FACULTAD DE CIANCIAS Y EDUCACIÓNLICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN MATEMÁTICAS

JOSUÉ JARAMILLO MUÑOZCÓD. 20102145027

¿CULTURA DE PAZ?

Durante más de medio siglo Colombia viene sufriendo un conflicto armado, empezado por allá en los años 50, en la época de la violencia, conflicto entre los partidos liberal y conservador, por tal llamado bipartidista, los cuales tendrían sus orígenes mucho antes, pero esa es otra historia. Conflictos que se originaron por una serie de elementos y que de los cuales se ha dicho que el Estado era débil, otros que por la posesión de la tierra, al igual que la diferencia demarcada entre ricos y pobres, la persecución a la población civil por sus preferencias políticas, las tendencias comunistas de la época, el narcotráfico, etc., etc.

Por tal motivo, así mismo como la “cultura de la guerra” ha estado en casi tres generaciones colombianas, de igual forma se ha estado hablando de “cultura de la paz”; ya sea porque se quiera un fin al conflicto, o porque se quiera una tregua de alguna de las partes involucradas, o porque ya es suficiente de tanta matanza por ambas partes, o porque ya es suficiente de tanta inversión a la misma y nada a la educación, o porque queremos un país libre de lo que generó la misma, o simplemente ya estamos cansados de tanta retórica de los autores del conflicto que somos inertes a las promesas de los mismos.

Así que se ha venido involucrando una frase que al leerla pareciera la panacea de todo lo que se ha vivido durante 60 años “cultura de paz”, pero si hablamos de cultura de paz, no es simplemente dar fin a la guerra, o fin al conflicto, o que con esto, ya Colombia tenga la paz, no, no seamos tan ilusos, pues para que se genere dicha cultura tendríamos que cambiar la forma de pensar, la forma de perdonar, la forma de sentir, en fin tendríamos que cambiar el pensamiento Colombiano.

¿Y por qué?, pues, las Naciones Unidas en 1998, Resolución A/52/13, dice que la cultura de paz consiste en una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones; de los cuales se identifican ocho ámbitos de acción para los actores o los directamente involucrados, a saber:

Se dice que se debe promover una cultura de paz por medio de la educación, que a su vez promuevan valores, actitudes y comportamientos que propicien dicha cultura de paz; Promover el desarrollo económico y social sostenible y que se reduzca las desigualdades económicas y sociales, erradicando así la pobreza, garantizando una seguridad alimentaria sostenible, justicia social; Promover el respeto de todos los derechos humanos, por ende, si hay guerra no hay paz y la violencia predomina y no se puede garantizar los mismos.

De igual forma, garantizar la igualdad entre mujeres y hombres, con la plena participación de las mujeres en la toma de decisiones, eliminando así la violencia y discriminación contra la mujer; promover la participación democrática, hacer valer los principios, prácticas y participación democrática en todos los sectores de la sociedad; Promover la comprensión, la tolerancia y la solidaridad entre todos, no solo entre unos pocos si no entre los que más necesitan de la ayuda realmente; Apoyar la comunicación participativa y la libre circulación de la información y conocimientos, teniendo en cuanta que la libertad de expresión en los medios de comunicación

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son de mucho cuidado para la sociedad; Promover la paz y la seguridad internacional, teniendo en cuenta que la eliminación de productos de tráfico de armas, los conflictos de las fronteras, los conflictos de los países vecinos, también pueden influenciar en la sociedad.

Todos estos ámbitos de acción, como los llama la ONU, son en el papel muy ciertos, verdaderos, hermosos, bonitos, y hasta se puede decir que se pueden cumplir, pero la realidad es otra, ya que aplicar estos ámbitos en un país donde se mata por una cerveza, un celular, por un piropo, y que donde se ve, que las leyes se aplica más a los pobres o de bajos recursos que a los poderosos, y donde se ve que estos mismos hacen cualquier artimaña para no ir a la cárcel, o para tomarse una simple prueba de alcohol, o que si se cae un edificio no hay cárcel para ellos, o si se cae un puente, no importa, pues no esa plata del Estado, o que maten a una mujer por ser bonita, que un borracho al volante mate 5 personas no va a la cárcel, pues es de clase alta, pero si roba un cubo de concentrado de carne, le den 8 años, o que el 60% de la tierra en Colombia pertenezca al 2% de la población, o que un tecnólogo gane más que un maestro mientras que un arquitecto, ingeniero, gane el doble o el triple que el maestro, habiendo cursado los mismos 5 años de pregrado.

En fin, en un país tan desigual, tanto en población, estratos sociales, géneros, política, leyes, pensar en la cultura de paz sería una utopía, aunque nada se puede decir que está perdido, no, ya que podemos cambiar la educación, la forma de tratar a los demás, la forma de ver y asignar nuestros recursos, cuando nos dejemos de matar por un color político, o por rencores del pasado, y dejemos de lado nuestras diferencias, y los políticos se dediquen a hacer lo que les corresponde, a trabajar por el pueblo, que al fin y al cabo fue quien los eligió.

Cuando los recursos se distribuyan equitativamente, cuando se acaben las colas en las EPS, cuando la tierra sea de todos, cuando los trabajadores ganen lo justo, cuando se pierda la inmunidad burocrática, cuando se trabaje para el mismo lado, cuando las multinacionales no se queden con el sudor y el dinero de los pobres, cuando no tengamos que depender de un comercio internacional, cuando reconozcamos nuestros campesinos, nuestros trabajadores, cuando no seamos un producto más del mercado, y no tengamos que evaluarnos a diario, cuando las obras públicas duren y cuesten lo que deban durar y costar.

Cuando aceptemos que todos somos Colombianos y no que por ser de familia de tal se le atienda mejor, que no tengamos más niños con hambre, que el Chocó sea realmente un Departamento y se inviertan los recursos en su población, que la guajira tenga la infraestructura que se merece, cuando se respeten nuestros indígenas y se les reconozca su estatus, cuando la guerra sea solo un cuento de hadas, cuando se pueda transitar por todo Colombia sin tener temor de que lo roben o secuestren, cuando las vacaciones sean para todos iguales, al igual que los sueldos, cuando la educación sea para todos y gratis.

En fin, cultura de paz, no es más que una palabra que toca construir entre todos, así como la democracia, la cultura de paz, es de todos, por todos y para todos.

BIBLIOGRAFÍAhttp://www3.unesco.org/iycp/kits/Depliant%20d%C3%A9cennie/Depliant%20esp%20def.pdf