Cuidando a Los Que Cuidan

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  • 8/2/2019 Cuidando a Los Que Cuidan

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    Cuidando a los que cuidanDevocional Encuentro pastores

    03/2012

    Oracin

    Salmo

    Dios mo, Dios mo, por qu me has desamparado? Por qu ests tan lejos de mi salvacin y de las palabras demi clamor? 2 Dios mo, clamo de da y no respondes; y de noche no hay para m descanso. 3 Pero t eres santo, tque habitas entre las alabanzas de Israel. 4 En ti esperaron nuestros padres; esperaron y t los libraste. 5 Clamarona ti y fueron librados; confiaron en ti y no fueron avergonzados. 6 Pero yo soy gusano y no hombre; oprobio delos hombres y despreciado del pueblo. 7 Todos los que me ven se burlan de m; tuercen la boca y menean lacabeza, diciendo: 8 "Se encomend a Jehov, lbrelo l; slvelo, puesto que en l se complaca". 9 Pero t eres elque me sac del vientre, el que me hizo estar confiado desde que estaba en el regazo de mi madre. 10 A ti fuiencomendado desde antes de nacer; desde el vientre de mi madre, t eres mi Dios. 11 No te alejes de m, porque laangustia est cerca y no hay quien me ayude. 12 Me han rodeado muchos toros; fuertes toros de Basn me hancercado. Salmo 22:1-12

    Canto: No Tengas Miedo

    No tengas miedo, hay seal secreta;un nombre que te ampara cuando vas;en el camino que lleva a la metahay huellas por la senda donde vas.

    No tengas miedo si es la noche oscura,

    T no ests solo, ya no hay soledad;aunque la vida te parezca dura,hay quien dirige de la eternidad.

    No tengas miedo, El gua tus pasos;tu nombre sabe y a tu lado est.Es el amigo que extiende sus brazos,no temas nada; El contigo va.

    No tengas miedo si el camino es duro,

    hay quien te guarda siempre con amor;El te defiende cual seguro escudoy te acompaa siempre en el dolor.

    Texto: Romanos 8:26-3926 De igual manera, el Espritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qu hemos de pedir como conviene, no losabemos, pero el Espritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Pero el que escudria loscorazones sabe cul es la intencin del Espritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos.28 Sabemos, adems, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su

    propsito son llamados. 29 A los que antes conoci, tambin los predestin para que fueran hechos conformes a laimagen de su Hijo, para que l sea el primognito entre muchos hermanos. 30 Y a los que predestin, a estostambin llam; y a los que llam, a estos tambin justific; y a los que justific, a estos tambin glorific. 31

    Qu, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, quin contra nosotros? 32 El que no escatim ni a su propioHijo, sino que lo entreg por todos nosotros, cmo no nos dar tambin con l todas las cosas? 33 Quin acusara los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. 34 Quin es el que condenar? Cristo es el que muri; ms aun,el que tambin resucit, el que adems est a la diestra de Dios, el que tambin intercede por nosotros. 35 Quinnos separar del amor de Cristo? Tribulacin, angustia, persecucin, hambre, desnudez, peligro o espada? 36

    Como est escrito: "Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; somos contados como ovejas de matadero". 37

    Antes, en todas estas cosas somos ms que vencedores por medio de aquel que nos am. 38 Por lo cual estoy

    seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ngeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir,39

    ni loalto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podr separar del amor de Dios, que es en Cristo Jess, Seornuestro. Romanos 8:26-39

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    Oracin de intercesin, oramos por nosotros, nuestras familias, nuestro ministerio (grupos de dos o tres)

    Padrenuestro

    Canto: Dios Entre Tus ManosDios entre tus manos quiero yo habitar,s que me proteges y all ests.Te busco, te espero, me quieres hablar,sanas mi alma, cerca mo ests.

    Dios dador de vida, vida me dars

    T eres el que al mundo hace andar.

    Dios dador de vida, vida me dars

    Mientras viva yo te he de cantar.

    Cerca de tus manos mi vida est,no se rinde ante la oscuridad.Borras mis pecados, me hablas de perdn,Tu amor es la reconciliacin.

    Salmo22 Anunciar tu nombre a mis hermanos; en medio de la congregacin te alabar. 23 Los que temis a Jehov,alabadlo! Glorificadlo, descendencia toda de Jacob! Temedlo vosotros, descendencia toda de Israel!, 24 porqueno menospreci ni rechaz el dolor del afligido, ni de l escondi su rostro, sino que cuando clam a l, loescuch. 25 De ti ser mi alabanza en la gran congregacin; mis votos pagar delante de los que lo temen. 26

    Comern los humildes hasta quedar saciados; alabarn a Jehov los que lo buscan; vivir vuestro corazn parasiempre. 27 Se acordarn y se volvern a Jehov todos los confines de la tierra, y todas las familias de las nacionesadorarn delante de ti, 28 porque de Jehov es el reino y l regir las naciones. 29 Comern y adorarn todos los

    poderosos de la tierra; se postrarn delante de l todos los que descienden al polvo, aun el que no puede conservarla vida a su propia alma. 30 La posteridad lo servir; esto ser contado de Jehov hasta la postrera generacin. 31

    Vendrn y anunciarn su justicia; a pueblo no nacido an, anunciarn que l hizo esto. Salmo 22:22-31

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    Cuidando a los que cuidan

    Breve antologa de textos

    1. Los ministros y las personas consagradas vivirn en comunidad o poseern autoridad y funciones sobreotras personas, y tendrn muchas ocasiones de hacer dao a otros si estn psquicamente enfermos. Todosestamos llamados no solamente a amar a los dems, sino tambin a expresarles ese amor adecuadamente,a tratarlos de tal manera que les hagamos bien y no los lastimemos. Vctor Manuel Fernndez: Gracia.

    Nociones bsicas para pensar la vida nueva. gape.

    2. Los pastores son personas. La mayora de los problemas que los pastores/as experimentan en sucongregacin no son causados por olvidarse que l o ella son pastores. La mayora de las dificultades quelos pastores enfrentan en la congregacin se producen cuando ellos olvidan que son personas. Gary L.Harbaugh:Pastor as person. Maintaining personal integrity in the choices and challenges of ministry.Augsburg Publishing House.

    3. Burnoutes una palabra cuando una persona ha llegado a estar exhausta con su profesin o su mayoractividad en la vida.Burnoutse ha convertido en un problema para muchos por lo que ha atrado laatencin de estudiosos de la conducta que han identificado ciertos sntomas tpicos de esta condicin:dificultad en el dormir, problemas fsicos tales como prdida de peso, poco inters en los alimentos,dolores de cabeza o disturbios gastrointestinales, un cansancio crnico de un tipo que no es reparado porel sueo o el descanso ordinario y que solo es aliviado en tiempo de vacaciones, desgano, depresin yaburrimiento persistente. Pueden aparecer tambin inusuales formas de conducta frecuentementecaracterizadas por arrebatos de enojo y resentimiento...Muchas clases de trabajo pueden favorecer elburnout, pero la tarea pastoral se encuentra en circunstancias y dificultades especiales que puedenestimularlo. John A. Sanford:Ministry burnout. Paulist Press.

