Cultura democrática y cultura de justicia electoral · ¿Qué tanto cree que a los gobernantes les...

63
Cultura democrática y cultura de justicia electoral Manual del participante Centro de Capacitación Judicial Electoral México, Distrito Federal, febrero de 2011 www.te.gob.mx www.te.gob.mx/ccje/ http://www.te.gob.mx/ccje/unidad_capacitacion/materiales_capacitacion.html [email protected]

Transcript of Cultura democrática y cultura de justicia electoral · ¿Qué tanto cree que a los gobernantes les...

Cultura democrática y cultura de justicia electoral

Manual del participante

Centro de Capacitación Judicial Electoral

México, Distrito Federal, febrero de 2011

www.te.gob.mx www.te.gob.mx/ccje/

http://www.te.gob.mx/ccje/unidad_capacitacion/materiales_capacitacion.html [email protected]

2

Índice

Introducción ...................................................................................................... 4

1. Cultura política democrática ....................................................................... 9

1.1 El concepto de cultura política .................................................................. 9

1.2 Cultura política y democracia .................................................................. 10

1.3 Los componentes de la cultura política democrática .............................. 15

1.4 Generación de una demanda social de democracia ............................... 19

1.5 Reapropiación ciudadana de la política .................................................. 20

2. Cultura política en México ......................................................................... 21

2.1 Información sobre política ....................................................................... 22

2.2 Interés en la política ................................................................................ 24

2.3 Percepción sobre la política .................................................................... 25

2.4 Disposición hacia la democracia ............................................................. 30

2.5 Organización y participación ciudadanas ................................................ 32

2.6 Percepción sobre la ley, la legalidad y la justicia .................................... 34

3. Cultura de justicia electoral en México .................................................... 39

3.1 La relevancia de la justicia electoral en la democracia mexicana ........... 39

3.2 La cultura de la justicia electoral como componente de la cultura política democrática .................................................................................................. 41

3.3 El enfoque garantista y la protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos (JDC)............................................................................... 42

4. La contribución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en el desarrollo de una cultura de justicia electoral. 49

4.1 El Centro de Capacitación Judicial Electoral (CCJE) y la capacitación y difusión de la justicia electoral ...................................................................... 50

Recapitulación ................................................................................................ 57

Referencias bibliográficas ............................................................................. 59

3

Índice de gráficas

Gráfica 1: Conocimiento de los ciudadanos sobre política federal y estatal 23

Gráfica 2: Principales medios de comunicación por los cuales la ciudadanía

se entera de lo que pasa en política 24

Gráfica 3: Lo que los ciudadanos generalmente hacen cuando la gente

empieza a hablar de política 25

Gráfica 4: Percepción de los ciudadanos sobre la política 26

Gráfica 5: Percepción ciudadana sobre lo que piensan sus gobernantes

¿Qué tanto cree que a los gobernantes les interesa lo que piense la gente

como usted?

27

Gráfica 6: Percepción de los ciudadanos sobre lo que los diputados y

senadores toman en cuenta al elaborar leyes 27

Gráfica 7: Percepción de los ciudadanos sobre la necesidad de los partidos

políticos para la mejoría del país 28

Gráfica 8: Confianza ciudadana en las instituciones del Estado mexicano 29

Gráfica 9: Confianza ciudadana en las instituciones públicas que no

pertenecen al Estado mexicano 30

Gráfica 10: Perspectiva ciudadana sobre el estado de la democracia en

México 30

Gráfica 11: Preferencia de la ciudadanía por la democracia como forma de

gobierno 31

Gráfica 12: Insatisfacción ciudadana con la democracia en México 32

Gráfica 13: Participación ciudadana. ¿Alguna vez ha llevado a cabo las

siguientes acciones? 33

Gráfica 14: Participación ciudadana. Dígame por favor si usted forma parte

o ha formado parte de alguna de las siguientes organizaciones 34

Gráfica 15: Percepción de la legalidad: ¿Qué tanto cree que en el país las

personas respetan la ley? 34

Gráfica 16: Percepción de la legalidad. En su opinión, ¿las leyes se aplican

para lograr el beneficio de todos o sólo de algunos cuantos? 35

Gráfica 17: Percepción ciudadana de los responsables de la corrupción en

México 36

Gráfica 18: Percepción de la legalidad en México. ¿Estamos más cerca de

un gobierno que viola los derechos de los ciudadanos? 37

4

Cultura democrática y cultura de justicia electoral

Al final del curso, los participantes reconocerán la importancia de una cultura de justicia electoral en el desarrollo del régimen democrático mexicano, y del quehacer del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación como garante de los derechos político-electorales de los ciudadanos.

Introducción

Este manual pretende explicar la importancia de la cultura política democrática

como un elemento que puede ayudar a fortalecer el régimen democrático, y

modelar las conductas y estrategias de autoridades, partidos políticos y

ciudadanos.

Subyace a este planteamiento la idea de que “el vigor y la estabilidad de una

democracia moderna no dependen solamente de la justicia de su estructura

básica, sino también de las cualidades y actitudes de sus ciudadanos”

(Kymlicka y Norman 1996, 6). En ese sentido no importan solo las instituciones

como el tipo de gobierno o el sistema de partidos, sino además una cultura

política democrática, la cual deviene en una condición favorable para la

estabilidad, desarrollo y calidad de la democracia.

Como lo afirma Robert Dahl, una democracia tendrá muchas más

probabilidades de sortear las crisis si una mayoría de ciudadanos prefiere esta

forma de gobierno y se conduce conforme a sus valores y principios (Dahl

1999, 178).

De hecho, sin cooperación y autocontrol de la ciudadanía en prácticamente

todas las áreas de la vida social, como lo han argumentado Kymlicka y Norman

(1996, 14), la capacidad de las sociedades democráticas de funcionar con éxito

disminuye progresivamente y, en el extremo, corren el riesgo de colapsar.

5

En este manual se analizan los resultados de diversos estudios y encuestas

sobre la cultura política nacional. Los datos son inquietantes: dejan ver que

sectores de la ciudadanía están insatisfechos con la democracia, o peor aún,

que no la consideran como la mejor forma de gobierno. Por esto, se concluye

que en el caso mexicano es necesario desplegar un esfuerzo adicional y

construir no sólo una cultura democrática, sino además una cultura de la

justicia electoral.

La cultura de la justicia electoral procura identificar el papel central que en una

democracia como la mexicana tiene todo el dispositivo normativo e institucional

diseñado para resolver las controversias electorales mediante los mecanismos

jurisdiccionales. Más específicamente, la justicia electoral cumple funciones

cruciales para el buen desarrollo de la democracia, dado que permite:

Mantener la paz social al encauzar los conflictos político-electorales por

vías institucionales.

Proteger los derechos político-electorales de los ciudadanos.

Asegurar la realización de elecciones limpias y equitativas.

Garantizar la legalidad y constitucionalidad de los actos y las

resoluciones de autoridades electorales y partidos políticos.

En ese sentido, este manual también destaca la importancia de una cultura de

justicia electoral, la cual pasa por reconocer la importancia de los tribunales

electorales en la resolución de los conflictos políticos y electorales a través de

mecanismos institucionales. Se resaltan también los efectos positivos que

implica para la consolidación democrática, ya que permite mantener y restaurar

la legalidad de los procesos y preservar los derechos fundamentales de los

ciudadanos.

Si bien las instituciones tienen tareas clave al fomentar y mantener una cultura

democrática y de justicia electoral, ambas requieren de una exigencia de los

ciudadanos para el cumplimiento de las leyes, que las autoridades se apeguen

a los principios democráticos, que tutelen efectivamente los derechos político-

electorales de los ciudadanos, que cumplan con determinados estándares, que

6

sus criterios sean consistentes, que sus resoluciones estén debidamente

fundadas y que éstas sean comprensibles para un público no especializado.

Sin embargo, mientras la ciudadanía carezca de los conocimientos,

herramientas y habilidades técnicas para hacerlo, no podrá realizar esa

fiscalización. Por lo tanto es necesario establecer canales institucionales que

permitan una interacción positiva con base en mecanismos de transparencia,

capacitación y divulgación, simplificación de trámites, y acercamientos mutuos

de manera sistemática y frecuente. El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la

Federación (TEPJF) asume esa responsabilidad como propia al ser la máxima

autoridad jurisdiccional en la materia electoral, como le reconoce la

Constitución.

El presente manual concluye revisando las funciones del TEPJF que

contribuyen a generar un compromiso público con la defensa de la democracia,

y aquellas otras que están orientadas a fortalecer las competencias ciudadanas

para ejercer una vigilancia atenta y crítica sobre el desempeño institucional.

La cultura de la justicia electoral es una avenida que, al ser transitada en

ambos sentidos: de las instituciones hacia la ciudadanía y de ésta hacia las

primeras, puede contribuir a fortalecer la efectividad de los tribunales

electorales y, en consecuencia, a reforzar la confianza ciudadana en ellos,

creando un círculo virtuoso que afiance la democracia mexicana.

Contenido del Manual

Este manual explica las características conceptuales de la cultura democrática

y la cultura de la justicia electoral desde la literatura especializada. La

exposición del tema está integrada por cuatro unidades que ofrecen un

panorama general que va de la revisión teórica al caso mexicano, con la

siguiente estructura:

1. Cultura política democrática.

2. Cultura política en México.

7

3. Cultura de justicia electoral en México.

4. La contribución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación

(TEPJF) en el desarrollo de la cultura de la justicia electoral.

En el primer apartado se desarrollan los elementos conceptuales de cultura

política, los tipos que proponen algunos especialistas, su relación con la cultura

democrática y los componentes de esta última. Finalmente se muestra cómo

desarrollar y fortalecer la democracia a partir de los valores de la cultura

política democrática.

En el segundo apartado se analiza la cultura política en México a partir de

información cuantitativa extraída de las diversas Encuestas sobre Cultura

Política (ENCUP) que se aplicaron en México en 2001, 2003, 2005 y 2008.

Esta información se complementa con datos del Latinobarómetro 2009 y 2010.

Se evalúa la percepción que tienen los ciudadanos sobre política, la disposición

que muestran hacia la democracia, su nivel de participación y sus opiniones

respecto a la ley, la legalidad y la justicia.

En el tercer apartado se aborda la importancia de la justicia electoral en la

democracia mexicana y cómo forma parte de su cultura democrática. Se hace

énfasis en cómo el enfoque teórico del “garantismo” ha servido para fortalecer

la justicia electoral a partir de la adopción de una visión amplia sobre la

protección de los derechos políticos electorales de los ciudadanos.

En el último apartado se explica el rol que juega el Tribunal Electoral del Poder

Judicial de la Federación para la promoción de la cultura política democrática,

no sólo al resolver conflictos electorales y proteger los derechos políticos

electorales de los ciudadanos, sino además desde la dimensión de divulgación,

capacitación e investigación de la cultura democrática y de la cultura de justicia

electoral.

8

Ubicación del tema dentro de la oferta académica del CCJE

Este manual fue elaborado como material de apoyo del curso Cultura

Democrática y Cultura de Justicia Electoral que es impartido por el Centro de

Capacitación Judicial Electoral (CCJE) del Tribunal Electoral del Poder Judicial

de la Federación (TEPJF), como parte de su oferta de capacitación externa.

El curso es de nivel general, y está dirigido a ciudadanos interesados en la

materia cultura política y democrática, funcionarios electorales y militantes de

partidos políticos. Para tomar este curso, se recomienda que los participantes

hayan cursado o conozcan los fundamentos de algunos temas de nivel general

como Régimen democrático, Derecho Electoral Mexicano, y Autoridades

electorales.

La oferta y los materiales de capacitación de los cursos que imparte el CCJE

pueden consultarse en la dirección electrónica:

http://www.te.gob.mx/ccje/unidad_capacitacion/materiales_capacitacion.html

Los materiales de capacitación elaborados por el CCJE tienen el fin de

fortalecer la transmisión de conocimientos dirigida a organismos electorales,

partidos políticos, agrupaciones políticas y ciudadanos interesados en la

materia electoral.

9

1. Cultura política democrática

Al final de esta sección, los participantes identificarán el concepto y tipos

de la cultura política, su relación con la cultura política democrática la

forma de arraigar y fortalecer la cultura democrática.

1.1 El concepto de cultura política

Cultura política es un término de uso muy extendido. Se le utiliza de manera

genérica y coloquial para referir un conjunto de actitudes, ideas, reacciones o

comportamientos sociales frente a fenómenos políticos. Pero la amplia difusión

del término no ha implicado una mejor comprensión de su significado.

