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    CULTURA MATERIAL DEL SIGLO III EN UN AMBIENTEDOMSTICO DE LA MESETA: EL CONJUNTO CERRADODE LA CASA DE LOS PLINTOS DE VXAMA

    THIRD CENTURY MATERIAL CULTURE IN A DOMESTICCONTEXT ON THE NORTH MESETA (SPAIN): THE CLOSED

    CONTEXT OF THE HOUSE OF PLINTHS OF VXAMACARMEN GARCA MERINO

    Universidad de ValladolidMARGARITA SNCHEZ SIMN

    Museo de las villas romanas (Almenara de A. Valladolid)

    MILAGROS BURN LVAREZJunta de Castilla y Len

    Archivo Espaol de Arqueologa 2009, 82, pgs. 221-253 ISSN: 0066 6742 doi: 10.3989/aespa.082.009.009

    RESUMEN

    En este trabajo se estudia un conjunto de materiales pro-cedentes de una casa urbana del valle oriental del Duero cons-truida en el sigloI, reformada despus y destruida por un in-cendio en la segunda mitad del sigloIII. Estadomus, la Casade los plintos, situada junto al foro en la ciudad de Uxama,ha sido excavada por completo y en una de sus habitaciones,bajo una potente capa de escombros, se ha hallado un dep-sito inalterado correspondiente al momento de la destruccin.Consta de casi un centenar de piezas, la mayora muy bienconservadas, donde se asocian diversas producciones cermi-cas, objetos de metal, monedas, y otros elementos del mobi-liario. Ese conjunto nos proporciona la imagen a escala do-mstica de parte de la cultura material de esa zona de laTarraconense durante la tercera centuria.

    SUMMARY

    We study here a set of finds from an urban house, the Casade los Plintos, which has been excavated completely near theforum of the Roman town of Uxama (Osma, Soria, Spain). Thishouse was built in the first century, remodelled later on andwas destroyed in a fire in the second half of the third century.In a room below the destruction level, an unaltered depositdating from the fire event was found; this is the set we pre-sent and study here. It consists of about one hundred objects,generally quite well preserved, with associations among wareproductions, metal objects, coins and another furniture pieces.This set provides a domestic scale image of a part of thematerial culture in this area of the Tarraconensis during thethird century.

    PALABRAS CLAVE: SigloIII, producciones cermicas, ajuardomstico, vajilla de cocina y de mesa, arquitectura do-mstica.

    KEY WORDS: Third century, pottery, household, cooking andtableware, domestic architecture.

    1. INTRODUCCIN

    En lneas generales se puede decir que la cultu-ra material del sigloIII era prcticamente descono-cida hasta hace poco ms de veinte aos y an lo esen gran medida por la dificultad para identificar suscomponentes en la mayora de los contextos arqueo-lgicos, a no ser que se disponga de trminos post quemy ante quem. El hecho constatado de la circu-lacin del numerario de bronce del sigloII, inclu-so delI, durante elIII, unida a la perduracin de lasformas y tipos cermicos altoimperiales, ha llevadodurante decenios a datar inadecuadamente nivelesde ocupacin de esa centuria. En los ltimos vein-te aos se han dado a conocer materiales de ni-veles datados fiablemente en esa poca, gracias aalgunos conjuntos cerrados y con el empleo de nuevametodologa para el registro de la informacin. Losdatos proceden de contadas excavaciones, realiza-das algunas en villas como Vilauba (Castaer; Tre-moleda; Roure 1990) y otras en medio urbano endistintas zonas de Hispania como en Turiaso (Bel-trn; Paz 2004), Cartago Nova (Vidal; de Miguel1988) y Jaca (Ona; Paz; Prez; de Sus 1987). Tam-bin se ha hecho en territorio galo en la ciudad deVienne, por ejemplo (Leblanc; Desbat 1992), yen diversas villas y ncleos menores de poblacin.Actualmente los trabajos sobre el medio rural sonpioneros en el estudio global de esa centuria(VV.AA. 2008).

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    La Casa de los plintos de Uxama, unadomus delsiglo III, es una de las contadas viviendas urbanas dela Meseta excavadas en la totalidad de su planta (Fig.1) y es visitable desde el ao 1997. Se han dado aconocer algunos de sus aspectos y de los materialeshallados en ella (Garca Merino 1990; idem 1991;idem 1995b; 1997, 100-104; Garca Merino; SnchezSimn 1996; Garca Merino; Snchez; Burn 2007;Gillani; Vancetti; Garca Merino 1994; Guerrero;Saquero; Carretero 1989), pero la casa consideradacomo un todo estructuras y ajuar permaneceindita.

    2. LA CASA DE LOS PLINTOS

    El edificio (Fig. 1) se inserta parcialmente en latrama urbana de retcula ortogonal donde se ubic elforo (Fig. 2). Dos decumanos porticados lo enmar-can al norte y al sur mientras que por el este y el oestelo bordean vas diagonales a las otras, quiz fruto decambios urbansticos posteriores. Se alzaba en una

    ladera que buza hacia el oeste lo que, aadido a lapropia topografa accidentada de la base rocosa delterreno, ocasionaba una diferencia de altura de 5 mentre los extremos oriental y occidental de su plan-ta. La pendiente se resolva al interior de la casa concinco niveles diferentes de solado que se bridan conduplicacin o engrosamiento de muros transversalesy se enlazan con escalones. Esta circunstancia hainfluido decisivamente en que una de las habitacio-nes del norte, la nmero 7, haya resultado ser prc-ticamente un depsito sellado del momento de ladestruccin del inmueble. Entre sus muros revesti-dos de pinturas al fresco, bajo un grueso manto de

    escombros y cenizas acumulados durante el incendio,se ha hallado en muy buen estado de conservacinun lote de objetos que formaba parte del ajuar de lacasa.

    La planta (Figs. 3 y 4), inscribible en un parale-leppedo orientado de E a O, ocupa 920 m2 de super-ficie que comprenden el atrio, pasillos, cubculos,triclinios, salas, rea de servicio, una cocina, dospatios uno de ellos con un lado porticado y unviridario, en total 24 espacios.

    En estadomus de la tercera centuria destaca elhogar con fondo curvo y laterales de baldosas refrac-tarias encastrado en la pared de una de las estanciasde la fachada norte (Fig. 3, n 8). Casos similareshay en las Galias en Lussas-et-Nontronneau (en

    un nivel fechado tambin en el sigloIII) y en Javols(Degbomont 1984, 17-19). Junto al hogar se hallun brasero rectangular de hierro con ruedas adorna-do con remaches de bronce (Fig. 5) (Garca Merino1997, 104).

    Es digno de mencin tambin el patio del oeste(Fig. 3, n 10) con un pequeo prtico de colum-nas estucadas y pintadas de rojo, un banco de piedray una cisterna a cielo abierto. La cisterna tenauna cubierta de madera seguramente sobre so-portes prismticos de caliza, y una capacidad entre10 y 15 m3 lo que sin duda supone una conforta-ble dotacin, sobre todo teniendo en cuenta que porentonces el mantenimiento del sistema pblico deabastecimiento de agua posiblemente estuviese en de-clive. Destacables son asimismo una habitacin constano y un viridario (Fig. 3, nos 23 y 24 respectiva-mente).

    La fachada, situada en el lado norte, tiene trespuertas. La central es de 3 m de anchura y est en-marcada por un ensanchamiento de la acera y dosmuretes con la posible funcin de fauces. Sobre unsillar de la zona inferior del muro, a la izquierda dela puerta principal, se representa en relieve un faloapotropaico. Una puerta secundaria, posticum, se

    abra al oeste en el jardn.Los muros tienen la base deopus vittatum y elalzado de grandes adobes. En la parte baja de la fa-chada se han conservado dos pequeas placas testi-go de un revestimiento pintado de blanco que la cu-bra, color ste que tambin presenta alguna de lasacrteras. Blanco era asimismo el color con que fue-ron pintados el atrio cubierto y el pasillo anejo don-de una estrecha banda roja delimitaba la zona dezcalo. En el resto de la casa las paredes se adorna-ban con coloridos frescos encuadrables todava en elTercer Estilo pompeyano. De ellos se han conservadoin situ algunos vestigios de zcalos que simulaban

    Figura 1. La Casa de los plintos vista desde el oeste.

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    Figura 2. Situacin de la Casa de los plintos en el casco urbano de Uxama (Osma, Soria).

    material ptreo con salpicaduras de diversos coloressobre fondo rosado o gris. Tambin se han recogidoen las excavaciones de la zona occidental una grancantidad de placas de los revestimientos pictricos,con amplios paneles monocromos y frisos con deco-racin vegetal, animal y algunas figuras humanas.

    No hay mosaicos. Los pavimentos eran en algu-nas de las habitaciones de baldosas y en otras de unamasa muy consistente de arcilla y cal asentada so-bre una capa de guijarros y detritos cermicos quepermita sucesivas reparaciones mediante la adicinde nuevas lechadas.

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    Se han hallado algunos vidrios de ventana en lazona norte y una reja de hierro a base de una retcu-la de cinta plana con aspas formando estrellas decuatro puntas en las intersecciones. Es semejante aotra procedente del mismo yacimiento (Garca Me-rino 1997, 89) y a otras de Pollentia, Conmbriga, Hs-palis y Emrita. Se han recogido, asimismo, un lam-

    padario de bronce de 1,50 m de altura con platoinferior sobre trpode en garras de len (Garca Me-rino 1990, 251, Lm. III y fig. 1), numerosas bisa-gras y herrajes de puertas y ventanas y grandes plan-chas de madera quemada.

    El material numismtico muestra una notableescasez de numerario en la que las emisiones propor-cionalmente ms abundantes son las de Galieno yClaudio II (Garca Merino 1995, 195 y 196-97). Seobservan, asimismo, un predominio del gran broncey el empleo de moneda residual, rasgos de la circu-lacin monetaria del sigloIII en la zona, como suce-de en Clunia (Gurt 1985).

    Esta casa tena un largo pasado: llevaba habita-da en torno a doscientos aos. Su historia se ha es-tablecido a partir de las relaciones estratigrficas ydel estudio de materiales. El material numismticoda luz sobre la construccin del inmueble con untrmino post quem: la moneda ms reciente de undepsito integrado por un anillo de plata, un dena-

    rio forrado de Augusto, un as de Agripa y cuatro asesde Claudio I en muy buen estado de conservacin quese hall bajo el pavimento de una de las habitacio-nes del sur (Ibidem 192-193 y 196). Tambin paradatar la destruccin hay que recurrir a un trmino post quem numismtico: un antoniniano de Claudio IIacuado entre 268 y 270 (Garca Merino 1995, 197,n 39), documentado en una unidad estratigrficacorrespondiente a la ltima fase de vida en ladomus.La datacin del incendio que lo arras en la segun-da mitad del sigloIII se refuerza con la ausenciade terra sigillata hispnica tarda entre el volumi-noso conjunto de materiales recogidos en toda su

    Figura 3. Plano de la Casa de los plintos con la situacin del depsito cerrado.