    4. En muchos casos no es la cantidad de trabajo lo que hace sufrir a los hombres, sino el modo y estilo detrabajar. Hay personas que estn continuamente agitadas, pasan de una cosa a otra sin cesar. Se sientensiempre agotadas, estresadas. Pero no hacen nada contra el estrs, porque a veces el estrs es smbolo deestatuspor la actitud interior de tener que mostrar en el trabajo quien es uno. Anselm Grm:Portarsebien con uno mismo. Sgueme.

    5. Por eso, parece un elogio escuchar a la gente decir: Qu cansado est el padre! el padre tiene tantascosas! Qu ocupado est el padre! Pero estas expresiones en realidad no son en modo alguno un

    verdadero halago, sino un signo de que el padre ha cado en la idolatra de la accin eficiente y hadescuidado la prioridad del ser por encima del hacer. Por eso no tiene tiempo para detenerse a saludarcon sinceridad, y solo lo hace aun cuando sea muy amable- porque lo exige una accin pastoral eficiente.Vctor Manuel Fernndez:Actividad, espiritualidad y descanso . Vida armoniosa y unidad interior. SanPablo.

    6. Mientras no aprenda a ser humano y personalmente mucho ms abierto, y sobre todo ms espontneoMientras su teologa no logre descifrar realmente en los ojos de un ser humano el rostro escondido deDios, y mientras sienta la necesidad de considerarlo incluso perdido, el mundo de las relaciones humanasdel clrigo estar tan dividido como su propia mentalidad y su existencia. E. Drewerman: Clrigos:

    psicodrama de un ideal. Trotta.

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    7. En la actual figura del sacerdote catlico de Occidente se espera de nosotros que seamos buenospredicadores, que sepamos celebrar con creatividad, que practiquemos la direccin espiritual, la atencin alos enfermos, el consuelo a los tristes, que sepamos de organizacin y de comunicacin social, que a todosacojamos con una sonrisa, siempre y en cualquier momento, y que resolvamos adecuadamente nuestrosconflictos afectivos, cosa que se da por descontado. Cristian Precht Baados:El cansancio en elministerio sacerdotal. Pastores 9.

    8. Otra oportunidad que puede provocar una crisis de identidad es cuando cambian constantemente de ciudado pas. Esta situacin no les permite echar races o sentirse acomodados como en su casa. El fenmenode no tener un lugar al cual llamar casa crea varios problemas en las familias de ministros o ministras:falta de sentimiento de pertenencia, sensacin de temporalidad (de siempre estar de paso) y percepcinde ser extranjera o extranjero. La mezcla de estos sentimientos puede ayudar a desarrollar hostilidad odolor. Hostilidad, porque tal vez pocas veces pueden celebrar Navidad con su familia de origen, que viventan lejos. Dolor, porque quiz no han tenido vacaciones en varios aos. Rencor, porque en la casa pastoralno hay privacidad ya que constantemente se encuentra invadida por gente de la iglesia. Agresividad,

    porque sienten que viven como en una pecera donde toda la feligresa puede ver lo que hacen, comen ohablan. Sara Baltodano:Pastoreando a la pastora y al pastor. Visiones y Herramientas. Itinerario por la

    Teologa Prctica. Volumen 1. ISEDET.

    9. El nico sistema emocional fuera de la familia que se acerca ms a la intensidad de una familia personal esla iglesia o sinagoga, en parte por estar compuesta de familias, y en parte porque mucha de la fuerza de lareligin se hace comprensible dentro de la familiaUna de las quejas ms universales del clero de todaslas confesiones es la sensacin de cargar con toda la responsabilidad (Comparar con las quejas de Moissen Nmeros 11:11ss.) Esto puede abarcar desde las ideas en cuanto a la programacin hasta quien apagalas luces de la oficina. Toda esta concentracin que carga a otro con la responsabilidad suena muyfamiliar. Hace eco de los padres o esposos atrapados en posiciones hiperfuncionadoras dentro de lafamilia. Los resultados para la familia congregacional son parecidos: nunca es posible responsabilizar a

    los dems intentando hacerles responsables, ya que ese mismo intento les quita la responsabilidad. Loque rara vez se les ocurre a los hiperfuncionadores es que, en cualquier tipo de familia, el resto del sistemapuede hipofuncionar como respuesta de adaptacin! Es decir, se ha llevado una correccin homeostticafamiliar a una posicin extrema. Nadie recuerda el cumpleaos del hiperfuncionador; se le perdonan conmenos facilidad los errores. Las familias no le permiten girar en descubierto. Como dijo un burcrata demucha experiencia: Si necesitamos hacer algo rpido, nunca se lo damos a la persona con la mesa msdespejada, sino siempre al trabajador con la mesa ms atiborrada de papeles. Edwin H. Friedman:Generacin a generacin. El proceso de las familias en la iglesia y la sinagoga. Nueva creacin.

    10. Algunos clrigos toman distancia no solo de su familia de origen sino tambin de su familia nuclear y en

    su lugar ponen la mayor parte de su energa en el trabajo. Ellos pueden encontrar ms intimidad con otrosen su rol como pastor que lo que ellos lo hacen con los miembros de su propia familia. Puede ser que supareja e hijos no los vean y admiren a ellos del modo como los miembros de su iglesia lo hacen y ellosnecesiten la clase de respeto y admiracin que le prodigan sus feligreses. Sus iglesias llegan a ser latotalidad de su mundo. Otros pueden sentir un monto de culpa que los empuja a hacer bien su trabajo o unsentido de insuficiencia que los lleve a demostrar permanentemente su competencia. Los asuntosvinculados a su familia de origen tienen que ver con esto. Ronald W. Richardson:Becoming a healthier

    pastor. Family Systems Theory and the pastors own family. Fortress press.

    11. Nosotros hemos tenido un dficit de una adecuada teologa que tome en cuenta la necesidad de la salud

    mental para los clrigos. Comnmente dos temas han sido sealados a los clrigos y seminaristas. Se tratade dos mensajes contradictorios que han sido: Sea un siervo fiel y sacrificado y Usted es poco sabio sise desgasta a s mismo de tal modo que sufra un colapso antes de su jubilacin. Charles L. Rassieur:

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    Stress management for ministres. Practical help for clergy who deny themselves the care they give to

    others. The Westminster press.

    12. Algunos pastores pasan tanto tiempo ocupados con los problemas de otros y preocupaciones en la iglesiaque no pueden prestar atencin a su propio bienestar y a su vida personal. Ellos pueden ver y ministrar alos problemas de los otros relativamente bien, pero eluden los propios. Ellos pueden sentirse sorprendidoscuando caen bajo los efectos de una dificultad fsica, emocional o social que dificulta su trabajo, suhabilidad para ministrar a otros y su vida familiar. Ronald W. Richardson:Becoming a healthier pastor.

    Family Systems Theory and the pastors own family. Fortress press.

