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< Tomo XVI 15 de Setiembre Niim. 104 ANALES DEL INSTITUTO DE INJENIEROS SUhlhRI0.-El Grninor, estudio sobre la adopciori de iiria riueva unidad monetaria por blvnro~ianclii Siipper. - Los Últimos estudios del piierto de Talparaioo (coiitiniiacion), por Dorningo Gasauov~t O. - Prodiicciou de oudas eléctricas i nparatoa empleados pava rcvei.larlas, por Gusta~e Le Ron, (tradiiccioii, C. Agiiirre).--La carrera de ilijenioro civil en el proyecto de plau de eiiseíiauza, por $086 Roniagoss (rel)vodiiccioii). -:\ctas.-Bibliografía. - Revistas recibidas. 1 EL GRAMOR ESTUDIO 8013RE LA ADOPGION DE UNA NíJEVA UNIDAD MONETARIA ron ÁLVARO BIANCHI TUPPER LA UNIDAD DE VALORES Naturalmeute, cualquiera cantidad de oro podria servir para ' medir los valores; pero no toda cantidad desempeíiaria igualmente 1 bien este oficio. Recordemos tan 8610 que hace ya buen numero de siglos a que la liumanidad salió de aquel estado de atraso que limitaba las rela- ciones de 108 liombres a las que cada cual pudiera tener con los veci- nos del aduar o de su tribu, i comprenderemos que la moneda de- sempeíía lioi un rol internacional, tan importsnke coino el que juega . dentro de las fronteras de cada pais. En cierfo sentido, este oficig

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    Tomo XVI 15 de Setiembre Niim. 104

    ANALES DEL INSTITUTO DE INJENIEROS SUhlhRI0.-El Grninor, estudio sobre l a adopciori de iiria riueva unidad monetaria

    por b lvnro~iancl i i Siipper. - Los Últimos estudios del piierto de Talparaioo (coiitiniiacion), por Dorningo Gasauov~t O. - Prodiicciou de oudas eléctricas i nparatoa empleados pava rcvei.larlas, por G u s t a ~ e Le Ron, (tradiiccioii, C. Agiiirre).--La carrera de ilijenioro civil en el proyecto de plau de eiiseíiauza, por $086 Roniagoss (rel)vodiiccioii). -:\ctas.-Bibliografía. - Revistas recibidas.

    1

    EL GRAMOR

    ESTUDIO 8013RE LA ADOPGION DE UNA NíJEVA UNIDAD MONETARIA

    ron

    ÁLVARO BIANCHI TUPPER

    L A UNIDAD DE VALORES

    Naturalmeute, cualquiera cantidad de oro podria servir para '

    medir los valores; pero no toda cantidad desempeíiaria igualmente 1

    bien este oficio. Recordemos t a n 8610 que hace ya buen numero de siglos a que

    l a liumanidad salió de aquel estado de atraso que limitaba las rela- ciones de 108 liombres a las que cada cual pudiera tener con los veci- nos del aduar o de su tribu, i comprenderemos que l a moneda de- sempeíía lioi un rol internacional, t an importsnke coino el que juega . dentro de las fronteras de cada pais. En cierfo sentido, este oficig

  • internacional de l a riioneda es aun nias inll)ortaiite que su rol iiacio- nal, puesto que las traiisaccioiles interiores de tina nacioii pueden en rigor tener lugar eii l a auseiicia de todo siguo met61ic0, mediante el uso del papel moneda: signo representativo, cuyo poder cailcelatorio rio traspasa las fronteras del pais que lo cseb.

    Es cierto que 14s tran'sacciones coiiierciales eiitre naciones se ve- rifican taiilbieu mediante jiros i letras de canibio que reducen a un mínimuili los viajes efectivos del oro aiiionedado; pero esas letras importan siempre el pago de uiiti cantidad dada de oro, que deberá ser efectuado en época uias o inónos próxima. Las letras a favor i en contra se ca~icelan entre sí, pero el balance se libera fiiial- mente en oro, sin que valgaii moratorias iii legres de curso forzoso, justificadas o no.

    Una solidaridad cada, clia mas estreclis existe entre los intereses comerciales de los diversos paises, i, como consecuencia, l a unidad de valores que mejor se acuerde cou Ias,cliversas unidades de las de- mas naciones, ser& l a que iilejor llenesu objeto, i l a irioneda metálica basada sobre esa unidad, l a que mas fticiliiiente t ~ a d u z c a l a relacion entre su propio valor i el valor de las demas inonedas Iioi en uso.

    La multiplicidad de iiionedas i l a falta de relacion sencilla eiitre ellas, dificultan eii cierto grado las rcllacioues coiilerciales cle nacion a nacion i aumentan estraordinai.iameute el costo de los viajes i las incomodidades personales delos clueaalen fuera, de su pais. Po r ejem- plo, se h a calculado que en ciertos períodos de l a historia moderna, un viajero que hubiera atravesado 1s Italia de iiorle a sur i regresa-. do a l nort8e por igual caniino, llevando en sus iilaletas el dinero iiece- sario para sus pagos, habria dejado en poder de los cambistas mas de l a mitad de su fortuna.

    P a r a obviar aestosiiiconvenientes, las iiaciones han ensayado dos caminns distintos: l a identidad absoluta de sus monedas i las con- venciones internacionales qiie dan valor legal en cada pais a las inonedas del otro. El primer sistema es, sin duda, el mas perfecto i el que mejor. éxito h a ~btgilido; pero has ta ahora 8ólo lia sido posiblo

  • aplicarlo apaisesdeuii niisiuo oríjen, idioma o raza,. i casi siempre lo h a sic10 como consecuencia de una union política anterior.

    Hubo untiempo en que cadapriucipaclo, cadasefior feudal, emitia su propia monecla, i habria considerado desdoroso abandonarla en

    I

    beneficio de l a uniformidad; hoi dia ninguna nacion acepta~ia la di- versidad de sistemas monetarios en las distintas provincias de su territorio. Italia i Alemania han refundido en una sola moneda las innuiiierables que hasta hace pocos aiios circiilaban deiifiro de sus respectivas fronteras.

    L a Gnion Latina i la Uuioii Escaridiiiavu ton ejemplos del segun- do sistema. Tainbien lo son, pero algo diversos, las convenciones fir-

    t madas el año 67 entre F1-aucia i Austria, iel Sti entre lprancia i Rusia, por las cuales los paises coiitrataiitesliai~ acordado dar una relacion simple a sus respectivas monedas de oro. E1 Austria, en cousecuen- cia, lia sellado iiionedas que llevan escrito su valor eri las dos unida- des: 4 floriiies=lO francos; 8 floriries=20 frailcos.

    En estricta justicia Iiabria que asiniilar a estos t ratados las dis- posiciones de algunos paises por las cuales se d a curso legalaciertas i~ioiiedas estsarijeras, como lo acostuinbran las naciones que aún no tienen inorieda prol~ja i cotno lo h a hecho Cliile en sus leyes de con- ver~ion de 1892 i 95 con los soberarios iiigleses; 8610 que en estoa casos fa1 t a la ~ecipsocidad que nacede las convenciones entre parkes.

    El sistema de conceder curso legal a ciertas piezas estranjeras, sin suprimir del todo los inconveuientesdeladiversidad de monedas, presenta otros iuconve&entes propios, dignos de ser consiclerados. Cuando las monedas estranjeras j las nacionales coiiicideii en di8me- troipeso, el pueblo se acostumbra a no examinar con cuidado el cuiío de ellas, lo cual facilita las fal~ificaciones i otras estafas. En todo caso, el circulante de un pais puedellegar acomponerse en gran parte de monedas estraujeras mui mermadas por el desgaste, lo cual puede dar lugar a una baja en los cambios internacionales, superior a l a que tendria lugar con un circulante de peso justo. Esta Última con- sideracion, como lo veremos mas adelante, es particularmente apli- cable e los soberanos ingleses,

  • 376 EL BRARIOR

    8ea corno sea, estas convenciones i dispo~icioneslegales, asíconio l a serie de coiigresos inonetarios celebrados en Europa con objeto de uniformar las diversas lejislacioiles sobre l a materia, está11 nlani- festando de sobra la imp~rt~ai icia que los políticos i econoniitz;tas conceden a los inconvenieutes iiacidos de l a diversidad de monedas i las veiita,jas que produciria p m a el mundo eritero l a adopcion de una unidad monetasia idBntica o, por lo mGnos, de uhidades monetarias que guardarau entre sí uiia relacion exacta i simple.