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    superficie. Despus del fuego el edificio no se recons-truy, no volvi a ser habitado, posiblemente quedconvertido en un solar en ruinas, defendido por susanchos muros perimetrales, aunque las calles que loenmarcaban se repavimentaron sobre las cenizas ysiguieron transitndose.

    La Casa de los plintos o del lampadario es el re-sultado de las transformaciones sufridas por un viejoinmueble construido en el tercer cuarto del sigloI.El solar estaba ocupado ya desde la fase tardocelti-brica por viviendas de las que subyacen algunasestructuras subterrneas excavadas en la roca y amor-tizadas con rellenos. Se traz conforme al modeloimportado de casa con atrio, en este caso cubiertopor adaptacin al clima. Entonces (Fase I) era una

    vivienda de menos espacios que la del sigloIII, peroms amplios, con un atrio relativamente muy gran-de (51 m2) con tres vanos al fondo que se abran altablino.

    Un incendi que tambin alcanz las calles ale-daas en la primera mitad del sigloII, marc el co-mienzo de la segunda etapa de la vida del edificio(FaseII) en la cual tuvieron lugar una serie de obrasde reconstruccin y reformas, quiz por nuevos due-os o para satisfacer nuevas necesidades de los pro-pietarios. Algunos de los espacios fueron modifica-dos, agrandados, subdivididos o cambiaron defuncin, mientras que el atrio se conserv hasta elfinal. La casa se ampli hacia el oeste sobre un es-pacio respecto a cuyo uso anterior no se han halla-do evidencias, incorporando un jardn de 141 m2 y unahabitacin con stano. En ese contexto de remode-laciones se realiz la reforma del pequeo peristilo(Fig. 3, n 10) que pas a tener solamente un ladoporticado, el oriental. La galera septentrional se anulpara ampliar dos habitaciones colindantes al norte yla occidental desapareci para dar cabida en su lu-gar a una cisterna, lo que sin duda supuso una con-siderable mejora. Tambin se han documentado va-rias reparaciones de los solados en diferentes

    momentos de su existencia.Con todo, el plano de esta casa en el sigloIII nose asemeja a la planta de ninguna de las pocas co-nocidas altoimperiales, ni a la de las lejanas de Bae-tulo y Ampurias, ni a la de la ms cercana Casa delacueducto de Tiermes o a las de las slo conocidasparcialmente de Clunia. Tampoco muestra ningnparecido con las bajoimperiales. Por un lado presen-ta novedades, como el hogar con chimenea ytubulien el interior de las paredes (Fig. 3, n 8), una cis-terna propia y un amplio viridario, pero, por otro, esnotable un cierto arcasmo al mantener el atrio, se-guramente por considerarlo smbolo de prestigio.

    Tambin parecen claras evidencias de conservadu-rismo en el contexto de una tercera centuria avan-zada, la predileccin por el Tercer Estilo en las pin-turas murales, el uso como habitculo de un espacioexcavado en la roca del subsuelo bajo la habitacinde la esquina sudeste (Fig. 3, n 23) y el empleo rei-terado de un tipo de solado tradicional en algunosespacios, entre ellos el atrio. El stano rupestre consus claras ventajas trmicas no es infrecuente enpoca romana pues tambin se ha documentado noslo en Uxama, por ejemplo en la coetnea Casa n2 (Fig. 3), sino tambin en inmuebles que alcanza-

    ron una vida mas larga, como la Casa n 3 de Clunia(Palol 1994, 64 y fig. 70) y la Casa del acueductode Tiermes (Argenteet alii 1994, figs. 20-23 y Lm.V), por no citar ms que casos prximos.

    3. LA HABITACIN N 7 DE LA CASA DE LOSPLINTOS

    Sin duda esta habitacin (de 3,70/3,20 m de an-chura por 5,20 m de longitud) es una de las ms in-teresantes y mejor conservadas de toda la casa. Selocaliza en la lnea de la fachada entre la cocina y

    Figura 4. Restitucin axonomtrica de la Casa de los plintos.

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    una sala o comedor con alcoba (Fig. 3, nos 8 y 5 res-pectivamente). A ella se accede desde esta ltimaestancia y por el patio interior (Fig. 3, n 10).

    El hecho de que el nivel de solado de la zona dela casa situada inmediatamente al este estuviese msalto que el de la habitacin n 7, ha propiciado queel depsito formado durante el incendio y en la rui-na inmediata haya sido en ella ms potente y, por con-siguiente, que su base no haya sido afectada por pro-cesos postdeposicionales, como el expolio, lanivelacin y el cultivo, que incidieron en el resto dela casa y en el yacimiento en general. Varios reci-pientes cermicos se han conservado casi intactos,especialmente en el ngulo nordeste y pegados a lapared occidental. Se pudo observar que en su mayorase encontraban en posicin vertical (Fig. 6), inclusotres de ellos (Fig. 11, n 2, fig. 13, n 8 y fig. 17, n8) se presentaban apilados como si se hubiesen co-locado en el suelo durante el incendio para llevarlosa otro lugar, pero finalmente quedasen abandonados.

    Por las especiales circunstancias a que hemos

    aludido, la habitacin n 7 tambin conserva en 1 mde altura el alzado de adobe de los muros norte yoeste con la decoracin pictrica. sta muestra unzcalo de imitacin ptrea a base de salpicadurasrojas, amarillas, verdes y blancas sobre fondo rosa.Encima, pero separada por un filete blanco, apare-ce una zona roja en la que se alojan dos panelesocre; en su interior una triple lnea (blanco-verde-blanco), muy perdida, seala una zona de enmarque.Como elemento de separacin entre ambos paneleshay un candelabro blanco con sombra gris del quequedan slo el pie y parte del fuste. En la paredoccidental nicamente se aprecian parte del zcalo,

    de un cuadro y de un candelabro, lo que parece re-petir la misma organizacin pero con 3 paneles y 2candelabros. La parte inferior de este zcalo, rela-cionable con un arreglo por la reforma de la estan-cia, aparece ejecutada con una pincelada ms grue-sa en la que predomina el negro (Garca; Snchez;Burn 2007).

    El solado es una amalgama de cal y arcilla endu-recidas sobre una capa de preparacin de fragmen-tos cermicos.

    En lo que respecta a la estratigrafa de esta habi-tacin1, en sntesis hay que sealar que bajo los de-psitos sedimentarios formados con las tierras dearrastre de la ladera con posterioridad a la destruc-cin de la vivienda, se hallaron los muros de la es-tancia; stos definen un espacio de 18,34 m2 cons-truido en la FaseI, donde se han detectado algunasreformas durante la Fase II. Las paredes, como en elresto de la vivienda, muestran zcalos deopus vit-tatum cimentados en la roca y alzados de grandes ado-bes, reducidos a restos en las paredes este y sur,

    mientras que en la occidental y la septentrional seconservan en un metro de altura. Es significativa latraza del muro occidental en el que se aprecian dostramos no alineados, tanto en el alzado de adobecomo en la parte baja que es de piedra, de forma quedescriben un pequeo quiebro en el tercio meridio-nal (Fig. 3, n 7).

    Figura 5. Brasero hallado en 1993 y utilizado en el sigloIIIen la Casa de los plintos. Se encontraba en la cocina en elmomento del incendio.

    Figura 6. Aspecto parcial de la habitacin n 7 durante la ex-cavacin del nivel de destruccin de la casa. Campaa de 1993.Obsrvese la dispersin de la cermica y la posicin de los

    recipientes.

    1 Vase el estudio estratigrfico correspondiente en C.Garca Merino; M. Snchez Simn: Avance a la memoria delas excavaciones de la Casa de los plintos de Uxama, Cam- paas de 1993 y 94. Espaa. Comunidad Autnoma de Cas-tilla y Len. Servicio Territorial de Cultura de Soria y Direc-cin General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Juntade Castilla y Len en Valladolid.

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    Figura 7. Situacin de los diversos materiales documentados en la habitacin n 7 de la Casa de los plintos.

    Durante la Fase I, se acceda a esta estancia des-de el peristilo. El nivel de circulacin estaba consi-derablemente ms bajo que el de las habitacionesaledaas por el este. La decoracin pintada de los

    muros en esta primera fase se ha mantenidoin situbajo los echadizos que en una fase posterior eleva-ron la cota de circulacin.

    En la Fase II se realizaron algunas reformas, comola apertura de una puerta de 2 m de anchura con unpeldao de 30 cm de altura, de lajas calizas, quecomunica con la habitacin n. 5, y el necesario re-crecimiento del solado para salvar la diferencia dealtura entre los niveles de circulacin de ambas es-tancias. Para ello se dispuso sobre el solado anteriorotro con una gruesa capa de preparacin en el quese realizaron algunos arreglos o repavimentacioneshasta el momento del incendio final.

    Sobre el ltimo suelo un potente estrato de casiun metro de espesor se relaciona con los escombroscados al interior de la habitacin, destruida con sumobiliario por un fuerte incendio. Se compone de una

    matriz cenicienta, heterognea, en la que abundan loscarbones y los elementos constructivos, tales comoadobes, piedras calizas, fragmentos de tejas, y trozosde revestimiento parietal. Al excavarla se hall unconjunto numeroso de vasos cermicos, al menos 62(en su mayor parte completos), monedas, herramien-tas de hierro y maderas carbonizadas de algn mue-ble (Fig. 7). Precisamente gracias a este nivel dederrumbe, se han preservado restos del revestimien-to parietal, parte del cual pudieron ser arrancados,limpiados y consolidados los paneles norte y oeste.El panel norte, que es el mejor conservado, estuvoexpuesto durante algunos aos en el Aula Arqueo-

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    lgica de Uxama y en 2006 fue trasladado al MuseoNumantino (Soria).

