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equidistan todas las partes de la circunferen- cia. Tú, sin embargo, no eres tal centro.» E in- mediatamente le comunica su encargo: «Quiero que escribas algunas palabras en rima en las que hables de la fuerza que yo tengo sobre ti por ella, y de cómo tú fuiste suyo inmediatamente desde tu infancia». tras pronunciar estas palabras, el espectro de- saparece y el sueño se quiebra. la obra, y la Comedia que compondrá años después con idéntico motivo, es un encargo onírico y una revelación. Esta se- gunda visión ocurrió en la novena hora del día. Poco después escribe una balada: «Balada, quiero que tú busques a Amor, y con él te presentes a mi dama, para que mi discul- pa tú le cantes…». tras el hecho extraordi- nario, comienzan a combatirle y tentarle muchos y diversos pensamientos. Uno de ellos le susurra: «es bueno el señorío de Amor, que aparta el entendimiento de su va- sallo de todas las cosas viles». otro: «no es bueno el señorío de Amor, ya que cuanta más fe tiene en él su vasallo, más graves y dolorosas circunstancias ha de pasar». cuando unas damas preguntan al poe- ta en qué reside su felicidad, éste respon- de: «En las palabras que alaban a mi dama». Así emprende su viaje. «Yendo por un ca- mino a lo largo del cual fluía un río claro, me vino un deseo grande de escribir». Pero pien- sa que no es conveniente hablar solo de Beatriz, sino de lo femenino. lo cual no significa dirigirse a todas las damas, «sino sólo a aquellas que son gentiles y no simple- mente hembras». Dante canta a la nobleza de un mundo natural divino. «Amor y no- ble corazón son la misma cosa […] Natura- leza los hace cuando está enamorada. Amor es su señor y el corazón su casa. Y entonces aparece la belleza en una discreta dama». le sobreviene una dolorosa enferme- dad y apenas puede moverse durante nueve días. le asalta el presentimiento de la muerte de Beatriz y comienza a angus- tiarse. los rostros de unas mujeres des- greñadas se le aparecen y le dicen: «Tú también morirás». Pierde la noción del tiempo y del lugar. El sol se oscurece, los pájaros caen muertos al suelo, la tierra tiembla. maravillado y asustado por su fantasía, imagina un amigo que viene a decirle: «¿Todavía no lo sabes? Tu admira- ble dama ha dejado este mundo». Entonces comienza a llorar piadosamente e imagi- na una multitud de ángeles que cantan gloriosamente. Y le parece ir a ver el cuer- po donde había estado aquella santa y no- bilísima alma. «En esta imaginación, me in- vadió tanta humildad por haberla visto, que yo llamaba a la Muerte y le decía: Dulcísima muerte, ven a mí, y no seas descortés… ven a mí ahora, que mucho te deseo, pues ya llevo tu color». tan poderosa es la imaginación de Dante que, efectivamente, la muerte villana acaba por llevarse a la noble dama. recuerda versos antiguos: «Muerte villa- na, enemiga de la piedad». «Del siglo ha par- tido la cortesía y lo que es virtud en una dama: [muerte villana] has destruido el amoroso encanto de la alegre juventud. Quién no merezca salvación, no espere ja- más recibir su compañía». Al cabo, habiéndose recuperado un poco, se propone escribir lo ocurrido. Y entonces ocurre el tercer sueño de este li- bro onírico. Sentado en cierto lugar, sien- te un temblor en su corazón, como si se encontrara en presencia de Beatriz. le so- breviene una visión de Amor, que parece venir de dónde su dama está. le dice: «Piensa en bendecir el día en que yo te tomé, debes hacerlo». Y el poeta tiene el corazón tan alegre que ve acercarse a una bella y conocida dama, llamada Juana, y le sigue la admirable Beatriz. Pasan junto a él una tras otra. tras la visión, recupera la capacidad de reír. trata de describir cómo influye sobre él su virtud y el día que se cumple un año de su partida lo pasa dibujando ángeles en unas tablillas. verá de nuevo a Beatriz, con aquel vestido rojo sangre de la prime- ra vez. Y escribe: «los ojos tengo vencidos, y no se atreven a mirar a quien los mira». Una última visión le persuade a no hablar más de su dama hasta poder tratar de ella más dignamente. «Y me esfuerzo cuanto puedo por conseguirlo, como en verdad sabe ella. Así, si quiere Aquel por quien todas las cosas viven que mi vida dure algunos años, espero decir de ella lo que nunca fue dicho de nin- guna.» Y en este punto aventura su profe- cía: «Quiera el señor de la cortesía que mi alma pueda ir a ver la gloria de su dama, la cual contempla el rostro del eterno Bienaven- turado.» Ha visto pasar a unos peregrinos y él mismo se hará peregrino, saldrá a la búsqueda de Beatriz. Pero para verla de nuevo tendrá que purificarse y esa limpie- za exige un descenso a los infiernos, ver cara a cara la atadura de la codicia y el odio. Sólo de este modo se puede alcanzar «la esfera que más amplia gira», el amor que mueve las estrellas. Dante Alighieri, uno de los más preclaros poetas y pensadores de la Edad media, lec- tor de Boecio y cicerón, quedó marcado desde niño por una muchacha llamada Beatriz. A su búsqueda, en este mundo y en el de más allá, dedicó su vida y su obra. La Vita Nuova inicia ese recorrido, una obra que le granjeó el reconocimiento de los cír- culos culturales de Florencia y cuya frescura y magnetismo sigue fascinando. Además de una antología de la poesía del joven Dante, La Vita Nuova es la historia de su amor por Beatriz. Sin ella no puede en- tenderse la Divina Comedia. Ese amor de ju- ventud no se extinguirá con la muerte de la muchacha en 1290, sino que traspasará