Cultivando Marihuana. Capitulo 6: La Luz

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con Manuel Freiría

VILa luz y el fotoperiodo

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VILa Luz y El Fotoperiodo

Las plantas toman energía de la luz para convertir en azucares el dióxido de carbono y las sustancias nutritivas que adquieren a través de las raíces a partir del agua.

Podríamos decir que las hojas de nuestras amigas son una central de energía solar fotovoltaica, la luz impacta sobre las hojas y se llevan a cabo desde las reacciones químicas que permiten a los vegetales vivir.

La luz, técnicamente es la parte del espectro electromagnético capaz de ser percibido por el ojo humano (porque efectivamente, existen luces que los ojos humanos no son capaces de percibir, como puede ser la luz ultravioleta o los infrarrojos). Precisamente existen teorías que dicen que nuestras plantas amigas resinan para protegerse de los rayos ultravioletas, esos que nos ponen la espalda fina cuando nos quedamos dormidos en la playa.

En balcón o exterior colocaremos nuestras plantas de medicina en una posición suficientemente soleada para que reciban cuando menos ocho horas de luz directa. Buscar un lugar con menos horas de insolación, seguramente hará que nuestros cogollos sean pequeñitos, y aunque aromáticos y sabrosos, de poca carga en cannabinoides y THC.

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En los interiores, debemos utilizar medios artificiales para que la marihuana tenga suficiente luz para desarrollarse.

Desde los años 70 se empezaron a realizar las pruebas de “calle” con tubos fluorescentes de baja ca-lidad y voltaje, ¡era lo que había!, pero aquellos emprendedores fueron capaces de llevar adelante cosechas cada vez más exitosas, sobre todo cuando descubrieron que las lámparas de mercurio que se usaban para iluminar las vías públicas estaban diseñadas para dar el máximo de luz con el menor consumo de energía, contrariamente a las lámparas caseras optimizadas para la capacidad del ojo humano. A día de hoy existe un exitoso comercio basado en iluminación específica para plantas, sobre todo de flor cortada para cultivar fuera de temporada.

¡¡Uy!! , parece que a algunos de nosotros se nos empiezan a poner los dientes largos y se nos está lle-nando la cabeza de balastros, bombillas y ventiladores... Debemos advertir de algo importante: Para la realización de una instalación como la necesaria para un cultivo de marihuana bajo luz artificial, es necesaria la supervisión de un técnico que verifique que nuestro sistema de cableado es ade-cuado para soportar durante horas tensiones de varios cientos de watios.

¡LOS EXPERIMENTOS CON GASEOSA! Una instalación inadecuada puede provocar un corto o que se fundan los cables y cause un incendio.

Cultivando en guerrilla, balcón o huerta, con un poco de tu ayuda, la naturaleza se encargará de que todo ocurra como debe ser. Las plantas habrán crecido hasta finales de Junio y a partir de ese mo-mento, tras un portentoso estirón, se pondrán a florecer y a intentar ser fecundadas para conseguir descendencia que perpetúe la especie para la próxima primavera.

En un ambiente artificial, deberemos suplir a la naturaleza con unos cuantos trucos y conocimientos técnicos de fácil adquisición.

LA LUZ EN VEGETATIVO

Los requerimientos lumínicos de la marihuana son diferentes mientras se encuentra en periodo de crecimiento o vegetativo que cuando se encuentra en floración.

Simulando el ciclo natural, en vegetativo se le proporciona una luz más “blanca”, que se puede ob-tener de las lámparas de Halogenuros metálicos, de mercurio, los modernos bulbos CFL o bien me-diante la última tecnología desarrollada para el cultivo vegetal, que es a base de LED’s (Diodos emiso-res de Luz) donde se combinan colores azules, rojos y naranjas.

En el caso de los led, la luz azul provoca el estiramiento de las plantas, mientras que los anaranjados y rojos se encargan de proporcionar frondosidad.

En favor de la luz LED hay que decir que es de relativamente bajo consumo, pero las luminarias que implementan esta tecnología todavía son muy caros.

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A favor de los halogenuros metálicos que con poco gasto de materiales y de electricidad (250w/m2) proporcionan una luz más que suficiente, pero si no somos cuidadosos la alta salida de rayos ultra-violeta de este tipo de lámparas pueden provocarnos problemas como quemaduras en las plantas y la generación de un ambiente excesivamente seco deseado por todo tipo de plagas, en especial las arañas rojas.