    4. ESTUDIO DEL MATERIAL DEL NIVEL DEOCUPACIN / DESTRUCCIN DE LA FASEII DE LA HABITACIN 7

    Todos los materiales de variada naturaleza que sedescriben seguidamente aparecieron diseminadossobre el suelo de la habitacin (Figs. 6 y 7). El msabundante de ellos es la cermica (Fig. 9) en la quese asocianterra sigillata hispnica, cermica pinta-da de tradicin celtibrica,terra sigillata hispnicabrillante, algn ejemplar de otras producciones decermica fina, cermicas comunes y nforas. Muchosde ellos estaban enteros y varios aplastados por lacada de los muros, pero completos2. El sorprenden-te buen estado de una parte de los primeros (Fig. 8y fig. 21) pudo deberse a que estaban en un muebleque al volcar qued protegindolos del impacto de

    adobes y techumbre en su cada. Se han documen-tado los restos carbonizados de ese mueble, estan-tera o armario (Fig. 7) junto con pigmento azul, di-ferentes clavos de hierro de pequeo tamao y va-rias piezas de bisagras de hueso (Fig. 20, n 5) com-puestas por cilindros de entre 2,5 y 3 cm de anchocon orificios circulares para encajar piezas machosy hembras de madera acoplables entre s (Bal 1983,101-122).

    4.1. T ERRA SIGILLATA HISPNICA (TSH)

    El elenco de piezas deTSH (Fig. 10) que se guar-daban en la habitacin se muestra muy homogneodesde el punto de vista tcnico y formal. Se compo-ne de al menos 15 recipientes3, todos ellos lisos, conpredominio del cuenco hisp. 8 (con 8 ejemplares),seguido del plato hisp. 15/17 (con 3 casos), dos va-sos de pared troncocnica, una hisp. 27 y una jarrade boca trilobulada. Parece claro que en el lote sedistingue un servicio de mesa compuesto por el pla-to 15/17 y el cuenco hisp. 8 de mayor tamao.

    Las piezas son similares en cuanto al color de suspastas anaranjadas y de los barnices externos que son,

    Figura. 8. Estado de conservacin de los materiales de la habitacin n 7.Tres piezas representativas de la asociacin de pro-ducciones cermicas en el menaje de la casa.

    Figura 9. Porcentajes de representatividad de los diferentesmateriales del ajuar de la habitacin 7. TSH = Terra sigillatahispnica. CPT = Cermica pintada de tradicin. CC = Cer-mica comn. CF = Cermicas finas de tipo vario. TSHB =

    Terra sigillata hispnica brillante.

    2 Recientemente se ha dado a conocer una primera notasobre este conjunto (Garca; Snchez; Burn 2008)

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    asimismo, anaranjados y consistentes, aunque debrillo variable. El desigual grado de conservacin deestos recubrimientos nos permite hablar de produc-tos de diferente calidad. Los mejores muestran ansuperficies brillantes sin prdidas significativas delbarniz (a excepcin de desconchones producidos porfracturas) y ste bien adherido a la pared. En estegrupo se incluyen casi todas las piezas, salvo doscuencos hisp. 8 y la jarra que ofrecen pasta ms po-rosa en la que el recubrimiento externo se ha conser-vado mal, especialmente en aquellas partes ms ex-puestas al roce y los golpes como son las aristas ylas zonas ms sobresalientes.

    lente a 2/2,5 la base. Slo una pieza es sensiblementems pequea (Fig. 11, n 5).

    Del plato hisp. 15/17 slo se hallaron 3 ejempla-res, lo que quizs signifique su menor uso dentro delajuar de mesa en esta poca (Fig. 11 nos 6-8). Susdimensiones (bocas de 29/29,5 cm de dimetro, ba-ses de 8,5/8,8 cm y alturas de 7,5/8, cm) y sus ca-ractersticas tcnicas son muy similares; no as losrasgos morfolgicos, pues a pesar de que algunos,como los pies poco destacados de perfil triangular ymoldura hispnica, que al interior ofrecen crculosincisos y tambin los bordes simples biselados, co-inciden en las tres piezas, en la trayectoria de la pa-red se observan diferencias. As, la pieza n 7 de laFig. 11 ofrece la parte inferior recta y la pared ex-

    vasada, frente a los platos 6 y 8 de la misma ilustra-cin que muestran una parte inferior oblicua que seprolonga hacia el borde. A pesar de ello, en todas seseala la moldura interior y la acanaladura externaen la unin base/pared. Algunos de los rasgos sea-lados, que como se ha dicho, conviven en las trespiezas, son propios de momentos ms tempranos ensu fabricacin, mientras que otros son ya ms evo-lucionados.

    Asimismo formaron parte de la vajilla de mesaun vaso hisp. 27 (Fig. 11, n 9) y otros dos de per-fil troncocnico (Fig. 11, nos 10 y 11), uno de elloscompleto. En cuanto a estos ltimos, cabe indicarque por sus paredes oblicuas y bordes redondeadospodra tratarse de una variante de la forma hisp. 33,con paralelos en la villa de La Olmeda (Palol; Cortes1974, 133) y en Beja y Lisboa procedentes de Tri-cio (Mayet 1984, Lm. LXVI, 122 y 123). Tambinrecuerdan a la hisp. 46, si bien algunos rasgos for-males de las piezas sorianas no se ajustan exacta-mente a los ejemplares datados en el sigloIII (Juan2000, 50). En cualquier caso, se trata de recipientespequeos, ms anchos que altos, para beber; con estafuncin se deben asociar tambin las piezas de vi-drio y el pequeo cuenco hisp. 8. El perfil de la hisp.

    27 cuenta con un borde desarrollado y un pie deseccin triangular y moldura hispnica que al inte-rior ofrecen crculos incisos, rasgos comunes a laspiezas que venimos analizando. Sus dimensionesson muy similares a las del cuenco hisp. 8, n 4 dela Fig. 11.

    Formas cerradas

    Hay una sola pieza de ese tipo, una jarra peque-a de boca trilobulada (Fig. 11, n 12), cuello cni-co recorrido por una acanaladura, cuerpo panzudo y

    Figura. 10. Porcentajes de representatividad de formas deterra sigillata hispnica.

    Formas abiertas

    El recipiente que cuenta con una mayor presen-cia, como hemos indicado, es el cuenco hisp. 8 (Fig.10 y fig. 11, nos 1-5). Morfolgicamente tienen cuer-pos curvos, paredes de diferentes grosores y bordesgeneralmente rectos con labios simples redondeados.Respecto a las bases, stas muestran perfiles con piesbajos anulares de seccin rectangular y moldura his-pnica. Casi todos estos recipientes tienen un dime-tro en la base con un valor comprendido entre los 5,5y 7,5 cm, independientemente de cul sea la alturay amplitud de la boca. Eso significa que dentro delestndar de la produccin ese es un parmetro fijo.Los restantes, altura y dimetro en la boca, ofrecenuna mayor diversidad (entre 22/14 cm y 9/6,8 cmrespectivamente) lo que permite hablar de recipien-tes ms grandes o ms pequeos. Sea como fuere, lasproporciones indican una anchura del borde equiva-

    3 Se ha considerado que el nmero mnimo es de 15, sibien hay restos de hasta 19 por la existencia de una base conpie poco destacado y 4 fragmentos ms de bordes de la for-ma 8: uno con labio de seccin triangular, otro engrosado alinterior y otros dos de labio redondeado. Esos fragmentos nose han incluido en las figuras.

    TSH

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    Figura 11. Habitacin n 7. Nivel de destruccin.Terra sigillata hispnica. Ver inventario.

    pie destacado y moldurado. Se puede citar un para-lelo que procede del yacimiento de Puente de Arcede Berantevilla, lava (Arrizabalaga; Prez 1994, 13-

    19 Fig. 117). Es notable la reducida capacidad de estapieza, lo que apunta a un contenido relativamente pre-ciado como determinado vino, aceite o salsa.

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    En definitiva, los rasgos tcnicos y morfolgicosque presentan todas estas piezas han sido sealadospor diversos autores como propios de momentosavanzados en su evolucin tipolgica o de recipien-tes de contextos del sigloIII d.C., y estn presentes,por citar algunos ejemplos, en cermicas de yacimien-tos tales como Cartagena, Clunia, Conmbriga, Jaca,Lidena, Sagunto, Tarazona y Zaragoza (Beltrn; Paz2004; Tuset; Buxeda 1995; Delgado; Mayet; Mou-tinho 1975; Escriv 1989; Juan 2000; Lpez; Chiner1994; Mezquriz 1961 y 1985; Ona; Paz; Prez y DeSus 1987; Paz 1991; Romero 1985; Vidal; De Miguel1988).

    Los grafitosEn tres de los cuencos hisp. 8 hay grafitos que en

    principio, salvo uno, cabe interpretar como antrop-nimos alusivos a los propietarios/usuarios de las pie-zas (Fig. 11, nos 1, 2, 5 y 4 respectivamente). En lastres ocasiones van sobre las paredes externas y cer-canos a la base. En el primero con caracteres de 2,3cm de altura hay dos grupos de tres letras separadospor un pequeo espacio que se distribuyen sobre elcuerpo del vaso ocupando dos terceras partes de supermetro. Son una E con el trazo central ms largo,posiblemente con fines decorativos, seguida de unsigno semejante a una P de ojo abierto de contornoangular y de otra E. Podra leerse EPE EPE (?). Contodo, no parece referirse a una sentencia ni a nom-bre alguno. Es ms bien incongruente. En el segun-do cuenco figura en letras regulares de 0,8 cm dealtura VAL IA con triple nexo VAL, reintegrablecomoVal(eri)/ae) Ia(nuarii/ae?).En un tercer ejem-plar se puede leer [_]SLVP, con letras de diferentealtura entre 0,8 y 1,3 cm, aunque parecen formar unasola palabra, como cognomen resulta poco convin-cente; quiz mejor []S(ervi?) Lup/(i?).En el fon-do externo de un cuarto cuenco hay otro grafito en

    forma de aspa.Tambin los tres platos 15/17 se han marcado congrafitos, dndose la circunstancia de que en dos deellos se reproducen prcticamente los mismos antro-pnimos. As, sobre la pared interna del n 7 de laFig.11 se puede leer con cudruple nexo en letraregular bien trazada de 1,3 cm de altura, T VAL,reintegrable comoT(iti) Val(erii). Al exterior, en labase, en letra irregular mal araada de 1,5 cm alturapresenta el nexo AE, quiz Ae(miliii/iae?). En el n8 de la Fig.11 en grafito interno muy bien trazado concaracteres de 1,3 cm de altura y cudruple nexo,TVAL que reintegramos como el anterior T(iti)

    Val(erii). Tambin este plato muestra un segundografito externo sobre el pie con el mismo nexo AE,aunque ms completo: S AE T y, dado que el se-gundo de los tres elementos repite elnomendel nme-ro anterior, cabra interpretarS() Ae(milii/ae? T().Las letras de surco muy poco profundo y mal hechastienen 1,5 cm de altura salvo la primera, ms larga,que alcanza 2,3 cm.