el umbral de la muerte y se convertirá en mo- tivo de una búsqueda en el trasmundo. Un viaje que el poeta cree emprender, aunque es ella quien lo llama. Son tiempos de guerra entre los güelfos, partidarios del Papa, y los gibelinos que apo- yan al Emperador. Facciones que respon- den más a rivalidades familiares y ambicio- nes personales que a la lucha entre las re- públicas de Florencia y Siena. la batalla de la colina de montaperti ha decantado la ba- lanza, provisionalmente, a favor del Sacro imperio. los güelfos dominan Florencia, mientras que los gibelinos controlan Siena. En 1258, los güelfos logran expulsar de Flo- rencia a los últimos gibelinos y la disputa al- canza su punto crítico dos años después, cuando los florentinos, apoyados por sus aliados de Bolonia, lucca, orvieto, San Gi- mignano, San miniato y volterra, movilizan un ejército de 35.000 hombres contra Siena. los sieneses piden ayuda al rey manfredo de Sicilia, que proporciona un contingente de caballería pesada formado por mercena- rios alemanes. Siena esta comandada por Farinata degli Uberti, un gibelino florentino exiliado, que con los refuerzos ha logrado reunir un ejército de 20.000 soldados. la batalla duró durante todo el día. A pesar de su superioridad numérica, los florentinos fueron incapaces de decantar la contienda a su favor y, al atardecer, las fuerzas de Siena lanzaron su contraataque, gracias a que un miembro del ejército florentino, Bocca degli Abati, que lucha por Florencia junto a los güelfos, pero era un gibelino de corazón, al- canzó al portaestandartes del ejército floren- tino, cortando su mano y haciendo caer la bandera de Florencia. En esa época, el estan- darte era fundamental pues las tropas no usa- ban uniformes, y servía a los soldados como indicador de dónde estaba el líder y si aún es- taba al mando o había caído. la pérdida del estandarte hizo cundir el pánico en el ejército florentino. Aprovechando la confusión, cien- tos de gibelinos florentinos atacaron a sus compatriotas güelfos conforme cargaba el principal ejército sienés. los florentinos fue- ron aplastados, perseguidos por sus enemi- gos mientras huían. Se estima que murieron alrededor de 15.000 contendientes. A pesar de los peligros que acechaban a los güelfos, la familia de Dante permaneció en Florencia. Allí nació el poeta y desde muy temprano se revelaron los signos de una glo- ria futura. En mayo de 1274 vio por primera vez a Beatriz Portinari. Era una niña de ocho años y Dante, de nueve. la muchacha «no parecía hija de mortal» y el poeta pronuncia la célebre frase: «he aquí una divinidad más fuerte que yo que viene a dominarme». nue- ve años después de la citada aparición vuel- ve a verla, cuando ya se ejercita como poeta. El libro no es sólo una educación sentimen- tal, sino también un diario que registra al- gunas vicisitudes espirituales. la obra se ini- cia y se cierra con una visión, propiciando una atmósfera de carácter imaginal que cul- minará en la Comedia. El encuentro casual con la amada, el cruce de las miradas, las en- soñaciones en la soledad de la alcoba, no son tanto episodios biográficos como eta- pas de un camino espiritual. no sólo el amor se adueña del alma del poeta, hay una fuerza onírica que guía su camino. cuando muere el padre de Beatriz, al poeta se le aparece en sueños su dama muerta, camino del cielo, acompañada de un séquito de ángeles mientras las tinieblas cubren la tierra. la obra se cierra con una glorificación final de la amada donde se funden poesía y mística. los poemas muestran el Dolce Stil Nuovo de la lírica florentina. Frente a otros poetas provenzales, este movimiento se ha auto impuesto la condición de ser «vasallos de Amor». Entre ellos se encuentran cavalcan- ti, que convierte a su amada en una diosa, mientras que Dante hace de Beatriz un ar- quetipo. Síntesis de virtudes y perfecciones y personificación de Amor. Se compromete a una fidelidad que no se limita a la vigilia sino que alcanza sueños y visiones, y se pro- yecta más allá de la muerte. Para estos poe- tas Amor y corazón noble eran una misma cosa. El amante debía abrazar todas las vir- tudes y buscar una perfección espiritual y contemplativa que no sólo ennoblecen al amante y la amada, sino que también abre una vía hacia el Supremo. Hay aquí un aro- ma oriental: la reciprocidad de sentimientos no es lo esencial, lo esencial es la liberación. la hora de aquel primer saludo es la nona, el número de Beatriz. Es la primera vez que sus palabras son para ella. El dulce saludo lo embriaga y se aparta de la gente. corre a retirarse en su estancia y, pensando en ella, le alcanza un agradable sueño. Una nubecilla de fuego que flota en su habita- ción. En su interior aparece un varón de as- pecto terrible, congraciado consigo mismo, que habla de cosas que apenas entiende. En uno de sus brazos advierte una figura dur- miente y desnuda, arropada por un paño color sangre. reconoce en ella a su amada. El varón lleva entre sus manos algo que arde eternamente y parece decirle: «mira tu co- razón». luego la despierta y le hace comer de aquello que en su mano arde. Su alegría se transforma en amargo llanto y, gimiendo, estrecha la mujer entre sus brazos. El poeta lo ve llevarse a la dama hacia el cielo y, an- gustiado, se despierta. como conoce el arte de las palabras ri- madas, que ha aprendido de los trovadores, compone un soneto sobre la visión que sa- luda a los vasallos de Amor. «El Amor me pa- recía alegre y tenía en su mano mi corazón, y en