La cultura es el conjunto de símbolos, normas, creencias, ideales, costumbres,

mitos y rituales que toda sociedad construye para representarse al mundo y

explicarse los distintos fenómenos que en él ocurren. Se trata de sentidos

socialmente compartidos que otorgan identidad a los miembros de una

comunidad, generan un sentido de pertenencia y orientan la acción de sus

miembros.

La política, por su parte, es el ámbito de la sociedad relativo a la organización y

ejercicio del poder: “Es el espacio donde se adoptan las decisiones que tienen

proyección social, es decir, donde se define cómo se distribuyen los bienes de

una sociedad, o sea, qué le toca a cada quién, cómo y cuándo” (Peschard

2008, 9).

Si se reúnen ambos elementos se tiene una primera aproximación al concepto.

Cultura política es el conjunto de concepciones, juicios, valores y actitudes que

una sociedad tiene en relación con el poder político (la autoridad, las

instituciones públicas, y en términos más generales el Estado) y también

respecto a las distintas formas en que los mecanismos de obediencia a las

leyes y autoridades se aplican.

10

Cuando se habla de cultura política no se está haciendo referencia a las

conductas objetivas de los ciudadanos y los actores políticos, a pesar de que

tales conductas expresan una determinada cultura política. No obstante, se

busca “penetrar en los supuestos fundamentales que gobiernan las conductas

políticas” (Peschard 2008, 17). En términos generales, se busca responder a

dos preguntas:

1) ¿Cuáles son las percepciones de la sociedad respecto a la política?

2) ¿De qué manera estas percepciones influyen en el desempeño de

instituciones políticas específicas y en la conducta de los políticos y los

ciudadanos?1

1.2 Cultura política y democracia

Estas preguntas alentaron las primeras investigaciones empíricas en la

materia, entre ellas La cultura cívica. Estudio sobre la participación política

democrática en cinco naciones (1963), en la que Gabriel Almond y Sidney

Verba se propusieron identificar la cultura política en la cual la democracia

liberal puede desarrollarse mejor.

Fue en ese estudio pionero donde Almond y Verba distinguieron las tres

dimensiones que integran la cultura política, esto es, las orientaciones

prevalecientes hacia los objetos políticos:

1 Ciertos autores ven con reserva el hecho de que en ocasiones se presente a la cultura política

como el factor casi único que explica el funcionamiento de las instituciones políticas, anulando el peso que pueden tener otras variables. Incluso algunos de ellos plantean que si hay una relación de causalidad, ésta es justamente la inversa: serían las instituciones políticas las que moldearían la cultura política y no al revés. Quienes así piensan, sostienen que las instituciones son las que estructuran y condicionan los comportamientos de los ciudadanos, al margen de si éstos se hallan personalmente convencidos de actuar en un determinado sentido. En consecuencia, el acento tendría que estar puesto en un buen diseño de las instituciones, de suerte que éstas fuercen a las personas a actuar bajo su lógica, independientemente de si creen o no en las bondades de la democracia. La relación, en todo caso, es de interdependencia y de recíproca influencia. Aunque analíticamente quizás sí es posible otorgar primacía a uno de los factores de la ecuación. Roberto Gutiérrez ha escrito a este respecto: “Es a partir de la cultura política que los miembros de una comunidad perciben, significan, comprenden y hacen funcionar de determinada manera al sistema político. Éste no existe al margen de la cultura política”. (Gutiérrez 1996, 74). Óptica bajo la cual tiene sentido afirmar que la democracia funciona mejor donde existe una cultura política que apoya y refuerza la institucionalidad y el marco normativo propio de la democracia.

11

1) La cognoscitiva, que remite a los conocimientos que la población tiene

en torno al sistema político en general y en torno a sus actores en

particular.

2) La afectiva, que remite a los sentimientos que el sistema político genera

en la población, y que pueden ser de apego o rechazo.

3) La evaluativa, que remite a los juicios que la población elabora acerca

del sistema político.

La forma en que las tres dimensiones se combinan, el peso específico que

tiene cada una de ellas y la forma como inciden en el sistema político,

constituye la base sobre la que descansa la clasificación de las culturas

políticas.

Sidney y Verba distinguen tres tipos puros de cultura política:

1. La cultura política parroquial, en la que los individuos:

Tienen una visión puramente local de la política.

Carecen de conciencia sobre la existencia de un gobierno central.

No se perciben a sí mismos como personas autorizadas o

capacitadas para influir en el curso de la política.

2. La cultura política subordinada, en la que los individuos:

Son conscientes de la existencia de un sistema político nacional.

Se relacionan con los productos de dicho sistema (como usuarios

de servicios públicos o beneficiarios de las acciones de gobierno).

No se involucran, más que de forma subordinada, en el proceso

de toma de decisiones del gobierno.

3. La cultura política participativa, en la que los individuos:

Tienen conciencia del sistema político nacional.

Están interesados en la forma cómo opera.

Tienen capacidad para influir en las decisiones y políticas

públicas y vigilan su aplicación.

12

Para Almond y Verba, una democracia estable requiere una cultura política que

ellos denominan cultura cívica, esencialmente participativa, pero con rasgos de

moderación y corresponsabilidad ciudadanas que dan a las autoridades un

margen importante de flexibilidad en su gestión. La cultura cívica es, entonces,

una cultura mixta, cuyos rasgos esenciales son los siguientes:

Una conciencia muy viva de los derechos ciudadanos y capacidad

para influir en las políticas públicas.

Un sentido de respeto y deferencia hacia la autoridad.

Un sentido de corresponsabilidad respecto de la comunidad.

Un buen número de miembros activos en diversos tipos de

asociaciones voluntarias.

Un alto orgullo por su sistema político. (Peschard 2008, 21-23).

Entre los diversos trabajos publicados posteriores a Almond y Verba destaca el

de Robert Putnam, Making Democracy Work (1993). Putnam analizó la

eficiencia de las instituciones democráticas en Italia. Ofreció evidencia empírica

en el sentido de que el buen o mal funcionamiento de dichas instituciones

dependía básicamente de la existencia o inexistencia de una cultura cívica

republicana. (Salazar 1996, 83)2

Otros de los factores que contribuyeron a nuevas investigaciones sobre cultura

política fueron los procesos de democratización que se dieron en Europa del

sur, América Latina y Europa del este, desde mediados de los años 70 y a lo

largo de los años 80 y parte de los 90; los cuales plantearon dos interrogantes

clave: i) ¿qué papel jugaron las élites políticas y distintos movimientos y

organizaciones sociales en el inicio de las transiciones?; y ii) ¿qué rol

2 Luis Salazar explica lo siguiente: “Partiendo de la reforma política que en 1970 descentralizó

al Estado italiano, creando gobiernos regionales y locales, (Putnam) se pregunta por las razones por las que, mientras en las regiones del norte las instituciones creadas lograron un alto nivel de eficiencia, en las regiones del centro y del sur, en cambio, el funcionamiento de las mismas muestra déficits considerables […] Después de descartar otras posibles explicaciones de esta eficiencia –mayor o menor polarización política, gobiernos de tal o cual partido, niveles de educación o urbanización-, Putnam llega a la conclusión de que la variable decisiva para entender el éxito o fracaso relativos de las instituciones democráticas de gobierno sólo puede ser la mayor o menor presencia de tradiciones y virtudes cívicas”. (Salazar 1996, 83).

13

corresponde desempeñar a los diferentes actores sociales y políticos en la

estabilización y consolidación de las democracias emergentes?

Respecto al primer punto, Ángel Flisfish (citado en Gutiérrez 2007, 118-9)

distinguió entre cultura política de las élites y cultura política de las masas. Con

base en ello, mostró que lo crucial en las transiciones es que exista un

consenso creciente a favor de la democracia en segmentos clave de las élites

políticas. Su planteamiento es que, en condiciones en que aún prevalece el

dominio autoritario, son estas élites las que tienen en sus manos la posibilidad

efectiva de generar y llevar adelante procesos de cambio político.

En torno a la segunda pregunta, diversos autores señalan que si bien la cultura

política puede no ser una variable decisiva en los procesos de transición, todo

indica que sí lo es en las etapas de consolidación democrática. Esto es, cuando

pasada la transición e instauradas las principales instituciones de la

democracia, ésta debe acreditar, en el día a día, su superioridad ética con

respecto a los regímenes autoritarios, así como su mayor capacidad de gestión

de la problemática social, de conducción política y de provisión de garantías de

orden en un contexto de libertad, pluralismo y respeto a los derechos humanos.

La superioridad de la democracia no es algo evidente por sí mismo a los ojos

de la población. La sobrecarga de expectativas, las crisis económicas, los

rezagos estructurales, las desigualdades, la inseguridad pública, pero también

las diferencias religiosas, étnicas o culturales, someten a duros desafíos a

todas las democracias, en especial a las democracias emergentes o recientes.

La persistencia de estas u otras problemáticas puede hacer dudar a

determinados segmentos sociales acerca de la viabilidad y conveniencia de la

democracia. Donde ésta carece de respaldo social, las crisis pueden escalar y

desembocar en el colapso del régimen democrático.

Robert Dahl argumenta que la preferencia de los ciudadanos por la democracia

es una variable que influye en la persistencia o no de una democracia:

A menos que una mayoría sustancial de los ciudadanos prefiera la democracia y sus instituciones políticas a cualquier alternativa no democrática y apoye a los

14

líderes políticos que sostienen las prácticas democráticas, la democracia difícilmente sobrevivirá a sus inevitables crisis. De hecho, incluso probablemente bastaría con una amplia minoría de antidemócratas violentos y militantes para destruir la capacidad de un país para mantener sus instituciones democráticas. (Dahl 1999, 178-9).

Más allá de estas situaciones límite, es un hecho que el funcionamiento

cotidiano y la calidad de la democracia dependen no sólo de un correcto diseño

de controles y equilibrios institucionales. Dependen también de las actitudes de

sus ciudadanos. Kymlicka y Norman (1997, 6) señalan que las democracias se

vuelven difíciles de gobernar e incluso inestables ahí donde no existen

ciudadanos con capacidad de tolerar y trabajar conjuntamente con individuos

diferentes, con deseos de participar en el proceso político a fin de promover el

bien público y sostener autoridades controlables, y con disposición a

autolimitarse y a ejercer la responsabilidad personal en sus reclamos

económicos.

Estos mismos autores exponen diversos ejemplos que muestran que el buen

funcionamiento de la democracia necesita cierto nivel de virtud ciudadana y de

preocupación por lo público:

Consideremos las múltiples maneras en que las políticas públicas dependen de las decisiones responsables a nivel de los estilos de vida personales: el Estado será incapaz de proveer cuidados sanitarios adecuados si los ciudadanos no actúan responsablemente hacia su propia salud (siguiendo una dieta balanceada, haciendo ejercicio y controlando el consumo de alcohol y tabaco); […] El Estado no podrá proteger el medio ambiente si los ciudadanos no aceptan reducir el consumo o practicar el reciclaje en sus propios hogares; la capacidad del gobierno para regular la economía puede debilitarse si los ciudadanos se endeudan demasiado o exigen aumentos salariales excesivos; los intentos de crear una sociedad más justa van a sufrir serios tropiezos si los ciudadanos exhiben una intolerancia crónica hacia la diferencia o si carecen de lo que Rawls llama “sentido de la justicia”. Sin cooperación y autocontrol en estas áreas, la capacidad de las sociedades liberales de funcionar con éxito disminuye progresivamente. (Kymlicka y Norman 1997, 14)

Resulta clave para la calidad y perdurabilidad de la democracia la existencia de

un extendido convencimiento social acerca de la deseabilidad del régimen

democrático, así como de la utilidad práctica de sus valores e instituciones.

15

1.3 Los componentes de la cultura política democrática

La democracia representativa es ante todo un método, un conjunto de

procedimientos para formar gobiernos, “pero este método presupone un

conjunto de valores éticos y políticos que lo hacen deseable y justificable frente

a sus alternativas históricas: el autoritarismo o la dictadura” (Salazar 2008, 25).

¿Cuáles son esos valores clave que deben ser entendidos y asumidos por los

ciudadanos, y que favorecen la existencia de la democracia?

Libertad

Es el valor que postula el derecho de cada individuo a realizar determinadas

actividades sin interferencias del Estado o de otros particulares. La libertad

individual no es irrestricta: se ve limitada por la necesidad de no afectar la

libertad de los demás y por la existencia de mayor o menor cantidad de

opciones para elegir. La ausencia de opciones limita en la práctica el ejercicio

de la libertad.