    En el tercer plato el grafito contiene dos parejasde siglas separadas y a diferente altura, la primera deellas, R M, incompleta la R, y la segunda, T M (Fig.11, n 6), quiz interpretable como T(iti) M(aterni?),aunque podra tratarse de cualquiera de los varioscognominaconocidos, como Mercurialis, Marcelinus, Maximus, etc.

    4.2. CERMICA PINTADA DE TRADICIN (CPT)

    La proporcin de piezas halladas es similar a lade la TSH (Fig.9). Se trata, sobre todo, de vajilla demesa vasos carenados, alguno de ellos en excelenteestado de conservacin (Fig. 8 y Fig. 13 n 8) y va-rios vasos bitroncocnicos pero tambin de jarrasy contenedores de alimentos (Fig. 12). Se han reco-gido en total 17 piezas, algunas fragmentadas porpresin de los materiales derrumbados de la estruc-tura de techo y paredes. Quedaron indemnes tresrecipientes, en especial uno de ellos colocado sobreel pavimento, apilado con un mortero de cermicacomn y un cuenco deTSH de forma 8.

    Esta variedad cermica que hunde sus races en laetapa tardoceltibrica, tiene por tanto en la poca dela destruccin de la Casa de los plintos una largatrayectoria que muestra entre otras cosas influenciade las formas de la cermica romana, evidente en losvasos Abascal 23. En contraste con las produccionesde los siglosI y II, sta, ms avanzada, tiende a los

    Figura 12. Porcentajes de representatividad de formas en lacermica pintada.

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    tamaos grandes, a la simplificacin de las formas ya la decoracin de repertorio poco cuidada. Se em-plean solamente motivos geomtricos a mano alza-da, sin seguir un esquema previo. Tanto los trazoscomo los espacios en que se divide el campo deco-rativo, limitado a la mitad o tercio superior de losvasos, son irregulares. Estn muy lejos de los finosy cuidados motivos geomtricos, vegetales y anima-lsticos de los siglosI y II. El estndar predominan-te muestra la organizacin del espacio decorativo enun friso dividido por haces de lneas paralelas que se-paran metopas donde se inscriben columnas de grue-sos trazos cortos, horizontales u oblicuos, puntas deflecha o lneas onduladas, crculos o puntos que pa-recen aspirar a cubrir la superficie destinada a la

    decoracin con el menor nmero posible de pincela-das. La realizacin es descuidada, especialmente enlos ejemplares grandes. En las formas cerradas, del-gadas bandas paralelas irregulares e, incluso, discon-tinuas, rodean cuello y hombros.

    Formas abiertas

    Vasos carenados

    Esta es la forma ms repetida, estn torneados enpastas ocre-rosadas o levemente anaranjadas conun ligero engobe blanquecino, casi una aguada, alexterior, sobre todo por encima de la carena, zonadestinada a los motivos decorativos, realizados en pin-tura negra clara. La mayor parte de estos vasos corres-ponden todava a la forma Abascal 3a, pero evolucio-nada porque la relacin de proporciones entre dimetroy altura es ya de 2 a 1, lo que parece un paso graduala la forma 3b. Algunos tienen el labio almendrado ybajo l una estrecha banda de trazos oblicuos. La de-coracin se limita al espacio entre el borde y la care-na en un friso en cuyas metopas hay cortos trazos mso menos horizontales o ligeramente curvos dispuestos

    en doble columna o en una sola hilera (Fig. 13, nos

    1y 3-5). De la forma 3b hay un ejemplar de tamao re-lativamente grande con decoracin de ajedrezado, muypoco frecuente (Fig. 13, n 8). Ese motivo de damerose hall tambin en un ejemplar del conjunto cermicodel posible alfar de Tarancuea (Soria) sobre vasos dela misma forma que se han datado como tardorroma-nos (Abascal 1988, 141 y 142).

    En el conjunto de los 10 vasos carenados4 que sedocumentaron en la habitacin n 7 se observan trestamaos diferentes entre los 18,6 y los 9 cm de di-

    metro en la boca, distinguindose en funcin de ello3 ejemplares grandes, 2 medianos y 2 pequeos.

    Vasos bitroncocnicos con dos asas,forma Abascal 23.

    Se han documentado dos ejemplares en el dep-sito del incendio de la habitacin 7 (Fig. 13, ns 6 y7). Otro ms se hall junto a la puerta que da al pa-tio porticado en una unidad estratigrfica equivalente.La pasta es, como en los anteriores, ocre claro condesgrasante micceo y pequeas intrusiones de ca-liza blanca y muestra un ligero engobe blanco en elexterior. Las asas son acanaladas y decoradas con dos

    columnas de trazos horizontales. El ejemplar menor(Fig. 13, n 6), ofrece un esquema decorativo con pa-ralelo en un vaso de la misma forma, hallado sobreel pavimento de la habitacin 35 del complejo do-mstico denominado Casa de Taracena de Clunia, yque se ha datado a mediados del sigloIII (Abascal1986a, n 741).

    Formas cerradas

    Tienen la pasta de iguales caractersticas que losvasos anteriores, pero de color ms rosado y con mspuntos calizos. Al exterior la decoracin est pinta-da en negro claro.

    Cntaros y jarras

    Hay un gran cntaro de ancha boca con bordeexvasado y labio recto con dos surcos al interior paraasentar la tapa, y dos asas rematadas en su base portres depresiones digitales (Fig. 14, n 1). Estaba ce-rrado, pero no con la tapadera original sino con lamitad inferior de una olla de cermica comn (Fig.

    19 n 6). Su pared es casi recta, abrindose ligera-mente hacia la base que le falta. No hemos encon-trado paralelo a este perfil que podra estar inspira-do en las formas cerradas de la cermica comn. Ladecoracin, realizada con cierto descuido y trazos dediverso grosor e irregular trayectoria, incluye, ade-ms de las consabidas franjas de lneas horizontalesy del friso, una faja de roleos y arquillos entrecru-zados, combinacin que aparece sobre la forma 22en otros tres yacimientos sorianos: El Quintanar deBayubas de Abajo, Tarancuea y Tiermes (Abascal1986, 139).

    El segundo ejemplar es un olpe o jarra asimila-4 En este trabajo presentamos slo una seleccin de seis.

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    Figura 14. Habitacin n 7. Nivel de destruccin. Cermica pintada. Ver inventario.

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    nicas piezas de perfil comparable, aunque de muydiferente funcionalidad y mucho ms pequeas yaplastadas, son dos urnitas globulares de Palencia deforma 10 (Abascal 1986a, 351, fig. 61, nos 288 y 290)y cronologa altoimperial y, al parecer, con funcinde lucerna. En definitiva, es una forma todava fiela los tipos tardoceltibricos como confirma su pare-cido con una vieja pieza de Ercavica consideradaprecedente de este tipo de cermica en la Meseta(Abascal 1986a, fig.11, n 18). La decoracin se cieal tercio superior. Hay una ollita completa no lareproducimos en las lminas, pero se encuentra en laFig. 22 de pasta semejante a la anterior, algo mspequea con cuello estrecho y borde vuelto, un per-fil que no responde a la tipologa de Abascal y que

    ms bien parece inspirado en las ollas de cermicasgrises o negras. Lleva engobe blanco y slo conser-va de la decoracin pintada tres lneas horizontalesen algunos puntos de la superficie situada bajo laboca.

    El vaso carenado con ajedrezado, algunos otrosde la misma forma y los dos bitroncocnicos con asasmuestran tal similitud tcnica en cuanto a la arcilla,el engobe blanco muy ligero al exterior y la propiadecoracin, que no slo apuntan a un mismo taller,sino al mismo alfarero. Por la pasta tambin son asi-milables la orza arcaizante y la ollita. Posiblementese trate de produccin local de alfares distintos a losaltoimperiales que compitieron con los clunienses yque sabemos que fabricaban cermica pintada, cer-mica comn y material de construccin (GarcaMerino 1995,162; Romeroet alii 2008).

    4.3. T ERRA SIGILLATA HISPNICA BRILLANTE (TSB) YOTRAS CERMICAS FINAS (CF)

    De TSHB se recuper una jarra de la forma 15descrita por L. Caballero y L. C. Juan que por elmomento todava est poco definida debido a la es-

    casez de piezas halladas y a las diferencias morfo-lgicas apreciadas (Caballero; Juan 1984, 170-171).Este ejemplar (Fig. 15, n 2) aade una nueva variantea las vasijas publicadas por estos autores; se trata deun perfil esfrico, boca pequea, 5,7 cm de bordemoldurado, estrecho cuello y una nica asa. Reali-zada con pasta blanquecina, porosa y de buena cali-dad, su superficie externa fue recubierta con un en-gobe amarillo-dorado ya sin brillo. La presencia deesta pieza en el momento de la destruccin de la Casade los plintos confirma la fecha propuesta por loscitados investigadores para la prolongacin de estavariedad cermica. De morfologa anloga es una

    pieza de Clunia del estratoIV b del foro, aunque sela describe como de pasta clara y no se mencionaengobe (Palol; Guitart 2000, 272-273).

    Hay, por otra parte, una jarra de difcil clasifica-cin. Es de barro decantado de color gris cenicientoms oscuro en la zona de la base, cuya superficieexterna est alisada (Fig. 15, n 3). Le faltan la bocay el pie tiene la pared globular y est decorada aruedecilla: bajo tres suaves acanaladuras que marcanla separacin entre el cuello y el cuerpo aparece unfriso con impresiones cuadradas poco profundas ensentido horizontal. Las caractersticas tcnicas,morfolgicas y decorativas de esta pieza la ponen enrelacin con una produccin lusa de fabricacin lo-cal; concretamente con el grupo 23 distinguido para

    las cermicas en Conmbriga. Se trata de un conjuntodatado entre el sigloI y el II d. C., cuyos anteceden-tes se rastrean en la denominadaterra nigra (Alaroet alii 1976, 92) y que tambin estn presentes en lanecrpolis de Valdoca (Aljustrel, Portugal), cuyasfechas abarcan desde el sigloI al III (Alaro 1966,7-104). Por el momento es imposible establecer si setrata de una imitacin de los productos lusos, o si,por el contrario, es una pieza de importacin.

    4.4. CERMICAS COMUNES (CC)

    La cermica comn ofrece una gran variedad,habindose encontrado en la habitacin una represen-tacin de cada una de las piezas ms significativasdel ajuar domstico, desde recipientes de almacena-miento hasta otros destinados al servicio y a la pre-paracin de alimentos (Fig. 16).

