Dadme un laboratorio y levantaré el Mundo

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    Dadme un laboratorio y levantar el Mundo

    Bruno Latour

    Publicacin original: "Give Me a Laboratory and I will Raise the World", en: K.Knorr-Cetina y M. Mulkay (eds.), Science Observed: Perspectives on the SocialStudy of Science, Londres: Sage, 1983, pp. 141-170.

    Versin castellana de Marta I. Gonzlez Garca.

    La generalizacin de los estudios de campo sobre las prcticas de laboratorionos ha permitido adquirir una imagen ms adecuada de lo que los cientficoshacen dentro de los muros de esos extraos lugares llamados "laboratorios"(Knorr-Cetina, 1983). Pero ha surgido un nuevo problema. Si no somoscapaces de llevar nuestros estudios de "observacin participativa" losuficientemente lejos como para considerar tambin cuestiones externas al

    laboratorio, corremos el riesgo de volver a caer en el denominado enfoque"internalista" de la ciencia. Cuando este tipo de microestudios comenz aaparecer, tal crtica fue ya suscitada por autores preocupados por problemastan importantes como la poltica cientfica, la historia de la ciencia o, engeneral, lo que se conoce como Ciencia, Tecnologa y Sociedad (CTS). Paratodos estos campos de trabajo, los estudios de laboratorio parecan serabsolutamente irrelevantes. En aquel momento, nuestros crticos seequivocaban por completo, porque lo primero que debamos hacer erapenetrar en las cajas negras y obtener observaciones de primera manoacerca de la actividad diaria de los cientficos. Esta era la prioridad principal.El resultado, resumindolo en una frase, fue que nada extraordinario y nada"cientfico" estaba ocurriendo dentro de los muros sagrados de esos templos(Knorr, 1981). Sin embargo, puede que ahora, tras unos aos de estudios,

    nuestros crticos estn en lo cierto al suscitar de nuevo tan ingenua peropersistente cuestin: si en los laboratorios no ocurre nada cientfico, por quhay laboratorios? y por qu, curiosamente, est la sociedad pagando pormantener unos lugares en los que no se produce nada especial?

    La pregunta parece lo suficientemente inocente, pero es en realidad muydelicada, debido a la divisin de trabajo existente entre, por una parte, losautores que estudian organizaciones, instituciones, poltica pblica..., y, porotra parte, los que estudian las micronegociaciones que tienen lugar dentrode las disciplinas cientficas. Es realmente difcil encontrar elementoscomunes entre el anlisis de la controversia del laetrile (Nelkin, 1979) y elestudio semitico de un nico texto cientfico (Bastide, 1981); entre el estudiode los indiciadores para seguir el crecimiento del I+D y la historia del detectorde ondas gravitacionales (Collins, 1975); o entre la investigacin del casoWindscale y el desciframiento de lo que murmuran unos pocos cientficosdurante una charla en el laboratorio (Lynch, 1982). Tan difcil es detectarcaractersticas comunes entre intereses tan diversos, que la gente tiende apensar que hay, en efecto, problemas "macroscpicos", y que los dosconjuntos de temas deberan recibir un tratamiento diferente, con mtodosdiferentes y por autores con formaciones diferentes. La creencia de queexiste en la sociedad una diferencia de escala real entre los objetosmacroscpicos y los microscpicos es muy comn entre los socilogos (Knorry Cicourel, 1981), pero est especialmente arraigada en la sociologa de laciencia. Muchos especialistas en CTS estn orgullosos de no ocuparse enabsoluto del contenido de la ciencia y del micronivel de las negociaciones

    cientficas; mientras que, en el otro extremo del espectro, algunos autoresafirman que slo les interesan las controversias entre cientficos (Collins,1982), o incluso llegan a decir que la sociedad no existe en absoluto o, al

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    menos, que no existe ninguna macrosociedad acerca de la cual se puedadecir algo serio (Woolgar, 1981). Lo gracioso de este malentendido es quereproduce, en trminos ligeramente distintos, la vieja polmica entre losenfoques "internalistas" y "externalistas" en el estudio de la ciencia y latecnologa. Mientras que los debates de tiempos pasados oponan las"influencias sociales" al "desarrollo puramente interno" al dar cuenta del

    desarrollo de las disciplinas cientficas, lo que se contrapone ahora es la"poltica pblica" y los "tiras y aflojas econmicos a gran escala" frente a las"micronegociaciones", el "oportunismo" y el "folcklore de laboratorio". Lostrminos han cambiado, la creencia en la "cientificidad" de la ciencia hadesaparecido, pero ambas escuelas de pensamiento siguen conservando elmismo respeto por las fronteras de la actividad cientfica.

    Ha llegado el momento de que los investigadores que se ocupan de loscientficos en sus lugares de trabajo se enfrenten a la crtica, ingenua perojusta, de los autores interesados en los "macroproblemas". Sin embargo, noexiste ninguna forma fcil de conciliar perspectivas y mtodos que sonprofundamente distintos. Es imposible que los observadores acostumbrados alos estudios de laboratorio abandonen este suelo firme, donde tanto hanconseguido, para bucear sin ms en los "macroproblemas", contabilizandoporcentajes de producto nacional bruto, citas, premios y cosas por el estilo. Sitenemos que ocuparnos de esos asuntos, han de ser en nuestros propiostrminos.

    En este artculo, me gustara proponer una lnea de investigacin simple:conservar la metodologa desarrollada durante los estudios de campo en loslaboratorios, pero centrndonos no en el laboratorio mismo, sino en laconstruccin del laboratorio y su posicin en el medio social (Callon, 1982).De hecho, espero convencer al lector de que la autntica diferencia entre"dentro" y "fuera", y la diferencia real de escala entre los niveles "micro" y"macro" es, precisamente, aquello que los laboratorios estn construidos para

    desestabilizar o deshacer. Tanto es as, que sin ocultar los descubrimientoshechos durante el estudio de las prcticas de laboratorio, podemos reevaluarlos denominados "macroproblemas" con mucha ms claridad que antes, eincluso arrojar alguna luz sobre la construccin de los macroactores. Lo nicoque pido a los lectores es que dejen a un lado su creencia de que existealguna diferencia real entre los micro y los macroactores, al menos mientrasleen este artculo (Callon y Latour, 1981).

    "Dadme un lugar para colocarme y mover la tierra"

    Para ilustrar mi argumento, tomar como ejemplo un estudio reciente enhistoria de la ciencia (Latour, 1981a). Estamos en el ao 1881, la prensafrancesa semipopular y cientfica rebosa artculos acerca del trabajo llevado acabo en cierto laboratorio, el de Monsieur Pasteur en la cole NormaleSuprieure. Da tras da, semana tras semana, periodistas, cientficos,mdicos e higienistas centran su atencin en lo que ocurre en unas cuantascolonias de microbios en distintos medios: bajo el microscopio, dentro deanimales inoculados, en las manos de unos pocos cientficos. La simpleexistencia de tan enorme inters muestra la irrelevancia de una distincindemasiado clara entre el "interior" y el "exterior" del laboratorio de Pasteur.Lo que es relevante es el breve circuito establecido entre gran cantidad degrupos sociales, normalmente indiferentes respecto a lo que ocurre dentro delos muros del laboratorio, y laboratorios normalmente aislados de tal pasin yatencin. De algn modo, algo est ocurriendo en esos cultivos de microbiosque parece ser directamente esencial para los proyectos de todos los grupos

    sociales que expresan sus preocupaciones en los peridicos.

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    El inters de la gente ajena a los experimentos de laboratorio no es algodado: es el resultado del trabajo de Pasteur intentando enrolarlos y alistarlos.Es preciso enfatizar este punto debido a la disputa existente entre lossocilogos de la ciencia acerca de la posibilidad de atribuir intereses a laspersonas. Algunos, especialmente la Escuela de Edimburgo, afirman quepodemos atribuir intereses a los grupos sociales, dada una idea general

    acerca de qu son los grupos, de qu est hecha la sociedad, e incluso, cmoes la naturaleza del hombre. Sin embargo, otros (Woolgar, 1981) niegan laposibilidad de tal atribucin sobre la base de que no tenemos ninguna formaindependiente de averiguar qu son los grupos, de qu est hecha lasociedad y cmo es la naturaleza del hombre. A esta disputa, como a lamayor parte de las disputas, se le escapa la cuestin fundamental. Porsupuesto que no hay ninguna manera de saber cules son los grupos, ququieren y qu es el hombre, pero esto no impide a nadie convencer a losdems de cules son sus intereses y qu deben querer y ser. Aqul que escapaz de traducir los intereses de los dems a su propio lenguaje lleva las deganar. Es especialmente importante no confiar en ninguna ciencia de lasociedad o del hombre para atribuir intereses, porque, como mostrar msadelante, las ciencias son uno de los instrumentos ms persuasivos que

    existen para convencer a los dems de qu son y qu deberan querer. Unasociologa de la ciencia est coja desde el comienzo mismo si cree que losresultados de una ciencia (a saber, la sociologa) pueden explicar las dems.Sin embargo, an es posible rastrear cmo las ciencias suelen transformar lasociedad y redefinir de qu est hecha y cules son sus objetivos. Por tanto,es intil intentar averiguar el beneficio que la gente puede obtener de suinters por el laboratorio de Pasteur. Sus intereses son una consecuencia, yno una causa, de los esfuerzos de Pasteur por traducir lo que quieren o lo quel hace que quieran. No tienen ninguna razn a priori para estar interesadosen absoluto, pero Pasteur les ha encontrado ms de una razn.