    13. La mayora de la gente cree que la pastora o el pastor son sexualmente pasivos. Se considera que el pecadoms grande de los clrigos y clrigos es el sexo, que equivocadamente se ha convertido en el smbolomximo de la naturaleza carnal. Por eso, las hermanas y hermanos prefieren pensar que su lder estranquilo en este aspecto y no se lo pueden imaginar en actividades sexuales. Sara Baltodano:

    Pastoreando a la pastora y al pastor. Visiones y Herramientas. Itinerario por la Teologa Prctica.Volumen 1. ISEDET.

    14. En vista de lo expuesto, como pastores estamos delante de un dilema: somos llamados a asumir los doloresde otros, ms tenemos dificultades para asumir los propios. Ahora, si descuidamos el cuidado de nosotros,o sea, si no permitimos que otros cuiden de nosotros, acabaremos tornndonos incapaces de cuidar a losotros. En otras palabras, la credibilidad tica del pastor pasa por el cuidado de s mismo. Cuidar denosotros mismos es una forma sabia de amor propio. Y, como sabiamente afirmaba Eric Fromm, el amor as mismo es constitutivo del genuino amor, de modo que amar a los otros y el amor a s mismo no seexcluyen sino que se complementan. El mismo Jesucristo se otorga el derecho de parar a descansar a finde conseguir llevar adelante su ministerio. l buscaba fuerzas de lo Alto en la meditacin y en la oracin.Jesucristo, siendo Dios y al mismo tiempo hombre, conoci la vulnerabilidad humana. Por eso,dependiendo de la situacin de sobrecarga, l se negaba a ser absorbido por el pueblo y se retiraba hacialugares desiertos para meditar y orar (Mateo 14: 23; Marcos 1: 35). Lothar Hoch: Cuidando de loscuidadores. Ctedras Carnahan 2009. ISEDET.

    15. Ustedes deben cuidarse a s mismos, y cuidar a los miembros de la iglesia de Dios. Recuerden que elEspritu Santo los puso como lderes de la iglesia, para que cuiden a todos los que Dios salv por mediode la sangre de su propio Hijo.Hechos 20: 28.

    16. Leonardo Boff describe tres tipos de patologa del cuidado: la negacin, la obsesin y el descuido. En lanegacin del cuidado, el cuidador muchas veces trabaja con un ritmo frentico, despreciando los cuidados

    bsicos consigo mismo, como alimentacin, sueo, ocio y descanso simplemente porque no se da cuentade sus propias necesidades. Hay un embrutecimiento personal que lleva, con el correr del tiempo a ladeshumanizacin de las relaciones. En el cuidado excesivo, o sea la obsesin que origina el narcisismo, elcuidador se pierde entre el cuidado de s mismo y el de otro, pasando a protegerse de tal manera que

    perjudica a su ejercicio profesional y a sus relaciones. La relacin de ayuda toma lugar de formaimpersonal, tcnica y comercial. Para Boff, uno de los grandes desafos del ser humano es justamentecombinar trabajo con cuidado, componiendo un modo de ser integral. En el descuido, o sea la carencia decuidado, no se evala el todo, el cuidador no se percibe como parte integrante del proceso de cuidar. No seda cuenta que no estando bien, su trabajo estar comprometido. Pocos son los profesionales que,conscientes de su cansancio, se permiten alterar su agenda. Muchos asumen tareas ms all de sus

    posibilidades y aun observando sus necesidades se empean al mximo en lo que hacen, tratndose a smismos con displaciente descuido. En esta misma perspectiva del descuido consigo mismo, ThomasHeimann, citando a Rachel Remen, destaca que el papel del cuidador es mantenido a costa de un alto

    precio para el individuo. Apunta al hecho que el ndice de divorcios, de suicidios y la incidencia de5

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    dolencias provocadas por la tensin son mucho mayores entre los profesionales de la salud que entre losprofesionales de otras reas y del pblico en general. Esto se da, en parte, por el hecho de que muchosprofesionales intentan suprimir determinados aspectos de su naturaleza humana, asumiendo una posturareprimida durante la mayor parte del tiempo. Roseli M. Khnrich de Oliveira: Cuidando de quem cuida.Um olhar de cuidados aos que ministram a Palavra de Deus. Editora Sinodal.

    17. Hay en algunos una tremenda dicotoma que lleva a separar de Dios todo lo que sea placer, porque en elfondo se cree que Dios no ama el placer del hombre, y que a lo sumo lo tolera para darle un respiro al serhumano en su camino de perfeccin. Solo modificando esa imagen falsa de Dios es posible vivirreligiosamente los momentos agradables de la vida. Otras personas no pueden sostener una experienciagozosa, porque a los pocos minutos comienzan a sentir una especie de molestia interior, y entonces buscaninmediatamente algo que hacer, que signifique empeo y esfuerzoPor eso el ocio tiene valor en smismo, y no es necesario justificarlo diciendo que prepara al hombre para trabajar mejor. Su funcin esante todo devolverle al hombre la amplitud de su mirada, para que no crea que la vida se reduce a lo que lhace en el pequeo mbito de su actividad. Vctor Manuel Fernndez:Actividad, espiritualidad ydescanso. Vida armoniosa y unidad interior. San Pablo.

    18. Los cambios en la sociedad tienen un ritmo acelerado. Dichos cambios afectan a la familia. Y la familiapastoral no est al margen de los nuevos vientos que soplan. Una de las manifestaciones de este cambio esla creciente intensificacin de la actividad de la mujer en las ciencias, las artes, el comercio y la cultura engeneral. En la ciudad de Buenos Aires, y supongo que en el resto de Amrica Latina tambin, el nmerode mujeres que asiste a las universidades supera al de los varones. Consecuentemente, en algunas

    profesiones, las mujeres ya superan a los varones en nmero. En el futuro, ocurrir lo mismo con elministerio cristiano? Como la iglesia est enmarcada en la sociedad, esta realidad cambiante afecta enforma creciente a las familias pastorales. Los bajos sueldos que reciben la mayora de los pastores suelentraer dificultades. A veces se producen serias tensiones porque la esposa gana el doble o el triple que sumarido pastor. Dicha situacin suele herir el narcisismo de algunos pastores o despertar el espritu de

    revancha de algunas esposas, tantos aos sometidas. Jorge Len:Psicologa pastoral para el ser humanointegral. Ediciones Kairs.