sus brazos llevaba a mi dama, que dormía cubierta con un paño. Después la despertó, y del corazón ardiente ella con humildad comía temerosa: luego yo lo vi marchar llorando.» Desde entonces se deja gobernar por Amor y se ocupa en pensar la dama continuamen- te. Su cuerpo se debilita hasta el punto de que a sus amigos les desagrada verlo. cuando ella aparece, por la esperanza del saludo, ningún enemigo le queda al poeta. viene hacia él una llama de piedad, que le hace perdonar a todo aquel que lo haya ofendido. «Y si alguien entonces me hu- biese preguntado cualquier cosa, mi respuesta habría sido solamente ‘Amor’, con el rostro ves- tido de humildad […] Y si alguien hubiera querido conocer a Amor, lo podría haber he- cho mirando el temblor de mis ojos». Al prin- cipio su felicidad reside en el mero saludo, le basta con el cruce de las miradas, pero posteriormente sobreviene el dolor. Se aparta a un lugar solitario para humedecer el suelo con sus lágrimas. Se aísla en sus aposentos, donde se adormece llorando como un niño al que acaban de azotar. A mitad del sueño, otra visión. En su habita- ción, un joven de blanquísimo vestido mira hacia donde yace acostado. Parece que lo llama suspirando y pronuncia estas palabras: «Hijo mío, ha llegado el momento de abandonar los simulacros». le parece que llora piadosamente y que aguarda una pa- labra suya. Dante le pregunta: «Señor de la nobleza, ¿por qué lloras?». Y él le responde: «Yo soy como el centro de un círculo del cual JUAN ARNAU Filósofo Dante Alighieri (Florencia, c. 1265 - Rávena, 1321), venerado poeta toscano, al que se considera uno de los padres del idioma italiano moderno, dedicó su obra la «Vita Nuova» y su posterior «Divina Comedia» a ensalzar las virtudes del Amor y del corazón femenino. La Vita Nuova De amor y batallas DANTE ESTÁ CONSIDERADO COMO EL GRAN POETA ITALIAN0, cuya biografía se puede reconstruir a partir de sus autocitas en la «Vita Nuova» y del relato de su vida que escribió Bocaccio, mientras que su característica figura fue plasmada pictóricamente por su coetáneo, Giotto. 1 «Dante burlado en Verona», óleo de Antonio Maria Cotti, fechado en 1879. COLECCIÓN PRIVADA 2 «Dante y Beatriz», pintura de Henry Holiday, 1882-84. WALKER ART GALLERY, LIVERPOOL 3 «Dante encuentra a Beatriz», pintura de Raffaelo Sorbi, 1903. MUSEO DE ARTE ITALIANO DEL PERÚ, LIMA 1 2 3 SÁBADO, 7 DE JULIO DE 2018 2 Levante El mErcAntil vAlEnciAno E l auténtico líder social es un co- mercial puro del Espíritu. —Urge darle la vuelta al calcetín de Klee: hacer invisible lo visible. —recital poético: pastoreo de al- mas bellas. —El mal gusto elaborado atesora indiscutible mérito. —Ascesis creativa: escribir sin ganas; si las hay, parar. Partita de Bach y ruido de río; el segundo no cansa. —recaudador de impuestos ha sido profesión de redactores de textos primordiales: Miguel de Cervantes, el evangelista Mateo… —la incompetencia es innovadora. —A más exactitud, más ficción. —El estilo de Juan Benet ha resultado a lo lar- go del tiempo, y en pausada sucesión, descon- certante, graciosamente provocador, distin- guidamente insufrible. Francisco Umbral tendría sus cosas pero nadie puede discutirle su refinado buen gusto para la sustracción. —Entre la facundia sacamanteca de Umbral y el estilo estirado de Benet, ningún titubeo: el doctrinal de José Augusto Trinidad, es decir, sencillez neta. De otro modo: ni asaltasendas ni ingeniero de caminos: paseante. —lo perfecto es escribir como un lector en es- tado puro al que le repugne escribir. —no hay literatura sin Estado. todo gran poe- ma es preestatal. —Sobre César Simón. ir al grano con la con- vicción de que no lo hay: ejemplar coraje. Pu- reza lírica que alecciona o apoca, conforme. Dale Carnegie –fundador de la literatura de autoayuda– compuso ejercicios espirituales para viajantes de comercio, una versión laica de las reglas ignacianas, y, en general, de la conspicua tradición de la literatura piadosa. —confidencia: soy trabajador fatigable y tiene encantos perfectamente enumerables el mar- co comparable de mi casa. —«comunidad valenciana» no es nomencla- tura embriagadora; «País valenciano», abne- gadamente hortera. —¿mano de hierro en guante de seda? nada más coercitivo que una mano de seda. —creciente militarización del lujo. —Sencillez voluntariosa, discretamente kitsch de Andreu Alfaro. —las personas malvadas suelen tener muy buen carácter. —Entre dos males, escoger el peor (regla cuarta para una ascesis extrema). —Detrás de un gran hombre, una mujer au- toanulada; y de una gran mujer, un penoso po- bre diablo. Ensalzaremos pues mujeres y hombres adiestradamente mediocres. —Ensimismarse o enotrarse. no hay otra. —Apólogo moral: A los 52 años, ante el pelo- tón de fusilamiento, tuvo, por primera vez en su vida, una potente erección. —leer con frecuencia a autores clásicos en- traña un riesgo: habituarse al placentero trato con difuntos y encontrar crecientemente in- sufrible cualquier otro tipo de comercio. —las personas de escasa estatura tienden a ser autoritarias y muy sensibles a las desigual- dades sociales. —como se decía antiguamente (al menos, en las novelas de Pérez Galdós), hay que tener conformidad. —Un difunto no finge. Miscelánea AFORISMOS PERSONALES Rafael Ballester Añón SÁBADO, 7 DE JULIO DE 2018 3 Levante El mErcAntil vAlEnciAno Dante no solo se dirige a su amada Beatriz, sino a lo femenino, lo cual no significaba dirigirse a todas las damas, sino sólo a aquellas que son gentiles y noble corazón