    Primer movimiento: captar los intereses de los otros

    Cmo se las ha arreglado Pasteur para captar los intereses de gruposindiferentes? Pues, utilizando el mismo mtodo de siempre (Geison, 1974;Salomon-Bayet, 1982). Se traslada a s mismo y su laboratorio a la niebla deun mundo ajeno a la ciencia del laboratorio. La cerveza, el vino, el vinagre, lasenfermedades de los gusanos de seda, la antisepsia y la posterior asepsia, yahan sido tratadas mediante esos movimientos. Una vez ms, hace lo mismocon un nuevo problema: el ntrax. Se deca que la enfermedad del ntrax eraterrible para el ganado francs. Para la administracin, los veterinarios y losgranjeros, tal carcter "terrible" haba sido "demostrado" por las estadsticas,y muchas sociedades agrcolas de la poca se hacan eco de estaspreocupaciones. Especialistas en estadstica y veterinarios estudiaban laenfermedad, pero la ciencia del laboratorio no se haba ocupado de ella hasta

    Pasteur, Koch y sus discpulos. En aquella poca, las enfermedades erasucesos locales que se deban estudiar atentamente tomando enconsideracin todas las variables posibles (el suelo, los vientos, el tiempo, elsistema de explotacin ganadera, e incluso los campos, animales y granjerosindividuales). Los veterinarios conocan todas estas idiosincrasias, pero era unconocimiento cuidadoso, variable, prudente e incierto. La enfermedad eraimprevisible y se repeta segn patrones no demasiado claros, reforzando laidea de que deban tenerse en cuenta las idiosincrasias locales. Este enfoquemultifactorial haca levantar las sospechas generales ante cualquier intentode saltarse todas esas idiosincrasias y relacionar una enfermedad concualquier causa individual, como por ejemplo, un microorganismo. Lasenfermedades como el ntrax, con todas sus variaciones, eran un ejemplotpico de lo que se crea que no estaba relacionado con las ciencias de

    laboratorio. Un laboratorio en Pars y una granja en Beauce no tienen nada encomn. Nada de lo que ocurre en uno puede resultar interesante para la otra.

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    Pero los intereses, como cualquier otra cosa, pueden construirse. Utilizando eltrabajo de muchos predecesores que ya haban comenzado a relacionar loslaboratorios con la enfermedad del ntrax, Pasteur va un paso ms all ytrabaja en un laboratorio improvisado en una granja. No poda haber doslugares tan extraos el uno para el otro, como una sucia, maloliente, ruidosay desorganizada granja de ganado del siglo XIX y el obsesivamente limpio

    laboratorio de Pasteur. En la primera, grandes animales eran parasitados deun modo aparentemente azaroso por enfermedades invisibles; en el segundo,los microorganismos se hacan visibles para el ojo del observador. En una secriaban animales grandes, en la otra, animales pequeos. Pasteur (el "pastor"en francs) se contempla a veces, en momentos de entusiasmo, como elinventor de una nueva ganadera y una nueva agricultura, pero en su poca,estas dos formas de ganado apenas tenan ninguna relacin. Sin embargo,una vez en el campo, Pasteur y sus asistantes aprenden de las condiciones enlas granjas y de los veterinarios, y comienzan a crear tales relaciones. Estninteresados en sealar todas las variaciones en la aparicin y el desarrollo delas epidemias de ntrax y en ver hasta qu punto podran corresponderse consu causa viviente, el bacilo del ntrax. Aprenden del campo, traduciendo cadatem de la ciencia veterinaria a sus propios trminos, de tal modo que trabajar

    en sus trminos sea tambin trabajo de campo. Por ejemplo, la espora delbacilo (descubierta por Koch) es la traduccin mediante la cual los camposdormidos pueden de repente convertirse en infecciosos, incluso despus demuchos aos. En el laboratorio se traduce como "fase de espora" lo que en ellenguaje del granjero es un "campo infectado". Los pasteurianos comienzanaprendiendo este lenguaje y poniendo nombres especficos a cada uno de loselementos relevantes de la vida del granjero. Estn interesados por el campo,pero an son intiles e indiferentes para los granjeros y sus diversosportavoces.

    Movimiento dos: mover el punto de apoyo de una posicin dbil auna fuerte

    Una vez que ha situado su laboratorio en la granja, Pasteur va ahora adevolverlo a su lugar de trabajo habitual en la cole Normale Suprieure,llevando con l un elemento del campo, el bacilo cultivado. Pasteur esespecialista en una tcnica propia de una granja, pero que ningn granjeroconoce: criar microbios. Esto es suficiente para hacer lo que ningn granjeropodra haber hecho: criar el bacilo en aislamiento y en una cantidad tangrande que, aunque sea invisible, se haga visible. Nos encontramos de nuevo,gracias a las prcticas del laboratorio, ante un cambio de escala: fuera, en elmundo "real", dentro de los cuerpos, los bacilos del ntrax se mezclan conmillones de otros organismos con los que se encuentran en un estadoconstante de competencia. Esto los hace doblemente invisibles. Sin embargo,en el laboratorio de Pasteur, ocurre algo con el bacilo del ntrax que nunca

    haba ocurrido antes (insisto en estos dos puntos: algo le ocurre albacilo que nunca le haba ocurrido antes). Gracias a los mtodos de cultivo dePasteur, el bacilo se libera de todos sus competidores, lo que le permitecrecer exponencialmente; pero, gracias al mtodo de Koch, al crecer tanto, seforman colonias tan grandes que aparece ante los atentos ojos del cientficoun patrn claramente delimitado. Estas habilidades no son milagrosas. Paraconseguir tal resultado, slo es preciso extraer un microorganismo yencontrar un medio de crecimiento adecuado. Gracias a estas habilidades, semodifica la asimetra en la escala de varios fenmenos: un microorganismopuede matar gran cantidad de animales mayores que l, un pequeolaboratorio puede aprender ms de lo que nadie antes haba aprendidoacerca de los cultivos puros de ntrax; el microorganismo invisible se hacevisible; el cientfico en su laboratorio, que hasta ahora careca de inters,

    puede hablar con ms autoridad acerca del bacilo del ntrax de la que nuncatuvieron los veterinarios.

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    La traduccin que permite a Pasteur transferir la enfermedad del ntrax a sulaboratorio en Pars no es literal, palabra a palabra. Solamente lleva unelemento con l, el microorganismo, y no la granja entera, el olor, las vacas,los sauces que rodean el estanque o la hermosa hija del granjero. Con elmicrobio, sin embargo, tambin arrastra a las sociedades agrcolas, que ahorase interesan por lo que hace. Por qu? Porque al haber designado al

    microorganismo como la causa viva y pertinente, puede reformular losintereses de los granjeros de una forma distinta: si quierenresolver su problema del ntrax, tendrn que pasar antes por mi laboratorio.Como en todas las traducciones, se da un desplazamiento a travs de lasdiversas versiones. Para ir derechos al ntrax, deberan dar un rodeo por ellaboratorio de Pasteur. La enfermedad del ntrax est ahora en la coleNormale Suprieure.

    Sin embargo, esta versin de la traduccin an es muy dbil. En el laboratoriode Pasteur hay un microbio, pero la infeccin del ntrax es demasiadodesordenada como para explicarla mediante una nica causa. De este modo,los intereses externos podran seguir manteniendo que el laboratorio no tieneninguna conexin real con la propagacin de la enfermedad del ntrax, y queslo por arrogancia puede un cientfico afirmar que posee la clave para unaenfermedad real que est "ah fuera". Sin embargo, Pasteur es capaz dehacer una traduccin ms fiel que esa. Dentro de los muros de su laboratoriopuede, de hecho, inocular animales seleccionados con un cultivo puro dentrax, muy diluido. En esta ocasin, el comienzo de una epizootia es imitadoa una escala mucho menor, dominada completamente por los instrumentosde registro y grabacin del equipo de Pasteur. Se imitan y reformulan lospocos puntos que se juzgan esenciales hasta colocarlos a escala. Losanimales mueren debido a los microbios, y slo debido a ellos, y las epizootiasson activados a voluntad. Se puede decir que Pasteur tiene ahora, dentro desu laboratorio, a pequea escala, la "enfermedad del ntrax". La grandiferencia es que "fuera" es difcil de estudiar porque el microorganismo es

    invisible y desaparece en la oscuridad, escondido entre otros muchoselementos, mientras que "dentro" del laboratorio se pueden dibujar figurasmuy claras acerca de una causa que est aqu para que todos la vean, graciasa la traduccin. El cambio de escala hace posible la inversin de las fuerzasde los actores; los animales "de fuera", los granjeros y los veterinarioseran ms dbiles que el invisible bacilo del ntrax; dentro del laboratorio dePasteur, el hombre se hace ms fuerte que el bacilo y, como corolario, elcientfico en su laboratorio toma la delantera a los experimentados, devotos ylocales veterinarios. La traduccin es ahora ms creble, y dice: "Si quierenresolver su problema del ntrax, vengan a mi laboratorio, porque aqu esdonde las fuerzas estn invertidas. Si no lo hacen (veterinarios o granjeros),sern eliminados."

    Pero incluso en este punto, la distribucin de fuerzas entre el nicolaboratorio de Pasteur y la multiplicidad y complejidad de las epidemias dentrax, as como su dimensin econmica, es tan desproporcionada queninguna traduccin puede durar lo suficiente como para mantener unidos losintereses y evitar su dispersin. La gente dirige rpidamente su atencinhacia cualquiera que afirme que tiene la solucin a sus problemas, perotambin son rpidos para retirarla. La variacin de la enfermedad esespecialmente misteriosa para todos los veterinarios y granjeros. A vecesmata, a veces no, a veces es fuerte, a veces dbil. Ninguna teora acerca delos contagios puede explicar estas variaciones. As que, el trabajo de Pasteur,aunque interesante, poda convertirse fcilmente en una curiosidad o, msexactamente, en una curiosidad de laboratorio. No sera la primera vez quelos cientficos atraen la atencin del pblico slo para mostrar al final que no

    tienen nada que ofrecer. Los microestudios permanecen siendo "micro" y losintereses captados durante un tiempo se trasladan a otras traducciones de

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    otros grupos que han tenido xito en alistarlos. Esto era especialmente ciertoen la medicina, que en esa poca estaba cansada de continuas modaspasajeras (Leonard, 1977).

