Curso Guías de Turismo

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SÍNTESIS HISTÓRICA DE LA REGIÓN Martha Romero A. ÉPOCA ABORIGEN Los cantones de la parte alta de El Oro forman una micro región de transición entre Sierra y Costa con topografía y clima muy favorables, de ahí que desde la época aborigen estuvieron habitados por pueblos que controlaron varios pisos ecológicos con diversidad de productos. Por la falta de investigaciones, hay dificultad de precisar el nombre de las etnias locales; sin embargo, hay evidencias culturales del período de integración que se ponen de manifiesto en los valiosos complejos arqueológicos de Guayquichuma, Yacuviña, San Antonio, Chepel, Plan Grande y otros. Las evidencias de terrazas lineales y semicirculares, muros de piedra, graderíos, petroglifos, acequias, anfiteatro, huancas, herramientas y cerámica, testimonian la presencia de pueblos con funciones políticas, económicas, sociales y rituales. Entre ellos se generaron activas relaciones de intercambio y se promovió una articulación económica regional. Para el arqueólogo Jaime Hidrovo hay evidencias claras de expansionismo del señorío cañari en la región. En 1470 las tropas cuzqueñas avanzaron hasta el sur ecuatoriano con débiles manifestaciones en la Costa. En nuestra micro región se conserva el Pucará incaico de Tocto en Guanazán, como evidencia de influencia inca y hay otros referentes de su presencia. Hay informaciones fragmentarias de la explotación de oro durante la invasión incásica y de la provisión de oro para el rescate del inca Atahualpa que no llegó a su tiempo. No obstante, los estudios aún incompletos impiden validar la riqueza patrimonial de esta etapa histórica. ÉPOCA COLONIAL La necesidad de acumular riquezas por parte de Europa, para mejorar su economía, dio lugar a la política colonizadora de España y al establecimiento de los

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SÍNTESIS HISTÓRICA DE LA REGIÓN

Martha Romero A.

ÉPOCA ABORIGEN

Los cantones de la parte alta de El Oro forman una micro región de transición entre Sierra y Costa con topografía y clima muy favorables, de ahí que desde la época aborigen estuvieron habitados por pueblos que controlaron varios pisos ecológicos con diversidad de productos.

Por la falta de investigaciones, hay dificultad de precisar el nombre de las etnias locales; sin embargo, hay evidencias culturales del período de integración que se ponen de manifiesto en los valiosos complejos arqueológicos de Guayquichuma, Yacuviña, San Antonio, Chepel, Plan Grande y otros. Las evidencias de terrazas lineales y semicirculares, muros de piedra, graderíos, petroglifos, acequias, anfiteatro, huancas, herramientas y cerámica, testimonian la presencia de pueblos con funciones políticas, económicas, sociales y rituales.

Entre ellos se generaron activas relaciones de intercambio y se promovió una articulación económica regional. Para el arqueólogo Jaime Hidrovo hay evidencias claras de expansionismo del señorío cañari en la región.

En 1470 las tropas cuzqueñas avanzaron hasta el sur ecuatoriano con débiles manifestaciones en la Costa. En nuestra micro región se conserva el Pucará incaico de Tocto en Guanazán, como evidencia de influencia inca y hay otros referentes de su presencia. Hay informaciones fragmentarias de la explotación de oro durante la invasión incásica y de la provisión de oro para el rescate del inca Atahualpa que no llegó a su tiempo. No obstante, los estudios aún incompletos impiden validar la riqueza patrimonial de esta etapa histórica.

ÉPOCA COLONIAL

La necesidad de acumular riquezas por parte de Europa, para mejorar su economía, dio lugar a la política colonizadora de España y al establecimiento de los conquistadores en las zonas provistas de metales preciosos como es el caso de Zaruma.