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equidistan todas las partes de la circunferen-cia. Tú, sin embargo, no eres tal centro.» e in-mediatamente le comunica su encargo:«Quiero que escribas algunas palabras enrima en las que hables de la fuerza que yotengo sobre ti por ella, y de cómo tú fuiste suyoinmediatamente desde tu infancia». traspronunciar estas palabras, el espectro de-saparece y el sueño se quiebra.

la obra, y la Comedia que compondráaños después con idéntico motivo, es unencargo onírico y una revelación. esta se-gunda visión ocurrió en la novena horadel día. Poco después escribe una balada:«Balada, quiero que tú busques a Amor, y conél te presentes a mi dama, para que mi discul-pa tú le cantes…». tras el hecho extraordi-nario, comienzan a combatirle y tentarlemuchos y diversos pensamientos. Uno deellos le susurra: «es bueno el señorío deAmor, que aparta el entendimiento de su va-sallo de todas las cosas viles». otro: «no esbueno el señorío de Amor, ya que cuanta másfe tiene en él su vasallo, más graves y dolorosascircunstancias ha de pasar».

cuando unas damas preguntan al poe-ta en qué reside su felicidad, éste respon-de: «En las palabras que alaban a mi dama».así emprende su viaje. «Yendo por un ca-mino a lo largo del cual fluía un río claro, mevino un deseo grande de escribir». Pero pien-sa que no es conveniente hablar solo deBeatriz, sino de lo femenino. lo cual nosignifica dirigirse a todas las damas, «sinosólo a aquellas que son gentiles y no simple-mente hembras». Dante canta a la noblezade un mundo natural divino. «Amor y no-ble corazón son la misma cosa […] Natura-leza los hace cuando está enamorada. Amores su señor y el corazón su casa. Y entoncesaparece la belleza en una discreta dama».