    Sin embargo, en este caso, Pasteur hace algo dentro de su laboratorio con elclera de las gallinas y el bacilo del ntrax que modifica definitivamente la

    jerarqua entre la ciencia veterinaria y la microbiologa. Una vez que grancantidad de microbios son cultivados en laboratorios en forma pura ysometidos a numeras pruebas para que aceleren su crecimiento o mueran, sedesarrolla un nueva habilidad prctica de "saber cmo". En unos pocos deaos, los experimentadores adquieren la habilidad de manipular conjuntos demateriales que no existan previamente. Esto es nuevo, pero no milagroso.Entrenar y domesticar a los microbios es un arte, como la impresin, laelectrnica, la cocina cordon bleu o el video. Cuando estas habilidades se hanacumulado en los laboratorios, aparecen muchas posibilidades nuevas queantes, y en cualquier otro lugar, hubieran sido impensables. La razn no esten ninguna nueva actitud cognitiva, ni en que, de repente, el pblico se hagaconsciente de la existencia de microorganismos previamente desconocidos.Lo nico que ocurre es, simplemente, que estn manipulando nuevos objetosy, de este modo, adquieren nuevas habilidades en un nuevo emplazamientoidiosincrtico (Knorr, 1981).

    El encuentro casual que hizo posible el primer cultivo atenuado del clera delas gallinas es bien conocido (Geison, 1974), pero la casualidad slo favorecea los laboratorios bien preparados. Las causas vivas de las enfermedadesdebidas al hombre pasan por tantas pruebas, que no es en absolutosorprendente que alguna de ellas deje algunos microbios vivos pero dbiles.Esta modificacin podra haber pasado desapercibida si el laboratorio nohubiera intentado imitar las caractersticas relevantes de las epizootiasinoculando muchos animales. La modificacin invisible de los microbiosinvisibles se convierte entonces en visible; lo pollos previamente inoculados

    con la cepa modificada no contraen el clera, sino que resisten la inoculacinde microbios intactos. Poner cultivos del clera de las gallinas en contacto conoxgeno es suficiente para hacerlos menos virulentos cuando se inoculan enlos animales. Lo que a travs de la estadsitca del laboratorio se convierte envisible es la cadena de microbios debilitados, luego microbios fortalecidos y,finalmente, animales fortalecidos. El resultado es que los laboratorios puedenahora imitar la variacin de la virulencia.

    Es importante comprender que ahora, Pasteur hace cada vez ms cosasdentro de su laboratorio que cada vez ms grupos juzgan relevantes para susintereses. Cultivar microbios haba sido una curiosidad; reproducir epizootiasen el laboratorio era interesante; pero variar a voluntad la virulencia de losmicrobios es algo fascinante. Incluso aunque todo el mundo creyera en el

    contagio, nadie poda explicar lo azaroso de los efetos. Sin embargo, Pasteurno slo es el nico hombre que ha demostrado la relacin un microbio/unaenfermedad, tambin es el que ha demostrado que la capacidad de infeccinde los microbios puede variar bajo condiciones controlables, una de las cualeses, por ejemplo, el encuentro previo del cuerpo con una forma debilitada de laenfermedad. Esta variacin reproducida en el laboratorio es lo que hace difcilque otros discutan la traduccin: la variacin era el elemento mssorprendente que justificaba el anterior escepticismo hacia la ciencia dellaboratorio y haca necesaria una diferenciacin clara entre fuera y dentro,entre el nivel prctivo y el terico. Pero es precisamente esta variacin lo quePasteur puede imitar con ms facilidad. Puede atenuar un microbio; puede,por el contrario, aumentar su fuerza pasndolo a travs de diferentesespecies de animales; puede oponer una forma dbil a otra fuerte, o inclusouna especie de microbio a otra. Resumiendo, puede hacer dentro de sulaboratorio lo que todo el mundo intenta hacer fuera. Pero, donde todo el

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    mundo fracasa porque la escala es demasiado grande, Pasteur tiene xitoporque trabaja a una escala pequea. Los higienistas, que constituyen elmovimiento social ms relevante de la poca, estn especialmente fascinadospor esta variacin imitativa. Ellos se ocupan de ciudades y pases enteros,intentando sealar cmo los vientos, el suelo, los climas, las dietas, laconcentracin de poblacin o los diferentes grados de salud aceleran o

    paralizan la evolucin de las epidemias. Todos ellos ven (son obligados a ver)en el microcosmos de Pasteur lo que estaban tratando de hacer en vano en elnivel macroscpico. La traduccin es ahora la siguiente: "Si quieren entenderlas epizootias y, poco despus, las epidemias, tienen un lugar al que acudir, ellaboratorio de Pasteur, y una ciencia que aprender que pronto reemplazar ala suya: la microbiologa."

    El lector se habr dado cuenta de que estoy multiplicando las palabras"dentro" y "fuera", "micro" y "macro", "pequea escala" y "gran escala", parademostrar el papel desestabilizador del laboratorio. Las complejas relacionesentre los microbios y el ganado, los granjeros y su ganado, los veterinarios ylos granjeros, los veterinarios y las ciencias biolgicas, se van a transformargracias a las prcticas del laboratorio. Amplios grupos de inters empiezan aconsiderar que hay un conjunto de estudios de laboratorio que se dirige aellos, les ayuda y les concierne. Todos dicen que las graves preocupacionesde las ciencias francesas de la higiene y la veterinaria se solucionarn dentrodel laboratorio de Pasteur. Este es el sorprendente y breve circuito con el quecomenc: todo el mundo est ahora interesado por experimentos delaboratorio con los que pocos aos antes no tenan la menor relacin. Ellaboratorio de Pasteur consigui atraer y captar su inters mediante un doblemovimiento: primero, del laboratorio al campo y, despus, del campo allaboratorio, donde se haba ganado una nueva fuente de saber-cmo,manipulando un nuevo material: los cultivos puros de microbios.

    Movimiento tres: mover el mundo con la palanca

    Sin embargo, incluso en esta etapa del proceso, lo que estaba en ellaboratorio poda haber quedado all. El macrocosmos est ligado almicrocosmos del laboratorio, pero un laboratorio nunca es ms grande quesus muros y "Pasteur" an no es ms que un solo hombre con unos cuantoscolaboradores. No importa lo grande que sea el inters que tienen muchosgrupos sociales por lo que se hace en un laboratorio, no hay nada que impidaque el inters se desvanezca y disperse si lo nico que hay son estudios delaboratorio. Si Pasteur pasa demasiado tiempo dentro de su laboratorio y, porejemplo, modifica su programa de investigacin utilizando el microbio delntrax para aprender sobre bioqumica, como su discpulo Duclaus, la gentepodra decir: "Bueno, despus de todo, no era ms que una curiosidadinteresante!" Slo a posteriori podemos decir que en el ao 1881, Pasteur

    invent la primera vacuna artificial. Al hacer esto, olvidamos que Pasteur tuvoque hacer an otro movimiento, esta vez desde el laboratorio al campo, de lamicroescala a la macroescala. Como en todas las traducciones, es posible ynecesario distorsionar los significados, pero no traicionarlos por completo. Losgrupos que aceptan pasar por las manos de Pasteur para resolver susproblemas slo lo hacen de camino hacia sus propias metas. No se puedenparar en su laboratorio.

    Pasteur fue, desde el comienzo de su carrera, un experto en promover gruposde inters y en convencer a sus miembros de que sus intereses coincidan conlos de ellos. Normalmente, consegua esta fusin de intereses (Callon, 1981) atravs del uso comn de algunas prcticas de laboratorio. Con el ntrax hace

    lo mismo, pero a una escala mucho mayor, porque ahora est atrayendo laatencin de grupos que son portavoces de movimientos sociales ms amplios(la ciencia veterinaria, la higiene y, pronto, la medicina), y trabaja en asuntos

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    primero para capturar los intereses de los granjeros, luego para aprender dela ciencia veterinaria, y despus para transformar la granja en una especie delaboratorio, an es interesante, extraordinariamente hbil e ingenioso, peroya no es un milagro. Mostrar ms adelante que la mayor parte de lasversiones mistificadas de la actividad cientfica surgen de pasar por alto talesdesplazamientos de los laboratorios.

    Pero an tenemos que dar un paso ms para alcanzar nuestro punto departida: las epidemias de ntrax y su impacto sobre la agricultura francesa.Recordemos que el ntrax era una enfermedad "terrible". Al decir esto, puedoescuchar como mis amigos etnometodlogos saltan de sus sillones gritandoque ningn analista debera decir que "una enfermedad es terrible" o que "laagricultura francesa" existe, sino ms bien que son construcciones sociales.En efecto, lo son. Observemos ahora cmo el grupo de Pasteur va a utilizarestas construcciones para su provecho y el de Francia. Pouilly le Fort era unexperimento montado para convencer a los inversores (de confianza y, mstarde, de dinero) de que la traduccin de Pasteur era un contrato justo. "Siquieren resolver su problema del ntrax, pasen por mi microbiologa". Pero,despus de Pouilly le Fort, todos estn convencidos de que ahora latraduccin es: "Si quieren salvar sus animales del ntrax, pidan un frasco devacuna al laboratorio de Pasteur, cole Normale Suprieure, rue d'Ulm, Pars".En otras palabras, si respetan un conjunto limitado de prcticas de laboratorio(desinfeccin, limpieza, conservacin, inoculacin, cronometraje y registro),pueden extender a todas las granjas francesas un producto hecho en ellaboratorio de Pasteur. Lo que en un principio era un cientfico de laboratoriointentando captar el inters del pblico, se est ahora extendiendo a travsde una red que se parece mucho a un circuito comercial (no del todo, ya quePasteur enva sus dosis gratuitamente) que propaga los productos dellaboratorio por toda Francia.