    19. (Refirindose al ministro) Porque un conocimiento de su propio dolor le permite convertir su debilidad enfuerza y ofrecer su propia experiencia como fuente de curacin para los que, a menudo, estn perdidos enla oscuridad de su propio sufrimiento incomprendidopero una vez que el sufrimiento es aceptado, ya noes necesaria la negacin. Y el ministro puede convertirse en un servidor que cura desde sus heridasMientras un mdico puede seguir siendo un buen mdico aun siendo su vida privada un desordencompleto, ningn ministro puede ofrecer un servicio sin un conocimiento constante y vital de su propiaexperiencia. Henri Nouwen:El sanador herido. PPC

    20. Estas son algunas sugerencias para los pastores para lograr la propia nutricin: 1) Aparte algn momentode su agenda diaria para usted mismo, para hacer algo que encuentre satisfactorio y renovador. 2) Dse austed mismo un regalo cada da, algo que le parezca nutritivo 3) Tmese un da completo por semana, unalicencia por estudios adems de un perodo de vacaciones por ao 4) Trate de ser realista en cuanto a lasmetas de su ministerio y de su vida 5) Corra y haga algunos ejercicios de yoga todos los das para reducirtensiones y entonar el cuerpo 6) Desarrolle varias tcnicas para reducir el estrs y aquietar su ser interior7) Encuentre una persona o grupo pequeo en el cual se sienta cmodo, relajando su carcter profesional,ventilando las frustraciones que se han acumulado, discutiendo temas personales o profesionales 8)Permtase rer regularmente con otros y de usted mismo 9) Arrisguese permitiendo que su vulnerabilidad

    se muestre ms 10) Expngase a experiencias regulares de avivamiento, tales como un taller estimulante ycursos de educacin permanente, tiempo para sumergirse en un libro excitante o una refrescanteconversacin con un amigo ntimo 11) Cuando el flujo interior de energa creativa se bloquea, participe de

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    una renovacin teraputica, con sesiones que le provean energa y estn a cargo de un terapeutacompetente. Howard Clinebell:Asesoramiento y cuidado pastoral. Libros desafo.

    Hugo N. Santos

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    Cuidando a los que cuidan

    1. La dimensin de cuidado en una perspectiva global

    El cuidado se est tornando un concepto importante y actual en nuestros tiempos posmodernos. El telogocatlico Leonardo Boff escribi un artculo con un significativo ttulo: El cuidado esencial: principio de unnuevo ethos. Sintetizar los pensamientos centrales de esta importante publicacin. Boff considera el cuidadocomo una categora esencial, capaz de inspirar un nuevo acuerdo entre los seres humanos y una nueva relacin

    para con la naturaleza. La famosa fbula 220 del filsofo romano Higino ya defina al ser humano como un ser decuidado, algo que fue asumido con profundidad por el filsofo alemn Martn Heidegger, en su conocida obra Ser

    y Tiempo.

    Para el hombre, el cuidado posee una dimensin ontolgica, lo que quiere decir que penetra en laconstitucin del ser humano. Sin cuidado, dejamos de ser humanos. Boff insiste que si el cuidado es unaconstitucin ontolgica del ser humano, entonces este concepto fundamenta un nuevo ethos. Ethos, en el

    sentido de la palabra griega, es la forma cmo organizamos nuestra casa, el mundo que habitamos con los demsseres humanos y con la naturaleza.

    En un esfuerzo de desentraar, o sea, de tirar de las entraas las palabras a su riqueza original, Boffrecuerda que en latn, cuidado significa cura. En su sentido ms antiguo, cura se escriba en latn coera y que seusaba en un contexto de relaciones humanas de amor y de amistad. Cura quera expresar la actitud de cuidado, dedesvelo, de preocupacin y de inquietud por un determinado objeto o por la persona amada.

    El sentidode cogitare es el mismo de cura: cogitar es pensar en otro, colocar la atencin en l, mostraratencin por l y revelar una actitud de desvelo, hasta de preocupacin por el otro. El cuidado solo surge cuandola existencia de alguien tiene importancia para m. Paso, entonces, a dedicarme a l, me dispongo a participar desu destino, de sus bsquedas, de sus sufrimientos y de sus conquistas, en fin, de su vida. Boff recuerda que, en las

    lenguas antiguas, tenemos la expresin cura de almas para designar al sacerdote o al pastor cuya incumbenciareside en cuidar el bien de las personas y acompaarlas en su trayectoria religiosa. Tal preocupacin no se hacesin celo y dedicacin, sin delicadeza, como convienen a las cosas espirituales.

    Enseguida, Boff pasa a examinar dos modos de ser del mundo: el modo de ser del trabajo y el modo de serdel cuidado. Vale la pena que nosotros nos detengamos un momento en el examen de esos dos modos de ser. Boffaclara que un modo-de-ser es la forma como la persona se estructura y se realiza en el mundo junto a los otros.Mejor todava: es una forma de ser-en-el-mundo y, a partir de ah, pasa a ser una forma de relacionarse con lasdems cosas. Cuando decimos ser-en-el mundo estamos hablando de una forma de estar presente, de navegar porla realidad y de relacionarse con todas las cosas del mundo. En ese recorrido y en ese juego de relaciones, el serhumano va construyendo su propio ser, la propia autoconciencia y la propia identidad.

    a) El modo-de-ser del trabajo

    El modo de ser-en-el-mundo del trabajo se da en forma de interaccin y de intervencin. El ser humano es unser por naturaleza creativo. No vive en una distancia biolgica con la naturaleza. Por el contrario, interviene enella, procura conocerla, identifica sus leyes y sus ritmos, toma ventajas de ellas y torna su modo de vivir mscmodo. Y por el trabajo que l adapta de la mejor manera a su deseo construye su habitat. Por el trabajo, l

    prolonga la evolucin e introduce realidades que, posiblemente, la evolucin jams ira a producir, como uncastillo, una ciudad, una mquina, una red de comunicacin. Por el trabajo, l se integra en la conduccin del

    proceso evolutivo que se hace entonces co-evolutivo, vale decir la naturaleza y las sociedades humanas con susorganizaciones, sistemas, mquinas y ciudades entran en simbiosis y co-evolucionan juntas.

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    En cierta forma, el trabajo est presente en el dinamismo de la propia naturaleza. Una planta o un animal tambintrabajan, en la medida que se integran con el medio, cambian informaciones, se muestran flexibles y se adaptan enfuncin a su supervivencia. En el ser humano inteligente, sin embargo, el trabajo se transforma en un modo-de-serconsciente y asume el carcter de un proyecto y de una estrategia con sus tcticas de corporizacin en lanaturaleza.

    Primitivamente, el trabajo era ms una interaccin que una intervencin en la naturaleza. El ser humanomantena una relacin de veneracin y de comunin con ella y solamente utilizaba aquello que necesitaba para

    sobrevivir y hacer cmoda su vida. Podemos decir que, desde el surgimiento del homo habilis, cuando se inventel instrumento, comenz el proceso de intervencin del ser humano en la naturaleza. Se transform en unaconstante a partir del homo sapiens (del cual somos descendientes directos). Y se instituy como un procesoorgnico a partir del neoltico, cuando el ser humano dej las cavernas y comenz a construir casas, villas ysistemas de domesticacin de animales y de plantas, proceso que termina con la tecno-ciencia de nuestros das.