    La mayor parte de las piezas son de cermicaoscura, grises o negras al exterior, que formaban partedel menaje culinario, a juzgar no solo por las formassino tambin por sus caractersticas tcnicas: pasta

    Figura 16. Habitacin n 7. Representatividad de formas encermica comn. Ver inventario.

    Cermica comn

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    arcillosa ocre o gris con abundante desgrasante mi-cceo y coccin reductora, condiciones que las ha-can resistente a choques trmicos y mecnicos.

    Formas abiertas

    De los 5 platos, prcticamente enteros5, que sehallaron en la habitacin, uno de ellos muestra indi-cios de haber contado con un engobe rojizo al inte-rior, mientras que el resto lo tienen micceo y pre-sentan superficies fuertemente quemadas (Fig. 18, nos3-5). Es de notar que en casi todos hay sobre el bor-de un nmero variable, segn el dimetro de la pie-za, de pequeas rayas incisas que a intervalos regu-

    lares marcan cuartos de crculo (ejemplo de ello esel n 5 de la Fig. 17). La finalidad de esas muescasnos es desconocida, quiz sirvieron como gua parahacer porciones del alimento que se cocinaba en ellasy su contenido, o tal vez tengan que ver con algnelemento de suspensin. Por ahora slo conocemosun caso comparable en una pieza de Segbriga.. Esun fragmento de borde y pared de una fuente deTSHBcon seis trazos paralelos agrupados sobre el labio(Abascal; Cebrin 2007, 149, fig. 115). Se hall enla plaza del foro y segn los citados autores podraindicar un tipo de cmputo (ibidem).

    Son destacables el ejemplar con grafito internoT(iti) Val(erii) T (.)con cudruple nexo TVAL,pues ya hemos visto cmo idnticostria nomina serepetan en platos hisp. 15/17 (Fig. 11, nos 7 y 8) yun plato de 36 cm de dimetro la pieza mejor con-servada, actualmente expuesta en el Museo Numan-tino, en la cual la ausencia de huellas de fuego su-giere que no haba sido usado an (Fig. 21).

    En cuanto a tipologa, predominan los platos deborde entrante, ligeramente engrosado, de pared curvau oblicua, alguno de los cuales alcanzan un tamaoconsiderable (36,3 cm) y que son asimilables a la for-ma Hayes 181, aunque se trate de producciones loca-

    les. No obstante, tambin existe otra variante de tama-o menor (26,2 cm) con borde en forma de bastoncillo.Platos muy similares al primero de los tipos se hanhallado en Pompaelo , coexistiendo con vasos deTSHT de la forma 37 (Mezquriz 1978, fig. 55 n 18,fig. 110 n 98) y en la necrpolis lusitana de Valdo-

    ca en ajuares de sepulturas cuya cronologa se prolon-ga hasta mediados del sigloIII d. C. (Alaro 1966, 10-11). Tambin en el nivel 2 del edificio termal halla-do en Turiaso (Beltrn; Paz 2006, 140, Fig. 70) ydatado en el tercer cuarto del sigloIII.

    Entre los recipientes de esta produccin culina-ria hay tambin vasos. Se trata de dos piezas de re-ducidas y prcticamente idnticas dimensiones (de9,4 cm de dimetro en la boca y 8 y 9 cm de altu-ra respectivamente), cuyo perfil es piriforme con labase plana muy estrecha y el borde saliente de sec-cin triangular (Fig. 17, n 6 y n 7). Su factura pre-senta grandes similitudes con la de algunas ollas delmismo conjunto (por ejemplo, la n 3 de la Fig. 17)lo que nos hace pensar que posiblemente proven-

    gan del mismo alfar, al igual que los platos. Sin em-bargo, sus paralelos ms cercanos desde el punto devista formal los encontramos en ejemplares proce-dentes de las excavaciones de Conmbriga (Alaroet alii 1975, Pl. XVIII, n 372) y de la necrpolisluso-romana de Valdoca (Alaro 1966, 10). Tam-bin responde a ese perfil el fondo (Fig.18, n 7) deun recipiente algo mayor, pero de anlogas caracte-rsticas.

    Ya en otro grupo de cermicas de cocina hay quecitar un mortero de borde horizontal con base planaligeramente resaltada mediante una acanaladura (Fig.17, n 8 y Fig. 8) que se hall en perfecto estado deconservacin. Puede ser una imitacin de la formaitlica Dramont D2, en cuya ltima fase evolutiva seaprecia una tendencia a la horizontalidad en el bor-de. Los perfiles ms semejantes a ste se desarrollana partir de poca de los Antoninos (Aguarod 1991,140-141). Sin embargo, en su mayora, las imitacionesestudiadas en Huera (Domergue; Martn 1977, 76,Fig. 19 n 320, 56, Fig. 13 n 193-195), Turiasso(Aguarod 1985, 30, Fig. 6 n 7), Pompaelo (Mezquriz1978, estratoIV) y Arcbriga (Caballero 1992, 268n 34) se caracterizan por poseer una acanaladuraen la parte interna de la pared, prxima al borde,

    de la que carece este ejemplar. Aunque el uso deeste tipo de mortero se generaliza durante el sigloId. C., perduran hasta poca bajoimperial (Vegas 1973,32-33).

    Formas cerradas

    Las ollas son el tipo de recipiente ms numerosocon 10 ejemplares, de los cuales 8 conservaban elperfil completo (Fig. 15, nos 4 y 5, fig. 18, 1-3 y 5 yfig. 17, nos 1 y 2). Predominan las formas ovoides debase plana cuyos bordes son muy variados: de sec-

    5 Al igual que hemos mencionado para la TSH, de estaproduccin comn tambin se recogieron algunas piezas queno se muestran en las lminas. Son un gran plato (de 36 cmde dimetro en la boca) de pared curva, borde entrante sinlabio y fondo plano, una olla globular con el cuello marcadoy borde hacia dentro con ranura interna, y el borde entranteligeramente engrosado de un cuenco. El plato y la olla, (Fig.21) estn expuestos en el Museo Numantino (Soria).

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    cin triangular, con ranura interna, y engrosado (yasea ligeramente colgante o bien oblicuo). Tambinest presente la variante de perfil globular con elborde ms o menos vuelto. Las dimensiones no sonhomogneas ni en el dimetro de la boca (entre 12,2y 17,4 cm) ni en la altura (entre 14,5 y 21,6 cm). Laspastas son ocres, marrones, grises o negras, consegui-das mediante cocciones reductoras; tambin en laspiezas se aprecian manchas ahumadas debido a suprolongada exposicin al fuego. Se han publicadorecipientes de diferentes yacimientos, y entre ellos dela propia Uxama (Garca Merino 1995), con simila-res rasgos formales hallados en contextos altoimpe-riales y bajoimperiales. Sin duda estamos ante mo-delos muy difundidos geogrfica y cronolgicamente,

    que perduran y presentan multitud de variantes loca-les. De hecho, se encuentran paralelos concretos paraalgunas piezas tanto en Hispania (en los yacimientosde Huera (Domergue; Martn 1977, 115, fig. 29 n578), Conmbriga (Alaroet alii 1975, Pl. XVIII n356), Poblado de San Esteban (Burillo 1981, 256, fig.47 n 8), Tiermes (Argenteet alii 1984; Casa, de laet alii, 1994, 105, Fig. 50 n 1221 y 2415) y en lasnecrpolis lusitanas de Valdoca y Aljustrel (Alaro1966, sep. 12 n 10; Alaro 1974), como fuera deella (Bonnet et alii 2006). Junto con el grupo de lasollas, debemos mencionar la parte inferior del reci-piente (Fig. 18, n 6) que apareci sirviendo comotapadera a la vasija de cermica pintada de tradicinindgena n 1 de la figura 14.

    nforas

    Respecto a las nforas, durante la excavacin serecuper un ejemplar de Dressel 2/4 (Fig. 19, nos 1y 3), con borde simple redondeado, marcada carenay asas geminadas. Este tipo de nfora vinaria fue fa-bricada a imitacin de las itlicas en la Tarraconen-se, de dnde parece proceder esta pieza, como indi-

    can las caractersticas de la pasta y la carencia deengobe (Comas i Sol 1985, 70-71). Su fabricacinse documenta desde poca augstea siendo muy abun-dante en los contextos flavios (Peackok; Williams1986, 105-106). Pero, aunque tradicionalmente se hasostenido que su desaparicin se produca a iniciosdel sigloII d. C., en Baetulo y Valentia continanteniendo una representacin abundante durante pocaadrianea e incluso hasta mediados del s.II d. C. (Co-mas i Sol 1985, 156; Fernndez Izquierdo 1984, 32).De este tipo de envases se ha recuperado tambin laboca (de 18 cm de dimetro) y arranque de asas deotro nfora de salazn (Fig. 19, n 2). Adems se

    recogieron diversos fragmentos correspondientes adistintos recipientes, cuya pasta y engobe sugieren unorigen btico y permiten pensar en la presencia dealgn nfora olearia.

    Cermica comn tradicional

    De cermica local es la jarra n 4 de la figura 19.Se trata del borde, cuello y asa geminada con boto-nes aplicados a lo largo del surco central, de unabotella de pasta muy fina color arena plido. No seaprecia ningn motivo pintado que, en su caso, po-dra haber decorado el tercio superior del cuerpo ylos hombros. La forma est en la lnea de las bote-

    llas de tradicin, pero no hay que descartar que seauna imitacin de otras producciones aunque la pas-ta y la decoracin aplicada la sitan mejor dentro dela alfarera tradicional arvaca.

    4.5. VIDRIO

    La mayor parte de las piezas halladas presentanun estado muy fragmentario por lo que su atribucina formas concretas es, en muchos casos, imposible(Fig. 20, ns 7-12). Son vidrios transparentes o trans-lcidos, incoloros, de tono algo blanquecino o de

    color verdoso, que morfolgicamente se asocian arecipientes de pequeo tamao para beber, con bor-des engrosados o exvasados. Se ha podido recono-cer la forma Isings 45 (Fig. 20, n 8), un cuenco deborde tubular datado desde Augusto hasta la dinas-ta flavia (Isings 1957, 59), si bien tambin se hallapresente en contextos de los siglosIII, IV e, incluso,V (Flos 1987, 69; Alaroet alii 1976, 193-194). Encuanto a las bases, destaca un fondo horizontal se-parado del cuerpo por un cordn externo (Fig. 20, n13), pieza similar a otra hallada en un pavimento delas termas de Conmbriga que se data en el sigloIV(Alaroet alii 1976, 186).