En las democracias, la libertad se institucionaliza en una serie de derechos

específicos (de pensamiento, expresión, tránsito, religión, etcétera). Vistos en

conjunto, son derechos que le permiten a la persona elegir y definir sin

interferencias su propio proyecto de vida.

Se puede distinguir, además, una específica libertad democrática, que significa

capacidad para elegir a quien nos gobierne. Supone el derecho de cada

individuo a participar en las decisiones colectivas. Esta libertad democrática

también se concreta en una serie de derechos como: expresión, reunión,

asociación, manifestación, sufragio.

Igualdad

En la democracia, el valor de la igualdad remite a la convicción de que todo

individuo es sujeto de los mismos derechos fundamentales. La igualdad

democrática, de naturaleza política, postula que todas las personas están

capacitadas para participar en política, formar gobiernos y autorizar políticas.

16

Esto supone un repudio a todo discurso que implique restringir el ejercicio de la

política a unos cuantos, y un rechazo a toda ideología que sostenga la

superioridad natural de raza, género o clase social, así como a toda práctica de

discriminación.

Ahora bien, tener los mismos derechos es distinto a homogeneizar a la

sociedad. La igualdad democrática es una igualdad “no uniformadora” (Salazar

2008, 31). Es decir, no pretende abolir el pluralismo y la diversidad, ni tampoco

anular las distinciones por méritos o capacidades.

Aunque la igualdad democrática no signifique igualdad material (social o

económica), no le es indiferente el tema. Y es obvio por qué: las desigualdades

extremas pueden limitar la posibilidad real de ejercer los distintos derechos,

incluidos los políticos. De ahí que la igualdad democrática sostenga un

compromiso ético con la promoción de la equidad económica y la inclusión

social y cultural.

Fraternidad

Es el valor que consiste en la conciencia de que, más allá de cualquier

identidad circunstancial o histórica, lo que une a todas las personas sin

excepción es su igual condición de seres humanos. Por ende, implica una

actitud de ayuda y colaboración con el otro, y sobre todo con aquel que

requiere asistencia o tiene algún tipo de desventaja (económica, física,

psicológica, etcétera). Un equivalente actual en el ámbito público al valor de la

fraternidad es la solidaridad.

De esa convicción primaria se desprende la idea de que, a pesar de sus

diferencias y conflictos, los miembros de una sociedad no deben verse como

enemigos irreconciliables. Lo anterior supone renunciar a actitudes impositivas

y beligerantes, basadas en la idea de que las diferencias sólo pueden

superarse mediante la aniquilación o la exclusión de los rivales.

La alternativa a esta visión bélica de la política y las relaciones sociales está en

el diálogo, el debate razonado, la ayuda y la tolerancia.

17

[Esto] no significa que la fraternidad democrática anule o supere la inexorable conflictividad de las sociedades modernas. En la medida en que se trata de sociedades plurales […] sólo pueden ser esencialmente conflictivas […] Pero existen dos modos totalmente opuestos de entender el conflicto y la competencia: como guerra […] o como lucha civilizada y pacífica entre adversarios capaces de convertir sus propias contradicciones en motor de un debate abierto y racional […] (Salazar y Woldenberg 2008, 34-35)

Tolerancia

La tolerancia democrática no se reduce a aceptar a los otros a regañadientes.

Si bien históricamente la tolerancia nació de una situación de equilibrio de

fuerzas en el que ninguno de los oponentes pudo imponerse a los demás,

teniendo que reconocerse mutuamente legitimidad y derechos (Salazar y

Woldenberg 2008, 34), actualmente la tolerancia supone:

o El respeto al otro y a su derecho a ser diferente.

o El derecho al disenso.

o El reconocimiento del otro como legítimo interlocutor.

o La admisión de que en política nadie tiene siempre toda la razón.

o La apertura a la crítica.

Pluralismo

Es el valor que reconoce a la diversidad como algo inherente y positivo a la

sociedad, que debe ser preservado como un bien en sí mismo. Es el polo

opuesto de todas las concepciones integristas, dogmáticas o fundamentalistas

que comparten una misma premisa: la de que un grupo social, un partido o una

ideología encarna todos los valores positivos.

El pluralismo entraña una concepción según la cual creencias diferentes e

incluso contradictorias pueden convivir en un mismo espacio político, sin que

ello represente riesgo alguno de disgregación social. El pluralismo está

estrechamente vinculado con el valor de la tolerancia en tanto implica el

reconocimiento genuino del otro. El pluralismo en democracia implica que todos

los individuos participen en el ámbito público, y que más específicamente

tengan una representación que defienda sus intereses y creencias.

18

Participación

La democracia es inconcebible sin la participación ciudadana. Es ésta la que

concreta el principio de que en una democracia es el pueblo el que gobierna.

Por tanto, la disposición a involucrarse libre y activamente en los asuntos

públicos es un valor democrático fundamental.

La participación ciudadana se basa en la convicción de que se busca cierto

control sobre las élites políticas y sobre las decisiones que éstas adoptan. La

participación implica no sólo involucrarse en el debate público. También

significa supervisar la gestión de los gobernantes, asegurarse que se apeguen

a la ley e imponerles costos políticos por su ineficiencia o excesos.

Diálogo

Como valor, postula la visión de una sociedad abierta en la que los problemas

sociales y las posturas en conflicto se someten a una deliberación pública libre,

privilegiando la argumentación antes que el principio de autoridad. Implica

reconocer en los otros a interlocutores legítimos.

Legalidad

Encarna la disposición a respetar las normas que regulan la vida en sociedad y

a vigilar que los gobernantes no incurran en actos arbitrarios ni violatorios de

los derechos fundamentales de las personas. Concibe a la ley como un

instrumento para resolver pacífica y civilizadamente los conflictos inherentes a

la vida en sociedad.

Paz social

Es el aprecio por mecanismos institucionales que permiten elegir gobernantes,

modificar políticas o revocar mandatos de manera civilizada. La paz forzada

puede prevalecer en los regímenes autoritarios y dictatoriales pero con

controles estrictos y amenazas constantes. La paz de una democracia deriva

de la existencia de cauces institucionales para resolver los conflictos y de la

disposición de los individuos para acogerse a ellos.

19

1.4 Generación de una demanda social de democracia

Una democracia puede estancarse cuando tiene una ciudadanía indiferente,

debido a su desapego de la política y a su incomprensión sobre las ventajas

comparativas que presenta este régimen frente a otros órdenes políticos. De

ahí la importancia de generar una demanda social de democracia, es decir, que

los propios ciudadanos exijan vivir en democracia.

No obstante, es difícil que la gente pida algo cuyo funcionamiento y utilidad

desconoce, o que defienda lo que no forma parte de sus intereses. De suerte

que no demandará vivir en democracia a menos que entienda y asuma que

ésta es superior a cualquier otro régimen, no sólo en términos éticos, sino

políticos y de gestión de la problemática social y la convivencia humana.

Para ello, la educación para la democracia debe mostrar a la gente que la

democracia conviene a todos porque:

Es un régimen de libertades.

Pone en el centro de sus preocupaciones a la persona y sus derechos.

Promueve el respeto a la dignidad humana.

Permite que las personas elijan libremente y supervisen a sus

gobernantes.

Favorece que los individuos definan y realicen su propio proyecto de

vida.

Lo anterior puede realizarse vinculando la vida cotidiana con la democracia, de

suerte que la gente perciba las ventajas prácticas de la vida en democracia.

Esto se debe reflejar incluso en aquellos aspectos más cotidianos y privados de

sus vidas como la de realizar actividades individuales y sociales sin supervisión

estatal, o de elegir los estilos de vida y de recreación que estime convenientes

sin despertar la desconfianza de las autoridades, tal como no ocurre en

regímenes autoritarios.

20

1.5 Reapropiación ciudadana de la política

Resulta importante dignificar la política y rescatarla del descrédito. Dignificar la

política presenta tres retos:

Resignificar la política: presentarla como una actividad crucial que

da orden a la vida social y sirve para regular y resolver los conflictos

de la colectividad.

Singularizar la política democrática: establecer que hay diversas

maneras de hacer política, y que de entre ellas la política

democrática es la que ofrece mayores ventajas como medio de

deliberación y elección racionales y como garantía de convivencia

civilizada entre distintos grupos.

Identificar y poner al alcance de la ciudadanía los dispositivos

de control sobre gobernantes y políticos en general: puntualizar

que la democracia, si bien no vacuna a la sociedad contra los

políticos que abusan del poder, sí ofrece herramientas diversas para

que la ciudadanía vigile la acción de sus gobernantes, les exija

cuentas y, en su caso, pueda denunciarlos y castigarlos.

21

2. Cultura política en México

Al final de esta sección, los participantes distinguirán los principales

rasgos de la cultura política en México, así como las percepciones

ciudadanas predominantes sobre la política, la democracia, la ley, la

legalidad y la justicia.

Luego de las primeras encuestas de intención de voto de finales de los 80 e

inicios de los 90 se realizaron estudios sobre cultura política que recogieron la

percepción de los ciudadanos sobre las instituciones políticas (Krotz 2002).

A partir de 2001 se han incrementado los estudios acerca de la cultura política.

Destaca la Encuesta Nacional de Cultura Política y Prácticas Ciudadanas

(ENCUP), aplicada en 2001, 2003, 2005 y 2008. También sobresalen la

Encuesta Nacional sobre la Constitución (Instituto de Investigaciones

Jurídicas), La naturaleza del compromiso cívico: capital social y cultura política

en México (IFE) y la Encuesta Nacional de Corrupción y Buen Gobierno

(Transparencia Mexicana). Esta proliferación de estudios responde a diversas

motivaciones:

[…] El conocimiento de la cultura política de los ciudadanos permite, así se espera, explicar su conducta política actual y poder hacer predicciones para el futuro cercano. Asimismo, este conocimiento permitiría evaluar normatividad, funcionamiento y estructura de determinadas instituciones políticas […] (Krotz 2002, 43-44, cursivas de los autores).

Los estudios de cultura política han buscado entender las acciones y las

decisiones de los ciudadanos, además de sus opiniones respecto a las

instituciones políticas. Recientemente la disciplina jurídica ha incidido en los

estudios sobre cultura de la constitución y cultura de la legalidad. En estos

últimos se indaga la percepción de los ciudadanos acerca de la ley, los

tribunales y las actividades que éstos y los jueces desempeñan en la solución

de controversias.

En los apartados siguientes se revisan encuestas nacionales e internacionales

que abordan diversos aspectos de la cultura política en México:

22

Cómo se informan los ciudadanos

Su interés en la política

Su percepción sobre la misma

Su disposición hacia la democracia

Su nivel de organización y participación

Su percepción sobre la ley, la legalidad, los derechos humanos y la

justicia

2.1 Información sobre política

La información y el conocimiento son insumos necesarios para tomar

decisiones y formular demandas específicas. Obtener información de los

asuntos públicos y analizarla críticamente son requerimientos para el ejercicio

de la ciudadanía3.

Para la ciudadanía es crucial contar con información acerca de los asuntos

públicos. De la información que disponga dependen no sólo las acciones

puntuales que decida adoptar sino la imagen que se haga del gobierno y la

actitud que tome hacia la política. Por ello es necesario conocer los niveles y

los tipos de datos e informes políticos que logra obtener, además de las fuentes

de donde los obtiene.

El conocimiento de los mexicanos sobre los asuntos públicos es bajo en temas

de índole federal. Sólo 35.6% identifica correctamente cuáles son los poderes

de la Unión, y 32.7% conoce el tiempo de duración en el cargo de los diputados

ni reconocen al partido mayoritario en la cámara baja. No obstante, este

conocimiento en materia política es mayor a nivel estatal, ya que 76% logra

decir correctamente el partido al que pertenece el gobernador y su respectivo

nombre (Ver gráfica 1).

3 Para esta sección se utilizarán los resultados de la Encuesta Nacional sobre Cultura Política

y Prácticas Ciudadanas (ENCUP) en sus cuatro versiones (2001, 2003, 2005 y 2008), también de la Encuesta Mundial de Valores y del Latinobarómetro 2009 y 2010. Se usarán datos comparados cuando sea posible por la similitud de la respuesta en algunas de estas bases de datos. Se utilizarán datos singulares cuando no se encuentren valores comparativos por las diferentes estructuras de los cuestionarios aplicados.

23

Gráfica 1: Conocimiento de los ciudadanos sobre política federal y estatal

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2005, 2008

En la gráfica 2 se observa que la televisión es el medio por el que se informa la

mayoría de las personas (88.6%); le siguen la radio y los periódicos (ENCUP

2008). Los resultados son consistentes con lo que indica un informe regional

para América Latina, el cual reporta que la televisión es el medio por el que la

mayoría de las personas se informa de política (81%) (Latinobarómetro, 2009).