    Fue por el trabajo que los seres humanos formaran las culturas como modelacin de la naturaleza enconsonancia con sus proyectos y valores. En ese proyecto se revelaba ya una voluntad de poder y de dominacinsobre la naturaleza. Ello se reforz cuando el ser humano se sinti desafiado por los obstculos que encontraba.Entonces aument su agresividad y exasper su industria e ingenio. Comenz a utilizar un tipo de razn, unainstrumental analtica, pues esta era apropiada para una intervencin profunda en la naturaleza. Esta haca que el

    modo-de-ser del trabajo exija objetividad, o sea, que imponga un cierto distanciamiento de la realidad a fin deestudiarla, acumular experiencias con ella de modo de enseorearse sobre ella. De acuerdo con Boff, a medidaque se fue avanzando en este ansia objetivista y cosificador, el ser humano cre los aparatos que desgastan lasenergas y aumentan las posibilidades de sus sentidos. Hoy, ms y ms, el trabajo es hecho por mquinas,computadoras, autmatas y robots que sustituyen, en gran parte, la fuerza del trabajo humano.

    La lgica de ser-en-el-mundo en la forma del trabajo es una actitud del hombre de situarse sobre las cosaspara dominarlas y colocarlas al servicio de sus intereses personales y colectivos. El centro est en el ser humano,lo que dio origen al antropocentrismo. El antropocentrismo configura aquella actitud mediante la cual solamentese ve con sentido las cosas a medida que ellas se ordenan en funcin al ser humano y satisfacen sus deseos. Esaactitud de poder y de dominacin del mundo usa hasta la agresin para alcanzar sus objetivos utilitaristas, se lanzahacia fuera de s en la aventura del conocimiento y de la conquista de todos los espacios de la Tierra y, en el da

    de hoy, hasta del espacio celeste.

    b) El modo-de-ser del cuidado

    La otra forma de-ser-en-el mundo se realiza por el cuidado. El cuidado no se opone al trabajo, pero le confiereuna modalidad diferente. Por el cuidado no vemos la naturaleza de todo lo que en ella existe como objetos. Lanaturaleza no es muda. Ella habla. Evoca. Emite mensajes de grandeza, belleza, perplejidad y fuerza. El serhumano puede escuchar e interpretar esas seales. Se coloca junto a las cosas, al pie de ellas y se siente unido aellas. La relacin no es de dominio, s de convivencia. No es pura intervencin, pero principalmente interaccin,

    comunin e de cuidado de las cosas.Cuidar las cosas es tener intimidad con ellas, sentirlas a partir de adentro, acogerlas, respetarlas, darles

    sociego y reposo. Cuidar es entrar en sintona con las cosas. Auscultarle el ritmo y entrar en onda con ellas. No esuna razn analtica instrumental que es llamada a funcionar. Ms que un logos (razn) es unpathos (sentimiento)que ocupa aqu la centralidad.

    Este ser-en-el-mundo en la forma de cuidado hace que el hombre y la mujer vivan una experienciafundamental de aquello que tiene importancia y valor. No es un valor utilitarista solo para mi uso- sino paradarle valor a las cosas en s mismas, valor oculto y revelado en su naturaleza que irradia y se conecta con todo ycon todos. A partir del valor inherente a las cosas, emerge una dimensin de alteridad, de reciprocidad ycomplementariedad. Ese valor supremo tiene el carcter de misterio, en el sentido de siempre anunciarse en todo

    y, al mismo tiempo, recogerse en todo. Ese misterio no es vivido como lmite, sino como ilimitado y sin fronterasdel ser humano y su propio mundo. l no da miedo. Fascina y se deja experimentar como un gran tero que, porser valor supremo, nos realiza supremamente. Ese misterio tambin fue llamado de Dios.

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    En este modo-de-ser del cuidado no hay lugar para la agresividad, hay una convivencia amorosa. En vezde dominacin, hay una compaa de uno al lado y junto a otro. Por eso mismo, en tiempos pasados, las personasse sentan incorporadas al todo. Eran sociedades marcadas por el profundo sentido de lo Sagrado del universo y

    por la reverencia en presencia de la vida y de toda la creacin.

    c) La dictadura del modo-de-ser del trabajo

    El gran desafo para el ser humano es combinar trabajo con cuidado. Ellos no se oponen. Se limitanmutuamente y, al mismo tiempo, se complementan. Juntos constituyen una integralidad de la experiencia humana,

    por un lado ligada a la objetividad y por otro a la subjetividad. El equvoco consiste en oponer una dimensin aotra, y no verlas como modos-de-ser del nico y el mismo ser humano.

    La historia, a partir de las revoluciones del neoltico, nos muestra un drama de perversas consecuencias: laruptura entre trabajo y cuidado. Lentamente comenz a predominar el trabajo como afn nervioso, busca frenticade eficacia, de produccin y de dominacin creciente de la Tierra. El colombiano Luiz Carlos Restrepo dice, conrazn, que todos nos hicimos herederos de Alexandre, el Grande (336-323 a.C), el arquetipo del guerrero y delconquistador1. Ahora, la ideologa latente en el modo-de-ser-trabajo es una conquista del otro, del mundo, de la

    naturaleza, en una forma de dominacin pura y simple. Ese modo-de-ser mata la ternura, liquida el cuidado ydistorsiona la esencia humana.

    Por eso, la dominacin del modo-de-ser del trabajo masculiniza todas las relaciones, abre espacio para elantropocentrismo (dominacin del ser humano, hombre y mujer), androcentrismo (dominacin del hombre), el

    patriarcalismo y el machismo. Estamos de vuelta con expresiones patolgicas de masculino desconectado defemenino, o animus sobrepuesto a anima. El cuidado fue asociado con feminizacin de las prcticas humanas,como obstculo a la objetividad de la comprensin, como impedimento de la eficacia.

    La dictadura del modo-de-ser trabajo est actualmente conduciendo a la humanidad a un impasse crucial:o ponemos limites a la voracidad productivista, asociando trabajo y cuidado, o vamos al encuentro de lo peor. Porla exasperacin del trabajo productivo se desperdiciarn recursos no renovables o se quebrarn los equilibrios

    fsico-qumicos de la Tierra. La sociabilidad entre los humanos se romper por la dominacin de pueblos sobreotros y por la lucha reida de clases. De ah la urgencia actual de rescatar el modo-de-ser del cuidado esencial,como el ser correctivo indispensable.

    d) El rescate del modo-de-ser de cuidado

    El rescate del cuidado no se hace a costa del trabajo sino mediante una forma diferente de entender y derealizar el trabajo. Para eso, el ser humano necesita volverse sobre s mismo y descubrir su modo-de-ser-cuidado.Precisamos retomar la reflexin sobre la naturaleza del cuidado esencial. La puerta de entrada no puede ser una

    razn calculatoria, analtica y objetivstica. Ella nos lleva al trabajo-intervencin-produccin y ah nos aprisiona.Tanto es as que las mquinas y las computadoras muestran mejor que los seres humanos- el funcionamiento deeste tipo de razn-trabajo.

