Curso Teológico de Confirmación - Buena Nueva · VIDA después de la vida ... pastorcitos de...
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Curso Teológico de Confirmación
8º GRADO
LECCION #16
VIDA después de la vida
ESCATOLOGIA – REALIDADES ULTIMAS:
MUERTE-JUICIO-CIELO-INFIERNO-PURGATORIO
1. ¿Alguien sabe qué es la Escatología? ... ¿Les suenan estas
palabras: Realidades Ultimas?
La Escatología se refiere a las cosas últimas, a lo que viene al final.
En Teología se refieren a lo que viene después de esta vida en la tierra.
Realidades Últimas es el término que vamos a usar para hablar de
lo que nos espera después de esta vida.
2. Vamos a ver la última parte del Credo: Creo en el Espíritu Santo,
la Santa Iglesia Católica, la Comunión de los Santos, el Perdón de los
Pecados, la Resurrección de la carne y la Vida Eterna.
De todas estos artículos de fe que rezamos al final del Credo,
¿cuáles se referirán específicamente a la Escatología, a las Realidades
Ultimas?
La Resurrección de la carne y la Vida Eterna. Todo esto viene
después de esta vida. Concretamente, después de que morimos.
3. Pero hay uno más de esos últimos artículos del Credo que está
relacionado con la Vida Eterna. ¿Cuál será?
La Comunión de los Santos. ¿Qué es la Comunión de los Santos?
¿Significará que los Santos comulgan?
La Comunión de los Santos es la unión de los que estamos en la
tierra, con los que están en el Purgatorio y con los que están en el
Cielo.
Pero antes de revisar esta otra doctrina de la Iglesia Católica,
vamos a ver qué sucede después de la muerte y cómo es la muerte.
4. ¿En qué consiste la muerte del ser humano?
En que el alma se separa del cuerpo. El cuerpo queda aquí en la
tierra para ser enterrado o cremado o podría haberse quemado o
desaparecido en el mar por algún accidente, etc.
El cuerpo se deteriora, más concretamente, se pudre, se vuelve
cenizas, como vimos al hablar del significado de la Imposición de la
Ceniza, que tuvimos el Miércoles de Ceniza, al iniciar la Cuaresma.
5. Pero hay gente que le tiene miedo a la muerte...
No hay que tenerle miedo a la muerte. La muerte es el momento
más importante de nuestra vida. ¿Se han dado cuenta de esto? Hemos
nacido, no para esa vida, sino para la Vida Eterna. Dios nos ha creado
justamente para eso: para gozar de su Vida en la eternidad !!! Y para
llegar a esa otra Vida, hay que pasar por la muerte.
Las personas pueden sufrir mucho, poco o nada justo antes de
morir, pero en la muerte misma no hay sufrimiento. Eso lo atestiguan
tantos que han muerto o medio muerto y han regresado a esta vida. Por
cierto ya tiene esto un nombre científico: experiencias cercanas a la muerte.
Y los que han dado su testimonio nos hacen pensar que no hay nada que
temer... salvo, por supuesto, que no muramos en gracia y nuestro
destino vaya a ser el Infierno (!!!)
Pero las personas que han tenido experiencias cercanas a la muerte
atestiguan que la separación del alma de su cuerpo –en esto
precisamente consiste la muerte- es algo muy agradable.
Así que no hay que temerle a la muerte física. A lo que sí hay que
temerle es a la muerte espiritual, es decir, a la condenación eterna. Eso sí
que es desagradable y no tiene remedio, pues es para toda la eternidad!
6. Pero ... ¿qué pasa con el alma? ¿También muere?
El alma no puede morir, porque es inmortal. Nuestra alma, al
morir, pasa a la eternidad, a la otra vida.
7. Ahora bien, no todas las almas tienen el mismo destino cuando
se separan del cuerpo. Hay diferentes opciones. ¿Cuáles serán?
Al morir la persona, el alma que es inmortal puede ir a uno de 3
destinos: Cielo, Infierno y Purgatorio.
8. ¿Qué es el Cielo?
Lo primero que tenemos que saber es que el Cielo es la opción para
la cual fuimos creados. Es lo que Dios nos tiene reservado para vivir con
El en completa felicidad. El Cielo es nuestro verdadero hogar, nuestra
patria real y definitiva.