    En tanto que ello no se verifique, deber es de todo pais que t ra te de fijar el valor de su moneda, el hacerlo de iiiodo de no retroceder en el camino de uiiificacion y a recorrido, ni de poner estorbos para el progreso jerieral ea lo futuro.

    Por eso he dicho lilas arriba que "la uriidaddevalores que iiiejor Re acuerde con las diversas unidades de las demas naciones será l a que mejor llene su objeto."-Pero Les posible resolver un problema seinejante, siendo quelaslibrasesterlinas, los francos,losiilarcos, los dollms, etc., son todas ellas unidades diferentes i que guardan entre sí relaciones numéricas iiiconmensurables o, por lo ménos, compli- cadas ?

    Si un pais cualquiera mide losvalores cou un submúltiplo exacto de la libra inglesa, su unidad no se traducirá fácilmente en francos ni en centavos americanos; si toina por unidad un niiniero entero de francos, la relacion de ella con las libras esterlinas o con los inarcos deja de ser un número exacto o de simple espresion.

    Pa ra liacer mas tanjible esta dificultad presentaré algunos no- meros. Advirtamos primeramente que toda moneda de oro es fabri- a cada con una aleacion de este :metal i un tanto por ciento de otro l inetd inferior-jeneralmente el cobre-cu u 7 0 u&lor es prácticainente I nulo, en coinparacioil con el del oro contenido enlamoueda. Al com- parar el valor relativo de dos monedas sólo se computa, por con- i siguiente, el del oro puro que ellag contienen. Compareinos ahora l a j

    libra esterlina con el franco de oro. l La, lei inglesa de 22 cle junio de 1816, que fijó las condicioues de I

  • la innneda llnmada sohern no, se refiere a las o~denanza.s ya existen- tes (le Ia Casa de Moneda, spgiin lo,@ cualea cuareniia libra^ trop de oro ti110 (standard!-esto es de 22 quiIates de oro puro con 2 quila- teci de aleacion-deheran ~ ~ r o d n c i r exactamente 1 369 soberanos o libra^ esterlina^. Esto lince que cada ~oberaiio pese en gramos t,roy, 123.2744iR3 ....., o sea. rn gramos del sistema mctrico decirnal, 7.93805 ti8.. .. correfipondiendo al oro puro trua cantidad de gramos igild a '1.32238.74.....

    La lei frarieesa de i Gerrninal, año S I (18031, ordena fabricar piezas de oro de 20 francos, con liga de nueve d4cirrios de fino, de- biendo Racarse del kilhgramo dc oro 155 de estan piezas. Ksto da, para el franco de oro 111t peso el1 gramos de 0.522580ü...... i para el oro puro que $1 contiene, ln eifiru 0.3!3038213 ...- Comparando aliosa exte 1-nlor con rI de la moneda i n g l ~ s a , vrremos que:

    Lit imposibilidad de relacionar iiiin, nueva moneda cle un modo exacto i sencillo cori la moneda, inglesa i con lafrsnccss n. la Tez, sal- ta n 1a vista. Sat usalmente que el eorriercio uo nprecinen sus c4lcuIoa tantas rif ras decimales como yo lo lie Iioclio, contentAntIouc con con- ~irlerar i7, la Iibrs esterlitiri, i i i~lesrt eotno igual a 25 francos 22 corit6- simos; pero est,o mismo es causn de ~ietjueíías pFsdidris eli los carn- iiios, impo~iliiIes tie erit'ar.

    T,o rniamo sucede con las u tiidades de los deitias paises, i rne bas- tar$ para derriostrarlo s~lialur el valor en franco~i de un cIollar americano, del 111;3rco nleman, de nuestro ailt,iguo J ~ P R O del alin 5 1 i de nuestro peno aetiial de 1 8 periicjues (1).

    (1 1 I:.;i?tr~ uri Kvnn níiirirro cIt5 1iiiblicnr-iorics rloridr. liorlrr co~irjtil tnr cl vnloim r.s:irhtci r l i h l ; i s rlivrbr-i~r riiuric~dou; 1 ~ ~ i ' o t rirl:~.: i4In.; i.r~st11 i nti iii~ciiii~ilrlfl~ ]incos nños &A- p ~ i w tlcbst~ ptib1 ic-i~cio~~. F:l.l I I ~ I I I ; I ~ ~ P 1711 T ! ~ J ~ P ~ ? T I ( 1 ~ s T ,n :~~f i t I I I I P S l P.~r i s l , a ~ n s t ~ ~ r n l ~ r f ~ man- t ~ i i i ~ n hutj lr!c*Lor.r~ al coii,ir~ri t r k dr. todo rniiil)in (.ii I:LH diver~:is Iejisliit : i~~~e~ ~ ~ i o r ~ e t a - ri:j*, Yfh I w s~giiido d(, pr~fvrviici;~ i h h t ? tr:~lh;~jo z A. l t l < f i f . i r , . k ~ { ( : ~ : I ~ ~ ( A ~ I I ; L ~ Y , 1'0id.9 P!, . I ~ P ~ ; I ~ C I S r l ~ ~ rli W I : ~ bis dn JIondr ( IHS!I ) .

  • 1 dollar americano ......... .......,.. = frs. 5.1827357 ... - 1. marco alemal] ......................... - ,, 1.234567'9 ... - 1 peso chileno (alío 51). ............ - ,, 4.7284297...

    1 ,, ,, (aíío 05) .............. - ,, 1.8916123,..

    Dada esta imposibilidad de acordar unanuevaunidad de valores con todas las ya existentes, es indudable qiie l a casi totdidacl del pílblico cliileno h a de pensar que lo mas liacedero será siempre el re. lacionar nuestra moneda con l a morleda inglesa, dejando de lado las de las otras naciones; i buena pruebe de ello dan las leyes moneta- rias de los aííos 92 i 90 que, en esta parte, a610 se preocuparon de Iiacer valer l a nueva unidacl unnúmero esacto de peniques de l a ino- ueda esterlina.

    Es t a obsesion de los peniques lia nacido probableinente de la mala costumbre establecida entre nosotros de medir las fluctuacio- nes de nuestro papel moneda por inedio de los peniqiies que él puede adquirir a l coinprarae letras de cariibio sobre Lóndres, en lugar de liacerlo, como seria nias 16jico i natural, por inedio de la, relacion entre el valor comercialde ese papel i el de l a inoiiedn metálica que él representa.

    Pero, sea de esto lo se sea, se sufre, a mi juicio, una paralojiztt- cion eviden1,e al coiisiderar como el mejor tipo de unidad de valores el de la Gran Bretaíía, i al creer que iiuamonedaclue vnle un número exacto de peniques, queda, por ese solo heclio, edificada sobre una base incoiimovible.

    Desde 1neg.0,-i sin referirme a laiiriportaucia que en sí ti'enen las medidas de valores de los cleilias paises,-hemos olvidado lastimosa- mente que el réjiinen jeneral en casi toda l a AinGrica latina h a sido el de l a moneda francesa. Las ~nonedas deoro peruanas, por ejemplo, eran, has ta liace poco, copia exacta en su liga, peso i dimensiones, de las monedas francesas de valor correspondiente; i el arjentino de oro de l a República Arjeiitina, e s t j construido con aleacion de nueve décimos de fino i vale exactamente lo inismo que 25 francos de oro frances.