En torno a la fundación española de Zaruma existe aún un desacuerdo sobre su verdadero fundador. Pero lo que se desprende de los documentos más antiguos de la época colonial es que los primeros reconocimientos del territorio y el levantamiento de campamentos provisionales fueron la base para la primera fundación precaria y espontánea del Asiento Real de Minas, atribuida por la tradición a Alonso de Mercadillo en 1549.

En la época colonial se distinguen dos períodos: de auge y de crisis.

1. Primer auge de oro: 1575 – 1630

El crecimiento de la población y la producción de oro, que acrecentó las arcas reales, precisaron la fundación oficial de Zaruma, ordenada por el monarca Felipe II con el nombre de Villa del Cerro de San Antonio del Cerro de Oro de Zaruma. El mandato lo cumplió el capitán Damián Meneses el 8 de diciembre de 1595. Desde entonces, y según el modelo

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de los cabildos españoles, la villa fue organizada mediante un gobierno municipal con funciones político-administrativas, policiales y judiciales.

2. Decaimiento de la producción minera desde 1630

A partir de la 1630 la economía zarumeña presentó un continuo deterioro en la producción minera por falta de mano de obra, altos costos de los insumos, conflictos con los encomenderos serranos, técnicas inapropiadas y la imposibilidad de los mineros para explotar en vetas más hondas. Esta depresión, sin embargo, no representó una paralización total de la actividad minera.

Ante la crisis, internamente se emprendió en un proceso de ajuste orientando la producción hacia la agricultura y la ganadería para garantizar la subsistencia.

De este modo, durante la Colonia, Zaruma se convirtió en articuladora de la región y del espacio colonial andino, pues estimuló el desarrollo de otras actividades a nivel regional e interregional.

ÉPOCA DE LA INDEPENDENCIA Y LA REPUBLICA

A inicios del siglo XIX hubo un intento de la corona española en reactivar las minas de oro y plata, gestiones que resultaron infructuosas y tardías ante el avance del movimiento emancipador. Zaruma se unió a este proceso con la proclamación de la independencia el 26 de noviembre de 1820 y el aporte a la campaña libertadora de Sucre, acontecimientos en los que tuvo un rol protagónico la élite local y como consecuencia su afianzamiento político.

Durante el breve lapso grancolombiano la Ley de División Territorial del 23 de junio de 1824 erigió a Zaruma a la categoría de cantón de la provincia de Loja.

En la época republicana se distinguen varios períodos:

1. Recesión económica (1830-1895)

El decaimiento de las actividades productivas después de las guerras de la Independencia provocó un estancamiento económico mientras el Cabildo zarumeño buscaba rentas propias. El período se supera entre 1876 y 1895 con la articulación al comercio de Guayaquil, el proyecto de reactivación de la minería, la creación de la provincia de El Oro y la presencia de capitales ingleses.

En este primer período no se advierten transformaciones en el centro urbano y las principales edificaciones de la época colonial se encontraban muy deterioradas. Las principales calles partían de la plaza principal, alrededor de la cual se ubicaban la Iglesia Matriz, las casas municipales, la cárcel pública y las viviendas de los principales vecinos.

2. Economía de enclave minero (1896-1950)

Con las reformas del liberalismo de fines del siglo XIX y principios del XX se dio paso a la inversión extranjera y al establecimiento de la empresa norteamericana SADCo que explotó los minerales desde 1896 hasta 1950 mediante una economía de enclave. La generación de fuentes de trabajo

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posibilitó el crecimiento poblacional y el fortalecimiento de la región con roles para cada poblado. Todas las actividades de la microregión se subordinaron a la minería para satisfacer las necesidades del mercado interno, pero el crecimiento que experimentó Zaruma en estos años se volcó al exterior por diversas vías.

Este período es el definitivo en la estructuración del Centro Histórico y del espacio regional.