Y esa felicidad plena y total es –además- eterna. ¿Qué significa
eterna? Que es para siempre, no termina.
Lograr una descripción adecuada de lo que es el Cielo, con
nuestras limitadas categorías humanas de tiempo y espacio, con la
limitación de ideas y de lenguaje, es imposible. Es que el Cielo es
inimaginable. Y si lo pudiéramos imaginar, no lo pudiéramos describir.
San Pablo, quien según sus escritos pudo vislumbrar el Cielo, sólo
puede referir que "oyó palabras que no se pueden decir: cosas que el hombre no
sabría expresar ... ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano
puede imaginar lo que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman"
(2a. Cor.12, 2-4 y 1a. Cor. 2,9).
Y no es que no las quiere describir, es que no puede: no le da la
mente, ni el lenguaje para describir una realidad que es infinita en
calidad y en cantidad.
MEMORIZACION – Cita y Texto:
Ni el ojo vio, ni el oído escuchó, ni el corazón humano puede imaginar lo
que tiene Dios preparado para aquéllos que le aman" ( 1 Cor. 2,9).
Así es el Cielo, entonces: indescriptible, inimaginable, insondable,
inexplicable, para el ser humano, pues somos limitados para comprender
y describir lo ilimitado de Dios ... y el Cielo es básicamente la presencia
de Dios en forma clara, "le veremos tal cual El es" (1 Jn. 3,2).
Podemos tal vez imaginar algo del Cielo, si nos concentramos en el
gozo que allí tendremos.
Nos dice la Sagrada Escritura que el Cielo consiste en "conocer a Dios" (Jn. 17, 3 - Mt.
5,8), pero también en gozar de El: "Entra en el gozo de tu Señor" (Mt. 25, 21; "para que vuestro
gozo sea perfecto" (Jn. 15, 11).
El gozo del Cielo es un gozo de Amor: el amor más grande que podamos sentir, pues
es el Amor Infinito de Dios. Amaremos a Dios con todas nuestras fuerzas y El nos amará con
Su Amor que no tiene límites. Será como la fusión de nuestra vida con la Vida de Dios, que
nos atraerá hacia Su Amor en forma infinita.
Intentemos explicar -limitadamente- cómo será ese gozo del Cielo: amaremos a Dios
con un amor intensísimo, embelesados por todas sus cualidades, que son perfectas,
maravillosas e infinitas. Ese amor que sentiremos, atraídos por Su Amor, será correspondido
perfectísimamente por El, sin las desilusiones propias del amor humano, con Su ternura
infinita y en la intimidad más dulce que podamos imaginar. Distinto a como son los amores
humanos, ese gozo será de una plenitud siempre nueva, de una novedad constante que no
cesa jamás.
Y, además, ese Amor durará para siempre, siempre, siempre. En eso consiste la Vida
Eterna: en que no cesará nunca.
9. ¿Qué es el Infierno?
El Infierno es “Dogma de Fe”, es decir, de creencia obligatoria
para los Católicos. Y es de los dogmas de nuestra que aparece más
frecuentemente citado en la Sagrada Escritura. Y aparece con diferente
nombres: abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, lugar de
tinieblas, gehena, muerte segunda, fuego inextinguible etc..
En resumidas cuentas, el Infierno forma parte, junto con el Cielo y
el Purgatorio, de las opciones que nos esperan para la otra vida.
Entre los secretos que reveló la Santísima Virgen María a los
pastorcitos de Fátima, está una visión del Infierno, que les dio en una de
sus apariciones. Sor Lucía nos dejó dicho: "Algunas personas, también
piadosas, no quieren hablar a los niños pequeños sobre el Infierno, para
no asustarlos. Sin embargo, Dios no dudó en mostrar el Infierno a tres
menores y una de ellas contando apenas seis años".
Por más que Lucía describe lo que ella y los otros dos videntes
vieron, no es posible imaginar cómo es el Infierno. El Infierno es un
lugar de dolor y horror -más de lo que podemos pensar y suponer- al
que son arrojadas las almas que en la tierra desperdician las gracias de
salvación que Dios en Su infinita Bondad, nos otorga a todos.