  • EL GRARLOR 379

    Nuestras relacioiies con los paises amqricaiios han de llevar l a niarcha ascendente que las condicioiies jeogrúficas i políticas les im- pone; i y a que se quiso basar nuestra iiionedg sobre alguna de las unidades monetarias euistent'es, liabria sido, talvez, preferible elejir un tipo que es de uso jeneral en media Europa, en varias rejionea de Asia i hfrica i en casi toda Sud-America, enlugar detomar como me- dida de valores el penique, que nadie usaba fuera de Inglaterra i al- gunas de sus colonias. 1

    Pero, ni aun en Inglaterra tieneel penique larga vida asegurada. Varios congresos inonetarios verificados en. los Últiiiios aiíos, hall estado de acuerdo en l a ~ecesidad de bacer que las medidas. de valo- res de las ,diversas naciones europeas, se modifiquen de manera de Iiacer que las unas sean múltiples exactas de las otras. Las reiolii- ciones de estos congresos-que jeneralmente 1ia1i teniclo a su favor el voto de los delegahos ingleses,-han recoinendado se rebaje el valor de l a libra esterlina has ta poiierla de aciierdo con el fraiico de oro o con o t ra unidad que seria intermediaria entre ambas.

    ,

    E n l a misma Inglaterra los pensadores mejor ilustrados en esta materia, abogan calurosanieiite poyla modificacion en el valor de la libra esterlina; bast&nclome citar l a opinion de Staulay Jevous- talvez la mas a l ta autoridad a este respecto-quien, en 811s magnífi- cos estudios sobre l a circulacion monetaria, inglesa (2 ) , llega al re- sultado que seria converiienke tomar como unidad de valores la rno- neda de 5 o de 10 francos, i aconseja rebajar l a libra esterlina basta liacerla valer 25 fraiicos exactamente.-El dia que t a l cosa se ha,ga ¿a qu6 qiiedas5 reducida la exacta relacion de nuestra actual unidad de valores con la,moiiecla ii~glesa?

    Pero, aun en el supuesto de queiio se modifique el valor de l a libra inglesa, los peiliques se encuentran coiidenados a iri.emec1iable i no niui lejana supresioii. E n efecto, coino es bien sabido, l a libra ester- liria no se subdivide por el sistema decimal, sino que, obedeciendo a --

    ( 2 ) 111 irestigz tioris ir1 C'io4.enc.y al113 F i ~ ~ n n c e .

  • mandatos de l a tradicion, se parte en 30 chelines i cada uno de estos en 1 2 peniques. Ahora bien, las veritajas de la subdivision decimal de toda moneda, al hacer coincidir los valores así derivados con nuesti.o sistema de numeracion, son tales i t an evidentes, que han hecho nacer en Inglaterra, i aun entre los mas ardientes adversarios del sistema métrico, l a idea de aplicarla a la medida de los valores, dividiendo ésta por 1 0 i por 100, liasta llegar a la moiieda fraccio- naria de menor de~iominacioil.

    P a r a la decimdizacion de l a moiiedainglesahansido propuestos varios planes distintos; el principal de los cuales, presentado por Ilord Wrottesley, consiste en dividir la libra esterlina en mil partes iguales, llamadas mils, cada una de las cuales se diferenciaria poco del actual fartl~ing, o c u a ~ ~ t a parte del penique. Segun este plan, el clielin valdria exactamente 50 mils i el actual penique 4.16GG .... mils; pero, como no seria posible dejar vijente una moneda que guardara t a l relacion coi] el mil, se la sustituiriaporunnuevo peniyue de v d o r de 5 niils. En obedecimiento a estas ideas, el florin ingles, o moneda de 2 chelines, llevayalaleyenda ('One tentl~ of a pouod" (Un décimo de libra) i se lian tomado otras disposicione~ oficiales que allanan el camino de la reforma.-3tro de estos planes toma como base una moneda de 8 clielines i la divide encien partes, cada una de las cuales seria casi igual al peniquede hoi dia. El nuevo penique valdria como 0.96 de los actuales, i l a moneda chilena de 3 8 peuiques correspon. deria a 18.75 de los peniqiies reformados.

    El triunfo de uno u otro de estos planes de i.efoFma en época mas o menos cercana no es dudoso, cuando se con~idera que y a en Inglaterra, la subdivision decimal es usada eii l a práctica de los cálculos por todos los electricistas, sabios, injenieros, etc., i liasta por los calculadoi~e~ del Banco de Inglaterra, quienes esthn provistos para ello de tablas que reducen cualquier canljidad de clielines i pe- niques a, fracciones decimales de l a libra,, i vici-versa,.

    Podernos, pues, dar por sentado que la adopcioii de una unidad de valores basada sobre l a de Inglaterra, no s6lo no facilita las re- laciones comerciales del pais que l a verifique, sino quelo deja en

  • desacuerdo coi1 los sistemas de monedas de casi todo el muiido, i lo espone a llallarse tanlbien en ilesacuerdo, Antes de mucho, con el r6jimen m,~net,ario ingles.

    P o r o t r a parte, l a adopcion del franco de oro o de alguno de sus niúltiploa mas simples, como unidad de valores, presenta tambien inconvenientes dignos de ser tomados en cuerlta. No es probable que Inglaterra se decida a abandonar l a libra esterlina., en homenaje a una inoneda que no presenta en su abono, n i siquieia el hecho de Iiallarse de acuerdo con el sistema métrico deciiilal de pesov i medidas; i si alguria vez rebaja el valor de la libra, lo liar6 pro- bablemente buscando su coiiicidencia, no con el franco, sino con los dollars aiiierican'os, que yB dominan en Canadá i otras colonias inglesas.

    Los Estados Unidos de América, a l salir del réjimen del 'papel moueda i~iconvertible ; Alemania, al org?.nizar su moneda imperial ; el Japon, al adoptar el padron de oro, i los estados escandinaqos, al firmar su union rrionetiaria,, dijeron bien claramente que 'no querian .copiar el sistema, frances de medir los valores.-Ademas, en todo momeiito podrh verificarse que algun pais sometido a l réjimen monetario frances, lo abandone pa ra seguir nuevos riiiilbos, como lo hizo Chile el 92; i lo ratific6 el 95, al condenar BU viejo peso de plata, de medida francesa, para ndopljar una unidad de oro que rio concuerda con aquélla.

    Ko es necesario agregar que, si liai pocas probabilidades de que la moneda inglesa o l a francesa lleguen a ser universales, menores son, todavía, las probabilidades a favor del triunfo futui'o de los sistemas inonetarios de Alemmia, [le los Est,ados Unirlos, de ltusia, o de cualquiera o t r a nacion, no t a n comercial conio las que hemos nonibrado.

    ¿Dónde liallar, entónces, l a unidad de valores que mejor se a.cuerde con las existentes?-La equivalencia con todas ellas es imposible; pero hai una, manera cierta de simplificar los cálculos de relaciones entre -t;antas cantidades, tomando coi110 unidad el valor

  • 382 EL GRAMOR

    que en el inundo entero sirve de término de comparacion pa ra apreciar l a importancia relativa de todas las existentes : EL GRAMO DE ORO PURO.

    Lanzada y a l a idea, debo hacerme cargo de las objecioiies que ella pudiera levantar. A primera vista h a de parecer estraíío que una moneda que lioi no es usada por nacion ninguria de la tierra, pueda llenar su objeto de ligarnos a todas ellas, mejor que cual- quiera o t r a de Ias que ahora circulan en algun territorio de mas o in6nos estension superficial i de mayor o menor importancia comercial. Sin embargo, t a l falta de l6jica es mas aparente que real.

    Desde luego, tenemos, segun se ha visto en el capítulo anterior, que lioi sólo el oro se usa pa ra medir el precio de los objetos. Cernusclii, a pesar de ser un valiente biinetalista i gran defensor de l a plata, clice (3) que a los 500 metros cúbicos de oro que posee l a humanidad, Be le poclria llamar el pretirjgrafo (el rejistrador cle los p~.ecios) i que ''sus fracciones (los gramos) s i r ~ ~ e n para medir el valor de las mercaderías, o sea, para seííalar los precios i sus variaciones. "

    Tenemos, en seguida, que el gramo es l a medida usada por toda,s las lejislaoiones del dia al crear o definir sus monedas de oro. ('Mil gramos de oro se acuiíar6n en 155 piezas de 20 francos," dice la lei francesa; i esta fGrinula 11% sido seguida por l a mitad del universo. ' (Rabrá tres clases de monedas de oro denominadas cóndor ... etc. El c6ndor pesar6 11 gramos, 08207 cien milésimas de g ~ a m o , " dice l a actual lei chilena, prefiriendo l a fhrmula, usada por l a o i r a mitad de las naciones.-Aun los paises que inayor resistencia oponen a l a adopcion delasistema metrico decimal, han comprendido l a necesidad de fijar así el valor oficial de sus moneclas, i l a Inglaterra, en todas RUS leyes modernas, lia puesto al lado del

    (3) drintoniie (le 1,i. d1onnaie.-Cerniisclii escribi6 la frase que copio en el testo, supoiiieiido l a Iiip6tesis de que el ~iiuiido ndoptase iiiiici~iiiente el oro para inoiieda universal; coi110 Ia hipótesis se 11% realizado, ln frase es de aplicacioii efectiva.