    Es ese "por toda Francia" una construccin social? S, desde luego; es una

    construccin hecha por las instituciones de recogida de datos estadsticos. Laestadstica es una ciencia fundamental en el siglo XIX, y es lo que "Pasteur"(ahora es la etiqueta utilizada por la multitud de sus seguidores) va a utilizarpara comprobar la difusin de su vacuna, y para proporcionar al pblico anno convencido una prueba nueva y representada a lo grande de su eficiacia. Alo largo de Francia, tal y como est geogrficamente dividida por suburocracia centralizada, es posible registrar en mapas y diagramascuidadosamente confeccionados la disminucin del ntrax all donde sedistribuye la vacuna. Como en un experimento en el laboratorio de Pasteur,los especialistas en estadstica dentro de las oficinas de las institucionesagrcolas son capaces de leer en los mapas cmo descienden los grficos, loque significa el descenso del ntrax. En pocos aos, la transferencia a todaslas granjas de la vacuna producida en el laboratorio de Pasteur se registr en

    las estadsticas como la causa del declive del ntrax. Sin estas institucionesdedicadas a la estadstica, hubiera sido completamente imposible decir si lavacuna fue de alguna utilidad, as como, para empezar, hubiera sidototalmente imposible detectar la existencia de la enfermedad. Hemosalcanzado ahora el punto del que habamos partido. La sociedad francesa seha transformado en algunos aspectos esenciales debido a losdesplazamientos de unos pocos laboratorios.

    Topologa de la situacin del laboratorio

    He escogido un ejemplo, pero en la carrera de Pasteur se pueden encontrarmuchos ms, y confo en que el lector tendr otros muchos en mente. La

    razn por la que habitualmente no reconocemos esos mltiples ejemplos seencuentra en la forma en que tratamos a la ciencia. Utilizamos un modelo deanlisis que respeta la frontera entre la microescala y la macroescala, entre

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    dentro y fuera, la misma frontera que la ciencia est diseada para violar. Todos podemos ver los laboratorios, pero ignoramos su proceso deconstruccin, del mismo modo que los victorianos vean a los nios gateandopor el suelo, pero repriman la visin del sexo como la causa de su existenciay proliferacin. Somos demasiado mojigatos cuando se trata de la ciencia,incluidos los cientficos sociales. Antes de apuntar algunas conclusiones

    generales, propondr unos cuantos conceptos que podran hacernos menospuritanos y ayudarnos a liberar toda la informacin que no podemos evitartener.

    Disolucin de la dicotoma dentro/fuera

    Incluso en el breve resumen ofrecido, el ejemplo que he elegido es suficientepara mostrar que, en el peor de los casos, las categoras de dentro y fuerahan quedado totalmente sacudidas y fragmentadas por los cambios deubicacin del laboratorio. Pero, qu palabra podemos utilizar para ayudarnosa describir lo ocurrido, incluida la inversin que implic la desaparicin de ladicotoma dentro/fuera? He utilizado en varias ocasiones las palabras"traduccin" o "transferencia", "desplazamiento" o "metfora", palabras quesignifican lo mismo en latn, griego o ingls (Serres, 1974; Callon, 1975). Atravs de toda la historia contada ms arriba, lo indudable es que todos losactores en los que podamos pensar han sido, en algunamedida,desplazados (Armatte, 1981). El laboratorio de Pasteur est ahora enmedio de unos intereses agrcolas con los que antes no tena ningunarelacin; en las granjas se ha aadido un elemento que viene de Pars, losfrascos de la vacuna; los veterinarios han cambiado su estatuto alpromocionar la ciencia "de Pasteur" y los frascos de vacunas: ahora tienen unarma ms en sus maletines; y ovejas y vacas se han librado de una muerteterrible: pueden dar ms leche y ms lana al granjero y ser sacrificadas conmayor beneficio. En palabras de McNeil (McNeil, 1975), el desplazamiento delos microparsitos permite que los macroparsitos (en este caso los

    granjeros) engorden, alimentndose de ganado ms sano. Del mismo modo,toda la cadena macroparasitaria de recaudadores, veterinarios,administradores y terratenientes prospera al alimentarse de granjeros msricos (Serres, 1980). Un ltimo elemento es eliminado: el bacilo del ntrax. Alldonde llega el veterinario, el bacilo se va. En esta sucesin dedesplazamientos, nadie puede decir dnde est la sociedad y dnde est ellaboratorio. De hecho, la pregunta "dnde?" es irrelevante cuando nosocupamos de los desplazamientos de un laboratorio en Pars a algunasgranjas, y luego de vuelta a Pars, atrayendo con l los microbios y losintereses de los granjeros; despus a Pouilly le Fort, donde se represent unarepeticin ampliada; y despus, a todo el sistema agrcola mediante laestadstica y la burocracia. Pero est claro que la situacin de los granjerosdespus de estos movimientos no es la misma que antes. El sistema de

    explotacin ganadera se ha desplazado debido al punto de apoyo dellaboratorio, que es un momento en un proceso dinmico. Ahora incluye ungesto rutinario anual, parte del cual sola ser una prctica de laboratorio, yan es un producto del laboratorio. Todo el mundo ha cambiado, incluida la"sociedad entera", para hablar en trminos comunes. Por eso utilic en elttulo una parodia de la famosa frase de Arqumedes: "dadme un laboratorio ymover el mundo". Esta metfora de la palanca que se utiliza para mover otracosa est mucho ms en consonancia con la observacin que ningunadicotoma entre una ciencia y una sociedad. En otras palabras, es el mismoconjunto de fuerzas el que empuja a la gente dentro de los laboratoriospasteurianos, para reforzar la microbiologa, y fuera de ellos, para representarel experimento de Pouilly le Fort o modificar la agricultura francesa. Lo quetenemos que comprender despus es por qu en ese momento el laboratorio

    se fortalece para modificar el estado de cosas de todos los dems actores.

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    Otra razn de que la distincin dentro/fuera sea irrelevante, es que, en esteejemplo, el laboratorio se sita de tal modo que puede reproducir conprecisin dentro de sus muros un evento que parece estar sucediendo slofuera (primer movimiento) y, luego, extender fuera, a todas las granjas, loque parece estar sucediendo slo dentro de los laboratorios. Como en algnteorema topolgico, el mundo interior y exterior pueden intercambiarse

    mutuamente con facilidad. Obviamente, las tres relaciones (fuera, dentro,fuera de nuevo) no son en modo alguno idnticas. Slo unos pocos elementosde las epizootias macroscpicos son capturados en el laboratorio; en ellaboratorio slo se producen epizootias controladas sobre animalesexperimentales, del laboratorio slo se extraen los gestos especficos deinoculacin para difundirse por las granjas. Es bien conocido que esta derivametafrica, que se compone de una sucesin de desplazamientos y cambiosde escala (vid. infra) es la fuente de toda innovacin (Black, 1961). Paranuestro propsito aqu, es suficiente decir que los actores captados ven cadapaso de una posicin a la siguiente como una traduccin fiel, y no como unatraicin, una deformacin o un absurdo. Por ejemplo, la enfermedad en unplato Petri, no importa lo lejana que est de la situacin en la granja, se vecomo una fiel traduccin, de hecho como la interpretacin, de la enfermedad

    del ntrax. Lo mismo ocurre cuando los higienistas ven como equivalentes laspruebas a las que los microbios son sometidos en el laboratorio de Pasteur, ylas variaciones de las epidemias a las que grandes masas de poblacin sonsometidas en una gran ciudad como Pars. Es intil tratar de decidir si estosdos emplazamientos son realmente equivalentes (no lo son, ya que Pars noes un plato Petri), pero aqullos que insisten en que si Pasteur resuelve susproblemas en la microescala, el problema en la macroescala secundariatambin ser resuelto, los juzgan como equivalentes. La negociacin sobre laequivalencia de situaciones no equivalentes es lo que caracteriza siempre laamplitud de una ciencia, y lo que explica, la mayor parte de las ocasiones, porqu hay tantos laboratorios involucrados cada vez que se tiene que resolveruna negociacin difcil.

    Para que la vacuna sea efectiva, tiene que extenderse fuera, en el "mundoreal de ah fuera", como dice la gente. Esta es la mejor muestra de lo absurdode la dicotoma dentro/fuera y de la utilidad de los microestudios de la cienciapara comprender macroproblemas. La mayor parte de las dificultadesrelacionadas con la ciencia y la tecnologa surgen de la idea de que, en ciertomomento, las innovaciones estn en los laboratorios y, en otro momento, seponen a prueba en un nuevo conjunto de condiciones que invalidan overifican la eficacia de esas innovaciones. Esta es la "adequatio rei etintellectus" que tanto fascina a los epistemlogos. Como muestra esteejemplo, la realidad es mucho ms mundana y menos mstica.

    Primero, la vacuna funciona en Pouilly le Fort, y despus en otros lugares, slo

    si previamente se reproducen en todos esos lugares las mismas condicionesque en el laboratorio. Los hechos cientficos, como los trenes, no funcionanfuera de los rales. Es posible extender los rales y conectarlos, pero no sepuede conducir una locomotora a travs de un campo. La mejor prueba deesto es que cada vez que se modificaba el mtodo de difusin de la vacunadel ntrax, la vacuna no funcionaba, y Pasteur quedaba atascado en unaamarga controversia, por ejemplo, con los italianos (Geison, 1974). Surespuesta consista siempre en comprobar y ver si todo se haba hecho deacuerdo con las prescripciones de su laboratorio. A m no me parecemilagroso que la misma cosa se pueda repetir, pero s se lo parece a todos losque piensan que los hechos salen de los laboratorios sin la extensin de lasprcticas de laboratorio.