También los videntes de Meyjugorie han visto el Infierno y además
el Purgatorio y el Cielo. Hay Santos que han tenido visiones y/o
vivencias del Infierno: Sta. Teresa de Jesús, San Juan Bosco y Sta.
Faustina Kowalska.
“Lo que he escrito es sólo una sombra pálida de las cosas que vi
allí. Pero sí noté una cosa: que la mayoría de las almas que están allí son
las que se han negado a creer en el Infierno.” (Santa Faustina Kowalska)
Jesucristo también nos da algunas descripciones del Infierno, en el
que otro de los tormentos es el sentido de eternidad. Es un sitio de fuego,
pero es un fuego que no extingue ni se extingue, sino que es eterno, sin
descanso, sin tregua, sin fin ... para siempre ...
MEMORIZACION – Citas y textos:
"Los malvados ... los arrojará en el horno ardiente.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes" (Mt. 13, 42).
"Y a ese servidor inútil échenlo en la oscuridad de allá afuera:
allí habrá llanto y desesperación" (Mt.25,30).
"Malditos: aléjense de Mí, al fuego eterno" (Mt. 25, 41).
Dos visitas al Infierno: www.homilia.org/varios_htm/visitas-infierno.html
Cómo es el Infierno: www.homilia.org/inmortalidad/5infierno5.htm
Sin embargo, para que alguien se condene es necesario que tenga
una aversión voluntaria a Dios, un enfrentamiento o una rebeldía contra
El y, además, que persista en esa actitud hasta el momento de la muerte
(cfr. CIC # 1037).
Hemos nacido y vivimos en esta tierra para pasar de esta vida a la
eternidad. Y allí habrá o "Vida Eterna" en el Cielo, al que podemos
llegar directamente o pasando antes por un tiempo de purificación en
el Purgatorio ... o habrá "muerte eterna" en el Infierno.
10. ¿Qué es el Purgatorio?
De las opciones que tenemos para después de la muerte, el
Purgatorio es la única que no es eterna. Las almas que llegan al
Purgatorio están ya salvadas, permanecen allí el tiempo necesario para
ser purificadas totalmente.
El Purgatorio es Dogma de Fe. Todo Católico debe creer en el
Purgatorio. A pesar de que la palabra purgatorio no aparece como tal en
la Biblia, sí está descrita en 2 Macabeos 12, 41-40 y en:
MEMORIZACION – Cita y Texto:
"La obra de cada uno vendrá a descubrirse.
El día del Juicio la dará a conocer ...
El fuego probará la obra de cada cual ...
se salvará, pero como quien pasa por fuego" (1 Cor. 2, 13-15).
El Purgatorio es un regalo de la misericordia grandísima de Dios, y
una señal de esperanza, porque las almas que llegan al Purgatorio ya
están salvadas: la única opción posterior que tienen es el Cielo.
Sin embargo, la purificación en el Purgatorio es "dolorosa". La
Biblia nos habla también de "fuego" al referirse a esta etapa de
purificación.
Tal vez la pena más dolorosa de la etapa de purgatorio sea la
tardanza en poder disfrutar de la gloria de Dios. En el momento en que
el alma se separa del cuerpo y se desprende de los lazos de la tierra se
siente irresistiblemente atraída por el Amor Infinito de Dios.
Por consiguiente, el retraso en poder gozar de la "Visión
Beatífica" causa un dolor más grande que cualquier dolor que hayamos
podido tener en la tierra. El alma no quiere otra cosa que no sea ver a
Dios, pero al no estar debidamente purificada no puede verlo. Y eso le
causa un dolor inmenso!
11. ¿Puede uno purificarse en la vida terrena?
Sí es posible. Es posible llegar directamente al Cielo. Los Santos
son ejemplos de esta posibilidad de purificación en nuestra vida terrena:
ninguno ha llegado a la santidad sin purificarse a través del sufrimiento,
la oblación, la entrega absoluta a los planes de Dios ... y algunos, hasta el
martirio.