  • EL GRARIOR 383

    peso troy, el'peso métrico del oro que ellas debesi contener.-Ex- ceptuarido, talvez, la Cliina i uno que otro pueblo semi-salvaje del continente africano, puede decirse que es universal el eistenia de fijar por gramos el valor de la inoneda de oro.

    En tercer lugar, tenemos que cuando una moneda pierde por el desgaste su valor legal i es considerada como mercadería, se la pesa, i el oro que contiene se reduce a libras, francos o marcos, segun el réjiinen mosietarib de cada pais. Lo mismo sucede ,con el oro en barra o en lingotes. -Allí donde el gramo de oro fuera l a unidad de valores, el peso del lingote 6 de l a inoneda iriermadsi,, en combina- cion con su lei de fino, seííalaríj isimecliatamente su precio exacto, computado en moneda legal.

    Fi~ialinente, i como consec¿encia d e lo anterior, tenexno8 que l e relacion entre las diversa6 i~nidades monebarias, se obtiene siempre comparando las respectivas cantidades de gramos de oro que ellas conGeiien. El graiiio de oro sirve, así, de comun denomi~iador para apreciar el valor relativo de las diversas medidas monetarias. Una, unidad de valores que fuera ella misma un gramo de oro puro, daria, por tanto, a primera vista, la relacion de su valor respecto al de todas las inonedas de oro del iiuiverso, sin mas que saber el peso i l a liga de 6stas.

    Por lo demas, esta idea, absolutamente natural i sencilla, no es o t ra cosa que l a adaptacion de dos lieclios que hoi podemos consi- derar como iiniversales-el sistema m6trico decimal de pesos i medidas i el padron Único de oro,-a l a tendencia innata eii el liorn- bre de toclas las Qpocas i de toilov los paises, a i-iiedir los valores de las cosas con el peso simple del mebal preferido.

    L a iiomenclatura de las monedas d a de ello buen testimonio. Así Abraliarn paga eri ciclos, que es la i~nidad para los pesos en la antigua Judea; el as de los romanos es una libra romanade bronce; la clracnia griega es la unidad de pesos i de valores a l a vez; la siccn, del Mogol es moneda de plata i unidad pondera1 ; los nombres de libra, marco, etc., cle los pueblos modernos, demuestran clara-

  • 3 84 EL GRAAIOR

    mente l a equivalencia constante que en sus oríjenes ha, existido entre l a unidad para los pesos i la adoptada para las transacciones mer- cantiles (4). 1 en Espalia i entre los pueblos que de ella nacieron, jno se llamó la moneda onza, i no contamos lioi por pesos, dando la prueba mas evidente de que l a moneda pesa, al mismo tiempo que mide valores ?

    Siendo esto así jc6mo se esplica que los creadores del sisteina frauces de medidas decimales 00 Iiicieron nacer l a unidad monetaria de l a de pesos, cuando, en su afan por producir un conjunto armóni- co de medidas coligadas, fueron Iiasta sacar el gramo del litro, el 1itx-o clel metro, etc.?

    Lo hicieron, sí; pero, por desgracia para l a posteridad, toma- ron como unidad un peso simple de plata, (5 gramos), dando a las monedas de oro un peso no decimal, pa,ra conservas entre ambos metales l a relacion ile valor ( 1 a 15.5) que en el mercado tenian. Los aííos han condenado a l a plata s ocupar un rol m o n e t ~ r i o de segundo orden, i al dar al oro el encaxgo esclusivo de computar los valores de las coeas, Iian dotado a todos los paises-incluso a l a rnismo. Francia-de una unidad monetaria que desacuerda con toda,s las reglas de una metrolojia científica.

    Es t a falta cle concordancia tenia que chocar a los pensadores i economistas, i Iia dedo orijen a varios proyectos para construir l a moneda de oro obre un peso estrictamente métrico decimal. En Francia las leyes de Vendimario aíío 11 i de Termidor aúo 111, orde- naron acuñar una pieza de oro de 10 gramos, que no t,endria un valor legal en francos de plata. &las tarde, el aíío V, el Directorio propuso de nuevo l a acuñacion de la pieza de oro de 1 0 gramos, con valor de 32 francos, que podria va~ia i . segun l a cotizaciou coiiier- cial de los dos metales. Ninguna de esas monedas lleg.6 a ser sella- da. i\!icliel Chevalier lia propuesto tomar coino unidad monetaria universal, el decGgramo de. oro. Coiircelle-Seneuil Iiabria deseado con el misiilo objeto (tí), una inorieda de oro de 2 gramos, que se

    (4 ) Ctrn:va~r~n: Ln. ~ I O I I I J ~ ~ C . (5) Coiisultnr el .Tour~~:tI de,s Eco~io~iiistes (ilbi.jl de 1SG8).

  • llawaria uuité (unirlad). En 1577 &Ir. Joseph Garnier propuso al senado frances un proyecto sobre acuíiacion de piezas de oro de 2, 5 i LO gramos, sin curso obligatorio. Mannequin (6) prefiere l a mo- neda de oro de 5 gramos, que se Ilamaria fhnco-sol.

    Eii 1857 una con~rencion austro-alemana dió nacimiento a una pieza de oro de 1 0 gramos de fino, que se llamaria corona. Estas monedas fueron selladas por el Austria; pero como ellas no tenian un poder cancelatorio fijo, sino que su valor debia varias siguiendo l a cotizacion comercial del oro, el público las recibií, con descoufiaii- za i hubieron de ser desmonetizadas.

    Los autores ingleses lian sido por lo jeneral opuestos a estas in- novaciones, i Stanley Jevons se espTesa testualinente como sigue: ('Los que usan inonedas eu el curso joneral de los negocios, no nece-

    '

    .. sitan averiguax cuanto metal ellas contienen. Probablemente no ha,i en este reino una persona entre diez mil que sepa, o necesite sa- ber, que uii eoberaiio contiene 123.27447 granos de oro tipo (stan- dard). Ademas, si nos decidimos a aceptar como unidad'una canti- dad precisamente mbtrica de un metal, los pesos .de las monedas compuestas de otros metales, se espresaráu por fracciones compli- cadas, que deberán determina~se con relacion al valor accidental de los metales en el mercado" (7).

    Con perdon del profundo respeto que siento por l a memoria del ilustre economista, sus razones no me convencen absolutaiiiente i .

    creo que ellas son de una debilidad manifiesta. Es i~ iu i cierto que l a gran mayoría de los que usan monedas no necesita conocer las dis- poeicioneg legales referentes a su peso i liga, ni la relacion que ellas deben guardar con las denlas unidades métricas; exactamente coino los tenderos que miden jéneros i los vendedores de leclie o vino, no necesitan saber que el metro es un cuadrante de ineridiano dividido en diez millones de partes iguales, o que el litro es el coiitenido de un decímeti.0 cúbico. 1, sin embargo, no por ello ser& iiiénos cierto que

    ( G ) Sir. A I a ~ ñ ~ n u i n : Le ProbBme ilIo~~étai~e, etc. ( 7 ) ~Vonej- n«d t l ~ e JIecl~nriisi~i of'Eschange (cap, TiIIII),

  • l a invenciou de estas unidades i su adopcion-primero restrin]ida a la Francia i lioi casi universal-ha.n niarcado un progreso inmenso en l a historia de l a humanidad, i condenado a forzoso abandoiio el mareiilagilum cle varas, codos, yardas, arrobas, quiiitales, adarriies, fanegas, etc., de las viejas lejislaciones.