le sobreviene una dolorosa enferme-dad y apenas puede moverse durantenueve días. le asalta el presentimiento dela muerte de Beatriz y comienza a angus-

tiarse. los rostros de unas mujeres des-greñadas se le aparecen y le dicen: «Tútambién morirás». Pierde la noción deltiempo y del lugar. el sol se oscurece, lospájaros caen muertos al suelo, la tierratiembla. maravillado y asustado por sufantasía, imagina un amigo que viene adecirle: «¿Todavía no lo sabes? Tu admira-ble dama ha dejado este mundo». entoncescomienza a llorar piadosamente e imagi-na una multitud de ángeles que cantangloriosamente. Y le parece ir a ver el cuer-po donde había estado aquella santa y no-bilísima alma. «En esta imaginación, me in-vadió tanta humildad por haberla visto, queyo llamaba a la Muerte y le decía: Dulcísimamuerte, ven a mí, y no seas descortés… ven amí ahora, que mucho te deseo, pues ya llevotu color». tan poderosa es la imaginaciónde Dante que, efectivamente, la muertevillana acaba por llevarse a la noble dama.recuerda versos antiguos: «Muerte villa-na, enemiga de la piedad». «Del siglo ha par-tido la cortesía y lo que es virtud en unadama: [muerte villana] has destruido el

amoroso encanto de la alegre juventud.Quién no merezca salvación, no espere ja-más recibir su compañía».

al cabo, habiéndose recuperado unpoco, se propone escribir lo ocurrido. Yentonces ocurre el tercer sueño de este li-bro onírico. Sentado en cierto lugar, sien-te un temblor en su corazón, como si seencontrara en presencia de Beatriz. le so-breviene una visión de amor, que parecevenir de dónde su dama está. le dice:«Piensa en bendecir el día en que yo te tomé,debes hacerlo». Y el poeta tiene el corazóntan alegre que ve acercarse a una bella yconocida dama, llamada Juana, y le siguela admirable Beatriz. Pasan junto a él unatras otra.

tras la visión, recupera la capacidad dereír. trata de describir cómo influye sobreél su virtud y el día que se cumple un añode su partida lo pasa dibujando ángelesen unas tablillas. verá de nuevo a Beatriz,con aquel vestido rojo sangre de la prime-ra vez. Y escribe: «los ojos tengo vencidos, yno se atreven a mirar a quien los mira». Una