    4.6. OBJETOS DE METAL Y DE HUESO

    Junto al ajuar cermico asociado a los serviciosde mesa, culinario y de almacenamiento tambin serecuperaron diferentes utensilios aparte de restos delmobiliario. Concretamente sobre el suelo de la estan-cia, cerca de la pared occidental de la habitacin sehallaron dos objetos metlicos un cuchillo y unpunzn ambos de hierro con enmangue de hueso(Fig. 20, nos 4 y 5), que estaban junto a los restos deuna pata de cprido. Otras piezas de hierro de este

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    Figura 18. Habitacin n 7. Nivel de destruccin. Cermica comn. Ver inventario.

    contexto son un fragmento de paletn de llave (Fig.20, n 2), una hoz que conserva parte de la maderadel mango (Fig. 20, n 1), dos bisagras de una puer-ta, una aldabilla, numerosos clavos de diferentes ta-

    maos de muebles y puertas y vigas. A ello se aa-de un fragmento casi plano de un objeto de plomo.Elementos similares a los aqu descritos son bienconocidos en la bibliografa existente. A modo de

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    4.7. TERRACOTA

    En el ngulo sudeste de la habitacin se recogie-ron nueve pesas de telar de diferentes tamaos ypesos. Llevan marcas diferentes, posiblemente rela-cionadas con su peso. Abundantes restos de maderacarbonizada y clavos situados entre ellas revelan lapresencia de un pequeo telar vertical domstico.

    4.8. RESTOS ORGNICOS DIVERSOS

    Buena parte de los restos de madera carboniza-da, muy abundantes por doquier, se agrupaban en elcentro de la habitacin marcando unas alineaciones

    que podran responder a una estructura mobiliar vol-cada. Pudo tratarse de una estantera, armario o arcaque protegi a buena parte del menaje del aplasta-miento por cada de la techumbre (Fig. 7). Hay quesealar que algunos de los fragmentos leosos esta-ban teidos de pigmento azul.

    En el ngulo noreste de la estancia entre ceniza ycarbn se recogieron huesos de conejo, cordero, ycerdo o jabal, posiblemente de piezas de carne gui-sadas o crudas que se conservaban all. Muy cerca delas monedas y el anillo, en el punto donde el carbnera ms abundante, haba una pata de cabra o corzo y junto a ella el punzn y el cuchillo lo que parece su-gerir la presencia de una pequea mesa o soporte sobreel que se encontraran. Todas estas piezas quedaronprotegidas por algn elemento orgnico desapareci-do, pues no estn afectadas por el fuego.

    4.9. MATERIAL NUMISMTICO

    En las unidades estratigrficas correspondientes aldepsito formado en esta habitacin durante en elincendio que destruy el edificio se han hallado cin-co piezas que han sido publicadas dentro del conjunto

    del numerario de la casa (Garca Merino 1995b, 196-97 y fig. 2, nos 3, 22, 29, 32 y 39). Son un as de Se-gbris, un as de Vespasiano, un sestercio de Trajano,un sestercio de Antonino Pio y una tsera monetiformecon contramarca de cabeza de guila. Se encontraban junto al anillo de bronce mencionado ms arriba, talvez porque se guardaron las monedas y el anillo enuna bolsa dentro del armario o en los estantes dondeestaba la vajilla. El sestercio de Antonino Pio se en-contr debajo de un vaso carenado.

    Los bronces son residuales y es muy posible quela tsera resellada se empleara como as cuyo pesotiene. Se trata de numerario de poco valor, nada sor-

    prendente en una zona de servicio de la casa, aun-que si se considera en conjunto el material numism-tico de toda la vivienda en esa poca, se hace patentela pobreza de la masa monetaria en circulacin.

    5. PARALELOS

    Para valorar adecuadamente el ajuar de la habi-tacin n 7 de la Casa de los plintos de Uxama, nohay que olvidar que es slo una pequea parte de ladotacin de toda ladomus y que procede de unadependencia de servicio, sin embargo creemos quees vlido estudiarlo como una muestra representati-va de la cultura material de la poca. Con el fin de

    comprender el alcance de su significado respecto ala artesana y a las condiciones econmicas y socia-les en las que se enmarcaba, habra que analizarlo encomparacin con otros conjuntos, cuantos ms me- jor, fiablemente coetneos y de ambiente similar,contrastndolos primero a escala regional, en laMeseta, y luego amplindolo el alcance a conjuntosms lejanos. Lamentablemente no hay por ahora enla bibliografa disponible conjuntos contemporneosen la Meseta y apenas fuera de ella y los que hay,en diferentes regiones con sus inevitables particula-ridades, no son todos de carcter domstico. A pe-sar de ello, es interesante la comparacin por lasanalogas y diferencias que pudieran observarse yporque es susceptible de ofrecer una serie de rasgoscomunes que contribuyan a definir esa etapa de lasegunda mitad de la tercera centuria, tan mal cono-cida desde el punto de vista material.

    En cuanto a conjuntos cerrados de materiales delsiglo III, se han publicado otros dos, uno hispano yotro galorromano. Ambos son producto, como el deUxama, de circunstancias peculiares tras un incen-dio que destruy la vivienda (los incendios deban sermuy frecuentes a causa de la fuente de iluminacinempleada y de la existencia de mucha madera en la

    construccin domstica, tapial o forjados, etc.) y,como ocurri en la Casa de los plintos, ladomus galatampoco volvi ocuparse.

    La casa hispana cartaginense se incendi a me-diados del sigloIII. Se ha excavado slo parcialmente.El depsito, situado en torno a un posible hogar con-tena slo 10 vasos. Se supone que la vajilla se api-laba en la zona de la cocina y, segn los autores delestudio (Vidal; de Miguel, 1988), era el ajuar mni-mo indispensable para una familia media de la po-ca. Se compone de dos cuencos y una fuente desigillata hispnica, un plato y un plato-escudillade terra sigillata clara, una jarra, un mortero y una

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    tes para cocinar (ollas medianas y pequeas, platoscon revestimiento antiadherente para patellae o si-milares y mortero). Completaban el ajuar una lmi-na de plomo, quiz de algn recipiente o utensilio,un cuchillo, un punzn y parte de una llave de hie-rro, el contenido de una faltriquera (el anillo, lasmonedas y la tsera), madera y elementos de algnmueble y restos seos de diversos animales que fue-ron parte integrante de la comida conservada, algu-nos domsticos (cordero), y otros fruto de la caza(conejo, jabal y venado)

    Haba, adems, un pequeo telar manifiesto porlas pesas y los restos de madera quemada halladosen el ngulo sureste de la estancia y que, dadas lasreducidas dimensiones de la habitacin, parece lgico

    pensar que no estara en uso.Llama la atencin la ausencia de lucernas u otrotipo de lmpara en la habitacin, si bien en el restode la casa son tambin contados los fragmentos deese material cermico, sustituido posiblemente porvelas. Por ello destaca la presencia en el atrio dellampadario de bronce, que en ese contexto se puedeconsiderar con mayor razn un elemento suntuario.

    El menaje

    La vajilla de mesa la componen los tres serviciosde plato 15/17 y cuenco 8 desigillata hispnica,cuencos ms pequeos hisp. 8, vasos decorados conpintura carenados y bitroncocnicos con asas, jarri-ta deTSH, tan pequea que tal vez se usase para ser-vir o aadir aceite o salsas en la comida, jarra lisade tradicin local, jarra desigillatabrillante, platosde cermica comn oscura para servir comida y al-gunos vasos de vidrio. La estrecha base de los vasi-tos de cermica comn oscura (Fig. 17, n 6 y n 7y 18, n 7) los dota de una precaria estabilidad en elcaso de utilizarse para beber, por ello parece msprobable que sirviesen para contener slidos que se

    emplearan en pequea cantidad, como sal o, mejor,algo ligero como son los alios de hierbas. A prop-sito de las hierbas, la casa dispone de un amplio es-pacio al aire libre, jardn-viridario, donde seguramen-te habra entre otras especies decorativas, plantasaromticas y utilizables en la cocina, como romero,salvia, albahaca, melisa, perejil, perifollo, cebollino,etc. En ese contexto se podra explicar quiz la pre-sencia de la hoz.

    En cuanto al menaje de cocina y almacenamien-to, en espera de realizar anlisis de cromatografa degases a las piezas, se puede conjeturar que la mayorparte de las formas cerradas seran para guardar ali-

    mentos y, en menor medida, para cocinar (ollas): nohay cazuelas, pero para guisar serviran por ejemploalgunas ollas y los platos con engobe antiadherentey, desde luego, el mortero para las salsas, majadosy alios, bsicos en la cocina romana. Hay tambinrecipientes para guardar lquidos como agua, (Fig. 15,n 2 y 3), vino, salsas y aceite (Fig. 19) y otros paraslidos (como legumbres, frutos secos, miel, leche,queso o mantequilla, conservas, chacinera envueltaen manteca (en ollas, orzas y dolios, posiblemente contapas de madera o tela encerada, dada la ausencia detapaderas de cermica), quiz cecina (pinsese en elhueso de una extremidad de cabra o corzo hallado conel cuchillo y el punzn). Tambin pudo haber alimen-tos frescos, y otros tal vez ya cocinados. La concha

    de vieira pudo utilizarse como platito o estar all porotra razn, pues una, aislada, no resulta suficientepara considerarla ingrediente de la comida en esecontexto del interior de la Meseta.

    Respecto a los cuencos pequeos, tanto deTSHcomo deCPT cabe suponer su empleo para beber, as como el de los frgiles de vidrio, escasos, y que hanquedado muy fragmentados. No se han documenta-do cucharas de metal. Seguramente no todos los ele-mentos de uso en la mesa se encontraban en estapequea estancia. A lo que se hall habra que pen-sar que tal vez acompaaron recipientes y utensiliosde madera que, debido a su naturaleza, no se hanconservado.

    Funcionalidad de la vajilla de mesa

    Ensigillata ya hemos visto que hay platos y cuen-cos de tres tamaos diferentes. En cermica pintadano encontramos platos ni fuentes, sino formas abier-tas, cuencos o vasos para beber y contener lquidoso comidas preparadas en forma fluida, tipo gachas,o legumbres y verduras con caldo, como los cuencosms grandes deTSH. De ello no podemos concluir

    directamente que respondan a cambios en la alimen-tacin respecto a la etapa anterior ni extraer infor-macin de carcter econmico. La dificultad parahacerlo ha quedado patente en un minucioso estudiosobre Britania basado en el registro arqueolgico deun considerable nmero de yacimientos (Cool 2006,242). No cabe duda de que la poblacin local habaampliado con la influencia romana su horizonte gas-tronmico, como prueban los morteros objetoimprescindible en la cocina romana y siempre pre-sente en el menaje de las casas de esa poca y ante-riores que se han exhumado en diferentes yacimien-tos y zonas del Imperio. Sin embargo, la escasez de

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    excavaciones en ambiente domstico y la falta deanlisis de restos orgnicos documentados en ellas,nos priva ms an en Hispania de la informacinnecesaria para conocer los elementos que conforma-ran la dieta y sus variantes regionales.