    Sin embargo, hay una segunda razn por la que los laboratorios no tienenexterior. La existencia misma de la enfermedad del ntrax, en primer lugar, y

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    la eficacia de la vacuna al final de la historia, no son hechos "externos" dadospara que todos los puedan ver. Son, en ambos casos, el resultado de laexistencia previa de instituciones estadsticas que han construido uninstrumento (en este caso la estadstica), han extendido sus redes a travs detoda la administracin francesa para recoger datos, y han convencido a todosde que haba una ""enfermedad", una "enfermedad terrible", y de que haba

    una "vacuna", una vacuna "eficiente". Normalmente, cuando hablamos delmundo externo, estamos simplemente dando por supuesta la extensinprevia de una ciencia anteriorconstruida sobre el mismo principio que vamosa estudiar. Por esto, los estudios de laboratorio, al final, tienen la clave paracomprender los macroproblemas, como mostraremos en la conclusin de esteartculo.

    Destruyendo las diferencias de escala

    Si la dicotoma dentro/fuera no sirve, qu podemos decir acerca de lasdiferencias de escala que (el lector debera recordar) estn en el origen demuchas discusiones en sociologa de la ciencia, dado que es esta creencia enlas diferencias de escala por lo que los microestudios son acusados de pasarpor alto algunos puntos esenciales? En el ejemplo que he esbozado arriba,nunca nos enfrentamos con un contexto social, por una parte, y una ciencia,un laboratorio o un cientfico individual por la otra. No tenemos un contextoque est influyendo, o no influyendo, sobre un laboratorio inmune a lasfuerzas sociales. Esta imagen, que es la imagen dominante entre lossocilogos, es precisamente lo que es insostenible. Por supuesto, muchosbuenos especialistas como Geison podran mostrar que el hecho de quePasteur sea un catlico, un conservador, un qumico, un bonapartista... esrelevante (Farley y Geison, 1979). Pero este tipo de anlisis, no importa locuidadoso e interesante que sea, pasara completamente por alto loprincipal: en su trabajo cientfico, en la profundidad de su laboratorio, Pasteurmodifica activamente la sociedad de su tiempo y lo hace directamente (no

    indirectamente) desplazando algunos de los actores ms importantes.

    Aqu, de nuevo, Pasteur es un ejemplo paradigmtico. Como poltico, fall tanestrepitosamente, que no fue capaz de conseguir ms que unos pocos votoslas veces que se present para senador. Pero l, junto con Carnot, es elhombre que ms calles tiene con su nombre en todas las ciudades y pueblosfranceses. Este es tambin un buen smbolo de los estudios sobre Pasteur. Sibuscamos ejemplos de la "politizacin" de su poltica, por supuesto que losencontraremos, pero sern pobres, decepcionantes y nunca en consonanciacon la importancia de su trabajo cientfico. La pobreza de nuestrosdescubrimientos har que los lectores digan: "hay algo ms en Pasteur, ensus logros cientficos, que escapa a toda explicacin poltica o social". Quienprofiriera este clich estara en lo cierto. Una pobre explicacin poltica

    siempre protege a la ciencia. Por esto, cuanto ms escriben en contra de laciencia los cientficos radicales, ms se mistifica y se protege la ciencia.

    Para estudiar a Pasteur como un hombre que acta sobre la sociedad, no esnecesario buscar fuerzas polticas, beneficios econmicos o simblicos a cortoplazo o motivos chauvinistas a largo plazo. No tiene sentido buscar ideologasinconscientes ni retorcidos impulsos (impulsos que, por algn misterio, sloestn claros a los ojos del analista). No tiene sentido hurgar en su vida. Lonico que hay que hacer es mirar lo que hace en su laboratorio comocientfico. Resumiendo un largo estudio (Latour, 1981a), podramos decir quelo que Pasteur hace es aadir a todas las fuerzas que componen la sociedadfrancesa de su tiempo una nueva fuerza de la que l es el nico portavoz

    creble: el microbio. No es posible construir relaciones econmicas sineste tertium quid, porque el microbio, aunque desconocido, puede estropearsu cerveza, echar a perder su vino, hacer estril la madre de su vinagre,

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    introducir clera en sus bienes, o matar a su factotum enviado a la India. Noes posible construir un movimiento de higienistas sociales sin l, porquehagan lo que hagan, las pobres masas amontonadas en colonias de chabolasmorirn si no se controla este agente invisible. No es posible establecer nisiquiera una relacin inocente entre una madre y su hijo, una prostituta y sucliente, y pasar por alto el agente que hace que el nio muera de difteria y

    que el cliente sea enviado al psiquitrico debido a la sfilis. No hay necesidadde hurgar en las vidas de los cientficos ni de buscar ideologas distorsionadaspara darse cuenta de que un grupo de gente, armada con un laboratorio (elnico lugar donde el agente invisible se hace visible) se situar fcilmente entodas estas relaciones, siempre que se perciba la intervencin de un microbio.Si revelamos a los microbios como actores esenciales en todas las relacionessociales, entonces necesitamos buscar un sitio para ellos y para la gente quelos hace visibles y puede eliminarlos. De hecho, cuanto ms quieras librartede los microbios, ms sitio deberas buscarles a los pasteurianos. No se tratade falsa conciencia, no se trata de buscar visiones del mundo sesgadas, estoes simplemente lo que los pasteurianos hicieron y cmo los vean los demsactores de su poca.

    La debilidad congnita de la sociologa de la ciencia es su propensin abuscar motivos polticos e intereses obvios en uno de los nicos lugares, loslaboratorios, en los que emergen nuevas fuentes de poltica todava noreconocidas como tales. Si por poltica entendemos elecciones y leyes,entonces Pasteur, como ya dije, no estaba movido por intereses polticos,excepto en unos pocos aspectos marginales de su ciencia. As, su cienciaqueda protegida de la investigacin, y se preserva el mito de la autonoma dela ciencia. Si por poltica se entiende ser portavoz de fuerzas con las quemoldear la sociedad, siendo a la vez la nica autoridad fiable y legtima paratales fuerzas, entonces Pasteur es un hombre completamente poltico. Dehecho, se inviste a s mismo con una de las ms impresionantes y novedosasfuentes de poder. Quin puede imaginar ser el representante de una

    multitud de invisibles y peligrosas fuerzas capaces de atacar en cualquierlugar y sembrar la confusin en la sociedad, fuerzas de las cuales l es, pordefinicin, el nico intrprete creble y que slo l puede controlar? En todaspartes, los laboratorios pasteurianos se fundaron como la nica institucincapaz de matar los peligrosos agentes que haban estado hasta entoncespervirtiendo los esfuerzos por hacer cerveza, vinagre, ciruga, dar a luz,ordear una vaca, mantener sano un regimiento, etc. Sera una concepcindbil de la sociologa si lo nico que mantuviera el lector es que lamicrobiologa "tiene una influencia" o "est influida por el contexto social delsiglo XIX". Los laboratorios de microbiologa son uno de los pocos lugares enlos que la composicin misma del contexto social se ha metamorfoseado . Noes una tarea pequea transformar la sociedad de tal modo que pase a incluir,en su propio tejido, microbios y vigilantes de microbios. Si el lector no est

    convencido, puede comparar nuestro ejemplo con los repentinos movimientosque en la misma poca hacan los polticos socialistas hablando en nombre deotra multitud de nuevas fuerzas peligrosas, indisciplinadas e inquietantes alas que haba que hacer sitio en la sociedad: las masas de trabajadores. Lasdos fuerzas son comparables en su caracterstica esencial: son nuevasfuentes de poder para modificar la sociedad y no pueden ser explicadas por elestado de la sociedad en aquella poca. Aunque las dos fuerzas estabanmezcladas en aquel tiempo (Rosenkranz, 1972), est claro que, en trminospolticos, la influencia de los laboratorios pasteurianos lleg ms all, fue msprofunda y ms irreversible, porque pudo intervenir en los detalles de la vidacotidiana (escupir, hervir la leche, lavar las manos) y tambin en lamacroescala (reconstruir los sistemas de aguas residuales, colonizar pases,reconstruir hospitales), sin que nunca se contemplara claramente como un

    poder poltico establecido.

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    No es posible definir de ninguna manera esta transformacin de lo que es lacomposicin misma de la sociedad mediante distinciones de escalas y deniveles. Ni el historiador ni el socilogo pueden distinguir el macronivel de lasociedad francesa y el micronivel del laboratorio de microbiologa, dado queel ltimo ayuda a redefinir y desplazar al primero. La situacin del laboratorio,como ya he insistido previamente, no era en absoluto inevitable. Pasteur

    poda haber fallado al intentar relacionar su trabajo sobre los microbios conlos mltiples intereses de sus clientes. Si hubiera fallado, entonces estara deacuerdo en que la distincin entre niveles es pertinente: en efecto, habra, poruna parte, intereses agrcolas, mdicos, sociales y polticos en Francia, y porotra, el aislado laboratorio de un cientfico desinteresado en la cole NormaleSuprieure. Claude Bernard tena un laboratorio as. Pero sta no era en modoalguno la estrategia de Pasteur, y menos an la del gran Instituto Pasteur,que siempre se situaba de tal modo que todos los intereses comerciales,coloniales y mdicos tuvieran que pasar por sus laboratorios para tomarprestadas las tcnicas, los gestos, los productos, los equipos de diagnstico...necesarios para satisfacer sus propios deseos. Los laboratorios se establecanen todas partes: en vanguardia durante la primera guerra mundial, en lastrincheras que en gran medida fueron posibles gracias a ellos; antes de que

    los colonos llegaran a los trpicos, permitiendo la supervivencia de loscolonos blancos y sus soldados; en el quirfano, que pas de ser un anfiteatrode enseanza a un laboratorio (Salomon-Bayet, 1982); en las plantas de lasindustrias de alimentacin; en muchos servicios de salud pblica; dentro delos pequeos despachos de los mdicos generales; en medio de las granjas; yen muchos otros lugares. Dadnos laboratorios y haremos posible la GranGuerra sin infeccin, abriremos los pases tropicales para que seancolonizados, conseguiremos un ejrcito francs sano, aumentaremos elnmero y la fuerza de los habitantes de Francia, crearemos nuevas industrias.Incluso los analistas ciegos y sordos vern estas afirmaciones como unaactividad "social", pero con la condicin de que los laboratorios se considerenlugares donde la sociedad y los polticos se renuevan y transforman.