3. Períodos de crisis y breve auge minero (1950 – 2000)

Después del retiro de la SADCo, Zaruma y entró en una etapa de estancamiento de la minería y en una reorientación de su economía volviendo la mirada hacia la variedad de recursos naturales. La constitución de la empresa CIMA, con la participación del Municipio de Zaruma y ex empleados y ex trabajadores de la SADCo, no llegó a cumplir las expectativas que se habían fijado y la microregión atravesó por una etapa depresiva por la disminución de fuentes de trabajo, traducida en una emigración significativa.

El estancamiento minero dio lugar a nuevos proyectos alrededor de la producción agropecuaria.

En la década de 1980 Zaruma entra en una nueva etapa de desarrollo en medio de una desmembración de su territorio por la autonomía de Portovelo y Paccha que obtuvieron la erección cantonal. Al finalizar las operaciones de CIMA se produce una autonomía en la explotación del oro bajo la modalidad de sociedades o cooperativas constituidas por pequeños mineros con reducidas inversiones. Aunque esta situación generó una notable expansión económica y de excedentes que se invirtieron internamente, las labores mineras se realizaron con mucho desorden y con grave impacto en el medio ambiente.

Junto a la pequeña minería, empresas nacionales y extranjeras empezaron a interesarse en la microregión minera y con nuevos procesos técnicos instalaron plantas de cianuración para la obtención de el oro. En los últimos años, algunas de estas empresas se retiraron y las que han quedado mantuvieron una serie de conflictos con los pequeños mineros por la posesión de las tierras. La tendencia actual es la consolidación de medianas empresas que han agregado más concesiones y mejoraron su tecnología; las más importantes son BIRA y MINANCA.

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EL PATRIMONIO CULTURAL DE ZARUMA

Martha Romero A.

EL largo proceso histórico de la parte alta de El Oro nos ha dejado como legado un patrimonio cultural muy valioso, construido y enriquecido en cada época. De esa herencia han quedado monumentos, rutas, costumbres, tradiciones y valores dando como resultado una identidad y un sello particular a Zaruma y a su entorno. A través del tiempo, Zaruma fue integrando estos bienes a su patrimonio, interiorizándolos e incorporándolos a su cultura hasta configurar un conjunto de cualidades muy interrelacionadas, como un gran tejido espiritual, que hoy son presentadas con orgullo.

Los múltiples atributos naturales y culturales que Zaruma conserva han determinado el reconocimiento y la admiración de personas y organismos nacionales e internacionales. Ya en 1977, con base en un informe de PREDESUR, la Dirección Nacional de Turismo y la Dirección de Preservación de Monumentos, se declaró a Zaruma como SITIO DE INTERÉS NACIONAL. En 1990, gracias al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural se presentó un inventario del Centro Histórico, titulado “Delimitación de las zonas históricas y edificios declarados bienes pertenecientes al patrimonio cultural de Zaruma”. Este estudio, junto a la valiosa y dinámica gestión de la Dra. Inés Flores, Directora Nacional de Museos, fueron el precedente para la declaratoria oficial de BIEN PERTENECIENTE AL PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO ECUATORIANO, en 1990.

En 1998 un informe presentado por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), presentado en París, calificó a Zaruma para ingresar a la lista de la UNESCO y optar por el título de Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad. Desde entonces, hay la intención de emprender en un Plan de conservación y gestión del centro histórico como una fase preparatoria para la propuesta de inclusión de Zaruma en la lista de patrimonio mundial.

Entre los múltiples atributos que merecen ser reconocidos y presentados a la UNESCO y a la comunidad internacional, hemos escogido los más relevantes.

Trayectoria y riqueza histórica

La historia zarumeña tiene un legado vigoroso. Sus antecedentes más lejanos los encontramos en los vestigios monumentales del período de Integración de la época aborigen, evidentes en numerosos petroglifos y en los restos arqueológicos de varios sitios como Guayquichuma, un complejo arquitectónico administrativo y religioso que fue ocupado por un pueblo agricultor, constructor de terrazas de cultivos y productor de objetos culturales en piedra y cerámica.