    Es que uiia cosa es el conocimiento popular de las inedidas en uso, i o t ra bien distinta la atencion que los gobieriios deben prestar al jénesis de esas misuias iiiedidas. Sin duda iiinguue, que apénas habrá, entre diez mil obreros que manejen un litro, uno solo que iie- cesite conocer la relecion que lo liga nl inericliano de l a tierra; lo cual no quita a l sistenia inétrico deciinnl iiiio de sus mejores timbres de orgullo, al hacer clepeiider, unas de otras, todas las medidas que 61 creó.

    Pensemos, tambieu, en que, si t a n pocas personas saben lioi dia el peso de una inonecla i sou crtpacea de ~erifica~rlo, es precisamente porque él se espresa por iifimeros t a n cotilplicados como 128.27447. i El dia que en el cuíío de ella se lea coino iioiiibre de una moneda: 1 "Diez gramos cle oro," nadie que sepa este nombre ignorar& cusil 1 debe ser sil peso.

    1 en cuanto a aquello ile que sólo las nloiiedas cle uii metal ten- d r i m uu valor m6trico seilcillo, rniéntrss que les deiuas deberian constituir fracciones complicadas, la observacion as por lo niénos curiosa, vinieiido de una. peruona que defiende un aistenia moneta- rio, en el cual toelas las morieclas cle toclos Ios metales son fraccioiles complicadas i hasta inconruensurables. Aun siendo c i e r t a h obje- cion, siempre habria uu progreso cii el lieclio de que las ii-ionedas de oro-las íiriicas uoiiedas verdaderas-tuvieran un peso sencillo i de f Gcil espresion.

    Pero tampoco OS exacto que las monedas fabricadas con otros rnetalea liabrian de tener pesos fraccionarios coinplicados. Dentro del réjimen moiiorneti5lico a oro, las monedas adicionales (de plata o de vellon) son a610 fichas representativas, i deben tener un valor r e d siempre iiiferioi al valor legal que ellas representan. Así, por ejemplo, en el supuesto de que los precios de la plata i del oro guar-

  • dara-u en el mercaclo l a proporcion de 1 a 82.1589, l a inoneda de plata que representase a i u gramo de oro no deberia pesar 82.1580 gramos de plata, sino que corivendria fabricarlacon 24 o 25 grainos exactos de este metal. Se vB, pues, que todas las moiiedas cle uii sis- teiiia semejmtepodrian constar de un ncmero sencillo de gramos o decígrailios de oro, plata u otro metal iuferior.

    Tengo para ni que l a oposicion de los escritores iiigleses a la adopcion de una unidad monetaria basada en el gramo de oro, nace

    1 de l a resistencia que siempre Iia opuesto Inglaterra a l , uso del siste- mamétrico decimal. Aun los que, como Strtiiley Jevons, Iian sido decimalistas i reformadores, han desconocido la superioridarl de las medidas adoptadas por .la revolucion francesa i neg6dose a procu- r a r su vulgarizacion al lado uorte de la ni1a;ncli.a.

    Digamos, para terminar, que esta oposicion desaparece r&$da- niente, i que el sisleiiia m6trico decimal de pesos i medidas tiene ya carta de ciudadanía legal eri Inglakerra i sil eiiseíianza es obligato- ria en la8 escuelas públicas del reiuo.

    Aceptado que la unidad de valores debieraconsistir en un exacto peso iiiétrico de oro, ipor qu6 adoptal. los dos gramos, como lo prol~onia Courcelle-Seneuil, o los cinco gramos, como queria 31aniie- quin, O los diez grainos, coiilo en el proyecto Chevalier, i no sencilla- mente un gramo cle oro, como parece mas siiiiple i natural?-Confieso que no acierto a descubrir las consicle~~aciones que hayan obrado eri el Buirno de esas personas al hacer su elecciou.

    Aunque, segun el sistema métrico, existan cinco múltiploe i tres subiiiii1til)los del gramo, todos con nombres dive~sos, en l a practica ~610 se usaii como unidades: l a tonelada uiétrica para los grandes pesos, de un órden superior; el Bilógramo para los pesos medios; el gramo para los pequeiíos, i el inilígramo para los pesos ínfimos, de uso en la farinacia o en operaciones de laboratorio suiiiamente delicadas.-Si hai una materia que por su gran valor se preste para ser niedida por gramos, es el oro; como lo prueba de siobra el liecllo de que, ilo sólo en las casas de iiionedas, sino tambien en las ajen-

  • cias de cambio, en el taller de los joyeros, en los campamentos de los buscadores de oro, etc., éste se compra i vende a t a n t o el gramo, i no por medidas superiores.

    A primera vista parece que l a elecciou clel graiiio o del decagra- ino como unidad monetaria fuera indifereiite, puesto cluc?, cualquiera de ellos que se adopte, se proclucir&n, por el juego natural de l a mul- tiplicacion o division por diez, los mismos tipos de monedas reales.

    Pero al público no le es indiferente entenderse por fracciones o por núiiieros enteros. Si l a unidad es el gramo de oro i le daiiios uu nombre-que provisoriamerite representaremos por N-la moneda de diez gramos se llamará: Diez N i se inscribir8 10 N. Si le unidad fuera los diez gramos, l a moneda de un gramo seria fraccionaria; se llamaria: 1111 clééci~no cle N i se iriscribiria: 0.1 N. EEI, por tanto, pre- ferible adoptar el gramo que, como veremo's mas tarde, hace núme- ros enteros a todas 1a.s monedas efectivas o de oro, dejando sólo como fracciona~'iaa a las fabricadas con metales inferiores.

    E n estb camino clue recorremos en busca de l a unidad de valores mas convenientes, sólo nos resta que decidir si ella debe ser formada ' por el gramo de oro químicamente puro o por el gramo de oro com- puesto con mayor o menor proporcion de otro metal. Que las ino- nedas de oro deben ser fabricadas non metal de aleacion es cosa bien sabida; pero uns iiloiieda que valga diez de nuestras unidades, por ejemplo, j,lizlbr& de contener diez granlos de oro compuesto, o debe- r& pesar algo mas, para que el oro puro que en ella se halle pese diez gramos?

    A juzgar por l a practica coristante seguida liasta lioi, parece que debiéramos preferir el primer camino. Así l a Francia, a l querer con- cordar su franco de plata coi1 el sistema métrico decimal, ordenó que él se formmia con cinco gramos de inetal de nueve déciirios de fino, e igual criterio han manifestado todas las naciones que han to- mado po? unidad un número entero de gramos de plata. Como el c o b ~ e de la aleaciou no cuenta, al computarse el valor de una mone-

  • d a con relacion a las mercaderías o a l a moneda de otro pais, resul ta que l a unidad de valores de l a k'rancia coiisiste, en realidad, el cuatro graiiios i inedio de plata pura. Las propuestas francesa^ para tomar colno unidad el decágramo, los cinco gramos o los do^ gramos de oro, aplican este mismo criterio: hablan siempre de diez, cinco o clos gramos de oro de aleacion.

    Sin einbargo, me permito creer que liabria sido muclio m:w Iójico i concorde con el réjimen jeileral del sisteilia métrico, el dar d franco

    1 cinco gramos enteros cle plata pura, sin perjuicio de sellar las mone- das, agregando a l a plata l a proporcion deseada de cobre u otro metal endurecente. Naturalniente que, haci6ndolo así, el peso de las monedas reales habsia excedido a los cinco graiilos elejiilos por uni- dad de valores i, en apariencia, ellas no habrian concordado con el sistema métrico. Lo mi8iuo suceder& con la$ monedas de oro dentro del réjimeii que estudiamos.

    El dilema se presenta ahora claro. O l a unidad de valores es for- mada por nn gruwo de oro puio,i entóiices las monedas no pesarAn un niíiizero entero de gramos; o se da A las monedas un iiíimero re- dondo de gramos, i en este caso el metal puro que sirve para i-iiedir los valores se hallar6 en ellas en cantidades fraccioiiarias. El siste- ina frances d a masimportancia a la moneda material que a su valor intrínseco; es decir, que prefiere el símbolo a lo que él representa, el engaste al brillante, el contiuente al contenido, el instrumeiito al uso que se h a tenido en vista cuando se le inventó.