    Cmo el ms dbil se convierte en el ms fuerte

    Lo dicho acerca del ejemplo expuesto en la primera parte, nos conduce ahoraal problema ms general de la prctica del laboratorio y de la relevancia delos microestudios para comprender los problemas a "gran escala" suscitadospor el campo denominado Ciencia, Tecnologa y Sociedad (CTS). Si tuvieraque resumir el argumento presentado en la segunda parte, podra decir que lasociologa de la ciencia se paraliza a s misma desde el comienzo: o sea, si dapor supuesto que existe una diferencia de niveles o de escala entre el"contexto social" por una parte, y el laboratorio o el "contexto cientfico" por

    la otra; y si no estudia el contenido mismo de lo que se hace dentro de loslaboratorios. Afirmo, por el contrario, que los laboratorios son uno de lospocos lugares en los que las diferencias de escala son irrelevantes, y donde elcontenido mismo de las pruebas hechas dentro de sus muros puede alterar lacomposicin de la sociedad. La consecuencia metodolgica de esteargumento es, por supuesto, que estbamos en lo cierto al comenzar con losestudios de laboratorio y buscar una sociologa del contenido de la ciencia(Latour y Woolgar, 1979). En los estudios de laboratorio, no slo seencontrar la clave para una comprensin sociolgica de la ciencia; sinotambin, creo, la clave para una comprensin sociolgica de la sociedadmisma, porque es en los laboratorios donde se genera la mayor parte de lasnuevas fuentes de poder. La sociologa de la ciencia no puede tomar siempreprestadas de la sociologa o de la historia social las categoras y conceptosprecisos para reconstruir el "contexto social" dentro del cual deberaentenderse la ciencia. Por el contrario, ya es hora de que la sociologa de la

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    ciencia muestre a los socilogos y a los historiadores sociales cmo sedesplazan y reforman las sociedades con y por medio de los contenidos de laciencia. Pero, para hacer eso, los socilogos de la prctica cientfica nodeberan ser tmidos y restringirse slo al nivel del laboratorio (porque estenivel no existe), sino ms bien estar orgullosos de bucear dentro de lasparedes del laboratorio, porque los laboratorios son los lugares en los que las

    relaciones dentro/fuera estn invertidas. En otras palabras, dado que lasprcticas de laboratorio nos conducen constantemente dentro/fuera yarriba/abajo, deberamos ser fieles a nuestro campo y perseguir nuestrosobjetos a travs de todas sus transformaciones. Esto no es ms que buenametodologa. Pero para hacer esto sin marearnos, deberamos comprendercon mayor detalle la extraa topologa que presentan las prcticas delaboratorio.

    El problema ms difcil para comprender esta situacin de la prctica delaboratorio es, precisamente, definir por qu es slo en el laboratorio dondese generan nuevas fuentes de fuerza. Utilizando la metfora de la palanca,por qu es el laboratorio una slida palanca y no una dbil caa? Alplantearnos est pregunta, regresamos al problema de comprender qu se halogrado con los microestudios de la ciencia. Antes de que los estudios delaboratorio empezaran a proliferar, los epistemlogos ofrecieron muchasrespuestas para esta pregunta. Se deca que los cientficos tenan mtodosespeciales, mentes especiales, o, en formas de racismo ms culturales, algntipo especial de cultura. Su fuente de fuerza se explicaba siempre con algo"especial", normalmente una cualidad cognitiva. Por supuesto, en el momentomismo en que los socilogos entraron en los laboratorios y empezaron acomprobar todas esas teoras acerca de la fuerza de la ciencia,desaparecieron sin ms. Nada especial, nada extraordinario, de hecho, nadacon ninguna cualidad cognitiva estaba ocurriendo all. Los epistemlogoshaban escogido el objeto equivocado, buscaban aptitudes mentales eignoraban el emplazamiento local material, esto es, los laboratorios. Lo

    mismo ocurra con la mayor parte de la denominada sociologa mertoniana.Ninguna relacin sociolgica esencial poda explicar nada acerca de la fuerzade la ciencia. Las "normas" se desvanecieron lo mismo que el "colegioinvisible" y el "reconocimiento precapitalista de las deudas", y fueron al limbodonde tambin la "falsacin" y el "sexo de los ngeles" estn disfrutando deun bien merecido descanso eterno. Los primeros socilogos cometieron elmismo error que los epistemlogos. Buscaban algo especial en todas partesexcepto en el lugar ms obvio y llamativo: los escenarios. Incluso los propioscientficos son ms conscientes que muchos analistas de qu es lo que loshace especiales. Pasteur, por ejemplo, un socilogo y epistemlogo muchomejor que la mayora, escribi una especie de tratado de sociologa de laciencia simplemente sealando que el laboratorio es la causa de la fuerza queel cientfico tiene sobre la sociedad (Pasteur, 1871).

    Los estudios de laboratorio han tenido xito, pero hasta el momento, slo enel sentido negativo de disipar las creencias previas que rodeaban a la ciencia.Nada especial est sucediendo en el aspecto cognitivo y social de la prcticadel laboratorio. Knorr-Cetina ha estudiado esto (1981: cap. 5), y no haymucho ms que aadir, nada ms excepto que ahora tenemos que explicarqu es lo que ocurre en los laboratorios que los convierte en una fuente tanirremplazable de fuerza poltica, una fuerza que no se puede explicar porninguna peculiaridad cognitiva o social.

    En trabajos anteriores (Latour y Fabbri, 1977; Latour y Woolgar, 1979), heindicado una lnea de investigacin para responder a la ms engaosa detodas las preguntas. Este enfoque puede resumirse en una frase: centrarseen los artefactos de inscripcin. No importa que la gente hable de qusares,producto nacional bruto, estadstica o microbios epizoticos del ntrax, ADN o

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    fsica de subpartculas; la nica forma de que puedan hablar y lo que dicen noquede minado por contrargumentos tan plausibles como sus propiasafirmaciones es que, y slo que, puedan hacer las cosas de las que dicen queestn hablando fcilmente lebles. No importa el tamao, el coste, la longitudy amplitud de los instrumentos que construyen, el producto final de todosestos instrumentos de inscripcin es siempre un trazo escrito que hace ms

    simple el juicio de los dems. La carrera por la invencin de estosinstrumentos de inscripcin y por la simplificacin de las inscripcionesproporcionadas, conduce o bien a formas simples (puntos, lneas, picos) o,incluso mejor, a otro texto escrito leble directamente sobre la superficie de lainscripcin. El resultado de este inters exclusivo en las inscripciones es untexto que limita el nmero de contraargumentos desarrollando, para cadadesplazamiento difcil, una de estas inscripciones simplificadas (diagramas,tablas, dibujos). El propsito de la construccin de este doble texto queincluye argumentos e inscripciones es alterar las modalidades que un lectorpuede aadir a las afirmaciones. Transformar una modalidad de "es probableque A sea B" a "X ha demostrado que A es B", es suficiente para obtener un"hecho" cientfico (Latour y Woolgar, 1979: cap. 2).

    Este tipo de investigacin tiene la inmensa ventaja de revelar lascaractersticas especiales del laboratorio (la obsesin por los instrumentos deinscripcin y la produccin de tipos especiales de textos) que convierten encompletamente vulgar el resto del escenario. Utilizando las palabras deFeyerabend: "en el laboratorio todo vale, excepto los instrumentos deinscripcin y los papeles".

    El hecho cientfico es un producto de gente y escenarios normales, ordinarios,no ligados por ninguna norma ni forma de comunicacin especial, pero quetrabajan con instrumentos de inscripcin. Este argumento, que puedeparecer, a primera vista, reduccionista y demasiado simple, ha recibido sinembargo mucho apoyo y est ahora bien fundamentado. La semitica

    (Bastide, 1981) ha demostrado lo lejos que se puede llegar en el contenido dela ciencia mirando al texto mismo, pero es de la antropologa cognitiva, lapsicologa cognitiva y la historia de la ciencia, de donde se est obteniendo elapoyo ms fuerte. Cada vez ms analistas conciben la tecnologa deinscripcin (procedimientos para escribir, ensear, imprimir y registrar) comola causa principal de lo que en tiempos pasados se atribua a fenmenos"cognitivos" o "vagamente culturales". Los libros de Jack Goody (1977) y,sobre todo, de Elizabeth Eisenstein (1979) muestran muy bien laextraordinaria fecundidad de centrarse en este nivel material que haescapado a la atencin tanto de epistemlogos, historiadores, socilogos yantroplogos, porque la tecnologa de inscripcin les pareca demasiado obviay demasiado simple. Este misterioso proceso de pensamiento, que parecaflotar como un fantasma inaccesible sobre los estudios sociales de la ciencia,

    es ahora de carne y hueso, y puede ser examinado exhaustivamente. El errorprevio fue oponer la materia dura (o las infraestructuras a "gran escala",como en los primeros estudios "materialistas" de la ciencia) a los procesosespirituales, cognitivos o de pensamiento, en lugar de centrarse en el msubicuo y ligero de todos los materiales: el escrito (Havelock, 1981; Dagognet,1973).