La cabecera cantonal, tiene propiamente una raíz hispánica, originada en el primer asiento español de 1549 y en la fundación oficial con el título de Villa de San Antonio del Cerro de Oro de Zaruma en 1595. Durante la Colonia la villa se organizó con un gobierno municipal, según el modelo de los cabildos españoles.

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En el siglo XIX Zaruma contribuyó al proceso independentista del Ecuador y en una gesta muy representativa de su historia proclamó la Independencia Política de España el 26 de Noviembre de 1820. No obstante, como la autonomía resultaba aún incompleta, en 1882 lideró la creación de la provincia de El Oro, siendo su primera capital. Estas luchas dieron a los zarumeños la posibilidad de desprenderse de lazos políticos y administrativos y forjar el destino de su comunidad.

Minería Histórica

Asentada en un distrito polimetálico, la población de Zaruma y Portovelo ha explotado los recursos minerales desde antes de la llegada de los españoles con fines ceremoniales y ornamentales. Exceptuando la época aborigen, en la que no significó una actividad dominante, la minería ha atraído múltiples migraciones y ha sustentado la economía de la población al ritmo de períodos de auge y de crisis. En la Colonia representó una fuente de riqueza para la Real Audiencia de Quito y para la Corona española y durante la República varias empresas extranjeras y nacionales han continuando la explotación de las minas coloniales dejando heridas y huellas históricas trascendentales.

La minería zarumeña ha estado vinculada a la región austral ecuatoriana y al norte peruano lo cual ha generado rutas y relaciones de orden económico, tecnológico, social y cultural, fortaleciendo la integración entre los pueblos.

Trazado Urbano y Arquitectura Vernácula

Las condiciones urbano-arquitectónicas de Zaruma reúnen quizá el valor más relevante. Si algo conserva de su origen español es su trazado y núcleo urbano, no repetido en otra población ecuatoriana, pues las angostas calles siguen las curvas de nivel en forma continua, sin cortarse ortogonalmente.

La ciudad creció en torno a las minas de oro y en su desarrollo se fue prolongando a partir de la fundación española. A fines del siglo XIX y principios del XX, la reactivación económica dio lugar a una arquitectura en la que se sintetiza una riqueza de elementos decorativos y un delicado encuentro de materiales y técnicas vernáculas como el uso del bahareque y las maderas finas, hábilmente decoradas por los artesanos.

Integración del Paisaje Urbano y el Ecosistema Natural

Desde sus inicios, la selección del lugar y el trazado de la villa se hicieron tomando en cuenta las condiciones ecológicas más favorables, un sitio que resultó ideal por la integración de la población con un entorno de montañas, provistas de bosques subtropicales y una variedad de recursos naturales.

Ciertamente, la inserción en un ecosistema subtropical, en las estribaciones de la cordillera de los Andes y a 1150 metros sobre el nivel del mar, aproximadamente, ha permitido a la ciudad y a sus habitantes crecer equilibradamente, disfrutar desde las viviendas de una naturaleza y un ambiente placenteros y arraigarse profundamente en estos dos elementos: paisaje y urbanismo, que sintonizan armoniosamente.

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Patrimonio Intangible

Otro rasgo de la identidad de Zaruma es su patrimonio intangible cuya riqueza y variedad es el resultado de las múltiples migraciones e intercambios culturales. El patrimonio intangible se manifiesta en las fiestas y rituales religiosos locales, la exótica gastronomía, las tradiciones y leyendas propias de un pueblo minero. El habla, que ha sido calificado como “refugio de la lengua española en el Ecuador”. Además, los usos y costumbres sociales, los valores humanos que regulan la convivencia social, entre los que se destacan la religiosidad, reciprocidad, solidaridad, honestidad y la superación personal. A través del tiempo, Zaruma fue integrando estos bienes a su patrimonio, interiorizándolos e incorporándolos a su cultura, hasta hacer de ellos un factor de orgullo.