Entendemos que los CFL son la solución intermedia entre precio, consumo y tranquilidad en el cultivo. Con un CFL de 250W debería bastarnos para iluminar un m2.

LA LUZ EN FLORACIÓN

En condiciones naturales, la marihuana comienza la floración tras el solsticio de verano (el día de las hogueras), en que los días comienzan a acortarse y el sol empieza a acostarse en el horizonte dando unas tonalidades de luz más cálidas a medida que vamos avanzando hacia el otoño. Simulando pues las condiciones naturales, se les proporciona una luz más amarillenta.

Para este periodo son ideales las lámparas HPS (alta presión de sodio) con una potencia mínima de 400w/m2, y aunque también son útiles los CFL para floración, (los que tienen alrededor la rayita na-ranja, en vez de la azul de las de vegetativo) no son tan efectivos y las plantas no sudarán tanto como con el primer método. Para florar con LED es necesario invertir una notable cantidad de dinero en fo-cos y cintas laterales. La flora en LED no es un asunto para iniciados a menos que estén sobrados de €.

¿Cuándo poner a florecer nuestro indoor?

Las plantas se ponen a florecer a partir de que tienen unos dos meses de edad (es decir, son adultas) y están suficientemente desarrolladas.

Para entender el por qué del periodo de floración, necesitamos detenernos un ratillo en un concepto básico del cultivo de los vegetales en interior.

EL FOTOPERIODO

Se denomina fotoperiodo al conjunto de procesos de las especies vegetales mediante los cua-les regulan sus funciones biológicas valiéndose de las pautas de las estaciones, la duración de los días las noches y el ciclo solar.

Pongámonos en el lugar de una mata de yerba: Los días empiezan a acortarse, el ambiente empieza a refrescar… Pues la planta detecta por medio de los fitocromos que la noche se hace cada vez más larga, y en presencia de oscuridad descarga determinada hormona que va activando el proceso de floración (florígen), es decir, la marihuana cuenta las horas de noche para florecer. Y parece razonable, cuanto más tiempo sea oscuro a lo largo de toda una jornada, significará que más cerca está el invierno, y la necesidad de la planta empieza a convertirse en florecer para reproducirse y que la especie perviva la próxima temporada antes de que una tormenta y el frío la destroce.

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A esto es a lo que nos referimos los cultivadores cuando hablamos de los fotoperiodos 12/12 para la floración, aceptados universalmente para la mayoría de las variedades Índicas e Híbridos, contra la exposición 18 de luz / 6 oscuridad en crecimiento vegetativo.

Con el cultivo del cannabis, siendo tal la cantidad de variedades y cruces existentes, es difícil ser ca-tegórico, pero como concepto general podemos decir que entre 18 y 24 horas de luz cada día, una planta crecerá indefinidamente y no entraría nunca en floración (a excepción, claro está, de las variedades auto florecientes, que provienen de las zonas más australes, donde las plantas aprovechan para florecer en cuantos se dan las condiciones adecuadas sin importarles en demasía cuantas sean las horas de luz que reciben).

A partir del momento en que las plantas tienen la edad y tamaño adecuado podemos:

• Cambiar las horas de luz a 12 bruscamente, manteniéndolas las otras 12 horas en COMPLETA oscuridad.

• Reducir las horas de luz poco a poco, (1/2 hora semanal), lo que implicará un mayor desa-rrollo de los botones florales aunque también prolongará la etapa de floración pudiendo llegar hasta cuatro meses en función de las reducciones de luz que vayamos haciendo.

• Hacerlas enloquecer rompiendo en momentos aleatorios los ratos de luz u oscuridad, con la esperanza de que se estresen y produzcan de pura locura, flores masculinas en los cuerpos de las plantas femeninas, que nos proporcionarán una deliciosa pero infumable cosecha de cañamones feminizados.

Bueno, ya tenemos los cuatro elementos, la tierra, el agua, el aire y el fuego. ¿Qué, vamos a por los ca-ñamones y practicamos un poco?

Y recordad que jugando con fuego, es posible quemarse. Seamos cautos y prudentes.