    P a r a poner de manifiesto los inconvenientes de este sistema, nos bastará considerar lo que sucederia en el caso de que varias nacio- nes decidieran tomar como unidad monetaria el gramo de oro de aleacion, pero manteniendo unas la liga de nueve déciiiios, i otras la de once duodécimos de fino. Naturalmente tales monedas conten- drian cantidades distintas de oro puro, i las uuiclacles c7e valores de eBas naciones no sehallariari de acuerdo, a pesar de que las monedas seriari definidas con l a misma frase: un granio de oro. Entre tanto, si esas mismas naciones tomaran por unidad de valores el gramo de oro puro, aun adoptando proporciones distintas de aleacion, pro-

  • duciriau monedas de idéntico valor i caiijeables entre eii sin pérdida de ninguna especie.

    Ya veremos, a l discutir l a aleacion mas conveniente, que es po- sible adoptar una que dé pa ra todas las iuonedas pesos seiicillos del oro compuesto i pesos métricos exactos del oro puro contenido en ellas. L a nioneda ideada por l a convencion austro-alemana de 1857 cumplia con esa condiciou; i al dar a l a corona ideada diez gramoe de oro puro mas algo de cobre, resolvia, a mi juicio, el pi.oblema de construir l a medida de los valores sobye una base leminamente mé-

    l trico decimal. 1

    1

    I LA NUEVA NOBIENCLATURA

    1

    Toda nueva nocion, t oda idea de aplicacion constaute, necesita ser designada por algun nombre que la singularice. Es t a necesidad de un nonibre especial, es evidente tratcindose de la medida usual de los valores i de la moneda que la, repre~enta.

    Toda inedida se designa en la, ciencia moderna, o por el uombre de la cosa medida i el final metro (como en termómetro, cronónie- tro, liigrómetro), o por el nombre dado a l a unidad, precedido de otras palabras que espresan cuántas veces se la t oma (como en gra- mo, litro, etc. i sus derivados). El primer sistema nos daria l a pala- brapretiól.netro u oti'a de 1st misma familia (que significaria: medi- d a de los precios, nledida cle los valo~~es, etc.), que seria un sinónin~o de la palabra ya existente moneda, i que no serviria, por tanto, para distinguir una, moneda de otra . Bai necesidad, por consiguien- te, de buscar uu nombre especial para la unidad elejida.

    Ya viiiios que la tendeucia primera lia sido en toda época l a de designar l a unidad de valores por el peso de metal tomado como medida; de ahí los n?ar'pos, las libras, las onzas, etc. Pero l a tenden-

  • cia popular h a coiiducido a designar las monedas reales por los di- .bujos o emblemas grabados en ellas; así nacieron los escudos, los florixles, las coronas, los reyes, los luises, los soberanos, etc. '

    A veces uno de estos ,nombres populares se h a convcírtido poco a poco en l a unidad cle valores, como sucede hoi con el florin, que es la unidad en Austria-Huugría, i con el rei, que lo es enlt'ortugal iBrasil. Otras veces l a lejislacion h a conservado los nombres populares pa ra ciertas monedas, pero nó para' l a unidad: así en Inglaberra la unidad es l a libra, pero algunas monedas se llaman s o b e ~ a a o s (l), coronas o flox-ines. A veces l a lei h a creado a l mismo tiempo el em- blema que debe llevar 1% moneda i l a designacion correspondiente, como sucede con las Agujlas americanas.

    E n las repúblicas de Sud-Aniérica sehe abusado sin necesidad cle est,e derecho de poner un nombre a la medida de los valores. El inje- nio oficial se h a aguzado has ta el estremo pa ra inventar sucres, bo- lívares, soles, incas, colones, etc.; otsos gobie~nos, mucho mejor inspirados, han producido ve~~ezolanos, a~ jen t inos i bolivianos.

    Pero, si es necesario designar de alguna manera a la unidad de valores, no hai coiiveniencie ni utilidad ninguiia en inveneai' noin- brea especiales para cada moneda methlica. Hoi dia el sistema jene- sal consiste en grabar en t o d a moneda el número de unidades que ellarepresenta, i este núuiero sirve para desigilar a dicha moneda. P o r ejemplo, los antiguos luises o napoleones cle Francia se Ilaiiian hoi sencillamente piezas cle 20 fkancos. Esto es lo único serio i hace que el nombre de cada moneda esté siempreenintima relacion con su ofi- cio de medir valores. Adetnas, esto es lo misino que siempre se h a hecho con l a moneda fiduciaria, pues al papel se le ha llamado en todas partes billeles (le 6antos pesos (o fr.aocos, o libras, etc.) sin que jamas se liajra hecho notar l a necesidad de bautizar a cada tipo de billete con algun nombre propio que le sea esclusivo. --

    (1) EII Cliile coiiietciiius 11abitudiiieut;e el error de Ilaiiiar IiOms esterliuas n las 111011edas dc oro qiie los iiigleses llaman sober~nos, i Iiasta iiiiestra lejislacioii del año 95 h a caiilo en ese renuticio. L a 1ibl.a es l a rtuidncl de valoren i csiste indel~endiente- mente .etod:~~~io~leda real; lazuoueda qucla represeiita se 11~~1pg sieiiiprc uiisoberano.

  • El nombre adoptado para l a unidad monetaria sirve por consi- guiente-solo o precedido deunnumeral-para designar todanioneda no divifiionaria; pero no sucede lo mismo con las piezas inferiores. Si no exitiese un noinbre especial para designar las subdivisioues de la unidad adoptada, tendríamos que espiesar todo 17alor inferior a dicha unidad, por una fraccion de l a misma, dificultando sin necesi- dad el lenguaje corriente i los cZtculos necesarios en las transacciones de poco valor. Por esta razon se adopta sieiiipre un nombre especial para l a centésima o l a milésirria parte de l a unidad de valores; i esta nueva palabra-que coristituye una uueva unidad-facilita las traii- saccioues de valor inferior i sirve para designar las monedas divi- so!iiarias.

    Es así que decimos: "esto vale 40 centavos,''

  • couvencion francesa hubiera llamado a l metro c7auton o ma~*at, el sistema decimal de medidas que ella creó, no habria adquirido-[ni con muchol-el desarrollo que hoi felizmente tiene.

    Probablemente tanibien, entre las causas por las cuales la mo- .neda francesa h a fracasado en su pretension de llegar a ser univer- sal, se cuenta-al lado del error conletido al basarla Qn la, plata i no en el oro-el nombre elejido para ella. Un fiauco puede ser una pala- bra mui simpática paralos franceses i paralos que de ello,s son amigos; pero tenia que chocar ,a ingleses, alemanes i demas adversarios secu- lares de la nacion franca (2). Si a un gra,mo de oro lo llam aramos ' libertad, cleuzocracia o cualquiera otra herniosapalabrapor elestilo,

    , k a medio niundo, por lo mí.,nos, se neg asia a usar de ella para sus t ran- sacciones conierciales.

    L a necesidad de quitar a la nomericlatura ~nonetaria todo carácter de esclusivismo nacional lia dado orijen a varias proposi- ciones para adopt,ar como nombre de l a unidad, alguna palabra que pudiera ser (le universal aceptacion. Se Iia pi30puesto tomar a algunos pueblos del *$frica el nombre que les sirve para designar su moneda' primitiva. Ya Iiernos visto .que. Courcelle-Seneuil pro- yec,taba una unidad que se llanmai.ia sencillamente uniCE. Cernuschi propuso a l a conferencia monetaria, de 1889, tomar coiiio unida?. universal de valores el justo de oro o plaka, i ofreció de su peculio un preiiiio al mejor trabajo que diera forma a esa idea.