Por ello, el visitante y el turista que tiene la oportunidad de recorrer las estrechas calles de Zaruma y de conocer a sus habitantes, percibe de inmediato un estilo de vida diferente y sin prisa. Los portales son espacios de vida social de adolescentes y adultos. Por tradición, cualquier espacio es útil para platicar y embromar con los amigos.

En las casas y restaurantes no falta el aromático café y los típicos platos que distinguen a la cocina zarumeña: tigrillo, molloco, arroz mote, repe… y una variedad de dulces.

Las personas mayores son depositarias del recuerdo colectivo. Tejen viejas historias: rememoran el duro trabajo de los socavones, los efímeros tiempos de bonanza y la honestidad y responsabilidad demostrada como empleados de empresas mineras o de la administración pública.

Oportunidades y desafíos

La inclusión de Zaruma en la lista indicativa de la UNESCO ha dado un nuevo impulso y entusiasmo a sus habitantes, quienes hemos afirmado nuestro referente de identidad y los sentimientos de orgullo y amor por la ciudad y todo cuanto está íntimamente ligado o reflejado en ella.

El turismo ha empezado a activarse lentamente y a constituirse en un desafío tanto para el gobierno seccional y el sector educativo, cuanto para el vinculado al turismo y a la propia comunidad que deben involucrarse y responder a las aspiraciones de los visitantes sin perjudicar el patrimonio y la habitual forma de vida local.

No obstante, lo que se ha hecho es insuficiente. Hay la necesidad de un mayor compromiso y de complementar con otros factores: recuperar nuestra memoria histórica, preservar y recuperar el ecosistema, normar el ordenamiento territorial, respetar las condiciones originales, mostrar y mantener lo auténtico en torno a las todas actividades económicas y a la múltiple red de sitios históricos y pueblos aledaños.

De lograrse el honroso título concedido por la UNESCO, Zaruma consolidaría el patrimonio cultural local y regional y, con base en un esfuerzo colectivo y el apoyo de organismos internacionales, podrá contrarrestar los devastadores efectos de la modernidad y las agresiones que alteran el paisaje natural y urbano.

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EL TRAZADO URBANO Y LA ARQUITECTURA DE ZARUMA

Martha Romero A.

Entre los valores más importantes de la identidad de Zaruma está su trama urbana y su arquitectura, resultado de las adaptaciones y soluciones que la comunidad local ha dado a la irregular topografía, creando un paisaje cultural muy particular.

Mientras la mayor parte de urbes coloniales ecuatorianas y latinoamericanas, fueron organizadas en forma reticular, el trazado urbano de Zaruma, está muy asociado a su vocación de ciudad minera. La arquitecta Dora Arízaga en un reciente estudio de la arquitectura zarumeña reconoce este hecho:

“La ciudad de Zaruma a diferencia de muchas de las ciudades coloniales en que la traza en damero producto de las leyes de indias está presente, la vinculación a su origen minero, ha producido una traza urbana similar a la de muchas ciudades mineras, en que el ordenamiento y crecimiento, se adapta orgánicamente a la topografía de la montaña, produciendo un conjunto urbano arquitectónico que se apropia armónicamente del paisaje natural”.

Cuando se resolvió la fundación oficial de la Villa en 1595 no se encontró otro lugar mejor que el del asiento minero y se estructuró el trazado en torno a la plaza y a la iglesia. Los restantes solares debían adaptarse a las condiciones del relieve y al rol económico que jugó la explotación de metales, de ahí que se puede decir que el centro poblado fue creciendo en torno a las minas y adquiriendo desde entonces esta imagen urbana tan singular.