    Pero, si aceptamos este enfoque, no estaremos volviendo al micronivel yalejndonos de los macroproblemas de los que se ocupan todos los demsanalistas de CTS, preocupados por asuntos serios como el desarme, latransferencia de tecnologas, la sociologa de la innovacin o la historia de laciencia? Se podra decir que analizar esas inscripciones es interesante, peronos deja por delante un largo camino para explicar cmo se obtiene en loslaboratorios la fuerza necesaria para transformar o desplazar las sociedades.Precisamente por esto, mi primer estudio de laboratorio era dbil: era dbil

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    por una simple razn metodolgica. Me centr en un laboratorio, dando porsupuesto su existencia como unidad y su relevancia para asuntos que aprimera vista parecan completamente extraos y demasiado grandiosos,complicados o desordenados para terminar encima de una mesa en unospocos diagramas y mapas discutidos tranquilamente por unos cuantosdoctores con bata blanca. El ltimo punto de este captulo consistir en

    formular, gracias a la estrategia de Pasteur, la respuesta simple a esterompecabezas, tan simple que haba escapado a mi atencin.

    La respuesta se hace visible si juntamos los tres hilos de mi argumento: ladisolucin de la frontera entre dentro y fuera; la inversin de escalas yniveles; y, finalmente, el proceso de inscripcin. Estos tres temas apuntan almismo problema: cmo unas cuantas personas se hacen fuertes y entran enalgunos lugares para modificar otros lugares y la vida de las multitudes.Pasteur y sus colaboradores, por ejemplo, no pueden abordar el problema delntrax movindose por toda Francia y adquiriendo un conocimiento profundode todas las granjas, granjeros, animales e idiosincrasias locales. Fuera, sonpeores en lo que se refiere a las granjas que los granjeros, y peores enveterinaria que los veterinarios. Pero son expertos, dentro de sus propiosmuros, en organizar pruebas e instrumentos de tal modo que los actoresinvisibles (que ellos llaman microbios) muestren sus movimientos y sudesarrollo en imgenes tan claras que hasta un nio las pueda ver. Loinvisible se hace visible y la "cosa" se convierte en un trazo escrito quepueden leer a voluntad como si fuera un texto. Esta habilidad, en su caso, seobtiene ya con una modificacin total de la escala. Como he explicado, elmicrobio es invisible mientras no se cultiva, en aislamiento del resto de suscompetidores. Tan pronto como puede crecer sin inhibiciones en un medioadecuado seleccionado, crece exponencialmente y se hace lo suficientementegrande como para que se puedan contar los pequeos puntos en un platoPetri. No s lo que es un microbio, pero contar puntos bien delimitados sobreuna superficie blanca es fcil. El problema ahora es relacionar esta habilidad

    con el campo de la salud. Ya seal la solucin con ese triple movimiento quedesplaza al laboratorio. La consecuencia est clara. Gracias a esosmovimientos, dentro de los muros del laboratorio aparece una epizootia quese juzga relevante para los macroproblemas externos. Una vez ms, seinvierte la escala del problema, pero esta vez es lo "macro" lo que se reducelo suficiente como para que los pasteurianos puedan dominarlo. Antes de estedesplazamiento y de esta inversin, que permiti a los pasteurianos fijar supapel de expertos al establecer instrumentos de inscripcin en el campo de lasalud, nadie haba sido capaz de dominar el curso de una epidemia. Este"dominio" significa que cada evento (la inoculacin, la aparicin de unaepidemia, la vacuna, el recuento de muertos y vivos, el cmputo del tiempo,los lugares) se convierte en completamente leble gracias a unos pocoshombres que pueden ponerse de acuerdo entre ellos debido a la simplicidad

    de cada juicio perceptivo que son capaces de hacer acerca de diagramas ycurvas simples.

    La fuerza obtenida en el laboratorio no es misteriosa. Unas pocas personasmucho ms dbiles que la epidemia se hacen fuertes si cambian la escala delos dos actores (haciendo los microbios grandes y las epizootias pequeos), yotras pueden dominar los eventos mediante los mecanismos de inscripcinque hacen leble cada uno de los pasos. El cambio de escala implica unaaceleracin del nmero de inscripciones que se pueden conseguir. Obtenerdatos sobre la epidemia del ntrax a la escala de Francia era un procesolento, concienzudo e incierto. Pero en un ao, Pasteur fue capaz de multiplicarlas epidemias de ntrax. No es sorprendente que se hiciera ms fuerte quelos veterinarios. Para cada estadstica que tuvieran, poda movilizar diez de

    ellas. Antes de Pasteur, sus afirmaciones podan ser interrumpidas porcualquier nmero de otras afirmaciones tan plausibles como las suyas. Pero

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    cuando Pasteur sale de su laboratorio con todas sus figuras, quin es capazde organizar un ataque serio en su contra? Pasteur ha ganado fuerzasimplemente modificando la escala. De este modo, en las discusiones sobre elntrax, Pasteur tiene dos fuentes de fuerza: la epizootia y los microbios. Susoponentes y predecesores tena que trabajar "fuera" y a "gran escala",apualados constantemente por sorpresa en la espalda por el agente invisible

    que haca que sus estadsticas parecieran azarosas. Pero Pasteur,construyendo su laboratorio e insertndolo en las granjas, tal como hemosvisto, domina el microbio (que hace grande) y la epizootia (que hacepequea), y multiplica los experimentos a un coste reducido sin abandonar sulaboratorio. Esta concentracin de fuerzas lo hace mucho ms fuerte que suscompetidores, que no pueden ni siquiera plantearse un contraargumento,excepto en los pocos casos en los que, como Koch, estn tan bien equipadoscomo l.

    Para comprender la razn por la que la gente paga tanto por los laboratorios,que son de hecho lugares vulgares, slo hay que considerar estos lugarescomo instrumentos tecnolgicos adecuados para invertir la jerarqua defuerzas. Gracias a la cadena de desplazamientos (tanto del laboratorio comode sus objetos), la escala de aquello de lo que la gente quiere hablar cambiapara alcanzar la mejor de las escalas posibles: la inscripcin de letras yfiguras simples en una superficie plana. Despus, todo aquello de lo quetienen que hablar, no slo se hace visible sino tambin leble; unas cuantaspersonas entonces pueden sealarlo fcilmente y, al hacerlo, conseguirdominio. Esto es tan simple y suficiente como el argumento de Arqumedesacerca de mover la tierra y transformar al ms dbil en el ms fuerte. Es, enefecto, simple, porque este mecanismo consiste en hacer movimientossimples. "Conocimiento acumulado", dice la gente con admiracin, pero estaacumulacin es posible gracias a un cambio de escala, que, a su vez, haceposible la multiplicacin de las pruebas y los errores. La certidumbre noaumenta en un laboratorio porque los que trabajan en l sean ms honestos,

    ms rigurosos o ms "falsacionistas". Es, simplemente, que pueden cometerms errores que los que estn "fuera", que no pueden dominar los cambiosde escala. Cada error es a su vez archivado, guardado, y convertido de nuevoen fcilmente leble, cualquiera que sea el campo o asunto especfico. Si seregistran gran cantidad de pruebas y es posible resumir sus inscripciones,este resumen ser siempre ms cierto si disminuye la posibilidad de que uncompetidor haga una afirmacin tan plausible como la que t estsdefendiendo. Esto es suficiente. Cuando resumes una serie de errores, eresms fuerte que cualquiera que se haya permitido menos errores que t.

    La visin del laboratorio como un instrumento tecnolgico para ganar fuerzamultiplicando los errores, se hace obvia si se considera la diferencia entre unpoltico y un cientfico. Normalmente se contraponen sobre una base cognitiva

    o social. Se dice que el primero es avaro, interesado, corto de vista, pococlaro, siempre dispuesto a comprometerse e inestable. Del segundo, se diceque es desinteresado, mira a largo plazo, honesto, o por lo menos riguroso,habla con claridad y exactitud, y busca la certeza. Todas estas diferencias noson ms que proyecciones artificiales de una nica cosa simple y material. Elpoltico no tiene laboratorio y el cientfico s. De este modo, el poltico trabajaa escala real, con un solo disparo de cada vez, y es siempre centro deatencin. Ataca, y gana o pierde "ah fuera". El cientfico trabaja con modelosa escala, multiplicando los errores dentro del laboratorio, alejado delescrutinio pblico. Puede intentar algo tantas veces como quiera, y slo salecuando ha cometido todos los errores que le han ayudado a ganar "certeza".No es soprendente que uno no "sepa" y el otro "sepa". La diferencia, sinembargo, no est en el "conocimiento". Si, por casualidad, pudiramos

    invertir las posiciones, el mismo poltico, avaro y corto de vista, una vezsituado en un laboratorio, producira una avalancha de hechos cientficos, y el

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    honesto, desinteresado y riguroso cientfico colocado al timn de unaestructura poltica a escala real, donde no est permitido cometer errores, seconvertira en tan poco claro, incierto y dbil como cualquiera. Laespecificidad de la ciencia no se encontrar en cualidades cognitivas, socialeso psicolgicas, sino en la especial construccin de los laboratorios, donde seinvierte la escala de los fenmenos para que las cosas puedan leerse, y

    despus acelerar la frecuencia de las pruebas, permitiendo que se cometan yregistren muchos errores.

    El hecho de que el escenario del laboratorio sea la causa de la fuerza ganadapor los cientficos se ve an ms claramente cuando la gente quiereestablecer en algn otro lugar conclusiones tan ciertas como las que sealcanzan en el laboratorio. Como ya he mostrado, se puede decir que no hayun "fuera" de los laboratorios. Lo mejor que se puede hacer es extender aotros lugares la "jerarqua de fuerzas" que una vez fue favorable dentro delprimer laboratorio. Mostr esto en el caso del ntrax, pero es posiblegeneralizar. La mistificacin de la ciencia ocurre fundamentalmente debido ala idea de que los cientficos son capaces de hacer "predicciones". Trabajanen sus laboratorios y, con seguridad, algo ocurre fuera que verifica suspredicciones. El problema es que nadie ha sido nunca capaz de verificar esaspredicciones sin extender antes las condiciones de verificacin que existanen el laboratorio. La vacuna se extiende si las granjas se transforman en unanexo del laboratorio de Pasteur, y el mismo sistema estadstico que hace alntrax visible en primer lugar es utilizado para verificar si la vacuna tuvoalgn efecto. Podemos contemplar la extensin de las condiciones dellaboratorio, y la repeticin de la prueba final que fue favorable, pero nopodemos ver las predicciones de los cientficos extendindose ms all de losmuros del laboratorio (Latour y Woolgar, 1979: cap. 4).