    De l a raiz griega gram (inicial de gramo) i de l a neolatina or (inicial de oro), formo Gn~nion , palabra que lleva en sí l e liistorin de su j6nesi~ i l a espreeioii de su propio significado. Ella seria com- prendida por todos los pueblos de la iiioderna civilizacion, pues aun los anglo-sajones, que llamen al oro gold,geld, etc., o sus derivados, --

    (2) L n piíiile~~i, Ici fraiiccsa que trat)G de orgnniaar el rríljimeii 1iionetai.io de acuer- do coi1 el sistaiiiaiiiCtrico deciiiiml de pesos i iiieclidns, Iinbio dispuesto que la unidad ~ W L L iiloilir vnloros seria iiii peso clc pl:llrii, igii~zt o ln ceiitéhinia parte del grave (lo que despiies se Ilainí, Bjlúglnmo), i rliie la iiioiieda cluc la i'epi'ese~il..nse se Ilninrtrín u11 ~epnblicnno.

  • conservan en inuclias palabras las formas latinas 01. o aulourn (conio en oriflarna2, argentaurum, etc.) Así mismo, ella cabe bien dentro (le l a índole de todos los idiomas europeos i puede recibir en ellos patente de naturalizacion sin necesidad de ser traducida. Así se diria.

    en italiano: il gramoro un gra~moro en portu, 0 ue8 : o gramoro um grarrioro en f rances : le gramos uii gramor en ingles : the gramor one gramor en aleman : das gramor ein gramor

    Yero, entiéndase bien, no porque a l a unidad l a llamáramos gramor, iríamos a decir iin decagramor- por la moneda de diez unidades, ni u11 decigrairior por l a décima parte de ella. Usto equivaldria a dar nombres especiales a, cada moneda, i, todavía, a elejir nombres que, por su lonjitud, por su forrnacion pretenciosa i por lo semejantes entre sí ni serian populares iii distinguirian bien una moneda de otra.-Nó. Hallado el nombre de l a unidad de valores : el gramor, él serviria-solo o procedido de a1gun:número- para, designar toda moneda methlica o fiduciaria superior a l a unidad i para computar toda can tidad que hubiera de espresarse en l a nueva moneda; así diriairios: l a moiieda de 10 gramores" '(el billete de 500 gramores," "una cuenta por 1,327 gramores," etc., etc.

    En cuanto a la unidad divisionaria,-esto es, a la, que seviria para espresar las monedas i las cantidades iiif~riores a un grariior- y a veremos que ella, deberia ser l a contésima parte de este. L a dé- cima parte seria demasiado grande i dejaria como fraccionarias a una série de monedas de menor valor, ~niéntras que l a milésima parte seria de un valor t a n pequeíío que, como el ceutime frances o el rei del Portugal, no tendria representacion conveniente con ninguna moneda, real, i'complicaria sin objeto todos los c:ílculos en las menudas transacciones.

  • Un uso casi universal 1ia.heclio adoptar como nombre para l a unidad diviaionaria centesimal, alguna palabra que principia por l a radical latina ceut. El cénti~uo espaííol, los centavos sudamerica- iios, el centésimo del Uruguay, los cents de los Estiados Unidos, del Caiiadh i de Holanda, el centirne frances, los centessin~i de Italia, dan de ello buena prueba. Con cliclia raiz i con la terminacioii or- para guardar arialojía con l a deaignacioii principal-formo l a pala- bra CEN~OR, que completa l a nomenclatura de este sistema, mone- tario (3) . I

    La iiiiidad par& medir los valores seria, pues, el granio de oro puro; pero las ruoneclas redes no deben ser liecllas con oro igual-

    (3) Iin foriiinciou de las pnlnbras gi-nriior i ceritor- 1ia dado oríjen a. que se ine liagau a1guii:is observncioiies, que deseo coiitestnr. ~llgiiieii 111e lia Iieclio ver que eieiitíficaiiieiite seria mas correct-o rlecii. nu~~íg'rnrno o diii3eogrnmo que g?.a.rnol; i que, cle acimdo coi1 In iioiiieuclatiira iii6trica deciiittil, dcberio ntloptarse la palnbra ceritigia&~iio~ o ceatiaur[q~'arno, eii liigar de centoq

    Xo lo'cludo; pero cuaiiclo se busca el iioriibre de In, uiiidi~d que lia de fiervir eii todo iiionieiito a milloues de persoiins para siis ciilciilos i t ra i i~a~cioi ies coiiiercides, Iiai q11e eiicoiitrarlo cortu, fgcil, seiicillo, cnpfls (lc ficr popiilar i, por taiito, desprovisto (le tocla preteiisioii n un clasicisiilo esa,jeraclo. hIr. J. DUPUIT, injcniero de pueiites i cnlxndas, criticniido l a iioiiieiiclat,urs del sisijeiiin inébrico por sil excesivo Iicleiiisiiio, Iia Iieclio ver (Dictiorii1nii.e de J'Xcoriori~ie Poli t iqu~, de Guilln.uiiiiu; art. Poids e t ilIe,se.snres) que el piielilo lia iisado sieiiipre palabras cortas i siiiigles parn desigiiar sus iiieclidas linbitiiales: toise, pied, poilce, Iigne, lir:~.e, ninrc, onze, gl'os, grairi, Ecu, sou, liarrl, etc. Estn obscrvncion, qiie es nplicnble dciiijro de ciertos líiiiites a todos los idio~iias, co~iclaiia lo nclopcioii de uiia palabra coi110 5iii*eogi:7.n10 pnra coiiiputai. linbitiialii~eiite los precios i sn1nrios.-Couiiias fuerza auii sa aplica diclia obscrvacion a Iri. uiiidnd divisioiiaiia. i Se iiiiajina &lgiiieu n las verdiile~ns clel iiicrcatlo veiiilieiido los znpiillos o Ins coliflores~a oclio centiau~~ígl:%inos 1% pieza? Lti, palabra centors, en cainbio, podrio sor (le uii uso taii coiiliiii coiiio centavo o ceritinie, i eiicierrn,, eii l a foriiia inas ~iiiipie que sea posiblc eucoiitrar, tocln ILL siguielite idea: "iiiia celit6sirna' porte cle ln uiiiclnd priuiera de oro."

    Otras críticiis, sieiiipre de cnrBcter filolójico o grniiinticnl, i11e liaii sido dirijidaa por la lo~inacioii deestas dos palabras; pero lile parcce iuiítil considerarlns aqiií, des- tlr? que ell& lio tiaiien iiins Eueisa cliie esta cliie dejo coiiteiitnda.

  • mente puro. Se las fabrica con una aleacion de oro i algo de otro metal iuferior, que lioi es siempre el cobre, destinado a dar mas dureza al oro i, como consecuenciam, a hacer mas permanente el dibujo de las moneilas i a disminuir l a p6rdida material que resulta i 1 del desgaste de estas por el uso. Este oro de aleacioii, destinado j especialmeiite a l a fabricacion de monedas, es lo que podria llamarse oro nionetario, par$distinguirlo así del oro usado en alliajas i vaji- llas, el cual tiene jeneralmente mui distinta lei de fino.

    L a mejor aleacion seria l a que diera mayor dureza al mekal producido. Pero, de acuerdo con las mas modernas esperieucias, l a resiatencia al desgaste aumenta, por regla jeneral, con l a propor- cion de cobre contenido en l a aleacion. Si sólo se buscara, pues, el producir el metal mas resistente, habria que fabricar 1st moneda de oro con una proporcion t an a l t a de cobre, que ellas adquiririan dimensiones exajeradas i serian casi inmauejables. Hai que limitar l a cantidad de cobre, teniendo en vista el producir monedas de poco volúmen i que conserven las cualiclades de color, brillo, limpieza i hermosura que son especiales del oro de alta lei.

    En tiempos antiguos se han fabricado las monedas con deacio- nes bien diversas de oro i cobie: desde el oro casi del todo puroj has- ta elevar l a proporcion de cobre a, l a quinta o sesta parte del peso total. Hoi dia sólo dos fórmulas se disputan l a preferencia: l a in- glesa,, que inezcla una parte de cobre a ouce cle oro, produciendo l a lei de ++, j l a francesa,, que uiie una partct de cobre coi1 nueve de oro, resultando l a Iei de Qú de fino. L a primera se usa en Inglaterra i al- gunas de SU; colonias, en Portuga,l, Brasil, i íiltimainente eii Cliile; l a segunda en todo el resto del mundo civilizado. Rnsia, que duran- te algun tiempo prefirió la fórmultt inglesa, la abandon6 en 1886 para adoptar l a proporcion decimal de 9, de oro.