Sin embargo, pese a la riqueza aurífera extraída y a las fortunas alcanzadas por algunas personas, la arquitectura colonial no fue monumental porque los empresarios mineros no se preocuparon en realizar inversiones en infraestructura ni edificaciones adecuadas. Por consiguiente, la arquitectura colonial fue sencilla y utilizó los materiales del entorno. Según los documentos, en el año 1606, se fundó el convento de religiosos franciscanos el mismo que contaba con un templo religioso en cuyo sagrario se veneraba a la Virgen de la Consolación, patrona de los mineros. El actual barrio San Francisco tiene, pues, su origen en esta fundación.

Durante el primer período republicano no se advierten transformaciones en el centro urbano y las principales edificaciones de la época colonial se encontraban muy destruidas. De un documento de 1840 se deduce que, ante el deterioro, las pocas rentas municipales se destinaron en rehabilitar la ruinosa casa municipal y, más tarde, la reedificación de la Iglesia Matriz con su torre, con el aporte de los habitantes de los barrios rurales. La Iglesia estaba construida con los materiales del medio, de uso también en las casas particulares, esto es: madera, de diferentes clases; tejas para la cubierta; carrizo o palma, revestida con barro para las paredes (bahareque), que luego eran blanqueadas.

La arquitectura residencial, en general, siguió siendo modesta. Las viviendas de mayores dimensiones, estaban construidas con dos plantas y gozaban de ciertas comodidades. Había las que contaban con “muebles de Viena y piano”, pertenecientes a las personas con mayores recursos en la villa, lo cual demuestra que las costumbres se fueron refinando y posiblemente confirieron un mayor status a la burguesía local.

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En el segundo período republicano, la reactivación económica y el crecimiento urbano determinaron la prolongación de la antigua fundación española. Así, Zaruma fue adquiriendo, desde las primeras décadas del siglo XX, la configuración del paisaje urbano con sus principales plazas, calles, portales, Iglesia Matriz, San Francisco y edificios públicos y residenciales, dotados de una variedad de estilos arquitectónicos y de materiales de construcción, entre los que se destacan la noble madera de las fachadas, hábilmente trabajadas en sus ventanales y balcones. Las casonas de mayor relevancia que hasta hoy se conservan incorporaron elementos decorativos de estilo neoclásico en “versión local”. Según la arquitecta Arízaga se instauró una suerte de estilo local con soluciones para superar las grandes pendientes.

Dado el crecimiento urbano, en 1910, el Concejo Municipal emitió la Ordenanza de Construcción y Ornato de Edificios con libertad de “... adaptar para las fachadas el tipo de arquitectura que más le plazca, mientras que el proyecto no sea un conjunto caprichoso sin relación ni carácter”. En ella se reglamentan: los requisitos para construir, refaccionar o modificar una vivienda; el número de plantas; la elaboración por parte de un arquitecto; las categorías de las casas; las líneas de las fachadas en relación con las calles; las dimensiones de los portales; el destino de las construcciones; las características de los patios; etc.

Además, la expansión de la ciudad y el tránsito de vehículos, una vez construida la carretera Zaruma –Portovelo, determinaron la nivelación, ampliación y la apertura de nuevas calles y escalinatas, guardando el trazo colonial y siguiendo las curvas del terreno de una manera continua. Para una mayor comodidad de los transeúntes, las calles fueron habilitadas con servicio de canalización y empedradas.

Entre 1903 y 1935 se construyen nuevas calles: Martín Samaniego; prolongación de la Rocafuerte; Veinticuatro de Mayo y su prolongación hasta el baño de Batea rumi; Veintinueve de Noviembre; Veintiséis de Noviembre; Guayaquil; Chiriboga. Además, se inicia la urbanización de la colina La Libertad. Paralelamente se fueron construyendo y agregando nuevas casas y sitios públicos como baños, lavanderías, la casa de rastro y la nueva casa municipal.

Comparando los límites urbanos de principios de siglo, con la década del treinta, la tendencia del crecimiento se orientó hacia la nueva carretera a Portovelo, hacia la calle Veinticuatro de Mayo y Colina La Libertad, por el tradicional sitio La Rastra y por el barrio La Bomba, en el camino a Portovelo.