No se puede esperar una información profunda o de buena calidad respecto de

la televisión, dado que los noticieros televisivos se caracterizan por proveer

información fragmentada y descontextualizada. La información política

presentada a través de la televisión se caracteriza por su banalidad y por

concentrarse en unos pocos actores, principalmente los gobernantes y entre

todos ellos, especialmente el presidente (Gutiérrez 2007, 13).

76.6 76.1

35.632.7 32.6

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

Partido al que pertenece el Gobernador del Estado

Nombre del Gobernador del Estado

Cuáles son los Poderes de la Unión

Duración de los diputados en el cargo

Partido con mayor

número de diputados

Respuesta correcta

24

Gráfica 2: Principales medios de comunicación por los cuales la ciudadanía se

entera de lo que pasa en política

Fuente: ENCUP 2008

En conclusión, los ciudadanos tienen poca información y de baja calidad en

cuanto a política federal. Se asume la hipótesis que si su fuente de información

más recurrente es la televisión, entonces ésta puede ser una de las causas

principales de esta carencia.

2.2 Interés en la política

El interés en la política muestra la disposición de las personas hacia los

asuntos públicos. En ese sentido, el interés de los ciudadanos también indica

su nivel de involucramiento y su disposición a participar en asuntos públicos.

Un nivel bajo de interés se relaciona por lo general con ciudadanos poco

participativos y alejados de la política.

El gráfico 3 muestra una tendencia alta en el poco o nada interés de los

ciudadanos por los asuntos públicos. Esta cifra ha disminuido en el último

periodo de 2008. Se puede suponer una asociación entre este bajo interés en

la política y la poca calidad y cantidad de información que tienen las personas.

88.6

52.5

43

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

100

Televisión Radio Periódicos

25

Gráfica 3: Lo que los ciudadanos generalmente hacen cuando la gente empieza a hablar de política

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2005 y 2008.

2.3 Percepción sobre la política

¿Qué piensan los ciudadanos sobre la política? Una primera aproximación a

este tema es a través de la percepción de los mexicanos acerca del grado de

complejidad de la política. La mayoría de los entrevistados (51.8%) en 2008

opinan que la política es muy complicada, aunque esta idea ha disminuido

ligeramente desde el inicio de las ENCUP a partir de 2001, como se muestra

en la gráfica 4.

52

64.362

48.3

0

10

20

30

40

50

60

70

2001 2003 2005 2008

Dejan de poner atención y no participan

26

Gráfica 4: Percepción de los ciudadanos sobre la política

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2005 y 2008.

Otra percepción relevante de los entrevistados es que piensan que los

políticos, gobernantes y partidos, no se interesan en lo que piensan los

ciudadanos y tampoco cumplen el rol de representar sus intereses. Se puede

observar en la gráfica 5 que 62.3% de los ciudadanos en 2008 opinan que los

gobernantes no atienden las preocupaciones de sus representados.

La mayoría de los entrevistados 2008 (50.3%) considera que los diputados y

senadores sólo piensan en sí mismos al momento de elaborar las leyes, luego

en sus propios partidos (23%), y al final en los intereses de la población

(11.4%). Lo relevante en la gráfica 6 es que la tendencia de atribuir desinterés

de los legisladores por sus representados se ha incrementado notablemente

desde 2001.

56

65.2 65

51.8

0

10

20

30

40

50

60

70

2001 2003 2005 2008

Si, es demasiado complicada

27

Gráfica 5: Percepción ciudadana sobre lo que piensan sus gobernantes ¿Qué tanto cree que a los gobernantes les interesa lo que piense la gente como

usted?

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2008.

Gráfica 6: Percepción de los ciudadanos sobre lo que los diputados y senadores toman en cuenta al elaborar leyes

Fuente: ENCUP 2003, 2005 y 2008.

20

11.7

37.7

8084.9

62.3

0

10

20

30

40

50

60

70

80

90

2001 2003 2008

Mucho

Poco y nada

14.316

11.4

52.5

43

23

13.1

25

50.3

0

10

20

30

40

50

60

2003 2005 2008

Los intereses de la población

Los intereses de los partidos

Los intereses de los propios diputados y senadores

28

Además, los ciudadanos entrevistados no consideran relevante el rol de los

partidos políticos para mejorar al país. La gráfica 7 muestra que 63.8%

considera de poca utilidad a estas instituciones. Si bien la mala opinión sobre

los partidos políticos es una tendencia general a nivel internacional, en México

el “desencanto” se ha producido en relativamente poco tiempo. Se observa que

la percepción negativa sobre los partidos políticos se ha incrementado

notablemente a lo largo del tiempo en que se realizaron las encuestas (más de

23 puntos en siete años).

Gráfica 7: Percepción de los ciudadanos sobre la necesidad de los partidos políticos para la mejoría del país

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2005, 2008.

La gráfica 8 muestra que la institución de mayor aprobación entre la población

(41.6%) es el ejército; le sigue el Instituto Federal Electoral que supera el tercio

de los encuestados (36.9%). Las instituciones que tienen la confianza de un

poco menos de la cuarta parte de los ciudadanos entrevistados son la

Comisión Nacional de Derechos Humanos (23.5%), el Presidente de la

República (23.4%), y en menor medida los gobernadores. Las instituciones de

menor prestigio son los diputados, los senadores, la policía y en último lugar los

partidos políticos. Esta baja popularidad de los políticos y los partidos es

consistente con los datos presentados en las gráficas 6 y 7.

38

47.6

38

28.9

4045.1

55

63.8

0

10

20

30

40

50

60

70

2001 2003 2005 2008

Muy necesarios

Poco necesarios

29

Gráfica 8: Confianza ciudadana en las instituciones del Estado mexicano

Fuente: ENCUP, 2008.

La gráfica 9 ilustra que la iglesia es la institución de mayor prestigio entre los

ciudadanos (44.6%), de las instituciones que no pertenecen al Estado. Esta

cifra es ligeramente superior al prestigio del ejército. Mucho más abajo se

ubican los maestros y los medios de comunicación. Es relevante mencionar

que los sindicatos y empresarios tienen el menor prestigio, casi a la par de los

partidos y legisladores.

La confianza depende mucho de la capacidad de respuesta que estas

instituciones tienen frente a la población, ya sea en cuanto a demandas

específicas, su desempeño o eficiencia, y respecto de la imagen pública que

proyectan. Por ejemplo, escándalos de corrupción pueden afectar

negativamente estos resultados.

44.6

36.9

23.5 23.4 22.118.3

15.7

10.8 9.8 94.6

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

30

Gráfica 9: Confianza ciudadana en las instituciones públicas que no pertenecen al Estado mexicano

Fuente: ENCUP 2008.

2.4 Disposición hacia la democracia

Como muestra la gráfica 10, 50.4% de los ciudadanos mexicanos están de

acuerdo en que México es una democracia, y 32.5% manifestó su desacuerdo.

Cuando se preguntó cuán democrático es cada país, en una escala de uno a

diez, México obtuvo una calificación de 5.9 y la región de 5.8 (Latinobarómetro

2009, 105).

Gráfica 10: Perspectiva ciudadana sobre el estado de la democracia en México

Fuente: ENCUP: 2001, 2003, 2005 y 2008.

44.6

28.9

17.5

7.1 6.9

0

5

10

15

20

25

30

35

40

45

50

Iglesias Maestros Medios de comunicación

Sindicatos Empresarios

52

39.141

50.4

38

21.9

28

32.5

0

10

20

30

40

50

60

2001 2003 2005 2008

México vive en una democracia

México no vive en una democracia

31

En cuanto a las preferencias ciudadanas respecto de la democracia como

régimen político, las encuestas suelen preguntar que es mejor para el país: una

dictadura que asegure el avance económico aunque no respete los derechos

de las personas, o una democracia que respete los derechos de las personas,

aunque no garantice el avance económico. La gráfica 11 señala un ligero

descenso de la legitimidad de la democracia entre 2001 y 2008. Comienza con

56% en la ENCUP de 2001 y al final se registra 53.9% en la ENCUP de 2008.

No obstante ese decremento, la democracia sigue siendo la opción mayoritaria

en México.

En 2008 a nivel de Latinoamérica, 57% prefería la democracia a la dictadura.

Vale decir que México estaba ligeramente por debajo del promedio de la región

(Latinobarómetro 2010). Esta misma fuente indica que el apoyo a una forma de

gobierno democrática en México sigue disminuyendo a 49% para 2010,

considerando un promedio de 59% para toda la región latinoamericana.

Gráfica 11: Preferencia de la ciudadanía por la democracia como forma de gobierno

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2005, 2008 y Latinobarómetro 2010.

No obstante la preferencia mayoritaria por la democracia, los mexicanos

manifiestan un descontento hacia la misma en términos concretos, es decir en

referencia a cómo funciona la democracia en México. Esto se aprecia en la

gráfica 12, donde para la última ENCUP de 2008, 51.7% se siente poco o nada

56

68.4

5653.9

13

7.2

1314

4853 53

57

19 17 15 16

0

10

20

30

40

50

60

70

80

2001 2003 2005 2008

Es mejor la democracia

Es mejor la dictadura

Latinobarómetro: Es mejor la democracia

Latinobarómetro: Es mejor la dictadura

32

satisfecho con la democracia en México. Sin embargo, esta insatisfacción con

la democracia predomina en América Latina, ya que 59% de los entrevistados

en la región se pronuncia como insatisfechos.

Gráfica 12: Insatisfacción ciudadana con la democracia en México

Fuente: ENCUP 2001, 2003, 2005, 2008 y Latinobarómetro 2010.

La evaluación de la democracia en América Latina y en México es ambigua

porque si bien hay consenso acerca del respaldo al régimen democrático, a la

vez existe insatisfacción con los resultados que arroja la gestión de los

gobiernos actuales, ya sea por factores políticos, económicos o sociales.

2.5 Organización y participación ciudadanas

Una de las características de las sociedades democráticas es el nivel de

asociación y participación de sus ciudadanos. Asumimos que entre más alta

sea su capacidad de asociación y mejor su nivel organizativo, los ciudadanos

tendrán mayor posibilidad de asumir un rol protagónico en la arena política

frente a su gobierno y respecto a otros ciudadanos.

Sin embargo, en el contexto mexicano, en el que la política es considerada una

actividad complicada y patrimonio de políticos que no se interesan por los

55

61

47

51.7

65

66

6159

0

10

20

30

40

50

60

70

2001 2003 2005 2008

Poco o nada satisfecho

Latinobarómetro: Insatisfecho

33

problemas de la gente, los individuos no parecen tener incentivos suficientes

para participar políticamente.

En la gráfica 13 se observa que la actividad en la que más han participado los

encuestados de la ENCUP 2008 es en “auxiliar un desconocido” (54.3%), las

actividades de voluntariado siguen en segundo lugar (28.6%); mientras que

actividades relacionadas con alguna causa obtuvieron los más bajos niveles de

participación.

Gráfica 13: Participación ciudadana. ¿Alguna vez ha llevado a cabo las siguientes acciones?

Fuente: ENCUP 2008.

En la gráfica 14 se observa que el nivel de involucramiento más frecuente en

los encuestados de la ENCUP 2008 son, en primer lugar, agrupaciones

religiosas (15.2%), en segundo lugar estar afiliado a un sindicato (13.1%) y a

una asociación de vecinos en tercer puesto (10.7%). Cualquier otro tipo de

asociación se encuentra por debajo del 10%.

28.6

54.3

17.4

6.6

11.3

15.517.7

0

10

20

30

40

50

60

Ser voluntario en alguna

actividad de beneficio a la comunidad

Auxiliar a un desconocido

Enviar dinero a un

programa de televisón o

radio

Enviar o firmar cartas para apoyar una causa

Participar en actos de apoyo a

alguna causa

Recaudar fondos para una causa

Hacer donativos o

prestar ayuda a alguna

organización civil

34

Gráfica 14: Participación ciudadana. Dígame por favor si usted forma parte o ha formado parte de alguna de las siguientes organizaciones:

Fuente: ENCUP 2008.

2.6 Percepción sobre la ley, la legalidad y la justicia

Respecto al acatamiento de la ley, 62.2% de los entrevistados en 2008 cree

que se respeta poco o nada la ley y sólo 5.5% manifestó que las personas sí

respetan mucho la ley, tal como se observa en la gráfica 15 (ENCUP 2008).

Gráfica 15: Percepción de la legalidad: ¿Qué tanto cree que en el país las

personas respetan la ley?

Fuente: ENCUP 2008.