    Los ingleses pretenden que l a nleacion por ellos usada es preferi- ble; i se apoyan al hacerlo en las esperiencias efectuadas desde 1'798 a 1802por Cavendisli i I-Iatcliett, segun las cuales l a proporcion cle ++ seria lijerísimamente superior en dureza a l a de &. Pero nue- vos e iniport,antes esperimeatos, verificados en Francia en 1888 por

  • EL GRABIOR 397

    M. Ruau, clestrujren las .anteriores conclusiones i demuestran que una mayor proporcion .e cobre d a mayor iesisteiicia al oro mone- tario, lo cual liaria preferible l a proporcion deciinal de O a 10. Las esperiencias efectuadas en Inglaterra por Stanley Jevons confirman tarnbien l a superioridad de l a f6rrnula francesa.

    En todo caso la diferencia ha de ser mui pequeiia., como lo prue- ban el hecho mismo de l a coiitradiccioii ent?ie esos espeiimentos i la consideracion de que entre ambas aleaciones sólo exist,e l a pequeñí-

    / siiiia diferencia de ,', en l a proporcion del cobre. L a pr&ctica com- prueba tambien l a anterior afirn~acion. Segun la opinion de todas las autoridades eil materias monetarias, las nlonedas de oro .mas perfectas son las rusas i ' las de los Estados Unidos; i como las pri- meras han sido Iiasta hace poco de lei de +g i las segundas son de A, resulta que - ambas proporciones sirven igualmente bien al obje- t o (1).

    P a r a decidir sobre cnAl aleacion de cobre seria preferible en las monedas de oro qye tuvie'yan por base un peso métrico de fino, 110s valdremots de consideraciones de otra especie. IIai convenieiicie en que toda moneda efectiva lleve inscrito el peso exacto que ella debe tener; t an to como niailifestacion de seriedad cle parte de quien l a emite, como para facilitar su coiltrol por el píib1ic.o que de ella hace uso. Ya liemos visto que l a Fraucia i todas las naciones que l a han copiado, se preocuparon de dar a su moiieda de plata, que formaba

    (1) Coiiio i1nt;os iliistrativos podeiiios agregar Infi siguieiites: 1.'' El cobre coiiteiiido eii uiia ~iioiieda iio iiloclifica si1 ra lor iiiti.íiiseco; así en las

    inoiiedas de oro 151 rol~rcse~ita i11611os de 1/1100o del valor total, i cii Ins de lilata iiibnoa de $$u0 del misino ( S ~ n n : Bi~llion anfl 2'ozfeign E.~cIinnge,s). iSsturaliiieiitc, est-as cifra8 varit~~~ii coi1 l a cotizncion [le los inetdes; pero sieinpife el valor ilel cobre do aleacio~i i.esiilta iiiiii inferior al costo cle estraerlo dalas ~)ionetl:ia.

    2 . O S1 color blaiiqiiizco da nlgciiias iiioiiedns de oro os l~rotliicido por rin poco de 111:il;a qiie queda #II ellas, coiiio parte de rrii aleacioii i , coiiio la 11lixtta iio endurece al oro tauto coi110 el cobre, esas iiioricda,~ uo soii t,aii perfectas coiiio.las de color aiiiari- \lo cobriao.Los soberaiios decolor bla,iico pajizo ~xoviciicii jcueraliiieiite ilehnstralin, donde los altos salarios liaceii itnpisoiliictivn la opernciori de separar .del cobre sus

    ,

    íiltimas partículas

  • 398 EL GRAAIOR

    l a unidad moiietaria-un peso exacto de gramos, aun a costa de que no lo fuera el de l a plata pura contenida en ella.

    En nuestro caso el oro puro coiiteiiido en l a moneda debe pesar un liíimero entero de gramos, i convendrá, que otro t an to suceda, si es posible, con el peso t o t a l de cada pieza. Ahora bien, si elejimos l a aleacion inglesa, tendremos que a una moneda de 1 0 gramos '

    de oro puro, agregarle su undécima parte de cobre, i con l a aleacion francesa, la novena parte del mismo; en el primer caso l a moneda teridria un peso to ta l en gramos de 10.90909090 ...... i en el segundo caso pesaria 11.11111111 ....,. Ninguna de las dos fórmu- las nos sirve, pues ambas producen riioiiedas de peso to ta l fraccio- nario i liasta inconiilensurables.

    Pero, si agregamos al oro puro su décima parte de cobre, ten- dremos que l a rnonecla (le 1 0 gramores-pesará, exactamente 11 gra- mos, i toda moneda efectiva tendrá iin peso exacto de gramos i de- cígraiilos, susceptible de ser grabado en ella. Quiere l a casualidad que esta liga ocupe un término inedio casi iiiatemlítico entre las dos aleaciones que hoi ae disputan l a preferencia universal: como que +$ se encuentra precisamente entre + i A. Por lo tanto, l a cliferericia en- t re ella i cualquiera de las ligas lioi en uso es pequeíiísirna, i permi- tir$ prodiicir monedas t a n duras i resistentes al desgaste, como las mejores que hoi se fabrican.

    L a Convencion Francesa, a l buscar una relacioii decimal en la aleaciou de l a moneda, lo hizo compararido el cobre con el peso total de l a misma; en lo ciial, a mi juicio, se paralojizó, puesto que obtuvo l a relacion decimal entre el cobre (cuyo valol. no se t oma en cuenta) i l a moneda to ta l (que es s6lo uu símbolo), olvidarido el metal puro (que es lo unico que en ella vale). En el sistema que propongo-que es el mismo que adoptó la convencion austro-ale- mana de 1857-la 1-elacioii decimal se obtiene directamente eiltre el oro i su aleacion; lo que me parece mas en armonía con l a impor-

    - tancia que en todo este sistema esthmos dando a1 oro puro, que es, en Último t6rmin0, l a verdadera medida de los valores de las cosas.

    Convendria, eso sí, modificar la manera actual de espesar la

  • EL GRAROR 399

    pureza de l a aleacion; y eii lugar de decirse, como ahora: lei de taxitos milésimos cle $no (en' relacion con el peso to ta l de la mone- da) , seria preferible decir : liga de 10 por 1 (espresando 'así l a rela- cion directa entre el me'tal fino i su endurecente). En el cuño misino , de las mouedas se podria estampar esta aleaciou por medio de cual- quiera de las formulas mntem6ticas 10 X 1 o 10 : 1, que serian intelijibles para todo el mundo (2).

    (2) Qiiieii escribe eii espaíiol sobre estas iiiateri:is, sc eiiciieiitra iiiui iiienudo coi1 falta de ~>alal,ins apropiarlas para es1)resa.r ileteriiiiiiadns ideas. Nuestro idionia, y a por falta de palabrws, ya por haber caido otras eii desuso, es pobre de t6riniuos ecouómicos, coiiio lo es de los refereiites ri. casi to'das las cieiicias o iiidustrias inoder- rias. No teuei1ios1 que yo sepa, iiiiigiiii vocablo para espresnr lo cliie los ingleses llaiiiaii el golrlpoint. Ciertas ncegcioues de las pdabras stn~idarcl i Stalon no puedeii flor tradticidas sil10 por jiras complicndos. Nuestra pa!abr,z moneda pspresa ideas diversas, para las ciiales los ingleses tieiien tres téruiiiios distiiitos: nioney, coin i min t.

    Eii cambio, para espresar otras ideas 'seiicillas i corrientes dispoiieiiios de seis ii ocho palabras, a veces iiiui iiial elejidas. Nada iiias que coi1 rejistrnr las leyes inone- tarias de Cliile i de l e República drjentiun, Iie eiicoiitrado las siguieiitres espresioiies para indicar la coiiil,o8icioii del iiietal iiiouetcirio: niezcln, liga, aleacion, lei, fi~erte i

    ' fbble, fino, ~ilil6~j1110~ i título. Me parece cliie liai coiivc?nieiicia e11 iio iisar con este objeto palabras coiiio 1t.i o titulo, cliio tieiieii uii significado bieii diverso, i en preferir los vocablos aleacion o Iign, que iio permit;eii iiiiig~iiia corifiisioii.