por muros de piedra, a la que la tradición atribuye haber sido vivienda del

último dignatario de la Isla, Guadarfía (Wadarfi, ‘liberado’). Por otro lado en Lanzarote,

cuevas como la de los Verdes o la cueva del Esqueleto y sin olvidar la legendaria cueva

de Ana Viciosa, esposa del gobernador Juan de León Mojjica y señora de Montaña

Clara, por concesión del Marqués de Lanzarote. La famosa cueva de Ana Viciosa, está

ligada a antiguas leyendas de piratas y no menos, asociada a lances amorosos, que se

llevaban en secreto en esta cueva. Se cuenta que la silenciosa señora mantenía en la

cueva encuentros amorosos con jóvenes campesinos, que con armas de seducción o

quién sabe si coacción, utilizaba en beneficio carnal y, que luego gratificaría

liberándoles de su yugo o entregándoles alguna parcela de sus tierras por tal estipendio.

Sin duda alguna, sería curioso conocer el motivo del nombre de esta cueva que nos deja

un pícaro sabor de desmanes amorosos. Nuestra imaginación puede dibujar todo tipo de

motivos y situaciones, aunque nuestro trabajo no sea el de guionista. Como podemos

observar las cuevas a lo largo de la historia no solo han sido subterfugio de protección y

cobijo sino para encuentros de índoles amorosos.

La cueva que nos acontece es uno de los miles de casos que se dan en este ámbito

espeleológico y que es nuestra misión descubrir, cuidar y proteger este medio

subterráneo como parte integrante de la HISTORIA DE LA HUMANIDAD.

Como bien dijo alguien…La Tierra no es una herencia de nuestros padres, sino un

préstamo de nuestros hijos.

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La Cueva del Esqueleto

Dentro del Parque Natural

Timanfaya en coordenadas

(28°59'39.20"N-13°49'34.20"O),

y a escasos kilómetros del Golfo,

(pequeño pueblo marinero en la

parte occidental de la isla de

Lanzarote y perteneciente al

municipio de Yaiza) se encuentra

la llamada cueva del Esqueleto.

Esta cueva de origen volcánico,

cuenta con un recorrido de unos

567 mts. De origen volcánico

como todas sus hermanas, la

Cueva del Esqueleto tiene acceso

por la montaña y con

salida al mar hacia el acantilado que

brinda sus aguas a pie de este. Producto

de las erupciones de 1730, adquiere su

nacimiento este tubo volcánico que baja

por la ladera serpenteantando el suelo y al

cual se accede a través de una pequeña

oquedad en el suelo orientado hacia el

mar. Nos adentramos pues bajo el subsuelo

e iremos viendo en su conjunto este tubo

lávico. Al adentrarnos por su estrecha boca

de entrada descenderemos con el perfil del

terreno.

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Destreparemos una pequeña pared para

acceder a una gatera que nos conducirá

con pendiente hacia otro destrepe mas a

bajo que nos guiará durante un trecho

por unas galerías anchas y un camino

recto recubierto de calcita en polvo y

calcita cristalizada. Más adelante nos

toparemos con una amplia gatera de forma

más o menos piramidal de un 1,50 cm

aproximadamente y que nos guiará a unos

amplios pasillos con trazos curvilíneos.

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Una vez llegados a este

punto nos encontrarnos

con un pasillo que nos

obligará a torcer a la

derecha y que nos

conducirá a lo que

nosotros llamamos el

tabique nasal, o cara

enterrada por su gran

parecido con este o esa

es la analogía que

nosotros hemos

encontrado en esta

formación y que solo se

podrá apreciar casi

siempre en el camino de

regreso ya que suele

quedar a nuestras

espaladas cubierto por

un manto de caliza.

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Proseguimos la marcha en

dirección y pendiente hacia el

mar y bajaremos un pequeño

escalón de piedra para pasar otra

cómoda gatera. Más adelante un

pequeño colapso superficial nos

dará acceso a una oquedad con

gran pendiente que pasaremos

casi a rastras mientras para dar

comienzo a otra gatera baja que

a la vez anchas, nos indicara que

estamos cerca de la boca del

acantilado por el aire

fresco que nos llega a la

cara a través de la

galería con ese olor a

salitre marino tan

característico de las

zonas donde bate el

oleaje, como es la zona

de la costa del Golfo o

mejor dicho todo el

litoral de la isla de

Lanzarote desde Haría a

Playa Blanca.

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A muy poca ya distancia podemos observar

que se filtra un poco de luz y la

temperatura desciende unos grados a

medida que avanzamos y observamos lo

que conocemos como el ojo que es la

abertura que se aprecia desde el acantilado

cuando llevamos la dirección del camino

que bordea la costa hasta la playa del Paso.

Al final una gran piedra en medio del

camino y una luz cegadora penetra por

este agujero que nos impide ver lo que hay

mas alla, mientras nuestras pupilas no se

acostumbren a tanta luz.

Dejamos a un lado las mochilas y con

cuidado nos acercamos hasta la boca y

descubrimos el paisaje que nos

ofrece aquella impresionante

vista de un día totalmente

soleado.

En el lado izquierdo podemos

apreciar entre otras cosas,

antiguos parabolts y chapas

oxidadas con sus maillones

recuerdo de días pasados de

gente que practicó descenso

por esta abertura hacia un mar azul turquesa y

que ahora se van del desvaneciendo con el

pasar de un tiempo que replica a perpetuo.

También podremos observar formaciones en

el techo no menos hermosas y de una gama

de colores muy intensos y de los cuales damos

cuenta con unas fotografías tomadas en esa

ocasió.

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En lo que a vida troglobia se refiere esta cueva, no

hemos visto en ninguna ocasión tal actividad y en

caso de ser así estaríamos hablando de vida

troglóxena o troglofila, dado el corto recorrido de

esta cueva que al contar con dos entradas sería más

factible hablar de estos dos conceptos e lo que a mi

parecer se refiere y en este caso mi opinión es

excluyente. En el trayecto nos hemos encontrado con

esqueletos de lo que son aves pelágicas por su

cercanía con la costa, posibles pardelas o gaviotas que

utilizan este santuario como subterfugio del mal

tiempo y de anidad en su época de producción y algún roedor de la familia de los

gazapos o comúnmente llamados conejos, de los que se cuenta mucho en esta zona.

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La Cueva del Esqueleto tiene sus

antecedentes histórico y

arqueológicos por haber sido

hallado en su interior por un

grupo de personas espeleólogas

un cadáver en posición decúbito

supino, al que le faltaba el cráneo,

algunas costillas, el brazo y el pie

izquierdo. Como hecho llamativo

conservaba el pelo, una cabellera

trenzada de unos 50 cm. de largo,

además de un objeto perforado

colocado sobre el tórax; junto a lo

anterior también se

encontró un fragmento

de tea y otro de cerámica

(Año., 1969, 304). Si bien

este hallazgo constituyó

en su momento la

primera inhumación

individual en cueva

localizada en la isla, su

adscripción cronológica o

cultural no resultaba

clara, cuestión a la que el

pobre ajuar que contenía

en nada ayuda a

esclarecer Asimismo se

recogió el cabello de

otro individuo con

0´65 metros de largo,

así como cerámica

aborigen. Se cree que

esta cueva s utilizo como

lugar de rito funerario por los majos, antiguos nativos de la isla Titerroygatra (Lanzarote).

Cerramos así, el recorrido por esta cueva de corto trayecto que nos deja un sabor marino y

fácil andar para regresar al camino del os pescadores que nos llevará de vuelta hasta el pueblo

del Golfo.