13.1

6.9

2.5 3.1

15.2

8.3

5.5

10.7

2.13.8

0

2

4

6

8

10

12

14

16

5.5

28.2

62.2

0

10

20

30

40

50

60

70

Mucho Algo Poco o nada

35

Una razón del bajo cumplimiento de las normas la ofrece esa misma encuesta:

62.1% de los entrevistados estuvo de acuerdo con que los mexicanos violan las

leyes principalmente porque nadie los castiga (ENCUP, 2008). La respuesta es

reveladora y tiene consistencia cuantitativa con la gráfica 15. También está en

sintonía con lo que afirma Marcelo Bergman (2009, 91): “donde existe una alta

probabilidad de que la violación de una norma sea sancionada, los niveles de

desacato tenderán a cero”.

Además del sentido de impunidad como incentivo para el incumplimiento de la

ley, ésta conducta también puede estar asociada a una percepción ciudadana

de que las leyes están hechas solo para beneficiar a unos cuantos,

especialmente a las propias autoridades o a gente económica o políticamente

privilegiada. En ese sentido, 65.4% de los encuestados opinaba en el sentido

que percibe a la ley como excluyente y marginadora, tal como se aprecia en la

gráfica 16.

Gráfica 16: Percepción de la legalidad, En su opinión, ¿las leyes se aplican para

lograr el beneficio de todos o sólo de algunos cuantos?

Fuente: ENCUP 2003, 2005 Y 2008.

32.6

35

31.9

63.3

59

65.4

0

10

20

30

40

50

60

70

2003 2005 2008

Para el beneficio de todos

Para el beneficio de unos cuantos

36

Cuando se pregunta acerca de la corrupción y si ésta es por culpa de las

autoridades o de los ciudadanos, se observa que hay una tendencia creciente

que atribuye esta responsabilidad exclusivamente a las autoridades: comenzó

siendo 22% en 2001 y para 2008 se incrementó a 36.3%. La misma tendencia

pero con menor intensidad sucede en quienes opinan que esta culpabilidad se

debe a los ciudadanos (22.3% para 2008) como muestra la gráfica 17.

Gráfica 17: Percepción ciudadana de los responsables de la corrupción en México

Fuente: ENCUP: 2001 y 2008.

La percepción ciudadana sobre el compromiso de las autoridades con la

corrupción es consistente con la idea de que el gobierno es responsable de la

violación de los derechos humanos. Hacia 2003, esta idea era alta (62.1%),

pero bajó hacia 2008 (40.2%). Una cantidad similar de mexicanos no piensa en

2008 que se pueda atribuir al gobierno esta responsabilidad (39%) como se

observa en la gráfica 18.

22

36.3

3

22.3

68

37.6

0

10

20

30

40

50

60

70

80

2001 2008

Culpa de las autoridades

Culpa de los ciudadanos

De ambos

37

Gráfica 18: Percepción de la legalidad en México. ¿Estamos más cerca de un gobierno que viola los derechos de los ciudadanos?

Fuente: ENCUP 2001, 2003 y 2008.

Con la información de las gráficas presentadas se puede constatar que existe

una asociación entre el incumplimiento de la ley y la impunidad, de tal modo

que la falta de sanción efectiva es un fuerte incentivo para que distintos actores

políticos y ciudadanos incurran en actos corruptos e ilegales.

[…] la construcción de una cultura de la legalidad dependerá de que el marco legal se aplique regularmente y de que existan pruebas claras de que eludirlo es evidentemente más costoso económica y socialmente para los ciudadanos. (Peschard 2001, 41)

En el Latinobarómetro (2009, 43), la percepción sobre el cumplimiento de las

leyes en México es de 5.2 en una escala de 10, lo que lo ubica en el mismo

rango que el promedio latinoamericano y en una posición intermedia entre el

más alto (Uruguay con 6.4) y el más bajo (Paraguay con 4.4). Estas cifras

simplemente indican que el desapego de ciudadanos y gobernantes respecto

de la legalidad es un problema compartido por toda la región. No es que en

esos países falten leyes, ocurre que no se cumplen:

Entre nosotros, muchos elementos incitan a no ejecutar los mandatos de la ley: desde la crasa corrupción de quien no aplica el derecho a cambio de ventajas personales hasta el populismo de quien no lo aplica porque no quiere pagar el precio de ejecutar lo ordenado por la ley cuando ello implica incurrir en costos políticos, en razón de que lo ordenado por la misma no es algo universalmente

38

62.1

40.242

30.1

39

0

10

20

30

40

50

60

70

2001 2003 2008

De acuerdo

En desacuerdo

38

deseado por todos aquellos a quienes el derecho se aplica. (Bergman y Rosenkrantz 2009, 112).

Sobre las percepciones existentes acerca de las instituciones que imparten

justicia, la mayoría de los encuestados manifestaron dudas en torno al

desempeño de jueces y juzgados: 58% declaró tener poca o nada de confianza

(ENCUP 2008). La justicia, al igual que la democracia, tiene una evaluación

ciudadana ambigua: se considera como un asunto importante, pero no se

confía plenamente en las instituciones encargadas de impartirla.

En síntesis, lo que el conjunto de encuestas y estudios de cultura muestra

consistentemente es que las personas en México tienen:

Escaso interés en la política.

Precarios niveles de información política, especialmente la del nivel

federal.

Acentuada percepción de que la política es una actividad complicada.

Negativa opinión acerca de los políticos y algunas instituciones clave

de la democracia, especialmente el poder legislativo y los partidos

políticos.

Baja propensión a involucrarse activamente en la política.

Predisposición a aceptar distintos principios de legitimidad del poder

político, como es el caso de una dictadura, y no sólo el democrático.

Mala opinión sobre los resultados concretos del régimen democrático.

Percepción negativa sobre el cumplimiento de la ley y la

responsabilidad que le cabe a las autoridades.

Estos datos no pueden interpretarse como el resultado de una supuesta

idiosincrasia nacional. Son, más bien, el producto de un desarrollo histórico

particular en virtud del cual la ciudadanía ha carecido de los espacios, las

oportunidades y los incentivos suficientes para participar en la esfera pública, y

en consecuencia poder valorar positivamente este ámbito y a sus

protagonistas.

39

3. Cultura de justicia electoral en México

Al final de esta sección, los participantes reconocerán la importancia de

la justicia electoral en México y su fortalecimiento, a partir de la adopción

de una visión amplia en la protección de los derechos políticos

electorales de los ciudadanos.

La cultura de justicia electoral pretende identificar el papel central que en una

democracia como la mexicana tienen las normas e instituciones diseñadas para

impartir justicia electoral. Los mecanismos de justicia electoral cumplen

funciones cruciales para el correcto funcionamiento del régimen electoral en su

conjunto y en especial de los procesos electorales. Entre esas tareas se

destacan las siguientes:

Encauzar los conflictos político-electorales por vías institucionales.

Proteger los derechos político-electorales de los ciudadanos.

Asegurar la realización de elecciones limpias y equitativas.

Garantizar la legalidad y constitucionalidad de los actos y las decisiones

de autoridades electorales y partidos políticos.

Sin embargo, para una mejor comprensión de los propósitos de una cultura de

justicia electoral es necesario desarrollar el significado de la justicia electoral.

3.1 La relevancia de la justicia electoral en la democracia mexicana

En sentido amplio, la justicia electoral se encuentra en todo el régimen electoral

y está presente a lo largo de los procedimientos electorales, por lo tanto no es

atribución exclusiva de la autoridad jurisdiccional. Desde este punto de vista,

una sanción por parte de la autoridad administrativa (en el caso mexicano, el

Instituto Federal Electoral y los institutos electorales locales) también podría

considerarse una acción de justicia electoral, lo mismo que el registro de una

asociación civil como partido político cuando cumple con todos los requisitos de

ley, o la tramitación de la credencial de elector por cualquier ciudadano.

40

En un sentido más restringido, se habla de justicia electoral para referir el papel

que juegan los tribunales electorales para resolver las controversias, vacíos

legales o presuntas violaciones de las normas electorales, o bien decisiones no

conformes a derecho de la autoridad administrativa.

Por justicia electoral, en sentido técnico o estricto (también conocida como “contencioso electoral”), cabe entender los diversos medios jurídico-técnicos de impugnación o control (juicios, recursos o reclamaciones) de los actos y procedimientos electorales, ya sea que se sustancien ante un órgano de naturaleza administrativa, jurisdiccional y/o política, para garantizar la regularidad de las elecciones y que las mismas se ajusten a derecho, esto es, a los principios de constitucionalidad y/o legalidad, corrigiendo eventuales errores o infracciones a la normativa electoral […] (Orozco 1999, 45)

Se puede afirmar que la justicia electoral es una condición indispensable para

la celebración de elecciones equitativas, justas y transparentes, para la

inviolabilidad de los derechos políticos y, en general, para el sostenimiento del

régimen democrático.

El sistema mexicano de justicia electoral tiene por objeto garantizar la vigencia

del Estado democrático de derecho que postula la celebración de elecciones

libres, auténticas y periódicas, estrictamente apegadas a la Constitución y a las

leyes.

La competencia en materia contenciosa electoral asignada en la mayoría de los países latinoamericanos a tribunales electorales especializados y, en su caso, autónomos ha sido la respuesta de la región a la necesidad de salvaguardar la naturaleza jurisdiccional de la función de juzgar las elecciones (extrayéndola de la competencia de asambleas políticas), sin exponer al respectivo poder judicial o, al menos, a su respectiva Corte Suprema de Justicia a los recurrentes cuestionamientos y acechanzas político-partidistas (Orozco 1999, 52).

Lo anterior implica que los sistemas contenciosos electorales deben prever

medios de impugnación de carácter jurisdiccional para la solución de las

controversias electorales. Así, “la resolución de los conflictos e impugnaciones

sobre los procedimientos electorales debe basarse en el principio de juridicidad

(constitucionalidad y/o legalidad) y no según los criterios ampliamente

discrecionales de la oportunidad política” (Orozco 1999, 55).

Ello ha obligado a un cambio tanto de actitud como de estrategia de parte de

los diferentes actores involucrados en la materia: partidos políticos,

41

funcionarios electorales y terceros interesados en determinada impugnación

electoral, “ya que los hechos, argumentaciones y medios de prueba planteados

eventualmente ante el órgano jurisdiccional competente, han requerido

ajustarse a exigencias técnico-jurídicas para su procedencia y fundamentación”

(Orozco 1999, 55).

No se trata sólo de un cambio de escenario (los tribunales en vez de las

plazas). Ni tampoco de una mera transformación de los medios (los recursos

jurídicos en vez de la movilización), actualmente los litigios electorales se

someten a un proceso regido por la objetividad, la imparcialidad y el derecho.

Este proceso demanda de los actores disposición a someterse y a acatar las

resoluciones de los tribunales electorales.

3.2 La cultura de la justicia electoral como componente de la cultura política democrática

Los elementos constitutivos de una cultura de la justicia electoral son:

1. Conocimiento del modelo de justicia electoral, incluidas sus instituciones,

reglas y procedimientos básicos.

2. Conocimiento de los derechos político-electorales de los ciudadanos, de

las instancias que los tutelan y de los medios de defensa.

3. Interiorización de los valores políticos asociados: resolución pacífica de

conflictos, equidad, justicia, libertad, igualdad.

4. Apego a la legalidad electoral y, en particular, acatamiento a las

resoluciones de los tribunales electorales especializados; lo cual implica

el respeto y vigencia del Estado de Derecho.

5. Desarrollo de las competencias jurídicas básicas para acudir a los

tribunales electorales, para analizar la calidad y el sentido de las

resoluciones de los tribunales especializados, y ejercicio de una

fiscalización efectiva en torno al desempeño de dichos tribunales.

La cultura de la justicia electoral implica a su vez una dimensión

específicamente de legalidad electoral, la cual remite al conjunto de

conocimientos, creencias y símbolos que moldean la conducta de los actores

42

en cuanto a la defensa de la legalidad de los procesos electorales, al respeto y

fiscalización de sus instituciones y al acatamiento de las resoluciones sobre las

controversias planteadas entre fuerzas políticas, autoridades y ciudadanos.

En consecuencia, por cultura de la legalidad electoral se puede entender el

conocimiento y apego al conjunto de normas que rigen el proceso clave del

orden democrático: las elecciones; garantizando que las mismas se desarrollen

en un clima de libertad, pluralidad, legalidad, equidad y transparencia.