Así, las oportunidades de purificación que nos presenta Dios
Nuestro Señor a través de circunstancias dolorosas o adversas en
nuestra vida deben verse, no como castigo, sino como lo que son:
oportunidades de purificación, para disminuir el Purgatorio o para no
tener que pasarlo.
Porque ¡es posible llegar al Cielo directamente! Y, además, es
deseable obviar el Purgatorio, ya que no es un estado agradable, sino
más bien de sufrimiento y dolor, que puede ser corto, pero que puede ser
también muy largo.
12. ¿Cómo evitar el Infierno? ¿Cómo evitar, también, el
Purgatorio? La receta es clara:
. buscar la Voluntad de Dios y no la propia,
. rechazar el pecado,
. arrepentirse de los pecados y confesarlos
. aprovechar las gracias de la Santa Misa y la Eucaristía
. aprovechar las oportunidades de conseguir "indulgencia
plenaria", la cual nos borra el tiempo de purificación que
tendríamos que pasar en el Purgatorio.
. aprovechar la Fiesta de la Divina Misericordia cada año en el
domingo posterior al Domingo de Resurrección (Segundo
Domingo de Pascua), en la cual, cumplidas las condiciones
de Confesión mínimo 8 días antes, Comunión el mismo día y
una breve oración por el Papa y sus intenciones, nuestra
alma queda como recién bautizada.
. es muy importante saber utilizar las posibilidades de
purificación que nos presenta el Señor a lo largo de nuestra
vida.
Los sufrimientos no deben verse como se suelen ver:
negativamente. Los sufrimientos son gracias de purificación, es decir,
oportunidades de purificarnos aquí en la tierra. El sufrimiento,
entonces, tiene valor redentor y efecto de purificación.
13. Pero ... ¿el mundo seguirá así por los siglos de los siglos? ¿O se
acabará el mundo algún día?
El fin del mundo es una inquietud que ha estado siempre en la
mente de los seres humanos. El cine ha tratado de imaginar el momento
e -inclusive- el término “fin del mundo” aparece en algunos títulos de
películas. También el Catecismo de la Iglesia Católica (#1001) nos habla
del “último día” (Jn.6, 54 y 11, 24) y del “fin del mundo”(LG 48).
La Iglesia Católica, fundamentándose en la revelación divina, ha
creído y enseñado siempre que el mundo actual, tal como Dios lo creó y
como existe en la realidad, no durará para siempre. Llegará un día -no
sabemos cuándo- en que terminará su constitución actual y sufrirá una
honda transformación, que equivaldrá a una especie de nueva creación.
Así que el mundo como lo conocemos acabará algún día.
14. ¿Qué significará la Resurrección de la Carne, que rezamos en le
Credo?
Vamos a ver algo. En estos momentos estamos nosotros en esta
vida en la tierra y hay almas, muchas almas -todas las de las personas
que han muerto desde Adán y Eva hasta hoy- en la otra vida. Unas están
en el Cielo, otras en el Purgatorio y otras en el Infierno.
(Sí! Hay algunas, en el Infierno. No nos engañemos, ni nos
dejemos engañar: El Infierno no está vacío. Así lo atestiguan los
Pastorcitos de Fátima y otros videntes más.) Y el mismo Jesús nos ha
dicho que es fácil llegar al Infierno y más difícil llega al Cielo:
Mt 7:
13. Entren por la puerta angosta, porque ancha es la puerta y espacioso el
camino que conduce a la ruina, y son muchos los que pasan por él.
14. Pero ¡qué angosta es la puerta y qué escabroso el camino que conduce
a la salvación! y qué pocos son los que lo encuentran.
15. ¿Qué significará la resurrección de la carne?
“La carne” significa el cuerpo, lo que en el ser humano no es
espiritual. Y eso es lo que tiene que resucitar, porque el alma que es
espiritual está siempre viva.
16. ¿Cómo será la Resurrección de la carne? Es decir: ¿cómo será
nuestra resurrección?
Cristo resucitó y nos prometió resucitarnos también.
Cristo resucitó con su propio cuerpo, ¿no? ¿Cómo lo sabemos? El
mismo se lo dijo a los Apóstoles, cuando éstos atónitos lo vieron después
de resucitado: “Miren mis manos y mis pies; soy Yo mismo” (Lc.24,39).