    Si esto le parece antintuitivo al lector, un poco de razonamiento leconvencer de que cualquier contraejemplo que pueda pensar confirma, de

    hecho, la posicin sostenida aqu. Nadie ha visto nunca un hecho saliendo dellaboratorio, a no ser que se lleve primero el laboratorio a una situacin"externa" y que la situacin se transforme de tal manera que encaje con lasprescripciones del laboratorio. Cualquier contraejemplo implica la creencia deque tal cosa es posible. Pero una creencia no es una prueba. Si se da unaprueba, entonces las dos condiciones que he sealado se verificarn siempre.Mi confianza en esta respuesta no se basa en la presuposicin, sino en unasimple creencia cientfica, compartida por todos mis colegas cientficos: lamagia es imposible y la accin a distancia es siempre una interpretacinequivocada. Las predicciones o previsiones de los cientficos son siempre aposteriori, o repeticiones. La confirmacin de este obvio fenmeno se muestraen las controversias cientficas cuando los cientficos son forzados aabandonar el suelo firme de sus laboratorios. Cuando realmente salen "fuera",

    no saben nada, se echan faroles, fallan, atacan, pierden toda posibilidad dedecir algo que no sea contraatacado inmediatamente por multitudes deenunciados igualmente plausibles.

    La nica forma que tiene un cientfico de retener la fuerza ganada dentro desu laboratorio gracias al proceso que he descrito, no es salir al exterior, dondela perdera toda de golpe. De nuevo la solucin es muy simple. Lasolucin nunca est en salir fuera. Significa esto que estn condenados apermanecer en los pocos lugares en que trabajan? No. Significa que harntodo lo que puedan para extender a todos los escenarios algunas de lascondiciones que hacen posible la reproduccin de las favorables prcticas delaboratorio. Como los hechos cientficos se hacen dentro de los laboratorios,para hacer que circulen es necesarios construir costosas redes dentro de lascuales puedan mantener su frgil eficacia. Si esto significa transformar lasociedad en un inmenso laboratorio, hagmoslo. La proliferacin de

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    laboratorios pasteurianos en todos los lugares que pocas dcadas antes notenan nada que ver con la ciencia es un buen ejemplo de la construccin deuna de estas redes. Pero una ojeada a los sistemas de Pesos y MedidasEstandarizados, llamados "mtrologie" en francs, an es ms convincente.La mayor parte del trabajo hecho en un laboratorio permanecera all parasiempre si las principales constantes fsicas no pudieran hacerse constantes

    en ningn otro lugar. Tiempo, peso, longitud, longitud de onda... se extiendenan a ms lugares y con mayores grados de precisin. Entonces, y sloentonces, los experimentos de laboratorio pueden ocuparse de problemasque tienen lugar en fbricas, la industria de herramientas, la economa o loshospitales. Pero si simplemente se intenta, mediante un experimento mental,extender la ley ms simple de la fsica "fuera", sin haber previamenteextendido y controlado todas las constantes, no ser posible verificarla; delmismo modo que habra sido imposible conocer la existencia del ntrax ycomprobar la eficacia de la vacuna sin las estadsticas sanitarias. Lossocilogos de la ciencia ignoran esta transformacin de toda la sociedad deacuerdo con los experimentos de laboratorio.

    No hay una parte externa de la ciencia, pero hay largas y estrechas redes quehacen posible la circulacin de los hechos cientficos. Naturalmente, la raznde esta ignorancia es fcil de entender. La gente cree que la universalidad dela ciencia es algo dado, porque olvidan considerar la importancia de la"mtrologie". Ignorar esta transformacin que hace posibles todos losdesplazamientos es como estudiar un motor sin las redes de rales yautopistas. La analoga es adecuada, dado que el aparentemente simpletrabajo de mantener constantes las constantes en una sociedad moderna seevala como tres veces mayor que el esfuerzo de toda la ciencia y latecnologa (Hunter, 1980). El coste de hacer que la sociedad se conforme conel interior de los laboratorios de tal modo que la actividad posterior puedaconvertirse en relevante para la sociedad se olvida frecuentemente, porque lagente no quiere ver que la universalidad es tambin una construccin social

    (Latour, 1981b).Una vez que se tienen en consideracin todos estos desplazamientos ytransformaciones, la distincin entre el nivel macrosocial y el nivel de laciencia del laboratorio se nos aparece como borrosa, e incluso inexistente. Enefecto, los laboratorios se construyen para borrar tal distincin. Una vezdisuelta, algunos pueden trabajar, dentro de sus muros aislados, en cosas quepueden cambiar la vida diaria de las multitudes. No importa que seaneconomistas, fsicos, gegrafos, epidemilogos, contables o microbilogos,convierten todos los dems objetos a tal escala (mapas, modelos econmicos,figuras, tablas, diagramas), que pueden ganar fuerza, alcanzar conclusionesincontrovertibles, y despus extender a mayor escala las conclusiones que lesparezcan favorables. Es un proceso poltico. No es un proceso poltico. Lo es

    porque ganan una fuente de poder; no lo es porque es una fuente de podernuevo que escapa a la rutina y la fcil definicin de un poder polticoestablecido. "Dadme un laboratorio y mover la sociedad", dije, parodiando aArqumedes. Ahora sabemos por qu el laboratorio es una palanca tan buena.Pero si ahora parodiamos el lema de Clausewitz, tendremos una imagen mscompleta: "la ciencia es poltica ejercida con otros medios". No es polticaporque un poder siempre est bloqueado por otro contrapoder. Lo que cuentaen las ciencias de laboratorio son los otros medios, las fuentes nuevas eimprevisibles de desplazamientos, que son las ms poderosas, porque sonambiguas e imprevisibles. Pasteur, representando a los microbios ydesplazando a todos los dems actores, est haciendo poltica, pero con otrosmedios imprevisibles que fuerzan a todos los dems a quedar fuera,incluyendo las fuerzas polticas tradicionales. Podemos entender ahora por

    qu fue y es tan importante ceirse a los microestudios de laboratorio. Ennuestras sociedades modernas, la mayor parte del poder realmente nuevo

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    viene de las ciencias (de cualquiera) y no del proceso poltico clsico. Allimitar todas las explicaciones sociales de la ciencia y la tecnologa a la visinclsica de la poltica y la economa (beneficio, poder establecido, males obienes predecibles), los analistas de la ciencia que afirman estudiar losmacroniveles fracasan precisamente en la comprensin de lo que es fuerte enciencia y tecnologa. Al hablar de los cientficos que hacen poltica con otros

    medios, su crtica aburrida y repetitiva es siempre que "simplemente, hacenpoltica", y punto. Su explicacin se queda corta. Su cortedad est en elpunto: se paran donde deberan empezar. Por qu son los medios diferentes?Para estudiar estos otros medios, debemos entrar en los contenidos de lasciencias, y dentro de los laboratorios, donde las futuras reservas de poderpoltico estn en elaboracin. El desafo de los laboratorios para los socilogoses el mismo que el desafo de los laboratorios para la sociedad. Puedendesplazar a la sociedad y recompensarla con el contenido mismo de lo que sehace dentro de ellos, que en principio pareca irrelevante o demasiadotcnico. El examen cuidadoso de los cientficos en el laboratorio no puede serignorado, y no se puede saltar de este "nivel" al nivel macropoltico, dado queel ltimo consigue todas sus fuentes de poder realmente eficientes de losmismos laboratorios que acaban de ser juzgados como no interesantes o

    demasiado tcnicos para ser analizados.

    Pero tambin podemos comprender por qu los estudiosos de las prcticasdel laboratorio no deberan ser tmidos y aceptar una visin de su propiomtodo que los limite al laboratorio, dado que el laboratorio es slo unmomento en una serie de desplazamientos que desmontan por completo lasdicotomas dentro/fuera y macro/micro. No importa lo divididos que estn ensociologa de la ciencia, los macroanalistas y los microanalistas comparten unmismo prejuicio: que la ciencia termina o empieza en los muros de loslaboratorios. Un laboratorio es un objeto con muchas ms trampas, es un grany eficiente transformador de fuerzas. Por esto, siendo fiel a su mtodo, elmicroanalista terminar abordando tambin macroproblemas, exactamente lo

    mismo que el cientfico que hace experimientos con microbios terminamodificando muchos detalles de toda la sociedad francesa. De hecho, creoque se puede presentar un argumento para mostrar que la existencia delmacronivel mismo, el famoso "contexto social", es una consecuencia deldesarrollo de muchas disciplinas cientficas (Callon y Latour, 1981). Para m yaest claro que es la nica manera de que la sociologa de la ciencia puedareconstruirse teniendo en cuenta los lmites sealados por los estudios delaboratorio. Tambin creo que sta es una de las pocas maneras de que lasociologa de la ciencia pueda ensear algo a la sociologa, en lugar de tomarprestadas de ella categoras y estructuras sociales que el laboratorio mssimple est constantemente destruyendo y recomponiendo. Dado que ellaboratorio es mucho ms innovador en poltica y en sociologa que muchossocilogos (incluyendo muchos socilogos de la ciencia), ya es hora de que

    esto suceda. Estamos simplemente empezando a aceptar el desafo que lasprcticas de laboratorio presentan para el estudio de la sociedad.

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