El aprecio por la legalidad electoral no sólo es de carácter moral. En tanto la

legalidad –como reglas sobre la competencia democrática- involucre al

conjunto de los actores políticos que participan de un régimen electoral, en esa

medida será vista como producto de un consenso general, en donde cualquier

ciudadano o grupo podrá aspirar a ocupar cargos de elección popular,

participar en procesos electorales libres, equitativos y justos, y verán sus

triunfos respetados por la legalidad vigente y por sus competidores.

Sobre el respeto a las instituciones democráticas, hay una expresión de Larry

Diamond que resulta aplicable al caso: “Incluso si la ciudadanía tuviese razón

en criticar o condenar a quienes ocupan cargos públicos, nunca debe flaquear

su respeto al cargo mismo y a la autoridad política que le confiere la

Constitución” (Diamond 1996).

3.3 El enfoque garantista y la protección de los derechos político-electorales de los ciudadanos (JDC)4.

La estadística histórica del TEPJF muestra una gran cantidad de

impugnaciones promovidas por militantes de los partidos políticos, quienes

cuestionan las decisiones internas de sus organizaciones y acuden a la justicia

electoral.

4 La reforma de 1996 estableció en la Ley General del Sistema de Medios de Impugnación en

Materia Electoral el denominado Juicio para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano (JDC), que fue el primero en su género desde la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en 1917.

43

Desde enero de 1997 hasta junio de 2009 el TEPJF recibió más de 13 mil

juicios para la protección de los derechos político-electorales del ciudadano

(ver Tabla 1).

Tabla 1. JDC presentados ante el TEPJF de 1997 a 2009

Año Tipo de elección Juicios presentados

1997 Intermedia 7,493

2000 Presidencial y legislativa

1,337

2003 Intermedia 579

2006 Presidencial y legislativa

1,903

2009 Intermedia 2,018

Fuente: Elaboración propia a partir del artículo “Análisis cuantitativo del papel del TEPJF en la etapa de preparación de las elecciones federales (1997-2009)”. (Ramos Mega y Enríquez Chiñas 2009).

La mayoría de los JDC del periodo se presentaron entre enero y junio, pues los

ciudadanos impugnaban la violación al derecho de votar, al no ser integrados al

padrón electoral o a la lista nominal de electores, y al derecho a ser votado,

cuando los partidos políticos no los designan como candidatos a los cargos de

elección popular. (Ramos Mega y Enríquez Chiñas 2009)

En su origen, el JDC fue un recurso para impugnar las resoluciones del IFE por

los problemas relacionados con el padrón y las credenciales de elector.

Posteriormente se convirtió en un medio para cuestionar las decisiones de los

partidos políticos y en un mecanismo de expansión de los derechos político

electorales de los ciudadanos. Para que esto sucediera fue necesaria la

proyección de una interpretación garantista en las resoluciones del TEPJF.

El garantismo es entendido como la protección de los derechos fundamentales

de las personas (Ferrajoli 2001). En el ámbito político, aquellos tienen su

concreción en los derechos de los ciudadanos para votar y ser votado, afiliarse

individualmente a un partido político y manifestar libremente sus opiniones

políticas. Los derechos fundamentales se entienden como un “coto reservado”

que no puede ser atacado ni disminuido por la política ni por el mercado. En

44

buena medida son las garantías mínimas de convivencia social que ninguna

mayoría, por más numerosa que sea, puede cuestionar o delimitar.

Para garantizar la protección de los derechos fundamentales es necesaria la

jurisdicción, siendo ésta la responsable de la tutela efectiva a las personas. En

el caso de los comicios los encargados de tal responsabilidad son los tribunales

electorales; por esto, los órganos jurisdiccionales en materia electoral tienen a

su cargo evitar que los actores políticos se excedan y transgredan los derechos

de los ciudadanos y de otros actores políticos.

En México, el TEPJF ha sido la autoridad responsable de garantizar los

derechos político-electorales de los ciudadanos, procurando que la impartición

de justicia electoral sea accesible a cualquier ciudadano que la demande,

además de velar por la protección amplia de los afiliados a los partidos políticos

y el control efectivo de los procedimientos electorales.

Un ámbito donde se puede observar el enfoque garantista que ha animado las

actividades jurisdiccionales del TEPJF son los criterios de jurisprudencia

emitidos en materia de protección de los derechos político-electorales.

En el caso de los derechos electorales, la jurisprudencia establece que su

interpretación y aplicación no puede ser restrictiva, los órganos electorales

tienen que ampliarlos con el propósito de salvaguardar a los ciudadanos:

Interpretar en forma restrictiva los derechos subjetivos públicos fundamentales de asociación en materia política y de afiliación política electoral consagrados constitucionalmente, implicaría desconocer los valores tutelados por las normas constitucionales que los consagran, así cabe hacer una interpretación con un criterio extensivo, toda vez que no se trata de una excepción o de un privilegio, sino de derechos fundamentales consagrados constitucionalmente, los cuales deben ser ampliados, no restringidos ni mucho menos suprimidos. (Jurisprudencia 29/2002 del TEPJF)

Respecto a la impartición de justicia electoral, la jurisprudencia señala que es

suficiente expresar la petición de agravios para tenerlos por presentados

(Jurisprudencia 3/2000 del TEPJF); también ha sostenido que los agravios se

pueden encontrar en cualquier parte del escrito de impugnación, lo cual justifica

el estudio exhaustivo de las peticiones formuladas por los promoventes.

45

Debe estimarse que los agravios aducidos por los inconformes, en los medios de impugnación, pueden ser desprendidos de cualquier capítulo del escrito inicial, y no necesariamente deberán contenerse en el capítulo particular de los agravios, en virtud de que pueden incluirse tanto en el capítulo expositivo, como en el de los hechos, o en el de los puntos petitorios, así como el de los fundamentos de derecho que se estimen violados. Esto siempre y cuando expresen con toda claridad, las violaciones constitucionales o legales que se considera fueron cometidas por la autoridad responsable, exponiendo los razonamientos lógico-jurídicos a través de los cuales se concluya que la responsable o bien no aplicó determinada disposición constitucional o legal, siendo ésta aplicable; o por el contrario, aplicó otra sin resultar pertinente al caso concreto; o en todo caso realizó una incorrecta interpretación jurídica de la disposición aplicada. (Jurisprudencia 2/98 del TEPJF)

En lo referente a la protección amplia de los derechos de los militantes, la

jurisprudencia sostiene que los estatutos de los partidos deben contener

elementos básicos para que se les pueda considerar como democráticos y que

la autoridad administrativa está facultada para revisar el nombramiento o la

designación de los dirigentes de los partidos políticos.

[…] se tiene que los elementos mínimos de democracia que deben estar presentes en los partidos políticos son, conforme al artículo 27, apartado 1, incisos b), c) y g) del código electoral federal, los siguientes: 1. La asamblea u órgano equivalente, como principal centro decisor del partido, que deberá conformarse con todos los afiliados, o cuando no sea posible, de un gran número de delegados o representantes, debiéndose establecer las formalidades para convocarla, tanto ordinariamente por los órganos de dirección, como extraordinariamente por un número razonable de miembros, la periodicidad con la que se reunirá ordinariamente, así como el quórum necesario para que sesione válidamente; 2. La protección de los derechos fundamentales de los afiliados, que garanticen el mayor grado de participación posible, como son el voto activo y pasivo en condiciones de igualdad, el derecho a la información, libertad de expresión, libre acceso y salida de los afiliados del partido; 3. El establecimiento de procedimientos disciplinarios, con las garantías procesales mínimas, como un procedimiento previamente establecido, derecho de audiencia y defensa, la tipificación de las irregularidades así como la proporcionalidad en las sanciones, motivación en la determinación o resolución respectiva y competencia a órganos sancionadores, a quienes se asegure independencia e imparcialidad; 4. La existencia de procedimientos de elección donde se garanticen la igualdad en el derecho a elegir dirigentes y candidatos, así como la posibilidad de ser elegidos como tales, que pueden realizarse mediante el voto directo de los afiliados, o indirecto, pudiendo ser secreto o abierto, siempre que el procedimiento garantice el valor de la libertad en la emisión del sufragio; 5. Adopción de la regla de mayoría como criterio básico para la toma de decisiones dentro del partido, a fin de que, con la participación de un número importante o considerable de miembros, puedan tomarse decisiones con efectos vinculantes, sin que se exija la aprobación por mayorías muy elevadas, excepto las de especial trascendencia, y 6. Mecanismos de control de poder, como por ejemplo: la posibilidad de revocar a los dirigentes del partido, el endurecimiento de causas de incompatibilidad entre los distintos cargos dentro del partido o

46

públicos y establecimiento de períodos cortos de mandato. (Jurisprudencia 3/2005 del TEPJF)

Como puede observarse en la muestra anterior, el TEPJF ha emitido

jurisprudencia con una orientación garantista, lo que ha permitido tutelar los

derechos político-electorales de los ciudadanos mexicanos.

[…] Precisamente porque los derechos fundamentales sobre los que se asienta la democracia sustancial están garantizados a todos y a cada uno de manera incondicionada, incluso contra la mayoría, sirven para fundar, mejor que el viejo dogma positivista de la sujeción a la ley, la independencia del poder judicial, que está específicamente concebido para garantía de los mismos […]” (Ferrajoli 2001, 26-7)

Leonel Castillo muestra la evolución del JDC a partir de la “vaguedad de la

normatividad electoral” de señalar a los partidos políticos como sujetos

responsables por actos u omisiones que afectaran los derechos de sus

militantes (2004, 116). El proceso de evolución fue el siguiente (Castillo 2004,

107-165):

1. Debido a la improcedencia del amparo en materia electoral y a la falta de

tribunales especializados, no existía medio de defensa alguno para

proteger los derechos político-electorales.

2. A partir de la incorporación del Tribunal Electoral al Poder Judicial de la

Federación en 1996 y de la creación del sistema de medios de

impugnación en materia electoral, entre los que destacaba el JDC. La

procedencia del juicio se limitaba a proteger los derechos de votar, ser

votado, de asociación y de libre afiliación. Además, en la legislación se

omitió señalar a los partidos políticos como autoridad responsable, por

los actos u omisiones que pudieran emitir y afectaran los derechos de

sus militantes.

3. La ampliación del JDC implicó la revisión a los estatutos de los partidos

políticos, para establecer que éstos debían contener procedimientos

democráticos para la resolución de conflictos internos. Luego, sería

necesario que los militantes agotarán dichos procedimientos antes de

acudir al TEPJF.

47

4. Se estableció la figura del “per saltum”, que permitía a los militantes de

los partidos políticos acudir directamente al TEPJF cuando en su partido

no existieran las condiciones óptimas para resolver el conflicto. Por

ejemplo:

a. los órganos de resolución interna no estuvieran integrados e

instalados con anticipación;

b. no se pudiera garantizar la independencia e imparcialidad de

quienes integraran los órganos de resolución internos;

c. en el procedimiento interno no se respetaran las formalidades

esenciales de cualquier proceso legal; y,

d. que en caso de iniciar el procedimiento al interior del partido, sea

imposible restituir a los ciudadanos en el goce de sus derechos.

Con la reforma electoral 2007-2008, se ampliaron las atribuciones del TEPJF

para garantizar una efectiva protección de los derechos político-electorales de

los ciudadanos. A través de jurisprudencia, el TEPJF ha establecido que el JDC

también puede ser utilizado por los ciudadanos para proteger derechos

fundamentales estrechamente vinculados con los derechos de carácter político

electoral. Así, no sólo es un medio de defensa para proteger los derechos de

votar, ser votado, asociación y afiliación, sino también derechos como libertad

de expresión, de imprenta, de petición, información, reunión, entre otros.

(Jurisprudencia 36/2002)

Además, ahora las salas del TEPJF pueden declarar la no aplicación de leyes

electorales o de disposiciones contenidas en ellas, por ser contrarias a la

Constitución Federal. Además, ahora el JDC es procedente para proteger el

derecho de los ciudadanos a integrar autoridades electorales locales.

Para el fortalecimiento de una cultura de justicia electoral, no es suficiente con

las atribuciones del TEPJF para garantizar los derechos político-electorales de

los ciudadanos, también es importante fortalecer en la ciudadanía la imagen

positiva de las instituciones judiciales electorales. El propósito es que

predomine la convicción de que la vía adecuada para la resolución de las

48

controversias que se susciten con motivo del desempeño democrático, es el de

acudir a las instancias jurisdiccionales correspondientes.

Con esto se fincarán los cimientos para la creación y divulgación de una cultura

de justicia electoral que promueva el desarrollo de la democracia y que

garantice el respeto irrestricto a los derechos político electorales de los

ciudadanos.

49

4. La contribución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la

Federación (TEPJF) en el desarrollo de una cultura de justicia electoral.