    Pero hay algo en los seres humanos que no se encuentra en las mquinas. Algo que surge a travs de millonesde aos del proceso evolutivo cuando emergern los mamferos, dentro de cuya especie nosotros nos inscribimos:el sentimiento, la capacidad de emocionarse, de envolverse, de afectar o de sentirse afectado. Solo los seres vivos,especialmente los humanos podemos sentarnos a la mesa con un amigo frustrado, colocarle la mano en el hombro,tomar con l un vaso de cerveza y traerle consolacin y esperanza. Construmos el mundo a partir de lazosafectivos. Esos lazos tornan a las personas y a las situaciones preciosas como portadoras de valor. Nos

    preocupamos por ellas. Tomamos tiempo para dedicarnos a ellas. Sentimos responsabilidad por el lazo que crece

    entre nosotros y los otros. La categora cuidado recoge todo ese modo-de-ser. Muestra como funcionamos en lacondicin de seres verdaderamente humanos.

    1O direito ternura, p. 21-24.10

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    En consecuencia, de esta reflexin se evidencia que lo dado originario no es el logos, la razn, sino elpathos, la capacidad de empata, del cuidado y del sentimiento. Todo comienza con el sentimiento que nos tornasensibles a todo lo que est a nuestro derredor. Es el sentimiento que nos une a las cosas y nos envuelve con las

    personas. Es el sentimiento que nos produce un encantamiento de la imagen de grandeza de los cielos, laveneracin delante de la complejidad de la madre Tierra, un enternecimiento delante de la fragilidad y de lavitalidad de un recin nacido. Recordemos la frase de El Principito, de Antoine de Saint Exupry: Es con elcorazn (sentimiento) que se ve correctamente, lo esencial es invisible a los ojos.

    Un psicoanalista atento al drama de la civilizacin moderna, como el norteamericano Rollo May, podacomentar: Nuestra situacin es la siguiente: en la actual confusin de episodios racionalistas y tcnicos,perdemos de vista y nos despreocupamos del ser humano, necesitamos ahora volver humildemente al simplecuidado...; creo que solamente l nos permite resistir al cinismo y a la apata, que son las dolencias psicolgicasde nuestro tempo.2

    Boff concluye diciendo: importa colocar en todo el cuidado. Eso significa conceder el derecho deciudadana fundamental a nuestra capacidad de sentir al otro; tener compasin con todos los seres que sufren,humanos o no-humanos; obedecer ms a la lgica del corazn, de la cordialidad y de la gentileza que a la lgicade la conquista y del uso utilitario de las cosas. Significa derribar la dictadura de la racionalidad fra y abstracta

    para dar lugar al cuidado. Significa organizar el trabajo en sintona con la naturaleza, sus ritmos y sus

    indicaciones. Significa respetar la comunin que todas las cosas tienen entre s y con nosotros. Significa colocar elinters colectivo de la comunidad, la comunidad bitica y terrenal en la cima de los intereses exclusivamentehumanos.

    2.- La dimensin de cuidado en el rea de las relaciones de ayuda

    En el brillante artculo que acabamos de presentar, Leonardo Boff no hace referencia explcita a lasimplicaciones de su visin de cuidado para la iglesia como institucin de cuidado. Fue evidente, con todo, que laresponsabilidad por el cuidado de la Creacin y de la criatura humana es un desafo que extrapola en mucho lacapacidad de la iglesia y de sus agentes pastorales.

    El cuidado, segn Boff, es un modo de ser que necesita ser cultivado por todas las fuerzas de la sociedadcontempornea a nivel global. La iglesia es apenas una entre otras. Ella necesita aliarse a las dems fuerzas vivasy, de manera modesta, pero decidida, ofrecer su contribucin para que el espritu depredador y deshumanizantesea paulatinamente exorcizado y, en su lugar, cultivado un espritu de ternura y de cuidado, tanto en relacin a lanaturaleza como a las relaciones interpersonales y al cuidado de nosotros mismos.

    En una entrevista reciente, el psiquiatra norteamericano Robert Klitzman3cuenta como una experiencia dedolor puede cambiar la forma de los profesionales del rea de salud de atender a sus pacientes. Como los demscolegas del rea, tambin Klitzman estaba convencido de estar vistiendo una casaca blanca mgica que lo tornabainmune a las enfermedades. Sin embargo, en el momento en que l mismo, de forma inesperada, estuvo enfermo y

    tuvo que ocupar el lecho de un hospital, l se dio cuenta de su propia fragilidad. l confiesa que esa experienciahizo que l cambiara su forma de tratar a sus pacientes y se volviera ms sensible a las quejas y las necesidades delas personas que atenda en su consultorio. Parece que Henri Nouwen, en su conocida obra Sofrimento queCura4, tena razn al decir que por medio de nuestras propias heridas, podemos tornarnos fuente de vida para elotro.

    La experiencia relatada por Klitzman parece repetirse entre otros profesionales de ayuda como enfermeras,psiclogos, profesores y pastores. Una investigacin hecha por una estudiante de maestra de la EST en unaunidad de terapia intensiva (UTI) de un gran hospital de Porto Alegre llama la atencin al hecho de que el ndicede divorcios, de dolencias fsicas y de suicidios entre los profesionales de la salud son mayores que entre

    profesionales de otras reas y del pblico en general.5. Con mucha propiedad Amauri M. Cardoso afirma que

    2Eros e represso, p.338; 340.3Revista ISTO, So Paulo, n. 2014, de 11 de junho de 2008, p.6-11.4 P.119.5 Cf. Thomas Heimann, Cuidando de cuidadores, p.105.

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    profesionales de las relaciones de ayuda pueden estar de tal forma identificados con su papel que se pierde lahumanidad en funcin de la profesin pues temen mostrar determinadas emociones y sentimientos de duda,fragilidad, los deseos e intereses estrictamente personales o todo cuanto puede ser visto por otros como unafalla.6

    3.- La dificultad de los cuidadores en el mbito de la iglesia para cuidar de s mismos

    Una iglesia tiene como primera vocacin ser iglesia de cuidado. El gran desafo puesto para nosotros,pastores, telogos, dirigentes de iglesias y lderes laicos, consiste en conciliar el cuidado del mundo, el cuidadodel pueblo de Dios y el cuidado de nosotros mismos.

    Para lograr esto parece que, a veces, es necesario que nosotros mismos entremos en crisis. En unainvestigacin reciente, una de las alumnas de la maestra en Teologa de la Escuela Superior de Teologa de SanLeopoldo hizo una investigacin entre las pastoras y pastores de la Iglesia Evanglica de Confesin Luterana delBrasil (IECLB).7 La investigacin mostr que la gran mayora de los pastores tienen dificultad para administrar eltiempo y se sienten sobrecargados8. La investigadora llama la atencin en el hecho que en la negacin delcuidado, el cuidador trabaja muchas veces a ritmo frentico, despreciando los cuidados bsicos para s mismos

    como alimentacin, sueo, ocio y descanso, simplemente porque no se da cuenta de sus propias necesidades9

    Un conocido pastor brasilero admirado por muchos por su don evangelstico, en una actitud de

    introversin y de coraje, afirm que el pastor debe saber que no pasa de ser un ser humano. Cuando no tienerespeto para su dimensin humana, el cuerpo se cansa, el alma se agota y el espritu pierde la alegra de servir,

    pues su trabajo espiritual es lo ms estresante que existe. 10

    En vista de lo expuesto, surge la pregunta si el pastor tiene obligacin de corresponder a la imagen que setiene de l o tiene el derecho de asumir su fragilidad. En qu medida el ser pastor y el ser persona soncompatibles? o el ejercicio del ministerio exige que se abdique de ser persona?