última visión le persuade a no hablar másde su dama hasta poder tratar de ella másdignamente. «Y me esfuerzo cuanto puedopor conseguirlo, como en verdad sabe ella.Así, si quiere Aquel por quien todas las cosasviven que mi vida dure algunos años, esperodecir de ella lo que nunca fue dicho de nin-guna.» Y en este punto aventura su profe-cía: «Quiera el señor de la cortesía que mialma pueda ir a ver la gloria de su dama, lacual contempla el rostro del eterno Bienaven-turado.» Ha visto pasar a unos peregrinosy él mismo se hará peregrino, saldrá a labúsqueda de Beatriz. Pero para verla denuevo tendrá que purificarse y esa limpie-za exige un descenso a los infiernos, vercara a cara la atadura de la codicia y elodio. Sólo de este modo se puede alcanzar«la esfera que más amplia gira», el amor quemueve las estrellas.

Dante alighieri, uno de los más preclarospoetas y pensadores de la edad media, lec-tor de Boecio y cicerón, quedó marcadodesde niño por una muchacha llamadaBeatriz. a su búsqueda, en este mundo y enel de más allá, dedicó su vida y su obra. LaVita Nuova inicia ese recorrido, una obraque le granjeó el reconocimiento de los cír-culos culturales de Florencia y cuya frescuray magnetismo sigue fascinando.

además de una antología de la poesía deljoven Dante, La Vita Nuova es la historia desu amor por Beatriz. Sin ella no puede en-tenderse la Divina Comedia. ese amor de ju-ventud no se extinguirá con la muerte de lamuchacha en 1290, sino que traspasará elumbral de la muerte y se convertirá en mo-tivo de una búsqueda en el trasmundo. Unviaje que el poeta cree emprender, aunquees ella quien lo llama.

Son tiempos de guerra entre los güelfos,partidarios del Papa, y los gibelinos que apo-

yan al emperador. Facciones que respon-den más a rivalidades familiares y ambicio-nes personales que a la lucha entre las re-públicas de Florencia y Siena. la batalla dela colina de montaperti ha decantado la ba-lanza, provisionalmente, a favor del Sacroimperio. los güelfos dominan Florencia,mientras que los gibelinos controlan Siena.en 1258, los güelfos logran expulsar de Flo-rencia a los últimos gibelinos y la disputa al-canza su punto crítico dos años después,cuando los florentinos, apoyados por susaliados de Bolonia, lucca, orvieto, San Gi-mignano, San miniato y volterra, movilizanun ejército de 35.000 hombres contra Siena.los sieneses piden ayuda al rey manfredode Sicilia, que proporciona un contingentede caballería pesada formado por mercena-rios alemanes. Siena esta comandada por

Farinata degli Uberti, un gibelino florentinoexiliado, que con los refuerzos ha logradoreunir un ejército de 20.000 soldados.

la batalla duró durante todo el día. a pesarde su superioridad numérica, los florentinosfueron incapaces de decantar la contienda asu favor y, al atardecer, las fuerzas de Sienalanzaron su contraataque, gracias a que unmiembro del ejército florentino, Bocca degliabati, que lucha por Florencia junto a losgüelfos, pero era un gibelino de corazón, al-canzó al portaestandartes del ejército floren-tino, cortando su mano y haciendo caer labandera de Florencia. en esa época, el estan-darte era fundamental pues las tropas no usa-ban uniformes, y servía a los soldados comoindicador de dónde estaba el líder y si aún es-taba al mando o había caído. la pérdida delestandarte hizo cundir el pánico en el ejércitoflorentino. aprovechando la confusión, cien-tos de gibelinos florentinos atacaron a suscompatriotas güelfos conforme cargaba elprincipal ejército sienés. los florentinos fue-ron aplastados, perseguidos por sus enemi-gos mientras huían. Se estima que murieronalrededor de 15.000 contendientes.

a pesar de los peligros que acechaban alos güelfos, la familia de Dante permanecióen Florencia. allí nació el poeta y desde muytemprano se revelaron los signos de una glo-ria futura. en mayo de 1274 vio por primeravez a Beatriz Portinari. era una niña de ochoaños y Dante, de nueve. la muchacha «noparecía hija de mortal» y el poeta pronunciala célebre frase: «he aquí una divinidad másfuerte que yo que viene a dominarme». nue-ve años después de la citada aparición vuel-ve a verla, cuando ya se ejercita como poeta.el libro no es sólo una educación sentimen-tal, sino también un diario que registra al-gunas vicisitudes espirituales. la obra se ini-cia y se cierra con una visión, propiciandouna atmósfera de carácter imaginal que cul-minará en la Comedia. el encuentro casualcon la amada, el cruce de las miradas, las en-

soñaciones en la soledad de la alcoba, noson tanto episodios biográficos como eta-pas de un camino espiritual. no sólo el amorse adueña del alma del poeta, hay una fuerzaonírica que guía su camino. cuando muereel padre de Beatriz, al poeta se le aparece ensueños su dama muerta, camino del cielo,acompañada de un séquito de ángelesmientras las tinieblas cubren la tierra. laobra se cierra con una glorificación final dela amada donde se funden poesía y mística.