Al final de esta sección, los participantes ubicarán el rol que tiene el

Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación para la promoción

de la cultura de justicia electoral, desde la dimensión de divulgación,

capacitación e investigación de la cultura democrática.

El ex ministro Aharon Barak (2008, 2-16) afirma que el fin primordial de todo

tribunal constitucional consiste en proteger a la democracia. En México la

afirmación recae en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Tribunal

Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), puesto que la propia

Constitución lo reconoce como la máxima autoridad jurisdiccional en la materia

electoral.

Para el cumplimiento del objetivo de defender la democracia en México y

apoyar su desarrollo, el TEPJF desarrolla funciones jurisdiccionales y

académicas.

El TEPJF resuelve conflictos entre actores políticos y ciudadanos, a través de

la resolución de los medios de impugnación que se le presentan. Las

sentencias que emite a través de su Sala Superior y Salas Regionales son la

expresión última de su función jurisdiccional.

Los procedimientos para la resolución de los medios de impugnación en

materia electoral, implican un alto grado de especialización; sin embargo, el

TEPJF se ha hecho el propósito de informar a la ciudadanía sobre los asuntos

que recibe y el sentido de sus sentencias. Parte de este acercamiento implica

poner la información a disposición de la ciudadanía a través de su página de

Internet (http://www.te.gob.mx) en un plazo de 24 horas después de aprobadas

las sentencias.

50

A su vez, es necesario facilitar a la ciudadanía el acceso a la capacitación y

actualización en temas electorales, de modo que puedan ejercer una crítica

sustentada y eficaz.

Si no se emprende esta doble tarea, la ciudadanía y los medios de

comunicación no podrán sobrepasar el nivel de la crítica superficial y los

tribunales electorales quedarán aislados de la ciudadanía, sus sentencias, aun

si son impecables desde un punto de vista jurídico, correrán permanentemente

el riesgo de ser incomprendidas y atacadas sin fundamento. Su credibilidad y

legitimidad se erosionarán irremediablemente.

4.1 El Centro de Capacitación Judicial Electoral (CCJE) y la capacitación y difusión de la justicia electoral

Para el diseño y ejecución de sus funciones académicas, el TEPJF cuenta con

dos órganos decisorios y un área ejecutora. Los comités de Capacitación

Interna y Carrera Judicial, y Académico y Editorial toman las decisiones

institucionales más importantes sobre sus respectivos ámbitos de competencia,

y marcan el camino que deberá seguir el Centro de Capacitación Judicial

Electoral (CCJE) en la ejecución de sus proyectos. El CCJE concentra las

funciones de capacitación, investigación y divulgación en el ámbito académico

electoral, vinculadas con los fines del TEPJF.

Por su parte, las salas regionales del TEPJF, a partir de la reforma electoral

constitucional de 2007 y a la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación

(LOPJF) en 2008 son órganos permanentes. Entre sus múltiples actividades,

también realizan tareas académicas, principalmente enfocadas a la

capacitación y la divulgación, independientemente de las realizadas por la Sala

Superior, a través del CCJE. En otras palabras, el TEPJF realiza actividades

académicas y de promoción de la cultura democrática y de justicia electoral en

todo el país, a través de su Sala Superior y sus cinco Salas Regionales con

sede en Guadalajara, Monterrey, Xalapa, Distrito Federal y Toluca.

51

Respecto al CCJE, la LOPJF dispone que el TEPJF es competente para

desarrollar directamente o por conducto del CCJE, tareas de formación,

investigación, capacitación y difusión en materia electoral. (Artículo 186,

fracción VIII).

De acuerdo a su Manual de Organización, el CCJE tiene por objetivo:

Establecer las directrices y los objetivos generales para el desarrollo de las tareas de investigación, formación, difusión, capacitación y actualización, a fin de formar, actualizar y capacitar al personal jurídico especializado que requiere el Tribunal Electoral, otras instituciones electorales, partidos y agrupaciones políticas nacionales; contribuir a la generación y difusión del conocimiento en materia electoral y su área contenciosa; así como instrumentar en el ámbito académico las decisiones institucionales relativas a la Carrera Judicial Electoral. (Manual de organización del CCJE 2008, 19)

Para cumplir con este objetivo el CCJE integra su estrategia académica a

través de programas anuales de trabajo. En los programas académicos 2010 y

20115 el CCJE definió tres objetivos estratégicos, a partir del objetivo general,

de los cuales derivan las estrategias y proyectos a desarrollar en cada año. Los

objetivos estratégicos del CCJE son los siguientes:

1. Generar conocimiento en materia electoral, a través de investigaciones sobre temas de coyuntura relevantes, realizadas con una metodología pertinente. El CCJE busca realizar investigaciones que aporten conocimiento sobre la materia electoral y que, a la vez, sean útiles para los fines del TEPJF. Las tareas de investigación están dirigidas al interior y al exterior de la institución. En el primer caso, se busca aportar insumos que apoyen los procesos y toma de decisiones de las ponencias de los magistrados electorales. Hacia el exterior, las investigaciones pretenden contribuir a la discusión académica sobre la materia electoral y, a largo plazo, posicionar al CCJE como un referente obligado en la materia. Las investigaciones se desarrollarán con base en las líneas propuestas por los magistrados. Dichos documentos académicos serán elaborados por investigadores del CCJE, o bien por investigadores externos de reconocido prestigio. En todo caso, las investigaciones buscarán aportar inferencias descriptivas o explicativas, basadas en una metodología científica. 2. Transmitir conocimiento sobre la materia electoral, a través de eventos académicos dirigidos al personal interno del TEPJF, y al personal de otros organismos interesados en la materia.

5 Disponible en http://www.te.gob.mx/ccje/programa_anual_trabajo/introduccion.html

52

La transmisión de conocimiento implica el cumplimiento de objetivos de aprendizaje específicos y debe dirigirse a una población definida. Esta actividad consiste en un proceso de enseñanza-aprendizaje, a través del cual el CCJE capacita, actualiza y forma, de conformidad con los fines y funciones del TEPJF. La población objetivo del CCJE se divide en dos tipos: interna y externa. La interna está integrada por el personal jurídico y administrativo del TEPJF. La población externa se compone de funcionarios de otros organismos relacionados con la materia electoral, militantes de partidos políticos y ciudadanos interesados. La finalidad de ambas es el aprendizaje de temas relacionados con la materia electoral, o bien el desarrollo de habilidades y competencias para optimizar su desempeño laboral. La transmisión de conocimiento se realiza en tres modalidades: presencial, virtual y mixta. El CCJE cumple con esta tarea a través de diversas actividades académicas. Dependiendo de los objetivos planteados, éstas pueden ser cursos, talleres, seminarios, ponencias, conferencias y clases en programas de maestría, licenciatura o diplomados. 3. Difundir conocimiento en materia electoral, a través de eventos y materiales dirigidos a funcionarios electorales y a los ciudadanos interesados en la materia. A diferencia de la transmisión, la difusión de conocimiento es menos sistemática: no contiene objetivos de aprendizaje y en términos generales su población objetivo es mucho más difusa, de manera que sus actividades pueden estar dirigidas a todos los ciudadanos interesados en el tema de que se trate. En el CCJE la difusión se realiza a través de distintos medios, como publicaciones impresas, Internet, programas televisivos y eventos académicos abiertos. Las actividades de difusión, además de divulgar las características y tareas principales del TEPJF, son el principal medio a través del cual el CCJE busca cumplir con el objetivo institucional de promover una cultura democrática y fortalecer el desarrollo de la democracia. (Programa Académico 2010, 5-6)

De febrero de 2009 a octubre de 2010, el CCJE ha realizado diversas acciones

encaminadas no sólo a cumplir con su objetivo general y con los estratégicos,

sino con la intención de acercar a la ciudadanía información relacionada con la

materia electoral, además de difundir y promover la cultura democrática.6 Entre

las acciones más destacadas están:

6 Para mayor información sobre las acciones realizadas por el CCJE pueden consultarse el

Resumen ejecutivo del informe anual 2008-2009, disponible en http://www.te.gob.mx/documentacion/publicaciones/publicaciones.asp, y el Informe Anual 2009-2010, disponible en http://portal.te.gob.mx/content/informe-anual-2009-2010-0.

53

Investigación

Las tareas de investigación están orientadas a producir estudios

especializados sobre el fenómeno político, la función jurisdiccional y la

normatividad electoral. El propósito es generar conocimiento nuevo en

la materia, apoyar la toma de decisiones al interior del TEPJF y

contribuir al fortalecimiento de las instituciones, los procedimientos y

la cultura democrática. Las investigaciones realizadas pueden

consultarse en

http://www.tepjf.gob.mx/ccje/unidad_de_investigacion/inv_realizadas.h

tml

Además se elaboran notas analíticas sobre temas coyunturales, útiles

en el desempeño de la función jurisdiccional de las ponencias de las

Salas Superior y Regionales, y de otras áreas del TEPJF. Algunos de

estos productos se ofrecen al público en general, como una forma de

difundir los fenómenos políticos en el mundo. Están disponibles en:

http://www.tepjf.gob.mx/ccje/unidad_de_investigacion/investigaciones

_mundo.html

Capacitación

Ha beneficiado a más de 67 mil personas con los cursos de

capacitación externa que impartió en todo el país, dirigidos

principalmente a instituciones académicas, institutos electorales,

partidos políticos y tribunales electorales locales. (Informes anuales

de 2008-2009 y 2009-2010. Disponibles en

http://www.te.gob.mx/documentacion/publicaciones/publicaciones.asp)

Para apoyar la capacitación al exterior del Tribunal, el CCJE definió

una oferta académica de 26 temas relacionados con la materia

electoral y está desarrollando materiales de apoyo para la

capacitación sobre cada uno de los 26 temas, un ejemplo de dichos

54

materiales es este manual. Los materiales pueden ser consultados en:

http://www.tepjf.gob.mx/ccje/unidad_capacitacion/materiales_presenta

cion.html

Al interior del TEPJF, el CCJE ha realizado dos programas de

posgrado: la Especialización en Derecho Electoral y Maestría en

Derecho, en colaboración con la UNAM; así como la Especialidad en

Derecho Electoral. Ha organizado diversos cursos de actualización y

seminarios para la formación del personal jurisdiccional de Sala

Superior y Salas Regionales, capacitando a más de 2,500

funcionarios. Aun cuando la capacitación se imparte al interior del

Tribunal, los videos de los cursos y los materiales utilizados se ponen

a disposición del público general en:

http://www.tepjf.gob.mx/ccje/material_audiovisual/dean_sager.html

A través del uso de tecnologías educativas el CCJE ha podido acercar

el conocimiento de la materia jurídico-electoral a todo el país,

optimizando recursos y abarcando un mayor universo de personas.

Así imparte el Taller Virtual del Sistema de Nulidades en Materia

Electoral, el Diplomado Virtual en Derecho Electoral y la Especialidad

en Justicia Electoral Modalidad no Escolarizada. Esta última cuenta

con registro y validez ante la Secretaría de Educación Pública. Las

convocatorias para ingresar a estos cursos se publican en el

micrositio del CCJE: http://www.tepjf.gob.mx/ccje/

Divulgación

La función de difundir el conocimiento jurisdiccional y político

especializado que se genera en el TEPJF o por iniciativa de éste, se

realiza a través de tres series editoriales y una revista, que pueden

consultarse a través de

http://www.tepjf.gob.mx/ccje/direccion_divulgacion/Intro.html

55

La serie Comentarios a las sentencias del TEPJF tiene por objetivo

alentar la crítica constructiva y el examen serio sobre el trabajo de las

Salas Superior y Regionales del Tribunal. En 2009 y 2010 se

integraron más de 30 títulos.

En la serie Temas Selectos de Derecho Electoral se desarrollan

temas diversos sobre democracia y derecho electoral desde una

óptica multidisciplinaria. Durante 2009 y 2010 se integraron y

publicaron 16 números.

La serie Cuadernos de divulgación de la justicia electoral busca

generar un mayor conocimiento de la labor del TEPJF y destacar la

importancia de la justicia electoral en toda democracia. El fin último es

promover la cultura política democrática. Está dirigida a un público no

especializado en el tema pero interesado en los asuntos públicos.

La revista Justicia Electoral tiene una trayectoria de 18 años. Ha dado

cabida a la pluralidad de voces y posiciones que, desde la academia,

los partidos políticos, las instituciones públicas y las organizaciones

civiles, están interesadas en aportar al conocimiento en materia

política y jurisdiccional electoral. En 2010 se publicaron los números

4, 5 y 6 de la tercera época.