    No voy a hablar aqu como alguien que ya resolvi ese dilema, sino como alguien que contina tratandode relacionar adecuadamente esas dos dimensiones de su ser. Respetando opiniones diferentes, deseo compartiralgunas convicciones que se fueron afirmando a lo largo de los aos en que he servido en la obra del Seor.

    Parto de la premisa teolgica de que, en cuanto vivimos en este mundo, estamos expuestos a la fragilidadde nuestra condicin humana, tambin en cuanto a ministros o profesores de teologa. El Apstol Pablo nosrecuerda que tenemos este tesoro en vasijas de barro para que se vea que tan sublime poder viene de Dios y node nosotros (2 Corintios 4:7). Tener el tesoro del Evangelio en vasos de barro significa que Dios lo ha dispuestode ese modo para que la gloria del ministerio no sea nuestra, sino nicamente de l. Dios ha dispuesto que nadieque ejerce el ministerio de la predicacin, la enseanza y de la cura tenga un concepto de s ms alto que el quedebe tener, sino ms bien piense de s mismo con moderacin segn la medida de la fe que Dios le ha dado(Romanos 12:3).

    En suma: la primera condicin para ser pastores y pastoras, diconos y diaconisas, misioneros ymisioneras, profesores o catequistas de la iglesia de Cristo es asumir nuestra condicin humana, como seresfrgiles y carentes. Quien encuentra que, al convertirse a Cristo y recibir el don del Espritu Santo se deja de ser

    persona humana se est engaando a s mismo porque est queriendo sobrepasar los lmites que el Creador leimpuso.

    Asumir nuestra condicin de persona humana, no significa, sin embargo, que nos conformemos connuestras limitaciones, flaquezas, dudas y neurosis. Asummoslas para poder trabajarlas, para podernos

    perfeccionarnos, para poder lograr un crecimiento autntico en la fe, en el amor y en el servicio, lo que latradicin de la iglesia llama santificacin. Podemos tambin negar nuestra condicin de persona imperfecta y

    6 Apud Roseli M.K.de Oliveira, op.cit, p.767 Cf. Roseli M.K. de Oliveira. Cuidando de quem cuida, p.56ss.8 Op.cit. p.65-68. Ms de un tercio de los pastores que participaran de la investigacin se sienten sobrecargados igual cuando no estntrabajando.9 P.74s.10 Apud Roseli M.K. de Oliveira, op.cit. p.83.

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    tratar de vivir una imagen de lo que consideramos ser un cristiano o un pastor ideal, casi perfecto. Hay personasque, por algn tiempo, a veces tambin por largo tiempo, consiguen evitar de confrontarse con los lados oscurosde su ser y mostrar una imagen como de pastor modelo. Mi experiencia de iglesia es que tales conos de la feun da acaban tropezando y cayendo: tropezando con el rigor del legalismo que se imponen a s mismos y a susfieles y cayendo con los problemas personales que jams fueron capaces de asumir de modo que pudiesen sertrabajados espiritual y psicolgicamente.

    Cuando, por una concepcin errnea o pretenciosa de lo que significa ser pastor, dejamos de

    confrontarnos con nuestra propia debilidad e nuestras sombras, la tendencia es de que no sabremos entender lasimperfecciones y las sombras de los otros. Muchos tienen miedo de oir en profundidad los dolores de las otraspersonas porque nunca oirn ni se confrontarn en profundidad con sus propios dolores y sus propios miedos.

    Nadie es capaz de acoger en la otra persona, aquello que no acogi dentro de s mismo. Nadie escucha enla otra persona aquello que no aprendi a oir dentro de s mismo. Quien no conoce su propia humanidad no toleraa la del otro. Por otro lado, basta que un ministro de la iglesia se conozca razonablemente bien para que se tornehumilde, para que sea tardo en juzgar a otros y cauteloso en considerarse un modelo para los dems.

    Ahora, el Espritu Santo no solo nos capacita para la osada de ejercer el ministerio. l, igualmente, noscapacita para asumirnos nuestra flaqueza. Solo cuando permitimos que el amor de Dios, a travs de la accin delEspritu Santo, revele la dimensin de nuestra miseria humana, nosotros entenderemos el misterio de la gracia de

    Dios y de la justificacin por la gracia que penetra en los poros oscuros de nuestra existencia. Este es el sentidodialctico de la afirmacin del Apstol Pablo cuando dice: Porque cuando soy dbil, entonces soy fuerte (2da.Corintios 12: 10).

    Es parte de la teologa de la cruz el soportar diariamente la cruz de nuestra fragilidad humana. Buscamosel nuevo ser humano? Lo buscamos, s. Pero lo buscamos en la humildad de quien sabe que nunca loalcanzaremos, en cuanto peregrinamos en este mundo. Por tanto, nadie de nosotros debe ser como modelo paralos otros.11Al decir esto, necesito aclarar que hago una distincin entre ser modelo y ser ejemplo. Ser ejemplo defe y de conducta es parte de nuestro ministerio, pues sirve para la edificacin de la comunidad. El querer sermodelo para los dems est basado en la conviccin de que existe un solo modo de creer y de ser un cristiano queagrada a Dios, a saber, su propio modo. Para el pastor que se considera modelo, solo existe un patrn de ser

    cristiano y, todos los que lo siguen, deben ser ms o menos iguales a l. Tales pastores tienen dificultad para laautocrtica y para acoger positivamente la crtica ajena.

    Por otro lado, el pastor que procura ser un ejemplo para sus fieles, da libertad a que los miembros de sucomunidad se desenvuelvan en la fe de modo que haya diversidad, respetando la singularidad de cada individuosegn el misterio de la multiformidad de la accin del Espritu Santo entre nosotros.

    Confieso que el ejercicio de la humildad no es tarea fcil para ninguno de nosotros. A veces es necesarioentrar en crisis con nosotros mismos y con el pastorado para que aprendamos que es necesario trabajar algunascuestiones que tal vez estemos aplazando hace ya mucho tiempo. En la prctica, sin embargo, nos falta la libertad

    para hablar sobre nosotros mismos como personas.

    Hay diferentes razones para eso. Quiero destacar las siguientes:

    - No tenemos una teologa que vincule de forma adecuada el ser pastor con ser persona.

    - Nuestra formacin teolgica acostumbra privilegiar los aspectos doctrinarios y racionales y se resiste a vernuestra personalidad como un todo.

    - Consideramos las cosas del rea personal y familiar como irrelevantes para la teologa y para nuestroministerio.

    - Tenemos dificultad para hablar de nuestros problemas con nuestros colegas o por miedo de no sercomprendidos, o por falta de confianza entre unos y otros. En sentido autocrtico, necesitamos admitirque, no es raro que experimentemos a nuestros colegas ms como concurrentes que como hermanos oconsejeros.