los poemas muestran el Dolce Stil Nuovode la lírica florentina. Frente a otros poetasprovenzales, este movimiento se ha autoimpuesto la condición de ser «vasallos deamor». entre ellos se encuentran cavalcan-ti, que convierte a su amada en una diosa,mientras que Dante hace de Beatriz un ar-quetipo. Síntesis de virtudes y perfeccionesy personificación de amor. Se comprometea una fidelidad que no se limita a la vigiliasino que alcanza sueños y visiones, y se pro-yecta más allá de la muerte. Para estos poe-tas amor y corazón noble eran una mismacosa. el amante debía abrazar todas las vir-tudes y buscar una perfección espiritual y

contemplativa que no sólo ennoblecen alamante y la amada, sino que también abreuna vía hacia el Supremo. Hay aquí un aro-ma oriental: la reciprocidad de sentimientosno es lo esencial, lo esencial es la liberación.

la hora de aquel primer saludo es lanona, el número de Beatriz. es la primeravez que sus palabras son para ella. el dulcesaludo lo embriaga y se aparta de la gente.corre a retirarse en su estancia y, pensandoen ella, le alcanza un agradable sueño. Unanubecilla de fuego que flota en su habita-ción. en su interior aparece un varón de as-pecto terrible, congraciado consigo mismo,que habla de cosas que apenas entiende. enuno de sus brazos advierte una figura dur-miente y desnuda, arropada por un pañocolor sangre. reconoce en ella a su amada.el varón lleva entre sus manos algo que ardeeternamente y parece decirle: «mira tu co-

razón». luego la despierta y le hace comerde aquello que en su mano arde. Su alegríase transforma en amargo llanto y, gimiendo,estrecha la mujer entre sus brazos. el poetalo ve llevarse a la dama hacia el cielo y, an-gustiado, se despierta.

como conoce el arte de las palabras ri-madas, que ha aprendido de los trovadores,compone un soneto sobre la visión que sa-luda a los vasallos de amor. «El Amor me pa-recía alegre y tenía en su mano mi corazón, yen sus brazos llevaba a mi dama, que dormíacubierta con un paño. Después la despertó, ydel corazón ardiente ella con humildad comíatemerosa: luego yo lo vi marchar llorando.»Desde entonces se deja gobernar por amory se ocupa en pensar la dama continuamen-te. Su cuerpo se debilita hasta el punto deque a sus amigos les desagrada verlo.

cuando ella aparece, por la esperanzadel saludo, ningún enemigo le queda alpoeta. viene hacia él una llama de piedad,que le hace perdonar a todo aquel que lohaya ofendido. «Y si alguien entonces me hu-biese preguntado cualquier cosa, mi respuestahabría sido solamente ‘Amor’, con el rostro ves-

tido de humildad […] Y si alguien hubieraquerido conocer a Amor, lo podría haber he-cho mirando el temblor de mis ojos». al prin-cipio su felicidad reside en el mero saludo,le basta con el cruce de las miradas, peroposteriormente sobreviene el dolor. Seaparta a un lugar solitario para humedecerel suelo con sus lágrimas. Se aísla en susaposentos, donde se adormece llorandocomo un niño al que acaban de azotar. amitad del sueño, otra visión. en su habita-ción, un joven de blanquísimo vestidomira hacia donde yace acostado. Pareceque lo llama suspirando y pronuncia estaspalabras: «Hijo mío, ha llegado el momentode abandonar los simulacros». le parece quellora piadosamente y que aguarda una pa-labra suya. Dante le pregunta: «Señor de lanobleza, ¿por qué lloras?». Y él le responde:«Yo soy como el centro de un círculo del cual

JUAN ARNAUFilósofo

Dante Alighieri (Florencia, c. 1265 - Rávena, 1321), venerado poetatoscano, al que se considera uno de los padres del idioma italianomoderno, dedicó su obra la «Vita Nuova» y su posterior «DivinaComedia» a ensalzar las virtudes del Amor y del corazón femenino.