Además de las publicaciones en noviembre de 2009 y octubre de

2010 se realizaron el II y III Seminarios Internacionales del

Observatorio Judicial Electoral. Los seminarios han tenido por objetivo

exponer al análisis crítico de académicos y especialistas, sentencias

relevantes del TEPJF.

El Tribunal Electoral es la primera institución judicial en México en

realizar un ejercicio de análisis deliberativo y público, que versa sobre

sus propias sentencias, entre la comunidad académica especializada

y jurisdiccional, tanto nacional como internacional.

56

Por último, el sitio en Internet del CCJE

(http://www.tepjf.gob.mx/ccje/index.asp) se ha transformado en una

vía de acercamiento con la ciudadanía y con el público de cualquier

parte del mundo, al mismo tiempo que constituye una herramienta

informática de consulta sobre temas electorales.

57

Recapitulación

1. Cultura política democrática

La cultura política de una sociedad se define a partir de las relaciones entre

gobernados y gobernantes. Cuando dichas relaciones permiten procesos de

transición y de consolidación democrática se puede hablar de una cultura

democrática que permite parámetros de estabilidad, gobernabilidad y

representatividad políticas.

Así, la cultura democrática es una cultura mixta que integra características de

participación y de auto contención de expectativas. Cuando la cultura

democrática es incipiente se requieren mecanismos que soporten y desarrollen

las características de la democracia.

2. Cultura política en México

Una revisión de las percepciones de los ciudadanos acerca de la cultura

política y democrática en México muestra carencias en cuanto al interés sobre

la política, una opinión negativa de la misma y por ende bajos niveles de

participación y asociación en entidades públicas. Estas actitudes se ven

reflejadas en una insatisfacción con los rendimientos que la democracia tiene

en México y en general en toda América Latina.

En la medida que estas percepciones ciudadanas obedecen a circunstancias

históricas concretas, es posible generar un marco de acción institucional que

permita fomentar espacios e incentivos suficientes para participar en la esfera

pública, y en consecuencia valorar positivamente este ámbito.

3. Cultura de justicia electoral en México

En el caso de los comicios, las autoridades electorales son las instituciones que

impulsan la construcción de una cultura de justicia electoral entre los

ciudadanos. Así, la idea de justicia electoral como elemento de formación de

58

una cultura democrática está íntimamente relacionada con el papel que

desempeñan los tribunales electorales para transmitir valores de estabilidad,

certeza, seguridad, paz social, justicia, imparcialidad y justificación racional de

sus decisiones.

4. La contribución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación

(TEPJF) en el desarrollo de la cultura de justicia electoral

El TEPJF participa directamente de la cultura democrática y de justicia electoral

en cada una de sus sentencias y a través de sus actividades de capacitación,

investigación y divulgación. La calidad argumentativa de sus resoluciones

refleja proporcionalmente su credibilidad ante los ciudadanos. La actualidad y

rigurosidad de sus programas formativos impactan en la transmisión de la

cultura de justicia electoral y sus investigaciones generan nuevos

conocimientos para el desarrollo de sistema jurídico y político mexicano.

La cultura de justicia electoral está en permanente construcción y renovación.

Los ajustes del TEPJF para ofrecer respuesta adecuada a la exigencia de

justicia son una tarea fundamental de su aportación a la democracia. Así, el

ciudadano tendrá la seguridad de que sus pretensiones serán escuchadas,

analizadas y resueltas conforme señalan los ordenamientos jurídicos vigentes.

59

Referencias bibliográficas

Almond, Gabriel y Sidney Verba. 1963. The civic culture: political attitudes and

democracy in five nations. Princeton N.J: Princeton University. Barak, Aharon. 2008. Un juez reflexiona sobre su labor: el papel de un tribunal

constitucional en una democracia, México: SCJN. Bergman, Marcelo y Carlos Rosenkranz, Coords. 2009. Confianza y derecho en

América Latina. México: FCE-CIDE. Castillo González, Leonel. 2004. Los derechos de la militancia partidista y la

jurisdicción. México: TEPJF CCJE. Ver_Centro de Capacitación Judicial Electoral. Centro de Capacitación Judicial Electoral. http://www.te.gob.mx/ccje/

(consultada el 24 de febrero de 2011). Dahl, Robert.1999. La democracia. Una guía para los ciudadanos. España:

Taurus. Ferrajoli, Luigi. 2001. Derechos y garantías. La ley del más débil. Madrid:

Trotta. Gutiérrez E, José Luis. 2007. Educación. Formación cívica y ética. México: Cal

y Arena. Kymlicka, Will y Wayne Norman, “El retorno del ciudadano. Una revisión de la

producción reciente en teoría de la ciudadanía,” en La política. Revista de estudios sobre el Estado y la sociedad, (Barcelona: Paidós, 1997)

Krotz, Esteban. 2002. “La investigación sobre la cultura política en México:

visión panorámica de un campo de estudio en construcción,” en Winocur, Rosalía. Algunos enfoques metodológicos para estudiar la cultura política en México. México: Miguel Ángel Porrúa.

Latinobarómetro. 2009. Informe 2008. Santiago de Chile: Corporación

Latinobarómetro. Orozco Henríquez, J Jesús, “Consideraciones sobre la justicia constitucional

electoral en México,” en Memoria del IV Congreso Nacional de Derecho Constitucional I, Serie Doctrina Jurídica, Núm. 62, comps. Valadés, Diego y Gutiérrez Rivas, Rodrigo, (México: IIJ-UNAM 2001). Consultado en: www.bibliojuridica.org/libros/1/92/21.pdf

Peschard, Jacqueline. 2008. La cultura política democrática, Cuadernos de

Divulgación de la Cultura Democrática, N° 2, sexta edición. México: IFE.

60

Putnam, Robert D. 1993. Making democracy work: civic traditions in modern Italy. Princeton, N.J: Princeton University.

Ramos Mega, Ernesto y José Luis Enríquez Chiñas. 2009. Análisis cuantitativo

del papel del TEPJF en la etapa de preparación de las elecciones federales (1997-2009). Justicia Electoral (Tercera Época, vol. 1, núm. 4): 172-175.

Salazar, Luis, “Cultura política y transición democrática,” en Cultura política

coord. Peschard, Jacqueline, (México: UAM-IFE-Colegio Nacional de Ciencias Políticas y Administración Pública, 1996)

Salazar, Luis y José Woldenberg. 2008. Principios y valores de la democracia,

Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática 1, séptima edición. México: Instituto Federal Electoral

Secretaría de Gobernación. 2001. Encuesta Nacional de Cultura Política y

Prácticas Ciudadanas. México: SEGOB. Secretaría de Gobernación. 2003. Encuesta Nacional de Cultura Política y

Prácticas Ciudadanas. México: SEGOB. Secretaría de Gobernación. 2005. Encuesta Nacional de Cultura Política y

Prácticas Ciudadanas. México: SEGOB. Secretaría de Gobernación. 2008. Encuesta Nacional de Cultura Política y

Prácticas Ciudadanas. México: SEGOB. Jurisprudencia 02/98. AGRAVIOS. PUEDEN ENCONTRARSE EN

CUALQUIER PARTE DEL ESCRITO INICIAL. ----- 03/2000. AGRAVIOS. PARA TENERLOS POR DEBIDAMENTE

CONFIGURADOS ES SUFICIENTE CON EXPRESAR LA CAUSA DE PEDIR.

----- 29/2002. DERECHOS FUNDAMENTALES DE CARÁCTER POLÍTICO-

ELECTORAL. SU INTERPRETACIÓN Y CORRELATIVA APLICACIÓN NO DEBE SER RESTRICTIVA.

----- 36/2002. JUICIO PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS

POLÍTICO-ELECTORALES DEL CIUDADANO. PROCEDE CUANDO SE ADUZCAN VIOLACIONES A DIVERSOS DERECHOS FUNDAMENTALES VINCULADOS CON LOS DERECHOS DE VOTAR, SER VOTADO, DE ASOCIACIÓN Y DE AFILIACIÓN.

----- 03/2005. ESTATUTOS DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS. ELEMENTOS

MÍNIMOS PARA CONSIDERARLOS DEMOCRÁTICOS. http://200.23.107.66/siscon/gateway.dll/nJurisprudenciayTesis?f=templates&fn=

default.htm (consultadas el 24 de febrero de 2011).

61

TEPJF. Ver_Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. http://www.te.gob.mx/ (consultada el 24 de febrero de 2011) ----- Informe anual 2008-2009. 2009. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ----- Informe anual 2009-2010. 2010. México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Bibliografía complementaria:

Ávila Ortiz, Raúl, “Educando en la justicia para la democracia,” en Cultura democrática: abstencionismo y participación, Memoria del IV Congreso Internacional de Derecho Electoral y IV Congreso Nacional de Tribunales y Salas Estatales Electorales, (México: IFE-TEPJF-TEEM-IEM-UNAM-PNUD, 2006)

Braud, Philippe. 1993. El jardín de las delicias democráticas, México: FCE. Crespo, José Antonio, “Democracia real. Del idealismo cívico al civilismo

racional,” en Metapolítica, abril-junio, (México: Centro de Estudios en Política Comparada, 2001)

Dahl, Robert. 2008. La igualdad política. México: Fondo de Cultura Económica. De la Peza, José Luis, “Notas sobre la justicia electoral en México,” en Justicia

electoral en el umbral del siglo XXI. Memoria del III Congreso Internacional de Derecho Electoral III, comp. Orozco Henríquez J. Jesús, (México: UNAM-IIJ-TEPJF-IFE, 1999). En: http://www.bibliojuridica.org/libros/1/240/3.pdf

Ferrajoli, Luigi, “El papel de la función judicial en el estado de derecho,” en

Justicia Electoral, (México: Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, 2003), 23-30.

Gutiérrez López, Roberto, “La cultura política en México: teoría y análisis desde

la sociología,” en El estudio de la cultura política en México. Perspectivas disciplinarias y actores políticos, coord. Esteban Krotz, (México: Conaculta-CIESAS, 1996).

Gutiérrez López, Roberto y Esperanza Palma, “Sobre los conceptos de sistema

y cultura política en México (para pensar la transición),” en Sociológica, enero-abril, (México: UAM Azcapotzalco, 1991).

Hernández Cid, Rubén, “Elecciones y estadística,” en Algunos enfoques

metodológicos para estudiar la cultura política en México, coord. Winocur, Rosalía (México: Miguel Ángel Porrúa, 2002).

62

Laveaga, R. Gerardo. 1999. La cultura de la legalidad. México: UNAM. López, Escutia Luis Ángel. El papel de la justicia electoral en la transición

democrática en México. Biblioteca jurídica virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Consultado en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/facdermx/cont/245/pr/pr4.pdf

Merino, Mauricio y Marco Antonio Baños. 2005. El servicio profesional

electoral: una visión comparada en América Latina. México: IIJ-UNAM. Ojesto, José Fernando, “Aportes a la normalidad jurisdiccional electoral

mexicana a partir de los criterios emitidos por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación,” en Justicia Electoral, No. 21, (México: TEPJF, 2006).

Ojesto, José Fernando, “Contribución del Tribunal Electoral del Poder Judicial

de la Federación a la cultura de la legalidad,” en Justicia Electoral, No. 19, (México: TEPJF. 2004).

Orozco, Henríquez J. Jesús, “Justicia Electoral,” en Diccionario Electoral, Tomo

II, (México: IIDH-UNAM-IIJ-TEPJF-IFE (3ª edición), 2003).

Rousseau, Jean Jacques. 2000. El contrato social, México: Ediciones Delma. Secretaría de Gobernación. 2007. Cultura política y participación ciudadana en

México antes y después del 2006. México: SEGOB. Secretaría de Gobernación. 2002. Deconstruyendo la ciudadanía. Avances y

retos en el desarrollo de la cultura democrática en México. México: SEGOB-Miguel Ángel Porrúa.

UNAM-TEPJF-Cofemer. 2004. Cultura de la Constitución en México. Una encuesta nacional de actitudes, percepciones y valores, IIJ, México.

UNAM-Secretaría de Gobernación. 2005. Demos ante el espejo. Análisis de la

cultura política y las prácticas ciudadanas en México, México: UNAM.

63

©Derechos reservados, 2011 a favor del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación

Queda prohibida su reproducción parcial o total sin autorización.

El presente material podrá ser citado, siempre y cuando se señale la fuente

bajo la siguiente leyenda: Centro de Capacitación Judicial Electoral, “Cultura democrática y cultura de justicia electoral: manual del participante”, Material didáctico de apoyo para la capacitación, Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, febrero de 2011.

www.te.gob.mx

www.te.gob.mx/ccje/

[email protected]