Pero Jesús no volvió a una vida terrenal. Jesús no volvió a esta
vida como sí lo hizo Lázaro, a quien Jesús revivió poco antes de El morir.
Entonces, todos vamos a resucitar, como El nos prometió y
resucitaremos con nuestros propios cuerpos, el que tenemos ahora, pero
este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria” (Flp. 3,21), “en cuerpo
espiritual" 1 Cor. 15,44) (Catecismo de la Iglesia Católica #999).
La resurrección tendrá lugar en un instante. “Yo quiero enseñarles
este misterio: aunque no todos muramos, todos tendremos que ser
transformados, en un instante, cuando toque la trompeta (Ustedes han oído de la
Trompeta que anuncia el Fin). Entonces, en un abrir y cerrar de ojos, los
muertos se levantarán, y serán incorruptibles” (1 Cor. 15, 51-52).
17. ¿Cuándo será nuestra resurrección?
El “cuándo” lo responde así el Catecismo de la Iglesia Católica:
Sin duda en el “último día” (Jn. 6, 54 y 11,25); “al fin del mundo”
(LG 48).
Es decir, la resurrección de la carne tendrá lugar en el mismo
instante en que Cristo vuelva en gloria en su Segunda Venida.
O sea: en un mismo instante tendrá lugar la Segunda Venida de
Cristo, el fin del mundo, la resurrección de los muertos y el Juicio
Final.
Continúa el Catecismo: En efecto, la resurrección de los muertos
está íntimamente ligada a la Parusía o Segunda Venida de Cristo:
“Cuando se dé la señal por la voz del Arcángel, el propio Señor bajará del Cielo,
al son de la trompeta divina. Los que murieron en Cristo resucitarán en primer
lugar” (1Ts. 4,16) (Catecismo de la Iglesia Católica #1001).
Aquí San Pablo nos habla de los que han muerto y han sido
salvados. Pero es San Juan quien completa lo que sucederá con los que
no han muerto en Cristo:
MEMORIZACION – Cita y Texto
“No se asombren de esto:
llega la hora en que todos los que están en los sepulcros oirán mi voz.
Los que hicieron el bien saldrán y resucitarán para la vida;
pero los que obraron el mal resucitarán para la condenación” (Jn. 5, 28-29).
Es decir, todos resucitaremos: salvados y condenados. Unos para
una resurrección de gloria y de felicidad eternas. Otros para una
resurrección de condenación e infelicidad eternas.
Es decir, vamos a estar en el Cielo (o en el Infierno) en cuerpo y
alma, ya para toda la eternidad: para siempre, siempre, siempre...
18. ¿Qué sucederá con el Purgatorio cuando llegue el fin del mundo?
Las almas del Purgatorio han ido pasando y seguirán pasando al
Cielo, a medida que se vaya cumpliendo su tiempo de purificación
necesaria para poder ver a Dios cara a cara.
El día del fin del mundo, el día de la Segunda Venida de Cristo, el
día de nuestra resurrección –son cosas que se van a suceder en el mismo
instante en un abrir y cerrar de ojos, como dice la Escritura- el Purgatorio
ya dejará de existir, pues las almas que estaban en esta etapa de
purificación, se unen cada una a su cuerpo glorioso y pasan todas al
Cielo.
Ya no habrá más Purgatorio: sólo Cielo e Infierno.
19. Nos queda pendiente la Comunión de los Santos. Dijimos que
esta doctrina tiene conexión con la Escatología o las Realidades
Ultimas. ¿Cómo?
La Comunión de los Santos es esa misteriosa unión que hay entre
los Santos del Cielo, los santos de la tierra (que son las personas que
están en gracia, que no están separadas del Cuerpo Místico) y las almas
del Purgatorio.
Nosotros podemos rezar por otras personas que están en la tierra y
por los que están en el Purgatorio.
Nosotros podemos rezar a los Santos del Cielo y a la más Santa de
todos (la Santísima Virgen María) y ellos nos escuchan y nos atienden.
Hasta podemos rezar con ellos, pues ellos están continuamente
adorando y alabando a Dios y si nosotros adoramos y alabamos a Dios,
estamos orando con ellos.