    Funcin de la habitacin 7

    Aunque averiguar la funcin de los espacios deuna casa es uno de los objetivos ms difciles de al-canzar, incluso en Pmpeya, tan rica en informacin(Allison 2004, 11), en el caso que nos ocupa la cosaparece clara. La habitacin n 7 orientada al norte ycon gruesos muros tuvo excelentes condiciones parahaber sido unacella penaria. No tena comunicacindirecta con la cocina (Fig. 3, 8) pero s con un espa-cio con posible funcin de comedor, la sala n 5 (Fig.3, 5). En la dependencia 7 no slo se guardaba vaji-lla, sino tambin alimentos como parece avalar sucontenido. La decoracin pictrica parece poco con-gruente con tal uso de almacenamiento, pero hay quetener en cuenta que sus paredes eran en realidad ele-mentos residuales de la Fase I de la casa, cuando elcometido de ese mbito deba de ser diferente.

    Aspectos sociales

    Los grafitos sobre el menaje nos trasmiten elnombre de sus usuarios, en principio sus dueos,aunque tambin podra tratarse de siervos como su-cede en otras ocasiones (Snchez-Lafuente 1991, 4-5; idem 1997, 571-72). Sin embargo, el uso deduo

    nomina y la repeticin de una misma denominacinsobre cuencos 8 y platos 15/17 deTSH y sobre tresplatos/ fuentes deCC6 en la que aparece lagens Va-leria, citada en varios epgrafes de Uxama, frecuen-te tambin en Clunia y otras ciudades de la Meseta,da pie a conjeturar queT. Valerius T()podra serel dominus, o, al menos, que losValerii habitaban laCasa de los plintos.

    Los repeticin de los mismos nombres sobre platoy cuenco deTSH refuerzan la deduccin de que am-bos forman un servicio de mesa. El mismo grafito depropiedad aparece en un plato o fuente deCC.

    Para algunos autores que han estudiado estos as-pectos en Britania la drstica disminucin del nme-ro de jarras y el incremento de formas (platos, co-

    pas, cuencos) relacionables con un servicio de mesaindividual son rasgos que caracterizan la intensa ro-manizacin de un ajuar (Millett 1997, 37-39; Evans1993, 100). En ambiente urbano y ya en una fase tanavanzada como la segunda mitad del sigloIII, eso eslo esperable en Uxama y por ello carece de tal sig-nificado. Por otra parte, no sabemos si los serviciosindividuales en la vajilla de mesa existan con an-terioridad en esta zona o en otras de Hispania por-que no se ha estudiado ese aspecto de la cermica.En el caso de que fuesen propios de la poca en quese utilizaban los que se presentan en este trabajo, esms plausible que la clave de su significado seasocial.

    7. CONCLUSIONES

    En cuanto a la cermica del conjunto en estudio,se puede afirmar que los rasgos que presenta laTSH,por encima de su probable origen local, son encua-drables en la generalidad de los paralelos ya comen-tados y coinciden, como era previsible, con los des-critos de laTSHA de la cercana Clunia. Coinciden enla pobreza tipolgica que, salvo algunos platos, da

    protagonismo, casi exclusividad, al cuenco hisp. 8entre los vasos, aunque an hay un ejemplar de for-ma 27, y se asemejan igualmente, como las produc-ciones del Duero a la que las uxamenses pertenecen,en la total ausencia de formas decoradas a molde(Tuset; Buxeda 1995, 361-362). La forma 37 deco-rada con un solo friso de rosetas o de sencillos mo-tivos que en niveles de comienzos del sigloIII se hadocumentado en otros puntos de la casa, aqu no est

    Figura 21. Habitacin n 7. Nivel de destruccin. Plato yolla de cermica comn.

    6 Uno de los tres lo presentamos aqu (Fig. 17, n 5), otrose encontr en la puerta de paso a la habitacin 5 y el terce-ro en el patio.

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    en el momento del incendio. La falta de formas ce-rradas que en Clunia muestran las cermicas delDuero, se pala en el depsito que estudiamos por la jarrita para la que un paralelo en lava, no permite,a falta de anlisis fsico-qumicos de la pasta, asegurarque proceda del complejo alfarero tritiense. Por susrasgos, pues, podramos considerar lasigillata his-pnica de este conjunto de Uxama comoterra sigi-llata hispnica avanzada.

    La CPT muestra una slida presencia en el ajuar.En ella conviven formas evolucionadas junto a algnperfil arcaizante, como la orza, y formas singulares

    que parecen imitaciones de las cermicas comunes,caso de la jarra (Fig. 14,1) y de la ollita (Fig. 22).En cuanto a laTSHB, es destacable la jarra halla-

    da en el incendio porque demuestra que esta produc-cin cermica llega, al menos, hasta muy entrado elsiglo III.

    Cabe, hasta confirmarlo con anlisis de fluores-cencia, etc., que permitan su caracterizacin ar-queomtrica, que lasigillata mayoritariamente y,sobre todo, la cermica pintada procedan de alfareslocales, aspecto que est resultando ser un rasgocomn a los conjuntos del sigloIII del interior his-pano. Esos talleres seran diferentes de los conoci-

    dos por ahora en Uxama7 que no parecen haber tra-bajado despus del sigloII.

    La presencia, aunque sea escasa, de nforas en estadespensa, que seguramente no era la nica de la casa,aparte de probar que se continuaba consumiendosalsas, aceite y vino, tambin supone una tmida ac-tividad importadora.

    El conjunto de piezas que se ha documentado eneste espacio no constitua el total del menaje de lacasa. De la reducida superficie de la habitacin 7 yde la cuanta de su contenido no se debe extraer con-clusiones acerca del grado de la pobreza mueble dela vivienda en su conjunto. Hay que tener en cuentaque en otras habitaciones, por ejemplo cerca de losposibles triclinios ns 6 y 21 de la fig. 3, debi existirms vajilla y objetos relacionados con la mesa, lacomida y el almacenamiento. A ello apunta el abun-dante material recogido en diversos espacios de la

    Figura 22. Habitacin n 7. Nivel de destruccin. Vista general de la mayor partede la cermica:terra sigillata hispnica, cermica pintada de tradicin y cermi-

    ca comn.

    7 Se conocen dos talleres cermicos de Uxama, uno en elrea suburbana, bajo la Catedral de Osma en Burgo de Osma,y otro en Gormaz. Producanterra sigillata, cermica pinta-da y cermica comn. Los anlisis efectuados a la pasta delas piezas recogidas en excavaciones recientes han mostradoel mismo tipo de arcillas para los dos centros productores(Romeroet alii 2008). La cronologa del material no parecesobrepasar el sigloII.

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    amplia superficie de la casa durante las excavacio-nes. La planta de la vivienda es extensa y descono-cemos el nmero de personas que la habitaban en suetapa final, pudo ser tanto una sola familia, segn elconcepto latino (ncleo unifamiliar simple deldomi-nus y adems sus siervos), como una comunidad msamplia, por ejemplo, dos grupos colaterales de lamisma familia y los siervos.

    En cualquier caso, el conjunto de objetos quedamos a conocer es interesante por resultar unamuestra significativa de la asociacin de materiales(Figs. 9 y 22) en uso en la vida de unadomusde unnivel econmico relativamente alto para la poca decrisis econmica que se estaba viviendo. Esa crisiscabe deducirla aqu de la escasez de importaciones

    y de la parquedad del numerario disponible. La Casade los plintos era una vivienda de gente acomoda-da a juzgar por su extensin y la dotacin de jardn,cocina con chimenea, cisterna y decoracin pictrica.En ello abundan adems algunos objetos relativa-mente suntuarios que excepcionalmente se han con-servado, como el lampadario o el brasero, y tambinla presencia de nforas importadas. Pero, a la vez,dado que eso indica que era una casa privilegiada,la mediocre calidad de la parte analizada de su va- jilla, la combinacin de producciones probablementelocales, la perduracin y simplificacin de formas,tipos y modelos de la cermica de los siglos ante-riores refuerzan esa impresin de prolongacin delpasado, casi de continuidad en precario. Podra de-cirse que produce la sensacin de agotamiento de lacapacidad creativa, de escasas relaciones comercialescon el exterior y de crisis, es decir, de preludio decambio.

    Ciertamente los rasgos que definen los materia-les de la Casa de los plintos de Uxama en su lti-ma fase, documentados en la habitacin n 7 y quehemos analizado aqu, dan pie para hablar de con-servadurismo en la arquitectura y en la decoracinpictrica e igualmente de pobreza monetal. Ese ajuar

    trasluce un panorama de escasez creativa, de loca-lismo y continuidad en las producciones cermicasy de reduccin de la vajilla de mesa a poco ms quevasos carenados y cuencos hisp. 8. A la vez hay ras-gos que configuran el sigloIII avanzado, al menosen esta zona del Duero, como una fase de transicinen la evolucin de la cermica. Hayterra sigillatahispnica, siempre lisa, donde predomina el evolu-cionado cuenco hisp. 8, y donde ya se prefiguran enla hisp. 27 y en la 15/17 perfiles que en lasigilla-ta hispnica tarda tendrn una larga vida, pero co-existiendo con formas decoradas en un contextomucho ms rico y variado. Asimismo, en la cermi-

    ca pintada tradicional aparecen tres piezas: una ja-rra y dos vasos bitroncocnicos, formas Abascal22 y 23 respectivamente, que poblarn la siguientecenturia.