    11 Lo que la Escritura pide de nosotros es que atendamos diligentemente para que ningum seja faltoso (Hebreos 12: 15) y queimitemos la fe de nuestros guas (Hebreos 13:7).

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    - Tenemos dificultades para hablar de nuestros problemas con los miembros de nuestra parroquia porqueeso podra manchar nuestra imagen delante de nuestra comunidad.

    - Por fin, tenemos dificultad para hablar de nuestros problemas con la direccin de nuestras iglesias porqueno estamos seguros de ser bien comprendidos. No porque les falte buena voluntad, sino porque las

    personas que ocupan cargos de jerarqua en la iglesia, a menudo, son escogidas ms por causa de susdones administrativos que por su sensibilidad pastoral y su capacidad de escuchar.

    A modo de conclusin

    En vista de lo expuesto, como pastores estamos delante de un dilema: somos llamados a asumir losdolores de otros, ms tenemos dificultades para asumir los propios. Ahora, si descuidamos el cuidado de nosotros,o sea, si no permitimos que otros cuiden de nosotros, acabaremos tornndonos incapaces de cuidar a los otros. Enotras palabras, la credibilidad tica del pastor pasa por el cuidado de s mismo. Cuidar de nosotros mismos es unaforma sabia de amor propio. Y, como sabiamente afirmaba Erich Fromm, el amor a s mismo es constitutivo delgenuino amor, de modo que amar a los otros y el amor a s mismo no se excluyen sino que se complementan 12.

    En ese sentido, entiendo que es urgente que nosotros, como iglesia y como ministros de la palabra,

    comencemos a cambiar alguna cosa referida a la forma como conducimos nuestra vida y como ejercemos elministerio pastoral, tanto para nuestro bien como para la credibilidad del mensaje que proclamamos a los otros.

    El mismo Jesucristo se otorga el derecho de parar y descansar a fin de conseguir llevar adelante suministerio. l buscaba fuerzas de lo Alto en la meditacin y en la oracin. Jesucristo, siendo Dios y al mismotiempo hombre, conoci la vulnerabilidad humana13. Por eso, dependiendo de la situacin de sobrecarga, l senegaba a ser absorbido por el pueblo y se retiraba hacia lugares desiertos para meditar y orar (Mateo 14: 23;Marcos 1: 35).

    Es importante que aprendamos a cuidar de los otros sin negarnos al cuidado de nosotros mismos con elriesgo de enfermarnos. Como discpulas/os de Cristo necesitamos momentos de meditacin y de recogimiento

    para evitar que nos tornemos superficiales en nuestro trabajo. Es esencial buscar una integracin equilibrada entreaccin y contemplacin. Personalmente, estoy convencido de que parte de la crisis de la iglesia en los dasactuales tiene una relacin directa con la crisis de los que apacientan el rebao.

    Volvendo a Boff. l dijo: importa colocar en todo el cuidado. Eso incluye el cuidado de nosotrosmismos. Pues, en cuanto seres humanos, vasos de barro, presentados con dones y talentos y, al mismo tiempo,marcados por flaquezas e imperfecciones, si queremos ejercer bien nuestro trabajo de pastores/as y consejeros/as,necesitamos perfeccionar, con la gracia de Dios y con sufrimiento, nuestra principal herramienta de trabajo:Nosotros mismos!

    Lothar Hoch

    Instituto Universitario ISEDET

    Ctedras Carnahan 2009

    12 Cf. A. Garca RUBIO, Superao do infantilismo religioso, p.310.13 Cf. Anselm GRN. Jesus - Modelo do ser humano. So Paulo : Loyola, 2004.

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    Cuestionario para pastores y pastorasNota: Este cuestionario es un primer borrador en el intento perfectible de ayudar a explicitar y compartir como se siente la pastora /

    pastor en el ejercicio de su ministerio.

    1. Si tuviese algn problema para resolver (personal, familiar, con la iglesia, etc.) Tiene o tendraalguien con quien conversar?. (tache lo que no corresponda)

    S

    No.

    2. Si contesta que s con quien lo hara? (Marque con una cruz)

    Cnyuge

    Familiares

    Amigo/a

    Pastor/a

    Profesional (psiclogo, mdico, etc.)

    Otros:

    3. Ud. es pastor/a porque (Marque con una cruz los tems con los que se siente identificado)

    Quera servir a Dios

    Sinti un llamado

    Su iglesia o familia esperaba que lo fuera Deseo de ayudar a otros

    Compromiso social

    Sentirme importante

    Otros motivos:

    4. Usted considera que las iglesias metodistas, en general (Marque con una cruz los tems que consideracorrectos)

    Ayudan a sus pastores y pastoras

    Exigen mucho o ponen una sobrecarga a sus pastores/as

    Idealizan a sus pastores/as como si fuesen superhombres o supermujeres

    Se consideran amigas de sus pastores y pastoras

    Son hipercrticas de sus ministros/as

    Reconocen explcitamente los dones y los esfuerzos pastorales

    5. Usted tiene cuidado de s mismo en cuanto (Marque con una cruz)

    Sueo

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    Alimentacin

    Ejercicio fsico

    Chequeos fsicos peridicos

    Salud mental

    Salud fsica general

    Vnculos interpersonales Vida familiar

    Ocio, pasatiempo

    Algn otro aspecto, en particular:

    6. Usted se considera una persona cuidada? (tache lo que no corresponda)

    S

    No

    7. Qu piensa usted de la afirmacin: En el contexto de la iglesia metodista, ser pastor o pastora dastatus o poder (Tache lo que no corresponda)

    De acuerdo

    No concuerdo

    8. Qu piensa usted de la siguiente afirmacin: Ser pastor o pastora, en s mismo, ayuda a la salud

    psquica y espiritual? (Tache lo que no corresponda) De acuerdo

    No concuerdo

    9. Su tiempo referido a la casa (en horas semanales, aproximadamente)

    Con pareja, hijos, otros familiares:

    Atendiendo su casa, auto, trmites, otras tareas del hogar:

    Ocio, pasatiempo:

    10. En el mbito de la iglesia

    Preparacin de sermones, clases o estudios bblicos:

    Asesoramiento pastoral:

    Visitas, viajes:

    Administracin, reuniones:

    11. En el mbito personal

    Devocional, oracin, lectura bblica:

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    Deporte u otra actividad fsica: Cul?

    Descanso (incluya sueo)

    Otro trabajo:

    12.Como pastor/a usted se siente la mayor parte del tiempo (Marque lo que corresponda)

    Feliz, satisfecho Un poco desanimado y/o desilusionado

    Bien, pero sobrecargado

    Exhausto, estresado

    Otro sentimiento importante para destacar:

    13.En cuanto a su espiritualidad, cmo se siente (Marque lo que corresponda)

    Estoy en un buen momento No estoy muy bien

    Necesito pensar ms en eso

    Siempre bien

    Otros:

    14.Podra la iglesia ayudarlo a cuidarse mejor? (tache lo que no corresponda)

    No

    S

    15.Si contesta s a la pregunta anterior: De qu manera?

    16. Deseo hacer algn comentario ms sobre mi persona o esta encuesta:

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