Los Santos del Cielo rezan por nosotros, pues interceden por
nosotros ante Dios.
Nosotros podemos rezar por las almas del Purgatorio, para aliviar
su pena de purificación. Ellas no pueden hacer nada por nosotros
mientras están en el Purgatorio, pero ciertamente nos ayudan cuando
pasan al Cielo.
Toda esta interconexión entre la tierra, el Cielo y el Purgatorio y
el flujo de gracias a través de estas tres realidades es el misterio de la
Comunión de los Santos.
20. ¿Por qué mandamos a decir Misas por los difuntos?
Justamente, porque confiados en la Comunión de los Santos, las
almas que están en el Purgatorio necesitan nuestras oraciones. Y la más
elevada y efectiva oración es la Santa Misa.
AMBIENTACION
Comenzar a preparar
VIA CRUCIS VIVIENTE
que se presentará antes de las vacaciones de
SEMANA SANTA
¿Y qué hay de un tiempo de mil años en que Cristo reinaría en la tierra
antes de que suceda el fin del mundo?
http://www.corazones.org/diccionario/milenarismo.htm
Milenarismo
De "milenio", mil años
Según la doctrina del milenarismo, Cristo vendrá a reinar físicamente en la
tierra por mil años al fin de los cuales regresará al cielo.
Ver también: Fin del mundo
Dos versiones:
1- Jesús vendrá antes de su venida definitiva para reinar mil años y al fin
de este tiempo regresará al cielo.
2- Cuando venga Cristo glorioso al final del tiempo todos resucitarán y Cristo establecerá en la tierra un reino material y espiritual sobre el cual
reinará físicamente. Los justos participarán victoriosos de este reino
mientras los enemigos de Dios serán vencidos. Al final de los mil años los
justos irán al cielo y los condenados irán al infierno. Esta doctrina se apoya en una errónea interpretación del Apocalipsis 20,1-5. Después de la
era Apostólica muchos cristianos adoptaron el concepto mesiánico judío de
un reino terrenal. Es así como se propagó el milenarismo aun entre
algunos Padres como el Obispo Papias de Hierapolis, San Justino y San
Ireneo.
El milenarismo, en ambas versiones, ha sido específicamente condenado por la Iglesia (CIC 676). El Credo enseña que en la Segunda Venida
Cristo venga con gloria para juzgar a vivos y muertos. Por lo tanto Jesús
NO vendrá de manera pública y gloriosa antes del final del tiempo. La verdadera interpretación de los "mil años":
Según el lenguaje hebreo "mil años" significa un tiempo largo indefinido.
Jesús estableció su reino en este mundo y ese reino es la Iglesia Católica que durará "mil años" (tiempo indefinido, es decir, hasta Su Segunda
Venida CIC 668-669). Se trata de un reino espiritual y humilde, en forma
de semilla de mostaza que ha de crecer. No un mesianismo material como
esperaban los judíos. El Apocalipsis se refiere al combate espiritual contra
las fuerzas del demonio y del mundo rebelde.
Jesús nunca nos abandonó. Siempre ha estado verdaderamente presente
con nosotros en la Iglesia y lo recibimos en la Eucaristía. Al mismo tiempo
Jesús ya reina en la eternidad (Cf. 1 Cor. 15,24-27& Ap. 4-5). La fe católica que nos viene de los apóstoles enseña que la Segunda
Venida de Cristo será gloriosa, visible para todos y definitiva. Marcará el fin de la historia y del tiempo. Toda la humanidad será juzgada. Los
buenos irán al cielo y los condenados irán con los demonios al infierno. NO
será por lo tanto una venida temporal. Esta verdad descarta no solo el
milenarismo sino también el concepto del "rapto" que se ha hecho popular
entre los fundamentalistas. En la Santa Misa oramos por "La Gloriosa venida de Nuestro Señor
Jesucristo". En el Padre Nuestro rezamos "venga tu reino". Al tener ante nosotros la esperanza cierta de la Venida del Señor podemos perseverar
en las tribulaciones del tiempo presente sabiendo que el Señor ya tiene el
triunfo sobre el mal y al final nos llevará con El al cielo.
-Padre Jordi Rivero