    8. INVENTARIO DE LAS PIEZAS

    FIGURA 11

    n 1: TSH. Forma 8 de gran tamao. Labio almendrado yacanaladura en la parte superior de la pared. Pie muy bajocon moldura hispnica. Grafito EPE EPE, de difcil interpre-tacin, sobre la pared externa. Pasta anaranjada y barniz con-sistente de similar tono. Medidas: dimetro de la boca: 23,6cm, dimetro de la base: 7,3 cm, altura: 9,5 cm.

    n 2: TSH. Forma 8. Borde reentrante sin labio, de seccinredondeada. Pie bajo con umbo y moldura hispnica. Grafito

    en la pared externa:Val(eriae?) Ia() con triple nexoVAL. Pasta rosada, barniz naranja mate poco cubriente. Me-didas: dimetro de la boca: 22 cm, dimetro de la base: 7 cm,altura: 9,4 cm.

    n 3: TSH. Forma 8. Fragmento de pie bajo. Pasta anaran- jada y barniz de similar tono. Medidas: dimetro de la base:6,7 cm.

    n 4:TSH. Forma. 8. Borde engrosado, sin labio. Tiene dosacanaladuras en la zona basal. Pie destacado y fondo bastan-te alto. Grafito en aspa en el fondo externo. Pasta anaran- jada, barniz naranja mate poco cubriente. Medidas: dime-tro de la boca: 17 cm, dimetro de la base: 6,5 cm, altura:6,8 cm.

    n 5: TSH. Forma 8. Borde reentrante de seccin apuntada.Pie destacado y fondo con pequeo baquetn. Grafito S LVPen la pared externa. Pasta y barniz anaranjados. Medidas:dimetro de la boca 10 cm, dimetro de la base: 4,6, altura:6,8 cm.n 6: TSH. Forma 15/17. Pared casi oblicua, dividida poracanaladura prxima a la base. Baquetn ms alargado y pla-no. Dos grafitos, _I /R?M y TM, sobre la pared externa. Pastay barniz anaranjados. Medidas: dimetro de la boca: 28 cm,dimetro de la base: 8,2 cm, altura: 6,4 cm.

    n 7:TSH. Forma 15/17. Pared abierta y base plana con piebajo con moldura hispnica. Baquetn sealado. Sobre lapared interna grafito TVAL con cudruple nexo. Pasta y bar-niz anaranjados. Medidas: dimetro de la boca: 28,2 cm, di-metro de la base: 8,6 cm, altura: 7, 5 cm.

    n 8:TSH. Forma 15/17. Pared acampanada, con acanaladu-ra en la parte inferior. Baquetn muy destacado. Presenta dosgrafitos, uno, TVAL con cudruple nexo, en el interior yotro, S AE T, con nexo AE, en la zona basal de la pared ex-terna. Pasta naranja, barniz naranja claro prcticamente mate.Medidas: dimetro de la boca: 29,2 cm, dimetro de la base:8,6 cm, altura: 7,7 cm.

    n 9: TSH. Forma 27. Borde desarrollado y un pie de sec-cin triangular y moldura hispnica que al interior ofre-cen crculos incisos. Pasta y barniz muy claros. Medidas:dimetro de la boca: 17,3 cm, dimetro de la base: 6 cm, al-tura: 5,9 cm.

    n 10:TSH. Vasito de perfil troncocnico invertido con ca-rena en la parte inferior del cuerpo. Base baja con moldurahispnica. Barniz anaranjado. Medidas: dimetro de la boca:13,2 cm, dimetro de la base: 4,8 cm, altura: 6,5 cm.

    n 11:TSH. Fragmento de un vasito de perfil troncocnicoinvertido con carena en la parte inferior del cuerpo. Barnizanaranjado. Medidas: dimetro de la boca: 9 cm, altura: 14,2cm.

    n 12:TSH. Jarra de boca trilobulada, cuello cnico recorri-do por acanaladura, cuerpo panzudo y pie destacado y mol-

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    das: dimetro de la boca: 17,4 cm, dimetro de la base: 9,3cm, altura: 21,6 cm.

    n 2:CC. Olla de perfil ovoide con borde oblicuo almendra-do. Acanaladura en la parte superior de la pared. Pasta decolor gris oscuro. Medidas: dimetro de la boca: 12 cm, di-metro de la base: 5,1 cm, altura: 15,3 cm.

    n 3: CC. Olla con el borde recorrido por acanaladura alexterior y cncavo al interior. Pasta gris. Coccin reductora.Ambas superficies quemadas. Medidas: dimetro de la boca:16 cm, dimetro de la base: 8,2 cm, altura: 20,5 cm.

    n 4:CC. Tercio superior de una olla con borde de seccintriangular, pero recorrido por una acanaladura longitudinalen su parte externa. Pasta gris. Superficie ahumada. Medidas:dimetro de la boca: 15 cm, altura conservada: 7 cm.

    n 5:CC. Olla de perfil ovoide con borde oblicuo engrosa-do. Pasta de color ocre-gris con desgrasante micceo. Medi-das: dimetro de la boca: 12,2 cm, dimetro de la base: 6,3cm, altura: 14,7 cm.

    n 6:CC. Cubierta del vaso pintado n 1 de la Lm.III. Estrealizado con la parte inferior de un recipiente de cermicacomn de pasta gris. Presenta un grafito en forma de aspa alexterior del fondo. Medidas: dimetro de la base: 8,5 cm.

    n 7:CC. Fondo de un vaso. Medidas: dimetro de la base:6 cm.

    FIGURA 18

    n 1:CC. Olla de perfil globular. Borde exvasado. Medidas:dimetro de la boca: 12,2 cm, dimetro de la base: 8,5 cm,altura: 15,1 cm.

    n 2:CC. Olla de perfil globular. Borde exvasado. Medidas:dimetro de la boca: 12, 2 cm, dimetro de la base: 9 cm,altura: 15,8 cm.

    n 3: CC. Plato de pared oblicua y borde entrante. Pastaocre-amarillenta con abundantes desgrasantes micceos. Me-didas: dimetro de la boca: 21,8 cm, dimetro de la base:18,5 cm, altura: 4,1 cm. Sobre el borde tiene cinco rayas in-cisas, dos de ellas dobles a intervalos ms o menos regularesque marcan la divisin del permetro en 5 porciones. Ahuma-do al exterior.

    n 4. CC. Plato de pared oblicua, fondo plano y borde enforma de bastoncillo. Pasta gris muy miccea. Fondo y paredexterna muy ahumados. Medidas: dimetro de la boca: 26,2cm, dimetro de la base: 22,2 cm, altura: 4 cm.

    n 5: CC. Gran plato de pared curva, borde entrante sin la-bio y fondo plano, forma Hayes 181. Pasta ocre-rosada, bas-tante desgrasante de mica. Presenta ambas superficies que-madas. Grafitos: T VAL T con nexo cudruple, y tres rayasparalelas horizontales al interior. Al exterior en el fondo y nocentradas, varias rayas en haz, algunas ms cortas. En el bor-de presenta a intervalos regulares y de forma radial cincocortos trazos incisos que dividen el permetro en cinco secto-res. Uno de los trazos es doble. Medidas: dimetro de la

    boca: 36,3 cm, dimetro de la base: 31,5cm, altura: 5,5 cm.Ahumado al exterior.n 6: CC. Vasito piriforme con la base plana muy estrecha

    y el borde saliente de seccin triangular. Pasta negra condesgrasantes de mica y algunos cristales de cuarzo de grantamao. Medidas: dimetro de la boca: 9,3 cm, dimetro dela base: 3, 4 cm, altura: 8 cm.

    n 7: CC. Vasito piriforme con la base plana muy estrechay el borde saliente de seccin plana. Pasta negra, con desgra-santes de mica y algunos cristales de cuarzo de gran tamao.Medidas: dimetro de la boca: 9,4 cm, dimetro de la base: 3,1cm, altura: 9 cm.

    n 8:CC. Mortero. Forma Dramont D2, con borde horizon-tal y base plana ligeramente resaltada mediante una acanala-dura. Pasta ocre-rosa con abundantes desgrasantes de cuarzoy algunos de mica. Medidas: dimetro de la boca: 29,2 cm,dimetro de la base: 14, 6 cm, altura: 7, 9 cm.

    FIGURA 19

    n 1: nfora. Varios fragmentos de la boca, carena, asasgeminadas y pivote de un nfora Dressel 2/4. El color de lapasta oscila entre marrn y gris. Sobre la zona del pivote pre-senta un grafito en forma de C invertida. Medidas: dimetrode la boca: 16, 2 cm.

    n 2: nfora. Boca y arranque de las asas de un nfora desalazn de pasta grosera ocre con calcita, cuarzo y algo demica. Medidas: dimetro de la boca: 18, 2 cm.

    n 3: Cermica comn de tradicin local de pasta beige detextura fina. Boca, cuello y asa de cinta de un olpe o cntarode proporciones grandes: desde el borde a la base del asa tie-ne 23 cm de altura por lo que la altura total se podra calcu-lar en algo ms de 55 cm El asa es acanalada, decorada conbotones aplicados. Pasta beige. Medidas: dimetro de laboca: 9 cm.

    FIGURA 20

    n 1: Hoz de hierro. Hoja de seccin triangular de 3 cm deanchura. En el extremo se conserva parte del mango de ma-dera.

    n 2: Fragmento de hierro de paletn de llave. Pieza deseccin cuadrada.

    n 3: Anillo de bronce de delgada seccin y 1,7 cm de di-metro con una hoja alargada nervada, grabada en el fino cha-tn.

    n 4: Punzn de hierro de punta incompleta con seccincuadrada y 1,2 cm de anchura. Longitud 8,9 cm; mango dehueso de seccin circular de 1,5 cm de dimetro.

    n 5: Bisagra de hueso. Pieza cilndrica realizada sobrehueso de 2,5 cm de ancho, presenta un orificio circular.

    n 6. Pequeo instrumento de bronce (pequeo trpode?)con una zona central plana circular e incompleta de 2,5 cmde dimetro, de la que salen dos apndices (pudo tener un

    tercero) de seccin circular y rotos en el extremo. Alturaaproximada: 3,2 cm. n 7: Cuchillo de hierro con hoja de filo curvo y seccin

    triangular (2,7 cm de anchura mxima) Longitud: 20 cm;mango de hueso de seccin ovalada 2 por 2,3 cm.

    n 8: Vidrio. Fragmento de borde horizontal de color blan-quecino. Medidas: dimetro de la boca: 8, 3 cm.

    n 9: Vidrio. Forma Isings 45. Fragmento de borde tubularde color verde claro. Medidas: dimetro de la boca: 6,7 cm.

    n 10: Vidrio. Fragmento de fondo umbilicado. Color ver-doso. Medidas: dimetro de la base: 4 cm.

    n 11: Vidrio. Fragmento de pared decorada con finos ba-quetones. Color blanquecino..

    n 12: Vidrio. Fragmento del perfil carenado con un finobaquetn de color blanquecino.

    n 13: Vidrio. Fragmento de base plana. de color blanque-cino. Medidas: dimetro de la base: 4,2 cm.

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