La Vita NuovaDe amor y batallas

DANTE ESTÁ CONSIDERADO COMO EL GRAN POETA ITALIAN0, cuya biografía se puede reconstruir a partir de sus autocitas en la «VitaNuova» y del relato de su vida que escribió Bocaccio, mientras que su característica figura fue plasmada pictóricamente por su coetáneo, Giotto.1 «Dante burlado en Verona», óleo de Antonio Maria Cotti, fechado en 1879. COLECCIÓN PRIVADA 2 «Dante y Beatriz», pintura de Henry Holiday,1882-84. WALKER ART GALLERY, LIVERPOOL 3 «Dante encuentra a Beatriz», pintura de Raffaelo Sorbi, 1903. MUSEO DE ARTE ITALIANO DEL PERÚ, LIMA

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SÁBADO, 7 DE JULIO DE 20182 Levante el mercantil valenciano

El auténtico líder social es un co-mercial puro del espíritu.—Urge darle la vuelta al calcetínde Klee: hacer invisible lo visible.—recital poético: pastoreo de al-

mas bellas.—el mal gusto elaborado atesora indiscutiblemérito.—ascesis creativa: escribir sin ganas; si lashay, parar.—Partita de Bach y ruido de río; el segundono cansa. —recaudador de impuestos ha sido profesiónde redactores de textos primordiales: Miguelde Cervantes, el evangelista Mateo…—la incompetencia es innovadora.—a más exactitud, más ficción.—el estilo de Juan Benet ha resultado a lo lar-go del tiempo, y en pausada sucesión, descon-certante, graciosamente provocador, distin-guidamente insufrible. —Francisco Umbral tendría sus cosas peronadie puede discutirle su refinado buen gustopara la sustracción.—entre la facundia sacamanteca de Umbral yel estilo estirado de Benet, ningún titubeo: eldoctrinal de José Augusto Trinidad, es decir,sencillez neta. De otro modo: ni asaltasendasni ingeniero de caminos: paseante.—lo perfecto es escribir como un lector en es-tado puro al que le repugne escribir.—no hay literatura sin estado. todo gran poe-ma es preestatal.—Sobre César Simón. ir al grano con la con-vicción de que no lo hay: ejemplar coraje. Pu-reza lírica que alecciona o apoca, conforme.—Dale Carnegie –fundador de la literatura deautoayuda– compuso ejercicios espiritualespara viajantes de comercio, una versión laicade las reglas ignacianas, y, en general, de laconspicua tradición de la literatura piadosa.—confidencia: soy trabajador fatigable y tieneencantos perfectamente enumerables el mar-co comparable de mi casa.—«comunidad valenciana» no es nomencla-tura embriagadora; «País valenciano», abne-gadamente hortera.—¿mano de hierro en guante de seda? nadamás coercitivo que una mano de seda.—creciente militarización del lujo.—Sencillez voluntariosa, discretamente kitschde Andreu Alfaro.—las personas malvadas suelen tener muybuen carácter.—entre dos males, escoger el peor (reglacuarta para una ascesis extrema).—Detrás de un gran hombre, una mujer au-toanulada; y de una gran mujer, un penoso po-bre diablo. ensalzaremos pues mujeres yhombres adiestradamente mediocres.—ensimismarse o enotrarse. no hay otra.—apólogo moral: a los 52 años, ante el pelo-tón de fusilamiento, tuvo, por primera vez ensu vida, una potente erección.—leer con frecuencia a autores clásicos en-traña un riesgo: habituarse al placentero tratocon difuntos y encontrar crecientemente in-sufrible cualquier otro tipo de comercio.—las personas de escasa estatura tienden aser autoritarias y muy sensibles a las desigual-dades sociales.—como se decía antiguamente (al menos, enlas novelas de Pérez Galdós), hay que tenerconformidad.—Un difunto no finge.

Miscelánea

AFORISMOS PERSONALES

Rafael Ballester Añón

SÁBADO, 7 DE JULIO DE 2018 3Levante el mercantil valenciano

Dante no solo sedirige a su amadaBeatriz, sino a lo

femenino, lo cual nosignificaba dirigirse atodas las damas, sino

sólo a aquellas queson gentiles y noble

corazón