El crecimiento urbano no era exclusivo de la cabecera cantonal; su principal parroquia Piñas, marchaba también a un ritmo dinámico. En 1932, mientras el catastro urbano registraba 134 casas para Zaruma, para Piñas se contabilizaban 111 casas catalogadas como urbanas, y las principales con altos avalúos como los de las casonas zarumeñas.

En la década del cuarenta, aunque se introduce el cemento armado y el ladrillo en las construcciones, sus altos costos influyeron en su limitado uso; la mayoría siguió aprovechando la madera y el bahareque. Corresponden a estos años el Centro Escolar Municipal “Guillermo Maldonado”, el Mercado Municipal, el Círculo Deportivo Trébol, el cine MAESJI, la escuela Salesiana, el

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dispensario-hospital de LEA, las nuevas construcciones de la calle Sucre, entre otros.

En la actualidad Zaruma conserva aún su trazado urbano a partir de la fundación española. Se trata de un centro histórico vivo por la residencia permanente de la población y por el desenvolvimiento de actividades administrativas, bancarias, comerciales, artesanales, educativas, etc. Si bien numerosas edificaciones del centro histórico conservan la madera como material dominante en su estructura y ornamentación, lamentablemente, las acciones de renovación urbana han sustituido elementos y materiales originales y la construcción de nuevas edificaciones con otras alturas y proporciones, en lotes vacíos, han afectado la morfología e imagen del paisaje construido y en consecuencia la integridad del conjunto histórico:

“El 81% de los frentes de manzana se hallan modificados, de los cuales más del 50% tiene alteraciones profundas que rompen la unidad del paisaje, hecho que lleva a que uno de los indicadores que lo califican como patrimonio, “la autenticidad” y “la conservación de los elementos urbanos” se haya perdido”. (Arq. Dora Arízaga).

Esta situación hace pensar en la necesidad de una intervención, según el estado de conservación de las casas.

La Iglesia Matriz

El antiguo templo de la villa, junto a la Plaza Central, cuya fotografía se conserva en el Museo Municipal, cedió al paso del tiempo. Sobre sus ruinas, se inició, a partir de 1906, la construcción de la nueva Iglesia Matriz con un plano del constructor lojano Carlos Ruiz Burneo, quien fue al mismo tiempo “... el carpintero ebanista que aportó con su habilidad para levantar el templo y para dotarlo de maravilloso arte y encanto en su estructura interna y en sus hermosos altares realizados de madera tallada”. Un fotograbado de una iglesia de Francia, sirvió de muestra a carpinteros, pintores y escultores para el diseño de esta joya arquitectónica, orgullo de los zarumeños. 1

El templo actual, con su torre de estilo neogótico, se terminó de construir en 1930, gracias al entusiasmo y aporte de los religiosos (encargados del aspecto eclesiástico), del Municipio y de la ciudadanía. Para darle mayor belleza y utilidad, el Municipio gestionó en 1928 la compra del reloj público -de procedencia alemana-, el que aún sigue marcando las horas con el complemento de una sirena.

La Iglesia Matriz de Zaruma presenta, también, una mezcla de estilos en su decoración, que incluyen elementos similares a las edificaciones dedicadas a las viviendas. El altar mayor es de estilo gótico, mientras que los arcos son árabes y los balcones y el comulgatorio son de estilo renacentista. Las puertas principal y lateral, en cambio, conservan el estilo rococó. A partir de 1978 se hizo necesaria una restauración de de paredes y pinturas; además, se incorporaron una serie de óleos del pintor zarumeño Servio Gallardo.

1 La información de la Iglesia corresponde a la investigación del Dr. Gonzalo Rodríguez: “Breve Esbozo de la Iglesia Matriz, 1800-1930”, en Zaruma cuatro siglos de peregrinaje histórico, Quito, SAG, 1992, pp. 163-181. Además, a datos del pintor Servio Gallardo

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